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Consecuencias del maltrato infantil

Silvia María Pozo Abreu


María Elena Anceaume Torres

Resumen

El síndrome del maltrato infantil tiene consecuencias para el niño, su familia y


la sociedad. El objetivo de la conferencia es describir las consecuencias del
maltrato infantil para el niño, su familia y la sociedad en general.

Palabras clave: maltrato infantil, prevención, niños

Tema III: Síndrome del maltrato infantil. Generalidades (continuación).

Conferencia orientadora 2: Consecuencias del maltrato infantil


 
Profesoras: Dra. Silvia María Pozo Abreu
Dra. María Elena Anceaume Torres

 
Contenidos:
- Consecuencias del maltrato infantil para el niño
- Consecuencias del maltrato infantil para su familia
- Consecuencias del maltrato infantil para la sociedad

Objetivo:
Identificar las consecuencias del maltrato infantil para el niño, su familia y la
sociedad en general.

En la conferencia pasada abordamos aspectos de la epidemiología y


etiopatogenia del síndrome del maltrato infantil, así como los factores de riesgo
e indicadores.
Hoy continuaremos con el estudio de este síndrome abordando las principales
consecuencias.
Esto depende de la intensidad y frecuencia del maltrato:
- Características del niño
- El uso o no de la violencia física
- Relación del niño con el agresor
- Apoyo intrafamiliar a la víctima infantil
- Acceso y competencia de los servicios de ayuda médica, psicológica y
social

El Centro Nacional de Intercambio de Información acerca del Abuso y


Abandono Infantil (National Clearinghouse on Child Abuse and Neglect
Information) menciona las siguientes consecuencias del maltrato y el abandono
de menores:
Consecuencias para la salud física
Consecuencias psicológicas
Consecuencias en el comportamiento
Consecuencias para la sociedad

Consecuencias para la salud física:


Efectos físicos inmediatos que pueden ser relativamente leves (moretones o
cortes) o graves (fracturas de huesos, hemorragia e incluso la muerte). Aunque
los efectos físicos pueden tener corta vida, los efectos psicológicos pueden ser
más duraderos.
Otras consecuencias que han identificado los investigadores son las siguientes:
-Síndrome del bebé sacudido, que puede causar vómitos, conmoción cerebral,
cegurea, problemas respiratorios, convulsiones o la muerte
-Daño en el desarrollo cerebral, que puede causar que algunas regiones
importantes del cerebro no se formen correctamente
-Salud física débil, que puede persistir por el resto de la vida

Consecuencias psicológicas:
Los efectos emocionales pueden persistir y contribuir a lo siguiente:
-Salud mental y emocional frágil, incluso vulnerabilidad a la depresión, la
ansiedad, los desórdenes alimenticios e intentos de suicidio. También se han
asociado con el maltrato el trastorno de angustia, las neurosis histéricas, el
trastorno de hiperactividad o déficit de la atención, el trastorno de estrés
postraumático y los trastornos reactivos de la vinculación. En la adultez, los
niños que son víctimas de maltrato pueden presentar dificultades con la
cercanía física, las caricias, la intimidad y la confianza.
-Las dificultades cognitivas que se asocian con el maltrato son alteraciones
cognitivas, desarrollo del lenguaje y logro académico.
-Las dificultades sociales de los niños que han sufrido maltrato y abandono se
manifiestan a través de la dificultad para entablar relaciones seguras, lo que
puede llevar a dificultades posteriores en las relaciones con pares y adultos.

