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PROCESOS Y CONTEXTOS EDUCATIVOS

PEC:
“El Plan de Convivencia: La Formación de la Comunidad
Escolar sobre Convivencia Positiva”

Alumna: AAA
Centro Asociado: Madrid-Jacinto Verdaguer
Curso: 2018/2019
Correo: AAA@alumno.uned.es
Teléfono: AAA
2018/19

ÍNDICE DE CONTENIDOS:

1. Introducción………………………………......……………………………pág 3

2. Fundamentación Teórica……………………………………………...…….pág 3

3. El Plan de Convivencia …………..……………….......…………..….……pág 9

4. Plan de Formación para la Comunidad Escolar en Convivencia Positiva &

Conclusiones………………………………..………………...………..…..pág 11

5. Referencias bibliográficas………………………………………………....pág 19

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1. Introducción

El presente ensayo es el resultado de un análisis detallado de todos los documentos


propuestos para la elaboración de la PEC. En primer lugar, supone un acercamiento al
marco normativo vigente que organiza y regula la educación secundaria en materia de
convivencia escolar, así como la identificación de los elementos esenciales del Plan de
Convivencia y su lugar dentro del proyecto integrado educativo que deben elaborar
todos los centros escolares.

Ha posibilitado también profundizar en los diferentes componentes que se


encuentran dentro del Plan1, permitiendo así la focalización en uno de ellos por especial
interés personal: el Plan de Formación de la Comunidad Escolar sobre Convivencia
Positiva.

Por último, se presentarán propuestas concretas y susceptibles de ser llevadas a la


práctica respecto al apartado mencionado anteriormente del Plan de Convivencia y unas
reflexiones finales.

2. Situación Actual y Fundamentación Teórica

En el escenario globalizado en el que vivimos, España se encuentra incluida dentro


del Marco estratégico de Educación y Formación 2020 (ET2020), en su calidad de
Estado miembro de la Unión Europea. Como en otros ámbitos, también en educación se
está trabajando desde hace años en la elaboración de marcos estratégicos que fomenten
y garanticen la cooperación europea (el actual es una continuación de un marco anterior,
el ET2010).

Uno de los grandes objetivos contenido en las normas de homogeneización


educativa a nivel europeo, es perseguir que las acciones y políticas educativas de los
Estados Miembros consigan que todas las personas, sin importar sus circunstancias
sociales, económicas o personales “adquieran, actualicen y desarrollen durante toda su
vida tanto unas aptitudes profesionales específicas como las competencias clave

1
En adelante, el Plan o el Plan de Convivencia

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necesarias para su empleabilidad, así como respaldar el aprendizaje continuo, la


ciudadanía activa y el diálogo intercultural”2.

España está intentando dar respuesta a este compromiso adquirido a través de la


elaboración del Plan Estratégico de Convivencia Escolar, que pretende garantizar la
colaboración y coordinación entre las diferentes instituciones interesadas en conseguir
que los centros educativos vuelvan a percibirse como “espacios seguros, libres de
violencia, inclusivos y favorecedores del éxito para todos los individuos”3. Además de
asegurar igualdad en derechos y oportunidades para todas las personas, creando
herramientas para superar exclusiones sociales o discriminación en el ámbito educativo,
poniendo especial énfasis a la marginación derivada de discapacidades físicas o
mentales.

Por todo esto, considerando que todos aquellos valores que favorezcan la ciudadanía
democrática, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, el respeto, la justicia y la
superación de la discriminación, inspiran al Sistema Educativo Español, el contenido de
la LOMCE 4 contempla la formación en educación cívica y constitucional en cada etapa
de nuestra educación básica, como queda plasmado en la siguiente tabla de objetivos:

EDUCACION
 Adquirir progresivamente pautas elementales de convivencia y relación social
INFANTIL  Ejercitarse en la resolución pacífica de conflictos
EDUCACION  Conocer y apreciar los valores y las normas de convivencia
 Prepararse para el ejercicio activo de la ciudadanía y respetar los derechos humanos
PRIMARIA
 Comprender y respetar las diferentes culturas y las diferencias entre las personas
o Asumir responsablemente sus deberes, conocer y ejercer sus derechos en el respeto
EDUCACION a los demás
SECUNDARIA o Ejercitarse en el diálogo afianzando el respeto a los derechos humanos
OBLIGATORIA o Respetar la diferencia de sexos y la igualdad de derechos y oportunidades
o Rechazar los estereotipos que supongan discriminación
FORMACION  Prevención de los conflictos y su resolución pacífica en los ámbitos personal,
familiar y social
PROFESIONAL
 Especial atención a la prevención de la violencia de género
 Prevención de los conflictos y su resolución pacífica en los ámbitos personal,
BACHILLERATO familiar y social
 Analizar y valorar críticamente las desigualdades existentes e impulsar la igualdad
real

2
Plan estratégico de convivencia escolar; Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
3
Plan estratégico de convivencia escolar; Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
4
LOMCE: Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa.

