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ENTONCES

SEREMOS DIOSES y
CRÓNICA DE UN
VIAJE AL MAS
ALLÁ
la. Edición, Febrero de 1983 2a. Impresión, Julio de 1986
ISBN 968-13-1403-4
DEKECHOS RESERVADOS ©—Copyright©, 1983, por EDITORIAL DIANA, S. A. — Roberto
Gayoi 1219, Esq. Tlacoquemécatl, México 12, D. F. -impreso en México — Printed in México.
Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización por escrito de la casa editora
CONTENIDO
PRIMERA PARTE
Pág.
1 TARQUINQ ..........................
2 EXTRAÑA VISITA ..................
SEGUNDA PARTE
1 LLEGADA A INDIA .................
2 BE VISITA EN AGRÁ ...............
3 UN GRIEGO, GUIA BE TURISTAS .
4 BENARES..........................
5 UN PREDICADOR CALLEJERO ....
6 FELIZ ENCUENTRO ...............
7 SANTUARIO-ESCUELA INICIATICA
S CÁTEDRA ..........................
9 PRIMERA INSTRUCCIÓN ..........
10 CÁTEDRA DEL ÁRABE AMRU ....
11 IDA Y VUELTA AL MAS ALLÁ ...
43 49 75 107 111 129 139 151 177 185 195
Cap.
Pág.
12 EL OJO ASTRAL O TERCER. OJO .............. 207
13 PREMISAS ....................................... 217
14 CON LAS PULSACIONES SE VA LA VIDA ..... 221
15 CÁTEDRA DEL YANQUI ........,............... ,229
16 COMO MORIMOS ................................ 241
17 LA VOZ INTERNA .............................. 269
Vo AMRU EL POETA ............................... 281
19 INICIADOS ...................................... 289
20 TRES TEMPLOS DE INICIACIÓN ................ 301
NOTA PRELIMINAR
. . .ENTONCES SEREMOS DIOSES junto con el libro CRÓNICA DE UN VIAJE AL MAS ALLÁ
(este último también publicado por Editorial Diana), fueron escritos de 1965 a 1967, y juntos,
completan el ciclo de las sublimes enseñanzas y fascinantes acontecimientos de la vida de Tarquino,
personaje principal de los dos libros.
Ambas obras, . . .ENTONCES SEREMOS DIOSES y CRÓNICA DE UN VIAJE AL MAS ALLÁ,
pueden leerse por separado sin que por ello haya confusiones o se pierda el mensaje fundamental. Eso
sí, ambos libros conforman una unidad.
. . .ENTONCES SEREMOS DIOSES trata sobre el periodo de "iniciación" de Tarquino con Grandes
Maestros de Oriente. Narra, en especial, el emotivo ritual del más alto valor espiritual, en el que
Tarquino, recibe la "iniciación definitiva" en las ciencias herméticas ancestrales, no como vez primera
en lo espiritual sino como un recordatorio de las "iniciaciones*' recibidas en encarnaciones anteriores.
De dicho ritual, delirante e insólito, quedaron anotados sus detalles en este libro.
De las reveladoras conversaciones con Tarquino, a quien el autor conoció en La Tribuna Libre de
México, nació la idea de escribir este libro.
Los Editores
.;#
Antes de leer este libro, durante unos minutos fije su mente en este símbolo, imaginando que el centt'o
circular es de color amarillo oro y las alas de color rosa pálido. Al terminar esta concentración mental,
piense qué podrá significar. Lo que decida que significa, será la tónica espiritual en que se mueve.
Si hace usted bien la concentración mental, desde luego notara en usted mismo agradables resultados.

Capítulo 1
TARQUINO
Tarquino tendría ocho años de edad, cuando se avecinó a su domicilio una tribu de gitanos cuyas ropas
multicolores y pintorescas llamaban la atención en la calle y cuyas costumbres atraían a la chiquillería
hacia el lugar donde habitaban.
Más de una vez, Tarquino tuvo la oportunidad de entrar a la tapizada y alfombrada habitación con
puerta directa a la calle, misma que. era utilizada como taller de caldereros, recámara y cocina, todo a
la vez. Al entrar a esa casa, vio a los hombres de largos y negros bigotes que golpeaban con martillos
boludos sobre gruesas láminas de cobre hasta convertirlas en cazos, en jarras o en algún otro utensilio
doméstico que luego ponían a la venta en la puerta.
Las mujeres, después de caminar por las calles durante horas y más horas, diciendo la buena ventura a
todo el que se cruzaba en su camino, o robando lo que podían, regresaban a su domicilio a preparar la
comida en grandes peroles de donde todos los de la tribu tomaban su ración en la que abundaban el ajo
y la cebolla.
En esa tribu de gitanos alegres y cantadores, había una niña aproximadamente de la misma edad, de
Tarquino, llamada Clarita. Al vecindario le encantaba pedirle que leyera las manos, entre otras razones
porque aún no sabía cobrar. Fue así, como un día, de manera
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RODOLFO BENAVIDES
espontánea, esa niña, al observar las manos de Tarquino se quedó indecisa, acabando por jalarlo de la
mano, hasta que llegaron a la madre de la gitanilla a quien le dijo en nial español:
'
—Mira, mamá, no sé qué quieren decir estas líneas que en la mano de este muchacho están formando la
"Estrella de David".
Al decir esto, la gitanita señaló con el dedo índice las líneas a que se estaba refiriendo, mientras que
sostenía la mano izquierda de Tarquino con la palma hacia
arriba.
La mujer gitana habló bruscamente, en su propio idioma, seguramente reprendiendo a su hija; pero
luego, mirando con más detenimiento la mano del visitante, exclamó sin ocultar su sorpresa, quizá
miedo o por lo menos respecto:
.
- —¡.Tosú! ¡Pero chico, tú no debiste nacer en este país! ¡Tú vienes de muy, pero de muy lejos!
Al decir, señaló con el dedo índice hacia arriba como aludiendo a un planeta o a una estrella. Siguió
diciendo; —¿Qué te trajo aquí? ¡Uy! ¡Tus manos. : . Bueno, nada tengo que decirte. . ., tal vez algún
día te tocará juzgarme!.
La mujer hizo una larga pausa, mientras que llevaba la mano derecha a su frente a la vez que musitaba
en su propio idioma algo que a Tarquino le pareció una oración. Luego, ya calmada, explicó al niño, sin
soltarle las manos y como quien trata de penetrar hasta el alma: —Algo hay que puedo y creo que debo
decirte: viajarás mucho. Conocerás gente de éste y del otro lado de la vida, digo: vivos y muertos. Estás
señalado para acción en actividades que no serán entendidas pronto porque son
cosas del espíritu.
El defectuoso castellano de aquella mujer con tan monótono tono de voz, pareció a Tarquino una
plegaria de la que casi nada comprendió. La gitana guardó silen-
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES . , .
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ció, dedicó una sonrisa amable al chico y tomando de la mano a su pequeña hija entraron en su
domicilio.
Cuando Tarquino relató el sucedido a su madre, ésta lo reprendió severamente, afirmando que esas
personas viven del embuste, de robar cuanto encuentran a su paso y aun de robar niños que luego
venden en ciudades lejanas. No obstante estos conceptos, días después sugirió al muchacho:
—-Si vuelves a ver a esa gitana, la madre de la niña. pídele que te diga más, sobre todo, con mayor
claridad; sí, porque según lo que me explicaste entiendo que cuando seas grande vas a ser'enterrador o
algo por el estilo.
Claro que la señora hablaba en tono dé broma, pues no creyó ni una palabra de lo que los gitanos
decían. -
.El muchacho nunca volvió a entrevistarse con la gitana adulta; en cambio, sí conversó con la gitanilla,
quien le dijo:
—Mi mamá dice que si vivieras con nosotros, haría de ti un Rasputíri o un Gagliostro. (risa gitanita,
andándolos años se hizo famosa. Murió, ya adulta y desde, entonces, en su condición 'de espíritu, y a
consecuencia de sus atinadas e- importantes predicciones, mucha gente la busca. En círculos ocultistas
tanto de México. como de Estados Unidos de Norteamérica se le conoce como ".Clara la Gitana5'.)
Naturalmente, el chico no entendió una paJabra de lo que la gitanita dijo y por ello pronto olvidó
aquellos hechos. Sin embargo, muchos años después, siendo ya adulto, volvieron a su mente las
palabras de aquella predicción; pero esto sucedió cuando él estaba ya adentrado en el estudio de los
fenómenos extrasensoriales, como los llamó el doctor Carlos Richet, o supervivencia del pensamiento,
como los llamara Sir Oliver Lodge; o fenómenos del subconsciente como los llamó Gustavo Geley; o
espiritismo como vulgarmente se les conoce, desde Alian Kardec.
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RODOLFO BENAVIDES
Tarquino jamás deseó convertirse en mago para realizar actos teatrales, pero en cambio, siempre le
subyugó la idea de conocer el fondo; la intimidad del cómo y el porqué de esos fenómenos que hasta
hoy no han sido debidamente estudiados, de donde resulta que quienes poseen realmente esa facultad,
generalmente viven en el ostracismo convertidos en entes, victimas de sus propias facultades, pues
frecuentemente sienten, ven y oyen cosas que los hace sufrir.
Podríase suponer que la afición de Tarquino a esa clase de investigaciones, tuvo su origen en las
palabras de la gitana; mas no fue así, pues él fue sonámbulo desde muy pequeño y lo siguió siendo de
adulto. Frecuentemente conservaba en su memoria detalles de sus excursiones como sonámbulo. Por
ejemplo, estando dormido, anunciaba a su madre acontecimientos que luego se realizaron. Sus sueños
fueron siempre tan claros, que afirmaba haberlos vivido en el plano físico. Andando los años supo que
todas aquellas experiencias: desdoblamientos del espíritu o "viajes astrales", fueron sólo preparativos
para algo posterior de mayor importancia.
Fue así como Tarquino, desde su tierna infancia, se inició en lo que después habría de convertirse en el
eje de su vida. Ya en la edad mayor solía decir:
—¿Han visto ustedes esos juguetes modernos, movidos por pilas eléctricas? Pues bien, la generalidad
de las personas se contentan con verlos en su aspecto exterior; yo no, pues deseo conocer su engranaje
interno, hasta llegar al fluido eléctrico que hace posible su movimiento. Y en tratándose del ser
humano, a ese fluido "eléctrico yo lo llamó e identifico como "el espíritu". Sé que ésa es una palabra
abstracta, muy abstracta, porque no se refiere a una cosa físicamente demostrable, ni perceptible por
ninguno de los cinco sentidos. Sin embargo sé que existe, pues, ¿pienso?, ¡luego, soy!
Debido a las inquietudes ya dichas, Tarquino se ro-
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metió a cuanta disciplina se hizo necesaria, a fin de estimular sus latentes facultades, acabando por
ponerse en contacto con entidades espirituales de importancia.
No obstante esa inclinación natural, Tarquino era en cierta forma un escéptico. No era un místico, ni le
agradaba concurrir a ceremoniales de sabor medioeval, ni creía en supuestos poderes mágicos, ni en
conciliábulos entre magos vestidos de manera extravagante. El pensaba que todo eso tuvo su razón de
ser en otros tiempos; pero que ya en el siglo veinte resultaba anacrónico puesto que no demuestra ni
logra nada. Así, lo importante para él no era lo aparente, sino lo que pudiera haber en el fondo de los
fenómenos, y por eso en el fondo escarbaba en busca de la verdad.
Siendo aún niño conoció a Agustín Callado en la escuela, desde entonces se hicieron muy amigos,
inseparables en la juventud. Tarquino asistió a la boda de Agustín, quien murió durante el banquete.
Después viajó hacia la ciudad de México en donde se radicó definitivamente.
El interés de Tarquino por los asuntos de ultratumba, acabó por llevarlo a un centro espiritista dirigido
por don Rodrigo. Allí (para tremenda sorpresa), se manifestó, como antes fue en vida, nada menos que
el espíritu de su difunto amigo Agustín Callado. Por lo menos se demostraba con ese fenómeno lo que
Sir Oliver Lodge afirmó: que el pensamiento supervive. ¿Con forma física-o sin forma? ¡Eso había que
investigarlo! Por lo pronto, era evidente que el pensamiento de su amigo Agustín Callado aún vivía, y
además, vivía al día, puesto que discutía sobre temas de actualidad, lo cual significa que no sólo
supervive, sino que, además, evoluciona.
Conversó con su difunto amigo sobre los viejos temas que durante los años mozos a ambos interesaron.
Luego, fue precisamente el pensamiento de Agustín —pensamiento sí no se le quiere llamar
"espíritu"— quien en su
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RODOLFO BENAVIDES
condición de "desencamado", guió los primeros pasos de Tarquino por el inseguro, escabroso y •
combatido "más allá", visto e interpretado desde este, mundo material y
escéptico.
,
Desde muy joven, Tarquino manifestó su cariño hacia los libros y a las lecturas. Fue esa afición la que
lo inclinó a estudiar la carrera de bibliotecario, profesión con la que modestamente se ganaba la vida en
la ciudad de México.
* * v
Todo esto lo supo el autor de este libro, por boca del propio Tarquino a quien conoció en LA TRIBUNA
LIBRE DE MÉXICO a cuyas asambleas de ios viernes
solía asistir siempre en calidad de oyente, pues nunca, llegó a dar ninguna conferencia ni siquiera
intervino en
los debates. '
De las conversaciones con este personaje extraño, que por serlo tanto pareciera sacado de alguna
leyenda,' nació la idea de escribir este relato.
Capítulo 2
EXTRAÑA VISITA
El que esto escribe, visitó en su domicilio a Tarquino, quien lo hizo pasar a un pequeño estudio lleno de
libros y papeles. Casi inmediatamente entró una sirvienta indígena llevando en una mano una charola
de plástico, imitación de cristal cortado, rebosante de gaíletitas y en la otra mano una tetera de
porcelana de estilo oriental, de la que se desprendía un vaporcillo oloroso a té jazmín. Puso todo sobre
el escritorio, salió y regresó casi inmediatamente con dos tazas pequeñas y sus respectivos pía-tos que
puso igualmente sobre el escritorio y se fue. Era evidente que con frecuencia Tarquino recibía visitas,
de ahí que la sirvienta estuviera habituada a atenderlas de aquella manera sin necesidad de recibir
órdenes.
Mientras servía el té, Tarquino empezó su relato, ¡su muy extraño relato!
"—Sucedió —dijo al escritor que lo escuchaba—, una tarde de octubre, una tarde excepcionalmente
tibia y sin viento. Era la hora en que empiezan a encenderse las luces eléctricas en el vecindario, yo aún
no encendía la mía porque esa ventana da hacia el Poniente y por ella entra el sol hasta muy avanzado
el día. Fue entonces cuando la sirvienta tocó a esa puerta que usted tiene a su espalda y me dijo'
visiblemente nerviosa: elstá in el zaguán un siñor que quiere hablar con asté; pero es muy raro, como
que me dio miedo primero y dispués ■ sentí ansí, como gusto y no sé por qué'."
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RODOLFO BENAVIDES
Tarquino suspiró profundamente y continuó relatando:
"—Me levanté de este mismo asiento que ahora ocupo y pregunté a la sirvienta: '¿Un señor raro, dice?
¡Será un pordiosero, tal vez un vendedor!' 'No, no, no es nadita de eso —me contestó la sirvienta—,
mejor asté lo mira'."
A la vez que sonreía por su propio relato, Tarquino movía la cabeza. Prosiguió:
"—Esas últimas palabras de la sirvienta las escuché estando ya cerca del zaguán que da a la calle, el
mismo por donde usted, señor Benavides, entró hace un rato. Los dos perros de la casa que usted
seguramente vio al entrar, estaban como habitualmente lo hacen, estorbando mi paso a la vez que
movían la cola. El zaguán estaba casi cerrado, así lo había dejado la sirvienta, razón por la que no vi al
visitante siao hasta que estuve frente a él. ¡Era ciertamente todo un personaje que habría llamado la
atención no solamente en este barrio, sino aun en el centro de este gran México, pues las ropas de hindú
no son frecuentes en esta ciudad!
"—¿Quiere usted decir que el visitante - venía vestido de hindú?
"—Sí, eso es lo que estoy diciendo-—contestó Tarquino—. Era un hombre alto y de complexión fuerte,
cara alargada, piel morena y barba cerrada, pero muy bien cuidada, tan negra como su pelo descubierto,
pues no llevaba sombrero ni turbante. El saco, no tan largo como se usaría en India según es la forma
tradicional, ni tan corto como se acostumbra en México.
"—Pues sí que debe haber sido un señor espectáculo. "—Sí que lo fue —afirmó Tarquino—, sobre todo
por' lo inesperado. No obstante, le aseguró a usted, señor Benavides, que rio fueron ni su ropa ni sus
facciones loque me impresionó, sino un algo que no puedo definir^ debido a la sorpresa que recibí.
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES ...
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"Al abrir la puerta, recibí el saludo típicamente hindú, consistente en llevar la mano derecha a su frente
y de ahí al corazón, a la vez que el visitante inclinaba el cuerpo hacia adelante. Lo primero que
imaginé, fue que se tratara de algún empleado de la embajada o del consulado de India, que quisiera
informarse del porqué del interés tan particular que yo tenía por conocer a ciertos personajes de.ese
país. Efectivamente, el turista común y corriente se limita a recibir informes y promesas de las agencias
de viajes, mientras que yo había escrito a varias personas pidiendo informes de cómo encontrarme con
anacoretas de alguna valía.
"—¿Y qué sucedió en final con el hindú? "—Pues verá usted —contestó Tarquino—, yo no sabía como
iniciar la conversación, limitándome torpemente a preguntar: '¿Es a mí a quién usted busca?'
"El visitante me contestó hablando en muy buen inglés, idioma que yo entiendo y hablo regular:
'Supongo que sí es usted a quien busco. Mi visita está en relación con una carta que recibí en Delhi. . .'
¡Ah!, ¡ah! —contesté todo confundido—: 'Pase usted, perdone mi torpeza'. Como usted comprenderá,
señor Benavides, todo yo me volví atenciones y caravanas, con las que trataba de borrar la mala
impresión que hubiera producido mi torpe proceder del principio,"
Tarquino sonreía enigmáticamente. Continuó relatando:
"—Al entrar al patio y antes de llegar a la terraza que nos conduciría a este estudio, es decir, el mismo
camino que usted siguió hace un momento, observé que los perros, contrariamente a su costumbre e
instinto natural de ladrar al desconocido, se mantenían alejados gruñendo sordamente, visiblemente
asustados, csmo queriendo huir. Después he comprendido el fenómeno: ellos no estaban mirando un ser
humano, sino un fantasma."
Y<¡>, incrédulo, abrí los ojos sin pronunciar palabra,
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BODOLFO BENÁVIDES
tal vez no comprendía muy bien lo que Tarquino me relataba; pero sí entendía el fenómeno en los
perros. Tarquino tal vez se equivocara en sus apreciaciones; pero los perros seguramente que no se
equivocaban. Tarquino continuó en tono de quien añora:
"—En fin, llegamos a la terraza, que como usted puede ver. está rodeada de macetas con plantas que en
primavera producen muchas flores. Pues bien, lo admirable de todo esto empezó cuando el hindú se
dirigió a una flor de dalia ya casi marchita."
■-.
Tarquino se levantó de su asiento, fue hasta la ventana y, asomándose, dijo:
"—Asómese usted aquí, señor Benávides, vea, es aquella planta, la que está en la maceta azul. ¿Ya la
vio?
"—Sí, sí, ya la estoy mirando; pero ahora no tiene flores" :—contesté sin la menor idea de la
importancia que todo aquello pudiera tener:.
"—No, no tiene flores, ésta no es su época ni lo era tampoco en aquella memorable ocasión de que le
vengo hablando —afirmó Tarquino—. La flor de dalia de que ¡e hablo estaba medio marchita y miraba
hacia el suelo porque el tallo moribundo estáha doblado. El hindú visitante se detuvo frente a la dalia y
poniendo los dedos de la mano izquierda debajo de la flor, la levantó deli-cadamene, la miró con
atención y cariño y la acarició con los dedos de la mano derecha; pero de manera tan suave, con tanta
delicadeza, que la planta no se movía y llegué a creer que la flor se penetraba en las manos del hindú,
Así, aquel hombre recorrió lentamente varias veces.el tallo moribundo desde la tierra hasta la flor;
entonces, con voz sumamente suave que apenas le oí, dijo: '/Hermosa flor/ ¿No es verdad? /No sería
justo que muriera hoy, cuando yo hago esta visita! /Démosle algo de vida para que quede en este sitio
un pequeño recuerdo de este momento/'."
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
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Tarquino parecía nervioso, seguramente le afectaba ese recuerdo. Continuó:
"—¡Hum! —respondí al hindú—. No es ya la época de estas flores. Esta es seguramente la última del
año y eso, gracias al mucho cuidado que se tiene con estas plantas para evitar que los vientos fríos del
otoño las acabe." Tarquino hizo un ademán de inteligencia a la vez que decía:
"—Veo que no toma usted el té: Qué, ¿no le gusta? "—No es eso precisamente, lo que sucede es que
me pone usted en tensión nerviosa con su relato. Además, efectivamente, el té es, para mi gusto, de un
sabor agradable; pero raro, está muy perfumado. Pero, ¡caramba! no se fije usted en ese detalle que no
vale la pena, continúe su relato, se lo ruego.
"—Muy bien —contestó Tarquino—. Debo advertirle que es de la India, y que de esta clase de té no
llega mucho por- aquí. En fin, prosigamos. Después de breve diálogo entre el hindú y yo, continuamos
caminando hacía este sitio que ya estaba en penumbra debido a que . la tarde estaba muy avanzada.
Invité a extranjero a tomar asiento precisamente en esa silla que usted ahora ocupa, señor Benávides.
Me disponía ¿ encender la luz eléctrica, cuando el raro visitante, alzando la mano, me rogó con voz
suave que no lo hiciera."
Tarquino tosió un poco, dio algunos tragos a su té y acomodándose en su asiento giratorio continuó
relatando: 11—Como usted guste —contesté—, y una vez sentados quedó el escritorio de por medio tal
como estamos usted y yo en este momento. Fue el hindú quien inició la conversación: 'Recibí una carta
que usted envió a una persona de mi amistad en India. Me gustaría saber lo que realmente le interesa de
aquel país, pues no lo su-, pongo a usted un .turista común y corriente'. 'Tiene usted razón —le contesté
—; tengo interés en visitar India, pero no lo haré hasta que haya recibido la información
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RODOLFO BENAVIDES
que anhelo y que supongo usted me podrá dar. Soy un estudiante (seguramente fracasado; pero
estudiante al fin) de ocultismo, espiritismo, etc. Bueno, usted ine comprende. Me interesa todo lo
relativo al más allá. Supongo que en India se practican muchas disciplinas de este orden; aunque es
lógico suponer que ío que realmente vale, se realiza a puerta cerrada, fuera del alcance de los profanos.
Es por eso que deseo tener amplios informes antes de aventurarme en una. búsqueda que podría resultar
un fracaso, lujo económico que no me puedo permitir'."
Tarquíno hizo una corta pausa para dar un nuevo sorbo a su té; lo imité sin pronunciar palabra y él
continuó diciendo:
"—Aunque yo estaba hablando con firmeza y seguridad, la realidad es que algo me inquietaba muy en
lo íntimo. Las sombras hacían que no distinguiera el rostro del visitante, sino únicamente su silueta
nimbada por un aura, un halo luminoso de gran intensidad y de color oro y azul, todo ello de enorme
belleza. Era tan notable el fenómeno, que seguramente cualquier persona qué hubiera entrado en ese
momento lo habría visto sin dificultad. Esto fue lo que me cohibió a seguir explicando mis.
aspiraciones, pues no siendo ésa la primera vez que presenciaba fenómenos de esa índole, aunque
nunca tan hermoso, comprendí que estaba frente a un maestro de categoría, y ahora, lo que me
inquietaba, era conocer la reacción que yo le hubiera producido. .
"—Óigame, Tarquíno —interrumpí—, le creo, porque usted me lo está diciendo y no tengo derecho a
dudar; pero, sin embargo, palabra que me está costando mucho trabajo creer lo que me cuenta,"
Tarquíno se limitó a hacer un dengue con semblante triste y continuó:
"—El hindú me preguntó: '¿Posee usted alguna facultad de orden supranormal?' Yo le contesté: 'He
teni-
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
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do ya algunas experiencias, a mi juicio importantes'. El insistió: '¿Ha realizado alguna disciplina en
particular,
digo, algunos ejercicios especiales para desenvolver sus facultades o éstas se han manifestado
espontáneamente?' Le contesté: 'Ambas cosas. Mis facultades naturales han sido guiadas por un
maestro de espiritismo, el mismo que me dio las direcciones de India a donde he escrito pidiendo
informes. El, por su parte, también ha enviado correspondencia en relación a mi viaje que deseo sea
pronto y fructífero'."
Tarquino se recargó en el respaldo de su silla giratoria y continuó su relato:
"—El hindú me preguntó: '¿Le gustaría que hiciéramos en este momento un pequeño experimento?' Le
contesté que sí: '¿Qué desea usted que haga?' 'Muy fácil —me contestó—; adopte una posición cómoda
en su silla con las manos sobre el escritorio y las palmas abiertas hacia arriba. Cierre los ojos y procure
la concentración mental para lograr el trance'.
"Señor Benavides —continuó Tarquino—, le aseguro que yo estaba en ese momento positivamente
disfrutando una sensación de felicidad que es muy difícil describir. Me sentía en una seguridad, en un
elemento tan mío que aquel personaje al principio tan raro, me parecía que fuera alguien de mi familia
en quien podía tener plena confianza y, en consecuencia, hice tal como me pidió. Este tipo de ejercicios
lo vengo haciendo desde hace muchos años, de manera que al obedecer la orden, casi inmediatamente
sentí la sensación de caída profunda, algo así como si esta silla hubiera empezado a girar sobre su eje a
cada instante a mayor velocidad. Esta sensación no perteneció a mí consciente, sino al subconsciente.
Fue aquél un estado anormal que nunca antes había experimentado y todo con gran intensidad y
rapidez, luego perdí la noción del existir. Salí del estado de trance a la completa normalidad sin darme
cuenta del
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BOüOLPo BEWAVIDEs
tiempo que permanecí en el fenómeno que supongo serían' unos pocos minutos; pero lo mismo
pudieron haber sido horas."
El. narrador hizo una pausa, sonrió con un dejo de 'tristeza como quien añora pasados goces y continuó
explicando con cierto entusiasmo:
"—Ya completamente consciente, yo esperaba que el oriental iniciara la conversación, cuando alguien
de mi familia encendió el tubo fluorescente de la terraza, que-' dando este estudio a partir de ese
instante iluminado.por la luz que entraba por esta ventana, quiero decir: luz indirecta y ligeramente
azul. Es verdad que mucha de la belleza del aura del visitante se perdió debido a esa luz; pero, en
compensación, quedó casi visible un rostro som- ■ breado; pero agradable y risueño- que dijo:
'Hermano mío, tengo mucho gusto en saludarte como a uno de los nuestros. Llegada la oportunidad
recibirás el gozó que yo en este momento disfruto. Como no dispongo ya1 de tiempo, debo decirte en
pocas palabras el .porqué de mi visita'."
~
Tarquino, con ojos de admiración, dijo; "—¡Algo estaba sucediendo! La voz del hindú parecía
opacarse, alejarse de este sitio y el aspecto físico de su cuerpo parecía diluirse, esfumarse, evaporarse,
bueno, quiero decir que me dio la sensación de que estuviera-desapareciendo gradualmente.
"—/Oiga, Tarquino! —comenté—, jse me enchina el cuerpo! Bueno, continúe, que ya quiero saber el
final de esa aventura,
. ■
"—Pues verá usted —contestó Tai-quina—r, el hindú me dijo: 'Mientras hubo tiempo y manera de
hacerlo en lugares apropiados, se fue educando a los espíritus de buena voluntad, que estando
encarnados quisieron acep-tar una misión originada en esferas superiores.' De esos espíritus que
pasaron por nuestros lamasterios a lo largo de siglos, muchos no volvieron después de "la primera
. . , ENTONCES, SEREMOS DIOSES... -
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experiencia, simplemente porque no soportaron ni la disciplina ni el trabajo indispensables para
preparar, no a una materia transitoria y de vida corta, sino preparar, a través de muchas encarnaciones, a
los espíritus que algún día tendrían que hacerse cargo de una intensa e importante labor. El estudio, por
lo tanto, para algunos, no se limitó a una encarnación, sino a muchas de ellas y ése es exactamente tu
caso'."
Tras breve pausa, Tarquino explicó lo que yo escuchaba sin pestañear:
"—Comprenderá usted que poco más o menos eso fue lo que el oriental me expresó, quien parecía
seguir desintegrándose, a la vez que sus palabras se alejaban, hasta el grado de que conservo recuerdo
de ellas, más como si hubieran sido ideas o palabras propias, que escuchadas. En fin, todas estas cosas,
por pertenecer a un mundo que no es material y tangible, resultan difíciles de describir. El hindú se
tomó un segundo de pausa, aparentemente para recuperar energías y luego continuó con su voz poco
vibrante: 'En Akash, done el destino del mundo y de los espíritus y de los hombres está escrito, leímos
la época en que la bota militar aplastaría nuestros santuarios; por ello, previo plan, solamente algunos
de los viejos adeptos y algunos pocos de nuestros.'Iniciados' . encarnaron este siglo en Tíbet, para
enfrentarse a la crisis que inevitablemente vendría, puesto que en el libro de los tiempos estaba escrito1
que debía suceder. Los demás, los viejos amigos, los que de tiempo atrás aceptaron plenamente tener
responsabilidad, viéronse obligados a encarnar en puntos diversos del planeta, frecuentemente en
condiciones adversas; empero, será así como podrán demostrar, en primer lugar, que de verdad absor-
vieron la ensenñanza y, eri segundo, que están dispuestos a aplicarla, ya no en el íamasterio tranquilo y
cómodo, con el pan seguro y la benevolencia de condiscípulos y maestros, sino que las saben aplicar en
el trabajo intenso
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K01X5LFO BENAVIDES
tiempo que permanecí en el fenómeno que supongo se-.rían unos pocos minutos; pero lo mismo
pudieron haber sido horas."
El narrador hizo una pausa, sonrió, con un dejo detristeza como quien añora pasados goces y continuó
explicando con cierto entusiasmo:
"—Ya completamente consciente, yo esperaba que el oriental iniciara la conversación, cuando alguien
de mi familia encendió el tubo fluorescente de la terraza, quedando este estudio a partir de ese instante
iluminado por Ja luz que entraba por esta ventana, quiero decir: luz indirecta y ligeramente azul. Es
verdad que 'mucha "de- la belleza del aura del visitante se perdió debido a esa luz: pero; en
compensación, quedó casi visible un rostro som-" breado; pero agradable y risueño- que dijo: 'Hermano
mío, tengo mucho gusto en saludarte como a uno de los nuestros.' Llegada la oportunidad recibirás el
gozó que yo en este momento disfruto. Como no dispongo ya-de tiempo, debo decirte en pocas
palabras el .porqué de mi visita'."
Tarquino,. con ojos de admiración, dijo: "—¡Algo estaba sucediendo! La voz deí hindú, pare- ■■ cía
opacarse, alejarse de este sitio y el aspecto, físico de su cuerpo parecía diluirse, esfumarse, evaporarse,
bueno, quiero decir -que me dio la sensación de que estuviera desapareciendo gradualmente.
"—¡Oiga, Tarquino! —comenté—, ¡-se me enchina el cuerpo! Bueno, continúe, que ya quiero saber el-
final, de esa aventura.
"—Pues verá usted —contestó Tarquina—-, el. hindú me dijo; 'Mientras hubo tiempo y manera de
hacerlo en lugares apropiados, se fue educando a los espíritus de buena voluntad, que estando
encarnados quisieron acep- ■ tar una misión originada en esferas superiores," De esos espíritus que
pasaron por nuestros lamasterios a lo largo de siglos, muchos no volvieron después de la primera
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES .... 27
experiencia, simplemente porque no soportaron ni la disciplina ni el trabajo indispensables para
preparar, no a una materia transitoria y de vida corta, sino preparar, a través de muchas encarnaciones, a
los espíritus que algún día tendrían que hacerse cargo de una intensa e importante labor. El estudio, por
lo tanto, para algunos, no se limitó a una encarnación, sino a muchas de ellas y ése es exactamente tu
caso'."
Tras breve pausa, Tarquino explicó lo que yo escuchaba sin pestañear:
"—Comprenderá usted que poco más o menos eso fue lo que el oriental me expresó, quien parecía
seguir desintegrándose, a la vez que sus palabras se alejaban, hasta el grado de que conservo recuerdo
de ellas, más como si hubieran sido 'ideas o palabras propias, que escuchadas. En fin, todas estas cosas,
por pertenecer a un mundo que no es material y tangible, resultan difíciles de describir. El hindú se
tomó un segundo de pausa, aparentemente para recuperar energías y luego continuó con su voz poco
vibrante: 'En Akash, done el destino del mundo y de los espíritus y de los hombres está escrito, leímos
la época en que la bota militar aplastaría nuestros santuarios; por ello, previo plan, solamente algunos
de los viejos adeptos y algunos pocos de nuestros.'Iniciados'. encarnaron este siglo, en Tíbet, para
enfrentarse a la crisis que 'inevitablemente vendría, puesto que en el libro de los tiempos estaba escrito
que debía suceder. Los demás, los viejos amigos, los que de tiempo atrás aceptaron plenamente tener
responsabilidad, viéronse obligados a encarnar en puntos diversos del planeta, frecuentemente en
condiciones adversas; empero, será así como podrán demostrar, en primer lugar, que de verdad absor-
vieron la ensenñanza y, en segundo, que están dispuestos a aplicarla, ya no en el lamasterio tranquilo y
cómodo, con el pan seguro y la benevolencia de condiscípulos y maestros, sino que las saben aplicar en
el trabajo intenso
28
RODOLFO BENAVIDES
y diario, frecuentemente casi sin alimentos y siempre rodeados de enemigos que no son otra cosa que
espíritus que marchan retrasados y que protestan porque se les obliga a realizar mayor esfuerzo'."
Tarquino me dirigió una mirada de inteligencia, co-■ mo preguntando mi opinión y siguió relatando:
"—El raro visitante oriental volvió a hacer una pausa suspirado profundamente y, al volver a hablar,
su voz estaba ya mucho, mucho más lejos, no obstante que él pareciera estar aún presente, cosa que yo
ya empezaba a dudar. Pero a pesar de todo, conservo clara memoria de sus palabras y créame que al
repetírselas no han sufrido alteración; por lo menos alteración en lo fundamental. El hindú continuó
diciendo: 'Hace poco tiempo vino a visitarte un hermano radicado en Estados Unidos de Norte
América, tú lo recuerdas bien. El y yo • pertenecemos, como encarnados, a la misma fraternidad. El
vigila para descubrir a su alrededor cuando aparecen signos de alguno de los nuestros, por eso te
reconoció desde luego aunque no te lo hizo saber. Era mí deber venir a confirmar lo que él nos informó,
por eso estoy aquí'."
"—¿Y, de verdad, había venido alguien a visitarlo antes?" —pregunté intrigado.
"—Sí, sí, naturalmente; pero vea usted, a mí me visitan muchas personas y aunque ésa a que se refirió
el hindú me dejó una huella muy especial, no se salió, sin embargo, de lo normal: total, preguntas,
respuestas, algún comentario y eso fue todo. Ese señor me pareció un experto en la lectura de las líneas
de las manos, pues me dijo cosas importantes; pero, bueno, eso no tuvo mayor importancia. Así, pues,
continuemos con lo que el hindú me siguió diciendo: 'Hermano mío —me dijo—, por hoy, baste decirte
que eres uno de los nuestros. Nosotros nada pedímos, veremos lo que tú haces. Te espero en India en la
fecha que oportunamente, por carta te da-
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES ...
29
remos a conocer. Te será fácil encontrarme. No quiero que nuestra despedida sea material, y como debo
irme inmediatamente, ruégote entrar en concentración mental para que puedas recibir el final de mi
mensaje'."
Tarquino acomodóse en su asiento, mirándome maliciosamente al ver que yo manifestaba, más que
todo, incomprensión. Tarquino sonreía satisfecho, soñaba con su ilusión. Aseguró:
"—Ya se imaginará usted, señor Benavides, que hice tal como me ordenó y creo que instantáneamente
entré en trance profundo, quedando a mi vista el escenario de mis encarnaciones anteriores; claro está,
sin poder identificar época, puesto que la ropa, quiero decir, el hábito monástico, sencillo y muy
conocido en varios países de Oriente, ha sido el mismo desde hace muchos siglos. Encontróme
entonces, siendo uno de los que en grupo recibían el ordenamiento final, consecuencia de un largo y
aprovechado estudio con su respectiva disciplina; pero me pregunto: ¿Sucedió aquello en alguna
escuela iniciá-tica, o se trataba simplemente de un fin de curso para un aficionado a lo esotérico, como
yo a mí mismo siempre me he juzgado?"
Tarquino se encogió de hombros y aseguró moviendo las manos para dar énfasis a sus palabras:
"—De momento no me pude contestar aquella pregunta. Sin embargo, en el mismo grupo de los que
como yo recibían el doctorado, primero, y las felicitaciones, después, estaba nada menos que el hindú,
el mismo que ya le expliqué, don -Rodolfo, cómo llegó hasta aquí, hasta esa silla que ahora usted
ocupa."
A mí, aunque me pareciera increíble el fantástico escenario que Tarquino me estaba describiendo, no
me correspondía más que escuchar, por cierto, con gran placer, pues no son cosas que se oigan todos
los días ni en cualquier .parte. Esta clase de experiencias, normalmente permanecen ocultas, y cuando
llegan a salir a luz pú-
30
RODOLFO BENAVIDES
blica generalmente aparecen muy deformadas, consecuencia de prejuicios de tipo religioso; pero
Tarquino era un verdadero Libre Pensador que veía y relataba el fenómeno con toda naturalidad sin
intentar darse más mérito del que en realidad le correspondiera.
"—El escenario fue breve —aseguró Tarquino continuado con su relato—. Sí, muy breve, pero muy
claro; Le aseguro, señor Benavides, que vi aquello en tercera ■ dimensión. No se traía de imaginación
o de ilusión; no lo viví en el plano físico, no transparente, plano y deforme como son los ensueños
nocturnos, .sino perfectamente real. Y además de todo eso, fue suficientemente ■ completo como para
que en mi mente quedaran ideas precisas, no simbólicas, respecto a la relación que pudie- . ra haber
entre mi persona espiritual y el visitante hindú. Todo, naturalmente, se refirió a alguna encarnación
pasada.
"—Oiga, Tarquino —interrumpí—: Todo eso que me ha dicho tiene más sabor de leyenda o de cuento
'que de realidad, al menos para mí' resulta difícil de creer.
"—Pues sí —contestó él—, precisamente, porque pri-va ese concepto que usted está expresando, es que
no avanzan las 'investigaciones. ¿Sabe una cosa, señor Benavides? Supongo que la naturaleza tiene un
medio de . conservar exacta memoria de todo lo que.ocurre, lo mismo sea en Jo grande que en lo
pequeño, dé manera que el secreto está en saber cómo obtener esa memoria en forma de visión.
"—- ¿No es a eso que desde muy antiguo se le viene llamando 'libro akásico' q Aícash, pomo le oí decir
a us-' ted hace un momento?
"—Sí, eso es —contestó Tarquino—, pero no me pregunte cómo funciona porque lo ignoro, y ahora,
déjeme continuar con mi relato.
li—Como usted prefiera."
, . .ENTONCES, SEBEMOS DIOSES. . .
31
Tarquino siguió relatando:
"—Al despertar de esa tan agradable visión-recuerdo, más conocida en nuestro medio como
'desdoblamiento
del espíritu' o 'proyección del cuerpo astral', con la vista busqué en este tan pequeño estudio al hindú;
pero no estaba ya presente, lo cual me. hizo suponer que estuve demasiado tiempo en estado de trance y
que por ello el oriental se había ido sin esperar a que yo despertara."
Tarquino sonrió maliciosamente chupándose los labios, movió la cabeza como diciendo: "qué quiere
usted, así fue", se encogió de hombros, se recargó en su asiento haciendo rechinar los resortes de la
silla giratoria y continuó:
"—Me restregué los ojos con las manos a la vez que trataba de poner orden en mis ideas. Hice algunos
movimientos gimnásticos para estimular la circulación de mi sangre y salí a la terraza con la esperanza
de encontrarlo allí. Como no lo vi, pregunté a la sirvienta, quien a distancia permanecía espectante, y
como siempre, con los dos perros que nerviosamente se movían de uno a otro lado; pero sin ladrar: 'Ya
se fue el señor, ¿verdad?', le pregunté.-'¿Eh"?' —fue todo lo'que ella contestó abriendo los ojos llenos
de admiración. Mi pregunta fue para ella enorme sorpresa. Intuitivamente comprendí —siguió diciendo
Tarquino-— que cualquier investigación al respecto sería sólo indiscreción y eso daría un mal
resultado, pues no era.de esperarse que ella entendiera el fenómeno, por eso, sin decir más y para evitar
comentarios, regresé a este estudio y cerré la puerta a la "vez que. encendía la luz eléctrica interior.
Tomé asiento aquí mismo donde estoy ahora y me puse a meditar; llegando a la natural conclusión de
que el visitante hindú no pudo haber sido persona física, quiero decir de carne y hueso, sino que, en
realidad, fue sólo "un espíritu actualmente encarnado; pero que llegó hasta aquí en condiciones de pro-
32
*ODOLPo BENAVIDE5
yección astral, o lo que es lo mismo: el, fenómeno de la ubicuidad
a—/Ya esperaba esa afirmación! Pero dígame: ¿qué quiere decir con eso de ubicuidad?
"—Quiero decir —contestó Tarquino—, que en verdad, su cuerpo físico se quedó dormido en algún
lugar de India, por ello, lo que vi y con quién hablé, fue su espíritu. Ese es el fenómeno de Ja ubicuidad
que los preparados pueden realizar con relativa facilidad. ¡Yo mismo en parte Jo puedo hacerí
Ciertamente, en esos casos. el mayor problema no es para quien lo produce, sino para quien lo observa,
sobre todo si no tiene los conocimientos correspondientes. Pues bien; me encontraba sumido en esa
profunda meditación cuando la voz de la sirvienta me sobresaltó. Me pedía que saliera a Ja terraza. Me
apresuré a atender su llamado, porque como usted comprenderá, pensé, en una nueva sorpresa y. . .
¡naturalmente que lo fue.' La sirvienta, esa indígena de raza otomí, de Ja región del Mezquita!,
ignorante y analfabeta es, no obstante, muy avisada, sobre todo, tiene magnífica memoria. Pues bien;
eíla, sumamente nerviosa y señalando hacia la flor de dalia, decía: '¡Mire asté, miré asté, . ..' ¡No istcba
ansí la flor antis de que él viniera.' ¡EJ la acarició....' ¡Virgen santísima..., mire asté. . ., la flor istá otra
vez nueva!'."
Yo, un tanto escéptico sonreí y Tarquino continuó: "—Sí, parece increíble, a mí mismo me lo pareció;
pero, señor Benavides, le aseguro que la admiración de Ja indígena estaba completamente justificada,
pues eJ tallo de la ñor marchita, aquella tarde moribundo y doblado, estaba de nuevo en plenitud de
vida. ¡La flor....' /Ahí Qué maravilla. . ., Ja flor antes casi seca y caída hacia el suelo, estaba entonces
mirando hacia el cieJo, con sus pétalos aterciopelados, destellando color y vida.
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES ...
33
Reflejaba con intensidad sedosa la luz de la lámpara fluorescente y la luz rojiza que saJía por mi
ventana."
No resistí Ja tentación de asomarme por la ventana para observar el tubo de luz fluorescente que
quedaba en el lado opuesto de la maceta aludida. Comprendí qua debido a eso, la flor debió haber
recibido luz de color distinto y de puntos opuestos. Pero me abstuve de comentar, prefería seguir
escuchando a mi relator.
Tarquino se rascó Ja cabeza sonriendo y con aire de estupefacción. Yo seguía observando el sitio donde
ocurrió todo aquello, y Tarquino continuó:
"—Simulé desinterés, usted comprenderá que así debía proceder ante aquella indígena. No hice con
ella comentario alguno y regresé a este mismo sitio que ahora ocupo. Empegaba a poner en orden mis
ideas cuando oí claramente en mi interior o en mis oídos, no lo sé, jna voz que me dijo: '¿Na me crees
verdad? Un dí& i znéré alguien a quien crerás y entonces te acordarás de mi'-" Tarquino estaba
nervioso, su propio relato, el recuerdo de aquello que él vivió, lo había puesto así; pero continuó
hablando con voz un poco temblorosa:
"—Volví a salir a la terraza con el deseo de recibir aire fresco y a la vez dar un corto paseo por el patio,
evitando desde el principio todo comentario con la sirvienta, quien inhabitualmente seguía rondando
cerca de las macetas, visiblemente nerviosa y siempre seguida de sus dos perros que parecían ya
haberse tranquilizado. Obligadamente escuché de ella: Ay, siñor! ¡Yo lis digo aquí a mis perros que ya
istoy mirando visiones, igua-lito que ellos, que ya asté vido como si asustaron. . .!' "—¿Es que no tiene
usted familiares? 41—Sí —contestó Tarquino—, pero fueron a visitar a anas amistades. No quise,
porque no acostumbro hacerlo, dar margen a conversación. Me limité a ordenar:
34
«ODOLPO BENAVIDES
'Vea que Ja puerta de la calle esté bien y vayase a acos
iarV
Tras una pausa que sirvió para ordenar sus ideas Tarquino continuó con su extraño relato:
"—Poco después estaba yo de regreso en este estudio recordando el origen de Jas palabras que unos
minutos antes escuché. Voces que llegan no del exterior, sino que parecen vibrar dentro de uno mismo.
No son los oídos Jos que las reciben, sino el sexto sentido: 'No me crees, ¿verdad? Un día vendrá
alguien a quien crerás y entonces te acordarás de mí.'
"—Supongo que me puede usted explicar eso —rogué intrigado y Tarquino me contestó entusiasmado;
"—Naturalmente que sí. Esa es otra aventura que a mí me parece importante, a usted tal vez le parezca
otra Jeyenda. Oigaía usted. Hace ya más de quince años, sucedió que un mexicano por sangre y por
nacimiento, de baja estatura, delgado, de aspecto oaxaqueño y que na-biaba el castellano no sólo
defectuosamente sino con mucha dificultad y con acento muy especial, llegó a México procedente de
Tíbet. Su primera visita fue a don Rodrigo a quien usted ya conoce.
"—Sí, sí, ya h recuerdo —contesté. "—Pues bien; entre las rarezas de ese mexicano de que Je hablo, él
afirmaba tener entonces más de 147 anos de edad, siendo que, en verdad, no representaba más de unos.
cuarenta y cinco, quizás cincuenta arios,
"—- Un momento, un momento! —interrumpí—. ¿No está usted exagerando?
"—Bueno, señor Benavides, en todo caso el que exageró fue él, no yo. Eso fue Jo que él dijo; pero oiga
el relato. Afirmó que salió de México en calidad de marino en un barco mercante extranjero, cuando
tenía poco más de treinta años de edad, habiendo terminado, después de algún tiempo, por radicarse en
Tíbet donde abrazó
. . -ENTONCES, SEREMOS DIOSES
35
la religión budista tibetana acabando por hacerse 'lama'. Ríase, señor Benavides, si gusta; pero eso fue
lo que él me contó. En fin, transcurrieron los años y como había dejado en México esposa e hijos, hubo
un momento en que sintió nostalgia por la tierra que lo vio nacer y quizá más por curiosidad que por
cualquier otra cosa, vino a México. Llegó al país con pasaporte tibetano y como simple turista.
Quedóse sorprendido, maravillado, de los cambios, de la transformación de esta ciudad de México, que
él recordaba cómo era a mediados del siglo pasado. Hablaba de sus días mozos vividos durante la
guerra de Independencia de México y mencionaba con naturalidad y clara memoria los nombres de
personajes sobresalientes de la política de aquella época como, por ejemplo, Hidalgo, Morelos,
Iturbide, Juárez y Santa Anna, Recordaba muy vagamente el principio de la invasión francesa, más
conocida como 'la guerra de los pasteles', de la que se enteró cuando ya iba de marinero en el barco
mercante. A consecuencia de lo anterior, ignoraba toda la historia de México. Ya desde Lerdo de Tejada
no sabía nada. Nunca oyó hablar de don Porfirio Díaz, ni mucho menos se enteró de la Revolución
mexicana empezada en 1910. Pero, el colmo: ¡no oyó jamás nada referente a la primera guerra
mundial; pero, en cambio, sí estaba bien enterado de la segunda, desencadenada por Hitler y que
sacudió a todo el mundo, incluyendo a Tíbet. Ese lama mexicano-tibetano llegó a México unos cuatro
años después de que Hitler se suicidó. De ese personaje se expresaba muy mal llamándolo 'despreciable
mago negro'. Del nazismo decía que era la 'religión de los suicidas', y de la swástica, que era
antiquísimo símbolo de crimen.
"—Todo eso, Tarquino, me parece francamente imposible. ¡Sí, es increíble! Cuando uno lee sobre esas
cosas, se toleran; pero oírlas así de boca de un testigo presen-
SOBOLPO BENAVIDES " •
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. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . -
37
Tarquino contestó:
"—Es que al mostrarme la palma izquierda, con el índice derecho me señalaba unas líneas que
formaban claramente una estrella de seis puntas, más conocida como 'Estrella de David7.
"—--Ah!" —fue todo lo que contesté
Tarquino se llevó las manos a la nuca, se recargó en su asiento giratorio, sonrió con aire de tristeza y
satisfacción a 3a vez y continuó el relato:
"—Para mi, aquello de las líneas era ciertamente admirable, más que todo por la claridad con que se
presentaba el signo; pero eso era todo, yo no entendí su trascendencia muy a pesar de que en mi niñez
ya había oído hablar de ese mismo símbolo. . . Bueno, señor Be-navides, después le explico... El lama
me dijo en tono paternal: 'No estás aún en momento apropiado para saberlo, por eso no te doy
explicaciones; pero un día no lejano lo sabrás, pues también tú llevas este signo en la mano izquierda,
¿ya lo habías Visto? ¡Mírate la palma, no es ninguna casualidad que nos encontremos, la casualidad no
existe'.
"—¡Caramba! —comenté admirado—. ¿De verdad, lleva usted ese signo en la mano? ¡Muéstremelo,
será el primero que veré en mi vida y quizá el último! ¡Es la primera vez que oigo hablar de eso!
"—Pues naturalmente que sí llevo ese signo formado por líneas naturales —contestó Tarquino
mostrando la palma de la mano izquierda que, por cierto, fue una sorpresa para mí, pues efectivamente,
allí estaban los dos triángulos entrelazados formando la estrella aludida—. Ese es un detalle que yo
había olvidado por completo. Una gitanilla me vio el signo cuando era niño y me lo dijo; pero yo lo
había olvidado. ¡Mírelo usted, señor Be-navides, aquí están las líneas bastante claras, aunque
KODOLPo BZNAVIDES
un poco disimuladas para que no se distingan a primera
vista, pues hay ciertas personas que no deben ver esto." Miré y quedé sorprendido, porque era verdad;
allí estaban las líneas mencionadas, estaban perfectamente claras, y pregunté intrigado:
"—¿Qu6 significan? ¡Supongo que me explicará lo relativo a ese signo.'
"—Tal vez sí; pero no será hoy, pues necesito autorización para hacerlo. En fin, déjeme usted continuar
con el asunto del lama. Como último acto público de su estancia en México, el lama de quien le vengo
hablando, dio una conferencia. El tema fue; LA UBICUIDAD, ¡y dio la canferencía. . , precisamente
en estado de ubicuidad! Quiero decir, que el cuerpo se quedó dormido en un cuarto del hotel Kegis,
mientras que el espíritu hablaba al público. . . ni más. ni menos que cómo a mí me habló el hindú 1
"•—-¡Un momento, Tarquino, un momento.' —interrumpí—. /Usted está exagerando, ¿no es verdad?
'•—jJV0) señor, no estoy exagerando! —contestó Tarquino con énfasis™. La conferencia fue imry
corta y a medida que transcurrió, los presentes notamos cómo la voz se iba alejando a la vez que las
partes visibles del cuerpo, manos y cara, poco a poco se desvanecían, hasta que el conferenciante optó
por salir del salón apresuradamente. Entonces lo seguí a paso rápido. Ya en la escalera de salida a la
calle, me pareció que se desplomó la ropa vacía, misma que pronto se desintegró como humo ligero,
del que no quedó nada. Con miedo, se lo confieso, pasé por esa parte de Ja escalera, salí a la calle y me
fui a mi domicilio con una maraña de ideas contradictorias en la cabeza."
Yo, naturalmente, sonreí maliciosamente. Bajé la vista para disimularlo, mientras que jugueteaba con
un lá-
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
39
piz que tenía en la mano; pero nada ocultaba mi escepticismo. Después de larga pausa, Tarquino
aseguró:
*'—A pesar de todo lo que vi y oí, me sentía verdaderamente incrédulo. Pensé toda la noche. Razoné
tratando de encontrar el truco sin haber llegado a encontrarlo. Simplemente no entendía yo el
fenómeno, y como no lo comprendía opté por la solución fácil: ¡negarlo! Fue precisamente entonces
cuando el lama mexicano-tibeta-no me repitió en tono insinuante: TVo me crees, ¿verdad? Un día
vendrá alguien a quien creerás y entonces te acordarás de mi.'
"—¡Ah! —exclamé—. Ya entiendo, se ligaron dos épocas con esas palabras.
"—Sí, efectivamente, así es. ¡Al fin sucedió lo profetizado! ¡Vino un hindú en estado de ubicuidad y a
él sí le he creído. . . Pero es natural, esta vez el fenómeno me encontró debidamente preparado para
entenderlo. Sí, yo he estudiado mucho durante años, he trabajado sobre este tema y me he sometido a
penosos ejercicios, por ello, ya dije a usted antes que, en cierta forma, ya he logrado realizar el
fenómeno de la ubicuidad.
"—¿Me quiere decir que usted se queda dormido en un sitio, digamos aquí en su casa, y puede ir en
espíritu a otra parte y hasta hablar con alguien?
"—Eso es lo que estoy afirmando. Con frecuencia, en estado de ubicuidad visito centros espiritistas no
solamente de México, sino del extranjero, particularmente de América del Sur. Mire usted, en ese
archivo tengo correspondencia que lo atestigua. Debido a esto es que cuando el hindú vino, yo no me
sobresalté, pues ya entendía el fenómeno, y claro que me emocionó; ¡pero sinceramente se lo digo: no
me asustó! Yo no puedo realizar fenómenos como es el de dar vida a una flor ya muerta, pero entiendo
el mecanismo y sé de personas capaces de realizarlo."
'v
RODOLFO BENAVIBES
Cuando esto decía Tarquíno, era 7a muy tarde, po ello dimos por terminada la charla quedando en vcl
vernos a reunir en - fecha próxima para que el estudiante de ciencias ocultas pudiera continuar
relatando sus aventuras en ese mundo raro que él llamaba: "la dimensión inexplorada".
Pero esas charlas hubieron de suspenderse, porque una noche sonó el timbre de mi teléfono y al
contestar 03 a Tarquíno que decía:
"—Señor Benavides, lo lamento mucho; pero no podremos tener ninguna nueva plática hasta que
regrese a México, pues ya estoy haciendo las maletas, salgo para India, muy próximamente."
Tarquino debió adivinar mi inquietud porque agregó: "—Pero no debe usted preocuparse, pues no
abandonaré mi compromiso contraído con usted de platicarle de estas cosas. Supongo que por allá
encontraré tema de qué Jbáfelar, de manera que simplemente fe escribiré sobre lo j que juzgue más
importante y a mi regreso, que no sé i cuando será, ya se verá sí a usted le ineresan estas char- • J Jas
sobre sucedidos raros."
i
Capítulo 1
LLEGADA A INDIA
"Calculta, marzo de 196. . .
"Señor Benavides: Con este escrito empiezo a cumplir mi promesa de enviarle mis impresiones de este
país enigmático y legendario. Sin preámbulos entro en materia, pues no dispongo de tiempo. Lo que me
parezca menos importante se lo platicaré a mi regreso.
"Fraternalmente.
"Tarquino" (Rúbrica.)
"Largas horas de meditación durante el viaje, me acompañaron hasta mi llegada a Calculta, la vieja
puerta de entrada a la soñolienta India y que está en el Noreste en el golfo de Bengala, tierra de donde
salieron muchos enormes y feroces tigres para las sangrientas fiestas de la Roma antigua.
"Una ilusión me animó para llegar hasta aquí: venía e& busca de la revelación, tan antigua como la
conciencia del hombre y, sin embargo, tan escondida... ¡Son tan pocos los que la han encontrado!
"Desde antes de üep-^r w •ás íic+n -~ ; ue§ar> sabia
-ENTONCES, SEREMOS DIOSES.
«-i*' eSt° es' much™ SglosTntsd^r1, AhC° mÜ añ0Ín'nnica- Esa debill« ideológica convirtió a India en
como padre de los heb ani aPa- "cjl Presa de Pablos aventureros y guerreros hasta que oí ""-
re0s" "^"^ v~ ' ---virtió en servidumbre de colonizadores armados.
V ■ ,minado. el que en«¿ró
S'nacid a
Sa de^W^ :m°írÍZ' íl0^ ^ Litid^3?0"' nÚSm°l "Sabiendo todo esto> la Certidumbre agitaba mi
al-«Hfiione* r-n+-Se ^ 6l Principio genera i qUe haT * pues temía recibir íma desilusión que tal vez
des-que se llfnZ^ qUe "*<*US " °e todaa M'-'"** los septos que durante tantos años estuve ali-We su,
™- °n Para ««vertirse *m Z anonotefetas of^ Miando. Por momentos pensaba que al fin había I!e-v rtl
^Mwtros participaron ¿«i ^""Wteístas por-f°a
^ . -
7 ^^dar, supremo'^os tÍT-T de ^ ^
Y al recordar esto Vfl « Raterial e inmortal ^an parte ^a] ^ £ Piando esía tierra cálida ttadm ¿«i t-,
me' no Podía vn i--- aiJda
_ ^^ litara cálida y en: _,_«* lC j^aioiiente, no podía yo ignorar el concepto madre del brahmanismo
que dice: 'El, que crea sin cesar los mundos, es triple: es Brahma (el Padre), EL, es Maya (la Madre),
EL, es Vishnu (el Hijo), y que son: esencia, substancia y vida (espíritu cuerpo y alma). Ca . da uno
contiene a los otros dos y los tres son uno en lo inefable5.
"-Reflexionaba que el padre de los hebreos, Abraham o Abrahama, que en su origen significó: de
Brahma, o sea: adorador del Dios único Brahma, fue sólo un discípulo tardío de las enseñanzas dejadas
por Krishna.
"Sabía también que ya desde muy en Ja antigüedad, esa doctrina madre, motriz, viviente en toda su
plenitud aún hoy en día en todas las religiones importantes, fue adulterada con agregados profanos,
algunos verdaderamente vulgares, tan sólo n^vo —j" ■'
LJ —-o, icm soto para satisfacer los sentido físicos o adorarlas con dioses menores o secundarios,
solamente para satisfacer a todos los gustos; pero estos dioses menores y milagrosos se proíííeraron
tanto, que propiciaron la idolatría, primero, y la decadencia de la re-igión, después.
"Sí. ya en Jos albores del cristianismo, India se pre-en su decadencia por falta de cohesión religiosa, ue
pudo haberle dado una religión fuerte y di-
a un mundo luminoso como el sol de mediodía, luego trocar mis ideas y ver ese mundo como canas
obscuras, habitadas por murciélagos y alimañas; :omo refugio de entes no pensantes, corno fortaleza de
lombres que vegetan, que viven sentados, dormidos, indolentes, en fin: espíritus reliados al progreso.
Temía que mis esperanzas tan largamente acariciadas se rompieran como juguete de cristal,
"Este viaje, mí estimado señor Benavides, no es una visita frivola en busca de diversión nocturna, de
mercados de sedas y joyería; no, señor, no es nada de eso lo que busco. He venido en busca de un
tesoro mucho mayor y más duradero que todo eso: busco al espíritu. _ de resolver en mi mente viejas
incógnitas, antiguas „_. das.
'"El hombre occidental, que vive no solamente rodeado de un torbellino, sino que con lamentable
frecuencia el propio torbellino lo arrastra, porque lo lleva en sí mismo,, pierde la noción de su YO, y
cuando no se precipita en -la negativo, anhela como meta principal vivir en paz y qaietud, siquiera sea
por unos instantes; actitud, aspiración, que generalmente se limita a desear paz y quietud ¿isica, no
espiritual, mientras que el torbellino mental y espiritual continúa. Es por e^ta incertidurnbre y anhelos
-lai' canalizados, que muchas personas dirigen su vista ' ¡sda India, país que imaginan romántico,
poético, soña-l¡v¿, aunque en final de cuentas algunos resultan decepcionados.

46
ROCOLFO BEBDES
"Desde el primer instante se aprecia que la personalidad de este pueblo es impresionante, exótica,
altiva, mística en extremo y siempre contradictoria. La gente no se atreve a matar una hormiga o un
insecto aunque sea dañino, pero, en cambio, degüellan y asesinan a sus semejantes cuando no profesan
la misma fe.
"Domina como religión el hinduismo que tiene a Brahma como Dios principal. En segundo lugar está
la religión musulmana fundada por Mahorna en el mundo árabe. Luego sigue una gama infinita de
dioses, creen-; cías y sectas entre las que está el budismo y esto, no obs-i tante que Buda haya sido
nativo de India. También el cristianismo figura como religión; pero de manera mínima, no obstante que
el nombre Cristo tenga su raíz en Krishna y que Abraham tenga su raíz en Brahma. En India no se
concibe que un ser humano no sea un ser religioso, adorador de alguna o muchas deidades.
"Desde el punto de vista arquitectónico e histórico que salta a la vista, están los templos. En ellos se
vive gran parte de la vida diaria. En los templos está la historia de las invasiones.
"De India parecen haber salido las ideas básicas, fundamentales de todas las religiones actuales. El
brah-xnam'smo data de los días de la cultura clásica en Egipto, siglos antes de la Grecia clásica. Y
sucede que mientras '; que en Egipto y Grecia las antiguas religiones son ya . mitología, en India, las
religiones contemporáneas a las i mencionadas egipcia y griega, siguen siendo religiones vivas con
lenguaje e interpretaciones antiguos, particularmente en la religión del Indostán, donde el pensamiento
parece haberse detenido.
"El hinduismo, al igual que el cristianismo, consta de una trilogía: Brahma, como creador,- Vishnú
como Dios de la Conservación; y Ziva como el Dios de la destrucción y de la regeneración.
. ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
47
"El culto a estas deidades, especialmente a Ziva, es impresionante. Multitudes enormes lo rinden,
particularmente a Ziva cuyos atributos son escalofriantes, puesto que lo mismo produce la vida que la
muerte y la destrucción. Es la naturaleza misma en todas sus múltiples manifestaciones; así pues, esa
adoración es hacia la naturaleza.
"El tan acendrado sentimiento religioso es lo que ha dado la peculiar fisonomía de India, pues para
todos, el vestir, el comer, el vivir y todas las costumbres, tienen profundas raíces en las religiones.
"Desde antes de salir de México me hice el propósito de no juzgar a este pueblo por lo que viera en la
calle; lamentablemente no se puede evitar ver lo que sale al paso, de lo que algún día le contaré.
"Según me explicaron en el hotel, la miseria que se vive particularmente en Calcuíta, tiene su principal
origen en la intolerancia religiosa, pues a partir de los días de la Independencia de este país, lograda por
el gran Mahatma Gandhi, empezó a dominar en la región de Pakistán la religión islámica, es decir, el
mahometanis-ino, mismo que determinó expulsar a todos los que no pertenecieran a esa religión. Pero,
desgraciadamente, la cosa no ocurrió pacíficamente, sino que se ha venido manifestando en forma de
feroz persecución, de crímenes inauditos, de asesinatos en masa, de incendios de casas y aun de aldeas
enteras. Como es natural, esto hizo que todo el que no sea musulmán tenga que huir hacia el interior del
país; y la ciudad más grande y cercana es Calcuíta, a donde arriban diariamente los que hiryen de la
intolerancia religiosa del Norte, llegando como náufragos, sin bienes de ninguna clase, sin conocer a
nadie y frecuentemente con dialectos que nadie entiende, resultando así, ser extranjeros en su propia
patria. Esos
'TDE5
Era esta cruel realidad, señor BenaviH*- a i yo femia enfrentarme v W -„ "e*3™^ a la que *>, U
tengo a la v^ ' W' "^ n° Sea de ^ ^ra-
y
o, la
ípico saludos.
Capítulo 2
DE VISITA EN AGRÁ
"Señor Benavides: el siguiente es mi segundo relato.
"Tarquino,'" (Rúbrica.)
"Espectáculos deprimentes como los de Calcuta no me interesaban. Lo que por el momento ansiaba, era
llegar a Agrá, ciudad donde esperaba entrar en contacto con el movimiento místico ocultista que vine a
buscar a este país. Me imaginaba que de un momento a otro sin saber exactamente dónde ni cuándo,
encontraría al maestro hindú, aquél que una tarde de octubre, se presentó en mi domicilio de México en
estado de ubicuidad.
"Lo primero que hice al llegar al hotel de Agrá, ciudad que alguna vez sirvió como capital de India, fue
pedir a la administración del hotel que me pusiera en contacto con el gnía de turistas, cuyo nombre
llevaba anotado en un papel y que, según creo, es nativo de India. Como contestación, me prometieron
pasarle el recado tan pronto regresara de un tour al cual había salido con varios turistas.
"La tarde en que esto sucedió y todo el día siguiente, disfruté visitando el mundialmente famoso, por
hermoso, monumento al amor llamado Taj-Ma-hal} del cual recibí, como tantos otros viajeros, una
gratísima impresión. Por
4ÍJ
RODOLFO BENAVIBSS
son los seres que se convierten en pordioseros ios que luego salen a morir en la calle,
"Era esta cruel realidad, señor Benayides, a la qu> yo temía enfrentarme, y hoy, aunque no sea de mi
agrá do, la tengo a la vista. ío saludos.
"Turquino.» (Rúbrica.)
Capítulo 2
DE VISITA EN AGRÁ
"Señor Benavides: el siguiente es mi segundo relato.
"Turquino." (Rúbrica.)
"Espectáculos deprimentes como los de Calcuta no me interesaban. Lo que por el momento ansiaba, era
llegar a Agrá, ciudad donde esperaba entrar en contacto con el movimiento místico ocultista que vine a
buscar a este país. Me imaginaba que de un momento a otro sin saber exactamente dónde ni cuándo,
encontraría al maestro hindú, aquél que una tarde de octubre, se presentó en mi domicilio de México en
estado de ubicuidad.
"Lo primero que hice al llegar al hotel de Agrá, ciudad que alguna vez sirvió como capital de India, fue
pedir a la administración del hotel que me pusiera en contacto con el guía de turistas, cuyo nombre
llevaba anotado en un papel y que, según creo, es nativo de India. Como contestación, me prometieron
pasarle el recado tan pronto regresara de un tour al cual había salido con varios turistas.
"La tarde en que esto sucedió y todo el día siguiente, disfruté visitando el mundialmente famoso, por
hermoso, monumento al amor llamado Taj-Ma-haí, del cual recibí, como tantos otros viajeros, una
gratísima impresión. Por
50
RODOLFO BEPTAVÍDS3
la noche, ruando estaba cenando se me presentó el bus cado guía de turistas para advertirme que me
esperaríf en el patio del hotel, sitio en el que, además, podría ye ver, como diversión para turistas, una
exhibición de cobras amaestradas y la presentación de un fakir.
"Al abandonar el comedor, el guía de turistas, tipo gordo, suciamente vestido a la europea, se apresuró
a atender a los turistas que reían a carcajadas por las gracias que hacía un pajarito amaestrado.
"Cuando salí, el guía fue a mi encuentro creyendo-' eme solicitaba sus servicio,' profesionales. Le
entregué la carta de presentación que llevaba escrita, supongo que en indi. Le llevó mucho tiempo
leerla. Revisó el papel mirándome de reojo de hito en hito, hasta que acabó por decirme en regular
inglés:
"-—Usted quiere algo especial, ¿verdad? ¡Digamos un fakir extraordinario!
"Recurrí a toda mi paciencia para tratar de entender
a aquel hombre, no precisamente en lo que decía, sino
_ en lo que había detrás de lo que decía, pues había el
riesgo de que esa carta, tan valiosa para mí, estuviera en
manos inapropiadas. Contesté igualmente en inglés:
"—¡Amigo mío, yo deseo nada más lo que está escrito en ese papel! ¿Entiende usted lo escrito?
"El guía contestó con orgullo, quizás un tanto ofendo, pero indeciso:
-1,0 entiendo perfectamente! ¡Esta es mi lengua la! ¿No es usted un turista?
"—Pues, digamos que sí, para los otros turistas y para el hotel ¿Me entiende usted?
"Ej guía levantó los hombros en actitud de inconformidad, haciendo un dengue con la cara a la vez que
dijo en voz baja y en tono de resignación:
"—Como usted guste; pero esto no se podrá arreglar
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
51
en pocas horas, tendrá usted que permanecer por este rumbo varios días.
"—-¡Conforme] —fue mi contestación en tono definitivo.
"-—Esta carta debo mostrarla a alguien, pues no seré yo quién dará a usted lo que en ella se ordena —
afirmó el guía.
"—OK —conteste-—. Luego me encaminé hacia el grupo que estaba desde hacía rato divirtiéndose con
las serpientes miopes, desdentadas, hipnotizadas y amaestradas.
"En realidad, aparte del Taj-Ala-kal, en Agrá no hay otra cosa importante que ver y no me voy a
detener en esas minucias como gollería, etcétera.
"Por la noche, a la hora de la cena, el ya mencioado guía de turistas gordo y sucio, me hizo^ saber que
me esperaría fuera. No queriendo alargar más mi incerti-dumbre, dejé la mesa y fui a donde el guía me
esperaba acompañado de un tipo que supuse hindú, vestido vulgarmente con una de esas largas y sucias
túnicas que alguna vez fue blanca y que usa todo el pueblo pobre, incluidos los pordioseros, los
encantadores de serpientes y los fakires. Fakir, significa limosnero.
"El guía de turistas me dijo no muy contento y en un inglés poco claro:
"—Este hombre se encargará de cumplir la orden escrita en esta carta. El no habla el idioma inglés, y a
no ser que usted hable en nepalí, no habrá manera de que se entiendan más que a serlas. . .; bueno,
habla también un poco el indi, pero no creo que eso le ayude a usted gran cosa.
"De manifiesta mala gana me entregó la carta, como quien siente que se le ha ido de las manos un buen
negocio. Ya se disponía a retirarse, cuando lo detuve preguntando:
$%
RODOLFO BENAVIDES
"—¿Cuánto debo a usted por sus servicios?
"—¿Por mis servicios? ¿Por esto que he hecho? Nada, ¡nada, bah, nada!
"—Permítame que le obsequie algún dinero -—insistí metiendo la mano en mí bolsillo.
"El guía me miró sin contestar. Se mostraba indeciso y finalmente se retiró haciendo una caravana
forzada, pero sin recibir el dinero que yo le daba.
"A partir de ese momento quedé literalmente al amparo de aquel arrapiezo con quien de nada me
serviría hablar; pues no me entendería. Ese nuevo guía me hizo señas de que lo siguiera, y ya en la
administración del hotel, valiéndose de un empleado intérprete, me hizo saber que pasaría a recogerme
al día siguiente antes de que saliera el sol. Dijo que estaríamos ausentes varios días y que, sin embargo,
no debía llevar equipaje de ninguna especie, debiendo1 usar ropa tan ligera como me fuera posible.
"¡A la tierra que fueres, haz lo que vieres hacer! Así dice el refrán. Cuando mi nuevo guía el nepalí o,
quizá, tibetano llegó a la madrugada siguiente, yo ya lo estaba esperando vestido con un pantalón ligero
y una guayabera yucateca sobre la camisa. Por todo equipaje llevaba un tubo de pasta para lavarme los
dientes, un cepillo para el mismo uso y un jabón pequeño. Cuando preparé esos adminículos de aseo,
no imaginé que no tendría oportunidad de usarlos.
"Casi todo el dinero de que disponía quedó en la administración del hotel. Abordamos un automóvil
destartalado, tal vez de los que según se dice son armados en la propia India. .En todo caso, el pobre
auto estaba ya muy cerca del cementerio de automóviles,
"Hasta eso de las nueve de la mañana el viaje fue molesto, pero soportable. De-esa hora en adelante
empezó un calor tremendo que para eso de las dos de la tarde
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES . , ,
53
me resultó infernal. ¿Y de comer o beber?, ¡nada! En mi
entusiasmo no previ ese pequeño detalle, ni pensé tampoco en agua.
"A eso de las dos de la tarde o poco más, con mucha hambre, pero con mucha más sed, con la vista
irritada, cubierto de polvo hasta lo increíble, adolorido por los constantes saltos, consecuencia de tanto
bache y piedras; sordo por el ruido del vehículo y explosiones del motor, que no tenía silenciador, y por
el rechinar de portezuelas y resortes de asientos, llegamos a una insignificante aldea de donde salieron
a recibirnos perros y muchos niños desnudos, con las piernas flacas, el vientre abultado y el ombligo
saltón. Después aparecieron varias mujeres y por último algunos hombres. Todos se quedaron
mirándome como s'i se tratara de un astronauta.
"Creí que allí tendría que pagar al chófer; pero ni él ni el guía mencionaron dinero ni a señas ni en
inglés, idioma que por cierto ninguno de los dos hablaba; pero que en tratándose de dinero todo el
mundo sabe cómo pedirlo.
"El de_sarrapado guía, pronto se enredó en acalorada charla con los habitantes de aquella aldehuela. El
chófer se quedó sentado a la bartola, sacando un pie por la portezuela abierta. Yo estaba de pie
observando desde lejos. Hombres y mujeres estiraban el brazo en actitud de señalar, cada cual hacia
distinta dirección en la distancia, a la vez que iban levantando la voz para hacerse oír en el tumulto.
"'¡Ojalá se pusieran de acuerdo y que todos señalaran hacia una misma dirección!' —pensé hablando
casi en voz alta, pues me sentía contagiado por el medio.
"Ya empezaba a ver ese asunto un poco complicado, 3o cual me asustaba, pues, ¡caramba, en manos de
quién vino a quedar mi destino! Yo entonces temía que fracasara esa primera experiencia que tanto
había anhelado.
RODOLFO BENAVIDES
Y mientras esa gente se ponía de acuerdo, yo estaba sintiendo sobre mí carne enrojecida el aguijón de
millones de bichos voladores, entre los que abundaba la mosca zumbadora de gran tamaño y de color
verdoso.
"El olor clásico de India estaba de nuevo presente en esa "aldea. La razón de ese olor repugnante,
molesto, que quita el apetito aun al más hambriento occidental, y peor si es estadounidense, parte de la
muy antigua costumbre de convertir el estiércol de las bestias de carga y de boñiga de vaca, en tortas
del tamaño de un pan grande, casi siempre aplastadas en forma de discos, y que después de secadas al
sol se usan como combustibles en la cocina. De ahí el humo espeso y maloliente que se esparce hasta
grandes distancias.
"Por su parte, las cocinas distan,mucho de ser blancas y de tipo occidental —me refiero a las cocinas
del pueblo pobre que tanto abunda—; son, por el contrario, reminiscencia de épocas primitivas: tres
piedras en el suelo o sobre un montón de tierra y una vasija de barro enci-'ma, de la que se desprende
algún olor de comida que es siempre dominado por el olor del humo espeso que ennegrece la
habitación. Claro, me imagino que habrá cocinas modernas en las ciudades y en las residencias de los
ricos; pero ésas no las vi y no creo que las haya en la aldea a que me estoy refiriendo, en la que
continuaban los gritos porque todos, incluyendo los muchachos y los niños, todos hablaban a la vez,
mientras que los perros ladraban.
"De lo poco que hasta ese momento había visto en India, observé que a esa gente le encanta hablar,
sobre todo hablar sentada al estilo sastre. Y allí, sitio al que seguramente rara vez llegaban extranjeros,
los aldeanos parecían disfrutar grandemente el placer de hablar todos al mismo tiempo. El guía no sabía
a quien atender.
"Yo hubiera querido tomar agua, de preferencia em-
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
55
botellada; pero estaba viendo que ni embotellada ni de ninguna otra sería posible tomar.
"Al fin, para mi regocijo, regresó el guía al vehículo. Iba seguido de toda la chusma. Habló con el
chófer y volvió de nueva cuenta la discusión, esta vez entre chófer y guía. Estaba a la vista que el
operador del carromato se nagaba a continuar el camino: manoteaba, gritaba, señalaba el motor y el
indicador de gasolina; luego ¡-e cruzaba de brazos y se acomodaba en su asiento, paro, luego volver a
menotear y negarse a seguir adelante. Los ruegas del guía por una parte y las intervenciones
escandalosas del populacho por otra, no lograron conmover su voluntad.
"No sé cuánto duró todo aquel pintoresco y original escenario; pero para mi carácter impaciente,
pareció mucho más de una hora. ¡Una hora en aquel medio y con un calor sofocante, que estimulaba el
movimien' o de nules de bichos voladores que contribuían a hacer la atmósfera más irrespirable! Esos
bichos se metían e:i la boca de quienes hablaban a gritos.
"El tibetano o lo que haya sido, sin disimular su pésimo estado de ánimo, me tomó del brazo y me
obligó a emprender la marcha sólo Dios sabía hacia adonde. Pero el populacho nos cerraba el paso,
particularmente los chiquillos que estiraban la mano hacia mi, en actitud de limosneros exigentes.
Entonces aprendí mi primera palabra del indi:
"—¡Anna. . ., anna. . ., anna! —decían todos.
"Después supe que anna, era una antigua moneda que valía 16 no sé qué, pues corresponde a un
sistema Monetario antiguo y que en esos días estaba ya en proceso de desaparición.
"El guía, sin dejar de caminar a tan buen paso como nos era posible, repetidamente me insistió a señas
que no diera dinero y lo subrayaba diciendo no money, no

