Héctor se comunica conmigo a través de un amigo. Mi amigo le da mis datos de contacto, él es
su familiar, esposo de la tía de mi amigo. Al llamarme para concretar la cita me dice: “Lo estoy llamando porque a Diego (mi amigo), le parece que puedo hablar con usted, que puedo confiar”. Yo le digo: “Esperemos que pueda ser así” y sonrío. Acordamos una hora de encuentro a las 5 pm. Justo antes de llegar me llama para decirme que puede atrasarse unos minutos, sin embargo llega casi puntual, a las 5:05 pm. Se trata de un hombre calvo, de aproximadamente unos 50 años, un poco más bajo que yo, barrigón, de manos pequeñas (hasta delicadas), con pantalón, correa, camisa por dentro y una chaqueta de dril. Pienso en los papás de las personas de mi generación. Llega muy agitado, sudoroso, al parecer por la prisa. Lo invito a seguir y sentarse. Le ofrezco un vaso de agua y lo acepta sonriente. Se sienta en el borde del sofá cerca de la puerta. Héctor: Bueno, Andrés, yo había hablado con Diego que quería hablar con alguien y él me dijo que quizá usted pudiera ayudarme. La verdad es que me encuentro muy cansado, tengo problemas en mi relación de pareja desde hace rato pero cada vez se han puesto peores, se hace muy difícil compartir con ella, hablar con ella, todo el tiempo está alegando, recriminándome, estamos comiendo y empieza a alegar por cualquier cosa, salimos y se pone a alegar, vamos en el carro y se pone a alegar y eso ya se ha hecho insoportable… todo el día pelea mi esposa, que por mis hijos, que porque mire en lo que andan, que porque yo no estuve con ellos cuando eran pequeños… lo que pasa es que yo siempre he sido de salir, de pegarme mis escapaditas en la semana a tomarme unos tragos, fijo, fijo, me iba dos o tres veces por semana a tomarme tragos con mis amigos y llegaba tarde a la casa, pero los fines de semana yo si estaba en la casa, por lo menos los domingos, me acuerdo que no hubo domingo que no estuviera, porque yo sabía que a mis hijos les gustaba ir a jugar fútbol y yo me iba con ellos todo el día, compartía con ellos todo el día, jugaba con ellos y todo, tanto así que ahora mismo los gemelos les gusta el fútbol mucho, incluso se han dedicado a eso… entonces eso no es tan así, pero ella no hace más que decir que yo tengo la culpa de lo que pasa ahora, bueno, porque yo tengo 4 hijos hombres, el mayor entonces ya tiene su hijo y se había ido a vivir con la muchacha, pero ha habido problemas y se separaron desde Diciembre y volvió para la casa, y el que le sigue también ya vivía con la novia, ese si no tiene hijos, ni nada, pero también terminó, se devolvió para la casa y anda sin trabajo y están los gemelos, que son los menores, que están muy toma trago, toman mucho, de hecho por eso no volvieron a jugar futbol y demás, se meten en cuanta pelea pueden meterse….y ella entonces es detrás de mí todo el día con la cantaleta y yo no le digo ni siquiera nada, no quiero más problemas, quiero es que no me diga más cosas, con decirle que no duermo bien, me paso a veces la noche pensando, me quedo dormido y después me despierto en mitad de la noche, sudando y todo y no me puedo ni mover, porque ella siente que me despierto y se despierta y empieza a alegar. Andrés: (Aún no sé qué decir, el silencio incluso es muy corto) Héctor: Es que mi esposa siempre ha sido como muy seria, como de geniecito pesado, desde siempre no me gustaba salir mucho con ella, nada le gustaba, todo se volvía un problema, pero desde hace unos años para acá se ha puesto peor… yo estuve trabajando mucho tiempo en una misma empresa, estuve trabajando 15 años y desde hace como unos 5 años montamos nuestra propia empresa y desde hace como unos dos años ella se puesto más y más agresiva, ha alejado a todo mundo de nosotros, a mis amigos, a sus familiares y los míos, ha ido cerrando el círculo de personas, ha ido haciendo que solo estemos nosotros, y yo por evitar problemas pues he dejado que eso pase, no hago resistencia ni nada, dejo que aleje las personas, he ido quedando sin amigos, porque entonces me suena el celular y ella empieza, que ahora quien sabe quién me está llamando, que seguro ya son los amigotes otra vez, que ya me voy a ir a beber, y no, a veces incluso son cosas del trabajo… no niego que como le digo