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91-107
Antonio González
Secretario General, Fundación Xavier Zubiri
Madrid, Spain
Abstract
The article investigates one of the positions of Zubiri with respect to the problem of
God, which the author terms the “cosmic way” to distinguish it from the better-known “way
of relegation”. In his “cosmic way,” Zubiri elaborates an argument for the existence of God
starting from the data of the physics of his time, in particular, the cosmology of the “Big
Bang.” Undoubtedly, the “way of relegation” is the most characteristic of Zubiri’s philoso-
phy, and the one which is in best agreement with the whole corpus of his work. And the
advantages of the “way of relegation” stand out especially when it is compared to the “cos-
mic way”. But this does not mean that the “cosmic way” cannot be considered critically
from the point of view of its own merits.
Resumen
El artículo investiga uno de los planteamientos de Zubiri en torno al problema de Dios,
y que el autor denomina “vía cósmica” para distinguirla de la más conocida “vía de la reli-
gación”. En su vía cósmica, Zubiri elaboraba un argumento sobre la existencia de Dios a
partir de los datos de la física de su tiempo, especialmente a partir de la cosmología del “Big
Bang”. Sin embargo, la vía de la religación es la más característica de la filosofía de Zubiri,
y la más acorde con el conjunto de su filosofía. Las ventajas de la vía de la religación desta-
can especialmente cuando se la compara con la vía cósmica. Ello no obsta para que la vía
cósmica de Zubiri pueda ser considerada críticamente desde el punto de vista de sus pro-
pios méritos.
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92 Antonio González
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mento sobre la existencia de Dios que par- razón ejerce una función crítica, contras-
ta de los hechos inmediatamente dados4. tando los conceptos recibidos con lo que
Es la vía de la religación. las cosas podrían ser allende el campo de
la propia aprehensión6. De ahí que la ra-
I. La vía de la religación zón apunte siempre al futuro, y no al pa-
Un modo en La insistencia de Zubiri sado. ¿Cuál es entonces la ventaja del
en un punto de partida en los hechos se análisis de hechos que realiza el logos res-
entiende perfectamente desde las raíces pecto a las teorías que elabora la razón?
fenomenológicas de su filosofía. Antes de Más que de “ventajas”, habría que hablar
explicar, propugna la fenomenología, es propiamente de una distinción entre los
necesario describir lo inmediatamente órdenes intelectivos. La razón se pregunta
dado en la experiencia. Desde el comienzo por lo que las cosas sean allende la apre-
de su trilogía sobre la Inteligencia sentien- hensión, y frecuentemente su objeto no
te, Zubiri insiste en la diferencia entre el llega a hacerse presente en la aprehensión
análisis de hechos y la teoría5. En unos más que indirectamente. En cambio, aque-
tiempos como los nuestros, hondamente llo que intelige el logos no está allende la
marcados por cierta popularización de la aprehensión, sino actualizado en ella. Su
hermenéutica, esto suele sonar algo extra- función es previa a la indagación racional.
ño: ¿es que el análisis de los hechos no El logos se limita a inteligir lo actualizado
está cargado con presupuestos? ¿Piensa en la aprehensión. De ahí que en el logos
Zubiri que son posibles “enunciados pro- acontezca algo decisivo, que la razón sólo
tocolarios” absolutamente ciertos y neu- recibe mediatamente del logos, y que es
trales? Estas dificultades se disuelven justamente la evidencia. La evidencia, pa-
cuando se sitúan en el contexto de la filo- ra Zubiri, no es otra cosa que la “exigen-
sofía zubiriana de la inteligencia. El análi- cia” con la que, por ejemplo, el color del
sis de hechos es algo que, desde el punto papel que está ante mí requiere ser inteli-
de vista de la filosofía de Zubiri, compete gido como “blanco”7. Por supuesto, esta
claramente al logos, pues éste se ocupa exigencia se produce siempre respecto a
precisamente de inteligir lo actualizado en un elenco concreto de conceptos que he
el campo de la aprehensión. La teoría, en recibido del pasado. Ésa es la verdad de la
cambio, sería más bien una tarea propia hermenéutica. Pero, respecto a ese elenco
de la razón, pues ésta pretende averiguar de conceptos, se produce una evidencia. Y
lo que sean las cosas “allende” la aprehen- esta evidencia se produce solamente res-
sión. Por volver a un ejemplo muy manido, pecto a aquello que está actualizado en la
describir un papel como “blanco” es tarea aprehensión, y no respecto a lo que las
del logos; indagar la estructura fotónica de cosas podrían ser respecto a esa aprehen-
la luz, es propio de la razón. El análisis del sión.
