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535-545. Madrid, Imprenta de Manuel B.

de Qui-
rós, 1865.
ZORITA, A lo n so de
1941 Breve y Sumaria Relación de los Señores de la
Nueva España. Nueva Colección de Documen­
tos para la Historia de México, Joaquín García
Icazbalceta, ed. vol. 1: 67-205. México, editorial
Salvador Chávez Hayhoe.
José Luis Rojas
El Colegio de Michoacán.

SILVA HERZOG Jesús, Cuatro juicios sobre la revolución me­


xicana, SEP/80, Fondo de Cultura Económica, México,
1980, No. 1.
GlLLY Adolfo, CORDOVA Arnaldo, BARTRA Armando, AGUI-
LAR MORA Manuel, SEMO Enrique, Interpretaciones de la Re­
volución Mexicana, Nueva Imagen/U.N.A.M., Méxi­
co, 1979.

A menos de un siglo del estallido revolucionario y de­


bido a la importancia y complejidad del mismo ha surgido en
el círculo intelectual un cúmulo de intentos de explicación
muchas veces contradictorio y disperso.
Frente a la diversidad de versiones, los trabajos aquí
presentados tienen dos características comunes: poseen una
misma forma (ensayos breves) y proceden de una misma teo­
ría (la marxista).
La diferencia la podemos encontrar entre las genera­
ciones; a don Jesús Silva Herzog le correspondió vivir el dra­
ma social de la revolución, mientras que el grupo de autores
marxistas ven el fenómeno a “distancia”, lo cual es en cier­
to modo una ventaja porque como dice Aguilar Camín “...co­
nocen la desembocadura del proceso pero además... se bene­
fician de una acumulación historiográfica, metodológica y
emocional que pone a su disposición respectivamente: a) una
información precisa y trabajada sobre muchos aspectos cru­
ciales del hecho histórico también llamado Revolución Me­
xicana; b) un conjunto de preguntas inteligentes y certeras
para interrogar y desmenuzar el sentido de esos hechos; c) una
distancia sentimental en la que la frialdad crítica suple con
ventaja el compromiso directo con el objeto estudiado”.1
La importancia de la obra de don Jesús Silva Herzog
consiste en que además del análisis sobre el fenómeno histó­
rico mexicano nos presenta las ideas de un actor, un testigo
presencial de los acontecimientos que narra.
Este autor ha tenido una trayectoria profesional inte­
resante, pues mucha importancia ha tenido en el mundo de
habla hispana la revista fundada por él en 1942 “Cuadernos
Americanos”. Además de licenciado en economía don Jesús
ha sido nombrado profesor emérito por la Universidad Na­
cional Autónoma de México, ha sido Miembro del Colegio
Nacional y ha ocupado importantes puestos en el aparato
político como la subsecretaría de Educación Pública (1933-
1934) la de Hacienda y Crédito Público (1945-1946) y la de
Bienes Nacionales (1947-1948) lo cual le ha dado mucho pres­
tigio y reconocimiento social.
En su larga trayectoria historiográfica don Jesús tiene
el mérito, junto con don Daniel Cosío Villegas, de ser precur­
sor de la corriente revisionista caracterizada por manifestar
la inquietud de gente que se considera a sí misma revolucio­
naria y que partiendo del análisis de lo que sucede en México
a partir de 1940 consideran que la revolución ha sido trai­
cionada.
La obra de Silva Herzog, redactada en forma sencilla
y amena llama la atención por su contenido moralístico a pe­
sar de que el autor se considera a sí mismo reaccionario, mo­
tivo por el cual es interesante su trabajo, ya que al ser un con­
junto de ensayos escritos en diferentes épocas, nos permite
conocer la evolución de su pensamiento.
En su primer juicio “La revolución Mexicana en crisis”,
escrito en 1943 nos plantea una situación que es clara: Mé­

