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LA PROTECCioN:

NUESTRO COMPROMISO
Programa de Formación de Tutores en la Prevención
del Abuso Sexual de niñas, niños y adolescentes.

8 . APRENDIENDO
DE NUESTRO PASADO
Autor: Mons. Stephen J. Rossetti
Aprendiendo de nuestro pasado
Uno de los modos más importantes en que este curso puede ser especialmente útil es
aprender de los errores y la comprensión del pasado reciente. Muchos países alrededor del
mundo han atravesado dolorosos procesos de aprendizaje acerca de cómo comprender y
responder a la tragedia del abuso sexual infantil. Si bien cada país y cada cultura son
únicos, ha habido respuestas institucionales y humanas similares frente al abuso sexual
infantil, incluso dentro de la Iglesia Católica, de las cuales podemos aprender.

Sería una doble tragedia si cada pueblo y cada generación tuvieran que aprender de cero a
partir de los mismos dolorosos errores que se han cometido una y otra vez en diferentes
partes del mundo. Una de las bondades de esta plataforma de e-learning, es que puede
seleccionar algunos de estos errores comunes y sus remedios, y compartirlos con nuestros
hermanos y hermanas alrededor del globo. Esto puede hacer nuestro aprendizaje más
rápido y nuestra respuesta más efectiva. De este modo, muchos más niños pueden ser
salvados del trauma del abuso sexual, que es de hecho el fin último de este curso.

Si bien tales errores y sus remedios se presenten a continuación, no todos los países ni
todas las culturas han cometido todos esos errores. Son más bien una acumulación de
aprendizajes de diversas partes del mundo.

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ERROR: NO ESCUCHAR A LAS VÍCTIMAS.

Una de las razones por las cuales no hemos escuchado sino hasta hace muy poco a las
víctimas del abuso sexual infantil, es que no hemos estado dispuestos a escuchar. Las
víctimas frecuentemente quieren contar su historia. Al principio nos evaluarán sutilmente y
de muchas maneras, para ver si estamos dispuestos a escuchar. Cuando no estamos
abiertos a escuchar la triste verdad, las víctimas no abrirán su vulnerabilidad, contando sus
tristes historias de traición y abuso. Así, la tragedia del abuso sexual infantil ha sido
largamente mantenida como un cáncer secreto por siglos. La terrible verdad debe ser
expuesta a la luz del día que sana, pero esto sólo puede ocurrir si escuchamos.

REMEDIO: CONSTRUIR UNA SOCIEDAD QUE ESCUCHA.

El remedio es crear una sociedad y una institución que esté dispuesta a escuchar a las
víctimas. A través de nuestras palabras, de nuestros gestos, y de nuestra sensibilidad,
debemos construir una cultura de la escucha que valore a sus hijos y escuche sus sentidas
palabras. El Papa Benedicto nos ha dado un importante ejemplo. Él escribió en su carta a
los católicos de Irlanda, “En varias ocasiones, desde mi elección a la Sede de Pedro, me he
encontrado con víctimas de abusos sexuales y estoy dispuesto a seguir haciéndolo en
futuro. He hablado con ellos, he escuchado sus historias, he constatado su sufrimiento, he
rezado con ellos y por ellos.” i Cuando los obispos escuchan a las víctimas, es un momento
de sanación importante para las víctimas, y es un momento importante para los obispos
mismos para comprender el dolor y el daño de las víctimas.

Además, los programas de educación para la protección de los niños son cruciales en
aumentar consciencia y conocimiento. Los programas de protección de niños funcionan. En
los países donde ha crecido la consciencia y los programas de protección infantil están
difundidos y son usados, los índices de abusos han caído notablemente. La gente se vuelve
más consciente del peligro; los niños son supervisados más de cerca; se refuerzan confines
más apropiados con los niños; se responden más veloz y efectivamente las acusaciones, y
es más probable que se pueda intervenir en las situaciones de potencial abuso antes de que
éste ocurra. La protección infantil comienza con la construcción de una sociedad que
escucha y que es segura para los niños.

Aprendizaje 2
ERROR: “ESO AQUÍ NO SUCEDE.”

