Sunteți pe pagina 1din 18

Provincia de Buenos Aires

Dirección General de Cultura y Educación


Dirección de Educación Superior

Consigna

1-Teniendo en cuenta el texto de  Ana Zavala “Entre lo informativo y lo estratégico: la


cuestión de los abordajes del conocimiento histórico en la enseñanza de la historia”,
elaborar un recorrido propio de lecturas sobre los textos abordados en el cuatrimestre.

2-En función del abordaje construido, realizar una secuencia didáctica con la temática
“Campesinos, indígenas, obreros y sectores medios latinoamericanos en el contexto
del imperialismo”, pensada para un 4to año, orientación Sociales, con una carga
horaria de tres módulos semanales.
El formato de la secuencia didáctica constará de: Fundamentación- Objetivos-
Contenidos- Actividades (5) y una instancia de evaluación integradora-Recursos y
bibliografía.

Para la realización del punto 2 tener en cuenta los contenidos, los marcos teóricos y
las  orientaciones didácticas de los diseños de 2do y 3er año de la E.S.B y del 4to año
de la Secundaria Superior.

Patricia Funes en "América Latina. Los nombres del nuevo mundo" entre otros
autores, cita a Martí quien escribe "nuestra américa" planteando el problema de la
independencia ampliando el posesivo e interpelando a más de una "metrópolis".
Negros, mestizos, mulatos son incorporados como actores y protagonistas. Dicho
autor también señala que a la oposición de España hay que sumar la advertencia
respecto del expansionismo estadounidense. Este último se hace evidente en el
panamericanismo que se comienza a dar a finales del siglo XIX, donde los Estados
Unidos intervienen bajo la doctrina Monroe.
Funes sostiene que La Primera Guerra Mundial marcó una gran crisis de los valores
rectores del "largo siglo XIX". Esto llevó a cuestionar las ideas de modernidad,
civilización, racionalismo, liberalismo y progreso. Antiimperialismo, indoamericanismo,
reformismo, revolución, socialismo y problema nacional fueron tópicos frecuentados
por el criticismo juvenil de los años veinte, como fórmulas de reemplazo del orden
anterior.
Para comprender mejor este cuestionamiento de los valores liberales la autora antes
mencionada escribe un texto llamado "salvar la nación" el cual se va a centrar en los
intelectuales de los años veinte de Perú, México y Argentina, los mismos tienen una
vocación más inclusiva hacia los grupos subalternos. ¿Quienes son "los otros" de esa
"verdadera" nación? ¿Cómo incluirlos? Va a ser parte del debate. A modo de resumen,
el pensamiento latinoamericano buscó fórmulas para ensanchar la nación: en el
tiempo (apelando al pasado, a las tradiciones y los orígenes) y en densidad social (al
considerar al "otro" antes excluido).
Se pueden establecer algunas diferencias entre los intelectuales citados y la visión en
los diferentes países.
Los intelectuales que pensaban la nación en México estaban en el Estado. El objetivo
era cómo pensar esa nueva nación que nace con la Revolución y la búsqueda de un
orden, por lo tanto el nacionalismo mexicano hizo del mestizo epicentro de su
ideología, sin dejar de recuperar en el ámbito retórico y simbólico al indígena. Esto
llevó a que el discurso intelectual dominante sea mestizófilo y asimilacionista.
En cambio en Perú el régimen político y cultural cerradamente oligárquico y
excluyente, obligó a los intelectuales a pensar la cultura nacional, "fuera" y en contra
del espacio estatal, esto determinó que se genere un pensamiento más complejo, más
radicalizado y contestatario que el que se dio en México. Dos de los pensadores más
importantes son Mariátegui y haya de la Torre. Funes toma como definición
instrumental  la afirmación de que debe considerarse indigenismo sólo aquellas
corrientes que encarnan la defensa (y a veces la representación) del indio frente al
hispanismo de las clases dominantes, esto es lo que hacían los intelectuales peruanos
ubicando el problema indígena en la trama de los "explotados" y los "excluidos".
Haya de la Torre define la nación y la región a partir de un "nosotros" que se recorta
contra un "otro" externo, el imperialismo. Las mayorías nacionales para Haya de la
Torre son los sujetos sociales amenazados y subyugados por la acción imperialista.
Por otro lado José Carlos Mariátegui reelabora un marxismo en el que dialécticamente
intentó entretejer lo universal y lo particular, este intelectual impugna la lógica del
análisis racista (superioridades - inferioridades) y lo reemplaza con otra herramienta
teórica como es el concepto de clase.  La reflexión del aprismo sobre el problema indio
se ubica en el terreno económico - social, enfatizando, como se señaló anteriormente,
más que en el caso de Mariátegui, su carácter de clase explotada por el imperialismo.
En Argentina el debate es muy diferente, los intelectuales (Lugones y Rojas) van a
estar preocupados por la inmigración masiva, entonces surge la cuestión de volver a
pensar la argentinidad.
Las preocupaciones de estos intelectuales argentinos se logran observar hasta por
estos días, para poder entenderlo se abordará el análisis de Bohoslavsky. Este autor
en el ensayo "Algunas reflexiones sobre la historiografía actual de América Latina", al
preguntarse sobre ¿cómo articular lo particular nacional con la pertenencia a lo
latinoamericano? Y luego ante la propuesta de toma de conciencia sobre la necesidad
de re-calificar como "latinoamericanos" a ciertos fenómenos y actores sociales que
han sido tradicional y exclusivamente estudiados como "nacionales", hace referencia a
los problemas y tensiones que hay a la hora de abordar la historia de América Latina
como objeto de estudio y como contenido en diversos programas de enseñanza. Dicho
autor va a sostener que la mirada del docente y su búsqueda sobre América Latina
está totalmente relacionado con la posición epistemológica y política de parte de quien
enseña o investiga sobre este continente. Por otra parte señala que en los libros que
se usan en la escuela secundaria se hace escasa referencia a los países de América
Latina, por lo que el horizonte explicativo y pedagógico es, principalmente, nacional.
Esta misma observación es la que realizan Dicroce y Garriga al analizar la perspectiva
latinoamericana en los manuales de Historia. Los autores afirman que en los orígenes
del sistema educativo moderno la enseñanza de la historia se asoció a la idea de la
formación de la conciencia nacional y el relato sobre el pasado transmitido en las
escuelas tuvo una finalidad política. Esta Concepción curricular de la Historia,
concomitante con las tareas propias de la construcción del Estado - Nación condicionó
las visiones que sobre la historia del subcontinente se conformaron en el ámbito
escolar (Cattaruzza).
Un tema que se suele abordar en la enseñanza secundaria es la Revolución
mexicana, pero muchas veces queda explicada por las particularidades de México y
no se analiza qué pasaba por ejemplo con los grupos subalternos en las diferentes
regiones de América Latina.
Un historiador que escribe sobre este proceso revolucionario es Mires, quien da un
panorama general de la estructura social, económica y política del periodo porfirista y
del comienzo de la revolución. Dentro de la estructura social va a analizar a los
distintos grupos que participaron del proceso.
Mires señala que los obreros tenían un débil desarrollo sindical a comienzos del siglo,
por lo que no se lo puede considerar ni siquiera como precursores de la revolución (a
diferencia de la mayor importancia que le dan otros autores como por ejemplo Knight).
posteriormente afirma, que fue la revolución la que posibilitó un mayor desarrollo del
movimiento obrero.
El texto entrelaza la cuestión teórica con la abundancia de  datos estadísticos en
ciertos momentos.
Finalmente el autor va a concluir que la revolución pertenece a los procesos históricos
que denomina revoluciones inconclusa. Esto lo dice pensándolo desde el modelo de
revolución socialista. Y prosigue afirmando que los grandes vencedores de la
revolución fueron algunas facciones de las capas medias y un sector de empresarios
modernizantes quienes, apropiándose del Estado, lo convirtieron en el aparato gestor
de un capitalismo industrialista, extremadamente dependiente y destructivo.
Otro historiador que estudia el proceso y la historiografía es Knight, su interpretación
