Revista de Psicología Teórica y Filosófica © 2010 Asociación Americana de Psicología

2010, vol. 30, núm. 2, 94-108 1068-8471 / 10 / $ 12.00 DOI: 10.1037 / a0020290

Mejorando los juicios morales: consideraciones filosóficas

Annemarie Kalis
Universidad de Utrecht

En la psicología moral contemporánea, una afirmación que se escucha con frecuencia es que saber cómo hacemos juicios morales
puede ayudarnos a hacer mejores juicios morales. Las discusiones sobre el desarrollo y la mejora moral a menudo se enmarcan en
términos de la cuestión de qué procesos mentales tienen una mejor oportunidad de conducir a buenos juicios morales. Sin
embargo, pocos estudios elaboran la cuestión de qué hace que un juicio moral sea un buen juicio moral. Este artículo examina lo
que se necesita para responder preguntas de mejora moral y desarrollo. Distingue 3 tipos de reclamos que están en juego:
reclamos descriptivos, reclamos metaéticos y reclamos normativos. Para descubrir qué hace que ciertos juicios morales sean
mejores que otros, es necesario tener una idea de los procesos psicológicos y las capacidades subyacentes a la formación del
juicio moral. Sin embargo, uno también necesita abordar la cuestión de qué justifica un juicio moral, y esto a su vez requiere una
visión sobre la naturaleza de la bondad moral y sobre la cuestión de qué hace que un juicio sea moral en absoluto. El autor analiza
las posibles formas en que las teorías filosóficas en las áreas de la metaética y la ética normativa pueden contribuir a la respuesta
de tales preguntas. Además, ella ofrece sugerencias concretas para hacer una investigación interdisciplinaria que sea capaz de
abordar esas preguntas en psicología moral que tienen aspectos normativos y descriptivos. El autor analiza las posibles formas en
que las teorías filosóficas en las áreas de la metaética y la ética normativa pueden contribuir a la respuesta de tales preguntas.
Además, ella ofrece sugerencias concretas para hacer una investigación interdisciplinaria que sea capaz de abordar esas
preguntas en psicología moral que tienen aspectos normativos y descriptivos. El autor analiza las posibles formas en que las
teorías filosóficas en las áreas de la metaética y la ética normativa pueden contribuir a la respuesta de tales preguntas. Además, ella ofrece sugerencias concretas para ha

Palabras clave: juicios morales, psicología moral, normatividad, ética normativa, metaética

En los últimos años, el estudio neurocientífico y psicológico
del comportamiento moral y la toma de decisiones morales se
ha expandido rápidamente (Greene y Haidt, 2002;
Sinnott-Armstrong, 2008; Wallace, 2005). Las preguntas
centrales en este campo son las siguientes: ¿Qué procesos
cerebrales están involucrados en las decisiones morales y el
comportamiento (Casebeer, 2003; Greene y Haidt, 2002)?
¿Cuál es el papel de la deliberación racional en la formación del
juicio moral (Fine, 2006; Horgan y Timmons, 2007; Pizarro y
Bloom, 2003), y cuál es el papel de las emociones (Jones, 2006;
Nichols, 2008; Prinz , 2006)? Varios autores han enfatizado que
el conocimiento sobre cómo las personas hacen juicios morales
también puede decirnos cómo hacer mejores juicios morales,
que las percepciones psicológicas pueden contribuir a la mejora
de las habilidades morales humanas (Fine, 2006; Haidt, 2001;
Thagard, 2007). Sin embargo, para determinar qué papel
pueden desempeñar los procesos como la reflexión racional y
las emociones para mejorar los juicios morales, primero hay
que responder a la pregunta de qué hace que ciertos juicios
morales sean mejores que otros. En otras palabras, la
cuestión de cómo mejorar los juicios morales debería ir
precedida de otra pregunta: ¿en qué consistiría la "mejora"?
La afirmación de que un juicio moral es un bueno El juicio
moral puede significar cosas diferentes. Por nombrar algunos
ejemplos, puede significar que el contenido del juicio de
alguna manera refleja una verdad moral, o puede significar
que el juicio es bueno porque se ha alcanzado por medio de
un método sólido. En este artículo, sostengo que el trabajo
reciente en psicología moral necesita "criterios de calidad"
más explícitos, y que algunas distinciones influyentes de la
ética filosófica podrían contribuir al desarrollo de tales
criterios.