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Para respetar los principios expresados más arriba, la convivencia positiva no puede
ser una competencia aislada dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, sino que debe
incorporarse de forma inherente en todas las experiencias, áreas y momentos educativos
de los alumnos.

En los documentos “modalidades de autonomía de los centros educativos” y “la


convivencia escolar en la normativa estatal”, es posible atender a los aspectos más
importantes respecto a la regulación de la convivencia en los centros educativos en
nuestra legislación. Además, se puede extraer de ellos una idea muy importante, como
es la necesidad de educar para garantizar una correcta convivencia, objetivo que, como
hemos visto anteriormente, debe estar presente en todas las etapas educativas, sobre el
que asentar el resto de aprendizaje y desarrollo de los alumnos y alumnas.

Nuestro marco legislativo actual representado por las leyes LOE5 y LOMCE,
determina la obligación de crear un proyecto educativo integrado en los centros
escolares, (que debe incluir el proyecto curricular, de gestión, organización y
funcionamiento), a diferencia del contenido de la anterior LOGSE. Además, con objeto
de permitir la creación de ese proyecto de forma adaptada y flexible, las
Administraciones Públicas ofrecen a los centros educativos un elevado grado de
autonomía en 3 importantes vertientes: la pedagógica, de gestión y organizativa. En la
utilización de esas capacidades los centros educativos deben realizar su proyecto
educativo a medida, adaptándose a sus particularidades y circunstancias, que además
debe contener siete elementos fundamentales, siendo el “Plan de Convivencia” uno de
ellos.

Enmarcado dentro de la autonomía organizativa, los centros tienen la obligación de


elaborar sus propias normas y plan de convivencia, donde deben recoger las actividades
orientadas a garantizar un buen ambiente en los centros escolares. Resulta necesario que
estos planes de convivencia especifiquen los deberes de los alumnos y alumnas, así
como las correspondientes medidas correctoras ante los posibles incumplimientos.

Para posibilitar la elaboración del Plan de Convivencia, se reconoce al Consejo


Escolar la capacidad de proponer medidas que favorezcan la convivencia, igualdad, no
discriminación y resolución pacífica de conflictos (art. 127 LOMCE). Además, también

5
LOE: Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

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pueden conocer la resolución de conflictos disciplinarios según la normativa vigente del


centro, sin llegar imponer medidas disciplinarias, cuestión reconocida como
prerrogativa de la figura del director (art. 132 LOMCE). No obstante, esto no implica
que haya que recurrir al modelo disciplinario en primera instancia, sino que debe
establecerse una escala gradual para intentar resolver los conflictos nada más iniciarse
con medidas adecuadas a su importancia y gravedad. No debe perderse de vista que
también en la particular normativa de cada centro debe regir el principio de intervención
mínima, básico en todo nuestro ordenamiento jurídico respecto a la intervención del
derecho penal en los conflictos sociales, en virtud del cual solo para los ataques más
graves contra la convivencia debe el director ostentar su capacidad de autoridad
sancionadora. Hay que tener en cuenta también que los conflictos originados en centros
educativos deben resolverse antes de alcanzar tal gravedad que deban ser judicializados.
Para conseguir todo esto, resulta imprescindible partir de procedimientos flexibles e
informales, minimizando el número de intervinientes, para garantizar el propósito de
graduar las medidas y la coerción necesaria para resolver y prevenir los conflictos. Las
normas y medidas correctivas deben crearse con la colaboración y diálogo de todas las
partes implicadas en su implantación y respeto, por lo que tiene que existir un alto grado
de coordinación y acuerdo desde la redacción, hasta la implementación y evaluación de
su impacto.

Finalmente, el art. 124 de la LOMCE recoge para los profesores y personal directivo
la capacidad de ser considerados “autoridad pública”, reconociéndoles de forma expresa
la presunción de veracidad salvo prueba en contrario. Para estos agentes es muy
importante contar con este respaldo, ya que algunas corrientes defendían que no
gozaban de la autoridad suficiente para contrarrestar los conflictos de convivencia que
se producían bajo su cuidado.