se va a alejar de la de Mires, ya que no es marxista, aunque si utiliza algunas
herramientas metodológicas del marxismo.
En el ensayo de Knight denominado "La revolución mexicana: ¿burguesa,
nacionalista, o simplemente 'gran rebelión'? Se profundiza en las diferentes teorías de
la revolución. Para esto analiza los distintos autores que trabajan sobre la revolución y
la base teórica que utilizan los mismos para entender el proceso. Una primera
aclaración que realiza el autor es que muchos historiadores de la Revolución
mexicana rechazan significados teóricos, conceptuales o comparativos que son muy
importantes para analizar ciertas cuestiones, por lo tanto considera que estos se
perjudican. A continuación aclara que hay otro grupo de historiadores que introducen
teorías y conceptos generales, pero lo suelen hacer de manera dudosa. La principal
crítica la realiza a los que considera historiadores narrativos que se aferran en algún
momento a una "salvavidas marxista" que es inadecuado para su propósito. Esto por
ejemplo lleva a Ramón Muñoz a sostener que México no sufrió una revolución sino
una "gran rebelión". Este argumento se deriva del modelo que Ruiz tiene de la
revolución del siglo XX, la que debe lograr "una transformación de las estructuras
básicas de la sociedad", esto es lograr "cambios radicales en la estructura de clases y
en las relaciones de poder entre ellas", (esta visión se puede relacionar con la
desarrollada más arriba por Mires quien postula la idea de revolución inconclusa).
Knight señala por otro lado que "los historiadores no deberían buscar el golpe único, el
nocaut revolucionario, sino la acumulación de golpes que despachan el viejo orden
social; deberían evaluar su impacto individual y sus relaciones secuenciales". A
continuación procede a desarrollar su idea que consiste en afirmar que el Estado
mexicano de los años veinte era demasiado débil para erigirse por encima de las
clases (esto lo señala para contradecir a los que postulan que el mexicano era un
Estado bonapartista) y el hecho de que el Estado no era agente de una sola clase
hegemónica indica menos su relativa autonomía, que su papel como objeto y víctima
de un conflicto de clase. Otra hipótesis que descarta el autor es la de que la revolución
fue llevada adelante por la burguesía nacional. A continuación aborda dos definiciones
distintas que predominan entre los numerosos estudios sobre la revolución: la
descriptiva y la funcional. Knight postula que una definición descriptiva válida debería
contener tres elementos fundamentales que se interrelacionan y que distinguen a una
revolución de un golpe de Estado o de una rebelión. Estos elementos son: genuina
participación masiva, la lucha entre visiones/ideologías rivales y una batalla
consecuente y seria por la autoridad política.
El autor se posiciona en la idea de no negar el carácter "revolucionario" del zapatismo
y de la mayoría de los movimientos populares de la Revolución Mexicana. La acción
era revolucionaria y a menudo con conciencia de clase, sentencia. La movilización de
las masas rurales, tras un programa genuinamente popular, de los zapatistas y de
otros grupos, incluyó una gran confrontación con el Estado, y ayudó de manera
significativa a su disolución, por lo tanto ellos contribuyeron al desmoronamiento del
Estado. El autor concluye justificando el uso del término "revolucionario" para describir
a los movimientos populares que tienen poderosas visiones rivales y se enfrascan en
una lucha sostenida (política, militar, ideológica), en una situación de soberanía
múltiple, "La negación de una ajustada congruencia entre facciones políticas e
intereses de clase no resta valor, de acuerdo a mi definición, al carácter revolucionario
del proceso iniciado en 1910. Aquí, es la fuerza y a autonomía de los movimientos
populares lo que cuenta".  
Una de los puntos centrales de la revolución va a ser la reforma agraria, con respecto
a esta temática Knight sostiene que podía significar distintas cosas en distintos
momentos, por lo que señala como un error teleológico asumir que toda la reforma
agraria era funcional para el desarrollo del capitalismo. Del remolino de la revolución
emergió una nueva sociedad que, comparada con la anterior a 1910, era más abierta,
fluida, móvil, innovadora  y orientada al mercado. Sobre todo fue la fuerza de la
movilización y de las revueltas populares lo que rompió la estructura del viejo régimen.
Las nuevas circunstancias incluían una amplia producción mercantil, la movilidad del
trabajo y la acumulación de capital, por esto resulta válido considerar a la revolución
mexicana, en algún sentido, como una revolución burguesa. Ya que dio un impulso
decisivo al desarrollo del capitalismo mexicano y de la burguesía mexicana. La
revolución agraria sentó las bases para el rápido crecimiento capitalista de la última
generación (estos desarrollos fueron evidentes después de los años cuarenta) pero el
autor vuelve a señalar que sería teleológico el ver los patrones de desarrollo de los
años posteriores a los cuarenta como un flujo ineluctable de la revolución de 1910.
Complementando la postura anuncia en el ensayo anterior, el mismo autor, en el texto
titulado "interpretaciones recientes de la Revolución mexicana" va a cuestionar lo que
él llama revisionismo histórico sobre la revolución mexicana. Para esto clasifica la
historiografía sobre la revolución por generaciones. En la primera generación  de
escritores ubica a los protagonistas del proceso, estos son los que denomina
participantes/observadores y forjaron una imagen de la Revolución - popular,
campesina, agraria, nacionalista - que fue coetánea de la revolución misma. La
primera generación, desde la mirada del autor, echaron las bases para una segunda
generación de historiadores académicos (años cincuenta y sesenta), que se
concentran normalmente en las elites nacionales. Si bien su giro académico, "objetivo"
y narrativo, los apartó de las generalizaciones grandiosas, sí tendieron a permanecer
dentro del paradigma de la vieja ortodoxia.
Knight señala que a partir de 1960 madura una tercera generación.  Esta corriente
conocida como revisionismo, a diferencia de sus predecesores, han tratado de evitar la
previa concentración en las elites y los líderes, intentando ver la historia desde abajo.
A partir de estas características mencionadas, la nueva historia se caracterizó ante
todo por su enfoque local o regional, reemplazando al historiador nacional, norma en el
periodo anterior. De ahí en más Knight se adentra en el análisis de las interpretaciones
de la Revolución estimuladas por los trabajos recientes. Lo primero que subraya es la
dificultad de convertir una síntesis general a partir de trabajos locales. Pero igualmente
asegura que las interpretaciones generales se forman poco a poco.
Lo primero que aclara el autor es que la supuesta ortodoxia -la de una revolución
popular, monolítica, homogénea- es un mito total. Luego aborda la interpretación
revisionista dentro del contexto de la revolución armada. La esencia de dicha
interpretación es quitar énfasis y a veces negar el carácter popular y agrario de la
revolución, de acuerdo a esta corriente la hipótesis principal es que el campesinado
desempeñó un papel limitado y dependiente; las clases medias y las elites marcaron el
paso. Para esta visión, el zapatismo sería la excepción que confirma la regla. Knight
sostiene por el contrario que la participación y autonomía campesina fue mucho mayor
de lo que los revisionistas están preparados a admitir. De esta interpretación pasa a
observar la visión sobre el porfiriato que tiene esta corriente. El principal autor que
analiza es Xavier Guerra, y señala que este autor impone sobre el México porfiriano y
revolucionario un esquema eurocéntrico que concibe la revolución como el triunfo
político supremo de las élites modernizadoras, enemigas de la tradición, del
catolicismo, y de las comunidades holísticas del viejo México. Por lo tanto, condena la
revolución, embellece el viejo régimen y descarta el concepto de clase. Este análisis
cuadra con la corriente revisionista principal que subraya tanto la naturaleza política y
elitista de la Revolución, como las continuidades que la vinculan al pasado, dándole un
carácter más bien "neoporfiriano" que verdaderamente revolucionario. A continuación
interpreta los estudios revisionistas del periodo posrevolucionario que se centran en el