Un error común es subestimar la prevalencia del abuso sexual infantil en el propio ámbito o
área. La gente generalmente está dispuesta a admitir que el abuso sexual infantil ocurre,
aunque agregan, “pero aquí es raro.” Al mismo Santo Padre, en su libro Luz del Mundo, se
le preguntó por qué no había sido más agresivo con los casos de abuso sexual infantil
cuando fue Arzobispo de Munich. Él admitió cándidamente, “Para mí fue… una sorpresa
que también en Alemania existiese el abuso en esa magnitud.”ii

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En la Iglesia Católica se pensó al inicio que era un “problema norteamericano”. Luego
comenzaron a aparecer más casos en otros países, y entonces se dijo, “es un problema de
los países anglófonos”. Después que aparecieran aun más casos en más países, se amplió
a “es un problema occidental.” Pero un meta-análisis publicado en 2011 demostró que este
es un problema mundial con índices de abusos similares en Sudamérica, Norteamérica,
Asia, África, Australia y Europa.iii

REMEDIO: INVESTIGAR E INDAGAR ACERCA DEL ABUSO INFANTIL EN SU PROPIA


ÁREA.

Hay algunas culturas donde aun es un tabú hablar de crímenes sexuales tales como el
abuso sexual infantil. Pero, si uno habla con los profesionales que trabajan diariamente con
menores, es muy probable que emerja la verdad. Tales profesionales pueden encontrarse
en organizaciones de protección infantil, hospitales u orfanatos; pueden ser trabajadores
sociales, enfermeros, trabajadores en líneas telefónicas de emergencia por abusos, y otros
que cuidan de los menores. Cuando realmente comencemos a escuchar, la desagradable
verdad eventualmente saldrá a la luz: el abuso de menores es un flagelo en todas las partes
del globo. Si bien puede manifestarse de modos diferentes o desarrollar adaptaciones
culturales diversas dependiendo de la cultura, el abuso de la vulnerabilidad de los niños es
universal.
Aprendizaje 3
ERROR: “LA MAYORÍA DE LAS ACUSACIONES SON FALSAS.”

Esta afirmación, “la mayoría de las acusaciones son falsas”, es una forma de negación.
Queremos creer que los casos de abuso verdadero son raros y que las víctimas que acusan
están exagerando y/o no diciendo la verdad. Para ser honestos, existen acusaciones falsas.
Pueden encontrarse especialmente en casos de tenencia por divorcio legal, estudiantes
enojados vengándose de sus profesores, o “víctimas” buscando importantes arreglos
económicos en algunos países occidentales. Pero aún en el último caso, más del 90 por
ciento de las acusaciones son fundadas. La gente raramente miente cuando dicen haber
sido abusados sexualmente siendo menores. Las víctimas tienen potencialmente mucho
que perder exponiéndose públicamente. Usualmente son culpabilizados y aislados,
especialmente si el acusado en cuestión era una figura pública popular, como lo es un
sacerdote.

REMEDIO: CREER A LA INVESTIGACIÓN – LAS ACUSACIONES FALSAS POR ABUSO


INFANTIL SON RARAS.

Si se comprueba que una acusación es falsa, se deben emplear todos los esfuerzos
necesarios para reparar la reputación de quien fue falsamente acusado. Hay que admitirlo,
es difícil, sino imposible, reparar completamente el daño a una persona acusada falsamente
si la acusación tomó estado público. Existe un escepticismo creciente en torno a las
acusaciones que provienen de “recuerdos recuperados”. En estas situaciones, los
recuerdos parecen más vulnerables al error. Pero un estudio tras otro han demostrado que
la gran mayoría de las acusaciones de abuso sexual infantil son fundadas.

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Aprendizaje 4
ERROR: “LA VÍCTIMA LO SUPERARÁ.”

Mucha gente creía que el abuso sexual infantil no era gran cosa. Pensaban que los niños lo
superarían. Pensaban que lo mejor que se podía hacer era ignorarlo y no armar alboroto.
Las autoridades eclesiásticas y la sociedad no tenían idea de cuán real y duradero es el
trauma que experimentan la mayoría de las víctimas.