Consecuencias en el comportamiento:
En algunas víctimas de maltrato y abandono de menores pueden presentarse
las siguientes dificultades:
-Dificultades durante la adolescencia. Se ha encontrado que los niños que son
víctimas de maltrato y abandono tienen un 25 por ciento más de posibilidades
de experimentar problemas tales como delincuencia, embarazo adolescente,
bajos logros académicos, uso de drogas y problemas de salud mental
-Delincuencia juvenil y criminalidad en la adultez. El maltrato y el abandono
aumentan la probabilidad de comportamiento delictivo en adultos en un 28 por
ciento y de delito violento en un 30 por ciento
-Alcohol y abuso de drogas. Es probable que los niños que son víctimas de
maltrato o abandono fumen cigarrillos, beban alcohol en exceso o consuman
drogas. Dos tercios de las personas en programas de tratamiento por uso de
drogas mencionaron haber sido maltratados cuando niños
-Comportamiento abusivo. Es probable que los padres abusadores hayan sido
maltratados en su infancia. Se estima que aproximadamente un tercio de los
niños maltratados y abandonados con el tiempo victimizarán a sus propios hijos

Consecuencias para la sociedad:


La sociedad como un todo se ve afectada, directa e indirectamente, por el
maltrato y abandono de menores. Los costos directos se asocian con mantener
un sistema de bienestar para los niños y así investigar e intervenir en casos de
maltrato y abandono de menores. Los costos indirectos incluyen consecuencias
económicas en el largo plazo tales como actividad delictiva juvenil y adulta,
enfermedades mentales, abuso de sustancias adictivas y violencia doméstica
También se incluyen pérdidas en la productividad, el costo de servicios
especiales de educación y el uso del sistema de atención médica, y lo que es
más importante aún, la pérdida del potencial sin explotar de un menor que es
víctima del maltrato y el abandono

El maltrato y el abandono de menores representan un problema de


proporciones alarmantes, con costos psicológicos y económicos enormes tanto
para los individuos involucrados como para la sociedad. La identificación y el
tratamiento tempranos son importantes para evitar o minimizar las
consecuencias a largo plazo del maltrato.

El maltrato infantil afecta el crecimiento del niño en cuanto a establecer


relaciones con los demás, desarrollar autoestima, realizar actividad física,
desempeñarse académicamente y funcionar psicológicamente.
Consecuencias generales del maltrato infantil para el niño:
- Retraso en su desarrollo y crecimiento
- Baja autoestima y perdida de la confianza con otras personas
- Lesiones que causan discapacidad parcial o total
- Perdida de años de vida saludable
- Bajo rendimiento escolar
- Agresividad y rebeldía, aislamiento, soledad y angustia
- Incapacidad para resolver los problemas sin violencia
- Búsqueda de afecto y aceptación por personas o grupos inadecuados
- Tendencia al alcoholismo o drogadicción
- Tendencia a cometer actor delictivos
- Relacionadas con la salud sexual y reproductiva: problemas de la salud
reproductiva, disfunción sexual, enfermedades de transmisión sexual,
como la infección por el VIH y el SIDA, embarazos no deseados

Consecuencias psicológicas y neurológicas del maltrato infantil:


La consecuencias psicológicas que se producen por recibir maltrato no suelen
darse como resultado de un solo acto maltratante, sino que se generan tras
una frecuencia de episodios que afectan a ámbitos del desarrollo del niño,
cognitivo, lingüístico, afectivo, social, y a otras acciones evolutivas como son el
apego del niño, la autonomía, la comunicación, etc.
Según el estudio “Secuelas neurológicas del maltrato infantil. Revisión
bibliográfica” (realizado por Giménez-Pando J, Pérez-Arjona E y Díaz F.G y
publicado en la Revista Neurocirugía del año 2007, No:18 y disponible en:
http://www.revistaneurocirugia.com/web/artics/v18n2/2.pdf) existe una alta
mortalidad, alcanzando hasta 15 niños por cada 10.000 maltratados. Se calcula
que en Estados Unidos existen 1,6 muertes infantiles por cada 100.000 niños
de la población general. La morbimortalidad ha ido aumentando con los años,
pero presumiblemente por una mejor detección y registro, no realmente porque
ahora tenga peores consecuencias que antes. La mortalidad es mayor entre los
más pequeños, siendo el 77,5% de todos los éxitus niños menores de 3 años.
También existe una alta morbilidad. Se calcula que más del 10% de los niños
con retraso mental y parálisis cerebral son debido a maltrato. Dentro de todas
las posibles secuelas de un maltrato infantil, nos vamos a centrar en las
secuelas neurológicas. En 1992 se analizaron en Estados Unidos las
repercusiones del maltrato infantil, encontrando que el 30% presentaban algún
tipo de déficit cognitivo o de lenguaje, el 22% tenían trastornos de aprendizaje,
el 50% presentaban dificultad en la escuela, incluyendo déficit de atención y
trastornos de conducta, el 50% de los niños maltratados presentaban
problemas emocionales y cerca del 14% mostraban comportamientos
autodestructivos. Otros estudios muestran una recuperación pobre tras
maltratos físicos con traumatismo craneal severo, hallando un 65% de niños
con incapacidad moderada y un 15% con incapacidad grave (en la Escala de
Resultados de Glasgow). Se ha visto que son factores de mal pronóstico
neuropsicológico los niños menores de 10 años con traumatismos
craneoencefálicos, especialmente en menores de 4 años, puntuación baja en la
Escala de Coma de Glasgow al ingreso, ausencia de reactividad pupilar,
amnesia postraumática que dure más de una semana, hallazgos radiológicos
como edema cerebral difuso o lesión focal expansiva en la TC craneal y
lesiones córtico-subcorticales y en sustancia blanca en la Resonancia
Magnética.
El tipo de maltrato que más secuelas neurológicas produce es el maltrato físico.
Dos tercios de los niños menores de 3 años maltratados físicamente sufren
lesiones cerebrales. Además, el abandono puede ocasionar desnutrición grave,
que sobre todo en los primeros 6 meses de vida se asocia a secuelas
neurológicas permanentes, potenciando las posibles lesiones de un maltrato
físico.
Las consecuencias del maltrato infantil no sólo se explican por las lesiones
macroscópicas producidas en el sistema nervioso central. Existen trabajos que
proponen que el trauma emocional del maltrato también altera la bioquímica
cerebral. Así estos niños pueden tener alteraciones en las hormonas, como el
cortisol o la norepinefrina, o bien puede estar alterado el número de sus
receptores intracelulares. Se crea entonces un estado de "hiperexcitabilidad"
permanente, que les condiciona un estrés crónico. Esto puede alterar la
respuesta a futuros estímulos estresantes, ya sea por exceso o por defecto. Se
han encontrado cambios en las conexiones fronto-límbicas y alteraciones en
los núcleos adrenérgicos del troncoencéfalo, incluyendo el "locus ceruleus” y
los "núcleos del rafe".
Cuando un niño nace, su cerebro no está desarrollado y todas sus áreas no
funcionan de una forma completa. Durante el crecimiento, el cerebro se
desarrolla y madura. Es durante estos primeros momentos cuando el cerebro
es más sensible y receptivo al exterior. Si el niño vive experiencias positivas, el
cerebro se desarrolla sano y adquiere sus capacidades. Sin embargo, si existe
una interrupción de los estímulos positivos o si, peor aún, nunca han existido,
puede afectar profundamente al desarrollo funcional del cerebro del niño, con
consecuencias irreversibles. Debido a esto, los niños menores de 5 años de
edad son más vulnerables y presentan mayores secuelas a causa del maltrato.
Desde 1990 se considera la lesión cerebral traumática un motivo de
incapacidad, por la necesidad de educación especial de muchos de estos
niños. Vamos a dividir las secuelas neurológicas en tres grupos, según sean
consecuencia de un daño cerebral o craneal, daño en la columna o en la
médula espinal y daño del sistema nervioso periférico. Habitualmente los daños
del sistema nervioso periférico se incluyen dentro de las secuelas músculo
esqueléticas. Así que nos vamos a centrar en los dos primeros grupos.
Secuelas neurológicas por daño craneal o cerebral:
Vamos a dividir estas secuelas en cuatro grupos diferentes: secuelas motoras,
visuales, del lenguaje o del aprendizaje y retraso mental o alteraciones de
memoria.
Secuelas motoras:
La lesión que más frecuentemente produce déficit motor son los hematomas