desarrollo del Estado, a esto Knight lo suele denominar "estadolatría" lo que significa
que un Estado se constituye por encima de la sociedad. En la visión del autor, el
desarrollo capitalista fue profundamente afectado por el cambio agrario, un cambio
que a menudo no resultó de la política oficial, sino de la presión popular y local:
primero con la revolución armada, después con el largo proceso de la lucha agrarista.
Por lo tanto va  a concluir que este no fue un proceso iniciado y siempre controlado por
el Estado y tampoco fue un proceso superficial.
Para Knight la ortodoxia todavía tiene mucha validez (así como defectos), "su visión
básica de una revolución agraria y popular, que derrocó a un antiguo régimen carente
de legitimidad y que fomentó unos cambios decisivos en la sociedad mexicana, sigue
siendo válida. Por lo que merece modificaciones consideradas más que rechazos
rotundos".
Profundizando este proceso abordaremos la interpretación que hace el autor en el
capítulo 8 y 9 del libro "la revolución mexicana" donde  se va a centrar en lo que
sucede con la revolución mexicana una vez en el poder. En el análisis señala que "el
conflicto social de 1910 - 1920 tiene elementos esenciales que no encajan en el patrón
marxista dicotómico" esto lo justifica señalando que a menudo las clases "secundarias"
actuaban con autonomía, sin subordinarse a las dos mayores. De la misma manera
realiza una crítica a la teoría de la modernización y prosigue señalando que ambos
modelos están cargados de contenidos eurocentrico y teleológico (esto fue
desarrollado más arriba).
Los movimientos revolucionarios pueden ubicarse en el eje nacionalista - localista, lo
cual no corresponde a la ubicación en la clase ni a su situación en un eje común
radical - conservador.
En 1914 - 1915 momentos álgido de descentralización, caos y competencia de jefes
militares, se pusieron en marcha tendencias orientadas a la integración nacional. La
revolución se había convertido en un poderoso disolvente de individualismo
regionales. Es en este contexto que se da la Guerra entre los vencedores, Villa y
Carranza, y sus respectivos seguidores.
Las coaliciones militares amplias no se sustentaban en una clara identificación
ideológica o de clase.
El resultado de ese conflicto - que podríamos denominar "hegemónico" - decidiría el
resultado de muchos conflictos fortuitos menores en todo el país.
Knight señala que en los primeros años la revolución popular armada fue causa de
cambios a veces radicales que no contemplaban los planes y programas nacionales.
Después de 1914 la reforma planteada y "oficial" sustituyó a la reivindicación local y
popular. El autor asegura que muchos historiadores malinterpretaron el curso de la
revolución, ya que vieron la crisis de 1914-1915 como radicalización del
constitucionalismo y nacimiento de la revolución "social". Cuanto en realidad para este
historiador esto fue su derrota y retroceso.
Se estableció la reforma agraria no sólo como demanda popular y "espontánea", sino
como política oficial consciente e incluso cínica. En 1914 se estableció el agrarismo
"oficial" (reforma gradual y con procedimientos legales), anteriormente el agrarismo
popular consistía en adueñarse de propiedades al amparo de la revolución social.
No hay dudas de que hacia 1915 se había producido una gran revolución política, y
que eso facilitó el que más tarde se pusieran en práctica políticas sociales radicales.
Otro autor que va a ocuparse de la revolución mexicana es Arturo Warman quien
intenta realizar una periodización en el desarrollo de las luchas sociales en el campo
mexicano, por lo que su trabajo permite ver qué pasó con la revolución en una
dimensión mayor que la coyuntural expuesta anteriormente. Para esto observa al
movimiento campesino como una unidad derivados de una inserción común y colectiva
del campesinado en una estructura social amplia, en donde se establecen la
condiciones generales de la explotación y la subordinación. El enfoque de conjunto
trata de destacar que los efectos y consecuencias de las movilizaciones rurales no
pueden limitarse en el mismo marco en que éstas se generan y actúan. Una de las
razones es que los movimientos campesinos son combatidos y reprimidas por fuerza y
poderes no locales, en especial por el Estado nacional. Los movimientos campesinos
no pueden explicarse sólo por sus integrantes sino también por sus opositores y
enemigos.
El movimiento campesino tiene como elemento central de sus movilizaciones la lucha
por la tierra. Warman también pretende mostrar que la cuestión de la tierra, y la lucha
por ella, es uno de los factores de más peso en la explicación de la transformación
social del país, de su "modernización", o más estrictamente, de su modalidad en el
desarrollo del capitalismo, el análisis coincide con la interpretación que hace Knight.
El autor establece cuatro periodos para el desarrollo de la lucha campesina a partir de
la revolución mexicana. El primero de ellos es la lucha armada que va desde 1910
hasta 1920, donde los campesinos constituyeron la fuerza más poderosa en la
destrucción del viejo orden y el surgimiento de una opción distinta y novedosa. La
atención a la demanda agraria se convirtió en una condición para establecer y
mantener un gobierno nacional. La demanda agraria no fue sólo el límite o frontera
para el logro de la hegemonía, también fue el sustento de proyectos originales para la
reorganización total de la sociedad y el Estado, además asegura que quienes hicieron
la revolución no la ganaron. Sin embargo, los campesinos, como clase quedaron
incluidos en la coalición que llevaría adelante la conducción de la sociedad. Esta
situación da paso, en 1920, al siguiente periodo: el de inserción  (1920 - 1940). Al
terminar la lucha armada la posición de los movimientos campesinos era la inferior
dentro del gobierno y la menos influyente. El reparto de tierras se concibió y se
organizó como un monopolio del Estado, al que servía como fuente de poder y de
control (similitud con la hipótesis de Knight). Surgió el clientelismo y los campesinos
solicitantes fueron subordinados por las facciones y grupos surgidos dentro del
aparato del Estado. En la presidencia de Lázaro Cárdenas, la unidad campesina se
consiguió desde arriba y básicamente para servir de apoyo a un programa de gobierno
que representaba el proyecto nacional. La fase de inserción se dio en el marco de una
país cuya economía dependía básicamente de los productos primarios, extractivos y
agropecuarios, que se exportaban, mientras que una producción abrumadora de los
productos manufacturados se importaba. La participación del campesinado en ese
modelo se concentraba en la producción de alimentos. La crisis mundial de los treinta
y su resolución en una economía de guerra, evidenció la vulnerabilidad de este
modelo. Se dio prioridad al proceso de industrialización mediante la sustitución de
importaciones de bienes de consumo final. La participación del campesinado se
diversifica al mismo tiempo que se intensificaba su explotación. En la fase de alianza
subordinada, que se inicia al final del cardenismo, el campesino ya no representa una
amenaza militar para el Estado. La represión física, directa, ganó importancia.
También es importante agregar que en esta fase el Estado tomó el papel de mediación
respecto a las contradicciones entre los campesinos y las otras clases sociales.
El autor va a sostener que la política agraria si o si tuvo que ser cuestión de Estado,
por lo tanto no fue una revolución abortada sino que esa revolución se constituye en
Estado, los revolucionarios se convierten en funcionarios del Estado mexicano (lectura
diferente de la realizada por Mires). Knight por su parte dice que sin ese reclamo
campesino es imposible la centralización estatal.
A diferencia de la hipóstasis de Knight, este autor incluye al movimiento villista como
movimiento campesino.
Otro actor social de gran protagonismo en Latinoamérica durante todo el siglo XX son
los obreros.
Pablo Ardenghi y Andrés Stagnaro desarrollan “el movimiento obrero, la organización
sindical y los trabajadores en América Latina”. Desde finales del S. XIX. La primera
etapa de este movimiento obrero latinoamericano tiene que ver con las actividades de
extracción y el modelo agroexportador (Hall y Sapalding). Para entender este proceso