yo salí mucho tiempo a tomar, me pegaba unas bebidas hasta tarde, llegaba en la madrugada y al otro día me levantaba y me iba a trabajar, pero ella entonces se ponía, brava, que qué eran esas horas de llegar y bueno, había muchas mujeres también, ya no, pero hubo muchas… y ahora entonces, ella me ve por ahí sentado y pasa para allá y para acá diciendo cosas, diciendo cosas de mi como papá, de mi como esposo y que ella que le ha tocado darnos toda su vida, que ella que se pasó la vida ocupándose de nosotros, que yo que la dejé sola con la crianza de los niños, que nunca estuve ahí, que siempre andaba tomando, que nunca la tuve en cuenta, lo que quería, que ella no hizo nada más por estar con nosotros y que ahora ya no puede hacer nada distinto…. Y como le digo, Andrés, eso no es tan cierto, yo si estuve ahí, no todo el tiempo pero tampoco es cierto que nunca estuve, yo pasaba con los muchachos los domingos, compartía con ellos, entonces no estuvo sola, todo el tiempo… yo ya no sé qué hacer, se ha vuelto muy difícil vivir con ella, estar ahí todo el tiempo escuchándola, todo el tiempo diciéndome cosas malucas, como si nada le gustara, a veces incluso me voy, ya a veces no necesito ni siquiera estar con ella, le digo que me voy y salgo, y bajando las escaleras ahí se queda atrás alegando, me monto al carro y estoy pensando en qué momento me va a llamar, después estoy con algún cliente y llama y le contesto para que no diga después que quien sabe dónde andaba, y cuando ya voy para la casa ya voy pensando hoy con qué me saldrá, por qué alegará hoy, entonces llego y nada más entro ya empieza con cualquier cosa, porque entré con los zapatos mojados, por la hora en que llegué, a veces ni siquiera es por nada de mí, ella empieza hablar con ella misma y sigue hacia mí, hasta que termina diciéndome cosas… Andrés: Sabe que siento, como si fuera un permanente tatatataatatatata… como algo que está todo el tiempo martillándolo ahí (señalo la cabeza) y que aún si ella no está, usted la lleva ahí… tatatatatataatatata... Héctor: Si, Andrés, eso es lo que siento. Ni siquiera cuando me voy a dormir, como le digo, como que siento que no puedo descansar, no sé si es el estrés o qué, no sé si eso puede ser, que a uno lo estrese tanto la persona con la que vive, que todo estos de mis hijos y ella me estrese que no duermo bien, porque me despierto pensando si me muevo ya empieza… no puedo estar tranquilo. Andrés: (pienso que aún no plantea el motivo de consulta) Héctor: El otro día me llamó un amigo que también es soltero que para que… Andrés: ¿También soltero como quién? Héctor: ¿Cómo? Andrés: Usted acaba de decir que lo llamó un amigo que también es soltero… le pregunto como quién? Héctor: Ah, es que me equivoqué, yo soy distraído… Andrés: En este espacio Héctor, esas “equivocaciones” (hago comillas con los dedos) pueden tener un significado… Héctor: (Abre los ojos como un tanto sorprendido) No, pero eso me va a pasar todo el tiempo, ya verá, porque a mi me pasa que se me confunden las palabras, es como falta de atención y digo otra cosa… bueno, le decía que me llamó un amigo, que saliéramos, que diéramos una vuelta, que nos tomáramos algo pero ya ve que no quise, me daba un poco de pereza, porque lo que me ha venido sucediendo es que ha disminuido mi deseo sexual, o algo así, como que no quiero verme con mujeres, como que cada que veo una estoy pensando en mi esposa… Andrés: Cómo así? Héctor: Si, la veo y es como si estuviera ahí mi esposa, como si se metiera en ella, entonces no me gusta, me da pereza, me parece que cualquier mujer que sea como que va a empezar a decirme lo mismo, a alegar y no, que pereza, o que si llega a saber que estuve tomando y por ahí, entonces ella misma cuando llegue a la casa va a empezar a alegar… el otro día salí con una chica, no era fea, muy bonita, proponiéndome cosas, me dijo que nos fuéramos por ahí, a dar una vuelta y uno sabe Andrés que eso significa que quiere que pase algo, que quiere que tengamos relaciones, entonces yo me fui con ella por ahí, y cuando estábamos ya en la habitación y todo no pasó nada… Andrés: … (me quedo en silencio)… Héctor: Pues es que cuando ya estábamos ahí, nos habíamos tomado unos tragos, no sé si fue eso, las preocupaciones o qué, pero era