56
RODOLFO BENAVIDES
money. No me extrañó aquello, ésa fue la misma advertencia que recibí desde que pisé Calcuta, Los
guías de turistas, los empleados de ¡os hoteles, los intérpretes,, todos recomendaban no dar jamás
limosnas, porque los por-, dioseros se amotinarían de tal manera y en tal número yj actitud, que dar una
moneda de cualquier valor a unq¡ de ellos, ya había provocado más de un tumulto san-i griento en que
el dadivoso ha quedado desnudo, maltrecho y alguna vez hasta muerto. Así, pues, la advertencia que
ahora me hacía mi tan amable guía, me era completamente comprensible.
"A medida que avanzábamos, algunos de los nativos, sobre todo adultos, se fueron rezagando en la
brecha polvorienta, calcinada. Aproveché para hacer a mi guía seña de que yo tenía sed. EJ me contestó
señalando hacia , adelante. Creí que más adelante encontraríamos aunque '* fuera un muy modesto
comercio donde saciar mi sed y esa idea me fortaleció.
"Llegó un momento en que marchábamos ya completamente solos. El guía buscaba una sombra, lo
comprendí y yo también la buscaba, sin encontrarla. Aquél era un paisaje de matorrales nacidos sobre
tepetate ocre que me recordó Ja inhóspita región de El Mezquital en el estado de Hidalgo, en México.
El sol reverberaba levantándose del suelo como poívíto de luz. Al fin encontrarnos un árbol miserable
que proyectaba pequeña sombra ver-. tical. Mi acompañante me indicó con mímica que debía •.
sentarme cómodamente, y para que yo mejor entendiera, él se sentó en la posición clásica yoga,
llamada loto, que es de uso general en India y en en otros países de Oriente.
"Hice como se me indicó y cuando ya estaba recargado contra el árbol, el desarrapado guía recurrió a
toda su mímica para que yo entendiera que sentado allí, invocando el auxilio de Dios y poniéndome en
completo estado de-
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES.
57
Joncentración mental, del cielo bajaría el agua y los ali-ifientos que creía necesitar. Esa es una realidad:
frecuentemente creemos necesitar comida y comemos, más por :ostumbre que por verdadera urgencia
física.
"Como no tenía de donde escoger, opté por seguir el ijemplo de mi conductor. No obstante mi buena
voluntad entusiasmo, mucho trabajo me costó lograr la concentración mental, más que todo, porque los
enjambres de [insectos me atormentaban. ¿Qué ocurriría cuando me .quedara completamente dormido,
sobre todo si lo hacía ¡bajo autohipnosis en que se pierde completamente la sen-__. .ilidad? ¡Me
comerían entre moscas, mosquitos y hormigas! ¿Y para qué pensar en escorpiones y serpientes? "Por
fortuna llevaba yo la guayabera que alguien me ■obsequió antes de emprender el viaje y con ella me
cubrí la cara. Así, valiéndome de todo lo que había estado practicando sobre ese tema, recurriendo a
todo lo que sabía de fenómenos psíquicos, logré entrar en la ansiada concentración mental y el
relajamiento muscular, acompañado todo de profunda respiración acompasada.
. "Quizá, más que todo por cansancio, perdí la conciencia y me quedé dormido e inmóvil. Cuando
desperté, el arbolito proyectaba su sombra de manera oblicua. Me encontraba en el suelo, sudando a
chorros y semiasfixia-do por la tela que me envolvía la cabeza impidiendo la libre respiración. Para mí
sorpresa, el guía harapiento seguía sentado, erecto, tan inmóvil como el Kamakura del Japón y,
naturalmente, cubierto de insectos que intentaban succionarle la poca sangre de que disponía. Al
enderezarme y recargarme en el árbol, vi, a pocos centímetros de mi cara, un hilo sinuoso de hormigas
nerviosas, unas que subían, otras que bajaban, y lo admirable era que no me hubieran molestado. Retiré
mi espalda del tronco delgado del árbol e inicié una plegaria imitando aaí a mi guía que algo musitaba
con los ojos cerra-
RODOLFO BEWAVIDES
d«: Del espacio infinito J, J > ,
*" nos rodea nace ™sp¡J ^ ** fuerza «fc^i
. .ENTONCES, SEREMOS DIOSES
fuerzo ya rae hacía rechinar los Meando, torciéndome de uno a otro
59
. _„ ^ menee tan en blanco corno me fue En esas condiciones se pierde la noción del tiempo Muevo n
esas condiciones, un minuto puede ser igual a vn día.
"Y mientras meditaba, reconocí en mí mismo, vomp "^ cae a sorprendente realidad, que el hxmh-*-» -
'
hacía rechinar los huesos. No obstante,
"+1"" lado, caminé al paso
"- he llegado a
nt0 r energía, Luego Perrnfl, ^f momsnt® salud, Jijeando, torciéndome de uno a otro la(~, ™_. _ r—
«on con la mente tan en blan' ^ C°mphta «Wá *\ tibetano, o lo que haya sido, porque no he llegado a n
esas condiciones *e p¡QSd "}"C° COmo me fue po^ibl. talo Poco después mi organismo ya funcionaba
de esas condiciones, un ^^ *-n0Odn. de! tiempo £ uevo normalmente, aunque ese calor * mientras
nWít,^ . . " . ser JS^al a im ríT%> ,D .;kfl deshidratando.
Y centras meditaba reconn Ig"aJ a Ulí *a. *e iba
deshidratando.
«na sorprendente realidad qr jV" ^ níÍ5™, corr* "Al caer la tarde de ese día que se me antojaba
eter-
*an desaparecido, quiero deci-V °re >~ la sed
ha o, alcanzamos a un carro de dos rudimentarias ruedas,
C011trario> me sentía fuerte vT ^ ^ 1&S seníía- po; rado por un anguloso y pensativo buey. El
carromato
siasrno. Miraba y0 a ^ ' ^ 'gero y poseído de entu¡ ía cargado de rastrojo. Seguramente que con
frecuencia
dedicándome una amable sonrio ^ abríÓ ]os °ií iisaba también Para el acarreo de estiércol y
boñiga;
M rmeS bIancos- Me invitó a ^ ln°Straba ]os grari>ero esta vez, ni el olor de esos detritus, ni el
aspecto del
i le dolía todo el cuerpo! P0ílerme
de pie. ¡TTylrimitivo vehículo, me preocuparon; pues lo que me im-
í^on el ademán de una **,„ ■
" loriaba era conocer el resultado de la gestión que mi
quieto. Din t™, _ ~"a IIldílo me ord
J ^iu-ívme volteó ¿J^-.a yerme 2 egurarse de que yo lo estaba observando; Con el derraizo píe derecho
aflojó una piedra no muy grande, lueqo, con un repentino y gran esfuerzo la hizo saltar y rodar, dejando
al descubierto tm nido de enormes alacranes, mismos que al sentir el quemante sol, seguramente
asustados y furiosos, huyeron en todas direcciones.
"El guía, saltando cómicamente y levantándose la túnica llegó hasta mí, me tomó de la mano como si
yo fuera un niño y tirando con fuerza echamos a corre; como si fuéramos escolapios en recreo. Yo iba
pensando que seguramente él, mientras que yo dormía, descubrió el nido de alacranes, por eso tuvo
tanta seguridad en lo que hizo.
"Pasado ese instante de regocijo y emoción, seguimos caminando, él un poco adelante de mí, mucho
más entero que yo. Volteaba sonriente hacia mí como para carme ánimo. Para él, ese esfuerzo y ese
clima eran normales; pero para mí, pobre burócrata citadino que vivía casi siempre en la sombra, el
clima resultaba intolerable y eí
. n el ademán de una man
" cortaba era conocer el resultado de la gestic
q^eto. Dio tres pasos y sonrj¡° me 0rdenó quedarme ^ía estaba haciendo con el carretero, quien
^segurarse de que yo ]0 estaba obse 7 Para renne T íütender' Perc 1ue al final aceptó que subiér Pie
derecho aflojó una píedrí ^ °" Con si de^ral- ento transportador, que para mí venía a ser on un
repentino v gran esíu^nT f™7 grailde> íwqoj cié de milagro destinado a salvarme la vida, ajando al
dPSr„í^_ r_zo ia ^zo saltar- ,r _^ «
"Seguramente que lo que más me estaba afectando,
no era ese largo caminar, sino el clima, ese calor rao-
¡_„ji._______. ~Z_nn~..r.1 TT-n 1.-.,. nli'montní ira no nemcí»níi
no era ese largo caminar, sino el clima, ese calor molesto. . . y yo ¡sin agua! En los alimentos ya no
pensaba, solamente en el agua.
s,Un hombre de ciudad como yo, habituado a comer tres veces al día, acostumbrado a las comodidades
que da el siglo xx en una ciudad de primer orden como es la de México, en fin, un burócrata que se
pasa la vida a la sombra de enormes estantes de libros, sombra que normalmente es fría aun en
primavera y verano; sí, un alfeñique consecuencia de la vida sedentaria, por fuerza tenía que resentir
ese cambio tan brusco, muy a pesar de ^e desde tiempo atrás he venido haciendo ejercicios
gimnásticos. En cambio, aquel nativo, un infeliz que exhibía el hambre y la miseria, en ese momento
podría, e& caso necesario, cargarme y seguir adelante hasta nuestro destino.
'Así fUe como
KODOLpo BEIVAVXDEÍ
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES .
61
/loo- "" W-L-11" recorrí la )p
deJ twíW SG a d<5ncíe> tal vez ni'nn^h* U°S faltaba promotora se me acercaba, mucho menos un
tigre o a]go
*dehZhTPeZí 3 **<*»* 7 Pul ohtenga- L° á4' el estilo.
encaminaba ndante vegetación S
ar qUe *l "Desperté cuando la luz solar avanzaba. A mi alrede-
"Brill h °1 a ^ se^Va-
' eglJra:merite i€r todos estaban despiertos y moviéndose silencios amen-
cuando v Prñneras
estrella*; •
# ^ Bu*a no estaDa presente. Vi el sitio en que me en-
rra fir>rf°'íf011 J°S ílUesos doloridos vT'^ fu7n^eK#ntraba: efectivamente, estábamos en despoblado.
La alele. DaJ° ^ pies m,Q _V6' V0Jvi a sentir I» A. mái; rprrana. spcnin mide r.olecnr estaba a nn
¡nprins
mato
la
sostenei
Según creí entonces' IT'^ SQ ne8^an
l- . '""^c!), estábamos ^i ~" ^lJOLt;nerrij||
fe quince m
sin ^ V cona'ttuó Jentameníp ?' ^
Car* iada, estaba como maestro un hombre famélico y bar-
a más cercana, según pude colegir, estaba a no menos quince minutos de buen andar. Allí, bajo la enra-
"Mi m ' G 0r a^ tiempo.
aüfm°' ioa s ado, casi desnudo, al que fácilmente se le podían con-
absoluta segJr'd°-,emprendil^os el camino Fl
; ar laS costillas- Tenía los °íos hundídos y vaSa la mi'
a lo qUe ere' * ^n°S diez ^unutos d°* - ^^ °^ ada' e* pel° crecido' enmarañado, y los pómulos salien-
sombras C ^ UUa c^10za, eso m sPUes> ^egamj es. Los labios lívidos, terrosos, que seguramente muy
teniente un ^ ° eStuve m&s cerca pud^^^ entre *lroco se m°vían. El cuerpo embadurnado quizá de lodo
o
favt-jg. j .. aínaaa, un cím^T. ..
Que era .Qi-Üíícrn npnr mp hÍ7n ríYtrmrerider mip. llevaba años de
ludo.
os, le de p;
os a
semidesfparaban alimentos, usando fuego de boñiga de vaca y algunas ramas secas. Poco después llegó
mi guía con una vasija llena de agua, unas tortillas enormes y oscuras,
sarnas de ' hT"lv"ÍJ<?ua' un simple somli j ^UG era s< 5^° Peor> me n*z0 comprender que llevaba
años de desnudo C ' ^° eSe tecfío dorm' °
^° c& a0 bañarse. A su alrrededor se movían lenta y silenciosa-
nudos levan- ' ° s dos hombres im i ilom"^e caí mente cinco hombres, quizá discípulos; dos de
ellos prepon de píp ■ ?* í>rirnero la cabeza 7 &ntG settu'des paraban alimentos, usando fuego de
boñiga de vaca y bablándoW ** a rrnatíos. JVH „,,.' *> Uí^0 Se pusie algunas ramas secas. Poco
después llegó mi guía con una , en v°z muy baía nu Ue «acia ellos i dormir Tn
J ' °otuvo permiso ' "L
a s« lecho de t* ' ^Ue se na°ten lev ■» ^ará ^líel seguramente de masa de trigo y unas raíces
delgadas secatura!, formando' ESa ^^ VÍWa «deT V°h'iero|ineÍantes al camote-
hasta mí indio' d paríe °^e te naturaleza p) ar?eníe a ^m "^ tibetano me sonrió y entregó esos
'manjares', ha-mismo, donde °nie ^Ue ^eiDJ'a acostarni ?|Ula re^res<fl Rendóme seña de que
debía comerlos. Se retiró hacia el
"—|Muy h~n (6Se 2no5XIeí:tto estaba parV* 0rmir' aííS ^upo, pero sin hablar con ninguno de ellos,
aunque sabíi ' ~~~ e en VOz alta v '
i "Temiendo que aquello que me entregó fuera la ra-

ción para todo el día, decidí comer poco y saciar mi hambre por medio de concentraciones mentales.
"El día avanzaba lentamente. El sol a cada minuto niás elevado sobre el horizonte, empezaba a
calentar; pe-ro, ¡qué bendición!, estábamos bajo la sombra de varios árboles frondosos en cuya base
había algo de hojarasca aprovechada por ellos para dormir muellemente. Aparentemente allí, o muy
cerca de ese sitio, empezaba un bosque que se extendía hacia el poblado cercano.
ÍAVICES
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . -
63
■durante años, en Mé '
re-' i/0133" Un° ^e esÍ0s espec¿ci!Í ^)ersistfntei»ente J que pasado el mediodía yo ya no me sentía ser
allí ro:manticos, cosas de W -1 ° s en hhj ser extraño, sino per el contrario, era uno más entre yo"
y,Sfnt0S; P°ro que en Ja vida r ? aSUntos áe #elIos harapientos santones. J estaba viviendo, S(m
cosa bier¡ *!aI? c°Co aquella 1 "Aunque esa sensación me resultara agradable, tal
nadaaT T^- ^ momento como un"*}' lden"íemiz demasiado agradable porque había caído en un es-
Íleo- C°n -j dÍTÍrj0- es indispensabj ^ yenda re^acfpo "e adormecimiento, de indiferencia, de
indolencia, comcTb9 C°ri í)rofuilcío sentÍmieltSUrna,rSe aí me$¡e di cuenta que mi mente no
trabajaba de manera cla-allí ■ [Uen° í0<^° ^° ^ue se ve; tener ° m,1St*C0> ac^pi u No había
precisión en mis ideas y me sentía sin fuer-„y Dusca ° qm'zá se ha encontrad °IfP fe en qi ' de
voluntad, un guiñapo, un instrumento; pero no occid °' l PeSar de *"* anhelo al f' ° ^ ^írvana." -an
ideas derrotistas, no, por el contrario, creo que me por n ? ' a^a muy denxro'de m^ ^ Ca^° ^03n^
jradaba saberme así, pequeño, muy pequeño, sin iniciaba 6S] t° qUB íenía a ía vista no l Clen°
escePficis^ va, sin proyección hacia el futuro, sin anhelos, sin de-renck
cor¡ocer a un verdadero C°nVenda' Yo hi íos, sin porvenir. Es probable que mi agotamiento por
je id"~)enC°ntrar a mi maestro. pen u^T*™' de Pre& [ esíusrzo del día anterior tuviera mucho que ver
con avaí " ' ^Ue se^Uraniente serí- un \S ese Persona íe estado de animo para mí hasta entonces
desconocido.
fcodeT' ?r ablemente una 'columna^dV* meSÍas' "1 "Mi ™ta vagaba indiferente sm darme ideas
con~
Y rpS,<ÍUlC0 defienden a Ja btna-'íj qUG C°n « Tetas ^ue Pr°dujeran alguna reacción especial.
Com-
a n males mayores. Pensaba y A** k COntra guerra >*endí que estaba en un semitrance que hasta
entonces
p¿oaUnqLle íliera «™y humilde en a enco^trar al
«nocí, pues jamás en mis experimentos anteriores había
p^t, TqUS íi,VIera siquiera Ja amW SU aSpecto material: ;emido nada igual a nesar de saber cómo
producir el
^cuela imciática y en el!, >,u¿ " ^ , temPl0 ° * Tance >r aun el desdoblamiento.
_ „^« numerosos alumnos vesfídod, ae blanco irradiando luz, todos atentos a la palabra sabia del
maestro. Durante años anhelé recibir el privííe-^ gio de oir la voz del 'iniciado', quizá un profeta
famoso' o, de ser posible, escuchar el sabio consejo que normara* el resto de mi vida, advirtiéndome mi
porvenir; pero,. . ¿qué fue lo que encontré en ese mi primer intento? ¡En-í con iré eso que para
cualquier turista habría sido sólo un espectáculo deprimente!
"Empezaron a transcurrir lentamente las horas sin que se operara cambio alguno. Comprobé que me
sentía verdaderamente absorbido por el ambiente, quiero decir. que pasé a ser algo así como parte
integrante de la selva, de ía atmósfera, de todo lo que me rodeaba, al grado ,
íás como un sueño que corno una realidad vivida, sa_jrecuerdo cuando el santo y desnudo varón del
enramado tnraó asiento en posición de loto, empezando desde el primer instante en una quietud propia
de estatua. ¿Cuántas horas de ese día permaneció el asceta en esa actitud? '"Fue ya anocheciendo
cuando empecé a recuperar algo de mis facultades mentales y mi voluntad. Entonces, ya con las
sombras de la noche, intenté analizar no solácenle lo que me rodeaba, sino mi propio problema. Pensé
que tal vez aquellas raíces que comí por la mañana contenían substancias alucinantes, narcóticas o
simplemente tóxicas. No pensé que hubieran tratado de per-Indicarme al dármelas, pues vi como todos
ellos también las comieron. De todas maneras, todo eso no era más
RODOLFO BENAVIDES
SI
■ SCI
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
65
silencio perpetuo. Efectivamente, en todo el tiempo
estuve allí, solamente vi a uno de los harapientos
ípulos que cruzó algunas palabras con el asceta; pero
voz muy baja y a la hora del almuerzo.
^ aqUellas raice, £ ™ afc 1*° ^ * ^ '
bor agradable.
y al cabo *> tenían un - x. -
-, u ji i
"^
! j voz muy baja y a la hora del almuerzo.
ra que el ^ C°m° PUdej ro£ué a mi guía qUe • • "Durante esos tres días de larga y tediosa
espera,
yo llevaba Tv^^a ^ concediera una entrevis?*518* uest0 que n° t6Ilía y° nada en qUe 0CUParme' tuve
tiem~
encontrar imZTt c lgUDas *"*»*** para elcJr! ° de penSar en FaUl Brunton> el escritor inSlés' 1ue
C01i raba es ' ., ^guramente que el m '
J literatura despertó en mí el anhelo de ir a presenciar
había pedfcS-T11' PUSS ^ hÍZO ^^Prender^quT ^ 30S escenarios >' yivir ^experiencias que él vivió
Varna + '" ^"^e Jos discípulo^; Jn
^ Jrtrlr» nnr un firmulsn psnirirnal spTnp'iantp al mín éí
en voz alf ' ■ ^ "me est^ Precipitando' — ' ' ^y^enes realmente poseen facultades y poderes qn la
esperanzardS1frar,d0me & gasíar allí unos dí^m* ** ^n0S ll8n líegado a creer hasta diymos- Después
de desesperad G gar a tener suerte— Así
ajCC '■orreT grandes distancias en India, encontró entre t
metido Permanecí cuatro días completo í¡era ° Mistificación y farsa, solamente uno o dos casos
que lia-cebada v i"118 9 de agUa dulzona con h StüVe S marón su atención.
nn» »*.« j-i1^0 ,tostaí*os con aleo de sal v „ . f
"Brunton intentó averiguar cuáles eran los conceptos
«na anordidita de r»iV r\- «*
^ eyentualmeni m ,,. i
- , *
°ar au' f 7 Yertamente no
IWi ' ülosoíicos
de esos yasmmes o ascetas, o san iones "
anacoretas o hermitaños o como se
_._ll uc nucne acostado sobre algunas ramas y hojas secas; de día, con muy poco alimento, se ponía era
trance desde la mañana hasta el atardecer, o lo que es] lo mismo, seguía durmiendo; y todo esto sucedía
rodeado de un silencio imponente. ¡Esa era una vida aterra-doramente sedentaria! Si ese hombre alguna
vez dio enseñanza a sus discípulos, debe haber sido lo mismo que yo tenía a la vista, pues ellos a su vez
permanecían sentados, silenciosos, con los ojos cerrfidnc ^ —
- —"-uuiid ae raíz. Ciertam t
^'^tuaimenwj
nrin™., i- TT° ^Ue rne Produio anTici a ■. ■, ""^P1! anacoretas o hermitaños o como se les
quier'i llamar: jji-ii/ier oía. Unas nnn. ,
«iutu desequilibrio dJ .*■
, i -1 *•»*
dp a *.,.„„ __-. , pucas veces aumenM ™í j,-A_
Uffaunque frecuentemente se les identmca, en su p "opio me-
dio, como maestros. Quiso Brunton saber í'aé era lo
ningú M- ^ZTZ'Z ^ eSfUerZ° -» d4 cambaba en nada de C0m^o*a Part«> el escenario j «nt» d0Imia de
n0che"O0^!' h P—a mañaDa: «
tiio, como maestros, yuiso rirunton saber í'ae era J que realmente hacían para ayudar de alguna
manera
111C CWnoiDTitap ir an acó, canti/ln Í-iiq en iniroi h'rfurirá
santón d eJ1' na ^6 com° ^° vi la prim scenant> ni: Encontró que los misioneros, los catequistas,
los evange-
kojas secará ^ m°he acostado sobre aruiT^^^' ® ^^ etC-' han USad° la Palabra ^ue lleva la tención
trance A Á ^ COn tnuy poco aliment S raraas ^ ^e ayudar al hermano, dándole conocimientos
nuevos. desde la mañana hasta el atar^ °' se Ponía eM Buda mismo, eso fue lo que hizo. Krishna, el
fundador '« mismo, 5ep,,^ j„_. _. P - ^A ««■<**uecer, o ÍO mío ncfl r)„i i ■ i ■
í íi' t i
tad ■] ' - es e'Í0s a
su vez ""0"*o que en
completa quietud y absoluto silencio. Y Brunton se
dormV t10S0S' C°n Í0S °Í°S cerrados ~manecíari sen-' preguntó frente a ese
espectáculo: ¿Qué es lo que real-
S- Los yasmines, en Su mayor ^ apaj"entei«ente mente hacen estos hombres por
sus semejantes?
9 nacen voto "Brunton encontró que pasaban por
santos, exclusiva-
—.- mismo, eSO iuc iu i.|uc m¿u. xviiüiiiia, ei JiuiiuauuÁ"
del hinduismo, a su vez habló dando su enseñanza, que por cierto hasta hoy en día sigue siendo válida.
En fin, Brunton dice que no sabe de ningún maestro que haya dejado grandes enseñanzas,
permaneciendo toda su vida en completa quietud y absoluto silencio. Y Brunton preguntó frente a ese
espectáculo: ¿Qué es lo que re nbres vor sus semejantes?
00
RODOLFO BENAVIDE5
mente porque permanecían en trance constante o por lo menos en abstracción e inmobílidad durante un
ochenta por ciento del tiempo. Esta actitud irritantemente pasiva para cualquier occidental, resultaba
ser la enseñanza del gurú, simplemente porque ios chelas interpretaban que el gurú estaba ya en el
Nirvana, es decir: a la vista de Brahma (Dios), y todo, nada más que por vivir dormido. Así, pues, la
sabiduría de esos hombres estaba en no hablar y la santidad en la quietud, pues al no hacer nada, no
producían '¿arma', no producían errores.
"En verdad, la fórmula de salvación del alma y la liberación de las sucesivas encarnaciones no puede
ser más simple, ya que todo se reduce a vivir durmiendo.
"Brunton intentó en varias ocasiones hacer preguntas, algunas de ellas demasiado simples. En esos
casos el anacoreta se tomaba tiempo para reflexionar y sí no le daba la gana de contestar, simplemente
entraba en trance, obligando, así, al preguntón a retirarse con sus propios honores. En muy pocos casos
recibió 'insignificantes e ín-- trascendentes costestaciones.
"Pues bien, todo eso me ocurrió también a mí, pues yo iba pisando sobre las huellas de Brunton;
aunque no aspiraba a recorrer toda India en semejante búsqueda que seguramente me resultaría inútil,
ya que de antema no llevaba un programa definido y sabía que Mi Maestro me estaba esperando,
circunstancias con que no contó Brunton.
"Para cualquier investigador que busca sobre la superficie, la estampa es siempre la misma: un hombre
desnudo, famélico, embadurnado el cuerpo con ceniza, lodo o cualquier otra cosa, sentado en loto y con
quietud de roca, rodeado de unos pocos harapientos y demacrados discípulos que viven de la caridad
pública y que tienen' por única aspiración y meta imitar al maestro.
"Después de tremenda búsqueda, Brunton encontró a
.ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
67
nombre Maharishee dispuesto a hablar,
entre otros conceptos aseguró que lo más impor-y digno para el ser humano debe ser, hasta cono-
----,„ vil ,r -nn-r-i Inn-cif actn -trrriririíi+n 1a 1T1-
¡te y digno para el -. x*«^~~„ -~~~ —, ~--
su propio YO, y para lograr este propósito, ío in-; permanecer en trance prolongado.
el trance no tenía nada de nuevo para ¡unton, ío del YO, t más importante y loisés hasta lo dejó «^
.irecta de Jehová, de
"Claro que el trance no tenía nada de nuevo para
mton, lo del YO, tampoco, pues ya Sócrates dijo que
más importante y difícil es conocerse a sí mismo. Y
hasta lo dejó anotado en la Biblia por indica-
Ibn directa de Jehová, de manera que ése es ya" un con-pto muy antiguo. De todas maneras, eso fue lo
que -unton recibió como sabio consejo, lo cual implica, que ientras el cuerpo físico permanece dormido
e insensi-e, el alma está activamente trabajando, tal vez inves-^ando su propio origen. "Precisamente en
el sentido anterior fue la pregunta J|el periodista inglés, a la que el yasmín famoso no pudo i no quiso
contestar, pues no supo decir a qué se dedica Si alma mientras el cuerpo físico duerme. Más claro: el
üglés entendió que el alma entra igualmente en quíe-ud y pasividad semejante a la del cuerpo físico, o
lo que ís lo mismo, que el alma también duerme. Maharishee :ontestó a Brunton:
El sentido del YO, pertenece ct la persona, al cuerpo y al cerebro. Cuando un hombre conoce su
verdadero YO por primera vez, desde lo profundo de su ser eleva algo que se posesiona de él y que se
encuentra detrás de la mente y ese algo es infinito y eterno. Algunos lo llaman "el reino de los cielos',
otros simplemente le dicen calma', la mayoría lo identifica >
con
■na.
"A Brunton no convenció ésta explicación, quizá per-e el concepto más generalizado sobre el 'Nirvana'
di-
RODOLFO BENAVIDES
ce que es la puerta de entrada a un estado espiritual de perfección que hace que las almas ya no tengan
que volver a encarnar, quedándose, por el contrario, cada día más cerca de Dios.
"Todo esto estaría muy ben si rebasara los limites de la mera creencia y conserváramos memoria de ese
estado espiritual y acercamiento a Dios; pero si el acercamiento consiste en ese estado que sufrí, mi
primer dia de estancia cerca del asceta..., realmente, no es cosa
para recomendarse.
"Mirando las cosas con serenidad y calma, todos esos conceptos y actitudes son sólo un escape, o por
lo menos un intento- de escape de los problemas de la vida diaria; un intento de escape tan definitivo
como sea posible de los problemas que aquejan al mundo y a la humanidad, quiza porque esos
problemas resulten ser demasiado complejos. Es todo eso, mirándolo bien, un suicidio lento y cómodo.
Sí, una substitución del suicidio brusco.
"Brunton no quedó muy satisfecho con aquellas contestaciones que consideró poco sabias y continuó
su búsqueda. Se debió principalmente a su personal afición a las investigaciones de tipo esotérico y
místico el haber continuado buscando, pues de haberse tratado de un occidental materialista, todo eso
lo habría decepcionado
desde el principio.
"'Naturalmente —afirma Bramón—, ios desarrapados discípulos toman como palabras de gran
sabiduría todo cuanto el yasmín dice, no importa que sean incongruencias. En verdad, un breve análisis
exhibe que se trata solamente de ideas abstractas que no logran conducir a nada concreto ni mucho
menos demostrable, ya n( digamos desde el punto de vista material; pero ni siquie xa desde un punto de
vista filosófico., es decir: todo e
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES ...
69
"Insistiendo sobre ese concepto, en otra parte de sus libros Brunton afirma:
'"Tenemos que creer en lo que estos hombres dicen, por fe. Tenemos que creer que el alma, por el
procedi-minto simplista de quietud constante que siguen los yas-mines, permanece estudiando su YO
para llegar a saber algo de sí misma, hasta llegar un día a la perfección y y consecuentemente al
acercamiento a Dios. Repito, todo eso debe creerse por fe, no por análisis5."
* 4 *
"En este mundo, señor Benavides, hay palabras que se antojan inexplicables. Vea usted por qué lo digo:
Antes de salir de viaje hacia India, leí en la prensa la en-comiable labor que en Brasil, una mujer de
nombre Eu-nice Weaver, viene realizando para mitigar, siquiera sea en parte, el dolor y el sufrimiento
de los leprosos de su patria. Ella ha dedicado su vida a esa tan anónima como ingrata tarea, sin darse un
instante para pensar en sí misma, como persona física, ni en su YO, como entidad espiritual, ni en su
probable perfeccionamiento para lograr el acercamiento a Dios. Y ahora viene la coincidencia: Cuando
Paul Brunton iba en dirección a la residencia del sabio Maharishee, se encontró a un leproso en pleno
proceso de desintegración. Es natural suponer que no se trataba de un caso aislado, sino por el
contrario, que era solamente uno de los muchos casos de lepra que por desgracia abundan en India.
"Frente a ese tremendo problema humano, que sí requiere de gran sensibilidad espiritual, de verdadera
sabiduría y de gran calidad humana, Brunton se pregunto: '¿Qué hace el sabio Maharishee para mitigar
un poco este dolor?' Y yo me pregunté lo mismo en aquellos días e tedio frente a aquel santón
desnutrido y sucio: '¿Qué
/0
RODOLFO BENAVIDES
comparación se podría hacer entre ese señor y sus discípulos con Eunice Weaver?'
"Evidentemente, yo estaba siguiendo las huellas de Brunton, no solamente sobre los caminos
polvorientos, sino hasta en el pensamiento y las conclusiones. Parece ser que ese sabio Maharishee y
otros muchos como él, lo único que hacen frente a esos tremendos problemas que aquejan a la
humanidad es dormir placenteramente, dormir lo más profundamente posible, para alejarse del mundo
material y grosero en busca del Nirvana. Pero lo que salta a la vista es que viven siempre pensando en
sí mismos, en su personal perfeccionamiento espiritual, que nadie sabe si por esos procedimientos
realmente lo conseguirán.
"Tengamos por seguro que en la propia India hay
médicos y científicos notables, investigadores que estarán empeñados en encontrar soluciones a
problemas de toda índole, entre ellos el de la lepra. Entonces, con eso a la vista, Brunton se preguntó:
'¿Quien realmente busca mejor su perfeccionamiento espiritual y su acercamiento a Dios? ¿Quién
realmente habrá entendido mejor la naturaleza humana y consecuentemente su propio YO? Si
verdaderamente hay tribunales después de la muerte, que juzgan a las almas ¿cuál de estos hombres
tendrá más méritos y consecuentemente más derecho al Nirvana y a
fundirse en Brahma?'
"Antes de salir de México, jamás se me habría ocurrido reflexionar sobre estas cuestiones; pero en
aquel momento de holganza, resultaba imperativa esa reflexión o cualquiera otra y el caso era
ocuparme de algo, mientras esperaba a tener suerte y lograr una entrevista qu( me permitiera por lo
menos, estar siquiera a dos metro de distancia del asceta, ya que no> se me permitió acer carme a más
de unos ocho metros. Finalmente, llegué a convencimiento de que no había más que ver; por esc
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES
71
haciéndome entender con mímica, pedí al guía que regresáramos al hotel al día siguiente, y así, pues,
aún pasé una noche en aquel despoblado oyendo el rumor de las hojas de los árboles movidos por el
viento.
"Se insinuaba la luz del amanecer en el horizonte, cuando iniciamos el camino de regreso, cosa que nos
llevó, según creo, alrededor de cinco horas de buen caminar. Una vez cerca de la aldehuela, la
chiquillería volvió a salir a nuestro encuentro. Entonces pensé en el automóvil. ¡Me saltó el corazón al
pensar que tal vez se habría ido! ¿Y cómo recorreríamos ese polvoriento y pésimo camino, en el que
días antes no se cruzó con nosotros ningún otro vehículo de motor y casi no los hubo tirados por
bestias?
"A medida que avanzábamos, más y más personas nos salían al encuentro, hasta convertirse aquello en
una barrera infranqueable, que nos iba poniendo de mal humor al guía y a mí, pues todos, con la mano
estirada y picándome el cuerpo por todas partes, gritaban: Anna. . ., anna. . ., anna. . .
"Yo pensaba entonces que si por cada aldea que tuviéramos que pasar caminando de regreso al hotel
nos íbamos a encontrar con esas trifulcas, yo acabaría muy mal y que eso me valdría para declararme
un mártir del ocultismo. Pero no tuve esa oportunidad, porque allí estaba el viejo automóvil, que
entonces rne pareció una maravilla del siglo. Estaba esperándonos. A partir del instante en que lo vi, me
olvidé de santones, de almas y espíritus, para preocuparme por lo que ese viaje me iba a costar.
"Subirnos al carromato, cubierto de tierra por dentro y por fuera y emprender propiamente dicho la
huida de aquel tumulto, todo fue uno; seguramente el chófer temía por la integridad de su vehículo.
Cuando dejamos atrás la gritería me acomodé sobre los salientes resortes del
RODOLFO BENAVIDES
72
asiento y respaldo y viví entonces tal felicidad, que creí
estar en el Nirvana.
"El regreso careció de incidentes dignos de mencionarse, excepto la tierra que hacía una nube espesa y
los baches que amenazaban arrancarnos la cabeza. Al final de la odisea, ya en las afueras del hotel, tal
como ya lo esperaba, el guía y el chófer se enredaron en una discusión inacabable, sobre el valor del
servicio. Aquel viaje según me dijeron socarronamente en la administración del hotel, rne iba a costar
tanto como el viaje de México a India. Por fortuna el empleado se equivocó, pues cuando la discusión
terminó; la cosa quedó en un precio alto para mi economía, pero que me pareció razonable y que pagué
sin discutir; aunque con la boca seca.
"El escuálido guía hizo una caravana de despedida, yo lo detuve, quise gratificarlo; pero él se rehusó
terminantemente a recibir dinero ni ninguna otra forma de agradecimiento. Fuimos juntos hasta la
administración del hotel. El guía habló con un empleado y éste me explicó en inglés:
"—El asceta que usted acaba de visitar habla únicamente ordú, lengua protegida por musulmanes. Por
esta razón ni siquiera sus discípulos pueden entablar conversación con él, y dejó su provincia natal para
no tener que hablar con nadie, pues ha hecho voto de silencio. El vive ya en el Nirvana y aspira a no
volver a encarnar en este sucio mundo, pues está ya muy cerca de Brahma. Cree que la actual es su
última encarnación como ser Ibumano en este mundo. Los discípulos creen con toda fe, que, en verdad,
está ya fundido en Brahma. Es po? todo esto que vive completamente ajeno al mundo pecaminoso y
sólo espera que de un momento a otro, Brahm
lo llame a su lado.
"Terminada esta explicación, dada por el emplead -del hotel y en la que se notó un dejo de ironía, el
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES
75
tibetano o nepalés o lo que haya sido, se despidió con amplia sonrisa de satisfacción que mostraba sus
largos dientes blancos. Casi inmediatamente desapareció en las
callejas de Agrá."
Capítulo 3
UN GRIEGO, GUIA DE TURISTAS
"Sr. Benavides: Al escribir estos relatos, estoy tratando de ser sincero conmigo mismo a fin de no
deformar lo que veo y oigo. Espero que esto le agradará.
"Lo saluda fraternalmente. "Turquino" (Rúbrica.)
"Después de haber pasado por ese invento maravilloso que es la regadera, entré al comedor del hotel.
Iba a cenar y deseaba hacerlo en toda regla, aunque a base de ñutas para evitarme algún trastorno.
Desde el momento en que entré me di cuenta de que dos individuos me miraban con insistencia. Ellos
cenaban en una mesa muy cercana a la puerta. A uno de ellos ya lo conocía, era italiano y guía de
turistas. Fue él quien días antes guió a un numeroso grupo de turistas dando las explicaciones referentes
al Taj-Ma-hal El hablaba un poco el español; pero siempre mezclándolo con italiano y, en cambio,
hablaba muy buen inglés.
"Antes de que el mesero empezara a servirme, el guía
italiano se me acercó diciendo con su peculiar castellano:
"—¿Le gustaría acompañarnos a nuestra mesa? ¡Mi
76
RODOLFO BENAVIDES
compañero desea que se lo presente para platicar con
usted, él es profesor y también guía de turistas!
)
"—Bien, bien —contesté poniéndome de. pie.
=
"Yo suponía, y no me equivocaba, que mi reciente \
y tan simple aventura habia llamado la atención, por- ;
que seguramente había roto los hábitos en aquel lugar. ]
"Estaba el guía italiano haciendo las presentaciones, 1
hablando en castellano, cuando un botones del hotel se i
acercó para indicarle que unos turistas lo buscaban en \
la administración; así, pues, dio una excusa y se fue. El =
señor con quien me estaba presentando me invitó a to>- ~\
mar asiento. Hablando en magnífico español, dijo:
i.
"—Permítame usted hacer mi propia presentación: |
Soy de origen griego. Desde la primera enseñanza empe- \
cé a aprender el idioma inglés; esto, andando el tiempo, 1
me permitió trabajar como guía de turistas, primero, en f
Atenas, y en toda Grecia, después. Así sostuve mis estu- f
dios universitarios de Filosofía y Letras. Mi condición de I
guía de turistas me llevó a varios países de Europa. Los J
idiomas francés, italiano y español, me resultaron fáciles 4
de aprender, tal vez porque viví un poco de tiempo en |
Francia, luego en Italia y finalmente en España. Hablo j
también el indi, porque llevo en este país ya varios ,|
años, y también algunos otros dialectos o idiomas de más \
uso en este país. Cuando terminé mi carrera, aunque \
pude haberme quedado trabajando como catedrático, pre- }
ferí viajar por Oriente y fue en este país donde decidí %
quedarme, pue mes atrajo su abundancia de temas de \
estudio.
i
"—Muy interesante —contesté—, muy interesante. <
"Yo no podía concentrar mi atención en lo que el ca- I
tedrático decía, porque frecuentemente volteaba la cara 1
y, con la vista, buscaba al camarero que había tomado \
mi orden de cena. El griego, entusiasmado continuó: i
"—Le hablo de estas cosas mías, porque su reciente:?
. . -ENTONCES, SEKEMOS DIOSES. . .
77
excursión me ha hecho suponer que estoy frente a un colega que está movido por las mismas
inquietudes, lo cual me alegra.
"Me sentí cohibido y contesté tímidamente:
"—Lamento mucho desilusionarlo, pues no soy catedrático, aunque tampoco soy un simple turista. Me
intereso por la cosa espiritual, aunque no desde un punto de vista religioso. En fin, creo que este país es
un buen terreno para estudiar lo que más me interesa saber.
"—¡Naturalmente que lo es! Visitar a santones como usted lo acaba de hacer, es insólito, tanto que,
francamente, de eso sé solamente por referencias. Usted es la primera persona que conozco que lo hace
y, naturalmente, me interesa conocer su motivación. . . Hurn. , . No soy el único interesado, esto ha
causado un pequeño revuelo ... Si fuera usted yanqui, bueno, no llamaría la atención, debido a que entre
ellos vienen algunos muy lieos y excéntricos; pero es usted mexicano. . . Los empleados del hotel todos
hablan de eso. . . No voltee ahora la cara; creo que ustud ha interesado a cierta dama yanqui, según
supongo, ¡claro está, turista; aunque creo haberla visto por aquí o no sé dónde ya en otras ocasiones. . .;
quizá viva en este país!
"—¿Se refiere usted a una mujer que andará en los treinta y cinco años o poco más, alta y musculosa,
de facciones agradables, pero duras?
"—¡Caramba! ¿Ya la ha visto usted?
"—¡Claro que sí. Su mirada penetrante es capaz de taladrar una piedra. La vi por primera vez el día que
visitamos el Taj-Ma-hal, iba en un grupo de turistas. Creo que su corpulencia llamó la atención a todo
el mundo. Pero hoy, cuando regresé de mi aventura, mientras mí desarrapado guía discutía con el
chófer en la administración, ella no hizo otra cosa que mirarme con tal fijeza que acabé por sentirme
molesto. Y al entrar hace un
HODOX.FO BENAV1DES
76
76
se lo presente para pUtfc* =°»
compañero desea que se lo P de tunstas!
+a« simple aventura batea hábitos en aquel lugar.
^administración; aa, F£,
do me invito a
»__-Permitame usted i ^ a enseñanza en ]
Atenas, y en w Klosoíia y Letras, ivii
dios universitarios de * i
lses de Europ
Sa de turistas ? H£> » ^ me resutaronj
gomas íf^^^norqueW un poco de ^ de aprender, tal vez p H a]jnente en Espa* , Francia, luego en Italia
y ^ pals ya
^Hén el ^>J°Z:£Z dialectos o idicmas d años, y también algun» ^.^ ^ carrera, uso en este P^j^^ando
como cate «t pude haberme quedado J^ pais
«Ion
U viajar por 0*^¿¡0 su abundancia de quedarme, pue mes 1
^
tedrático decía, porque^ camarero que * y, con la vista, ^b . entusiasmado c ~ ^te tS%.-S fosas
mias,po^ .
. .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
77
cursión me ha hecho suponer que estoy frente a un eXleaa que está movido por las mismas inquietudes,
lo
-,31 me alegra.
, , .,
"Me sentí cohibido y conteste tímidamente: "—Lamento mucho desilusionarlo, pues no soy catártico,
aunque tampoco soy un simple turista. Me inte-s0 por la cosa espiritual, aunque no desde un punto de
X%ta religioso. En fin, creo que este país es un buen te-!jeTl0 para estudiar lo que más me interesa
saber.
"—¡Naturalmente que lo es! Visitar a santones como sted lo acaba de hacer, es insólito, tanto que,
franca-eI1te, de eso sé solamente por referencias. Usted es la -nrünera persona que conozco que lo hace
y, naturalmen-■esa conocer su motivación. . . Hura, , . No interesado, esto ha causado un pequeño re-
fuera usted yanqui, bueno, no llamaría la aido a que entre ellos vienen algunos muy titricos; pero es
usted mexicano. . . Los em> lotel todos hablan de eso. . . No voltee ahora que ustud ha interesado a
cierta dama yan-supongo, ¡claro está, turista; aunque creo ► por aquí o no sé dónde ya en otras
ocasío-;á viya en este país!
sfiere usted a una mujer que andará en los ico años o poco más, alta y musculosa, de ibles, pero duras?
i! ¿Ya la ha -visto usted? ie sí. Su mirada penetrante es capaz de dra. La vi por primera vez el día que
vi-Ía~hal, iba en un grupo de turistas. Creo 'cía llamó la atención a todo el mundo. io regresé de mi
aventura, mientras mi a _ discutía con el chófer en la adminis-mzo otra c°sa que mirarme con tal fije-«*
sentirme molesto. Y al entrar hace un
78
RODOLFO BENAVIDES
momento a este comedor, lo primero que vi fue que ella
':
me miraba.
"—¡Ah, ah!. . .Entonces, permítame sólo una pequeña advertencia: ¡tenga mucho cuidado! Es verdad
que
casi la totalidad de los turistas son personas buenas, que •
gastan sus ahorros de toda una vida en divertirse un po- \
co para luego volver al trabajo rudo; sí, eso es verdad. <
Pero también es cierto que en esos grupos suelen colarse .-
personas... ¿cómo diría yo...? Bueno, pues aventure- ;
ros, estafadores y hasta espías profesionales u ocasionales. "
Aquí se ha dicho que quizá usted es un excéntrico millo- í
nario de América y para mucha gente que ignora la geo- ;? grafía,
decir América es como decir Estados Unidos, es
decir, millones de dólares. Así, pues, nada difícil es que í
alguien piense que a usted se le puede estafar algún di- ;
nerillo. . .: por eso le digo que tenga cuidado.