hay que tener en cuenta las ideologías nacionales e internacionales traídas a
Latinoamérica por los inmigrantes, las dos más importantes eran el socialismo y el
anarquismo, estas ideologías compartían el énfasis en la idea de un movimiento
obrero internacional basado en la solidaridad de clase. Pero estos modelos eran difícil
de aplicar, ya que en Latinoamérica existen otras contradicciones además de clase en
el sentido marxista, por ejemplo las cuestiones regionales, étnicas, etc.
El movimiento obrero se hace al lado del Estado. Los sindicatos fuertes van a ser
cada vez más cooptados por el Estado (esto sucede tempranamente en México y
Uruguay). El fin de la Primera Guerra Mundial, el proceso de institucionalización de la
Revolución Mexicana, la Revolución Rusa (que hizo aparecer los primeros partidos
comunistas en América), los cambios en la concepción de la nación y el auge del
antiimperialismo impactaron fuertemente en las organizaciones obreras. Estos
impactos otorgaron la oportunidad y moldearon las primeras organizaciones obreras
de carácter latinoamericanista (por ejemplo la CTAL). Luego de la guerra europea hay
un movimiento obrero en ebullición a nivel mundial con una disputa entre la opción
revolucionaria abierta por el éxito bolchevique y opciones conciliadoras con el capital y
el estado. Paralelamente en Estados Unidos se forman organizaciones obreras ligadas
al panamericanismo. La defensa de los delegados estadounidenses de la política
exterior de su país entró en clara oposición con el nacionalismo extendido entre los
delegados latinoamericanos, sumado también a la radicalización del antiimperialismo
(ejemplificado en la Reforma Universitaria de Córdoba).
Otra característica es la gran heterogeneidad del movimiento obrero.
Para adentrarnos en esta realidad profundizaremos en Hall y Spalding quienes
abordan los grandes cambios demográficos, étnicos y sociales. Los autores señalan el
crecimiento del Estado y paralelamente también el de los sectores medios.
Si bien la burguesía industrial no era hegemónica en ningún país de América Latina
antes de 1930, en general se las arreglaba para alcanzar la mayoría de sus objetivos
principales, y no era el menor de ellos lograr que el Estado reprimiese a los
trabajadores.
El proletariado industrial, en el sentido de trabajadores empleados en fábricas grandes
y mecanizadas, acababa de aparecer en número significativo a principios del siglo XX
y en ninguna parte ocupaba un lugar central en la economía nacional antes de 1930.
Antes de 1917 apenas existía legislación social, exceptuando algunas medidas
esporádicas y limitadas. Una excepción fue el caso de Uruguay. En el caso de
Uruguay desarrollado por Oddone se logra observar la legislación reformista que lleva
adelante el batllismo. El presidente Batlle si bien asciende con el partido Colorado el
cual representa a los grupos oligárquicos tradicionales, también es presentado como
representante de una burguesía más modernizadora,  esto se da conjuntamente al fin
de la guerra civil en dicho país. La inmigración se concentra sobre todo en
Montevideo, esto conlleva el crecimiento de los sectores medios y urbanos. En este
país el papel del Estado va a ser fundamental para mediar entre los grupos. El
batllismo puede resumirse en un momento de mucho cambio social como un Estado
conciliador entre los distintos grupos de presión.
Volviendo al desarrollo de Hall y Spalding,  otro caso excepcional es el movimiento
obrero mexicano el cual entre 1910 y 1930 difiere en ciertos sentidos de otros
movimientos latinoamericanos. Durante la guerra civil en México que comenzó en
1910, los trabajadores urbanos se convirtieron en una fuerza política de considerable
importancia. El resultado final fue el surgimiento de un movimiento obrero muy ligado
al aparato del Estado. Esto anunciaba las formas de organización que a partir de 1930
se encontrarían en varios países latinoamericanos.
La composición étnica de la clase trabajadora de los primeros tiempos variaba mucho
de un país a otro e, incluso, de una ciudad a otra.
La depresión de la posguerra, que afectó a la mayoría de los países latinoamericanos
en 1920 o 1921, contribuyó a poner fin al ciclo de expansión de los movimientos
obreros, pero estas movilizaciones produjeron cambios significativos. En muchos
países empezaron a probarse otras formas de controlar a la clase trabajadora, así
como también se reforzó el aparato represivo del Estado.
Durante el decenio de 1920, en varios países empezaron a hacerse intentos de crear o
fomentar sindicatos que cumpliera los objetivos del Estado, aunque ninguno de ellos
gozó del éxito de la CROM en México. Estas corrientes sindicales son conocidas como
reformistas o colaboracionistas. También en los años veinte se da el surgimiento de
una intelectualidad de izquierda, producto de ello va a nacer el movimiento sandinista
en Nicaragua, este va a tomar las armas, el mismo es abordado por Cuevas. Sandino
no solamente piensa la cuestión de la nacionalidad, sino que se pone al frente de un
movimiento revolucionario, en el contexto de plena expansión del imperialismo
norteamericano.
Retomando la cuestión obrera y para comprender mejor este movimiento es
importante entender el panorama de la industria. Un autor que aborda la
industrialización en América Latina es Lewis, al respecto sostiene que esta no
comenzó a partir de 1930,(este era el punto de vista de la historiografía más
tradicional) aunque seguramente puso en marcha una profundización industrial. El
autor señala que al analizar otros ejemplos de rupturas súbitas en las relaciones
económicas con el exterior se corrobora la conclusión de que las perturbaciones
exógenas no bastan por sí mismas para promover la expansión industrial.
Para profundizar en la hipótesis dice que fue posible la industrialización por sustitución
de importaciones porque hubo un proceso anterior de industrias con una capacidad
importante para el desarrollo de esa actividad, estas industrias son complementarias
del modelo agroexportador o inducidas por las exportaciones. El autor se centra
básicamente en  Brasil, Argentina, México, Chile y Uruguay. Toma estos países
porque ya a fines del siglo XIX y principios del XX se puede hablar de una base
industrial.
Las oportunidades dinámicas de la fabricación despertaron el interés de los
capitalistas nativos, de los inmigrantes y del capital extranjero. Al crecer el sector, los
industriales que a esta altura ya estaban bien relacionados con el Estado o integrados
en las elites nacionales, pudieron llamar la atención del gobierno y, junto con otros
intereses, presionar para que se tomaran medidas directas con el fin de sostener y
promover la fabricación nacional.
Por otra parte Ansaldi remarca la idea de no considerar una ruptura tan tajante entre
modelo agroexportador e industrialización, postulando que esos son estereotipos que
hay que abandonar, aunque no ignora los efectos de la crisis en la mayoría de los
Estados, los cuales a pesar de tener gobernantes de distintas ideologías, impulsan
políticas intervencionistas y en algunos casos el Estado se convierte, también, en
propietario de medios de producción. Este proceso es caracterizado como de
acumulación sin distribución de ingreso en beneficio de los trabajadores, por lo que las
modificaciones no conlleva transformaciones sustanciales de la estructura social. No
hay una subversión de las viejas estructuras, por el contrario ellas sirven de base para
la ISI.
Por otra parte Ansaldi destaca el avance imperialista en América Latina en la década
del veinte.
América Latina para 1930 era una región estructuralmente agraria. En este periodo
comienza lo que Francisco Zapata denomina fase institucional del movimiento obrero
(el mismo se prolonga hasta 1970 e inicios de 1980). En las primeras décadas de la
fase institucional, se constituyen organizaciones sindicales nacionales, sean de
sindicatos profesionales y de empresas, sean de sindicatos por ramas de actividad.
2- El eje de la siguiente secuencia, que se desprende del análisis de los textos que se
realizó en el punto anterior, va a girar en torno a la revolución mexicana y el rol del
Estado en su relación con las clases subalternas en el contexto del imperialismo
norteamericano. La misma estará pensada para aplicarla en un grupo de 4° año
orientación en sociales.

