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COMPROMISO
ENTRE EL ESTADO DE ACONDO (DEMANDANTE) Y LA REPUBLICA DE
RASA (DAMANDADA)
PARA SOMETER ANTE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA LAS
DIFERENCIAS ENTRE LAS PARTES RELATIVAS A LOS OLVIDADOS DE
ACONDO
Notificado conjuntamente a la Corte el 2 de abril de 2020
COMPROMIS
ENTRE L’ ÉTAT DE ACONDO (DEMANDEUR)
ET LA RÉPUBLIQUE DE RASA (DÉFENDERESSE)
VISANT À SOUMETTRE À LA COUR INTERNATIONALE DE JUSTICE
LES DIVERGENCES QUI OPPOSENT LES DEUX PARTIES
CONCERNANT LES ACONDIENS OUBLIÉS
notifié conjointement à la Cour le 2 avril 2020
NOTIFICACIÓN CONJUNTA
DIRIGIDA AL SECRETARIO DE LA CORTE:
Considerando las diferencias que han surgido entre ambos respecto a los Olvidados de Acondo y
otros asuntos;
Reconociendo que las Partes han sido incapaces de resolver estas diferencias por medio de
negociaciones directas;
Deseando además definir las cuestiones que se someterán a la Corte Internacional de Justicia (“la
Corte”) para su resolución;
Artículo 1
Las Partes presentan las cuestiones contenidas en el Compromiso (junto con las Correcciones y
Aclaraciones siguientes) (“el Caso”) a la Corte en conformidad con el Artículo 40(1) del Estatuto
de la Corte.
Artículo 2
Las Partes acuerdan que el Estado de Acondo aparecerá como Demandante y la República de Rasa
como Demandada, pero dicho acuerdo es sin perjuicio de cualquier cuestión sobre la carga de la
prueba.
Artículo 3
Se solicita a la Corte que adjudique respecto de las pretensiones del Estado de Acondo, aplicando
las normas y principios de derecho internacional, incluyendo los tratados aplicables, en
conformidad con el párrafo 1 del Artículo 38 del Estatuto de la Corte.
Artículo 4
(a) Los procedimientos serán regulados en conformidad con las disposiciones aplicables de las
Reglas Oficiales de la Competencia Solemne de Juicio Simulado de Derecho Internacional
2020.
(b) Las Partes solicitan a la Corte que ordene que los procedimientos escritos consistan en una
ronda de Memoriales escritos presentados por cada una de las Partes a más tardar en la
fecha establecida en el Calendario Oficial de la Competencia Solemne de Juicio Simulado
de Derecho Internacional 2020.
Artículo 5
(a) Las Partes aceptarán cualquier Sentencia de la Corte como definitiva y vinculante respecto
de ellas y la ejecutarán en su totalidad y de buena fe.
Hecho en La Haya, los Países Bajos, el día veintitrés de enero del año 2020, por triplicado en
idioma inglés.
2. La República de Rasa (en adelante “Rasa”) es una nación próspera, rica e industrializada,
con una población de 232 millones de personas. Su amplio territorio abarca tierras fértiles, acceso
tanto al Océano Pacífico como al Atlántico, y un subsuelo rico en materias primas. 9 de los últimos
10 premios Nobel son Rasani, y las universidades de Rasa están entre las mejores del mundo.
3. Una parte importante del éxito económico de Rasa ha sido su inversión en algunas de las
principales empresas privadas de Rasa (la mayoría de ellas basadas en Rox, la capital de Rasa).
Una de esas empresas es La Compañía Bananera, una corporación transnacional que comercializa
plátanos cultivados en países pobres del Sur. El gobierno de Rasa posee el 24% de las acciones de
La Compañía Bananera, lo que le da derecho a tener al menos un puesto en la junta directiva de la
compañía.
4. Algunas décadas después de la época en que el padre Nicanor Reyna trató de probar la
inmortalidad del alma mediante artificios de chocolate, La Compañía Bananera llegó a Acondo.
Solo un año más tarde, las plantaciones de plátanos dominaron la región, y la empresa se convirtió
en el principal empleador de Acondo.
5. Los trabajadores locales no estaban contentos con las condiciones laborales, por lo que
comenzaron a presionar por cambios.
8. Eventualmente, estalló una gran huelga. La tensión aumentó en Acondo y, durante esos
días, el gobierno rasani, temeroso de la pérdida económica que podía resultar de las huelgas en
aumento, decidió implementar la última fase de la Operación Buitre Negro. A través de un cable
diplomático enviado a la embajada de Rasa en Acondo, S.E. Nary Missinger, siguiendo las órdenes
del Sr. Dickinson, presidente de Rasa, contactó al General acondiano Carlos Cortes Vargas con el
siguiente mensaje: “Es hora de que luchen por su gente. Derroten a este poderoso enemigo, hagan
lo que sea necesario, hagan gritar a Acondo”.
9. Pocos días después de que se recibió la nota, las fuerzas armadas se desplegaron, y las
autoridades militares pidieron a los trabajadores que se reunieran en la estación de tren de Acondo.
