Ref.: Tutela 606 [11001220400020010485-01] Primera
Instancia.].
TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL
DE BOGOTA, D.C. S A L A P E N A L
Magistrado Ponente: Dr. ABELARDO RIVERA LLANO
Aprobada, mediante acta número: 035 Nro. 606 [110001220400020010485-01] Acción de Tutela de Diego Hernan Benavídes Ardila contra Fiscalía General de la Nación y otros. Primera Instancia.
Bogotá, D.C., veinticuatro (24) de mayo de dos mil uno
(2001). Hora: 4:00 P.M.
VISTOS:
El doctor Luis Rene Cáceres Tamayo, abogado en
ejercicio y en nombre y representación del ciudadano Diego Hernan Benavídes Ardila, interpone acción de tutela contra la Fiscalía General de la Nación, Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, Tribunal Nacional, Juzgados Especializados de Cali y Pasto y Fiscalía Regional de Cali, por la supuesta violación del derecho fundamental al debido proceso, consagrado en el Art. 29 de la C.N..
Corresponde, entonces, a la Sala hacer el
pronunciamiento de rigor, para lo cual tendrá en cuenta el siguiente universo-circunstancial que, sucintamente expondrá, como fundamento de la determinación.
ANTECEDENTES:
| 1.- El hecho, base de la pretensión.- El nombrado
accionante, aduce que su representado fue privado de su libertad y judiciliazado por los delitos de rebelión, porte, uso, tenencia de armas, municiones y prendas de uso privativo de las fuerzas armas, secuestro extorsivo, lesiones personales y homicidio, cargos que en las dos etapas 2
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procesales y con un gran número de irregularidades se llegó a una sentencia
condenatoria “viciada de nulidad”, siendo, por tanto, viable la acción exceptiva a efecto de que se ampare el derecho básico del debido proceso, vulnerado por los funcionarios judiciales demandados que tuvieron a su cargo la investigación y juzgamiento de su patrocinado. Centra la razón de su pedimento en las siguientes apreciaciones: Primero: “Durante la etapa de juicio al Juez Regional se le vencieron los términos del artículo 415 sin que para ello mediara culpa del detenido o su abogado; lo que lo hacen aún a esta fecha merecedor de su libertad”; Segundo: El acervo probatorio recaudado en esta parte de sumario nos demuestra que DIEGO HERNAN BENAVIDES ARDILA no cometió delito alguno sea cual fuese el nomen Juris que se le de y a título alguno”: Tercero: “A la fecha de presentación de esta tutela existen pruebas aún por practicar y que fueron pedidas oportunamente y decretadas en forma legal, sin que para ello tenga culpa el hoy condenado o su defensor”; Cuarto: “Se practicaron pruebas comisionadas sin el lleno de los requisitos que exige el código de procedimiento penal en su acápite de las comisiones -los anexos- y concretamente las fotografías”; Quinto: “Aún a la fecha de presentación de esta tutela al anterior defensor ni a este humilde servidor se les ha notificado la resolución que abre juicio a pruebas -artículo 446 C.P.P: Sexto: “Existen como pruebas unos documentos que adolecen de la firma de los funcionarios que practicaron una diligencias comisionadas (sic) pruebas”. Séptimo; “Pese a que se encontraban vencidos los términos de 446 en la jurisdicción de orden público, el Juez Regional con sede en nuevamente (sic) un término adicional al Fiscal Regional y al Ministerio Público pero nunca a la defensa ni al detenido sumariado”. Octavo: “El Tribunal Nacional conociendo todas estas irregularidades, solamente nulitó la notificación por edicto hecha a la sentencia proferida señor el Juez Regional de Cali, cuando era su obligación y su deber nulitar todo lo actuado a partir del vencimiento de los términos en la etapa instructiva y habida cuenta de las irregularidades para recaudar el acervo probatorio, máxime cuando advirtió el abandono y el descuido de mi antecesor a la defensa a él encomendada”. “Subida en consulta la sentencia de primer grado -al entonces Tribunal Nacional en Bogotá- esta colegiatura pese advertir todas las irregularidades aquí enumeradas (puesto que a este tribunal subieron los tres cuadernos junto con la sentencia), sólo se limitó a convalidar los errores 3
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judiciales ya citados y decretar la nulidad de la notificación que se hicieran a
la sentencia de instancia, para querer dar viso de un debido proceso penal, Nulidades y violaciones que aún a esta fecha persisten y repercuten en una sentencia de segundo grado viciada de nulidad y que repercuten en la libertad de locomoción de DIEGO HERNAN BENAVIDES ARDILA, privado actualmente de su libertad en la Cárcel de Vista Hermosa Cali”.
