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Uno de los aspectos más importantes de esta teoría es que propone una terapia no

directiva donde el propio paciente juega un papel activo, no sólo en su curación sino
durante todo el proceso. A diferencia de otro tipo de terapias, es el paciente el que va a
guiar al terapeuta y, es este último el que va a ir acompañándolo con su escucha.
Por esta misma razón, por esa posición activa que ejerce el paciente durante sus sesiones
de terapia, Rogers dejó de utilizar la denominación paciente; dicho de un sujeto: Que
recibe o padece la acción del agente, es decir, un sujeto pasivo, por el cliente, que
colocaría al sujeto en una posición activa. A su vez, al igual que se trata a la persona como
un cliente y no de una manera pasiva, este cambio de posición también lleva a que el
terapeuta se coloque en un lugar diferente frente a su cliente. En este caso, la propuesta
de Carl Rogers es una relación simétrica entre ambos, donde el terapeuta no está
asociado a la figura del que sana sino que se basa en que el cliente tiene la capacidad de
tomar conciencia sobre qué es lo que sucede.

LA RELACIÓN TERAPÉUTICA DEBE DESPOJARSE DEL ROL DE SEGURIDAD DEL PSICÓLOGO PARA
PASAR A SER UN ENCUENTRO DE SER HUMANO A SER HUMANO:

Finalmente, la autenticidad del psicólogo le da la validez y legitimidad a esta aceptación y


le muestra al paciente una forma para la propia aceptación de sí mismo.
Rogers, que pocos conocen de él su gran faceta como investigador y académico y que
aportó notables avances técnicos en la investigación, como por ejemplo el hecho de ser el
primer psicólogo que grabó y analizó cientos de horas de sus propias psicoterapias para
ver los patrones y formas que seguían, pudo comprobar que los pacientes que realizaban
su tipo de psicoterapia evolucionaban hacia el crecimiento y desarrollo en los sentidos que
ellos decidían y que presentaban un cambio en su personalidad que pasaba por diferentes
fases:
• Cambios en el Concepto de Sí Mismo: El cliente adquiere un mayor de grado de
consideración positiva hacia sí mismo, gracias a la integración de las experiencias
rechazadas anteriormente. La consideración positiva incondicional del terapeuta ha
favorecido esta integración; La empatía ha ayudado a reconocer sus propios sentimientos
y la congruencia del terapeuta ha servido para la introspección de esta actitud.
• Cambio en el Locus de la Evaluación: Se produce un desplazamiento desde la
consideración de los valores ajenos hasta la asunción de los suyos propios. La mayor
confianza que se estimula a través de la terapia favorece la autodirección y la percepción
de que su conducta está bajo su control.
• Cambio en la Relación de los Demás: La percepción y valoración de los demás se hace
más tolerante y realista.
• Cambio en las Defensas y en la Manera de Experiencias: El cliente se hace más abierto,
congruente y menos defensivo en cuanto a su experiencia. Disminuye su vulnerabilidad a
la amenaza gracias a una mayor congruencia y flexibilidad.
• Cambios en la Madurez y Organización de la Personalidad: La persona se vuelve más
objetiva y realista en sus percepciones, más capaz de solucionar sus problemas y de
tolerar la frustración. Las exigencias de su yo ideal están más acordes con sus
posibilidades. Su conducta se vuelve más creativa y adaptada.

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