Fundamentación
La Historia en la Escuela secundaria Superior propone profundizar el aprendizaje del
tiempo histórico y la multiperspectividad.
Dicha disciplina durante el 4° y 5° año, trata sobre el siglo XX en sus diversas escalas
de análisis: mundial, regional y local.
En este caso se tomará la cuestión regional entendida como toda América Latina, y a
partir de un caso particular como el mexicano se intentará crear conceptos y
categorías de análisis para otros casos del continente.
Dicroce y Garriga sostienen que la ausencia de síntesis comparativas de los diferentes
procesos históricos así como de actividades propuestas a los alumnos con esta
finalidad, o de ilustraciones que contribuyan a destacar similitudes y diferencias,
parecen contribuir a la afirmación de lo nacional como excepcional y básicamente
incomparable con el resto del subcontinente.
Por otro lado se intentará complejizar la lectura y la mirada para no caer en lo que
señala Hilda Sábato que suele suceder con los libros escolares, donde la diversidad
de interpretaciones y de opciones historiográficas suelen ser limitadas y por lo tanto,
se ofrecen visiones unívoca y cerradas del pasado, convirtiendo "las diferentes
historias" en la "historia" y clausurando de esta forma el análisis y discusión de
versiones alternativas de los mismos procesos que se abordan.
Uno de los objetivos principales de esta secuencia va a ser el estudio de conceptos. al
respecto Pozo y Carretero señalan "los conceptos son elaboraciones intelectuales muy
útiles para entender ciertas realidades, pero no son realidades en sí mismas". Los
autores mencionados afirman que los conceptos deben enseñarse sólo en la medida
en que respondan a necesidades previamente planteadas al alumno, es decir, en tanto
contribuyan a estructurar y entender una realidad concreta.
La secuencia que se propone en esta oportunidad se aborda desde la nueva historia
social, “El  presente Diseño formula un replanteo de los grandes relatos; entre
ellos los que refieren  al retorno a la escena histórica de los sujetos como
actores con capacidad de incidir en la  vida social, o el retorno de la narrativa
histórica sobre las simplificaciones que emergieron de  los grandes marcos
explicativos”, esto implica recuperar la práctica concreta , empírica, del análisis e
interpretaciones de fuentes históricas como uno de los aspectos a tener en cuenta.
El abordaje de revolución social se realiza desde la perspectiva de Knight, quien
señala que "las teorías que plantean causas o procesos que siguen un patrón,
parecen ofrecer muy poco en términos de alcanzar una auténtica percepción de la
experiencia revolucionaria Latinoamericana”.  En sentido general reconocen dos
atributos claves en el concepto de revolución social, aceptados por la mayoría de los
analistas:
● Una sustancial movilización política en pos de causas que importan lo
suficiente como para suscitar tanto un compromiso voluntario (no obligatorio)
como una significativa oposición, y que conduce a un serio quiebre
gubernamental;
● Un profundo cambio social de tipo sociopolítico.

