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Introducción
Las preguntas planteadas por el Consejo Directivo del Seminario Permanente de Investigación
Agraria (SEPIA IX-2002), para la elaboración de esta ponencia de balance, parten de una serie
de supuestos: No es necesariamente cierto que sean los pobres rurales los que más
deterioran el ambiente; es muy probable que haya sido la abundancia y diversidad de la base
de los recursos naturales con la que cuenta el país, respecto de otras regiones del mundo, la
que ha permitido que este círculo vicioso entre pobreza y deterioro de los recursos naturales
se haya podido sostener por tanto tiempo; se desconoce cuáles son las políticas
gubernamentales y entornos institucionales que promueven la creación de un círculo virtuoso
entre reducción de la pobreza y preservación del medio ambiente, luego de los cuales se
plantean los interrogantes:
1.¿Es la escasa dotación de recursos naturales de una zona lo que condiciona la pobreza de sus
habitantes? O, por el contrario,
2.¿Es la condición de pobreza la que los obliga a un uso inadecuado de los recursos naturales a
los que acceden? Y, finalmente,
Se quiere presentar fundamentalmente los elementos que constituyen parte del debate sobre
pobreza y recursos naturales.
El Perú ha sido tradicionalmente un país exportador de materias primas, con grandes riquezas
naturales pero con pocas capacidades o capacidades subutilizadas y no adecuadamente
promovidas para agregar valor (en general) a sus procesos de producción y de
transformación. Ciertamente, el paradigma de ser un país con ingentes recursos naturales pero
con limitado desarrollo tecnológico aún se mantiene y acentúa las distancias con respecto a los
países industrializados, e incluso con países de la región tales como Brasil y Chile, que
paulatinamente han apostado por la investigación y el desarrollo de productos competitivos
como una alternativa viable y rentable para generar bienestar interno.
Estas últimas son, sin lugar a dudas y, unidas a políticas públicas desincentivadoras de los
procesos de investigación y desarrollo, variables que han limitado también enormemente las
posibilidades de desarrollo del país (véase Gavin, Michael y Ricardo Asuman: Naturaleza,
desarrollo y distribución en América Latina: Evidencias sobre el rol de la geografía, el clima y
los recursos naturales, en Donald Brean y Manuel Glave, editores: Recursos naturales y
desarrollo. Un diálogo canadiense latinoamericano. Lima: Consorcio de Investigación
Económica y Social/Corporación de Investigaciones Económicas para Latinoamérica, 2000.)
Por ejemplo, Brack ha hecho un trabajo muy interesante de identificación de áreas y sectores
en los cuales la diversidad biológica (recurso natural que abunda en el Perú) ofrece un
interesante potencial a ser aprovechado. Hace referencia a econegocios, a partir de los
cuales pueden generarse oportunidades de inversión y consiguiente trabajo, particularmente a
nivel de comunidades campesinas y nativas y poblaciones locales. La diversidad biológica,
como pilar para el desarrollo de la biotecnología y de diferentes sectores productivos
(agricultura y la producción de fármacos), ofrece una alternativa inmediata para reorientar los
paradigmas de desarrollo en el país.
Para efectos de este trabajo, lo que resulta interesante es que, curiosamente, la diversidad
biológica tiene como contrapartida obligada la referencia a comunidades campesinas y nativas
que la aprovechan directamente, y en cuyas tierras está ubicada gran parte de la misma. En
este sentido, la diversidad biológica se presenta en la actualidad en un contexto físico y
geográfico en el cual hay una evidente situación de pobreza económica. Si bien el Perú cuenta
con plantas medicinales, tintes naturales, cultivos nativos promisorios, potencial para la
acuicultura, pesquerías interesantes y potencial agroforestal, entre otros elementos que
podrían constituirse en pilares o alternativas viables para la generación de ingresos y empleo
en general, quienes más cercanos se encuentran a estas potencialidades son, por lo general,
las comunidades pobres y ellas carecen de posibilidades de aprovecharlas.
1° Así, al referirse al paradigma de economía de frontera -frase usada por Boulding (1966)-
precisa que este enfoque trata a la naturaleza como una oferta infinita de recursos físicos,
donde el imperativo dominante es el progreso como crecimiento y prosperidad económica
infinita, y el régimen de propiedad prevaleciente el que se sustenta en la privatización.