"—Créame,, yo no había pensado en tanto —contesté—, aunque sí había notado las miradas de intriga
en í mucho's rostros... y, referente a ella. . , Bueno, con todo
| y su corrmlencia, en final es mujer. . . Pero mire usted, \ llegué a este
país con tiempo y pasos contados, y no i puedo salinne del programa. Más
exactamente: ¡no rne | saldré del programa! Y ahora, permítame hablarle un
:| poco de mi —dije, tratando de llevar la conversación 1 Hacia el tema que más
me interesaba—. Vea usted: en i América se habla mucho, y casi siempre con
admiración, í de los lamas tíbetanos, de los ascetas y yoguis de India,
j de los magos de Egipto; y claro, ya usted comprenderá ■; que ese interés no es
patrimonio de multitudes, sino que i se limita a las personas que quisiéramos saber lo
que hay ¡ de cierto en eso del trance mediumnico, de la reencarna-
¿ ción, de la manifestación del espíritu en forma visible y jj a distancia, . , El griego
interrumpió:
1 "~—¿Es eso todo lo que a usted interesa saber? —pre- i guntó sonriente el griego usando
un tono irónico-—. ¿Le j
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
79
parece a used poco lo que desea saber? ¡Yo diría que es una meta mu3r ambiciosa y difícil de alcanzar!
Le aseguro que aquí mismo en India hay muchos cerebros de orandes alcances que quisieran entender
esos mismos problemas; porque, claro, estoy seguro de que usted no ha hecho este viaje para ver el
aspecto exterior y profano del problema, porque para eso, abundan los fakires en la calle. . . Ya usted
me entiende. . .
"—No, no me interesa el aspecto profano de] problema —contesté—. En cambio, sí me interesa
averiguar cómo interpretan los yasmines y los eruditos el SRIMAD-BHAGAVAD-GITA, que son las
escrituras sagradas de los hindúes.
"—Pues señor, no me equivoqué respecto a usted. No es usted un simple turista. Bueno, haga usted
preguntas que, si puedo, las contestaré y lo haré con placer. . .; ¡no tengo muchas oportunidades de
hablar de estas cosas!. . . ¡Ah! Ya se va la dama de marras. Parece haberse fastidiado de estarle mirando
a usted la espalda.
"El griego se acomodó en el asiento, dispuesto a iniciar una larga conversación. El no fumaba, de lo
cual rne alegré, pues el humo del tabaco tiene la virtud de producirme malestar en las vías respiratorias
y hacerme estornudar muy frecuentemente. Me tomé unos instantes para reflexionar y contesté:
"-—Muy bien, me agrada este encuentro y como no estaba preparado para hacer un interrogatorio
sustancioso, creo que haré las preguntas sin método, quiero decir, de manera dispersa, según vaya
motivando mi interés. '—Magnífico, magnífico! Ya deseo escuchar la primera pregunta —afirmó.
'—-Mi primera pregunta, francamente, sería: ¿Cuán-,"cto vendrá ese condenado mesero con mi cena?
"—Ja, ja. No nada más de pensamiento y filosofía
80
RODOLFO BENAVIBES
puede vivir el hombre.. ., se necesita la materia.. . ]a
ja...
"—En fin, entre tanto liega el mesero —dinero saber algo sobre Krishna, el personaje central de la
religión brahmánica.
"Mientras el griego ordenaba sus ideas para contes tarme, yo, con la vista, seguía buscando al lentísimo
mesero que parecía haberse olvidado de mí. El comedor estaba ya completamente lleno de turistas que
en vos alta charlaban muy animadamente.
"—Bien —dijo el griego—. Me limitaré a hablar de Krishna, el maestro. El es aquí tanto como Cristo
para los orientales. Y le diré sin niguna intención oculta, qus entre Krishna, quien vivió hace más de
cuatro mil años y Cristo que vivió hace dos mil, existe un paralelo tan notable, que muchos eruditos en
la materia han acabado por opinar que Cristo es solamente copia de Krishna, pues observe usted que
hasta el sonido de la pala*1*"* "e
el mismo...
"—Sí, algo he leído sobre el tema. ¿Quiere usté ' ■ i-
pliar sus ideas al respecto?
"Yo me iba poniendo cada vez más molesto ' i tardanza de mi cena. El mesero servia otras mesa; ' "«i-i
alrededor y algunas lejanas; pero de mí no paréele ■ ■>-darse. El griego lo detuvo brevemente y algo
le d i'J mesero, de piel muy morena, filipina blanca y de ■'-"*■ hizo un ademán con la cabeza y se fue.
Dirigiéndc '■■■1 cia mí, el griego, afirmó;
"—■Volviendo al asunto, claro, me reñero a Kr r-1-no a su cena, que ya veo que lo está impaciemaní .
digo, mirando la cuestión a grandes rasgos, en K.íishu > "íl ne usted la raíz de todas las religiones
posteriores. M,p si no: Devahey, la madre de Krishna, fue tambiéi1 i-n; virgen a quien seres espirituales
anunciaron que ",-! madre del HOMBRE DIOS que yenía a salvar a ■ li:
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
81
manidad. Así nació el primer misterio que tenemos en el cristianismo: la virgen, madre de Dios. Ella, al
igual que María, la madre de Cristo, resultó fecundada por intervención divina, aunque ya estudiando la
cosa a fondo, la vida se refiere sólo al alma que es de origen divino. Asimismo, fue perseguida por un
rey perverso y criminal que ordenó su muerte y también la del hijo a quien temía, porque se le había
predicho que lo destronaría. Por estas razones, Devaty huyó a los bosques para poderse ocultar
juntamente con su hijo, quien nimbado de luz sobrenatural, nació entre pastores. En ese momento las
estrellas palidecieron su brillo. El nombre Krishna, que significa 'el consagrado', fue ordenado por I)iu<
mismo. Krishna creció de incógnito hasta la edad de qi:¡i-íe años. Fue entonces cuando sorprendió a
muchos |n;:- <-u sabiduría. Defendió a los pobres y a los débiles (j.-'ii-i'loles enseñanzas en forma de
parábolas. Dos mujeres orí-i ¡^oradas de él lo siguieron y finaímete se rodeó de i1 {-[¡rulos a quienes
dejó su doctrina, la que, curiosa-íenie, ha venido a ser la raíz, madre de todas las reli-iwi-'S posteriores.
Por último, Krishna fue sacrificado rirninalmente'y sus últimas palabras fueron: 'Madre iif: radiante,
que los que me aman, entren conmigo a
LI llJZ.'
' El guía hizo una pausa y luego preguntó : —¿Qué le parece a usted tanta similitud? ¿No cree íSrf,'t
que en todo eso hay algo más que mera coinci-ia?
Bueno, sí, así pienso —contesté—; pero le ruego ir hablando del tema.
—--Bien; como usted guste —contestó el relator sacan-'n lápiz del bolsillo a la vez que afirmaba:
Además misterio de que ya hablamos, Krishna fundió el mis-_ e la Trinidad. Mire, aquí se lo anoto en
este papel: a«rna, el espíritu: mundo divino; b) Vishnú, el
82
RODOLFO BENAVIDES
alma: mundo divino; c) Ziva, el cuerpo físico: mundo
material.
"—Pero eso es admirable —exclamé sinceramente al leer lo recién escrito. ¿De qué medios se valió ese
tan antiguo personaje, para llegar a esas profundas conclu-sioires en aquella época tan primitiva?
"■—¿Le admira eso? —me contestó—. ¡Pues hay más todavía! A Krishna se debe el misterio del
VERBO DIVINO o la divinidad encarnada y manifestada en el hombre. El creó el concepto de la LEY
DE COMPENSACIÓN o DE CAUSA Y EFECTO, conocida en India como Karma, Krishna fue, muy
probablemente, el primero que habló de la reencarnación de los maestros, guías de la humanidad;
fenómeno conocido como AVATAR, y, además, anunció para el futuro la presencia de diez AVATARES.
Naturalmente, a Krishna se debe la afir-.mación de la reencarnación en general para todo ser humano,
reencarnación que según el propio Krishna, es sólo mi medio de perfeccionamiento del ser humano y
del alma, doctrina que, como usted sabe, es aceptada no solamente en este país, sino igualmente
aceptada por las corrientes espiritistas y espiritualistas de Occidente. . . Ahora bien, debo dejar a salvo
lo siguiente: ¡estamos afirmando que Krishna dejó todo eso que ha servido de base a todas las
religiones incluyendo la cristiana, mas no estamos afirmando que ío que Krishna dijo sea realmente una
verdad ya demostrada!
5T—Muy bien, acepto la salvedad —contesté—. ¿Y qué me puede usted decir de los VEDAS?
"—Los VEDAS —afirmó el griego—, son antiquísimos himnos religiosos en los que se fundó la
tradición de las sectas y religiones que aceptan el brahmanismo. La tradición religiosa dice que en el
principio, Brahma pronunció cuatro palabras, mismas que actualmente se conocen como VEDAS y que
son cuatro libros, el más
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
83
famoso de ellos llamado RIG VEDA. Se afirma que los VEDAS tienen una antigüedad de por lo menos
mil qui-uientos años antes de Cristo, lo cual exhibe el primer error, pues no pudo Brahma, en el
principio del universo, haber dado esas cuatro palabras, cuando estaba ya pasando a la decadencia la
cultura egipcia, cuando Abraham andaba en su odisea por Canaán y peor aún, cuando Krishna había
existido cosa de dos mil años antes. Pero vea usted, dejémonos de cronologías, que hablando de la
antigüedad de estos asuntos, resulta muy difícil llegar a fechas reales, así pues, continuemos con el
tema.
"—Sí, sí, estoy conforme.
"—Pues bien, esos cuatro VEDAS se componen de cosa de cien mil estrofas, y en este país hay muchos
que se las saben todas de memoria.
"Como el relatante mostraba entusiasmo, pregunté:
"—¿Qué me puede usted decir del origen del universo, según el concepto brahmánico? ¡Ah! ¿Por qué
tardará tanto mi cena? ¡Creo que voy a hablar con el jefe!
"—Ya vendrá, ya vendrá, no se inquiete. . . Pues, eso del universo, no precisamente del brahmanismo,
sino del budismo, dice que, Vishnú dormía sobre una serpiente de mil cabezas en medio de un gran
océano y que mientras dormía, un loto surgió de su ombligo y que en este loto nació Brahma, quien
creó el mundo, y Vishnú subió al cielo a gobernar el universo. Vishnú y su esposa, la bella Lalismi,
desde entonces cuidaban del mundo, y cada vez que va a suceder algo terrible, Vishnú aparece en forrea
distinta para salvarlo. Estas son las formas que se conocen como AVATARES, o sea: reencarnaciones
del propio Vishnú, a las veces en forma humana, algunas en forma de animal irracional. Se habla de
que han existido diez AVATARES. En India se entremezclan los conceptos tradicionales con las meras
leyendas religiosas. No su-
84
RODOLFO BENAVIDES
cede con el brahmanismo lo que ocurre con el cristianismo que en un solo libro (la Biblia) lo explica
todo. Aquí hay por lo menos cuatro principales: Kig Veda; Jaquar Veda; Saman Veda y Atarva Veda.
Rig significa: verso; Jaquar-. prosa; Saman: canto...
"—Un momento, profesor —interrumpí—. Sus explicaciones me mueven a nuevas preguntas. En
México, frecuentemente he oido la palabra Mantra. ¿Qué quiere
decir esa palabra?
"—Significa; himnos poéticos con intención de invocación mística. A este respecto, hay cdnceptos muy
generalizados, debido a que los VEDAS fueron compuestos a lo largo de muchos años, o sea durante
generaciones e idiomas distintos, y la mayor parte de ellos no contienen la forma original que se
transmitió de manera oral y tradicional. La generalidad en este país opina que no importa que nadie
comprenda el significado o sentido de las oraciones y no sepa pronunciar las palabras en su fonética
original; lo que realmente importa es saber qué santo compuso el canto, cuándo lo hizo, a qué divinidad
lo dedicó, qué medida tienen las sílabas y versos y cuales son las distintas maneras de entonarlos o
recitarlos; pues todo ello tiene un valor mágico y desata fuerzas mágicas debido a los números que
intervienen y por los sonidos que son capaces de mover objetos y aun producir efectos de trascendencia
incalculable... Conste, que eso es lo que se dice, no lo que opino, yo sólo estoy repitiendo
los díceres. . .
"El relatante me observó sonriente. Yo quería poner toda mi atención en tema para mí tan importante,
pero no podía por estar volteando la cara en busca del mesero a quien ya empezaba a odiar. Había
mucha gente y mucho ruido lo mismo en el comedor que en el patio. El
griego continuó:
"—En el cristianismo se habla de un único Dios, ■
.ENTONCES, SEREMOS DIOSES
85
aunque hay muchos santos que, en verdad, son otros tantos dioses, aunque menores. Eso del único Dios
simplifica las ideas, puesto que, aunque sea teóricamente, no se acepta el politeísmo o sea, la
multiplicidad de dioses. En el brahmanismo la cosa es bien distinta, pues aunque Krishna fue
monoteísta, y antes de él lo fue Rama, la Creación es considerada como un sacrificio en el que Dios,
Primer ministro, se inmola a sí mismo, para beneficio de la naturaleza y la humanidad.
"~— ¡Ah!, ¡ah! —contesté—, ¡algo muy semejante tuvieron los aztecas en México. Y perdone que lo
haya interrumpido . . . ¿Se habrán olvidado de mí? ¡Tengo un hambre de fiera y mire como tardan!
"—No se impaciente —me contestó—. En este país todo se desenvuelve muy lentamente; y, además,
vea usted que es el momento más pesado debido a que todos los turistas están llegando a cenar. „ .; no
sé si usted habrá pedido algo especial y en ese caso. . .
"—Especial precisamente, no, al menos eso creo.
Pedí simplemente ensalada de frutas frescas, eso es todo.
"-—Pues sí que es un platillo especial; habrán ido a
comprar las frutas y luego dedicar a alguien a preparar
lo que no tienen ya hecho como menú del día.
"—Sí, tiene usted mucha razón; pero comprenderá que después de cuatro días de casi completo ayuno,
en este momento ya no puedo esperar con la calma que quisiera. Pero, bueno, dejemos eso, le ruego
continuar con el tema, que es para mí casi tan importante como la cena. "El instructor dejó ver una
tolerante sonrisa, se puso de pie y pronto estaba hablando con el jefe de meseros. Este fue
inmediatamente a la cocina y el griego regresó a su asiento, de nuevo sonriente, a la vez que decía
como si no hubiera habido ninguna interrupción:
"—Los cantos del Rig Veda y del Jaquar Veda dicen: 'Adora esta ofrenda tejida con hilos por todas
partes y
gg
RODOLFO BENAVIDES
tendida por la fuerza de ciento un dioses.' ¡Comprenderá usted que esto desata la imaginación popular,
que, ■ naturalmente, se siente apta para crear dioses a su gusto y conveniencia. . .
"¡Al fin el mesero llegó con un gran plato rebosante de ensalada de frutas frescas, varias rebanadas de
pan tos- . tado y un vaso de leche fría.
.;
"—¿Es usted vegetariano? —inquirió el griego. "-—Sí, siempre que las circunstancias lo permiten;
pero sin llegar a extremos. Yo veo la vida con naturalidad; pero esto de hoy, más que todo se debe a que
no es con- '; veniente para mi comer nada que sea de difícil digestión. . .; sí, después de tantos días sin
córner, debo empe- •;
zar de nuevo...
"—Yo no soy vegetariano, se lo confieso. En Grecia í
se come mucha carne y yo diría que de muy buena cali- ; dad y de muy buen sabor,
bueno, eso digo; pero lo que
es en este país, aunque vea uno la carne... no siempre l dan ganas de comerla. . . ¡Ah!...
"Al pronunciar la última exclamación, el griego se ■
quedó mirando fijamente hacia un sitio del comedor o . del patio, no lo sé, a la vez que
decía en voz baja:
"—No voltee la cara, siga comiendo. . .; si alguien ;
viene a hacerle preguntas, tenga mucho dudado con lo \
que conteste, pueden ser policías y ellos no entienden de i
filosofía. . .
"Me sobresalté; pero no por eso dejé de comer. El grie- J go no terminó de hablar, porque en ese
instante, un tipo < gordo, que no era ejemplo de limpieza, vestido a la eu- ^ ropea, llegó hasta nosotros.
Descaradamente, sin mira- ; mientos ni excusas, tomó una silla sobre la que puso un i pie calzado con
zapato sucio y mal amarrado y dijo con:| ironia en idioma inglés:
:;
"—¿Puedo oir lo que aquí se habla?
¿
"El recién llegado intentaba ser cortés, pero le costa-
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES
87
ba mucho trabajo; sonreía forzadamente mostrando sus grandes y paletudos dientes amarillentos por el
uso frecuente del tabaco y por la ausencia de hiegiene bucal. Esos dientes amarillos contrastaban
fuertemente con su rostro, sumamente obscuro sin llegar a negro. El griego le contestó con gran
aplomo:
"—¡Naturalmente que usted y todo el mundo puede escuchar lo que aquí estamos hablando; pero le
advierto que estamos charlando en castellano y sobre tema, . . de. . . filosofía!
"—¡Ahí ¿No sabe hablar inglés el señor? ¿De qué dijo que estaban hablando?
"—De filosofía —dijo el griego—. Sí, sí habla inglés; pero yo necesito mi castellano. Cada día vienen
por aquí mayor número de turistas de ese idioma y. . . pues, mi negocio es el turismo.
"—¿De filosofía, dijo?... ¡Hamm!...
"—Bueno, para que mejor me entienda, de religiones —afirmó el griego.
"El tipo me miraba de reojo y señalándome /najade-ramente con el dedo pulgar, insistió:
"—¿El es cristiano? ¡Usted también lo es, oi+odoxo, naturalmente! ¿No es verdad?
?í—-Vea usted —contestó el griego malhumorado—. No creo que sus preguntas vengan al caso.
Nosotros no estamos hablando de 'ísmos', simplemente estamos hablando del origen de las religiones,
particularmente de la brahmánica. Para ser más exactos, de Kxishna y la influencia que ha ejercido
sobre el mundo. ¿Que si el señor es cristiano o no? ¡No se lo he preguntado y francamente, tampoco me
interesa saberlo! ¿Quiere usted preguntárselo?
"El recién llegado, sonriendo hipócritamente, movió 'a cabeza de uno a otro lado manifestando
conformidad. Lentamente bajó el pie al suelo y con una sonrisa inex-
88
RODOLFO BENAVIDES
presiva, que mostraba los grandes y sucios dientes, se retiró sin despedirse. Comenté:
"—¡Ese tío vino a amargarme la cena!
"—Tal vez —contestó el griego burlonamente—, pero usted no dejó de cenar, e hizo bien. . . Vea usted,
ése es un policía de la secreta y no sé por qué sea secreto, ya que aquí todo el mundo lo conoce. En la
puerta del patio del hotel, que desde aquí veo muy bien, hay por lo menos otro tipo igual al que se
acaba de ir. Tienen allí, supongo detenido, al tipo ese que sirvió a usted de guía en su visita al
anacoreta.
"—Pero qué, ¿eso está prohibido? —pregunté sumamente molesto.
"—No, que yo sepa. . . Humm... Ya vienen de nueva cuenta, tenga cuidado en sus contestaciones.
"Efectivamente, hasta nosotros llegaron los dos policías 'secretos' llevando al pobre harapiento, quien
de tan buena voluntad se prestó para guiarme hasta el anacoreta. El policía que estuvo antes, se dirigió
a mí hablando en inglés bastante accesible y en voz tan alta, que muchas personas del comedor
voltearon a ver de qué se trataba:
"—¿Conoce usted a este hombre?
"—Sí —contesté—. Natuarhnente que sí lo conozco. Este buen señor me guió para visitar al asceta. (Yo
hablaba lentamente, buscando, las palabras apropiadas.)
"-—¿Le pagó usted por1 el servicio? —yolvió a preguntar.
"Dejé de comer armándome de paciencia. Me recargué en el respaldo de mi silla y me enfrenté con
mirada dura al policía, a la vez que observaba que muchos de los presentes en el comedor, entre ellos la
mujerona, estaban atentos a lo que estaba sucediendo. Contesté con firmeza y sin .apresuramiento:
"—Pagué al chófer del vehículo que nos llevó. Inten-
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
89
té pagar a este hombre su buen, su magnífico servicio; pero él se negó a recibir dinero. No obstante, si
eso ha causado algún problema, en este momento mismo estoy dispuesto a pagarle. No sé si él habrá
hecho alguna reclamación; en todo caso, ahora mismo puedo pagarle.
"El policía habló en su idioma al medroso harapiento. Este, como contestación pronunció tímidamente
algunas palabras y movió la cabeza en actitud negativa. El policía pareció tranquilizarse; sin embargo,
insistió:
"—¿Cómo conoció usted a este hombre?
"—La administración de este hotel me presentó a un guía de turistas, quien después lo trajo —contesté
—. Esto sucedió a consecuencia de una carta que me fue enviada desde Delhi a. México. Supongo que
la persona que me escribió dicha carta está relacionada con este señor.
"—¿Es ésta la carta de que habla? —preguntó el policía en un tono ya más mesurado a la vez que me
mostraba un papel.
"—Bueno —contesté—, supongo que ésa es, no lo puedo afirmar porque no entiendo lo que ahí está
escrito; pero por el papel y la forma como yo lo traía doblado, sí, me parece que sea el mismo. . .
"—¿Cuál es sxx ideología política? —me pregunté bruscamente el policía.
"—¿Política? —pregunté riendo con ganas—. Pues vea usted, yo no pienso mucho en eso, aunque sí
siento los efectos. Le diré, si algún día decido intervenir en política, me uniré al PRI.
55—¿Y eso qué es? —preguntó inquieto el policía.
"—¡Caray, yo creía que todo el mundo lo sabía! ¡Es nada menos que el partido político oficial de
México, de donde salen todos los diputados y gobernantes. Y si tengo que hacer una confesión al
respecto, le diré que se debe a ese partido el auge en que vive mi país, . . Sí, quiero decir auge
industrial; muchas, pero muchas escuelas...
90
RODOLFO BBNAVIDES
Si usted quiere, puedo relatarle todo lo concerniente a México. . .
"—No, no, ¡un momento! —contestó el policía refunfuñando a la vez que alzaba ambas manos como
pidiendo misericordia al cielo. Luego se limpió la cara con su manaza y, finalmente, la bajó hasta el
hombro del harapiento, a quien dijo algunas palabras y, el pobre diablo, sonriente, destilando felicidad,
hizo una caravana y se retiró a buen paso. Los dos policías continuaron de pie. Uno de ellos se guardó
la carta en el bolsillo interior del saco.
"—¿Qué más de este país piensa usted visitar? —preguntó con acento poco firme.
"Ya me sentía molesto. No había podido seguir cenando. Contesté:
"—Le ruego se siente y me deje cenar, que hoy cumplí cuatro días casi sin comer. . . ; y eso, usted
comprenderá, va en detrimento de mi salud.
"Los dos policías al mismo tiempo soltaron sonora carcajada, que llamó la atención hasta el fondo del
comedor. Uno de- ellos, el preguntón, se sentó a horcajadas en )a silla dándome en la espalda unas
palmaditas amistosas, como las que había dado al harapiento. Fue ése su primer acto cordial, quizá
sincero. Luego trató de excusarse:
"—Perdónenos; simplemente estamos cumpliendo órdenes. . . Hum. . . Algo todavía y por favor no se
moleste. ¿Qué más de este país piensa visitar?
"Por momentos me iba sintiendo muy incómodo, más que todo, por estar bajo la mirada de no sé
cuantas personas. Contesté bruscamente aunque en voz baja:
"—Vine a India para ver lo típico e importante del país. Un anacoreta es tan típico como un fakir, por
eso fui a ver a ese hombre. Si eso está prohibido, creo que debieron habérmelo informado cuando me
dieron la visa.. . Sí, porque si a cada paso que dé, voy a tener estas-molestias, creo que lo mejor será
irme cuanto antes, . .
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
91
"Los policías se miraron uno al otro, se encogieron de hombros, sonrieron forzadamente, hicieron una
reverencia y ya casi caminando, uno de ellos dijo:
"-—El problema no era con usted, sino con ese hombre que ya se fue. Hay muchos que estafan a los
turistas y nosotros tratamos, bueno, intentamos evitarlo en beneficio del prestigio del país, eso es todo.
Usted puede seguir disfrutando su viaje como mejor le parezca, nosotros deseamos que lo recuerde con
agrado.
"Cuando ya se alejaban, volví a mi ensalada de frutas. Entonces el griego, hablando en castellano y en
voz muy baja, me dijo:
"—Creo entender lo que sucede: el pobre diablo ese que trajeron aquí, tiene dificultad para hablar el
indi y me pareció distinguirle un acento del Norte. Puede ser tibetano o de la frontera con Tíbet, y usted
sabe que ese país está ocupado por los comunistas chinos. Puede ser también de Pakistán, y ya usted
sabe los problemas que ha habido últimamente, ¡hasta guerra en toda forma, matanzas sin cuartel,
persecuciones de los mahometanos contra los hinhuistas! ¡Ah! Y usted, un hombre blanco y occidental,
procedente de América... lo menos que se puede pensar es que esté relacionado con Estados Unidos. . .
¡Ah! ¡Estos líos políticos que tienen de cabeza al mundo! Ya nadie confía en nadie, todos sospechan de
todos, todos creen tener la razón y la verdad y todos por la fuerza, la mentira y la sin razón se matan. . .
¡Bah! ¡La tensión va subiendo de día en día, hasta que acabemos por estallar cuando ya no nos quepa
tanto odio en el cuerpo!
"¡Al fin, yo ya estaba, tomando mi ensalada con calma y la vida empezaba a parecerme color de rosa!
Oía al griego, quien se expresaba con gran sinceridad; pero sin deseo ni intención de abundar en esos
conceptos. Dijo tras una larga pausa:
92
RODOLFO BENAVIDES
"—A mí no me interesan mayormente esos temas y supongo que a usted tampoco. ¿Qué le parece si
continuamos con lo nuestro? Permítame sugerirle que se una al 'grupo que dirijo. Mañana salimos hacia
Benarés. Creo que el unirse a un grupo le evitará más molestias. Aquí y en todas partes respetan mucho
a quienes viajan en grupo. En fin, piénselo, yo haré los arreglos; usted, naturalmente, pagará lo
correspondiente. Bueno, ya me dirá mañana a primera hora. Nosotros saldremos hacia el mediodía.
Y. . . ¿en qué nos quedamos?
"—Estaba usted hablando. . . Creó que de la reencarnación . . . Bueno, es igual empezar por cualquier
punta. "—Pues hablemos de eso. La reencarnación en este país, implica hablar de la muerte del cuerpo
físico, fenómenos que los VEDAS sostienen como una realidad. Por ejemplo, los himnos Sama-Veda
afirman: 'insensato el que pretende que dure el cuerpo humano, que es tan poco sólido como la rama de
la palmera y tan fugaz como ía espuma de los mares. Compuesto de los cinco ele--mentos de la
naturaleza, en ellos se resuelve y va a dar cuenta de las acciones ejecuadas en su anterior estado'. Sobre
este mismo tema y refiriéndose a la vejez, a la enfermedad y a la muerte, el budismo dice: '¿Qué
felicidad puede encontrar en verdad el hombre, si el cuerpo va camino de su destrucción? ¿No,. acaso,
es en esto buena
la muerte?'
"Yo estaba ya dando fin a mi ensalada. Me si más tranquilo y predispuesto a filosofar, escuchaba
devoción. Opiné:
"—Tengo entendido que no obstante haber nacido"! predicado Buda en India, su enseñanza ha decaído
m» cho en este país, dejando de ser una religión fuerte cois* lo fue siglos atrás.
"■—Sí, eso es verdad, y esto confirma aquello de q«c| 'nadie es profeta en su tierra'. Hace cosa de
cinco t0«
ntía mu
. . . ENTONCES, SEBEMOS DIOSES ...
93
años, un individuo de nombre Rama, de raza aria y nacido en lo que hoy es Europa, se manifestó como
un gran filósofo, quizá demasiado grande para su época... ;y tuvo que huir hacia Oriente porque su
propio pueblo no lo aceptó! Así llegó a India y de las enseñanzas de Rama. cosa de mil años después,
Krishna sacó su filosofía. ¡Así ha sido siempre! Una de las dificultades del budismo puro es, para el
hombre común, que resulta muy difícil un' curso medio y, por ello, no puede impedir seguir sufriendo.
Algunos eruditos han dicho que los ascetas sólo aspiran a la conquista de su propio Nirvana y que esto
es egoísmo puro y además, por el procedimiento de los anacoretas, resulta fácil conquistarlo, ya que
todo lo que se tiene que hacer es no hacer nada. El Nirvana en tal caso, resultaría ser un placentero
paraíso poblado de egoístas.
"-—Pero —argumenté—-, de seguir así las cosas, este pueblo caerá en situación incontrolable de
hambre cada día peor.
"—Sí y no. Sí, en caso de que esta manera de ser continúe, debido a deficiencias del gobierno. No, si
las cosas siguen con los nuevos gobernantes como Nehru las inició y siguió. Este político, en vísperas
de la celebración de la Independencia de India, dijo que el futuro de este país no será de reposo o
inactividad, sino de incesante esfuerzo y trabajo. Pero ese pensamiento es inaplicable sin romper
muchos tabus, muchos conceptos religiosos ya anacrónicos. El fervor religioso tiene mucha culpa en lo
que está sufriendo el país, pues la negligencia, la pasividad y el conformismo, son el resultado de ía
aceptación sin reservas del 'Karma', pues según .ese concepto, lo que hoy se sufre es resultante de lo
que ayer se gozó y es a la vez la ssperanza en un mañana lleno de riquezas y placeres aun sift esfuerzo
para lograrlo; simplemente por el nacñnien-| en el medio apropiado. Estos conceptos en la mente
f&pular y analfabeta, paraliza a los hombres, les impide
94
RODOLFO BENAVIDES
luchar siquiera sea contra las enfermedades,. las epidemias, los insectos dañinos y mucho menos contra
el Brah-min que los explota in considerablemente, pues creen ciegamente que en la encarnación
anterior, cada uno de ellos a su vez fue un Brahmin y que en la próxima encarnación volverá a serlo.
Asi, cada cual piensa en su desquite.
"—Ese pensamiento está muy bien —comenté—. Me refiero al pensamiento de Nehru; pero, ¿podrá
romper el anacronismo social y religioso? Precisamente vengo de ver cómo se venera a un
SANNYASIN o ermitaño, o como usted le quiera llamar, que no es más que un primitivo santón, que
cree acortar el camino a Dios mediante la fácil fórmula de no moverse y alimentarse de la caridad
pública. Esas son gentes que embadurnándose la cara y el cuerpo con ceniza, en símbolo de que a eso
llegará su cuerpo, creen que cumplen con los mandatos supremos. -Pero, dígame usted: ¿Están todos
esos absurdos rituales y conceptos en los libros sagrados? He leído el BHAGAVAD-GITA y,
naturalmente, algo más sobre el tema y no recuerdo haber encontrado nada semejante a esas prácticas
pueriles, entre ellas la del eterno silencio. ¿Cómo puede ser maestro quien no habla?
"—Ja... ja. . . Ahora pienso —contestó el griego— que si a la policía se le puso en la mente ir a
investigar ío que usté hizo cerca del anacoreta, seguramente que lo obligaron a salir de su silencio, y si
él es también del Norte, de Pakistán, por ejemplo, claro que tratarán de saber por qué se vino por estos
andurriales. Bueno, referente a eso que me pregunta, puedo decirle que en la filosofía, propiamente
dicho, no encontrará usted esas prácticas groseras que son producto de la mentalidad del vulgo. Los
hindúes cultos frecuentemente critican su propia religión, no solamente por esas prácticas tan
extendidas, sino por lo complicadas y confusas que son; entre otras razones porque todas esas prácticas
son politeísmo, quie-
. . .ENTONCES, 5EREMOS DIOSES. . .
95
to decir, idolatría. Algunos occidentales que a su vez tienen mentalidad un tanto anacrónica, suponen,
después de haber leído algún libro referente a las religiones de India, que ya las entienden y aun las
sienten. Esas personas no se han detenido un instante a analizar la mentalidad y psicología asiáticas,
pues de haberlo hecho habrían descubierto que no es fácil entenderlas. Imagínese usted que todas esas
complicaciones son muy a pesar de que 'hín-duísmo' o 'dharma' significa 'armonía', 'orden y ley1.
"—¿Qu'~ razones cree usted que existen para que las cosas se hayan desenvuelto como hasta ahora
están? —pregunté como ío haría un periodista.
"—Me parece —contestó el griego— que el problema está en el origen. Compare usted con el
cristianismo que tuvo ideólogos y mártires, sobre todo mártires, y que tiene todo un escalafón de
jerarquías, hasta llegar a una autoridad máxima que regula toda la religión de arriba a abajo. En India
nunca existió nada de eso.
"—He oído varias opiniones respecto al Nirvana. ¿Qué me puede usted decir a ese respecto? —El
griego me contesté a la vez que consultaba su reloj:
'-'—E! Nirvana, como todo aspecto religioso de este país, es susceptible de interpretarse al gusto del
creyente; per eso se cree que es alcanzable en esta vida y que quien lo logra, puede usarlo como puerta
de entrada a la gloria eterna, consistente de ciclos, aposentos, residencias, todos ellos cerca de Brahma.
Asimismo, NIRVA significa: 'extinguir' o 'punto final' de las existencias en la carne.
"También se entiende que el éxtasis perfecto es alcanzable en la propia vida de la carne. Una vez tras-
Presto el Nirvana, queda a juicio del creyente escoger su personal lugar de residencia hasta que Brahma
lo llame.
"El griego manifestaba desasosiego, volteando la cara c°u frecuencia hacia la administración del hotel.
Agregó:
96
RODOLFO BENAVIDES
"—Comprenderá usted que es todo lo que estimula la proliferación de ascetas y aun de simples vagos y
holgazanes; pues, si por medio de método tan sencillo como es el no hacer nada para no crear Karma,
se puede llegar al Nirvana y vivir cerca de Brahma sin necesidad de volver a encarnar en el mundo
Tierra, bien vale la pena dedicarle toda la vida, que al fin en este país, generalmente, no es muy larga.
Mientras aquí o fuera de aquí el hombre suponga que puede obtener dádivas a cambio de nada, dinero
si ntrabajar, conocimientos sin estudio, gloria sin haber hecho méritos, seguirán existiendo tipos como
los anacoretas, sociedades con jerarquías de relumbrón y escuelas con brillo de oropel.
"-—Tengo la impresión de que ya tiene usted que irse. Sin embargo, aunque sea muy brevemente,
¿quiere usted detallarme un poco más ese último concepto?
"—A este respecto, ya le dije que en este país, popularmente; se acepta como ciclo: nacer, morir y
volver a nacer, para volver a morir, siempre que el Karma llevado a cuestas se prolonga
indefinidamente; claro, hasta en tanto se llega al Nirvana, pues una vez en él, ya no es necesario
encarnar. Se dice de una persona que es Buda, cuando ha logrado matar en sí mismo todo lo que
signifique deseo, anhelo, ambición. Cuando, por el control constante de los impulsos físicos, se llega a
la condición de 'Buda', se está ya en el Nirvana y jamás el alma volverá
a encarnar
Me apresuré a contestar ya un poco nervioso: "-Eso me parece más bien un refugio o escape de los
seres desvalidos de la casta de los 'intocables y de los pob es en general. Tal vez todos ellos creen haber
encontrado una salida fácil a sus ancestrales problemas y rTserias, problemas que, por cierto, txenen
mas de poh-tico aue de religioso. ¿No le parece a usted?
Sí -contestó el griego-, en el fondo eso es, y us-
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
97
ted comprenderá que a las castas privilegiadas, a los Brah-rcdnes, conviene mucho que así sigan las
cosas. Sin embargo, permítame decir que hay signos suficientes para entender que este pueblo ya se va
cansando y que el día que una ideología política redentora logre sustituir a la esperanza religiosa, este
pueblo se volcará precipitada y sangrientamente bacía la conquista de un nuevo horizonte social.
"—¿Cree usted qne este pueble, de alguna manera se va acercando al comunismo, que es materialismo
puro, o sea el polo opuesto de lo religioso?
"—Sí, eso creo. Ya vio usted el fenómeno en China. Algo así puede suceder aquí. Observe usted que el
hin-duísmo afirma que los impulsos básicos del hombre radican en el placer, en el éxito mundano, en
los honores, poder y riqueza. Dice también, que es lícito satisfacer todos esos impulsos si se hace con
moderación y sin perjudicar a terceros, puesto que, como sucedió con Gua ama Buda, cuando el
hombre se cansa de vivir bien, cuar io ha satisfecho ya todas sus pasiones, empieza a pensar y conocer
a Dios. Y es en ese momento cuando el alma se plantea tres metas por conquistar: primera, alcanzar la
vida eterna; segunda, lograr 3a sabiduría infinita; tercera, lograr la felicidad infinita. Así, pues, la
distribución de la riqueza material como lo propone el comunismo, no se opone a la idea básica
religiosa, o lo que es lo mismo: que viviendo bien en esta vida, de todas maneras se puede llegar al
Nirvana en la edad mayor. Al hablar de esto, viene a cuento recitar un poema de Apollinaire, que dice:
"Todo el mundo es perfecto, querido André Billy;
pero hace tanto tiempo que se dice a la gente
que no tiene porvenir, que es ignorante
para siempre, e idiota de nacimiento,
que se lo ha creído y nadie piensa siquiera
98
RODOLFO BENAVIDES
en preguntarse^ si conoce o no el porvenir.
No hay espíritu religioso en todo esto,
ni en las supersticiones ni en las profecías
ni en todo lo que llaman ocultismo.
Hay 'ante todo una manera de observar la naturaleza
y de interpretar la naturaleza
que es muy legítima.
"—¡Pues sí que hay ideología política en ese poema —contesté—. Además, me estoy acordando de un
chiste-cito: 'Se puede vivir bien y portarse mal, mientras se puede, luego, ya en la edad en que el
hombre no se puede portar mal, puede conquistar fácilmente el Nirvana, pues para entonces es fácil
arrepentirse de todos los entuertos.'
"El griego sonrió y continuó explicando:
"—Naturalmente que sí hay ideología politica en ese poema, y los interesados en cambiar el ritmo de
las cosas de como hasta hoy se han desenvuelto, constantemente están reproduciendo opiniones que,
siendo afines a la tendencia religiosa la explican, sin embargo, para cambiarla. Por ejemplo: el inglés
Paul Brunton, a pesar de su simpatía por India, ha dicho: 'El éxtasis es una especie de adormecimiento,
la conciencia interior o subconsciente queda en libertad para continuar con su experiencia. La
desventaja reside en que el éxtasis se torna indispensable y en que el problema de la conciencia,
durante la vigilia, no es resuelto, continúa siendo imperfecto.'
"El griego hizo una pausa para consultar nuevamente su reloj y echar una mirada hacia la
administración, y continuó diciendo:
"—Asimismo, en el misterioso libro que el venerado sabio de Bengala y yogui, Ramakrishna, hace más
de medio siglo, escribió con ilustraciones de Vivekananda, original del sabio Ashtavakra, subraya en
los capítulos fi-
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES ...
99
nales, que el verdadero sabio no huye a cavernas ni se queda sentado ociosamente en Ashrams
(santuarios), sino que se dedica a trabajar intensamente por el bienestar de otros. Afirma que incluso
deberá fingir ser exterior-mente como es la gente corriente a fin de no ser colocado en un pedestal de
santo. En fin, ya sea por la religión o por la política, en estos días muchos intentan cambiar el actual
estado de modorra de este pueblo. El filósofo Au-robino Ghose, del Ashram de Pondichery, fundó su
filosofía hinduista y sus comentarios a los textos sagrados, partiendo de la afirmación de que está ya en
marcha ascendente la mutación de la humanidad.
"Yo escuchaba embelesado. Era aquella una cátedra tan hermosa como inesperada. El profesor siguió
diciendo:
"—El filósofo de quien vengo hablando, afirma que la venida a esta Tierra de una raza superhumana,
totalmente nueva, bien puede convertirse en práctica de actualidad y que transcurrido algún tiempo, el
ser humano, desde el espacio exterior, podrá ver lo microscópico y lo macrocósmico, llegando el
hombre, así, al final de su vieja búsqueda: EL ABSOLUTO.
"El griego con facilidad se extendía en largas exposiciones más o menos teóricas; pero todas ellas muy
interesantes. Evidentemente, tenía pocas oportunidades de hablar de sus inquietudes y, claro está, no
deseaba perder aquella, en que tenía enfrente a alguien que no solamente escuchaba con respeto, sino
que entendía lo que escuchaba, elementos ambos muy raros en el turista común y corriente, que lo
único que desea es ver y más ver, sin detenerse un instante a reflexionar. Yo deseaba escuchar algo
relativo a lo 'interno' en los templos y en ese sentido hice preguntas a las que el profesor me contestó:
"—No es ése mi tema. Me he dedicado al estudio de la
100
RODOLFO BENAVIDES
estética y del arte como manifestaciones religiosas. En todas partes en alguna época, el arte ha estado
completamente al servicio de la religión, y actualmente, en algunos países, está al servicio de la
política. Como quiera que sea el arte que carece de mensaje, carece también de proyección. Al hombre,
lo que principalmente le importa, es el propio hombre, es decir, el ser humano. Sobre eso que usted
quiere saber de la vida íntima y de los secretos de los sacerdotes y de los 'Iniciados', nada le puedo
decir, nada que usted no haya leído alguna vez.
"—Y sobre los poderes sobrehumanos que algunos hombres adquieren dentro de las prácticas del
ocultismo, qué me puede usted decir?
"—Vea usted —me contestó— los poderes sobrehumanos que se dice poseen los 'Iniciados'' hindúes del
Samadhi. Y así como los de ios tibetanos e incluso de los pajoneses, todos parecen ser simplemente
poderes que todo ser humano posee; pero que muy pocos cultivan hasta ese grado notable. Yo lo
entiendo de esta manera: la música, por ejemplo, todos en más o menos grado la distinguimos y la
sentimos; pero solamente algunos llegan a destacarse como grandes figuras. Naturalmente, en esto de
los poderes sobrehumanos, hay exageraciones y simbolismos, como por ejemplo, cuando se dice que
esos hombres del Samadhi pueden crecer hasta alcanzar un tamaño descomunal, mayor que el del
mundo y aun que el del Sol; y también contraerse hasta el tamaño de la partícula más pequeña
imaginable. Aunque el vulgo acepte esto corno realidad física, para mí que no pasa de ser un concepto
filosófico y simbólico. Por otra parte, los matemáticos polacos Banach y Tarski, siguiendo el
procedimiento de las matemáticas, llegaron a la misma abstracción. Los primeros desde tiempo muy
atrás, los,segundos muy recientemente, todos afirman que la eternidad no es sólo longitud de tiempo.
Curiosamente, las tablas ma-
. . .ENTONCES, SEKEJMQ5 DIOSES. . .
101
temáticas coinciden con la Tabla Esmeralda de Hermes Trismegisto, que dice: io que está arriba es
como lo que está abajo.'
"Me limité a expresar mi admiración con gestos faciales. El griego estaba completamente en su
elemento. Siguió exponiendo en tono entusiasta; pero en voz baja para no llamar la atención en el
comedor, que ya estaba vaciándose de turistas. Pronto, nosotros dos quedaríamos solos.
"—Yo diría —siguió diciendo el griego—: los matemáticos y los científicos en general, ¿no han
desenvuelto, a su vez, grandes poderes que tenemos a la vista en formas diversas? Se levantan grandes
pesos con un electroimán; y como no vemos el fluido eléctrico, podríamos suponer que se trata de un
acto sobrenatural o de magia, ¿no es verdad?
"—-Sí, creo que sí —contesté. Mi instructor continuó:
"—Pues señor, en realidad, a mi manera de ver las cosas, con la lógica que se dice que los griegos
siempre hemos tenido, todos estamos trabajando hoy en día para hacer realidad la célebre máxima de
Sócrates: 'Conócete a ti mismo'. ¡Sí, cada cual, desde su propio punto de vista y trabajo, persigue o al
menos debe perseguir esa meta y, para ello, debe despertar todas sus facultades dormidas, para llegar a
la superlucidez que unos llaman espiritual, otros, simplemente 'inteligencia', y yo estoy con la segunda.
"—Muy interesante lo que usted afirma, que viene a ser casi completamente mi propia manera de
pensar —contesté deseando que él continuara con su enseñanza. El griego no se hizo de rogar y
continuó:
"—Me parece que en esto de las corrientes de pensamiento, hay tantas, tan variadas y contradictorias,
que resulta muy difícil poder orientarse, aunque algunas ve-
1Q0
■ RODOLFO BENAVIDE5
estética y del arte como manifestaciones religiosas. En todas partes en alguna época, el arte ha estado
completamente al servicio de la religión, y actualmente, en algunos países, está al servicio de la
política. Como quiera que sea el arte que carece de mensaje, carece también de proyección. Al hombre,
lo que principalmente le importa, es el propio hombre, es decir, el ser humano. Sobre eso que usted
quiere saber de la vida íntima y de los secretos de los sacerdotes y de los 'Iniciados', nada le puedo
decir, nada que usted no haya leído alguna vez.
"—Y sobre los poderes sobrehumanos que algunos hombres adquieren dentro de las prácticas del
ocultismo,
qué me puede usted decir?
"—yea usted —me contestó— los poderes sobrehumanos que se dice poseen los 'Iniciados' hindúes del
Samadhi. Y así como los de los tihetanos e incluso de los pajoneses, todos parecen ser simplemente
poderes que todo ser humano posee; pero que muy pocos cultivan hasta ese grado notable. Yo lo
entiendo de esta manera: la música, por ejemplo, todos en más o menos grado la distinguimos y la
sentimos; pero solamente algunos llegan a destacarse como grandes figuras. Naturalmente, en esto de
los poderes sobrehumanos, hay exageraciones y simbolismos, como por ejemplo, cuando se dice que
esos hombres del Samadhi pueden crecer hasta alcanzar un tamaño descomunal, mayor que el del
mundo y aun que el del Sol; y también contraerse hasta el tamaño de la partícula más pequeña
imaginable. Aunque el vulgo acepte esto como realidad física, para mí que no pasa de ser un concepto
filosófico y simbólico. Por otra parte, los matemáticos polacos Banach y Tarsld, siguiendo el
procedimiento de las matemáticas, llegaron a la misma abstracción. Los primeros desde tiempo muy
atrás, los segundos muy recientemente, todos afirman que' la eternidad no es sólo longitud de tiempo.
Curiosamente, las tablas ma-
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
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temáticas coinciden con la Tabla Esmeralda de Hermes Trismegisto, que dice: 'lo que está arriba es
como lo que
está abajo.'
"Me limité a expresar mi admiración con gestos faciales. El griego estaba completamente en su
elemento. Siguió exponiendo en tono entusiasta; pero en voz baja para no llamar la atención en el
comedor, que ya estaba vaciándose de turistas. Pronto, nosotros dos quedaríamos solos.
"-—Yo diría —siguió diciendo el griego—: los matemáticos y los científicos en general, ¿no han
desenvuelto, a su vez, grandes poderes que tenemos a la vista en formas diversas? Se levantan grandes
pesos con un electroimán; y como no vernos el fluido eléctrico, podríamos suponer que se trata de un
acto sobrenatural o de magia.
¿no es verdad?
"—Sí, creo que sí —contesté. Mi instructor continuó:
"—Pues señor, en realidad, a mi manera de ver las cosas, con la lógica que se dice que los griegos
siempre hemos tenido, todos estamos trabajando hoy en día para hacer realidad la célebre máxima de
Sócrates: 'Conócete a ti mismo'. ¡Sí, cada cual, desde su propio punto de vista y trabajo, persigue o al
menos debe perseguir esa meta y, para ello, debe despertar todas sus facultades dormidas, para llegar a
la superlucidez que unos llaman espiritual, otros, simplemente 'inteligencia', y yo estoy con la
segunda.
"—Muy interesante lo que usted afirma, que viene a ser casi completamente mi propia manera de
pensar —contesté deseando que él continuara con su enseñanza. Eí griego no se hizo de rogar y
continuó:
"—Me parece que en esto de las corrientes de pensamiento, hay tantas, tan variadas y contradictorias,
que resulta muy difícil poder orientarse, aunque algunas ve-
102
RODOLFO BENAVIDES
ees he pensado que cada una es una parte o faceta y que todas juntas hacen el todo. Recuerde usted lo
que Víctor Hugo escribió sobre William Shakespeare: 'Todo hombre lleva su Patmos. Por lo tanto, todo
hombre es libre de subir a este terrible promontorio del pensamiento, desde el cual se perciben las
tinieblas. Si no va a él, permanece en la vida ordinaria; en la conciencia ordinaria; en la virtud
ordinaria; en la fe ordinaria; en la vida ordinaria, y así está bien. Para el descanso interior es
seguramente lo mejor. Si sube a la cima, queda preso en ella. Se le aparecen las profundas olas del
prodigio y nadie puede ver impunemente aquel océano... Se obstina en el abismo absorvente, en el
sondeo de lo inexplorado, en el desinterés de la Tierra y de la vida, en la entrada de lo prohibido, en el
esfuerzo por palpar lo impalpable, por mirar lo invisible; y vuelve allí, vuelve de nuevo, y se acoda y se
abalanza, y da un paso, después dos, y así es como uno penetra en lo impenetrable, y así es como uno
avanza en el ensanchamiento sin límites de la condición infinita. . .'
"El griego hizo una larga pausa que respeté. Pasado un minuo o más, me preguntó:
"—¿Recuerda usted que es eso de 'Patmos'? "—Sí —conteste-—, es un pasaje bíblico que se refiere a la
isla de Patmos, donde San Juan escribió el Apocalipsis. Por eso se dice de ella '...que puede dar el
conocimiento profundo si se desea; pero que después se carga con muy seria responsabilidad que
inquieta al alma; además de que después siempre se quiere seguir sabiendo más y más; pues una
contestación plantea mil preguntas nuevas, que acaban por angustiar al hombre: quien, cuanto más
estudia, menos sabe de sí mismo, hasta que termina por negar, simplemente para no seguirse
atormentando'.
. . .ENTONCES, SEBEMOS DIOSES. . .
103
"Hice una pausa para ordenar mis ideas, a fin de plantear nuevas preguntas.
"—Me gustaría que dijera usted algo sobre Tíbet —dije.
"—De eso, solamente sé lo que he leído y un poco que he oído —contestó.
"—Lo lamento de verdad. Pensé que tal vez usted ya habría viajado hacia ese país —comenté
resignado.
"—Pues créame que ganas no me han faltado. Hay en India tres centros principales de distribución del
turismo: Bombay, Calcuta y Delhi En los tres me he inscrito para que se me tome en cuenta, en el caso
de que algún grupo de turistas quiera viajar hacia ese enigmático país; pero hasta hoy, aún no se ha
dado el caso. Supongo que algunas personas habrán viajado a Tíbet; pero de manera individual y
valiéndose de sus propios medios, seguramente en misiones oficiales. No creo que en Lahsa haya
hoteles, mucho menos alguna oficina de turismo. He observado que a muchos turistas interesa saber
algo sobre Tíbet; pero ninguno parece sentir verdadero deseo de ir. Es probable que sientan miedo. ¡Tal
vez tengan razón, pues Tíbet está muy ligado'a un sin fin de leyendas a cual más espeluznante; todas
ellas, según supongo, muy exageradas!
"El relatante hizo una pausa, tomó respiración y continuó diciendo:
"—La parte habitada de Tíbet se encuentra entre las ínontañas del Himalaya, en una meseta a casi
cuatro *nil metros de altura sobre el nivel del mar, y para llegar a ella es necesario ir a pie o a lomo de
bestia, por brechas angostas que bordean desfiladeros helados, con r°cas duras como hierro y filosas
como navajas. Y esas brechas sinuosas suben hasta pasos a más de seis mil metros de altura, donde el
oxígeno está muy enrarecido. *a se imaginará usted, que para personas no acostum-
104
RODOLFO BENAVIDES
bradas es difícil y hasta peligroso hacer esfuerzos en esa atmósfera tan escasa de oxígeno, por lo tanto,
hacer ese Viaje es más que todo, una aventura, propia de expertos exploradores.
"Ya conocía, por lectura, muchos de esos detalles; pero no me pareció correcto interrumpir en su
disertación al tan amable profesor, quien continuó:
"—Ese país fue ocupado militarmente por los chinos que lo consideran su propio territorio, así que
ahora, será mucho más difícil poder visitarlo, pues se requiere de un permiso muy especial del gobierno
de Pekín. . . ¡Vaya! ¡vaya!... ¡No" voltee la cara! Nuevamente está aquí la mujer que usted sabe. . .;
llegó a la puerta del comedor como buscando algo, pero con la vista hacia este sitio. . .; evidentemente
lo busca a usted.,. . y francamente, no creo que sea por razones. . . Usted me entiende, ella tiene algo
entre manos y en ese algo está usted involucrado... Sí, le conviene viajar en grupo con nosotros, ella o
los suyos no podrán hacer mucho. . . En fin, eso usted lo decidirá.
"Sonreí maliciosamente, pero sin voltear la cara. Decidí continuar con el tema que más me interesaba,
por eso pregunté:
"—¿Qué relación cree usted que Tíbet y su pueblo y, naturalmente, su cultura tengan con respecto a
India?
"—Pues en verdad, ese pueblo siempre ha sido más chino que indio, geográficamente hablando. Sin
embargo, hay quienes afirman que en su origen, el pueblo tibeta-no y el indio, fueron un mismo pueblo
después dividido en dos grupos. No sé si eso se podrá demostrar, me parece un poco difícil. En fin, los
que así afirman dicen que uno de los grupos fue minoritario y el otro mayori-tario. El primero, que
aceptó las dificultades y condiciones de vida difíciles de lo alto del Himalaya, y el otro, que prefirió la
tierra baja y clima benigno. Puede y no
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
105
puede ser, pues las facciones distan mucho de ser las mismas, aunque, es probable que en lo religioso,
en lo místico y en el ocultismo en general, Tíbet haya sido el venero no solamente hacia India, sino
hacia todo el mundo, de donde ha brotado la influencia religiosa y misteriosa que se vive en India.
Actualmente todo eso se encuentra en decadencia y degeneración, lo mismo en. Tíbet que en India. En
Tíbet, debido a la ocupación militar china, e ignoro si los lamas tibetanos serán capaces de rehacerse y
volver a empezar en otra parte o sí esperarán a que su país se normalice, fenómeno que no me parece
que ocurrirá en un futuro próximo.
"—Pero dígame usted —insistí—, ¿qué opina de los poderes sobrenaturales que se les atribuyen a los
lamas tibetanos?
"—Opino, simplemente, como ya expliqué a usted antes, que son verdad en cierto porcentaje. Yo he
visto en este país, fenómenos sorprendentes, para mí inexplicables. Evidentemente el ser humano nació
poseedor de grandes poderes ocultos, quizá por eso ignorados por la ciencia occidental. Sin embargo,
pienso que en este país y seguramente en Tíbet, sí ha habido quienes supieron o sabtn cómo
desenvolver y utilizar esos poderes. Sobre esas disciplinas de ocultismo, yo nunca me he interesado, no
son mi tema. No obstante, después de tanto rodar por estes caminos polvorientos, mucho he oído y algo
he visto. Efectivamente, para todo occidental, para mí mismo, esos fenómenos son algo enigmático.
Muchas veces he reflexionado que si en Occidente la ciencia fuera menos escéptica, ya habría
empezado una investigación a fondo, de donde tal vez saldría el Superhombre. . . Bueno, vea usted,
somos ya los únicos en el comedor. Debemos terminar esta charla, porque yo tengo que preparar
nuestra salida de mañana.
"—¡Ah! Sobre ese asunto —contesté—, acepto su
106
RODOI.FO BENAVIDES
oferta de sumarme a su grupo. Le ruego gestionar lo necesario e informarme del costo de rnx^e con
ustedes perp nada más hasta Delhi, pues allí me quedare por
alcún tiempo.
,
"Después de esto nos despedimos, dándonos la mano
cordialmente."
Capítulo 4
BENARES
"Benarés, abril de 196. . .
"Señor Benavid.es: "Cuando se viaja y peor si el viaje es muy largo, suele haber dificultades tanto para
escribir como para depositar la correspondencia en las oficinas de correos. Le he enviado ya tres relatos
en un sobre y en este van algunos más. Comprenderá usted por qué rehuyo los asuntos que están fuera
del tema convenido entre usted y yo. Sobre Benarés se puede decir mucho. Quedo de usted
fraternalmente.
"Turquino." (Rúbrica)
"Las carreteras en India no son precisamente autopistas. Las que yo he visto, aunque de terracería,
están en buenas condiciones, de manera que sin otras molestias que el mucho polvo y los naturales
baches, he cruzado grandes distancias. Para sorpresa de los turistas.
10g
KODOLFO BENAVIDES
abundan las mujeres desempeñando labores que son típi- ¡ camente de hombres, como son la
aíbañilería en la cons- { trucción de puentes y carreteras, y esto sucede mientras ; que abundan los
hombres dedicados a no hacer nada. I "Pasaba del mediodía cuando llegamos a Benarés. Es- "■ taba ya
reservado nuestro hospedaje en un hotel retirado ; del centro de la ciudad, completamente en
despoblado.
"Debido a la hora que era, el recorrido de esa tarde se redujo a sólo una parte de la ciudad, cuyo
máximo interés para el turista está en los templos, en las abluciones en el rio Ganges y en la cremación
de los difuntos a la vista de todo el que lo quiere ver.
"Al salir de uno de los templos, observé a un hombre semidesnudo, notablemente flaco, que gastaba
turbante y lentes, sentado en el suelo a lo sastre, sobre un pedazo de alfombra vieja; hablaba a un grupo
de personas sentadas a su alrededor, teniendo cerca, al alcance de la mano, un libro de buen tamaño y
una caja de cartón en la que había algunas monedas. Pregunté al griego que servía de guía en ese tour
citadino:
"—¿Qué está haciendo ese hombre? ¿Qué es lo que
"El interpelado me contestó en inglés a fin de que los demás turistas oyeran la explicación:
"—Está predicando, enseñando lo relativo a alguna religión. No sé lo que dice porque está hablando en
un idioma o dialecto que no entiendo. Este tipo de predicadores, de anacoretas de la ciudad, los
encontrarán ustedes por toda India, particularmente en las afueras de los templos y aun en los parques
públicos o en las cercanías de los mercados; quiero decir: los encontrarán en casi todo sitio por donde
transite gente en abundancia. Cada cual predica la religión de su preferencia y entre ellos suele haber
teólogos de categoría, sin faltar entre esos predicadores los meramente políticos. Unos predican los
. . -ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
109
Vedast recitando de memoria o según su propia interpretación. Otros explican las ventajas del Corán.
Algunos suelen recitar versículos de la Biblia y otros, quizás, hablen de El Capital de Carlos Marx.
Todos ellos se sustentan de la limosna que el público voluntariamente les da. Asimismo, todo el que lo
desee puede acercarse y
preguntar.
"Dejé pasar buen rato para dar lugar a que el grupo desfilara y entonces pregunté al griego habiéndole
en
castellano:
"—¿Podríamos hacer preguntas a alguno de esos predicadores?
"Con sonrisa maliciosa, el griego contestó en tono
definitivo:
"—¡Naturalmente que sí! Ya esperaba yo esa solicitud suya. Claro que no será hoy ni con este hombre.
Tenemos programado para mañana la visita a los crematorios y un corto recorrido en lancha por el
Ganges. Si hay tiempo visitaremos algunos de los templos, uno de ellos será el de Ziva. Pasado mañana
es día libre, para el grupo. ¿Ya ve usted la miseria, la verdadera hambre que nos rodea? ¡Pues no faltan,
más bien abundan, los turistas que usan el día libre para buscar joyería fina a bajo predo! Para esos
menesteres es el día libre. Le propongo que para entonces visitemos a un predicador con quien ya he
tenido cortos diálogos. Creo que es un hombre preparado o por lo menos con magnífica memoria; pero
ya desde ahora le advierto que él, y supongo que todos los demás, sólo recitan lo que a lo largo de
muchos años se han aprendido de memoria, de donde resulta que es poco lo que ellos dan como
interpretación personal.
"•—Acepto su propuesta —aseguré.
"'El recorrido del día siguiente, aunque muy interesante por novedoso, no fue precisamente agradable,
debido a varios factores: la aglomeración de limosneros su-
110
RODOLFO BENAVIDES
cios, andrajosos y malolientes, que cerraban el paso a todo turista, y lo otro, el pésimo olor de toda la
ciudad, debido en parte al enorme consumo de incienso barato que no huele precisamente a sándalo,
sino a escoba quemada. Tal vez baste decir que el espectáculo callejero es deprimente, aunque en
justicia se debe decir que hay edificios muy originales y hermosos. Benarés no hace, un conjunto
agradable, sobre todo para los turistas yanquis, quienes llegan a todos los hoteles pidiendo regadera y
servicio sanitario, dentro del propio cuarto, y agua purificada para beber."
Capítulo 5
UN PREDICADOR CALLEJERO
"Sr. Benavides: Creo que en la cátedra del predicador callejero que a continuación le relato, hay mucho
que aprender. Ya usted juzgará. „ Fraternalmente.
"Tarquino." (Rúbrica)
"Hay en Benakés un templo dedicado a Ziva, una de
las deidades de la Trinidad, la que corresponde al mundo material. Allí abundan los simios en completa
libertad, alimentados en parte por los turistas, quienes compran frutas y maní. Lo sorprendente de esto
es, que ese pueblo menesteroso se siente satisfecho por las atenciones que los turistas prodigan a los
simios, pues se dice que ese animal es sagrado.
"Desde la azotea, a donde pueden subir libremente los turistas, contemplaba yo a las multitudes
religiosas en ese templo, cuando sufrí un fenómeno muy interesante, mismo que otro día relataré.
"En las afueras de ese templo estaba el predicador de quien me había hablado el griego. Trátase de un
hombre viejo, de contextura robusta, barba completamente
.12
RODOLFO BENAVIDE.S
blanca y abundante, tocado con sucio turbante amarillo o que alguna vez lo fue- Gasta pequeños lentes
ojalados con arillo metálico. Su mirada mansa ayuda a impresionar favorablemente. Toda su
personalidad es amable y atrayente. Calma y paciencia como las de ese hombre, son poco conocidas en
Occidente.
"Después de observarlo cuidadosamente, llegué a la' conclusión de que rio es posible esa calma exterior
si no hay también calma interna. Efectivamente, permanece sentado en posición de loto durante todo el
día, y seguramente que al regresar a su bogar, vuelve a sentarse. El día a que me refiero, tenia dos
grandes libros a su izquierda y al frente la estampa de una. deidad, india iluminada por una lámpara
votiva improvisada en un vaso de .vidrio corriente. A su alrededor, escuchando la enseñanza, estaban
dos mujeres, un niño y un anciano soñoliento. Al centro del grupo y frente al anciano estaba un
pequeño y viejo plato de aluminio en el que había
unas pocas monedas.
"El griego y yo nos acercamos discretamente. El depositó unas monedas en el plato haciéndolas
tintinear para que se notara el donativo que hacía. El predicador. lentamente levantó su mirada amable.
Aunque en s\ rostro no hubo movimiento alguno, con los ojos parecí' sonreír. Hindú y griego
cambiaron algunas palabras ei voz baja. Tomé asiento en el suelo adoptando la mi posición de- loto, tal
como el anciano predicador se contraba sentado. Esa es una posición sumamente i moda para los
occidentales, yo la he practicado muc aun así pronto me cansa; pero en fin, 'al pueblo fueres, haz lo que
vieres'. El griego' no ocultó su presa al ver aquella mi actitud. Como él no sabía sí se de esa manera
hubo de. hacerlo en cuclillas pare ~— « tnno con el grupo y mi altura, y í
em
se de esa manera uu~ ~
dar un poco a tono con cuitar la conversación.
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES
113
"Aunque yo me creía preparado para el interrogatorio, me sentí nervioso y no supe por dónde empezar,
por eso dije al guía:
"—Ruego a usted decirle que exprese lo que juzgue oportuno para un occidental. De lo que él diga irán
saliendo mis preguntas.
"El griego sirvió de traductor al religioso. Empezó de esta manera:
"—En Occidente la vida se lleva muy de prisa, tanto que nadie parece tener tiempo ni para un instante
de cortesía. Lamentablemente, esa absurda manera de ser ya nos va contagiando. Hemos dicho algunas
veces a los occidentales que han llegado por aquí, que no sería malo imitar a los animales en algunos de
sus hábitos, sobre todo a aquellos que sí saben descansar. Digamos los felinos, por ejemplo, que saben
poner completo relajamiento en sus músculos y sistema nervioso, estando siempre listos para saltar. Se
nos ha contestado que esa actitud en el hombre es imposible debido a que es un ser racional. El tigre
puede estar en pleno reposo, saltar repentinamente y matar, ya sea a otro animal o a un ser humano, y
luego volver al completo reposo y aun al sueño tranquilo; actitudes y reacciones imposibles en un ser
racional.
"El público nativo, atraído por la novedad de que dos occidentales estuvieran consultando a ese
predicador, iba en aumento, haciendo por momentos más grande el grupo- El anciano continuó
diciendo en voz más recia para Sef alcanzado por mayor cantidad de gente.
—Lo que en realidad sucede, es que el hombre occi-
entaí no tiene pleno dominio sobre su cuerpo físico,
íendo éste el que manda incluso sobre la inteligencia.
Velero decir, que el cuerpo ignora al espíritu y a este
specto citaré palabras de nuestros libros sagrados: To-
es trino. La esencia masculina, la esencia femenina
BODOIÍO MBAV»»»
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. la cual no es posible ,
l manifestación^ el cuerpo ^ ^
entre estos «e
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. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . ,
115
para construir lo hasta hoy realizado?' El anciano siguió en su enseñanza:
"-—Aquel que está libre de toda ligadura y que no se regocija al recibir el bien ni se desespera ante el
mal, ése tiene su sabiduría bien establecida.
"Sin necesidad de levantar la cabeza, sólo con levan-lar la vista, me di cuenta que el público iba
creciendo más y más al mismo tiempo que el predicador subía el tono de la voz para ser escuchado a
mayor distancia. No obstante esa multitud, la cantidad de monedas en la escudilla no aumentaba.
Continuó:
"—Cuando el alma encarnada puede matar las sensaciones de los placeres, aunque los siga anhelando
en su interior, al fin logra llegar al Supremo.
"El predicador tomó uno de sus grandes libros en actitud de ir a leerlo. El griego se encogió de
hombros.
"—Los sentidos son muy peligrosos, ellos pueden hasta arrastrar consigo a la mente de un hombre
dotado de completo discernimiento que lucha por la perfección,
"La multitud ya se arremolinaba y los empellones llegaban hasta nosotros. Y es que, cuando alguien va
por la calle y ve una aglomeración, la aumenta con su presencia, nada más que por la curiosidad de
saber qué está sucediendo o qué estarán regalando.
"—El hombre de sabiduría que ha subyugado todos
los sentidos, se establece firmemente en MI, el SUPREMO.
'■' griego agregó por su cuenta:
Observe usted que tiene los ojos cerrados. El libro
■ i mente un símbolo. Está recitando de memoria su
-i- i a£ra^°- —Luego siguió traduciendo lo que el pre-''"■■■ " decía:
r,". hombre se siente ligado a sus sentidos y por
■i4 (/| " guía. De esa ligadura nace el deseo y de éste,
ra> que es una frustración del deseo. De la cólera
ADOLFO BENAVIDBS
116
■ «p la pérdida r
d« i, í.»i«a '• *'" ¿5,.,.
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Ya no soporto esta m
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sentirme ^esto porque U^ ^ ^ ^ ^ ,le »—¿Cre usted que Wq
■ io de la prcd-
-riy s"~ £ —e *abicteia;P
me gusto, me y
c« *■•■-"'
¿tóin0 ■ • ' v,- m dengue de escepticismo,
»El griego hizo un^de^ mente;
..
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el traductor di)o algo a
"Tras una pausa, ei _ f
i„
y éste continuó su recü^ ^.^ ¿e x Y "__En la paz interna esta
^, ^
senas. No puede hatoJ-^ para ellol vi,en intranquilos P^
r? n0 pue« p,
y **S ^"0 tuet haber idiodad verdadera. ¿Como P
^^
quienes no tienen paz en enté rapld
H »_-iEsto sí me( gusto.
. . .ENTONCES, SEBEMOS DIOSES. . .
ÍÍ7
"—La mente que se entrega a los desenfrenos de los errantes sentidos, deja que su sabiduría sea llevada
como un bote sobre el agua, que es llevado por el viento y sin timón.
"Aprovechando una pausa del religioso, el griego me
afirmó: ■
,!—Esto que estamos escuchando son extractos de el Bhagavad-Gitu. Ya lo está usted viendo; estos
hombres adquieren categoría de santos, principalmente por saberse <ie memoria sus libros sagrados,
pues para ello necesitan dedicar todos los minutos de su vida. No creo que entre ios cristianos haya sólo
uno que recite así de memoria la Biblia.
"El anciano, en el mismo tono anterior, continuó recitando, moviendo la cabeza hacia el griego, que,
natu-ralmeníe, tuvo que agacharse para escuchar mejor:
"—Esías enseñanzas no son asequibles a quienes buscan sólo por curiosidad una salvación rápida y
barata, sin esfuerzos ni méritos propios. Quienes buscan eí solaz de algún ritual más o menos ostentoso,
es decir, algún Spo de autohipnosis, no son aptos para entender este an-aguo pensamiento, ya que,
quienes así piensan, creen pie todo lo pueden obtener a cambio de dinero; suponen ^er pagar por sus
pecados con monedas y creen tam-lle% con monedas, poder comprar el Nirvana, el cielo "Cidente.
Pero ésa no es la realidad más íntima y sino un simple autoengaño infantil, una for-de querer resolver
sus íntimos problemas, ego rne codeó. Yo no entendí lo que con ello fecir. El anciano continuó: a
algunas gentes puede ser consolador el pensar 3 cometer pecado tras pecado casi impunernen-'orque
después, cuando la conciencia los atorrará una declaración en voz alta acompañada 1 ° ^ás o menos
costoso al templo, para quedar