Annemarie Kalis, Instituto de Ética, Departamento de Filosofía, Universidad

de Utrecht. La cuestión de la mejora en la moral
Agradezco a Robert Heeger, Ineke Bolt, Maartje Schermer y Micha Werner por Psicología
sus valiosos comentarios sobre un borrador de este artículo.

El debate sobre el desarrollo moral

La correspondencia sobre este artículo debe dirigirse a Annemarie
Kalis, Instituto de Ética, Universidad de Utrecht, Heidelberglaan 8, 3584
CS Utrecht, Países Bajos. Correo electrónico: A.Kalis@uu.nl La idea de que algunos juicios morales son mejores que otros
juega un papel importante en psicología.

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 MEJORA DE LOS JUICIOS MORALES
investigación ical; Tiene una larga tradición en el trabajo sobre
desarrollo moral y educación moral. Los temas centrales en este
debate, que florecieron en la década de 1960 en parte en
respuesta al trabajo de Lawrence Kohlberg (Kohlberg, 1958),
son cuestiones como cómo las personas desarrollan habilidades
morales y a qué contribuyen las estructuras sociales y
educativas (o dificultan) El desarrollo de tales habilidades.
Dentro de este extenso campo de investigación, se pueden
distinguir diferentes tradiciones. La tradición conductista,
representada por autores como Durkheim (1961) y Bandura
(Bandura y McDonald, 1963), se basa en el supuesto de que
todas las habilidades morales deben aprenderse del entorno
social, de que los seres humanos no poseen nada innato.
Habilidades morales. El desarrollo de tales habilidades requiere
ciertas formas de aprendizaje social. La tradición psicoanalítica
ha presentado una imagen completamente diferente: los
psicoanalistas argumentan que el desarrollo moral consiste en
encontrar un buen equilibrio entre los impulsos instintivos
(principalmente sexuales) y los requisitos de la sociedad
(Emden, Johnson y Easterbrooks, 1990 ; Freud, 1930/1961;
Meissner, 2003). En esta tradición, desarrollar las habilidades
morales implica la supresión activa de las tendencias innatas.
Por otro lado, autores como Piaget (1965) y Kohlberg (1958)
enfatizan que los seres humanos son diferentes de otros
animales porque poseen habilidades de razonamiento, y que el
desarrollo moral consiste precisamente en el desarrollo de estas
habilidades cognitivas. Mientras que Piaget se centró en el
desarrollo moral en niños pequeños, Kohlberg desarrolló un
modelo de desarrollo moral que abarca el desarrollo hasta la
edad adulta. Distinguió seis etapas del razonamiento moral que
van desde una orientación moral que se basa simplemente en
nociones de obediencia y castigo (Etapa 1) hasta el
razonamiento moral basado en principios universales y
abstractos (Etapa 6). El trabajo de Kohlberg ha sido criticado por
diferentes razones (para una visión general, ver Rest, Narvaez,
Bebeau y Thoma, 1999). Como resultado de estos debates, se
han desarrollado varias adaptaciones del modelo escénico de
Kohlberg (Gilligan, 1982; Turiel, 1983).
Al tratar de controlar el complicado tema del desarrollo
moral, los investigadores de todas estas tradiciones
psicológicas han hecho afirmaciones sobre lo que hace que
ciertos juicios morales sean mejores que otros, afirmaciones
sobre lo que consiste la "madurez moral". Algunos autores han
prestado mucha atención a los supuestos normativos
subyacentes a sus hipótesis psicológicas. El ex más notable
95
amplio es Kohlberg, quien basó explícitamente su modelo de
desarrollo moral en un enfoque kantiano de la moralidad
(Kohlberg, 1981). Argumentó por lo que calificó no relativismo
metodológico
(Kohlberg, 1971), un método basado en la versión del kantismo
de John Rawls (Kohlberg, 1981; Rawls, 1971). Este enfoque
constituyó la base teórica de Kohlberg para su afirmación de
que las etapas superiores del razonamiento moral son mejores
que las etapas anteriores. Dado su fundamento filosófico
kantiano, su modelo ha sido criticado por ser vulnerable a las
mismas objeciones que se pueden hacer contra el kantismo en
general (Rest et al.,
1999). Por otro lado, los psicólogos que trabajan en tradiciones
conductistas y psicoanalíticas han sido criticados por basar sus
hipótesis psicológicas en opiniones comunes no reflejadas sobre lo que
consideramos moralmente correcto y moralmente incorrecto (Kohlberg,
1971; Turiel, 2008). Mientras que la base normativa de la investigación
psicológica sobre el desarrollo moral fue al menos un tema explícito de
discusión en las tradiciones anteriores, la literatura más reciente sobre
la psicología y la neurociencia de la formación del juicio moral no parece
hacer uso de los conocimientos adquiridos en estos discusiones (Turiel,
2008). Una pregunta interesante es por qué esto sería así. Un punto de
crítica in fl uyente en contra del trabajo de Kohlberg fue que se basó
únicamente en la noción de justicia e ignoró otros posibles motivos
normativos para una buena toma de decisiones morales (Gilligan,
1982). Este problema de unilateralidad en la posición teórica adoptada
por Kohlberg podría haber llevado a los psicólogos a abstenerse de
adoptar una postura filosófica en general. Además, independientemente
del creciente interés en la investigación interdisciplinaria, la práctica
científica actual todavía se centra en gran medida en la especialización
y no en combinar las percepciones de diferentes campos académicos.