los hechos sería una tarea propia del logos El análisis de hechos se mueve entre
humano, que mediante sus recursos con- evidencias. Relativas a un sistema de con-
ceptuales describe aquello que se actualiza ceptos, que es necesario siempre clarificar.
inmediatamente en nuestra aprehensión. Pero verdaderas evidencias. Estas eviden-
Es obvio que tanto el logos como la cias se refieren a hechos que están actua-
razón recurren a conceptos, los cuales lizados en nuestra aprehensión, y que son
determinan esencialmente la intelección. accesibles para cualquiera. Estos hechos
Tales conceptos, indudablemente, cargan no son necesariamente los llamados
con distintos presupuestos, y nunca son “hechos científicos”. No todo hecho es un
neutrales. Toda la cultura, la lengua, la hecho científico. El hecho científico no sólo
historia del pensamiento, de la filosofía, de se refiere a algo presente en la intelección
las ciencias, está presente en ellos. No sólo y que es accesible para cualquiera. Ade-
eso: mientras que el logos carga más pasi- más, un “hecho científico” está fijado res-
vamente con “el peso de lo antiguo”, la pecto a un sistema de conceptos previos, y
que aporta la misma ciencia. Zubiri pone para Zubiri un hecho, el hecho mismo del
el siguiente ejemplo: “Si tomamos una vivir humano. Un hecho observable para
bobina, hilos de cobre, una pila eléctrica, y cualquiera, pues no pende de una investi-
una barra de hierro, veremos que en cier- gación de lo que sean las cosas allende la
tas condiciones esta barra oscila, y su aprehensión, sino que se halla en el análi-
oscilación puede registrarse en una escala. sis de la “poderosidad” que las cosas re-
En este caso, el hecho científico es la me- ales ejercen sobre la vida humana10. Por
dida de la resistencia eléctrica de una bo- supuesto, puede discutirse que este hecho
bina”8. El hecho “bruto” sería simplemente esté bien descrito por Zubiri, o que merez-
la oscilación de la barra de hierro. Es un ca el nombre de religación. Pero lo que
hecho porque es algo actualizado en la está claro y fuera de toda duda es que
aprehensión, y observable por cualquiera. Zubiri, en El hombre y Dios, pretende un
Para ser un hecho científico, tendría que planteamiento del problema de Dios que
ser referido a una teoría científica concreta toma como punto de partida el análisis de
(en este caso, el electromagnetismo). Es la los hechos inmediatamente actualizados
referencia a esa teoría la que transforma ante nosotros, y no una teoría sobre las
las meras oscilaciones de una barra en estructuras del cosmos.
mediciones de la resistencia eléctrica de Llama la atención que Zubiri no sólo
una bobina. Igualmente, la referencia a la pretendió este punto de partida al final de
teoría de la evolución transforma un frag- sus días, a la altura de la redacción de El
mento óseo observable por cualquiera en hombre y Dios. En realidad, la vía de la
el residuo fósil de un ancestro del género religación está presente en todo su itinera-
humano. No todo hecho es un hecho cien- rio filosófico desde los años treinta. Ya
tífico, pero todo hecho científico es un entonces hay un énfasis “fenomenológico”
hecho. (si bien que muy teñido por la influencia
En el caso del problema de Dios, la de Heidegger) en señalar que el punto de
opción de Zubiri en El hombre y Dios es partida del problema de Dios ha de situar-
partir de un hecho, que él llama la religa- se en lo inmediatamente dado, que para
ción. Para Zubiri, la religación “es el acon- Zubiri es el análisis de la religación como
tecer mismo de toda la realidad en el un momento constitutivo de la existencia
hombre y del hombre en la realidad”9. El humana11. Tampoco se puede pensar que
hombre, según Zubiri, está “religado” al Zubiri haya renunciado a la vía de la reli-
poder de lo real. La persona humana se gación en los años cincuenta o sesenta,
realiza, para Zubiri, apoyada en el poder debido a su interés por las ciencias, y que
de lo real. No es la dependencia respecto a haya regresado a esa vía al final de sus
cosas concretas, sino el poder de la reali- días. En el año 1963, Zubiri escribe el
dad como formalidad, vehiculado por to- artículo “Introducción al problema de
das las cosas, e incluso por la realidad de Dios”, en el que justifica la importancia de
uno mismo. La religación no es un fenó- la vía de la religación, entendida como