El Perú de los últimos veinte años pareciera no haber superado el paradigma de la ecología de
frontera, aunque el discurso en algunos casos o el marco legal en otros puede haber pasado
hacia el paradigma de la protección ambiental o el del ecodesarrollo. Confirmar ello no resulta
nada complejo. El Consejo Nacional de Población señala en un documento sobre población y
medio ambiente que en un territorio como el peruano, con gran variedad de climas, paisajes y
recursos, desde el desierto costeño hasta la selva amazónica, pasando por los valles
interandinos y la puna, ha sido especialmente trágica la forma como, dentro del modelo
exportador primario, no solo no se aprovechó en todo su potencial la diversidad de los
recursos naturales, sino que esto fue afectado en parte, al tratar de imponer producciones de
unos pocos bienes primarios (agricultura de exportación, explotación minera, de harina de
pescado, etcétera), en la mayoría de los casos con tecnologías extrañas y no apropiadas,
descuidándose el mantenimiento del recurso a largo plazo, con consecuencias graves en el
medio ambiente, lo que a la larga solo ha repercutido en un mayor deterioro de las
condiciones de vida de la población.
e. Zona Puno
f. Zona Paco-La Oroya -Contaminación del aire, suelos y ríos -Sobrepastoreo, destrucción de
pastizales -Erosión de suelos
g. Zona selva central -Deforestación -Contaminación de ríos por minas -Erosión de suelos
-Inicio de la colonización
-Zona Cajamarca -Centro piloto del Programa Nacional de Conservación de Aguas y Suelos
-Proyecto AgrosilvoPeruano de la UNTC -Buen potencial de recursos naturales
-Zona Paco-La Oroya -Proyecto de trasvase del río Mantaro -Proyectos de conservación de
aguas y suelos -Potencial minero metálico
-Zona selva central -Buen potencial agrícolaforestal -Proyectos espaciales de desarrollo -Área
de abastecimiento directo para Lima de fácil acceso y cercanía
-Zona Huallaga Central Bajo Mayo -Buen potencial agropecuario forestal -Proyecto especial de
desarrollo -Área de abastecimiento para la cuenca norte
-Zona PastazaTigre Amazonas -Potencial petrolífero más importante del país -Buen potencial
de recursos renovables
-Zona de Madre de Dios -Buen potencial aurífero en explotación. -Zona estratégica fronteriza
-Buen potencial de recursos natruales renovables
Respecto a las soluciones frente a esta realidad, la Carta de Navegación plantea, bajo el
capítulo de Ecología, diagnósticos por recurso y propuestas de solución a corto plazo y para el
período del actual gobierno. Es preciso citar algunos de estos diagnósticos y evaluar las
propuestas allí planteadas. Así, respecto del recurso agua, se reconoce el desbalance entre la
densidad poblacional y la disponibilidad del agua. La costa es el área más poblada y la que, a su
vez, sufre de mayor escasez de ese recurso. A ello se suma el problema de la baja calidad del
agua para consumo humano. Frente a esta realidad, para el medio urbano se plantea, a corto
plazo, consolidar el proceso de participación del sector privado en el sector saneamiento bajo
el sistema de concesiones.
5. La Minería
Como parte de este análisis se realizó una encuesta a fin de identificar los temas prioritarios en
la relación minería-sostenibilidad. De ella se desprendió, como tema de mayor prioridad, el
desarrollo local seguido por el de desempeño ambiental de la minería y el de desarrollo de
capacidades de la sociedad civil para participar en el proceso de la toma de decisiones. Las
relaciones actuales entre minería y comunidad son altamente conflictivas en áreas del país
como Cajamarca y Piura, y Cerro de Pasco y otras en menor magnitud.
a. Petróleo Durante los últimos años, el sector petrolero en el Perú está atravesando por
una etapa poco favorable. El valor de la producción nacional de hidrocarburos representó
en el periodo 1990-1998, 4,5 % del PBI global, mientras que en 1990 el valor del PBI
hidrocarburos era de 5,0 % del PBI total. En 1998 se redujo a solo 3,4 % del PBI total, como
consecuencia de la disminución en la producción de petróleo crudo. Cabe reconocer que
el petróleo se ubica entre los mayores productos de exportación, al ser el cuarto producto
en importancia, después del cobre, la harina de pescado y el zinc. La participación del
petróleo y derivados en las exportaciones totales alcanzó un promedio de 5,2 % en los
noventa, pero con una tendencia descendente, al pasar de 7,8 % en 1990, a 3,9 % en
1998. Entre 1991 y 1994 la producción de petróleo nacional registró un periodo de
expansión en la producción. Sin embargo, a partir de 1995 comienza una etapa de
contracción, esto asociado al agotamiento natural de los campos conocidos, así como a los
pobres resultados de los pozos exploratorios realizados en los últimos años, ya que de los
veintiocho pozos exploratorios efectuados entre 1995 y 1998, solo alrededor de cuatro o
cinco han dado algún resultado.
