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Las huelgas de hambre en

el ámbito penitenciario
AGUST INA M ARTlNEZ RUB IO
Ulli\ersidad de Alcll!á de Henares

SUMARIO I. INTRODUCCIÓN

1. Introducción Antes de comenzar e l estudlo de las


huelgas de hambre en el ám bito peni tcn-
2. Jurisprudencia del Tribunal Consti· ciario. conviene lener prescnle que del!-
tucional uo de Ja~ mismas. podemos distinguir tres
2. 1. Los supuestos de hecho gru pos: por un lado. [as denuminadas
2.2. Ratio decidendi. Argumentos huelgas de ha mbre patológicas. fruto de
diferentes deseq ui librios psfquicos. de
3. Nomlas constitucionales y legislación otro, aquelJas huelgas que sirven de me-
pen itenc iaria dio para el suicidio -volun tario o no-, y
3.1. Los derechos de los penados por último, las huelgas de hambre rciyill-
3.2. Los deberes de la Admini stra- dicativas en las que no se nprccillll ras-
ción penitenciaria gos psicopatol 6gicos. ni ex iste intención
de morir. sino que ru{\S bie n se mani fies-
4. Jurisprudencia constitucional en ma- ta una dctcrnlin ada ideología polflica,
leria de huelgas de hambre. Valoracio- convirtiéndose en un medio de desafío,
nes críticas de contestación. de resi~ l e n cia al poder y
4.1. Relación de sujeción especial de presión al mismo. Y es de csln LÍltima
4.2 . Libcl1ad ideológica clase sobre la que nos vamos :l ocupar.

5. Jurisprudencia constitucional sobre La inexistencia dc disposiciones nor-


otros derechos implicados. Derecho a la mativas que dClenninen un régimen de
vida dispersión o de concentrac ió n en esta-
blecimientos penitenciarios de presos tc-
6. Conclusión lToristas. ha pennitido q ue se adoplcn
políticas en fa\'or dc uno y otro régimen.
En todo caso, queda en manos de la de
la Admini stración tal decisión. que será
siempre discrecional. Baste apuntar que
la voluntad actual se inclina, desde hace
varios años, hacia una política de d is-
persión, lo que gencró todo un /ffll OIJj-
mielllo de hllelgas de hambre)} de pre-
sos ligados a bandas terrori stas . 81
" 'S.T.C. 12011.91)0. Anltcedenle5: 2..JURISPRUDENCIA DEL mitc a la Administración Penitenciaria
en i&ll (\lc~ té rmi nus, S.T.C. 1371 imlXUlcr. en determinadas situaciones,
! .9?0 AmeCL"dcnte 5. TRIBUNAL CONSTITU· Ifmites a los derechos fuudamentalcsdc
CIONAL internos que se colocan en peligro de
¡¡ S.T. e. 11/1.99 1. E:rlrllclQ I
muene a consecuencia de una huelga de
2,1. Los supuestos de h er.ho hambre reivindicativ3.

A fina les de 1.989 miembros del En este orden de ideas, merece es-
O.R.A.P.O. (Orup o de Res istencia pecial tllcnciónla S:l'.C. 11/1 .991 de 17
Antifascista Primero de Ocrubre).encar- de enero, que se dictó con ocasión del
ce lados en los centros penite nciarios de recurso de amparo interpuesto por el
Madrid-2 y Guada lnj ara. iniciaron una Ministerio Fiscal contra los Autos dic-
huelga de hambre con el fin ue que fue- tados por la Audiencia Provincial de
ran concentrados en un mismo centro. ü1cere~ y el Juzgado de Vigilancia Pe-
El deterioro de la sal ud de los COlldetm- nitenciaria de la mismn localidad, que
dos obligó a la direcc ión de los distin- denegaban la a!>istcllcia médica obliga-
tos establec im ientos a so licitar, de los toria a un interno del centro penitencia-
J uzgados de Vigi lanc in Pcni tenciaria rio de eáceres , perteneciente al
correspondientes, la autorización para G. R.A.P.O., hasta que no hubiera per-
dar asistcnóa médica obl igatoria. dido la consciencia o modificase la \'0-
Itllltad que mantenía. El Ministerio Fis-
L lIS resolUl.:ioncs judic iales que se cal fundaba su amp<lro en In vulncrdci6n
dictaron, basadas en el respeto a la dig- del derecho fundamen tal a la vida (art.
nidad de la persona, estab lecían la cau- 15 de la e.E.) como del"e(ho superior ..
tela de no aplicar tratamie nto médico cualquier otro y. por tanto, de superior
hasta que no hubiera pérdida de la cons- rango al de 13 dignidad personal.
ciencia, o bien, los te rroristas tomaran
una decis ión contrari a a la postura que La S.T.e. 11/1.99 1 se pronunció en
mantenían. el mismo sentido que las SS.T.c. 120/
1.990 Y 137/1.990, entendiendo quc
La adopc ión de las mencionadas "'- eslablecer el 11/00IUWIO y la forma en
medidas j udiciales, posi bi litaron que los (lile ¡/aj'a de prucederse de mallera co-
terrori stas, al amparo de 141 C.E., inter- actil'a para evitar riesgos il/tolerables
pusieran recursos de amparo ante el T. para la ,'ida del ¡//Iemo no es algo que
C., alegando la posible vul neración de correspollda hacer a este Tribl/lIal,
los arts. 1.1. 16.1. 17.1 , 18.1. 9.2.24.1. dado que ello supol/dría 'lila clara ÚI -
25.2, 10. 1 Y 15 de la C. E. y art. 2.2 de 141 jerefl(:ia en la cmnpeullda propia de
Convención contra la Tonura y OlroS la Admi" ism,cióll Penitellciaria J, en
Trat os o Penas Crueles, Inhumanos o Sil el/so, de los órgmwsjlldiciales esta-
Degradantes de la O.N. U. , art. 3 del hlecidos al efecto"'".
Conve nio para la ProteccIón de los De-
rcehos Fundame ntales de Roma y arto 2.2. Ratio decidcndi, Argu mentos
10. 1 del Pacto Internacional de Dere-
chos Civil es y Políticos; además, se so- La fundamentación descstimatoria de
licitaba del mencionado Tr ibuna l, el los recursos de amparo, )' por tanto, el
cese de la alimentac ión de los presos de reconocimiento de limitaciones a ciertos
forma fOl7..osa y que se les internase en derechos fundamentales de penados en
una misma prisión «elllas mismas COII- huelga de hambre reivindicatiya, pode-
lliciones de vida di¡:lla que tenía" al'- mos eXpJnerla siguiendo la doctrina ela-
tes de estar dispcrsador lJ ». borada por el T.e. en las sentcneias cita-
d:J...~ arriba, en los siguientes ténninos:
El Tri bu nal Constituc ional ante el
con nicto suscitado, emi te las SS.T.e.

