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Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

El Feminismo y la ideología de género1


(el Día de la Mujer)

“De los bichos del Señor,


de pezuña, garra o ala,
el macho es el peliador,
pero la hembra es la mala.”

(P. Leonardo Castellani)

En su Carta Encíclica Mulieris dignitatem (3 y 4), Juan Pablo II enseña que “la mujer se
encuentra en el corazón mismo del acontecimiento salvífico” ya que es “con la respuesta de María
cuando realmente el Verbo se hace carne… De esta manera la plenitud de los tiempos manifiesta la
dignidad extraordinaria la mujer”. Y así como por la primera mujer nuestra naturaleza quedó
herida, fue por otra mujer que vino el Salvador al aceptar María ser la Madre de Dios. Por eso es
preciso entender que la libertad de la mujer nunca fue ni será mejor ejercida que por Nuestra
Santísima Virgen María, que con su "fiat" hizo posible la llegada del Redentor de la humanidad.
El ejemplo más grande de amor de una creatura desde el principio hasta el final de los
tiempos fue dado por una mujer. Mujer que como madre y esposa llegó a sublimarse en obediencia,
humildad y servicio desinteresado.
Pero parecería que lo que se quiere reivindicar hoy en día no son precisamente estas
conductas de Nuestra Madre Celestial. Lo que festeja hoy el mundo entero es el así llamado “Día
de la igualdad Internacional de la Mujer”, conmemorando “la lucha de la mujer por su
participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como
persona”.

Orígen y motivación de la fiesta

Isabel Álvarez González tiene un trabajo llamado precisamente “Los orígenes y la


celebración del día de la mujer 1910-1945”. Allí se expone un estudio pormenorizado sobre la
verdad histórica de los supuestos hechos que dieron lugar a este reconocimiento. Todo gira en torno
al supuesto incendio que dijeron que provocó la muerte de 129 mujeres en una fábrica en New York
por hacer una huelga. Lo cierto es que no se encontró ningún registro histórico o periodístico al
respecto, ni en Canadá, ni en EE. UU., ni en Europa.
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Documento preparado por Eduardo Peralta para el Grupo Carlos Sacheri, 2016.

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Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

El mito parecería surgir de una huelga de 1911 en una fábrica textil de la misma ciudad en
donde se produjo un incendio que murieron 149 personas, en su mayoría mujeres, pero que de
ninguna manera fue provocada por perversos patrones sino más bien por las pésimas condiciones de
seguridad en las que se trabajaba en esa época.
Lo que es un dato histórico comprobable es el antecedente de la fiesta: el festejo del “Día
Internacional de la mujer comunista” que se hacía todos los años el 8 de Marzo en Rusia desde la
Revolución Bolchevique de Octubre. Luego, la ONU decreta “la década de la mujer” entre 1975 y
1985. Y finalmente la UNESCO toma el mito de las mujeres quemadas vivas para declarar el 8 de
marzo como día de la mujer en 1977.
Lo imprescindible de conocer son las causas de tal promulgación. Es bien sabido que
organizaciones como la ONU y sus organismos como la UNESCO, tienen un papel importante en el
desarrollo y la implantación de la “cultura de la muerte”. En este caso, el supuesto reconocimiento
a la mujer no tiene que ver con devolverle a ésta el derecho que le corresponde ante la
discriminación sufrida por parte de los hombres, sino más bien se ordena a conseguir igualdad de
oportunidades, aún en el caso en que no se den igualdad de condiciones. Tal igualitarismo
ideológico y democrático, no busca de ninguna manera una reivindicación de la mujer en la
sociedad, sino más bien la destrucción de la sociedad a través de la mujer.
Hay un reportaje que diera Aaron Russo al programa de Alex Jones en donde cuenta cómo
su amistad con Nick Rockefeller, llevó a este último a confesarle las verdaderas causas por las que
su familia fue la promotora de todo lo que tenga que ver con el movimiento feminista. Esto le decía
Nick a Aaron:

"...Los Rockefeller financiamos la Liberación Femenina... Conseguimos que


las mujeres trabajasen y les cobráramos impuestos. Conseguimos separar las
familias y conseguimos que los niños desde muy temprana edad tuvieran que ir
al colegio, donde hemos podido adoctrinarlos de la manera que a nosotros nos
interesaba...". Después agregaba: "...Hemos conseguido que, por ejemplo, la
familia negra en Estados Unidos ya no exista. El 90% de las mujeres negras en
USA son madres solteras. Hemos conseguido, en casi todo el planeta la
desintegración de la familia. En un mundo de padres separados, los niños
buscan al estado como su familia. En las escuelas les convertimos en oficiales,
trabajadores, mano de obra para trabajar.”

Una de las abanderadas en la lucha por el feminismo y la liberación femenina es Gloria


Steinem, quien admitió que la CIA la había financiado con el objeto de destruir las familias. Un
autor refiere que “El objetivo [de los grupos feministas] siempre ha sido declarado
desembozadamente: lograr la reducción de la población mundial mediante arbitrarias medidas de
control demográfico (abortos obligados, esterilizaciones forzadas, anticonceptivos, etc.). De allí los
suculentos aportes a estos movimientos por parte de la Fundación Rockefeller con su Population
Council y la Fundación Ford, entre otras”2.

2
Cristián Rodrigo ITURRALDE, “Feminismo malparido”, en:
http://cristianrodrigoiturralde.blogspot.com.ar/2014/04/feminismo-malparido.html

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El fundamento filosófico:

Señala Andrés Irasuste que las liberaciones feminista, sexual y de los movimientos gays,
tienen cosas en común. Por un lado todas se dieron al mismo tiempo, después de la Segunda Guerra
Mundial. A su vez han sido fabricadas y planificadas en academias de los Estados Unidos. Pero
también tienen una raíz epistemológica en común: el “constructivismo” y el
“postestructuralismo”.
El constructivismo o “construccionismo” del que hablamos no es aquella corriente de la
psicología genética o de posturas psicológicas cognitivas. Si bien tienen entre sí un parentesco y van
de la mano, es preciso distinguirlos. La raíz constructivista de la que hablamos se remonta al padre
del marxismo. De hecho en la tesis sexta de Karl Marx contra Ludwig Feuerbach, se lee:

(...) Feuerbach diluye la esencia religiosa en la esencia humana. Pero la


esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo, es, en su
realidad, el conjunto de las relaciones sociales. (...)

La esencia de la humanidad no está en su racionalidad, en su naturaleza, en su forma


sustancial, sino en las relaciones sociales. Por lo cual son estas relaciones las que nos definen como
seres humanos, las que nos realizan en esencia, las que nos construyen o a través de las cuales nos
“construimos”.
En el siglo XX, el constructivismo obtendrá mucha potencia con los planteos y estudios
emprendidos por la llamada Escuela de Palo Alto en California (USA), con una figura como
Gregory Bateson a la cabeza, escuela que revolucionó la teoría de la comunicación, así como la
epistemología de las ciencias sociales y antropológicas.
El postestructuralismo tendrá su lugar en esta revolución. No es como tal una escuela de
pensamiento como tal, sino un cúmulo de planteos, una atmósfera cultural unísona: la de la Francia
de los años 60. El estructuralismo que tuvo fuerza en los ’50, venía ya desde una teoría estética de
los años 20 y de la antropología del pensador judío Claude Levi-Strauss. Otras figuras ligadas a esta
corriente son el neo-marxista Louis Althusser y el psicoanalista y psiquiatra Jacques Lacan, el cual
se valió de las tesis estructuralistas para renovar la lectura e interpretación de los trabajos teórico-
clínicos de Sigmund Freud. Todos abrevaron en la figura del lingüista Ferdinand de Saussure. El
llamado “postestructuralismo” no cortará con este pensamiento, sino que lo radicalizará y lo
potenciará. Así aparecen intelectuales como Jacques Derrida, Jean Lyotard y Gilles Deleuze. El
postestructuralismo se extendió rápidamente a Norteamérica donde adquirió mucha fuerza entre las
intelectuales y activistas del “new feminists”, también llamado “feminismo postmoderno”. En
EE.UU. los puntos geográficos más importantes son tres. El triángulo geográfico va desde New
York al estado de Illinois con su universidad de Chicago y de ahí hasta California. Son laboratorios
sociológicos donde dichos planteos se volverán políticas públicas en una primera etapa. Las
universidades serán las usinas de ciertos planteos.
Hay, entonces, una concepción neomarxista detrás del feminismo de género. Dale Oleary
afirma que esta teoría se basa en una interpretación neo-marxista de la historia. Comienza con la
afirmación de Marx, de que toda la historia es una lucha de clases, de opresor contra oprimido, en
una batalla que se resolverá solo cuando los oprimidos se percaten de su situación, se alcen en
revolución e impongan una dictadura de los oprimidos. La sociedad será totalmente reconstruida y