Con respecto al nivel de producción de petróleo crudo por contratistas, a partir de 1992 se
han incorporado a la actividad productiva un número mayor de empresas de capitales
nacionales y mixtos, las cuales han suscrito contratos con PerúPetro para la operación de sus
lotes. La participación del stock de inversión extranjera directa en petróleo registrada en la
CONITE, como porcentaje del stock de inversión extranjera directa total, ha venido
disminuyendo paulatinamente en los noventa. Por ejemplo, en 1991 representaba 4,9 %,
mientras que en 1998 representaba solo 1,4 %. El inicio de una serie de actividades de
exploración a mediados de la década de los noventa, trajo a discusión una serie de temas
asociados al derecho de las comunidades sobre sus tierras y la necesaria consulta previa que el
desarrollo de actividades de esta magnitud debía incluir.
b. Recursos hidrobiológicos
El comportamiento del PBI pesquero ha sido muy variable, presentando en la década de 1980
a 1990, un decrecimiento en su producción en los años 1983, 1987 y 1990, con tasas de
crecimiento de -30 por ciento, -12 por ciento y -1 por ciento respectivamente. Si bien entre
1992 y 1994 se recuperaron los niveles de producción, en los últimos años estos han decaído
nuevamente, alcanzando niveles críticos en 1998 (-36 por ciento), año en que se presenta con
mayor incidencia el fenómeno El Niño. En lo que se refiere a la actividad pesquera nacional,
esta depende en más de 99 % de especies nativas marinas y continentales. La exportación de
pescado enlatado y congelado, de harina y aceite de pescado, constituye una importante
fuente de ingreso de divisas y también de alimentos, ya que cada año se produce
aproximadamente 400 000 toneladas de pescado para consumo humano. Por otro lado, la
pesca en la Amazonia contribuye con cerca de 80 000 toneladas de pescado al año, destinado
al autoabastecimiento.
El sector pesquero enfrenta una serie de problemas originados en la sobrecapacidad del sector
industrial para pescar y procesar el recurso. Ello puede deberse, en opinión de muchos
expertos, a la poca consideración ambiental que la política del sector ha tenido en los últimos
treinta años y en la perversa competencia que el sistema de cuota global genera en los
industriales. El sector pesquero vino trabajando una nueva política orientada al control de la
disponibilidad de los recursos hidrobiológicos a partir de instrumentos que iban más allá de la
simple veda del recurso. Ello incluyó control satelital de las embarcaciones, reducción de flota,
pago de un derecho de pesca calculado en una primera etapa sobre la capacidad de bodega,
promoción de prácticas de preservación a bordo, desarrollo de una estrategia de cuotas
individuales transferibles de pesca, mejora tecnológica orientada a la prevención de la
contaminación en las plantas pesqueras, entre otras medidas. Algunas de ellas fueron
efectivamente adoptadas, y otras, en cambio, se han visto nuevamente retrasadas.
c. Recursos forestales :
Casi las dos terceras partes del Perú están cubiertas de bosques. El país cuenta con 75 millones
de hectáreas de bosques tropicales. 46 millones de hectáreas tienen vocación de producción
forestal permanente. En la zona amazónica en la que se concentra la actividad de
aprovechamiento forestal, la industria forestal no ha seguido un desarrollo basado en
patrones ambientales, económicos ni sociales sostenibles.
La actividad forestal contribuye con 4 % al PBI nacional por el consumo interno de madera,
leña y carbón vegetal. Además, la exportación de productos madereros y forestales, como la
uña de gato, la sangre de grado y los cueros de animales silvestres de la Amazonia depende en
100 % de la biodiversidad nativa. Sin embargo, la deforestación más importante es causada
por la agricultura migratoria (tanto en el nivel de subsistencia como en el nivel industrial).
Aproximadamente 60 % de la deforestación se produce en las partes altas. El Perú no cuenta
con una sola hectárea de bosque certificado como de manejo sostenible, a diferencia de
Bolivia que tiene 1,2 millones de hectáreas certificadas. En el tema de reforestación, se ha
registrado que de 1981 a 1998 se ha logrado reforestar alrededor de 67 624 hectáreas.
El debate generado por la recientemente aprobada Ley Forestal ha puesto en evidencia los
problemas que el aprovechamiento forestal ha venido causando en los últimos años con
pequeños extractores sin planes de manejo y que, en muchos casos, respondían a intereses de
grandes extractores quienes de esta forma se exceptuaban del cumplimiento de mayores
requisitos. Esta discusión se ha llevado al tema de pobreza versus manejo. Producción agrícola
En el Perú solamente se cultiva 2,9 % del territorio nacional (3’ 730,000 hectáreas
aproximadamente). El potencial de tierras agrícolas es, sin embargo, de 7’ 000,000 de
hectáreas.