82
l. El examen dc la observancia o no
120/ 1.990 de 26 de ju nio y 137/1.990 de textos intcrmleionales que obliguen
de 19 dc julio, ))Cgún las cuales se per- a España, no corresponde al T.e, todo
ello sin pe ~uic i o de lo dispueslo en el 4. El examen del o1rt. 15 de la C.E . se " S.T.C. 120/ 1.990. F.JA l:n igu.1-
:u1. 10.2 de la C.E.• y por consiguicnle. 1C!t~mlino~ S T.e. 131/1 .990. EJ. 3
bifurca en dos ámbitos. JXlr un lado. e l
el fallo de las sentencias se circunscribe derecho fundamental a la vida que. en
ni ámbilOdel respeto Ola infracción de "' S.T.e. 12911.990. F.J A. En ¡gua-
cuanlodcrecho subjelivo. pcnnile a su),
le"tmllJll"l!.S.TG. 13711 990. FJ.3.
preceptos constiluclomllcs que recono. titulares la pos ibilidad de reca bar e l
cen derechos fundamentales suscepli- amparo j udicial. frente ¡¡ cualquier a c ~ .. S.T.C. 12OfI.990. F.J 6. En IgUIt-
bies de amparo. marión que pueda amenazarlo. gene ~ les lérmlnos. S.T e. 13711.990.
rándose In obl igación de (os poderes pú- E IA YS.T.e J 111.991. F.J.2
2. El recurso de nmparo está confi· blicos de «adoptar las medidas Il ec~ ~
gurado para la defensa de los derechos .~arios para proteger e.'Ws hienes. l'hl(1 ·' S.Te. t :!QI I.<)l)(). E].7. En 19u."I-
y libcrllldes reconocidos en los arts. 14 e imegridadjísicafreute o ¡,os ataque)' les térmlll o ~. S T.C. 137/1.990.
t·J.5)' S.T.C. t l / I.99 1. F.J.l.
y 29 de la C.E .. ademlÍs de la objeción de terceros, sin eOlllilr para ello COII la
de conciencia a que se refi ere el ano 30, I'oltllltad de HU' ,ifu(ares e i ncll/so
~pero 110 poro ItI presen '(lción de prill- cualldo "i I....qftiera quepa hab{lIr, en
cipio.~ o 1. 0fllWS COll stitll c iollale.~ IJ) ": rigo" de titfllares de ese derechol('I-,.. So..: 'I' S.T.C. 131/1.990. F.l.6
con ello. el Tribunal Conslituc ional se- configura, asf. el derecho ¡¡ la vida c..:omo
grega del proceso de alllparo la posible un derecho de protecc i6n posi tiv¡l. no '· Cfr.• 'sT.C. I:!O/I.990 F.J .9
infracción constitucional de los :utS. 1. 1. siendo posible admjt.irque del propio art.
9.2. 10.1 , 24. 1 )' 25.2dc la e.E. Si bien. 15 de la C.E. se rec..:onozca un derec ho a "" S TCI20fl .990. F.J.8
el Tribunal hacc mcnd ón de que la dig- la muerte. ya que la protección que Qlll ~
nidad pcrson:!1 debe permanecer inal- para tal cilado derecho a la vida «impi- , S.T.C . 120/ 1.990. F.J . 12. En
lerada. cualquiera que sea la situación de cOI/figu rarlo como .111 derecho de Iguales I tml1ll0~ ST.('. 1]7/1.990.
FJ.I0
en que se encuemra la persona ·art .IO.l libertad que illcluye el derecho a la
de la C.E.-. propia mllerte 17I».

