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Filosofía I FORMAL.

Consignas:

I. Lee el texto.

II. Responde las preguntas desde lo que has aprendido sobre qué es filosofía relacionándolo con el texto.
Fundamenta.

1). a. ¿Se ensaña filosofía o se estudia filosofía en la escuela? b. ¿Es relevante o irrelevante enseñar filosofía a
los jóvenes en el siglo XXI?

2). No podemos decir “qué es la filosofía” con exactitud; podemos decir que no es: no es una opinión, no es una
creencia, no es un sentimiento o emoción, no es imaginación. Según Heidegger, “la filosofía es una cuestión
estrictamente de la razón” entonces: ¿Qué pregunta elegirías para comenzar a filosofar? Fundamenta

3). a. ¿La escuela es un ámbito apropiado para filosofar? b. ¿Qué obstáculos inciden para que no sea posible
filosofar en la escuela? Fundamenta

Fecha de entrega: entre el 1 y 5 de junio

Texto. Irene Hernández Velasco. Entrevista a Marina Gracés. Especial para BBC Mundo, 2018

Desde hace al menos 2.600 años, los seres humanos se interrogan sobre sí mismos y sobre el universo,
reflexionan sobre las cuestiones existenciales, sobre los problemas que nos atañen. Sin embargo en los últimos
tiempos la filosofía está de capa caída, arrinconada cada vez más en los planes de estudios, tachada injustamente
de inservible e improductiva. Marina Garcés (Barcelona, 1973) es filósofa y, entre otras cosas, defiende que
pensar siempre ha sido un acto subversivo, que la filosofía cambia el mundo y que no sólo no es inútil sino algo
vital y necesario. Esas son algunas de las cosas que les dice a sus alumnos en la Universidad de Zaragoza, donde
imparte clases de Filosofía. Garcés habló con BBC Mundo en el marco del Hay Festival Cartagena, que se
celebra en Colombia esta semana.

¿Es la filosofía necesaria? ¿Ahora más que nunca?

La filosofía siempre ha sido igualmente necesaria, pero cada contexto histórico y social percibe esta necesidad
de formas distintas. Estamos en un momento de crisis, no sólo económica sino política y civilizatoria, y frente a
los abismos que se abren, reaparecen las preguntas radicales.

¿Por qué la filosofía cada vez se ve más relegada en la inmensa mayoría de los planes de estudio?

El poder se protege de la radicalidad del pensamiento como una potencia compartida. Lo convierte en una
exquisitez para unas élites pensantes bien integradas en el sistema académico competitivo y expulsa a los demás.
Para el resto, ofrece una educación cada vez más basada en entrenar la adaptabilidad.

¿Filosofar, pensar, es hoy en día un acto subversivo? ¿Puede ese ser el motivo por el que esa disciplina se
vea cada vez más arrinconada, más relegada?

Siempre lo ha sido. En occidente partimos de la figura de Sócrates, que murió condenado por las leyes de la
ciudad. Y en oriente hay otras figuras, como la de los sabios taoístas, que siempre estuvieron en conflicto con las
figuras del poder. Pensar por uno mismo es poder preguntar acerca de lo que la realidad establecida da por
obvio. Tan sencillo y tan peligroso como esto. Pensar por uno mismo es poder preguntar acerca de lo que la
realidad establecida da por obvio. Tan sencillo y tan peligroso como esto"

La filosofía es concebida por muchos como algo inútil, como un puro ejercicio mental sin capacidad de
tener efectos en la realidad o en la propia existencia. ¿Es así?

El utilitarismo ha colonizado la idea de lo útil. La filosofía no sólo es útil sino que es vital y necesaria, si
entendemos que la vida en común tiene como condición poder ser transformada colectivamente. Obviamente, no
me estoy refiriendo a determinadas maneras de enseñar filosofía, convertida en una colección de obras y autores
muertos. Me refiero a la capacidad de problematizar, argumentar y conceptualizar de forma autónoma.

La filosofía se hace preguntas, pero con frecuencia no ofrece respuestas…

Hacer buenas preguntas es más importante que tener respuestas para todo. Actualmente, la esfera pública está
dominada por la opinión rápida (tertulias, columnistas, redes sociales, etc.) y por el solucionismo, esa ideología
según la cual sólo se valoran las soluciones rápidas a problemas muy concretos. Si se pierde la capacidad de
elaborar los problemas verdaderos, caemos en manos de los falsos problemas y de los vendedores de recetas.

¿La filosofía puede ser una forma de vida, como usted sostiene?

La filosofía es una forma de vida. No lo tiene que ser para todo el mundo, pero la filosofía sólo está activa bajo
la condición de asumir que el pensamiento transforma la vida. Por eso no hay filosofía sin enseñanza, que no
quiere decir dar clases en una escuela o en una universidad, sino la posibilidad de transmitir a otros posibilidades
de vida y maneras de estar en el mundo. “Si se pierde la capacidad de elaborar los problemas verdaderos, caemos
en manos de los falsos problemas y de los vendedores de recetas"

¿Puede la filosofía cambiar el mundo? ¿Cómo?