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emergerá la sociedad sin clases, libre de conflictos, que asegurará la paz y prosperidad utópicas para
todos. OLeary agrega que Frederick Engels fue quien sentó las bases de la unión entre el marxismo
y el feminismo. Para ello cita el libro "El Origen de la Familia, la Propiedad y el Estado", escrito
por el pensador alemán en 1884 en el que señala:

"El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo


del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y
la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el
masculino"3

Según OLeary, los marxistas clásicos creían que el sistema de clases desaparecería una vez
que se eliminara la propiedad privada, se facilitara el divorcio, se aceptara la ilegitimidad, se forzara
la entrada de la mujer al mercado laboral, se colocara a los niños en institutos de cuidado diario y se
eliminara la religión. Sin embargo, para las "feministas de género", los marxistas fracasaron por
concentrarse en soluciones económicas sin atacar directamente a la familia, que era la verdadera
causa de las clases.
En ese sentido, la feminista Shulamith Firestone afirma la necesidad de destruir la diferencia
de clases, más aún la diferencia de sexos:

"Asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase


subyugada (las mujeres) se alce en revolución y se apodere del control de la
reproducción; se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos,
como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las
nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y
cuidado de niños. Y así como la meta final de la revolución socialista era no sólo
acabar con el privilegio de la clase económica, sino con la distinción misma
entre clases económicas, la meta definitiva de la revolución feminista debe ser
igualmente -a diferencia del primer movimiento feminista- no simplemente
acabar con el privilegio masculino sino con la distinción de sexos misma: las
diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarían culturalmente"4

De Jean Paul Sartre a Simone de Beauvoir y su crítica al patriarcado

Otra de las figuras claves para entender el feminismo es Simone de Beauvoir. Representa un
punto de inflexión, un antes y un después, entre el feminismo “clásico” y eso que hoy se denomina
“feminismo de género”, y que ilustra bastante a la perfección las tesis medulares del mismo. Su
principal obra se llama El segundo sexo. Allí se plantea a grandes rasgos es la crítica a este sistema
patriarcal milenario, el cual dispone de la mujer como mero objeto, y su soberanía de sujeto es
arrebatada y negada, salvo para serle devuelta bajo la promesa de poder engendrar un hijo 5, que
luego será un varón patriarcal o una mujer sumisa al patriarcado y reproductora servil y pasiva del
mismo. El llamado “patriarcado” objetivaría a la mujer a través del deseo masculino, que tan sólo la

3
Frederick Engels, The Origin of the Family, Property and the State, International Publishers, New York, 1972, pp. 65-
66.
4
Shulamith Firestone, The Dialectic of Sex, Bantam Books, New York, 1970, p. 12.
5
Simone de Beauvoir, El segundo sexo, Ed. Debolsillo, Buenos Aires, 2011, p. 347.

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reduce a los límites de su cuerpo físico. La mujer se volvería una función al servicio del hombre.
Dice Beauvoir:

"si la mujer lograse afirmarse como sujeto, inventaría equivalentes del falo:
la muñeca donde se encarna la promesa del hijo puede convertirse en una
posesión más preciosa que el pene".

Según toda esta cosmovisión, la mujer, engendrada según el mito monoteísta por el Padre
celestial de las costillas del primer hombre, se halla en las peligrosas fronteras del mundo humano
con el mundo natural: es lo Otro respecto al yo masculino, una delgada línea entre conciencia y
reino de los instintos. Los hombres habrían creado las religiones, las costumbres y la moral para que
las mujeres adoren, asimilen y respeten respectivamente, con la meta de ser dominadas en su
constitución física y psicológica tal como se domina a la Natura. La estética y sus requisitos, la
elegancia y los usos sociales, no son más que viles servidumbres impuestas por la sociedad
patriarcal y sexista en el proceso de confección de la objetivación alienante del hombre para con la
mujer, a quien Mary Wollstonecraft llamaba en el s. XVIII animal doméstico del hombre.
Así queda instalada lo que Beauvoir denomina la dicotomía mujer/hembra: la mujer
renuncia a ser un sujeto soberano de sí-misma puesto que para realizar su feminidad se le exige que
sea objeto y presa de un sujeto predador que desea servirse utilitariamente de ella6.
Lo que cualquier feminista de género postula hoy ya se encuentra de forma originaria, en
rigor de verdad, en los planteos de esta ideóloga francesa de mediados de siglo, mujer del famoso
intelectual existencialista y marxista Jean Paul Sartre, de quien incorporó cierta jerga. Los planteos
de nuestra feminista tendrán dos grandes derivaciones teórico-prácticas:

1) dar una lucha ideológica que se caracteriza por el pasaje de un feminismo


que bregaba por derechos sociales a un feminismo “de género” más actual. Tal lucha
es la lucha por la deconstrucción de prácticas y códigos que hacen a la cultura
tradicional señalada como patriarcal y heteronormativa.

2) La tesis ideológica (ya presente en de Beauvoir) de que la homosexualidad


femenina es una forma de resistencia y escape posible al yugo patriarcal: "la mujer
que se hace lesbiana porque rechaza la dominación masculina, saborea
frecuentemente el gozo de reconocer en otra a la misma orgullosa amazona (...) una
mujer que quiere gozar su feminidad en brazos femeninos, conoce también el orgullo
de no obedecer a ningún amo". (p. 360). A diferencia del alienante pseudo amor
patriarcal, amor tiránico e instrumental de centurias y milenios, el lesbianismo sería
una “opción política” así como un tipo de amor sincero basado en el “milagro del
espejo”: "entre mujeres el amor es contemplación, las caricias están destinadas
menos a apropiarse de la otra que a recrearse lentamente a través de ella (...)" (p.
357) 7

6
Ídem, p. 678.
7
Cfr. Andrés Irasuste, ¿En qué medida ha sido la mujer blanco de opresión durante la historia? Una aproximación
revisionista, tomado de: www.ateneocruzdelsur.com

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Esta última tesis inaugurada en El segundo sexo tendrá amplios desarrollos en USA a partir
de los años 70, principalmente en academias de Chicago, New York y Los Angeles. Es el llamado
“lesbianismo político”, facción radical del feminismo de género, con ideólogas in toto rabiosas
como Andrea Dworkin, Naomi Wolf y Sheila Jeffreys. Ambas derivaciones poseen como corolario
la praxis política efectuada a través de organizaciones de las minorías sociales y de la “diversidad”
que funcionan con una fachada genérica de lucha por los derechos humanos, derivaciones que se
entrecruzan de manera constante y las cuales practican el entrismo político-ideológico en las
universidades, en círculos científicos, en diversas ONGs internacionales financiadas por grandes
filántropos como Rockefeller, así como en los partidos políticos de la democracia liberal
parlamentaria en todo occidente.

En los años 70 (...) estábamos construyendo un nuevo universo feminista. (...)


Toda mujer podía ser lesbiana. Se trataba de una opción política revolucionaria
que, si millones de mujeres la adoptaran, llevaría a la desestabilización de la
supremacía masculina, en la medida en que los varones perderían los fundamentos
de su poder (...) sería la base a partir de la cual podríamos desarmar el poder
masculino. Crearía un universo alternativo para la construcción de una nueva
sexualidad, una nueva ética, una nueva cultura en contra de la corriente
dominante masculina (malestream). Un núcleo energético desde donde irradiarían
nuevos valores positivos, feministas y lesbianos, transformando el mundo a favor
de las mujeres y acabando con la sado-sociedad.8

