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Las perspectivas conductistas del aprendizaje generalmente suponen que el resultado del
aprendizaje es un cambio en la conducta; se concentran en lo que se puede observar. Las
teorías conductistas del aprendizaje, las cuales por lo general consideran que el resultado del
aprendizaje es un cambio en el comportamiento y destacan los efectos de los acontecimientos
externos sobre el individuo.
Edward L. Thorndike (1874-1949) fue un destacado psicólogo estadounidense que postuló que
el tipo fundamental de aprendizaje implica la formación de asociaciones (conexiones) entre las
experiencias sensoriales (percepciones de estímulos o eventos) y los impulsos nerviosos
(respuestas) que se manifiestan en una conducta. Thorndike creía que el aprendizaje suele
ocurrir por ensayo y error (seleccionando y conectando).
El aprendizaje por ensayo y error ocurre de manera gradual (incremental) a medida que se
establecen las respuestas exitosas y se abandonan las respuestas fallidas. Las conexiones se
forman de manera mecánica por medio de la repetición; no es necesario darse cuenta de
forma consciente. Los animales no “captan” ni “tienen discernimiento”. Thorndike comprendía
que el aprendizaje humano es más complejo, ya que las personas participan en otros tipos de
aprendizaje relacionado con la conexión de ideas, el análisis y el razonamiento.
Principios conductistas del aprendizaje.
Las ideas básicas de Thorndike sobre el aprendizaje están incluidas en las leyes del ejercicio y
del efecto.
Condicionamiento clásico.
El condicionamiento clásico fue descubierto en la década de 1920 por Iván Pavlov, un fisiólogo
ruso que pretendía determinar el tiempo que tardaba un perro en secretar jugos digestivos
después de ingerir alimento.
En uno de sus primeros experimentos, Pavlov activó un diapasón y registró la respuesta del
perro. Como se esperaba, no hubo salivación. En ese momento, el sonido del diapasón era un
estímulo neutro, ya que no provocaba la salivación.
Después, Pavlov alimentó al perro y la respuesta fue la secreción de saliva. La comida era un
Estímulo Incondicionado (EI), porque no era necesario ningún entrenamiento o
“condicionamiento” previo para establecer la conexión natural entre el alimento y la
salivación.
La salivación era una Respuesta Incondicionada (RI), nuevamente, porque ocurría de forma
automática, es decir, sin necesidad de un condicionamiento. Al inicio del experimento, sonaba
el diapasón y luego alimentaba al perro de inmediato. Una vez que Pavlov repitió esto varias
veces, el animal empezó a salivar después de escuchar el sonido, pero antes de recibir la
comida. Ahora, el sonido se había convertido en un Estímulo Condicionado (EC) que podía
causar la salivación por sí mismo. Entonces, la respuesta de salivar después del tono se
convirtió en una Respuesta Condicionada (RC).
Adquisición.
Hace referencia al principio mediante el cual el sujeto empareja Estímulo Incondicionado con
estímulo neutro. Según este principio: cuanto mayor sea el número de emparejamiento,
mayor es la probabilidad de que se produzca la respuesta condicionada.
Extinción.
Es evidente que el sujeto condicionado a dar una respuesta determinada no está condicionado
a darla durante el resto de su vida. Si el Estímulo Condicionado no va a acompañado de vez en
cuando por el Estímulo Incondicionado la Respuesta Condicionada desaparece. Por ejemplo: si
tocamos la campana repetidas veces y la comida no aparece, el perro desaprenderá la
conducta aprendida, dejará de estimular el reflejo de salivación. La extinción, no es sinónimo
de olvido (aunque puede ser lo que estés pensando). Este fenómeno en verdad implica
aprendizaje. Es decir, haber asociado el EC con la no aparición del EI.
Recuperación espontánea.
Generalización.
Ocurre cuando la RC se presenta ante estímulos similares al EC. Cuanta menos similitud hay
entre el nuevo estímulo y el EC, o cuantos menos elementos tienen en común, menor es la
generalización.
Discriminación.
Pero alguno de los aprendizajes que realizamos no han de ser necesariamente tan adaptativos,
sino más bien todo lo contrario, necesitamos diferenciar entre ese perro que me mordió y el
resto de los perros, pues de lo contrario el aprendizaje podría condicionar mi comportamiento
de forma errónea. Se trata del principio de discriminación. Este principio, consiste en la
capacidad para distinguir entre el estímulo condicionado original y estímulo condicionado con
características similares. Si la generalización es la respuesta a las semejanzas, la discriminación
es la respuesta a las diferencias. Ej.: un niño pequeño generaliza en palabras amables, sonrisa y
buen trato, pero al mismo tiempo discrimina entre el buen trato de su madre y el de otra
persona. Este último mecanismo equilibra los efectos de la generalización. La tendencia a
generalizar tiene un indudable valor adaptativo, pero es inadecuada en numerosas
circunstancias, por ejemplo, cuando hay que dar a diversos estímulos respuestas diferentes.
Las personas “operan” de forma activa en su entorno. Estos actos deliberados se denominan
operantes. El proceso de aprendizaje implicado en la conducta operante se conoce como
condicionamiento operante, porque aprendemos a comportarnos de ciertas formas conforme
operamos sobre el ambiente.
Por lo general, se considera que la persona responsable de desarrollar el concepto de
condicionamiento es B. F. Skinner. Muchas conductas humanas son operantes, no
respondientes. El condicionamiento clásico únicamente describe la forma en que las conductas
existentes podrían asociarse con nuevos estímulos; no explica cómo se adquieren nuevas
conductas operantes.
Los antecedentes son los sucesos que preceden a una acción, y las consecuencias son aquellos
que siguen a una acción. Esta relación se demuestra de forma muy sencilla como antecedente-
conducta-consecuencia. Puesto que la conducta es continua, una consecuencia dada se
convierte en un antecedente para la siguiente secuencia.
Tipos de consecuencias
Aunque por lo general el reforzamiento se interpreta como “recompensa”, este término tiene
un significado particular en psicología. Un reforzador es cualquier consecuencia que fortalece
la conducta que le sigue. Las conductas reforzadas incrementan su frecuencia o duración.
Existen dos tipos de reforzamiento.
Castigo por presentación: Disminución de las probabilidades de que una conducta ocurra
nuevamente al presentar un estímulo aversivo después de la conducta; también se le
llama castigo positivo.
Castigo por omisión: Disminución de las probabilidades de que una conducta se vuelva a
presentar, al retirar un estímulo agradable después de que se presenta la conducta;
también se conoce como castigo negativo.