Sin embargo, como argumento más adelante, muchos psicólogos
contemporáneos que trabajan en psicología moral se aventuran
implícitamente más allá del dominio de la investigación empírica: el
tema que les interesa requiere que hagan ciertas suposiciones sobre la
cuestión de qué hace que algunos juicios morales sean mejores que
otros. Además, independientemente del creciente interés en la
investigación interdisciplinaria, la práctica científica actual todavía se
centra en gran medida en la especialización y no en combinar las
percepciones de diferentes campos académicos. Sin embargo, como
sostengo a continuación, muchos psicólogos contemporáneos que
trabajan en psicología moral se aventuran implícitamente más allá del
dominio de la investigación empírica: el tema que les interesa requiere
que hagan ciertas suposiciones sobre la cuestión de qué hace que
algunos juicios morales sean mejores que otros. Además,
independientemente del creciente interés en la investigación interdisciplinaria, la práctica cie
Psicología Moral Contemporánea
Jonathan Haidt ha ganado una atención generalizada con
su trabajo sobre el papel de los procesos intuitivos en la
formación del juicio moral (Haidt,
96
2001; Haidt y Bjorklund, 2008). Brevemente resumido, Haidt
afirma que la mayoría de los juicios morales son causados ​por
sentimientos instantáneos de aprobación y desaprobación.
Cuando las personas piensan que es moralmente incorrecto tener
sexo con un hermano, por ejemplo, este juicio moral es el
resultado de respuestas emocionales primitivas como el asco. La
deliberación racional apenas juega un papel causal en la
generación de juicios morales: la mayoría de las veces, se usa
simplemente para proporcionar racionalizaciones post hoc (Haidt,
2001). Las afirmaciones de Haidt han dado lugar a un animado
debate (Fine, 2006; Horgan y Timmons, 2007; Kennett y Fine,
2009; Levy, 2006; Pizarro y Bloom, 2003; Saltzstein y Kasachkoff,
2004). Algunos han objetado que Haidt presenta una imagen
exageradamente sombría de las capacidades morales humanas,
que él afirma que nuestras supuestas capacidades morales son
en gran medida ilusorias (Fine, 2006). Contra tales objeciones,
Haidt ha argumentado que su modelo “afirma que el razonamiento
moral es menos confiable de lo que mucha gente piensa. . . . Pero
la alternativa a la razón no es el caos, sino la intuición. Los
procesos intuitivos y automáticos son mucho más inteligentes de
lo que mucha gente piensa ”(Haidt & Bjorklund, 2008,
pags. 216). Para enfatizar este punto, Haidt ha presentado
posibles formas de usar las percepciones en los procesos
psicológicos para mejorar nuestras habilidades para hacer
buenos juicios morales. Argumenta que métodos como la
creación del ambiente moral correcto y el estímulo de los
procesos de razonamiento y discusión con otros conducirían al
cuestionamiento y la posible adaptación de las intuiciones
(Haidt, 2001). En su opinión, el desarrollo moral se beneficia
más de una combinación de aprendizaje implícito y discusión
explícita. Por lo tanto, mientras que Haidt enfatiza la
importancia de las intuiciones al describir cómo las personas Realmente
Al hacer juicios morales, asigna un papel a los procesos
intuitivos y de razonamiento para contribuir a la mejora.
Sin embargo, no defiende ningún punto de vista sobre la
cuestión de en qué consistiría la "mejora".
