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Existen, básicamente, dos posibles hipótesis para tratar con el fenómeno de la codelincuencia

o intervención del delito. La primera es que todas las clases de colaboración dentro del delito
son llevadas bajo un mismo denominador, siendo este el concepto de autor (Autoría). La otra
es que se debe de distinguir entre las tantas formas colaborativas según su grado de
importancia material al hecho punitivo (Participación). En ese sentido, la gran mayoría de los
Códigos Penales no definen quién es autor y que, según JESCHECK “la división de las formas de
manifestarse la intervención en una acción punible no es una materia que pertenezca a la
libertad del legislador o a la discrecionalidad judicial” sino está determinada “por sólidas
estructuras de relaciones sociales de las que no puede alejarse la valoración jurídica si es que
la aplicación del Derecho no quiere perder su fuerza de convicción” (p.693). Se debe de tomar
en cuenta que la concepción de autor no ha sido permanente durante la historia de la
dogmática penal. Pues han sido fundamentalmente tres los conceptos mantenidos por la
ciencia del Derecho penal, unas veces teorizando sobre el mismo concepto de autor, otras
siguiendo la orientación marcada por las distintas legislaciones positivas. Estos conceptos son
el unitario, el extensivo y el restrictivo.

De acuerdo con el concepto unitario y conforme con el planteamiento anteriormente realizado


todo sujeto que forma parte en un hecho punible debe ser considerado autor, sin que para ello
sea relevante apreciar la entidad material de su intervención. Según el concepto extensivo,
viene a ser considerado autor todo individuo que ha contribuido causalmente a la realización
del acto delictivo con un comportamiento sin el cual no se habría producido. En tal sentido
OCTAVIO Y HUERTA afirman que “la índole física o psíquica, ejecutiva o auxiliadora del aporte
causal resulta indiferente, siempre que la contribución se pueda estimar como conditio sine
qua non de la existencia del hecho” (p. 472). El concepto restrictivo de autor establece que no
todos los intervinientes que causan el delito son autores. De esta manera el establecimiento
de formas especiales de participación como la inducción y la complicidad supone la presencia
de causas de extensión de la punibilidad a acciones que se encuentran fuera del tipo penal,
pues con éste tan sólo sería castigado quien, por medio de su propia persona, por ejemplo,
mata o roba. Los otros participantes, los cuales tan sólo determinan o ayudan al autor,
quedarían impunes de culpabilidad de no ser por las disposiciones penales relativas a las
formas de intervención distintas a la autoría (inducción y complicidad). Así se establece que la
adopción de un concepto restrictivo de autor consecuentemente desarrollado no puede
aceptar mayores extensiones al mismo que las que estando materialmente justificadas,
encuentran un apoyo en el derecho positivo de la ley.

En el caso de la coautoría, coautor viene a ser el autor que, teniendo de manera conjunta con
otro u otros autores el dominio de la realización del hecho delictivo, establece en conjunto con
estos un plan común y una distribución de funciones para la realización del hecho punible.
Junto a esta coautoría, nacida antes de la realización del hecho delictivo, cabe la posibilidad de
que el acuerdo mutuo se establezca cuando este ha empezado a realizarse. En tal caso, se
habla de una coautoría sucesiva. Cuando la concurrencia de más de un autor se produce sin
existir acuerdo previo entre ellos, se trata de la llamada autoría concomitante o autoría
accesoria. Por coautor se entiende a la persona que toma parte directa en la ejecución de un
hecho punible. Esta tipificación no procede aplicarla cuando varias personas incurren con
carácter individual en un mismo tipo penal (aunque participen en el mismo acto delictivo),
pues entonces a todos los implicados se les conceptúa en grado de autoría. Por ejemplo, si
varias personas violan sucesivamente a otra, todas serán autores de los correspondientes
delitos de violación que resultasen y no coautores de un solo delito de violación. Este concepto
resulta muy útil cuando varias personas participan en la comisión de un delito, pero no se sabe
a ciencia cierta quién lo ha consumado. Así, si varios disparan contra alguien y sólo uno causa
la muerte, no acertando en la víctima el resto de los tiradores, consideraremos a todos los
implicados coautores, pues de no estimarlo de tal modo, nos encontraríamos con un autor por
un lado y con otros que estarían a medio camino entre la autoría y la complicidad. Coautor
únicamente puede ser la persona que muestra calidad de autor, o sea de cotitular del dominio
del hecho. En los delitos de propia mano, o en los delitos especiales, sólo es posible
complicidad o instigación, pero no autoría. De acuerdo con Maurach "Serán tratados como
coautores los que realicen el hecho punible en conjunto, conociendo la concurrencia de los
demás aportes y división de funciones, mientras satisfagan las demás condiciones de la
autoría” (p. 400).

Dentro del concepto de complicidad primaria, CABANELLAS la define como, “el que, sin ser
autor, coopera a la ejecución de un hecho delictivo por actos anteriores o simultáneos”. De
esta manera concluimos que cómplice es la persona que, sin ser autora de un delito, coopera a
su realización mediante actos anteriores o simultáneos. También es posible que este
contribuya en actos posteriores si estos se ejecutan en cumplimiento de anteriores promesas.
Claro es que, para la complicidad delictiva, se requiere que el cómplice conozca que sus actos
tienen como finalidad la comisión de un delito. Y esto hasta el punto de que, si el cómplice no
quiso cooperar sino a un delito menos grave, la pena le será aplicada en razón al hecho que
prometió ejecutar. Es de advertir que los actos ejecutados por el cómplice no han de ser de tal
naturaleza que sin ellos no hubiera podido someterse el delito; pues, si lo fuesen, ya no se
estaría hablando de complicidad, sino de coautoría o participación.

A manera de conclusión establecemos que, a lo largo del desarrollo de presente ensayo,


respecto a la participación de los sujetos en el hecho punible, hemos podido observar cómo se
ha ido superando el concepto de “autor”; ya que, en un primer momento, se entendió desde el
plano de la causalidad que quien ocasionaba el hecho punible se convertía automáticamente
en autor (conceptos unitario y extensivo). Luego determinamos que no podía calificarse como
autor a todo el que causará el resultado ilícito, sino sólo a quien ejecutaba la acción descrita en
el correspondiente tipo penal. Posteriormente, el desarrollo teórico de la codelincuencia nos
permitió comprender que la configuración de la autoría no dependía ni de la causalidad ni de
la ejecución personal del hecho típico, sino de la verificación y el esclarecimiento de quién
entre todos los intervinientes tiene en su poder la realización del acontecer delictivo (dominio
del hecho).

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