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Por David Wilkerson

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EDITORIAL.

En este número de la Revista Avivamiento estamos por cumplir nuestro primer año de vida, y gracias a
Dios hemos tenido un excelente recibimiento por parte del público cristiano y evangélico en general. Le
reafirmamos nuestro compromiso de llevarle a usted mensajes de autores seleccionados que realmente
producen resultados, y todo esto sin costo alguno. ¡Es nuestra forma de decirle que le amamos y nos
interesamos por su salud espiritual!

En este ejemplar de nuestra revista, le toca el turno a uno de los ministros más reconocidos de estos
tiempos para traernos una palabra que nos sacudirá y hará que revisemos bien nuestras Biblias. David
Wilkerson, evangelista, pastor y autor de los best-sellers “La visión” y “La cruz y el puñal”, nos advierte
en contra de un falso evangelio que se está predicando en muchos lugares y que está destruyendo el
cristianismo. En una época en que todo se quiere fácil, el cristianismo está cayendo en esa trampa y hay
quienes quieren hacernos parecer que el camino al cielo es un camino de diversión y placeres en vez de
un camino de obediencia.

Querido lector: recuerde usted que una de las principales razones por las cuales se fracasa en la vida
cristiana es por escuchar doctrinas equivocadas. ¡No oigamos a aquellos que tratan de hacer aparecer la
vida cristiana color de rosa, llena de placeres y facilidades! Mejor apeguémonos a la verdad de la Biblia
que nos dice que el cristianismo es una camino de obediencia y a veces de sufrimientos en donde Cristo
nos da la victoria. Escuchemos de este ministro y reconocido autor.

Gracias por sus cartas y comentarios. Que Dios le acompañe.


ATENTAMENTE

Los Editores

¡CUIDADO! UN EVANGELIO FALSO ESTA DESTRUYENDO EL CRISTIANISMO BÍBLICO

Por: David Wilkerson

“Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo y éste fue acusado ante
él como disipador de sus bienes. Entonces le llamó y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da
cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo” (Lc. 16:1-2).

Jesús habló de cierto hombre rico que oyó un reporte de que uno de sus mayordomos estaba
malgastando sus posesiones. Así que lo llamó a que le diera cuentas, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo
acerca de ti? Entrega cuenta de tu mayordomía, porque ya no serás mayordomo”.

Esta parábola es muy importante para el cuerpo de Cristo ahora. Es la trágica historia de un siervo de
Dios que pierde su poder y unción y termina ofreciendo un evangelio rebajado y barato. El hombre rico
de esta parábola es Cristo mismo en quien moran todas las riquezas de gloria. El mayordomo que está
siendo despojado de la autoridad es cualquiera a quien le ha sido confiada la Palabra de Dios, pero que
ha sido hallado culpable de desperdiciar los recursos de su Señor.

Este mayordomo era culpable de malgastar las posesiones de su señor, una acusación que se podría
hacer en nuestros días en contra de multitud de ministros, de obreros cristianos y de ovejas. ¡Qué
desperdicio vemos en el reino de Dios hoy en día!

1. Los Elegidos de Dios desperdician tiempo, el más precioso recurso que el cielo pudo confiar a la
humanidad.
Los pastores ungidos de Dios, maestros y evangelistas son tan culpables como las multitudes del redil
que sólo buscan los placeres. Los mayordomos del evangelio deberían estar redimiendo el tiempo y no
malgastándolo en pasatiempos, deportes, recreación y la televisión. Muéstrame un hombre de Dios que
se sienta enfrente del ídolo de la televisión, desperdiciando horas preciosas, perturbando su alma y su
mente con la corrupción del infierno, y yo te mostraré a un mayordomo injusto a quien Dios traerá a
cuentas y le despojará de toda autoridad espiritual.

Este mayordomo se consintió a sí mismo. El tomó los recursos de su amo y se los derramó encima. Uno
pensaría que todas las riquezas eran solamente suyas, por la manera en que se gastaba los recursos y en
que se consentía a sí mismo.

Hoy vemos este triste espectáculo en la iglesia, a cristianos yendo de un lado para otro, desperdiciando
los recursos divinos sin saber que Dios les va a pedir cuentas por ese desperdicio.