En los últimos años ha aumentado considerablemente el malestar docente y la


alarma social debido al incremento de casos de acoso escolar. En un marco
internacional, se ha constatado cómo las políticas educativas públicas se centraban más
en el castigo por la generación de conflictos que en su prevención o en averiguar por
qué se producen. Hasta los años 80 se ha tratado de un problema ignorado, relacionando
los conflictos en la convivencia escolar con trastornos individuales, desvinculándolos
así de sus componentes sociales, emocionales y afectivos. Otras corrientes han tratado

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de “psicologizar” estos problemas sin tener en cuenta aspectos relevantes como la


organización de los centros y el clima escolar que promueven. Los extremos no suelen
dar respuestas completas a situaciones tan complejas como esta. El sistema de
convivencia en los centros escolares se asienta sobre tres pilares básicos: la identidad
del centro, las prácticas generadas por el propio centro para regular la convivencia y
aquellas que vienen del exterior y les afectan, procedentes del contexto social e
institucional en el que se encuentran. La manera en que estos conjuntos se
interrelacionen condicionará la estabilidad y el tipo de convivencia efectiva. Se trata,
por tanto, de un proceso constante, dinámico y complejo, en el que existen interacciones
entre elementos sistémicos, internos y acciones individuales de los diferentes agentes
que pertenecen o afectan a la comunidad educativa. Realmente, construir una
convivencia positiva no consiste en que no existan conflictos, sino en crear un tipo de
control que respete la identidad del centro y sus circunstancias. De este modo la
normativa y control interno del centro deben corresponder a la identidad del mismo y
estar en sintonía con el control externo que exista sobre él, para que las normas de
convivencia que se creen puedan ser mayoritariamente aceptadas por todos. Sabiendo
todo esto, debería resultar relativamente sencillo para los centros escolares generar
normas que sean aceptadas y respetadas por la mayoría. No obstante, los centros
educativos tienen serias dificultades para definir su propia identidad, ya que
tradicionalmente se trata de espacios de lucha social, ideológica, laboral… por lo que su
propia identidad es el resultado de un proceso interno sujeto a cambios. La identidad del
centro refleja una imagen global y de sus objetivos, el “para qué” de su existencia,
constituyendo además el marco de referencia para los diferentes actores. Algunos de los
factores que afectan a su definición son dependientes (tipo de liderazgo, gestión, etc) y
otros son independientes (composición sociodemográfica de los estudiantes: idioma,
religión, clase social, etc). La identidad del centro junto a los factores internos y
externos que les afectan determina el tipo de orientación de enseñanza que acabará
adoptando, pudiendo diferenciar tres grandes grupos:

- Académica  persigue una doble legitimación: de la comunidad y la


Administración. Se basa principalmente en los logros académicos y la
calidad de contenidos curriculares. La mayoría de sus alumnos buscará
continuar sus estudios en la universidad (clase social media-alta).

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- Comunitaria  entiende la educación como un proceso de socialización,


basándose en valores como la igualdad, la erradicación de la violencia,
racismo, violencia de género… Busca más objetivos educativos e
integradores. Predomina en centros donde la mayoría de los alumnos son de
clases bajas o proceden de poblaciones marginales.
- Administrativa  se centra en cumplir la normativa y la obtención de
titulaciones. Dominada por la burocracia, supone un refugio para los centros
con mayores problemas de convivencia.

Mención especial merecen las relaciones externas entre el profesorado y las


familias, ya que suponen una importante fuente de conflictos. Resulta primordial
establecer formas de comunicación efectivas que permitan a los centros entender y
conocer las demandas de las familias para adaptar su orientación. Sin embargo, hay que
establecer ciertos límites a las expectativas de las familias y manejarlas adecuadamente,
para que no excedan las tareas que el profesorado considera como propias (por ejemplo,
guardería, protección, educación general…)

Los modelos de interacción didáctica requieren que el profesorado comprenda la


amplitud y complejidad de las relaciones sociales en los centros. La colaboración, el
reconocimiento mutuo y la toma de decisiones en común deben guiar a todos los
agentes y ayudar a mejorar así el proyecto educativo. Es importante desarrollar
conjuntamente modelos de empatía y autocontrol emocional. Anticiparse a los
problemas a través de medidas preventivas es primordial para evitar conflictos graves, a
través del diagnóstico del clima (uno de los primeros pasos en la elaboración de los
planes de convivencia), adaptando los métodos, analizando el discurso que se emplea,
creando cohesión entre los estudiantes o identificando el tipo de liderazgo que ejerce
cada profesor. Para intentar que prevalezcan las relaciones que queremos y
consideramos positivas para la convivencia, necesitamos en primer lugar conocer las
que imperan en el momento presente, de forma que puedan construirse nuevas
relaciones más cercanas, basadas en la confianza, respeto, colaboración, empatía e
igualdad. Los profesores son los primeros que deben mostrar respeto y uso adecuado de
palabras y expresiones, demostrando un liderazgo cercano y de apoyo. El aprendizaje en
equipo, la cooperación y el diálogo permitirá que cada estudiante sienta que es un
miembro activo e importante en su clase. Un clima de respeto e intercambio de ideas

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facilita que exista una estrecha interacción entre los miembros de un aula, minimizando
tendencias a rechazar o agredir compañeros.

