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CLASIFICACION DE MUSCULOS
Por su funcionalidad o movilidad:
► Voluntarios (o esqueléticos)
► Involuntarios
Por su ubicación:
► Profundos
► Superficiales
► Largos
► Cortos
► Anchos
► Mixtos
► Esfinterianos
Los músculos largos son aquellos en los que prevalece la longitud, son
delgados en sus extremos y anchos en su parte media. Normalmente se
sitúan en los miembros superiores e inferiores, por ejemplo: bíceps y
tríceps en los brazos o porción larga del bíceps femoral y sóleo en muslos
y piernas. Permiten movimientos de gran amplitud.
Los cortos tienen poca longitud y, por lo general, se encuentran entre las
vértebras, en la cara y alrededor de los orificios naturales formando anillos
que rodean el orificio y permiten la apertura o el cierre de los mismos. Su
función es la de determinados movimientos cortos. También se los conoce
como músculos orbiculares (pueden ser incluidos como otro tipo de
músculos, de forma redondeada con un orificio en su centro que se cierra
al contraerse, por ejemplo: los del labio o parpados).
El masetero, músculo masticador de gran potencia, es otro ejemplo de
este tipo de músculos.
Los mixtos son anchos y largos al mismo tiempo, como el recto mayor.
Por su acción:
► Flexores
► Extensores
► Aductores
► Abductores
► Rotadores
► Supinadores
► Pronadores
Por su función:
► Agonistas (motor primario)
► Antagonistas
► Accesorios (motor secundario)
► Estabilizadores
► Neutralizadores
► Sinergistas
COMPOSICION MUSCULAR
Los músculos están compuestos por fibras musculares, que son las células
del músculo. La membrana plasmática de la fibra muscular se llama
sarcolema y el citoplasma se denomina sarcoplasma. Dentro de estas
fibras se encuentran organelas, mitocondrias, glucógeno, aminoácidos,
ácidos grasos, minerales, enzimas y mioglobina (proteína encargada de la
reserva y transporte de oxígeno del músculo). Dentro de los minerales
tenemos iones de calcio en el retículo sarcoplasmático, que serán
liberados por los túbulos T en el momento de la contracción.
Las fibras musculares son células alargadas con forma cilíndrica que
pueden tener diferentes longitudes (de 1 mm a 30 cm aprox.) y se
disponen paralelamente entre sí, agrupándose en fascículos. Cada
músculo puede contener muchos fascículos, son como una especie de
paquetes formados por 100 a 150 fibras musculares. Estas fibras son
atravesadas en toda su longitud por miles de fibras más pequeñas
llamadas miofibrillas (éstas constituyen el 80% aprox. de la fibra muscular),
en éstas se encuentran los filamentos proteicos de actina (delgados) y
miosina (gruesos). Cada miofibrilla contiene cientos de estos miofilamentos
proteicos que se disponen en series de unidades contráctiles llamados
sarcómeros o sarcómeras. Estas estructuras se repiten una a continuación
de otra a lo largo de la miofibrilla separadas por bandas (bandas Z) a la
cual están fijados los filamentos de actina. En cada sarcómero los
filamentos de miosina se encuentran en el centro, formando unas bandas
oscuras (zona H) dentro de la llamada banda A, en ésta se observan los
filamentos de miosina y actina superpuestos, mientras los filamentos de
actina que se encuentran en los extremos fijados a las bandas Z, forman
unas bandas claras (bandas I) en las que sólo hay actina. También se
encuentran otras proteínas importantes para la contracción muscular
situadas en los filamentos de actina, la Tropomiosina y la Troponina. Otras
proteínas son: Titina o Conectina, Nebulina, Actinina, Miomesina, Proteína
C, Cap-Z y Tropomodulina.
Un grupo muscular está recubierto por una capa de tejido conectivo
llamada fascia o epimisio; los fascículos están recubiertos por otra capa de
tejido conectivo llamada perimisio; y las fibras musculares por otra llamada
endomisio. Este tejido no contractil representa aproximadamente el 13%
del volumen muscular total (Mac Dougall, 1984). El principal elemento de
este tipo de tejido es el colágeno, que representa el 7% de la masa
muscular total. Algunos investigadores consideran que no debería tener
una gran influencia en el aporte al desarrollo de la fuerza (Mac Dougall,
1992). Pero habría que mencionar que si estas vainas se ponen rígidas
(por falta de estiramientos) perjudicarían el aumento en la masa muscular
y, de esta manera, indirectamente el nivel de fuerza.