Otro ejemplo se encuentra en el trabajo de Cordelia Fine
(2006), quien critica la afirmación de Haidt de que "la razón es la
esclava de las pasiones", para usar la frase humeana. Contra
esta afirmación, ella argumenta que las personas ciertamente
tienen la posibilidad de anular sus procesos intuitivos mediante
el control cognitivo (ver también Kennett & Fine,
2009). Además, ella muestra que las personas pueden
suprimir con éxito sus juicios morales automáticos
cuando creen que estos juicios
KALIS
Los actos son moralmente objetables, por ejemplo, porque son
estereotípicos. Aquí, se introduce una distinción interesante entre los
juicios morales automáticos (llamados por Fine “juicios morales
estereotipados automáticos”) y los juicios morales de nivel superior que
nos hacen querer suprimir nuestros juicios morales automáticos (Fine
llama a estas “creencias no prejuiciosas sostenidas conscientemente” )
Fine no elabora esta distinción, pero la idea es claramente que los
segundos son mejores juicios morales que los primeros. Por ejemplo,
ella se refiere a juicios estereotípicos como inexactos. Además, ella
argumenta que podemos mejorar la calidad de nuestros juicios morales
mediante el razonamiento explícito y la reflexión crítica. Al igual que en
el artículo de Haidt, Fine apela así a una noción de "buen juicio moral"
sin hacer explícito lo que quiere decir con él. Emplea conceptos como la
ausencia de prejuicios y el igualitarismo, pero no elabora estas
nociones. Un tercer autor que hace este tipo de afirmación normativa
implícita es Joshua Greene (2003). Greene proporciona un análisis sutil
y filosóficamente sofisticado de las implicaciones normativas del trabajo
empírico sobre la formación del juicio moral. En una introducción,
afirma: “Hay un consenso creciente de que los juicios morales se basan
en gran medida en la intuición. . . . ¿Todas las intuiciones morales son
igualmente dignas de nuestra lealtad, o algunas son más confiables que
otras? (Greene Greene proporciona un análisis sutil y filosóficamente
sofisticado de las implicaciones normativas del trabajo empírico sobre la
formación del juicio moral. En una introducción, afirma: “Hay un
consenso creciente de que los juicios morales se basan en gran medida
en la intuición. . . . ¿Todas las intuiciones morales son igualmente
dignas de nuestra lealtad, o algunas son más confiables que otras?
(Greene Greene proporciona un análisis sutil y filosóficamente
sofisticado de las implicaciones normativas del trabajo empírico sobre la
formación del juicio moral. En una introducción, afirma: “Hay un consenso creciente de que l
2003, p. 847). Al plantear la cuestión normativa sobre qué
intuiciones morales son "dignas de nuestra lealtad", Greene
apela a una noción de calidad: aparentemente, los juicios
morales basados ​en ciertas intuiciones son mejores que otros.
Sin embargo, Greene no profundiza en la cuestión de qué
hace que algunos juicios morales sean mejores que otros.
Un ejemplo final se puede encontrar en Thagard (2007),
quien se preocupa por las decisiones que involucran un conflicto
de intereses: casos en los que las personas toman decisiones a
favor de sus propios intereses mientras descuidan una
responsabilidad que tienen que velar por los intereses. de otros.
Thagard argumenta que las ideas sobre los procesos
neuropsicológicos subyacentes a tales decisiones pueden
"reducir la prevalencia de decisiones inmorales derivadas de
conflictos de intereses" (Thagard,
2007, p. 378). Reconoce que la afirmación de que tales
decisiones son inmorales debe defenderse por derecho
propio, pero a medida que considera que la afirmación es
fácil de defender, no profundiza en este tema: "Lo hay. . . sin
duda que
 MEJORA DE LOS JUICIOS MORALES
actuar bajo la influencia de un conflicto de intereses a menudo es
moralmente incorrecto ”(Thagard, 2007, p.
377).
Entonces, mientras que varios autores se refieren a los
juicios morales como de cierta calidad (ya que algunos son
mejores que otros), estos autores apenas discuten la cuestión
de en qué consiste esa calidad. En el resto de este artículo,
sostengo que proporcionar una respuesta a esta pregunta
implica hacer no solo afirmaciones descriptivas sobre juicios
morales (el dominio tradicional de la psicología moral), sino
que también implica hacer otros dos tipos de afirmaciones
sobre moralidad. ity: reclamos normativos y reclamos
metaéticos. La siguiente sección presenta estos tres tipos de
reclamos. Como trato de mostrar, la ética filosófica podría
proporcionar valiosas contribuciones al campo de la psicología
moral al proporcionar marcos teóricos para las afirmaciones
normativas y metaéticas.