2. El poder, otro de los gloriosos recursos de Cristo, está siendo egoísta y tontamente malgastado.

Los reyes del poder en la casa de Dios son aquellos que malgastan el poder de su amo para justificarse a
sí mismos. Quieren ser conocidos y respetados como profetas, como los hombres del momento,
buscados como poderosos guerreros de fe, acción y poder. Aman el aplauso de los hombres, la
adulación como para un héroe; les gusta ir por ahí oyendo esas palabras de autoaprobación. “¡Miren,
ahí esta! ¡Ahí va ese poderoso hombre de fe, acción y poder!” Pablo denunció esa adulación a ministros.
Debemos dar honor a quien honor merece, y ése es ¡solamente Cristo!

Los creyentes sin discernimiento hacen pequeños dioses de los autonombrados profetas, sanadores, y
maestros de nuevas revelaciones.

El poder malgastado está corrompiendo al ministerio y la casa de Dios. Los cristianos superficiales son
atraídos al poder como las abejas a la miel. Y una terrible acusación en contra de la iglesia apóstata es
oír a los cristianos decir: “¡Qué bárbaro, qué poder tiene!”, en vez de susurrar con santa reverencia:
“¡Está lleno de Jesús! ¡Jesús se revela en él maravillosamente! ¡Hace a Cristo real!”

El verdadero mayordomo del evangelio no busca el poder para demostrarlo enfrente de multitudes
curiosas. Las multitudes pueden ver la fuerza del poder sanador de Dios, como cuando Jesús sanaba a
los enfermos. Sin embargo, a Él le oían decir una y otra vez: “No le digas a nadie”. Dios le confía su
mayor poder a aquellos que van a los hospitales, a las calles, a los hogares, y en secreto, lejos de los ojos
de aprobación y de los aplausos, derriban fortalezas, atan a los demonios y libertan a los cautivos, sanan
a los enfermos y son verdaderos y desconocidos ministros del poder sanador de Cristo. El verdadero don
de sanidad no se manifiesta en una atmósfera de espectáculo, sino que se manifiesta solamente cuando
es usado por siervos humildes que son completamente celosos de la gloria de Dios, como Cristo lo era.

Un poco del santo poder de Dios que no es usado o aprovechado solamente para la gloria de Cristo es
un desperdicio. Es un mayordomo injusto gastando para sí mismo lo que no le pertenece. Sin embargo,
aún hay hombres que se levantan grandes nombres para sí mismos, robándole la gloria y el poder al
Señor, para engrandecerse ellos mismos.

3. La fe es otro recurso de Cristo que está siendo desperdiciado por los cristianos hoy en día.

¡Toda la fe verdadera proviene de Cristo! Cuando hablas de todas las riquezas de Dios en Cristo Jesús,
debes incluir la fe. Somos salvos por la fe de Cristo. Pero la preciosa fe que debería haber sido
cuidadosamente invertida, está siendo desperdiciada en trivialidades. Los héroes del capítulo once de
Hebreos se apropiaron de su fe para conquistar reinos, tapar la boca a los leones, extinguir el poder del
fuego, poner en fuga a los ejércitos del enemigo, ejecutar actos justos, recibir a sus muertos de regreso,
y finalmente, para soportar torturas, vituperios, azotes, prisiones y cárceles.

¡Hoy la fe de Cristo es a menudo desperdiciada en egoísmo! ¡Logros personales, éxito, aumento de


bienes, riquezas terrenales y prosperidad sin límite, con perfecta salud y una felicidad sin mancha!

¿Por qué será que los cristianos pueden invertir todas las clases de fe en un intento de llegar a ser
prósperos y felices, pero no pueden tener fe para que su casa y sus vecinos sean salvos? ¿Por qué tan
poca fe para recibir la santidad de Cristo? ¿Por qué tan poca fe para evangelizar a un mundo perdido?

Uno de estos días, muy pronto, Dios nos va a poner de espaldas contra la pared y nos va a pedir cuentas
de la forma en que manejamos Su preciosa fe. ¿La gastamos sólo en trivialidades, como si la fe sólo
existiera para hacernos la vida más fácil? ¿No nos preguntará el Señor, con ojos penetrantes, por qué no
usamos sus riquezas sabiamente? ¿Qué pasará en el tiempo que viene pronto, cuando legiones de
demonios sean soltados sobre esta generación, y los gobernadores de las tinieblas extiendan sus reinos
siniestros, y furiosas tentaciones; cuando los ejércitos de Satanás vengan en contra de nosotros, y los
burladores y los torturadores y los anticristos se levanten para acosar a los hijos de Dios? ¿Estará el
pueblo de Dios, los mayordomos de Dios, en la línea del frente haciendo una gran demostración de fe
para la gloria de Cristo, o estarán de pie delante del Juez para ser despojados y echados fuera por
malgastarla? ¡Señor, ayúdanos!