meno cósmico, pero tampoco subjetivo. La “mero análisis”, como “mostración” en
religación como un acontecer del poder de lugar de “demostración”. La vía de la reli-
lo real es algo que concierne justamente a gación tendría la ventaja de mostrar la
la intersección de lo humano y de lo cós- existencia, en la vida humana, de un ver-
mico. En ese sentido, Zubiri entiende que dadero problema de Dios, antes de dar
la vía que él plantea en El hombre y Dios una respuesta teísta, agnóstica o atea al
no es ni cósmica ni antropológica, sino mismo. Esta respuesta siempre es un se-
que arranca de un nivel más inmediato, gundo paso respecto a algo que Zubiri
que es el más radical, porque ahí precisa- considera esencial poner de relieve en
mente tienen su raíz todas las considera- nuestro tiempo, que es precisamente la
ciones cósmicas o antropológicas ulterio- existencia de un problema de Dios como
res. Antes de toda teoría, la religación es momento constitutivo de la existencia
estimaciones de la constante de Hubble diante las cuales son fijados. Y por lo tan-
que superaron esta inconsistencia. En la to estos hechos son siempre hechos inter-
actualidad, sigue habiendo estimaciones pretados. Por muy respetable que sea la
diferentes de la constante de Hubble, que teoría que los fije, estamos siempre en un
en buena medida dependen de los diferen- nivel intelectivo distinto del puro análisis
tes cálculos respecto a la distancia de Vir- de los hechos meramente actualizados en
go, el cúmulo de galaxias más próximo al nuestra aprehensión. Como señala Zubiri,
nuestro, y de la utilización de cefeidas los hechos científicos son siempre discuti-
(Wendy Freedman) o supernovas (Allan bles, pues su misma verificación pende de
Sandage) para este cálculo. Sin embargo, las teorías en las que se enmarcan. Todo
los cálculos de la edad del universo basa- experimento, y no sólo los de la mecánica
dos en las estimaciones de Freedman cuántica, entraña una intervención del
(H0=70) podrían entrar en conflicto con la investigador en el mismo, aportando su
edad de las estrellas más antiguas, que propio esbozo de posibilidades de intelec-
sería de unos 13 mil millones de años. Las ción. Una cosa es verificar en el experi-
estimaciones de Sandage (H0 entre 58 y mento científico el cumplimiento de lo es-
61) hablarían en favor de una edad del bozado por una determinada teoría, y otra
universo algo mayor17. Por otra parte, el cosa muy distinta es verificar que la razón
recurso a la constante cosmológica de aducida en el esbozo es la única y verda-
Einstein permitiría dar cuenta de recientes dera razón19.
descubrimientos sobre la aceleración de la Esto no invalida automáticamente la
expansión del universo, haciendo compa- vía cósmica de Zubiri. De hecho, el mismo
tibles posibles valores altos de la constan- Zubiri reconoce que las vías cósmicas de
te de Hubble con una edad del universo de la filosofía escolástica pueden ser conclu-
que no entre en conflicto con la edad de yentes20. Lo único que Zubiri pretende
las estrellas más antiguas18. decir es que esas vías no parten de
Todo esto nos muestra la ya mencio- hechos, a pesar de que así lo pretenden,
nada solidaridad de los hechos científicos sino de interpretaciones metafísicas de la
con las teorías científicas. En este campo, realidad sensible. Evidentemente, presu-
los hechos brutos son relativamente po- puesta la validez de esa interpretación
cos. Un hecho bruto puede ser la visión de metafísica, el argumento podría ser con-
las maravillosas imágenes enviadas por el cluyente, en el sentido formal de que sus
telescopio espacial Hubble. Pero este mis- premisas nos llevan correctamente a la
mo telescopio, así como todas las imáge- conclusión que pretenden. La dificultad
nes y las mediciones posibilitadas por el para Zubiri se sitúa en el punto de parti-
mismo, penden en su propia constitución da. Ahora bien, ¿qué sucede con el punto
e interpretación de las teorías científicas de partida del propio argumento cósmico
que permiten fijar los hechos brutos, y de Zubiri? En este caso, habría que decir
darles un sentido determinado como, por que las vía cósmica de Zubiri difiere de las
ejemplo, mediciones de la distancia de las vías tomistas en que sí parte de “hechos”,