En este semido. parece apuntar la le- Por Olro lado, b lllHoril.aci6n de in-
gislación penitenciaria para los supues- tervención médica liene por fi na li dad
tos decumplimienlode una pena priva- evitar los efectos que se derivan de una
tiva de liberlad. ya que conslituye " UI/ huelga de hambre prolongada . Desdc
mínimum illvulllerable que todo esta- eSla perspectiva, no puede caJ i1icar),c de
11110 jllr/dico debe asegllrar, de modo torturas . !'ratos inhumanos o degrad:Ul~
que scall llllas u otras {as limiratiO/lel' ¡es t.'1.les imcrvcllcioncs. Así, .-es chlro,
que se impollgall ell el d.:fijfllll! dt (ie- por Ia/lto, que ha ~; idú 1" prese" 'flciQtI
ree/los il/dividuales, 11 0 CQII{fevcl/ me- de la "ida de los reCll rreute~' lo que Ita
nosprecioparo ltl e~·tillla que, eII CU(lIItO determinodo la proporcionada limita·
ser ImmU//(}, merece la personal 4'». ciÚII de 1111 derecho a la illtegn'dadfúi-
ca y moral, CU)'O sacrificio re ... ulla, flor
3. Lareclusión en un centro peniten- ello, cOlI stituciollalm ellte IícilO ~,~ . ya
ciario genera una relación juridica en- que el propósito de la aplicación de ta-
tre la Administración y el reclu~o . El les medidas no consiste en pro\"ocar e l
deber esrncial de la Administración es sufrimiento. sino e l dc prolongar la
velar por la vida. inlcgri(bd y So1lmJ de vida!9l, ponderándose la necesidad de
los internos. oblig¡¡ción co ns,tgrada prC!>cryat otro derecho fundameOlal (la
conSli¡ucioll¡.¡lmcnle y que la legislación vida) frente al cual se sacriti ca el d cre~
penitenciaria reconoce. pero tal silUa- °
cho a la integridad física moml, pero.
c i ón~ pcnnite, ell detennilladas situa- en todo caso. las lim ilac ioncs que se le
ciones, i/1/fNJ llcr limitaciolle.f a los de- eSlablezcan no pucd..:n ftobstrlll'r el de-
reellOs !lIlldamema{es de ¡memos que recho más allá de 1" raz.o/la ble(!(>'" y que
se co foeall en peligro de muerte 11 !:(III - .~e re alizan «mediante IIIt po" dcrado
secllI!l/cüt de IlIUl I/Uelga de hambre jl/icio de proporcionalidad, en cruUllo
reivilldicativa, ql/Cpodr(all resultar ellfroña el mínimo .~acriJic jo del dere-
cOlltrarias a esos derechos si sc tratara e/lO qlte exige la sittUIí:iúll en l/tIl! se
de ciudadallos lihres (} ¡l/e/liSO de jll- /talfall aq uillo~' respe(:to de JO l' clIoles
temas que se el/ Clten/re/' en .~ i/uacio·
Il es di.~till laS' ~l' .
se aulon'za(l tl" •
83
n:. s.r.c. 120/1.990. EJ.9. En ¡gua- 5. El Tribuna l Co nstilUcional entien- el conlCnido del fallo condenatorio. el sen-
'es l ~nninos. S.r .C. 13711 ,990. F.J.8. de que la libcrlad ideológica no sólo se tido de la pena y la ley penitenciaria. Pro--
agota en una lDa nifestación interna de fu ndizando en esta Ifnea.la legislación
,1I' s.T.e. 1201 1.990. F.J .9. la persona. sino que ndelll ás, compren· penitenciaria en los arts. 3y60.2de la Ley
de una ..dimellsi6" ex/u ll a de «agere Orgánica 111.979. de 26 de septiembre,
,IO' S.T.C. 12Qf I.990FJ . l 1. En ¡gIL1·
fice re,,~ eOIl arreglo a las propias itleo)' General Penilenciaria (L.G.P.) y 3 Y4 del
1eSlérminos. S.T.C. 137/1.990.F.J.9.
si" su/ n'r por ello SQllci6" (1 demérito Real Decreto 19011.996. de 9 de febrero.
'¡'I Cfr. Drc1.: Ripo1l6J./1I hlle/ga de ni padecer la COIllI1ltlsi611 o la il/jerell- Regl:ullcnto Penitenci ¡uio (R.P.), recono-
IUlmbrt 1.'11 el dmbi/(} pt"itellóllriQ. cia de (o s poder e.\· ptíblieo.t"!)". cen al condenado como sujeto de derecho
en e pe. 30. 1.986. pp. 616 Y ss. no excluido de la sociedad.
Las medidas reprc50ras o disciplina-
rias que se adoplaro n con los presos del Los posibles denx:hos en conflicto
G. R.A.P.O., estaban encaminadas, úni- que se su~i ta n o cuestionan en materi a
cam ente. a de fender la vid a de aquéll os. de huelgas de hambre rcivindicativa, re-
«al margen de todo propósito de impe- conucidos en nuestra Carta Magna y la
dir qu e éSIOS comiruíen eJI acri¡'idad legislación penitenciaria. son los si-
reivilldicativa· lJl ». guientes:

6. El rcchnzo a trntamielll os terapéu- l ~. El derecho a la dignidad de laper-


ticos, calDo m;mifcs tneión de la libre au- sana y el libre desarrollo de la personali-
todetermin ación de 1.1persona, no pue- dad, rncneionadoscnel arl . 10.1de laC.E.
de entenderse incluido en la esfera del y losarts. 3 de la L.G. P.y 3 y4.2del R.P..
arI . 17.1 de la C. E.. Considerados como núcleo o punto de re-
ferencia del que fluyen todos losderechos
Es claro que la apli cac ión de tmta- y libertades fundamentale~Ul.
mientos médicos for7..osos implic¡¡ res-
tricciones a la liberta d de movimiento o r. El derecho a la vida. art.1 5 de la
a 1 :l l i bert~ld física en alguna de sus ma- C.E., considerado, bien como derecho
nifestaciones, "pero tales restriccio/l es, fu ndamental íntimamente ligado al ele
en cuanto ¡""erelltes a la imervellció" In dignidad de la persona. bien como de-
médica que acabamos de comiderar 110 recho absoluto e ilimitado. De esta for-
~'io ladora de deree llO.~ f undamentales, ma, atendiendo a una u otra consider.l.-
IJ(J cow;tltuyetl lesi.Ón de aque/{os mú - ción. la posición del Estado pasaría de
mos derechus a 1(/ in/egrüladjísica, ni ser garantista a patemalista, con, en mi
a los alror a examjnadosJ"' .' !~) >>' Funda· opinión, bastantes n preciae i one.~;)' todo
mentación que se hace también exten· el lo. partiendo de la idea de disponibil i·
sible al ámbito del arto 1255 de la C.E. d!KI o no de la vida. .sobre la <Iue nuestm
Carta Magna nada dice.
3. NORMAS CONSTITU·
CJONA L ES y LEGlSLA · 3". El derecho a la integridad corpo·
ral y a la salud reconocido. también. en
CIÓN PENITENCIARIA el art. 15 de la e.E. y que al igual que el
derecho a la vida. la ConSlitueión no se
3.1. Los derechos de los penados pronuncia acerca de la disponibi lidad o
no de esle bien jurídicu. En el mismo pre·
El recooocimi ento de los derechos fun- l:epto señalado, el derecho a no ser so·
damentales y libertades públicas dadoen metido a tortura ni a penas o tratOS inhu·
la Secc ión I del CaI)ílUlu [1 del Título I de manos o degradantes, que puede se en-
l.,
la Constitución. y tu tclaquescrcr:umr marcado en el ánlbito del <k.--recho a la
¡;c a los mismos en el ano53.2 de la C.E., inlegridad corporal y la salud , o bien. en
se traslada al ámbito penitenciario en el la pro\(.tti0n de la dignidad de la perso·
arto25.2 de la Cons titución. al señalar que mt En todo caso. la legislación peniten·
al condenado a pe na de prisión gozará de ciaria en sus arts. 6 de la L.G. P. y 4.2 del

84 todos los derechus fundamentales. a ex-


ccpción de losexpresameme limitados por
R.P. establecen la prohibición de malos
tratos, si bien se pennite una I¡nutación
en los arts. 45 de la L.G.P. y n del R.P. tenden reg ir en lodas las insl¡tn cias sa- ,~, El art. 45 de la L.G.P. dispone;
pemlitienJo el uso de medios eocrciti\'os nitaria!) de las diversas AdministraCiO- / . StJlo podr,in Iltil,:or$l! , COIl .111·
for/ :l,dóf1 Jr-I Dm:cror. aqllelJus
en detenninJdos supuestosl 1b • nes públicas. así. en su ano 1.1 plasma medios ("Ot'/'CitiIO$ qur ~ eslllbft:z
como objelh 'o ...el llacer i1eCIÜ'() el de- nm ,·t'gl(//t/ellla,.ia~nu nI los ca·
y por último, cabe citar la liber1ad recho a la pl'()Iecci611 d e la .m/¡,J reCi)- osos slgl,lellus: b¡ PllI(/ n';r", dll'
ideológica y religiosa que consagra el Ilocido en el a rtÍt: u/o -13 J' (.·OI/CO l rJalltes ñ()J lit los '/furnos u j( mlS/nM ....