LA GRAN LECCIÓN

La gran lección de esta parábola va más allá de la tragedia de una iglesia que desperdicia las riquezas de
Cristo en intereses egoístas; va hacia el pensamiento corrupto de los mayordomos cristianos que han
sido despojados de la autoridad divina. Los mayordomos del evangelio que desperdician el tiempo, la fe,
el poder y otros recursos divinos van, por consiguiente, a perder su autoridad espiritual en Cristo y van a
ser libres para comprometerse con sus propios planes y proyectos. Perderán su unción y se arrastrarán
inventando un evangelio que perpetúe sus propios intereses.

“Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía” (Lc. 16:3).

Los mayordomos que malgastan la riqueza de su amo y pierden la unción llegan a estar completamente
dedicados a su propia supervivencia.

Ya no es su interés principal: “¿Qué puedo hacer por el Señor?”, sino, “¿Qué puedo hacer por mí?”. Esto
incluye tanto a discípulos como a ministros.

Le pregunté al espíritu Santo por qué este mayordomo no se arrepintió simplemente y se arrojó en la
misericordia de su amo. ¿Por qué salió y empezó a planear y a hacer proyectos para protegerse a él
mismo y su futuro? Yo creo que la respuesta es que había ido muy lejos y se había colocado más allá de
la redención. Sus propios intereses le habían endurecido, se había entregado a un corazón dividido. Si
crees que los predicadores centrados en sí mismos y los discípulos nunca están más allá de salvarse, no
conoces la Biblia. Así eran Ananías y Safira; también Alejandro e Himeneo a quienes Pablo entregó a
Satanás para que otros temieran; también aquellos de Romanos 1, que cayeron de la fe a la profundidad
de una mente reprobada.

Te lo digo con dolor en mi corazón, que ahora ya hay ovejas, ministros y ministerios que han sido
desechados por Dios. Estos son los que han sido engañados por espíritus mentirosos, habiendo sido
advertidos una y otra vez por el Espíritu Santo y por los profetas de Dios, de que se arrepintieran y que
se humillaran. Ellos fueron absorbidos por el egoísmo; empezaron a fornicar con madera y piedras, se
convirtieron en constructores de templos y de monumentos de realizaciones personales; y rechazaron
una vida de quebrantamiento y humildad. ¡Dejaron el closet de oración por sus intereses y por la obra
de sus manos! Temerariamente malgastaron el dinero de Dios, la fe de Dios, el tiempo de Dios y el poder
de Dios.

Por toda la nación, oigo de gente santa de oración, la misma cosa que oigo de mi Padre del cielo.
Aquellos que están caminando con Dios, viviendo en el Espíritu, instintivamente sienten que Dios ha
descubierto, y que deplora, todas las abominaciones en la iglesia, en el púlpito, en las predicaciones y en
algunos ministerios populares.

No todos son corruptos, ¡gracias a Dios! Hay un remanente creciente de santos y ministerios que se han
vuelto a la justicia y a la oración. Pero el verdadero cuerpo de Cristo debe orar por sabiduría divina para
discernir a aquellos que ya han sido despojados de la autoridad espiritual y de la unción. Un mundo
creciente de cristianos de oración ahora comparten el mismo dolor de Dios por toda la mezcla con el
mundo, y sus corazones claman que Dios trate esto pronto. ¡Creo, sin lugar a dudas, que está a punto de
hacerlo! Si Dios puede hacer caer a Babilonia en una hora, seguramente puede limpiar esta mezcla en Su
templo en un momento.

La mayor parte de los mayordomos modernos que han sido despojados por Dios de todo servicio
espiritual no son tan sabios como el mayordomo injusto, no se dan cuenta de que ya todo terminó. No
se han dado cuenta de que ya han sido despojados de su mayordomía. Pero tú te puedes dar cuenta que
se acabó, por los planes y proyectos que presentan centrados en el hombre. Los intereses de Dios ya no
son lo más sobresaliente, ahora lo único importante para ellos es su próximo proyecto. Terminan un
proyecto de hombre solamente para lanzar otro más espectacular que el anterior.