1. Aguilar Camín Héctor, “Ovación, denostación y prólogo” en Gilly et


al, Interpretaciones de la Revolución Mexicana, Nueva Imagen/
U.N.A.M. México, 1979, pp. 12-13.
xico se encuentra en crisis pero esta crisis ha sido causada
por la confusión ideológica y por la desintegración moral.
Lo que llama la atención de esta idea es que Daniel Cosío Vi­
llegas en 1947 afirma “México viene padeciendo hace algu­
nos años una crisis que se agrava día con día... La crisis pro­
viene de que las metas de la revolución se han agotado al gra­
do de que el término mismo de revolución carece ya de sen­
tido”.2
En su segundo artículo, escrito en 1949 Silva Herzog
nos plantea la idea de que la revolución ha muerto, esto es
ya un hecho pasado que constituye un acontecimiento histó­
rico.
Así planteada la situación de la revolución, en su ter­
cer juicio escrito en 1964, es decir, quince años más tarde, rea­
liza una evaluación científica y profunda sobre el significa­
do de la revolución.
En su último juicio “Opiniones heterodoxas sóbrela Re­
volución Mexicana” escrito en 1976, el autor retoma y reafir­
ma las tesis planteadas en los artículos anteriores para ha­
cer resaltar su nueva e importante tesis de que la revolución,
debido al origen social de sus caudillos y a la participación
de las masas en el movimiento, no fue una revolución bur­
guesa, sino por el contrario fue una revolución antiburguesa,
popular, campesina y nacionalista.
Gilly sostiene la misma tesis que don Jesús Silva Her­
zog cuando nos dice que la esencia de la revolución mexicana
se nos muestra como una violenta irrupción de las masas fue­
ra de la estructura estatal y contra ella que altera, transtor­
na y tensa la actividad revolucionaria.
En la perspectiva de Amaldo Córdova esta tesis gira
en tomo a la transición del Estado moderno capaz de insti­
tucionalizar, debido a su origen revolucionario, una política
de masas.
Manuel Aguilar Mora otorga también este carácter po­
pulista a la Revolución Mexicana al conceptualizar la fuer­
za social básica del movimiento, no solamente como los cam­

2. Cosío Villegas Daniel, “La crisis en México” en Cuadernos America­


nos, año VI, XXXI, Marzo-Abril 1947, p. 113.
pesinos que eran, sino como sectores proletarizados del cam­
po.
Las aportaciones de Bartra se limitan a reivindicar el
significado histórico y el papel desempeñado por el mago-
nismo dando las razones por las cuales la alternativa revo­
lucionaria proletaria se frustró, puesto que fue incapaz de
fusionarse con la fuerza más dinámica y poderosa de la re­
volución y por esto acabó por abrir la puerta a soluciones bur­
guesas.
Enrique Semo nos proporciona, dentro del contexto de
las grandes revoluciones de México (la de Independencia,
la de Reforma y la de 1910-1920) la solución para estudiar
científicamente este último acontecimiento consistente en
considerarla como parte de un ciclo de revoluciones burgue­
sas que se inicia con la transición de nuestro país al capita­
lismo con la revolución de independencia y que finaliza en el
momento en que la burguesía mexicana pierde su capacidad
de plantear y resolver los problemas del desarrollo del capi­
talismo por el camino revolucionario.
Así, la importancia de estos ensayos consiste en reco­
nocer su aportación hacia lo que puede llamarse una historia
marxista, historia en construcción, que se constituye desde
diferentes perspectivas críticas y que trata de responder fa­
vorablemente tanto a cuestiones académicas como a unami-
litancia teórica tan importante en nuestra época.
Finalmente, es interesante destacar que lo que a prime­
ra vista era contradictorio, la idea de que las tesis de estos au­
tores no solamente eran diferentes sino que se oponían, fala­
cia que se derrumba en el estudio de cada una de las tesis pro­
puestas y que nos conduce a fundamentar en una diferencia
de estilo que puede resultar en engañosa y es el momento en
donde toma su importancia la cuestión del estilo de cada au­
tor.

Laura Elena Dávila Díaz de León


El Colegio de Michoacán

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