i 18
RODOLFO BENAVIDES
limpias las almas pecadoras, ya que con esto, los dioses darán con alegría su perdón; o al menos esos
pecadores eso creen. ¡Absurdo! Es necesario recordar que el hombre puede ser misericordioso con el
propio hombre; pero que Dios, el verdadero Dios, sólo puede ser justo.
"Yo estaba de pie; pero con la vista fija en el rostro del hindú y el oído atento a lo que decía el
intérprete. Observé que la concurrencia estaba no precisamente atendiendo a la enseñanza del viejo,
sino principalmente escudriñándonos. A esa hora del día, el sol, ya muy alto en el cielo, calentaba
desconsideramente, haciendo sudar a aquellos cuerpos cuya sangre olía muy mal. El anciano, ajeno a
esas observaciones mías, continuaba ininterrumpidamente hablando lentamente a fin de que el
traductor no perdiera palabra:
"—Así, como uno se despoja del vestido cuando éste deja de sernos útil o necesario, así el alma se
despoja del cuerpo físico al que deja dormido, muerto, cuando ya no le es obligatorio regresar a él.
"El anciano entró en silencio esperando preguntas. Yo, aunque sólo fuera a grandes rasgos, conocía
algo relativo a la religión hinduista y algo también relativo § la reencarnación, debido a mis lecturas
sobre espirilMun Muchas personas, cuya cultura se limita a muy e ■ ■■-■t* lecturas sobre un sólo
tema, suponen que con Alian K.ir dec nació la teoría de la reencarnación. Sin embargo -d! ■ en ese
momento, frente a ese anciano de gran meiu r'-*-era fácil darse cuenta de que la teoría de la reencari n
-*'lí:-modernizada un tanto por Kardec, es tan antigua <,,nl" los Vedas, o sea unos dos o quizá tres mil
años anJ| - "* Cristo. Pedí al guía griego preguntara al anciano su "lv nión sobre la reencarnación, y si
el espíritu supe'^1^ ' qué hace en el más allá. Como contestación escucl-'" siguiente, según creo, leído
del libro o por lo meno- fí' morizado de ese mismo libro:
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
119
"—El diálogo entre Arjuna, quien preguntó lo mismo que tú preguntas, y Krishna x quien le contestó,
aclarara tus ideas —comentó el anciano mirándome detenida-mente, y siguió diciendo:
"—Preguntó Arjuna: ¿Cuál es el destino del alma después de la muerte? ¿Obedece siempre a la misma
ley, a puede escapar a ella? Y Krishna contestó:
"—Jamás la escapa y obedece siempre. He ahí el misterio de las reencarnaciones.2 Como las profundi
lades del cielo se abren'a los rayos de las estrellas, así las profundidades de la vida iluminan a la luz de
esta verdad. Cuando el cuerpo evoluciona, el alma se eleva a las regiones de los seres puros que tienen
el conocimiento del
. n—Eso es justo —dijo Arjuna—. Pero enséñame ahora lo que es, en el curso de los siglos, de los que
han sabido seguir la sabiduría y van a habitar despi é$ de su muerte en los mundos divinos.
"—El hombre sorprendido por la muerte —respondió Arjuna—, luego de haber gozado, durante varios
siglos, fas recompensas debidas a sus virtudes en las regiones superiores, vuelve a habitar en una
familia santa y respetable. El hombre así nacido de nuevo, se encuentra ^n el mismo grado de
aplicación y de progreso, en cuan-■o al entendimiento, que los que tenía en su primer o interior cuerpo
físico y comienza otra vez a trabajar pa-a perfeccioarse, con devoción, en su mayor perfeccionare modo
—dijo Arjuna— que aun los buenos sb 'zados a renacer y recomenzar la vida del cuer- ■
isnna, personaje quizá de leyenda, poco "consagrado", ;?ee vivió unos, tres mil años antes de Cristo,
^encamación es la base del espiritismo moderno.
KODOLFO BENAVIDES
120
"—Escucha, pues —contestó Krishna—, un grandisi mo y profundo secreto, el misterio soberano^
sublime y puro. Para alcanzar la perfección de la sabiduría, hay que conquistar la ciencia de la
^Unidad's que está por encima de la sabiduría; hay que elevarse al ser divino que está por encima del
alma, sobre la inteligencia misma. Mas este ser divino, este amigo sublime está, radica en cada uno de
nosotros.4 Porque Dios reside en el interior de todo hombre, pero pocos saben encontrarlo. He ahí la
vía de salvación eterna. Una vez que te hayas presentado al Ser Perfecto que está sobre el mundo en ti
mismo> decídete a abandonar al enemigo. ..
"El anciano recitaba todo aquello de corrido, creo yo, ^ completamente de memoria, pues aunque
estaba el libro * abierto frente a él, tenía los ojos cerrados, en actitud de concentración mental. Ese
libro era sólo un símbolo. El anciano volvió a su enseñanza y el traductor dijo:
"—Escuchad lo que EL dice por mi boca —dijo Krishna a Arjuna—: Yo y vosotros y todo hombre,
heme? tenido varios nacimientos. Los míos sólo de mi son conocidos; pero vosotros no conocéis ni tan
siquiera algo de los vuestros. Aunque yo no estoy, por mi naturaleza, sujet" al renacimiento y a la
muerte y soy dueño de todas criaturas, sin embargo, como mando en mi naturales me hago visible por
mi propia potencia, y cuantas v~ la virutd declina en el mundo y el vicio y la injus" dominan, me hago
visible y así me encuentro de edad
3 La "Unidad" base del monoteísmo tomada como b por los hebreos y posteriormente por los
cristianos.
4 Abundan las alusiones con el mismo tema en la Ejemplo, Ex. 3.14. Obsérvese que todo lo
bíblico corre a mas de dos rail años después de Krisbna.
. ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
edad para la salvación del justo, la destrucción del malvado y el restablecimiento de la virtud.5
"El griego me dedicó un gesto de inteligencia. Cada vez que traducía los párrafos dictados por el
predicador, volteaba la cara hacia mí, por eso él veía al público que nos rodeaba, y, naturalmente, al que
estaba a mi espalda. La traducción continuó:
"—El hombre honrado debe caer bajo los golpes de los perversos, como el árbol sándalo, que cuando
se le corta, perfuma el hacha que le ha herido.
"El predicador callejero hizo una larga pausa, seguramente esperando una nueva pregunta. El griego me
dijo en voz baja:
"—No mire hacia atrás, siéntese de nuevo en postura de loto. Por el momento no me haga preguntas,
disimule. Atrás tenemos como compañero de grupo al policía de Agrá... y me imagino que la mujer
aquella pronto andará también por aquí.
"Estas advertencias casi a mi oído y en idioma castellano,, pasaron desapercibidas, porque en final de
cuentas, así me había estado hablando el intérprete desde un principio. Es lógico suponer que me haya
puesto un tanto nervioso; pero, sin embargo, por lo menos intenté do-oiinamic Pasados unos minutos
volví a sentarme a lo sastre. El anciano continuó con su predicación:
"—Todas les criaturas existen manifestadas, antes de
s!l "Pí'ición física, manifestadas en su aspecto intermedio
0 h-íico y nuevamente manifestada al morir el cuerpo.
_AIg'trie»s ven1 el SER con asombro, otras hablan de EL
Gavillas, algunas hablan de EL con admiración v otras
*y t
«Jaavia ou
lespués de oír hablar" de EL, no lo co-
-Psre.
3to ex
Su ton-
lica el fenómeno del "Avatar empegado con Rama, luego Kr. CrisSio es reencarnación de Krisl
Esos Avatares na, Biida, Crispina.
122
RODOLFO BETSAVTDES
nocen y aun lo niegan. Desde muy antiguo se han ideado métodos diversos para lograr la unión del
hombre con la divinidad o Atman. y entre otros métodos, los más usados han sido la YOGA que ha
creado posturas y movimientos a los gustos y preferencias. La yoga en India es cosa seria, pues exige al
aspirante que enipipce por leer cuidadosamente y entender las escrituras brahmá-nicas. La prolangada
meditación es una condición que se debe dominar desde el principio. En Occidente se cree
erróneamente que la yoga es cosa íácil y que basta desearlo para- que alguien otorgue la INICIACIÓN.
"El anciano hizo una pausa. El griego se movía en todas direcciones porque nuevamente se habia
cansado de estar en cuclillas. "Yo le dije:
"—Pongámonos de pie, no es necesario que esté us'ied sufriendo. El aceptó inmediatamente, me puso
la mano-en el hombro, indicándome que yo debía continuar sentado por un rato, aunque él tuviera que
estarse agachando para hacer la traducción de lo que el predicador dijera. El anciano dijo, seguramente
comentando, pues hasta dejó ver una ligera sonrisa-.
"—Por lo que he oído decir, creo que en Occidente la yoga es sólo una técnica o autodisciplina física
muy conveniente a las mujeres que desean conservar un euerpc sano, esbelto y a un hermoso; pero que
se extiende a lí mental solamente en muy contados casos, no llegando i constituir una práctica religiosa,
puesto que se careo de la mentalidad, psicología o idiosincrasia del O nonti en particular de India,
además de que se desconocen l£ raíces de esta milenaria práctica. Milenaria, porque arrai ca de muy
antiguo. La tradición sagrada dice: que la e: " presión de sabiduría del "Dios Ziva, la transmitió a i
sabio para que éste la heredara a la humanidad. £°r-una forma de salvación de la corrupción en que
er-.toní vivía el hombre.
. ENTONCES, SEHEMOS DIOSES . . .
"Me apresuré a hacer una pregunta:
"—¿Qué es lo que este hombre entiende por trance mediumníco o éxtasis?
"Cuando el anciano recibió la pregunta ya traducida, volteó la cara para verme directamente, con
mü\ada penetrante y allí la dejó clavada por más tiempo 3el que yo habría querido, pues expresaba al
mismo tiempo interrogación y admiración. Evidentemente, el grueSp de los turistas se detienen a ver a
los fakires, a los encantadores de serpientes previamente desdentadas y adoríne-cídas con leche caliente
y no sé si algún narcótico; pero rara vez, quizá nunca, se' detienen a discutir como yo \lo estaba
haciendo. Sí, eso debe ser, pues se mostró muy soif- ■ prendido por mi pregunta, quizá nadie se la
había hech^ antes, ni siquiera sus propíos paisanos y afines a su propia religión, pues estos,
generalmente se limitan a oír sin preguntar jamás. Ese es un principio, una norma de con-lucta, pues el
que se considera discípulo, sabe que llegará í entender cuando le llegue su turno, según su aplicación r
méritos, más exactamente: cuando le llegue su mo-aento. Es por eso que los discípulos jamás se
adelantan t querer saber más de lo que les llega espontáneamente. J-l anciano se tomó más de un largo
minuto para can-estar:
'—¿Q^é es el trance, preguntas? Te diré lo que creo !pe ya sabes. Stibitamente el cuerpo se pone rígido,
pudendo llegar hasta una especie de catalepsia. Las pier-;as se ponen frías e insensibles. El afectado
recibe la sen-lon ^e estar muriendo; pero una muerte agradable. Lie-1111 momento en que siente un
tirón violento, repen-o. entonces hay en los oídos ruidos extraños que pue-Jpgar a ser voces, o por lo
menos murmullos, o mú-. ' .-rradualmente se produce una especie de ilumina-3iíterna, empezando a las
veces con una luz pálida este. Se siente flotar el YO por encima de
Í 24
RODOLFO BENAVIDES
carnal. Luego viene el movimiento indefinible, porque no es físico. Se siente ser arrastrado por viento a
las veces suave o intenso o cambiando gradualmente de uno a otro; o quizás sea mejor decir que se
siente atracción magnética. A la mayor parte de los sujetos que entran en este estado, les aparece sobre
la cabeza un resplandor generalmente de color dorado, visible sólo por videntes. El azul plata, color del
'cordón de plata' es entonces perfectamente visibe para cualquier persona medianamente preparada. En
ese estado se goza de la vida espiritual intensamente, porque es un éxtasis inexplicable para quienes
carecen de la facultad necesaria para lograrlo. Este es el estado Satwa de que ya antes hablé, o sea la
sabiduría y paz interna, debido a que el alma está más cerca del espíritu que de la carne (materia). Para
quienes viven de manera incierta en sus conceptos o sea el Raja, estas sensaciones les son permitidas
sólo ocasionalmente; pero jamás, jamás las sienten ni mucho menos las entienden quienes viven en
Tama, o sea que el alma está más cerca de la materia que del espíritu.' Por eso, quienes viven en Tama,
lo niegan todo.
"El anciano hizo una pausa, pareció meditar y sin le-; vantar la cabeza continuó su explicación:
"—La primera explicación y sensaciones íntimas, nú
físicas, hacen que no se sienta uno solo, aunque se ext
cuentre en un desierto. Y es que queda uno rodeado di
pensamientos activos como voces, que demuestran qui
hay alguien cerca y en la mente aparecen cuadros Pal
sajes y colores que sugieren ideas. Suele llegar inúsio
como timbres, campanas, trompetas, vibraciones de cus
das; pero todo con gran armonía, no en forma de ni
dos distorsionados o sin control. En el trance piofundi
cae sobre el sujeto una especie de niebla obscura y lueÉ
viene una calma que no es ya de este mundo, ni es de *
sentidos, ni mucho menos del cuerpo físico. Va de^ap3*
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
125
ciendo la negrura y aparecen rumores como el rugido del mar. Por última, todo esto desaparece y en su
lugar desfilan figuras, escenarios, la propia persona en épocas anteriores, luego, nada, solamente una
inmensa satisfacción muy íntima. Eso es el éxtasis del que algunos pasan por completo al 'no ser', pues
han prestado su cuerpo físico a algún espíritu para que lo, use como instrumento. Esto es el trance que
varía de intensidad y definición según la persona de que se trate.
"La voz del anciano había bajado mucho de tono, hasta el grado de que casi era el griego el único que
oía aquello. Evidentemente, consideraba que esos conocimientos no debían llegar así, tan fácilmente, al
vulgo. El anciano me miraba nuevamente con intensidad corno intentando llegar a mi alma, Bajó la
vista y siguió diciendo:
"—En la 'Iniciación' de Krishna, un resplandor formidable hendió el negro espacio y Krishna cayó a
tierra como herido por el rayo, bajo una luz cegadora^ deslumbrante, maravillosa, celestial, divina.
Mientras su cuerpo permaneció insensible," su alma subió a las esferas superiores, lejos, muy lejos de
este mundo Tierra, y allí se vio a sí mismo y se reconoció en su verdadero YO, inmortal, frente al
universo infinito. Esto fue lo fundamental del trance de Krishna, mismo que muchos quisieran para sí;
pero como a cada quien nada más lo que merece, la mayor parte de aspirantes quisieran la luz y
únicamente encuentran espesas tinieblas que intentan romper caminando a ciegas.
"La multitud había crecido enormemente. Creo que bebido a la forma de hablar en secreto, habían
tornado mayor interés que cuando el viejo hablaba en voz muy atta. Ya había empellones que llegaban
hasta mí y sobre 0cio, había un olor humano nauseabundo. Olor de cueras sudorosos y sucios. Las
voces, algunas veces risotadas, ecuentemente dominaban la voz del anciano, quien no
B0B0«0 BBNAV^S
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. . .ENTONCES, SEBEMOS DIOSES, . .
127
cristianismo, porque en final de cuentas son las mismas, ya que del primitivo hinduismo nacieron todas
las religiones posteriores, más o menos modificadas.
"—[Ah! ¿Pero eso es verdad? ¡Quién lo habría de imaginar! Pero. , ., la verdad: no entendí muy bien,. .
"El hombre estaba sinceramente confundido y su ac7 titud y cara, con la boca abierta mostrando los
grandes dientes sucios, resultó tan cómica que el griego tuvo que hacer un esfuerzo para no soltar la
carcajada. Por último, el policía dijo:
"—¿Es verdad eso que me ha dicho? "Yo contesté envalentonado por mi éxito: "—Pues claro que es
verdad. ¿Por qué cree usted que se funden con tanta facilidad todas las religiones en este país? ¿Por qué
cree que el pueblo absorbe con tanta facilidad toda enseñanza religiosa? ¡Los mahometanos, aunque le
parezca raro, tienen como inspiración en su doctrina al cristianismo, el cristianismo viene desde Abra-
ham, viene de Brahma, luego entonces, todos partieron del mismo punto!
"—Qué se funde?. . . ¿Qué se absorbe,. . . ¿Que todos parten del mismo Brahma?. . . [Créame que no
entiendo de lo que me está hablando!
"El griego dio unas palmaditas en el hombro del poli-tal como éste acostumbraba hacerlo y le dijo en
tono '■ ■.-nal:
—-Tiene usted mucha razón en no comprender la Esos son fenómenos que solamente se aprecian vis-
íesde otro país y, además, estudiando. Los nativos de solamente podrán entenderlos si se dedican al
estufe estas cuestiones, digamos, como ese hombre que acaba de dar tan importante lección, j-te
impacientaban los empellones y que la muche-re no se alejara, sino que nos rodeaba y algunos, a mano
extendida y rígida, ya me empezaban a pi-
car el cuerpo en demanda de dinero. El policía no sabía cómo salir de apuros. Se restregaba las manos
contra la solapa de la chaqueta mugrosa. Recuperó un poco su aplomo y dijo dirigiéndose a mí:
"—De todo eso que me habla y de que oí hablar al viejo, yo no sé nada, nada más creo... y, bueno, no
viene al caso... Si mi presencia le ha producido algunas ideas malas, debe Cosecharlas; ya dije a usted
que mi presencia aquí es únicamente una casualidad, aunque ya oí que el viejo, entre otras cosas dijo
que la casualidad no existe; bueno, coincidencia entonces. Deseo despedirme de usted siendo amigo,
para que no se lleve una mala impresión. . . de mí y del .país, o de lo que usted quiera. El hombre
parecía realmente sincero. Se retiró y otro tanto hicimos el griego y yo, seguidos muy de cerca por un
enjambre de limosneros, que nos aturdían con sus voces y nos molestaban picándonos el cuerpo con
las:
Capítulo 6
FEI
U^ íí
real] Ashi dern
■si
tuaí); jue « babíc
•elefc
etSr. Benuvldes: ¡Al fin ¡legué a Nueva Delki. Ya se imagina-" rá usted mi emoción. Pienso que en este
instante está involucrado todo mi porvenir. "Fraternalmente.
"Tarquino" (Rui dea.)
viaje contratado con el guía griego y felizmente zado en automóviles modernos, terminó en el hotel ^"a
en Nueva Deíhi. Trátase de un espléndido y mo-o hotel, cómodo y eficazmente atendido. Ya
comprenderá usted, señor Benavides, que me que-i la impaciencia por encontrarme con las personas
;ahía irían a buscarme en cuanto les avisara que ya ¡ llegado; pero para ello, debía hacer una llamada
'nica y eso no er^ posible hasta que no recibiera ve de mi cuarto para saber el número. Mi impacien-
sñor Senavides, como ya usted se imaginará, partía
seguridad que yo tenía de que precisamente allí, Jsria la gran aventura para la cual había viajado
Vherjtras esperaba que me fuera entregada la 11a-ls3 que llevaría tiempo, porque lo mismo esperaban
"130 ''
RODOT.FO BENAVIDES
todos los del grupo, vi que caminaba por el vestíbulo la mujer de constitución atlética que conocí en
Agrá, aunque sin cruzar palabra con ella. Fue a sentarse cómodamente, aparentando leer una revista;
pero tan mal disimulado todo, que desde luego me di cuenta que me estaba
observando.
"Siempre en los hoteles la entrega de llaves a los grupos produce pequeños tumultos y hasta
equivocaciones, sobre todo cuando los empleados no son muy eficientes. Eso mismo sucedía esa tarde
cuando nos entregaron las llaves juntamente con etiquetas en las que debíamos anotar el nombre y
número de cuarto, luego podíamos retirarnos, el servicio llevaría el equipaje valiéndose de las etiquetas
previamente atadas. Todo esto lo vi casi con indiferencia y esperé con tanta calma como me fue
posible. Necesitaba que toda esa gente, se fuera, a fin de que mí pudieran dar atención personal en la
administración.
"Al fin todos terminaron de atar sus etiquetas y empe
zaron a desfilar hacia sus respectivos cuartos. Entonce
fui al mostrador de color caoba y me detuve frente a u
letrero que sobre un cristal decía: SE HABLA CASTI
LLANO. ¡No habia nadie! Me disponía a esperar a qi
llegara el empleado, cuando una voz de mujer rne di
en dioma inglés y en tono que intentaba ser amable:
"—-¿Puedo ayudarle en algo?
"Al volver la cara hacia la voz., me encontré con u
amplia sonrisa de la mujer atlética. quien me estiró
mano derecha en actitud de saludo a la vez que hacía
presentación diciendo: María Duníng^ y esperó a que
diera mi nombre, el que pronuncié entre dientes, sir
menor deseo de que ella lo entendiera, pues me sel
molesto, ya que para mí, en ese instante, lo verdad
mente importante era hacer esa llamada telefónica;
ro desgraciadamente para ello necesitaba de alguien
hablara el indi. Contesté a la señora:
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
13Í
"—No, muchas gracias.
"—Es que yo habló algo de indi —insistió.
"—Nuevamente muchas gracias —contesté quizá bruscamente y pensaba retirarme para llamar desde
mi cuarto, cuando ella insistió:
"—¿Anda usted de paseo? ¡Yo también! Este es un país encantador, emocionante, misterioso. . .
"Me mantuve en silencio indiferente. Yo encontraba cierta relación entre la policía de Agrá y esta
mujer, y no quería que se enterara de mis intimidades. Y es que, desde hace años, cuando inicié los
ejercicios para sensibilizarme psíquicamente, empecé a sentir con facilidad las buenas y malas
influencias de las personas que se me acercaban. Esa influencia, agradable o desagradable, todo el
mundo ia siente al acercarse a alguien, aunque muchas personas no ía puedan definir y por ello se
limiten a decir: 'Ese fulano me cae bien, o me cae mal', según sea el caso. Yo sabía, desde que tuve
cerca a esa mujer atlética, que ella me buscaba con intenciones ocultas, y que si me descuidaba
seguramente me perjudicaría. Claro que el griego ya me había prevenido; pero no era sóío JSa
prevención lo que me hacía estar alerta, sino la sen-¡ación de disgusto que me producía su persona.
"Ella esperaba una contestación de mi parte, y como k> la recibió me dijo tratando de animar la
conversación: "■—-Yo soy de Canadá. No nací en Canadá, pero allí ívo desde muy pequeña; mis
padres son yugoslavos —al ecir así, se agachó un poco hacia mi oído y usó voz muy aJa, quiso
imprimir misterio a la escena—, Yo perte-ezco a ías fuerzas de Tito. ¿Usted pertenece a algún artido
político? ¡Ah! Esta miseria que nos rodea debe abarse, y pronto —dijo.
Entró en silencio en espera de mi contestación. Yo, aido por mi anhelo de llamar por teléfono y miran-
B2
♦¿llana va estaba en su
ximo fia p^^sr ¿¿u**»"casi al
dentro del, e,e comumsta.
0id°,; .Ahí -fue todo lo que ™^sado en la poUti-
r^ara mi fortuna, 1 Ca- ^ continué hablando ^ ^ debido a q últimas de mis P^S¿ ratrimonios hablando
en Uegaron ^""/grandes aspavientos: -u, en voz alta, y con g .r,reíainos que 3ra no gleS;¿iMary'....
iMary^- ge^ ^ Europa.
«riamos en mucho *^tínamente.. . abandonaste Agrá tan ^ a & los saludos de rec;r^oS^e .-i
mocador .roguel
"El empleado, moviendo laca en sentido de conformadorno P^ ^.^ *egué, lo puso ,un» -n
^Mediatamente P-labor »f ^"uevamente a roi perseguí tener que enfrentarme n
& asearme y <»
t8n"Yqa en mi ^"J^lalista del teléfono . me de ropa; pero sm q»*r
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
faba sobre 3a mesita de noche. Reflexionaba que la canadiense o yugoslava o muy probablemente
yanqui, no era una aventurera cualquiera, sino que, obligada por mi indiferencia, torpemente se había
descubierto como relacionada con la política, y claro, lo único que realmente le interesaba saber era a
qué me dedicaba, por qué viajaba y qué tendencia x>oíítica tenía. Tal vez lo que principalmente llamó
su atención hacia mí, no fue mi aventura en busca deí Yasmin, sino la intervención de la policía en
Ágra. Y al pensar en estas cosas, no pude evitar una sonrisa. Efectivamente, con toda seguridad que la
policía fue hasta la enramada como lo sospechó el griego, para saber quién era ese tipo anacoreta al que
seguramente sacaron de su voto de silencio para tratar de averiguar qué tipo de relaciones sostenía con
viajantes de América. Con eso, debe haberse hecho un buen mitote en las aldeas cercanas. ¡Ah, qué
mundo este! ¿Habrán tomado a aquel infeliz por un enlace en una red de espionaje? ¡Es todo tan
verdaderamente ridículo, que a'mí mismo me parece increíble, imposible, y, sin embargo, así sucedió!
"Mi impaciencia crecía. No quise esperar más en mi cuarto, y a riesgo de encontrarme con la tipa esa,
bajé a la administración. El empleado, con su pésimo castellano, pero en tono cordial afirmó:
"—Se dieron por enterados de su recado. Ya vendrán por usted.
"—¿Tiene usted algún problema? -—oí que una voz muy conocida decía a mí espalda. Volví la cara y
vi al giua griego que me sonreía. Llevaba papeles en la mano. —No —contesté—, creo que no los hay.
Simplemen-e sucede que en esta ciudad está una persona que espe--a ítii llegada. Pedí al empleado
llamara a este número [_ eíomco y ahora mismo me ha dicho que ya lo hizo y esperar
<3t¡e
'■zn.
-gruñó el griego, quien pasándose el
134
RODOLFO BEPTAVIDES
dorso de la mano derecha sobre el espeso bigote negro, dijo lentamente^—: No todos los empleados de
los hoteles son de confiar. Nada se pierde si volvemos a llamar, ¿qué le parece?
"—¡Oh! —contesté agradecido—. ¡Me parece muy bien!
"Como lo propuso lo hizo, usando un aparato que estaba sobre el mostrador y que era para uso del
público. Luego en voz baja y, naturalmente, en castellano me informó:
"—Sí, ya había hablado. Contestaron que no salga usted del hotel, pronto vendrá alguien a verlo. ¿Es
alguien que vive en Delhi? ¡Debe usted saber que no está cerca! Es la vieja Delhi una ciudad
completamente distinta de esta que está, como usted lo puede ver desde la puerta del hotel, muy en su
principio de construcción.
"—Gracias, de verdad mucha gracias —contesté ya más tranquilo.
?
"Siguió amena charla sobre tópicos diversos. El afirmó que me escribiría a México cuando estuviera ya
de re-¡ greso en su patria. Yo le deseaba todo éxito en su fesión. Pero todo lo que tiene principio tiene
también ' '' así que debíamos despedirnos, pues él tenía que aten ■ a sus asuntos como guía de turistas.
"Pero ¡oh, grata sorpresa! Aún no acabábamos de ' - ■ pedirnos cuando por la puerta del enorme
vestíbulo M| ¡ gaba la figura imponente, pero esta vez completan i'1' física, de aquel mismo que una
tarde de octubre ye1' ' tado de proyección astral, me visitó en mi domicilio < ciudad de México, y dio
vida a una flor ya casi mu> ¿Recuerda usted, señor Benavides, que le platiqué di emotivo episodio?
"Se retiró el catedrático ateniense al mismo tie "' I que yo dirigí mis pasos vacilantes hacia el recién
Í3e£ | quien me recibió amablemente, sin expresiones ox&{'' |
. . .ENTOHCES, SEREMOS DIOSES. . .
135
das. La serenidad era su característica. Iba vestido sin lujo ríi ostentación, simplemente se notaba cierta
exquisitez en el vestir a la moda hindú.
"Tomó camino hacia el exterior del hotel. Yo, silencioso, lo seguí y ya fuera me puse a su lado. Parados
en lo alto de la escalinata vimos la inmensa extensión todavía deshabitada y sin construcciones que
rodeaban al hotel. Era aquella extensión en esos días, solamente un gigantesco fraccionamiento ya
completamente urbanizado: había banquetas, calles asfaltadas y alumbrado, pero aún no había casas,
Nueva Delhi, la nueva capital de India era por entonces, más que todo, un proyecto de ciudad.
"Sin hablar, el hindú dirigió sus lentos pasos hacía los muy pocos edificios existentes, que tal vez no
pasaban de cinco, dispersos en gran extensión. Sentí la impresión de que su principal deseo era que
alguien nos viera juntos, probablemente para evitar que nos siguieran hasta Delhi. El no hablaba, yo
pensaba: ¿Que nos vean? ¿Que nos sigan? ¡Absurdo! Pues sí, absurdo y todo, desde Agrá yo me sentí
constantemente vigilado y mucho peor desde Benarés.
"Así, caminando lentamente, visitamos lo muy poco que había que ver: dos embajadas: la soviética,
que limitada por bello trabajo de herrería artística, tenía un hernioso jardín con una fuente monumental
en el centro, la que seguramente estaba iluminada por la noche. La embajada yanqui no era menos
ostentosa aunque no tenía a *a vista ninguna fuente, pero sí .un bello jardín. Las otras embajadas, la
británica y no sé cuál otra, vistas desde lejos me parecieron sumamente modestas.
No duró mucho aquel paseo que a mí me iba desconcertando, pues el hindú habló poco, muy poco. Se
limitó ^comentar sobre algunos proyectos del gobierno en reía-r3on c°n esa ciudad naciente.
RODOLFO BEKAVIDES
"Con la misma calma con que n— *^_
tienes interés en apacha tiempo^
en
"—Sí, naturalmente que si pre„ntó
insmuan-
inglés, pues él - haf tt°dX "-; la^ieia ciudad:
te cuando el ^f^ste ,o que deseabas? ¡Mnra, la "—¿Encontraste y viste 4
paloma regresó al V^™T. Ua carta que
me sir
"Al decir esto me mosro aq ^
y s
Vió de presentación V>**™g licia. Comprendí qu
teriormente quedo en ™™*de ¿rit0> u policía hao,
al investigar V»£l£e tenia algún puesto m
llegado a él, quien probablememe
.^ ^ ,
portante en el gobierno o de a S
No se:
i otra numera le bateian entreg ^
tTe^—^S que luera él quien di,e
"-«• VÍSHé f "OSO3 d7em ceostado y de día s ,Ah! Ese señor, de noche duerní
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ado. No creo haber enconado la eu ^.^ ta, por lo menos en esa ££°
<Yaganc¡a del .
equivoco, a ese fenómeno se 1
^ son e„
^. Conozco a algunos de ej ^
n0 ttafe
pirita y mucho mas en ma erra, &&¿^
en nada y no sirven a ^¿¿J^,. S cod» * «EL hindú ^«^Jh to se acercaba a su
^^S/^Í'de mucho rato, el hmd,
clsró: • ^to en nombre de Dios y de los *
"—Efectivamente, en nu«
■ - -ENTONCES, SEREMOS DIOSES.
137
se lian cometido múltiples barbaridades, algunas muy sangrientas. La realidad lamentable es que muy
pocas personas efectivamente entienden qué es una religión y lo que es ser un' verdadero religioso.
Creer, simplemente creer, no es ser religioso.
"íbamos llegando a los suburbios de la enorme y populosa ciudad de Delhi. El auto tuvo que disminuir
aún más su velocidad a consecuencia de la mucha gente, y frecuentemente de vacas, que se atravesaban
sin importarles el estruendo que hacía el claxon de nuestro ve-hícuío y de otros conductores que.se
impacientaban por no poder avanzar más aceleradamente. A medida que nos internábamos en las calles,
el estruendo era mayor. El hindú dijo:
"—El monasterio, la escuela donde estudié en ésta y otras encarnaciones anteriores, en una de las
cuales nos encontramos tú y yo, está bien lejos de aquí. Algunas veces pienso en ella como si estuviera
en pleno planeta, ¡Se quedó en el 'techo del mundo'! Allí no nos daban tiempo para contemplaciones
inútiles.
"Mi acompañante tenía la mirada perdida en la distancia y en sus recuerdos espirituales, para él tan
naturales, como para mí el de mi niñez en la encarnación actual. Siguió diciendo lentamente:
'"—-De esas escuelas herméticas ya te hablarán, además de que tú tienes la obligación de recordar por
lo raemos las de la época más reciente. De no hacerlo no llegarías al final de lo que te trajo a este país.
Aquellas escuelas fue menester trasladarlas a puntos geográficos di-frsc.v El santuario hacia donde en
este momento nos agimos es algo de lo que salvamos. Confieso y lamento <{Ue j}0 SGa j0 que
nosotros quisiéramos; pero en final, es d0 lo que hay, y con. todos sus defectos y deficiencias, s sirve
para mantener viva la pequeña flama que de-^"s que algún día se convierta en antorcha." ■
Capítulo 7
SANTUARIO-ESCUELA INICIATICA
"Sr. Benavides: Este es el relato de cómo llegué al gozne de mi vida,
"Tarquino." (Rúbrica.) "El movimiento en las calles de la vieja Delhi es intenso. Se mezclan en el
tránsito modernos automóviles y primitivos carromatos de dos toscas ruedas de madera, tirados por
bueyes. Las vacas sagradas invaden las calles y el polvo se levanta del suelo. Abundan los gritos de las
multitudes que se mueven como lento oleaje y el resonar de bocinas estridentes. Se ven también
mujeres morenas y -ftprmosas, muchas de ellas ataviadas de blanco con adornos dorados; otras vestidas
de negro con el rostro cubierto.
' Como final de ese corto viaje, llegamos a vetusto edi-«cio. de construcción vulgar, que no tiene en su
exterior nada que llame especialmente la atención, ni mucho rne-fics qiie insinúe que en su interior se
realizan tareas de ""ascendencia espiritual. En otro tiempo, debe haber sido fSa de campo, residencia de
algún potentado. Hoy, la ludad ya se le va acercando.
descendí del auto y seguí los pasos del hindú, quien ._ r una semidestruida escalera de piedra, subió al
corre-
ADOLFO BENAVIDES
140
, • n VI hindú abrió una
puerta de vieja madera q ^^ ¿ t!po !ina «Hü^ «» *tex» ^ c0]1 amontonados^ n
SclÍm^^tat^----^r lujo. No hay-spe os, m ^
SÍ---|¿Se^5ade,mr «^Pronto vendrá la peí
mas vle3o de
pc1-P sitio. Es un yie] \ ap habla castellc °r ZZa.Ha vi-do -^nU que llega
^Absolutamente! -cc^i
cualldo cru
«I¿ a hato de nuevo el.J lnmed,atai
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. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
141
J!—Xe dejo en manos del doctor Kim, persona de quien líes te hablé, Me retiro. Antes de que regreses
a tu país ¡Iveremos a vernos —dijo— y se despidió con un imper-ptible saludo, consistente en llevar la
mano derecha al ■razón y el dedo índice de la mano izquierda a la fren-, Inmediatamente después se
retiró.
"El doctor recién llegado encendió 3a luz eléctrica, rque estábamos ya en penumbra. Dedicóme una
son-a amable, tomó asiento detrás del escritorio y hablan-en castellano, pero con acento asiático dijo:
"—Los muchos años que he gastado en Occidente, me h impuesto hábitos como el de sentarme en
sillas como a, y es que en este escritorio debo atender al abruma-' trabajo...
"Interrumpió lo que estaba diciendo, miró hacia la arta, luego continuó:
"—Tengo entendido que ya visitaste algo de este país. Lié impresión te ha causado? ¡Yo prefiero que
me ha-s nada más de lo que está relacionado con nosotros!
"—Desde luego —dije—, he..visto únicamente el asió exterior: la vida en la calle. Esto quizá sirva a al-
ios para juzgar de la política. . .; pero no creo que
a para juzgar del pensamiento profundo que pueda ;tir.
—comentó el doctor Kim—. ¿Visitaste a un temin. no es verdad? ¡De eso habíame! , ¡Ah!, el santón
de Agrá. Bueno, pues él vive dor-Ltío» sentado de día y acostado de noche; pero siempre ^ttido. El
primer día que estuve allí, sufrí un trastor-> dental que me tuvo embelesado todo el día. Mis re-s
disminuyeron notablemente y mi razonamiento se °- No sentía deseos de moverme y me habría gusta-
°m>ir como lo hacía el anacoreta. Creo que todas liciones orgánicas se alteraron en sentido de aletar-°-
Este efecto fue disminuyendo lentamente, y
142
RODOLFO BENAVIDES
al segundo día, por la noche ya había desaparecido casi por completo; al amanecer del tercer día ya
estaba yo normal- Desde el primer momento en que sentí esas sensaciones supuse que una raíz que me
dieron como alimento, tal vez haya tenido propiedades narcóticas, tóxicas o alucinantes. Debido a esa
suposición, no volví a comer de esas raíces, y la verdad es que casi no comí de
nada.
"El doctor movía la cabeza en sentido de asentimiento, sonreía y me observaba sin manifestar sus
verdaderas reacciones internas. Yo continué con mi relato:
"—Estando en Benarés visité el templo de Ziva, más conocido como de los monos. Me dijeron que así
le dicen. Trátase de un templo sin muros cuyo techo está sostenido por columnas. El turista puede subir
a la azotea si lo desea, que es el sitio donde habitan libremente muchos monos que reciben maní de los
visitantes. Mirando hacia abajo, puede uno observar a los fieles que entran y salen constantemente.
Colgando del techo hay varias campanas y del badajo cuelga un cordel. Cuando un fiel entra, tira de la
cuerda de alguna de las campanas, la que mejor le agrade. Con ese toque hace saber su presencia.
Según me dijeron, con este toque el fiel está diciendo: 'Este es mi momento de orar'.
"Guardé corto silencio en espera de que el maestro dijera algo; pero no sucedió tal. Yo continué mi
relato": "—-Efectivamente, el fiel cae en recogimiento y otr ción profunda y no obstante encontrarse
rodeado de m chos otros fieles, entra en completa soledad íntima, o menos esa fue la impresión que me
dio. En ese temp como en todos los que hasta hoy he visto, abunda flor amarilla muy semejante al
cempasuchil mexica que se usa creo que exclusivamente en días de muei Igualmente abunda en los
templos el incienso, al£ veces hasta enrarecer la atmósfera en las habitacio-
•••BNTOKCES, SEREMOS DIOSES...
^
Supongo que todo este conjunto de humos y olores acaba por producir gases tóxicos y con ellos se
alteran los organismos haciendo que las personas actúen de manera especial, según sean sus naturales
inclinaciones, en este caso, el misticismo acentuado. Pero sea lo que fuere, allí, en este templo de Ziva,
estando yo por completo al aire libre en la azotea desde donde lo observaba todo, volví a sentir algo
semejante a ío ya experimentado en Agrá; pero esta vez mucho más agradable, y de manera más
definida sentí la tendencia a caer en trance, en un trance muy agradable. Quiero decir, que me sentí
verdaderamente arrebatado; pero de manera intensa, hacia la oración, hacia el recogimiento, en fin, a la
imitación de lo que todos los fieles hacían. Un poco más, y seguramente habría caído en éxtasis. Hubo
un instante, doctor, lo juro, en que estuve a punto de bajar la escalera apresuradamente, tirar del cordel
de alguna de aquellas campanas y postrarme en adoración a mí Dios, o al dios Apis, pues allí había en
calidad de dioses, cuatro enormes toros, que supongo de bronce.
"Hice una pausa para ver la reacción que mis palabras producían al doctor, quien simplemente sonreía
enigmáticamente. Quise terminar mi relato;
'—-Debo confesar, doctor, que la sensación experimentado es extremadamente agradable, es un éxtasis,
una mojnentánea transmutación del ser vulgar a un ser superior. Ture la sensación de que el cuerpo se
me agrandaba ^pormeínente y que a la vez perdiera peso y permane-_ilera botando. Eso es casi el
desdoblamiento del cuerpo ra*; pero con sensaciones mucho muy definidas. Hay «> íntimo de ese
fenómeno un goce profundo, una BXia inmensa, un alejamiento del cuerpo físico y de e Tíiundo. Se
siente positivo placer físico mezclado con acioneñ que creo espirituales y que muy rara vez en - da
ordinaria se sienten. Yo solamente había sen-
44
RODOLFO BENAVIDES
tido algo de eso-, claro, no tan definido ni de manera tan intensa, durante algunos de mis ejercicios para
lograr la ubicuidad. jQuién jamás baya sentido esias sensaciones, simplemente no puede juzgar, no
importa cuántos títulos científicos posea! Supongo que. estas sensaciones varían de una persona a otra
y que la explicación que pueden dar, o más bien, la descripción que de esa sensación puedan dar,
depende en mucho, tanto de la cultura corno de los conceptos que se posean.
"Al relatar lo anterior, volvía yo a sentir algo de aquello y me iba poniendo nervioso, excitado. El
doctor contestó en voz baja y serena:
"—Continúa, te escucho, es interesante lo que dices. "—Lo haré con gusto, doctor —contesté—. Yo
hubiera querido prolongar esas agradables sensaciones, doctor. Sí, \o deseaba ardientemente, lo
anhelaba, pero no pude. Después, casi constantemente he estado anhelando regresar a ese sitio para
volver a sentir ese placer indefinible. Advierto que el día que esto sucedió, exceptuando los alimentos
tipo cocina francesa que nos sirvieron en el hotel unas cinco horas antes, no había yo comido ni bebido
-absolutamente nada; por lo tanto, en este caso no cabe imaginar la ingestión de algún tóxico o
enervante.
"—¿Cuál es tu conclusión o\ respecto? —preguntó el
asiático.
"—Bueno —contesté—, pasado el instante de euforia -
—yo diría espiritual—, fui entrando en laxitud, en ver- r dadero relajamiento que me hacía sentir el
cuerpo com-~ pletamente flojo y muy pesado. Este efecto duró varias horas, y a medida que transcurría
el tiempo, se iba apoderando de mí una especie de frustración, una verdadera decepción y repugnancia
hacia la realidad, un verdadero deseo de huir de este mundo grosero y absurdo, pesado v maloliente. El
contraste tan brusco de estas dos se»-
- ^«.^ovíars sentir en ^
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES
145
mismos para poder juzgar, me llevó a un estado de indolencia durante muchas horas, que supongo es lo
que sufre quien está pensando en suicidarse porque ya nada de esta Vida le interesa. Sí, porque es una
realidad, que aún no acaba de pasar por completo la sensación agradable, cuando ya se está deseando
volver a sentirla, y cuanto más se aleja uno del momento de la experiencia, mayor es la inquietud y el
anhelo de volver a ella. Ese es un fenómeno que no creo sea frecuente en Occidente, j en cambio, aquí
en India, sobre todo en algunos sitios, como Benarés por ejemplo, forma parte de la vida diaria de
millares de personas que por ese medio logran escapar de la mísera realidad que los rodea.
"El doctor, sonriente, con los ojos entornados —yo diría cerrados—, permaneció inmóvil. Continué;
"—Fue tan grato ese placer, tan inmensa la satis-faccián, tan absoluto el abandono de este mundo, que
repito: desde ese día he estado anhelando volver a vivirlo no importa dónde, y estoy seguro de que
cuando regrese a México, intentaré encontrar el método para conseguir a voluntad esa gloria.
"Hice una pausa, respiré profundamente, suspiré añorando y continué:
"—Yo sé lo que es el trance mediumnico, lo que es el desdoblamiento y la proyección del cuerpo astral.
He viajado espiritualmente dejando plena conciencia a mi cuerpo de lo que está ocurriendo; así, pues,
estoy en condiciones de juzgar sobre este fenómeno, y puedo afirmar ^«e solamente muy al principio,
cuando puse en desarropo mi facultad, tuve ciertas sensaciones agradables, jpe-r° nunca iguales a las
que acabo de describir! Ahora, .Maestro, mi conclusión es que quienes logran disfrutar •^sas
sensaciones una vez, aunque no sea en forma muy ;.ntensa ni completamente definida, anhelan volver a
ese % as^s tan particular, y seguramente les ocurre lo que al
KODOX.FO BBI^AVIBBS
!4b
, ,,vin v fítra
- 0 qw a toda cosu ^u^^Xío, se-
narcómano que a
de qUe vengo u ,.
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y si no tuviera los co^ i corriente. .
ol_
¥ia a ^ar aquello V**^^ «pericia en ese te ^cismo; P-^oVclasüica, C—« »
rreno, aun no
d anhelo -
^Creo que quienes se dejan arras ^ ^
ae satisfacer -/Srr Je. de l*£f^£ i fue ian agradable « d a terceros sx es
^
que aleja al P' Qtra expendem s
rdapíB
Sar ^ 1 dónde resulta que cuando ^ ^ Natu-roayor, de donde
contemp ^
"Volví a na06; aaraanta por la une
fcabía secado la Sarrx "-, 0 continué. Ee me naoia
Riendo, iue8 constaüte de
qoe nuevamente ^a
u practica ^
"_Pexo algo me entorpece las iacu
da
Wciativa y toda taanuca. l»g
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
de los místicos con quienes me he cruzado en estos dias, he logrado establecer comunicación telepática.
Interpreto que eso sucede porque no están con la mente activa, sino adormecida.
"Entretanto yo hablaba parece que alguien estaba en la puerta esperando a que interrumpiera mi
monólogo, para entrar y dirigirse ai doctor. En efecto, tratábase de un hombre de baja estatura y
facciones mongoloides que hablaba en un lenguaje para mí incomprensible. El doctor Kim,
dirigiéndose a mí, dijo:
"—Ponte cómodo y contesta este cuestionario. No tarderé mucho —dijo— y salió.
"Antes de recibir en México la invitación para mi viaje a India, hube de contestar un largo cuestionario.
Ahora tenía otro al frente, escrito a máquina. Medité prolongadamente antes de contestar, pues algunas
de las preguntas me resultaron difíciles. Luego fui a la ventana desde donde pude observar el
vecindario entre las sombras de la noche. A lo lejos adiviné la silueta del Fuerte Rojo de los Elefantes.
Más claramente se veía una mezquita con sus almenares, desde los que los almuédanos, diariamente al
caer de la tarde, llaman a oración a ios fieles del Corán. Más que ver,-yo meditaba en ese país tan
antiguo, actualmente tan poblado y con tan enorme cantidad de dialectos. Probablemente no exista °tra
nación que haya sufrido tantas invasiones, por cuyo ssotivo es posible que no exista otro pueblo que
haya recibido tantas influencias de culturas, idiomas y costumbres. Por eso es tan admirable que ese
pueblo haya po-^do pasar de largo a través de tantos siglos sin permitir <3t*e nada cambie su
personalidad, idiosincrasia y psicolo-a. Después de imperar el idioma inglés durante varios 'Sios; en
escasos .veinte años, el idioma inglés está ya Proceso de desaparición, dejando en su lugar al indi,
148
RODOLFO BENAVIDES
idioma derivado del sánscrito, una de las lenguas más
antiguas.
"Regresó el doctor disculpándose por haber tenido
que salir. Dijo:
"—Un asunto requiere mi atención inmediata. A reserva de escuchar más adelante algunas de tus
observaciones, y como por hoy no dispongo de más tiempo, te propongo que a partir de mañana por la
mañana veamos en su orden los asuntos que has tratado.
"—Conforme, maestro, absolutamente conforme —contesté.
"—Muy bien. En este mismo momento un hermano
te llevará al hotel. Debes liquidar desde luego tu cuenta, porque mañana por la mañana, es decir a las
nueve horas, puntualidad inglesa, el mismo hermano que hoy te lleve pasará a recogerte con todas tus
pertenencias. Vivirás aqui bajo muy rígida disciplina y con muy ligero alimento, consistente de frutas.
Te aconsejo, en caso de que te haga mucha falta, cenar hoy en abundancia, y no tomar mañana ningún
alimento antes de salir del hotel
hacia acá.
"Al terminar de decir esto, señaló la puerta para que yo saliera. En la propia puerta me encontré al
chófer, quien me señaló el camino de salida y luego me llevó al hotel Ashoka. Allí cené
abundantemente fruta, según erE ya mi vieja costumbre, y luego me fui a dormir en có moda y blanda
cama."
* * *
íeP. D.
"Sr. Benavides: le ruego tener presente al pe sonaje que tan fugazmente figura en este relaí> me refiero
al que entró para hablar con el doct Kim. Se trata de un vidente extraordinario. De esi naturalmente, no
me enteré hasta que estuve fan
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . ,
149
liarizado con el medio en que ahora vivo. Por fortuna, aún no había depositado en el correo este escrito.
Ese vidente estuvo oculto, observándome mientras que yo platicaba con el doctor Kim.
Naturalmente, no observaba a mi persona física, sino a la intimidad de mi ser; el alma. Su informe debe
haber sido favorable, pues de otra manera yo no me habría quedado y todo el viaje y mis anhelos
habrían fracasado. Esta es una de las insólitas pruebas por las que pasa todo el que aspira a entrar a este
ashram, y la cual se pasa sin que uno se dé cuenta; luego el fallo es inapelable y sin explicaciones. Lo
aceptan a uno llenos de regocijo o simplemente no lo aceptan, y no hay nadie con quien discutir en caso
de inconformidad. Por otra parte, debo recordar a usted que yo no solicité ingresar a esta escuela, sino
que fueron ellos quienes me invitaron; de manera que si no hubieran visto en mí suficientes méritos,
iodo habría quedado en una conversación más o menos trivial y. . . hasta luego. ' 'Fraternalmente.
"Tarquino" (Rúbrica.)
Capítulo 8
"Aquella mañana, cuando puntualmente llegó el chófer a recogerme al hotel, yo tenía ya cosa de media
hora de estarlo esperando. Una sonrisa amable, un disimulado saludo llevando la mano al corazón y eso
fue trdo. Al subir al viejo vehículo sentí que me estaba despidiendo del mundanal ruido y de la vida
profana. Me h ibían dicho que sería enclaustrado, y aunque en mis prácticas algunas veces había hecho
algo de eso, de todaj maneras no era exactamente lo que entonces tenía en mi futuro, por eso estaba
bajo sensaciones nuevas y muy especiales. Es que sabía que me acercaba a un mundo nuevo, a una
dimensión inexplorada, desconocida, no solamente para mí, sino para casi la totalidad He los seres
humanos.
"Nadie me recibió en la biblioteca, a la vez oficina. Tomé asiento en una silla. Me quedé
completamente sola. Después me levanté del asiento para volver a ver por la ventana. Regresé a
sentarme. De la silla pasé a sentarme sobre el montón de cojines recargando la espalda en la pared.
Empezaba a aburrirme, cuando llegó el doctor Rifa, el mismo de la noche anterior, y que en buen
castellano me dijo sin preámbulos:
—-Trataremos de lo que me platicabas anoche. Es
erdad que el pueblo frecuentemente usa substancias
enervantes para lograr sensaciones que no puede obtener
medios naturales. No sería imposible que en tu visita
152
RODOLFO BENAVIDES
de Agrá te hayan dado algo que para ellos es normal y diario; pero que a ti te alteró el sistema nervioso.
Sí, ésa es una probabilidad; pero también lo es, que tú hayas resultado afectado por el ambiente. Tú
sensibilidad lo justifica. En general, tus conclusiones me parecen justas, y ahora, entremos en el tema.
"—Muy bien, maestro, contesté con entusla^n ■ "—En Occidente escuché algunas veces que de ■■ h i
yo material de pueblos como el de India, las rv\. ■ .:n», son las culpables. Te diré: El hombre siempre
ar ■ '..lú cualquier filosofía y cualquier religión a su coir > .1 n-cia a fin de justificar su personal
manera de ¡-tT. '. '"i* mos por caso el budismo. Como el que más, A \ .vl.lo japonés ha sido budista por
siglos y, obsérvalo. \u\ pueblo activo y nervioso como hormiguero que se mliu de día en día. En
cambio los budistas en India, sc-i -mi
plemente pasivos, contemplativos. En estos fomuí.....-
no es la esencia de la filosofía lo que determina. 11 ■■ U idiosincrasia de los pueblos. En India
abundan ti "■'■'•■n los mulusinanes. Compáralos con el pueblo arabo ^ \> i-"--que se puede repetir lo
antes dicho. "—Sí, es verdad —contesté.
"—Por lo que hace a las multitudes hambriei ' . ni Calculta, contribuye para acrecentar el problema )
> .''H'* rra santa como estúpidamente la llaman. Guerra ''■ i'*la e ilógica entre Pakistán e India, siendo
que P> ' ' !,i!l siempre perteneció a India. En ese conflicto no h.i** i l'*1 cosa que intereses políticos, y
usan la religión musir: ■ ,,!*t de un lado y brahmánica del otro como arietes; Ir "■ iin para inducir las
multitudes a que se maten unoi ■ > l,,]|r sin cargo de conciencia. Esto ha creado una sil'|,,:'^ de
intransigencia religiosa que propicia la perecí ''"^ • el asesinato. De ahí los grandes éxodos, las eterna
v*1 mas; los inocentes que sólo quieren pan y paz. E " ' 1'i centes viajan hacia el sur del país,
concentrándose ,,!1 "*""
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES
153
poblaciones más cercanas, en este caso, Calculta. Ahí tienes en parte la explicación de tanta miseria.
"El maestro suspiró y siguió diciendo:
"—Y al hablar de esto, no podemos ignorar que nuestra escuela está aquí, a consecuencia también de
una
guerra.
"Claramente se veía que el doctor añoraba viejos tiempos. Siguió diciendo:
"—Yo pretendo llevar la conversación y la enseñanza io más posible hacia lo nuestro. Efectivamente,
nosotros también tuvimos que huir de las crueldades. Sin embargo, no tenemos derecho a quejarnos,
pues oportunamente se nos profetizó que cuando la rueda militar llegara a las calles de Lahssa, Tíbet
dejaría de ser lo que antes fue. Pero además, se nos advirtió que estábamos obligados a poner a salvo
nuestros tesoros, consistentes, no en oro o joyería, sino en viejos escritos muy importantes. . . ¿Pero
qué fue lo que sucedió?
"Evidentemente, el doctor sufría con aquellos recuerdos. Continuó:
"—Tuvimos repetidas reuniones en Safcya. Fueron siempre reuniones de dirigentes de lamasterios. En
esas reuniones se discutió hasta el aburrimiento; pero sin llegar a ningún acuerdo práctico, pues muchos
se negaban a aceptar lo que ya era evidente: la ocupación militar por los chinos comunistas. Entonces
sucedió lo verdaderamente inevitable: ¡Nos dividimos por lo menos en dos grupos importantes, y éstos
a su vez posteriormente se han fraccionado aún más!
'Yo escuchaba con gran atención y veía las reaccio-**es emocionales del doctor, quien hizo un corto
silencio, iuego continuó con palabra ágil:
4-iuauLros, me reíiero a quienes reorganizamos nues-
**"as antiguas enseñanzas en esta escuela en que tú ahora
abitas; nosotros, más prudentes que valentones o quizá
154
RODOLFO BENAVIDES
más creyentes de nuestra propia verdad, trajimos a este ' país por lo menos algo de lo que poseíamos,
de tal manera que hacia 1950, cuando la rueda militar anunciada circuló por las calles de Lahssa, varios
de nosotros ya estábamos radicados en India, Una última reunión de abades con el Dalai Lama resultó
tan inútil corno todas las anteriores, pues para entonces ya era demasiado tarde para actuar. Sí,
imagínate un éxodo de cuarenta mil monjes y lamas que constituían el clero tibetano. , .; ya
comprenderás que no era cosa fácil, sobre todo tomando en consideración que no existían carreteras, y
luego. . . ¡ay!. ... lo primitivo de nuestros vehículos, y, en general, de todo nuestro sistema de
comunicaciones.
"Yo seguía escuchando esa historia con profundísimo interés. El doctor Kim, hablando con voz
apagada por el dolor íntimo, continuó su relato:
"—Las promesas de los chinos fueron siempre en e sentido de que respetarían la religión y costumbres
de país. Sin embargo, pronto empezaron las exigencias: ira pusieron contribuciones muy onerosas a los
larnasterios tal como lo hicieron con las factorías, con los pe talleres y con los individuos, es decir, todo
el mundc pagar impuestos al Estado. Por otra parte, exigierr todos los religiosos se casaran y se
dedicaran a productivas, o sea, que ya no podían seguir vi como siempre sucedió: de la caridad y del
Estado. "Yo sonreí, pues esa medida no me parecía i gerada ni mala, pues en final de cuentas, en todas
del mundo así están las cosas y México no es n excepción, aunque aún el gobierno no ha interverj la
economía de la Iglesia. El doctor Kim también maliciosamente. Continuó:
"—Aunque te parezca increíble, esa orden < los lamas debían casarse, fue lo que derramó la g* vaso y
colmó la paciencia. La cosa empezó con d(
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
155
giosos que se negaron a trabajar y otros muchos se negaron a casarse. Así empezaron los motines
sangrientos, pues el pueblo apoyó la rebeldía de los religiosos hasta que, aí fin, todos ellos abandonaron
los tornos de oraciones y empuñaron las armas. ¿Armas era eso que ellos tenían? ¡Sí, armas muy
antiguas y enmohecidas! En cambio las armas de los chinos eran modernas y abundantes. Cuando los
religiosos y el pueblo en rebelión retrocedían perdiendo la batalla, se refugiaban en los larnasterios, con
virtiéndolos en fortalezas que muy pronto fueron destruidas con artillería pesada y aun con aviones.
Después, lo que de los larnasterios quedó, fue convertido en caballerizas y cuarteles. Las pastas de los
libros sagrados, hechas de piel de jack, se convirtieron en sandalias o cualquier otra cosa. Las hojas de
esos libros sagrados se transformaron en fuego para quitar el frío a la soldadesca.
"Evidentemente, el maestro sufría por recuerdos tan lamentables. Sobreponiéndose a su dolor, continuó
el relato:
"—Fue así como Tíbet propiamente dicho, dejó de existir, pues a partir de entonces, numerosas
migraciones de chinos, particularmente jóvenes, van cubriendo el territorio antes inhabitado. Pronto las
nuevas generaciones tendrán una mentalidad completamente distinta a mi generación; y lo que Tíbet
fue, no será más que un recuerdo, quizá una leyenda, puesto que por la tradicional cos-tombre de
guardar en secreto nuestras actividades, poco Sa'ió a la luz pública; y lo que quedó en los libros sagra-
dos muy probablemente está ya aniquilado. Como com-Prenderás, gran cantidad de tibetanos huyeron
hacia otros Países como Sam, Nepal, India, etc. Entre esos refugiados Mlie huyen de la muerte y quizás
del trabajo, hay de to~ : oueno y malo. Muchos son amigos nuestros que aho-. = regados en este país,
cada cual se gana la vida como
l3g
RODOLFO BENAVIDES
■v
puede, y además, ayuda al intento de rehacer lo destruido. Uno de esos amigos es el que te guió en
Agrá hasta el asceta, ¿Lo recuerdas?
"—Naturalmente que lo recuerdo y con mucho agrado —contesté.
"El maestro volvió a hacer un silencio del que luego salió un poco reanimado y con una sonrisa amarga
dijo: "—Bueno, no nos vamos a detener en el pasad', lu tiempo es limitado. Así, pues, hablemos de lo
que a 11 •■> i-» te urge, que es para lo que has venido. Quise din ■ im apunte anterior porque ésa es
nuestra historia, ' i di*
esta escuela.
"Tras corta pausa, el doctor Kim continuó: "—La religión dominante en Tíbet era el bu'' un tántrico,
que junto con la escuela de Zen o Ch'an, • '>»if> la llaman en China, constituye el aspecto religioso y
Fi
losófico del budismo.
"—¿Qué es 'tántrico'? —pregunté. "—La Tranta es la enseñanza derivada de Gu r'uma Buda,
transmitida por la escuela de Therevada así ""iw de los primeros conceptos del Mahayana y de cara. El
budismo en general es muy tolerante otras religiones y frecuentemente adopta para del pensamiento de
ellas, dando por resultado < perdiendo la idea original, y esto, que es mu en la práctica vulgar, ocurre
también en las cá cretas del Alto Sacerdocio, es decir, que la c está llegando hasta las raíces.
"—¿Quieres detallarme eso? —supliqué. "—Sí, naturalmente. En Tíbet se practical del animismo
hinduista como una manera de Nirvana^ y, claro, allá sucedía lo mismo que India: el practicante no
pasaba de la autosugesl tohipnosis, sin llegar al anhelado éxtasis. Com que ya en las cámaras secretas la
cosa era m
, . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
157
complicada, ya que siempre tenían que comprobarse previamente las reencarnaciones, y esto implica la
conversación directa, sin intermediarios, con espíritus desencarnados que actúan como guías y que
deben dejarse ver en forma de materialización, a fin de evitar el fraude. y todo eso, supera en mucho al
éxtasis vulgar que practica mucha gente, más que todo por exhibicionismo.
"—¿Quieres explicarme eso en detalle, maestro? —supliqué.
"—Está bien, atiende. La fusión del budismo Mahayana con el Ponismo que era la forma tibetana del
animismo, fueron los elementos que crearon el sistema de los lamas entre los que había de todo. Ese
sistema modificó el budismo abriendo su propia brecha; es por eso que en general las prácticas
tibetanas se alejaron de todas las prácticas de otras religiones y acabaron por encontrar eíementos
nuevos en el terreno de lo espiritual. Pero, volvamos al tema en que nos encontrábamos. "—Como
gustes, maestro.
"-—Mira, nosotros, los que nos pronunciamos por la acción, no por la contemplación, optamos por
abandonar Tíbet con debida oportunidad a fin de reorganizar el trabajo en otros países, y ya ves que lo
estamos haciendo, tel vez con mucha fallas, pero algo es algo, y el que hace 10 Que puede hace lo que
debe. El otro grupo prefirió .Redarse en Tíbet y enfrentarse al problema, al invasor; ^onozco que fue
una actitud heroica desde el punto de sía ciudadano y político, pero lamentablemente inútil lo
espiritual. Inútil, porque muchos de ellos murieron _ e^ manera. Esto significa que prefirieron ser
héroes 0s- Q'Je trabajadores abnegados. Aquí en India es-s ííiuchos en calidad de extranjeros, y eso nos
impide -v°lvernos con facjiidad. Se nos vigila constantemen-0s t¡na organización secreta y, como anda
el muii-organízaciones secretas, aunque nada tengan que
RODÓLO BENAVIDES
ver con la política, son muy vigiladas. Por aquí vienen la policía, inspectores y toda clase de agente®
para ver si no estamos infringiendo algún reglamento o por si estamos realizando algún trabajo político
militante. A nuestro recinto vienen a las veces: espías rusos o chinos o yanquis, porque unos y otros
temen que usemos el templo para absurdos como los que ellos continuadamente cometen . . . En fin,
pronto te darás cuenta de (. sitio dista mucho de ser lo que debería ser, y c de la calma y tranquilidad
que nosotros quisiera centrar. Sin embargo, y en final de cuentas, la ^ ra calma es interna y ésa sí la
tenemos, o por le
intentamos tenerla.
"—Maestro —interrumpí—: Yo creo que lo q mente vale son los resultados finales.
"—Sí, eso es verdad; pero lo que te llevo diel fica que estamos aquí provisionalmente y que toe nemos
improvisado, entre otras razones, porque e1 al igual que el resto del mundo, poco a poco irá i en caos
cada día mayor. ¡Y cuando el final sobi no sé a dónde podremos irnos! En fin, mientras c cosa sucede,
debes saber y sentir muy en lo intuí ser, que ésta es una escuela iniciática que sigue n tigua tradición,
que tiene sus raíces en viejo pasad de ella lian salido figuras de gran relieve espirilu no nos interesa el
éxito en lo material. Creo qu los más liberales de este tipo de escuelas, tal vez las circunstancias nos
obligan y somos muy to con. . .; ya sabrás cómo nombramos a quienes lie mo tú, porque, en verdad, no
podemos exigir mi menos por el momento.
"Me abstuve de contestar y el maestro conti
pilcando-.
"—No son lamentaciones lo que te he dicho,
frnria. "Recibe lo que has oído sólo como un ante
. . . ENTONCES, SEKEMOS DIOSES. . .
159
para que mejor nos comprendas. Ya te habrás imaginado que contamos en este país con grupos afines y
templos consagrados para ceremonias de muy alto valor espiritual esto es, temphs internos que hasta
ahora estuvieron siempre ocultos a los profanos. Pero recuerda: no es el edificio lo que cuenta, sino lo
que en su interior se he venido haciendo durante milenios. No te diría todo esto si no fuera porque tú
has venido a este sitio precisamente para saber estas cosas y, como final, visitar uno de esos templos.
Creo que en los días que estarás con nosotros preparándote, te sostendrás digno de tal honor. El sitio a
que me refiero está bien lejos de aquí. Ya volveremos en su oportunidad a hablar de estas cosas.
"—Muy bien, maestro —fue todo lo que contesté—. El instructor volívó al tema:
"—Ya con todo lo que te he dicho, comprenderás lo que pensamos de quienes viven sentados y
dormidos como tú dices. Vivir sentado sin hacer nada, vivir en abstracción constante, es más cómodo
que trabajar, que luchar en el terreno de lo material para el logro de valores importantes. Los 'Iniciados'
han sido siempre, no importa a que época de la historia te refieras, hombres so-Metidos a intenso
trabajo, a disciplina constante, a esfuerzos sin límites, llegando algunas veces hasta el agotamiento de
las fuerzas físicas. Así han sido los hombres salidos «e nuestra escuela. Y una condición que también va
con-*go, Mempre ha sido no divulgar jamás eí origen. Pue-e$ decir algunas generalidades, y ya sabrás
lo que ja-"s revelarás a nadie.
El doctor volvió a hacer una pausa y continuó di-
-Pero no nos detengamos a observar aspectos parcia-^1 problema, puesto que éste es de una
embergadura as ^eces mayor de lo que generalmente se le juzga.
160
RODOLFO BENAVIDES
Para ser más claro, es un problema mundial con sus más
y sus menos.
"Me reacomodé en mi asiento. Deseaba abs^ber las palabras en todo su significado, palabras de un
hombre cuyo aplomo, serenidad y verdadero conocimiento, inspiraban confianza. El instructor siguió
diciendo:
"—Ya desde la antigua civilización egipcia, ya desde la cultura caldea, ya desde los días bíblicos, ha
habido hombres de gran talento y espirituahnente superiores, cuyas enseñanzas a nosotros no nos son
extrañas. Hombres que observaron la realidad lamentable en que siempre ha vivido el hombre, sujeto a
la materia e incapaz de independizarse de ella de manera apropiada, usando para el caso la inteligencia.
Y esto ha sucedido, porque la inteligencia humana vive, gran parte del tiempo, dormida. De noche
duerme inconsciente, mientras que de día duerme apenas un poco consciente, o sea, que desde muy
antiguo se ha reconocido que el hombre ha vivido siempre dormido y en estado de contemplación
ininterrumpida.
"El grito lejano de un muchacho entró por la ventana
abierta. Eso llamó mi atención, porque era lo primero que oí procedente del exterior. Ese edificio estaba
muy bien situado para el trabajo que allí se hacía, pues no llegaban ruidos de vehículos ni gritos ni
pregones. Pasado el instante de interrupción, el doctor continuó:
"-—En la infancia de la presente humanidad, es lógi^ co que sucediera lo que antes afirmé; pero en la
hora' presente ya debíamos haber mejorado mucho. El verda-' dero avance parece haber-empezado
después de K.epler, en que los descubrimientos científicos y las ciencias abstractas impulsaron al
hombre hacia terrenos antes deSr, conocidos o sospechados, pero temidos. La ciencia y las &"
vestigaciones han sido mayores en unos cuantos años d| este siglo que en muchos siglos anteriores. No
obstauf
--%
, . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
161
iodo esto, se ha demostrado que el promedio del hombre occidental, que ha sido el más investigado,
utiliza de sus facultades mentales muy a penas un 30%. Eso quiere decir que el 90% de las facultades
con que la naturaleza lo ha dotado, permanecen dormidas. Ahora, partiendo de ese punto promedio,
comprenderás que hay minorías que logran elevar su actividad mental quizá a un 18 ó 20, o digamos,
en casos muy excepcionales, a un 25%, mientras que la inmensa mayoría de seres humanos están por
debajo de ese 10%, esto es, que usan solamente 8 ó tal vez un 6%, del total de las facultades con que
cuentan, pero que permanecen dormidas. ¿Me entiendes? "—Sí, maestro, absolutamente —contesté.
"—Considerando así el problema, esos hombres sentados que has visto que viven en contemplación,
probablemente no usen de sus facultades más allá de un 2%, y quienes viven como aquel de Agrá,
probablemente no usen nada.
"—Pero eso ¿no es una barbaridad?, maestro —interrumpí—. ¿Qué podría hacerse para transforman el
problema de negativo a positivo? Lo que me acabas de decir, me sugiere la idea, por ejemplo, de una
fábrica que tiene diez máquinas de las que se usa solamente una, excepcionalmente dos y
frecuentemente ninguna.
"-—[Eso es! El fenómeno se debe fundamentalmente
a que el hombre ha desatendido el desenvolvimiento de
todas sus facultades, una de ella el sexto sentido, y esa
desatención es consecuencia de que ha relacionado el sex-
#o sentido con aspectos místicnc wi^'--
¡ha
Éír
É
_. ^ v^uuiuno que debe existir entre el es-
líü- y la materia. No sabe el hombre gran cosa de sí
^o, y, sin embargo, se obstina en querer definir a
3S y en pretender llegar al origen del universo. Y per-
1536 decirte, que estos impulsos pueriles serán motivo
162
RODOLFO BENAV1DES
de risa en los años venideros, ya muy próximos, en que el hombre descubrirá cómo poner a trabajar
todas sus facultades mentales y a toda su capacidad. Entonces seremos dioses, pues se habrá llegado al
superhorj^re; y cuando eso suceda, entonces resultará que nuestras enseñanzas fueron justas.
"—Ya que hablas de eso, maestro —contesté—, me gustaría conocer la relación que pueda haber entre
las filosofías orietalistas y el esoterismo occidental, digamos como el espiritismo, por ejemplo.
"—Para contestar esa pregunta -—afirmó Kim—, debemos remontarnos en la historia. En primer lugar,
en todas las doctrinas y aun en algunos conceptos científicos, se acepta que alguna vez, milenios, atrás,
existió una civilización muy avanzada. Las leyendas tibetanas, por ejemplo, hablan de una muy antigua
y avanzada civilización que existió en lo que hoy es el desierto de Go-bi, en Mongolia; civilización que
desapareció hace cosa de cuarenta siglos. Esas mismas leyendas afirman que algunos de los
supervivientes de lo que tal vez fue un cataclismo, emigraron hacia el extremo norte de 1" u*»* hoy es
Europa, otros lo hicieron hacia el Cáucaso 3 "' ■•■■• hacia las alturas de los Montes Himalaya y de a! .
1 » cieron los primeros tibetanos. ¿Te vas dando cuei." * "—Sí, maestro, claro que sí me doy cuenta -
■ ■ ,I_
testé.
"■—Pues bien; esos tibetanos a su vez formaron g: ■:» «■"■"'■
dos principales: los que quedaron en Agarthi, ded>. ',s al reposo, a la contemplación, a lo místico y a lo
>■■;'" ritual, levantándose así los primeros templos que ei'»-■'• do el tiempo serían el principio de los
lamasterios. ' I "'* gundo grupo importante, formó lo que después se ■l■'-,-1
ció como Schamballah, sitio o residencia de los c,.....l
pronunciaron por la violencia, la fuerza y el poder. "El doctor Kim se recargó contra el respaldo «■■*'
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
163
silla, teniendo las manos a la altura del pecho, adoptando una posición erecta. Respiró profundamente y
continuó su instrucción:
"—Esa civilización de que hablamos, desaparecida hace ya tantos siglos, tuvo entre otras cosas
importantes y sobresalientes, respecto del estado actual de cosas, que el ser humano llegó casi al
completo desarrollo del SEXTO SENTIDO, y en ese caso, es natural suponer que esa humanidad
entendió lo que es el séptimo sentido, del que nosotros, en el momento actual, solamente podemos
aventurar algunas hipótesis.
"Yo iba a intervenir; pero la mano del maestro rne ordenó silencio. El siguió diciendo:
"—Es sabido y generalmente aceptado, que se debe a las escuelas herméticas e 'iniciaticas' como esta
en que ahora te encuentras, el que conocimientos antiquísimos hayan trascendido a los siglos; hayan
superado los vaivenes humanos en la historia; y hayan llegado hasta nuestros días. Allí donde una
escuela fracasó o sucumbió, también el conocimiento se perdió, se hundió en el polvo del olvido
obligando a los científicos actuales a teorizar sobre meras leyandas que nos llegaron por tradición oral,
0 a redescubrir lo queya se conocía. Asi, pues, las escuelas iniciáticas, pese a los excépticos, a los
risueños y a vanidosos, han desempeñado una función histórica de Primer orden, debiéndose a ellas, a
esas escuelas, mucho
jue hoy disfruta la humanidad. No pretendo ha-" generalizando de las escuelas herméticas, porque
s llevaría un tiempo del que tú no dispones. Mi
°n se limita a hablarte de nuestra escuela.
3 era todo oídos. No perdía una palabra ni un ges-
doctor, quien muy seguro de sí mismo, continuó do:
"Seguramente Ue*a ha sufrido
■¡ .
-' — — -^SJU», lili
alteraciones. Quizá no hemos llfe
núes-
RODOLFO BENAVIDES
do a la meta con toda la carga que en un principio nos fue entregada. Es probable que mucho e
importante de esa carga, se haya deteriorado y hasta destruido irremediablemente. Es natural que al
irnos adaptando a los nuevos siglos, no hayamos calcado correctamente Ift enseñanza original; sin
embargo, poseemos elementos suficientes, que en su tiempo todo ser humano que lo desee podrá
conocer. Quiero llamar tu atención hacia lo que fue una realidad, y que nosotros podemos demostrar
que lo sigue siendo, primero: la existencia del espíritu. Segundo: la existencia de la reencarnación.
Tercero: la existencia del sexto sentido, latente en todo ser humano, y que en algunos casos se ha
venido manifestando con mayor intensidad y frecuencia de manera natural.
"El doctor consultó su reloj y sin dejar de verlo afir-
mó:
"—Lo que en Occidente se entiende por espiritismo
es para nosotros el ejercicio del SEXTO SENTIDO. De eso ya hablaremos y te lo demostraremos.
"Yo empezaba a sentir hambre. Cuando el cuerpo se acostumbra a ingerir alimentos varias veces al dia,
después lo exige cuando no se los dan. Yo estaba nada más con la cena de la noche anterior. Al salir del
hotpl A° hóka había tomado un vaso de agua natural; así. pin1-
empecé a sentir hambre.
"El maestro cambió radicalmente de tema cue»'l" d¡
jo:
"—Debo irme. En una habitación al salir del pa-»1-'1
encontrarás una manta para que la tiendas sobr* 1l il fombra. Encontrarás también cojines. Allí será tu
lubit ción y lecho mientras estés en este lugar. En la pi"l,P habitación se hospeda un negro africano que
h¡iWJ "* poco de inglés. El lucha tremendamente contra el l',-íl que su pueblo carga de hambre,
desnudez, supe:-""1 y tal vez lo peor de todo: la humillación de los W>i'11
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
165
No obstante, es una reencarnación reconocida, es un espíritu fuerte que ha logrado dominar todo ese
lastre y ahora está para lo mismo que tú has venido. Encontrarás también a un noruego que habla
únicamente su idioma materno, bueno, creo que un poco de alemán también. Ese hombre fue un
valiente en los días de la segunda guerra mundial. Luchó contra el invasor alemán en las filas de la
resistencia. Nunca aspiró a ser un héroe, sin embargo, llegó a serlo. Desde su niñez descubrió que
poseía facultades especiales como la videncia, la psico-metría, etc., facultades que en esos días difíciles
de guerra y muerte, le sirvieron de mucho para salvar el pellejo. El es un amante de la vida, la ve de
frente y con gozo. Entiende lo que es el espíritu y no le asusta la muerte porque sabe que no existe, dice
que en sí mismo es una prueba de la vida. Afirma que en sus días de lucha a muerte, en los momentos
difíciles, cuando generalmente el espíritu se ofusca, en él sucedía que su espíritu se alejaba de la
sangrienta tragedia para ir a otros planos y recordar algunas de sus reencarnaciones anteriores. Lo
hemos recibido como uno de los nuestros, porque es también una reencarnación reconocida.
"El doctor Kim hizo una pausa a la vez que miraba hacia la ventana. Continuó instruyendo:
"—A estos dos personajes los encontrarás en la habitación de al lado. Son tus condiscípulos, no sólo de
hoy, sino desde hace siglos. A ustedes tres les está prohibido _ bablar entre sí y con los demás. El
silencio en esta casa debe ser completo. Los únicos que podemos hablar Somcs los instructores, y
ustedes cuando estén, como en este momento, en instrucción. Romper las reglas en este atio significa
abandonarlo. ¿Me has entendido? ^~Sí, maestro —contesté. ^-Bien —dijo el doctor Kim—. Ve a
conocer el sitio
.ODO^O BB«AVX^S
. ., Por la tarde volvere y P %
^Entendido? fflaestr0 contesté _
resto de
tó- ^Períectament > ^ abum^o P> aá que «_Para que °^nteca. Tú eres 1>idW>
al
este dia, ve a la ^f^ada a nuestros 1*
|
puedes dar una ^¿^os y Pone* J en fin, wd° ! fe no son »ff leeros y ^^er este sitio limpo, ■
ararás -"^darnos a man ^ lo toc» ^ ^ to necesano Pa" ^«tes, aqm todo lo
con.
les aqui no hay ^eración alguna, ^a v
q n0
tener n^Bun l?f ° ¿e obsequiados alg" Mira? sob*
»Yo guardaba r f tinUO insu j
aose la caoe» ^^re tomaun P-
-^.Cuando »e? úntales y eleva idadeS i ■'
realiza concentraron^ ^
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bePs «solver tus probV ^ si w *£
a.....
»• SÍD "f no de nosotros entre, d*^diendo gr»'",. cuando alguno^^ ruido. Iras ^ fasist„
-abandonarla srn n ^^^s mtern ^
¿nido de la voz, p

. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES .


167
Este desgaste se debe a que al hablar de los deseos, la energía mental tiende a transformarse en energía
material que se mueve en todas direcciones, sin verdadero objetivo. Es para conservar esta energía que
a cada uno le exigimos el más completo silencio. ¿Tienes alguna pregunta que hacer?
"—Por el momento no se me ocurre nada, maestro, así, pues, ¿puedo retirarme?
"El maestro asintió con un movimiento de cabeza, pero sin pronunciar palabra, luego se fue. Yo me
dirigí a la habitación mencionada, pero en ella no había nadie; así, pues, puse la manta en cualquier
parte y regresé a la biblioteca para enfrentarme a los estantes de libros. Hasta allí me alcanzó un monje
vestido con túnica color azafrán, quien entregóme una túnica de igual color, a la vez que me ordenó,
con mímica, que inmediatamente me quitara la ropa occidental que llevaba puesta y me pusiera esa
túnica. Asimismo, me entregó varios útiles de aseo, y luego se retiró.
"Pero cuando todo esto estaba sucediendo, pasaba ya del mediodía y yo sentía ya las molestias del
hambre. En México, muchas veces, sin ningún especial esfuerzo, logré ponerme en ayuno por más de
tres días. Por eso sabía que lo más difícil de los ayunos está en las primeras cuarenta y ocho horas.
Después, gradualmente se va haciendo más tolerable el hambre, y allí, seguramente resultaría fácil
debido a que no había relojes ni con qué llevar la cuenta del tiempo.
"Me entretuve con los libros; pero pasadas unas ho-ras, seguramente más por ía costumbre que por
cualquier oíra razón, me apretó el hambre, la que momentáneamente mitigué tomando agua de una gran
botella que staba en el pasillo. Esto, naturalmente, estimuló mis aciones digestivas y al poco ya estaba
nuevamente ^ando agua. A la tercera vez que me dirigí al depósito
168
RODÓLO BENAVIDES
de agua, me enco^^-rlea" útiles de aseo, quien se mterpus
aciones.
que debían quedar, lo que después me p
ir las lecturas que más me avadara!. A1U me sir-■Torla tarde me «ndu^nal^ ^^
vieron un poco de te ?au^n™n al comedor,
segu-
adeptos, en fila y silenciosos, entraron
ramente a merendar. ■:r,„ciAnr —me
pregunla-
"'¿No será esto una discrmnnacion.
r
ba_.¿ ¿Por qué a ellos sí les dan y ann «* Ellos sabrán'lo que están haciendo. . .
PRIMERA CONVOCACIÓN MÍSTICA «YA obsc—x, me llevaron..£. -destúsala, alfombrada de pared
a P«AI^" «£*J asistir a TVmpZo Exterior, así llamado, porque P
él todos los que lo desearan/m""'d maestro me había Allí encontré a los otros dos queelmaest
^
anunciado. Uno era «ta*»^ era el no-^^rSabe-rtermas penoso que ,-
""Laba presente también el africanaJ™»J%
readlÍy «W^ <"»£ s^roCdl^" r S—b^^otaenque, revelaba ^
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . ,
169
nunca liabía llegado a él la comida en abundancia. Para ese adepto, aquel ayuno era, con toda
seguridad, muy tolerable, tal vez natural.
"Nosotros tres, adeptos, 'chelas', 'enclaustrados' o como senos quiera llamar, ocupamos sitios distantes
uno del otro. Después llegaron los demás haciendo una veintena de hombres, casi todos vestidos con
túnica amarilla. Había tipos clásicamente indios y los había chinos. Nadie habló. Todos se sentaron en
el suelo y yo los imité. Quedaron quietos como estatuas, respirando suavemente, sin hacer ruido. Se
veía que habían dejado de pensar en la vida ordinaria llevando la mente en blanco y a la más completa
concentración mental. Yo era un observador pasivo. No sentía intención de imitarlos. Me habían
autorizado a aplicar mi criterio a los hechos y pensé que, para mejor imitarlos en el futuro, debía
primero estudiarlos, observarlos.
"Tal vez una hora duró aquella concentración mental, luego vino un canto a coro, la mayor parte de él
con la boca cerrada, en forma de murmullo. Finalmente se pusieron de pie y pronto se retiraron tan en
silencio como habían llegado.
"Quedamos en ese lugar solamente tres: el noruego, quien tomó la iniciativa de salir; el africano que lo
si-fíráó, y yo como último. Los tres llegamos a la estancia que nos servía de recámara. Tendimos sobre
la alfombra una manta, y yo tomé un cojín para usarlo como cabecera y me acosté.
'En cuanto las distracciones pasaron, el hambre vol-^o a atormentarme, hasta que logré conciliar el
sueño y LSI °ívidarine de mi última cena de frutas de veinticuatro oras antes.
Ruidos leves en el pasillo; pero ruidos al fin, me desdaron sobresaltado. Eran los mismos monjes
vestidos fi túnica amarilla que regresaban al templo para orar
170
RODOLFO BENAVIDES
y entonar cánticos a boca cerrada. Solamente una pala-' bra pronunciaban con la boca abierta: AUM,¿a
tradicional y antigua palabra sagrada.
"'¡Caramba! ¿Qué hora será?' —me pregunté suponiendo que fuera ya de día—. Después, por
conclusión entendí que era la medianoche, o sea que había yo dormido cosa de cuatro horas, !y ya me
estaban despertando! ,"Los tres aspirantes nos pusimos de pie y seguimos a los que caminaban por el
pasillo hacia el templo. Una vez dentro, hubo algunos ejercicios gimnásticos; luego, tras algunas
posturas de yoga, siguió la concentración mental, la oración, también mental y, como final, el canto en
forma de murmullo terminando con la palabra sagrada. Entonces recibí tremenda impresión: sucedió
que la sala estaba poco menos que a obscuras, pues no había más que tres lámparas de pequeña flama
de aceite. Dos ocupaban los extremos del templo y una estaba en el sobre el ARA. Pues bien, estando
todo casi en < dad, vi claramente cómo de las bocas salía una 1 sidad, precisamente al pronunciar esa
palabra s No pude apreciar ese fenómeno por la tarde, debí luz que entraba por las ventanas. Me
propuse con el fenómeno y no me quedó lugar a dudas en 1 subsecuentes, hasta convertirse para mí en
un feí normal: esto es, que en plena obscuridad, al proi la palabra sagrada que era lo único que se dei la
boca abierta, salía una luminosidad de cok
muy pálido.
"Aquella primera noche, todo lo observaba y modamente sentado en el suelo. Aunque sabía se en
posición de loto, no la soportaba por muchr po. Debido a eso y a que la concentración mental
prolongando demasiado, ya no sabía qué hacer o e pensar, pues el hambre me inquietaba y mi mente
hacia los guisos suculentos de México. Luchaba n

. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES ...


171
mente por desechar de mi mente esas ideas y trataba de canalizar mi pensamiento hacia cosas más
importantes. Me decía a mí mismo: '¿Será posible que aquel gordinflón, que parece ser un buen
bebedor de whisky, sea un adepto capaz de desdoblamientos, de transmisión del pensamiento y de
tantas otras maravillas que hasta hoy han sido patrimonio solamente de unos cuantos escogidos? ¿Y
será posible que él, con semejante humanidad, soporte esta disciplina y esta hambre, sin quejarse, y que
yo no lo pueda hacer?'
"Por un rato mi mente vagó sin rumbo, como mariposa; pero una y otra vez regresaba al tema del
hambre. '¿Y por qué no he de soportar esto? —me preguntaba casi angustiado—. ¡Ah, pero ahora sí que
me está torturando el hambre! {Vamos, hombre, no es para tanto, es sólo un día y medio sin comer!
¿Cuántos seres humanos sobre la Tierra viven así, sin comer casi de continuo? Pero ¿qué es lo que más
les crece a las bestias? ¡Desde luego, la panza, claro, se pasan la vida comiendo!' Sí, frecuentemente
encontramos personas que dicen: 'Yo trabajo nada más para comer', queriendo decir con eso que todo lo
que ganan trabajando muy apenas les alcanza para comer. En verdad, deberían decir: 'Yo vivo para
comer y en ello me gasto todo ío que gano trabajando.'
"Volvía yo a divagar y al fin lograba canalizar mi diente hacía algún punto definido. Me decía: 'la
verdad sí que escogiendo los alimentos realmente apropiados por r nutritivo, no sería necesario comer
mucho y con ■ 'raría dinero para comprar otras cosas. Pero, ¿pa-seguir pensando en comida?
¡Realmente mí ne-no es tan grande, estoy exagerando la nota. Bue-■> se acabó, ¡a pensar en otra cosa!'
1 atención se concentró en el canto místico y eso, -■nomento, me hizo olvidar mi hambre; pero al ter-
172
RODOLFO BE.NAVIDES
minar la ceremonia y retirarse el grupo y quedarnos en el templo únicamente los tres aspirantes a
adeptos, las ideas referentes a comida volvieron con gran intensidad. "Un doctor me dijo hace tiempo
que el hambreas cosa puramente mental. Cierto o no rebelábame ante semejante situación,
verdaderamente absurda en ese sitio, puesto que unos días antes, en Agrá, había yo soportado mucho :
más que aquello, y todo, en un medio completamente profano y sin quejarme.
4
"Pensando de esa manera me senté cómodamenle, decidido a encontrar la razón de mi inquietud, y para
ello debía poner la mente en blanco, para llegar al tranco si era preciso. Así permanecí por largo rato, y
cuando volví a mi estado normal, ya conocía yo la razón de mi angustia que creí propia. En verdad,
quien estaba sufriendo todo aquello, quien estaba bajo el tormento del hambre, era el noruego. Su
tremendo cuerpo, seguramente acostumbrado a grandes volúmenes de comida, en esos días muy apenas
soportaba aquel ayuno, muy a pesar de que antes de llegar a ese sitio, lo hubiera practicado algunas
veces y de que tuviera ya varios dias más que yo
de estar enclaustrado.
"Al conocer esta verdad, recibida totalmente por el SEXTO SENTIDO, ya pude dormir tranquilo, pues
hasta ese momento sólo había sucedido que por transmisión de pensamiento y, naturalmente, por
afinidad de necesidad física, yo estuve recibiendo el imperativo que mi condiscípulo el noruego estaba
sufriendo.
"Antes- de que asomara el sol en el horizonte, volvió a presentarse el grupo en el pasillo. Una vez más
hube ejercicios, tal vez para terminar de despertar. Tocios pasa mos a darnos un baño de agua fría y
regresamos al tes* pío para la meditación y el canto, Esta vez estuvo en cendida únicamente la lámpara
del ARA, quedando c^ en plena obscuridad todo el templo. Eso me peno**3
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES ...
i 73
confirmar la observación hecha a la medianoche, respecto de la luminosidad que salía de la boca de
quienes al final del canto, pronunciaban la palabra sagrada.
"Al terminar, todos desfilamos hacia el comedor. íbamos en último término el noruego, el africano y
yo, que cerraba la fila.
"Ya sentados alrededor de una tosca y gran mesa, tuvimos nueva y corta meditación. Nos sirvieron un
plato con ración muy reducida de fruta picada y un poco de té caliente sin azúcar.
"Señor Benavides, ¡hágase usted cargo de esa situación! Yo, aun sin desearlo, de hito en hito miraba al
noruego, quien parecía recibir aquello con resignación de mártir. Lo que allí me estaban dando era
menos de la mitad de lo que me comí en mi última cena en el hotel Ashoka, y esto estaba sucediendo
36 horas después de esa
supongo que los maestros de esa escuela deseaban que nuestro organismo echara mano de todas sus
reservas, ¡y vaya que eso sucedería bien pronto! En fin, ésta ha sido, a grandes rasgos, la disciplina
diaria, mejorada de vez en cuando con un poco más de fruta, ensaladas y pan sin levadura. Garantizo a
usted, don Rodolfo, que aquí no hay manera de acumular ácido úrico.
"Mientras duraba la tan parca comida, un instructor daba corta cátedra. Obligadamente tenía que usar
varios idiomas, digo, por lo menos tres, dos asiáticos y el toglés, que parece ser un idioma universal. En
ese primer almuerzo, el instructor dijo en inglés: .
"—Para salir del estado vulgar y entrar en un estado
üpenor de conciencia, es necesario ir gradualmente de
0 Sjmple a lo complejo. Debemos limpiarnos de larvas
eiHales y de substancias nocivas al organismo. Es así
^o vari aflorando los verdaderos y escondidos valores
erHos. Mediante la disciplina se logra evolucionar del