REMEDIO: LAS VÍCTIMAS NECESITAN SER ESCUCHADAS Y ATENDIDAS TAN


PRONTO COMO SEA POSIBLE.

En la vida después del abuso sexual infantil, muchas víctimas dicen tener síntomas
significativos, a veces severos, que duran hasta la edad adulta. Existe una gran cantidad de
literatura que habla de la probabilidad de traumas psicológicos serios como resultado del
abuso sexual infantil. En lugar de ignorarlas, las víctimas necesitan que se las escuche y se
les crea. Muchas necesitan y reciben atención psicológica profesional. Las víctimas
pueden, y de hecho lo hacen, transformarse en “supervivientes” – aquellos que han ido más
allá del trauma del abuso para tener vidas saludables y productivas. Algunos necesitan más
atención que otros, pero todos necesitan nuestra comprensión y nuestro reconocimiento del
dolor y del daño que han sido causados.

Aprendizaje 5
ERROR: “LA VÍCTIMA LO SUPERARÁ.”

Con demasiada frecuencia, las autoridades eclesiásticas han respondido a las víctimas
tanto con el silencio como con una postura legal, defensiva. Como dijo un obispo, “nos
olvidamos que las víctimas son también fieles de nuestras parroquias.” Como resultado, las
víctimas experimentaron lo que los profesionales llamaron “la segunda herida”. Esto ocurre
cuando aquellos con el rol de autoridad responden de modo negativo, o haciendo sentir
culpables a las víctimas. En esta segunda herida, las víctimas son traumatizadas una vez
más, impactando seriamente en su futura recuperación.

A veces es difícil mantener una respuesta compasiva y acogedora con las víctimas cuando
éstas se expresan en modo agresivo, desconfiado o culpabilizando. De todos modos, es
comprensible si han sido abusadas por referentes eclesiales. En estas circunstancias, se
necesita especial paciencia y comprensión.

Es más, en algunos países con fuertes leyes de responsabilidad civil, con posibles
implicaciones ecomómicas (tort laws), las autoridades eclesiásticas tuvieron miedo de las
posibles implicaciones financieras y públicas para la Iglesia, y por esto respondieron con
una postura defensiva. Irónicamente, cuando los líderes adoptan una postura defensiva son
más proclives a ser demandados o a incurrir en daños mayores en el ámbito público.

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REMEDIO: PONER A LAS VÍCTIMAS EN PRIMER LUGAR

Si bien toda persona es la destinataria propia de la cura pastoral de la Iglesia, existe una
opción preferencial por los pobres, sufrientes y marginados. Durante demasiado tiempo las
autoridades eclesiásticas han focalizado su respuesta y su atención en el victimario, a
menudo porque era un sacerdote, relegando así a la víctima a un lugar secundario si es que
no olvidándola por completo. El Papa Benedicto citó como una de las causas del escándalo
por abuso infantil, “una tendencia en la sociedad a favorecer al clero y otras figuras de
autoridad.” iv Las autoridades eclesiásticas ahora están tratando de hacer conscientemente
de los niños y las víctimas su prioridad y su primera preocupación, sin olvidar las
necesidades de los otros. Es más, las autoridades eclesiásticas son ante todo pastores, por
lo tanto, una actitud defensiva o legal no es ni útil ni apropiada. Su respuesta tiene que ser
primordialmente la respuesta de un buen pastor. Esto no es sólo buena teología o buen
ejercicio del ministerio; es además lo mejor para las víctimas.

Cuando los menores son abusados por personas de la Iglesia, la justicia dicta que la Iglesia
ofrezca rápidamente cuidado pastoral y atención terapéutica, no importa cuánto tiempo
atrás haya ocurrido el abuso. Frecuentemente las víctimas salen a la luz muchos años
después, y necesitan tanto cuidado y sanación como en el día en que tuvo lugar el abuso.
Además, un pedido de perdón sincero del obispo en nombre de la Iglesia o de las personas
que lo representen, en general es muy importante para las víctimas. El trauma del abuso
sexual y su herida pueden durar una vida entera si no son atendidos.