2. De la contestación a la demanda. Se obtuvo
respuesta de la Fiscalía Especializada 6 de la ciudad de Santiago de Cali, en cuya comunicación precedente, informa que el 18 de junio de 1997, fue capturado DIEGO HERNAN BENAVIDES ARDILA EN LA Hormiga, Putumayo e indagado por un Fiscal de ese lugar a quien se le resolvió situación jurídica por un Fiscal Regional de Cali el 7 de julio del mismo año, imponiéndole detención preventiva pro los delitos de secuestro extorsivo, homicidio y rebelión; con posterioridad, la Fiscalía Instructora de Cali ordenó la práctica de varias pruebas que se cumpliendo por Fiscales comisionados en la ciudad de Pasto y la Hormiga y, desde el momento en que se profirió la medida de aseguramiento contra aquél, su entonces defensor Mario Hernán Ordoñez Ortíz, conoció de toda la actuación solicitando copia del proceso; el 5 de diciembre de 1997, la Fiscalía clausuró el ciclo instructivo y calificó el mérito sumarial, con Resolución de Acusación, decisión que no fue objeto de impugnación. Y, concluye:
“Esta actuación de la Fiscalía se realizó ciñéndose a las
disposiciones legales contenidas en el Código de Procedimiento Penal y respetándose los derechos Constitucionales referente al debido proceso por cuanto en ningún momento de la investigación el procesado careció de defensor y tuvo un término de diez meses que duró la instrucción para presentar todas peticiones que considerara se requerían para ejercer su defensa e impugnar las determinaciones judiciales, profesional que tenía acceso al proceso en esta ciudad y la actuación ordenada a cumplir por los fiscales comisionados en razón a que los hechos se sucedieron en el Departamento de Nariño”. “Tampoco es cierto como lo expresa el accionante de la tutela que la Fiscalía violó el debido proceso al no 4
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decretarle la libertad provisional a su defendido por
vencimiento de términos, por cuanto desde la fecha de la captura, 18 de Junio de 1997 al 28 de Enero de 1998, no superan los 240 días contemplados en el artículo 415 del Código de Procedimiento Penal, término aplicable para la Justicia Regional en ese momento, por lo tanto se profirió la calificación del sumario antes del vencimiento de los términos”. “La defensa también tuvo oportunidad de intervenir en la etapa del juicio y ante la manifestación del procesado BENAVIDES ARDILA sobre la existencia de irregularidades constitutivas de nulidad en el proceso, se pronunciaron los Magistrados de la Sala Penal del Tribunal Superior de Pasto cuando en la decisión de 18 de Julio del 2000 confirmaron la sentencia condenatoria proferida contra el mencionado procesado”.
CONSIDERACIONES DE LA SALA:
1. Fuerza es repetir que la acción que se invoca, consagrada en el Art. 86
de la Carta Política del Estado, tiene como telos la de permitir, ipso facto, remover los obstáculos que impidan el ejercicio legítimo de derechos fundamentales, de los específicamente consagrados en la norma superior, del vértice jurídico del Estado, con el fin de garantizar el acceso, efecto y real, al disfrute y goce de tales derechos-garantías, como seria el consagrado en el artículo 29, de un lado; de otro, hacer viable, como es propio de un Estado de Derecho, el respeto de la libertad como expresión del valor absoluto de la personalidad humana, trasunto fiel de los derechos subjetivos, reconocidos en las normas objetivas.
2. Significa lo anterior, que cuando el acto, calificado de
lesivo, emana de un órgano judicial, como en la pretendida hipótesis de autos, la vía para enmendarlo, no es, ciertamente, la escogida por el actor, pues si considera que en la dinámica procesal se cometieron irregularidades por parte los 5
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funcionarios judiciales que tuvieron a su cargo el
proceso seguido contra su representado, es al interior del mismo donde debe alegar y solicitar la convalidación, si fuere el caso, de las anómalas actuaciones que dice vulneraron los derechos fundamentales de su patrocinado.-
3. De otra parte, no sobre recordar que las decisiones
relativas a estos temas relacionadas con la libertad del procesado, traídas a consideración por el actor, son de a incumbencia exclusiva y excluyente de los Fiscales y Jueves de la República, quienes están sujetos, por mandado Constitucional (Art. 230 C.N.), a la ley y de conformidad con ella, adoptan las decisiones pertinentes, frente a las cuales caben los recursos ordinarios consagrados en el estatuto rituario en materia penal. Mal pueden entonces los jueces de la tutela, revisar, por la vía que se pretende, las determinaciones tomadas en el seno de los procesos correspondientes, pues, equivaldría ello, sin más, a pretermitir el orden jurídico, que resultaría desquiciado, entronizándose el arbitrio.
A este respecto, la H. Corte Suprema de Justicia, en fallo
del 21 de marzo último, con Ponencia del Dr. Alvaro Orlando Pérez Pinzón, consideró:
“3. No es viable mediante la acción pública cuestionar
decisiones proferidas dentro de un proceso judicial porque el juez constitucional no tiene competencia para conocer con fundamento en el artículo 86 de la C.N. de las providencias proferidas por los funcionarios judiciales, de ahí la declaratoria de inconstitucionalidad de los artículos 11,12 y 40 del decreto 2591 de 1991.
4. Los sujetos procesales deben hacer valer sus derechos y
controvertir las decisiones que le sean adversas ante el juez natural, sin que sea admisible que se acuda a la acción de tutela con el ánimo de lograr por esta vía incorrecta que el juez constitucional desconozca las actuaciones de un proceso judicial y las decisiones proferidas allí por quqiene4s son competentes, contrariando así las reglas del debido proceso y el 6
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principio de la autonomía de los funcionarios judiciales a
las que el juez constitucional está obligado por mandado superior”.