174
RODOLFO BENAVIDBS
estado ordinario casi dormido, al estado de vigilia constante en que la inteligencia funciona libre de
tropiezos, puesto que el cuerpo fisco no le es un estorbo. Es entonces cuando el subconsciente suele
confundirse con el "El relator hizo corta pausa, luego sentenciosamente
afirmó:
"—Quienes alguna vez hayan creído que todas nuestras actividades son pueriles prácticas religiosas
orientales, simplemente no saben de lo que están hablando.
"Estas cátedras matutinas son normalmente cortas, lugo, en completo silencio, se desintegra la reunión,
yén-s dose cada cual a sus propias ocupaciones. Supongo que muchos de ellos se van a trabajar a la
calle, quizá a factorías, talleres o comercios, no se, sólo me lo imagino, pues durante el día la casa vive
en profundo silencio. Ese día conocí el hermoso y silencioso jardín que hay al fondo, ideal para leer y
meditar.
"He aprovechado bien el tiempo en abundantes lee turas. Me han dicho que si yo pudiera permanecer
aq tiempo suficiente para aprender la escritura tibetana, m permitirían leer algunos de los libros
sagrados. Esto, p desgracia, no será posible.
"Cada mañana, después del 'almuerzo', im maesü nos da instrucción. "Yo la recibo en castellano de
boca doctor Kim. Para el noruego la prueba está resultatt<-muy dura, pues nadie aquí habla su idioma.
Cuando eso, mi situación me parece ideal y me acuerdo de a? cuentecillo, creo que árabe, de un fulano
que iba pQj calle y que renegaba porque no tenía zapatos ni ma-de obtenerlos, y así, renegando de su
mala estrella, se contró a un hombre que lloraba porque no tenía ~¿~
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES ...
175
"P. D.
"Sr. Benavides: El siguiente relato se referirá a mi primera lección instructiva y supongo que será muy
interesante. Se la explicaré a usted pormenorizada-mente.
"Con rnir mejores afectos.
Tarquino." (Rúbrica.)
Capítulo 9
PRIMERA INSTRUCCIÓN
"Pasaron los días que yo dediqué exclusivamente a la disciplina del lugar, sin haber recibido ninguna
instrucción. Finalmente llegó una mañana en que después del almuerzo el doctor Kim tomóme del
brazo a la vez que decía:
",—Vamos a la biblioteca.
"Una vez que tomamos asiento en nuestras respectivas sillas, dijo:
"—¿Algunas preguntas?
"Yo lo observaba cuidadosamente, quizá más que la primera vez que estuve con él. Su tipo pasaría
desapar-cibido en cualquier ciudad incluso de América. No tenía nada de particular que llamara
especialmente la atención. Sus facciones asiáticas no eran tan acentuadas que lo distinguieran de otros
asiáticos. Le contesté:
"—Pues no, no tengo preguntas.
"—¿Has leído algo? Supongo que no habrás buscado nuestros libros sagrados.
"—Sí, he leído algo y no he buscado los libros sagrados porque ni siquiera me imaginé que aquí
pudiera haber algunos.
"—Bien —dijo Kim—. Hasta hace pocos años, nues-^s prácticas estaban fuera del alcance del profano.
Es ^s, de ellas nada o casi nada se sabía, pues fueron siem-*** un secreto absoluto; pero los tiempos
cambian. Las
1 78
HÜDGLFO BENAVIDES
últimas generaciones que tuvieron la oportunidad de e
tudiar en la tranquilidad del lamasterio, con la aprob, ción y ayuda del gobierno, son ahora
generaciones ya € proceso de desaparición. Nos vamos, sí, eso es; pero algí nos sentimos angustia y nos
manifestamos rebeldes, po que no queremos que nuestro conocimiento se pierda, . olvide, se ignore;
j>or eso procedemos de la manera qi estás viendo.
"■—-Comprendo, maestro, comprendo —interrumpí o servándolo—. Sucede que en Occidente, más
exactame] te, en México, nos formamos juicios de los lamas, y ce la imaginación los vestimos de
manera fantástica, y ah ra resulta que en este momento estoy frente a uno < ellos y en nada se parece a
los que yo había imaginad Kim siguió diciendo:
"—Ya te platiqué la historia. Comprenderás que ce todo lo que ha sucedido en Tíbet, la cohesión en
nuestri filas va siendo cada día menor. Los lamasterios que exi tieron en China continental ya casi han
desaparecido, ha sucedido eso no porque sean organizaciones místics sino porque son secretas, y en
China eso está en estos m mentos prohibido. Aquí en India la cosa no es tan drá dea; pero no dejamos
de tener problemas, y más tari o"más temprano tendremos que emigrar o sucumbir.
"—¿Entonces, no hay ya manera de continuar la _1"~ —pregunté.
"—Supongo que sí, y esto que hacemos aquí es tentó de continuarla. Emigrar hacia Norteaméricí una
solución; pero allí todo se metaliza inmediata y pronto estarían haciendo lamas en serie y a ] de ganga.
Allí todo se transforma en dinero, y pai ■otros, ésa es una manera de sucumbir y quizá ni honrosa.
'—He oído decir —comenté— que en los Ande ticularmente en Perú, hay un centro magnético
lu^ destinad
' 17!
Peales... T leíuS'o a todas es.
.
"~^ %o de eoo h
emeS e-
e-ración no ° °e es° hay; pem
P0r ™ cuent,, b"tde™ Muf«P0 en íV1"m0s f« e«e
aquellos ¿ombr td e mUcb°s ^y eSteWec^ !a téc«ica oup S P"*eron rehacer ,1 •?' "' e™¡>argo
ccnt™ magnético tr°S? I&H esfrí" qUe n° *> ha-fomente es Dr!;,, contl™idad de nuZ *"
Affi¿rica! Y
»* que nn . T* P^- Se ¡?T aS-
, "'es «ctos ™e l ,ía ^ración del 7 ° Para tí> 7 erad« cornf^f.fe^armu^!eCn, fina,> ^
0 «Piante, cu™' Esta *» W, *res COI>-'Cedido el hl y°S antecedentes ¡L ,y *"* can*da-
y el tercero tú r ' aorueeo el „, naí)erles
Personal como n' atena°« que\, j*0' eJ s«-
!US ^Wo caTelf08 SCa P°^hqTtiSt darem» será
180
RODOLFO BENAVIDES
muy buena o tal Tez no le interesaba el dinero propiamente dicho. Esa gente, a fuerza de vivir en las
montañas, en contacto directo y constante con la naturaleza, alejada de la llamada civilización y sin
manejar jamás dinero, acaba por no entender su valor, de manera que cuando le llega a las manos no
sabe qué hacer con él. Por lo que a la ropa se refiere, acostumbrados a vestir simplemente una bata o
túnica, se sienten incómodos de llevar otro tipo de ropa, sobre todo si es ajustada como ocurre con el
vestido occidental. K.im se dio cuenta de que yo lo estaba observando en su persona exterior, pero no
dijo nada. Continuó con su instrucción:
"—¿Tienes alguna pregunta que yo te pueda contestar?
"—En Agrá conversé con un griego que parece estar
bien informado. Me dijo que las religiones en India, como son la budista y la h'induista contienen
muchas corrientes, es decir, sectas.
"—Sí, eso es verdad —interrumpió Kim—. Ese tipo de corriente de pensamiento existe en toda
actividad humana. A lo que llamas 'secta', yo llamaría 'escuela'. El cristianismo suele llamarle 'orden'.
Nuestros impugnadores dicen que estamos rompiendo la tradición al preparar a occidentales, a los que
esos mismos impug'1 •••»' res tildan de incapaces para entender nuestras tre i ■ ■■• nes y filosofía.
¿Me vas entendiendo?
"—Sí, maestro —contesté y seguí escuchando. "—Pues a esos ataques hemos contestado que en '■ '■
país, en época de paz, es fácil preparar militares <-n ■ cuelas debidamente instaladas; pero que en
tiem¡'' ■■ guerra, los programas tienen que ser intensivos, y. ' -■ mhs^ se tienen que aceptar genios
naturales que s>* ¡ -! man en plena campaña. ¿No crees que tenemos la r-i-'"m "—Naturalmente que sí.
"—Pues bien; nuestros días de paz y tranquilid-1'! ^
. . . ENTONCES, SEHEMOS DIOSES. . .
181
pasaron. ¿No estamos corriendo el riesgo de que en poco tiempo nuestras tradiciones y conceptos
filosóficos se pierdan para siempre? ¡Contentarse con palabras es fácil; pero en la balanza es la obra lo
que vale!
"—Sí, maestro, eso es verdad —contesté en voz baja. "—Pues bien; nosotros encaramos el problema
afirmando que estuvo bien conservar el secreto hasta cierto límite; pero hemos llegado al momento en
que seguirlo guardando podría convertirse en pérdida definitiva. Nosotros afirmamos que espíritus
amigos nuestros desde hace siglos y encarnados actualmente en Occidente, sí nos entienden y SI nos
pueden ayudar. Y es lógico pensar así, porque esos espíritus a que me refiero, ya alguna vez fueron
lamas y aun 'iniciados'; así, pues, llevan en sí-mismos el conocimiento necesario, y todo lo que
debemos hacer es comprobar que lo están usando correctamente en beneficio de la causa. Y quienes así
actúan, es porque han abierto su propia brecha a fuerza de trabajo intenso, rodeados de un ambiente
hostil, adverso, difícil. ¿No merece ese esfuerzo nuestras palabras de reconocimiento y estímulo? ¡Está
ya desapareciendo la última generación que estudió en lamasterios! ¿Quién continuará la obra? - "El
maestro guardó silencio reflexivo, mirándome a través de sus ojos oblicuos, casi cerrados, luego,
moviendo la cabeza sentenciosamente, continuó:
"—El trabajo en el silencio y la quietud era muy cómodo; pero eso ya se acabó y no podemos regresar
al pasado. Hoy tenemos que luchar en medio del estruendo y contra eí peso de las tinieblas que
envuelven a la humanidad.
"El doctor me dedicó una intensa mirada en la que había tal vez rencor contra lo que es inevitable: la
vida actual con todas sus contradicciones. Afirmó con energía:
"—-Las corrientes de pensamiento de que hablaste, lo ^smo se manifiestan en el mundo material que
en eí
182
RODOLFO BENAVIDES
espiritual. Nosotros contamos con la aprobación y el apoyo de nuestros guias espirituales. La selección
como nosotros .la hacemos, no es tan simple como algunos pudieran creer. ¡No! Cuando alguien por su
trabajo llama nuestra atención, empezamos por pedir consejo a nuestros guias espirituales; ellos
investigan y nos dan su opinión. Simultáneamente nosotros investigamos en lo ma-teiial, y quienes lo
merecen son señalados, y en algunos casos invitados para rituales como el que tú vivirás. Sería un error
suponer que este trabajo de selección se hace a golpe y porrazo. Frecuentemente un espíritu, a pesar de
haber sido un 'iniciado' en alguna encarnación, en otra falla lamentablemente.
"La sorpresa debe haberse dibujado en mi rostro, pues
el maestro atajó diciendo:
"—Sí, ésa es una realidad; y es que las circunstancias que rodean al hombre encarnado, no siempre se
prestan para realizar una tarea predeterminada. Pero lo admirable es que esto se viene haciendo desde
hace muchos siglos. Algunos viajaron desde Galilea para iniciarse, primero, en India, y en Egipto,
después. Otros, como Pitá-geras, griego, igualmente viajó para el mismo fin. De Arabia y Persia en la
antigüedad, igualmente viajaron hasta india o Egipto para lo mismo de que estamos hablando. Esto no
es ninguna novedad; aunque algunos torpemente así lo quieran suponer. No hay ninguna razón para que
los 'iniciados' salgan de tina sola raza. Ni hay razón ni ha sucedido así."
"Seño?- henavides: ya comprenderá usted qi cátedra continuó; pero con lo hasta aquí dicho,
, . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. , .
haberle dado una idea general, he seguiré relatant que me sea permitido.
' 'Fraternalmente.
rrquino» (Rúbrica..)
Capítulo 10
CÁTEDRA DEL ÁRABE AMRU
"Han pasado varios días desde que llegué al santuario. Ya me habitué a los alimentos y en general a
todo el sistema de vida. He aprendido cosas muy interesantes y he visto cosas que... si las dijera, nadie
las creería. No obstante se me autorizó para hablar de ciertos fenómenos, pero prefiero no hacerlo,
aunque cuando el doctor Kim se enteró de mi resistencia, sonriente me preguntó: "—¿Por qué te
resistes a decirlo? "Expliqué mis motivos. Sé que si algún día lo platico, la gente me considerará
desequilibrado, imaginación desbocada, etc. Al oírme, el doctor contestó igualmente sonriente:
"—Pues ya compruebas ahora por ti mismo, por qué muchas cosas no se pueden ni deben decir. No se
te prohibe que lo hagas, pero juzgas que no lo debes hacer y yo estoy de acuerdo contigo.
"Pues sí, señor Benavides, la realidad muchas Teces se tiene que ocultar, porque el ser humano aún no
está preparado para recibirla.
"En fin, he recibido durante estos días varias cátedras
y seguiré recibiendo muchas más de las que debo hacer
; c°ttdensados y luego someterme a examen;- Este trabajo
;..es un trabajo intensivo que apenas me da tiempo para
^Pensar en mí.
k Xa cátedra de hoy estuvo a cargo de un árabe de
RODOLFO BENAVIDES
nombre Amrú, que es guía del africano. Es una gran persona que, no obstante ser muy enérgico y de
aspecto duro, sin embargo, es sumamente amable. Lamentablemente no habla bien el inglés y suele
mezclarle palabras de italiano, castellano y aun francés, de manera que hay momentos en que me
resulta difícil comprenderlo. De lo que dijo extractaré lo siguiente:
"—Llegamos todos a este sitio siendo ya personas hechas y derechas, cada cual cargando sus résped
ivos lastres, lo mismo en el cuerpo físico que en el cuerpo espiritual: el alma. No estamos aquí para
'hacernos', sino meramente para limar algunas asperezas. Los que aquí actuamos como instructores, no
podemos aspirar a dar una verdadera formación en pocos meses a personas adultas, y por lo tanto,
admitimos únicamente a quienes ya se han 'formado' antes y nosotros nos limitarnos a aprovechar lo
mejor de cada material humano. En final de cuentas: muchos de los que a lo largo de los siglos liar
ayudado a guiar los pasos de la humanidad, de esta manera han trabajado. Y no puede ser de otra
forma, yí que en nuestro caso, lo que principalmente se requieri
es la calidad humana.
"En Occidente se ignora de qué meches nos valemn para seleccionar a los candidatos a nuestra escuela,
e ir cluso se critica que se haya acostumbrado desde tierap inmemorial que los novicios empiecen su
aprendizaje la edad de siete años, desarraigándose con esto de l(
lazos familiares.
"Amrú hizo una pausa y nos miró intensamente africano y a mí, como preguntando si lo estábamos &
tendiendo. Siguió diciendo:
"—Cuando en Occidente se ha oído decir que a un * ño de siete años se le hace un estudio astral, como
premí para ingresar a nuestras escuelas iniciáticas, se ha lleva la mente a la astrología, como si ésta lo
pudiera resoto
. . -ENTONCES, SEBEMOS DIOSES. . .
Ese concepto es erróneo. Lo que en verdad se hace? ío mismo con los niños qi.ie con los adultos corno
ustedes, es un estudio de los antecedentes del espíritu, no solamente en sus encarnaciones anteriores
por lo que a sus actos se refiere, sino que se investiga hasta en las enfermedades físicas que hayan
afectado a esos cuerpos y que sean susceptibles de trasmitirse al alma y, consecuentemente, al cuerpo
en estudio. Sí, porque contra las sonrisas de los escéptícos, la verdad es que el espíritu, al renacer suele
llevar como herencia enfermedades de encarnaciones anteriores, transmitidas por el alma; eso,
independientemente de ía herencia meramente biológica.
"Amrú hizo una nueva pausa. Le aseguro, señor Be-narifles, que ese concepto me sorprendió a mí tanto
como probablemente le sorprenderá a usted. Pero ellos tienen suficiente experiencia para saberlo y
afirmarlo. Amrú continuó:
"-—¿Me explico bastante claro? ¿Me entienden ustedes dos? —nos preguntó al africano y a mí.
'Xos que entendíamos su enseñanza hicimos movimientos afirmativos con la cabeza. El árabe continuó
satisfecho.-.
"—Pues bien; la llamada investigación astral se realiza por varios procedimientos simultáneos: el
primero consiste en poner en trance de tipo anímico o de desdoblamiento al sujeto a estudio, a la vez
que un médium, •te preferencia vidente, facilita la presencia de un maesas» del espacio que
generalmente es algún médico o al-^«1 guía espiritual del propio investigado. Por este pro-^liento
llegamos a saber todo o casi todo lo necesario fCm;;t3 a varjas encarnaciones anteriores. Ya ven
uste-'{(¡■í no es ninguna casualidad que los lamas lleguen ' x -!> que son y que luego se diga de ellos
que son re-ijj q,í Piones reconocidas, Y para evitar dudas y pregun-■>a para este momento ustedes
saben que absoluta-
188
RODOLFO BENAVIDES
mente todos los que estamos aquí, en este santuario, somos reencarnaciones reconocidas, de otra
manera no estaríamos en este sitio.
"El árabe sonrió, hizo una pausa y continuó: "—Es verdad que en los lamasterios, no aquí, se permitía
la entrada a neófitos que empezaban por ¡ ,.mi m vez; pero, caramba, para eso eran los lamasterii , pui».
cada espíritu alguna vez tenia que empezar, algún.i m>/. tenía que ser la primera en estas experiencias,
p.i v o se les daba la oportunidad, aunque, como se coro; un*U* rá, se investigaba al espíritu. De esos,
muchos ú< «íliin y pocos llegan lejos; pero en fin, ése es el princiiun ¡Va volverán, ya volverán y algún
día acabarán por f|(i« il*ir se para alcanzar alto nivel de luz!
"Amrú parecía muy fatigado. Tenía dificultid p.iTa ordenar sus ideas en inglés. Después de larga me
iñiif ion
continuó:
"—El espíritu no toma completa posesión del »iii*ri«
físico sino hasta la edad, aproximadamente, c'** --¡ftc años, y si no lo hace durante esos años,
después ; * po Ip hará; de ahí algunos individuos que manifiestan dí-íq1» librio mental como la idiotez.
Es a este fenómeno qnf* a\ gunos filósofos han llamado 'crear' o 'hacer' <' •dn,.<i o sea que, según ese
concepto, el ser humano nac * n d ma y a lo largo de la vida la va creando. El con 111'" c" falso, la
verdad es lo que antes dije. Comprender ti '>'ic des que si a esta tierna edad se le hacen los estud "- lKl
tinentes, hay tiempo suficiente tanto para curar 1' ■ 1IlJ les astrales o kármicos, como los males físicos,
li 't!l11' de los padres, claro, hasta donde eso es posible. Esi-i M,l*_ tuna investigación hace que el
sujeto encauce t1*1'**' mente sus pasos antes de llegar a la adolescenc ' ,:1 que empieza a enfrentarse a
problemas psicológ" ■ ' p portantes. Nuestra disciplina y métodos que en O *■'" " te se antojan
extravagantes y sin sentido, es en %plx
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
189
necesaria para dar al individuo la senbilidad necesaria, sin la cual sería difícil el fin que se persigue, el
fenómeno que se desea o se busca como meta de la enseñanza. "Después de corta pausa, el instructor
continuó diciendo:
"—Si en Occidente se hiciera algo semejante, entenderían mejor a los llamados 'Kebeldes sin Causa'.
Sí, eso es. Muchos, quizá todos ellos, son espíritus que desencarnaron en la última guerra en
condiciones por demás lamentables. Murieron odiando intensamente, sometidos a torturas increíbles,
bañados en sangre propia y ajena, estimulados con enervantes y alcohol; en fin, todos los espíritus que
murieron en la Segunda Guerra Mundial, al reencarnar, sobre todo si lo han hecho muy pocos años
después de su anterior muerte, van cargados con todo aquello que los dominaba en el momento de la
desencarnación. Nosotros hemos hecho ya algunas de esas investigaciones espirituales y hemos
encontrado plenamente la explicación que ya dije. Y por razones como la expuesta, por la solución que
esos problemas sociales exigen imperativamente, tarde o temprano en Occidente habrán de aplicar
nuestros métodos, seguramente mejorados porque se encuentre una técnica mejor, como es la
electrónica, Por medio de la cual los seres del espacio se puedan co-:i:t...iCar con jos encarnados sin
intervención de seres hu-'; ' >s llamados médiums. Por ese procedimiento se po-,,:- fi atajar
oportunamente muchos problemas y lograr '"■ :-n rápido progreso espiritual indispensable y urgente M
' momento presente. Por lo pronto, la ciencia ha em-'''' 'o a entrever estas realidades y será la propia
cien-( '.' l o.11© encontrará los métodos apropiados. Nuestra mi~ ' '■ hasta hoy, ha sido demostrar que
los valores ínter-f.^ u existen, y que por nuestros procedimientos tradi-y 'les ha sido posible, durante
siglos, exteriorizar el 'ninortal y eterno. Ahora tocará a la ciencia encon-
igo
RODOLFO BENAV1DES
trar nuevas fórmulas x>ara producir los mismos o superiores fenómenos; y me alegra anunciar a
ustedes que esos pasos ya se están dando. La ciencia está ya en el umbral de esta ciencia-conciencia,
que acabará por producir el superhombre, y para entonces seremos dioses. En verdad, nosotros
asistirnos con tristeza, pero a la vez con gran satisfacción, al final de nuestra tarea. Hemos cumplido y
seguiremos cumpliendo mientras nuestro corazón lata, y cuando ya no funcione más, seguiremos
trabajando intensamente desde el mundo de los espíritus para qué la humanidad conquiste pronto el
sexto sentido. Algunos de nosotros, en encarnaciones próximas no seremos ya 'lamas1, monjes ni
médiums, sino científicos que ayudaremos desde ese ángulo a la causa. "Así terminó la enseñanza del
árabe. "Caminaba yo por el pasillo hacia la biblioteca, cuando me alcanzó Amrú. Llevaba del brazo al
africano. No" dijo hablando con su peculiar inglés:
"—Hoy por la noche recibirán como único alimento un poco de jugo de fruta fresca y dulce. Mañana, a
estr misma hora, la del almuerzo, los tres tomarán única mente un vaso de agua, luego se irán al templo
y al permanecerán en meditación hasta que nosotros llegu
satisfacción
"En ese momento llegó hasta nosotros el noruego. -árabe lo_tomó igualmente del brazo y a base de mín
le explicó, como si se tratara de un sordo mudo, que observara e imitara. Debe haber entendido la idea,
p que se dibujó en sus labios una sonrisa de la vez que movía la cabeza afirmativamente.
"El rubicundo noruego tenía cara de inagotable er gía y alegría. Los ayunos lo estaban haciendo más
es* to, sin exhibir ningún decaimiento. Era un hombre apego a la vida. A pesar de todo eso, a mí me
seguía < tando mucho trabajo imaginarlo en ese tipo de activic
■ ■ -ENTONCES, SEREMOS DIOSES.
191
Me parecía que todo su aspecto encajaba más en una fiesta alegre, entre bohemios, donde abundaran el
vino y las mujeres, que en .aquel sitio austero, quieto y silencioso. Más de una vez me ío imaginé
bailando velozmente al son de un acordeón que él mismo tocara.
"Por el contrario, el africano tenía un aspecto melancólico. Parece que nunca hubiera disfrutado de un
instante alegre. Ese personaje era el clásico tipo saturniano según la astrología: cabeza alargada, andar
lento y desconfiado, mirada oblicua y baja, cuerpo flaco y dedos nudosos, carácter melancólico, amante
de la soledad y del silencio. El hambre había dejado notables huellas en su cuerpo medio momificado.
El trato recibido en su niüez y después en la juventud por extranjeros invasores de su patria, que se
creían superiores, le había dado ese carácter huidizo, tal vez porque lo dominara un sentimiento de
inferioridad.
"Yo estoy en el justo medio o al menos eso supongo, es decir, en el punto intermedio de esas dos
personalidades. Cada uno parecía ser el prototipo de su raza: en e] noruego se veía la despreocupación;
en el africano imperaba Ja melancolía; en mí dominaba la curiosidad.
"Pasada la comida del mediodía, estaba yo escribiendo en la biblioteca estos relatos, cuando entró
bruscamente y a zancadas un tipo evidentemente yanqui, de por lo menos un metro y noventa
centímetros de estaba y de complexión atlética. Miró hacia mí, sin detenerse. Simplemente exclamó:
"—¡Helio!
Puso sobre el escritorio el portafolios que llevaba, aco papeles que revisó cuidadosamente, volteó un
poco cabeza y preguntó en inglés; ~—¿Es usted el mexicano? ^~~~Sí —-me limité a contestar. El
yanqui continuó en su trabajo. Por último acornó--
192
RODOU-O BENAVIDES
dó los papeles sobre el escritorio, cerró el portaij>li" llevándolo en la mano izquierda se dirigió hacia
m' i tirando la mano derecha en actitud de saludo a la \ ' que me decía a guisa de autopresentación:
"—Robert Irving, de Indiana, Estados Unidos. "Estreché la mano que el' recién llegado me ofrec ■ a mi
vez di mi nombre. El yanqui, en actitud de v i charse, como quien tiene muchas cosas que atender d »
"—He oído de usted. Debo terminar cuanto a. ' unos asuntos en la ciudad, luego tendremos oportun1■ '
de charlar... Y en América, como quien dice, somos * ' cinos. ..; nos será fácil visitarnos. ..
"Haciendo un ademán de despedida y tan bruscarr » te como había entrado, se fue, desapareciendo de
la h i bitación. Me quedé pensando:
"'—(Magnífico! Ya llegó el intérprete y guía del - • ruego, ya no se sentirá tan solo.'
"Dije esto casi en voz alta y me quedé pensando m it1 es inquietante ver que no hay un solo aspecto de
la m ' t humana, ni un rincón del mundo, donde no esté ;■ ' senté un yanqui, y que en más o en menos,
siempre, i" en puestos de mando en todas partes. ¡Algían día, cu ■■' do las pasiones políticas y las
rivalidades económicas ■» -tuales hayan sido superadas, la historia estudiará • 1<Í fenómeno y quizá se
podrá explicar satísfactoriamt i*1*' esto que obviamente tiene su origen en lo espiritual! i*1 * lo
pronto, a mí me parece el pueblo yanqui una e-'v" cié de levadura. Sí, porque a donde ellos llegan, 1 »íf
entra en movimiento intenso, en inquietud, en desase-"' go. Todo parece ponerse en tensión nerviosa, y
e"1"-siempre dando órdenes, moviendo al mundo y a la »,I_ —- -ím rlfiseo de moverse."
3.7^*-"
* * *
. . .ENTONCES, SEEEMOS DIOSES- , .
193
"P. D.
"¡Cómo se pasa la vida, señor Benavides! ¡Hace ya dos meses que envié a usted mis últimas notas que
espero ya habrá recibido! De entonces al presente han ocurrido cosas que yo jamás había imaginado
que fueran posibles,
. "Es probable que en mis relatos encuentre usted personajes indefinidos, casi fantasmas; pero es que en
la realidad asi son, al menos para mí. Vea usted: en este sitio hay muy poca actividad a mi vista. Veo
pequeños grupos cuando desfilan hacia el templo para la invocación; pero jamás se les oye la voz ni los
pasos, porque todos andamos descalzos y la mayor parte de. los pisos están alfombrados. Todos visten
igual, nadie voltea la cara, todos conservan la mirada baja. Esto significa que frecuentemente son
meramente sombras que no llegan a siluetas, que se deslizan como si flotaran y yo, mirando
furtivamente, les he visto la cara, pero siempre de perfil. En el comedor debe uno mantener la vista
sobre la rnesa. Yo la levantaba los primeros días, después he seguido- fielmente la costumbre. Excepto
con los Instructores? hasta hoy no he cambiado palabra con nadie más. Por otra parte, me dan tareas de
estudio complicadas, muy pesadas y los e er-cicios. . . ¡Áh, eso sí que pesa! No estoy un mir uto
haraganeando como en un principio creí que sucede-ña, ¿No es todo esto como vivir entre fatasmas?
Preveo que se me acerca un sorpresa. No sé cuando podré volver a escribirle. -
¡>Su amigo,
"Tarquino" (Rúbrica.)
■Capítulo i i
"En México frecuentemente se oye decir que 'el hombre se acostumbra a todo, menos a no comer'. Ese
refrán en India y en algunos otros países falla casi completamente. Los ascetas1 y los fakires
demuestran con su vida que es posible vivir casi sin alimento o sea sólo aspirando el Pranna. Aquí
mismo en el santuario, los adeptos comemos tan poco, que en México resultaría increíble, y, sin
embargo, aquí estoy; pero también está el pobrecitc noruego, a quien ya se le va colgando ía piel que
antes estuvo llena de... ¿grasa? ¿agua?, .'qué sé yo! Lo im-poríante es que todos estamos vivos,
contentos y cada día más adaptados al medio.
"La mañana a que hoy'me referiré fue muy particu-. *ar. A la hora del almuezo había tres vasos con
agua sobre la burda mesa, en los sitios que normalmente ocupamos el noruego, eí africano y yo. ¡Ese
era el único alimento! El africano lo.vio con naturalidad, sin expresar la menor sorpresa. El noruego
abrió grandemente los °J°s, pero se guardó de expresar siquiera con tm gesto Sl* sentir. Yo me reía
hacia adentro, imaginando lo que Se pobre, antes rechoncho, estaría pensando. Por mi PQrte
reflexionaba que por ese camino pronto llegaríamos ■ ia condición de espíritus auténticos. Pero había
que Perar, pues en ese santuario todo se hace con base en
ig6
RODOLFO BENAVIDES
previo programa conocido únicamente por los instructores.
"Efectivamente, cuando los demás almorzaban y nosotros ya nos habíamos tomado nuestro vaso de
.agua, Ue- 4$ garón varios instructores, uno de ellos, y para mi contento, era el doctor Kim. El árabe
Amrú estuvo presente casi desde que nosotros tres llegarnos; pero no dio cátedra, pues ésta estuvo a
cargo del yanqui. Empezó por dedicar una sonrisa amable a los oyentes. Dirigió algunas palabras en
noruego, luego, hablando en inglés, dijo:
"—Hasta antes de ahora, se pensaba que al dormir v¡n& persona, todo su cuerpo entraba en completo
reposo incluyendo la mente. Hoy, la ciencia ha encontrado lo que nuestra escuela sabe desde hace
muchos siglos: que la conciencia continúa viva y activa por lo menos durante buena parte del tiempo,
aunque con altibajos en su actividad. Y ahora se afirma que el cuerpo físico entra en relajamiento sin
tensiones mentales, aunque la mente continúe trabajando. Cuando el individuo está ya muy. cercano al
estado de 'dormido', suele sentir un pequeño choque, algo así como una caída brusca, raás exactamente:
un espasmo que suele inquietar momentáneamentf pero que pronto desaparece. La ciencia explica que
eso. saltos, caídas o espasmos, son movimientos de tipo epiléj tico, aunque normales en todo ser
humano, y que a par*' de ese instante el durmiente queda en estado inconsciei o muy cerca de la
inconsciencia.
"El yanqui dirigió su mirada inquisitiva, partícula mente hacia nosotros. Todos conservaban la mirada
menos yo, que nunca me pude acostumbrar complet mente a ello. Continuó explicando,
"—Nosotros, no de ahora, sino desde hace tamb muchos siglos, después de haber observado el fenómr
llegamos a la conclusión de que esos saltos, caídas pasmos, son el instante preciso en que el espíritu se
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
197
prende del cuerpo físico, quedando ligado solamente por el cordón de plata. Como ustedes pueden ver,
sería incorrecto decir que 'nosotros coincidíamos con la ciencia', pues sucede a la inversa en algunos
aspectos, y en otros. simplemente la ciencia no sabe exactamente lo que ocurre, aunque por fortuna, sí
ha empezado a entrever la realidad. ¡ Claro que se pierde la conciencia después del espasmo,, puesto,
que el espíritu se ha alejado del cuerpo! Ese mismo espasmo suele ocurrir después de un sueño
profundo; y eso significa el regreso brusco del espíritu que toma posesión completa del cuerpo. Y hay
más que la ciencia, hasta donde yo estoy enterado, aún no explica; ios sueños claros, limpios,
importantes, que algunas veces resultan ser premonitorios o simbólicos y que ocurren ya muy cerca del
momento de despertar. A estos sueños, la ciencia aún no les da explicación ni siquiera hipotética,
mientras que nosotros sabemos que son imágenes transmitidas por el espíritu con algún fin
determinado; son función natural del sexto sentido.
"El yanqui sonreía con aire de suficiencia, de orgullo, fio porque estuviera diciendo eso frente a
nosotros, sino porque de esa manera estaba reprochando a la ciencia el no entender completamente el
problema. Continuó explicando:
"—Cuando el espíritu no se aleja suficientemente, los ojos se mueven y las ondas cerebrales continúan
activas, aunque sin dirección definida, haciendo que la persona duerma a medias durante el tiempo que
requiere para ■Ograr que los músculos entren en completo relajamiento, agrando con esto un ritmo
cardíaco acompasado y lento, naciendo descender la temperatura 3' disminuyendo la e*isión arterial. La
ciencia explica este fenómeno afirmando que la conciencia 'no se ha acabado campíeta-fiente'.
Nueva pausa permitió al yanqui mirarnos fijamente
198
S0B0I-.FO BEKAVIDES
como interrogando si lo estábamos entendiendo compl tamente. Continuó:
' 4'
' . "—Nuevamente la ciencia, identifica varios grados <■ profundidad del sueño afirmando - que
después de caer durmiente en un sueño" muy profundo, regresa a estad más superficiales. Nosotros
afirmamos que al aleja:* mucho el espíritu y ocuparse de asuntos que dominan atención, el cuerpo
físico queda con vida solamente ve. tai iva, por eso se produce el 'sueño profundo5, mient que el
espíritu continúa -vitalizando al cuerpo, razón • la .que'respira rítmicamente a la vez -que' permanece
estado" de relajamíen o muscular. Si' en ese. estado retirara el espíritu de manera definitiva rornpiendc
'cordón de ■ plata', entonces el durmiente pasaría s
condición de. cadáver.
"En nueva pausa, el yanqui miró hacia su' mu:
izquierda corno quien quiere consultar su reloj, pen
llevaba ninguno. Los yanquis en general, más que '
pueblos, viven encadenados al reloj. Seguramente
aquello más que todo por hábito. Continuó instruye
"—Yiene al caso todo esto, porque dentro de uno
ñutos vamos a hacer un experimento del 'que en le
.jetos quedará un recuerdo como si hubieran s<mido„
do que sí han pasado por una realidad con r-sprmt
al mundo espiritual. En este experimento' el cuerpo
pasará al estado de 'dormido", pero, sin embaí en,
subconsciente, está perfectamente despierto. No h
más de esto, porque es mejor" que ustedes lo vean
que creo que todos lo han visto ya muchas veces,
íuando a los tres aspirantes para quienes esto se
novedad, además de que serán ellos quienes 1íq sie
lo vivan. Asi, pues, salgarnos hacia el templo. .
-ENTONCES, SEHEMOS DIOSES.
"Entrames en fila al templo como de costumbre y nos sentamos en rueda sobre la alfombra-. Se hizo
vms. concentración mental. El yanqui rompió el augusto silencio y la impresionaníe quietud cuando
ordenó al noruego acostarse boca arriba en el centro del círculo, con un cojín debajo de 3a cabeza. El
doctor Kim estaba a mi lado y ÁEirú al lado del africano. El yanqui hablaba lentamente en noruego, y
tanto Amrú como Kim, nos iban explicando en voz baja y ai oído lo que allá sucedía. ICiin decía entre
largas pausas:
"—Estarnos produciendo en el noruego el trance completamente espontáneo, sin intervención de
fluidos magno ticos o hipnóticos,, o sea, sia intervención de nada que sea ajeno al propio sujeto.
"—Observa —contesté-— Ja rigidez en que ha entrado el "Lpeto. . . Pronto regresará a m.i estado de
relajamiento y sueño que a simple vista aparece como normal. . , Mm, ya empieza a hablar, lentamente
y con dificulta J SI norteamericano le está ordenando que .atienda a lo*, ¿mías espirituales que !o
rodean; que abserve a su alrededor y diga lo que ve o siente u oye. Yo no entiendo el unruego, por eso
ignoro lo que el sujeto está diciendo; pe¡G sé la técnica, por eso de antemano sé lo que el yantj „ii está
ordenando.
; d£n ese momento el operador yanqui dijo para todos;
—fin Occidente abunda la literatura que aconseja
co/po realizar este fenómeno, y esa misma literatura afir-
*3 míe aúneme todos ooseemos facidrad mediumnsca, no
Wos p-peden realizar el trance con facilidad y muchos
■y^ !" logran. Nosotros creernos lo contrario, y, ade-
ap j podemos demostrar. En este momento no hemos
iiia édícultad alguna, porque se trata de un adepto,
«Ofer(lf ele todas nuestras técnicas y prácticas y ade~
ü ^ tn médium ya muy desarrollado desde hace años.
por lo cual pueue wgmn 1v.mv.---
lo que ahora estamos haciendo. El objeto de esta reunión es, que todos adquieran experiencia para que
al regresar a sus lugares de origen, cada uno sepa como comportarse en los casos que sea necesario. La
técnica empieza por acostar cómodamente al sujeto, librándolo previamente de toda ligadura o presión
sobre el cuerpo. Luego se le ordena que ponga las manos sobre el pecho y fije intensamente la vista, el
pensamiento y la intención, sobre un punto de la palma de la mano. Mientras tanto, ustedes habrán
observado que yo iba pronunciando palabras rítmicamente. Esto tiene por único objeto crear una
atmósfera de ritmo que impida al sujeto percibir otros ruidos que distraigan su atención.
"En ese momento, el sujeto en trance habló y debe haberlo hecho con suma claridad, pues el yanqui
volvió
a decirnos en inglés:
"—Me indica el sujeto cuál es el objetivo espiritual de esta práctica. Vean ustedes: nada más que por
con- -vivir con otros seres humanos, nos cargamos de influencias, algunas veces muy negativas, que
nos perjudican muy seriamente, haciendo creer a los médicos que se trata de dolencias y enfermedades
físicas, cuando son ' enfermedades y dolencias de origen astral. Pues bien, lo que aquí hacemos es
poner en libertad al cuerpo astral5 del sujeto, para que éste sea atendido por médicos esjÁ-rituales,
curándole lo que sea enfermedad espiritual y. limpiándolo en lo posible de las influencias dañinas qa&'
pueda llevar encima,
-"¡
i:En ese raomentOj el noruego en trance inició uus¡ larga exposición que solamente el yanqui entendió.
Es* traron en diálogo que terminó unos veinte minutos áes^ pues. El noruego entró en silencio por unos
minutos 3%
*--„ «w^ovtá y S8 incorporó, sonriente, alegre, satJSt
-v;
. .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
fecho. Al regresar a su sitio en ía rueda de observadores,
dijo algo que el yanqui tradujo:
"—Dice que se siente maravillosamente bien, muy fortalecido. Por el momento no conserva memoria
completa de lo que vivió en el astral y eso es natural, es lo normal. Sin embargo, dentro de pocas horas
empezará a recordarlo todo como si lo hubiera soñado. Para mañana ya lo tendrá en la mente como un
sueño hermoso y lo mismo sucederá a ustedes dos. Ahora, que pase mi hermano.
"AI decir asi, señaló al africano, quien ocupó el sitio en que antes estuvo el noruego. Evidentemente, se
sentía cohibido. Adoptó la posición de un cadáver, poniendo las manos sobre el pecho, luego fijó la
mirada en la palma de su mano izquierda. Desde donde yo estaba, pude ver claramente marcada, con
Jas líneas naturales en su mano, la estrella de David. Esa estrella, generalmente aparece muy
disimulada para que la reconozcan nada más quienes deben reconocerla: pero en este caso no había
lugar a dudas de que allí estaba como un sello inconfundible.
''Transcurrieron unos cuantos minutos y el negro empezó a hablar en inglés, lo cual me alegró mucho.
Fue ésa la primera vez que escuché su voz a pesar de haber estado tan cerca de él durante muchos días.
Amrú, que Jo atendía, hablaba igualmente en su inglés particular:
'"—Lo primero es tu salud. Necesitamos saber las condiciones en que te encuentras y lo que se debe
hacer en caso de que exista algún padecimiento. Así, pues, un médico espiritual está cerca de ti, haz lo
que te ordene; pero Sln dejar de relatarnos lo que te suceda, pues debemos estar constantemente
informados.
''-—Sí, —contestó—. Un médico me toma del brazo. ?*e hace caminar llevándome muy amablemente.
Cerca tiay varias hermosas enfermeras que me sonríen; me-
202
HO.OOt.PO BENAVIDES
siento avergonzado. Estamos atravesando un herboso jar clin. .No se ve mucha gente. AI fondo hay un
edificio grande de color blanco. Debe ser el hospital. "Be él salen algunas enfermeras 3^ también
algunos módicos, otros entran. Yo sigo caminando. Ahora entrarnos en el edificio, me acuestan en una
mesa cubierta con lienzos blancos muy finos. Oíros médicos acaban de entrar en la sala en que :me
encuentro. . .; los tres al mismo tiempo me examinan, . ,: uno de ellos en Los ojos, otro .la caja del
cuerpo., el tercero las piernas. La eficiencia desplegada es admirable. El que me examina las piernas-ha
encontrado la cicatriz dejada por la mordedura de una serpiente cuando 3*0 era niño. El médico que
examina la caja del cuerpo me pregunta si me duele en el sitio que él oprime. El oftalmólogo parece
satisfecho, pues acaba de decirme que. tengo ojos de lince...
"El africano entró en silencio y asi permaneció por cierto tiempo. Luego lentamente afirmó:
"—Me dicen que debo vigilar que en el futuro mi aumentación sea más equilibrada, que" no es vo
minea ío que se requiere. Si, rne rio, porqué en la región de donde yo vengo, hablar de alimentación
equilibrada. . . suena-a desequilibrio. Me contestan, eme para vivir bien el organismo humano, no
requiere de guises complicado^. . -■ me están regañando. , .; dicen que ésa sera ] laite importante de
mi trabajo a mi regreso: estudia* "as llantas, ■que siendo abundantes en la región, sean t° ¡. 'den
suficientemente alimenticias. Me ordenan que me ponga de "pie. Una enfermera se me ha acercada -,
me sonríe con la amabilidad y la luz ele un ánge Cao médicos nos sigua a corto distancia...; llegamos
estanque de agua azul. . .; me ordenan arroja ^o ? y lo voy a hacer con gran .placer. . ,, sierimie me el
agua. ;Ay!... Bitít!, está helada, ¡brcJ oué rica!... Me ordenan, no precisamente nada
. . .EMTO.NCES, SIT-KEMOS .DIOSES. . .
205
chapotear. Estoy saltando y moviéndome, levantando agua a mi alrededor; esto es algo muy especial. ,
, Conozco ríos y estanques., pero no recuerdo haber sentido en ninguno de ellos el gozo que estoy
sintiendo. El agua ya no es fría, no.es pesada, más bien diría que es una especie .de vapor, o fluido, o
algo así. Me dicen riendo, que también yo soy vapor, fluido, u algo asi Me hicieron reír, siento "en lo
íntimo la felicidad. , . Me ordenan que . salga. . .; el doctor afirma que lamenta mucho-no poder darme
más alegría, porque tiene..mucho trabajo que lo está esperando, . . Dice que ustedes deben darme las
ex-. plíca'ciones correspondientes. Ahora vamos caminando, estamos atravesando el jardín, creo que
regresamos'al pun-tO' donde me recibieron. Sí, eso es. ¡Esta ha sido una
■ experiencia maravillosa. . . i ¿Ojalá la recuerde íntegramente con mís sentidos físicos í
Me explican que el tipo
■ de trance en que estoy no permitirá que afloren las imágenes inmediatamente; pero
que algunas horas después
■' empegaré a recordar con claridad; y que después, ya en
' mi vida diaria, cuando, me sienta angustiado, derrotado,
que provoque el auto-trance y venga a este sitio-para re-
■ cuperar -energías, ¿Es esto el Nirvana? —pregunté y
,#ie contestaron que el Nirvana es un estado de ánimo,
' 130 un sitio, o cosa. Nirvana y felicidad, pueden ser si-
- nónimos, me dijeron. . .
"El africano entró en silencio por cosa de cinco mi--autos, luego fue despertado lentamente, abrió los
ojos, /toiró a su alrededor y recibió la orden de ponerse de píe :y ^egresar a su sitio. Inmediatamente, el
doctor Kim .me ;°i'derió que 3-0 pasara a ocupar el sitio de los dos anteares, para lo cual me tendí boca
arriba con las manos f°bre sl pecho.
Muy pronto empezó en mí el fenómeno; imaginé, o sentí, no So puedo definir, que-caía en un abismo
'■ondo, y esto sucedió a pesar d;> £•..-*---
2Q4
RODOLFO BENAVIDES
mí mismo. Procuré que mis músculos, mis brazos y pier-•nas, entraran en completo relajamiento. Mi
boca permanecía ligeramente abierta y me ordenaron que la cerrara. Fui perdiendo la conciencia, así
como toda sensibilidad. La caída seguía y por instantes era más vertiginosa. Me zumbaban los oídos,
Sentí que me empequeñecía hasta tamaño increíble. . .; hasta que no supe más de mí. . . Para quienes
me observaban, estaba ya en trance. Entonces debo haber hecho el mismo o parecido relato del
edificio-hospital, del personal médico, de la fuente, etc. Después el doctor Kim me explicó lo que había
yo dicho referente a mis sensaciones. Y ahora, al escribir estas notas, lo recuerdo todo perfectamente;
pero con las características de un sueño hermoso.
"Al despertar y regresar a mi sitio, el doctor Kim
me dijo sonriente:
"—Bien pronto recodarás nítidamente todo esto. ¡Ahora ya sabes cómo se va a la muerte y cómo se
regresa de ella! Cuando lo recuerdes plenamente, debes platicarlo a otros que creas que te entienden.
"Quedamos todos sentados en el suelo sobre la alfombra. Heinaba un silencio imponente. Fue Kim,
quien actuando como instructor y hablando en inglés, amplió sus. conceptos, en tanto que el
norteamericano traduc'
xa el noruego:
"—'En Occidente se han empeñado en hacer < acto tan simple, tan sencillo, un misterio. La reali que
todo ser humano lo puede realizar aunque sea fuosamente. Todas las noches, todo ser humano, e darse
dormido, está realizando este acto de trai única diferencia está en que aquí lo acabamos de cir fuera del
estado normal de sueño y con la int de que ustedes vean que la técnica es muy simple la vida del
mundo espiritual está muy estréchame* granada con la vida material. Quienes suponen qi
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
205
dando y curando nada más a la materia hacen lo suficiente para mantener un cuerpo sano, simplemente
ignoran todo lo relativo a la vida espiritual. Eí cuerpo astral vivifica al organismo en más de un ochenta
por ciento. Muchas de las enfermedades de origen psíquico, como se les viene llamando a algunos de
los padecimientos del ser humano moderno, son enfermedades del cuerpo astral, no del físico.
" 'Cuando una persona se encuentra en trance, pierde la sensibilidad, en algunos casos, por completo,
hasta el grado de que se le puede producir una herida sin que siquiera se mueva. En cambio, si a esa
misma persona se le produce una herida en el cuerpo astral, entonces . la sensación y el dolor pasan al
cuerpo físico. Estas son las cosas que los médicos deben saber para 'entender cómo curarlas. Suponer
que curar al cuerpo físico es suficiente para hacer que una persona esté bien, es lo mismo que pretender
que un motor eléctrico funcione sin electricidad.
" 'Una propiedad del cuerpo astral —dijo Kim—, es , la de recoger el ambiente, por lo menos, algunas
de las influencias que lo rodean. Un baño como el que ustedes acaban de recibir, tiene por objeto
limpiarlos de todas esas influencias extrañas, a las veces nocivas. Las enfermedades propiamente
dichas, deben recibir la atención correspondiente en ambos mundos y de ía manera más ^limitánea
posible.'
J
' El doctor Kim esperó a que el yanqui terminara de aducir para el noruego y entonces dijo en tono de
orden:
"—Ustedes tres continuarán con la dieta. Mañana, des-
PUes de la oración, se quedarán en el templo hasta que
osotros vengamos a buscarlos. Lo que hoy sucedió aquí
"e sólo un reconocimiento médico como preparación pa-
RODOLFO BENAVIDES
ra lo que habrá mañana, que será Hincho más irapo tante que lo de hoy."
liSr, Benavid.es, el próximo relato será por dem interesante. Se ¿o enviaré a la mayor brevedad po ble
y- con todos los detalles.
-
"Reciba mis saludos con la cordialidad de siemp.
"Turquino." (Rúbrica.)
Capítulo Í2
.indo las instrucciones recibidas el día "anterior, !os tres: el africano, el noruego y jo, nos sentamos
sobre la alfombra del templo y allí permanecimos largamente en perfecto silencio, sin siquiera mirarnos
unos a otros. Yo prefería hacer esos ejercicios de concentración mental con los ojos cerrados. Al fin
llegaron los instructores Kira, Arnrú y el norteamericano. Detrás de ellos llegaron unos pocos más
vestidos de amarillo, quienes formaron un círculo a nuestro alrededor. Siguiendo el método del día
aníeiior, el primero en acostarse boca arriba y caer en trance, fue el noruego.
"El doctor Kirn había puesto al alcance de su mano, instrumentos quirúrgicos, algodones, gasas,
vendas, etcéte- . ra. Una vez que el noruego entró en trance, empezó a hablar, exactamente como lo
hiciera el día anterior. El doctor Kim estaba atento, pero sin hablar. El yanqui iba traduciendo en inglés
lo que el paciente decía. De eso que se 'dyo, yo no entendí completamente, porque el yanqui hablaba en
voz muy baja y al mismo tiempo ayudaba a *J*o} quien adoptó la actitud de un cirujano que algo es-
Pei"a para empezar a cortar, seguramente en la cara que * noruego tenía semicubierta.
Hubo un instante en que algo dijo velozmente el yan-
^ül y el doctor Kim procedió a cortar con el bisturí entre
cejas del noruego. Fue un corte realizado con mano
208
KODOLPO BENAVIDES
firme, segura y experta. Brotaron algunas gotas- de san-que que e! doctor recogió con algonodes. El
instructor norteamericano seguía traduciendo lo que el noruego lentamente hablaba. Por último, el
doctor puso sobre la frente del recién operado una gasa detenida con cinta adhesiva. No hubo
complicados vendajes alrededor de la cabeza,. Todavía el norteamericano dijo algo, luego se quedaron
observando las reacciones del paciente, quien poco a poco fue despertando. Sin hablar, el doctor Xirn
puso su mano derecha oprimiendo la cabeza y el noruego volvió a caer en sueño profundo y tranquilo.
"Siguió en turno el africano, Me alegré que hubieran seguido ese orden porque yo estaba muy cerca 'Je
él. El doctor cambió' de sitio todos sus útiles, y el yanqui no-necesitaría hablar porque el negro lo haría
en inglés, y, así, yo podría captar todo lo que dijera y vería inxij de cerca lo que le iban a hacer.
"Efectivamente, el africano adoptó la posición que antes tomó el noruego. Rápidamente entró en trance
sin intervención de nadie. Hablando a grandes pausas dijo:
"—No sé cómo llegué a este sitio. Está junto a mí ia misma enfermera de ayer y uno de los: médicos.
Estamos a la orilla del estanque de aguas cristalinas. Me lian quitado la túnica y me ordenaron que me
lance al agua. . .; lo hice, y aunque el agua me ha parecido fría, i: i mí produce la impresión de ayer,
aunque sí es suruaMcnit agradable. Creo que se desprende del agua un per luía1 que ayer no noté.
Estoy haciendo movimientos fu^ri-v.,. - ■ así me lo ordenaron. ¡Ah! Esto es felicidad. Mt culona: que
me. salga. Me pusieron esta vez una túnica blc.nca. lte pia y suave, después me devolverán la túnica
amarill conque llegué. Me dicen que el color amarillo nro. tieí una vibración espiritual e intelectual a la
vez, Esíaro* ahora caminando. Me van diciendo que las nuevas %<??-raciones del futuro conocerán
nuevos cielos, pues lo 3l
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
209
ahora requiere bisturí y un complicado proceso de disciplina y enseñanzas esotéricas, vendrá en el ser
humano de manera completamente natural, puesto que la humanidad está dotada de los órganos
necesarios para llegar al superhombre, y, entonces, ios hombres podrán ver los objetos físicos en cuatro
dimensiones- y en lo .espiritual gozarán de la razón, no del capricho. Y cuando todo esto suceda, que
será ya pronto —sí, porque ya empezó el proceso de mutación—, esos hombres, vistos desde el nivel
actual de la humanidad serán admirados. . ., tal vez hasta- adorados. . ..,'■ porque entonces seremos
dioses. . . ¡Claro, dioses para la mentalidad materialista actual. . .!
"En fin, quienes me guían, guardan silencio porque vamos entrando en el edificio. . ., el mismo de ayer.
. . Me acostaron ya en una amplia camilla con ruedas. . ., me llevan, supongo que se trata de una
intervención quirúrgica. . . Sí, eso es, ya me cambiaron de sitio, ahora estoy en una mesa de
operaciones. Están presentes los tres médicos de ayer; pero creo que solamente uno va a trabajar. . ., ios
otros dos solamente observan. . .; la enfermera ayuda diligentemente. Me dicen sonrientes que no me
dolerá. No hay anestesia ni ningún aparato que sugiera ía idea de que vayan a usarla. La enfermera
entregó aí médico un bisturí, y yo tengo descubierta solamente parte de la cara. Ahora me tapan hasta
los ojos. . . Nada me estorba para respirar. . .; pero no puedo ver lejos de mí porque el lienzo me cubre
los ojos. . . ¡Estoy sintiendo que algo frío y cortante toca mi frente, . . \
"El doctor Kara, quien esperaba estas palabras para actuar, a su vez produjo un corte en el entrecejo del
^h'icano, quien sin siquiera moverse, continuó relatando 'en t amenté :
"—El metal se desliza suavemente, no me duele; pero «ie doy cuenta de que me están cortando en la
frente, en-íre las ceias. . .
21Ü
RODOLFO BEWAVIDES
"Eso mismo estaba haciendo el doctor Kim, razón por la que. brotaron algunas gotas de sangre. Sin
interrupción, el aíricano continuó su relato: ' .
"—Están realizando una manipulación- que no sé en qué consiste. . .; creo haber sentido como que
empujaban hacia adentro de mi cabeza, no sé .si habrá sido precisa- 3 mente lo contrario. . ..; no
distingo .bien. . ., es pr^-^1" que hayan sacado algo. . . Todo "ha sido tan rápic no rne han quedado
ideas claras de lo que están 1 i do.. . Ellos no hablan y yo no veo.nada.
"El doctor Kim ya estaba preparando el vend : 1 africano continuó diciendo:.
"—Supongo que ya terminaron. . ., me han pue .i go en la frente, tal vez un vendaje. No me duele ■
' ■ tengo solamente una pequeña molestia. La enfermer i riente, ha traído un espejo grande y lo
colócate! :n i ñera que yo me vea la cara, pues ya retiraron el ■■■*.» que me tapaba los ojos.
¡Ahí. . .; pero. . . ¿qué e- i* ■■■■' ¿Soy yo? ¡Me dicen que sí, que soy yo.-. .! ¡No l" :''"' do creer. . .!,
no, no es posible, yo nací negro y en "i i* -pejo me veo blanco. . . ¿qué ha sucedido? Me a ■ '■ il>!
un médico que las almas no están sujetas a plgí- ■' ' ción, son del color de. sus tendencias,
inclinación)' \ i s'iones. etcétera. , .; que un hombre de piel blanca ■»i«»i■ tener el alma bien negra y
de hecho hay muchos a ■- •,'-" como encarnados son grandes figurones, mientras qvj- 'i' son sólo unos
infelices. ¡Sí! Yo he leído algo sobre ■ - * aquí e)i el santuario me lo han repetido; pero siemj ■ 'll" ha
parecido, más que todo, una mentira piadosa. . . . ^,1" ra que lo veo lo comprendo... I ¡Luego no soy un
- ' ,r" íerior, un esclavo,, un sirviente mal pagado y taa ' ■' do. . .; y ahora que me estoy mirando. . .
lloro, rando. Me quitan las telas ■ que' cubrían mi ex encuentro todo de color blanco. ¡Ah! Qué .mar es
que envidie a los blancos, no, es'simplemen
, ENTONCES, SEREMOS DIOSES .
■encuentra con que no soy inferior. Esto me maravilla, no salgo de mi asombro y hasta he dejado de
lado lo relativo a la operación. Tengo un pequeño vendaje en la frente, ío' vi en el espejo" y lo. siento.
Me sigo mirando el cuer-■ po.'..; ¿cómo es que^ ayer no'lo noté? ¡No■ puse atención a eso .porque
mis .sorpresas fueron.grandes. ¡Ah! ¡No soy negro!. ¡Cómo. espíritu, no soy. negro! ¡Dios mío!, ¿pero
es esto posible?. . '. El médico me ha contestado muy amablemente que esos conceptos de negros y
blancos son sólo sandeces producto de la vanidad. Yo no sé exactamente lo que me sucede, estoy
confundido y lloro intensamente, supongo que de felicidad. Me dicen que pronto recordaré todo, que
está en la ley que así sea y que se lo haga saber a todos los negros del mundo. Bueno, eso es mucho,
por lo menos a los de mi aldea, eso sí que lo haré, naturalmente que sí lo haré. Ya me subieron de nuevo
a la camilla de ruedas y ahora voy hacia el exterior del hospital. . . Me ordenan dormir profundamente.
y no dejarme llevar por emociones. Me cambian de tema: dicen que las 'iniciaciones'" son esto:
acercarse al conocimiento de sí mismo y para ello, todos tenemos que ir más allá de la materia. 'No
podrá llegar a saber nada de sí'mismo quién empieza por negarse, al ■ negar al espíritu que ya estás do
que sí existe. . .' Me dicen que debo dormir y ho despertar hasta que sea conveniente, que el reposo es.
hispen sable para el cuerpo físico y que para' el espíritu . s necesario, porque sufrirá un cambio en la
forma como eoe manejar al cuerpo físico. ■
Se interrumpió la vos del africano. Hubo varios mi-«tos en completo silencio. Kim observaba
atentamente. 0r fin el africano movió dos ojos de uno a otro lado; no que haya visto nada, no estaba
propiamente despierno que había pasado .del trance ■ al sueño, natural. üerpo también se movió
ligeramente como • í,fta''nw,n
RODOLFO BENAVIDES
dándose en su lecho. El yanqui, dirigiéndose hacia mí, en voz; baja me dijo:
'■'—¿Observaste? ¿Recuerdas lo que dije del dormir y de los ensueños? El acaba de pasar del estado
sonambú-lico al estado de sueño ordinario, y de él, en pocos minutos, regresaría al estado de despierto,
si el médico lo permitiera; pero eso no debe ser por razones que ya explicaremos más larde, todas ellas
del orden espiritual.
"El norteamericano dejó de dirigirse hacia mí. El africano volvióse a mover. Evidentemente, el espíritu
regresaba para hacerse cargo de su cuerpo. Como en el caso anterior, el doctor Kim le puso la mano
sobre la frente haciendo que rápidamente volviera al sueño, con respiración tranquila y pausada.
"Entonces el ductor levantó la vista hacia mí, me sonrió inteligentemente, puso la mano sobre mi
hombro y me dijo casi al oído:
"—¿listo? ¡Es tu turno!
"—Listo, maestro —contesté.
?A
"Yo no estaba muy seguro de que aquello me agrandaba, pues a pesar de toda la teoría ya recibida, yo
seguía,; sintiendo miedo a lo desconocido. Es que aún no rj bían explicado qué resultados en el futuro
daría ai Después supe que los resultados están en directa ■ pondencia con el nivel del operado. Por otra
parte, ' señanzas de lo desconocido así son: una poca de te que el aspirante encuentre por su cuenta el
result; su propio trabajo. Sí, las enseñanzas en este terrer más que afirmaciones, meras insinuaciones
para < interesado por sí mismo encuentre la verdad que b "Como en el caso anterior, estaba tendida
sobre fombra una manta limpia y recién planchada. Me boca arriba con la cabeza sobre un cojín, fijé or.
primero en el techo y luego en la palma de mi entré rápidamente en concentración mei
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
213
dejé que sucediera lo que tenía que suceder. Como final, perdí completamente la conciencia, y cuando
la recuperé ya estaba vendado en la frente, como mis dos condiscípulos, quienes seguían durmiendo, o
por lo menos eso me pareció. Supongo que habían transcurrido muchas horas, pues vi entrar por la
ventana el sol de las primeras horas de la mañana, quiero decir, que tal vez habían transcurrido cosa de
veinte horas. Yo no recordaba absolutamente nada. Cerré prolongadamente los ojos. Mis ideas eran
sumamente confusas. Supongo que volví a quedarme dormido. Cuando me incorporé, ya no entraba por
la ventana ninguna luz, seguramente era ya de noche. Vi a mi alrededor y muy a penas distinguí 3a
silueta del africano, iluminada por 3a lejana lámpara del Ara. El noruego seguía durmiendo como un
bendito.
"Tratando de hacer memoria de los hechos, confusamente recordé únicamente hasta el instante en que,
acostado, perdí la consciencia, y ai intentar hacer funcionar mis facultades mentales, sentí un fuerte
choque en el interior de mi cabeza. La herida, propiamente dicha, no me dolía, era un algo interno
semejante a las neuralgias intensas. Intenté realizar una concentración mental para quitarme ese dolor;
pero no pude conseguir nada, ni siquiera la concentración mental. Yo veía a mi alrededor Y los objetos
iue parecían distorsionados, boludüs, sin escuadra en las puertas y ventanas. El mundo entonces pa-ra
kíí tenía más de tres dimensiones, no había horizontes ni verticales, era aquello un mundo subrrealisía
que 10 entendía. La vista me fallaba. La inteligencia, si siem-3re fue poca, entonces estaba mucho más
disminuida y l%bia perdido el sentido de las distancias. Quise llevar la Qí*no a ja frente y la-puse
abajo de la barbilla.
Claro que todo eso resultaba muy interesante. Sin eiia-B°- empezó a apoderarse de mí cierto temor y,
¡cu-
RODOLFO BENAVIDES
lioso!, no pensaba para nada en la operación quirúrgica que se me había practicado.
'"Oí un ligero rumor. Luego apareció el desfile de de- . votos, cuyas túnicas ya no veía amarillas, sino
negras, tomaron su sitio de siempre y realizaron el ceremonial de la medianoche. El doctor Kim se rne
acercó sonriente como siempre a la vez que decía:
""—¡Vaya! Otro durmiente que regresa de lá tumba al
■mundo de los vivos'.
"Yo no .entendí entonces el chiste. "-;—Vamos a ver -*-mé dijo—, ¿qué sensaciones tienes?, ¿qué te
duele?, ¡cuéntamelo todo!
"Hilvané con dificultad mis palabras para relatar lo que hasta entonces jamás había experimentado. Al
hablar, cerré los ojos para relatar lo que estaba en mi imaginación. El doctor exigió:
"—No quiero saber lo que piensas, sino lo que real- ;;
mente sientes.
"Debido a esas palabras imperativas logré mayor dominio sobre mí mismo. Kim escuchó
pacientemente hasta;; que terminé de hablar, entonces dijo tranquilo:
s
"—No hay nada de qué preocuparse, todo evoluciona! cómo siempre ha sucedido, pues aún no hemos
tenido uii:¿ casó que haya dado complicaciones. Pero los pacientes^ muy escases como comprenderás,
siempre se ■asustan;! Eso es también natural mientras que se acostumbran a| su huevo estado. , .
í
"—¿Nuevo estado? —pregunté alarmado, porque raí seguía la neuralgia, aunque yo no la relacionaba
con M intervención quirúrgica sufrida, el día anterior. ' I "El doctor Kim me explicó:
-:|
"—Eso del 'nuevo.estado' es sólo un decir... Ayer n; tenías en la frente ese rasguño que' ahora
tienes;.eso,'ií| turalmente, produce cierta, dolencia y a. los tipos nervjr sos como tú, les altera el .sistema
nervioso. Bien, -toríjT
. . -ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
215
ras té y jugo de frutas, luego dormirás otro poco. Tu recuperación está por completo en dormir, pues las
funciones del órgano que acabamos de estimular así lo exigen. Las molestias empezarán, a pasar en un
máximo de tres días, el resto es solamente adaptación. Finalmente regresarás a la normalidad con que
llegaste, y. . . claro, con unos.kilos de menos. Después de eso vendrá lo más importante: habrás
levantado la cortina para asomarte un mundo por muy pocos conocido y por. eso tan ne-
"Estuve a punto' de preguntar para qué había sido aquella intervención quirúrgica realizada
simultáneamente en el mundo de los espíritus y en el mundo material; pero el doctor no dio lugar a
conversación, pues cuando se levantó para retirarse, dijo sentenciosamente:
""—La Yoga nombra CHARRA FRONTAL, a lo que en los medios esotéricos se le conoce cor varios
nombres, por ejemplo: 'Ojo Astral', 'Tercer Ojf,', 'Sexto Sentido', 'Sitio del Alma', según lo llamaron v
<rios filósofos. En fin, esos nombres son según las preferencias y conceptos ele cada quien. Oye esto:
Ese órgano, en el pasado fue un ojo frontal que sirvió al ser humano para darle supremacía sobre las
otras especies animales. Tú sabes que todo animal tiene sus propias defensas que Se sirven para
sobrevivir a pesar de ía superioridad que pueda haber en sus enemigos. Pues bien, el hombre nunca
tuvo colmillos enormes, ni uñas tremendas y afiladas, ni pico duro como el cuerno, ni siquiera fue
nunca muy veloz, en fin, no tuvo nada con que defenderse de sus enemigos ^ucho mejor armados. . .
¡Ah!, pero poseía ese sexto sentido del que se valió para defenderse y sobrevivir. ¡Claro 1ue luego se
sintió muy señor de sí mismo, muy superior <* todos los seres de la Creación! Esta, es, en fin, la
vanidad de que nos.habla Moisés en ía Biblia, mas como no hendía el valor de- su facultad, el hombre
la fue relé-
216
RODOLFO BENAVIDES
gando, y ya sabes, que órgano que no se usa, se atrofia. Pero allí está, latente y susceptible de desarrollo
rápido. Ya llegará el momento en que se le encuentre y se empiece a usar nuevamente. Bueno, me voy.
Puedes permanecer sentado a ratos; de preferencia mantente acostado y dormido, ¡y no trates de
pensar! ¡No pienses ni imagines nada! Olvídate del mundo. Estaré al pendiente para observaros a los
tres. Falta uno por despertar; me alegro de ello."
"P. D.
"Sr. Benavides:
"Cosa de cuatro días duró la sensación de neuralgia y un poco de dolor en la frente, luego comezón.
Todos los trastornos iban desapareciendo. El vendaje a su vez desapareció y ni siquiera me di cuenta
cuando me ¡o quitaron. Yo hubiera querido verme la frente en un espejo; pero en toda la casa no había
uno. Sabía que no debía poner los dedos sobre la herida ni mucho menos rascarme. Por último, me
olvidé enteramente di todo aquello. Naturalmente que me habría gustado v& la frente de mis
compañeros de aventura; pero part eso habría tenido que ir hasta ellos, y ésa era una cu riosidad
intolerable en ese medio. Asís pues, me fu haciendo á la nueva situ&ción y el mundo recuperó sU-
formas y posiciones. Hasta llegué a suponer que en m nada se había alíerad.0, que todo volvía a ser
corr» cuando salí de México o como cuando llegué a. Inatf* "Fraternalmente,
Tarquinor (Rúbrica.
Capítulo 13
PREMISAS
"".Después del almuerzo, el doctor Kim me tomó de. brazo en el momento en que salía yo al pasillo.
"—Vamos a la biblioteca —ordenó con voz suave.
"Una vez dentro, sugirió:
"—Esta vez necesitarás papel y lápiz, pues debes tomar nota de lo que hablemos para, que te sirva de
norma cuándo estés de regreso en tu país. Escribe en forma de lista:
1JA.—Toda persona es tm espíritu encarnado y al mismo tiempo reencarnado, pues ya muchas veces
antes ha muerto y vuelto a renacer.
"8.—Por ley natural, todo cuerpo viviente requie-de reposo, esto es: dormir, que en el hombre es una
forma de muerte parcial, visto el asunto desde el punto de vista del espíritu, no desde el punto de vista
biológico,
5!C.—Diariamente, mientras el cuerpo duerme, el espíritu se aleja para atender asuntos relativos al
mundo espiritual. Así, pues, la vida propiamente dicha, se divide en dos tiempos: el biológico y el
espiritual
"D.—El espíritu se mantiene ligado al cuerpo físico par un fluido vital que recibe el nombre de 'Hilo ^e
plata' o 'Cordón de plata'.
218
RODOLFO BBNAVXDES
"E.—En virtud de lo anterior, toda persona está ■ en aptitud de provocar en sí el trance, casi siempre
empezando por el llamado 'animismo1, o sea que mientras que el cuerpo permanece dormido, el
espíritu se manifiesta como entidad inteligente separada del organismo físico. Ese es el caso del
sonambulismo y. de las personas" que- 'hablan .dormidas', y que hasta llegan a conversar en.algunos
casos en un idioma a]eno. al propio.y con una personalidad que no.es la que tienen co-
■ mo- -encarnados.
' "F.—De esté estado, fácilmente" puede pasar el sujeto al trance profundo1 que permita la
manifestación ■ de entidades espirituales.
"G.--—El tipo de manifestación corresponde a una
clasificación dentro del trance.
"H.—Hay quienes suponen que estos experimentos son .peligrosos. Eso lo dicen personas que nada
saben de estás cosas, pues no es verdad. El único riesgo que existe al tratar de producir el trance es:
¡quedars dormido-durante algunas horas "en sueño normal y n parador de. energías! Para quienes
padecen de ínsor*' •nio, éste es un buen remedio. Siempre, al salir de es . tipo de sueño, el que está
experimentando despier mirando la vida desde un ángulo más optimista. Est experimentos se pueden
llevar a cabo con toda persr menos con enfermos mentales, debido a que en' no es posible la
concentración mental.
"El doctor Kim se enderezó sobre su asiento y mu dome, preguntó amablemente:
"—¿Has "entendido? ¿Quieres hacer algún come
"Antes de contestar leí. cuidadosamente lo que' ba de .escribir, luego comenté:
55—Maestro, a mi manera.de ver el asunto, ost:
.'. .ENTONCES, -SEREMOS DIOSES-. : .
fenómenos ya muy conocidos desde hace siglos. Abunda
la literatura que de una u otra manera dice lo mismo.
En toda América y seguramente en Europa, el espiritismo afirma esto mismo.
".—Sí —contestó Kim—, es verdad lo que dices, en esto rio hay nada nuevo. Sin embargo, es necesario
puntualizarlo, y repetirlo con. frecuencia, .porque quien no-entiende esto con debida claridad, aunque
actúe dentro, deí movimiento esotérico, espiritualista u ocultista, fácilmente cae en grave error tanto de
concepto como, de prác-, tica. Por ejemplo: en el medio YOGA, hay personas y hasta .grupos
numerosos que entienden todo esto y hay quienes por no entenderlo lo .niegan; .sin embargo, aceptan la
existencia del espíritu, la reencarnación, etcétera. Y es precisamente que por no entender el sencillo
mecanismo del trance, los ascetas, como ese que visitaste en Agrá, y muchos yoguis, suponen que al
producir el tran-■ ce en forma simple, como es el animismo, están ya camino del Nirvana o- en. el
Nirvana mismo. Y con esa errónea creencia se pasan la vida durmiendo, lo mismo sea en trance
anímico que perfectamente dormidos por sueño natural. ¿Me vas entendiendo? "—Perfectamente —
contesté.
"Pues bien, en Occidente el error de concepto es el fcasmo. Los doctores en medicina lograrían mucho
si lsaran este procedimiento como un formidable auxiliar ¡os tratamientos. Frecuentemente se confunde
el trancen el estado hipnótico, cuando en realidad son dos cómenos distintos y cen efectos distintos."
Señor Benavides: pensé mucho antes de enviar-fo anterior, pues pensaba que le resultaría cansado
220
RODOLFO BENAVIDES
y juera del relato; pero es que después sucedieron cosas, de las que ya estoy escribiendo, que no se
podrían entender, ni siquiera creers si no se empieza por aceptar las anteriores premisas. Al leer mis
próximos escritos deberá usted tener presente lo que en éste dejo
anotado.
"Queda de usted muy fraternalmente,
"Tarquino." (Rúbrica.)
Capítulo i 4
CON LAS PULSACIONES SE VA LA VIDA
"Esa mañana el doctor Kim volvió a tomarme el pulsOj y al examinarme la herida de la frente, dijo
irónicamente: "—Bueno, el promedio de tus pulsaciones es de 65 por minuto, un poco bajo, debido a
que tu activididad aquí es muy quieta. Ese número de pulsaciones significa, según nuestra teoría, que
tienes vida para un mínimo de setenta y nueve años.
"—¿A esa edad voy a morir? —pregunté muy interesado y el maestro me contestó:
"—Yo no dije tal cosa. Quise decir: Vida activa'. Claro que podrás vivir más; pero eso será por tu
cuenta, sin obligación de trabajo determinado. Queda aclarado desde luego, que eso sera si no se
atraviesa en tu vida una bomba, pues como se encuentra el mundo, un día de estos pueden volar por los
aires, convertidos en polvo, hasta los Montes Himalayas. En esas condiciones, lamas y no la-toas,
tendremos todos que viajar hacia el país de la gran luz para que allí se nos señale otro planeta donde
encamar.
"El doctor hizo una pausa acompañada de una amarga . Sf>nrisa y continuó:.
"—Si eso llegara a ocurrir, quedarían sobre este po-;„bre mundo solamente algunos simios como base
de una ií^neva humanidad, que ojalá resulte menos egoísta, belicosa y sanguinaria que la actual.
222
RODOLFO BENAVIDES
"Yo también sonreí, igualmente con amargura. Pre-^
"—¿Cómo averiguaste lo que'me acabas de decir referente a los setenta y. nueve años de mi vida?
' ."—Hay varios procedimientos y uno de ellos está a ■ cargo de nuestros instructores espirituales. Ellos
aprobaron que te invitáramos a venir, porque saben que cuentas-.con una vida.larga. .Pero -en este
momento no partí, de ahí para 'dar la opinión'que oíste, sino que partí del número de tus pulsaciones, y
sobre ese tenia hablaremos . hoy, ¿te parece? ...
■. "—Naturalmente que' si, maestro ---contesté. "—Bien, -. empecemos. La ciencia moderna sabe < !■
«> calcular la duración de vida de los animales y se ha en centrado con que la fórmula falla al aplicarla
al ser !>■! mano. Para que mejor comprendas, te pondré un símil los' bombillos de luz eléctrica .están
calculados para um.i duración determinada, y en algunos hasta se garaj'ii/i esa duración;. pero siempre
y Cuando se use el boirjl'ill'» de manera apropiada, pues si se le somete a esfut ■ / *> mayores no
calculados, entonces la vida del artefact" ■■i* . acorta y la garantía ya no tiene efecto. ¿Comprendes1
"—Sí, maestro -—contesté'.
"—Pues bien, esto, es aplicable al hombre, porqui1 ** ta constituido de manera que su vida útil, teng
duración, claro- está, si la vive en condiciones das, sin sobrecarga -de tensiones y sin la ingestión
tancias dañinas; pero, ¿cuál es la realidad? ¡El vive sometido a tremendas presiones- emocionali una
atmósfera generalmente antihigiénica, en a£ ción, en una atmósfera saturada de gases tóxicos, to délas
fábricas. y' dé toda clase.de motores. Y de que el hombre citadino busque la manera de. siquiera sea un
poco de aire puro, por el contrarl ; d.a sus pulmones con humo de tabaco, de marih
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES... ' 223
envenena su sangre con narcóticos. Y por lo que.a.su aii-. mentación se refiere, vive comiendo
substancias nocivas; carnes envejecidas, harinas refinadas .con substancias quí-. micas, abusa, de la sal
y deí azúcar, etcétera.
"El doctor hizo una pausa para asegurarse de que yo" lo" estaba atendiendo y continuó:
"—Todo esto hace un conjunto antinatural .en la vida" del hombre. Esa vida antinatural somete al ■
organismo a sobrecargas que le acortan la existencia y todo eso .se distingue fácilmente por el número
de pulsaciones. " Sabemos que, como promedio, el ser humano está calculado para un mínimo de dos
mil setecientos millones de pulsaciones, de'manera que quien tenga un promedio fíe cincuenta
pulsaciones por minuto, vivirá- alrededor .de Í02 aiíos de vida activa. Entre los lamas, ese promedio de
pulsaciones es aún' menor de esas cincuenta pulsaciones por minuto,
"—-¡Ah! —contesté—, ahora comprendo por qué me has estado tomando el pulso en estos días. . .
"—Sí, claro que es un cálculo sólo aproximado, puesto que abundan durante la vida razones para que se
acelere el pulso, así como que al dormir, éste disminuya. Es ya muy sabido que el deporte, en general,
acorta la vida. &so se debe a que el organismo es sometido a .esfuerzos ^tmatisrales haciendo que las.
pulsaciones se aceleren. ^ada uno .de.esos esfuerzos es equivalente a que un foco "o reciba mayor
energía de aquella para ía que fué ■do al fabricarse. Si observas el pulso de los fu-2s, y en general de
los viciosos, te encontrarás con isi siempre está muy acelerado, lo- cual significa vida se les va
acortando con cada pulsación, y cía-, i cada fumada.
-Una pregunta, maestro:
~&h te' escucho —me contestó. ,;
-Eí* Occidente se" dice que los lamas tibetanos llegan
224
RODOLFO BENAVIDES
a vivir siglos. ¿Cómo puedes relacionar esto con lo que
me vienes explicando?
"—La contestación es fácil. Los lamas, desde niños nos sometemos a un sistema de respiración
profunda que vitaliza el cuerpo y disminuye las pulsaciones. Vivimos siempre en las montañas donde el
aire es siempre fresco y limpio, carente hasta de polvo. Vivimos ocupados, pero sin sobrecargas ni
tensiones emocionales exageradas-Nos nutrimos frugalmente con alimentos frescos. Entre los lamas ha
habido quienes tuvieron treinta o cuarenta pulsaciones, por minuto durante la vida ordinaria del dia, sin
que eso haya significado enfermedad o baja presión arterial. Esos hombres, naturalmente, vivieron una
vida útil de ciento treinta o ciento cuarenta años los naturales de la senectud, lo que vale' decir, q forma
completamente natural, algunos 'de ellos vi cosa de "180 años. ¿Cuántos años de edad crees qu
go?
"-—Pues. . . yo diría. .'. cosa de setenta o sete
cinco años.
"—Pues no, señor, cuento ya 103 años, y eso a de que he vivido muchos años en Occidente, some las
costumbres, alimentación y vida de allí. Estudi mero para lama, y luego lo que en Tíbet se ens para
ejercer la diplomacia, de manera que trabe al servicio de mi gobierno, tuve" que vivir en Occi donde
resulta difícil sostener la vida natural; no o" te, creo que aún tendré unos doce o quince años di útil,
luego vendrá la senectud que, por cierto, rn ™ teresa vivirla, Yo sé cómo vivir y cómo morii eso
signifique suicidio. Morir, sí, para muy proi a encarnar en un cuerpo niño, sano y fresco. Co ras que
resulta absurdo aferrarse a un vestidí harapiento, cuando podemos usar un vestido
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
225
"—Sí, maestro, eso lo comprendo muy bien. . . "El instructor me interrumpió al decir: "—Bien,
pasemos a otro aspecto del mismo tema: la respiración. Desde que llegaste te he observado cómo
respiras y debo decirte que lo haces defectuosamente, no tanto como la generalidad de los occidentales;
sin embargo, sigue siendo defectuosa tu respiración. Tú has estudiado-en libros este problema y es eso
lo que te ha mejorado; pero quienes no han estudiado ni íes importa el tema, respiran de manera tan
inadecuada, que se convierten <m i:aciles presas de enfermedades, simplemente porque L? respiración
es "para purificar la sangre y con eso dar defensas al organismo; de manera que si la respiración es
inadecuada, esa indispensable purificación de ía sangre es defectuosa y, consecuentemente, las defensas
del organismo son también deficientes, además de que el corazón tiene que acelerar para ponerse a tono
con la cantidad f!e aire que llega a los pulmones.
3,-~-Sí, maestro, ése es un grave problema cuya . olu-ción parece difícil porque se debe empezar desde
l¡ infancia con el conocimiento de los padres y la vigilancia de los profesores en la escuela, y todo eso
es difícil, porque muy pocas personas dan importancia al asunto.
entremos en detalles. El ciclo de una respiración correcta consta de cuatro tiempos: Primero; aspirar
lenta y profundamente hasta bañar completamente J°s pulmones; segundo: retener el aire unos
segundos, Par;: dar tiempo a que los órganos correspondientes absorban todo el oxígeno; tercero:
expulsar el aire tan lesi-^inente como se aspiró hasta dejar los pulmones compls-vacíos, sin residuos
viciados; cuarto: permane-revemente vacío de aire en los pulmones para em-J-í" nuevamente el ciclo.
Este sistema, que es el que ^ lamas usamos corno natural durante toda la vida, des-
226
RODOLFO BENAVIDES
acelera eí corazón y aumenta las defensas, claro, siempre y cuando todo eso ocurra en una atmósfera
limpia. "El doctor hizo una larga pausa para luego continuar: "—Los occidentales, en su mayoría,
respiran a dos tiempos rápidos: aspiran y expulsan. Aspiran y expulsan todo tan rápidamente que el aire
nunca llega a bañar por completo a los pulmones. Hazte la idea de un motor, digamos de automóvil,
construido para funcionar a cuatro tiempos, al que se pretenda obligar a trabajar en dos. "—¡Eso sería
imposible!
"—¡Sí! En una máquina parece imposible, pero, sin embargo, al organismo humano se le obliga a
aceptar el cambio. Ahora, hagamos números: una aspiración no debe hacerse en menos de tres
segundos. Debe retenerse el aire no menos de dos segundos. Debe expulsarse en no menos de tres
segundos y deben quedar los pulmones vacíos por lo menos dos segundos, quedando así, listos para, eí
nuevo ciclo. Esto nos da un total mínimo de diez a doce segundos para cada respiración completa, lo
cual da de cinco a seis respiraciones por minuto. ¿Y cuál o¡> la realidad en la respiración de DOS
TIEMPOS, que e"? ia que se usa en Occidente y aun en Oriente si no están ligados a estos temas? ¡Hay
personas que dan más de veinte ciclos por minuto. El promedio es de 14 a 18 en los occidentales, o
sean muy apenas tres segundos para cada ciclo, con lo que se mantiene al corazón sometido a un
sobreesfuerzo constante. Nada de extraño tiene d decaimiento, el dolor de cabeza, el cansancio, el
agotamiento, etcétera.
"—Muy bien, maestro; pero dime, ¿cuántas respi1"8' clones por minuto serían aconsejables como
mínimo en 'a vida ordinaria occidental?
"—De ocho a diez son tolerables y saludables sieifl* pre y cuando frecuentemente se hagan muy
ptoft'T1™a respiraciones tipo suspiro o bostezo, Todo lo que se
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
227
de esta regla es acelerar las pulsaciones, y, ya ío sabes, con. cada pulsación se va una parte de la vida
originalmente prevista. Tal vez encuentres algún profesionista que^te discuta estos conceptos. Eso no
tiene importancia aquí estamos nosotros como testigos vivientes de esa verdad. Naturalmente, al tratar
de corregir su sistema de respiración, cada qmen debe hacerlo con precaución para irla mejorando
progresivamente, no quererlo hacer de golpe. Para terminar con el tema, debo advertirte que la
respiración 3amás debe hacerse por la boca, sino por la
nariz.
"Yo absorbía con gran interés la enseñanza. Penetraban esas palabras hasta mi subconsciente y las
comprendía tan perfectamente que no daban lugar a dudas ni preguntas. El maestro siguió diciendo:
"—La respiración no es todo, pues la masticación es sumamente importante. En las grandes ciudades,
donde la vida es tan agitada, que el 'tiempo no alcanza para nada', la gente no come, sino que traga. Se
pasa los alimentos sin masticarlos, sin empaparlos suficientemente de saliva y el resultado es un
aumento considerable de traja jo para el estómago que, como no tiene con qué moler Jos alimentos,
tiene que agregar abundantes ácidos que luego producen hiperacidez y suelen terminar en úlceras. Si
mal está ingerir alimentos inapropiados y hasta descompuestos, peor es no darles la suficiente
masticación para, con la saliva, neutralizar un poco lo que puedan tener de nocivo. Así, pues, mientras
estés aquí con nosotros deberás vigilar mucho tu respiración y tu masticación. Respecto a los
alimentos, ya has visto que estados nosotros constantemente vigilantes. "Después de larga pausa, Kim
preguntó: —¿Cómo te sientes? ¿Aún te duele la cabeza? —No, maestro, ya no me duele, tengo varios
días que e «esapareció el dolor; pero en cambio, me ha quedado
228
RODOLFO BENAVIDES
una rara sensación de mareo que en algunos momentos ir,e hace pensar que floto. En un principio veía
las figuran distorsionadas, curvas, oblicuas, pero eso ha ido desapareciendo.
"—Todo esto que dices es un efecto normal. Cuando todos esos síntomas hayan completamene
desaparéalo, te daremos ejercicios apropiados para que pongas tu flamante sexto sentido o tercer ojo a
trabajar, pues de no ejercitarlo se volvería a atrofiar. Lo que hicimos el otro día, fue estimular la
glándula correspondiente, mientras que desde el mundo espiritual estimulaban tu chafara frontal. Ojalá
que pronto se entienda esto en Occidente. ¡Eso haría que el hombre diera un salto enorme en su
evolución! ¡Eso transformaría al hombre pigmeo actual en superhombre! ¡Sí, y todo, bruscamente, sin
transición de siglos!
"El doctor consultó su viejo y tosco reloj de bolsillo y, poniéndose de pie, dijo:
"—Por hoy hemos terminado. No debes cansarte mentalmente. Duerme mucho.
* * *
UP. D.
'
"Sr. Benavides: El siguiente relato llevará carta <ocompañatoria,
"Por hoy sólo un saludo muy sentido de su arrtig&r
"Tarquino," (Rúbrica.
Capítulo 15
"Señor Benavides: Vengo relatando a usted, de las cátedras que recibo, lo que me parece más
característico de este sitio. No sé si le gustarán o le resultarán tediosas, en todo caso, son el antecedente
indispensable para entender hechos posteriores. El yanqui nos dio una cátedra que en sí misma puede o
no tener importancia, todo depende de la personal manera de pensar de cada quien. ¡Ah} pero lo que
sucedió después. . . eso sí es importantísimo/ ¡Tal vez usted no crea lo que a continuación le relato, no
obstante, le aseguro que es absolutamente verídico! Fraternalmente.
"Tarquino." (Rúbrica.)
■£se día la enseñanza estuvo a cargo del yanqui,- pero ao en el comedor, sino en la biblioteca.
"—Tomen asiento —nos dijo en inglés al africano y
230
RODOLFO BENAVIDES
a mí—. Les voy a dar una pequeña charla. Esta la repetiré después a mi pupilo en su propio idioma.
"Yo tomé asiento en una silla al mismo tiempo que el africano se sentaba en el suelo, sobre un delgado
cojín, recargando la espalda contra la pared.
"El yanqui, tipo inquieto, atlético, nervioso, se caló los lentes de gruesos arillos color carey, sentó la
pierna izquierda sobre una de las esquinas del escritorio, garras-peo un poco para limpiarse la garganta
y dijo:
"—Amrú y el doctor Kim están haciendo ciertos arreglos y, en previsión de que tengan éxito, se me ha
encargado de hablarles a ustedes del fenómeno de la muerte.
"El que hablaba escudriñó brevemente en nuestros rostros y continuó sin apresuramiento:
"—En Tíbet, el concepto más generalizado y aceptado en relación al fenómeno de la muerte, es que el
cuerpo físico, esto —se pellizcó la piel del dorso de la mano primero y un carrillo después—, sí, esto
—se golpeó la pierna que descansaba sobre el escritorio—, esto, no es más que una cascara; viva
cuando estamos como en este momento, y muerta cuando el cuerpo astral, o alma y espíritu lo
abandona. Se dice en Tíbet, o al menos se decía antes de que los chinos llegaran, que este cuerpo co
tres dimensiones, por medio del cual actualmente ocupa mos un lugar en el espacio, es solamente un
forro material y por ello perecible, que sirve únicamente para vestí" transitoriamente al espíritu, el que,
por su parte, es ii mortal. De lo anterior se desprende que un cadáver va tanto como el peso de las
substancias químicas de que es'
compuesto.
"Al decir lo anterior, clavó la mirada en mí, qui suponiendo que yo dudaba de sus palabras. Continuó l
"blando con el tono y la actitud de un maestro de escu©
"—Veamos el caso de una persona que muere muerte natural y cuya agonía es un poco prolongada.
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
231
cuerpo enfermo o viejo, cargado de substancias tóxicas y por ello ya muy defectuoso, acaba por
convertirse en algo tan incómodo para el espíritu, como lo son esos trajes andrajosos y parchados que
algunos pordioseros usan. Comprenderán ustedes que un espíritu, sobre todo si anhela continuar su
ascenso hacia la Gran Luz, tiene que sentirse molesto, incómodo al tener que mover ese pesado cuerpo,
ese molesto e inútil instrumento al que ya no puede mover con agilidad. Condiciones así impiden al
espíritu estudiar, trabajar, aprender cosas nuevas, y por lo tanto ha llegado la hora de descartar ese
cuerpo y arro-:arlo al mundo de lo inservible. Cuando esto ocurre, el ;spíritu se va retirando
gradualmente, pues las cosas ma-eriales, por" instantes le van interesando cada vez menos. 5s así como
realmente empieza la muerte; y algunas ve-es suele empezar hasta con años de antelación al día n que
el médico certifica la defunción.
"El yanqui bajó Ja pierna que tenía sobre el escritorio, io algunos pasos en estado de reflexión y
continuó:
"—Estamos en condiciones de afirmar que la forma ípiritual conserva la silueta del cuerpo físico, por lo
me-ss al principio y en sus términos generales. Espero que sy mismo ustedes verán ese fenómeno. Sí,
recién ocu-ida la muerte, el alma conserva la forma del cuerpo ¡ico aunque de manera no muy definida;
posteriormente ¡rece condensarse y afinarse en los detalles de la for-a. Todo esto es verdad, aunque no
podemos dar una maula química ni matemática, ni una definición, ni [uiera una buena hipótesis deníro
de la disciplina de físca. Esta forma fluidica permanece unida al índivi-0 hasta mucho antes de nacer el
niño por medio de que se ha llamado, desde hace siglos. 'Cordón de Pía-o 'Cinta de Plata*. Cuando el
cuerpo duerme y el ^ritu se aleja, este 'Cordón de Plata, se adelgaza y lr3 cas? indefinidamente; pero
sin llegar a reventar-
232
RODOI-FO BENAVÍDBS
se, pues de ocurrir esto, se van entendiendo? —pregun
ría la nn vez que
pausa.
"—Sí, maestro —contesté en voz alta—. El africano
movió la cabeza asintiendo, El yanqui continuó:
"—Es por medio de ese 'Cordón de Plata* que el espíritu vitaliza al cuerpo. Cuando en la persona
agonizante se corta dicho cordón, el espíritu queda liberado, pero en condiciones de turbación: es decir,
que flota a la deriva durante cierto tiempo sin darse cuenta de su nuevo estado y sin tener ninguna
noción de si mismo. Es una especie de amnesia total que anula al ser durante períodos variables en
relación al grado de progreso del propio espíritu. Esta amnesia debe ser una ley natural, porque ocurre
incluso en las personas más versadas en temas espirituales. La diferencia radica exclusivamente en la
duración de ese estado de turbación, cuyo mínimo parece ser de tres días según podemos deducir de la
afirmaciói bíblica y de las propias palabras del maestro Jesús, e llamado Cristo. Sí él, para 'renacer', o
sea para recuperar la consciencia de sí mismo, requirió de un mínimo de tres días es lógico suponer que
el resto de los mortales necesitamos mayor cantidad de tiempo para el mismt
fenómeno.
"Nada de lo dicho por el yanqui nos sorprendió. "Y sabía todo eso desde mucho tiempo atrás. Al
africano debe haberle ocurrido algo semejante, pues no expresab con el rostro ninguna reacción
especial. Nos límiiábamo a escuchar, moviendo de vez en cuando la cabeza en s tído afirmativo. E3
instructor siguió diciendo:
"—En Tíbet se afirmaba que el cuerpo tarda un torno de tres días en morir, o sea que tres días se nec
sitan para que cese toda actividad física relacionada í el esoíritu y para que ést^ quede completamente
libe do de su vestidura carnal. Esos tres días son, como
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
233
dije, el mínimo de tiempo, puesto que hay defunciones que tardan de su principio a su fin, muchos días,
y son esos los casos en que el enfermo entra en estado de inconsciencia, viviendo algunas veces de
manera artificial. En esos casos, el espíritu está ya bien' lejos, y si regresa es únicamente para romper
definitivamente el 'Cordón de Plata'. ¿Me entienden bien? ¿Debo hablar más lentamente? ¿Es clara para
ustedes mí pronunciación?
''El africano movió la cabeza en sentido de asentimiento a la vez que con la mano derecha indicaba algo
así como 'calma' o 'despacio'. El yanqui entendió y hablando más lentamente, usando un languaje más
claro, siguió diciendo:
"—Cada filosofía ha propuesto un número determinado de cuerpos etéreos. Por lo que a nosotros se
refiere, de manera objetiva hemos distinguido claramente cuatro cuerpos básicos como constituyentes
del ser humano:
"1.—-El cuerpo carnal que sirve de instrumento a la . energía que lo mueve.
"2.-—Un cuerpo ligeramente luminoso, o por lo menos reverberante, que creemos se forma por la
electricidad recogida a lo largo de ía vida y como consecuencia de todas las funciones físico-mecánicas
del cuerpo carnal. Este cuerpo reverberante no parece tener más de un centímetro o quizá dos de
espesor alrededor del cuerpo.
"3.—Un segundo cuerpo etéreo que nos parece de facultad magnética, que es notablemente ¡luminoso
y elástico, es lo que generalmente se le ha llamado 'aura'. Por las observaciones hechas, hemos llegado
a la conclusión de que está formado principalmente por anhelos, ambiciones, pasiones, deseos en
general y todo aquello que mueve al individuo. Este cuerpo tiene la facultad de moverse con gran
agilidad y cambiar de
234
RODOLFO BENAVIDES
forma y de color según sean las reacciones e impulsos
del individuo.
"4,—El más exterior de los cuerpos etéreos que nosotros hemos observado, es dúctil, elástico, movible,
nervioso, comparable en forma y apariencia a una nube. Su color es generalmente tendiendo al blanco,
aunque suele teñirse por lo menos en parte del color de las tendencias naturales del cuerpo a que
pertenece. Algunas filosofías llaman a este cuerpo 'alma'. Nosotros aceptamos esa definición; pero no
de manera definitiva, pues suponemos que los tres cuerpos etéreos mencionados son integrantes del
todo llamado 'alma'. Al producirse la muerte del cuerpo físico, esos tres cuerpos etéreos, o por lo menos
los dos últimos mencionados, hacen un todo, una sola entidad de vida eterna, ya que es un cuerpo
inmortal que al separarse deja al cuerpo físico rodeado de un campo eléctrico que va desapareciendo a
medida que el cuerpo se desintegra.
"—Puedo hacer una pregunta? —interrumpí.
"—Naturalmente que puedes hacerla —me contestó
el instructor.
"—¿A cuál de esos cuerpos se le da el nombre de 'espíritu' ?
"—La pregunta no es fácil de contentar, pues ella de
pende de la escuela filosófica que aborda el tema. Nos otros, como ya dijimos antes, por observaciones
directa creemos que conviene llamar 'espíritu' a la energía qu da la cohesión, vida y existencia de esos
cuerpos etérec de que hablamos. La ciencia ya acepta, aunque no mu abiertamente, que después de la
muerte hay un algo qi queda flotando en forma viviente o un pensamiento vi que continúa con plena
personalidad sin saberse has hoy cuánto tiempo dura ese pensamiento vivo y con p
na personaliza
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
235
"Yo iba a interrumpir, pero el maestro no me dio oportunidad porque en ese momento hablaba mirando
hacia la ventana. Siguió diciendo:
"—Los dos últimos conceptos científicos que cité, tratan de explicar los cuerpos etéreos. En algunos
países y en algunas religiones y filosofías, le llaman 'alma' o 'espíritu', indistintamente a lo que estamos
tratando de explicar. Por mi parte, al fin y al cabo yanqui, práctico y quizá hasta un tanto escéptico, no
creo que valga la pena discutir nombres, lo que vale es entender los fenómenos.
"El instructor miró a la muñeca de su mano izquierda como queriendo consultar su reloj, pero no
llevaba ninguno. Parecía inquieto y miraba con frecuencia hacia el exterior de la ventana. Siguió
diciendo:
"—Los tres cuerpos ja mencionados hacen un todo, tal como el cuerpo humano siendo uno, consta de
muchos órganos. Una realidad es que el alma vive por toda la eternidad de manera compacta, al grado
de heredar de una a otra encarnación el carácter, costumbres y hasta enfermedades. Sobre esto, aún
vivimos en hipótesis; pero hipótesis fundadas en realidades observadas a lo largo c1"! siglos. Es como
cuando los antiguos astrónomos observaban el cíelo, y de las realidades que en él veían, sacaban
conclusiones que hoy suelen ser erróneas. Algo -semejante sucede con el alma, y yo les aconsejo
siempre a mis discípulos que deben expresar sus observaciones y los conceptos que ellas les sugieren;
pero siempre cuidándose de hacer afirmaciones definitivas que no puedan demostrar a satisfacción. Por
ejemplo: un vidente nos puede explicar lo que ve, pero no nos puede demostrar que es verdad lo que
ve. Si hoy se obtiene lo que el doc-*or ICirn y Amrú andan gestionando para ustedes
tres, ;.,'Probablemente tendrán ustedes la oportunidad de ver al-í-S° de lo que acabamos de hablar.
Ustedes podrán ver y
236
RODOLFO BENAVIDES
luego relatar lo que han visto; pero hacer que las grandes multitudes vean lo mismo, ya es otra cosa.
Además, de ío que ustedes vean, difícilmente sacarán una teoría científica. Quiero decir que aún faltan
muchos años para que estos fenómenos sean producidos a voluntad en un laboratorio. ¿Me he
explicado bastante claro?
"El carácter y la manera de enseñar de ese yanqui me gustaha. Luego siguió un largo silencio. El
inquieto instructor tomó asiento en el sillón que estaha frente al escritorio y empezando a hablar
pausadamente dijo:
"—En fin, de los lamas tibetanos y de aquí mismo en India, hemos heredado la mayor parte de las
observaciones y, naturalmente, muchos de los conceptos. Ellos, durante siglos, han dedicado vidas
enteras a este traba-]0: y si la teoría emanada de ese trabajo no nos satisface,. lo que debemos hacer es
formular la propia nuestra con intención de demostrarla. Para evitar confusiones debo aclararles que no
es nada de esto lo que los budistas ortodoxos aceptan, pues ustedes saben que en toda organización y en
toda religión, hay corrientes de pensamient" que siguen su propio cauce.
"—Quieres detallarnos un poco más ío relativo al a' ra? —pidió el africano hablando tímidamente.
"—El aura —contestó el yanqui—, existe solamen en personas vivas. Nosotros creemos, porque lo
hemos i to muchas veces, que es un cuerpo etéreo independien con funciones propias que expresa, de
manera direc las reacciones pensantes y emocionales del individ" Tan es esto así, que algunos
observadores dicen que aura es las emanaciones del ser vivo. Nosotros consi ramos que esa definición
tal vez no sea muy exacta, ] que el aura forma parte del alma cuando ésta se prende del cadáver. El
aura, como otro cuerpo cualqi tiene su tónica en las vibraciones, su paralelo en la « de sonidos y es aquí
donde se ha presentado reciente
. ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
237
te algo muy alarmante: se nos ha informado que los eternos buscadores de armas para producir la
muerte, están estudiando muy de cerca estos elementos y vibraciones para encontrar su paralelo, pues
de lograrlo, tal vez por medios artificiales se pueda aplicar la muerte a distancia, destruyendo el alma.
"—¡Eso es fantástico! —exclamé alarmado.
"—¡Increíble! —comentó el africano.
"—Tan fantástico e increíble corno les parezca, eso ya se está buscando, y por Jo pronto ya se sabe con
seguridad, que al morir un animal deja escapar una cantidad de energía eléctrica. Y mientras que otra
cosa suceda, en Rusia recientemente han experimentado para revivir a personas difuntas a base de
descargas eléctricas, y según parece esos experimentos van por buen camino. Ahora, recuerden ustedes
que cuando se conoce la vibración de un cristal se 3e puede hacer saltar en pedazos con vibraciones
paralelas, ¿no es verdad?
"—Sí, naturalmente que sí —contestamos los dos estudiantes casi a una voz.
"—Pues bien, ¿cuál es la diferencia en el caso del ser humano? ¡El problema está en encontrar el
paralelo, después, el método, seguramente electrónico, y el resto no será cosa difícil. Llaman a este
asunto ultrafrecuencia, o superfrecuencia o como les dé la gana, que una vez encontrada, a distancia se
producirá la muerte en gran escala a la vez que se destruye el alma, liberando al espíritu como energía.
Y nadie sabe si la energía que consideramos como espíritu, sea poseedora de un poder explosivo
superior al encontrado en los átomos. En esas condiciones, podría darse el caso de que con la
destrucción ae ^n alma, se produjera una verdadera catástrofe uñigal .. . ¿No creen ustedes que ya
estamos divagando 11 Poco? Aunque todo eso parece estar en nuestro futuro, ' Kiejor dejarlo de lado, al
menos por el momento.
238
RODOLFO EENAVIDES
"■—Pero, maestro —repliqué—, esa exposición me ha producido un tremendo impacto, pues si
alguien llegara efectivamente a descubrir tanto, seria fácil destruir la vida de multitudes, desintegrando
los cuerpos físicos hasta convertirlos en polvo cósmico y a las almas en energía radiante. Con eso, las
almas pasarían al estado del no ser, es decir, la segunda muerte de que nos habla la Biblia... y iodo eso
es ir ya demasiado lejos, ¿no crees? "—Sí, sería demasiado, sería el aniquilamiento de la vida misma,
sería el fracaso de la naturaleza al crear seres pensantes, pensantes para su propia destrucción. . . Pero
volvamos a nuestro tema. En Tíbet, gente especialmente preparada suele ayudar a bien morir, tratando
de hacer comprender al moribundo su estado presente y futuro. Eso tal vez sea útil, particularmente
para algunas personas que disfrutan de algunos conocimientos sobre el asunto;'' pero lo que es en
Occidente, donde generalmente se niega la existencia del espíritu, ese tipo de auxilio resultaría
completamente inútil, entre otras razones porque el espíritu generalmente está en completo estado de
turbación y desdoblamiento cuando ocurre la muerte, de tal manera que desde mucho tiempo antes
nada ve ai
oye.
"El instructor volvió a ver su muñeca izquierda rmntí,
para consultar su reloj, pero no había ninguno, diciendo:
"—Estos conocimientos vienen desde muy antij sin embargo, observen ustedes que aún no han re el
terreno de la hipótesis. Ya los egipcios creían ei fenómenos y hasta practicaban un tipo de esph muy
semejante al actual. Los conceptos de aquella variaban de los actuales, no respecto del fenómeno sino
en las diferencias que tienen su base exclusiv te en el acervo de cultura del que habla y de la ép que está
hablando.
■ ■ -ENTONCES, SEKEMOS DIOSES. . .
£39
"El norteamericano ya había dejado la silla, se le veía nervioso, se paseaba de uno a otro lado. Tomó
una profunda respiración y continuó:
"—Quisimos dar este pequeño apunte, porque si la suerte ayuda, de un momento a otro asistiremos a un
moribundo y entonces, de manera objetiva, ustedes podrán comprobar lo que aquí se ha hablado.
Bueno, supongo que con ustedes ya terminé. Pónganse en meditación para que lo que oyeron pase al
subconsciente. Debo irme, porque tengo que repetir todo esto a mí pupilo que me está esperando en el
jardín.
"El africano y yo nos miramos brevemente y obedeciendo la orden, nos pusimos en meditación."
Capítulo 16
COMO MORIMOS
"El instructor norteamericano salió para instruir a su discípulo noruego quedándonos el africano y yo
silenciosos y en estado de concentración mental.
"No tengo idea exacta de cuánto tiempo permanecimos en esa ac ritud. Sonriente entró el dotor
diciéndome en español:
"—Pronto, ponte la túnica de faena y los zapatos, pero sin calcetines. En el perchero hay varios
turbantes,, prueba cuál queda a tu cabeza. Vamos a salir inmediatamente.
"—¿A la calle? —pregunté imaginando cómo me vería con aquel atuendo.
"—Sí, a la cal3e —contestó el doctor a la vez que se dir'gía al africano habiéndole en inglés para darle
las mismas instrucciones que a mí. En ese momento entraba el noruego acompañado de uno de íes
adeptos. El doctor, usando mímica muy expresiva le ordenó que nos observara e imitara.
"El doctor salió de la habitación, se le veía nervioso y apresurado. Poco después, cuando regresó, nos
encontró a los tres en túnicas de trabajo, que estaban percudidas, sucias y parchadas. El africano y yo
estábamos mustios, luciendo cada cual su turbante, él, descalzo, yo con zapatos. A él, debido al color de
su piel, aquel atuendo le caía muy bien, en cambio el noruego se encontraba en
242
b0»ol.'
s'AVB
serio problema, pu.es siendo, de cabeza muy grande, no encontraba un turbante apropiado, y el que más
se acercó a sn medida se le desbarató en las manos, convirtiéndose' en una larga lira de tela que alguna
vez fue blanca. Por otra parte, su cera roja, su pelo y cejas rubias y los ojos de color azul transparente,
no se prestaban para vestir de esa manera. Seguramente que ya en la calle, él llajnaría mucho la
atención, yo, no tanto, y el africano pasaría desapercibido.
"El doctor ko ocultó una sonrisa, de critica para el espectáculo. Quitó la tela de las manos del noruego,
que vo sabia cómo enrollarla, y ordenó que saliéramos. Al pasa* frente ai perchero del pasillo, el doctor
colgó la tela y siguió caminando hasta que los cuatro llegamos a le puerta de la calle, Allí> esperando,
estaba el auto que yo ya conocía. Por orden del doctor, el noruego ocupó el asiento justo al chófer. El
africano, el doctor y yo, en ese orden, ocupamos ei asiento trasero.
"£n cuanto el vehículo se puso en marcha, el doctor
empezó a instruimos hnhtaníio en males ai nn
africano también entendiera:
"—Vamos en este momento a visitar a un moribundo y \al vez presenciemos su muerte. Se trata de una
peísojas, común y corriente, tan religiosa corno cualquiera otea de su misma casta. Ha vivido siempre
en un medio social ordinario, semejante al que viven millones de personas en este país y en todo el
mundo, incluyendo México —dijo con soma mirándome—. La única diferencia -—agregó— está en
que lo atiende un-galeno de los nuestros y que ustedes ya conocen, rne refiero al doctor Snu-El tenía el
encargo de avisamos de alguna oportunidad como ésta, la que, por fortuna, llegó.
"K.rrn hizo una pausa a la vez que echaba un vistazo 'üííeia la calle por donde la multitud transitaba. El
coche
. ENTONCES, SEREMOS BIOSES
rodaba lentamente atravesando una barriada Delhí.
"—Pronto llegaremos —afirmó Kini—. Ruego la máxima discreción. Yo te instruiré en castellano —
me dijo—. Arará te instruirá a ti —dijo al africano— y el norteamericano instruirá al noruego. Bueno,
ya casi llegarnos.
"El vehículo se detuvo en un sitio maloliente debido a los caños de agua sucia que corren sobre la calle.
Bajamos los cuatro y caminando despacio atravesamos um patío sucio de donde partía un mal olor,
pues allí se estaba secando al sol, boñiga de vaca para obtener así combustible de cocina,
"Cerca de la puerta de una modesta vivienda, estaban aglomeradas muchas personas de condición
humilde, todas o casi todas descalzas, vistiendo túnicas sucias y raídas. Poniéndose de puntillas
trataban de ver hacia el interior de la habitación. "Ei doctor Kim nc
pensó en abrirse paso_____„ &^^, ^¿u mu se aeeisua.
Mientras tanto, yo observaba el escenario que me rodeaba. SI ambiente, la atsmósfera en la habitación
del moribundo debe haber estado sumamente pesada, pues por la puerta y ventanas salían volutas de
humo azulado.. Era humo de incienso barato que invadía todo el patio. Pi-rlase que una veintena de
fumadores estaba dentro; pero el olor no era de tabaco sino de sándalo, o por lo menos queriendo ser
sándalo; olor tan fuerte, que aun allí en el patío resultaba molesto.
".Recorrí con la vista a mi alrededor. Esa familia seguramente pertenecía a la clase ele los carpinteros,
pues bajo un tejaban había madera en proceso de trabajo, raí banco y herramientas de carpintería. En el
piso había viruta de madera. Dos hombres claveteaban sobre tablas ■y sobre largas tiras de mad
'a su impaciencia. Creo
244
KODOLFO BENAVIDES
haciendo io que en México llamamos "parihuela" o ca~ ' milla de madera. Cerca de ellos, otras
personas parecían estar preparando latas, botes viejos y oxidados, ya inservibles. La chiquillería, como
en cualquier otra parte del mundo, correteaba sin darse por enterada del solemne momento que se vivia.
Las moscas que nos asediaban por millares eran un tormento. El sol de pasado el mediodía nos caía a
plotno, y aunque la región de Delhi no sea tan calurosa como lo son otras en India, hacía, sin embargo,
mucho calor, seco, sofocante.
"Un hombre se acercó al doctor, era el vidente, yo ya lo conocía, lo vi en el santuario desde el primer
día que llegué. Hablaron en voz baja, luego, colocados en fila, el doctor y nosotros tres nos dirigimos a
la puerta. El guía se iba abriendo paso con poca consideración- El doctor movió la cabeza hacía atrás y
me dijo en castellano: "—No se suelten y pídele a tu Dios que encontremos sitio, aunque sea para estar
de pie.
"Los curiosos, de mala gana y algunos hasta,refunfuñando, cedieron el paso. Nosotros, finalmente
pasamos interior de la habitación. Aquello era increíble: sentad la gente en el piso, casi totalmente
hombres, no habí-dejado una pulgada libre. El moribundo estaba liter mente rodeado de una multitud y
la mayor parte de el con una pajuela de incienso encendida quo sostenían la mano. Allí no quedaba ya
una onza de oxígeno. A*" car la respiración profunda de cuatro tiempos habría do envenenar la sangre
en pocos minutos. La habita. tenía únicamente dos pequeñas ventanas que result"1 insuficientes para
renovar el aire viciado del interi "El guía, usando de muy poca consideración, salt~ por encima de los
sentados, pisándoles la ropa, los p' las piernas, cruzó la habitación seguido de nosotros tro hasta que
llegamos al muro y allí quedamos de„ "Como en India es complatamente inhabitual
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
245
gente permanezca largamente de pie, pronto se inició un reacomodo de ios dolientes a fin de que los
visitantes pudiéramos sentarnos.
"Yo deseaba continuar de pie, pues.esa forma de sentarse no la soportaba por mucho tiempo; pero el
doctor lüm se me acercó y dijo en voz baja:
"—Al pueblo que fueres, haz lo que vieres. . .
"Apareció en la puerta Anirú, el árabe instructor del africano. Ese hombre, a quien no importaron las
protestas, se abrió paso rápidamente hasta quedar junto a su guiado, quien le sonrió alegre; pero con ese
dejo de tristeza característico en él. Su entrada produjo, como es cié imaginarse, un nuevo reacomodo,
molesto, ruidoso y maloliente.
"—Nos estamos intoxicando —me dijo el doctor al oído, a ía vez que hacia un dengue de disgusto.
"El doctor Kim guardó breve silencio y volvió a de-
al noruego,, está solitario. . ., me duele no poder ayudarlo, es un magnífico elemento; pero la única
persona que habla su idioma es el yanqui, a quien no nos dio tiempo de avisarle, y él ha estjdo muy
ocupado. Ya uno de los nuestros lo anda buscando, ojalá que lo encuentre pronto.
''Desviando a otro tema la conversación, pregunté a
■'—¿Per qué hay tanta gente aglomerada aquí? ¿Así Rs siempre? ¿Se trata de alguien muy importante?
''—No, no —Contestó Kim—. Esto es cuestión de secta religiosa; no con todos los moribuntos ocurre
igual, es :ueslión de concepto religioso. En Occidente la gente se 'eune para ir a dejar los cadáveres al
cementerio. Aqui, ■obre todo para ciertas personas, no es eso lo más im-)0rtaute; por eso algunas
sectas acostumbran que los '"tttugos se reúnan para despedir de ía vida si que está
246
RODOLFO BENAVIDES
muriendo. Es como ir a la estación del ferrocarril a despedir al amigo. En realidad ése es el concepto, y
sucede así porque se considera al espíritu como un ser viviente viajero, o sea: la realidad de la vida,
mientras que en Occidente se ignora al espíritu, simplemente eso: se le ignora. En Occidente, las
amistades van al cementerio a despedir un cadáver, cuerpo físico ya inútil, olvidándose por completo
que el espíritu sigue vivo.
"A pesar de que Kim hablaba en voz muy baja y a mi oído, el susurro empezó a llamar la tención de
todos los concurrentes. En el patio seguían los gritos de la chiquillería, el martillear sobre madera y de
vez en cuando algunos cantos religiosos en voz baja.
"Aun a riesgo de que hubiera protestas, Kim me siguió instruyendo:
"—El objeto de esta visita es: que ustedes presencien el fenómeno de la muerte desde un ángulo
distinto del vulgar; pero ya estoy temiendo que eso no se logre, si esta multitud inútil no nos deja el
campo libre.
"El doctor hizo largo silencio y continuó:
"—No debe tardar el médico Shu que está atendiendo a este paciente. El tiene como ayudante a un
vidente de lo mejor que en estos tiempos se puede encontrar. El vidente es el mismo que nos facilitó la
entrada a este sitio. Ahora está parado en la puerta esperando al médico.
"Volvió Kim a un prolongado silencio. La atmósfera me era ya completamente irrespirable. Por una
parte el incienso y por otra la transpiración de tanta gente, habían envenenado el poco aire que
alcanzaba a entrar por encima de las cabezas de la gente que bloqueaba la puerta. El moribundo,
tendido en el suelo, sobre burda tela J cubierto con una manta hasta el cuello, tenía el rostro demacrado,
respiraba despacio, parecía dormir profunaa-
■ . ■íuVTONCES
^dtítud le estaba robando el oxígeno que tan-
, ,y
jamos nencí úen
señalas ^ que el día que llegué ¡
o ese hombre ahora a Ja bi'i
, ___-...^ ^«c ei uuctor saliera con
Reflexioné que seguramente desde el primer :mo.ment£ -o estuve bajo la mirada es"- 1
„ .^-....y^ utjju la mirada escudriñadora del vidente. El ¿forme final debe haber sido favorable., pues de
otra
me habría quedado como me quedé. Todo
ba palabras del doctor Kim; '"-—''No saben lo que dicen quienes supjijea que pro-¡demos a 3a lijera al
aceptar a occidenia.es improvisáis segiín se ha dicho. . . En verdad, no es n\v»y fácil que-ase en nuestro
santuario, pues independientemente de le los hechos de la presente encamación Jo justifiques; be sor
reencarnación
Así, pues, yo era y soy una encarnaren o roencar--?i3 -n reconocida, y eso me satisfacía, m? alegraba.
'El vidente vestía la ropa humilde íel pueblo de Is-d"? Sí, su ropa no le daba ninguna d: ¿tinción, en
cara-s > , su rostro típico del indio, parecía estar nimbado de '""i ransparente. Ese rostro era fino, hien
delineado y prc^xrcionado. Mantenía la vista baja y permanecía lar-H%¿ lente con los ojos cerrados.
Cuando dirigía la vista ha-ci-3 Jg0) rj0 parecía fijarla en la superficie, sino en el mt-"_¡or. Era una
mirada rara, muy rara, tal vez sería ^j i' decir: una mirada molestamente penetrante.
-Sn los días que para entonces ya llevaba en el san-^Eií'Q, ¡Q había visto algunas veces a la hora de los
ali-^6a os y otras durante las convocaciones místicas; pero ^ presencia fue siempre en perfecto silencio.
p) j_-A. ^
e a mi oído, dijo:
KODOLFO BENAVI0BS
248
"—¡Costumbres, costumbres tontas son estas de aglomerarse . . .!
"Se oyeron voces y ruidos en el exterior, luego movimiento en la gente de la puerta y finalmente quedó
a la vista el vidente que le abría paso a un personaje de rostro semejante al del doctor Kim. A ese
personaje jo lo había visto en el lamasterio o santuario, o ashram, corno se le quiera llamar. Actuó
algunas veces como relator durante algunos de los almuerzos; pero seguramente no hablaba el inglés,
pues nunca lo oí hablar en ese idioma.
"Al entrar, hizo una mueca de profundo disgusto. Dijo algo al vidente y éste fue hasta un viejo que
estaba en la cabecera del enfermo; mientras tanto, el médico llegó hasta un lado del paciente, obligando
con esto a moverse y apretujarse a quienes ocupaban el sitio que él necesitaba al lado del enfermo.
"El viejo que oyó al vidente se levantó de su asient en el suelo y empezó a hablar al oído de cada uno
de 1 sentados. Algunos de ellos se pusieron de pie y se dr' gieron a la puerta. Otros refunfuñaron, se
movieron en sitio, pero continuaron sentados.
"El médico Shu tiró de la manta que cubría el cuer del enfermo, dejando al descubierto el cuerpo more;'
exageradamente enflaquecido, apenas vestido con un s cilio calzón que le cubría el sexo. El médico, ya
para tonces también sentado en el suelo, trataba de hacer a quizá examinar al enfermo; pero estaba
teniendo ta_ dificultades para moverse, que acabó por hablar en alta a quienes le estorbaban. Ellos se
pusieron de pie, mero, y luego se fueron a engrosar el muro de cura de la puerta, pero sin salir al patio.
"Shu era bajo de estatura, de complexión robusta, tro de color amarillo típicamente chino. Usaba lenf"
estilo anticuado. Su ropa occidental, estaba ya muy -riorada. Su personalidad inspiraba respeto, pues de
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
249
desprendía ese algo que se impone aun sin hablar. Es un íilgo que no pertenece al cuerpo material, sino
al espíritu.
"Shu examinaba al paciente. No se le veía agitado o nervioso, antes por el contrario, era completamente
dueño de sí mismo. Debe haber recibido un llamado telepá tico, porque levantó la cabeza coma lo haría
el venado al recibir el olor de algo extraño. Con una sonrisa amable fijó la vista en Kim y pareció
asentir con la cabeza, significando que había entendido el mensaje. Por un momento continuó
auscultando al paciente, luego habló con voz enérgica. Debe haber dicho algo que todos entendieron,
pues se fueron poniendo de pie y pronto salieron al patio, rompiéndose con esto el muro humano que
bloqueaba la puerta.
"Para mí, ése fue el momento más repugnante del día, pues con el movimiento, se removieron todos los
malos olores y el poco aire que había se hizo irrespirable. "Yo, ciertamente, estaba teniendo dificultades
con mi respiración y ya empezaba a sentir mareos; pero al salir la gente, se fueron también las pajuelas
encendidas de manera que pronto tendríamos aire más respirable.
"Serían las tres o cuatro de la tarde cuando quedamos en bi habitación, con la puerta cerrada,
únicamente el paciente, el anciano, la esposa del anciano, un niño que mQ dijeron era hijo del paciente,
ei médico Shu, su ayudante el vidente, el doctor Kim, los tres discípulos y Amrú.
El noruego y yo nos pusimos de pie con ía espalda
contra la pared para desentumecer las piernas. Yo hubie-
ra querido salir al patio; pero eso no era conveniente ni
^quiera proponerlo. Los ancianos, cabisbajos, esperaban
0 irrGrnediable. Eran gente pobre y, consecuentemente,
estían al igual que las multitudes, y se parecían por su
stro y maneras, por lo menos a doscientos millones de
Slls conciudadanos.
KQBGILFO BENAVIDES
"imo naüia quedado en el interior "ana sola pajuela de incienso encendida, y aunque la ynertz fue
cerrada, las ventanas empezaron a ventilar la habitación haciendo la atmósfera más respira ble. Durante
larguísimo rato no
o un solo ruido en
interior del aposento y los pre-
lí curando nada, estaba
2s casi 'no nos movíamos, "El médico Shu, no estaba simplemente esperando algo.
"El vidente se levantó áel sitio donde estaos ' i- e u irse entre el doctor Ibcm, y el gala del «uñe vo - .]o
en voz baja, Rbn nis instruyó:
—En Occidente.;, sí médico formula su üiaolr'-'i-o,
calcula los efectos químicos de las substancias q^ ^ . d? .1-
nistra- y espera los resultados, ignorando Trox ^cn\Llc
al espíritu y el papel que éste juege en la vicia ■ '■•vma.
"—Sí, es verdad —contesté.
"—Bien, en Oriente, algunos, muy pocos pe ± «i: ío, no procedemos de esa manera, pues auscultamos
-d ^¿i-ritu tanto como al cuerpo. Hay médicos que po< ., rds-mos pueden hacer ambos exámenes, y los
hay ■ jfnj. s que requieren de videntes corno auxiliares- Ni el u !ico Shu que, míralo, ahora- está en
estado de co-i>< acción mental, ni yo, requerirnos tic videntes; pe ' para ciertos fenómenos es bueno
que algún vidente e '' J^m-pre presente. Hoy, el vidente irá explicando lo qn-j del fenómeno ustedes no
vean o no comprendan. I-3 entiendes?
"—Completamente, maestro —contesté, "—Nosotros acostumbramos empezar por pj mer en trance al
paciente a fin de que nos informe del origen de su mal. Puede ser que esté ya al final de su Wea o que
sea algo kármico que deba sufrir prolongadamente. En fin, depende de lo que el propio espíritu diga,
para que nosotros procedamos. Es obvio que a pesar de iodo eso nos equivocamos; sin embargo, no
ocurren estos
. . -ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
251
errores con la frecuencia con que ocurren en Occidente. "Kim hizo una pausa y continuó: "—-Este
enfermo, estando en trance, ayer declaró al médico Shu que estaba ya al final de su tarea; que ya nadie
debía ni podía hacer nada por él; que lo único que suplicaba era, que se le permitiera partir en completa
paz, en la paz que él siempre anheló. Afirmó que debido a intervención de sus guías espirituales, él
partiría antes de terminar el día de hoy. Así, pues, hemos venido tanto Shu como todos nosotros, sólo
con el fin de que ustedes vean e investiguen cómo se produce el fenómeno de la muerte, no en el
aspecto físico, sino en ío íntimo y es-pírímal, naturalmente invisible a los profanos. La hora exacta,
naturalmente, no la sé. El vidente dice que el espíritu ha parmanecido alejado de su cuerpo desde hace
casi 24 horas. Esto siginfica que el cuerpo está viviendo sólo por el 'cordón de plata'.
"—¿Qué sucederá en seguida? —pregunté. !!—]\[0 [o sé, ten paciencia, me imagino que el espíritu ha
sido llevado por sus guías para que vea algo iníere-sante, y eso, naturalmente, en nuestro obsequio,
pues esos guías prometieron ayudar en lo que ahora hacemos. Cuando el espíritu regrese hablaré con
el vidente y él nos informará. Eso de que 'hablará' es sólo un decir, pues generalmente en trances como
el presente el espíritu está tan en completo estado de turbación que no atina a hilvanar ana idea. Pero,
bueno, mientras que sucede lo que ha de suceder, debes concentrarte mentalmente, pues 'ea es que
ustedes vean, no nada más que oigan. Con-i"ate y dime cuanto percibas- que no sea ordinario. >ííozco
que el sitio es perfectamente inadecualo, el frente bastante malo y la luz aún demasiado intensa;
obstante, el problema está aquí y es aquí donde tenaos que estudiarlo. £& diferencia entre un sitio
consagrado y otro pro-
;on muy
la casa
Llent i.
espii nii
de , ¡i
icuní q 11»
L, pe "mi
lo ni' ii'»-
ade2 i «iJ
sstal i i En i' l'J
£52
RODOLFO BENAVIDBS
fano es tan notable, que casi toda persona, au
poca sensibilidad la distingue. No es lo mis
ampliamente iluminada y ventilada, quieta i
habitada por personas dedicadas al estudio y
que una casa de vicio, sucia y maloliene, 11
samientos torbos. En el templo consagrado se
aun los ruidos exteriores sean de tónica espp
se les rodea de vegetación, jardines, etc., o j
de un dilatado horizonte que hable de la
Universo.
"La casa donde asistíamos al moribund deada de casas humildes y calles polvorient tio había voces y
hasta gritos, total, una
da por obreros. Es por esto que tendría;
a toda nuestra energía para losrar un n
concentración.
"Kim, quien seguramente había segí
mis pensamientos, dijo:
"—Es verdad que tenemos en nuesti
inconvenientes; pero tenemos en carhhíi
no está ocurriendo de manera completar
como diariamente sucede en todas partí
esto tuviera efecto en nuestro santuario.
ustedes conceptos equivocados, quizá dud
no importa qué tan defectuosamente lo
brán que esto es lo que sufre todo el qi
tinción de raza, color, religión, ni geogrc
"Yo debo haber dado muestras de can
me dijo:
"—La luz solar es aún demasiado in apreciar lo que queremos que ustedes vea po a que el sol decline
un poco más y di obscurezca por completo
"—Maestro —contesté—, es verdad c