arto 16 de la C.E. y que recogen los ans. de /tI COIISli/m::iólI », de otro lado. en el
arto 6 alude a que " las aClIlaciOIlCS de ' En el lnl,mo ~nl ¡do,:lC1 4.2 a)
3 y 54 de la L.G.P. y 4.2 Y230 dd R.Po.
dd R..:glwlll:lllU Pcnilcnciario.
Cuesrionándose, aquí. la IXlsi bilidad de 1m' Al/m in is tra doll!!s plibliras 'Iw liw-
encontramos ante supucstos de objeción riasesml'án oriellladas: !. A '(1
prolIJO-
l' ~'\nse los art~. I y 2 de tn L.G P
de conc ienc ia o de desobediencia civi l ci611 de la .\ alud. 2. A promover el illte· ) R.I~ . Il!S¡"lCCli\'nmcnlc
en los caso~ de huelg a de hambre rés i/1dil'idual. famr'ia r y SOcl(l' po r la
rcivindicativa. salud. .1. A ;::arwui:ar !a asislímcia ,w,
ni/aria en todos !os C(lSOS de p érdidu de
3.2. Los J ebefl'S de In Administración '11 sab,d.). Y todo ello. baj o el respelo a
Penitencia ria los derechos rundn mcnlales del pacicn-
le. a tenor de lo dispuesto en el arto JO. I
El respeto a los derechoo fundamen- de la Ley Gene ral de la Sanidad.
t:tles de los penaJos, se I..:onfi gura como
el primer deber de la Administración En este mismo sentido, la mencio-
penitenciaria. Su justificación obedece nada Ley de Sanidad. en su art. 10,5.
a 10 c--.:puesto en el apartado anterior y. tras recoger el derecho a la infonn:1c i6n
por tanto, no nos detendremos en ello. del Jlaciente, establece dos nUlI i7':lcio-
nes: la primera. se Ulcncion:1 en el ano
Sin embargo. especial atención me- 10.6, al rcconoccr cl derec ho () i! la libre
rece la obligación que se atribuye a la eleCCIón entre las opciones que le pre-
Administración penitenciaria de asisten- seme el responsable médico de SIl Ct1S0,
cia y ayuda a l o.~ internos, concretándo- sieTldo preciso el /1re\'lO COfisclIlimiell1O
se genéricamente en el arl. 1de la L.G.P. escrilo del u suario lmm {(¡ l"I.!aliznciúlI
y Cll el arl. 2 del R.P. lle CIlalqllier i/p lerve ll dlil l, eXC:/lpto ell
IOj' siguientes (.'(HO.\·,' e) Cl/{l!Ido la rlr-

Las alusiones que se hacen ¡anto en gencia no permiw demo1'llS p% ~~ poder.


la Ley penitenciaria corno en su Reg la· se ocasionar Icsio /JI?s irrever sibles (}
mento a este deber genérico, ticnen existir peligro dejallcc:imie/lf o. . ,
como pu nto de referencia, y en lo que a
nosotros interesa. el arl. 3 párrafo 2.4 La segunda. vi ene mencionada en el
de la mencionad;\ Ley penitenciari a al ano 10.9. a1 reconoce r el derecho (,n /l e-
disponer que d a Admillisll'QciólI peni- gane al lralQm ie /llo, excepto tUI los ca-
tenciaria velard por la ,,¡da. integridad .m.~ .felialados en el apartado 6 ...
y saltul de los e1/ferlllo.~I1)¡.. Confi gu-
rándose un especial deber de cuidado Je 4. J URISPR UD ENCIA
los internos, cuya base "l: encuentra en CONSTITUCIONAL EN
el fi n primordial de la AJ ministr.tciÓn
pen ite nciaria: la reedu caci6n v la :VIATERIA DE HUE LGAS
reinserci6n social"·I. DE HAMBRE. VALORA-
CIONES CRÍTICAS
Conviene tener prestnte que el de-
ber de asistencia en el ámbito peniten- 4.1. Relació n d e s ujeción cs pt.'Cial
ciario no debe real izarse en cOlldicio-
Iles distintas a las que rigen en la vida No cabe duda que, c.:omo hemos vis-
libre. En este sentido, y por lo que res- lO, la Administración penitenciari a debe
pecta a la asistencia médica, la Ley Ge- yelar por el respeto a los derec hos fundn-