Por medio de capilares o vasos sanguíneos, a los músculos les llega
sangre oxigenada con nutrientes y se retiran los productos de desecho
metabólico.
También se observan nervios, por medio de los cuales se producirá el
intercambio con el sistema nervioso central. Las fibras o terminaciones
nerviosas sensitivas son las encargadas de transmitir señales hacia el
cerebro con información sobre el estado del músculo, mientras que las
fibras o terminaciones nerviosas motoras transmitirán la orden o impulso
nervioso desde el S.N.C. al músculo para que éste se contraiga.
TONO MUSCULAR
FATIGA MUSCULAR
CONTRACCION MUSCULAR
Para que se produzca la contracción muscular es necesaria la intervención
del sistema nervioso. Los músculos estriados esqueléticos o voluntarios
son regidos por el sistema nervioso central, mientras que los lisos o
involuntarios por el sistema nervioso autónomo. El impulso nervioso viaja
desde el cerebro (S.N.C.) hacia el músculo a través de las motoneuronas o
neuronas motoras, éstas mediante sus axones (ubicados en el extremo de
la neurona), que se acercan cada uno a diferentes fibras (no hay contacto
directo), libera un neurotransmisor, la acetilcolina, hacia la placa motriz del
sarcolema donde están las terminaciones nerviosas motoras. De esta
manera se forma la unidad motora (motoneurona y las fibras musculares
por ella inervadas). Cuando la acetilcolina se une a los receptores del
sarcolema, aumenta el nivel de calcio y se liberan sus iones almacenados
en el retículo sarcoplasmático (sistema de túbulos interconectados que
rodea a las miofibrillas) hacia los filamentos de actina y miosina. En la
cabeza de los filamentos de miosina se encuentra la molécula de ATP que,
en presencia de Calcio, se hidroliza (descomposición o alteración de una
sustancia química por el agua) en ADP y Pi (fosfato inorgánico) se unen a
los filamentos de actina y, con la energía del ATP, giran hacia el centro del
sarcómero, traccionando a los filamentos de actina fijados a las bandas Z
hacia adentro acortando el sarcómero produciéndose de esta manera la
contracción muscular hasta que el estímulo desaparezca.
► Concéntrica (positiva)
► Excéntrica (negativa)
Algunos autores agregan un tipo de contracción conocida como
pliométrica. En ésta se produce una contracción excéntrica seguida
inmediatamente por una concéntrica.
Otro tipo de tensión o contracción mencionada por algunos autores es la
isocinética, que es aquella en la cual la máxima fuerza posible se
mantiene constante a lo largo de todo el recorrido articular del movimiento.
Esto no sucede en las contracciones isotónicas, ahora llamadas
auxotónicas, concéntricas y excéntricas. Durante este tipo de
contracciones, la tensión que soporta el músculo no es la misma, sino que
varía de acuerdo al ángulo articular en que se encuentre.
Las fibras rápidas (IIa) tienen mayor poder de contracción, pero son
menos resistentes a la fatiga que las fibras tipo I.
Su vascularización o capilarización (vasos sanguíneos o capilares) es
menor, por esta razón son claras. Además poseen menos mitocondrias y
mioglobina, por lo tanto tienen poca resistencia a la fatiga generando poca
energía con el sistema oxidativo.
Son más fuertes porque sus unidades motoras son de un tamaño algo
mayor que las fibras lentas y, además, pueden inervar más de 300 fibras.
Dependen del aporte energético de la glucólisis anaeróbica, se encargan
de los esfuerzos lactácidos (gran acumulación de ácido láctico) que
requieren de intensidades altas (pero no máximas) con duraciones
relativamente prolongadas (entre los 15” y 2’ aprox.). En este caso, el
oxígeno no interviene en las reacciones metabólicas.
El combustible proviene de los hidratos de carbono.
Estas fibras son las que presentan mejores condiciones para la hipertrofia,
porque exigen un trabajo de alta intensidad durante un tiempo que produce
la deplección o agotamiento de las reservas de glucógeno muscular.
Cuando sometemos al músculo a esfuerzos de estas características,
tendrá que agrandar sus depósitos de glucógeno para poder afrontarlos.