cefeidas de la galaxia Messier 100, perte- por más que estos hechos no sean “hechos
neciente al cúmulo de Virgo, y en la que se brutos” (como la religación), sino “hechos
basaron los cálculos de Freedman sobre el científicos”. En ambos casos, nos encon-
valor de la constante de Hubble. La utili- tramos en situados un nivel intelectivo
zación de estas mediciones en el marco de propio de la “teoría”, o de los hechos inter-
otras teorías (como la relatividad generali- pretados en el marco de una teoría. En un
zada) nos permite hacer estimaciones so- caso se trata de las teorías metafísicas, en
bre la edad del universo. Sin duda pode- otro caso las teorías científicas. Desde
mos decir que todas estas mediciones muchos puntos de vista, el partir de los
constituyen “hechos”, pero son hechos hechos científicos puede ser algo preferi-
científicos, solidarios de las teorías me- ble, no sólo por razones extrínsecas (la
Algunos defensores de este modelo, como a caminar hacia el sur, así también el uni-
André Linde, han propuesto un proceso verso no tendría un punto de inicio, sino
incesante de inflaciones, de modo que más bien una curva. Si un cono podría
cuando una región del universo alcanza representar la expansión del cosmos a
cierto volumen da lugar por inflación a partir de la gran explosión, Hawking en-
una nueva región, y así hasta el infinito. tiende que una teoría cuántica de la gra-
Sin embargo, Arvind Borde y Alexander vedad redondearía el vértice de ese cono,
Vilenkin mostraron ya en 1994 que un eliminando la necesidad de una explica-
universo en indefinidamente inflacionando ción de la configuración inicial del univer-
hacia el futuro no puede ser geodésica- so. El resultado no deja de ser interesante.
mente completo en el pasado, y que por El universo sería temporalmente finito, al
tanto debería existir en algún punto del menos en el sentido de que para cualquier
pasado una singularidad. Linde aceptó unidad dada de tiempo hay un número
esta conclusión29. A. Guth se ha sumado a finito intervalos anteriores a ese momento.
una versión perfeccionada de la demostra- Es un universo que, como dice el mismo
ción de Borde y Vilenkin para sostener que Hawking, comenzaría estrictamente de la
la inflación tiene que tener algún punto de nada, pues no habría nada fuera del uni-
inicio en el pasado30. También en el mode- verso32.
lo inflacionario nos encontramos con que Un universo así no necesitaría ningu-
el universo no reposa sobre sí mismo. na explicación fuera de sí mismo. La ar-
gumentación de Zubiri a partir de la confi-
V. El universo auto-contenido guración del estado inicial ya no sería vá-
Podría haber otro tipo de cuestiona- lida. Cabe hacer sin embargo algunas ob-
mientos a la idea de que el universo no servaciones. En primer lugar, el mismo
reposa sobre sí mismo. Como es sabido, Hawking señala en su libro que no está
Stephen Hawking, en dirección contraria a haciendo más que una propuesta, que no
sus primeras aportaciones científicas, ha puede ser deducida de ningún otro princi-
popularizado la idea de un universo sin pio. En segundo lugar, en la propuesta de
singularidades. Su propuesta de un mode- Hawking, al igual que en otros modelos
lo basado en una teoría cuántica de la construidos a partir de una teoría cuánti-
gravedad tendría la virtualidad de descri- ca de la gravedad, introduce números
bir un universo que podría ser finito tem- imaginarios (múltiplos de la raíz cuadrada
poralmente, pero sin “ningún borde en el de un número negativo) para la variable
espacio-tiempo en el cual se tuviese que temporal en las ecuaciones de Einstein. El
recurrir a Dios o alguna nueva ley para resultado es que antes del tiempo de
que estableciese las condiciones de con- Plank, en los primeros instantes del uni-
torno del espacio-tiempo. Se podría decir: verso (antes del los 10-44 segundos), tene-
‘la condición de contorno del universo es mos un tiempo imaginario que no es tiem-
que no tiene ninguna frontera’. El universo po, sino más bien un espacio de cuatro
estaría completamente auto-contenido y dimensiones. Es decir, tenemos propia-
no se vería afectado por nada que estuvie- mente una situación intemporal, en la que
se fuera de él. No sería creado ni destrui- queda abolido el devenir. La pregunta es si
do. Simplemente SERÍA”31. Dicho en otros esta situación corresponde a la realidad.