Aprendizaje 6
ERROR: PREOCUPACIÓN FUERA DE LUGAR POR LA REPUTACIÓN DE LA IGLESIA

El Santo Padre ha lamentado el abuso sexual infantil y el manejo a veces pobre del mismo
por parte de la Iglesia. Otra razón de este escándalo que él citó fue “una preocupación fuera
de lugar por el buen nombre de la Iglesia y por evitar escándalos.” v En el intento de evitar
el escándalo, las autoridades eclesiásticas han tratado frecuentemente de mantener en
secreto estos abusos y de este modo en realidad han consolidado una cultura del silencio y
del abuso. Irónicamente, ha sido el intento de evitar el escándalo el que ha conducido a
algunos de los más grandes errores y así, a un escándalo aun mayor.

REMEDIO: UNA ACCIÓN DECIDIDA, LLEVADA A CABO CON APERTURA Y


TRANSPARENCIA.

En lugar de tratar de proteger la Iglesia, las autoridades eclesiásticas deberían tener como
primera preocupación el bienestar de las víctimas, ofreciendo justicia y sanación a aquellos
que han sido lastimados. El Santo Padre exhortaba a sus hermanos obispos a responder a
esta tragedia con “una acción decidida llevada a cabo con total honradez y transparencia.”vi

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Cuando las autoridades eclesiásticas afrontan abierta y directamente el mal del abuso
sexual infantil, la “herida” es tocada y puede comenzar el largo proceso de sanación. Esto
incluye el reconocimiento de nuestros pecados, pidiendo perdón, acercando una disculpa
sincera a las víctimas, acercando una mano sanadora a todas las víctimas, animando a
otras víctimas a dar un paso adelante, y cooperando plenamente con las autoridades civiles
donde así se lo requiera.
Cuando se afrontan los casos abierta y transparentemente, es probable que más víctimas
se animen a salir a la luz. Es común que los agresores tengan más de una víctima y,
lamentablemente, unos pocos llevan registro de ellas. Parte de la atención pastoral de las
víctimas es, para las autoridades eclesiásticas, animar a todas las víctimas a salir a la luz y
ofrecerles atención y acompañamiento.

Aprendizaje 7
ERROR: DEJARSE MANIPULAR POR EL AGRESOR.

Parte de la patología del abusador de menores es el uso habitual de mecanismos de


defensa como la negación (“No fue sexo, sólo estábamos jugando un poco”),
racionalización (“Tomé algunos tragos de más; no volverá a ocurrir”), y minimización (“Sólo
sucedió una vez y mis acciones fueron malentendidas”). Es más, los agresores, incluidos
sacerdotes, usualmente mienten cuando se los confronta por primera vez. Tal es así, que
los obispos y sus representantes, incluidos los profesionales de la salud que no han recibido
formación en este campo, han sido frecuentemente manipulados y engañados por los
agresores. Los obispos y sus sacerdotes-vicarios no deberían ser quienes evalúen y
recolecten la información detallada de los agresores acusados. No están cualificados para
hacerlo y, como resultado, muchos han cometido serios errores de juicio

REMEDIO: ACUDIR A PROFESIONALES LAICOS FORMADOS ES DECISIVO.

Acudir a profesionales clínicos, de expertos en leyes y en derecho canónico, es decisivo.


Necesitan ser profesionales formados y experimentados en tratar con perpetradores de
abusos sexuales infantiles. Muchos obispos han establecido “Comisiones Diocesanas”
conformadas por tales expertos para asesorarlos en caso de que aparezcan acusaciones.
Estas comisiones asesoran al obispo acerca de cómo responder del mejor modo a cada
acusación. Cuando los obispos y sus sacerdotes colaboradores han tratado de lidiar con
estos casos discretamente y por sí mismos, hay mucha mayor probabilidad de que se
obtengan resultados desastrosos.

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Aprendizaje 8
ERROR: MALENTENDIDO PERDÓN A LOS AGRESORES.