que yo pensaba y pensaba en mi esposa, como si ella estuviera metida ahí (hace una señal como si estuviera al frente de él la mujer con la que estaba y señala como el cuerpo de ella cuando se refiere a su esposa), entonces como que no funcioné, si me entiende, como que no me dieron ganas de hacer nada con ella, como que prefería irme para la casa para evitar la cantaleta de después cuando llegara tarde, y entonces no pasó nada… Entonces me preocupa eso porque todo el tiempo no hago más que pensar en eso, como dice usted, ahí con ese tatata en la cabeza, a donde quiera que voy, me siento muy cansado… Andrés: Seguramente debe cansar mucho. (A estas alturas, Héctor se ha terminado el agua. Cambia su posición de estar sentado con las dos piernas unidas y de frente en el sofá, a doblar la pierna izquierda, ponerla debajo de la pierna derecha, como formando un cuatro con las piernas, mientras gira ligeramente el cuerpo, poniendo el brazo izquierdo sobre el espaldar del sofá y dejando la taza del agua en la entrepierna) Héctor: La otra vez, iniciando este año, me llamó un amigo, no el mismo, otro con el que a veces salgo a tomar. Que si no me pegaba e íbamos y nos tomábamos unos tragos. Él andaba con una chica que había venido de xxxxxxxxx (una ciudad pequeña cercana a Bogotá) y querían ir a bailar y tomarse un par de tragos y que ella había venido con una amiga, que si los acompañaba, que para que la amiga no se quedara sola. Y yo al principio, pues pensando en todo esto me dio un poco de pereza, pero después él me insistió y me animé y entonces le caí al lugar que me dijo. Cuando llegué ahí, él llegó después y nos pusimos a conversar. Antes que ellas llegaran él me dijo que me tenía que decir algo, que la amiga de su mujer, no era propiamente una mujer, que era un travesti. Y yo le dije que cómo así, que por qué me había invitado a mí a eso, que si me hubiera dicho antes ni siquiera hubiera ido. Andrés, yo con todo lo machista que he sido, pues no tengo problema que alguien pueda ser así, pero de eso a que me inviten a salir con alguien que sea así y a tomar trago y todo, pues no sabía muy bien cómo iba a reaccionar. Y en eso llegaron ellas, él igual ya me había relajado un poco. Y cuando las veo en la distancia, la verdad es que no tenía como saber cuál de las dos era la … la travesti… yo me quedé asombrado, hasta que llegaron ya a la mesa y cuando ya me dijeron los nombres y mirándola muy despacio, entonces me di cuenta cuál era. Pero usted no me va a creer, Andrés, era toda una mujer, era impresionante. Y yo pues no le voy a decir que de una me relajé, estuve prevenido un buen rato, le hablaba así en la distancia, cruzábamos una que otra palabra y mi amigo salía a bailar con su novia y me dejaba con ella en la mesa conversando. En una de esas, él me dijo que por qué no la sacaba a bailar y yo le dije que qué le pasaba, que yo no iba a salir a bailar con ella, que la sacara él, que yo seguía bailando con su mujer. Y él, que entonces se iba a aburrir, y le dije que a mí no me importaba. Y en una de esas, ya estábamos prendiditos y entonces Alejandra, así se llama, me dijo que entendía, que ya mi amigo le había dicho que a mí no me gustaban las personas como ella, que ella sabía que me gustaban las mujeres, que me relajara y que simplemente conversáramos, que ella no quería que pasara nada. Y empezamos a conversar y entonces me di cuenta que tenía una buena conversa, que era rico hablar con ella y me fui relajando, nos pusimos a hablar y cuando ya se acabó como la rumba ahí, mi amigo me dijo que por qué no nos íbamos para su casa a seguirla y a mí me pareció bien, así que nos fuimos para allá, y desde que llegó, este hombre le dio sueño y se fue a acostar y yo me quedé con ellas dos conversando. Seguimos tomando y entonces la chica de él que también se iba a acostar y entonces me dejaron con Alejandra. Como a esa hora ya eran como las 4 o 5 am y prefería que amaneciera para irme a mi casa, para no pagar taxi, entonces le dije a ella que si quería acostarse a dormir no había problema, que ella se acostara ahí en el sofá y yo me hacía en la poltrona del frente, me sentaba ahí y esperaba y ella me dijo que cómo se me ocurría que me acompañaba, que ella estaba entonces conmigo hasta que