Tres tipos de reclamos sobre la moralidad
El núcleo del debate sobre psicología moral consiste en afirmaciones
afirmaciones normativas forman así el contenido de los juicios
descriptivas: afirma cómo llegamos a hacer juicios morales
(Casebeer, 2003; Greene, 2003; Greene y Haidt, 2002; Haidt,
2001; Koenigs et al., 2007; Moll y de Oliveira-Souza, 2007;
Prinz, 2006). Esta discusión emplea una definición muy
específica de juicios morales. Juicios morales se definen como
afirmaciones o declaraciones con contenido moral hechas por
seres humanos en situaciones cotidianas. Prinz (2006), por
ejemplo, afirma que su objetivo es analizar nuestros
conceptos morales ordinarios: "Es una pregunta acerca de lo
que ocurre en nuestras cabezas cuando usamos términos
morales como 'bueno' y 'malo' o 'correcto' e incorrecto '”(Prinz,
2006, p.
40) Por lo tanto, estos autores están preocupados con la
pregunta, si alguien dice: "Está mal hacer
A ", ¿cómo ha surgido esta declaración? Imaginemos que
alguien llamado Laura hace la afirmación moral: "Es
moralmente incorrecto que las empresas otorguen generosas
bonificaciones a sus CEO". La pregunta descriptiva es:
¿Cómo surgió el juicio de Laura? ¿Es el resultado de la
reflexión o de procesos automáticos y emocionales? Esta es
una pregunta en un nivel descriptivo. Es una pregunta que
puede ser respondida por teorías psicológicas y datos, y esto
es precisamente de lo que tratan los datos de Haidt y otros
psicólogos morales. La respuesta de Haidt, por ejemplo, sería
que aunque la declaración moral de Laura parezca
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basado en la reflexión, en realidad es causado por otras cosas.
Por ejemplo, su educación podría haberle proporcionado un
fuerte presentimiento de que la riqueza material debería
distribuirse de manera uniforme. Por supuesto, cualquier
respuesta a la pregunta de cómo mejorar nuestras habilidades
morales consistirá en parte en afirmaciones descriptivas.
Después de todo, las sugerencias de mejora deben basarse en
lo que sabemos sobre los procesos psicológicos y quizás
también neuronales involucrados en la formación del juicio
moral. Pero pensar en la mejora también requiere pensar en el
contenido de esos juicios morales, y esto nos lleva al ámbito de
la ética normativa y la metaética. La distinción entre
afirmaciones normativas y afirmaciones metaéticas es común
en ética (Couture y Nielsen, 1995; Garner y Rosen, 1967). Reclamos
normativos son afirmaciones sobre qué cosas son moralmente
incorrectas y moralmente correctas. Ejemplos de reclamos
normativos son "actuar bajo la influencia de un conflicto de
intereses es moralmente incorrecto" o "es moralmente
incorrecto que las compañías otorguen generosas
bonificaciones a sus CEO". La ética normativa es la
subdisciplina dentro de la ética que proporciona marcos
justificativos para afirmaciones normativas: ejemplos de tales
marcos son la deontología y el utilitarismo kantianos. Las
morales cotidianos. Por otra parte, reclamos metaeticos son
afirmaciones sobre el alcance del dominio moral y la naturaleza
de los juicios morales en general. La metaética se entiende
como una subdisciplina de la ética específicamente interesada
en aclarar el significado y el estado metafísico de los juicios
morales; proporciona "metareflexión" sobre los conceptos y
afirmaciones hechas en ética normativa (Garner y Rosen,
1967; Sinnott-Armstrong y Timmons,
1996). Las preguntas importantes en metaética son: ¿Qué les gusta a
los términos? correcto incorrecto, y bueno
¿media? Lo que hace que un juicio sea juicio moral? ¿Los
juicios morales se refieren a verdades universales, a
convenciones sociales o a otra cosa? Ejemplos de
afirmaciones metaéticas son "los juicios morales son juicios
sobre normas sociales" y "los juicios morales son verdaderos
o falsos". Mientras que el dominio de la metaética cubre varios
temas, lo que todas las teorías metaéticas tienen en común es
que reflejan el estado o la naturaleza de los juicios morales en
general. Los roles de la psicología, la metaética y la ética
normativa en la investigación sobre los juicios morales se
aclaran en la Figura 1. Los juicios morales pueden
98
Ética normativa
preocupado por los principios justificativos
de los juicios morales
Figura 1. Los roles de la psicología, la metaética y la ética normativa en la investigación sobre juicios morales.
estar justificado por medio de teorías normativas. Mientras que
las teorías psicológicas investigan los procesos subyacentes
involucrados en la formación de tales juicios, las teorías
metaticas proporcionan una "metaflexión" sobre el estado y la
naturaleza de los juicios morales en general.
