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La nueva Reforma Tributaria del

Congreso de la República
La propuesta que diseñó la comisión de expertos es sensata y, de implementarse, significaría un avance
para el sistema tributario colombiano. Sin embargo, parece políticamente inviable. ¿Cuál será la
respuesta del Gobierno?

El presidente Juan Manuel Santos y su ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas,


tendrán que mostrar todas sus dotes técnicas y políticas para sobreaguar este duro
2016. La situación fiscal se ha venido agravando y para enfrentar esta dura situación tendrá
que presentar al Congreso de la República una reforma tributaria. Es necesario analizar con
más cuidado el que será el tema central del futuro económico de Colombia. ¿Cuáles son las
grandes propuestas que quedaron en el documento de la misión de expertos cuyo contenido
está siendo socializado?

Los dos mensajes de fondo de la misión son los siguientes: que el recaudo adicional es
mejor conseguirlo por la vía de impuestos indirectos (IVA, consumo, combustibles y 4
x 1.000 –GMF–) que por la vía de impuestos directos: renta y riqueza. Gravar
excesivamente el capital puede desestimular la inversión, que es la principal fuente de
crecimiento. De otra parte, los impuestos directos son más eficientes y su efecto en los
sectores menos favorecidos de la población puede ser compensado a través de una red de
protección social.

Las razones de la comisión coinciden con el diagnóstico que había hecho en su momento
Fedesarrollo en su actividad de coordinación académica de la Misión para el Ingreso, que
en la década pasada hizo una propuesta tributaria similar.

En el texto “Equidad y eficiencia de costos de incrementar los ingresos impositivos en


Colombia”, que forma parte de la bases presentadas por la Misión, se señala que “los
impuestos sobre el capital son óptimos en el corto plazo debido a que la inversión y el
stock de capital son fijos en este espacio de tiempo. Sin embargo, en el largo plazo la
inversión y la acumulación de capital responden fuertemente a la tasa de retorno. Por lo
tanto, una reforma óptima en el estado estacionario (largo plazo) implica que impuestos
sobre el capital se deben evitar debido a que la inversión responde fuertemente, la base
tributaria se reduce y existen potenciales efectos negativos sobre el producto, lo cual
conlleva a que el bienestar agregado a la sociedad se reduzca, tanto para pobres como para
ricos”.

Ampliar la base del IVA y reestructurar los impuestos a las utilidades y la renta y
eliminar el impuesto al patrimonio es la base de esta propuesta.

Impuestos indirectos

En impuestos indirectos, la Comisión se centró en el IVA, consumo, combustibles y 4 x


1.000.

El IVA quedaría con cinco grupos definidos: no gravados (hoy excluidos), categoría de
gravados a 0% (hoy exentos), y categorías de gravados a 5%, a 10% y a 19%.

Los bienes que quedarían excluidos son: educación y salud; transporte público de pasajeros;
la venta y alquiler de inmuebles con destino residencial; rendimientos financieros y los
consumos mínimos vitales de agua potable, energía, gas y telefonía fija.

Con excepción de los anteriores rubros, todos los demás que aparecen en el estatuto
tributario como excluidos pasarían a pagar IVA de 5%. Allí están, entre otros,
verduras, frutas, miel, granos, medicinas, el asfalto, etc. A 10% quedarían gravados
otros bienes y servicios como computadores, celulares, servicio de internet estratos 1, 2 y 3
y los servicios públicos para consumos más allá del mínimo vital. Y a la tarifa general de
19% quedarían gravados intangibles como software, compra de marcas, patentes y
franquicias y las comisiones y cobros por servicios del sector financiero; también, la
medicina prepagada. Esta es apenas una enumeración de algunos productos sensibles. El
mensaje de fondo es que la base de productos del IVA deberá ampliarse para que aumente
el recaudo.

¿Cómo enfrentar el debate político que genera la propuesta de gravar productos y


servicios básicos de la canasta? La comisión considera que Colombia ha tenido una
evolución favorable de gasto social, a través de programas como Familias en Acción y
toda la matriz de protección en manos del Departamento de la Prosperidad Social. Ese
es un argumento para que un aumento en las tarifas y productos gravados con IVA que
afecte a sectores de menor ingreso sea compensado a través de gasto social.