Más de tres mil personas se reunieron allí, incluidos mujeres y niños. Un teniente pidió silencio y
procedió a leer el Decreto No. 4 del líder civil y militar de la provincia a través de una vieja bocina
de fonógrafo. Éste había sido firmado por el general Carlos Cortés Vargas y su secretario, el mayor
Enrique García Isaza. En tres artículos de ochenta palabras declaraba a los huelguistas una
“cuadrilla de malhechores” y facultaba al Ejército para matarlos a bala (...) “Damas y caballeros”,
dijo el capitán en voz baja, que sonaba lenta y un poco cansada, “tienen cinco minutos para
retirarse”. Nadie se movió. “Han pasado cinco minutos”. Súbitamente, una fila de ametralladoras
abrió fuego.
10. Los militares negaron los hechos, incluso a los familiares de las víctimas. “Deben haber
estado soñando”, insistían los oficiales. “No ha pasado nada en Acondo, nunca ha pasado nada y
nunca pasará nada. Este es un país feliz”. Como en los días de la peste del insomnio, estalló una
epidemia de amnesia y los acondianos eventualmente olvidaron la masacre.
“Honorable
Secretario de Estado,
Rox,
Señor:
En relación con mis informes anteriores concernientes a la huelga de Acondo, con referencia
especial a mi despacho No. 49, tengo el honor de informar que el representante de La Compañía
Bananera me informó ayer que el número total de huelguistas asesinados por la milicia supera los
tres mil.
Su obediente servidor,
Jefferson Caffery”.
12. Solo un puñado de personas recordó los eventos, uno de los cuales fue José Arcadio
Segundo, quien sobrevivió a la masacre. Unos años después de su muerte un periodista se enteró
de esta historia, y luego de una extensa investigación, publicó un largo informe en el periódico
local El Ilustrado de Acondo, titulado “¿Dónde están?” El artículo proporcionó evidencia
sustancial que demostró irrefutablemente que la masacre ocurrió, y también reveló todos los
detalles de la Operación Buitre Negro. El artículo terminaba así:
13. Acondianos furiosos salieron a las calles a protestar. Llevaban los daguerrotipos de sus
queridos que habían perdido en la masacre y gritaban “¡¿DÓNDE ESTÁN?!” Miles de personas
cantaban: “Los horribles espíritus de las profundidades tienen allí su comunión; Y ahí están por
los que lloramos, los jóvenes, los brillantes, los justos”. La enorme reacción hizo que el gobierno
acondiano prometiera que tomarían medidas urgentes para encontrar los cuerpos desaparecidos.
El gobierno procedió a invertir una cantidad considerable de dinero en un sofisticado submarino
que podría llegar incluso a las partes más profundas del mar. Lamentablemente, los cuerpos aún
no se han encontrado.
14. Durante la tercera misión exploratoria del submarino la tripulación reportó movimientos
extraños en las profundidades de alta mar. Se acercaron cuidadosamente al suelo marino y, para
su sorpresa, encontraron docenas de máquinas similares a excavadoras que extraían los preciosos
nódulos polimetálicos que se extendían sobre la llanura abisal. Investigaciones subsecuentes
confirmaron los orígenes de estos ROVs (Remotely operated underwater vehicle): su dueño y
operador era el gobierno de Rasa. Durante una conferencia de prensa conjunta, el Sr. Dickinson,
presidente de Rasa, expresó: “En un intento de hacer historia, nuestro Gobierno está llevando a
cabo futurísticas operaciones mineras en un lugar conocido por la comunidad internacional como
“El Área”. El Área es vasta y básicamente exánime, comprende 2/3 de la superficie total de la
tierra, por lo que destruir algunos miles de kilómetros no afectará al mundo. Por el contrario, traerá
miles de millones de dólares a nuestro país que pueden invertirse para el bienestar de nuestros
ciudadanos. Además, dado que no somos parte de CONVEMAR, nuestras acciones no están
prohibidas por el derecho internacional”.
15. En febrero de 2019, se publicó un artículo que resume los hallazgos de varios científicos
de renombre mundial en la Revista Nature. El artículo estableció, sin lugar a dudas, que la
explotación abisal de nódulos polimetálicos realizada por Rasa estaba produciendo un daño
“significativo” e “irreversible” al antiguo ecosistema de la zona. Rasa reconoció los daños, pero
reafirmó que pueden explotar soberanamente este lugar. De hecho, cuando el presidente Dickinson
se dirigió a la Asamblea General de las Naciones Unidas durante su 74ª sesión, terminó su discurso
con la siguiente frase: “primero en llegar, primero en usar”.
16. Las tensiones aumentaron entre Acondo y Rasa después del discurso del presidente
Dickinson ante la AGNU, y ante la insistencia del Secretario General de las Naciones Unidas, las
partes acordaron presentar sus disputas para su resolución ante la Corte Internacional de Justicia.
Para que Rasa aceptara la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, Acondo acordó durante
las negociaciones limitar la jurisdicción de la Corte solo a las disputas mencionadas en los dos
últimos párrafos de este Acuerdo Especial, excluyendo, entre otras cosas, el análisis de si Rasa
violó o no el principio de no intervención. La exclusión de dicho análisis no implica de modo
alguno la exclusión de un hecho o argumento legal dirigido a probar las presuntas violaciones
mencionadas en los dos últimos párrafos de este Compromiso.
17. Acondo y Rasa se unieron a las Naciones Unidas en 1962. Ambos son también, y han siod
en todo momento relevante, parte de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados y
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Ninguno de los Estados ha emitido
reservas relevantes a esos tratados.
18. Acondo es un Estado parte de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del
Mar.
20. Rasa solicita respetuosamente a la Corte que rechace cada una de las pretensiones del
solicitante en su totalidad.