Como se muestra en la sección anterior, los estudios
recientes en psicología moral con frecuencia hacen una
combinación de afirmaciones descriptivas, normativas y
metodológicas sobre la moralidad. Sin embargo, solo raramente
se justifican o incrustan las afirmaciones normativas y
metaéticas dentro de un marco teórico. La siguiente sección
discute las formas en que el trabajo reciente en psicología moral
podría beneficiarse de ideas filosóficas sobre estos temas.
El papel de la metaética en la moral
Psicología
Como se dijo, la psicología moral se ocupa de las
declaraciones morales reales que los seres humanos hacen en su
vida cotidiana. Sin embargo, las cosas se confunden cuando los
autores comienzan a argumentar que a veces las personas no
están haciendo real juicios morales. Varios autores afirman esto
sobre los psicópatas; Un ejemplo se puede encontrar en Prinz
(2006). Aunque los psicópatas pueden hacer moral
KALIS
Metaetica
preocupado por el alcance de la moralidad y el estado y la
naturaleza de los juicios morales
Juicios morales
Psicología
preocupado por los procesos psicológicos y neuronales
involucrados en la moral
formación de juicio
declaraciones como "Creo que matar es moralmente
incorrecto", según Prinz, no
De Verdad sostienen que matar es moralmente incorrecto: no
hacen juicios morales genuinos (para otro trabajo reciente
sobre el deterioro moral asociado con la psicopatía, ver Blair,
2007; Glenn, Raine y Schug, 2009). Para responder a la
pregunta de si los psicópatas hacen juicios morales reales, uno
necesita tener un conocimiento fáctico sobre las capacidades
morales de los psicópatas, pero también necesita saber de qué
se trata. medio para hacer un juicio moral real. Esta ya no es
una pregunta descriptiva, sino metaética. Diferentes teorías
metatéticas presentan diferentes puntos de vista sobre lo que
caracteriza los juicios morales "reales". Esto implica, por
ejemplo, que diferentes posiciones metaéticas defienden
diferentes posiciones sobre la cuestión de si los psicópatas
hacen juicios morales "reales" (Kennett y Fine, 2008; para una
visión diferente, ver Roskies, 2003). La cuestión de qué hace
que las declaraciones morales sean juicios morales "reales" ha
recibido una atención creciente en el campo de la psicología
moral (Jones, 2006; Joyce, 2006). Esto puede observarse, por
ejemplo, en Haidt y Bjorklund (2008). En ese artículo, los
autores discuten un estudio empírico sobre el asco inducido
hipnóticamente. En ese estudio, utilizaron técnicas de hipnosis
que hicieron
 MEJORA DE LOS JUICIOS MORALES
los participantes experimentan una punzada de asco cada vez que
escuchan la palabra a menudo. Como resultado, algunos de esos
participantes calificaron una acción completamente benevolente
(la historia describe a un estudiante haciendo esfuerzos para
estimular el debate constructivo entre profesores y estudiantes)
como moralmente objetable, si y solo si la descripción de la acción
contenía el término a menudo. Haidt y Bjorklund (2008) concluyen
de estos datos que los juicios morales son causados ​por los
instintos. Sin embargo, lo que en realidad dicen es que la moral
declaraciones son causadas por sentimientos instintivos, y
que estas declaraciones morales pueden considerarse juicios
morales genuinos. Sin embargo, no dan argumentos para el
segundo reclamo. Muchos autores en el campo de la
psicología moral no solo defienden una cierta explicación de
los orígenes de nuestras declaraciones morales, sino que
también toman posición con respecto a la cuestión de qué
declaraciones reflejan juicios morales genuinos. Es decir,
defienden explícitamente una cierta opinión sobre lo que es
un juicio moral real: una visión metaética. La posición
metaética que muchos psicólogos morales parecen adoptar
es sentimentalismo Joyce, 2006; Nichols, 2008; Prinz, 2006).