Sheila Jeffreys es una de las principales intelectuales feministas de corte radical del mundo
anglosajón, ligada a viejos grupos y organizaciones de izquierda. Herbert Marcuse, una de las
figuras más sobresalientes de la Escuela de Frankfurt y padre de la "nueva izquierda", hablaba de la
necesidad de alcanzar un "socialismo feminista", y afirmaba: "el socialismo feminista tendrá que
fundar y desarrollar su propia moral, que deberá ser otra cosa, más que la mera negación de la
moral burguesa". (1983, p. 26) Obsérvese bien el componente del discurso de Jeffreys: la
sexualidad como una “opción política”, como una realidad que puede ser desarmada y reconstruida
(¿deconstruida?) a voluntad, y promovida como tal en aras de la destrucción de todo un sistema: la
“supremacía masculina” que Jeffreys cree poder imputar a la civilización en general. Y ello tiene un
precio que Jeffreys desea que muchas mujeres paguen: la “lesbianización”, la homosexualización
como forma de liberación de la mujer. Esto no era ideológicamente del todo nuevo, sino que ya
tuvo su antecedente en el pensamiento de Simone de Beauvoir: "la mujer que se hace lesbiana
porque rechaza la dominación masculina, saborea frecuentemente el gozo de reconocer en otra a
la misma orgullosa amazona (...) una mujer que quiere gozar su feminidad en brazos femeninos,
conoce también el orgullo de no obedecer a ningún amo". (2011, p. 360)
En de Beauvoir, autora del legendario libro El segundo sexo, ya vemos un incipiente
lesbianismo feminista que luego cobrará toda la fuerza desde fines de los años 60. De Beauvoir
sostenía que la cultura machista posiciona a la mujer como un objeto y una presa; sistema que,
reduciéndola meramente a los límites de su cuerpo, le permite ser sujeto únicamente bajo la
promesa de tener un hijo del varón que la domina, única instancia donde le es devuelta la perdida

8
Jeffreys, Sheila, La herejía lesbiana. Una perspectiva feminista de la revolución sexual lesbiana, Cátedra, Madrid,
1996, pp. 11-12)

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soberanía como ser. Pero la homosexualidad, dirá, es una tentativa de conquistar la soberanía
perdida. De Beauvoir hará de la homosexualidad femenina una cuestión "existencial", inspirándose
en rudimentos filosóficos de Sartre, llegando a decir que se trata de una actitud "elegida en
situación" (típico léxico existencialista), para así apropiarse de los tesoros ocultos de la feminidad.
No basta con tocarse a una misma en recónditas salas de los hogares burgueses: la lesbiana, mujer
antes presa devenida ahora en ser libre y sensualmente agresivo, descubrirá ahora cómo son sus
pechos bajo la mano de otra mujer, el ser un otro para una semejante, instancia donde se produce el
milagro del espejo: "entre mujeres el amor es contemplación, las caricias están destinadas menos a
apropiarse de la otra que a recrearse lentamente a través de ella (...)"9
El feminismo radical había comenzado a fermentar desde fines de los años 60. Redstockings
tuvo como figura fundadora y emblemática de fuste a la joven intelectual judía Shulamith Firestone,
autora de una importante obra que apareció en 1973 en inglés: La Dialéctica del Sexo. En ella supo
enunciar muy bien lo que el nuevo feminismo radical aspiraba a ser:
De acuerdo con la concepción feminista radical, el nuevo feminismo no se limita a ser el
renacimiento de un movimiento político organizado a la búsqueda de la igualdad social. Es la
segunda ola de la revolución más importante de la historia. Objetivo: la destrucción del sistema más
antiguo y rígido de clases/castas existente, el sistema de clases basado en el sexo –sistema
fosilizado en el curso de miles de años y que presta a las funciones-tipo varón/hembra una falsa
legitimidad y una permanencia aparente. (1976, p. 25)
Según Simone de Beauvoir, el cristianismo ha contribuido significativamente y más que
nada ni nadie en la historia a la opresión de la mujer. Y todo el sistema patriarcal era una deuda para
con el cristianismo. Pero incluso ella afirma que la mujer es de algún modo el motor de la historia:

“[las mujeres] intervienen más activamente que nunca en la vida política:


sucesivamente, madame de Prie, madame de Mailly, madame de Châteauneuf,
madame de Pompadour, madame Du Barry gobiernan a Luis XV; apenas hay
ministro que no tenga su Egeria; entonces es cuando Montesquieu estima que en
Francia todo se hace por las mujeres, que constituyen, dice él, "un nuevo Estado
dentro del Estado"; y Collé escribe en vísperas de 1789: 'Se han impuesto de tal
modo a los franceses, los han subyugado de tal manera, que estos sólo piensan y
sienten a través de ellas'. Al lado de las mujeres de la buena sociedad hay también
actrices y mujeres galantes que gozan de vasto renombre: Sophie Arnould, Julie
Talma, Adrienne Lecouvreur.”10

Y para borrar el pasado de otras figuras femeninas dice:

"Isabel la católica, Isabel de Inglaterra, Catalina de Rusia no eran ni varón


ni hembra: eran soberanas".

“La historia de las mujeres está hecha por hombres”. Al decir eso, de Beauvoir falta el
respeto a su propio sexo. En 1917, no menos de 40 estados en USA poseían legislación de
protección laboral para la mujer11. Fue mucho después que los hombres comenzaron a tener
9
El segundo sexo, op. cit., p. 357.
10
Ibídem, p. 94.
11
Van Cleveld, Martin, The privileged sex, DLVC Enterprises, Israel, 2013, p. 82-83.

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subsidios o beneficios similares de protección laboral. Hacia 1935, casi todos los estados de USA
tenían pensiones por maternidad. Entre 1908 y 1911 ya las tenían Oklahoma, Michigan y New
Jersey12. Durante la Primera Guerra mundial, las mujeres comenzaron a ganar más que los hombres
en las fábricas de armamentos en países como Alemania, Francia e Italia 13. Aún hoy se da el caso de
que en muchos países occidentales las mujeres no están equiparadas salarialmente con los hombres,
pero también está medido y estudiado que al menos en los países desarrollados, las mujeres trabajan
menos horas en promedio que los hombres, por lo cual el salario no puede ser nunca el mismo dada
dicha condición, por una simple razón de lógica capitalista. Las mujeres a su vez, en general, hacen
menos y más livianos trabajos que sus pares masculinos, al menos en los países desarrollados. En
los países que más han logrado “igualdad de género”, en ciertas socialdemocracias avanzadas como
Suecia, sólo por el hecho de ser hombre se paga más impuestos que las mujeres14.
¿Qué es el patriarcado? Marlene Le Gates lo ha definido claramente. El patriarcado,
etimológicamente, es the rule of the father, el ejercicio en una comunidad de la ley y las normas que
emanan de la figura del padre. Y dice Le Gates que el patriarcado no refiere -o no debería referir- a
hombres y mujeres en particular, sino a grandes sistemas y tipos de relaciones colectivas, valores e
instituciones, así como acciones políticas, todo ello conformando un orden social y cultural que
gravitaría en torno a la figura del hombre y los roles que de él emanan: padre, esposo, político,
sacerdote, soldado, líder de masas15. En relación con este aspecto, se ha llegado a denunciar que la
propia democracia como tal, más que verdadera democracia es "monodemocracia", debido a que los
cuadros políticos de las mismas están en manos masculinas, a no ser en países como Suecia, donde
el panorama es muchísimo más equitativo.16
Toda esta especie de "antimetafísica antipatriarcal" servirá a Dworkin para justificar una
nueva fase del sionismo, dado que Dworkin, en calidad de activista de ascendencia judía, toma la
lucha contra el hombre como una lucha pro-sionista, en donde la noción de holocausto se vuelve
más o menos sinónimo de opresión a la mujer universal, de holocausto civilizatorio contra la mujer.
Así es como lo plantea en una de sus últimas obras titulada Scapegoat: Israel, Jews and Women's
Liberation: 'Every one of these rapists is a Nazi; and every one of the raped is a Jew: which is to say
that rape is a manifestation of sexual fascism, the woman the scapegoated victim' 17. Es decir, si el
coito heterosexual es el nudo gordiano del sistema patriarcal, y si por tanto el coito es violación (por
ser un acto fascista), entonces, el fascismo es meramente expresión honesta y directa de la perversa
naturaleza humana del varón (naturaleza patriarcal), produciéndose así una relación de lo que
podemos llamar mutua convertibilidad de términos: cada hombre es un fascista (al menos en
potencia), y cada nazi fue un hombre patriarcal fiel a su naturaleza humana patriarcal ya
inherentemente fascista. Por tanto, cada mujer que sufre los embates de la perversa naturaleza
humana masculina (sea violada, o sea tan solo madre al servicio de la reproducción de la especie) es
como una víctima judía sobre la que el perverso y monstruoso fascismo echó sus garras. Osado
silogismo. Frente al deseo de rechazo de toda metafísica patriarcal, y convencida de que la mujer no
es heterosexual por dictado de su naturaleza sino por la antedicha metafísica patriarcal que la
conmina a la opresión, Dworkin termina inventando otra metafísica que justificaría el ataque hacia
12
Ibídem, p. 131.
13
Ibídem, p. 85.
14
Ibídem, p. 97.
15
Le Gates, Marlene, Making Waves. A History of Feminism in Western Society, Copp Clark, Ontario, 1996, p. 11.
16
Badinter, Elisabeth, Hombres # Mujeres, FCE, Buenos Aires, 2003, p. 43.
17
Dworkin, Andrea, Scapegoat. The Jews, Israel and Women's Liberation, The Free Press, New York, 2000, p. 50.

