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Causas
Las causas de los trastornos de ansiedad no están del todo claras y en
buena parte de los pacientes no llegan a conocerse. En otros casos sí que
es posible trazar un origen o, al menos, determinar los elementos que
precipitan las crisis de ansiedad. Estos son algunos de los factores que
pueden influir:
Causas genéticas: la ansiedad puede heredarse de padres a hijos.
En concreto, lo que se transmite a través de los genes es la
predisposición. No obstante, cabe señalar que todavía queda mucho por
investigar para poder sentar las bases de los mecanismos genéticos de
los trastornos de ansiedad.
Causas circunstanciales: hechos traumáticos como un accidente
de tráfico, un atentado o un incendio pueden provocar ansiedad; en estos
casos, el sentimiento de ansiedad puede desaparecer cuando concluye el
problema o bien permanecer durante meses o años. Es lo que se conoce
como trastorno de estrés postraumático.
Consumo de drogas: Las anfetaminas, el éxtasis o el LSD son
sustancias estupefacientes que pueden causar ansiedad. Para algunas
personas, también la cafeína o la teína pueden producirla.
Experiencias vitales significativas: sin llegar a ser traumáticos,
cambios vitales en el presente como un embarazo, o incluso alteraciones
en el ámbito laboral (un despido, un ascenso, etcétera) pueden producir
ansiedad.
Síntomas
La ansiedad se manifiesta a nivel emocional y físico. Es importante
reconocer ambos tipos de manifestaciones y acudir al médico en cuanto
se detectan, ya que una persona con ansiedad que experimente estos
síntomas puede considerarlos como signos de una enfermedad grave y,
en consecuencia, empeorar en la enfermedad.
Síntomas mentales: preocupación constante, cansancio,
irritabilidad, agitación y problemas para concentrarse y conciliar el sueño.
Síntomas físicos: taquicardia, dificultad para respirar, sudoración
excesiva, tensión muscular, temblores, mareos, desmayos,
indigestión, diarrea y dolor de cabeza.
Prevención