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Autoría y participación

El delito no es obra de una sola persona, existiendo supuestos en que


concurren varios agentes activos en su realización, lo cual ha llevado a la
teoría del delito, a efectuar una distinción entre el grado de participación de
cada una de ellas.
Para determinar su responsabilidad, de conformidad al principio de
proporcionalidad, se buscar apreciar el aporte que hace cada sujeto al injusto
cometido, valiéndose para ello, de la Teoría del Dominio del Hecho.
Nuestra legislación, a partir del Art. 32 al 37 del Código Penal regula la
responsabilidad de los autores, cómplices e instigadores, estableciendo del 65
al 67, un tratamiento de respuesta penal diferenciado para cada uno de ellos.
- Autoría Directa:
Autor directo es aquel que realiza personalmente el delito y de modo directo.
Es aplicable al que realiza por sí el hecho punible, o lo que es lo mismo, aquel
cuya acción se le va a imputar, por referirse a la realización directa de los
elementos objetivos y subjetivos del tipo.
Por esta razón, la voluntad final de realización es un elemento guía del
dominio sobre el hecho.
- Autoría Mediata:
Es aquella en la que el autor no llega a realizar directa ni personalmente el
delito, puesto que el autor se sirve de otra persona, por lo general no
responsable penalmente, que ejecuta el hecho típico.
El intermediario carece del dominio del hecho, por lo que la responsabilidad
se imputa al “hombre de atrás”, quien se ha provocado o se aprovecha del
instrumento, coaccionando, engañando, utilizándolo, contando con su falta de
libertad o su ignorancia de la situación. 
- Coautoría:
El dominio del hecho es común a varias personas, siendo coautores los que
toman parte en la ejecución del delito, en codominio del hecho (dominio
funcional del hecho).
Es importante destacar que los coautores cometen el delito entre todos, pero
ninguno de ellos por sí solo realiza completamente el hecho, por lo que no
pueden considerarse partícipes del hecho de otro. No rige el “principio de
accesoriedad de la participación”.
- Participación delictiva:
Participación es la cooperación dolosa en un delito ajeno, la cual puede
concebirse en dos sentidos: amplio y específico.
El primero abarca a todos los que intervienen en el hecho (autor directo, autor
mediato, coautor, instigador y cómplice).
Ello significa que es necesaria la existencia de un autor respecto del cual se
encuentra en una posición secundaria, por ende, no es posible un partícipe sin
un autor.
o Características:
 Convergencia Común:
La voluntad de los sujetos que intervienen en la ejecución
de un delito se orienta a su realización conjunta. Si no hay
un acuerdo de voluntades no habrá participación, sino una
conjunción temporal de actos diferenciados.
o Accesoriedad:
 La actividad del partícipe se encuentra en dependencia
respecto de la del autor, por lo que no constituye un tipo
delictivo autónomo, sino un concepto de referencia, cuya
responsabilidad depende de determinados presupuestos del
actor principal.
o Incomunicabilidad de las circunstancias:
 Trata de las circunstancias y cualidades personales que al
darse en alguno o algunos de los participantes en el hecho
delictivo no se comunican a los demás, siendo igual si son
permanentes o transitorias, lo que interesa es determinar su
carácter personal.
- Instigación:
Es conocido con el nombre de inducción, es una típica forma de participación,
aunque por su entidad cualitativa el legislador, a efectos de pena, la equipara a
la autoría. 
Se caracteriza porque el inductor hace surgir en otras personas (inducido) la
idea de cometer un delito, pero quien decide y domina la realización del
mismo es el inducido, de lo contrario sería autor mediato. 
Se requiere una concreta influencia psicológica y siempre una conducta activa,
ya que como omisión no es admisible como forma de instigación, ni tampoco
por imprudencia.
- Complicidad:
Se trata de una contribución a la realización del delito con actos anteriores o
simultáneos, que no son considerados de autoría. La distingue su menor
entidad material, al grado que se castiga con una pena inferior a la que
merezcan los autores del delito.
Es admisible aún dolo eventual, nunca por imprudencia. El cómplice debe
saber que presta un aporte a la ejecución de un hecho punible, el límite de
responsabilidad de su participación está dado por el alcance del dolo, es decir
el cómplice responde hasta donde alcanza su voluntad.
El cómplice se limita a favorecer un hecho ajeno y, como el instigador, no
toma parte en el dominio del hecho. El auxilio que presta el cómplice debe ser
utilizado por el agente que va a cometer el delito, de lo contrario no hay nexo
entre el delito y la persona que lo facilita. 
- Clases:
Para distinguir entre actos primarios y no primarios, (necesario o no
necesario), ha de partirse del grado de eficacia de los mismos apuntando al
resultado concreto pero vinculado a los realizadores por el autor. Si la
necesidad se mide en abstracto, ningún cooperador es necesario y si se mide
en concreto, prácticamente todos lo son. 
o Complicidad Necesaria:
El cómplice necesario es el que en la etapa de la preparación o
ejecución aporta al hecho principal una contribución sin la cual el delito
no hubiere podido cometerse.
o Complicidad No Necesaria:
Es quien ha prestado una colaboración que no es indispensable para la
comisión del delito. En cuanto al momento del aporte, puede darse tanto
en la etapa de preparación como en la de ejecución.

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