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las anteriores: la de una naturaleza humana inherentemente fascista. ¡Cuán lejos ha llegado el
fantasma del fascismo luego de 1945, penetrando el mundo imaginario de estas excelsas luchadoras
sociales posmodernistas!
Es que estos movimientos (como muy bien dice Marvin Harris), al ser el ala radical de la
revolución sexual cultural (nosotros le llamamos facción jacobina), además de lo antedicho, se han
encargado de producir todo un bagaje teórico en donde la maternidad es considerada como una
pesada maldición impuesta por el patriarcado a las mujeres: si la mujer desea ser libre, si no logra
lesbianizarse, al menos que rechace la maternidad como ideal. El embarazo es, para ellas, una
deformación sobre el cuerpo impuesta por el patriarcado al servicio de la especie y los intereses de
la civilización, y el feto es proclamado como un inquilino no deseado y hasta como un parásito
biológico colocado por el patriarcado en el cuerpo de la mujer. La maternidad es considerada un
estado de decadencia psicológica y física.18
El discurso feminista contemporáneo sostiene que el hogar tradicional era una suerte de
prisión burguesa que encadenaba a la mujer, sofocándola. El defecto de ese juicio de valor es que
pretende medir y valorar retrospectivamente un ordenamiento pasado con códigos del presente: en
una época como la nuestra, en donde la maternidad tiende a ser un ideal devaluado y rechazado en
las sociedades posindustriales, resulta realmente muy sencillo calificar como falta de libertad o
“libertad de inferior rango” a la honorable responsabilidad de educar niños, de cuidar sus cuerpos y
formar sus almas, tal como lo veían nuestras abuelas e incluso nuestras madres hasta no hace
demasiado tiempo atrás. Una feminista de género jamás estaría de acuerdo con esto, dado que suele
partir de la presuposición tácita de que la familia es una instancia desafortunada que debe ser, si no
“deconstruida”, al menos fuertemente criticada. Existe un fuerte discurso anti-familiarista en dicha
corriente, heredado del Mayo francés del 68, de la filosofía posestructuralista francesa y de la
revolución sexual anglosajona de los años 70, en donde la familia aparece visualizada como la
unidad de reproducción del sistema patriarcal.
La propuesta última es la más radical revolución cultural (hija de la revolución cultural
gramsciana y del neomarxismo de la Escuela de Frankfurt), mediante una praxis de contracultura y
paulatinas medidas “legalizadoras” en el seno de las d emocracias liberales del capitalismo tardío de
nuestros días. El método: la paulatina destrucción de los grandes y medulares arquetipos que hacen
a nuestra civilización, a sus configuraciones más básicas de establecimiento de vínculos entre
personas: parentesco, filiación, relacionamiento sexual, identidad.

La ideología de género

¿Qué es el "género"? Así es como presenta la cuestión la academia británica de Oxford:

“Término introducido por las feministas a fin de que los aspectos sociales de
la diferencia sexual no deban ser olvidados. Cuando la diferencia entre seres
humanos machos y hembras es tratada como una diferencia de 'sexo', esa diferencia
debe ser explicada biológicamente. Cuando se habla de género, se está
reconociendo la determinación sociocultural de los conceptos de 'mujer' y 'hombre'
(...)” (Horn, 2008, p. 489)
18
Marvin Harris, La cultura norteamericana contemporánea, una visión antropológica, Ed. Alianza, Madrid, 2006, pp.
127 ss.

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Esto que nos plantea Oxford no es exacto. No es falso, pero se trata de una inexactitud. No
fueron las feministas las primeras en hablar de "género". "Género" es una categoría conceptual y
filosófica que siempre refirió al concepto lógico de "clase": un género es una clase, un conjunto que
posee mayor extensión que otros, pero que a su vez no es tan específico como otros. El género,
desde Aristóteles, es una clase que hace referencia a un atributo esencial que comparten una
pluralidad de cosas o entes, pero que a su vez difieren entre sí en otros aspectos. Por ello, cuanto
más extenso es el género como clase, se dice que menos específico es. Por ejemplo: la clase de los
animales es un género respecto a la clase de los seres humanos, pero éstos necesitan ser
comprendidos -en sus atributos específicos, y aquí entra el concepto- dentro de la sub clase de la
especie humana. (Ferrater Mora, 1999, pp. 1450-1451) Se trata de un concepto filosófico y lógico
que en última instancia hace referencia al ser y sus atributos. También ocupa su lugar en gramática
en tanto propiedad lingüística de clasificación de las cosas, y en biología el género viene delante de
la especie: dentro de la clase de los mamíferos y del orden de los primates, se encuentra dentro del
género homo esa llamativa criatura que es el homo sapiens… Pero a fines de los años 60, a un
médico sexólogo neozelandés que emigró a USA llamado John Money, y a un psiquiatra llamado
Robert Stoller (quien fue uno de los principales implicados en los oscuros sucesos que sacudirían a
la Asociación Americana de Psiquiatría en los años 70 para “despsiquiatrizar” la
homosexualidad), se les ocurrió una idea muy extraña: género ahora comenzaría a ser usado para
designar los roles que hacen a la identidad sexual independientemente del sexo biológico. Esto
estuvo inaugurado -al menos mediáticamente- por el caso del niño Bruce Reimer, quien por
accidente padeció a poco de nacer la destrucción de su pene por parte del equipo médico debido a
una negligente intervención quirúrgica por fimosis. John Money, una figura médica exitosa, quiso
llevar a cabo una descabellada teoría en aras de comprobar que la identidad era escindible del sexo
y que dependía únicamente de la crianza, y ofreció a los desesperados padres del pequeño Reimer la
chance de la eliminación completa del pene con el plus de un tratamiento con hormonas femeninas
durante toda la niñez. Así, al llegar a la pubertad se le construiría a Bruce una vagina y vulva
artificiales, y se podría presuntamente construir así una "identidad femenina" “desde cero”, desde
los primeros meses de vida, sobre la base de la promesa de que Bruce llegaría a ser una "mujer
plena". (Véase el documental: El Dr. Money y el niño sin pene).19
Lo que vino fue todo lo contrario: Bruce (criado como “Brenda”), al llegar a la adolescencia
expresó su deseo de ser varón (a pesar de los múltiples tratamientos hormonales, así como la
crianza como niña sin conocer siquiera la verdad hasta la pubertad). Al parecer, la crianza no
anulaba la naturaleza… al parecer el ser humano no es una tabula rasa.

"Las cosas fueron mal desde el principio. Janet Reimer recuerda lo que
ocurrió cuando le puso a Brenda su primer vestido, justo antes de que cumpliese los
dos años. 'Intentó arrancárselo, romperlo. Recuerdo que pensé: ¡Dios mío, sabe que
es un chico y no quiere que la vista como a una chica!'. A Brenda la atacaban
constantemente en el colegio. Cuando orinaba de pie en el baño, la amenazaban con
una navaja". El chico recordó este drama del siguiente modo: "Fue una especie de
lavado de cerebro… Daría cualquier cosa porque un hipnotizador lograra borrar

19
https://www.youtube.com/watch?v=E8ewHzh2WSA

10
Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

todos los recuerdos de mi pasado. Es una tortura que no soporto. Lo que me


hicieron en el cuerpo no es tan grave como lo que aquello provocó en mi mente"…
Llegada la adolescencia de Brenda, Money que ya había usufructuado su
"experimento", se alejó de la familia Reimer. En 1.980, su padre le contó toda la
verdad. A las pocas semanas de ello, Brenda optó por un largo proceso quirúrgico
-faloplastia-, que luego de cinco años le devolvió la perdida apariencia masculina, y
adoptó el nombre de pila de David. A los 23 años conoció a Jane, una madre soltera
con tres hijos, con la que se casó más adelante. En el año 2.000, su historia se hizo
pública a través del libro del Dr. John Colapinto. Poco después de su publicación,
David y Jane se divorciaron. El año 2.002, su hermano gemelo Brian Reimer se
suicidó. David se sintió responsable de su muerte, por lo que visitaba su tumba a
diario. Dos años después, el propio David -o Bruce- Reimer se suicidó, dando por
finalizado definitivamente, el trágico "experimento" del Dr. Money. El género
nunca tuvo ninguna comprobación empírica.20

