Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
En un principio no existieron hombres. En el mundo sólo había animales, plantas y piedras, pero el
Japailán Kamakoj decidió poblarlo con seres superiores. Por eso hizo nacer de la tierra a los
Warikunas que se establecieron en Pomabamba. Los Waríkunas eran gigantes. Llevaban enormes
piedras en el hombro, y con ellas construyeron hermosas ciudades.
Pero eran malvados. Se destrozaban en guerras continuas. Del oriente vinieron los Aukas, que
eran mejores guerreros que los Warikunas, y los exterminaron.
El exterminio enojó mucho al Japallán Kamakoj. Llamó a tres cóndores y les dijo:
La madre llevó a su hijo al pueblo donde la gente lo llamó Juan Oso. Allí compitió
con sus coetáneos hasta demostrarles su superioridad física y mental. Como
crecía más que los demás, también comía más que los demás, y el abuelo,
incapaz de alimentarlo, lo llevó a la casa del curaca (cacique) donde sorprendió a
todos con su fuerza descomunal. El curaca, después de cierto tiempo, también
trató de deshacerse de él porque consumía mucha comida. Pero, cada intento de
matarlo se convirtió en una aventura para Juan Oso.
Fuente: http://www.alberdi.de/articulo04_Osocorea.pdf
Foto: http://cuentolandia.wordpress.com/
GANCHZSCOCHA
Autor: Marcos Yauri Montero
En aquellos tiempos, nacieron dos hermosos gemelos de una mujer tonta. Pronto
crecieron y se hicieron hombres. Pero aparecieron unos monstruos con figura
humana que vomitaban fuego, y los mataron. El padre los volvió a la vida y para
salvarlos de peligros futuros los trasformó en serpientes. Las serpientes eran
hermosísimas, y se fueron a vivir lejos. La más grande que era hembra se fue a la
laguna de Ganchiskocha, y la otra que era pequeña y macho a la laguna de
Yanakocha. Todo esto sucedió en el Valle de Konchukos.
Durante la colonia, el virrey envió a Recuay una campana de oro, cuyo sonido se
oía a mucha distancia, envidiosos los huaracinos, marcharon sobre Recuay para
apoderarse de ella.
Al sepultarse formó un enorme hoyo de cuya profundidad brotó agua dando origen
a la laguna de Kerukocha. A las 12 de la noche ésta campana repica
fúnebremente, doliéndose por la muerte de los guerreros.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Recuay
El venado encantado de Carcas
Autor: Marcos Yauri Montero.
Desde entonces, el bello animal ronda por los parajes de ese lugar, no permitiendo
que nadie llegue a descubrir la entrada de la caverna. Pero el demonio una vez
estuvo a punto de dar con ella. Y por eso, el fiero venado, emprendió contra él una
lucha feroz y sin cuartel. En las crudas épocas del invierno, cuando la tierra se
cubre de una melancólica neblina, y el rocío cae tristemente de las hojas, la lucha
se torna más encarnizada. Durante las noches lóbregas y heladas, el cerro se
estremece ante el fragor de la pelea cruenta, fragor que apaga el estrépito de las
torrentosas aguas de los tres arroyuelos que surcan el lugar. Pese a la ferocidad
del demonio, el bizarro guardián de piel brillante y astas erguidas, logra derrotarlo,
y el enemigo vencido aumenta el caudal de uno de los arroyuelos.
Una vez, dos cazadores habían seguido los rastros de un venado. Después de
una fatigosa caminata, habían llegado a la boca de una cueva a cuyo interior se
dirigían las huellas. Entraron alumbrándose con una antorcha y a su luz vieron
esqueletos humanos, potes y otros objetos de alfarería. Temerosos abandonaron
la tenebrosa caverna. En el interior, al emprender el regreso a sus chozas, uno de
ellos resbaló y al incorporarse apoyándose con las manos en el suelo remojado
por las lluvias, descubrió una galería subterránea. Al hurgar en ella, advirtieron
que estaba llena de alhajas de oro y piedras preciosas. Quisieron cargar con la
riqueza, en eso, al divisar por el campo, vieron a un venado de singular gallardía,
pero ni se les ocurrió cazarlo. Anduvieron por los alrededores en busca de un
burro para cargar a sus casas la fortuna, pero con mala suerte. Entonces, fueron
al sitio donde habían encontrado la galería, con la intención de llenar sus alforjas
con las joyas, mas no pudieron dar con ella. En la búsqueda desesperada se
perdieron, y nadie supo de ellos. El venado que había divisado anteriormente, y
que no era sino el celoso guardián de la gigantesca riqueza, los había convertido
en dos arroyuelos que empezaron a correr junto al que ya existía, el cual se había
formado por la transformación de los demonios a quienes el bizarro animal, había
vencido en anteriores jornadas.