1 Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. 2 Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, 3 que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. 4 Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. 5 Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. 6 Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. 7 Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. 8 Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. 9 Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. 10 Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región. 11 Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. 12 Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. 13 Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron. 14 Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron a ver qué era aquello que había sucedido. 15 Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. 16 Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos. 17 Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. 18 Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. 19 Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. 20 Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.
La Biblia dice poco acerca del origen de los
demonios. Bajo el reinado de Jeroboan (929-909 a.C., primer rey del Reino del Norte de Israel, tras la división de las tribus de Israel, gobernando a 10 de las tribus) se instaura el culto a los demonios y se establecen sacerdotes para ellos (2 Cr 11:15). En Lv 17:7 se les prohíbe a los hijos de Israel ofrecerles sacrificios, sin embargo; los israelitas le ofrecen a sus propios hijos e hijas en sacrificio (Sal 106:37). En Deut 32:17 vemos cómo Moisés le reprocha al pueblo el haber ofrecido sacrificios a los demonios y no a Dios. En el NT se denotan como un espíritu malo; son los agentes espirituales que actúan en toda la idolatría. El ídolo en sí no es nada, pero cada ídolo tiene un demonio asociado que induce a la idolatría, con su adoración y sacrificios (1 Co 10:20, 21; Ap 9:20); diseminan errores entre los hombres, y tratan de seducir a los creyentes (1 Ti 4:1). La mayoría de los evangélicos los identifican con los ángeles que pecaron. 2Pe 2:4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; Jud 1:6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; Es probable que su caída tuviese lugar entre el momento en que Dios declaró que todo era bueno en gran manera durante la Creación (Gn 1:31), y la tentación de los humanos por parte de Satanás (Gn 3:1-5). Aunque se dice de ellos que están “aprisionados”, no parece tratarse del tipo de encierro total de Ap 20:1-3. Más bien parecen que están aprisionados bajo una sentencia condenatoria que tendrá su cumplimiento definitivo en el futuro. Mientras tanto, los demonios pueden realizar aún sus actividades malignas en la tierra. En el NT se les identifica como espíritus inmundos (Mr 7:25,26; 5:2; Lc 4:33; 8:29) o malos (Lc 8:2), o simplemente espíritus (Lc 10:17,20). Solamente en una ocasión se le da un nombre (legión, Mr 5:9,15; Lc 8:30), el resto de las veces no aparecen con nombres propios. Se pueden apoderar (posesionar) de las personas, es decir, una persona poseída por un demonio actúa bajo el control de este (Lc 8:28,29,36; Mt 4:24; 8:16,28,33; 12:22; 15:22; Mr 1:32; 5:15,16,18; Jn 10:21). Algunos efectos de esta posesión son la mudez (Mt 9:32), la epilepsia (Mr 9:17), hábitos antisociales (Mr 5:1-5) e intentos suicidas (Mt 17:15). Son echados fuera (Mt 7:22; 8:16; 9:33,34; 10:8; Mr 1:34,39; 6:13); saben que serán atormentados en su tiempo (Mt 8:29) y reconocen a Jesús (Lc 4:41; 8:28; Hch 19:15) y creen (Stg 2:19). Además, parece que necesitan estar en un cuerpo vivo (caliente) (Mt 8:31; Mr 5:12; Lc 8:32). La gente puede tener más de uno (Mr 16:9; 5:9). Atormentan a los hombres (Mt 15:22; 17:15; Mr 5:15), puede derribar a la gente (Lc 4:35) y atacarle (Hch 19:16); y les daña (Lc 9:39,42), a veces con enfermedades físicas (Lc 13:16). Sin embargo, el NT diferencia entre enfermedades y endemoniados (Mr 1:34; 3:15; 6:13; Hch 5:16). Mar 1:34 Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían. Mar 3:14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, Mar 3:15 y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: Aún el más endemoniado puede ser liberado y acercarse a Jesús (el gadareno, Lc 8:26-36). Los que están en Cristo y creen, tienen autoridad sobre los demonios (Mr 3:14,15; 16:17; Lc 9:1). EL LUGAR DE SATANÁS Y LOS DEMONIOS EN LA TEOLOGÍA CRISTIANA Muchas veces, de manera inconsciente, le damos al diablo cierta gloria y legitimidad. Pensamos en la actividad redentora de Dios como la destrucción de Satanás, de manera que se estudian todos los demás aspectos de la teología a la luz de la demonología. Por ejemplo: la salvación es mayormente liberar del diablo; la santificación es resistir al diablo o ser librado de él; los males humanos y sociales son problemas demoníacos; Cristo, es el instrumento de Dios para derrotar al diablo; el ES es el poder que necesitamos para combatir al diablo. Sin el diablo, este tipo de teología se convierte en un cascarón vacío. Sin embargo; la Biblia no le da al diablo el lugar “tan prominente” que muchas veces le damos los cristianos. El diablo es tan dañino al ministerio de Jesús y la Iglesia como lo pueden ser la terquedad y la desobediencia de los hombres. Pablo nombra a la muerte, y no a Satanás, como el enemigo que será destruido al final de los tiempos. 