Concebir al ser humano como tabula rasa significa concebir que todo lo que hay en su
naturaleza y expresión de facultades, talentos e ideas, es el resultado únicamente del proceso de
socialización, de inscripción simbólica de relaciones sociales (he aquí la tentación marxista de estos
planteos), por medio de inputs sensoriales, como si el sujeto humano fuera una especie de superficie
o tablilla de escritura en blanco (de allí precisamente lo de tabula rasa). 21 Esto implica que la noción
de tabula rasa, además de abrevar en el constructivismo social, se relaciona también con el viejo
empirismo filosófico. Las concepciones "de género", implícita o explícitamente, echarán mano a
esta idea de manera muy notoria.
Es decir, el feminismo clásico que abogaba por derechos es atendible, el feminismo de
género (Pinker las denomina genderists), con sus excéntricas doctrinas, no lo es. Bruce volvió a ser
varón (si es que alguna vez dejó de serlo) mediante el implante de un pene artificial y todo un nuevo
tratamiento hormonal en dirección reversa al anterior, convirtiéndose ahora de a poco en "David",
pero jamás pudo superar los clivajes psicológicos dejados por el maquiavélico Doctor Money desde
la niñez, quien entre otras cosas lo (la) hacía posar desnudo(a) en distintas posiciones sexuales, para
que "Brenda" pudiese construirse una imagen mental adecuada de su futuro papel sexual como
mujer en el manejo de su cuerpo, mientras le tomaba fotografías junto a su hermano. Antes de llegar
a los 40 años, David Reimer finalmente se suicidó tras un inefable sufrimiento corporal, psicológico
y existencial en manos de este delirante y perverso médico. (Purves et al, 2008, p. 782) (Colapinto,
2001) La teoría de género fundada por John Money, en el seno de la Universidad de John Hopkins
(y avalada rápidamente por la APA, Asociación Americana de Psiquiatría), nacía de este modo con
un caso clínico realmente escandaloso que revelaba el más puro fracaso de la misma. No obstante,
el caso fue publicitado como un éxito. El caso Reimer sería algo así como el reverso del sujeto
transexual: se trataría de una "transexualidad instigada" artificialmente con fines utilitarios. Lo
cierto es que Money lo que buscaba era crear su propio negocio (su apellido hasta parece una
ironía del destino), dado que en USA la cirugía ya era por ese entonces un quehacer multimillonario
dentro de la medicina, y promoverse como figura innovadora y pionera en el seno de alguna
Universidad de relevancia era la manera de subirse al trampolín del éxito. Así, Money fundó el
20
Jorge Scala, Género y Derechos Humanos, disertación en el recinto del Poder Judicial en el mes de Agosto de 2010.
21
Véase: https://www.youtube.com/watch?v=t9nXUTihOpA

11
Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

Gender Identity Institute, con fondos aportados por la Universidad John Hopkins. El caso del joven
Reimer, su instrumentación y manejo, nos parece una verdadera monstruosidad. Los experimentos
de Money (deleznables, abyectos) destruyeron una vida, una familia, además de desatar la
esquizofrenia de Brian, hermano de David, quien jamás pudo aceptar la verdad acerca de “Brenda”.
Nosotros nos preguntamos qué tanta distancia existe acaso en verdad entre un John Money y un
Josef Mengele. Money es una especie de Mengele avalado por el establishment médico liberal de la
sociedad norteamericana. Money: expresión de una monstruosa tecno-ciencia lucrativa. Para colmo,
Money era también un activista ideológico por la despatologización de la pedofilia y de toda
una serie de "parafilias" sexuales, nuevo eufemismo lingüístico de esta nueva clase médica para
referirse a prácticas perversas altamente patológicas, que van desde la coprofilia (juego e ingesta de
excremento con excitación sexual) hasta la auto-estrangulación masturbatoria. (Colapinto, 2001, pp.
29-30) Como si esto fuera poco, su presentación mediática esparció como un virus una falsa
concepción de la naturaleza humana. David Reimer se suicidó en 2004, pero ya era muy tarde:
los movimientos neofeministas, de un momento a otro en los años 70, se apropiaron in toto del
término "género" y de su uso conceptual novedoso: nacerá el “feminismo de género”. Suzanne
Kessler y otras new feminists se apropiaron de la noción de un modo parecido a como los antiguos
cow boys se apropiaban de la tierra en el lejano Oeste californiano. Kessler & McKenna (1985),
pioneras de Chicago en hablar de "rol de género" sobre la base de la antropología transcultural, el
constructivismo psicológico y el relativismo epistemológico, establecieron en los años 70 que el
género es la adscripción de un cierto rol sobre los sujetos sobre la base de una pertenencia socio-
cultural, lo cual fue el big bang de los planteos "de género" en el mundo feminista y académico.
Desde aquí tenemos un salto cualitativo directo al feminismo de género.
Desde el feminismo posmoderno, el “género” referirá a una "construcción sociocultural"
y simbólica que no se deriva del sexo biológico, y que sería el conjunto de significaciones culturales
que se inscriben en el cuerpo a partir de un sistema social dominante. (Butler, 1990, pp. 6-9) Es que
del estructuralismo, el postestructuralismo conserva el llamado "giro lingüístico" iniciado ya por
Saussure y Wittgenstein. (Peters, 2001, p. 30) Dicho giro lingüístico es muy notorio por ejemplo en
intelectuales de corte similar a Judith Butler, o en la misma Butler, donde lo biológico está ausente
y todo tiende a ser un acto de lenguaje y "paquetes de símbolos". También podríamos agregar: el
postestructuralismo conserva la tendencia a disolver al sujeto y al hombre en estructuras y variables
abstractas impersonales, tales como ser el propio lenguaje, el "mundo simbólico", las estructuras
históricas y sociológicas (todo ello compatible con un marxismo de trasfondo), o la introducción del
sujeto humano en la picadora de carne de la tabula rasa. Además, podríamos sumar como mención
su marcada tendencia anti-empírica en lo sociológico (la cual fue ya una acentuada característica del
estructuralismo), y su tendencia a renunciar a los hechos fácticos para reemplazarlos por un
abigarrado mundo teórico que referiría a procesos sociales e históricos altamente intangibles.
El género será visto dentro de esta miscelánea de elementos como el resultado de una
tecnología política compleja, como lo plantea la ideóloga feminista Teresa de Laurentis. "(...) el
género no es una propiedad de los cuerpos o algo originalmente existente en los seres humanos,
sino 'el conjunto de efectos producidos en los cuerpos, los comportamientos y las relaciones
sociales'." El género es una representación construida, cuya representación de sí es su propia
construcción social. La mujer no existe: existiría la representación del ser-mujer. Gran parte de esas
representaciones forman parte de la instancia ideológica de una cultura, por lo que ahí es donde

12
Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

viene el apretón de manos con el marxismo: finalmente el género tal como lo percibimos
contemporáneamente es una construcción capitalista hegemónica.
Desde un punto de vista psicobiológico, hoy se habla de TSTG (Transsexualism &
Transgenderism): el fenómeno por el cual un sujeto se comporta o declara sentirse en disonancia
entre sus conductas de género –o la verbalización de las mismas- y su sexo biológicamente
asignado de nacimiento. (Bevan, 2015, pp. 58 ss.) Tanto es así, que hoy se habla asimismo de
cisgénero, es decir, de la clásica coincidencia entre género y sexo biológico
(hombre/mujer/masculino/femenino/ respectivamente heterosexuales). Finalmente, las mayorías
heterosexuales son definidas ahora en función de la excepción, siendo incluso la transexualidad una
subcategoría de todo un espectro transgénero. Aquellos que no sepan exactamente aún en qué lugar
del espectro trans se hallan, la neolengua orwelliana actual les otorga la tranquilizante categoría de
genderqueer. (Bevan, 2015, pp. 63-65) A pesar de que la transexualidad fue una noción acuñada por
cirujanos en los años 60 para categorizar un nuevo desafío médico entre manos, ya no se aceptan
más expresiones tales como “cirugía de cambio sexual” o “cirugía de reasignación de género”, dado
que la primera refiere únicamente a algo corporal que puede ser meramente un cambio cosmético
sin ser el sujeto un sujeto transgénero, y la segunda reduce la construcción de identidad de género al
mero cambio anatómico genital. Tampoco se acepta “cirugía de reconstrucción genital”: no habría
al parecer ninguna configuración genital previa que se esté re-construyendo. La expresión hoy
aceptada es simplemente cirugía plástica genital (genital plastic surgery), lo cual es el proceso de
culminación de una transición transexual. (Bevan, 2015, p. 68) De este modo, lo transexual es una
subcategoría de lo transgénero porque no todo sujeto transgénero derivará en una transición hacia
una genital plastic surgery necesariamente, siendo lo transgénero una categoría más amplia, a tal
punto difusa que posee lo genderqueer en su extensión.

