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Hoy profundizaremos en la primera parte Jn 4, 5-26 de este gran mensaje de encuentro con Jesús.
Petición:Le pido al Señor con mis palabras el regalo o gracia que le quiero pedir para este
encuentro con él.
Me dejo encontrar por Jesús, me estaba esperando en “este pozo” (en este retiro),
desarmado… sin voluntad de conquista, interesándose por mi vida, por mis afanes,
alegrías y preocupaciones… Le abro mi corazón, le doy a beber de “mi fuente”…
- Escucho cómo se dirige a mis afectos. Me lleva hacia el interior… «Llama a tu
marido». ¿Estoy pretendiendo arreglar el mundo sin antes arreglarme a mí misma/o?,
¿Cuestiono a las estructuras, las instituciones, a los demás... pero me niego a
enfrentarme honradamente conmigo misma/o, con mi verdad?, ¿Estoy huyendo,
volcada/o hacia fuera, para no entrar en el fondo de mi actitud de escape?
- “Si conocieras el DON de Dios…” Escucho el Si: es el Si de un pobre ante mi
libertad, es el Si de quien quiere que me adentre aún más en el “pozo profundo” del
Misterio del Amor de Dios, es el Si de su ternura, de su compasión cuya profundidad
desconozco… Siento que me está ahondando…
Nos toma timepo conocer a Jesús y él se va revelando , regalndono su Vida, son encuentros
dinamicos en la vida diaria,
Esto quiere decir que dentro de nosotros hay un agua, hay ríos que fluyen.
el quiere recibir de nosotros, El quiere tu corazón, esa agua que hay dentro de ti…
La Sed de Jesús “El Señor quería hacerle comprender a la samaritana que no le había pedido el
agua de que ella hablaba, sino que tenía sed de su fe y a ella, que tenía sed de agua, deseaba
darle el Espíritu Santo.
¿Qué caminos se nos abren para elegimos andar para vivir este Itinerario del “Dame de
beber” (Jesús) al “Dame de esa agua” (Samaritana). Jn 4,7-15.
- Jesús se revela como el que conoce. El camino de un doble conocimiento. Jn 4,16-18.
- Jesús revela la naturaleza del don de Dios. Itinerario del “Tú eres” (=Profeta) al “Yo soy”
(=el Mesías). Jn 4,19-26.
al final, cuando es la mujer misma la que clama: “Señor, dame de esa agua, para que no tenga
más sed y no tenga que venir aquí a sacarla” (v.15). Es la mujer quien descubre que depende de
Jesús para solucionar su necesidad básica no fisiológica y más profunda, una sed que tiene una
causa más honda y que está relacionada con el sentido de su existencia.
A partir de la simple petición de un vaso de agua (¿se podrá pedir algo más sencillo?), y sin que lo
llegue a recibir, Jesús entabla una conversación que lleva a la mujer a que descubra que
definitivamente él tiene para ella y para la humanidad un don incomparablemente mejor
Reconocer la identidad profunda de Jesús: “Si conocieras quién es el que te dice...” (v.10). En
otras palabras, el don de Dios viene del encuentro con Jesús.
un encuentro en el que se conoce el don de Dios que está en él -¿QUÉ ES LO QUE JESÚS TIENE
PARA OFRECERME?
Jesús le revela la verdad de su vida La mujer ya ha dicho que no quiere seguir en el círculo vicioso
de idas y venidas al pozo.
Son vínculos, son puentes por donde intercambiamos la vida, los afectos,
los gozos y los dolores, las necesidades, como también nuestros sueños
que nos hacen mirar al mañana