términos: la configuración inicial no es Los números imaginarios se utilizan en
verdaderamente “inicial”, porque el uni- ocasiones en la mecánica cuántica de for-
verso estaría auto-contenido. Un regreso ma puramente instrumental, como recur-
en el tiempo tendría el efecto, no de llevar- so de cálculo, sin pretender que el tiempo
nos a un punto de inicio absoluto, sino de se transforme realmente en espacio. Al
volvernos de vuelta hacia el presente. Del final del cálculo, se vuelve a la interpreta-
mismo modo que quien camina hacia el ción usual del tiempo. Si se hiciera esto en
norte, después de llegar al polo, comienza el caso de la teoría de Hawking, volvería a
de otra de las críticas que el mismo Zubiri carece irremisiblemente de algunos de los
hace años después a las vías cósmicas de caracteres propios de lo que normalmente
la tradición. Zubiri terminan pensando entendemos por Dios. La realidad esen-
que esas vías no conducen propiamente a cialmente existente no es posibilitante ni
lo que normalmente entendemos por Dios, impelente de la vida humana. Es lo que
como una realidad última, fuente de nues- sucede también en las vías cósmicas de la
tras posibilidades, y a la que pedimos tradición. Nos encontraríamos de nuevo,
ayuda y fuerza para ser. Esas vías más en la vía cósmica de Zubiri, con la famosa
bien conducen a constructos metafísicos, distinción de Pascal entre el Dios de Abra-
tales como un primer motor inmóvil, una ham, de Isaac y de Jacob y el Dios “de los
primera causa eficiente, una primer ente filósofos y de los sabios” (des philosophes
necesario, un ente en quien tenemos en et des savants)53. El Dios de la vía cósmica
grado máximo la plenitud de la entidad, o no es el Dios con el que uno cuenta como
una inteligencia suprema ordenadora de fundamento posibilitante e impelente de la
todos los fines. En otros casos, como el de propia vida. Zubiri nunca se dio por satis-
Escoto, lo que obtendríamos sería una fecho con esta situación. Pero tampoco
entidad infinita. Pero todavía habría que quiso recorrer el camino de las vías exclu-
probar que ese ente es Dios. En el caso de sivamente antropológicas. Porque Zubiri
la vía cósmica de Zubiri, lo que tenemos es era bien consciente que aquello que lla-
una realidad que reposa en sí misma como mamos Dios no es sólo fundamento de la
esencialmente existente, y que es funda- vida humana, sino también fundamento
mento de un universo en evolución expan- del mundo. Zubiri quiso trazar una vía
siva. Zubiri mismo parece reconocer los filosófica que integrara, desde su punto de
límites de su empresa, pues en el inicio del partida, tanto la realidad humana como la
mismo artículo no declaraba que sus re- realidad del universo. Y esto es justamente
flexiones pretendieran conducirnos a lo que Zubiri piensa que proporciona la vía
“Dios”, sino simplemente “a una realidad de la religación. Para Zubiri, la vía de la
propia en y por sí misma, distinta real- religación es una vía estrictamente filosófi-
mente del universo”50. Tal vez se podría ca, no religiosa, que parte de lo más inme-
decir que Dios aparece en algún sentido diato a nosotros mismos, y que conduce
como realidad última, aunque esta ultimi- filosóficamente a una realidad absoluta-
dad se refiere al cosmos, y no a la vida mente absoluta que es última, posibilitan-
humana. Pero no se ve por qué esta reali- te e impelente, y por tanto “al Dios de las
dad última podría ser considerada tam- religiones en tanto que Dios”54.