El Cardenal Ennio Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para las familias en 2009,
pronunció una conferencia en la que aclara algunos de estos puntos. Allí se refiere a la paulatina
destrucción de la familia y se refiere concretamente a la ideología de género:

“El desafío más peligroso viene de la  ideología de género, nacida en los


ambientes feministas y homosexuales anglosajones y ya difusa ampliamente en el
mundo. Según dicha teoría, el sexo biológico no tiene ninguna importancia; no
tiene más significado que el color de cabello. Lo que cuenta es el género, o sea
la orientación sexual que cada uno elige libremente y construye según los propios
impulsos, tendencias, deseos y preferencias. Se ha  hecho célebre  el dicho de
Simone de Beauvoir: “On ne naît pas femme; on le devient” (no se nace mujer se
hace). Dicho acuñado sobre el rastro de una afirmación de Erasmo di Totterdam a
propósito de la educación de los niños “Homines non nascuntur, sed effinguntur”.
El ser humano es, pues, no una realidad natural, sino cultural (constructivismo).
El valor supremo de tutelar es la libertad de elección. Cada uno debe tener la
posibilidad de construir la orientación sexual propia y eventualmente cambiarlo
durante su vida. Mientras los sexos biológicos son dos solamente, las categorías de
comportamiento sexual son numerosas: heterosexual masculina, heterosexual
femenina, homosexual, lésbico, bisexual, transexual, travesti, voyeurismo, otras
formas indiferenciadas y flexibles. Todas las prácticas son respetables y de

13
Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

legitimidad social. En el pasado la diferencia natural de los dos sexos servía para
afirmar y mantener la supremacía y el dominio masculino en muchos ambientes:
economía, instrucción, arte, filosofía, religión, política, convivencia civil. Según la
concepción naturalista ( véase por ejemplo Aristóteles) el hombre nace para ser
activo en la generación, para trabajar fuera de casa, para operar en la sociedad, para
dirigir; en cambio la mujer nace para ser pasiva en al generación, acoger la vida y
cuidarla, educar a los hijos, trabajar en casa, obedecer. El naturalismo debe ser
sustituido por el constructivismo, el valor falso del sexo por el valor del gender.
Se necesita renovar la mentalidad y el modo de vivir, cambiando las normas
sociales que rigen la sexualidad.”

E1 Cardenal también denuncia cómo los grupos feministas y de género han llegado a las
cumbres del gobierno mundial:d

A las instancias políticas de los varios niveles se les pide de gobernar según la
perspectiva de género. Desgraciadamente estas peticiones encuentran una escucha
creciente: ONG, Agencias de la ONU para la población, para la salud y la para
educación, conferencias del Cairo (1994) y de Bejín (1995), Parlamento Europeo de
Estrasburgo. Hasta ONG de inspiración cristiana y asociaciones caritativas católicas
se dejan tentar de palabras  inviolables como dignidad, misericordia, respeto de la
libertad, lucha contra la discriminación y la marginación.

Los que apoyan el feminismo

La lista de las organizaciones que favorecen la cultura de la muerte es interminable. Las


bancas mundiales son las que financian cada una de las acciones anti-vida y anti-familia, las que
respaldan económicamente cada uno de los proyectos del feminismo de género. Aunque todas
tienen un denominador común: están en manos de la judeomasonería. Ya vimos cómo incluso una
de estas ideólogas del feminismo utilizaba abiertamente la bandera del sionismo. Otros, a la vista de
todos, pero de modo quizá más “sutil” donan miles de millones para estos fines perversos. Desde
UNICEF hasta los Rostchild. Desde los Ford hasta la CIA. Desde la ONU hasta la B’Nai-Brith.
Desde Planed Parenthood hasta Rockefeller. Todos con el Talmúd y Los Protocolos, como libro de
cabecera22.
Pongamos como ejemplo concreto y bien cercano el Encuentro Nacional de Mujeres
23
(ENM) . Ya el título del mismo esconde el primer engaño, puesto que los ENM no son
"autoconvocados". Prueba suficiente es el origen internacional de los mismos y las entidades que
apoyan y aprueban el ENM. Tampoco es como afirman, “autofinanciado”. Muy por el contrario –y

22
Para entender el problema y papel del Judaísmo en este proceso es preciso leer de P. Julio Meinvielle, “El Judío en el
misterio de la Historia”, Ed. Theoría, entre otras. Se recomienda también, sobre las multinacionales y el apoyo a la
contracultura y cultura de la muerte, el trabajo de Alan B. Jones, “Cómo funciona realmente el mundo”. También
Sanahuja, Juan Claudio, “El desarrollo sustentable. La nueva ética internacional”, Ed. Vórtice, 2003.
23
Eduardo Peralta, Encuentro Nacional de Mujeres: abortista, anticatólico y sacrílego, artículo disponible en:
www.ccidentidadnacional.blogspot.com ; también en: www.catolicasmexico.org . Sobre el tema véase también la
Entrevista a Juan Carlos Monedero (h): Sobre las “Autoconvocadas”: ¿Qué hay detrás de estos Encuentros?”, del 23
de octubre de 2015. Disponible en www.quenotelacuenten.com y www.statveritas.blogspot.com . En versión digital,
cfr. www.ateneocruzdelsur.com

14
Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

reconocido por la misma organización– cuenta con el apoyo financiero procedente de entidades
como “organizaciones no gubernamentales Nacionales e Internacionales, de las Instituciones,
Comercios, Empresas, Cooperativas, Gremios, de los Organismos Oficiales Nacionales,
Provinciales y Municipales”, etc. También han sido subsidiadas por el Consejo Mundial de Iglesias
(Suiza) y de la Global Found of Women (USA).
Como se puede apreciar, el apoyo internacional es innegable. Tomemos como ejemplo el
caso de una de las organizaciones que asisten al Encuentro. Movimiento doblemente perverso
puesto que utiliza para sus postulados abortistas y contra natura el rotulo de "católico". El hecho
concreto es que en la Sesión substantiva del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas
(ECOSOC), realizada en julio de 2013, se adoptó por recomendación del Comité de Organizaciones
No Gubernamentales otorgar el carácter de estatus consultivo ante Naciones Unidas a Católicas
por el Derecho a Decidir Argentina (CDD), uno de los grupos más influyentes del ENM. Este
Movimiento refiere: “el estatus consultivo nos permitirá, como organización no gubernamental,
participar activamente en el ECOSOC y sus órganos subsidiarios, así como con la Secretaría de las
Naciones Unidas, programas, conferencias, fondos y organismos en diversas maneras” 24. Súmese a
ello las mismas declaraciones de este movimiento, en cuya carta de principios se propone "el
cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos en las conferencias mundiales, tales
como Cairo, Beijing y las convenciones de la CEDAW, Belem do Pará, entre otras".25
Un autor refiere que este movimiento (CDD), consigue más del 95% de su financiación de
fundaciones de control de la población que le han dado más de 28 millones de dólare desde 1978.
Ultimamente, este apoyo ha aumentado a más de 4 millones de dólares anuales, y la mayor parte de
este ingreso se destina a becas para apoyar actividades de CCD en Latinoamérica a favor de los
“derechos reproductivos”, incluyendo la legalización del aborto y la más amplia disponibilidad de la
esterilización y la anticoncepción.
Algunas de las fundaciones que apoyan las actividades de CDD (o CFFC):
- Weeden Fundation, que describe a CFFC como “la principal crítica con base católica de las
posiciones de la Iglesia con respecto a la anticoncepción y al aborto”.
- Ford Fundation, que ha dado más de 6 milones de dólares a CDD para, entre otros
objetivos, “el apoyo continuado de la educación pública y la divulgación de los valores
católicos pro choice en México y Brasil” y “promover” la discusión pública entre católicos,
en México, sobre la salud sexual y reproductiva”.
- General Service Fundation, que da dinero a CDD para “aumentar la conciencia del apoyo
católico en la atención médica reproductiva y para contrarrestar los esfuerzos de la iglesia
católica para minar la libertad reproductiva” y “para el trabajo de la organización para
contrarrestar los esfuerzos de la Iglesia católica romana para limitar el acceso legal a la
atención médica reproductiva (en Hispanoamérica).
- Robert Sterling Clark Fundation, que financia a CFFC “para un programa de educación
de los católicos americanos sobre la amplia diversidad de opinión que existe en la Iglesia
24
Nótese que CDD se define como movimiento autónomo. Nace en 1993 y regionalmente está articulado a través de la
Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir (Red CDD/LA) compuesta por doce grupos CDD en
diferentes países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, México, Nicaragua, Paraguay y
Perú, y España como miembro asociado). Esta enorme red CDD/LA nació en el 5to Encuentro Internacional de Mujer y
Salud que tuvo lugar en Costa Rica en 1987, al contacto con la estadounidense Catholics for a Free Choice. (Cfr.
http://www.catolicas.com.ar/portal/ )
25
Eduardo Peralta, Encuentro Nacional de Mujeres…, art. cit., p. 3.