Mi corazón clama: “¡Oh, mi bendito Señor! ¿Cuándo se despertará el pueblo de Dios y empezará a
discernir que todo ese loco gastar, esa construcción, y esa mentalidad mundana representan un
despilfarro hecho por cristianos y por ministros que ya han sido desechados por el Espíritu Santo y que
están a punto de ser llamados a cuentas? ¿Cuándo dejará el pueblo de Dios de aguantar tal tontería?
¿Cuándo se despertará el cuerpo de Cristo y gritará en contra de esto y dirá: ¡Basta!” No hay ya profetas
de Dios en la tierra? ¿No quedan pastores con suficiente discernimiento del Espíritu Santo y con
autoridad espiritual para despertar a esta gente respecto a ese peligroso desperdicio de los recursos de
nuestro Señor? Es triste, pero es cierto, que en algunos de los más conocidos ministerios del país hoy en
día, ni con mucho se escucha la verdadera Palabra de Dios. Yo no soy juez, pero por sus hechos es
patente que algunos están más allá de la censura, cegados por sus propios consejeros, cegados por
ambición, cegados por los dioses del éxito y el poder.

Algunos de ellos no recibirían un solo profeta hoy en día, están tan altos y son tan poderosos, están tan
confiados en sí mismos, tan ricos, tan influyentes, tan establecidos en sus caminos, tan comprometidos
con sus propios planes y proyectos, que no pueden escuchar nada.

¡Sus ojos están cerrados, sus oídos no oyen, y no saben que la gloria se ha ido y que Icabod ha sido
escrito sobre sus puertas! Y tan cierto como que el mayordomo injusto fue derrocado, así también ellos
caerán. Dios va a cortar el suministro y va a hacer una cosa tan sorprendente que los oídos de todos los
que lo oigan van a retumbar.

Llamo a todos los santos que oran en toda la tierra que empiecen a ayunar y a orar por la limpieza
dentro de la casa de Dios y entre sus ministros y ministerios. Que empiece conmigo y con el ministerio a
mi cargo. Yo necesito esta purificación tanto o más que todos los otros. Ora porque el fuego santo de Su
santidad llene de temor todos los púlpitos. Ora para que Dios salve los ministerios que aún pueden ser
salvados, que Dios humille y rompa las voluntades necias de los hombres centrados en ellos mismos,
que haya arrepentimiento y un regreso a la pureza y a la honestidad. Ora para que ellos respondan
pronto. Únete a todos los otros santos que oran. ¡Que ya no se malgasten los recursos de Dios! Ya no
más alianzas con aquellos que no tienen preocupación por los intereses de Dios, sino que usan a otras
personas para aumentar sus intereses egoístas. ¡Ya no más confiar en aquellos que ofrecen un evangelio
barato y de oferta!

¡Dios danos profetas y pastores y evangelistas, puros, separados, quebrantados, que se den
completamente para la gloria de Jesús, que puedan tronar en contra del pecado y de la corrupción y
hagan temblar a los adúlteros, a los que se divorcian, a los laicos y ministros tibios en la casa de Dios!
Creo que el pueblo de Dios está clamando por líderes que sean ejemplo de santidad, y que los
conduzcan a caminar más profundamente con Cristo. Creo que la congregación está más hambrienta de
Dios que muchos del púlpito. Algunos ministros jóvenes me dicen que no pueden encontrar a hombres
ancianos de Dios a quienes puedan mirar como modelos de santidad y pureza. La gente quiere moverse
en Dios, quieren fuego en el púlpito y convicción en las bancas. Quieren que el Espíritu de Dios despierte
a sus iglesias y los saque de la corrupción. Al menos, eso es lo que oigo de los que me escriben.

UN EVANGELIO BARATO, CARENTE DE COMPROMISO


Este mayordomo despilfarrador dijo: “Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía,
me reciban en sus casas” (Lc. 16:4)

Procedió a llamar a todos los deudores de su amo y les ofreció tratos con tarifas reducidas. Al deudor
que debía a su amo cien medidas de aceite le decía que sólo pagara cincuenta. El redujo el trato de otro
deudor que debía cien medidas de trigo. Le dijo que sólo necesitaba pagar ochenta medidas. Les ofreció
a todos los deudores atractivas rebajas en los tratos.

Cuando el Espíritu Santo se va de un hombre o de un ministro, y él toma el control, toda clase de


convenios se ofrecen a los deudores. Es por eso que estamos oyendo ese evangelio barato y rebajado
desde tantos púlpitos.

Ahora hemos llegado al corazón del mensaje de esta parábola. Estos mayordomos que han sido
despojados, van por ahí haciendo tratos rebajados con deudores que andan buscando una forma de
pago barata. ¿Quién quiere pagar el precio completo de la redención cuando hay en pie una oferta de
saldar la cuenta con una salvación barata? ¿Quién quiere llevar los sufrimientos de Cristo cuando
puedes “cumplir” con menos? ¿Por qué soportar la muerte, la cruz, el oprobio y el rechazo cuando
simplemente, reclamas tus derechos y puedes volar justo hasta el paraíso sin pena ni sacrificio? ¡Santos,
alíniense -es tiempo del evangelio basado en tratos baratos-!