bién como posibilitante e impelente de la Todo esto nos pone de relieve los lími-
propia vida humana. Ahora bien, para el tes de la vía cósmica emprendida por Zu-
último Zubiri no es suficiente con que una biri en el año 1961. El punto de partida en
realidad sea última para que pueda ser la imagen del universo proporcionada por
considerada propiamente como divina. la ciencia no implica en modo alguno que
También tiene que ser posibilitante e im- la vía no sea concluyente. Incluso los
pelente51. cambios en esa imagen del mundo sucedi-
En este punto, la vía cósmica de Zubi- dos en los últimos cuarenta años no inva-
ri adolece del mismo defecto que las de- lidan el argumento de Zubiri, aunque le
más vías cósmicas: la diferencia entre las plantean algunos desafíos importantes, tal
acciones humanas y los demás hechos como hemos visto. Sin embargo, el punto
cósmicos no desempeña ninguna función de partida en la imagen del mundo pro-
en su punto de partida. La vía cósmica de porcionada por la ciencia no sólo carece de
Zubiri, al igual que las otras vías cósmi- la contundencia de un análisis de los
cas, no se hace cuestión de la posición del hechos, tal como sucedería en el caso de la
ser humano en el cosmos52. Por eso mis- vía de la religación. También su desarrollo
mo, el punto de llegada de su vía cósmica está afectado por el valor que se le otorgue
Notas
1 Cf. X. Zubiri, “Trascendencia y física”, Gran 8 X. Zubiri, Inteligencia y razón, Madrid, 1983,
enciclopedia del mundo, Bilbao, 1961, vol. p. 184.
18, cc. 419-424. 9 X. Zubiri, El hombre y Dios, p. 129.
2 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, Madrid, 1984. 10 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, p. 128.
El texto está numero por columnas, no por 11 Cf. el artículo de X. Zubiri del año 1935,
páginas.
titulado “En torno al problema de Dios”, y
3 Zubiri prefiere el término “cósmico” a “cosmo- recogido en Sobre el problema de la filosofía y
lógico” para designar en general a las vías otros escritos (1932-1944), Madrid, 2002, pp.
que parten de la consideración del mundo fí- 215-241.
sico. Posiblemente Zubiri busca un término
general, y quiere evitar las confusiones con
12 Cf. X. Zubiri, “Introducción al problema de
el “argumento cosmológico” del racionalismo, Dios”, recogido en Naturaleza, historia, Dios,
al que Kant se refiere en la Kritik der reienen 9ª ed., pp. 395-416, especialmente p. 412.
Vernunft, B 631-648. 13 Cf. X. Zubiri, El problema filosófico de la his-
4 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, pp. 118-133, toria de las religiones, Madrid, 1993, pp. 15-
especialmente pp. 120-121. 77.
5 Cf. X. Zubiri, Inteligencia sentiente. Inteligen-
14 Cf. X. Zubiri, Inteligencia y logos, p. 40. Zu-
cia y realidad, Madrid, 1980, pp. 14, 20, 25, biri se refiere a los experimentos sobre la
89, 134, 156, 203-205, 285. percepción de la causalidad de Michotte en
Lovaina.
6 Cf.. X. Zubiri, Inteligencia y logos, Madrid,
1982, p. 60. 15 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, pp. 118-121.
7 Cf. X. Zubiri, Inteligencia y logos, pp. 216- 16 Cf. X. Zubiri, “Trascendencia y física”, cc.
226. 419-421.
17 Cf. W. L. Freedman (ed.), Measuring and 31 S. Hawking, A Brief History of Time: from the
Modeling the Universe, Cambridge, 2004. Big Bang to Black Holes, Nueva York, 1988,
18 Como es sabido, la constante cosmológica de p. 136.
Einstein ha sido desempolvada recientemen- 32 Cf. S. Hawking y R. Penrose, The Nature of
te, no para contradecir la idea de un univer- Space and Time, Princeton, 1996, p. 85.
so en expansión, sino para dar cuenta de las 33 Cf. S. Hawking, A Brief History of Time, pp.
observaciones que muestran que la expan- 138-139.
sión del universo se está acelerando. 34 Cf. S. Hawking y R. Penrose, The Nature of
19 Cf. X. Zubiri, Inteligencia sentiente, p. 132; Space and Time, p. 121. Puede verse J. Bar-
Inteligencia y razón, pp. 247-249; 271-273. row, Theories of Everything, Oxford, 1991,
20 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, p. 121. pp. 66-68; W. L. Craig, "Hartle-Hawking
21 X. Zubiri, “Trascendencia y física”, c. 419. Cosmology and Atheism", en Analysis 57
(1997) 291-295.
22 Cf. X. Zubiri, “Trascendencia y física”, c. 421.
35 Cf. X. Zubiri, Inteligencia y razón, pp. 215-
23 Cf. P. J. E. Peebles, Principles of Physical
216.
Cosmology, Princeton, 1993, pp. 475-483. A.
Guth y M. Sher, “The Impossibility of a
36 Cf. X. Zubiri, “Trascendencia y física”, c. 421.
Bouncing Universe”, Nature 302 (1983) pp. 37 Cf. X. Zubiri, Inteligencia y logos, p. 335.