3. El Plan de Convivencia

Vista la fundamentación teórica que ha promovido la creación de los planes de


convivencia, nos centraremos ahora en la explicación del plan en sí mismo. En primer
lugar, ¿qué es? Sencillamente un documento donde se recogen los procedimientos que
tienden a la prevención y resolución de conflictos, el elemento clave en la gestión de la
convivencia. Como hemos visto, forma parte del Proyecto Educativo del centro, que
recoge las normas de organización y funcionamiento. Tratándose de un instrumento de
planificación educativa, debe ser elaborado con la colaboración de todos los sectores de
la comunidad educativa. Además, en la Programación General Anual quedarán
especificadas las acciones necesarias para conseguir los objetivos marcados en el plan.
Cada centro establecerá procedimientos propios para resolver los conflictos que
aparezcan, respetando siempre los principios de oportunidad, intervención mínima y
proporcionalidad comentados en el apartado anterior. No deben perderse de vista las
políticas para prevenir la aparición de conflictos, y tener presente que las medidas
correctoras que se recojan deben buscar siempre finalidades educativas. Es importante
dar prioridad a la mediación, conciliación y reparación del daño sobre la sanción. Las
sanciones deben tener un valor educador y reparador, basado en la compresión del daño
causado y en que lo justo es reparar lo dañado, dando la oportunidad de aprender de
cada conflicto.

El contenido mínimo que debe aparecer en todos los planes de convivencia es:

i. Justificación: toda la comunidad educativa debe conocer la finalidad que


persigue el plan, cómo se va a elaborar y cuál es el punto de partida.
ii. Principios y metas: aquellos que inspiran al centro, que se identifican con
su propia identidad, respetando a su vez las normas internas y externas.
iii. Diagnóstico de la convivencia: valoración crítica de la realidad del
centro, punto de partida para definir las prioridades. Puede realizarse a
través de entrevistas, encuestas, cuestionarios… de la mano de diferentes
agentes de la comunidad educativa para evitar sesgos y parcialidad.

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iv. Objetivos generales: priorización y planificación, las áreas que se hayan


encontrado más débiles deben ser reformuladas como objetivos del plan.
v. Normas de convivencia y su gestión: deben partir de un consenso
generalizado de toda la comunidad educativa y concretar las normas y
procedimientos para garantizar una buena convivencia. Además,
contendrá cómo gestionar las conductas contrarias a la convivencia o
conflictos, clasificándolos en leves, graves o muy graves.
vi. Estrategias para favorecer la convivencia: como la creación de un equipo
de gestión de la convivencia, servicio de mediación o programa de
atención a los alumnos con graves problemas de conducta.
vii. Protocolos para la gestión de los conflictos: Evitar la improvisación y
arbitrariedad es esencial para conseguir que se respeten las normas
establecidas. La unificación de criterios y el trato igualitario que se busca
en convivencia debe demostrarse también en la resolución de conflictos.
viii. Dinamización y difusión del plan: Resulta imprescindible sensibilizar y
comprometer a toda la comunidad educativa sobre la importancia de una
buena convivencia y clima en los centros.
ix. Evaluación del plan: Es muy importante poder analizar el impacto de la
implantación del plan en el centro, para conocer con exactitud qué
funciona y qué ha mejorado. Por ello es importante realizar un
diagnóstico real, que contenga datos concretos sobre la convivencia,
definiendo además el tipo de evaluación a realizar, sus responsables, los
indicadores, así como los instrumentos y técnicas para la observación de
los mismo y alcanzar conclusiones que permitan mejorar el plan año tras
año.
x. Plan de formación: identificar las necesidades de formación específicas y
desarrollar actividades concretas para todos los agentes que intervienen
en la comunidad educativa.

Resulta determinante la planificación en el largo plazo para que los objetivos se


materialicen, lo que requiere que se vayan concretando a su vez en los planes que se
elaboren cada año (en el corto plazo). La planificación de intervenciones debe quedar
recogida y hacerse realidad en la práctica diaria de los centros, de forma que las

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decisiones que vayan adoptándose puedan considerarse fruto del consenso que existió al
elaborar el plan, y además vaya midiéndose su eficacia.

Es imprescindible que toda la comunidad escolar conozca el plan y su carácter


revisable, ya que ha de nacer con vocación de mejora y adaptación continua. Si no
existe coordinación y consenso de todas las partes implicadas en la redacción, el
documento resultante puede ser una perfecta declaración de intenciones, pero
difícilmente se constituirá como una herramienta efectiva o útil. Sin participación, el
plan no puede ser asumido de forma natural y voluntaria tanto por el profesorado, como
por las familias, los alumnos y el personal no docente.