Objetivo de enseñanza
● Promover la participación crítica de los alumnos durante la lectura de textos.
● Propiciar puesta en común de lo trabajado.
● Promover la utilización de diversas fuente históricas y bibliográficas.
● Promover prácticas de escritura

Objetivo de aprendizaje
● Interpretar la diversidad de procesos sociales latinoamericanos que se dieron
como resultado del desarrollo de la trama multicultural y las transformaciones
del sistema mundo en el comienzo del siglo XX
● Reconocer la conformación social y económica de América Latina
● Interpretar  las intencionalidades  de los diversos sectores  sociales, y
protagonistas de  los procesos políticos-sociales  fundamentales para
entender el impacto en el presente

Contenidos
Imperialismo norteamericano
Revolución mexicana: caída del régimen oligárquico, los movimientos campesinos y la
reforma agraria.
Conceptos: subalternidad, reformismo estatal, Hegemonía, políticas populares, poder,
crisis orgánica, capitalismo, sociedad civil, guerra civil, revolución, contra revolución,
ideología.

Recursos
Pizarrón, textos, vídeos, letras de canciones (música),

Secuencia Didáctica

Semana 1
En la primera clase se abordará el Imperialismo norteamericano y su incidencia en
América Latina.
Actividad
Se comenzará leyendo las fuentes sobre la política imperialista de Estados Unidos del
manual “Pensar la Historia. Argentina desde una historia de América Latina" (pag.
436) donde se encuentra un fragmento del mensaje anual de Roosevelt y un parte del
testamento de Smedley Butler.
● ¿Qué interese tiene Estados Unidos en Latinoamérica según Roosevelt? ¿Cuáles son
los motivos para intervenir?
● ¿Qué motivos da Butler para considerarse un agente armado del capitalismo?