amaneciera, que siguiéramos conversando y nos quedamos ahí conversando hasta que amaneció, sin que pasara nada de nada. Yo la miraba y como le digo Andrés, me parecía hasta bonita, yo la miraba y pensaba que si él no me hubiera dicho que era un hombre de pronto y no me daba cuenta, que nada más era porque yo ya sabía. Y bueno, así terminaron las cosas, ella me pidió el teléfono, que en unos días venía a hacer unas vueltas y que si yo no tenía problema podía acompañarla a hacerlas, que le serviría una ayuda. Y entonces yo le di mi teléfono porque me cayó muy bien, porque conversamos chévere… Andrés:… (siento que sigo sin tener nada que decir, lo dejo seguir) Héctor: Como dos semanas después ella vino a Bogotá y me llamó. Que si la acompañaba. Andrés: Y se vieron los cuatro de nuevo… Héctor: No, ella vino sin su amiga, por eso era que necesitaba la compañía, que se iba a estar unos días y que si nos veíamos y que si la acompañaba a hacer varias cosas y yo le dije que bueno. Entonces empezamos a salir, y es que era impresionante, Andrés, yo la veía en la calle, cómo se comportaba, como hablaba y no tuve ningún problema, no había como pillarle lo masculino, se veía como una mujer. Ese día la llevé entonces hasta su casa, ella se estaba quedando como en un hostal por villa luz y al despedirnos en la puerta, ella me dio un beso en la mejilla y yo me quedé tieso. Y entonces ella me dijo, que qué pena, que si no había problema, y yo le dije que no, porque era eso, ya sentía que estaba con una mujer y no tuve problema con ese beso en la mejilla. Claro, yo me preguntaba un poco siendo yo tan machista cómo era que andaba tan fresco, pero como que todo era tan natural, que no tuve problema. Así pasó ese día y salimos más veces, sin que pasara nunca nada pero a mí ya me empezó a picar la curiosidad. Hablábamos por teléfono y por correo, porque yo le di el correo electrónico, como ella vivía por fuera de la ciudad, podíamos hablarnos por ahí. Entonces yo empecé a leer cosas sobre las personas así, leí que no necesariamente estaban operadas, que había unos que tenían todavía su cosa, y que había unos que eran pasivos y otros activos, que dependían de quien penetraba, empecé a preguntarme cómo sería eso… es que la veía tan mujer… nunca me había pasado algo así, ni nunca me han gustado los hombres, para nada, yo veo un hombre y no me produce nada, pero era ella como tan mujer, que no sé, Andrés, no sé si era porque se veía como una mujer, pero yo me pregunta si yo sé que es un hombre, aunque no le vea nada de hombre por qué tendría que gustarme… ah? Andrés: Si, usted parecía solo ver la mujer en Alejandra. Héctor: Si, eso es. Incluso volvimos a salir antes que se fuera otra vez para xxxxx. Ese día volvimos a tomarnos unos tragos, conversamos, pero me daba como ganas de darle un beso, teniéndola al frente, con su cara, la veía tan bonita, pero cuando empezaba a pensar que era un hombre entonces pensaba que no le quería dar ese beso… Andrés: Estaba confundido… Héctor: Si y no le di ningún beso pero me quedé con la cosa, como con las ganas de saber qué de eso... y bueno, ella se fue y seguimos hablando en la distancia y ella diciéndome que en algún momento ella iba a volver, nos mandábamos correos, nos llamábamos y en una de esas me llamó, que iba a venir a Bogotá y yo me alegré y todo, le dije que qué bueno, que entonces nos veíamos, y ella me dijo que si, que quería decirme algo antes, y yo que qué me quería decir, que ella quería que yo supiera que ella quería venirse a vivir a Bogotá, que precisamente venía a ver opciones pero que se venía solamente si ella y yo nos hacíamos pareja, que ella sabía cómo eran las cosas conmigo, pero que ella quería venirse a Bogotá a vivir y que fuéramos pareja, que yo la visitara en la casa a la que se viniera a vivir, no como amigo, sino como algo más… yo me quedé frío, Andrés, no sabía qué decirle, porque como yo andaba todo confundido. Le dije que acá hablábamos, ella me dijo que no, que de eso dependía su decisión, pero yo no le respondí nada y cuando ella ya llegó acá a Bogotá me estuvo llamando, eso fue un jueves y yo no quise contestarle, se estuvo hasta el fin de semana y nunca le contesté, y entonces cuando ya estaba otra vez en xxxxx ella me escribió un