cansac
■ • -ENTONCES, SEREMOS DIOSES.
253
"__Lo sé, 3o sé. Trata de dormir...; más exactamente duérmete bajo autohipnosis ordenando a tu
espíritu y i tu cuerpo regresar a tiempo para ver lo que debes ver. >mo no resistirías mucho tiempo en
esa postura, recár-rate contra la pared, estira las piernas y relaja el cuerpo. "Yo no deseaba precisamente
dormir, sino simplemen-e descansar un poco de la tensión nerviosa en que había stado desde que
salimos del santuario.. Así, pues, me sen-í cómodamente estirando las piernas, cerré los ojos, puse n
relajamiento todos mis músculos y mi mente se fue guietando. Me hice sordo a todo ruido excepto mi
propia ¡spiración. Así permanecí largamente. Oí ruidos leves y chirriar de las vísagras de la puerta,
luego otra vez imple ta quietud. Pasado mucho rato, nuevamente el ; la puerta y ruidos leves que se
acercaron a mí, mos susurros; pero yo me alejé de todo eso y m mi estado de relajamiento. Pasado
algún a tí que la mano de Kim me tocaba el hombro jue decía:
Jtás despierto? El sol ya declinó, tenemos una i ideal.
—contesté—. No me dormí, simplemente aquie-ema nervioso.
n> bien. El vidente me advirtió que el espíritu Ka viene de regreso, pero no parece tener ?n llegar,
parece, según creo, que le gusta-mslante supremo. . . Bien, empieza de nue-mtenso, hiciste bien en
descansar. Concen-
1X1 er¡ el enfermo y dime punto por punto observando. Esta penumbra es ideal; pero
■"ente i0 podrás ver con eí sexto sentido, es
'arta dimensión. Por fortuna, con toda opor-
^arnos en ustedes el tercer ojo.
V de pronto dije:
254
RODOLFO BENAVÍDES
"•—■ jAh! Veo una luminosidad que hay alrededor del
cuerpo
"—■¿Cómo es esa luminosidad?
"—Me parece como una franja de luz blanca o tal ves azul muy pálido, me parece bien definida y no
muy anche,, quizá luios dos centímetros. . ., es una luz quieta que cubre completamente ei cuerpo; pero
vista así, como la. estoy mirando, es solamente un halo luminoso que delinea ai cuerpo físico; pero
dudo que sea precisamente luz: hay algo raro, tai vez sea una reverberación, no luzr
"—Muy bien. Entonces, a eso lo podrías llamar el primer cuerpo etéreo, ¿no es verdad? Es una especie
de conexión entre lo astral y el cuerpo físico, ¿no te parece?
"—-•¡Exactamente eso es! ¡Yo antes, jamás había visto estos fenómenos con tai claridad!
"—Pues 'bien, sigue observando, las condiciones son
ra inmejorables, la luz, que es sólo nenu* fibra
ideal.
''■—Veo, maestro, un segundo cuerpo etéreo. Si, ^ luz "blanca de que ya hablé, o reverberación según
Is veo, parece diluirse en una luz azul más intensa y de mayor anchura. , „, es un segundo halo, rnás
ancho que eí anterior, quisa de ocho centímetros. . ^ no tiene un ¡imite

definido y a su vez se dilu^ye en un tercer cuerpt parece hecho ue nube ligera y que- está en ligero :
miento. El cuerpo azul, o sea el segundo, parece te movimiento de las pulsaciones del corasen. . ,; el i
cuerpo etéreo recibe esos movimientos y en parte 1 sorve, pero tiene además otros movimientos
propi .able algo con el vidente y me ordenó: 5 ligar ahora lo que ves con el cue
sus repercusiones en ios otros cuerpos. Kso que n¿ eriio como segundo cuerpo y de color azul, es e1
que todo ser humano posee. El color denota sus ii clones dominantes. El vidente "dice que el espíritu c
■ ■ .ENTONCES, SEBEMOS DIOSES.
w
fermo ya está cerca, viene acompañado de dos esoíriíu* amigos y guras. .. Aquí tienes la vieja
contradicción o
sea: que muchos se quejan de la vida, pero nadie quiere morir. Este hermano sabe que va a morir, ;/ sin
embargo,
intenta retardar el instante, y es que la muerte no es precisamente agradable, sobre todo si no se sabe
cómo morir.
"El enfermo seguía inmóvil, respirando lentamente.
Comenté:
"—Me parece que va aumentando el ritmo de su respiración y eso repercute en forma de movimiento
en los cuerpos etéreos, particularmente en el aura, pues el primero, en realidad no se mueve, y el
último, o sea el alma. absorve casi completamente los movimientos.
".—Sí —contestó Kim—, a medida que el espíritu se acerque, ese ritmo aumentará.
tivamente, por instantes el enfermo iba entrando «- L ] ud creciente, moviendo la cabeza de uno a oí ji
--> -¿rimero con movimientos suaves.
- •■ ° está aquí —dijo Kixn—, en seguida empezará & i Ttíoraeión a su cuerpo, ya verás lo que
ocurre,
- -1 Pernio entró en agitación, primero lenta, luego wí ' i „ les sacudidas. La cabeza le
rodaba de uno a yti< ' ¡ -obre la almohada. Sorprendido afirmé:
- i astro, los movimientos del cuerpo físico se es-a"" * i kiciendo en los cuerpos etéreos. La
primera tchjC reverberación casi no se ha alterado, en cambio a seL n ~. se hincha y se contrae de
manera arrítmica; ■*§--• ^ces poco, otras, mucho, y simultáneamente con 6 r ' ientos, se tifie parcial
o completamente de coló-
95 ° v js, que van desde los tonos muy pálidos hasta
"""* encendidos; ñero todos ellos son colores inde-
, "- o ios iiamaria sucios; quiero decir que no son
^«.0" -rmoses. sino turbios con abundancia del coló?
y ■- ta negro. A veces son solamente manchas, ras-
256
RODOLFO BENAVIDES
gaduras grises, y abundan las rojizas. Cada vez que el p cíente se agita, que se mueve convulsivamente
o que pi nuncía algunas palabras, las rasgaduras de colores ol euros aumentan y se agitan
violentamente.
"-—¿"Y qué ves en la parte más al exterior o sea el tercer cuerpo etéreo?
"-—jAh! —contestó con acento de admiración—. ]
estado mirando que lo que en un principio era so
mente una nubécula más o menos quieta, se ha conv
tido en nube de tormenta que se mueve velozmente, c
se desgarra, que se eleva y vuelve a caer, por momea
a mayor velocidad. Algunas partículas huyen, y, c
pues, algunas regresan cayendo siempre a tremenda
locidad, como si pesaran enormemente. Evidenteme
obedecen a tremenda fuerza de atracción. Se prod
una especie de explosiones silenciosas; pero al fin, t
el vapor (así tengo que decirle para entenderme a
mismo), todo el.vapor aparentemente expulsado, regr
Oa la sensación de un vapor viscoso, elástico. . . Yo
visto ese fenómeno antes, maestro, se asemeja much
lo que ocurre en la superficie del sol, eso es exactamei
en este caso, el moribundo viene a ser la masa <-olar.
íranja luminosa de que hablé desde un principio, v.
a ser la corona solar; las rasgaduras vaporosas, prod
de aparentes explosiones, vienen a ser las llamadas
plosiones y las protuberancias solares. Maestro, os
como te lo estoy diciendo. Me imagino que e^te f-1
está teniendo una muerte muy agitada, intranquila,
lorosa.
"-—Lo que dices es verdad, el enfermo está pasí por un trance difícil, es una muerte muy agitada V
{ rosa. Sigue explicando lo que ves.
"—Pues. . . cuanto más se agita el enfermo, iriay1 ía actividad del fenómeno, y rae sorprende que sea
visible para todo el mundo, pues me parece q
ctl
dt
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
257
es completamente material, al menos ésa es la apariencia, ¿estoy equivocado?
"—No, no lo estás, sigue observando y di lo que ves. "El enfermo entraba en ese momento en la crisis
final. Retorcía el cuerpo, golpeaba la cama con los brazos y con los pies, abría ía boca y soltaba
ronquidos escalofriantes, movía de uno a otro lado la cabeza, tenía la vista vidriosa y fija en un sitio del
techo, yo creo que sin ver nada, los ronquidos eran escalofriantes, palabras incompletas, sonidos
indescriptibles. Aquellos estertores eran los de la muerte. Dije a mi instructor:
"—Maestro, ahora sucede algo nuevo: el más exterior íres cuerpos, o sea lo que has llamado 'alma', se
alarga, se mueve de uno a otro lado de la habitación, se áseme;q a una llamarada de fuego movida por
el viento. {Ahí, creo que busca algo, pues encontró al anciano que en lo material es su padre, y
nerviosamente 3o envuelve. . ,, lo suelta, ío vuelve a apretar. . .; se extiende a a anciana que es la
madre, quien parece sentir que está eíivuebn por el alma del moribundo. Ella ha empezado a llorar con
gran sentimiento, como quien se encuentra en los brazos de alguien que se despide. Pero otras-
rasgaduras se alargan y buscan, buscan febrilmente por tefes paitos El alma ha abandonado a los
ancianos. Se can-1 esta casi desaparecer de mi vista, casi ha dejado suV; pero se produce algo así como
una explosión cuerpo etéreo, alma o como se líame, vuelve a alar-buscando, siempre buscando. . . ¿qué
busca? i vidente dijo en voz baja algo al anciano y éste, 11o-e puso de pie y salió al patio. Unos
instantes des-'egresó llevando de la mano al niño que tal ves ?aba a los doce arlos de edad. Era el
mismo niño taba presente cuando nosotros llegamos y que des-a salió.
anciano regresó a su sitio a un lado de 1
258
RODOLFO BENAVIDES
a la cabecera del moribundo. El muchacho tomó asiento igualmente en el suelo cerca de sus abuelos.
Yo, continué describiendo el fenómeno que presenciaba:
"-—Esas alargaduras inquietas, nerviosas, y que se movían de uno a otro lado, al fin se detuvieron
nuevamente en la anciana mientras estuvo sola; pero luego la soltaron para seguir buscando. . .
¡Maestro, esto me estremece! Es más, mucho más emotivo que la muerte como todo el mundo la
conoce; estoy sintiendo en lo intimo la angustia que seguramente domina en este momento al
moribundo, angustia por no encontrar a los seres queridos... Ese cuerpo etéreo, bueno, el alma, está
tremendamente angustiada, sufre; pero sufre muy intensamente, sabe que se va, se mueve más, mucho
más que el cuerpo físico, tiene movimiento propio, casi independiente del cuer--
po físico.
"El paciente entraba en el momento final, era ésa una agonía sumamente inquieta. Mi voz emocionada
siguió
relatando a Kim:
"—¡Ah!, la nube alargada, esas rasgaduras del tercer cuerpo etéreo encontraron al niño y rápidamente
lo envolvieron; pero se siguen alargando sin abandonarlo y-llegan hasta los ancianos. Los tres han
quedado com-_ pletamente cubiertos, envueltos, apretadamente envuek tos. Aunque nadie lo
identifique claramente, éste debe ser el fenómeno que sienten quienes presencian la muerte de un
familiar, por eso son sacudidos por algo como escalofrío, estremecimientos inexplicables que acaban
por arrancar el llanto. Esa nube alargada me sugiere la idea de brazos. Son evidentemente anhelos
materializados, es amor materializado, es amor visible, tangible.
"—¿No te parece que esa actitud del alma es inteligente? —preguntó Kim. "—Sí, creo que lo es. "Yo
estaba emocionado, tenía un nudo en la g.irC;,ri
. ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
259
ta y casi no podía hablar. No obstante, seguí relatando en voz baja, casi al oído de mi instructor, quien
para escucharme tuvo que agacharse y. permanecer en posición muy incómoda:
"—¡Ahora los va soltando! Lo hace lentamente como quien desfallece. Parece ir entrando en quietud.
Parece arrastrarse pesadamente, triste, melancólica, sin prisa. Todas las rasgaduras se están
contrayendo, se van achí cando lenta y quietamente, parece haber resignación... Pero ahora, maestro,
sucede algo insólito, admirable: los tres cuerpos-etéreos parecen condensarse en uno solo que se va
desprendiendo del. cuerpo físico. . .: es un movimiento de levitación lento, muy lento, pero
perfectamente notable. Se detiene..., continúa... Ahora se mueve con algo de energía, la cabeza etérea
intenta levantarse y y vuelve a caer para nuevamente hacer el intento. Sigue en ese movimiento de la
cabeza,, el tronco. Me da la idea de que quisiera sentarse en su lecho mientras que el cuerpo físico
continúa tendido y por momentos más rígido, aunque los brazos y cabeza siguen moviéndose
bruscamente; pero ya no tan intensamente como antes lo hacían. Los contornos del cuerpo etéreo que
se está elevando, son difusos, no son definidos. La cara, aunque también difusa, indefinida, es, sin
embargo, la misma del cuerpo físico. Maestro, esto es admirable, recibo la impresión de estar
presenciando el nacimiento de un espíritu en la vida astral.
—Así es, así es —me contestó el maestro—. Yo con-^ué en mi relato:
—El cuerpo etéreo (permíteme llamarle fantasma,
P°rque no encuentro otro término más adecuado) está
lfjSerita<^0' rastras que el cuerpo físico continúa ten-
iCto en su lecho. Ese fantasma sigue desprendiéndose y
echándose, parece que pretendiera meter la cabeza en-
260
RODOLFO BENAVIDES
tre las rodillas. Así, todo junto, con la espalda, va levantándose del cuerpo físico.
"—Observa con cuidado —me ordenó Kam hablando apresuradamente.
"—Lo estoy haciendo; ¡pero esto es tan emotivo!, ¡tan extraordinario!, ¡tan increíble, que me ha puesto
nervioso, altamente nervioso! ¡Ah!, el fantasma se va elevando; pero muy lentamente, creo que lo
detiene una rasgadura que sigue unida al cuerpo físico. Esa rasgadura es como aquellas que envolvieron
a los ancianos y al niño. . .; sin embargo, el movimiento continúa. Esa ligazón va tomando la forma de
un ancho listón blanco y elástico que se adelgaza queriendo romperse.
"En ese momento el moribundo se encontraba nuevamente muy agitado. La voz se le ahogaba en la
garganta. Las flemas y saliva producían ruidos que nos estremecían. Los ojos, más abiertos que antes,
casi desorbitados y con mirada vidriosa transparente, se dirigían, sin ver, hacía el techo de la casa. Esos
ojos habían perdido el brillo de "vida y la expresión de inteligencia, eran y plemente ojos muertos.
Todos los movimientos ( cuerpo, eran movimientos mecánicos que ya no obe< a reflejos inteligentes.
La cabeza física seguía ínter levantarse; pero sólo para volver a caer pesadamer "Al ver todo aquello,
rodaron lágrimas de mi: seguramente estaba yo pálido y demacrado. Tal e estado de ánimo, que no
solamente atendía a lo < sucedía al cuerpo físico, sino que admiraba cómo desprendía la vida. ¡El
fenómeno de la muerte, complejo por cierto, no es más que el nacimiento < píritu a otra vida!
Drigiéndome al doctor Kim, di con palabras entrecortadas, saturadas de emoción:
"—He visto cómo, entre el humo del incienso qt queda, se perfila el fantasma antes de llegar al tech
Yéndose siempre con la espalda hacia arriba, e i*
. . . ENTONCES, SEIIEMOS DIOSES. . .
261
oíblemente continúa ascendiendo, próximo a perderse de mi vista, pero, no obstante, sigue a la vista la
cinta blanca, que aún unida al cuerpo físico, va tomando una forma cónica. Evidentemente la cinta se
va adelgazando, y en el punto de contacto con el cuerpo es ya meramente un hilo. El fantasma, allá
arriba, a punto de trasponer el techo, sigue encogido, con la cabeza sobre las rodillas y el resto de las
piernas casi sin forma; esa posición me sugiere que esté a punto de ponerse en rotación, pues la cabeza
va apuntando hacia abajo y de ella sale la cinta de plata de que he estado hablando. Esa misma cinta
tiene su contacto, ya muy débil, con el enfermo, precisamente en la cabeza, y creo que sigue a lo largo
de la espina dorsal; pero no distingo hasta dónde realmente llega. Se está adelgazando tanto que preveo
que muy pronto va a romperse.
"Ai estar yo diciendo esto, el moribundo, de manera mecánica, se enderezó sobre su lecho hasta casi
quedar sentado; pero todo, sólo para caer bruscamente de espaldas en su lecho, ya inerte, sin vida, con
los ojos abiertos y la boca terrosa también abierta; pero ya sin respiración. Los pómulos salientes, el
cutis amarillo transparente.
Miré hacia el techo y distinguí solamente una parte
l&l fantasma: se estaba ya perdiendo y la cinta de plata
apidamente se contraía hacia éí. ¡El fantasma desapare-
J0 y pronto eí extremo de la cinta blanca también se ue!
Volví la cabeza hacía el difunto y pensé: ¿dónde
' eú° la inteligencia de ese hombre? ¿Qué fue real-
^*e su vida? ¡Yo he visto una nube que se va y un
, re ^e cae muerto, así, todo simultáneamente! ¿Esa
, era Ja vida de ese hombre? ¿De qué consiste esa
Con forma aproximada de ser humano?
262
RODOLFO BENAVIDES
"En mi mente bullían dudas y preguntas. Describí al oído de mi instructor:
"—¡Al fin se rompió la 'Cinta de Plata!' ¡El 'Cordón de Plata', como algunos le llaman! Eso sucedió en
el instante mismo en que la cabeza cayó pesadamente sobre la almohada. La cinta se fue adelgazando
hasta que finalmente se rompió, dejando caer al cuerpo; pero entonces ya convertido en cadáver.
Luego, el 'cordón' se fue contrayendo hacia el fantasma hasta que, por último, todo ese material
etéreo desaparecio.de mi vista. "El doctor Kim dijo lentamente a mi oído: "—Ahora que ya viste
completo el fenómeno de le muerte de un cuerpo carnal, tal vez puedas opinar sobrt la vieja cuestión de
si la inteligencia es facultad inorgá nica y subjetiva, o si es producto fisiológico que se con sume en el
mismo instante en que se produce.
"—No creo poder razonar con claridad en este mo mentó, pues estoy bajo fuerte tensión emocional. Lo
úni co que puedo decir es lo que veo, y veo un cuerpo rígid' que ha dejado de ser inteligente.
"—¡Claro está! ¡La inteligencia de ese cuerpo se fu y ya viste cómo! Pero no se fue definitivamente,
pues e] un futuro indeterminado volverá a ocupar otro cuerpc Ese fantasma que viste alejarse, no es
humo que se di suelva con el soplo del viento, ya viste que, por el cor trario, se iba condensando.
"El médico Shu, quien durante todo el fenómeno e¡ tuvo inmóvil como una estatua, ahora movía lente
mente la cabeza para dirigir una mirada interrogante * vidente, quien contestó con un casi
imperceptible mov miento de cabeza en sentido afirmativo. Entonces el W dico Shu dirigió la misma
mirada hacia el doctor K.hi quien con la mano derecha le indicó que esperara. 1VÍ
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
263
"—Concentra tu atención en el cadáver y dime todo lo que alcances a ver.
"—Sí, maestro, ya lo hago —le contesté—. A su alrededor, ocupando el sitio que tuvo antes la primera
franja luminosa, ha quedado únicamente una reverberación incolora, pero perfectamente clara y
definida, semejante a la que se desprende de un piso intensamente calentado por el sol. Ese fenómeno
se ve todos los días en el campo, en las carreteras. Es algo así como energía en movimiento. No creo
que tenga precisamente color. Hasta antes del fallecimiento, esta lníea luminosa se teñía de los colores
de los otros dos cuerpos etéreos que ya huyeron, y ahora, esto que se ha quedado, carece de color,
parecen partículas microscópicas en movimiento indefinible. Es positivamente una reverberación, un
movimiento que sigue líneas curvas entrelazándose unas con otras, algunas creo que escapan, otras se
mueven en pulsaciones. Pero todo eso no ocupa más de un centímetro alrededor del cuerpo desnudo,
pues donde hay ropa se pierde. Pienso que eso que veo es electriciad o algo por el estilo.
"Kim hizo un ademán al médico Shu, quien actuando lentamente, cubrió el cuerpo con una sábana a la
vez que le cerraba los ojos y boca. En seguida dijo algo en voz alta. Los ancianos, llorosos y
encorvados, sumidos en el dolor, encendieron una lámpara de aceite a la cabecera del difunto, así como
varias pajuelas olorosas a sándalo. Tomaron de la mano al niño y abrieron la puerta.
"En la distancia escucháronse tambores destemplados *P*e repiqueteaban sin ritmo y a compás lento^
Desde al-Sun sitio del vecindario salieron notas de instrumentos l^e imaginé muy primitivos. Algunas
eran lánguidas no-as de cuerda que llegaban hasta muy lejos informando 1Ue un alma se reintegraba a
su Creador.
En la ciudad enorme y compleja, esa ciudad antigua " e es Delhi, continuaba el alboroto y la vida
cotidiana.
La noche y la vida nocturna empezaba en Delhi, entr* luces eléctricas en unos lugares y entre luces de
parafin, en otros, según fuera la economía de cada quien.
"Salimos respetuosamente al patio cuando ya la mu] Üíud intentaba invadir la estancia. Una vez al aire
librt
pregunté a mi guía-.
"-—Cuando llegamos, vi que algunas personas prepí raban varias latas viejas, ¿tiene eso alguna
relación co
la defunción?
"—Sí, una relación tonta, ingenua. Esas latas, ce
gran estrépito, mañana encabezarán el cortejo fúnebí
Con ellas harán un ruido absurdo que, según la creenc
popular, sirve para asustar y hacer huir a los espirit
malignos y a los demonios y enemigos del difunto. ]
realidad es, como ya te estarás imaginando, que a qu
nes asustarán, será a los vivos, puesto que el espectáci
no será nada agradable. El cadáver será conducido sol
las tablas que hoy viste que preparaban. Llevará el x
tro descubierto para que esté a la vista de todo el que
desee ver por última vez. Tendrá la cabeza cubierta i
una tela roja hasta la frente, y finalmente será incint
do en público.
"Guardé silencio, pues ya sabía que en India hay ríos métodos a seguir con los cadáveres, aplicándose c
uno de ellos según sean las creencias de los d^ndí"-. gunos de los métodos más usuales son: la in< ■■
■:•'■' <qne consiste en acostar al difunto sobre una píin11» tálica con abundante leña debajo y encima,
a !■' ,l!-le prende fuego, convirtiéndose de esa manen1 '■' ( ver en ceniza, todo a la vista de quien lo
q¡ii"¡-i luego, esa ceniza es arrojada al viento o de pn i',r* a algún rio, y si es posible, al Ganges, que es
'*<" " grado. Existe también la costumbre de entei'-:I" difuntos, tal como se hace en Occidente. Otro
^¡,-:,"■-, "- — ^am¿Sanar el cadáver en un cemente!'" (¡"
. ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
es En
otra cosa que un predio rodeado de elevados muros. estos sitos abundan las aves de rapiña, los
quebranta-.uesos, los zopilotes, que se alimentan de cadáveres. Finalmente, los huesos quedan limpios
por la acción de ñor-oigas y otros insectos que en esos lugares se desarrollan normemente. Hay
modalidades, como por ejemplo en-re los 'intocables', que destrozan los cuerpos antes de utregaríos a
las aves de rapiña.
"Lentamente nos íbamos alejando de la pobre vivien-a que se iba llenando de deudos y amigos del
difunto 'or allí cerca, las plañideras, mujeres contratadas para orar y hacer aspavientos, gritaban a más
no poder. Era >e un espectáculo deprimente y grotesco,
"'Por ]a puerta y ventanas de la cámara mortuoria sa-a débil luz rojiza y parpadeante. Las siluetas de
cabéis en movimiento se destacaban contra los claros rojizos 5 esa puerta y ventanas.
"El doctor Kim, el noruego, el estadounidense y yo amanecimos de pie en un extremo del patio,
estábamos i espera de nuestros compañeros, quienes tal vez impe-des por la avalancha que se precipitó
hacia la cámara, > podían salir.
"El doctor Kim puso su mano derecha sobre mi hom-"0 y sonriente me dijo en tono interrogante:
"-—Por tus descripciones, me ha parecido que para ti
e un verdadero éxito, y deseo que también lo haya sido
ll-a los otros dos estudiantes. Ahora comprenderás el va-
r del sexto sentido o tercer ojo como algunos le llaman
chalcra frontal. Fue realmente oportuna la operación
[® íes hicimos el otro día, ¿no te parece? ¡Gracias a ese
ktaulo en tu chakra frontal hoy pudiste disfrutar de lo
e^está vedado a los profanos.
~~Maestro, estoy sorprendido —le contesté—. Mu-
v-^ces he visto el aura de las personas; pero siem-
" r°t-eado el fenómeno de condiciones especiales que lo
266
RODOLFO BENAV1DES
facilitaban; en cambio hoy, todo ha ocurrido de manera completamente natural. Para mi vista,
simplemente un cuerpo, digamos sólido, y el otro vaporoso, ¡Claro que hice tal esfuerzo de
concentración, que perdí la noción de lo que sucedía a mi alrededor, y ahora. . . me siento
agotado!
"—Bueno, no creerás que el despertar tu sexto sentido ha sido sólo para que te diviertas, no, de ninguna
manera. Eso te ha traído una seria responsabilidad y debes: mantener los ejercicios y disciplina que te
hemos indica-^ do, a ñn de que su desenvolvimiento sea cada día mayor, * "Seguíamos en el patio y yo
observaba a mi alrede-' dor. El ruido que había cuando llegamos por la tarde, había cesado. Los brazos
que en el covertizo estuvieron, golpeando sobre madera estaban ya en reposo cerca del difunto. La
chiquillería estaba ya recogida en sus hogares, pronto se oirían únicamente cantos y oraciones "Dije al
doctor Kim:
"—Después de haber visto ese fenómeno en todi detalles he quedado profundamente impresionado, y
(■■■■n so que si todo el mundo pudiera verlo así, con ese j> ■' -mo estrujante, habría menos
supersticiones y se dei ■ 'i1 barían muchos conceptos religiosos, pues se verían ' > '■' da y la muerte
con más naturalidad.
"—Sí —contestó Kim—. Siempre, desde muy al * '*' cipio de la humanidad, ha habido personas con
fac ' •'• para ver poco más o menos lo que tú has visto hoy. ' ■ "-1 prenderás que los conceptos tienen
que estar en reí ■■ "' directa con la época en que se han hecho esas obser^-» ■' nes y con la cultura
propia del observador. Es de '"l" fenómenos de donde han nacido tantas religiones 3 - ' tas, y conceptos
más o menos filosóficos y much * ',l
ellos erróneos.
'¡'No pudimos continuar en nuestros comentarios, I que en ese-momento se nos acercó el resto del
grupo »'""
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
267
bo un cambio de palabras entre el doctor Kim y Shu, en un idioma para mí incomprensible, y nos
dividimos en dos grupos para abordar dos autos que esperaban en la calle. En uno iría Kim y los tres
discípulos, tal como habíamos llegado. En el otro viajarían el resto. íbamos ya de regreso al santuario,
donde deberíamos meditar muy a fondo sobre es;tas cuestiones, y para mí, mi mejor manera de meditar,
es escribir.
"Hablando en inglés para que también el africano comprendiera, Kim dijo:
"—Me alegro de que todo haya salido bien. Hubo momentos en que temí que la muerte se produjera a
plena luz del día y eso habría impedido que ustedes distinguieran los cuerpos etéreos y, como
comprenderán, habría sido imposible cerrar puertas y ventanas. En fin, ya todo pasó. Próximamente los
someteremos a ustedes a examen para comprobar qué tanto han aprovechado de esta enseñanza."
* * *
"P. D.
"Sr. Benavides: Lo precedentemente expuesto, es todo por hoy. Las cosas se suceden a gran velocidad y
sólo tengo tiempo para testimoniarle mis afectos.
"Tarquino." (Rúbrica.)
Capítulo 17
LA VOZ INTERNA
"Cada día primero de mes por la mañana, a la hora de la salida del sol, se efectuaba una 'Invocación
Mística', así la llamaban. El doctor Kim ya me había informado, pero aún no me explicaba en qué
consistiría la que tendríamos esa madrugada. Esa iba a ser mi segunda experiencia al respecto. En la
primera hubo materializaciones que no quise relatar a usted, porque, simplemente, no me creería. En
cada una de esas 'invocaciones' se presentaban fenómenos siempre muy interesantes.
"Yo estaba ya bañado y listo para pasar al templo cuando llegó el doctor Kim y me dijo sin preámbulos:
"—En Occidente, para recibir comunicación espiritual se requiere de un médium parlante, esto hace
que la comunicación dependa completamente de la honestidad, tanto del médium como de los espíritus
comunicantes,
"—Entiendo, maestro, entiendo 3o que me quieres áecir.
■—Pues bien, aquí todos los instructores somos mé-^üftis o de lo contrario no seríamos 'Iniciados', por
lo ^to, la parlancia en este sitio es absolutamente innece-aria. Usamos a un vidente sólo como auxiliar
nuestro, "a que en esto, como en toda actividad humana, hay es-í^cialidades; ese vidente es también
'Iniciado'.
—Eso lo entiendo, maestro —afirmé.
270
HODOLFO BENAVIDES
"—Muy bien; ahora pasemos al detalle. Hoy es gran día de visitar el 'Templo Interno' para algo
especial, por lo tanto, atestiguarás algo importante. Entraremos cami-" nando en fila, de uno en uno, y
al llegar frente a nuestro Gran Símbolo, cada uno hará el saludo de ritual que tú ya conoces y que no se
hace jamás fuera del templo. Luego, cada cual debe ocupar el sitio previamente señalado, y una vez en
él, guardaremos máximo silencio y quietud. Con la boca cerrada, trata de seguir los cantos. Yo estaré
cerca de ti para vigilarte. Deseamos que ustedes tres reciban hoy una gran lección, que en el futuro les
será muy útil.
"En ese momento se oyeron ruidos en el pasillo. Ei.wi los adeptos que ya se dirigían al templo. Kím,
apxosurví-damente, ordeno:
"—Salgamos, por el camino te seguiré explicando.
"Caminando en fila silenciosa bajamos las escalci.i*. salimos al hermoso y fresco jardín5 lo
atravesamos y, finalmente, llegamos al atrio del 'Templo Interno', acfí* sible únicamente a personas
muy seleccionadas. Entuí mos en una sala reducida, alfombrada y muy. poco i'u minada. Todos
permanecimos de pie esperando el inst.'n te en que el sol empezaría a asomar por el horizonte. Ani-rú
recorrió la fila haciendo que cada cual ocupara -i: lugar apropiado según fuera el sitio que en el intcrio:
•■ cada uno se nos había asignado. Así llegó a nosotms traque en final quedamos intercalados entre una
veinte"-1 de hombres quietos y silenciosos. Terminado ese acori do, Kim me dijo al oído:
"—Cuando estemos dentro, no intentes hacerme 1-blar. ¡Válete para todo de ti mismo! Debes ponerte
en estado receptivo, pues en tu interior oirás lo que los seres del espacio digan. Cada cual en su idioma
escuchara la enseñanza. En el exponente de hoy no son necesa" ríos los médiums, cada uno recibe por
su sexto sentido.
. , .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
271
"—¿Cómo es eso? —pregunté;
"—Ya lo verás. Recibirás telepáticamente toda la enseñanza. Es ésa la segunda oportunidad que tendrás
para ejercer tu flamante sexto sentido o terecr ojo. En el mundo de los espíritus no existe el lenguaje
hablado. Los espíritus se expresan con imágenes, que al ser recibidas por cada cerebro son
transformadas en palabras, en cada caso según su nivel de cultura, capacidad intelectual y desarrollo
espiritual. Como entre los aquí presentes los niveles no son muy extremosos, todos recibiremos muy
aproximadamente las mismas ideas.
"Kim fue interrumpido por Amrú, quien, con mímica, indicó que la fila debía ponerse en movimiento
hacia el interior del templo. Todos estábamos descalzos pisando sobre alfombra, por lo tanto el silencio
era perfecto.
"Cuando estuve ya en mi sitio admiré nuevamente, como lo había hecho ya en una ocasión anterior, la
austeridad y majestad con que estaba adornada esa espaciosa sala. En el centro, luz vacilante de aceite
iluminaba el Símbolo Máximo o Gran Símbolo, ante el cual todos fuimos pasando y a la vez haciendo
el saludo de ritual, luego nos sentamos en cojines, yo, con la espalda contra la pared.
''Ese templo tiene cupo para tres veces más personas de las que allí estábamos y, consecuentemente,
quedamos *nuy holgados, cerrando en círculo alrededor del Gran -Símbolo.
Alguien inició un canto de los que yo, a fuerza de iberio oído durante semanas, ya podía seguir en
forma 1 Murmullo.
.. t Los cantos terminaron con la palabra sagrada cuyo •; ^gen se pierde en el principio de los tiempos, y
la sala ^.fctró en perfecto silencio, quedando todos en espera de lo P^e sucedería y que yo ignoraba por
completo. El uso de p fecién despierto sexto sentido, no me era todavía ha-
272
RODOLFO BENAVIDES
hitual. Yo permanecía con la mente en blanco a fin de evitar interferencias. Así estaba cuando por mi
mente empezaron a fluir, primero ideas vagas, luego imágenes, y finalmente palabras representativas de
imágenes. Esa manera de 'oír' no es la misma de oir con los oídos, ni esa manera de imaginar es la
forma comente, No, todo eso era para mí tan nuevo como inexplicable. Lo que nos entra por los oídos
queda en el consciente, y es hasta después de cierta digestión que pasa al subconsciente, y no siempre
pasa todo lo recibido. Lo que me llegaba por este procedimiento, nuevo para mí, liega desde un
principio hasta el subconsciente pasando plenamente por el consciente, y por lo tanto, enraiza mucho
más rápida y profundamente, no deja lugar a dudas y se conserva en le memoria de manera mucho más
fiel
"Lo que me llegó por este novísimo procedimiento era una voz enérgica, cortante, que sin preámbulos
decía: "—'Tenemos visitantes y principalmente para silo; será el estudio de hoy, que se refiere al 'Sexto
Sentido' que en este momento, con mayor o menor éxito, todos us teres están usando. Entremos, pues,
en el tema. Haj quienes todo lo atribuyen a los espíritus y hay quiene niegan a los espíritus. Estos son
extremos. En ambos ca sos hay simplemente ignorancia de la realidad. El pri mero se funda en
CREENCIA, y la negación se funda en la realidad material que nos rodea, plenamente ex plicable por
procedimientos lógicos que desmienten I simple creencia de que todo lo que ocurre es atribuibl a
espíritus,'
"Esas palabras, un tanto confusas, llegaban a mi raen te de manera sumamente rara. Yo no entendía el
fenc meno. Continué altamente concentrado para evitar ve terferencias llegadas del exterior; eso fue
algo mi com ver y oir hacia adentro de mí mismo. Me mantenía c& la inteligencia vigilante para evitar
caer en trance, p^f
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
273
me habían prevenido que debía permanecer bien despierto a fin de que entendiera el fenómeno. Las
imágenes y palabras me seguían llegando:
"—'La realidad de la vida se nos revela, a las veces, por vibraciones, cuya definición desconocemos
aún los que nos encontramos en el mundo llamado de ultratumba. Las radiaciones eléctricas, las
radiaciones de origen estelar, nos son ajenas a los sentidos, tanto de nosotros como de ustedes los
encarnados. Nos son ajenas cuando no usamos aparatos especiales para registrarlas. Los aromas o
pestilencias llegan por el alfato, y a ustedes, la resistencia de los cuerpos les llega por el tacto. Sí, los
fenómenos que llegan al ser humano por los cinco sentidos clásicos, son perfectamente explicables.'
"Todo este discurso sonó en mi interior, dentro de mi cerebro. Estoy seguro de que no eran ondas
sonoras audibles por el oído común y corriente. Por momentos, las ideas que las palabras producían,
iban siendo más precisas. Las sentía dentro; pero sabía que no eran ideas mías. La voz e imágenes
siguieron desfilando por mi cerebro:
"—'Existen alrededor nuestro cerca y lejos, múltiples vibraciones que los sentidos ignoran por
completo. Seiía insensato suponer que, porque no las registran o porque el ser encarnado no las
entiende, nc existen. A este respecto se puede hacer una sintetizada clasificación: a) Las vibraciones
que perciben los sentidos, b) Las vibraciones que no perciben los sentidos, pero que sabemos que
existen y que podemos conocer por otros medios, c) Las vibraciones de naturaleza aún desconocida,
pero que existen, algunas de las cuales ya pueden ser defectuosamente registradas con dispositivos
especiales o por medio del Sexto Sentido', que es el caso de este momento.'
"A medida que oía yo, reflexionaba cómo es posible
274
RODOLFO BENAVIDES
que cada uno en su propio idioma pudiera recibir la misma idea. La voz continuó:
"—'En Inglaterra y seguramente en Estados, Unidos ya se está experimentando con vista a crear
aparatos que registren fenómenos como el que en este instante ustedes están experimentando. Eso
solucionará enormemente las comunicaciones y hará que las enseñanzas del mundo espiritual sean
acesibles a todo el mundo, desapareciendo así la resistencia a la aceptación de la vida espi-
"A medida que transcurría el tiempo, la calidad y claridad del sonido en mi cerebro iba mejorando, y
por ello iba asimilando con gran facilidad. La voz o lo que haya sido, continuó:
"—'Así, pues, el 'Sexto Sentido', boy por hoy, es el único medio por el cual el hombre recibe ciertas
vibraciones de la realidad exterior. Los entrecruzamientos de ondas de pensamiento, así como de ondas
eléctricas, no parecen ser ningún problema, pues cada una sigue su cauce propio. Eso ya se ha
comprobado con las ondas hertzianas, las de radio, televisión, radar, telegrafía inalámbrica, etcétera, y
ya ven ustedes que en este momento no se nota ningún trastorno en nuestra comunicación hacia
ustedes. Eso es, porque todas las ondas viajan en todos sentidos constantemente, pero sin interferirse,
pues todas llegan a su destino felizmente sin que nos demos cuenta de cómo ocurrió el fenómeno en el
espacio. Hasta hoy, se ha encontrado solamente una excepción en las ondas eléctricas; y ésta 'es cuando
el Sol entra en actividad, pues entonces las comunicaciones eléctricas se alteran, y se altera también la
psicología humana y también." la salud; sin embargo, nada de eso parece afectar seriamente la
comunicación del tipo que estamos realizando en este momento, ya que en el futuro podrá convertirse
en un medio ideal de comunicación; pero para lograrlo*''
■ ' ■GONCES, SEREMOS DIOSES. . . ' £75
se debe empezar por reconocer la . existencia del 'Sexto Sentido'. ¿Quién a estas alturas realmente
puede explicar lo que aquí, en este momento, está ocurriendo? ¡Sobre todo, lo que está ocurriendo en el
cerebro de cada uno de ustedes! ¡Y a pesar de no poderse explicar eJ"fenómeno, en todos los presentes
es una realidad indiscutible! Sienten ustedes que su cerebro vibra y piensan si será el oído el que está
trabajando, o será la imaginación la que está en actividad. Sin embargo, todos ustedes saben que las
cosas no son así, puesto que todos, a pesar de los idiomas, reciben la misma imagen.'
"Efectivamente, eso que se dijo, fue lo que yo llegué a suponer: que era mi oído el que estaba
recibiendo las palabras. La voz continuó- yo, entretanto, permanecía con los ojos cerrados y la
atención, vigilante:
"—'Cuando el ser humano haya conquistado de manera efectiva el 'Sexto Sentido', se encontrará frente
a unn nueva dimensión que hoy le es desconocida. Verá aí mundo desde otro ángulo, puesto que
percibirá vibraciones que hoy le son completamente desconocidas. Hay pfirsnnas que,
equivocadamente, suponen que el 'Sexto Sentido' es solamente para ponerse en contacto con los
-spíí'itus. Eso no es verdad, es una falsa apreciación, es sólo una creencia sin conocer el fondo del
tema. ¡Claro 9U<\ hoy por hoy, para eso sirve principalmente; pero no porque en el futuro sea ésa su
única función' Hay P^sonas que, decepcionadas e insatisfechas, abandonan su re%ión, pues no logran
comunicarse con las deidades que son de su devoción, y, al oír de estas cosas, creen que por este
procedimiento lo conseguirán. Eso es también só-. creencia5 sin fundamento. Creer, simplemente
creer, n análisis, sin pensamiento, sin meditación, no conduce n:uiguna parte. Y hay quienes han
abandonado su „ etlcia religiosa para creer en los espíritus, pero sólo tener en quien creer, y con ello
siguen creyendo ha-
2-7®
RODOLFO BENAVIDES
ber resuelto su problema psicológico; pero lo único que lamentablemente sucede es, que han cambiado
de creencia, y lo que antes atribuían a los santos ahora lo atribuyen a los espíritus, y piensan que los
espíritus son responsables de todo lo que les sucede, lo misino malo quej bueno, acabando por imaginar
a los espíritus como fan-;; tasmas vagabundos y traviesos.'
"Yo recibía la enseñanza con una claridad que antes" jamás había experimentado. Me supongo que es
como si un miope repentinamente adquiriera buena vista, completamente normal. La voz en mi interior
continuó:
"—'Semejante manera de pensar, o sea la creencia total en la intervención de los espíritus hasta en lo
má" nimio de la vida, es volver a la época en que el hombre-per no entenderlos, atribuía a dioses
caprichosos los fenómenos naturales. Ustedes no deben caer en tal simplismo. Es verdad que el sexto
sentido permite la comunicació con nosotros; pero no sólo para eso sirve.'
"Cuando he oído decir algo sobre el 'tercer ojo', I pensado igual que otras muchas personas: que por e-
medio los objetos podrían verse en cuatro dimensión-Ahora estaba comprobando que ese concepto era
falso.' nueva dimensión no corresponde precisamente a la vis sino a la consciencia que permanece más
alerta. Es p: bable que el atrofiamiento del sexto sentido sea la ca~ de que se nos haya desarrollado en
forma separada consciente y el subconsciente.' "La voz continuó instruyendo: "—'El pensamiento es
vibración que viaja en direciones y llega a grandes distancias. Cuando un Sarniento encuentra una onda
paralela, o sea otro pt miento afín, penetra en el cerebro, produce efectos santes. Cuanto más profundo
y fuerte es un pensami' más lejos llega, más penetra y más tiempo dura vil haciéndose sentir. La
vibración del pensamiento
■■•^TONCESjSEHEMosdioses ^ ^
acaba hasta muy largo tiempo, y muy frecuentemente esas vibraciones son las que recogen los
médiums, atribuyéndoseles su origen en algún espíritu. El problema es complejo, por eso aconsejo estar
alertas.'
"La voz se detuvo y simultáneamente se detuvieron las imágenes en mi mente. Por unos minutos reinó
en el templo un silencio perfecto. Abrí los ojos y solamente vi quietud a mi alrededor. En esas
condiciones me sentía vacío, hueco. Era una sensación positivamente rara, inhabitual, difícil de
explicar. En mi interior remaba el mismo silencio de la sala. Cerré los ojos e intenté ver hacia mi
interior. Anhelaba seguir escuchando. Al fin las palabras e imágenes volvieron a desfilar
cadenciosamente. "—'Hay muchos fenómenos consecuencia del desarro-lío del sexto sentido, la
psicometría por ejemplo, que permite saber mucho de un objeto nada más que por tocarlo; la videncia o
adivinación, el genio en las artes o en las ciencias; en fin, su manifestación es variada y entre otros
efectos está el aumentar muy sensiblemente la claridad del pensamiento, la inteligencia y la actividad
mental.' "Yo empezaba a sentir una especie de placer muy intimo con aquel fenómeno. Era un éxtasis.
La confianza rae invadía, la alegría de vivir era completa. La voz continuó:
"—'Hagamos una breve clasificación: a) Casos en los cuales se puede admitir y aun demostrar la
hipótesis espiritista de la intervención de espíritus en fenómenos diversos, b) Casos en los que la
intervención de espíritus es marcial frecuentemente sólo como coordinadores o gxnas r 9Ue el resto
corresponde a fenómenos naturales fáciles e' explicar, c) Casos en los que la hipótesis espiritista no
wede ser invocada ni mucho menos demostrada porque ! frste de fenómenos totalmente del orden
físico, d) Ca-s en Jos que sin intervención de espíritus, tampoco son nv~ físicos» registra bles por
aparatos actuales y
278
RODOLFO BENAVIDES
que, sin embargo, son perceptibles por el sexto sentido. '■■ El sexto sentido, como los otros cinco,
pertenece a la fisiología. Es un sentido latente, actualmente en proceso de desarrollo. Esto significa que
no se deben buscar solucio-_'\ nes fáciles corno son: la intervención de espíritus en todo í y para todo lo
de la vida de encarnados.'
"Nuevamente la voz en mi interior hizo una larga pausa. Yo me sentía estar viviendo en un mundo
ajeno al que me vio nacer. Ignoraba el momento presente. Me sentía rodeado de una luz violada, una
atmósfera fresca y perfumada. Sentía gran placer. La voz vibraba en mí como ligera y placentera
corriente eléctrica, la que al llegar a mi cerebro, se transformaba en palabras recias y agradables.
Reflexioné que ése debe ser el éxtasis que todos los religiosos de todos los tiempos han buscado y
deseado sentir y, claro, ¡quien lo sintió alguna vez, quisiera seguirlo sintiendo siempre! ¿Será eso el
Nirvana? "La voz volvió a hacerme oír: "—'Pongamos un ejemplo que ilustre lo antes dicho:
Supongamos que la visión del ser humano aumentara mil veces el promedio hoy conocido. Con esto,
quedarían explicados un sin fin de fenómenos para los qué hoy tenc mos que aplicar instrumentos
ópticos, como los micro copios y los telescopios. Y si lo mismo ocurriera con oído, es decir, que
aumentara su capacidad mil vece quedarían al descubierto muchos misterios igualrnent inexplicables,
en el'momento presente. Un aumento a en las percepciones normales, permitiría ver, o'ir y gust~ mucho
que .en la actualidad'es completamente desconoc do y hasta insospechado y que, por ello, algunas
person atribuyen a los espíritus. Pues bien, hermanos míos, sexto sentido es eso lo que hace:,
incrementar la perc-ción de la realidad que rodea al ser humano, encontra.
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
279
cuérdese bien, los espíritus únicamente como parte de lo que a ustedes rodea, no como el todo!'
"En el breve silencio que se produjo pensé: todo esto que oigo parece ser mío, pensado por mí; pero no
lo es, definitivamente no lo es. ¡Esta es una nueva manera de ver el mundo y sus problemas! La voz
volvió a mí.
"—'Dejamos en el tintero un sin fin, de consideraciones que ño podemos expresar por falta de tiempo,
pero que podríamos condensar con un refrán mexicano que dice: no todo lo que brilla es oro. Eso
significa que para saber si es o no es oro, hay que trabajar, hay que- estudiar. Y ahora, para terminar,
cambiemos un poco -de tema, Desde este mismo país, India, más exectamente, desde Pondícherry, ha
salido una voz que habla del grave conflicto actual en que se encuentra la juventud y en el que pronto
se encontrará la niñez. Muchos, adultos arri-
se en-
riíu y a la religión. Quienes así claman angustiados, piden el regreso a la creencia religiosa, a la
creencia simple,, a la fe sin razonamiento, yy consecuentérsente, no explican lo ques son el alma, el
espíritu, la fe y 3 religión. El conflicto uparece cuando el estudiante liega a la provisto de una
.enseñanza religiosa a base de c que los padres y familiares le han inculcado, y se ej cuentra
bruscamente con las explicaciones de un profesor ayv da soluciones sencillas "y fáciles de comprender
l°s fenómenos interpretados como divinos. Lo sagrado de ios ríc-s desaparece cuando se entiende la
atmósfera. Dios se desvanece, en la mente del estudiante, cuando la an-"apología le explica la
evolución de las especies y la astrfrnoraía explica el origen del universo, aunque sólo 3 cotilo hipótesis;
y el espíritu desaparece cuando la *Gíl"ia lo niega, en vez de analizarlo para encontrar la
r?aula. que vendría a ser nada menos que la fórm tío 1 -
~~
Ia vida. jEh aquí vuestra difícil labor! La labor
280
RODOLFO BENAVIDES
abrir la brecha en tan enmarañada selva de prejuicios; pero recordando siempre el proverbio chino que
dice: 'Un error en la práctica de la medicina, puede poner en peligro a una vida. Un error en la práctica
de la po~ lítica, puede poner en peligro a una generación. Un error en la práctica de la enseñanza,
puede poner en peligre a miles de generaciones.' Hermanos, este mundo se derrumba estrepitosamente
debido a tantas contradicciones en que se sustenta, y de lo que hasta poco ha se pensa ba, muy pronto
no quedará nada. Gentes como ustedes con proyección al futuro, deben considerar muy a fondt estos
conflictos y tratar de orientar sus pasos por el sen dero correcto.. .'
"Con estas palabras terminó la tan original como ex traordinaria cátedra. Yo me aferraba aí éxtasis a
pesar d que en mi interior había sólo un perfecto silencio. Peri la realidad que me rodeaba fue
incontenible: escuch, ruidos y el principio de un canto, abrí los ojos, se tei minaba ya la silenciosa
asamblea y pronto todos desfi lariamos hacia el exterior del templo. . ., hacia el quiet y hermoso jardín,
ya en pleno día."
"Sr. Benavides: Según los borradores, que t la vista, con éste ya son 17 los relatos que le viado. El
próximo promete ser interesante y que así sea para XJd. Lo recibirá por el mism
"Tarquino" (Rúbrict
Capítulo 18
"Sr. Benavides: Tal cual me lo dijeron, así se lo digo. Su amigo.
"Tarquino." (Rúbrica.)
"Estaba yo en la biblioteca con un libro en la mano y me disponía a iniciar la lectura, cuando entraron
Arará, el instructor árabe, y el doctor Kim. Este último dijo •dirigiéndose a mí:
"—Amrú, va a decirte algo, escúchalo con atención. "El árabe, hablando en inglés, lentamente y con
dificultad dijo:
"■—Para que veas hasta qué grado estamos sometidos .9 un programa de acción y hasta qué punto
llegamos a la vida de encarnados con tareas precisas, vamos a contarte un sucedido en el que yo jugué
un pequeño papel ^Ucho tiempo antes de que supiéramos que tú vendrías, P doctor Kim hará la mayor
parte del relato, porque |a estos viendo que no me llevo bien con la gramática |el idioma inglés.
| 'El árabe hizo una pausa para reflexionar y continuó: I ' Llevo viviendo en este país muchos años.
Anhe-I _a visitar la tierra que me vio nacer y encontrar a ¡ ^adre de quien hacía tiempo que no había
vuelto
282
RODOLFO BENAVIDES
a saber. Para satisfacer mi anehío, hice los preparativ necesarios para viajar hasta la Meca. Reuní los
element» necesarios para tal viaje, y todo estaba ya listo, cüanc un día primero de mes, durante la
invocación mística e el templo, invocación como esa en . que estuviste hac pocos días, tuvimos la
presencia del espíritu que en vid llamaron Mahoma, quien dirigiéndose a mí, "dijo: "—¿Ya de viaje?
_ -
"—Casi, casi, maestro —contesté—, y el insistió: "—¿Podrías hacerme un sencillo favor? Quiero qu«
traigas algo muy simp^de esa tierra que yo tonto pisé "—Naturalmente que sí, maestro, ordena lo
qus desees —contesté.
"El árabe pasó el uso de la palabra a Kim. quien afirmó en castellano:
"—Yo estuve presente en la reunión a que acaba de referirse el hermano Amrú, así que puedo relatarte
en detalle todo lo que entonces se dijo. Efectivamente, se presentó el espíritu de Mahoma,
habiéndonos,tal y «-«m*1* tú ya oíste que son estas comunicaciones, o soa c reciben totalmente por el
sexto sentido en forna t / e imágenes. Mahoma. nos informó:
"—Pronto vendrá a este mismo templo un tal ¿ • 'i que así se llama actualmente, y así - se llamó e' ' 'i*
días, cuando yo peregrinaba por el desierto en biT i f(* creyentes para la nueva fe. Por cierto, que ese
íal '■:,.i1' me dio algunos dolores de cabeza, y más cls un ■ '"l/ estuvo en riesgo de ser golpeado y tal
vez has^i Ó • \ *" der la vida a manos de los míos.
"—¿Era algún militar? —preguntamos algunos !i = presentes.
"—No, no ■—nos.contestó Mahoma—■, era un f'.! ;''■'' mediana posición económica, perteneciente a
ni ',l ia con más orgullo nnc riquezas- .El era poeta ''|l,%
"-"■*- habrá tenido su tr,,'\!.('
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
350,
de literatura; pero si sé que sus estribillos, por pegajosos, el pueblo pronto los cantaba en las calles y
los gritaba a coro cuando veían pasar a algunos de los hombres de la nueva fe. Por este medio, la
chiquillería, las mujeres y todo el mundo se burlaban de mí y de mis prédicas. Esto me tenía
sumamente molesto, pues no ignoraba que la ironía suele tener más filo que la mejor espada. Antes de
casarse ese tal Amrú, usaba en sus versos una ironía frivola y simpática que a mí me hizo reír alguna
vez, A la ironía mezclaba lo romántico, que a más de uno hizo suspirar. En sus cantos decía que yo era
un loco nómada que predicaba a las piedras del desierto. El afirmaba que la nueva fe, no era otra cosa
que una nueva manera de ver viejas idolatrías, así se burlaba de todas las idolatrías, y, naturalmente, de
los idólatras.
"^J doctor Kim hizo una pausa para observarme, lue-inuó:
.liorna nos dijo que el dicho poeta se casó con una hermosa mujer árabe de abundante pelo negro y de
ojos inteligentes y centelleantes. Mahoma nos dijo así: '•" ' dote de ía mujer le dio por lo menos para
comprar 1-1 hermosos caballos: uno blanco para ella y uno ne-i;'< para él. Después del casamiento,
por algún tiempo '■'' dejó en paz; pero yo adivinaba que eso no duraría '"iicho. No, porque los'
parientes de él eran mis irrecon-'y-.ables enemigos. Así, pues, tal vez más por presión ■'" ellos que por
propias1 ganas de volver a las andadas, '■"Pezaron de nueva cuenta los ataques; pero entonces í-:'icho
más meditados, serios y cáusticos, que llevaban a in tención de analizar el problema religioso. Muchos
e esos versos," en realidad produjeron opinión pública; pí0 había algo que entonces noté: su poesía iba
contra 9^s él llamaba idolatría de Mahoma, pero sin hacer
284
RODOLFO BENAVIDES
comparaciones ni defender la suya propia, la que en sus cantos simplemente ignoraba.'
"El doctor Kim se acomodó en su asiento, me sonrió y continuó su interesante relato:
"—Mahoma nos siguió diciendo que en esta segunda etapa de la vida de Amrú, las cosas llegaron a tal
punto, que empezaron los golpes en serio, y Mahoma decidió encararse al poetilla en la primera
ocasión que se le presentara; y ésta llegó un día en que Mahoma y muchos de sus convencidos, llegaron
a la Meca en peregrinación. 'Entonces —nos afirmó Mahoma—, el poetastro ese, enflaquecido y con
aspecto enfermizo, se acercó para oírme hablar a la multitud que me rodeaba. ¡Y claro que me oyó! Me
le enfrenté y después de algunas palabras bruscas, le arrebaté de la cabeza la cofia con que se protegía
del sol y la cinta con que se la sujetaba y arrojé ambas prendas al suelo con verdadero enojo, a la vez
que gritaba ante su rostro pálido: Quítate eso de la cabeza* para que en ella entre la luz del sol y
espante a las alimañas que allí anidan, entre telerañas.'
"Kim sonrió maliciosamente a la vez que me decía;, "—¿"Vas entendiendo el relato? "—¡Claro que sí,
maestro, continúa por favor! "—Pues bien, Mahoma afirmó que el pobre cantor no contestó y que se
limitó a agacharse para tratar de recCf-ger sus prendas del suelo; pero que Mahoma lo impídS* al
poner el pie sobre ellas a la vez que le espetaba en tfc no áspero: 'Si cubres con ese lienzo sucio tu
cabeza, fel porque te gusta la obscuridad; si te lo pones levantad^ del suelo y ya maldecido por mí, es
porque te gasta Ia mugre; y si así eres, se explica que no entiendas Ia nueva fe, en la que todo es luz y
belleza.'
"El doctor Kim hizo una larga pausa, como de rjuie0 rememora. Luego siguió en su interesante relato:
"—Al decir así Mahoma, no pareció sentirse muy **/
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
285
íisfecho. A quienes lo escuchábamos nos dio la impresión de que hablaba con amargura. Nos siguió
diciendo: 'Yo esperaba la peor reacción en ese mismo momento; pero no hubo ninguna. El populacho se
sorprendió también y se oyeron murmullos. Naturalmente, nadie creía que se atrevería a intentar
golpearme, pues tenía yo a mi lado a muchos hombres armados y decididos; pero aun así, todos
esperábamos por lo menos algunas palabras hirientes; sin embargo, no prounció ni una sola. Ya me
imaginaba que de ahí en adelante el populacho se cobraría con creces cantando por las calles nuevos
estribillos de burlas e ironías a nuestra costa. Sí, sí, hubo algún tiempo después una notable reacción de
Amrú; pero ésta lo perjudicó más a él que a mi causa, pues escribió estribillos como este:
'Si tengo que escoger entre idolatría e idolatría, me quedo con la de mi tía, que es quien me da de
comer.1
"El doctor Kim rió con ganas y siguió relatando: "—Mahoma nos dijo: 'ya comprenderán ustedes cómo
se quedaría su parentela. A partir de entonces, en tono amargo, ya sin el lenguaje festivo de los tiempos
de su juventud ni lo romántico de sus días fogosos, fustigaba por igual a las creencias religiosas de su
párente-te y las de la nueva fe predicada por mí. Fue entonces cuando supe que antes de aquel incidente
en la Meca y que ya relaté, él había perdido a su esposa, a quien .^doraba, ¡Por eso lo encontré
enfermizo y demacrado! r*° pasó mucho tiempo cuando empezó a burlarse de to-*°s: del pueblo, por
ingenuo y hasta estúpido que creía -n cualquier sandez. De su parentela, por querer sostener ;°
-^sostenible, desde el linaje ya muy deteriorado hasta
286
RODOLFO BENAVIDES
la idolatría ya sin sentido, todo, sólo por vana conveniencia. Y terminaba burlándose de mí y de él
mismo cuando decía que si los dioses urgían de abogados, intérpretes y predicadores como nosotros
dos, ciertamente los tales dioses no eran más que unos mentecatos, pobres infelices que no merecían el
honor de vivir en la memoria de las gentes. Estos virulentos ataques le valieron más de una paliza
propinada por los propios suyos. Pero todo eso tuvo la virtud de canalizar las mentes hacia el análisis
de la situación; y como resultado, se fortaleció grandemente la nueva fe. A pesar de que después nunca
estuvo cerca de mí en persona, acabó por abrazar el islamismo, quizá, más que todo, como un refugio a
la pena que lo acompañó hasta el último día de aquella vida, que para él no fue muy larga.'
"El doctor Kim entró en silencio por largo rato mientras seleccionaba en su mente lo que seguiría
diciendo, y al fin afirmó:
"—Pues bien, Mahoma pidió en nuestro templo al hermano aquí presente, que tú sabes se llama Amrú,
que al llegar a la Meca, comprara esas prendas que a guisa de sombrero o de turbante, los árabes usan
en la cal"'"/'' para defenderse del sol; pero advirtió claramente que "" debían ser artículos de alto precio,
ni ostentosos, "ni" que, en lo posible, debían ser semejantes a aquellas pr "■ das que él, Mahoma, un
día arrojó con enojo contr-i «'' suelo.
"El doctor Kim volvió la mirada hacia mí y agr'".;'>.
"—Su deseo fue entregártelos personalmente, disolvértelos en propia mano, porque tú, Tarquino, ere-
<"' mismo espíritu de aquel Amrú, el poeta del relato. P-'1* J ti a quien arrebató de la cabeza aquellas
prendas que lMl su oportunidad te serán devueltas en nuestro más-i"1'' templo.
"Yo estaba emocionado, muy emocionado. Confonro'
. . . ENTONCES, . SEREMOS DIOSES. . .
287
ge fne desenvolviendo el relato, en mi mente se fue despertando la memoria espiritual, llegándome así,
en tropel recuerdos de tan lejanos tiempos. El doctor Kim, con voz calmada continuó:
"—Es de justicia repetirte las palabras que fueron el final de la historia qué ya escuchaste. Mahoma
dijo: 'Cuando estamos encarnados, fácilmente sufrimos ofuscación y no siempre se puede, en la propia
encarnación, hacer las rectificaciones correspondientes. Frecuentemente no distinguimos el valor de la
acción del hermano, al que solemos juzgar enemigo, cuando, en verdad, es un amigo que a su vez
cumple con su tarea. Efectivamente, Amrú cumplió entonces con su misión y, naturalmente, yo con la
mía. AI llamar él la atención del pueblo, hacia mis prédicas, hizo que muchos se rieran de mí, es
verdad: pero también logró por ese medio que muchos se fijaran en ellas, que no pasaran
desapercibidas. Así, por ese procedimiento tan simple, sutilmente atacaba a toda clase de idolatrías. El
resultado final se vio varios años después: las cosas llegaron a su climax, cuando atacó de frente a la
idolatría de su parentela. Así,. pues, su misión en esa vida, se limitó a desacreditar a todas las idolatrías
de entonces y del porvenir, pues al reírse de los ídolos y de los dioses, el pueblo les perdía fil miedo y
el respeto. Aunque tardíamente, comprendí que cuando la espada combate ideas, sobre todo cuando oíi
religiosas, hace mártires que dan tradición, vida y ^rza, precisamente a las ideas que la espada quiso
^qiülar. Cuando, el poeta combate ideas por medio, del 2°nainiento, y peor aun cuando provoca la risa,
rom-^ -tas más aceradas espadas y recias cadenas que aten a lentes, a las sombras y al no ser. Es a la
pluma a lo ^ 6 más temen los déspotas, y yo —lamento tener que Qocerlo—, en esos días llegué a
temerla. ,.. Ya ven ses, es así como las altas jerarquías que mueven los
288
RODOLFO BENAVíDES
destinos y a los hombres, que estudian y planean los programas de los mundos, organizan. los pequeños
programas de acción para cada espíritu encarnado.'
"El doctor Kim hizo un significativo silencio mientras que me observaba, luego continuó diciendo:
"—--Mahoma, en tono festivo, nos dijo como conclu--sión de su charla: 'En verdad, esto que les pido y
lesj digo, parece absurdo, puesto que más de una vez ef poeta aquel y yo nos hemos encontrado en el
espacio, ambos en condición de espíritus, y hemos hablado al respecto y hasta hemos participado juntos
en alguna otra acción. Pero es que, a la altura en que se encuentra laj humanidad, al encarnar el espíritu
pierde la memorial espiritual, y es entonces cuando necesita el estímulo mal terial para rehacer sus
fuerzas y seguir adelante con ím y entusiasmo. Reconocer yo ahora lo que ya antes eJj espíritu
reconocí, es sólo una manera de decir a la ma teria de mi amigo Amrú el poeta, que debe seguir adel
lante en la tarea, que debe continuar abriendo la brechd que ya inició, con o sin éxito, que eso no
importa, y¡§ que lo importante es continuar.'
1
"Así terminó, mi querido Tarquino, la charla ¿Mr Mahoma. Las prendas de que ya hablamos están en
lu-' gar apropiado y en su oportunidad te serán entregadas.' Las encontrarás próximamente en el suelo y
con orgullo las podrás recoger y luego 'usar', claro, no en México... En fin, ya entiendes que todo es
solamente VS-símbolo. Ahora, medita sobre lo hablado."
Capítulo 19
INICIADOS
:—Hermano mío —me dijo el doctor Kim—; hable-eos hoy de los 'iniciados' y de las 'iniciaciones'.
Estás en ásperas de fecha - importante para tu presente vida, y [ebemos hablar de estas cosas.
"—¡Muy bien, maestro! —contesté entusiasmado.
"-—¿Quiénes fueron y siguen siendo los 'iniciados? Se acabó ya esa tradición? ¿Fueron personas
siempre igadas al misterio, y nada más que por eso? Amigo mío. 3S 'iniciados' fueron siempre, y siguen
siendo, personan ;ue tuvieron, y tienen como único, o por lo menos como irincípal distintivo, su
independencia de criterio, ■ su libertad de pensamiento, su ausencia de miedo a lo desconocido, su
respeto, hacia los demás y su clara visión ;acia eí porvenir. Es por eso que los 'iniciados' han po-ido
penetrar en los misterios y sentar bases de pensa-asento con alcance a un largo futuro. Y es que el pen-
ainien/o, cuando está libre de temores, de.ataduras, de ^utacaoiies, de tabúes, de dogmas y, en fin, de
'creen-ías: puede avanzar velozmente, y al hacerlo, se ali-3enta y se fortalece con otros pensamientos
semejantes, Gibando por trascender los siglos, frecuentemente con )(ía su potencia original. En cambio,
- el pensamiento cadenado a conceptos envejecidos, a dogmas y a toda ^ ^e de limitaciones mentales y
psicológicas, se estanca, descompone, se enferma y pronto muere. Muere por
290
RODOLFO BENAVIDES
inanición, algunas veces sin dejar de su paso por el mundo más huella que algunos renglones tristes en
la historia.
"Observa que el pensamiento de los 'iniciados* ha trascendido los milenios y sigue siendo actual, sigue
vigente en su enseñanza y, lo que es más, que en gran parte la humanidad aún no se ha aprendido tan
viejas lecciones, razón de por qué tienen que venir otros a repetirlas. En cambio, el pensamiento
obscuro, nebuloso, indefinido, subjetivo, atado a tradiciones frecuentemente falsas y a limitaciones de
'creencia1; ese pensamieil» torpe de los impugnadores de los 'iniciados', o, peor aún. aquellos que
deificaron a los 'iniciados', murieron y (un ellos su pensamiento; murieron casi desde el momeiiln
mismo de su nacimiento. Ser 'iniciado' no significa >i*r un 'dios' ni cosa por el estilo. Es simplemente
ser hombre libérrimo de pensamiento, con el que perfora !"■* misterios en busca de la verdad.
"El doctor Kim se acomodó en su asiento. No tem'.i prisa; pero hablaba con entusiasmo. . . "—Aunque
parezca contradictorio —me siguió dirirn do—, la realidad es que los 'iniciados' tuvieron su origen en
las mismas razones que dieron origen a las religiow"--¿Sabes cuál fue esa motivación?
"—¡Ah!, sí, algo he leído —contesté. "—Pues bien, comprenderás que contribuyeron muchos factores,
entre ellos, como dominante, el miedo a lo desconocido, el temor a lo inexplicable que los rodi'-i ba.
Los fenómenos de la naturaleza crearon en la mci'l'* primitiva del hombre el concepto de inteligencias
de se:"«,e tan superiores como invisibles, mismas que luego fuer'1" convertidas en deidades,
administradoras de esas fuerzas, de esos fenómenos que el hombre no comprendía; y i
consecuentemente, los dioses nacieron de la imaginación primitiva. Y asimismo nacieron los primeros
adoradores
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
291
de esas deidades, los que por miedo y por no entender lo que los rodeaba, se sometieron a los dioses
por ellos misinos creados. Pero también desde entonces, y esto es muy importante, aparecieron los
hombres rebeldes, rebeldes ante su impotencia, rebeldes que quisieron entender lo que los rodeaba, que
quisieron penetrar en lo desconocido. La asociación de esos hombres encorvados y cubiertos de
pelambre y fuertes colmillos, con el tiempo y por tradición, dio forma a las escuelas iniciáticas
primitivas que tenían como principal tarea conservar los conocimientos y entregarlos a las nuevas
generaciones. Sin esas escuelas, el avance habría sido mucho más lento, y aunque en su principio hayan
llegado a conclusiones erróneas, en final de cuentas eso es la ciencia: la rectificación constante de
afirmaciones previas que resultaron ser erróneas. La meta de aquel rebelde primitivo, como lo es la
meta de todo investigador actual, fue y sigue siendo: encontrar la verdad, y para ello se requería, como
primera condición indispensable, que el candidato a 'iniciado' fuera, fundamentalmente, un hombre de
mente despejada y libre de prejuicios, libre de temores, abierta a la investigación, al estudio y dispuesta
a enfrentarse a la realidad aunque ésta no fuera de su agrado. ¿Vas entendiendo?
"—Sí, maestro —contesté—. Y creo distinguir el co-ínún denominador de todos ellos: su aceptación de
la existencia del espíritu, aunque no sea más que como motivo de estudio.
"-—Exacto. Al buscar a los dioses, aquellos hombres,
asistentes, encontraron y siguen encontrando al espíritu.
Ue él se formaron ideas erróneas como se las formaron
"pl Sol, de la Luna, de las estrellas, de las nubes, del
viento, de la lluvia, del fuego, y, naturalmente, del pla-
; üeta en que vivían. Pero así como aquellos fenómenos
; existieron y siguen existiendo, a pesar de haber sido
'1 interpretados, así existe el espíritu. Y hasta hoy, el
292
RODOLFO BENAVIDES
fenómeno ha persistido, entre otras razones porque el espíritu es la vida misma. Es verdad que hasta
hoy, aún ,no se ha llegado a esclarecer cuál es el mecanismo del espíritu, ni la fórmula química de su
constitución; pero eso no importa, de algunas partes del cuerpo humano aún no se sabe nada, y hasta
hay glándulas declaradas inútiles, cuando son en realidad fundamentales para la vida de] organismo.
Así como las rectificaciones a los conceptos sobre el Sol, no lo anularon, así tampoco el error de
concepto respecto del espíritu no lo anuló. Fue la amplitud de criterio lo que permitía a los hombres
buscadores de la verdad, llegar a lo que hoy disfrutamos.
"Kim me miró con una sonrisa de inteligencia, yo escuchaba con gran devoción. El se reacomodó en su
butaca. Miró por la ventana en la distancia, quizá hasta la torre de la mezquita lejana, y continuó
explicando con gran amabilidad, procurando insinuar el tema más que imponer sus palabras.
"—A estos hombres de amplio criterrío, buscadores de la verdad, en la antigüedad, cuando salían de
alguna escuela iniciática, se les llamaba 'iniciados5, y erróneamente se cree que eso ya se acabó. . .
"Kim sonrió con malicia y movió la cabeza, en actitud de burla. Siguió instruyendo:
"Veamos algunos ejemplos de 'iniciados1 de la ¡in tigüedad: Krishna, quien hace más de cuatro mil
años hizo caso omiso de las costumbres, creencias y, en general, de les conceptos religiosos de su
época, pues todo ello se oponía a su personal manera de pensar. El, de sus reflexiones, sacó lo que
vinieron a ser las bases de donde posteriormente todas las religiones, en más o en menos. han venido
tomando algo para sí; por ejemplo: el monoteísmo, la Trinidad, la existencia del espíritu y,
consecuentemente, la reencarnación. Su pensamiento, libre, penetró tanto en los misterios que lo
rodeaban, que acabó por
-ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
sentar principios que aún hoy no se ha demostrado qa<e sean falsos, antes por el contrario, el
psicoanálisis empieza ya a justificarlos.
"En ese momento, Kim, recargado sobre sus codos apoyados en el escritorio, se agachaba hacia mí en
actitud sentenciosa, como si yo fuera uno de los negadores del espíritu, y prosiguió:
trató de quitar la basura que a lo largo de los siglos las supersticiones habían echado sobre ía doctrina
de Krishna. Predicó contra la idolatría y dio las bases para normas de vida apropiada, correcta, es decir:
' dio normas de ética y de conducta.
"Yo me limitaba a ver al instructor moviendo de vez en cuando la cabeza en sentido afirmativo. Y es
que un 'chela' no debe hablar si no se le pregunta algo, si no se le pide que hable. Si no comprende algo,
lo dirá cuando se le autorice para hablar. Y si no lo comprende, es porque aún no ha llegado al nivel de
comprenderlo. Así era esa enseñanza y yo simplemente me amoldaba al sistema; así, pues, yo
simplemente escuchaba, tratando de grabar profundamente en mi subsconsciente todo lo que oía. Kim
continuó sin interrupción:
"—Moisés, naturalmente, por la escuela que recibió en Egipto, en primer lugar, y en segundo, debido a
su libérrimo pensamiento, expresó lo que él sabía y, además, meditó sobre el origen del Universo,
describiendo todo con símbolos, muchos de los cuales no se entienden e*i la actualidad, en tanto que
otros, intencionalmente, son tergiversados. No obstante, teorías científicas relativas a la formación de
las nebulosas, se parecen mucho a lo asentado por Moisés, de donde resulta que tal vez no estaba muy
equivocado y. . . debes recordar que en
-Egipto estaban las más famosas escuelas iniciáticas de la
;Poca.
"Yo sonreí, pues, efectivamente, se comprende un po-
RODOLFO BENAVIDES
co mejor a esos personajes cuando se les mira a través del razonamiento, tratando de comprender su
época, que cuando simplemente se 'cree' en ellos como dioses.
"—Jesús —afirmó Kim—, reforzando lo dicho por Krishna, Buda y Moisés, puso al día conceptos en
parte olvidados y en parte maliciosamente tergiversados. Jesús, a su vez, dio normas de vida
alcanzables por todo ser humano. Y si estudias a Mahoma-hombre, tal vez no tanto al Koran, sino al
hombre Mahoma, resulta que su lucha fue principalmente contra la idolatría. ¿Lo recuerdas? Tú
anduviste cerca de él en aquella época. El fue hombre de pensamiento libre y no podía aceptar que lo
encadenaran a fetiches. El no intentó predicar nada nuevo en sentido filosófico, sino simplemente hacer
brillar en particular la obra de Jesús, 'iniciado' de la escuela de los esenios; y al hacer eso, estaba
recordando la obra no solamente de Jesús, sino la de Moisés, la de Abraham y, por lo tanto, la de Buda
y Krishna. !Y ya ves los lamentables resultados! ¡Lo deificaron y luego lo usaron como bandera de
guerra religiosa, de intransigencia religiosa . ..; pero eso, ya no es responsabilidad de Mahoma. ¿Ves
por qué te digo que al avanzar el pensamiento libre se nutre y fortalece con otros pensamientos afines?
"Al estudiar cuidadosamente a estos 'iniciados', encontrarás siempre, que para todos ellos la vida fue
difícil, principalmente porque tuvieron que enfrentarse a tradiciones y encadenamientos, a hombres de
pensamiento limitado por las supersticiones y a las simples creencias.
"En ese momento entró a la biblioteca uno de los
adeptos, quien dijo algunas palabras en idioma que no comprendí. Ei doctor Kim consultó su tosco
reloí de bolsillo e hizo un ademán de asentimiento. Continuó con su charla, su muy interesante charla,
al menos para mí: "—El 'iniciado1 es, básicamente, desde su origen o
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
295
txio estudiante, un hombre libre en toda la extensión de [a palabra. Ya te lo he dicho antes. Ei hombre
atado a limitaciones mentales, es en realidad un ser esclavo, encadenado. Eso es, porque comprenderás
que si no tiene libertad para pensar, como el pensamiento es el motor del movimiento, si no hay
pensamiento no hay motor y, consecuentemente, nó hay movimiento. El 'iniciado' mira a la naturaleza
con serenidad, reconociendo que ignora mucho de lo que lo rodea; pero tratando de penetrar sin
temores en lo que desconoce, pues tiene como premisa: que si Dios le dio pensamiento, se supone que
es para usarlo y debe usarlo.
"Kim interrumpió su enseñanza para preguntarme: "—¿No es lo anterior precisamente la esencia de las
doctrinas budista y cristiana?
"—Sí, maestro, así lo entiendo —contesté. Ei continuó:
"—¡Exactamente! Lo mismo Buda que Cristo, trataron de liberar a los hombres de toda clase de
fanatismos y ataduras mentales; y Mahoma también lo intentó, claro, a su manera y en su medio. Sí,
liberarlos de idolatrías y falsos conceptos; sin embargo, ya lo ves: los valores fueron trastocados, se
hicieron religiones con. la espada en la mano y se impusieron 'creencias' valiéndose del miedo,
imponiendo el concepto con la punta de la espada. Y, finalmente, para acabar de anular el valor «e la
enseñanza, deificaron a esos maestros de la humanidad y los convirtieron en dioses, dioses
intermediarios ■'"i e el Gran Dios, capaz de iras y venganzas. Dios-mito '',,,, pasiones humanas, y
necesidades humanas y pensáis1 nto humano. Es a esas pasiones del dios creado por el ■■■¡abre que
se deben las llamadas 'guerras sentas', en ' ! -a una de las cuales los sacerdotes han bendecido en
■'■'obre del Gran Dios, las propias armas a fin de que -"'ten mejor. Como comprenderás, todo esto hace
que el
creyente siga creyendo, más que todo, por temor, por miedo, no por convicción ni mucho menos por
conocimiento. Cuando los temores desaparecen, eí hombre convierte en un ser verdaderamente libre,
aunque i sujeto a penurias económicas y a limitaciones de tipo cial, y es que la libertad es mental, no
física. Soíame el hombre libre de prejuicios, realmente puede iden carse con su Creador, no importa
cómo lo imagine.
"Yo recordaba en esos momentos las sangrientas chas religiosas de nuestros días, particularmente en Or
te, luchas que nada tienen que ver con el amor al pr rao, ni con la fraternidad ni con el amor y respet
ios ahora de 'iniciaciones'. ¿Te pap
tatamente, maestro —le contesté pre e para escuchar lo que ese '"iniciado1 me estabf
'iniciaciones', desde siempre, han sid»- 'pilleas que reales. Nunca se ha pretendido v<«" " candidato
viva completamente la realidad, sino snn"1'* mente que viva el símbolo. El bautizo, por ejemp!" '"' fue
parte de las 'iniciaciones' y serví;1 [*'r,t 3r que eí hombre muy probablemente nao1'' ',|' agua, o de otra
manera, que sin el agua, no puede *■■" Posteriormente, ya en el judaismo, servía para re ■ ' ■' Éxodo
a través del mar Rojo realizado por Moisi "' 1 'o como ritual dentro del judaismo se p*' ,,! " .uüsmo
en el río Jordán, por Juan, quien en la cabeza de Jesús. En los días bíblicos
,
agua de mar; pero la dificultad para consegu interior del país, hizo que al agua dulce se agr* de sal,
nada más como símbolo, posteriormente ese símbolo y se usó cualquier agua. Así como í tismo todo es
simbolismo, la 'iniciación' tamí