Leer el texto titulado “relaciones entre Estados Unidos y América Latina durante la
primera mitad del siglo XX: entre el panamericanismo y la invasión” del capítulo 5 del
mismo manual. Procede a responder:
● Luego de haber leído el texto. ¿Consideras que lo que decía Roosevelt se
cumplió? Justifica la respuesta.
● ¿En qué consistía el panamericanismo?

Semana 2
Actividad
A partir de un video del programa de José Pablo Feimann "Filosofía aquí y ahora",
perteneciente a la cuarta temporada (América Latina, filosofía y colonialismo) nos
adentraremos en la revolución mexicana el cual es un proceso muy complejo. El
análisis del filósofo está lejos del abordaje que realiza Knight y se aproxima mucho a la
mirada que tienen Warman, señalando la importancia del indigenismo y del
campesinado en dicha revolución. También aparece el papel de Norteamérica que
abordamos la clase anterior.
Se propone realizar el siguiente cuestionario para comprender mejor el acontecimiento
histórico y su complejidad.
● ¿Cuál es la importancia del régimen de propiedad en la Revolución mexicana?
● Identifique las facciones que se enfrentaron
● ¿Qué implicaban las consignas "paz y progreso" y "tierra y libertad"? ¿Quien
sostuvo cada una?

● Definir qué es una "revolución" ¿cuál es la diferencia con una "reforma"?


Esta última consigna se realizará con el video y se complementará y problematizará
con el texto llamado ¿Qué son las revoluciones? Que se encuentra en el capítulo 3 del
manual “Pensar la Historia. Argentina desde una historia de América Latina". Con este
manual también se resolverá las siguientes preguntas:

● ¿A qué se denomina sectores subalternos?


● Explicar por qué el movimiento social que acabó con el porfiriato es
caracterizado por los investigadores sociales como revolución.

Semana 3
“La viabilidad del corrido para ser utilizado como herramienta didáctica para la
enseñanza de la revolución radica en dos razones: es una fuente histórica que narra
los acontecimientos de una manera particular por sus características líricas -
narrativas, y que en su momento cubrió necesidades sociales como es el de informar.
El otro motivo se debe al auge que dicha forma musical cobró en la época de la guerra
revolucionaria, teniendo un incremento en su producción y expandiendo una ideología
de lucha, por su forma de expresión ante el gobierno que consideraban opresor”.

Actividad
La siguiente actividad consistirá en el análisis de la letra de varios  corridos mexicanos
(ver anexo) en grupo de 4 alumnos para luego realizar una puesta en común de lo que
entendieron y las dudas que quedaron. Se pedirá que presten especial atención a las
reivindicaciones revolucionarias que realiza la letra, los personajes que nombra,  que
busquen en sus celulares las regiones que se nombran, así como también se solicita
que anoten todo lo que les llama la atención, los interrogantes van a ayudar a la
comprensión de la configuración de la forma en que se desarrolló la revolución
mexicana.

Actividad
Luego de la actividad anterior se pasará a leer un artículo de manera colectiva entre
los alumnos y el profesor analizando algunos derechos que garantiza la constitución
de 1917. Posteriormente tendrán que buscar algún derecho en cuanto a lo social que
se haya aprobado en otras constituciones Latinoamericanas durante los primeros
treinta años del siglo XX.
Link del artículo: https://culturacolectiva.com/historia/articulos-mas-importantes-de-la-
constitucion-mexicana

Semana 4
Con el recorrido por la revolución de México y el análisis de las demandas de los
grupos subalternos que muestran la problemática de la tenencia de la tierra en países
donde impera el modelo agroexportador, sumado a los derechos garantizados en la
constitución de 1917 se realizará la siguiente actividad.
Pasaremos a trabajar con algunos conceptos de análisis desde la perspectiva de
Gramsci (ver anexo) , la idea es poder complejizar el proceso y pasar del caso
estudiado a investigar otros contextos latinoamericanos.

Actividad
● Leer el texto sobre lo escritos de Gramsci y definir: Poder, Hegemonía, Crisis
Orgánica , sociedad civil, Guerra Civil.
● Relacionar los conceptos abordados con la revolución mexicana.
● Pensar ejemplos actuales en los que ustedes crean que se pueden aplicar
dichos conceptos.
Al finalizar la clase se hará una puesta en común.

Evaluación
Además de la evaluación en proceso se pedirá que realicen un trabajo práctico.
La consigna es la siguiente: realizar de manera grupal un trabajo abordando algún
caso latinoamericano actual donde se puedan reflejar algunos de los conceptos
estructurantes trabajados (capitalismo – Hegemonía – Crisis Orgánica – Imperialismo
– Revolución – propiedad). (El profesor llevará los casos así como la bibliografía
acorde)
Posteriormente deberán socializarlo en clase en forma de mapa conceptual o punteo.
Bibliografía docente

Ansaldi, Waldo. “Tierra en llamas. América Latina en los años 1930”. Colección
Universitaria. La Plata, 2003.

Ardenghi y Stagnaro "Movimiento obrero, organización sindical y trabajadores en


América Latina desde finales del siglo XIX hasta los comienzos de la década de 1960".
Capítulo 9.

Bohoslavsky, Ernesto. "Algunas reflexiones sobre la historiografía actual de América


Latina". Cuadernos de GESCAL. Argentina, 2013.

Dicroce, Garriga M. "La perspectivas latinoamericana en los manuales de historia”.


Revista Quinto sol, 2003.

Funes, Patricia. "América Latina. Los nombres del nuevo mundo" . Programa de
capacitación multimedial, Ministerio de Educación, ciencia y tecnología, Argentina.

Funes, Patricia. “Salvar la nación. Intelectuales, culturas y política en los años veinte
latinoamericanos”. Buenos Aires, prometeo libros, 2006.

Hall y Sapalding "La clase trabajadora urbana y los primeros movimientos obreros en
América Latina, 1880 – 1930”. Capítulo 9. Compilador Bethell, (Vol.7)

Juárez, Javier Monzón "El corrido como herramienta didáctica para el desarrollo del
pensamiento histórico en tercero de secundaria". Universidad Pedagógica Nacional.
México 2015.