Una de las propuestas que causó sorpresa es la de mantener el 4 x 1.000. El argumento de


los expertos es pragmático: ha resultado efectivo en el recaudo, a pesar de su
inconveniencia técnica por sus efectos en la intermediación financiera. Para aliviar este
efecto, el planteamiento es aumentar la deducibilidad del GMF a 100% en el impuesto
de renta para las empresas.

Finalmente, la comisión propone aumentar una tercera parte en la tasa de los impuestos a
los combustibles e igualar la tarifa de gasolina y diesel.
Cambios en renta

Mientras el nuevo recaudo provendrá de los impuestos indirectos, los tributos directos
deberán sufrir un revolcón para modernizar su estructura. En este frente, el efecto
sobre el recaudo será neutro: es decir, ni aumentará ni caerá. La premisa es que la
tributación no debe desestimular la inversión ni castigar la generación de empleo.

La propuesta se centra en eliminar la estructura del impuesto a la renta, el Cree y sus


sobretasas, para reemplazarla por un Impuesto a las Utilidades de las Empresas (UIE). La
tasa de este impuesto debería quedar entre 30% y 35%, según el tipo de reformas
adicionales que se le impriman al tributo.

El argumento de la comisión es que el actual sistema ha generado muchas inequidades e


ineficiencias, pues el esquema vigente contribuye poco a la redistribución del ingreso y
grava mucho la inversión y el empleo.

Con este esquema desaparecería la necesidad de que las empresas lleven dos informes
sobre su situación financiera: el de utilidades contables y el de utilidades fiscales. El
cálculo base para el impuesto serán las utilidades contables según las NIIF, con los
ajustes que establezca la Dian.

La comisión también propuso eliminar todos los parafiscales que aún quedan y pasar de
manera definitiva la financiación de Sena, ICBF y cajas de compensación al Presupuesto
General.

Para las personas naturales, la primera gran diferencia es que la tarifa máxima
(marginal) que se les aplicaría subiría de 33% a 35%. Además, desaparecerían el Iman
y el Imas como mecanismos alternativos de determinación de la renta gravable, para que el
proceso de tributación sea más sencillo y no genere confusiones o arbitrajes entre sistemas.
Esto iría acompañado de “límites más estrictos a las deducciones especiales, descuentos y
exenciones”, señala el informe.

Lo otro que sería modificado es la tabla del impuesto a la renta para personas naturales. Los
colombianos empezarían a pagar no desde los $3 millones, como ocurre hoy, sino a partir
de una renta de $1,5 millones mensuales. Esto aumentaría claramente la cantidad de
personas que declaran y pagan el impuesto. La comisión señala que para estos rangos
con rentas bajas, la tarifa promedio iría desde 2,5% hasta 4%.

La comisión señaló tres propuestas más: gravar las pensiones altas y aumentar la tarifa de la
renta presuntiva de 3% a 4%.

Se mantendría la tarifa de 10% para ganancias ocasionales por herencia, y de 20%


para loterías, rifas y juegos de suerte y azar. Sin embargo, se incluiría una nueva
tarifa de 15% para la ganancia por venta de inmuebles y otros activos.

Ese mismo 15% se aplicará al impuesto por dividendos.


Este es apenas un paneo sobre las propuestas de la comisión de expertos; estas suenan
sensatas y no se alejan mucho de lo que otros expertos han señalado, como la Misión
del Ingreso Público, que con expertos nacionales y extranjeros redactó un documento
técnico que sirvió de base para algunas de las reformas adelantadas durante el
gobierno Uribe. El problema hacia futuro es político: ¿cuál es la reforma que están
dispuestos a aceptar los colombianos? Eso dependerá mucho de los acontecimientos de los
próximos meses. Muy probablemente lo que ocurra con el proceso de paz determinará la
flexibilidad de los ciudadanos frente al tema. Los asuntos tributarios deberán seguir siendo
el eje de la agenda económica.
CONCLUSION

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