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(REFLEXIONES)
Las tres páginas que les ofrezco a continuación representan una reflexión y un llamado
a tomar conciencia sobre necesidad de repensar la labor educativa, tanto
estructuralmente como en su praxis.
Como segundo reto, Vasco propone el articular la cobertura educativa (cupos escolares)
con la calidad de la misma. Es decir, invertir en la creación de más cupos escolares a la
vez que se trabaja por una educación que responda a los intereses y necesidades de
nuestros niños y jóvenes, para que, de esta forma, no se siga presentando el triste
fenómeno de la deserción que, según cifras de la contraloría, un gran porcentaje del total
de ésta se debe, no precisamente a problemas económicos o de desplazamiento forzoso,
sino a la percepción por parte de alumnos y padres de inutilidad y aburrimiento en los
estudios. El gobierno debe, entonces, crear nuevos cupos reales, pero con inversión
adicional, para que cuando sean ocupados por los estudiantes, éstos encuentren
suficiente calidad educativa, se sientan atraídos fuertemente hacia el estudio y decidan
por voluntad propia no desertar. A su vez, para que los padres, al ver en la educación de
sus hijos una actividad fructífera y que abre puertas al empleo digno, a mejorar su calidad
de vida, hagan todos los esfuerzos posibles por ayudarlos a continuar. Para Vasco, “sin
mucha calidad adicional no es pues posible ni siquiera lograr las metas de cobertura y
por ello, las cifras de secundaria y media no han aumentado”.
En tercer lugar, Carlos Vasco presenta el reto de pasar de la enseñanza y evaluación por
logros y objetivos específicos a la enseñanza y a la evaluación por competencias. El
problema de la ineficacia de los estándares, las pruebas y los planes de mejoramiento,
según él, radica, entre otros factores, en que los maestros no han aprendido a enseñar
para el desarrollo de competencias. Y peor aún, el Ministerio de Educación tampoco sabe
cómo enseñar para el desarrollo de competencias, ni cómo formar a maestros que no
aprendieron así, para que enseñen de esta forma. Todo lo anterior se traduce en
desempeños académicos pobres y bajos resultados en las pruebas aplicadas (pruebas
del saber, pruebas ICFES, ECAES) lo cual genera exclusión, desmoralización de los
maestros y descrédito para las instituciones que resultan “mal libradas”; se acrecienta la
deserción escolar sin que “los padres tengan otra opción de seguir enviando a sus hijos
e hijas a las mismas para lo mismo: una educación muy pobre para los muy pobres”.
Se hacen necesarias, entonces, acciones concretas por parte del gobierno encaminadas
al apoyo de aquellas instituciones que manifiestan bajos resultados en la pruebas. Estas
ayudas deben incluir dotación escolar (pupitres, libros, computadores, textos y otros
materiales didácticos) planes de mejoramiento acompañados con planes de apoyo,
formación docente continuada y permanente, para que, de esta manera, se pueda cumplir
con el cuarto reto educacional: La excelencia articulada con la calidad. Porque de lo
contrario, como lo afirma él mismo, “la excelencia se queda para los colegios privados
con pensiones de quinientos mil pesos y los padres y las madres de familia de estos
colegios jamás se van a preocupar por la calidad de la educación oficial”.
En el sexto puesto del listado de retos educacionales está lograr desterrar la apatía
generalizada en nuestros jóvenes con respecto a las ciencias naturales, las matemáticas
y las tecnologías a causa de los pobres niveles de educación en dichas áreas del
conocimiento. Vasco cree que nuestros maestros no están haciendo uso de las
metodologías adecuadas y específicamente de la didáctica que requiere la enseñanza
de estas asignaturas, lo cual genera un “suicidio colectivo”, puesto que los jóvenes que
no obtienen buenos resultados en estas materias, ven en muchos casos, truncadas sus
aspiraciones de continuar o de hacer estudios superiores en esas mismas áreas del
saber. Esto además impide que el colectivo social apoye el estudio de estas disciplinas y
a los jóvenes que quieren estudiarlas.
Por último, al sistema educativo colombiano le corresponde un reto que quizá resulte ser
el más arduo de todos: La articulación de los distintos niveles y ramas de la educación.
Para esto se hace imprescindible comenzar por articular la educación infantil con la
básica primaria e igualmente, la primaria con la secundaria, de modo que cada estudiante
encuentre menos insuperables las transiciones o ascensos entre un nivel y otro, evitando
así la deserción escolar, que en muchos casos es el producto de la heterogeneidad de
los distintos grupos que llegan a conformar un curso. El reto se hace más difícil si se
considera la necesidad de articular también la básica secundaria y la media con la
superior o la universitaria y con el mundo del trabajo y del empleo.