Knight, Alan “La revolución mexicana: ¿burguesa, nacionalista, o simplemente gran rebelión?.
Cuadernos Políticos. Ed. Era, México D.F., 1986.

Knight, Alan “La revolución mexicana “, capítulos VIII y IX. México.


Knight, Alan “Interpretaciones recientes de la revolución mexicana “. Revista Americana de
Ciencias Sociales , México, 1989.

Lewis. "La industria en América Latina antes de 1930", cap. 8. Compilador Bethell,
(Vol.7)

Mires. Capítulo 3. "México un carrusel de rebeliones”.


Molina Cuevas Rafael "Sadino y la intelectualidad costarricense”
Oddone, Juan. “La formación del Uruguay moderno, 1870 – 1930”. Capítulo 5.
Compilador Bethell, (Vol. 10)
Warman, Arturo “la lucha social en el campo de México: un esfuerzo de periodización”.
En Historia de los campesinos latinoamericanos. Siglo veintiuno editores.

Zavala Ana “Entre lo informativo y lo estratégico: la cuestión de los abordajes del conocimiento
histórico en la enseñanza de la historia “. Uruguay, 2012.

Bibliografía del alumno

Fuentes históricas

Letras de corridos mexicanos

Moglia, Sislián, Alabart. “Pensar la Historia. Argentina desde una historia de América
Latina", 3° E.G.B. Ed. Plus Ultra. Buenos Aires, 1998.

Kohan, Nestor. "Gramsci para principiantes". Buenos Aires, 2004.

Feimann, José Pablo. http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/ver?


rec_id=100233

https://culturacolectiva.com/historia/articulos-mas-importantes-de-la-constitucion-
mexicana
Anexo

Corrido de Emiliano Zapata

Un día zapata los llama


A conferenciar al frente
Todos juntos, en iguala
Deben hacerse presentes
Y cuando hablen han de ser
Razonables y prudentes

Como un río caudaloso


Que acelera su corriente
La tropa marcha de prisa
Ya desciende la pendiente
La va guiando la alborada
Que asoma por el oriente

Toda iguala está de fiesta


Canta alegre el campanario
Mientras en los tamarindos
Suspenso está el sol de mayo
Con voz serena a zapata
Esto le dice salgado

-- Señor general zapata


Esta tropa que aquí mira
Nunca al peligro le teme
El nombre de usted la anima
Y en los combates, cada hombre
Por cuatro se multiplica
La tropa y mis generales
Su nombre y valor admiran
Y por seguir su palabra
De sus hogares se olvidan
Hoy vienen a saludarlo
Por conocerlo deliran

(Habla el general pantalones)

Aunque soy chaparrito


Me llamo ciriaco gómez
Pero el pueblo me ha cambiado
El nombre de mis mayores
Y hoy todo mundo me llama
El general pantalones

Traigo en mi apodo la fama


Como el tejón solitario
No le temo a la huesuda
Aunque me enseñe el rosario
Ni a las velas encendidas
Ni al rezo del novenario

(Habla el general emiliano zapata)

-- Ya conocen mi bandera
Muy sencillo es mi programa
El campesino reclama
Desde un principio esta ha sido
Compañeros, mi proclama

Ayudamos a madero
A derrocar al tirano
Ya estando en el candelero
No quiso darnos la mano
Hasta que el chacal su cuero
Puso en venta muy ufano

Y después del cuartelazo


Llega a la silla carranza
Le tiende el pueblo su brazo
En él pone su confianza
Aunque sea muy poco al paso
La revolución avanza

Más que zapata, señores


Será la revolución
La que premie sus valores
Y les dé su galardón
Por ella pido que un brindis
Hagamos esta ocasión

Que estos tamarindos guarden


En su follaje mi voz
Que sean fieles testigos
Lo mismo que el padre sol
De todo lo que se ha dicho
Bajo su dulce frescor

¡Viva iguala, compañeros


Cuna de nuestra bandera
Si los viejos insurgentes
Murieron ayer por ella
Nosotros daremos hoy
Nuestra vida por la tierra!

Plan de Ayala

En mil novecientos once


Antes de la navidad
El general Emiliano
Lanzó el plan libertador
Fue en la Villa de Ayala
Que el ejército del sur
Puso en letra y en papeles
Lo que en pólvora escribió

Porque Francisco I. Madero


Se guardó la libertad
Que con cañones y sangre
El pueblo se conquistó

No derramamos la sangre
Para entregarle el poder
Ni para que nos gobierne
Su mezquina voluntad

Por eso el jefe Zapata


Pronto lo desconoció
Porque la piel de la oveja
El lobo se la quitó

No queremos componendas
Con la gente del patrón
Nos vale más andar solos
Que con tanto recabrón
La palabra de Emiliano
Dice que ahora si nos den
Toda la tierra y el agua
Que usurpó tanto ladrón

Que vivan todos los pueblos


Con esta revolución
Y que mueran las haciendas
Los caciques y el patrón

Corrido de Pancho Villa

A dónde van los trenes pasajeros


a dónde van palomas del oriente
a dónde irán los cantos más dolientes

para llorarle a un hombre guerrillero,


el más bragado, más cabal y más valiente.

En todas partes la gente levantaba


allá en Chihuahua, Parral y La Boquilla,
nomás de verlo el gobierno se espantaba
y se nombraba al general Francisco Villa
allá en Chihuahua, Parral y La Boquilla.

Ni falta que hace que ahora los potentados


pongan su nombre con letras amarillas
su corazón el pueblo le ha entregado
desde que andaba combatiendo en la guerrilla
allá en Chihuahua, Parral y La Boquilla.

Al ver el campo tan triste y solitario


donde se muere sin agua la semilla,
los campesinos le rezan novenarios
cuando les faltan el frijol y la tortilla.

Qué falta que hace que reviva Pancho Villa.


Qué falta que hace que reviva Pancho Villa.

S-ar putea să vă placă și