subdurales agudos. Se forman por la rotura de venas puente entre la superficie
cerebral y la dura durante los movimientos de aceleración y deceleración, muy
frecuentes en estos casos (Baby Shaken Syndrome), si bien estudios recientes
sugieren que en la mayoría de estos niños también se produce daño por
impacto, y no exclusivamente por la aceleración y deceleración.
Las localizaciones más frecuentes son las regiones de la convexidad cerebral e
interhemisféricos, y se asocian en muchas ocasiones a contusiones cerebrales.
En los estudios con TC tardíos se encuentran con similar frecuencia dos grupos
diferentes, el primero con atenuación cerebral difusa (edad media en este
grupo de 5 meses y 9 días) y el segundo con atenuación cerebral focal (edad
media de 19 meses y 3 días). El daño en el parénquima es diferente, pero en
ambos existe un mal pronóstico. Estos cambios en la TC se deben a procesos
isquémicos en los capilares y venas corticales. Los daños producidos tras un
hematoma subdural agudo pueden ser múltiples, incluyendo necrosis
hemisférica (el más frecuente), infartos en los territorios de las arterias cerebral
posterior y callosomarginal, infartos de "territorios frontera" como parieto-
occipitales, etc. Los cambios estructurales se aprecian a largo plazo en los
estudios de Resonancia Magnética, pero para los cambios funcionales son más
útiles los estudios nucleares (SPECT para la reserva vascular y PET para la
función neuronal). Los hematomas subdurales crónicos también pueden
producir déficit motor. En el niño maltratado suelen ser bilaterales, y constituye
un signo de sospecha de maltrato. Los higromas subdurales y la hidrocefalia
externa pueden deberse a la rotura de la aracnoides por un hematoma
subdural previo, y son más frecuentes en el niño maltratado que en
traumatismos craneoencefálicos accidentales. Otras causas menos frecuentes
de déficit motor son las fracturas craneales y los hematomas epidurales, que
son más frecuentes en caídas accidentales21. Debidos a los movimientos de
aceleración puede producirse daño directo en las arterias, originando
hemorragias subaracnoideas, que pueden originar isquemia cerebral por
vasoespasmo, o pseudoaneurismas en las arterias cerebral media, carótida
interna y coroideas posteriores. Se han descrito aneurismas disecantes de la
arteria vertebral y trombosis del seno lateral, aunque son poco frecuentes.
Las secuelas pueden deberse a la isquemia cortical ya descrita, a lesión axonal
difusa que daña las vías motoras en la sustancia blanca, o bien a daño en el
troncoencéfalo debido a los desplazamientos y herniaciones producidas.
Es preciso considerar que el cerebro de estos pacientes tiene mayor movilidad,
que se ve incrementada por la desproporcióncefálica y la pobre musculatura
cervical.
Secuelas visuales:
El signo más frecuente del niño maltratado, y que cuando se ve suele
orientarnos hacia un probable maltrato es la presencia de hemorragias
retinianas. Se producen en el 75-90% de los casos de maltrato físico, aunque
tienen buen pronóstico, ya que se resuelven en casi todos los casos a los 4
meses. Son signos indicativos de maltrato, al igual que los hematomas
subdurales bilaterales, las fracturas craneales que cruzan las suturas y las
fracturas esqueléticas en diferentes estadios de evolución.
Pueden producirse daños en otras estructuras oculares, como las hemorragias
vítreas, sin embargo, los déficits visuales son más frecuentemente debidos a
daños cerebrales que oculares.
Aunque la hemorragia retiniana en sí no produzca grandes secuelas, existe una
correlación importante entre la extensión de dichas hemorragias con el grado
de daño neurológico, debido a la coexistencia de lesiones cerebrales.
Secuelas del lenguaje y aprendizaje:
Las alteraciones del lenguaje se producen por daño estructural en el área de
Broca, fascículo arcuato, área de Wernicke o gyrus angularis. Se pueden
manifestar como afasia o disfasia puramente motora, sensitiva, o más
frecuentemente como una gran variedad de disfasias mixtas.
Las disfasias sensitivas conllevan un retraso de aprendizaje, que a veces se
confunde con retraso mental, pero que se debe al déficit sensorial que
imposibilita la comprensión verbal. También puede existir un retraso de
aprendizaje cuando se dañan otros órganos sensoriales, como el oído o la
vista.
Retraso mental y alteraciones de memoria:
El retraso mental postraumático es mucho mayor en los niños maltratados
físicamente (hasta el 45%) que en los traumatismos accidentales (5%). Puede
deberse a daño en lóbulos frontales, tálamo, etc, pero en niños sin ninguna otra
secuela evidente, el maltrato por si mismo constituye una causa etiológica de
retraso mental.
Las alteraciones de memoria son las secuelas neuropsicológicas más
frecuentes, y son causadas por lesión en lóbulos frontales, límbicos o temporo-
mesiales.
Los déficits de memoria son mayores si el coma ha durado más de dos
semanas, sobre todo para la fijación dela memoria a largo plazo. Es
característico del maltrato infantil el daño en ambos lóbulos frontales,
produciéndose secuelas de memoria y cierto grado de retraso mental.