La Iglesia ofrece el perdón de Cristo y la sanación a todas las personas, incluyendo a los
perpetradores de abuso sexual infantil. Pero perdón no significa que un sacerdote abusador
tiene derecho al ministerio; el ministerio para los presbíteros es un privilegio, no un derecho.
Sacerdotes abusadores y otros, acusaron frecuentemente a las autoridades eclesiásticas
de no perdonar realmente a los abusadores si éstos no eran reasignados. En cualquier
caso, el perdón y la reasignación de un puesto son dos temas diferentes. Muchas
autoridades eclesiásticas eventualmente han reasignado abusadores para ejercer el
ministerio después de un tratamiento, pero no comprendieron cabalmente que de este
modo persistía la posibilidad de que estos abusadores reincidieran. Tampoco
comprendieron hasta qué punto el público reaccionaría fuerte y negativamente a estas
reasignaciones y reincidencias.

REMEDIO

Algunos perpetradores pueden ser tratados exitosamente y el riesgo de futuros abusos se


reduce significativamente. Entonces, es falso decir que todos los abusadores de niños son
intratables. Pero el riesgo nunca podrá reducirse a cero – siempre habrá algún riesgo;
nunca estarán completamente “curados”. Los abusadores de alto riesgo son mucho más
proclives a recaer y muchos de ellos necesitarán estar de por vida en un lugar seguro y
monitoreado. Incluso para los abusadores de bajo riesgo, hay cierta posibilidad de recaída:
¿la Iglesia y los niños pueden afrontar tal riesgo? Una vez que una persona ha abusado
sexualmente de un menor, él o ella pierden con razón el privilegio de trabajar pastoralmente
con gente joven y de estar en contacto con menores para siempre. Los abusadores pueden
ser perdonados sin que se les vuelva a asignar una tarea pastoral.

De ser posible, por su propia seguridad y por la seguridad de los niños, estos abusadores
deberían ser supervisados y mantenidos lejos de menores. Se elaboran así “planes de
seguridad” para cada abusador, basados en el nivel y tipo de riesgo con grados variables de
restricciones y supervisión. En caso de que las reglas fueran violadas por el agresor,
deberían existir consecuencias negativas reales para él.

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Aprendizaje 9
ERROR: SUBESTIMAR CUAN ENOJADA SE SIENTA LA GENTE CUANDO UN NIÑO ES
ABUSADO.

La gente se indigna cuando los menores son abusados. Los adultos, especialmente los
padres, protegen instintivamente a sus hijos y se indignan cuando un niño es dañado,
especialmente si el agresor es un miembro del clero. Jesús mismo condenó con la mayor
severidad a aquél que dañara un niño: “Sería mejor para él si se atase una piedra de molino
alrededor del cuello y se lo arrojara al mar” (Lc 17,2). Cuando las autoridades eclesiásticas
responden de manera limitada al abuso sexual infantil y con un esfuerzo pálido, el público
se indigna aun más porque estas autoridades no han “entendido” la severidad del problema
o la verdadera naturaleza de esta tragedia. Les dicen, “ustedes no entienden.”

REMEDIO: RESPONDER INMEDIATA Y DECIDIDAMENTE PARA PROTEGER A LOS


NIÑOS.

El 23 de abril de 2002, cuando los cardenales de los Estados Unidos se encontraron con el
Papa Juan Pablo II para discutir del escándalo por abusos sexuales, el pontífice dijo a los
cardenales y al mundo, “la gente debe saber que en el sacerdocio y en la vida religiosa no
hay lugar para quienes dañana los jóvenes.” vii La gente espera y merece que las
autoridades eclesiásticas también se indignen y respondan de inmediato y con fuerza,
poniendo a disposición todos los recursos necesarios para salir en ayuda de los niños. La
inactividad, la demora y los esfuerzos titubeantes no harán otra cosa que encontrar mayor
indignación, no sólo de parte de las víctimas, sino también de la sociedad entera. La gente
necesita especialmente saber que nuestras autoridades eclesiásticas están fuerte y
personalmente comprometidas en frenar a los abusadores y en proteger a los niños.En
numerosas ocasiones, el Papa Benedicto ha llamado al mal del abuso sexual infantil como
“inmundicia”. Esto resonó fuertemente entre la gente. Muchos dicen que el Papa Benedicto
“entiende”.