85
neral de la Sanidad, de 25 de abri l de memales de los inlemos. L.. concreción
1.986, recoge unos principios que pre· de éSle deber se cenlra en UIlD oblignci6n
"" S.T.C. 120/1.990. EJ.6. Fn ¡gll:l- asistencial de toda institución pcnilencin- recllo de los Imelgllistas al ejercicio de
l e~ l ~nlllnos .S.T C. 137/1.990. F.1A
na. Sin e mb.v go, pam el t:;\SO que IIOS Sil derecho de libertad hasta el extre-
ocupa. la vinculación que se gencr.t en· mo, ¡"e/lISO de ocasionar su propia
r.'It S.T.C. 1'2Ot1.990. P.J.6
tre la Administración y los internos plan- muerte, l·i" injerencia ajena algu o
tea scrias dudas sobre cuál sea e l alcance 110m D . De esta fomta, la aplicaci6n de
·"Cfr. OSe? R¡ poJI16. op.cit pp61 5
y ss. de ese cSlx:cia l deber de cllidndu. los tratamientos médico.~)' alimentación
forzosa. que ."C imlxltle en el marco de
;¡' S.T.C. 12H11.990. EH. El concepto de relación de sujeción la relación d. . sujeción especial, obede-
especial, de sí impreciso, es uti lizado por ce al «(Ieber que le )'ielle impuesto por
S.T.e 12011.990. F,J .8. En igua- el T.e. por enlendcr que «la rl!clll.~iólI el arl. 3.4 de la LO.G,P', que es la ley
le!. t~rmm(h , S .T('. 137/ 1.990. PJ .b. eu rtll cellfro penitencian'o <m'gillu 11I/U a la que se remite el arlo 25.2 de la
relaciólljurfdica de esa lla/urall!1.ll :' ~!·. COI/MilI/ció" como 1" Jwbililadll para
"' Ibidem. Lo que posibilit.."l que al amparo de la pro- eslahlecer lilllilaciol1e~ a los dcrec/los
pia Constitución, .111.25.2, las personas jlllll}U/IICI/;(/{cx de lo~' reclusos }' que tic-
,; . Oj). d t, pp 657.658.
que cum plen pcnos de privación de liber- IIe por fil/alidad, eu el caso debatido,
tad «puedan ~'er objl.!lo dI.! limi/acio/l(!~' proteger bienes COllstilucionalmellte
que 110 son de aplicación a los ciI/(J(l(ffl- cOI/sagrados, CO/110 SOl/la vida )' la!)l'-
II0ScomllllCS y cntrc cllos, los que esta- lud de las persoll(¡j rlll )l. Se trata de una
blezcan en la ley pellitellciaria1 que re- actuación patemaiisl:\del Estado. el cual
g ll la el e.~tatllto especia/de los recll(idos asume una "obligación legal de proteo
en ce"lro~· pe"itell ciariw,-'lOJ!". Los lími· gu (la vida) aCf/diclldo, en IÍlrimo tér·
tes que la Administración pe nitenciaria millO, a dicho medio COOCril'O, al me·
puede establecer, se concretan en un de· 1I0S si se trola de pre.ms declarados en

ber genérico: e l de velar por la ,'ida, inte- hllelga de hambre reivindicanl'O cUJa
gridad y salud del interno. fil/alidad 110 el· la pérdida de la )'ida 2:')} .

Desde la perspecti va de los derechos Llegados a este punto, el momento


de los reclusos. se ha señalado que re- en que se deb:\ llevar a cabo la alimen-
sulta difíci l justificar el concepto de re- tación forzosa así como el tratamiento
lación de suj eción especial, al entender médico de los ayunantes. queda sujeto
que aquél produce un a acemunda sillm- al instante en que la vida de los reclusos
ci6 n de dependencia y subordinación del corran grave peligro (existiendo nive-
reclu so n la Admini stración penite-ncia- les de inconsciencia) y cuando así lo
I;a. implicando una considerable restric- cstimcn [unlo los informes médicos
ción de los derechos del penado. La ac- como elluz,gadode Vigilancia Penilen-
tuación de la Administraci6n debería ciaria correslxmdiente.
inte rpre tarse desde una perspectiva
gamntista: la obl igac i6n asistcnci¡\l pe- Dfez Ripollés enliende que la Admi-
nilenciaria implica un deber de ofrecer nistración debe intervenir en caso dc in-
determinadas prestaciones que en nin- consciencia del huelguista. en primer
gún caso pueden tener un carncler im- lugar. porque ...(...) la huelga de ham-
perativo; de eSle modo, e l IIlcncionlldo bre pierde virtualidad como medio
deber cesaría si el rcclw¡o renunciase a reivi"dicahl'o si se recolloce al E~tado
e llo, siempre y cuando. lal renuncia no la licitlld en todo caso de su 110 illler-
afcct;tSc ¡¡ lef(:erosm l. s:ellciónlf. y en segundo lugar. ya que
«(... ) s6Jo recollociendo lo efectividad
Ciertameme, los presos en huelga de de esos deberes asistencia/es del Esta-
hambre reivindicati va disponen de un do, de di¡'erso con/ellido según estemos
elemento de presión cua l es el conoci- alife IIIle/guisla cO/lscie/lte o incol/s·
miento de la obl igación asislencinl de ciente, se el'itarán telldencias, incar·
locla inst itución penitenciaria; colocan- dillada.'1 en preslHI/as «raZOlles de Es·
do a la Administración, y en último tér- /ado~, que promoverállIa 110 interven·
mino al Estado, ante la altemativa de ciOIl df! la AdministraciólI para desha-

86 cumplir lo dispuesto en el nrl. 3.4 de la cerse de reclusos illdeseabJes l25J ¡,.


L.O .P. o bie n, admitir un «Nuplle.'itode-
Cabe I)QT últi mo preguntarse si la Centrándonos en el problcmn que no~ ,l, erro Rnlnguer SlInttlmar í:¡J .
aplicación de tr..tlamientos m6dicos y OCUP.1. cabría prcgulllarsc si acogerse ni Hut/gil di' }lIlmil,.,. tn pn.n 6n.. . en
~'1 1DISh!riO M!ioCll.t y )ISICma pt:mlen-
alimentación forzosa pueden encuadrar- mencionado arto 16 tiene por fi nalidad Clmo Madn d,J.9<J2, pp 277 Y s..~.
se dentro de lo dispuC5to en los anicu- aducir una posible objeción de concien- Vid. la mbu!'n. Guci.. Vald é~.C.
105 45 de la L.G.P. y72dcl R.P.•en cuan- cia a m:tndamieoLos Ju d ic i alc.~. Bien es V n tdw pt"iunrioriO ( E.frri-
to a la uti lización de medios coerciti - sabido que la única objeción rcconocid:l l()l. I. 9S1· J . 989~ /l.ll11i il c:riodc J u~­
licia. t .9K9.pp 285y s.,.
vos. Supucsto nada triVial. que alcanza e.\;pres<\mente en la Const..itudón ('S la re·
tanto al Juzgado de Vigilancia Peni ten- Imiva al servicio mili Lar. Por consiguien-
"'S T e . t2Ol1 990 E1.9
ciaria al pronunciarse sobre la autoriza- te. el dcstillo de otras modalidades . como
ción o no de la medida, como la propia la que nos ocupa. dependerá de 1:1 inler-
t" Téng lhe cn cuenla que d Tribu -
Adminis tnlción peni tenciaria, que de pre{¡lción que se dé del dt:rct"ho fu nda- nal Con~ l ill1Clon" t nn admi te 1:\
entender que su proceder no constituye mental de libertad de {"" .mci cl\cia. plan- c,ü_telll.u de un derecho general a
un medio coerc itivo. la asuncióll de de- teándose un cOllni cto entre éste derecho In objeción de conciencin, ya que
ello cq ui" aJuriu 11 lo[cmr lodos [0$
cisiones en éste ámbito cOITC!iponderá fundarnclllal y un debe r j urídICO c uyo
C.1S0~ de objeción.
únicamente a e l1 11· ¡~I . cumplinuemo se reh u sa'~' .
.:. Cfr. 1\'6.n C. Ibju. Llus Pm:\o
4.2. Lihertad ideológica Además. no podemos olvidnr que 1:1 Snnchr~, ,\gu.~I(n MOIilta. Cl<rJO di'

m::tUllei6n de los inLemos en huelga dto! Dcrl't'ho EcI('"Jüi.rf/co Vni_ cl"SlIJud