La filosofía cambia el mundo, otra cosa es que esté en sus manos hacer sociedades más justas. La batalla es dura
y las fuerzas desproporcionadas. La filosofía no es la solución, pero creo que sí es parte de la condición para
encontrar soluciones políticas, culturales, económicas, ambientales, etc.

Usted afirma que la filosofía nace en la calle. ¿Significa eso que todos somos —o podemos ser— filósofos?

Todos podemos tener relación con la filosofía, lo que no significa que todos deseemos ser filósofos. Igual que
todos podemos tener relación con la música y eso no quiere decir que todos nos dediquemos profesionalmente o
de manera muy central a ella. Cuando digo que la filosofía nace en la calle, lo que quiero decir es que las
academias y las instituciones del saber, que son imprescindibles, lo son en la medida que recogen el impulso de
lo que en la vida que compartimos necesitamos pensar y conocer. No es al revés. “Hacer buenas preguntas es
más importante que tener respuestas para todo"

¿Cómo definiría, en términos filosóficos, al individuo moderno, al ser humano del siglo XXI? ¿Cuáles son
sus principales virtudes, sus grandes defectos, sus mayores miedos?

Somos individuos precarizados. El individuo es una figura del siglo XVIII que se conceptualiza para imaginar la
emancipación respecto a órdenes sociales de tipo estamental y comunitario (en torno a la familia, la religión, el
vasallaje, etc.). Su potencialidad liberadora (igualdad, libertad, autonomía…) se convierte también en una
potencialidad productiva y consumidora. Es decir, en la pieza clave del capitalismo. Actualmente, este individuo
se ve expuesto a multitud de violencias, entre ellas la propia violencia monetaria que lo obliga a ser deudor o
emprendedor, o las dos cosas a la vez.
¿Cuáles son en su opinión los grandes temas de los que se debería de ocupar en estos momentos la
filosofía?

Los temas son muchos, porque vivimos en sociedades muy complejas. Pero si tuviera que situar unos ejes, diría
que la primera gran cuestión de nuestro tiempo es el paso de la globalización económica a la planetarización de
la vida y de los problemas comunes (medio ambiente, recursos, vida en el planeta, etc.). En segundo lugar, la
feminización de las relaciones (más allá del feminismo de la reivindicación de la igualdad, estamos hoy en un
conflicto abierto entre visiones del mundo). Y un tercer gran asunto es la relación de los saberes con la
emancipación (sabemos muchas cosas pero podemos hacer muy poco con ellas, hay que repensar este vínculo
transformador entre el conocimiento y sus consecuencias liberadoras).

¿Las redes sociales son un medio de distracción o de intercambio intelectual? ¿Se puede hacer filosofía a
través de ellas?

Las redes sociales en sí mismas no son nada. Es muy obvio decir que las tecnologías son el uso que hagamos de
ellas. Sin embargo, hay que ir con cuidado porque ninguna tecnología es neutra. En este caso, hablamos de
redes construidas por grandes corporaciones y según unos determinados parámetros de espacio/tiempo. Son
rápidas, premian la visibilidad en términos cuantitativos, se basan en relaciones construidas desde la
autoafirmación… Pueden servir para entrar en contacto con formas de pensar, pero no sé si como herramientas
de pensamiento.

Usted, que es catalana, ¿cree que la filosofía puede ayudar por ejemplo a resolver el conflicto de soberanía
entre Cataluña y España?

Lo que está ocurriendo en Cataluña pone sobre la mesa la dificultad para pensar más allá de lo que somos, o de
lo que creemos que somos. Las colectividades son conjuntos vivos de relaciones, que temporalmente se han
dado la forma de estados-nación y se han conquistado y colonizado bajo esa forma. El drama es convertir esta
contingencia histórica en esencialidades eternas. No creo en ellas, ni en una esencialidad catalana ni en una
española, como en ninguna otra. La libertad de pensamiento que nos da la filosofía es la de poder preguntarnos
sin miedo: cómo hemos llegado hasta aquí y cómo podríamos ser de otra manera.

En un mundo globalizado e hiperconectado, ¿cuál es su concepto de identidad?

Siguiendo con la respuesta anterior, las identidades son elementos y rasgos singulares que nos sirven para
reconocer la proximidad con otras personas o colectividades. Son entidades abiertas y vivas, expuestas a su
continua recomposición. Eso no quiere decir que no existan, sino que debemos plantearnos cómo poder hacer
una experiencia libre y abierta de las identidades que nos componen y nos atraviesan. Esto implica desbordar la
lógica monolítica y monogámica de la identidad, que nos condena a ser una sola cosa por encima de todas las
demás

Hace unos años usted hizo un llamamiento a sus estudiantes a rebelarse, a no asistir a sus propias clases.
¿Contra qué nos deberíamos de rebelar en estos momentos? ¿ Y por qué no lo hacemos?

(Se ríe). No les invitaba a no venir a mis clases, sino a venir solo si verdaderamente lo necesitaban o deseaban.
Era una carta en la que les pedía que pensaran qué hacíamos allí, por qué nos convocábamos cada semana para
aprender filosofía y si eso se podía convertir en una rutina o en un trámite. Incluso peor: en una obligación.
Rebelarse no es romper con todo porque sí: es interrogarnos acerca del sentido de lo que hacemos y asumir las
consecuencias de esa reflexión.

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