1Co 15:26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Aunque el pecado y la muerte son consecuencias indirectas de la obra de Satanás, son consecuencias directas de las acciones de los hombres. Fueron Adán y Eva, y no Satanás, quienes le dieron entrada al pecado y a la muerte en el mundo. Satanás es el tentador (1 Ts 3:5), pero cada ser humano es tentado cuando “de su propia concupiscencia es atraído y seducido” (Stg 1:14). Cuando se insiste tanto en el papel de Satanás y los demonios, se tiende a evadir la responsabilidad humana. ESPECULACIONES Y ERRORES DEMONIOS REGIONALES Aún cuando Daniel 10 insinúa que hay fuerzas demoníacas que pueden estar obrando en los sistemas políticos opresivos, no hay suficiente apoyo bíblico para justificar la suposición simplista y especulativa de que toda región o sistema político tenga su propio demonio. Además, no toda oposición de los gobiernos a Dios puede verse como una posesión demoníaca, y por tanto, debemos entender que esta oposición no debe combatirse solo dentro del contexto de lo demoníaco. DEMONIOS: EL GRAN ENEMIGO Aquellos que convierten toda tentación o prueba en una batalla directa con el diablo y sus demonios, necesitan mirarse en el espejo para descubrir quién es en realidad su peor enemigo. El NT dedica más atención a la lucha del creyente con su propia condición de ser caído, que a su lucha con los demonios. CUANTO MEJOR LE CONOZCO… En muchos hermanos que están involucrados en ministerios de liberación, existe la suposición “escondida” de que, los que realmente derrotan a Satanás son quienes mejor lo conocen. De aquí que se esfuerzan por “estudiarlo” y se ofrecen detalladas especulaciones acerca de la organización y características de los demonios, las formas en que se relacionan con los gobiernos humanos y con la vida de las personas. También se presentan elaboradas prácticas y estrategias para atar a los poderes demoníacos. Sin embargo, cuando estudiamos la Biblia, quedamos sorprendidos ante la ausencia de tales especulaciones. La Palabra de Dios anima a permanecer firmes y a resistir a las fuerzas engañosas de las tinieblas; NO a estudiarlas y atarlas. PROBLEMAS Y ENFERMEDADES: ¡DEMONIOS! No debemos atrevernos a calificar de demoníaco todos los problemas y abogar por la ilusión de que todos se pueden resolver a base de echas fuera demonios. Muchos síntomas considerados demoníacos son patológicos y humanos. Ya vimos cómo el NT distingue entre enfermedades y posesión demoníacas. CRISTIANOS ENDEMONIADOS Existen dos posiciones principales respecto a la cuestión de que si puede o no estar posesionado un cristiano. Entre quienes responden afirmativamente está Hammond, autor del libro “Cerdos en la sala”. Para este autor, el ES habita el espíritu humano en el momento de la salvación; mientras los demonios quedan confinados al alma y el cuerpo del creyente. Según él, los demonios atacan las emociones, la voluntad, la mente, y el cuerpo físico, pero no el espíritu de un cristiano. Para Hammond, Cristo ha librado nuestro espíritu del poder de Satanás y nos manda a ocuparnos de nuestra propia liberación en el resto de las áreas. Derek Prince también defiende esta posición, pero para él, Dios posee el alma y los demonios poseen el cuerpo. Sin embargo; según el NT, el cuerpo del creyente se ha convertido en la habitación personal del Dios trino, luego no pueden los demonios tener acceso a un lugar donde habita Dios. Jn 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. ¡Cuidado! Aunque es real cierta distinción entre alma y espíritu, debe cuidarse de no separarse un término del otro pues también las Escrituras los usan de manera intercambiable. Otros afirman que Dios permite los demonios en los cristianos para descubrir algún pecado en ellos; así como fueron usados los enemigos de Israel para castigarlos y darle lecciones. Sin embargo; no puede compararse el trato de Dios con Israel en el AT con el trato de Dios con la Iglesia en el NT. Se trata de dispensaciones diferentes. Además, no existe un solo pasaje en el NT donde se muestre a Dios usando los demonios para darle una lección a un creyente. Una segunda posición afirma que es imposible que un cristiano sea poseído por los demonios. Fjordbak, en su libro “¿Demonios en los cristianos?”, declara que en el momento que fuimos salvos, el cuerpo fue hecho templo del ES; el alma, como centro de emociones hacia Dios, recibió la mente de Cristo; y el espíritu fue hecho uno en confianza, en fraternidad y en adoración con el Espíritu de Dios, por lo que es imposible que Dios habite en la misma vasija donde esté Satanás. Aún una tercera posición apela a variadas