Según el sentimentalismo, juzgar que algo está moralmente
mal significa tener un sentimiento, o una disposición
emocional, de desaprobación hacia él (Nichols, 2008; Prinz,
2006). Prinz (2006), por ejemplo, define un juicio moral
como una tendencia a responder a un estado de cosas
con ciertas emociones. Decir que tengo el juicio moral
de que está mal matar significa que estoy predispuesto a
responder con emociones como la ira a los casos de
asesinato. Entonces, si aplicamos esto a la declaración
de Laura de que "es moralmente incorrecto que las
compañías otorguen generosas bonificaciones a sus
CEO", diríamos que está haciendo un juicio moral real si
tiene la disposición de responder a ciertas decisiones
tomadas por las compañías con respecto a las
bonificaciones con emociones como ira e indignación.
En un comentario sobre Prinz, el filósofo Jones (2006)
objetó que tal posición sentimental es problemática y
desarrolló una visión metaética alternativa. Jones
argumenta, por medio de un análisis metaético, justificado.
Ella debe tener razones para su respuesta emocional de
ira e indignación. Por ejemplo, si la declaración de Laura
es un juicio moral real, ella estará inclinada a responder
con indignación a ciertas decisiones de
99
empresas porque ella toma estas decisiones como injustas o
porque toma estas decisiones como perjudiciales para ciertas
personas. No es necesario que las personas sean conscientes de
tales razones por sus reacciones emocionales, pero de alguna
manera tales razones deben desempeñar un papel. En términos
de Jones, los juicios morales reales son Razonables.
Ella explica esto comentando los experimentos de inducción
de hipnosis. Digamos que después del experimento, los
participantes fueron informados: se les dijo que sus
reacciones morales fueron manipuladas por sugestión
hipnótica. Jones nos pide que imaginemos un participante,
que lo llame Harry, que no cambiaría sus declaraciones
morales después de ser interrogado. A pesar de que ahora
sabe que estas declaraciones fueron manipuladas por la
hipótesis, Harry seguiría diciendo que es totalmente
incorrecto estimular un debate constructivo entre profesores
y estudiantes. ¿Consideraríamos que la declaración de Harry
es un juicio moral real? Jones argumenta que los
sentimentales como Prinz necesitarían mantener esto.
Después de todo, la declaración de Harry es una expresión
de una tendencia a responder con ciertas emociones. Pero
esto es fuertemente contradictorio, según Jones. Ella
argumenta que no consideramos que la declaración de Harry
sea un juicio moral real porque no responde a las razones.
Debido a la descripción, Harry ahora sabe que no tiene
razones para responder al caso con las emociones morales
que siente. Si la declaración de Harry fuera un juicio moral
real, se habría retractado de su declaración después de
descubrir que no tenía ningún motivo para hacerlo. En otras
palabras, Jones afirma que nuestras declaraciones morales
son solo juicios morales reales en la medida en que creemos
que están justificadas. Esto implica que diferentes enfoques
metaéticos conducen a diferentes interpretaciones de los
datos psicológicos. Entonces, ¿cómo podrían contribuir las
teorías metaéticas a la investigación psicológica sobre los
juicios morales? Como se dijo, una de las preguntas que
concierne a la metaética es la delimitación del dominio moral:
¿Qué hace que cierto juicio sea un juicio moral? Trabajo
filosófico sobre este punto (como Gert, 2005; Harman, 1977;
Joyce, 2001) podría ayudar a aclarar si se considera que los
juicios morales son en algún sentido diferentes de los juicios
emocionales o sociales. Por ejemplo, varios investigadores
que trabajan en la tradición de la biología evolutiva y la
psicología (De Waal, 2009; Moll et al., 2006) tienden a
identificar la moral.
100 KALIS
juicios con juicios que expresan una actitud prosocial. Aunque
esto no es necesariamente problemático, es claramente una
de las posibles interpretaciones de la esencia de la moralidad.
Además, como se muestra, las teorías metaéticas pueden
resultar fructíferas en los debates sobre el estado de los
juicios hechos por personas que sufren de psicopatía o
autismo.
Como un segundo tipo de contribución, las teorías
metaéticas ofrecen un espectro de definiciones de bondad, que
los investigadores podrían utilizar para aclarar y especificar
sus nociones de calidad y mejora. Describo algunos pasos
generales que tal proceso de clarificación podría tomar.