¡Quédate enfrente de tu televisión, llena tu alma y tu mente con toda la porquería de los pozos del
infierno, sigue adelante, disfruta el cine escandaloso, el teatro para adultos; corre con la multitud, bebe,
fuma, ve a centros nocturnos, cuenta chistes groseros; divórciate, haz trampas, fornica; gasta, compra y
endrógate; no ores, no ayunes, no clames, no hables de cargas, de santidad y de apartarse del mundo!
¿Por qué? ¡Porque es el día del evangelio barato y rebajado, sin dolor, sin poder, contaminado! Se
ofrece diariamente por radio, por televisión y en cruzadas y en las iglesias por todo el mundo.

“Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente... Y yo os digo: Ganad amigos pro
medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas” (Lc.
16:8-9)
Que quede esto claro. Dios no está alabando el mal proceder del mayordomo, ni está recomendado sus
acciones como tales. El sólo recomienda la forma astuta en que el mayordomo injusto se condenó a sí
mismo. El amo alabó la manera en la que selló su ruina. En otras palabras: “Tú pensaste sabiamente en
ofrecer estos tratos rebajados. Pero cuando todo se venga abajo, y se vendrá, tú y todos los que
participaron contigo en tus ofertas deshonestas, serán enviados a los lugares donde habita Satanás”.

Lo que Dios nos está diciendo es que no hay atajos, no hay consagraciones a medias, no hay caminos
fáciles a la gloria, o sin dolor. Vamos a pagar el precio completo, esto significa que tomemos nuestra
cruz, nos neguemos a nosotros mismos y lo sigamos a El hasta la plenitud de la vida de resurrección. En
el día del juicio todos los mayordomos despojados y sin poder se van a parar delante del trono del juicio
de Jesús, mirando no sólo sus ojos llameantes sino que también verán a los pobres hijos perdidos del
reino a quienes ellos engañaron con ese evangelio parcial. ¡Qué alarido será oído! Ellos rechazarán a sus
falsos profetas, gritando: “¡Falso! ¡Impostor! ¡Pastor cruel! ¡Hijo de Icabod! ¡Inventor de mentiras! ¡Nos
heriste con ceguera con tus medias verdades!”.

Todo lo que le puedes elogiar a algunos hombres de Dios y a ciertos ministros hoy en día, es que su
astucia y su ingenio están proveyendo para ellos y sus seguidores un camino con Jesús a un precio de
oferta. Y es astuta la manera en que las Escrituras son torcidas y entrelazadas para hacer que suenen
correctas y aprobadas por Dios. Han ido ya tan lejos que muchos pueden pecar a voluntad y no ser
convictos de pecado. Pueden decir con el Israel apóstata, “Librados somos para seguir haciendo todas
estas abominaciones” (Jer. 7:10). Doctrinas de demonios y doctrinas de falsa seguridad son ofrecidas a
aquellos que escogen vivir vidas carnales y sensuales.

El mayordomo injusto pensó que había asegurado su futuro, pero era una falsa seguridad. El seguía
siendo el mismo hombre permisivo, tramposo y sensual que siempre había sido, y los amigos que iban
con él eran de su misma naturaleza, todos ellos cegados por una falsa seguridad. Puedes estar seguro
que pagó un alto precio por su engaño. ¿Quién puede dudar que el amo rechazó los tratos rebajados
que ofreció el mayordomo injusto? Yo creo que el amo demandó el precio completo.

Dios le dijo a la iglesia de Laodicea, tan llena de bienes y que alardeaba de no tener necesidad de nada,
en realidad eres desventurada, pobre, miserable, ciega y desnuda. Y hasta que no renuncie a toda la
tibieza, Dios la vomitará de Su boca a ella y todo lo que representa. Este hecho espantoso ya está
sucediendo.
¡Dios danos mayordomos fieles! Danos santos en el púlpito y en las bancas que se vuelvan al Señor con
todo su corazón, que rompan sus ídolos, y caigan contritos delante de Tu presencia. Y Dios, vuelve a
traer el evangelio de justicia, de separación del mundo, y mandamientos santos de amor, y levanta
ejércitos de vencedores que alisten sus lámparas y se preparen para recibir al Novio. Dios, llévanos a la
Cruz, a la muerte de nosotros mismos, a reconocernos muertos al pecado por fe, y a la resurrección en
el reino de Vida Eterna en Cristo. Amén.

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