Secuelas neurológicas por daño medular o espinal:


Las lesiones espinales y medulares producidas en los niños maltratados son
relativamente poco frecuentes, comparadas con las lesiones cerebrales. La
parte más frecuentemente afectada es la columna cervical. Los niños
presentan mucha menos proporción de lesiones óseas espinales que los
adultos, debido a la gran laxitud ligamentosa, lo cual origina en muchos casos
lesión medular sin ninguna lesión osteoligamentosa visible, el denominado
síndrome de SCIWORA (Spinal Cord Injury Without Radiographic Abnormality).
El mecanismo de lesión cervical suele ser por hiperflexión e hiperextensión
extremas, que se ve favorecido en el lactante por la desproporción cráneo-
corporal.
Estudios anatomopatológicos muestran daños medulares, fundamentalmente
axonales, desgarros en ligamentos paraespinales y hemorragias epidurales y
subdurales. La mortalidad de las lesiones cervicales es muy alta, pudiendo
quedar secuelas en los supervivientes, ya sean secciones medulares
completas, con paraplejia o tetraplejia, según el nivel, o bien distintos grados de
lesiones incompletas, muy frecuentemente asociados a trastornos
esfinterianos.
Otro lugar de asiento de lesiones espinales es la columna dorsal, o más
frecuentemente la charnela cérvico-torácica.
Es estos casos el traumatismo suele ser más importante y son frecuentes las
lesiones asociadas, como fracturas de la escápula, indicando un traumatismo
muy severo. También existe una alta mortalidad, y las secuelas son paraplejias
o diferentes grados de paraparesias.
Las lesiones tóraco-lumbares son menos frecuentes en los niños, y no suelen
producir daño neurológico. El mecanismo más aceptado es la hiperflexión,
produciéndose distintos tipos de lesiones, por lo general sin grandes secuelas.

Además de causarles dolor a las víctimas también afecta a su familia y puede


generarles estrés, que además se asocia con trastornos del desarrollo cerebral
temprano. En casos más severos de estrés se puede afectar el desarrollo del
sistema nervioso e inmune. Si ellos fueron  maltratados en la infancia, cuando
crecen son adultos que tienen mayor riesgo de sufrir problemas físicos,
mentales y de conducta, como son: actos de violencia (como víctimas o
perpetradores), depresión, consumo de tabaco, obesidad, comportamientos
sexuales de alto riesgo y consumo de alcohol, entre otros.
El maltrato puede contribuir a padecer enfermedades cardíacas, cáncer,
suicidio y a adquirir las infecciones de transmisión sexual.
Hasta aquí hemos expuesto consecuencias del maltrato infantil. Cuando se
abarquen cada una de las formas particulares del maltrato infantil expondremos
específicamente las consecuencias que provocan.

Ahora estamos en condiciones de estudiar el Tema IV: Formas particulares del


maltrato infantil.

Bibliografía:

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