Ya hemos indiendo (Iue el T.e. en- hambre no tiene por fi nalidad objetar 1;1 Co mptUlcn~ de Madrid. t 991. pp
].-15 YS~.
tiende <Iue la liben.\d ideológica com- práctica de la :1limcn[ación. ni arries1lar
prende no sólo una manifestación inter- su salud pon luC rcc h al~e l1 moralmente
·" Ibídem.
na. sino también ex.terna: se trata de una alguna acc ión médica. sino que su con-
libenad con una dimensión práctica que ducta está dirigida a protestar por 1:1
pennite companamos en la vida social polilica gubernamental sobre la concen-
con arreglo a nucstras propias convic- tración o no de presos f)Cne llecic lll c~ a
ciones . Ahora bien . el ejercicio de esta gmpos te rroristas. Lo que no impide
libertad opera con los límites que ex.ige pensar <¡ue estemos más que anle una
la protección de los demás derechos posible objr..'"Ción de conciencia a man-
constitucionales. En este semido, el Tri- damientos jud iciales, en un supues to de
bunal considera que las medid¡¡s l\dop- desobediencia civil. ya que. ést:1 cansti-
ladas con los presos del G. R.A.P.O. es- ruye una forma de presión. una láclicn
taban clIcaminadas a proteger la vida de política, que trata de logrll r l a Ulocl ificlI-
éstos, y que el objelO de aquéllos no era ción de una nOTran o decisión política.
«impedir o pOller obstáClllos a la reali· Si n embargo. la objeción de concienci a
zació" y lIIalltellimiellto de la Jw el- no puede enlenderse como un método
ga(!I)', permitiendo que continuasen en de lucha o camb io de una ley o nomm.
su Olctividad reivindi.::atlV3. simplemente se trata de rehusar su cum-
plimiento al considcrnr que resulta con-
El ejercicio de una huelga de hambre trario a la conciencia, rd i2 i o~a o ideo-
rcivindicativa parece compatible con la lógica. 110 c :o; i ~ tie ndo intención de que
aplicación de tflttamientos médicos y ali- se modi fiq ue aquell:, obligación legal !'t .
mentación forzosa. Se intenta establecer
un equilibrio entre la protección del de- En tudo caso, con independencia de
redlO a la vid.1. asumido como un deber <Iue consideremos e l problema que nos
jurídico pmemalista, y el ejercicio de la I.x:upa como un supueSI" Ode objeción de
libcr1ad ideológica. Sin embargo, aquCJ conciencia o de desobediencia civ il. el
equilibrio ~e convierte en un sacrificio, denominador comú n es el mismo: e.. is-
proporcional o no, del derecho fundamen- te un conflicto cntr e 1[\ libertad de la
tal a la libert.1d ideol6gica. persona, en cuanto a su esfera de aUlO-
nomía que no de autodete rminación. y
La invocaci6n de un derecho en la interpretación que se da del derecho
nombre de la libertad ideológica engro- a la vida, no s610 como tal sino tmnbién
sa los innumerab les ca~o~ Cilios que se como el de un deber j urídico al'ulIlido
al(!ga (!I m·1. 16 de la e.E., como funda-
mento dc una pretensión.
por el Estado'JO •
87
"II S T e. 1201 1.990. FJ .7. En iKua-
Ic~ lénninos, S.T.C. 137/ 1.990. E J.5
S. J URISPR UDENCIA mOllijcslflción delogcre licere, ell cl/al/-
y S.T.C. 1i/l .99I. F.J .2 CONSTITUCIONAL SO. lOque la pril'ación de la filia propia o la
acep;acióll de la propia muerte e.v 1111
"J' OIh:ru Ta,snra. A. Otrtcllo (/ lo
BRE OT ROS DER E· aclO que la ley l/O pro}¡jhelJJ.l.;,. Por t.mlo,
¡'ida y ,1f'"cllQ fI I{l nll<I'rIO'. Ri nl p. CH OS IMP LICADOS. no esttlrClllOS anle un derecho subjetivo
1.99l.p 62.
DERECHO A LA VIDA que pcnnita movilizar el apoyo del po_
der pílblit:O para vencer la resistencia a
''''S.T.e. 120/ 1.990.F.J. 7.
La apl icación de tralamientos médi- la voluntad de morir, ni mucho menos
·1oO' [bidcm. COS:l presos en huelga de hambre nosólo ame un derecho subjetivo de Cardt..1Cr fun-
encuentra apoyo en la legislac ión pen i- damental. L.1 consecuencia es clara: el
''''Op. el!. p 274, tenciaria y en el concepto de re lación artícu lo 15 de la Conslitución no garanti-
de sujeción especial. sino lambié n en 1.. z.a el derecho a la propia muerte.
¡"' S.T.e. 12011990. F.J .7. imerprclación que de l derecho a la vida
renliza el T.C .. No p'lrece ser esta la pos tura de
,\l. Ollero T;l.~sarn. Cfr. o¡l.cit. pp 70 Balaguer Santamaría. al entender que
Y s.~.
Es obvio que en el ano 15 de la Cons- ((sólo quiell/ielle I'ida puede aceptar o
ti tución reconoce el derecho fundamen- desear SIl propia /lIIl trle y al materiali-
tal a la vida, sie ndo éste un derecho sub- 4lm e tul /lceptaciól/ o lal deseo se está
jelivo que pos ibili t;"1a sus litulares soli- dispcmiclltlo del derecho a la I'ida por
cilar 1:1lutela jud ici.al para la defe nsa dcl SIl propio till/lar y l/ O se ejercita el de-
mismo, frente a loda actuaci ón que pue- recllo a la propia 1mlerie. Creo que (... ]
da ame nazarlo. De Olra pru1e. los pode- la fida como el resto de los derec l1Q~'
res públicos tienen el deber de adoptar subjetivos cO/I/iclle la posibilidad tle l'er
las medidas necesarias para la defenstl ejercido positj¡'a o lIegatil'Omenle(l'I,..
y protecc ión de este bien jurfdico. Aho-
ra bien, ifrellle a los ataqrtcs de terce- Llegados 11 c~te punlo, el T.e. entien-
ros, si" cOlltar para ello COI/ la 1'0111/1- dc que debe delimit.arse la relevancia
tad de sus titlllore,~ e illcluso cuando jurídica que tiene la fina lidad que per-
/Ji siquiera qu epa habla r, tm rigor, de sigue el rlcto de libertad de oponerse 11
titulares de ese derechd J" • . Así, el con- la asistencia médica, ya que «ItO el' lo
ceplo de derecho su bjetivo se convierte mismo usar de la libertaJ pafa conse-
en ,lhn a en pena. al estar privado de su- guir fill c,r lícitos que hacerlo COI! obje-
jeto conocido. Nos encontramos anlc la til'OS 110 amparudos por la leyr:ll» ». Con
fi gura de los de rechos sin suje to y como ello se paSo.1 de entender como lícito
expresa O llero Tnssara: «Romp ell de aquello no legalmenle prohibido a Con-
mallera drástiC(J {ti correlaci61l il1dM- siderar como tal, objetivos expresamen-
dlla{is(ll clltre libre autodetermi"ación te amparados por la ley'lJ'.
de la volrllllod y derech o, al admitir la
posible existencia d e derecho.'i .titl 1'0- Si valoramos jurídicamente la liber-
(rtll/ad idemi.ficoble Que le .w"rva deJIII!- tad, analizando la finalidad perseguida,
dam ento. Producida ta/lllama/¡I'aJe)'- no se deja espac io a una autodetenni-
coltexiólI, el Es/ado puede oC/llar el! nación personal en a<lucllos campos en
defen.~a de IlJWS derechos que IrO tie- los que la ley haya renunciado afectar.
JU!tI , eu rigor, /itlllar alguJlo(JI'» . En los, y cllo también es extensible a la es-
consecuencia. el derecho a la vida tiene fera de lo no prohibido. Determinar qué
«un collfenido de pm teccilil1 positiva fines son jurídicos)' cuáles no, queda
que impide configurarlo como 1111 de- sin respuesta. Si bien. el T. e. diferencia
ree/IO de liberulll que I:nctllyo e{ dere- eOlre aquellos supuestos en los cuales
cho a la propia mller/eCll';>. ex iste un<l decisión de morir, como ma-
nifestación de la voluntad que sólo afec-
El Tribunal admite que la vida en ta a la persona que lo asume, de aque-
cuanto bien de la persona., que se integra llos olros, en los que se arricsg<lla vida

