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ALGUNAS PARTICULARIDADES DEL

INTERVINIENTE EN LOS
DELITOS ESPECIALES
Los avances de la monografía de grado como Magíster en Derecho Penal y Procesal Penal,
permitió en puertas de un tercer semestre académico la resolución de algunas dudas
básicas en torno a la figura del interviniente en el marco de los delitos especiales. Fue así
que, entre otras, surgieron las siguientes respuestas, las cuales ya amo como abre bocas
de mi futuro aporte a las ciencias penales…

1. ¿QUÉ SON DELITOS ESPECIALES?

También conocidos como de sujeto activo calificado o cualificado, son “aquellos delitos
que sólo pueden ser cometidos por los sujetos que reúnan las calidades especiales
previstas en el tipo penal” (Corte constitucional, Sentencia C-1122/08), razón por la cual,
a diferencia de los delitos comunes, sólo podrán ser cometidos por cierto grupo de
personas, de suerte que si el autor no cuenta con los requisitos mínimos del tipo, surgirá
la atipicidad de la conducta. En cuanto a su nacimiento, se remota a la legislación alemana
clásica, “representada por una voluntad de destacar en mayor medida la relevancia de la
infracción de deberes especiales como fundamento de los delitos de funcionario” (Gómez
Martín, 2006, pág. 3).

Aunado a lo anterior, la doctrina ha diferenciado la existencia de los delitos especiales


impropios y propios. En cuanto a los primeros, son aquellos que “tienen correspondencia
con uno común, es decir, se trata de delitos en los que la calidad personal del sujeto (su
condición de funcionario público, por ejemplo) no es determinante puesto que el
comportamiento tiene correspondencia con un delito común” (Rebollo Vargas, 2000, pág.
135). Por el contrario, los delitos especiales propios, son entendidos como “aquellos que
sólo se han previsto para sujetos cualificados y no existen al margen de éstos”
(Universidad de Navarra), es decir que exigen una específica condición del sujeto activo.

Con base en lo anterior, debemos tener en cuenta que la distinción entre delitos
especiales tiene fundamento en sede de autoría y participación, en los eventos de la
ejecución de un delito en el que intervengan sujetos calificados y no calificados. Es así,
que para los delitos especiales propios la solución no será hacer responsable a todos
como coautores, porque aquellos no cualificados no podrán serlo; en este evento los no
calificados responderán como intervinientes del delito del autor. En cuanto a los delitos
impropios no habría tal necesidad, pues la existencia de un delito común cuya adecuación
típica corresponda al del delito especial permitirá una adaptación simple de los autores
(como serían los tipos del hurto y del peculado, cuya diferencia es la calidad especial
requerida).

Finalmente, cabe resaltar que en la actualidad jurídico-penal colombiana, no existe un


precepto que defina el concepto de delito especial, pues éste “puede provenir más de la
jurisprudencia y la doctrina que de la propia ley, como también son predicables de estas la
condición de delitos especiales por organización o por institución” (Figueroa Fonseca,
2014, pág. 88).

2. ¿POR QUÉ SE DISTINGUE EL INTERVINIENTE EN DELITOS ESPECIALES DEL AUTOR O


PARTICIPE?

 El código penal vigente contempla un sistema diferenciador entre la autoría y la


participación, siendo autor “quien realice la conducta punible por sí mismo o utilizando a
otro como instrumento” (Cód. Penal, art. 29, inc. 1), en sus diferentes modalidades, y
según el art. 30, será partícipe el determinador, el cómplice y el interviniente, no obstante,
el contenido de esta última modalidad parece ser de un contorno distinto de la
participación, tal y como veremos más adelante.

En primer término, “autor es la persona que realiza la conducta típica; aquella que efectúa
la acción u omisión a que se refiere el verbo rector” (Reyes Echandía, 1990, pág. 131);
claramente nuestro código penal contempla varias modalidades explicadas a profundidad
por el art. 29, tales como la coautoría, la actuación en representación de personas
jurídicas, de entes colectivos o de personas naturales.

Por su parte, “partícipe es todo interviniente que no puede ser autor, bien porque su
realización sólo entraña una aportación atenuada al delito (le falta el dominio del hecho) o
porque le faltan requisitos de la autoría específicos del delito” (Suárez Sánchez, Autoría y
participación, 1998, pág. 307). Es así que la Ley 599 de 2000 contempla en este margen
al determinador, al cómplice y al interviniente definido como “un concepto de referencia
para aludir a personas que, sin reunir las calidades especiales previstas en el respectivo
tipo especial, toman parte en la realización de la conducta, compartiendo roles con el
sujeto calificado o accediendo a ellos” (Corte Suprema de Justicia, Proceso No. 12.191, 25
de abril de 2002).

Con base en lo anterior, comprendemos una diferencia clara entre el autor y el


interviniente, pues como afirma Suárez Sánchez (2002), el autor será entendido como tal
gracias al cumplimiento de las exigencias objetivas y personales señaladas por el tipo, sin
utilizar a otro como instrumento y sin ser utilizado como tal, y como se dijo, el
interviniente es entendido como tal gracias al incumplimiento de estas exigencias
mínimas del tipo. En cuanto a su diferencia con el partícipe, se basa en que el
interviniente cumplirá los mismos requisitos del autor, solo que sin la precitada
cualificación especial, y por tanto, ni determina ni contribuye en la realización de una
conducta.