Aprendizaje 10
ERROR: NO REPORTAR ESTOS CRÍMENES A LAS AUTORIDADES CIVILES.

El abuso sexual infantil es una tragedia terrible. Es un pecado serio. Es una grave violación
del derecho canónico. Y en casi todos los países del mundo, es un crimen civil. El Papa
Juan Pablo II lo reconoció cuando dijo a los cardenales americanos que el abuso sexual
infantil era “con razón, la sociedad lo considera un crimen; es también un pecado horrible a
los ojos de Dios.” viii En muchos casos, las autoridades eclesiásticas no cooperaron con las
autoridades civiles y así los crímenes muchas veces continuaron. Es un derecho propio de
la sociedad civil el procesar los crímenes civiles dentro de su jurisdicción y es importante
para las autoridades eclesiales cooperar completamente con sus investigaciones.

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REMEDIO: COOPERAR INMEDIATA Y TOTALMENTE CON LAS AUTORIDADES CIVILES
CUANDO APAREZCAN ACUSACIONES DE ABUSO SEXUAL INFANTIL.

Las autoridades civiles tienen como tarea investigar y juzgar los casos de abuso sexual
infantil. La Iglesia no está preparada para investigar y procesar violaciones a la ley civil; esto
pertenece propiamente al sistema de la justicia penal. En países donde existen sistemas
judiciales penales, todas las acusaciones de abuso sexual infantil deben referirse
inmediatamente a las autoridades civiles para que sean investigadas y atendidas. Las
autoridades eclesiásticas deben cooperar completamente con sus investigaciones y no
impedirlas. Como aconsejó el Papa Benedicto a sus hermanos obispos en Irlanda cuando
lidiaban con el abuso sexual infantil, “Sigan cooperando con las autoridades civiles en el
ámbito de su competencia.” ix

Aprendizaje 11
ERROR: INSUFICIENTE DISCERNIMIENTO DE LA DIMENSIÓN HUMANA Y LA
FORMACIÓN DE LOS SACERDOTES, INCLUYENDO LA FORMACIÓN EN LA
SEXUALIDAD HUMANA.

Los individuos con tendencias a abusar sexualmente de menores son difíciles de identificar
y testear debido a los límites de los métodos de evaluación psicológica y otros. La patología
psicosexual y/o psicosocial que hace que un adulto sea proclive a abusar de menores,
frecuentemente no son visibles de inmediato, a veces incluso para el individuo mismo.
Además, en algunos lugares los candidatos al sacerdocio no son suficientemente
evaluados y formados, especialmente en la dimensión humana y en la sexualidad. Una
evaluación y una formación mejoradas pueden ayudar a prevenir el abuso manteniendo a
algunos potenciales abusadores fuera del sacerdocio y asistiendo a aquellos que llegan a
ser sacerdotes en vivir vidas castas y saludables.

REMEDIO: IMPLEMENTAR UNA EVALUACIÓN Y FORMACIÓN DE LOS CANDIDATOS


AL SACERDOCIO MÁS INTENSA.

El Papa Benedicto ha señalado que otro de los factores que contribuyen al escándalo del
abuso infantil en la Iglesia han sido los “procedimientos inadecuados para determinar la
idoneidad de loscandidatos al sacerdocio.” x La formación humana y los procedimientos de
evaluación psicológicamás profundos se están comenzando a aplicar en aquellas regiones
del mundo que cuentan con esos recursos. En otros lugares se están intentando desarrollar
estos importantes recursos. Existen ya instancias específicas donde una evaluación más
profunda de los candidatos al sacerdocio ha salvado a la Iglesia de situaciones futuras
potencialmente desastrosas.

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Aprendizaje 11
ERROR: NO VER LAS SEÑALES DE ALERTA.