El plan de convivencia contendrá respuestas diferenciadas y ajustadas a cada


contexto social, familiar, cultural y organizativo. Tan poco efectivo sería creer que las
soluciones que contenga cambiarán el sistema sin que cambie la mentalidad de los
agentes implicados, como pensar que la buena voluntad de los profesores sería
suficiente sin ejercer modificaciones sobre el sistema mismo. La limitación de la
violencia, la resolución de conflictos y la promoción de actitudes cooperativas siempre
han desempeñado un papel central en las sociedades democráticas a las que todos
aspiramos.

4. El Plan de Formación de la Comunidad Escolar sobre Convivencia Positiva

Ya en el Plan Estratégico Estatal se considera la formación del profesorado como un


elemento clave sobre el que construir los siete ejes sobre los que deben asentarse los
planes de convivencia de los centros educativos, que son:
a) Educación inclusiva
b) Participación de la comunidad educativa
c) Aprendizaje y convivencia
d) Educación en los sentimientos y en la amistad
e) Socialización preventiva de la violencia de género
f) Prevención de la violencia desde la primera infancia
g) Atención y cuidado del uso de las tecnologías

La formación del profesorado y otros agentes se encuentra en la línea de actuación


número 4 del plan estatal. En ella se recoge la idea de que la excelencia del cuerpo
docente es un elemento de vital importancia para garantizar la calidad de la enseñanza y

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el consiguiente aprendizaje en los centros educativos. El rol del profesor ha


evolucionado de forma que se espera que sea capaz de unificar la teoría, su discurso y la
práctica para organizar las aulas en solidaridad, respeto, equidad y libertad. También es
donde se prevé la creación de espacios compartidos con todos los agentes que
intervienen en la vida socioeducativa de los estudiantes (familiares, entidades sociales,
voluntariado, autoridades locales…)

En la guía de elaboración del Gobierno Vasco no es posible encontrar un plan de


formación de la comunidad educativa como tal, sino que observamos la incidencia en
este aspecto en los epígrafes de ¿cómo lo vamos a hacer? Y ¿lo conoce toda la
comunidad educativa? Especialmente en este último, se considera la planificación de
actividades para tratar aspectos incluidos en el plan, la elaboración de un resumen
sencillo y comprensible del contenido, la organización de reuniones para comentar los
aspectos más relevantes y la creación de cuestionarios para recoger la opinión de todos
los interesados. En contraste con el documento del Gobierno Vasco, las orientaciones
del Gobierno de Canarias especifican un apartado concreto que debe recoger el plan de
formación como parte del contenido mínimo. En este apartado deben quedar
desarrolladas todas las actividades formativas que sirvan de apoyo al logro de los
objetivos marcados de mejora de la convivencia. El plan de formación será específico
para cada sector de la comunidad educativa, y vendrá a dar respuesta a todas aquellas
necesidades de formación que sean identificadas para conseguir llevar a la práctica las
estrategias recogidas en el plan.

En Andalucía, donde resido, encontramos la orden de 20 de junio de 2011 por la que


se adoptan medidas para la promoción de la convivencia en los centros docentes
sostenidos con fondos públicos y se regula el derecho de las familias a participar en el
proceso educativo de sus hijos e hijas. Esta orden recoge en su art. 11 las necesidades de
formación, determinando que el plan de convivencia debe incluir una programación con
las actividades de formación de la comunidad educativa en materia de convivencia
escolar, de acuerdo con los objetivos, actuaciones y medidas que se planteen.
Especialmente de los miembros de la comisión de convivencia, el equipo directivo, los
profesores-tutores y todas aquellas personas que realicen funciones de mediación para la
resolución pacífica de los conflictos.

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Los centros educativos, junto a las familias, constituyen la institución socializadora


por excelencia, siendo responsabilidad del profesorado y equipo directivo que las
relaciones que tienen lugar en su interior no contengan conductas o actitudes violentas
que obstaculicen el desarrollo académico, y sobre todo personal del alumnado. Los
padres son los primeros responsables de la educación que reciben sus hijos, lo que hace
necesaria su participación, intervención e implicación en el proceso educativo fuera de
sus hogares. Por ello, la formación de las familias es una necesidad que aparece cada
vez más demandada en las reuniones y tutorías individualizadas que se realizan. Los
centros deben ofrecer información, formación y asesoramiento en colaboración con las
autoridades locales a través de cursos, talleres y charlas de formación.