experiencias de cristianos que, a pesar de tener tiempo de convertidos y congregados, han tenido manifestaciones demoníacas después de haber sido ministrados. ¡Cuidado! Quienes escriben acerca de la posesión demoníaca de los cristianos respaldan un 99% de su doctrina con ilustraciones y experiencias. Es muy común que, las enseñanzas de liberación demoníaca en la vida de los creyentes, hallen más apoyo en las experiencias vividas en los cultos, campañas y servicios de liberación, que en las Sagradas Escrituras. ATENCIÓN 1Jn 4:4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Job, el mayor ejemplo de ataque satánico que hay en las Escrituras, no fue poseído por demonios… Lo que sí pasa muy a menudo es que los cristianos somos vulnerables a la tentación, acusación y engaño de parte del enemigo. Constantemente Satanás y sus demonios están bombardeando a la mente del cristiano para hacerle retroceder en su empeño de estar cada vez más cerca de Cristo. Muchos autores están de acuerdo en afirmar que los demonios pueden controlar algún área en la vida del creyente, pero que esto no significa control total. El apóstol Pablo tenía un aguijón de Satanás en su carne (2 Co 12:7), sin embargo, esto no se puede comparar al endemoniado gadareno. La mente es el campo de batalla donde se determina el éxito o el fracaso de la vida cristiana diaria. Pero esto es muy distinto de la posesión demoníaca. Satanás sabe que nunca más podrá adueñarse de ti otra vez, pero sí puede engañarte para que cedas el control de tu vida en alguna forma. Pero, Cristo es el poseedor o propietario de todos aquellos que en fe le recibieron como Señor y Salvador (Ef 1:14). Él es dueño del cuerpo, del alma y del espíritu de cada cristiano. POSIBLES CAUSAS DE MANIFESTACIONES RARAS EN LOS CRISTIANOS PRIMERO: No eran realmente demonios. Según médicos cristianos (especialistas), existe la posibilidad de confundir la manifestación demoníaca con enfermedades de origen nervioso (crisis disosiativas: histeria). Un libro de medicina la describe así: “… implican una alteración o pérdida de la conciencia en la que el sujeto puede caer al suelo, presentar cuadros de excitación, semiestupores, etc. Después de finalizar la crisis, que puede durar momentos u horas, el sujeto queda decaído o lloroso… En ocasiones las crisis se presentan en forma menor con mareos o ligeras alteraciones de conciencia en las que el sujeto se siente distante.” Además, esta probado que en situaciones excepcionales de la vida casi cualquiera puede reaccionar histéricamente ante sacudidas emocionales violentas. Un hermano que atraviesa esta situación, claro que requerirá tratamiento médico o intervención divina para sanidad, pero NO liberación demoníaca. SEGUNDO: No eran realmente cristianos. Una persona puede estar por años dentro de la iglesia y ver que Dios está “tratando” con ella, y sin embargo, no haber rendido su vida a Cristo. TERCERO: Dejaron de ser cristianos. Se puede perder la salvación, aún cuando no sepamos exactamente cuándo sucedió, y dejar de ser templo del ES (He 6:1-8; 10:26-39). Heb 6:4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, Heb 6:5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, Heb 6:6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. La vida victoriosa del cristiano está condicionada a la obediencia a Dios y a su Palabra. Descuidar la vida espiritual al punto de envolverse nuevamente en al práctica del pecado, puede acarrear consecuencias terribles, como lo es la posesión demoníaca. Mat 12:43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Mat 12:44 Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Mat 12:45 Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación. CONCLUSIONES La opresión y posesión diabólica son terribles realidades para las personas que no son salvas; pero el auténtico cristiano no debe perder el tiempo temiendo y temblando ante los poderes demoníacos, pues una vez que pusimos nuestra vida en las manos del Señor, gozamos de total seguridad. 1Jn 5:18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. Job 1:10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Sin embargo, no podemos ignorar que debemos ser sobrios y velar porque nuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (1 P 5:8); además, aunque somos nuevas criaturas (2 Co 5:17), el pecado habita en mayor o menor grado en el creyente, y por eso existe una lucha constante en su interior (Gá 5:17) producto a la naturaleza pecaminosa del hombre. Pero, OJO, cuando la Biblia habla de Satanás y sus demonios contra el cristiano, él nunca aparece dentro, sino que presenta las batallas desde afuera del cristiano (2 Co 12:7; Ef 6:10-12; Stg 4:7; 1 P 5:8). Finalmente, si David pudo proclamar: Sal 5:12 Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor. Sal 28:7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré. Sal 28:8 Jehová es la fortaleza de su pueblo, Y el refugio salvador de su ungido. ¡Cuánto más aquellos que están escondidos con Cristo en Dios! Col 3:3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.