•■ENTONCES, SEREMOS DIOSES.


297
de principio a fin: es una alegoría con base en alguna realidad. Por ejemplo: desde muy antiguo, por lo
menos desde la Grecia clásica, se reconoce que el hombre vive alto porcentaje de su vida en condición
de dormido y que cuando se cree despierto, en realidad lo está sólo en muy pequeño porcentaje, por lo
cual utiliza solamente una muy pequeña parte de su intelecto y de su capacidad en general, que, sin
embargo, así, semidormido, viaja a lo largo de toda su vida, cruzando por toda clase de peligros. Pues
bien, la aspiración máxima de todo ser humano que anhela progresar, es desenvolver toda su capacidad
para comprender el cómo y el por qué de lo que lo rodea, y a esto se le llama: 'adquirir luz'.
"—Sí, maestro —contesté atendiendo a un ademán que Kim me hizo.
"—Muy bien, continuemos —me respondió—. En la ceremonia de 'iniciación' quedan cubiertos los
ojos del candidato a fin de simbolizar su ceguera a lo largo de parte de su vida, puesto que después de
la 'iniciación' ya no deberá tener esa ceguera. Y se le hace cruzar por una serie de peligros, algunos muy
reales, que simbolizan los altibajos de su propia vida.
"—Entiendo, maestro —dije pensando en mi cercano futuro.
"—¿Y cuál es la finalidad de la vida del ser humano? —■preguntó el doctor Kim, y él mismo contestó
—; Para algunos, es simplemente la riqueza y eí poder. Para los iniciados' es su plena liberación, la
conquista del máximo de los poderes de que fue dotado por la naturaleza, ae los cuales usa
normalmente my poco; y, como final, -te plena identificación de su propio espíritu, y consecuentemente
su identificación con el Gran Espíritu. Las es-bielas, sectas y religiones de Occidente, han malcopiado
^ucho del ceremonial de las verdaderas 'iniciaciones' de .•oriente. Han imitado el aspecto meramente
298
RODOLFO BENAVIDES
grosero y visible del ritual; pero han dejado de lado varios factores sumamente importantes y
fundamentales. Primero: que el hombre merezca pasar por el ritual; segundo: que desconocen por
completo el verdadero valor espiritual del acto, confundiendo lo espiritual con lo emotivo y teatral, de
donde resulta que en Occidente y con frecuencia, estos ceremoniales, ralizados en organizaciones
dizque ocultas, son sólo teatro, mientras que en Oriente, al menos en esta escuela, se intenta hacer de
la 'iniciación' un acto altamente simbólico como final de una intensa y real preparación. Un acto que
perdure como enseñanza, no solamente para su vida de encarnado sino para su vida como espíritu a lo
largo de muchas reencarnaciones. Así, pues, la 'iniciación', es, para nuestro concepto, y debe serlo
también para ti, un pequeño peldaño de ascenso en el constante y eterno ascender del espíritu que tiene
su meta siempre más allá, en busca de su perfeccionamiento, única forma de acercarse a su creador. Es,
pues, la 'iniciación', una huella en el alma Una huella que indica un grado conquistado lealmente a
fuerza de intenso trabajo. En fin, la 'iniciación' revela .
un anhelo de superación.
"El doctor Kim hizo una pausa para consultar su reloj, y poniéndose de pie dio algunos pasos, luego fue
a la ventana y allí permaneció largamente, pensativo, mirando hacia la distancia. Yo, inmóvil en mi
asiento, respeté el silencio y la actitud del doctor. Supongo que él, mentalmente revisaba lo que durante
esos meses me había instruido. Finalmente, con la actitud de quien ha llegado a una conclusión, dio
media vuelta, fijó en mí la mirada y en voz baja, con acento que me pareció resignado, me dijo:
"—Creo que con lo expuesto, tienes ya ideas claras L respecto a los 'iniciados' y las 'iniciaciones'
antiguas y modernas. Para finalizar debo decirte, que sólo hemos
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
299
tratado de aumentar en ustedes tres las sensibilidad. Digo, aumentarla hasta donde las circunstancias lo
permiten. El estudio, la preparación ideológica, las facultades especiales, en fin, la semilla
indispensable para llegar a este sitio los llevan ustedes desde antes de nacer porque lo conquistaron a lo
largo de encarnaciones. Lo que aquí hemos hecho, es actualizar las facultades de que ustedes disponen.
Un acto importantísimo está por ocurrir en tu vida y que te será inolvidable. No podrías disfrutarlo
íntegramente sin estas previas enseñanzas, sin esta previa preparación."
* * *
"P. D.
"Señor Benavides: El acto a que aludió el instructor, tendrá lugar ya muy próximamente. Espero poder
relatarlo, claro, si me autorizan para hacerlo. Aún no sé exactamente en qué consiste, de eso nadie
habla aquí. ¡Ni de eso ni de nada, excepto lo que los instructores nos dicen! Quedo de usted muy
fraternalmente.
"Turquino." (Rúbrica.)
Capítulo 20
TRES TEMPLOS DE INICIACIÓN
"Señor Benavides: le ruego leer el siguiente relato, entregándose a la ilusión a fin de que disfrute como
si usted fue-ra el personaje central. No busque en esto lo material. Trate de encontrar lo espiritual.
Fraternalmente.
"Tarquino." (Rúbrica.)
"Dobmía yo plácidamente, con la tranquilidad de los justos, cuando bruscamente me despertaron
urgiendo me levantara. Me sobresalté, pues no había sido advertido de que eso sucedería. Aún no
despuntaba el alba.
"El doctor Kim, sonriente, puso su mano derecha so-, "re mi hombro a la vez que, sin preámbulos, me
ordenaba;
"—Levántate y date un baño de agua' fría. . . Aquí íe espero. El día de hoy es muy importante en tu
vida. "Hice como me ordenó, y cuando ya me secaba el agua se me acercó diciendo:
''—Hoy pasarás viajando la mayor parte del día ha-;:Ci3 la meta que viniste a buscar. Quedas advertido
que ; ho debes ver ni oír nada del camino por donde cruzarás.
303
RODOLFO BENAVIDES
Así, no sabrás hacia dónde vas. Esa es la vida del ser humano: no sabe de dónde viene ni hacia dónde
va. "Ya me ponia la túnica amarilla, cuando escuché que
decía:
"—Hoy, todo el día, vivirás en y para el símbolo.
Pasarás por tres etapas definidas, entiéndelas como tres templos. Cada etapa o templo te enseñará algo.
Deseamos que obtengas útiles enseñanzas y que por lo menos en uno de esos tres templos, encuentres
la felicidad, felicidad como nosotros la entendemos. Te podríamos vendar los ojos para que no vieras el
camino; pero eso eliminaría uno de los tres templos y no pondría a prueba tu disciplina ni tu fuerza de
voluntad, ni tu dominio sobre ti mismo. Tres hermanos te acampoñarán, ellos te indicarán lo que
eventualmente debes hacer. No debes hablar, y si lo haces, ellos no te contestarán.
"En ese momento miré hacia el exterior de la ventana a través de los cristales. Aún brillaban las
estrellas en el
cielo.
"Me señalaron el camino del comedor, y una vez en
él, me obsequiaron con un frugal almuerzo y una buena dosis de té. Después, mientras esperaba que me
llamaran, me puse en concentración mental para despedirme del Ashram donde ahora comprobaba que
había vivido feliz, muy feliz. Me despedía, porque muy en lo íntiin sabía que estaba asistiendo al final
de mi aventura y qu-tal vez ya jamás volvería a ese sitio de quietud delicioS" "De esa concentración
mental me arrebató una man. recia a la vez que una voz para mí desconocida, me oí denó salir a la calle
y abordar el auto que fuera es^ raba. No era el viejo auto que yo conocía. ¡Así empe aquel viaje
increíble!"
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
303
PRIMER TEMPLO, EL DE LA VIDA ORDINARIA
"Tal como me lo anunciaron, yo iba entre dos hombres en el asiento trasero del viejo auto. El tercer
hombre manejaba el vehículo. Mis acompañantes, como son todos los nativos de India, eran de piel
muy obscura. Sólo a uno de ellos había visto antes en algunos de los almuerzos. Los tres, silenciosos,
parecían carecer de movimiento
propio.
"El vehículo, quizá de marca inglesa, en cuanto se salió de la cinta asfáltica, muy corta por cierto, a
sólo unos kilómetros de la ciudad empezó a dar tumbos por los abundantes baches de aquel camino de
herradura, por donde perezosamente viajaban hacia uno y otro sentido primitivos carros de dos pesadas
ruedas de madera, tirados por bueyes soñolientos.
"Mis acompañantes tenían libertad de ver lo que los rodeaba y hablar si lo deseaban; no obstante, no
parecían interesados en hacer uso de esa facultad. Yo sólo podía ver lo que se iba presentando al frente
a través del sucio parabrisas; pero debía permanecer con la Vista baja para no manifestar curiosidad.
"En todo el camino gocé completamente de mi libre albedrío, no hubo ni siquiera insinuación de
presión alguna o de vigilancia sobre mí. Lo que me impulsó a obedecer la orden recibida aquella
mañana, fue solamente .*m promesa, mi conciencia, mi anhelo de llegar al momento en que viviría
íntegramente el final de aquella aventura que prometía terminar maravillosamente y de lanera
inolvidable. Inolvidable lo mismo durante esta "^da que en la otra. . . Así, pues, cumplí la orden de no
ver ni oír, ni ser indiscreto durante el viaje.
"Trotaba el carricoche bajo el axfisiante bochorno de
1311 sol calcinante en el mediodía de India. Abanzábamos
estrepitosamente, levantando espesas nubes de polvo que
304
BODOLPO BENAVIDES
nos iban cubriendo la escasa ropa sucia, consistente í una túnica de tela burda. Ese polvo transformó los
ro tros de mis acompañantes de casi negros a cenizos, col de barro crudo, color de adobe.
"La prohibición no alcanzó a mí pensamiento; por tanto podía pensar cuanto quisiera, y eso fue lo que
hic Desde el principio de ese tan insólito viaje reflexionab por eso vinieron a mi mente asuntos
diversos. ¡Lástim pensé, de rni baño de agua fría en la madrugada!
"Pensando y sólo pensando en todo lo que había vis y estudiado, mucho de lo cual se antojaba
positivarne te increíble, empezó a declinar el día, entonces supu que estábamos por llegar al destino
final.
"Jadeante el viejo auto, humeante el radiador, lleg mos hasta cierta altura de una montaña, allí termina
la brecha que pudiera considerarse 'camino', luego ¡ guía angosta, empinada y sinuosa, vereda abierta
pa bestias de carga, ¡Y por esa vereda, con gran estruen del motor, que parecía que iba a reventar,
dando sac didas incríbles empezamos a trepar! Era entonces noche.
"Al fin descendimos del cansado y humeante vehícu se apagaron sus luces que chocaban contra las
rocas c canas y que hacían imposible continuar rodando. Qi damos entre tinieblas. Los últimos
destellos de luz so habían desaparecido tras el horizonte. Me ordenar moverme un poco a fin de
estirar los músculos y, así, timular la circulación de la sangre. Debia caminar so mente hacia adelante o
hacia atrás, sin escudriñar a alrededor. Bastaron pocos pasos hacia adelante para « centrarme con un
antiguo y destruido muro, frente cual me detuvieron y ordenaron permanecer quicio,!1 go podría hacer
algunos movimientos gimnástico? y aií ñas posiciones de Yoga, pero siempre de frente a muro que nada
me decía.
. . -ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
305
"Yo sabía que de la cantidad e intensidad de movimientos que hiciera, ellos entenderían el grado de mi
tensión nerviosa; así pues, los limité a lo muy estrictamente indispensable, luego adopté una actitud de
centinela, teniendo a un metro de distancia el musgoso y viejo muro. "Una voz asiática, hablando en
idioma inglés difícil de entender, me dijo poco más o menos:
"-—Has pasado ya por el primer templo, el de la vida mortal y profana que hace evolucionar las formas
físicas: vida por la que todo ser humano pasa, frecuentemente sin dejar huella de su paso por el mundo
y sin que el mundo deje huella en su alma. Los que así viven son hombres anónimos que se pasan
muchas existencias sin ver nada de lo que los rodea, y si lo ven se pasan sin comprenderlo. Si en este
momento un juez te preguntara detalles del camino recorrido durante el día, no sabrías qué contestar,
pues viajaste sin ver, ensimismado, abstraído. Y si otro juez te preguntara de dónde vienes y hacia
dónde vas, muy poco podrías decir del sitio a donde recién llegaste, y nada sabes de tu destino final.
Esío es simbólico, porque otro tanto ocurre a multitud de espíritus al desencarnar: ¡no saben nada de la
vida materia]! Para esos seres, el avance es lento, muy lento; suelen pasar de uno a otro mundo sin
distinguir diferencias, viven dormidos por milenios. Por este fenómeno se comprende que el progreso
sea tan lento y que sean necesarios maestros que frecuentemente vienen al mundo *lrra para iluminar el
camino y hacer que se acelere s* paso. Sí, eso es: maestros luminosos, algunos de ellos -onecidos como
'avatares'. Avatares como uno que está *a encarnado y que la humanidad presente conocerá ando más lo
necesite y eso. . . Esperamos que reflexio-s)para que mejor comprendas esta etapa. _ Ahora bien, de
este viaje, hemos terminado la pri-9 etapa, el primer templo. Para ti empieza en este
305
.RODOLFO BENAVIDES
instante el segundo templo. . ., ¡vívelo a tu manera, veremos lo que lias aprendido de la vida y de
nuestra escuela!"
SEGUNDO TEMPLO, EL DE LA REFLEXIÓN
"La voz continuó en tono brusco, autoritario:
"—Ten firmemente en la mano este garrote. Podrás usarlo y ver a tu alrededor, solamente si sospechas
que alguna fiera se te acerca. Por aquí suelen llegar los chacales; pero recuerda que antes de actuar,
debes usar tu SEXTO SENTIDO, no ios ojos ni los oídos, sino precisamente el SEXTO SENTIDO. En
su oportunidad alguien vendrá por tí. Nosotros regresamos ahora a nuestro lugar de partida. No debes
voltear la cara hacia donde el coche se va, porque eso sería ver hacia el pasado.
"Terminadas estas instrucciones, empezó el natural silencio de la montaña. Así fue como, teniendo por
techo el cielo, me quedé solitario en aquella montaña helada, tal vez una de las muchas de los
Himalayas. Estaba acompañado del viento que ululaba en mis oídos, acompañado -por la noche que a
mi alma prometía deve-larle importantes misterios. Vivía entonces lo emotivo, el encanto de aquella
soledad austera, sin ruidos humanos. Es así como empieza uno a encontrar su propio yo, el-YO interno
y eterno.
"Iba de uno a otro lado, con movimientos gimnásticos para no entumecerme; pero siempre, sin miraX
inás que al piso o hacia el antiguo" muro que tenía por fondo una enorme roca pulida por el paso de los
siglos» de la lluvia y del viento.
"Meditaba mientras que transcurrían lentamente lo* annutos. Y mientras que meditaba, observé que
contra
• ' • ENTONCES, SEREMOS DIOSES
30/
ese
í en
P
3Se paredón mudo, empezó a proyectarse mi sombra, al principio difusa. Sucedía que la Luna llena se
levantaba >n ese momento, a mi espalda, sobre un horizonte transparente, hermoso, sin brumas. No
sucedía aquello por casualidad ni simple coincidencia, no, pues muchos años atrás, en una noche de
Luna llena como ésta, nací a la vida de encarnado en este picaro mundo; consecuentemente, la fecha y
el instante habían sido escogidos cuidadosamente por conveniencias espirituales y por valores asnales.
"Ininterrumpidamente seguía descendiendo 2a quieta, húmeda y fría noche sobre ese muro viejo y
destruido. Descendía también sobre el campo lejano y sobre la montaña en la cual yo estaba de pie,
montaña de piedra dura sobre la que se adivinaban restos erosionados de templos antiguos. Muros que
tal vez fueron levantados sobre huellas de templos decadentes, que pertenecieron a civilizaciones
efímeras, a culturas ya desde milenios atrás muertas, a lenguas ya olvidadas, a pensamientos que ya
nadie sabe cómo fueron.
"Al ver ese paredón antiguo, recordé que hace ya cosa de cinco mil años, Krishna el iluminado, decidió
proyectar su luz, su sabiduría, hacia todo el tiempo que a la humanidad le faltaba para dar cima a la Era
Adámica. Para lograr ese propósito, Krishna fundó una escuela y levantó una fortaleza en Dwarfca,
región de Mathura, cerca del río sagrado. Esa fortaleza era capaz de defensa, con pocos hombres,
contra toda clase de invasores. Den-ho de la fortaleza construyó el templo 'exterior' o 'visible' al que
pudieran asistir todos los profanos de bue-na voluntad que lo desearan. En ese templo se realizaban
ceremonias al alcance del vulgo. Pero no era eso *°do. pUes una puerta secreta daba entrada a las enor-
^es grutas naturales y majestuosas, donde las estalac-"tas y las estalagmitas adornaban el trono y el ara,
todo
308
RODOLFO BENAVIDES
labrado en la roca; y todo esto, dedicado nada más a las ceremonias de alto culto y de 'Iniciación' a los
grados superiores. Los graduados o 'Iniciados' allí, fueron después conocidos en el mundo como
'Iniciados', 'Avatares', 'Maestros'. Algunos de ellos fueron de pequeño nombre, otros de nombre
gigantesco; pero todos ellos, cada cual a su manera, cumplió su misión dejando enseñanzas, abriendo
caminos en la selva de las pasiones.
"Yo seguía pensando sin darme cuenta de la soledad que me rodeaba, sin pensar ni cuidarme de los
chacales. Vivía entonces en la luz de muchos siglos atrás, cuando los vándalos, la ignorancia y la
maldad viviente, muchas veces intentaron destruir la fortaleza y el templo; lo que consiguieron
solamente a medias en el exterior, donde creyeron encontrar tesoros que robar. Pero, otras tantas veces
los muros fueron levantados y nuevos tesoros metálicos disimularon la puerta importante que guardó
siempre los tesoros espirituales, a los que ningún ladrón puede llegar; y así transcurrieron los siglos sin
que los discípulos de Erishna jamás revelaran a los profanos la existencia del templo sagrado. Todo eso
es también simbólico, pues, ¿cuántos hombres hoy en día conocen su verdadero YO interior? Abundan
las armas destinadas a destruir al ser visible, a la forma tangible, más ¿hay alguna que pueda destruir al
ser invisible, al pensamiento..,?
"¿Cuánto tiempo estuve en esa meditación? ¡No lo sé! Desde el día que llegué al santuario me despojé
del reloj y poco tiempo después ya había perdido la noción del
tiempo.
"Sorpresivamente, a mi espalda se dejó oír una voz
con acento asiático, la que en tono brutal dijo en mal
inglés:
"—¿Su nombre?
:
"—-Tarquino —contesté sobresaltado.
=
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
309
"No tuve tiempo para agregar una palabra más ni para observar la cara intensamente sombreada del que
me acababa de hablar, pues el interrogador puso sobre mis ojos, cubriéndome la cabeza, espesa tela
negra que supuse tenía forma de capucha y que me transformó instantáneamente en ciego. Debe haber
tenido ese vendaje perforaciones a la altura de los oídos y de la nariz hasta la boca, pues podía respirar
libremente y escuchar con toda claridad hasta los más leves ruidos. El acento extraño de aquel hombre
que pronunciaba con dificultad el inglés ordenó en voz baja pero suficientemente clara para mí:
"—-¡Muéstreme la palma de su mano izquierda! —la examinó y tras corta pausa volvió a ordenar—:
¡Déjese guiar sin, hablar!
"¡Yo sabía lo que buscaban en la palma de mi mano izquierda: las líneas que dan forma a la estrella
llamada de 'David'. A partir de ese instante, con gran placer me abandoné a la ilusión y al sentimiento.
Yo esperaba aquello con verdadera ansia desde antes de salir de México y debía sentirme afortunado
de, al fin, tener la suerte de vivirlo. Todas las 'Iniciaciones' a lo largo de los siglos y en todas las sectas,
han sido siempre a la vez penosas y emotivas, pues de otra manera no se viviría el símbolo. El
candidato a 'Iniciado' ha vivido previamente en suspenso durante meses y aun años antes de llegar a ese
instante anhelado que, por su valor espiritual, no es un anhelo vano ni egoísta, pues es, generalmente, la
recompensa a previos esfuerzos. Yo estaba entonces debidamente preparado para vivirlo intensamente,
por «so no quise saber ya nada del mundo actual. Preferí dejar de pensar que SOY, para que los hechos
mismos me sugirieran imágenes, me produjeran sensaciones que deseaba fueran nuevas.
"Una última ráfaga de recuerdos del mundo material
3Í0
RODOLFO BENAVIDES
me hizo pensar en los seres que viven bajo el choque de las pasiones furiosas, de multitud de hombres
que vegetan como insensatos persiguiendo el oro que nunca alcanzan y, mientras tanto, ignorándose a
sí mismos y a los demás. Esos seres, también a su manera, buscan emociones fuertes, algunos en los
enervantes y el alcohol, otros en. temerarias acciones deportivas que ponen en riesgo la propia vida,
otros en enjuagues y sucia política. ¿Es el éxtasis una emoción vulgar? ¡Yo iba tras del éxtasis, pues
aún no había olvidado lo que sentí en Señares! Pero, ¿para qué seguir pensando en el mundo de allá
abajo, cuando yo caminaba cuesta arriba? ¡No quise saber nada más de la vida material! ¡Era menester
romper con todo el pasado, para poder disfrutar libremente de lo desconocido que se acercaba!
"Quise sentir el verdadero éxtasis que transporta al ser humano al misterio de la Eternidad. ¿Y qué otra
cosa es lo que intentan esos hombres desnudos e inmóviles sentados a la sombra de un árbol o de una
casucha con techo de enramada? ¿No anhelan ellos también llegar al éxtasis que los conduzca al
Nirvana? ¿Entienden realmente lo que hacen? ¿Saben lo que buscan y por qué lo buscan?
"Se puede intentar ser inteligente y, así, analizar cada uno de los hechos reduciéndolos a la realidad
material; sí, se puede aplicar método y hasta ciencia; pero eso rompería el encanto que se desea y
acabaría por romper el encanto que se anhela. No produciría emoción ni al cuerpo ni al espíritu, ni
dejaría la enseñanza profunda que se busca. El hombre nació y morirá adorando al misterio, y el
misterio se goza intensamente sólo cuando el cuerpo, sin reservas, se abandona al espíritu. Yo me había
abandonado a la ilusión, al sentimiento, al encantamiento, al espíritu, al no ser.
"La mano para mí invisible que aprisionaba mi brazo,
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
3íl
guióme por sendero escabroso. Subimos caminando penosamente sobre arena, luego bajamos para pisar
sobre piedras boludas que me hacían perder constantemente eí equilibrio. Mis ligeras y débiles
sandalias se destrozaban. Seguramente estábamos en ese momento cruzando el lecho de un río seco, tal
vez río de temporal. ¿Algún tributario del Ganges o del Juma? ¡Ambos ríos son sagrados y yo iba en
ese momento hacia un recinto sagrado! ¿Por qué ese recinto no habría de estar cerca de aguas nacidas
de los deshielos, de las lágrimas de los Himala-yas?
"Volvimos a pisar fuera de la arena y en pendiente extrema; yo subía con dificultad, resbalando
continuamente. Luego identifiqué la solidez del terreno y la inclinación de la montaña. Seguramente
íbamos hacia la gruta donde, desde hace milenios, se rinde culto al misterio.
"Todos los templos para 'Iniciados', desde siempre, y por necesidad, han sido secretos; y hoy en día, en
la ':ra del materialismo intransigente, tienen que ser más ;e-cretos aún, por eso siempre han sido
subterráneos, nr-nca han sido construcicones ostentosas de puerta abierta a las multitudes.
"Yo sentía el frío de la noche que avanzaba incontenible. Quise creer que me llevaban a lo alto para ver
desde allí, hacia abajo, la pequenez del hombre. Y al caminar rodaban cuesta abajo las piedras.
Seguramente a mi ahededor todo era natural y normal; pero para mis gustos, se trataba de hados
malignos que intentaban detener nuestro avance hacia la cumbre. Entonces pensaba en Oante, quien,
entre lo desconocido, fue llevado por ma-&o amiga sorteando horrendos peligros. ¿No será que solo
relató su propia 'Iniciación'?
"Me pareció escuchar el veloz aleteo de murciélagos 9^e chillaban dejando como huella de su paso su
olor
312
RODOLFO BENAVIDE5
peculiar. También me pareció el reptar precipitado de serpientes asustadas, reptiles tan abundantes en
esa parte del musido. Quizá un tjoco más allá, despertaban fie-■ ras que luego huían de la presencia del
hombre,
"Hacía yo aquel penoso ascenso entre tinieblas, ignorando cuál sería el final de mi destino, que bien
podría ser la muerte si algún acto indiscreto mío me traicionaba. Yo, un extranjero, ¿sería extrañado en
ese país que tiene tantos millones de habitantes? Noté que me seguían muchos pasos y un tintinear
metálico que me hizo pensar en armas como dagas y espadas.
"Cuando por el mucho y cansado caminar empezaron a resentirse mis piernas y a palpitar
amenazadora-mente mi corazón, me empujaron hacia un callejón sin salida, cuyas tres paredes estaban
al alcance de mi mano.
"El guía, tan mudo como yo ciego, llevó mi mano de- -recha al filo de una roca húmeda y fría,
abandonándome sin pronunciar palabra. Entonces, a lo lejos, escuché voces y ruidos. Cerca de mí, por
unos instantes reinó el si-,' lencio, un silencio grave, pesado como la eternidad.
"Bruscamente, como para desquiciarme el sistema -nervioso: maderas que chocan cerca de mí. voces
lejanas. que se acercan, se alejan y se apagan. Nuevos golpes secos, murciélagos que aletean, el
maullido de algún gato montes, el ladrido lejano de un mastín hambriento y encadenado y nuevamente
el silencio pesado, la espera que fomenta las ideas e ilumina la imaginación.
"¿Estarán observando mis movimientos? ¿Estarán deliberando sobre la conveniencia o inconveniencia
de admitirme en el secreto? ¡Y si no me aceptan, ¿qué haraH de mí?! ¡Ya sé donde se reúnen, ya tengo
idea de lo qi*G hay que caminar para llegar e ese sitio que supongo &
donde está el templo, o la cripta, o la catacumba, en
fin
a donde ellos se reúnen para sus Ceremonias ultrasecre tas. ¿Permitirán que un hombre occidental aún
no ac€$
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
313
tado salga vivo con tales conocimientos? Esto pensaba yo,
"Y la espera continuaba, yo de pie con la mano sobre la roca y el peso de la alta noche sobre mi cabeza.
La luna, seguramente se acercaba al cénit.
"Sobresaltóme lastimera voz que en la distancia se quejaba. ¿Era dolor de un hombre encadenado? ¡Era
«rito que atravesando las rocas llegaba hasta mí como advertencia de lo que espera a la traición! Ese
hombre, un día, quizá luminoso, de pie, con la mano sobre el corazón juró lealtad; pero olvidando
después que las palabras quedan grabadas en los libros akashicos, en los que están escritos los
programas y los hechos de cada espíritu, lo mismo de cuando está encarnado que cuando está
desencarnado, creyó poder impunemente, traicionar el juramento de sus propias palabras.
"El lamento continuaba y hasta creí escuchar tintineo de cadenas. ¿Estaría muriendo? ¿Estaría en el
potro, con la espalda contra la rueda de tortura? ¿Tendría a su alrededor cuatro o más encapuchados,
verdugos de músculos tensos, brazos desnudos y sudorosos, siniestramente iluminados por la fragua?
¡Nunca lo llegaré a saber, y me alegro de ello, pues sería demasiado saber para un mortal! Quien a tales
cámaras entró alguna vez, jamás salió para poder contarlo. Los verdugos, siempre fueron condenados a
la última pena, misma que trocaron por el oficio de verdugo, el" precio de seguir viviendo, aunque
encarcelados para la eternidad. Sí, porque después de muertos, los espíritus continuaban encadenados
hasta el hn del programa que traicionaron, en todo caso, hasta el fosal de la Era Adámica.
"Yo seguía de pie. Largo silencio nos acompañó al frío y a mí. Las estrellas se guiñaban mutuamente y
■Movíanse de uno a otro lado como diciendo: 'jQué cosas ían absurdas hace el hombre!'
314
RODOLFO BENAVIDES
"Voces en grupo llegáronme de lo alio. Se acercare y alejaron; pero otras se repetían, y otras más
pasara: ' Aquello debe haber sido el término de alguna asarnble ¿Sería la que discutió mi caso? ¿No
pasarían riendo; de mí o quizá pondrían la mano sobre la daga? ¡Mi e palda estaba indefensa! ¿No sería
mejor tratar de ver ] que me rodeaba?
"¡No, cuidado, que te están mirando, un movimier to indiscreto, puede ser tu perdición!
"La tela, no solamente cubría por completo mis ojos sino que había caído un poco estorbándome la
respira ción; no obstante, con la vista del espíritu, con el sexti sentido, pude ver de dónde procedían las
voces: quiene; hablaban en grupo, bajaban por la montaña, parcial mente vestidos de piel, con algo que,
a la luz de la luna, les brillaba a la altura del cinto. Eran con seguri( mas, reales o simbólicas, pero
armas al fin. Cerra paso, había guardias armados empuñando espadí brillaban trágicamente al fugor
rojo-amarillo de u güera cercana, de donde se levantaba una colur humo. La luna entonces estaba ya en
el cénit. L bajaban, debían hacerlo pasando entre guardias ( examinaban. No vi a nadie que subiera. . .,
no le mi imaginación, que era la que entonces trabaje bruñiente.
"Los hombres y sus voces se perdieron en la; bras de la falda de la montaña. Yo seguía de pie-mano
derecha sobre la roca y hasta ahí llegaba mv ñas el murmullo de las voces de los centinelas.
"¡Una manaza, bruscamente descansó sobre mi bro derecho sacudiendo todo mi cuerpo! Yo iíG oído
pasos cercanos, ¿cómo era, pues, que asi, tfln peradamente me tocaban? ¡Ah!, por lo menos un «£ tuve
cerca de mí, tan inmóvil y silencioso que y°

. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .


315
había enterado de su presencia. Seguramente que me estuvo observando durante todo aquel tiempo.
"Revisó la tela y la estiró hasta más abajo de mi barbilla. Yo estaba inquieto, temeroso. ¿Habría
observado él que yo estuve espiando con la doble vista, o sea con los ojos del cuerpo astral? ¿Por qué
me habían dejado allí? ¿Tendría yo que cruzar frente a la guardia?
"La misma voz asiática que antes había oído, dijo algo que entendí así:
"—Para todo ser humano llega un momento de reflexión, reflexión sobre su propio YO. Tú acabas de
pasar ese período de reflexión. Es, por cierto, un principio de sufrimiento del ser humano, pues cuando
al fin empieza a pensar en lo trascendente, está en el comienzo de su ascenso y ya puede dejar de
pensar en los misterios, en la vida, en sí mismo. /Ascender es siempre penoso y entenderlo es menos
penar/
"Aquella voz, difícil de entender, hizo larga pausa, como de quien no tiene prisa. Luego dijo con acento
amable aunque firme:
"—Aquí ha terminado el segundo templo de este día, ss en la medianoche exacta. Es el templo del
triple
íeí misterio, de las interrogacinn^ J- T
s do ^»—
ame
316
RODOLFO BENAVIDES
TERCER TEMPLO, EL DE LA AÜTOSUPERACION
"La mano fuerte y brusca que antes tuve sobre el hombro, oprimió mi brazo obligándome a caminar
dando traspiés sobre burdos e irregulares escalones semilabra-dos en la roca. Allí, el viento sacudió mi
escasa ropa. Pisé sobre madera chirriante. Era un puente endeble que se mecía en todos sentidos a
consecuencia de mis vacilantes pasos, seguidos por quien me guiaba. Era un puente colgante y, debajo,
las aguas en torrente saltaban dándome a entender que por allí se precipitaban en cascada.
"Se acabó el puente y volví a pisar sobre rocas ásperas y sueltas que amenazaban con quitarme el
equilibrio.
"Todos mis sentidos, incluyendo el sexto, estaban alerta. Mis reflejos en ese momento funcionaban de
manera perfecta. Creí oir ruido de metales cuando algunas voces se acercaron. Callaban las voces
dejando cir solamente múltiples pasos cuesta abajo, y en la distancia, las voces, discretas, volvieron a
hacerse presentes.
"Nos detuvimos. Alguien, con movimientos bruscos, me descalzó las ligeras y destruidas sandalias que
hasta ese momento me habían defendido un poco de la aspereza de la roca. Luego tiraron nuevamente
de mi brazo izquierdo haciéndome dar pasos falsos, indecisos. Pisaba entonces sobre terreno plano y
arenoso. En mí remaba la, desconfianza, por eso arrastraba los pies. Nos detuvimos. Una voz gutural
con acento francés, hablando en muy" buen inglés, dijo:
"—Estás al principio de un túnel oscuro y reducida. Algunos imprudentes han entrado por él, pero no
volvieron a salir jamás, pues murieron o quedaron prisioneros de por vida. Vas a penetrar en un abismo
cuyo final es lá luz que verás, a la que llegan solamente los preparados. Tu instante astronómico y
astrológico ha llegado. Reflexiona antes en los peligros que te esperan. Si tu va!oj"
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
317
flaquea, mientras estés en el túnel, podrás retroceder y volver a tu vida profana. En cambio, una vez
llegado a Ja luz que desde un principio verás al frente, una puerta de hierro se cerrará a tu espalda. A
partir de ese instante ya no podrás volver a la vida como profano.
"La voz hizo una larga pausa. Yo temblaba, no sé si de miedo o de frío o de ambas cosas. Continuó:
"—Solamente el que puede dominarse a sí mismo, podrá con satisfacción dirigirse a los demás. Sólo el
que en lo espiritual se ha libertado a sí mismo puede pensar en libertar a los demáss. El que piensa
como esclavo, estará tratando siempre de esclavizar a los demás. Recuerda que toda 'Iniciación' es
simbólica y que sirve, fundamentalmente, para despertar los sentidos del alma y así poner al individuo
en comunión con la Divinidad. El ser humano, empezó su evolución en la obscuridad de los tiempos,
navegando quizá como pez, según afirma el materialismo; luego arrastrándose entre eí fango en busca
de tierra firme, y finalmente sobre ésta, continuó su vida. El error de algunas personas está en que
confunden el cuerpo físico humano, con el alma y con el espíritu. En realidad, son tres entidades
distintas que corresponden a tres planos distintos, a tres manifestaciones de vida distintas. Cuando un
cuerpo físico muere, el espíritu queda en libertad de encarnar en otro cuerpo igualmente físico, siempre
que sea de su tónica, de su afinidad, es decir, que corresponda al nivel de la evolución hasta entonces
lograda. Hoy en día, ninguna persona que se precie de bien informada, ignora que la especie humana
arranca del pez o de algún animal acuático, mismo que, a lo íargo de los milenios, evolucionó hacia
algo semejante a la rana para, al fin, llegar, después de lentísima evo-ilición física, a lo que hoy somos
en eí aspecto y en las formas. Pues bien, tú en este momento, iniciarás simbólicamente ese largo
camino.
318
RODOLFO BENAVIDES
"El instructor entró en silencio, tomó respiración ruidosa y continuó instruyendo:
"—Ahora tienta esta roca, y cuando identifiques la entrada principia tu camino quitándote el vendaje
que conservarás en la mano, ya sea hasta .tu llegada al otro extremo del pasaje o hasta tu regreso a este
mismo sitio, si es que te abandonan las fuerzas y el valor para seguir adelante. Quien sufre de
claustrofobia, es un espíritu encadenado que debe romper los eslabones que lo aprisionan antes de
intentar esto que tú ahora principiarás.
"No oí más, y obedeciendo las instrucciones recibidas, palpé la roca hasta identificar la abertura al
mismo tiempo que mis pies entraban en el agua. El piso inclinado me obligó a hundirme hasta el pecho
en el frío líquido; luego la inclinación del fondo empezó de nuevo hacia arriba, disminuyendo la
profundidad a medida que yo avanzaba, hasta que acabé por pegarme en la cabeza contra la roca, de
donde deduje que allí empezaba el túnel, bajo y angosto, por donde podría continuar solamente si me
arrastraba como se arrastran los soldados en los campos de batalla, como se arrastran los reptiles. Me
quité el vendaje encontrándome con que estaba en plena obscuridad, tanta como cuando lo llevaba
puesto. Con el sentido del tacto examiné mi transitoria prisión: un estrecho y largo túnel que
seguramente era recto. Me di cuenta aproximada de su longitud, porque allá, a lo lejos, seguramente al
final, parpadeaba vacilante una pequeña flama, quizá de aceite. Esa pequeña e insignificante luz era lo
único que podría guiar mi avance.
"Así fue el principio de esa etapa que me llevaría al 'Mundo interno' y misterioso, de muy pocos
conocido, imaginado por algunos y negado por muchos.
"Arrastrándome sobre la piedra bruta, piedra sin la- . brar y peor que la que varias veces me golpeó en
la cabeza, emprendí ese camino tenebroso teniendo por única
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
319
meta aquella luz vacilante que por momentos parecía extinguirse.
"En mi camino encontré un pozo cuya profundidad ignoro, pero que pude salvar sin gran dificultad. Y
así, jadeante, sangrándome las rodillas, los dedos de los pies y los codos, llegué a la miserable flama.
Entonces pude ponerme de pie. Alguien que me esperaba volvióme a vendar con presteza al mismo
tiempo que con voz gutural y acento francés instruía:
"—-Has visto ya, simbólicamente, el principio de la humanidad que discurrió a lo largo de milenios
obscuros, viajando sin inteligencia, y que es lo que lamentablemente muchos seres humanos siguen
viviendo durante encarnaciones y más encarnaciones sin dejar la menor huella, Ellos van, a lo largo de
cada vida física, caminando como ciegos, dando tumbos y golpeándose por todas partes, a las veces
estorbando a los demás, sirviendo de lastre a los que sí desean avanzar con presteza; pero que
obligadamente tienen que dar atención a los rezagados para quienes la meta son las ambiciones vanas
que como luz efímera puede acabarse al soplo del menor viento. El alma, como hija del cielo que es,
trabaja en los mundos para obtener la evolución y perfeccionamiento, teniendo como meta la conquista,
no de una flama insignificante, sino de la Gran Luz que irradia y sostiene al Universo. Pero el hombre,
en su atracción hacía la materia, suele perder el rumbo empañando con ello el recuerdo de su origen: la
Luz Divina, que en el alma palpita. Y cuando se opaca ese recuerdo, empieza el vago anhelo de
alcanzar una luz cualquiera, aunque sea ajena, aunque esté ya por extinguirse, aunque tenga que pagar
con oro la promesa de alcanzar algo que no entiende cómo es o será. Es entonces cuando se dice que
las almas han perdido el rumbo y que han caído en el torbellino de los elementos, en el lúgubre caos
mental, que
320
RODOKFO BENAVIDES
lo es también espiritual, caos que hoy en día, por estarlo viviendo muchos hombres, que se creen
importantes, lo sufre toda la humanidad.
"Hubo un corto silencio, luego escuché la misma voz^ pero en tono distinto: "-—¡Déjate guiar!
"Una mano pesada y recia tiró de mi brazo; pero tan bruscamente, que por efecto de la ilusión que
vivía, supuse que era el verdugo. Al caminar imaginé que el piso era de mármol o cantera, iluminado el
recinto por antorchas cuyo humo y chisporroteo llegaban hasta mis sentidos. Sabía que me acercaba a
un tribunal. Tal vez me quitarían la venda para quedar en el centro de un círculo de encapuchados
armados de puñales y espadas filosas. Se sabe poco o nada de cómo fueron las 'nicia-ciones' antiguas, y
hasta hace pocos años estuvo prohibido hablar de las 'iniciaciones' modernas. Digo, de las verdaderas
'Iniciaciones', no de los actos teatrales que generalmente se consiguen a cambio de unas cuantas
monedas y que por ello carecen por completo de valor trascendente o espiritual. Los instructores del
santuario jamas mencionaron en mi presencia nada al respecto; por eso, todo lo que me estaba
sucediendo, era sorpresa.
"Llegamos hasta una pesada puerta, que al abrirse rechinó como lo haría la reja de una prisión antigua.
Oí una voz de tono sumamente bajo, voz cavernosa, muy a tono con aquel ambiente. Esa voz, hablando
en inglés dijo:
"—En este templo, soy guardián de los Arcanos, símbolos que usted encontrará aquí, a donde ahora va
a entrar. Si lo desea podrá examinarlos. Entre usted, observe cuanto quiera y conteste por escrito lo que
en el papel se le pregunta. Cuando haya terminado, desnúdese y póngase esa bata color azafrán que está
allí colgada, luego
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
321
véndese de nuevo, y finalmente dé tres golpes en la puerta. ¿Entendido?
"Hice un movimiento en sentido afirmativo. Di tres o cuatro pasos hacia adelante y permanecí de píe
escuchando cómo a mi espalda, la puerta rechinaba al cerrarse acabando en un estrépito metálico oí
caer el cerrojo cuyo eco repitióse varias veces en la cabidad de b que me imaginé como una enorme
cueva. £1 frío sin viento y la humedad maloliente entumecían mi cuerpo.
"Heriré la tela que cubría mis ojos, sin intentar siquiera ver hacia fuera de la reja que tenía a mi
espalda. Me encontré en un claustro de pesados muros apenas iluminado por vacilante luz de paraíina,
A] frente, sobre una piedra plana, a guisa de enorme me.?,*., había un pan viejo, im puñado de sal, otro
de trigo, algo de tierra, una ñor seca., algunas hojas de papel amarillento, tinta muy negra y espesa en
un pequeño Irasco ■ ,e barro y un fino pmxe-1 semidestruido. La iluminación consistía de una vela
gruesa y escurrida pegada a la piedra.
"Sin anteojos casi no puedo leer, de manera que más adiviné que leí lo que el documento tenía escrito
en letras de molde y en forma de cuestionario. Contesté a cada tma de las preguntas, Al levantar la vista
hacia el costado derecho, me sorprendió la presencia de un esquejo inmóvil y apolillado que me
observaba silenciosamente. En el costado opuesto, o sea a mí izquierda, estaba, igualmente de pie, una
momia que parecía estar de guardia, con las manos cruzadas sobre el pecho. Ambos cuerpos (esqueleto
y momia) tenían de particular su gí'an estatura, deben haber pertenecido a una raza de 'gigantes como
de tres metros de estatura. En lo que quedaba hbre del muro, estaban los Arcanos, símbolos de que T&e
habló el guardián cuando entré en esa celda.
"En el documento que ya había contestado, se me pi-U3ó entre otras cosas: hacer y firmar allí mismo
mi tes-
322
fcQDOLPo Davides
tamento. ¡La muerte silenciosa estaba presente para ate; tiguar y asegurarse de que no fallaría jo en esta
parí del ritual!
"Lo que me rodeaba me sugería ideas, pero no preci sámente razonamiento, sino simplemente ideas
dispersas efecto de emotividad, de ilusión que defendía para mejor disfrutar del momento. Estaba yo,
evidentemente, en una de aquellas celdas de castigo como las usadas por la Santa Inquisición; luego el
pan había sido abandonado por el anterior morador, seguramente entonces difunto; pero la sal, ¿por qué
estaba allí esa sal? ¿Sería uno de los tormentos ?¡Pan y sal, sin agua, solamente la humedad llorosa de
los muros negros y musgosos! ¿No es eso peor tormento que no comer?
"Sentí cierto terror por lo que me rodeaba y creí que de allí no saldría vivo, pues de no ser así, ¿para
qué se 'l pedía mi testamento? Pero podría ser también un simbolismo todo aquello, como lo eran los
otros 22 símbolos que conté sobre el muro, llamados 'Arcanos'. Sí, todas aquellas cosas debían ser
solamente símbolos con tradición de milenios. Símbolos ejercicítados por sectas prehistóricas, todas
ellas adoradoras del misterio, mismas que al 'iniciar' a un hombre, usaban el trigo como símbolo de
vida La tierra, pensé, sería símbolo del no ser del hombre, puesto que después de muerto en tierra se
convierte; tierra como aquella que tenia a la vista, que bien pudo ha ber sido lo que quedó de algún
difunto antiguo, tal v* de un gigante como el esqueleto que tenía a la vista, como la-momia, igualmente
gigante.
"¿Y qué podría significar la sal? ¿No sería la ren moración de que el ser humano tuvo su origen en el
ma ¿No en tiempos primitivos, primero, en el mar Rojo, des pues, y en el río Jordán por último, se
efectuaba el ba tismo con agua salada?
"Pero se me ocurrió algo más: ¿No sería aquella
. .".ENTONCESj SEREMOS DIOSES.
323
primera celda o cámara de las muchas por donde yo tendría que pasar? Algo de eso había en la
antigüedad en las escuelas iniciáticas en que se seguía un orden gradual de 'iniciación'. Es decir, que
para poder ascender de grado, el aspirante debía pasar por un curso definido de preparación. En seguida
se le sometía a las pruebas correspondientes entre las que figuraban muchas que requerían de gran
valor, entereza, fuerza y voluntad dé vencer; y solamente cuando demostrara su convicción y verdadera
capacidad para superar todo aquello, se le abría la siguiente cámara, penetrando progresivamente, cada
vez más profundamente, en los misterios del templo. Por este procedimiento, la verdad invisible e
intangible iba adentrándose en el neófito hasta convertirlo en maestro. Los sabios de la antigüedad
afirmaban que el hombre no puede llegar a la verdad más que cuando ésta es ya parte de su ser; cuando
formando un aspecto de su alma, empieza a unirse el hombre con la verdad.
"Tal vez de todo eso que velozmente cruzaba por mi . mente hubiera algo de. verdad en ese momento.
Lá inquietud que tan tétrico recinto me produjo debió ser, más que todo, el muy íntimo anhelo de
volver a respirar aire fresco, de volver a ver las estrellas, o, quizá, la curiosidad de saber en qué
terminaría todo aquello, por eso '.fiíe adelantaba a los hechos. Decidí firmar Jo que poco antes había
escrito y me quedé pensando algunos segunr dos, quizá temiendo al futuro.
"A pesar del frío reinante en aquella bartolina me desnudé, poniéndome en cambio de la sucia y
desgarrada túnica que llevaba puesta, la que de burda, pero limpia tela color azafrán, allí me habían
dejado. Sentía en las J| plantas de los pies desnudos el frío y húmedo pinchar ^e Ja arena gruesa.
"Volví el vendaje a su sitio, quedando de nuevo cornil: Patamente ciego. A tientas di tres golpes fuertes
en la
324
RODOLFO BENAVIDES
entrada metálica, lastimándome la mano. Aún transcurrió largo rato antes de que el carcelero llegara y
abriera la reja, que volvió a rechinar al girar sobre sus antiguas visagras.
"Salí arrastrando los pies sobre piso tosco, tal vez adoquinado. Estoy cierto que era una espaciosa sala,
probablemente una enorme cueva iluminada por antorcha cuyo humo llegaba hasta mi olfato. El
silencio era perfecto, imponente. El menor ruido, el roce de mis pies desnudos así como los de mi guía
silencioso, producían un eco reverente. No había corrientes de aire. La humedad iba dejando de ser
helada para convertirse en tibia.
"Llevábamos algunos minutos de caminar así, desconfiada y lentamente por mi parte, cuando escuché
—tal vez sea mejor decir que adiviné— otros pasos o roces de telas que se acercaban convergiendo a
mí. Ni una sola voz llegó a romper el místico silencio que me rodeaba. En todos los templos de Oriente
se camina descalzo, o no se entra al templo. Aquel no podía ser una excepción.
"Bruscamente una mano fuerte oprimió mi brazo derecho y casi simultáneamente otra oprimió el
izquierdo. Eso me produjo la impresión de que habían doblado la guardia, seguramente para controlar
mejor mis actos. No era ya un verdugo y carcelero, sino^ por lo menos dos los que movían mi cuerpo,
que dócil, sin voluntad propia, sin inicíatva, iba hacia donde lo llevaban.
"Percibí movimiento, ruido a mi lado y a mi espalda, a las veces con muy apenas perceptible tintineo
metálico. ¿Serían aquéllos otros 'iniciados' que, como yo-se acercaban a lo oculto? ¿Sería tal vez
escolta de hombres resueltos y armados que desconfiados me vigilaban? ¿O' sería que se había votado
ya mi sacrificio? Sea como fuere yo quise creer y vivir intensamente el momento, iinagínándome que
estaba gozando emociones raras, indefinibles, únicas en toda mi vida. Estaba todo mi cuerpo.
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
325
en aguda tensión nerviosa, y. mi mente trabajaba a velocidad imponderable. Así quise y logré alejar de
mí iodo razonamiento, todo análisis, para dejar que los hechos mismos hirieran mí sentimiento.
"Hicimos alto y volvió a envolverme el silencio absoluto, por eso, medio minuto después, me estremecí
cuando fuertes golpes sobre madera retumbaron como trae-nos de tormenta en la estancia, cuya forma y
tamaño ignoraba; pero cuya acústica era excepcional. El eco de aquellos golpes sobre madera llegó a
mis oídos siete veces, estoy seguro, siete veces exactas. Un sistema especial de acústica debe haber
producido ese fenómeno.
"Una voz cercana, salida del otro lado de la madera, dijo en mal inglés, revelando sorpresa e inquietud:
"—¡Alarma! Alguien, profanamente toca a nuestra puerta.
"Y me di cuenta de que el temor se divulgó en el otro lado de la que imaginaba enorme puerta de
madera antigua. Voces excitadas acompañaban al choque de aceros. Cerca de mí, pasos de pies
descalzos y roce de telas se adivinaban.
"Comprendí que un centinela había puesto en estado de alerta y en movimiento a una legión de
místicos y fanáticos. Hubo un momento en que yo no sabía si aquello era aún ceremonial o era una
realidad. Etonces pensé en los fariseos y en los guardias bíblicos, quienes tenían orden de atravesar con
su lanza a quien osara profanar el templo y acercarse al Ara, al Ara de los Testimonios. ¿Era este ritual
una prolongación de aquellas costumbres bíblicas, y ésas, a su vez, copia de aquellos antiguos rituales
que a puerta cerrada se efectuaban en Hiliópolis, la antigua ciudad sagrada del viejo Egipto, y éstos, a
su vez, copia de los anteriores realizados en la Gran Pirámide, con Pitágoras, Moisés, Juan, Jesús,
etcétera? ¿Y no serían todas esas prácticas herencia tradicional de ri-
326
RODOLFO BENAVIDES
tuales practicados' en los Montes Himalayas a raíz de hundimiento de. la Atlántida? ¿Dónde habrá
empezadi todo eso? ¿Sería en Tíbet? ¿Tal Tez en Tírale?
"Una voz grave y de mando, lejana y a pesar de elli imponente, gritó con impaciencia en perfecto
inglés Ion díñense, arrebatándome con ello de mis reflexiones:
"—¿Quién es el atrevido que ha llegado hasta nuestr; puerta profanando este santo lugar?
"Esa sí que fue una sorpresa para mí, pues hasta en tonces había creído que me esperaban en plan
ceremo nial. Supuse que aquella puerta enorme, tosca y adorna <ia con grandes cabezas cuadrangulares
de clavos de bron ce viejo, era la puerta dé acceso al templo y que todo e ritual, para mí, había
terminado con la firma de los pa peles que estaban en la cueva de la muerte; y he aqu que,
aparentemente, mi llegada resultaba ser una soi presa. Yo pensaba esta vez, realmente asustado, si no sí
ría aquello una equivocación, una imprudencia de rt guía, misma que podría ser causa de resultados
imprevií tos. Mis temores no eran vanos, pues la voz de mand que ya se acercaba al portón y que
parecía pertenecer un hombre de aspecto y temple imponentes, adornad el rostro con luengas barbas
negras, volvió a rugir, dar do órdenes que produjeron ruidos y choques de acere que llegaron hasta mis
oídos alterando nii sistema nej vioso. Antes de pensar y poder dar forma en mi imag nación a tan
fantástico escenario, la misma voz de mar do, ya un poco más cerca, tronó en inglés;
"—¿Qué es lo que desea quién se ha atrevido a llega hasta aquí?
"Imaginé al que hablaba, como un gigante de oj( centelleantes y pelo rebelde; vestido de tela blanca y
a* cha faja color oro adornada con símbolos. brillantes, de 1 que colgaba un acero, filoso.
"Alguien cercano a mí habló. Debe haber contestad
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
327
a ía pregunta procedente del interior; pero nada entendí porque lo hizo en un idioma para mí
desconocido. Preferí, pues, seguir imaginándome la grandeza de aquel magnífico escenario, cuyo
silencio estimulaba mi amagi-nación; pero que las palabras amenazaban tocar a su fin. Muy en lo
íntimo sabía que todo eso era parte del ritual. Seguramente estábamos a cubierto, ignoraba si en alguna
enorme gruta o en un magnífico palacio, pues no sentía ya el viento helado de la madrugada ni
escuchaba el trajín de la montaña.
"Hablando, probablemente en sánscrito antiguo, que es la lengua sagrada, como el latín para el
cristianismo, o en indi, que es el sánscrito moderno que se está intentando convertir en lengua oficial y
única en India, se entabló un corto diálogo entre la voz de mando del interior del templo y la del
hombre que me había * servido de guía hasta ese sitio, quien contestaba titubeante, medroso.
"Detrás de la pesada puerta, salió una voz de trueno que preguntó mi nombre, edad, patria y religión.
"—¿Mi patria? —pregunté a mi YO interno—. ¿Mi patria —contesté en yoz alta—: Soy ciudadano del
Universo.
"Esto pareció desconcertar al guía que tenía cerca de mí, ya sea porque no entendió el castellano o
porque el concepto le pareciera extraño. Se impacientó, sacudióme por el brazo y hablando en mal
inglés me ordenó:
"—¡Contesta en inglés! ¿Cuál es tu patria?
"No pude dar respuesta inmediata por no tener en ^ente las palabras apropiadas. Y mientras que lo
pensaba, el de la voz de mando del otro lado de la puerta, a su vez pareció más impaciente que antes y
urgió la franca e inmediata contestación a la siguiente pregunta, que tampoco pude contestar, pues,
¿cuál podría ser mi religión? ¿Sería posible la creación de una religión que su-
328
RODOLFO BENAVIBES
perara al mandato de 'Ama a tu hermano'? Todas las liturgias, inciensos y palabras, mochas de ellas ya
muertas, han sido creación de los hombres y no siempre de los más inteligentes y sabios, aunque sí, con
frecuencia, de los más audaces. ¿Qué religión alguna vez ha resuelto e! problema de las naciones
humanas impidiendo las guerras? ¿No todas ellas guerrean entre sí, no por la conquista de elevados
niveles espirituales, sino por lograr la hegemonía de poderes económicos y políticos? Podría recorrer
todas las religiones que hasta hoy han existido sin encontrar la que por su práctica exterior, diaria y
humanitaria, realmente me satisfaga. Por eso me limité a contestar, naturalmente, en inglés:
"—Mi religión es vivir en paz con mis semejantes.
"Algo más en otro idioma se dialogó, seguramente relacionado con mi presencia a la vez que percibía
yo una agradable corriente de aire tibio que me hizo pensar que se había abierto parcialmente la puerta,
pues las voces, a partir de ese momento, fueron más claras y cercanas. Entonces la voz de trueno-,
enfrentándose a mi guía dijo ya muy cerca de mí:
"—¿Qué es lo que el visitante busca en este sagrado recinto?
"■—Busca la verdad, para hacerse parte de ella, para integrarse en ella.
"—¿De dónde viene? ¡Deja que el interesado me conteste —ordenó la Gran Voz en tono solemne.
"—Vengo del principio de los tiempos —contesté.
,5—¡Oh! ¡Esas palabras! ¡Si eres un audaz impostor que pretendes engañarnos, tiembla ya desde este
instante, porque aquí nadie logra propósitos turbios!
"Dirigiéndose a mí guía le ordenó:
!'-—Yedle las palmas de las manos, estudiadlas, y sino lleva, por lo menos en la izquierda, nuestro
sello, atravesedlo con la espada y arrojadlo a ías fieras hambrientas.
. . . ENTONCES, SEHEMOS DIOSES , . .
329
"Hubo un largo silencio de espectación en el que yo había suspendido mi pensar. Me daba cuenta de
que. efectivamente, estaban estudiando mis manos, seguramente a la luz de una antorcha, porque sentía
el calor cerca de la cara y el humo molesto me llegaba a la nariz. Evidentemente, buscaban líneas
especiales, de significado especial, como por ejemplo la llamada Estrella de David que suele verse en
algunas manos. Se ha repetido mucho que el mapa y programa de vida de cada hombre está en la palma
de su mano, ¡eso será lo que ellos estaban estudiando en mí! Mientras tanto, yo oía claramente a mi
espalda el chisporroteo de otras antorchas. Al fin alguien dijo con voz alegre: ■.
"-—¡Sí, lleva nuestro sello, Gran Maestro, es, por lo tanto, una reencarnación reconocida!
"Aunque yo nunca fui informado por anticipado de ninguno de los detalles del ritual, sí sabía que me
harían ese examen, pues también me lo hicieron cuando ingresé al Ashram. Muchas personas se
preguntan cuáles son los medios de identificación entre juramentados del misterio; pues bien,- ésta es
una de esas formas y, naturalmente, no es de origen terrestre. La voz de mando ordenó
imperativamente:
"—¡Dejad que el visitante personalmente conteste a mis preguntas! ¿Cómo es el sello de que estamos
hablando, sin el cual no es posible entrar a este templo?
''Yo. tímido al principio, contesté sin énfasis:
"—Es un símbolo que pertenece por entero al alma. Consiste de seis líneas que en la palma de la mano
hacen dos triángulos entrelazados formando una estrella de seis puntas, a la cual se le conoce en el
mundo profano corno Estrella de David y que se ha hecho muy conocida por el uso que de ella hacen
los judíos, sin ser original de ellos.
"—¡Explicad el símbolo!
330
RODOLFO BENAVTDES
"—Significa: 'soy hombre trino: cuerpo, alma y espíritu'. 'De El vine y a El voy'. Es en fin, la luz que
rasga las tinieblas sobre la Tierra. Es la estrella de la ' esperanza y de la inmortalidad. Es presagio de la
verdad celeste o espiritual, pues representa al alma que es hija del cielo. Es la interpretación simbólica
de dos mundos: el espiritual y el material entrazalados. Es el verbo. la luz y la vida.
"—¿Por qué aparee únicamente en las manos de algunos seres humanos y no en todos?
"—Porque nosotros, como espíritus, pertenecemos a una generación que al principio de la Era
Adámica, que está ya expirando, vino a la Tierra en plan fraternal y bajo programa de trabajo para
ayudar a.los Terrícolas, pues avanzaban demasiado lentamente. Y para identificarnos entre sí en la vida
de encarnados en este mundo Tierra, pasamos en nuestro mundo de' origen por severas pruebas de
'Iniciación', dándonos a cada uno de los aprobados, como identificación, un sello que quedó para:
sempre grabado en nuestra alma, de donde en cada encarnación pasa a las manos. En. la izquierda
significa nuestro pasado. Ese signo lo pueden fácilmente leer quienes están debidamente preparados
para ello, pues aparece en forma de líneas naturales en la palma de las manos, líneas que no son
susceptibles de hacerse - artifi-.. cialmente, por ello es imposible el fraude. Y además, es ;
suficientemente claro para no confundirse con otros signos simbólicos, aunque suficientemente oculto
para ser. descubierto por profanos. Así, pues, quien no lleva esté';. signo por lo menos en la mano
izquierda, no pertenece a nuestra generación. Los que lo llevan nada más en la ; mano derecha, son
Terrícolas que a lo largo de ios últimos seis mil años se han sumado a nuestra causa y que han pasado
por lo menos por una 'Iniciación' en alguna de sus encarnaciones y que, naturalmente, entienden o
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
'331
deben entender lo que es todo esto. Quien lo lleva en ambas manos pertenece a nuestra generación y
tiene jerarquía espiritual, aunque como encamado aparezca insignificante. Entré en silencio.
"La atmósfera en ese lugar era tibia y no había molestas corrientes de aire al menos en ese momento.
La voz de mando rompió mi espectación al ordenar:
"—Continúa, continúa diciéndonos lo que sabes.
"—El dicho símbolo —contesté— suele, muy rara vez, encontrarse en manos de enemigos nuestros.
Eso los identifica como traidores a nuestra causa, causa por la que ellos juraron lealtad. ¡En su
oportunidad serán juzgados por leyes superiores! Ellos conservan el signo, porque nadie podría borrarlo
del alma antes de terminarse la era actual, pues al final de la misma regresaremos a nuestro mundo de
origen para continuar allí nuestras reencarnaciones. Quien por debilidad o conveniencia del momento
traicionó su juramento, al final de la Era Adámica sera juzgado y enviado al sitio que le corresponda,
pudiendo darse el caso de sentenciarlo a segunda muerte, o sea: regresar a formar parte de los
elementos naturales. —Guardé silencio, el guía ordenó:
"—Sigue diciendo lo que sepas al respecto.
"—I^a Biblia hace referencia a este símbolo cuando dice en Samuel 19:5: 'Porque El puso su alma en
su palma...' Este símbolo, lo repito, no es terrícola aunque actualmente sea un emblema, una bandera
que identifica a un grupo étnico.
"—¿Por qué se le llama Estrella de David?
"—En primer lugar, porque David lo tenía muy visible en ambas manos. En eso se fundó precisamente
el profeta que señaló su destino como rey de los Judíos. En segundo -lugar, porque ya adulto, cuando
David se ocultó en el bosque para no ser encontrado por los soldados del rey Saúl que lo buscaban para
matarlo, vio
332
.RODOLFO BENAVIDES
que ]as ramas del árbol que lo protegían, casualmente formaban esa estrella, misma que él, desde muy
joven, sabía que llevaba en las manos. De ahí sacó la conclusión de que estaba protegido por Jehová,
pues en la estrella interpretó a Jehová. Después, siendo ya rey, no podía olvidar esos hechos, por eso
adoptó esa etrella como símbolo de su trono, mismo que los judíos pusieron posteriormente en su
bandera, particularmente a partir del siglo diecinueve como consecuencia del movimiento sionista que
entonces hubo. Es así como dejó de ser un signo oculto en su forma y oculto en su significado, para
convertirse en 3o que hoy es; y ahora se puede hablar de todo esto, porque estamos ya al final de la Ere
Adámica y debe ser conocido. . .
"—¿Es privilegio de los judíos llevar en las manos este símbolo? ¿Somos aquí todos judíos?
"—No, de ninguna manera. Puede haber algún judío, como lo puede haber de cualquier otra sangre
siempre y cuando espiritualmeníe pertenezca a nuestra generación espiritual. En el mundo de donde
partimos no se conocían los judíos.
"—¿Cómo y cuándo empezó a ser conocido en el medio profano este símbolo?
"-—Empezó a ser conocido cuando unos discípulos lo descubrieron en las manos del maestro, del
Avatar Krish-na, en India. Entonces supieron que El no era de origen terrícola, por eso lo llamaron
'Hijo del Cielo' y después lo divinizaron. Algunos de esos discípulos copiaron el .símbolo, se lo
colgaron del cuello y dijeron de sí mismos ser 'los escogidos de Dios...' ¡Claro, nunca se les ocurrió.,
verse las manos!
2
"—¿Vino por casualidad a la Tierra la generación o; grupos de espíritus de que hablas?
'•}
!í—¡No! Es una historia larga y muy antigua. ..;
"—Cuéntala! Quiero oírla.
'*
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . -
333
»—rje Neptuno, nuestro mundo de origen, fueron ex pulsados muchos malvados que ensangrentaron,
robaron y destruyeron a su antojo por cerca de mil años terrestres. Ellos también trajeron su símbolo
grabado en el aliña; pero las inteligencias superiores que rigen los destinos de los mundos, decidieron
que del alma no pasara a las manos porque eso ayudaría a esa canalla a formar falange, pues los
maestros de la Cosmogonía sabían que los expulsados intentarían rehacer en la Tierra el imperio de
infamia que perdieron en Neptuno.
"—-Muy bien, muy bien, continúa.
"-—--Estando así las cosas, se pidieron voluntarios (¡NOSOTROS!) destinados solamente a estorbar
por todos los medios la influencia maligna de esos seres equivocados y, naturalmente, a estorbar la
influencia peligrosa de su signo, que es la SWÁSTICA FLAMEANTE, que es como la usaban en
Neptuno. Ambos signos, el de ellos y el nuestro, están ligados al .misterio desde miles de años antes de
haber llegado a la Tierra. Son antagónicos desde su origen, como la magia blanca y la magia negra;
como el fuego y como el agua.
"Guardé silencio en espera de nueva orden. El maestro, dirigiéndose a mi guía afirmó:
"—Pero ha habido audaces que, preparándose muy por anticipado, han pretendido confundirnos, y
también ha habido traidores que por intereses vanos abandonaron su juramento y que en su condición
de espíritus se pasaron al bando contrario. ¿Qué otra prueba tenéis de que el visitante es una
reencarnación reconocida?
"—Su testamento, contestó el interpelado.
"—¿Qué ha dicho en él?
"—En la pregunta que dice: '¿Estás dispuesto a pasar por los cuatro elementos y en ellos morir hasta la
segunda muerte, o sea la del alma si mentís?', él ha contestado: 'Dispuesto estoy y relevo de toda
responsa-
334
RODOLFO EENAVÍDES
bilidad materiaol y espiritual a mis hermanos. Los cuatro elementos son mi lejano origen en el tiempo y
en el espacio. Volver a ellos será recordar ese origen. Observar ■mi vida desde ellos, me servirá para
ver lo que he logrado. Quedarme en ellos significaría que nada he avanzado y que debo volver a
empezar; pero no seré entonces como soy ahora, sino que volvería a ser una alma niña en el principio
de su existencia.'
"—¡Oh!, tiembla mi pulso y se agita mi corazón emocionado al tener cerca a un hermano que vuelve a
nosotros haciendo un paréntesis en la lucha. . .; pero no nos dejemos arrastrar por el sentimiento, es
necesario antes, apurar la hiél hasta la última gota. ¡Procedamos como está dispuesto para casos como
este.
"El Gran Maestro hizo una pausa, luego ordenó con voz serena:
"—Estás pasando por un esamen. Contimia explicando lo relativo a nuestro signo.
"—Muy bien, maestro. El lugar de la mano en que se encuentre el signo así como su tamaño, indican el
tipo de actividad a que dedicará su vida quien lo lleve, por eso fácilmente cualesquiera de los nuestros
lo puede identificar y, así, saber si está cumpliendo con el programa de su vida o no. Quien no tiene ese
signo, simplemente no es de nuestro grupo, y en ello no hay ni mérito ni demérito, pues simplemente
no llegó con nosotros. Puede ser de origen terrícola o de cualquier otro mundo, pues en la Tierra hay
espíritus procedentes de muchos mundos, por eso Jesús decía: '. ...en la casa de mí Padre hay muchas
moradas. . .'
"—¿Cuándo supiste todo esto de que hablas?
"—Por primera vez, cuando era muy niño, por voz de una gitana. Fue confirmado posteriormente por
un 'iniciado' que en su proyección astral fue a visitarme a mi
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . ..
335
domicilio. Finalmente, lo que me enseñaron en el Ash-ram.
"—Bien. ¡Guardián, guardián del templo! ¿Vos tenéis también ese signo en la mano? —preguntó la voz
de mando.
"El aludido, quien estaba en la puerta, a pocos metros de mí contestó:
"—¡Todos lo tenemos en este sagrado recinto, Muy Venerable Maestro. Es nuestro santo y seña. Es lo
que nos da a conocer como soldados de una misma causa a pesar del lenguaje, de la raza o del color.
"—Siendo así —dijo la voz de trueno—, abrid completamente la puerta al profano recién llegado.
Comprobaremos que es una reencarnación reconocida. Continuemos con el ritual.
"Entendí que la puerta se abría completamente, porque sentí fuerte corriente de aire tibio. Caminaba yo
torpemente arrastrando los pies, ahora sobre un piso pulido que supuse de marmol. Dos manos
oprimían cada uno de mis brazos. Los guías me acercaron al gigante de voz de mando al que imaginé
sentado en un trono y quien sin preámbulos, con su voz imponente que nada tenía de sermón, afirmó,
con su magnífico inglés:
"—Cuando nosotros llegamos a este mundo Tierra, hace ya cosa de seis mil años, el hombre vivía
adorando fetiches, sus religiones. eran sólo absurdos. Su pensamiento en general era vago, impreciso y
disperso. Era menester fincar la unidad de principio religioso para producir una sola y benéfica
corriente de pensamiento. Fue así como aparecieron varios de los nuestros; y entre los más conocidos
de la antigüedad, figuraba RAM, más conocido como RAMA, quien puso las bases para que,
posteriormente, otro de los nuestros continuara en la obra: KKISHNA, quie en este propio país, India,
dejó firmemente fincadas varias ideas que sirvieron como principio
336
KODOL,FO BENAVIDES
organizador de las posteriores religiones. Dos de esto principios son: la doctrina que habla de la
inmortalidad del alma y, consecuentemente, cíe la reencarnación par; el avance progresivo del espíritu.
La otra es la que se re fiere a la trinidad o VERBO DIVINO, manifiesto su e hombre.
"Tras breve pausa, el Gran Maestro continuó: '"-—Rrisíms, como fundador que íue del Brahmams rno,
dejó estos sólidos principios, que después de más d cuarenta siglos, aún siguen vigentes, porque aunque
s> hayan negado mucho, no se ha demostrado una sola ve1 que no sean verdad. Y la ciencia de
nuestros días, que ; las veces se ha reído de ellos, aún no lia demostrado qn sean falsos. Es debido a esa
solides;, y naturalmente a si antigüedad, que se encuentran en todas las religiones co mo piedra angular,
como su única razón de ser. A toil. religión que se le quiten esos principios, se le quita tarn bien su base
de sustentación, se le quita la columna maes tra de su iglesia.
"Cuando observamos las religiones únicamente en si vestidura, quiero decir, solamente en sn aspecto
exterio y profano, las encontramos groseras, pues i-.o vernos otr¡ cosa que idolatría, superstición y aun
caos mental; pen si vamos al fondo de la cuestión e investigamos en lo simbolismos y en los misterios,
yendo para ello a la doc trina madre, pronto encontraremos que hay armonía ; luz. Es a esto que se
llama: ^penetrar en los arcanos' Solamente entendiendo esto, es posible entender el por qué de los
'iniciados5 y de las 'iniciaciones'. Y, natural mente, 'iniciado' no puede ser cualquiera persona nad; más
porque lo desee. El que llega al estudio de los arca nos, acaba por comprender que primitivos filósofos
comí Rama y Krishna, no pudieron haber sido simples perso ñas inteligentes, ya que sus conceptos
fueron consecuen cía natural de acumulación de conocimientos que no pt?
. . -ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
337
dieron haber adquirido en la Tierra. Así, pues, fueron maestros llegados de un MAS AIXA, los que
actuaron como misioneros civilizadores.
'Xa India soñadora, es en su trayectoria, eterna escrutadora del misterio; por eso vive pensando en la
Eternidad. El Egipto grandioso que deificó a RAM con la yoz RA, ese Egipto inmortal, con su
estatuaria austera, es como la muerte que nos invita al viaje de ultratumba. Y la Grecia imponente,
fundadora del moderno pensamiento, la Grecia luminosa, nos recuerda las fiestas mágicas de la vida
terrenal, y por ello material. Pitágoras, 'iniciado', formula científicamente la doctrina esotérica iniciada
por Krishna. ¿No tenemos derecho a sentirnos orgullosos de los nuestros que así han trabajado? ¿Y no
sugiere eso a los profanos que se trata del mismo espíritu con distintos nombres? Pitágoras dio, así,
explicaciones sólidas a lo que Krishna dijo y que para muchos era incomprensible.
"Pero pasan los siglos y el hombre supera su pensamiento pueril, cayendo a las veces nuevamente en el
absurdo, puesto que frecuentemente vive en el vicio y en las pasiones. Busca la felicidad en el dinero,
en lo tangible, en los placeres pasajeros y en el poder. Desea conocer la verdad y empieza por negarse a
sí mismo, puesto que niega a su propio espíritu, que es la luz que ilumina su camino. Discute la verdad
inventando mentiras y patrañas con las que a sí mismo se confunde. Quiere ver a Dios; pero sólo
percibe tinieblas- que lo envuelven. Quiere volar al infinito; pero camina como has caminado tú:
arrastrando los pies con temor e inseguridad en sus propios pasos. Quiere ser sabio; pero por su boca
habla la vanidad, instrumento de intereses vanos. Quiere ser un gran hombre y para ello roba a su
pueblo, con Cuyo poder y sangre levanta pedestales ostentosos sobre l°s que coloca estatuas de su
persona, las que luego de-
338
RODOLFO BENAVIDES
vela' en presencia de multitudes para sentir el placer de los aplausos y la envidia de quienes, queriendo
lo mismo, no pudieron lograrlo.
"Evidentemente, aquel discurso resultaba aplicable a toda la humanidad; pero allí, solamente lo
aprovecharían quienes entendieran el idioma inglés. De todas suertes, la asamblea, en profundo silencio
reverente, escuchaba aquella voz que reverberaba en el templo.
"Nuevamente fui arrebatado de mi contemplación, cuando la voz maestra preguntó dirigiéndose a mí: ■
"—Tú, visitante de este templo, aspirante'a uno de los grados de nuestra escuela y el más hermoso ante
tus semejantes, tú, que pareces ser de los nuestros, no solamente por lo que dices; sino por kv que
haces, tú que dices ser un buscador de Dios y de la verdad, ¿qué ves ahora?
"Comprobé que nada veía desde por lo menos una hora antes, cuando me puse el vendaje en la cueva
de la
muerte. En ese sentido contesté- hablando en inglés: "—¡No veo ahora nada, soy: como ciego! "El
maestro respondió:
■-
*'—¿Eres como ciego? ¡No! ¡Eres ciego,' pues estás en el medio de la luz que refulge a tu alrededor!
Estás frente a la verdad y no la puedes tocar. Llevas a Dios dentro de ti mismo, y no lo sabes, ni lo ves.
Y no ves, nada de esto, porque la materia que llevas sobre la cara se interpone entre tus ojos y la luz y
la verdad. Pero, confórmate, que no eres "más ciego que el resto de tus herma-sos, aquellos negadores
del espíritu. Ellos viven en EL y por EL y, sin embargo, lo niegan. Podrían ser seres libres; pero
prefieren ser esclavos. Tú has venido en busca ée la luz y la hemos puesto a tu alcance; pero verla, no
es ya cosa nuestra. Lo que llevas sobre los ojos no es una tela, son siete, cada una menos espesa que la
anterior. Habrás de trabajar para irte quitando una a una las siete
. . .ENTONCES, SEBEMOS DIOSES. . .
339
vendas hasta que tus ojos queden libres de estorbos inútiles. Esto significa: esfuerzo. No debes suponer
que al salir de aquí, por el solo hecho de esta 'iniciación' si es que llegas a terminarla, es decir, si es que
ía soportas, tendrás 3a categoría de hombre sabio. No, por el contrario, ésta es únicamente una lección
que te hará comprender tu pequenez y tu miseria frente al concierto Univér sal. ¿Me comprendes?
"—Sí, maestro —contesté con firmeza; pero invadido de un sentimiento, raro. Obviamente estaba yo
cayendo en un "estado de éxtasis. El maestro continuó:
"—El .haberte permitido llegar hasta aquí, a donde muy pocos llegan, sobre todo de tu'mundo
occidental, te ha dado gran responsabilidad espiritua! que no podrás eludir. Eecuerda: 'Muchos son los
llamados, pero pocos los escogidos. . .' En el futuro nadie te pedirá nada. Somos muchos testigos aquí;
pero ninguno jamás osará pedirte cuentas. Sin embargo, sábelo ahora y para siempre: cuando las obras
se pongan en la balanza, veremos si las tuyas pesan más que lina pluma de avestruz.
"El maestro hizo una pausa para luego seguir hablando en un idioma que no comprendí. Yo me sentía
profundamente emocionado. El ambiente estaba sobrecargado de sentimiento místícOi Las lágrimas
escurrían por mi rostro empapando el vendaje. Sin reflexionar en lo que hacía intenté caminar hacia
donde partía la voz maestra; pero una punta de acero pinchó mi pecho haciéndolo sangrar. Fue una
imprudencia de .mi parte, pues desde que llegué a ese sitio, estuve sintiendo sobre mis carnes el frío y
pesado metal que oprimía la delgada tela color azafrán; pero me acostumbré a sentir esa presión, y por
mi imprudencia, ahora sangraba! Entonces comprendí que existía una barrera real y no imaginaria ni
simbólica. Esa barrera era por si intentaba hacer algo fuera
340
RODOLFO BENAVIDES
del orden. No obstante, controlé mis reacciones, y si hice algún gesto de dolor, seguramente fue
imperceptible.
"Ese realismo, ese estoicismo frente al dolor es frecuente entre los asiáticos, pero no entre occidentales.
Yo no debía manifestar debilidad ni dolor aunque los sintiera, y mi manera de defenderme fue el
éxtasis. Nadie hizo el menor comentario ni ruido. Seguramente estaba yo bajo penetrantes miradas.
Sentía que un hilo caliente escurría por mi pecho; sin embargo, continué a pie firme. Me estremecí
cuando unas gotas tibias cayeron en mí pie derecho. El maestro rae dijo sentenciosamente:
"—¡Esa espada que ya ha sacado una gota de tu sangre, es el aviso de que, desde ahora, cada paso que
des hacia adelante será doloroso, será sobre abrojos y peñascales. Es verdad que puedes retroceder si lo
deseas; pero a tu espalda encontrarás sólo tinieblas; y allá abajo, pestilencia y fango que como pantano
de arenas movedizas ya no dejan libre a quien cae en él.
"Reconocí que así hablaban en los siglos obscuros quienes entre telarañas de la ilegalidad ocultaban su
libre manera de pensar, quienes trataban de substraerse al SahtO' Oficio. Es por esto, que se ponían en
juego muchas vidas, pues la traición se pagaba con la vida.
"Durante largo rato estuve tan impresionado, viví tanto en mi propia imaginación y alcancé tan alto
grado de éxtasis sin perder la consciencia, que dejé de oir o de entender mucho del discurso del
maestro, arenga en la que se refirió a la traición, a la ignorancia que arrodilla a los -hombres frente a los
ídolos y frente a otros hombres; al servilismo que hace a los hombres doblar la espalda frente a la
ignominia y besar los píes de los tiranos. S:* refirió a las riquezas que embrutecen las conciencias.
Habló de la virtud, del honor y del talento que enaltece al individuo.
yo pensaba sólo en mí, tenía en mente mis pro-
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
341
pías imágenes, efecto de lo que me estaba aconteciendo. Pensaba que solamente aquellos harapientos y
trashumantes profetas de la antigüedad fueron capaces de hablar en ese tono frente a multitudes de fiera
apariencia, de primitivos apetitos, y, sin embargo, tan mansas frente a la palabra vestida de símbolo. En
ese instante, cuando pensaba así, con plena claridad pude ver tras el vendaje;' pero no con Jos ojos, sino
con el sexto sentido, con el tercer ojo, al moderno profeta que hablaba con los brazos en alto, como se
cree que actuó Moisés cuando pedía al cielo que le fuera entregada la ley.
"Al terminar de hablar el maestro, con énfasis dijo: "—Y cuando todo esto sea comprendido; y cuando
todo esto sea hecho: ...ENTONCES, LOS HOMBRES SEREMOS DIOSES.
"Después de una corta pausa, me interrogó en inglés:
"—¿Buscas la felicidad verdadera o simplemente el placer? Eí placer lo puedes tener allá abajo, en
cuanto salgas de aquí. La felicidad solamente cada vez que cumplas tu deber. No es casualidad tu viaje
a este país. Hoy has llegado al gozne de tu vida, es tu momento supremo de decidir. Ninguno estamos
aquí por casualidad. Estamos todos porque llegó el momento de dar la buena nueva que debería
estremecer al mundo y que, sin embargo, a nadie importará. . .
"Nada tenía yo que contestar. Guardé respetuoso silencio, Sabía que todo aquello terminaría
pidiéndome un juramento que me encadenaría en cuerpo y alma a mis propias palabras, a mi decisión
de ese momento. Y no estaba equivocado, pues la voz maestra insistió persuasiva y amable;
"—Haces bien en reflexionar, pues lo que ahora digas y jures, pesará mucho en tu futuro, cuando estés
en ía vida del espíritu, pues por siglos, lo mismo en este
342
HODOLFO BENAVIDES
mundo Tierra que en cualquier otro a donde te envíen, repercutirá en tu alma exigiéndote el
cumplimiento. No
es esta la primera vez que. recibes la 'iniciación'; pero siempre es bueno refrendar el juramento a fin de
estar alerta contra las debilidades.
"Al oir esto, recordé los lamentos que, atravesando la montaña, llegaron débilmente hasta mí en el
principio de. aquella noche de. alucinaciones. En eso pensaba, cuando pusieron en mis manos un
recipiente ordenándome tomar de él, resultando ser agua azucarada. Sin darme tiempo a nada, por
sorpresa, pusieron otro recipiente del que debía tomar, resultando ser hiél o algo tan odiosamente
amargo como la hiél. Esto sucedía simultáneamente con las explicaciones del. simbolismo dé lo que en
ese momento hacía, y de las que casi no recuerdo nada. Siguieron algunas preguntas y mis respuestas
fueron siempre vacilantes hasta que llegamos a lo que estremece a todo el que se 'inicia'.
"—Ahora —dijo el maestro de voz de trueno— nece ~. sitamos poner a prueba tu valor.
"Después de estas palabras, el silencio fue tan perfecto, que la voz quedó reverberando en el recinto.
"—¿No deseas retroceder y volver a tu vida tranquila? —me preguntó.
"Mi mente estaba bien lejos de aquella realidad. Estaba en los aquelarres medioevales, en el laboratorio
oculto y polvoso de- algún loco alquimista. Pero la voz insistió con tal energía, que acabé por creer que
se me iba a someter a suplicio, y así fue; a empellones me llevaron manos recias y brutales. Yo
tropezaba a cada paso con obstáculos que había regados por el suelo, lastimándome los pies descalzos.
Rechinó una puerta a la vez que se producía una corriente de aire frío que llevaba el olor infernal de
fieras inquietas y rugientes, seguramente hambrientas. Caminé, o más propiamente dicho, me
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES...
343
hicieron caminar suficientemente para darme cuenta de que llegué hasta la orilla de un pozo donde
supuse que estaban las bestias que me ensordecían; y allí, los guías me dejaron que continuara
caminando solo. Por varios minutos permanecí inmóvil. Algo que supuse era una serpiente se deslizó
sobre el empeine de mis pies, estremeciendo todo mi cuerpo, por donde corrió un escalofrío como
corriente eléctrica.
"Por fortuna me retiraron del sitio; no sé si habría podido resistir aquello medio minuto más. Me
hicieron dar media vuelta y creo que al volver sobre mis pasos, volví a sentir bajo mis lastimadas
plantas el suelo tibio y pulido, adivinando que a mí espalda nuevamente se cerraba la puerta que antes
produjo fuerte corriente de
I
aire frío, terminando aquello con sonoro portazo que me estremeció. ¿Se necesita valor para soportar
aquello? ¡"Nof
I
Se necesita una de estas dos cosas: dominio del espíritu sobre la materia para insensibizarla, o
constante análisis y amplio razonamiento de cada hec^o. Yo usé el primero de estos dos sistemas.
''Los carceleros (así los veía en mi imaginación) soltaron mis brazos. Quedé de pie aplastaoo por un
profundo silencio que el de la voz de mando rasgó al preguntarme si aún estaba dispuesto a seguir
adelante, dado que me encontraría con peligros cada vez mayores. Mis facultades normales se iban
embotando. Yo, como espíritu, permanecía en casi desdoblamiento. Había llegado a tal grado de
concentración mental, poniendo por momentos la ^ente en blanco, que creo que me adelantaba a las
órdenes, a la vez que había disminuido notablemente mi sensibilidad. Para lograr esto se requiere de
previo, penoso Y íargo entrenamiento. Esas pruebas no eran precisamente de valor, sino de examen del
dominio que de sí mismo "3 logrado el aspirante.
"Volvieron las férreas manos a aprisionar mis brazos.
344
RODOLFO BENAVIDES
Nuevamente los tropezones con guijarros que me hicieren suponer que me regresaban al puente
endeble que al principio de aquella aventura había cruzado. Me hicieron pisar sobre una tabla movible
y me ordenaron en muy mal inglés:
"-—Sigue caminando de frente sin buscar pasamano, porque no lo hay.
"Se me planteó la terrible cuestión: ¿Caminar sobre ese puente bailante, sin nada al alcance de mi
mano? ¡Abajo, a muchos metros, el murmullo de agua corriente!
"Un paso, otro, otros más, lentos, cuidadosos todos, confiando por completo en mi sexto sentido que
sufría constantemente molestas interferencias que lo. anulaban! ¡Me faltó el piso y sentí repentino
vértigo de caída, del que salí por el frío del agua en que me hundí. Pronto encontré de que asirme,
teniendo la arena bajo mis plantas. Sentí la corriente suave; agua que arrastraba mis ropas. Fue ésa la
primera vez que, en verdad, tuve el impulso de arrebatarme el vendaje de la cara; pero contuve mi ansia
e intenté controlar mis reacciones emocionales. La concentración mental estuvo a punto de
abandonarme juntamente con el éxtasis que antes de aquello había venido amortiguando las
impresiones bruscas.
"Procedentes de la altura, llegaban hasta mí, rebotando y distorsinadas por el eco, palabras en varios
idiomas cuyo significado yo ni siquiera imaginaba.
"En el exterior del templo, en el campo y en la montaña, era entonces la madrugada, silenciosa, serena
y tranquila. Los seres vivientes en la ciudad lejana, estaban entregados al reposo, al sueño, algunos a la
diversión vulgar, mientras que allí, en el interior del templo, el más desconcertante y dramático
escenario, confeccionado por mentes asiáticas y perfeccionado a lo largo de innumerables siglos,
continuaba, simplemente para poner a prueba a un occidental aspirante a 'iniciado'. Aquéllas
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
345
eran pruebas demasiado realistas, en parte para medir el valor, y valor se necesitaba para soportarlas, o,
de otra manera, sostener a toda costa el trance para no sentir ni pensar en nada. Era un examen del
dominio que el espíritu ha logrado sobre la materia, y, ciertamente, dominio que se requería. Muchos
autores han afirmado que Jesús, al ser crucificado, no sufrió, precisamente porque EL era un maestro en
el dominio del espíritu sobre el cuerpo; y al estar yo en esas pruebas, algo de esas afirmaciones pasaron
por mi mente. El sexto sentido y la doble vista, allí estaban resultando sólo medianamente útiles,
porque los testigos, todos ellcs maestros en el tema, sabían cómo producir interferencias. Así, pues, lo
único que realmente se requería para poder seguir adelante en esas pruebas, era: convicción, absoluta
convicción de que se había escogido el camino correcto, camino que nada ni nadie podría interrumpir.
"Pero la carne es débil: aquella ceguera artificial, el ruido del torrente que me bañaba arrastrando mis
ropas y la voz que bajaba de lo alto, empezaron a infundirme miedo; miedo por fortuna atajado a
tiempo por la voz de trueno que desde arriba exigió que declarara si aún estaba dispuesto a seguir
adelante. Como contesté afirmativamente, tal vez sin completa consciencia de lo que decía, manos que
seguramente siempre estuvieron cerca de mí, me sacaron obligándome a trepar por una corta y penosa
cuesta hasta que de nuevo empecé a caminar sobre piso horizontal.
"Hasta mí llegaba el crepitar de llamaradas a las que rae acercaron suficientemente para sentir un calor
agradable sin ser quemante. Entonces el maestro explicó el simbolismo de la caída, diciendo:
"—El hombre, frecuentemente se encuentra ciego frente a peligros horrendos de los que se puede
salvar sostente cuando cuenta con acertada convicción y domi-
346
RODOLFO BENAVIÜES
nio del espíritu sobre lo físico. El hombre común y corriente en esíos casos, en" vez de recurrir a su
propio YO y así valerse por sí mismo, invoca a sus dioses, los que siempre, siempre, están sordos. Y
digo que nunca lo ayudan porque, en verdad, esas plegarias son un intento de auxiliarse usando el sexto
sentido, su doble vista, su tercer ojo; pero sin saber cómo hacerlo. Y por no saber cómo utilizar Jas
facultades con que nacieron, caen en el precipicio. Quienes saben corno usar su sexto sentido, cuentan
con un arma poderosísima que los convierte en invencibles. Tú has querido hacer uso de esa facultad;
pero nosotros te hemos reducido casi al ser común y corriente, entre otras razones para saber si eres
capaz de combatir con eficacia las interferencias mentales. Y ahora, siga-" mos adelante.
"Escuchaba el chisporroteo de la madera incendiándose. Por sorpresa, las férreas manos volvieron a
aprisionar mis brazos haciéndome caminar hacía el fuego. Allí, la misma voz del pésimo inglés que
antes me había llevado hasta el puente, ordenó:
"—Sigue caminando sin buscar pasamano. Aquí sí ío hay; pero es de hierro y está caliente al rojo.
"Caminé como se me ordenó. Caminé como autómata, pues aún no estaba completamente dentro de
Mí. Caminé pisando sobre una plancha metálica caliente. A mi alrededor, el calor era intenso.
Comprendí que debía apresurar el paso y así lo hice, seguro de que no caería en el fuego, en el caso de
que abajo lo hubiera. Finalmente, las llamaradas siguieron chisporroteado a rni espalda. La atmósfera
se estaba cargando de humo.
"Las manos brutales me apresaron nuevamente, por sorpresa y me retiraron de allí. ¿Quién al narrar
semejantes horrores no volverá a sentir el frío de la muerte en su sangre? ¿De qué podría servirme el
espanto y las lágrimas eri casos como los que narro? ¿Retroceder? ¡Eso
■ ... ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
347
era imposible! ¡Imposible, porque para entonces sabía demasiado para salir de allí con vida y sin
juramento/ Más por mí mente no pasó semejante idea derrotista, antes por el contrario, me sentía
altamente orgulloso de estar colocándome, escalón por escalón, a la altura de los convencidos, de
aquellos misteriosos sectarios dedicados por entero a prolongar el conocimiento del espíritu para que
siguiera ese conocimiento trascendiendo los siglos por encima y a pesar de cataclismos, guerras y
adversidades. Si ellos habían sobrevivido a esas mismas pruebas y tal vez a otras peores, ¿por qué no
ser yo tan recio' como ellos?
"Al final de cada uno de estos actos que podría llamar de terror, hubo cortas explicaciones; pero, me
pregunto: en condiciones tales, ¿habrá quién les ponga aten ción y razonamiento? ¿Habrá quién intente
interpretarlas?
"Me alejaron del fuego y del humo y me dejaron de pie, rodeado de silencio. Sacudió mi cuerpo la voz
vibrante del maestro, quien pidió que ratificara mi jura mentó con mi propia sangre.
"Supuse que allí seguían la aííquísima costumbre de producir una cortada en el antebrazo para de allí
tomar la sangre con que se firmaría sobre un pergamino. Y .esa suposición pareció confirmarse cuando
alguien, hablando en inglés, pidió le entregaran una daga. Resuelto, a todo5 estiré el brazo derecho sin
que nadie me lo pidiera, suponiendo que de allí tomarían Ja sangre.
"Evidentemente, aquellas gentes eran la prolongación de alguna de las antiquísimas sectas de
adoradores del Misterio, que todo lo sellaban con sangre. ¡Y yo iba a Pertenecer a esta secta de
hombres probos y valientes que íenían por norma entregar la vida en defensa de su ideal í i Ideal
victoriosamente defendido a lo largo de tantos si-
348
RODOLFO BENAVIDES
glos como la humanidad lleva de vida desde el hundimiento de la Atlántida!
"Yo, por voluntad propia, estaba ensimismado porque deseaba volver al éxtasis que me permitía ver
todo aquello en una especial dimensión, la de la ilusión que me hacia vivir en mis recuerdos
espirituales, recuerdos de un muy lejano pasado, más allá de este mundo Tierra. Vivía esos instantes en
brazos de la quimera, dulce, grande quimera. Seguramente en vidas anteriores yo había pasado por
pruebas semejantes, pues aunque hubo momentos en que me asustó el dolor de la carne, eso no fue
suficiente para hacerme retroceder. No era. precisamente valor al estilo del machismo mexicano, sino
una profunda y enraizada convicción, tan profunda y tan sincera, que volvía yo a vivir aquello no como
acontecimientos del presente, sino como recuerdos del pasado. Aun lo más brutal y tangible de todo
aquello, me pareció solamente un recuerdo; por ello, cuando alguien se me acercó y bruscamente me
descubrió el pecho, me pareció que era algo por lo que ya antes había pasado y no que en ese instante
me estuviera ocurriendo. No obstante, salí un poco de ese estado de reminiscencias espirituales, a la
vez que un estremecimiento sacudía mi cuerpo, cuando una fría hoja de acero, cortando la carne, trazó
una figura a la altura de mi corazón, herida de la que sentí que manaba sangre.
"Aunque se antoje increíble, aquello me pareció natural y lo pasé casi sin dolor. Y es, que cuanto más
se adentra el hombre en estudios ocultistas, menores son los dolores físicos, pues gradualmente se va
perdiendo la sensibilidad física, debido a que se aprende a controlar el sistema nervioso. Una prueba
fácil son los fakires y los yoguis, expertos en dominio del dolor físico y de las emociones.
"Por mi parte, al fin occidental, aún estaba en los
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
349
principios de aquella escuela, por ello carecía de calidad suficiente para evitar por completo el dolor
físico, sobre todo, el efecto psicológico que produce el saber que se le está cortando a uno la carne; no
obstante, resistí sin gran esfuerzo. Los asiáticos en general, soportan mucho de eso con indiferencia;
pero los occidentales no parecemos estar hechos de la misma madera. Yo me defendía principalmente,
con el éxtasis, incompleto, naturalmente, porque constantemente se veía interrumpido; no obstante, eso
me permitió vivir en ilusión durante todo aquello. Al sentir que la sangre me escurría del pecho, tuve un
momento de duda y de miedo, y para controlarme, una vez más recurrí a la concentración mental y a la
negación de la existencia del presente, tal como se dice que hacen los adeptos de la 'Ciencia Cristiana'
fundada por Mary Baker. Entonces, en proceso de desprendimiento del espíritu para lograr la
ubicuidad, empecé a ver el escenario y a escuchar las órdenes y explicaciones:
"—Moja ambos dedos índice en la sangre de tu pecho —dijo la voz de trueno.
"Hice ccmo me ordenaron. La voz continuó diciendo:
"—Ahora, retíralos y deja que la sangre se seque en ellos.
"Con esto, parecía acercarse el final del ritual tan místico como emotivo, realizado todo entre movibles
sombras y luces de antorchas humeantes. Hubo un largo minuto de aplastante silencio que me hacía
sentirme abandonado y solitario en un interminable páramo.
"La dolencia por las dos heridas sufridas en el pecho, de vez en cuando me regresaban a la vida de
encarnado. Les pies adoloridos por los golpes, el frío de la piedra pulida y la humedad de la ropa,
hacían casi imposible el éxtasis completo, el trance completo y tranquilo que por momentos sentía yo
que me abandonaba, rompiendo así la ilusión poética que, a su vez, insistía en huir, de-
350
RODOLFO BENAVIDES
jando el lugar al razonamiento. Ese fenómeno era como arrancarme de una estampa antigua, para
pegarme a una butaca moderna desde donde poder observar las tramoyas de un escenario artificial, de
papel de colores. Pero yo, heroicamente defendía mi ilusión. "A toda costa quería seguir viviendo en el
pasado; deseaba volver a ver al Gran Maestro de la barba negra y de la voz de mando, como lo había
visto y oído en el principio de esa noche aluciante. Quería sentirme deslumhrado por el centelleo de los
símbolos de su ancho cinturón. Quería fijar en mi mente aquella multitud de rostros descuidados, de
rasgos firmes, de barba crecida y pelo hirsuto, quienes, seguramente, unos de pie, otros tal vez sentados
en burdas bancas de madera o en rocas semilabradas, estuvieron silenciosamente presentes durante todo
aquel escenario que tantos desean vivir, pero que a muy pocos es dado sufrir,
"Yo quería seguir viviendo aquello indefinidamente. Esta ansia es la que convierte a los religiosos en
fanáticos y hasta en mártires. A los santones de la India, en hombres permanentemente quietos,
inmóviles como estatuas, siempre dormidos, siempre en éxtasis, cada día más profundo y perfecto,
hasta llegar a vivir en el NO SER. Éxtasis que como cualquier droga, cada día pide más porque cada
día satisface menos. En todas las religiones, desde las épocas más antiguas, cuando el hombre ha
probado ese estado de contemplación inconsciente en que el espíritu ha entrado en desdoblamiento, ha
caído siempre en el vicio, sin enervantes, de querer más, siempre más, o lo que es lo mismo: que no
quiere ya vivir la vida de encamado, sino que anhela vivir la vida de espíritu, violando así una ley de ía
naturaleza, pues si encarnamos, es por una razón: para cumplir con una misión, ya que, al fin, corno
desen cama dos, podremos vivir la vida del espíritu, Pero si vivir constantemente en éxtasis es muy
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
351
hermoso, también es huir de la misión que nos trajo a la Tierra, es dejar de ser seres humanos, es una
especie de suicidio.
"Todo esto lo había yo recibido como enseñanza de parte de los maestros, quienes muchas veces me
dijeron que es bueno aspirar al Nirvana en la otra vida; pero eso, como consecuencia del trabajo intenso
a lo largo de múltiples encarnaciones y sin pretender conquistar un" Nirvana particular para propio
solaz,
Fue ese último momento para mí, como los minutos anteriores al despertar de un sueño normal. El
razonamiento exigía su lugar, pero yo me aferraba al pasado en que me supuse haber vivido todo
aquello, lógico o absurdo, no lo sé. La voz del gran maestro detuvo el torbellino mental que agitaba mi
cerebro. Dijo:
"—Voy a decir las palabras que serán tu juramento. No estás obligado' a repetirlas todas ni tal como yo
las diga; pero eso sí, debes saber que lo que aquí digas de viva voz, registrado quedará en el Cosmos,
en los libros de Akash para todo tu porvenir en este mundo Tierra, no corno hombre, sino como
espíritu. Después de lo que jures, ya no podrás alegar ignorancia y tu responsabilidad será siempre la
misma, puesto que, en verdad, solamente estás refrendando tu juramento hecho en encarnaciones
anteriores; y conviene decirte, que si esto ha sido posible, se debe a que hasta hoy no has defeccionado,
y es de esperarse que no lo harás en el futuro. De no ser así las cosas, jamás habrías podido llegar a este
santo lugar, donde aceptamos 'iniciar' a aspirantes de buena voluntad aunque sean pequeños, pero
nunca a traidores. El que una vez traicionó su juramento, tendrá que luchar denodadamente durante
muchos centenares de en-carnaciones para volver a recibir el honor de vivir algo como lo que hoy has
vivido. Así, pues, voy a decir las palabras de juramento.
352
RODOLFO BENAVIDES
"Después de esa sentenciosa exposición, el maestro fue-pronunciando en inglés y muy lentamente cada
una de las palabras. De ellas, repetí lo que juzgué que podría cumplir; pero que fuera de ese recinto
jamás se deben volver a pronunciar. Finalmente me quedé en actitud especiante.
"Nuevamente me sentí aprisionado por los brazos, y usando de la fuerza, me obligaron a caminar, hasta
sitio sólo de ellos conocido y allí me dejaron de pie. Entonces el maestro ordenó con energía, hablando
pausadamente:
"—Delante de ti hay un símbolo. Camina nueve pasos hacia adelante, luego prostérnate hasta tocar el
piso con la frente y allí adora, adora al símbolo que está al frente. . .
"De manera mecánica obedecí. Di dos pasos, tal vez tres o cuatro; pero el razonamiento hizo detenerme
a la mitad de uno de ellos. ¿Fue únicamente el razonamiento lo que me detuvo? ¡Me ordenaron adorar!
Eso ¿no estaba fuera, no solamente de las normas de aquella secta que prohibía hincar la rodilla frente a
ídolos, sino por completo en contra de mi personal manera de pensar y de ser? Pero no era únicamente
mi razonamiento lo que estaba interviniendo, sino que había una fuerza intangible que me repelía, que
me impedía caminar libremente. Supongo que si hubiera roto esa barrera, habría quedado envuelto en
muy especial atmósfera, de la que no habría podido salir después. En aquel instante en que no era
completamente YO, imaginé lo que me rodeaba como una atmósfera de aire, tan denso, que resultaba
gelatinoso, flexible, pero impenetrable; a]go así como arenas movedizas. ¿De dónde provenía esa
resistencia que tal vez podría compararse con un fluido eléctrico?
"Mi mente trabajaba a gran velocidad. Recordé lo que se me enseñó relativo al AURA humana, esto es,
que lo3. objetos también irradian un aura tan intensa y doífli*
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES . . .
353
nante como sea la suma de las influencias que en el objeto los seres humanos hayan depositado a lo
largo del tiempo. Los ídolos, por ejemplo, a lo largo de los años reciben la fe de miles de creyentes. Esa
fe va produciendo energía que se acumula en el ídolo, misma que después se hace sentir sobre los
visitantes, induciéndoles a adorar. Evidentemente, en ese momento mi aura estaba en brusco choque
contra el aura de lo que tenía yo al frente. Eran dos fluidos, el mío y el del símbolo aquel, tan
definidamente opuestos, que yo habría tenido que hacer un verdadero esfuerzo para imponerme y
seguir caminando hacia adelante. . .
"—¿No escuchaste la orden de caminar y luego adorar? —preguntó el maestro en tono mesvxado.
"Contesté nerviosamente:
"—Sí, sí, la oí; pero. . . ¿No tengo rarecho de reflexionar?
"-—Naturalmente que lo tienes; pero no te tomes demasiado tiempo.
"Casi no atendí a esa recomendación, pues meditaba febrilmente. Comprendí que mi solución estaba en
proyectar mi YO etéreo para ver qué era todo aquello; así, pues, haciendo un supremo esfuerzo, me
concentré para volver al éxtasis, o mejor aún, al trance en que estaba antes de caer en el agua.
Desligándome del mundo hasta quedar por encima de las cosas mundanas, logré la instantánea
ubicuidad y así conocí la verdad de aquel mohiento. Se me había dicho repetidamente, que la verdad
fio se da, no se otorga, sino que se busca, se encuentra 7 conquista. Lo que yo acababa de encontrar era,
para ttú desgracia, ¿lo que yo había ido a buscar a India? ¿Có-^o era eso posible?
"Mi sorpresa no era gratuita' ni vana, pues aí frente te**ía una SWÁSTICA FLAMEANTE, y hasta mí,
por
354
RODOLFO BENAVIDES
el sexto sentido, llegaba un coro de voces graves, profundas, que me parecieron ser un coro de funeral.
"A consecuencia de aquello que vi, mi cuerpo entró en una agitación nerviosa, epiléptica, de tal
magnitud, que no pude prolongar el fenómeno, y mi YO etéreo tuvo que regresar bruscamente al
cuerpo físico. Entonces, ya consciente de lo que de mí se pretendía, con firmeza retrocedí varios pasos
para quedar fuera de tan maléfica influencia, y con las piernas abiertas, como lo haría un marino cuyo
barco navega en aguas picadas, me planté con fuerza a la vez que pensaba poseído de indignación:
¿Será posible tanta maldad, tanta ruindad? ¿He caído en la trampa de los magos negros? ¡Ese símbolo
maldito! Por culpa de él, decidiendo mi futuro, quizá por impulso romántico, me había alistado para
venir a este planeta en calidad de voluntario para combatirlo y no podré irme antes de que se acabe la
era de seis mil años.
"Allá, en mi mundo de origen, todo lo que este símbolo hizo, es ya cosa de la historia. Allá se estará
hablando de aquella barbarie, como en la Tierra se habla actualmente de Atila o de cualquier otro
bárbaro. Quiero decir, que la Swástica en Neptuno es ya sólo un mal recuerdo, mientras que aquí en el
mundo Tierra sigue siendo un trágico, un lamentable y sangriento presente.
"Y a medida que yo reflexionaba, en mi cuerpo aumentaba el temblor nervioso, tan intenso, que llegó a
convertirse en verdaderas convulsiones. Para que no sonaran mis dientes apretaba las mandíbulas y
trataba de ponerme rígido, aunque sin conseguirlo. Lloraba; pero entonces era de rabia, de odio, de
anhelo de venganza, de impotencia. Al pedirme que me inclinara frente al símbolo para adorarlo, se me
estaba pidiendo que renunciara a una convicción que nació en mí hace muchos, pero muchos milenios.
"Hasta antes de esa experiencia, yo había pasado por
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES - . .
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estados emotivos, algunos difíciles, pero tolerables; otros muy agradables, porque la ilusión que yo
puse en cada uno de ellos, daba una solución feliz. Pero aquí, ¿cuál podría ser la solución agradable?
¡Si yo había caído entre adoradores de Thule, en manos de magos negros, no había más que una
disyuntiva: adorar para salvar la vida, negando con eso el reciente juramento, o morir allí mismo, pues
ellos no permitirían ninguna tercera solución.
"No es fácil tomar una decisión de tal índole a sangre fría; pero el vértigo estorbaba mi razonamiento y
opté por el suicidio. Sí, porque negarme a obedecer la orden de adorar a ese símbolo flameante, era en
verdad un suicidio.
"Sentí el impulso de arrebatarme el vendaje y hacer algo, no sé qué, tal vez correr, intentar huir o
pelear, no lo sé. Por de pronto, me limité a gritar entrecortadamente, ahogada mi garganta por la
emoción, la ira y seguramente el terror.
"Todo eso me sucedía, porque en esta propia vida me sacudió el horror al saber de las crueles matanzas
por los nazis en Alemania y porque posteriormente vi muy de cerca los que fueron campos de
concentración de judíos, refrendándose con esto mi aborrecimiento hacia esa pandilla de desamaldos
que ya desde muy antes conocía. Es por eso que mis emociones eran igualmente fuertes en lo material
y en lo espiritual. Con desesperación grité:
"—¡Jamás me inclinaré ante ese símbolo maldito, símbolo de crimen!
"Y así, enloquecido, habría seguido gritando no sé qué; y me habría arrebatado el vendaje de la cara, de
no haber sido que cuatro recias manos aprisionaron mis brazos inmovilizándome, luego me obligaron a
caminar hacia atrás y, finalmente, me sentaron en un banco sin respaldo.
356
RODOLFO BENAVIDES
Sentí que una mano amable y fresca se posaba sobre mi frente y otra apretaba ligeramente mi cerebro.
El sudor que abundantemente corría por mi cuerpo tornóse frío, primero, helado, después. Caía yo, caía
en un abis-. rao sin fondo. Me zumbaron los oídos. Entré en una noche sin estrellas, la obscuridad y
confusión reinaban en mi mente. Seguía cayendo del mundo hacia el infinito. La beca se me secaba, el
corazón que antes amenazado-ramente palpitaba, iba entrando en quietud.
"Muy a lo lejos, como salida de una pesadilla, la voz del maestro volvió:
"—Has llegado por fin, y felizmente para tu regocijo y nuestra satisfacción, al final de la tercera etapa,
tercer templo que en el santuario te anunciaron. Has vivido ya tres templos, en cuyo tercero se despierta
el hombre a la vida del espíritu y a la responsabilidad trascendente. Observa que inmediatamente
después de tu juramento, con los ojos del espíritu identificaste eí símbolo maldito que desde siglos atrás
juraste combatir, y eso, además de meritorio en este momento, te impone responsabilidad trascendente.
"Tras breve pausa, el Maestro, con voz emocionada preguntó al auditorio:
"—¿Qué pedimos para la reencarnación hoy nuevamente reconocida?
"—¡Luz, Light, lumiere...!
"En muchos idiomas, hablando muchas personas a la vez, tedos pedían para mí: LUZ en el alma, LUZ
en mi camino, LUZ en mi eternidad.
"Esas palabras fueron la vibración del sentimiento que animaba a aquellos hombres en ese momento.
"El ambiente que me rodeaba, el magnetismo de que estaba saturado el lugar, las vibraciones
espirituales reinantes . . ., todo aquello era tan fuerte, tan emotivo, tan dominante, que yo, rápidamente
fui cayendo de nueva
. . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
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cuenta en éxtasis, esta vez efecto de felicidad. Sacudido hasta lo más íntimo de mi ser, poseído de un
temblor nervioso producto de tan intensa emoción, empezaron a brotar las lágrimas en mis ojos,
mojando el vendaje a la vez que perdía la noción de la existencia de mi cuerpo físico. Estas son
sensaciones difíciles de describir, porque no corresponden a ninguna sensación vulgar, puesto que es
algo que ocurre exclusivamente entre el espíritu y el alma, con poca intervención del cuerpo físico.
¿Que cómo ocurre? ¡Es probable que ni los experimentados maestros de aquel templo antiguo, puedan
explicar el mecanismo, y, sin embargo, así es!
"En aquel estado de semiconsciencia y a la vez de lucidez mental extraordinaria, nunca antes sentida,
quise creer que estaba en luminosa fiesta, rodeado de seres alados, vestidos de túnicas vaporosas,
blancas como la nieve del Himalaya. Seres espirituales llegados de otros mundos para ayudar al
hombre terrícola a salir un poco de sus tribulaciones. Seres cuya misión era entonces y seguirá siendo
por siempre, ayudar a los ciegos a arrancarnos de la impenetrable tiniebla que nos ahoga. Quise creer
que ellos luchaban para elevarme al infinito luminoso, y fue tan fuerte mi anhelo de vivir plenamente
ese instante de mi presente vida, que perdí peso y me sentí notar entre las nubes de incienso, de
sándalo, usado al final de aquel ritual.
"¿Era todo eso simple voluptuosidad o se trataba de un fenómeno para mí desconocido? ¿Pero es que
en verdad mi cuerpo físico se elevó sobre el suelo? ¡Naturalmente que no! Mi cuerpo físico continuó
pegado al mundo físico, porque a él pertenece. Lo que ciertamente se elevaba, era mi espíritu, por eso
había perdido la noción de la existencia de mi humanidad. Y sentía que al elevarle, quedaba en el
centro de un cúmulo de soles de múltiples colores.
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RODOLFO BENAVIDES
"Canto a coro acompañó a mi levitación. Levitación, sí, porque no sentía el peso molesto que es la
cárcel hecha de carne y hueso. Me sentía como que viajaba hacia el espacio exterior de este miserable y
ensangrentado mundo.
"El Gran Maestro interrumpió el canto sagrado, cuando dijo con voz emocionada, que hasta mí llegó
como procedente de enormes profundidades del cielo:
"—¡Oh, alma hasta hoy ciega! Empuña de hoy en adelante y siempre la antorcha de los misterios y
mira con los ojos de la carne hacia tu pasado infinito para que descubras tu doble luminoso, tu alma que
pertenece a lo celeste, y así puedas evaluar lo que has avanzado por el ya largo camino recorrido, más
largo aún en lo que te falta por caminar antes de llegar al eje del Universo. Dentro de breves instantes te
será otorgado el privilegio de ver con los ojos del espíritu y recordar con el mecanismo de la carne, a un
luminoso maestro que, si se lo permites, guiará tus pasos por el sendero de esta tu presente vida.
Sigúelo, no por obediencia, ni mucho menos por temor, sino por amor. Que EL sea tu inspiración, tu
faro, tu horizonte, tu meta. EL tiene la clave de tus existencias pasadas. _E1 conoce tu futuro, El sabe
de dónde vienes y hacia dónde vas.
"La voz del Gran Maestro entró en silencio breve. Hasta mí, solamente llegaba una música suave,
sedante, que acompañaba a voces armoniosas que en ese instante me hicieron pensar en ángeles.
"La Voz Maestra volvió, esta vez en tono sumamente suave e insinuante.
"—Dijimos hace un momento y lo oíste también en el final del segundo templo, que te daríamos la
Buena Nueva, no solamente para tu personal regocijo, sino para que la disfruten quienes estén aptos
para recibirla: El Gran y Venerado Maestro; El Esperado; El Mesías;
, . .ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
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El Avalar, que está ya. de nuevo encarnado... En el momento más difícil para la humanidad, ésta lo
conocerá. EJ viene para finiquitar una era de pesadilla y para iniciar una era de paz y poesía. De aquí en
más, no será esta noticia ningún misterio.
"Te corresponde, por derecho propio, saber esto de primera mano y luego vivir al resplandor interno
que verán fuera de ti, únicamente quienes también por méritos propios hayan sabido ganárselo.
Necesitas en este momento de la soledad. ¡Vívela! Todos nos retiramos de este sitio. Debes quitarte
lentamente uno a uno los siete velos que constituyen tu vendaje, para que, como consecuencia, vivas a
tu personal manera lo que aquí encontrarás. No busques en lo profano, ni en lo físico, ni en lo trivial.
No te importe cómo es este sitio. Vive la gloria en la Tierra. Vive la verdadera felicidad, el Nirvana por
otros tan perseguido, por muchos tan soñado y por tan pocos alcanzado. Como firma de tu juramento,
posa los dedos que tienen tu sangre, ahora ya seca, sobre el Ara, sobre la cual está nuestro Gran
Símbolo que tú verás con los ojos de la carne, pues debes hacerlo ya sin vendaje, con plena consciencia
de lo que ves y haces.
"Los cantos y la música celestiales volvieron; pero esta vez alejándose poco a poco hasta dejarme casi
en silencio. Mientras tanto, sin sentir completamente mi cuerpo físico, había empezado a quitarme los
velos, uno a uno como me habían ordenado, mismos que durante varias horas me habían mantenido en
completa ceguera.
"Al quitarme el último de ellos, quedé frente a un espectáculo que por maravilloso o indescriptible,
sólo puedo decir que me dejó atónito. Había un derroche de luz, cristales y reflejos de plata y oro.
Atraído hacía el Ara como la mariposa nocturna a la flama, fijé la mirada en el oro labrado y
centelleante. Aquello tenía la virtud de mantener viva mi ilusión y mi insensibilidad física. Las
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RODOLFO BENAVIDES
rá para viajar por siempre a lo largo de la, eternidad, acompañado de la luz de varios espíritus guías,
amigos y maestros que se turnan para su cuidado constante. En todos los seres sin excepción, es lo
mismo, porque todos somos hijos del mismo padre. Y así, como te ves ahora en la distancia, son las
sucesivas encarnaciones hasta llegar algún día a maestro de algún mundo, de alguna humanidad. ¡Esa
es la tarea! Todos, tarde o temprano, pasamos por estas 'iniciaciones' que, con diferencia de método,
existen en todos los mundos donde hay seres racionales. Existen, porque no son teatro para los sentidos
ni para el cuerpo físico, porque así podemos comprobar cada cual, sin intermediarios, que desde que
nacemos a la vida de espíritus, y desde que nos vestimos con un alma, nunca hemos estado solos.
Cuando esto se entienda en su justo valor, y cuando en la carne podamos ver la luz que por derecho
propio todos llevamos dentro, ENTONCES, SEREMOS DIOSES...
"La voz volvió al silencio de donde había recién salido. Yo seguía extasiado ante lo que me rodeaba.
Giré media vuelta para volver a quedar de frente al Ara centelleante que servía de base a nuestro Gran
Símbolo y vi, tras del Símbolo, al espíritu luminoso y sonriente que me contemplaba con ternura.
Avancé unos pasos, y ante tan conspicuo testigo, puse mis dedos índice sobre la cubierta del Ara; lo
hice poseído de místico respeto, con la convicción de que marchaba yo per el camino correcto.
'Xas sensaciones que pasaron por mi ser no son para describirse, porque son totalmente desconocidas,
excepto para quienes han pasado por la misma experiencia, pero es única en la vida. Yo diría, pues si la
meta humana está sintetizada en tal instante, si eso es el Nivrana, si eso es la gloria del cristianismo,
bien valen las penas de muchas vidas, con tal de gozar intensamente el minuto del que no quisiera uno
salir, meta desde donde se puede
. . . ENTONCES, SEREMOS DIOSES. . .
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ver hacia la obscuridad del pasado, hacia la noche de los tiempos. Ver hacia el mundo y los mundos
recorridos, todos ellos perecibles, mientras que el espíritu es inmortal como el Universo, porque es
parte importante del Universo. Y porque es inmortal no puede detenerse en el camino.
"Un día, los que hoy somos hombres, alcanzaremos la meta, y entonces, seremos dioses, Dioses para
los seres humanos que aún vayan muy atrás. Rama, Krishna, Bu-da, Cristo, Mahoma, etcétera, todos
ellos fueron hombres; hombres deificados y por ello dioses. Dioses, porque el brillo de los espíritus
deslumhró a los hombres que no los comprendieron. Pero ellos, allá muy atrás en los siglos y en los
mundos, también un día llevaron nombres mortales, nombres de pobres pecadores, que arrastraron
pesados cuerpos entre las miserias de algún mundo, de alguna constelación, de alguna galaxia. Pero
trabajaron con denuedo, estudiaron intensamente, aprendiendo que amar es la llave del éxito que abre
el futuro y al fin se transformaron, por su propio mérito, en hombres dioses, hombres deificados por los
otros hombres que rezagados en el camino, expresan de esa manera su admiración e incomprensión. Es
cierto que esos espíritus maestros nos llevan considerable ventaja; no obstante, algún día, en algún
mundo, en un todavía lejano milenio, alcanzaremos el mismo nivel.
"Alcanzaremos esta estatura, simplemente porque ésa es la tarea. Un cielo tedioso, monótono, aburrido,
un Nirvana en el que se vive dormido, una vida de ultratumba llena de Uríes, vinos y manjares
indigestos, no son precisamente el mejor estímulo para trabajar intensamente a lo largo de muchas
vidas.
"Y cuando comprendamos todo esto en su justo valor, entonces, seremos dioses..."
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HODOLFO BENAVIDES
* * *
"P. D.
"Sr. Benavides: Mi odisea espiritual termina con la reafirmación de que... ENTONCES SEREMOS
DIOSES; pero antes nos veremos en México.
"Hasta muy pronto.
"Turquino" (Rúbrica.)
ESTA EDICIÓN DE 2 000 EJEMPLARES SE TERMINO DE IMPRIMIR EL 15 DE JULIO DE
1986 EN LOS
TALLERES DE LITHO OFFSET CONDE
ZARAZATE 10 5-A COL. EX-HÍPODROMO DE PERALVILLO
06250 MÉXICO, D. F.

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