En cuanto a los profesores, la formación actual está orientada hacia un sistema


educativo que ya no existe, y que muestra la carencia de destrezas sociales y
comunicativas necesarias hoy en día, a pesar de tener una buena formación académica o
teórica. Sin embargo, una de las novedades más significativas de las últimas
modificaciones legislativas ha sido el reconocimiento, apoyo, valoración y formación
del docente. La mejor formación del profesorado es aquella que integra y equilibra el
polo disciplinar (maestría del saber) y el pedagógico (modos de enseñar y gestionar el
aula, más ampliamente, educar). La aparición de nuevos fenómenos como la
globalización, la universalización de la sociedad de la información, etc, provocan que
aunque estemos ante las mismas paredes o tengamos los mismos objetivos, dejen de ser
válidos los mismos esquemas educativos, resultando necesario desarrollar una nueva
mentalidad global. En ocasiones puede pensarse que la especialización, el conocimiento
teórico o la mera experiencia son suficientes para resolver los problemas que puedan
surgir. Sin embargo, es necesario dar nuevas herramientas al profesorado para que
pueda enfrentarse al nuevo escenario de forma más efectiva.

La formación del profesorado en materia de convivencia resulta especialmente


complicada debido a la gran dificultad que supone responder a la creciente
heterogeneidad e incremento de conductas (agresivas, antisociales) que desestabilizan el
ambiente en las aulas, poniendo en peligro el proceso enseñanza-aprendizaje. Por todo
esto, la formación del profesorado debe ser entendida, no como una tarea individual del
docente, sino como un proceso de mejora de los centros educativos y desarrollo
profesional de los docentes para poder dar respuesta a las conductas problemáticas que

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se presenten. Es importante también que tenga carácter permanente y constante, que


lleve al profesorado a reflexionar sobre su práctica diaria y el rol de agente de cambio e
innovación en los centros educativos. Debe contener aspectos como la mejora del
diálogo con los alumnos, la motivación, inteligencia emocional, estrategias para
fomentar la participación del alumnado, habilidades comunicativas o la resolución de
conflictos dentro del aula. Tiene que estar dirigida a hacerles observar la actuación
propia, analizar la práctica y aplicación de la teoría, evaluar y mejorar su propio
currículum y trabajar en equipo con todos los agentes implicados. En este sentido, es
prioritario identificar y analizar las necesidades, diseñando y aplicando determinados
planes de formación cuyo impacto debe ser revisado y evaluado.

La existencia de plataformas telemáticas para recibir formación online en todo lo


relacionado con la gestión del aula, los planes de convivencia, educación emocional,
etc, es una constante en las comunidades autónomas 6. Sin embargo, este sistema de
aprendizaje resulta impersonal y muy frío, especialmente al tratarse de mejorar
interacciones sociales; no permite el intercambio de experiencias, aciertos y errores de
unos profesores con otros, ni la reflexión o recepción de opiniones de compañeros con
carácter constructivo. Se consideran especialmente productivos:

- Los seminarios sobre coaching e inteligencia emocional: han demostrado su


eficacia y no requiere ser especialistas. En el fondo siempre ha formado parte
del rol del profesor dado su carácter adaptativo. El desarrollo y aprendizaje
se realiza a través de la imitación, del aprendizaje de habilidades, de los
procesos implicados en los pensamientos, consejos y orientación.
- Formación en mediación: debe ser eminentemente práctica, permitiendo
aprender a escuchar, ponerse en el lugar de los demás, aceptar que tengan su
punto de vista o se equivoquen, de manera que sin sustituir o eliminar los
pensamientos, verbalizaciones o acciones de los otros, sepa orientarlos en su
forma de hacer.

Respecto a la formación y participación del alumnado, sería bueno que al inicio de


cada curso, durante la primera semana de clases se reservara un espacio de tiempo cada
día para realizar el siguiente proyecto:

6
Por ejemplo, Canarias: http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/perfeccionamiento/areapersonal /
convivencia.php o Andalucía: https://educacionadistancia.juntadeandalucia.es/profesorado

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- Actividad: Debate y trabajo en equipo sobre el plan de convivencia y las


normas de organización para favorecer la convivencia del centro y el aula.
Partir la clase en grupos pequeños que se centren en cada uno de sus
apartados, considerando qué han apreciado directamente en el clima del
centro el año anterior, aspectos que hayan funcionado y otros que necesiten
mejorar, aportando ideas sobre cómo lo harían.
- Responsable y coordinador: tutor de cada curso, permitiendo conocerse y
estrechar lazos con la clase, tanto para los tutores como para los alumnos en
sí, al comenzar con grupos pequeños.
- Recursos: a través de dinámicas, juegos, materiales que resuman y hagan
más fácil la comprensión del plan del año anterior.
- Metodología: activa y participativa de toda la clase, comenzando con grupos
más pequeños y acabando con una propuesta integrada y unificada por cada
clase. Se utilizarán muchos ejemplos y role-plays de situaciones “reales”
protagonizados por los propios alumnos (cada alumno tendrá un rol que debe
esforzarse en protagonizar, aprovechando para mostrar actitudes positivas
frente a actitudes negativas ante conflictos de convivencia).
- Fin de Actividad: Presentación de las propuestas de mejora ante el Comité de
Convivencia y elección de la mejor con premio correspondiente para toda la
clase (como por ejemplo, una excursión).