correo, que como yo no le había contestado ella lo había entendido perfecto, yo le contesté que era que no había podido contestarle, que se me había embolatado el celular, mejor dicho le conté una historia… Andrés: Y por qué no le dijo que no había querido contestar… Héctor: No sé, Andrés. En ese momento no sé por qué no se lo dije, seguro como que no quería decirle que no pero tampoco que si. Yo ya tenía mucha curiosidad por saber como sería, no sé… el punto es que ella a eso me contestó que como fuera había captado el mensaje, a pesar de lo que le decía. Y desde entonces no nos hablamos, Andrés. Andrés: Y eso fue hace cuánto? Héctor: Pues más o menos desde después de diciembre como hasta marzo más o menos, hace ya como dos meses que no sé nada de ella ni nada pero yo sigo con esa curiosidad. No había vuelto a pensar en eso, pero es que no sé por qué llegué a sentir todo eso, no sé si son los problemas con mi esposa, el estrés o es que ahora ya a esta edad me ha dado por eso… no sé… Andrés: Estaba pensando que mientras usted me contó la historia de Alejandra no sentía el tatatata… como si ella lo alejara un poco de los problemas de la casa, de algunas decisiones que quizá tenga por tomar allá… Héctor: Será que es eso, Andrés. Pero si, tiene razón, cuando estaba con ella se me olvidaba todo, no pensaba en nada de mi esposa, ni en mis hijos, ni nada… pero no sé, será que es normal, será que es que la veo tan femenina que no encuentro lo otro pero que si lo veo entonces ya no puedo hacer nada o cómo será tener relación con eso ahí, será que yo sería capaz de cogerle el pene por ejemplo… porque según lo que leí y todo tienen erecciones y todo como uno, yo pensaba que no, que las travestis no tenían pene ya o que si tenían no lo usaban, pero incluso hay unos que pueden ser activos, como le dije… Andrés:… Héctor:… Andrés: Y qué quisiera usted que trabajáramos aquí en este espacio… qué expectativas tiene… Héctor: pues cuando pensé en hablar con usted fue pensando en su criterio profesional. Por ejemplo, así como me dijo ahora, vea, dijo que usted también se siente soltero, porque como usted estudió eso, la psicología, puede ayudarme a ver cosas que no veo yo y a ayudarme a entender que es esto que me está pasando, por qué me pasó, si es que es parte de lo que estoy viviendo, por qué puede pasar algo así… Andrés: Claro, pero tendríamos que mirar juntos más despacio que fue lo que pudo estar alrededor de todo para que usted se sintiera así, atraído por Alejandra y qué significa eso en este momento de su vida… Héctor: Si, porque nunca antes me había pasado esto, entonces es muy raro, no sé si me va a seguir pasando, y ahora como que no quiero estar con mujeres, entonces es raro… Andrés: Quisiera también que yo le dijera si es normal o no… Héctor: Si, algo así… (Ya ha pasado hora y cuarto e intento empezar a hacer el cierre con el encuadre, cada vez que nombraba algo, él me interrumpía para abordar algo de la historia que ya me había contado, sin dejarme avanzar mucho. Ahora pienso que seguro sentía que ya se acababa la sesión y no quería que fuera así) Andrés: Quedamos entonces así, nos vemos cada miércoles a las 5 pm y tenemos un encuentro de aproximadamente una hora, puede pasar como hoy que nos pasemos un poco o puede ser que dure un poco menos en algunas ocasiones. Héctor: Si, para que podamos entonces hablar de lo que me pasó, entender qué fue lo que pasó, por qué me sigue dando vueltas eso… Andrés: Si, podremos mirar un poco eso y también qué pasa en su casa, si de pronto toda esta situación le evita mirar hacia allá para tomar decisiones respecto a sus hijos, a su esposa, a usted mismo… Héctor: Uy, si… (se pone de pie, saca el dinero que habíamos acordado por teléfono y me lo entrega)… si en algún momento no tengo lo de la cita de ese día, puedo venir igual y se la pago después. Andrés: Claro, Héctor. Esas cosas las podemos arreglar en ese momento. Héctor: Ay, Andrés. Será que usted me puede dar su correo electrónico por si cualquier cosa. Andrés: (Pienso que es como con Alejandra, siento que pone en ese lugar confuso, pero siento que él necesita eso inicialmente) Si, claro. Si quiere mándeme ahora un mensaje con su correo y yo le mando un mensaje entonces. Héctor: Listo. (Sonríe. Se va.)