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Es la última y más cercana corriente del pensamiento jurídico, cuyo origen es italiano,
iniciándola Arturo Rocco seguido por Vicenzo Manzini, Massari, Battaglini, Delitalia,
Vannini, Pannain y Antolisei; siendo Rocco el autor del Código Penal Italiano de 1889;
depura entre otras cosas, al derecho penal de las infiltraciones filosóficas con que los
clásicos lo desvirtuaron, y de las concepciones biosociológicas de los positivistas.
Para desarrollar su propuesta, Rocco acude a las teorías lógico-formales de Von Liszt,
Binding y Beling, también conocidas como “sistema clásico del delito”, con lo cual
quedo de manifiesto la gran influencia germana.
Parte de la base de que las normas jurídicas son debidas a un proceso de abstracción
y de generalización, que constituye un método lógico-abstracto, absolutamente diverso
del de las ciencias naturales y sociales.
En las primeras dos fases antes expuestas se analiza el derecho como es; en cambio,
en la fase crítica se determina si ese derecho es o no como debiera ser, con lo cual se
debe esperar hasta este momento para realizar juicios de valor sobre el derecho
vigente. Dicha separación tajante entre el conocimiento científico del derecho positivo
(primera y segunda fase) y su valoración (tercera fase) es propia del método positivista
formal, en el cual se evita a toda costa interpretar el derecho conforme a valores.
Los principios de la Escuela Técnico Jurídica son los siguientes:
2.- El delito lo concibe como un ente jurídico, susceptible de engendrar una relación
jurídica entre gobernados y el Estado.
La exclusión total de los valores en la interpretación del derecho penal fue criticada por
Antolisei, Maggiore, Nuvolone y sobre todo Bettiol, a través de su teoría de la
“jurisprudencia de valores”. Sin embargo, los dogmáticos italianos ya no pudieron
colocarse a la vanguardia del desarrollo de la dogmática jurídico-penal que habían
hincado con Becaria; lugar que ya habían ocupado los dogmáticos alemanes de la
época.
Ello se debe a que durante la segunda mitad del siglo XIX los autores italianos se
olvidaron del derecho penal positivo como objeto de estudio de la dogmática jurídico
penal y dedicaron sus esfuerzos a la creación de construcciones idealistas (escuela
clásica) o nuevas ciencias, como la criminología (escuela positiva), o una mezcla de
ambas (terza scuola).
Por el contrario durante la segunda mitad del siglo XIX la dogmática jurídico-penal
alemana no perdió de vista el derecho penal como su objeto de estudio y fueron
sentando las bases para un extraordinario desarrollo doctrinal que continúa hasta
nuestros días e influye claramente no sólo en los países europeos, sino en todos los
países del mundo con sistemas basados en tradición jurídica romano-canónica-
germana, como lo es el derecho penal en México.