88 en su crrculo de libertad, pueda lener ca- para conseguir que la Administración no


mCler disponible, pero sólo como -«una ejerza dClenninadas potestades que le
con fiere el ordenamiento jurídico.
-
En el primero de los supuestos. el El ejerciCio de las potestades atribui- " S : r.C. 1201 1.99(). FJ.7.
Tribunal entiende que no cabria la ac- das a la Adminislrnción pen itenciaria
tuación de los poderes públicos. sin prevalece sobre lalibcrt ..td de llIorir dd ''''S .TC.IIII .99 1. FJ .2 Lllfine.EIl
el mhmoSCnlLdo. S 1:C. 1201 1.990
embargo. en el segundo debe juzgarse a reeluso'4t,. Umt postura contr.lria es la
F.1.8
sensu contrario, ya <Iue, en opinión del que encontramos en el \'oto particular a
T.e.. (Jja negatil'it a recibir asi,f/ellc;a laSTe. 120/ 1.990. La Administración ,00 S.T.e 11 / 1.991. I-"'J 3
médica sillÍa al Estado, e l¡ forma arbi· debe situarse en una posición de garull-
rraria, al/le el ;/ljusto de modificar I/lla te: velar por el cumpli miento dclmcn- '" Oll ero T3<;~arn Cfr . or. eLl .. p
decisión, que e.~ legitima mielltras 'lO cionado deber de cuidado a los ¡ntemos 12.
estéjudicialmente al/l/lada, o tome",· )', a su vez, éstos deben exigir aque l
piar pash'umente la mueNe de perso· cumplimiento; sin embargo, el deber de W' En el mismo sent¡do, Orez Rl-
nas que estáll bajo SI/ custodia y cuya la Administrac ión cesará cua tldo los iu- IKlI1Ó. J. Cfr.. op. di. pp 6 15 Y s~.