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Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

sobre la cuestión de la libertad reproductiva, y para ofrecer a los ciudadanos católicos una
alternativa racional a la doctrina de la Iglesia” y “para el apoyo continuado de la
investigación de CFFC sobre el derecho católico, las fusiones de hospitales católicos y no
católicos, y una nueva iniciativa que desafía la obstrucción del Baticano a la decisión de las
Naciones Unidas sobre atención médica reproductiva internacionalmente”.
- Turner Fundation, establcida por Ted Turner, quien se refirió al cristianismo como “una
religión de perdedores”, y que ha abogado por una política de un solo hijo para todo el
mundo.
- Sunnen Fundation ha dado más de un millón de dólares al CFFC. La Fundación Sunnen
financió el juicio que llevó a la Corte Suprema de los EE.UU. a legalizar el aborto.

El problema según el Card. Ratzinger

En los últimos años se han delineado nuevas tendencias para afrontar la cuestión femenina.
Una primera tendencia subraya fuertemente la condición de subordinación de la mujer a fin de
suscitar una actitud de contestación. La mujer, para ser ella misma, se constituye en antagonista del
hombre. A los abusos de poder responde con una estrategia de búsqueda del poder. Este proceso
lleva a una rivalidad entre los sexos, en el que la identidad y el rol de uno son asumidos en
desventaja del otro, teniendo como consecuencia la introducción en la antropología de una
confusión deletérea, que tiene su implicación más inmediata y nefasta en la estructura de la familia.
Una segunda tendencia emerge como consecuencia de la primera. Para evitar cualquier
supremacía de uno u otro sexo, se tiende a cancelar las diferencias, consideradas como simple
efecto de un condicionamiento histórico-cultural. En esta nivelación, la diferencia corpórea,
llamada sexo, se minimiza, mientras la dimensión estrictamente cultural, llamada género, queda
subrayada al máximo y considerada primaria. El obscurecerse de la diferencia o dualidad de los
sexos produce enormes consecuencias de diverso orden. Esta antropología, que pretendía favorecer
perspectivas igualitarias para la mujer, liberándola de todo determinismo biológico, ha inspirado de
hecho ideologías que promueven, por ejemplo, el cuestionamiento de la familia a causa de su índole
natural bi-parental, esto es, compuesta de padre y madre, la equiparación de la homosexualidad a la
heterosexualidad y un modelo nuevo de sexualidad polimorfa.
Aunque la raíz inmediata de dicha tendencia se coloca en el contexto de la cuestión
femenina, su más profunda motivación debe buscarse en el tentativo de la persona humana de
liberarse de sus condicionamientos biológicos. 2 Según esta perspectiva antropológica, la naturaleza
humana no lleva en sí misma características que se impondrían de manera absoluta: toda persona
podría o debería configurarse según sus propios deseos, ya que sería libre de toda predeterminación
vinculada a su constitución esencial.
Esta perspectiva tiene múltiples consecuencias. Ante todo, se refuerza la idea de que la
liberación de la mujer exige una crítica a las Sagradas Escrituras, que transmitirían una concepción
patriarcal de Dios, alimentada por una cultura esencialmente machista. En segundo lugar, tal
tendencia consideraría sin importancia e irrelevante el hecho de que el Hijo Dios haya asumido la
naturaleza humana en su forma masculina.
Ante estas corrientes de pensamiento, la Iglesia, iluminada por la fe en Jesucristo, habla en
cambio de colaboración activa entre el hombre y la mujer, precisamente en el reconocimiento de la
diferencia misma.

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Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

Lo último en la guerra semántica: el “femicidio”26:

¿Qué es el femicidio? ¿El asesinato de una mujer perpetrado por un hombre? ¿Cualquier tipo
de asesinato llevado adelante por un hombre o sólo los que se dan en casos relacionados con un
ataque sexual previo? ¿Y de no ser un ataque sexual, el femicidio se da sólo por razones pasionales?
¿Cuál es la línea fronteriza que separa un mero homicidio de un femicidio? ¿A la inversa se podrá
hablar de masculinicidio?
Estos y muchos otros cuestionamientos genera el neologismo impuesto a partir de la mal
llamada violencia de género. El femicidio, postulado intrínseco a una postura teorético-ideológica
feminista, procede de las autoras Diana Russell y Jill Radford en su obra “Femicide. The politics of
woman killing”. Término que se castellanizó y que actualmente se utiliza para referirse en general a
muertes violentas acometidas ulteriormente a una violación o abuso y, cada vez más, a cualquier
muerte de una mujer a manos de un hombre.
  Cabe decir que la cobardía del hombre que mata a una mujer bajo cualquier circunstancia es,
a raíz de su ventaja natural física, aberrante. Cosa que ha de ser aclarada porque realmente es
menester comprender el verdadero origen del mal, y la verdadera fuente de este problema el cual
existe pero que, por más nombres que uno le ponga, obedece en realidad a una cuestión estadística:
en directa y estrecha proporción al crecimiento del crimen en un mundo anaxiológico y envilecido,
crecen naturalmente los delitos sexuales.
No hay violencia de género, porque no hay un género que violenta a otro. Siempre hay
un ser humano que ejerce violencia sobre otro ser humano: un adulto sobre un menor, un hombre
sobre una mujer, varias personas contra una sola indefensa. Lo que vivimos no es el resultado de un
mundo “femicida”, sino “moralicida”. No se puede poner en un plano de exclusividad al delito “de
género” porque los géneros no matan, los hombres sí. Y no se trata con esto de enarbolar una
contestación misógina, sino de llamar las cosas por su nombre. La violencia de género, sea como
epítome o como concepto, es una ruin falacia. Justamente porque este delito de femicidio, si
suponemos entender más o menos a qué refiere, tiende a crecer, a instalarse en un momento en el
que el hombre está más minimizado que nunca. Es el delito de la ausencia de lo masculino. Lo más
triste es que este fenómeno indeseable, hay que decirlo, es el efecto colateral, secundario, no
deseado del modelo de sociedad en el que vivimos, a saber: liberal y extrangerizante en lo
económico y neomarxista en lo cultural. En vez de cambiar la base estructural la cual,
llamativamente, profundiza a diario los niveles de desigualdad y exclusión, el antagonismo marxista
de opresores-oprimidos se plantea en el plano superestructural, buscando generar la “revolución” en
lo más complementario que puede haber ofrecido la naturaleza: los sexos, ahora sustituidos por
géneros. El feminismo y todas sus derivaciones se presentan como una revolución marxista de las
mujeres oprimidas frente al machismo opresor.
Pero en rigor de verdad, como sostiene Alain de Benoist en “El reino de Narciso” lo que se
ha destruido en el mundo contemporáneo es la masculinidad. La figura masculina, la ley sin la cual
no hay principio de realidad como sostenía Lacan,  ha desaparecido y con ello se ha liberado a su
suerte la configuración psicótica de la sociedad sumida en un anarquismo axiológico y moral poco
antes vistos. Es en la capacidad de decir sí y no, bien y mal, verdadero y falso, que un pueblo,
26
Cfr. Lucas Carena, “Ni una menos/as”, tomado de de http://debatime.com.ar/lucas-carena-ni-una-menosas/ . Puede
verse también en: http://ccidentidadnacional.blogspot.com.ar/2015/06/a-proposito-de-ni-una-menos.html

