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ORIENTACION VOCACIONAL Y SISTEMAS PSICOLÓGICOS

(ALBERTO VILANOVA, CRISTINA DI DOMÉNICO)

El asesoramiento ocupacional, la orientación vocacional e incluso la “orientación personal-social” son


más antiguas que la psicología misma en la nación donde ambas disciplinas emergieron como
diplomaturas de grado. La psicología vocacional, es un espacio de convergencia entre 4 ramas de la
psicología: la educacional, la organizacional, la “ingeniería humana” y la propia mente vocacional,
ocupada en aspectos como evolución de la identidad personal, motivación y toma de decisiones, entre
otros.

• EL SISTEMA NEO-CONDUCTISTA (WATSON): reposa en el concepto de aprendizaje,


entendido no como instrucción o como tópico de la educación, sino como proceso de
adquisición de la mente a través de las interacciones con el medio.

El rol del experto en orientación es directivo y consistente en establecer programas de logros


decisionales a través de aproximaciones sucesivas a las fuentes de información, no solo graficas
sino interpersonales y contextuales. En la medida en que el conductismo descree de tendencias
o propensiones endógenas o más aun, de rasgos de “carácter”, concibe la opción vocacional
como sumamente plástica y cambiante, según las edades y los ambientes. Las técnicas son
numerosas: algunas similares a la de la “terapia de la conducta”: las “asertivas” (fomentadoras
de autoafirmación): de “modelado” (aprendizaje imitativo): “operantes” de “autocontrol”, de
“desensibilización” (con vistas a disminuir la ansiedad) y muchas otras.

• EL SISTEMA COGNITIVISTA: Neiser intenta conciliar la actividad constructiva de la mente


con la inalterable dureza de la realidad. Según él, este “proto-sistema” hereda ingredientes del
conductismo y de la psicología evolutiva. Centrándonos en el interés del orientador vocacional,
conviene traer algunos rasgos comunes. Puede considerarse le concepto de AUTOACTIVIDAD,
se plantea al contrario del conductismo, que el comportamiento no es una respuesta sino una
búsqueda iniciada por el sujeto. CENTRALIDAD, la percepción, la memoria, el razonamiento y
todos los factores intelectuales endógenos “crearían” al estímulo, que nunca seria objetivo.
MOTIVACIÓN, consciente o no, tendría componentes no adquiridos sino filogenéticos, que
actuarían orientando télicamente la conducta, en ausencia de refuerzos. CONCIENCIA, entidad
autora de la conducta humana, mientras que los procesos inconscientes se compartirían
parcialmente con el animal (impulsos, necesidades, inclinaciones)

Metodológicamente tipifica a este sistema el Eclecticismo, puesto que el informe verbal


introspectivo sobre resolución de problemas: la correlación, el experimento con humanos y la
observación longitudinal son válidos según el tópico que se afronte.
Desde una perspectiva práctica, podemos concebir al orientador inspirado en el cognitivismo
como un favorecedor de los procesos de razonamiento y resolución de problemas, a la vez que
un desarrollador de imágenes alternativas de la realidad.

Los cambios en el autoconcepto originan cambios vocacionales, pero ha de añadirse a este logro
la modificación global de las formas de razonamiento, con recursos próximos a los de la
pedagogía.

• LOS ENFOQUES PSICODINÁMICOS: la orientación vocacional posee una historia ligada al


adlerismo en los primeros tiempos: luego, por obra de la especialización.

Énfasis en los efectos de primacía, los conflictos vocacionales deben rastrearse hasta los
momentos tempranos de la vida, más “determinantes” que los posteriores. Lo vocacional
es considerado inespecífico en el sentido de que la elección ocupacional es parte del
conjunto de elecciones que una persona puede realizar en función de la resolución de
sus conflictos vitales.

Una elección será más genuina cuanto menos se procure, con ella, dirimir espuriamente
conflictos internos. Las intervenciones del orientador apuntan a la clarificación de las
vicisitudes internas y a la ligazón de ellas con las eventuales decisiones vocacionales.

• EL SISTEMA HUMANÍSTICO: la relación entre el sistema humanístico y la fenomenología


existencial europea es tan remota como las culturas psicológica y filosófica. Para la psicología
humanística el individuo está motorizado por una fuerza única que impulsa al autodesarrollo y a
la autodeterminación. Por otra parte cada individuo vive un mundo de percepciones, del cual es
el centro de “predicción y el control” sólo son factibles conociendo ese mareo interno, no los
estímulos externos (hipótesis fenomenológica).

• LA PERSPECTIVA SOCIOHISTÓRICA: las premisas de esta corriente de ideas han sido


asimiladas por el cognitivismo contemporáneo, y por alguno de los neo-conductismos. En primer
lugar no existiría una naturaleza humana anterior a la historia social y económica: la índole de lo
psíquico preexiste al individuo y se instala en él a través de las relaciones sociales. Esa seria la
“esencia” de lo humano. Por otra parte las preferencias, propensiones y necesidades estarían
socialmente creadas y se derivarían de la actividad. El esquema necesidad-conducta, propio de
las vertientes innatistas, ha de reemplazarse por el de actividad-necesidad. La actividad crea los
intereses vocacionales, que no son la activación de tendencias espontáneas. En cuanto a la
relación aprendizaje-desarrollo, debe entenderse que el primero arrastra ala segundo y no al
revés. No habría estadios naturales sino adecuaciones a las exigencias de los “cronogramas”
culturales. El lenguaje, entendido como sistema universal de signos, rompería la estructura
natural de la percepción, de la memoria y del razonamiento, volviendo a estos procesos
propiamente humanos. En cuanto a la esfera motivacional, la mente no sería reactiva
(conductismo) ni estaría controlada por impulsos endógenos de fuente somática (enfoques
psicodinámicos); su rasgo distintivo seria la pro-actividad, la búsqueda de novedades, la
necesidad de objetos. El psiquismo no requeriría “reposo” sino un alto nivel de estimulación.

La orientación vocacional resulta entonces un proceso guiado y supervisado por los


educadores, quienes no sólo instruyen sobre el mundo laboral sino, sobre todo, detectan
intereses tempranos y toman nota de su evolución. Telón de fondo o factor determinante
primero, es la sociedad global la que, por medio de sus valores, modelos e ideales, incide en la
familia y en la escuela, instancias “formadoras” de vocaciones realísticas. El orientador como se
advierte, no es un profesional liberal que acude a asistir a los sujetos indecisos, de hecho, los
mundos de la educación y del trabajo están enlazados como pasos “evolutivos” necesarios.

• ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES: los procesos de orientación vocacional y


ocupacional, en la medida en que articulan el mundo del aprendizaje con el de las ejecuciones
sociales, requieren los aportes de la sociología de las profesiones, de la antropología urbana, de
la economía, de la politología y de la historia-definida como ciencia social-

La psicología vocacional, constituye un espacio teórico-práctico de la propia psicología.

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