Con esto se espera que, a través de dinámicas entretenidas, originales y


divertidas, los alumnos participen de forma muy activa y directa en la elaboración del
plan, haciendo muy fácil su interiorización y posterior aceptación. Además favorece que
los alumnos se conozcan y se eviten situaciones de marginalidad o acoso,
presentándolas a principio de curso como modos de conducta absolutamente
reprobables por parte de toda la comunidad educativa.

Por otra parte, para los padres, sería importante mantener una serie de
actuaciones que les permitan sentirse parte del proceso educativo en el que se
encuentran inmersos sus hijos e informados de todo lo que pueda acontecer con ellos y
en el centro, a través de:

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- Reuniones mensuales de cada curso o ciclo con los tutores. Crear espacios y
momentos donde puedan expresarse libremente, compartiendo experiencias y
preocupaciones con el resto de padres y tutores.
- Entrevistas personales con los tutores para intercambiar opiniones y
sugerencias más específicas sobre sus hijos.
- Reuniones con el profesorado en general para recibir orientaciones sobre
determinadas materias o áreas.
- Reuniones con el departamento de orientación para facilitar guías con objeto
de eliminar condicionantes negativos del ambiente familiar.
- Creación asociación Padres.

No todos los padres están igual de implicados en la educación de sus hijos, por lo
que deben idearse mecanismos para que aquellos alumnos cuyos progenitores no se
preocupen por su buena marcha académica, no sufran discriminación o trato desigual
por este motivo.

Personalmente, la realización de este trabajo me ha abierto los ojos a la compleja


realidad que supone dedicarse a la enseñanza. Hace más de diez años que dejé el
instituto y durante mi paso por allí los conflictos y los comportamientos en contra de la
convivencia tenían como única respuesta días de expulsión para los causantes. Cuando
había alumnos a los que no afectaban los expedientes disciplinarios, las amonestaciones
y expulsiones por sus circunstancias personales y familiares, el problema se
descontrolaba completamente. Los alumnos no nos preocupábamos por el ambiente del
centro más allá de nuestra zona de confort y los profesores se limitaban a enseñar a
quienes queríamos seguir estudiando ignorando al resto. La orientación de mi centro era
académica y administrativa, sin participación o intervención de autoridades locales o
padres en ningún ámbito. Aunque público, no era un mal instituto, todo lo contrario, su
ratio de alumnos aprobados en selectividad era uno de los más altos de la provincia; sin
embargo, no supo anticiparse a la situación en la que ahora se encuentra. Nunca vi un
atisbo de cambio a pesar de que la conflictividad iba creciendo año tras año y los
profesores comenzaban a mostrarse hastiados y desmotivados. Muchos salían llorando
de determinadas aulas e incluso caían en depresiones que se traducían en largas bajas
que nos dejaban sin profesor durante meses. Como en todas partes, la zona fue
recibiendo inmigrantes, la homogeneidad se fue perdiendo y el centro se ha llenado de

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personas de diferentes etnias, orígenes, religiones y circunstancias personales. Muchos


no conocen aún el idioma y las costumbres españolas. He aprendido que la labor del
docente no se limita a llegar y explicar la materia que toca de su asignatura y a
marcharse sin pena ni gloria, le hayan entendido o no, haya motivado o no a sus
alumnos y le estén siguiendo o no en las clases. Ahora es preciso involucrarse y
adaptarse a la audiencia, generar inclusión y cohesión entre los alumnos, desarrollar y
utilizar habilidades sociales para ser aceptado, conseguir que acepten el mensaje (lo que
toque enseñar de la asignatura) y dar verdadero ejemplo, en cuanto a uso del lenguaje,
muestras de respeto, trabajar por la inclusión, la tolerancia, la igualdad de trato y no
discriminación por razón alguna. Me parece una profesión muy complicada, ya pensaba
que era un gran reto, pero actualmente se encuentra en un momento aún más complejo,
ya que requiere un cambio de paradigma completo en cuando a métodos de enseñanza-
aprendizaje y gestión de conflictos. Sin embargo, ahora considero que puedo sentirme
aún más realizada desarrollándola y aportando un importante granito de arena a la
sociedad que intentamos construir entre todos.