Los actos de abuso sexual infantil son a menudo precedidos por un período de “grooming”.
Durante este periodo, los abusadores típicamente adoptan comportamientos como: hacer
regalos generosos a las posibles víctimas, llevarlos a viajes privados y a sus habitaciones
personales, decir al niño que ellos tienen una relación personal secreta, no respetar
progresivamente los límites de los gestos físicos, y otros comportamientos seductivos tales
como tomar cientos de fotos de menores. Durante estos períodos de “grooming”, los adultos
a veces han percibido estos comportamientos problemáticos, quizás hasta los han
reportado a las autoridades eclesiásticas, quienes, a veces, han sido lentos para reaccionar
o incluso indiferentes

REMEDIO: IMPLEMENTAR UNA EVALUACIÓN Y FORMACIÓN DE LOS CANDIDATOS


AL SACERDOCIO MÁS INTENSA.

Se espera que ahora las autoridades eclesiásticas respondan no sólo con fuerza y eficacia
a las acusaciones de abuso sexual, sino que también se espera que intervengan
rápidamente cuando se note un comportamiento sospechoso de adultos con respecto a
menores. Esto implica un esfuerzo educativo más fuerte de las autoridades eclesiásticas
acerca de los signos y dinámicas de tales comportamientos seductivos. Se necesita
formación y experiencia para reconocer velozmente estas señales de alerta y para
intervenir de manera efectiva y apropiada. Una vez más, el auxilio de profesionales clínicos
y legales formados puede ser de ayuda. Los confines apropiados deben ser rápidamente
restablecidos. Tanto el adulto como el menor podrían necesitar asistencia personal.

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Comentarios Finales
Es importante que las autoridades eclesiales alrededor del mundo compartan entre sí su
experiencia y aprendizaje acerca del abuso sexual de los niños. No es necesario que cada
país tenga que transitar por la misma larga y dolorosa experiencia y aprendizaje,
permitiendo de este modo que, mientras tanto, sigan ocurriendo innecesariamente más
casos de abuso. De este lado de la eternidad, nunca podremos erradicar completamente
todos los casos, pero podemos reducir significativamente su número y de este modo
preservar a muchos, muchos niños y a sus familias del trauma y del dolor del abuso.
Estamos moralmente obligados a hacer todo lo que podamos para proteger a los niños. Los
elementos básicos de un programa de protección infantil ahora son conocidos.
Simplemente no hay excusas para no implementar estos importantes pasos de protección
de los niños de modo inmediato y contundente.

En el pasado, la Iglesia Católica mayormente ha estado reaccionando, respondiendo sólo


cuando se le ha presentado la necesidad abiertamente, y a veces forzadamente, a sus
autoridades. Ha llegado la hora de que la Iglesia asuma apropiadamente su rol de líderes
en protección infantil. Nosotros deberíamos ser aquellos que llamen a los pueblos del
mundo a proteger a sus jóvenes. Nosotros deberíamos ser aquellos que abiertamente
condenen el abuso de los niños de Dios. Nosotros deberíamos ser aquellos que conduzcan
la lucha para erradicar el abuso de los más vulnerables en nuestras sociedades. Sólo
entonces, una vez que nos transformemos en defensores y protectores de los niños,
podremos ser la Iglesia que estamos llamados a ser. Hay señales de que ello está viniendo.
Pero aun no está aquí.

i Papa Benedicto XVI, Carta Pastoral del Santo Padre a los Católicos de Irlanda. Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del
Vaticano, 19 de Marzo de 2010, n.5.
ii Papa Benedicto XVI, Luz del Mundo. El papa, la Iglesia y los signos de los tiempos. Una conversación con Peter Seewald, Herder 2010, p. 17.
iii Marije Stoltenborgh et al., “A Global Perspective on Child Sexual Abuse: Meta-Analysis of Prevalence Around the
World,” Child Maltreatment 16 (2011): 87.
iv Papa Benedicto XVI, n.4.
v Ibid., n.4
vi Ibid., n.11.
vii Papa Juan Pablo II, Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a los Cardenales de los Estados Unidos. Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano, 23 de
Abril de 2002, n.3.
viii Ibid., n.1.
ix Papa Benedicto XVI, Carta Pastoral, n.11.
x Ibid., n.4.

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Contenidos de propiedad intelectual de la Pontificia
Universidad Gregoriana.
Centro de Protección de la Infancia CPP

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