4. Tampoco puede dicho Juez adentrarse en
consideraciones, como las que demanda el artículo 415 del C.P.Penal que son de exclusivo resorte y competencia del instructor y/o fallador, visto el proceso y teniendo en cuenta la serie de consideraciones que dicho examen comporta. Esto es lo propio de un Estado de Derecho, respetuoso de las competencias, de las decisiones judiciales ajustadas a derecho (que, como se recuerda), pueden ser atacadas por los conductos ordinarios, en orden a corregir eventuales yerros o interpretaciones desenfocadas, para lo cual existen, como se vienen indicando, los recursos y los jueces de segunda instancia, que tienen funciones concretas y específicas en estas materias.
5. Cuanto pretende entonces el actor, no es cosa distinta a que se revise
e invalide al mismo tiempo, a través de este medio exceptivo, la actuación cumplida por los funcionarios de Instrucción y de juzgamiento, lo cual es todas luces improcedente, pues, se insiste, es dentro del mismo proceso penal, donde el accionante puede intentar sus pretensiones. De otro lado, cabe relievar, que en las dos etapas procesales, el procesado Benavídes Ardila y la defensa técnica, tuvieron amplio y suficiente espacio procesal para exponer su particular visión frente a asunto que se califica en esta acción, como acto lesivo a sus intereses y, ofrecer, al mismo tiempo, la prueba y elementos jurídicos encaminados a demostrar la existencia de las irregularidades que afectan el derecho al debido proceso. Tampoco puede dejarse de destacar, que el defensor de confianza del proceso, no obstante haber estado atento al trámite y resultas de la investigación, no interpuso contra las decisiones judiciales, los recursos que la ley le confiere, por lo que mal puede el Juez de la Tutela, reexaminar el asunto penal como si se tratara de una segunda instancia, lo que implicaría romper, desconociendo, lo ya debatido y decidido en aquella sede, con claro y ostensible desconocimiento del espíritu (implícito y explícito) del Art. 86 en referencia. 7
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6. Debe precisar, igualmente la Sala, que la sola lectura de la norma
Constitucional que se dice quebrantada, pone de presente la competencia judicial, así como las formalidades legales que deben presidir los actos de la autoridad, en este caso judicial o, ya, el lleno los requisitos, tanto de fondo, como de forma, a través de los cuales debe adelantarse toda actuación que en este particular ámbito, se realice (debido proceso), lo que se cumplió, a suficiencia, en el tema abordado, habiendo encontrado la autoridad tanto investigadora como juzgadora, mérito suficiente para acusar y condenar al procesado en mención. Se trata, como se viene indicando, de unas decisiones judiciales, frente a las cuales el mismo ordenamiento jurídico, en este caso procesal penal, establece los mecanismos garantistas previstos en favor de los sujetos procesales para enervar las decisiones, como son los recursos ordinarios (reposición y apelación) que no fueron ejercitados, en su oportunidad, ni por el proceso ni por la defensa técnica, para hacer valer sus pretensiones. De suerte que, no puede pretenderse ahora que por el juez de tutela se revisen las actuaciones y determinaciones judiciales y se emita un juicio de valor acerca de los pronunciamientos tomados dentro del proceso penal, lo cual constituiría una insólita instancia más y se invadirían ámbitos de competencia, desquiciando el orden jurídico.
7. Decisión.- Las anteriores consideraciones y reflexiones son más que
suficientes para responder los planteamientos del accionante y señalar a la vez, que su pretensión resulta inconducente, al no estimarse, con la claridad requerida, en forma ostensible y real, vulneración, desconocimiento o merma en el ejercicio legal de los derechos fundamentales que cita como apoyo de la acción incoada. Por lo tanto, se niega, por improcedente, la acción de amparo contra la Fiscalía General de la Nación y demás organismos judiciales relacionados en la demanda, dados los motivos que se acaban de expresar. En consecuencia, el TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE SANTAFE DE 8
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BOGOTA, Sala de Decisión Penal, administrando Justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley,
RESUELVE:
1. DENEGAR, por improcedente, la acción de tutela incoada por el doctor
Luis René Cáceres Tamayo, en nombre y representación del procesado Diego Hernán Benavídes Ardila, contra la Fiscalía General de la Nación, Tribunal Nacional, Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pasto y Juzgados y Fiscalías Regionales y Especializados de Cali y Pasto, conforme a las razones anotadas en el cuerpo de este proveído.
2. Notificada y en firme esta decisión, envíese la
actuación a la H. Corte Constitucional, para su eventual revisión.
COPIESE, NOTIFIQUESE Y CUMPLASE.
ABELARDO RIVERA LLANO
Magistrado
LUIS MARIANO RODRIGUEZ ROA YESID ALBERTO RODRIGUEZ S.
Magistrado. Magistrado.
El presente proyecto se registró y puso a consideración de la Sala, hoy _________________
a las _________________ Devuelto, hoy _________________ a las _________________/