3. ¿PUEDE EL INTERVINIENTE SER AUTOR O CÓMPLICE?

Tras un análisis hermenéutico de los arts. 29 y 30 del C.P., se puede afirmar que el
particular ante un tipo especial, “puede actuar como determinador o cómplice, pero al
carecer del elemento personal exigido por el tipo, de ninguna manera podrá ser autor
(directo o mediato) ni coautor” (Suárez Sánchez, Ob. Cit., pág. 27), siendo así una
exclusión irrestricta en el campo de la autoría, en el entendido de que “cuando se procede
por un delito de sujeto calificado, se considera autor aquel que reúna esa especial
característica exigida por el legislador” (Corte Suprema de Justicia, Proceso No. 41.539, 30
de julio de 2014).

No obstante lo anterior, debemos recordar que cabe la posibilidad de que un particular


adquiera en forma permanente o transitoria las calidades especiales del tipo, momento en
el cual automáticamente adquiere la cualificación requerida y podría ser tratado como
autor o coautor, cuestión que sucede principalmente en los delitos contra la
administración pública cuando un particular que ejerce funciones públicas en forma
permanente o transitoria. “Estos particulares, si bien, como se dijo, no tienen la calidad de
servidores públicos, sí ejercen funciones públicas, de manera permanente o transitoria”
(Uribe García, 2012, pág. 65), y por conducto del art. 20 del C.P., serán tenidos como tal.

En cuanto a la participación, ya sea como determinador o bien como cómplice, se debe


decir que en los delitos especiales el particular podrá adquirir tal calidad, sin embargo no
podría existir compatibilidad entre aquéllos y la figura del interviniente, ya que cada uno
cuenta con específicas connotaciones que los excluyen entre sí.

En conclusión, en cuanto a la autoría “en los delitos especiales los particulares no pueden
ser autores, tampoco coautores ni autores mediatos por falta de calidad típica” (Gómez
Méndez & Gómez Pavajeau, 2008, pág. 148), sino que por el contrario, el particular
adquiere la calidad de interviniente. Por su parte, en cuanto a la complicidad, el Código
Penal no contempla restricción alguna para el particular en esta modalidad, razón por la
cual éste podría ser cómplice, no obstante, es diferente que el particular pueda adquirir la
calidad de interviniente y de cómplice al mismo tiempo, pues para ser interviniente se
debe concurrir en la realización del delito sin contar con las calidades especiales
requeridas, en cambio, el cómplice requiere una contribución en la ejecución del delito, o
prestar una ayuda posterior por concierto previo o concomitante a la misma.

4. SEÑALE TRES DOCTRINAS QUE EXPLIQUEN LA INTERVENCIÓN DEL INTERVINIENTE


EN UN DELITO ESPECIAL.
Varias han sido las posturas que en los últimos años se han tomado en torno a la figura
del interviniente, cuyos variantes siempre han tomado como base a las teorías del dominio
del hecho y de la infracción del deber, en búsqueda de dar respuesta a los casos en los
que un intraneus realiza una conducta punible en coordinación, cooperación o
participación de un extraneus. Por ejemplo, “cuando un servidor público ( intraneus) se
apodera de bienes del Estado que se encuentran bajo su administración y custodia
(relación funcional), y lo hace de común acuerdo y con la intervención de un particular
(extraneus)” (Córdoba Angulo, 2004, pág. 77). El punto de quiebre al que ha intentado dar
respuesta la doctrina, es a qué título debe responder el extraneus, siendo el intraneus en
estos eventos el único con la posibilidad de ser autor.

Frente a la problemática planteada, la doctrina ha postulado diversas soluciones, así:

1. El extraneus  no tiene responsabilidad alguna (Suárez Sánchez, Autoría y


participación, 1992, pág. 361).

2. El extraneus siempre tendrá responsabilidad bajo la calidad de cómplice (ibídem,


págs. 360-361).

3. El intraneus  debe responder como autor del delito especial (peculado) y


el extraneus  como autor del delito común (hurto) (Córdoba Angulo, Ob. Cit., pág.
77).

4. Otra postura propone hacer responder al intraneus  como autor y


al extraneus  como partícipe (ya sea como determinador o bien como cómplice)
(ibídem).

5. El extraneus, adquirirá la categoría de coautor-interviniente o de partícipe-


interviniente (Corte Suprema de Justicia, Rad. No. 12.191, 25/04/02).

6. El extraneus solo podrá ser coautor-interviniente (Corte Suprema de Justicia, Rad.


No. 20.704, 08/07/03).

Vemos con lo anterior, siendo solo un pequeño fragmento de las diversas posturas que ha
tomado la doctrina y la jurisprudencia, que sigue sin estar claro cuál es el alcance del
inciso final del art. 30 del C.P., razón que afluye al contenido de mi tesis de maestría, cuyo
propósito es despejar este vacío en torno al interviniente.

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