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Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

sociedad o cultura puede erigirse, vertebrarse sobre bases sólidas. La feminización de la culturas
denunciada por de Benoist, abreva una cosificación de todo, incluso de la propia mujer. Porque el
principio activo y subjetivo es necesariamente masculino, taxativo y condicional, vertical no
horizontal, basado en una discursividad con predominio de enunciados declarativos e imperativos,
no endebles y relativistas. En ninguna sociedad como en aquellas edificadas sobre cánones
masculinos y regímenes disciplinarios guerreros, la mujer gozó de un lugar tan central y subjetivo,
alejado de cualquier cosificación. El ejemplo más paradigmático y muy bien detallado por Pablo
Davoli en su conferencia sobre “Identidad Sexual”, es la sociedad espartana.
Pero volviendo al tema central, es menester decir la verdad sobre la violencia de género:
que como discurso característico de la feminización matriarcal de las sociedades, es un fruto del
mismo marxismo cultural que en el plano jurídico exime de toda responsabilidad a los degenerados
y pervertidos que brotan de las alcantarillas en un mundo que ha estigmatizado “la mano dura”
tildándola de fascista, ha proscripto de su vocabulario la palabra “represión” por considerarla
reaccionaria, clama por la despenalización de cuanta inmundicia podamos imaginar y que ha
impedido poner a los delincuentes en el lugar en el que deberían estar: pudriéndose en la cárcel con
el noble propósito de salvar sus almas.
Y este proceso, atroz y degradante, se ha hecho con la complicidad de todas las voces que
hoy lloran a las víctimas de la violencia que sobreabunda en el mismo modelo de sociedad que han
facilitado engendrar, desde la narcopolítica hasta los jueces corruptos y encubridores. Los que se
llenan la boca hablando de la falta de aplicación e instrumentación de las leyes de “violencia de
género”, los que despotrican contra la justicia “machista y retrógrada” porque reduce penas a
violadores y pedófilos, parecen no ver -o no querer ver- que la reducción de penas y el
garantismo/abolicionismo que esta cáfila de pseusojueces nefandos y mendaces vienen
impartiendo está dada por el imperio del marxismo cultural izquierdizante y el anti-pensamiento
destructivo gramsciano que desde hace décadas acedia a los pueblos occidentales y ha sido
impuesto a la fuerza por el Memo 200 del genocida-premio-Nobel-de-la-paz Henry Kissinger y la
organización Open Society del especulador internacional George Soros para garantizar la
despoblación mundial y hacerse de nuestras riquezas naturales.
Los jueces no liberan a los pederastas y violadores a causa de ser machistas medievales, sino
por feminoides cobardes que han aprendido con Marx que es el ser social del hombre el que
determina su conciencia y no al revés, y por lo tanto siempre habrá una condición social que sirva
de atenuante para justificar los hechos más terribles y menguar las penas. Los jueces que justifican a
los violadores diciendo que “el abuso de un niño menor no es tan grave porque el infante ya poseía
tendencias homosexuales” o que “la joven utilizaba ropa provocadora y por tanto es
corresponsable de la violación” forman parte de una maniobra de “psicologización” del crimen y
destrucción del libre albedrío como forma volitiva y genuina del bien obrar. Estos jueces
apologistas, son el producto de una sociedad fracturada por las antiposturas intelectualoides del
progresismo jurídico, que se basa en justificativos psico-sociológicos pseudocientíficos para avalar
por vía de la insania, las condiciones sociales y, en última instancia, la construcción ad hoc de
alguna “inimputabilidad” a la cuasi totalidad de los criminales que obtienen la “beca” de la
impunidad para matar.
Y esta ideología izquierdizante, es la misma que se embandera con el abortismo, la doctrina
de género, el feminismo y tantos otros engendros ideológicos que terminan socavando la posibilidad
de una vida armoniosa y sensata. Ideología que, con tal de no reconocer que el caos generalizado es

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Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

el “tiro por la culata” de los postulados fundamentales que ella misma profesa, persiste en buscar
enemigos fantasmagóricos como “la derecha”, “el machismo”, “la Iglesia” y mira para otro lado en
forma hipócrita en vez de señalar a los cleptócratas que deberían tomar cartas en el asunto, porque
son ellos los que le han conseguido la “Secretaría de igualdad de género y oportunidades”. En un
par de años más van a decir que Hitler le pegaba a Eva Brown para echarle también  la culpa del
origen de este flagelo.
No hay una sociedad cada vez más machista, sino cada vez más matriarcal, afeminada con
hombres inseguros y minimizados, de virilidad mermada que terminan atacando cobarde y
arteramente a mujeres porque se ven socavados, vulnerados en su hombría, entregados a la más
miserable ignominia. Y ni hablar de los casos de hombres que no pueden acercarse a sus hogares ni
ver a sus hijos a raíz de falsas denuncias por violencia de género, como los recopilados por el tan
silenciado documental “Borrando a papá” del que ni un solo medio de comunicación se hizo eco
jamás. ¿No sería esto también violencia de género?

Bibliografía:

Nota: Hay que aclarar que en su mayoría este documento no es una redacción única, sino un
ensamblado y conglomerado de artículos. Por lo que, para mayor claridad y en honor a la
honestidad intelectual, debemos remitir directamente a las fuentes:

- ADDISI , Federico Gastón, Ideología de Género vs conciencia nacional. Una nueva versión
de la lucha de clases. Tomado de www.ateneocruzdelsur.com 27
- BURGGRAF, Jutta, Género (“gender”), artículo en versión digital disponible en internet.
- CARENA, Lucas, “Ni una menos/as”, tomado de de http://debatime.com.ar/lucas-carena-ni-
una-menosas/ . Puede verse también en:
http://ccidentidadnacional.blogspot.com.ar/2015/06/a-proposito-de-ni-una-menos.html
- CLOWLES, Brian, Mujeres Católicas por el Derecho a Dedicir, artículo en versión digital
disponible en internet.
- CONSEJO PONTIFICIO PARA LA FAMILIA, La Famila: escuela de humanidad y vida cristiana,
17 de septiembre de 2009.
- DÁVOLI, Pablo Javier, ¿Qué significa ser varón y mujer? Algunas referencias extraídas de
tradiciones milenarias, archivo digital disponible en: www.ateneocruzdelsur.com

- IRASUSTE, Andrés, La revolución sexual anglosajona y la psiquiatría hoy: El ascenso de


Ganímedes, (2015). Puede descargarse el libro en: www.ateneocruzdelsur.com
- IRASUSTE, Andrés, ¿En qué medida ha sido la mujer blanco de opresión durante la
historia? Una aproximación revisionista, tomado de: www.ateneocruzdelsur.com
- IRASUSTE, Andrés, Género: breve reseña historia de un concepto ficticio, disponible en
www.ateneocruzdelsur.com
- ITURRALDE, Cristián Rodrigo, Feminismo malparido, en:
http://cristianrodrigoiturralde.blogspot.com.ar/2014/04/feminismo-malparido.html

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Hay que decir que Federico Gastón Addisi es un autor que se identifica con el pensamiento peronista, por lo cual hay
que tener mucho sentido crítico cuando habla de “consciencia nacional”.

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Consideraciones sobre el Feminismo – Tema para Grupo Carlos Sacheri 2016

- JUAN PABLO II, Carta Apost. Mulieris dignitatem, del 15 de agosto de 1988.


- JUAN PABLO II, Exhort. Apost. post sinodal Familiaris consortio, del 22 de noviembre de
1981.
- JUAN PABLO II, Carta a las mujeres, del 29 de junio de 1995.

- MATLARY, Janne Haaland, Maternidad y feminismo, artículo en versión digital disponible en


internet.
- MONEDERO (h), Juan Carlos, Sobre las “Autoconvocadas”: ¿Qué hay detrás de estos
Encuentros?”, (Entrevista), 23 de octubre de 2015. Disponible en
www.quenotelacuenten.com y www.statveritas.blogspot.com.ar . En versión digital, cfr.
www.ateneocruzdelsur.com
- PERALTA, Eduardo, Encuentro Nacional de Mujeres: abortista, anticatólico y sacrílego,
artículo disponible en: www.ccidentidadnacional.blogspot.com , www.quenotelacuenten.org
, www.infocatolica.com
- RATZINGER, Joseph (Card.), “Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la
colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y el Mundo”, 31 de mayo de 2004.

- REVOREDO, Mons. Oscar Alzamora, La Ideología de Género, sus peligros y alcances, (En
base al informe "La desconstrucción de la mujer" de Dale O'Leary). Disponible en
www.aciprensa.com
- SCALA, Jorge, Género y Derechos Humanos, disertación en el recinto del Poder Judicial en
el mes de Agosto de 2010.
- SCOLA, Ángelo (Card.), Identidad y diferencia sexual, artículo en versión digital disponible
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- TORCHSON, Augusto, La Verdad sobre el día de la mujer, (2013). Tomado de:
http://nacionalismo-catolico-juan-bautista.blogspot.com.ar/2014/03/la-verdad-sobre-el-dia-
de-la-mujer-por.html?spref=fb

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