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Tomado del libro: Sanar el trauma: Un programa pionero para restaurar la sabiduría de tu
cuerpo de Peter A. Levine (2013) Ediciones Neo Person.

ALERTA: PARA LOS PASOS III, IV Y V ES NECESARIO TENER UNA FORMACIÓN EN SALUD
MENTAL Y HABER LEÍDO COMPLETO EL LIBRO AQUÍ SEÑALADO.

Administrar primeros auxilios (emocionales) tras un accidente a adultos

Este capítulo proporciona una guía para trabajar paso a paso con un adulto. Aquí tenemos un ejemplo
básico de lo que ocurre en el momento en el que se produce un accidente y lo que es posible hacer
para evitar que se desarrolle un trauma duradero. Utiliza siempre tu propio juicio para valorar las
circunstancias particulares con las que puedas encontrarte. Lo que aquí se ofrece son, sencillamente,
algunas pautas.

Fase I: Acción inmediata (en el lugar del accidente)

• Si se requiere atención médica para ayudar al accidentado, por supuesto resulta prioritario.

• Mantén a la persona caliente, estirada e inmóvil, a menos, claro, que sea más peligroso que
se quede donde está.

• No dejes que se levante bruscamente, lo que quizá quiera hacer. El sentimiento de que tiene
que hacer algo, actuar de algún modo, puede hacer que rechace la necesidad de quedarse
inmóvil y descargar la energía. Tal vez niegue la magnitud del accidente y actúe como si
estuviese bien.

• Permanece con la persona herida.

• Asegúrale que permanecerás con ella, que (si es el caso) la ayuda ya está en camino, que
está herida, pero que va a ponerse bien. (Obviamente es preciso que en este caso utilices tu
propio juicio: si están heridas de gravedad quizá no quieras decírselo.)

• Mantenía caliente, por ejemplo, cubierta con una manta ligera.

• Si el accidente no es demasiado grave, anima a la persona a que experimente sus


sensaciones corporales, lo que puede incluir;, «subida de la adrenalina», entumecimiento,
temblores y espasmos, sensaciones de calor o de frío intenso.

• Esta presente a fin de ayudar a la persona a descargarse.

• Explícale que no sólo es normal que tiemble, sino que es bueno y que le ayudará a librarse
del estado de choque. Cuando se terminen los temblores se sentirá aliviada y quizá sienta
algo de calor en las manos y en los pies. Su respiración debería ser más fácil y profunda.

• Esta fase inicial puede durar fácilmente de 15 a 20 minutos.

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• Si es posible, cuando llegue la ayuda, permanece con la persona accidentada.

• Si es necesario, que alguien te ayude a procesar el incidente.

Fase II: Una vez la persona es trasladada a su hogar o al hospital

• Continúa manteniéndola quieta y en reposo hasta que salga de la reacción aguda de


conmoción.

• Las personas heridas deberían quedarse siempre un día o dos sin ir a trabajar para permitir
que se reintegren. Esto es importante, aunque ellas perciban que la lesión no justifica
permanecer en casa. (Esta resistencia puede ser un mecanismo común de negación y de
defensa provocado por el sentimiento de impotencia.) Las lesiones comunes se agravan y
requieren mucho más tiempo para curarse si se pasa por alto esta recuperación inicial. Un
día o dos de reposo son una buena inversión.

• En esta fase secundaria es probable que la persona que ha sufrido el accidente empiece a
enfrentarse a algunas emociones. Permite que sienta las emociones sin juicios. Estas
podrían incluir: enfado, miedo, aflicción, culpa, ansiedad.

• Es posible que la persona herida continúe temblando o tenga escalofríos, etc. Esto es
normal.

Fase III: Empezar a acceder y a renegociar el trauma

A veces, esta fase coincide con la fase II y es esencial para acceder a la energía almacenada del
trauma a fin de que se libere totalmente. Akter Ahsen ha estudiado los detalles de lo que le ocurre a
una persona antes, durante y después del incidente traumático. Es importante ayudar a la gente a
recordar las imágenes periféricas, los sentimientos y las sensaciones que experimentaron, no sólo
aquellas que están directamente relacionadas con el incidente.

• Sé consciente de que, a lo largo de cualquiera de estas fases, es posible que cuando las
personas hablen de sus experiencias, se agiten o se activen. Su respiración puede alterarse
y hacerse más rápida. El ritmo de los latidos del corazón puede acelerarse o también
pueden empezar a sudar. Si esto ocurre, es preferible que dejen de hablar sobre la
experiencia y se concentren en las sensaciones que experimentan en su cuerpo, como, por
ejemplo, «Tengo un dolor en el cuello» o «siento un malestar en el estómago».

• Si no estás seguro, pregúntales qué sienten.

• Cuando la persona parezca calmada o relajada, vuelve a una explicación más detallada de
la experiencia y de las sensaciones. Quizás advierta un leve temblor o agitación. Indícale
que la respuesta de activación está disminuyendo y que estás trabajando poco a poco para
sacar la energía afuera y descargarla. Este proceso se conoce como valoración (dar sólo un
pequeño paso a la vez).

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A continuación, tenemos unos ejemplos de lo que podría haberse experimentado en cada parte de
este proceso y del orden en el que avanzar a través de los pasos.

Antes de que el incidente tuviese lugar:

• Acción: salí de casa y entré en el coche.