Si bien es cierto que no he elegido el punto de formación de la comunidad educativa


por casualidad, ya que realmente me encanta aprender cosas nuevas y considero que se
trata de una característica muy importante en un profesor, ya que la pasión por aprender
puede llegar a ser contagiosa, así como las ganas de mejorar día a día. La comunidad
educativa no estaba preparada para la gran complejidad que ha ido apareciendo en los
centros, desde la pérdida de autoridad, su cuestionamiento por los familiares incapaces
de asumir errores en sus hijos, las diferencias culturales entre el alumnado y las
tradicionales luchas de poder. Necesitamos trabajar el liderazgo positivo, involucrar a
todos los alumnos y crear mecanismos preventivos para la aparición de conflictos, acoso
o marginación. Las administraciones en todos los ámbitos deben volcarse de forma seria
y comprometida con la educación de sus jóvenes, lo que conlleva necesariamente que el
profesorado esté debidamente formado en todo lo que necesite, motivado y feliz. Las
bajas por depresión son una constante en todos los centros, los alumnos recrudecen su
comportamiento cuando observan debilidad de carácter o excesiva bondad, lo que lleva
a los profesores a tomar actitudes distantes y hostiles, dejando de ser ejemplo de todos
los valores que como sociedad intentamos inculcar a nuestros jóvenes.

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Por todo esto, necesitamos desarrollar fuertemente destrezas sociales que nos
permitan enfrentarnos a situaciones conflictivas y reducir el estrés asociado a la
profesión, evitando que sintamos indefensión o reaccionemos de forma agresiva ante
ataques directos hacia nuestra persona. La no convivencia se considera una de las
amenazas más graves del sistema educativo, y como hemos visto no puede abordarse
tan solo de forma represiva, ya que correría el riesgo de multiplicarse y agravarse. Las
situaciones de ruptura de la convivencia deben asumirse de forma positiva mediante la
mejora del clima escolar y social como una tarea que nos implica a todos, profesores,
alumnos, familiares y autoridades.

Un ambiente negativo de convivencia implica un serio problema en la enseñanza-


aprendizaje. La existencia de un amplio porcentaje de profesores sin la formación
necesaria para hacer frente a estos nuevos retos, desmotivado e insatisfecho con el clima
escolar, provoca bajo rendimiento e inseguridad en su labor docente. Es importante
potenciar la formación de docentes analíticos, reflexivos y críticos, con actitud positiva
para enfrentar y dinamizar el proceso social de convivencia, a través de un punto de
partida que considere el desarrollo de las actitudes propias de personas reflexivas y
asertivas. Las propuestas formativas deben presentar la convivencia como elemento
unificador, constructivo y favorecedor de su trabajo tanto dentro como fuera de las
comunidades educativas.

La formación de los profesores es una cuestión básica en el sistema educativo, que


debería considerar un modelo de escuela donde la convivencia positiva sea una de las
principales preocupaciones y objetivos a alcanzar. Esta formación de la mano de las
administraciones o el propio sistema educativo deben apoyar la formación real y general
de los profesores, que cada vez tienen en sus aulas un mayor número de alumnos
conflictivos por las grandes diferencias que existen entre ellos. Debe llegar a todas las
especialidades y realizarse con proyectos concretos y equipos estables en los propios
centros, dentro del marco de su proyecto educativo integral.

Resulta imprescindible adecuar la formación permanente y la inicial con la inclusión


de medidas de mejora de la convivencia, tanto de carácter preventivo como estratégico
para intervenir en casos de violencia. Para que esta formación sea eficaz es importante
que los profesores quieran realizarla, es decir, que sea voluntaria, que combine teoría y
práctica favoreciendo la cooperación y que el profesorado sienta el protagonismo que

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merece a través de ella. Como en los objetivos de convivencia, la formación del


profesorado supone también un objetivo a largo plazo que repercutirá de forma directa
en la calidad del sistema educativo. Conseguir la implicación de los profesores es
imprescindible en cuanto que sería absurdo transmitir valores democráticos y enseñar a
reflexionar ante los conflictos si el profesor se muestra autoritario, impulsivo y
arbitrario en el aula.

La educación desde un punto de vista global, considerando a las personas como


individuos y no solo como alumnos, requiere que se creen y potencien los espacios de
convivencia. Ya es una evidencia que una buena gestión de los conflictos repercute
directamente en el rendimiento académico de los alumnos y en el clima general del
centro, aumentando así la eficiencia y profesionalidad del profesorado. Los planes de
convivencia tienen un importante e indispensable carácter integrador, teniendo en
cuenta que todas las relaciones (compañeros, familiares, tutores, profesores, equipo
directivo…) influyen en la construcción de las personalidades de los alumnos y en
segundo término en sus comportamientos, hábitos y conductas.

Para concluir, nos citaremos con las palabras del Doctor José Antonio Marina: “Los
padres solos no pueden educar a sus hijos, hagan lo que hagan, porque no pueden
protegerlos de otras influencias. Los docentes solos no pueden educar a sus alumnos,
por la misma razón. La sociedad tampoco puede educar a sus ciudadanos sin la ayuda de
los padres y del sistema” (Aprender a vivir, 2004) y con su lema: “Para educar a un
niño, hace falta una tribu entera”.

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