505-507. 38 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, pp. 134-178.
24 Cf. X. Zubiri, Sobre la esencia, Madrid, 1962, 39 Cf. X. Zubiri, “Trascendencia y física”, c. 422.
199-200. Esta distinción la ha mantenido 40 Cf. X. Zubiri, “Trascendencia y física”, cc.
Zubiri hasta el final de su vida, cf. El hombre
422-423. En una conferencia todavía inédita
y Dios, pp. 24-25. En el artículo “Trascen-
pronunciada en Alcobendas en el año 1959,
dencia y física” Zubiri presupone esta distin-
titulada “Utrum Deus sit, Zubiri hacía consi-
ción, aunque no utiliza la terminología cos-
deraciones muy semejantes para justificar la
mos-mundo, cf. c. 422.
realidad de Dios, aludiendo al “razonamiento
25 X. Zubiri, “Trascendencia y física”, c. 422. clásico de Santo Tomás”. Zubiri se refería a
26 X. Zubiri, “Trascendencia y física”, c. 421. la vía de la causalidad, pero interpretando la
causalidad como mera funcionalidad, y por
27 En el caso del modelo del estado estaciona-
tanto como algo que sí se puede encontrar
rio, la conclusión sería la misma, o incluso
directamente en la aprehensión. En cual-
más evidente, porque ese modelo, ya des-
quier caso, el punto de partida de aquellas
echado, requería la creación continua de ma-
consideraciones era la religación, y no la
teria.
imagen del universo proporcionada por la
28 A. Guth, “Inflation and the New Era of High- ciencia.
Precision Cosmology”, MIT Physics Annual, 41 Cf. X. Zubiri, “Trascendencia y física”, cc.
2002, pp. 28-39. 423-424.
29 Cf. A. Borde y A. Vilenkin, “Eternal Inflation 42 Cf. X. Zubiri, Sobre la esencia, 389-402;
and the Initial Singularity”, Physical Review Inteligencia sentiente, pp. 192-193.
Letters 72 (1994), pp. 3305-3309; A. Linde, 43 La dificultad ya se insinúa en el texto de los
D. Linde y A. Mezhlumian, “From the Big
años treinta sobre Hegel recogido en Natura-
Bang Theory to the Theory of a Stationary
leza, historia, Dios, Madrid, 1987, pp. 267-
Universe”, Physical Review D 49 (1994), pp.
287, especialmente en la p. 282.
1783-1826.
44 Cf. X. Zubiri, Estructura dinámica de la reali-
30 Cf. A. Borde, A. Guth y A. Vilenking, “Infla- dad, Madrid, 1989, pp. 11-21.
tionary space-times are incomplete in past 45 Cf. X. Zubiri, Estructura dinámica de la reali-
directions”, Physical Review Letters 90 (2003)
dad, p. 62; El hombre y Dios, p.312.
151301; A. Guth y D. Kaiser, “Inflationary
Cosmology: Exploring the Universe from the 46 Cf. X. Zubiri, Estructura dinámica de la reali-
Smallest to the Largest Scales”, Science 307 dad, pp. 105-128.
(2005) 884-890. 47 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, p.168.
48 Cf. X. Zubiri, “Trascendencia y física”, c. 423. tano a las vías de Tomás: se demuestra una
En la ya mencionada conferencia de Alco- existencia, pero después habría que demos-
bendas, del año 1959, Zubiri pensaba que el trar que esa existencia tiene los atributos
carácter personal de Dios es algo que excede que todos otorgamos a Dios.
lo que podemos concluir a partir de su fun- 52 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, p. 121.
damentalidad respecto al mundo, de tal ma- 53 Cf. B. Pascal, “Mémorial”, en sus Oeuvres
nera que se inscribe en el ámbito, no de lo
complètes, París, 1954, p. 554.
racional, sino de lo razonable.
54 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, p. 152. Es
49 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, pp. 165-178.
unproblema grave, que no podemos abordar
50 Cf. X. Zubiri, “Trascendencia y física”, c. 419. aquí, la identificación de Zubiri entre el Dios
51 Cf. X. Zubiri, El hombre y Dios, pp. 121-123. de las religiones y el Dios de Abraham, Isaac
En la mencionada conferencia de Alcoben- y Jacob al que se refiere Pascal. ¿Es real-
das, Zubiri recuerda el comentario de Caye- mente el mismo Dios?