Entonces la hipertrofia sarcoplasmática se debe, principalmente, a la
necesidad de contar con mayores reservas de glucógeno almacenados en
la fibra muscular. En este punto voy a aclarar la diferencia entre hipertrofia
sarcoplasmática e hipertrofia miofibrilar. La primera se refiere al aumento
de tamaño de las sustancias del sarcoplasma (principalmente glucógeno y
mitocondrias), mientras la miofibrilar es el incremento en el número y
tamaño de sarcómeros y de las miofibrillas por lo tanto aumenta el número
de filamentos de actina y miosina. Este último tipo de hipertrofia, miofibrilar,
da mayores ganancias de fuerza, aunque menos masa muscular. El
incremento del número de miofibrillas tiene mayor incidencia en la
Hipertrofia muscular que el aumento del tamaño de las mismas (Goldspink,
1970-74).
Las fibras explosivas (tipo IIb) son las de mayor poder de contracción, es
decir, las más fuertes de todos los tipos de fibras, pero también las más
rápidamente ‘fatigables”. Tienen el menor aporte sanguíneo (capilares),
mitocondrias y mioglobina, por esto son las más pálidas y las que se
agotan más rápido, siendo las menos resistentes a la fatiga.
Poseen las unidades motoras de mayor envergadura.
El aporte energético depende del sistema ATP-CP, correspondiente a los
esfuerzos anaeróbicos alácticos (sin participación del oxígeno y poca
acumulación de ácido láctico). Estas fibras son las encargadas de las
acciones de máxima velocidad y explosividad.
Como la duración es corta, no llegan a agotar los depósitos de glucógeno,
por lo tanto habrá poca hipertrofia.
El combustible, al igual que las fibras rápidas, proviene de los hidratos de
carbono solamente.
Al tener las unidades motoras de mayor tamaño, que pueden inervar
aproximadamente 500 fibras, la estimulación o impulso nervioso enviado
por el cerebro debe ser de 45-50 Hz. De esta manera se logra la mayor
activación sincrónica de fibras de manera consciente. En efecto, si la señal
eléctrica que envía el S.N.C. alcanza los 45 Hz, significa que por “arrastre”,
también se reclutan las fibras lentas y las rápidas (que requerían 15 Hz y
30 Hz, respectivamente). Si la estimulación neurológica supera los 50 Hz,
la activación fibrilar y el nivel de fuerza no aumentan, pero el tiempo de
aplicación de la fuerza se reduce, o sea se manifiesta más rápidamente la
fuerza alcanzada, lo que significa que el pico de potencia será mayor. Se
pueden alcanzar impulsos de 100-120 Hz, las fibras que no sean capaces
de acoplarse en tiempos tan cortos, simplemente no sumarán su fuerza.
El tiempo que dura el ciclo de contracción-relajación es tan bajo como el
de las fibras tipo IIa (40-99 mseg.).
Para trabajar las fibras explosivas se requieren: intensidades casi máximas
hasta supra-máximas (90%-110%), volumen bajo (menos de 5 reps),
menos de 10” de duración, poca densidad (pausas completas, 3’ aprox.).
El gasto calórico es muy bajo, pero se obtiene grandes ganancias de
fuerza explosiva o potencia con poco aumento de masa muscular
(hipertrofia). Esto último es importante para deportistas que dependen de
la fuerza explosiva pero sin aumentar su peso corporal. Ejemplos de
actividades correspondientes a estas fibras son los sprints, saltos,
lanzamientos y ejercicios de levantamiento olímpico de pesas y demás
ejercicios dinámicos o ejercicios básicos con cargas pesadas.
Cuando se trabaja con principiantes o deportistas con poca o sin
experiencia en el entrenamiento de sobrecarga (que no hayan trabajado
con pesas durante un período mínimo de 6-12 meses), al no ser capaces
de activar sincrónicamente un número importante de fibras, sería
conveniente trabajar con cargas livianas (25%-30%) pero ejecutadas a
gran velocidad (ejercicios balísticos), es decir que se trabajan las fibras
explosivas por un factor de inhibición. De la otra forma, con cargas
pesadas, se las trabaja por la gran activación (reclutamiento de todos los
tipos de fibras). Normalmente toma un lapso de 2-3 años de entrenamiento
sistemático y especializado para lograr activaciones fibrilares del 80%-
90%.
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