• Sensaciones: siento cómo giro el volante con mis brazos y mi cabeza se vuelve para mirar
hacia atrás.

• Sentimientos: me siento disgustado.

• Imagen: conduzco por la autopista y advierto una salida.

• Pensamiento: podía haberla tomado, pero no lo hice. (Anima a la persona a que tome ese
desvío o la salida. Le ayudará a reorganizar la experiencia y a liberar el trauma, aun cuando
el accidente ya haya ocurrido.)

• Concede un tiempo para que se produzca la descarga corporal.

Tras el incidente:

Ahora, trata los detalles de lo que sucedió tras el incidente.

• Imagen o recuerdo: estoy en la sala de urgencias. Los médicos hablan de mí y dicen: «Este
tipo está hecho cisco: es un caso aparte».

• Sentimiento: me siento culpable.

• Pensamiento: Si hubiese estado más atento, podría haberlo evitado.

• Si la persona se activa, vuelve al presente y haz que se concentre en las sensaciones
corporales hasta que descargue la energía. Después, puedes volver a llevarla con
delicadeza hacia los detalles de lo que ocurrió. Como mencioné anteriormente, después de
que tengan lugar los temblores y la descarga, la persona experimentará una sensación de
alivio, calor en las extremidades y una capacidad para respirar más profundamente.

Justo antes del accidente:

Una vez has examinado con éxito los detalles de lo que ocurrió antes y después del accidente, dirígete
a los sentimientos, sensaciones e imágenes relacionadas con el primer reconocimiento de peligro
inevitable. Quizá sea algo como lo que sigue:

• Imagen: recuerdo que vi que un guardabarros amarillo se acercaba mucho al lado izquierdo
del coche. También pude ver que había una señal de stop, pero que el coche no había

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• Sentimiento: estaba enfadado porque el conductor no había prestado atención.

• Sensación: sentí que tensaba la espalda cuando me agarré fuertemente al volante.

• Pensamiento: tal vez haya un reconocimiento repentino: «¡Oh, Dios mío, va a ocurrir... me
voy a matar!».

Quizás adviertas que, cuando ocurre la descarga, las imágenes del incidente pueden cambiar.

Fase IV: Experimentar el momento del impacto

Mientras se accede de nuevo al momento del impacto, tal vez se oigan vidrios que se rompen, sonidos
producidos por el metal o que se vea que el propio cuerpo se retuerce o que se sale despedido. Explora
cualquier cosa que sea percibida por el sentido de la percepción. Cuando aparezcan, es posible que
el cuerpo empiece a moverse espontáneamente (por lo general se trata de movimientos suaves).
Destina de quince a veinte minutos a fin de que estos movimientos concluyan y facilita la descarga de
la energía concentrándote en las sensaciones corporales. Tras la descarga, la gente experimenta una
sensación de alivio que suele ir seguida de una sensación de calor en las extremidades.

Es posible que la persona sienta que su cuerpo va rápidamente en dos direcciones, por ejemplo:
«Cuando salí despedido hacia el parabrisas sentí que los músculos de la espalda se tensaban y que
me arrastraban en dirección opuesta». Asegúrale que está bien y permítele que secuencie los
movimientos lentamente. Es posible que, ahora, algunas personas experimenten de nuevo unas pocas
reacciones de conmoción agudas como nuevos temblores y estremecimientos. Ofréceles tu apoyo y
reconoce que están progresando.

También es posible que algunas personas eviten totalmente el accidente. O quizá salten de una a otra
de las diferentes fases que hemos descrito. Esto está bien siempre que no eviten totalmente
algunos aspectos, en particular, los del momento del impacto.

Es importante que permanezcas en esta fase hasta que te sea posible concluirla cuando la persona
tenga una sensación plena de alivio. Su respiración se volverá más profunda y el ritmo del latido
cardíaco será más estable. Para alcanzar este objetivo puedes tardar hasta una hora. Si es necesario,
es posible continuar desde donde lo dejaste y seguir el proceso durante un período de dos o tres días.
Esto es preferible a forzar demasiado las cosas a fin de resolverlo todo en una sola sesión. Quizá
necesites volver a las áreas incompletas unas cuantas veces y conseguir, de un modo gradual, la
conclusión total.

Fase V: Para finalizar

Tras alcanzar el punto en el que se han finalizado todas las fases satisfactoriamente, describe otra
vez la experiencia completa y repara en la activación. Si la persona todavía siente incomodidad, tal
vez se haya pasado algo por alto, algo que puede resolverse en esta revisión de todo el proceso.
Suspende el trabajo a menos que los síntomas continúen o se desarrollen más adelante. Si es así,
revisa cualquier paso que sea necesario.

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Es posible que empiecen a aparecer sentimientos o recuerdos de otras experiencias. Si este es el
caso, puedes empezar el mismo proceso que hemos seguido para tratar otros traumas no resueltos o
que no estén directamente relacionados. Sin embargo, tal vez este proceso tenga lugar con mucha
más lentitud y durante un período más largo de tiempo. Si alguien tiene una tendencia a sufrir
accidentes, esto puede prevenir incidentes futuros al restablecer la flexibilidad innata de la persona y
la capacidad de orientarse y de restablecer su seguridad.

OTRO LIBRO CLAVE PARA APLICAR PRIMEROS AUXILIOS PSICOLÓGICOS SEGÚN ESTE
MODELO:

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