Todos sabemos que si nuestros hijos reciben una atención especial en
sus primeros años de vida, si son cuidados, alimentados y atendidos en sus hogares, jardines infantiles y escuelas, podrán crecer física y mentalmente sanos, desarrollando actitudes y habilidades relacionadas con el pensamiento y el lenguaje, de igual forma lograran ser emocionalmente seguros y desarrollaran competencias que les permitan ir ganando autonomía e independencia, estableciendo formas amplias y diversas de relacionarse consigo mismos, con las personas y con los objetos a su alrededor. La familia es el contexto más propicio para generar vínculos significativos, para favorecer la socialización y estimular el desarrollo humano y, desde el punto de vista del Estado y de la sociedad, la familia es su capital social. Cuando el niño viene al mundo nace en una familia con diferente situación social, económica y cultural que influye demasiado en el desarrollo físico intelectual y afectivo del niño, donde en la familia se puede presentar situaciones tanto positivas como negativas que lo pueden afectar o favorecer en su crecimiento donde puede comenzar a tener temores o a fracasos que después es muy difícil tratarlos de borrar, un centro educativo es donde el niño puede socializarse a prender a compartir y a respetar a los demás a hacer solidario y poderse recrear más por medio del juego un pilar fundamental para su etapa y en donde por medio de este genera afecto amistad, ternura y admiración,a,otros,compañeros. El niño necesita amor y comprensión por parte de todas esas personitas importantes para el crecer en un ambiente de moral y valores, el niño tiene derecho de recibir educación gratuita y obligatoria ya que allí podrá desarrollar todas sus habilidades en las diferentes dimensiones donde puede identificar su cuerpo, adquirir conocimiento, tener un relación con sus padres, donde posea valores y se pueda reflejar en sus comportamientos, donde más adelante tenga manejo de motricidad, pueda compartir socialmente y tenga sentido de pertenencia. Si entendemos que el desarrollo infantil se produce a partir de los retos y los desafíos que las niñas y niños encuentran en sus diferentes contextos de vida, hemos de entender también que toda situación de cuidado es una situación educativa. Por eso vale la pena organizar intencionalmente el cuidado infantil de modo que, más allá de la estructura familiar, las situaciones extrafamiliares se conviertan en auténticos sistemas de desarrollo gracias a las prácticas educativas que,en,ellos,se,despliegan. La educación infantil es una respuesta intencionalmente educativa a las necesidades de cuidado de la primera infancia en el mundo moderno. Pero, justamente por ello, no puede quedar limitada a las niñas y niños cuyos padres trabajan y no pueden atender, ellos o sus familiares,a,sus,hija,se,hijos . Eso es muy importante en el caso de niñas y niños que proceden de familias de nivel sociocultural bajo y que pueden permanecer al cuidado de sus parientes. En tal caso, es fundamental que dichas niñas y niños acudan a algún servicio de la educación infantil, porque si no se encuentran en desigualdad de condiciones al comienzo de la educación obligatoria respecto a las habilidades y procedimientos que están implícitos en el trabajo escolar. Es decir, a las desigualdades sociales de origen se suma otra respecto al propio reconocimiento del contexto escolar.