"ida está legalmellte obligado l/ preJ'er· ternos 10 rechacen. cxoncntndo del mb~
,n' VOIO partieuLIi/" dd Magistrado
I'or y prategerJll.» . mo a la Administración\4!I, ya que ,(los
Jt:SÚS Legulna Villa;! III S.T.C. 120/
ree/ll sos que COII Kral'f.' r i esgo para .\ "tI 1. ~l)n .
La interpretación (llIC se da a la pro- sa lu(/ y .'iIll'ida, pero si" riesgo algulJo
tección de la vida, entraña una restric- para la salud de los demás, .fe niega" a ¡" ST .e. 120/1.990. FJ.9.
ción a la libertad que KIIQ de realizarse recibir a/imeJl1os y asistencia Slllli/ur i"
mediante 1111 ponderado j¡lÍcio de ¡Jf(>- /10 SO/l persona.)' ¡'r capaces CllyllS Umi-
porciollalidad que, si" impedir los de- raciorl es /layan de l'er subvenidas por
beres de la Admilli.nraci6n penitencia- los poderes p,íblicos(4j,».
ria a t'clnr l}(Jr In I'Ü/lf, jntegridad JI sa-
lud de los il/lemos{. .. ] restril/ja al ml- Por último. la proporc ionada limita-
n;lIIo los dereclfOs fundamentales de ción del derecho a la integridad física y
quienes, por el riesgo de Sil vida que moral y su consiguiente s,1crificio, viene
volulllarialllC/lle se han cnlncado, pre- jUSlilicadoporel Tribu nal en ara~¡¡ la pre-
cisell de tal pmlecció lf,j9'~. No est:l- scrvarión de la vida de los recurrentcs.
bleciéndosc un límite aplicable en lodo
caso. Por consiguiente. la de limitación Los su puestos tmtos \'cj;tturios que
de lo que pueda ser o no ponderado se puedandcnvarse de la alimentación ro r~
deja en manos de la ciencia medica )' zada, no encuentran apoyo constitucio-
jurídica, que, en todo caso, debe rán res- nal, ya que la fí nalid<ld de la aplicación
petar la libre y cOllsciente vol unlad del de estos tratamien tos tienen por objeto
iutcmo y por tanLo.la :tptil:aci6n de asis- impedir la muerte de los inlernos y «/(,
tencia médica y alirúentación forzosa resolución impugnada excluye e.1]Jre-
sólo tendrá cabida cu<tndo ex ista pérdi- ~'amellte el r ecurl'O 11 111 l¡Jimell/uciú"
da de consciencia. por 1'10 oral, qu e es la lÍ1lica cuyo em-
pico podría ser entcndido como ulla
La fundamentación que ocabrunos de hl/millació" para quiclI lrubiera de
exponer, obedece a una doble argumen- su¡rirliJ y 1... 1porque el propósito de la
taciÓfl (IUC no deja de asombramos. PO( medida no es el de provocar el s tlfri~
un lado.lIc tienen en cuenta [os derechos miellfo) sinu el de prolollgar la rida '"~ .
fundamemaJes a la vida)' a la libenad
ideológica -ans. 15}' 16 de la C.E.-; de
otro, <.<Su cOI/creta aplicación (derechos 6. CONCLUSIÓN
fundamentales a la \'ida y libertad ideo-
l úgi('~I) al caso dmias Ia.~ circu /lsla/lcia~
Los pronunciamientos del Tri bunal
ell que, al rielllfXJ de dicUlrl'e, l'e ¡rall/Iba Constitucional ace rca de la vida y la
el illtem d«JJ" . De tal fomla que, el res-
mucrte centran el fo ndo del debate. La
peto a la vida y libertad ideol6gica des- consideraci6 n de que ambos puedan te-
pliegan su actividad hasta que la propia ner consecuencias jurídicas, dependien-
Administración flCn itenciaria y. en su ca- do del alcance de protecc ión que el Es-
so, lus úrganus jlldicialcs dctcnnincn el
tado tenga sobre las personas, alca ll'l.a
momento y la fonna en que deba prOCL:o notable relevancia.
derse de manera coacn va. 89
Ll defensa de la vida '1 la valoración vida. la libertad, la dignidad de la per-
que se hace sobre la liber1ad. atendiendo sona y la libertad ideológica. Cuestio-
a los fi nes que se pers iguen. pone en tela nes nada f¡leilcs de solucionar por el
de j uicio dónde está el limite en el ejerci- Tribunal Constitucional y que, por el
cio de las potestades nlribuidas a los po- momento. no lienen una respuesta.. En
deres públicos que inciden en la esfera consecuencia. seguiremos asistiendo a
de la autonomía personal, pero ¡ldemás. la denominada ponderación de intere-
cabe preguntarse si b libre autodetcnni- ses, que no de derechos. y al sacrificio
llaCiÓIl personal pueden com·ct1 irsccn un de unos derechos fundamentales en fa-
derecho. a.1entender que todo .:Iqudlo no vor de otros. preguntándonos reiterada-
prohibido y en 1.:1 med ida que no afecte a mente ¿cómo se puede respetar el con-
terceros, está pennitido. tenido mínimo de un derecho fundamen-
tal que ha sido sacriJ1cado?
El juego que se realiza con dos dere-
chos fundamenta les como son la vida '1 BlllLlOGRAFÍA
la dignidad de la persona, deja en entre-
dicho si existe una verdadera protección
RALA GUER SANTAMARÍA,Ja\ier.
del derecho a la vida. Y ello se explica
Hile/Ka de hambre en prisión: disponi-
porque la protección que se da a la mis-
bilidad del derecho a la vida o simple
ma siempre va a estar condicionada al
manifestación de la liberllUl. Ministe-
respeto de la digni dad persona l y nunca
rio Fiscal y sistema penitenciario. Cen-
al con trario. Si en un extremo el Estado
tro de estudios judici,tics. Madrid. 1.992.
perm ite que una pcrsona pueda decidir
sobre su propia muerte. sin tener en
OíEZ RIPOI ,LÉS.José Luis. La huel-
cuenta la dignidad de la misma. en el
ga de hombre t n el ámbito penitencia-
otro, la actuac ión de aquél. en aras de la
rio. En cre, 30. 1.986.
defensa de l derecho a la vida. \'a a venir
condicionada por unos supuestos nive-
les de inconsc iencia del preso en hue l- GARC lA VALDÉS, Carlos, Derecho
gll de hambre. sobre la base de un posi -
pcnilenciario (Escritos 1.982-1.989).
Secrefaria General Técnica del Minis·
ble y más que dudoso respeto a la dig-
nidad de la persona. que en mi opinión terio de Justicia. Madrid. 1.989.
no só lo opera cuando una ¡x:rsuna tiene
vida sino tam bién cuando tiene inten- GAR CÍA VALUts, Carl os. Comell-
ción de perderla. larios Il la legisladoll penitenciaria.
Civitas. Mndri d, 1.982.
En defil1ü iv<t. el Tribunal Constilu-
cional adopta criterios oportunistas. Es GONZÁLEZ DEL VALLE, José Ma-
clara la intervención del Estado en la ria . Derecho Eclesiástico espOlio!. Ser-
esfera de la autonomía personal , suplan- vicio de publicaciones Universidad de
-!"¡IAM ... ·......-linV\n .U!lY!
tando su poslclon de garante como lo
demuestra en los supuestos de huelgas
de hambre reivindicmi vas, negando un (VÁN C.IBÁN, LUIS PRIETO SA.~·
posible den.:cho a la muerte . Postura que CHIs, AGUSTl\' !HOTfi.LA . C/¡rso
podría admilirse si basase su actuac ión de Dercc110 Eclesiáslico. Servicio de pu-
en razones más dignas y justas que la blicaciones Universidad Complutense.
libertad misma. Sin e mbargo, deja la Madrid. ¡ .991.
puer1a abie¡1aa olras manifeswciuncs no
ya de autonomía personal. si no de libre OLLERO TASSARA, Andrés. Dere-
autodeterminaci ón de la persona. Yes cho (/ la "ir/a. llerec110 a la muer1e. Do·
en este supuesto. donde pl anea la duda CUJllcntos del Instituto de ciencias para
de cual es el verdadero se ntido que de- la fami li a. Un iversidad de Navarra.
Rialp. 1.994.

90 bería darse a derechos faJes como la

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