Primero, uno debería preguntarse, cuando me refiero a la
calidad de los juicios morales, me refiero a su
moral cualidad u otras formas en que un juicio puede ser
bueno? Después de todo, los juicios morales también pueden
ser buenos o malos en formas no morales: pueden promover
ciertos valores no morales. Para dar un ejemplo, un juicio moral
puede ser bueno, ya que se acepta como válido dentro de una
determinada comunidad política, social o cultural. Además,
puede ser bueno en el sentido de que sigue las leyes de la
inferencia lógica. Esto no es lo mismo que decir que el juicio es
bueno porque es
moralmente justificado. Sin embargo, la delineación entre los
criterios morales y no morales de calidad no siempre es fácil
de hacer. En la medida en que uno sostenga que los criterios
para la justificación moral pueden derivarse de los principios
de la lógica (como lo hacen algunas teorías normativas; ver
Illies, 2003), hacer un mal juicio moral es esencialmente lo
mismo que hacer un juicio ilógico. Esto nos lleva al segundo
paso: si a uno le preocupa la justificación moral de los juicios,
¿qué significa la justificación moral?
Una diferencia importante aquí es entre las personas que
creen que la justificación moral es un concepto que tiene un
alcance necesariamente universal y aquellos que sostienen que
no lo es. La pregunta es, ¿es posible que, por ejemplo, la práctica
de otorgar grandes bonos corporativos esté moralmente
justificada en una sociedad pero no en otra? Y así, ¿es posible
que un juicio que condena tal práctica sea moralmente mejor en
una sociedad que en otra? El alcance de la justificación moral es
un tema importante en el debate metaético, y la posición que uno
toma sobre este tema es muy relevante para el trabajo en
psicología moral. Después de todo, la forma en que uno
interpreta los datos psicológicos sobre las variaciones culturales y
sociales en los juicios morales depende (entre otras cosas) de la
opinión de uno sobre
El alcance de la justificación moral. Dicho de manera cruda, si se
encuentra que los ciudadanos de los estados del sur de los Estados
Unidos tienen ciertas opiniones morales que se oponen a las opiniones
mantenidas en los estados del norte (Nis- bett y Cohen, 1996), las
implicaciones prácticas de tales resultados dependen en gran medida
de si uno piensa que solo uno de esos puntos de vista opuestos puede
ser correcto. Algunos argumentan que esta es una forma incorrecta de
expresar el problema (Doris y Plakias,
2008): Argumentan que si el desacuerdo normativo resulta ser intratable,
Este hecho empírico podría amenazar la idea de que los juicios morales
son correctos o incorrectos. Sin embargo, solo lo hace en la medida en
que uno sostiene que si los juicios morales son incorrectos o correctos,
debe ser posible que la mayoría de los seres humanos descubran
cuáles están equivocados y cuáles son correctos. Y esto, nuevamente,
no es un reclamo empírico sino un reclamo sobre la naturaleza de la
moralidad. Tales reflexiones sobre el significado y la naturaleza de la
moralidad y los juicios morales pueden, por lo tanto, ayudar a
determinar los puntos de partida teóricos y a aclarar qué conclusiones
prácticas se podrían extraer sobre la base de los resultados empíricos.
Los diferentes pasos en un proceso tan reflexivo se resumen en la
Figura 2. Como se explicó anteriormente, la teorización metaética debe
verse como una aclaración conceptual del significado y el estado de
conceptos tales como la moral y el bien. Dichas reflexiones generales
forman el trasfondo de afirmaciones normativas específicas, que son
intentos de responder a las preguntas sobre qué juicios o acciones
están moralmente justificadas y qué los hace moralmente justificados.
Tales afirmaciones normativas dan así un contenido más concreto a las
nociones del bien moral y la justificación moral, y muestran cómo estas
nociones podrían aplicarse a acciones y juicios concretos. En la
siguiente sección, describo cómo el trabajo contemporáneo en
psicología moral implica hacer suposiciones normativas, y cómo las
teorías normativas podrían contribuir a la clarificación de tales
suposiciones. Tales afirmaciones normativas dan así un contenido más
concreto a las nociones del bien moral y la justificación moral, y
muestran cómo estas nociones podrían aplicarse a acciones y juicios
concretos. En la siguiente sección, describo cómo el trabajo
contemporáneo en psicología moral implica hacer suposiciones
normativas, y cómo las teorías normativas podrían contribuir a la
clarificación de tales suposiciones. Tales afirmaciones normativas dan
así un contenido más concreto a las nociones del bien moral y la
justificación moral, y muestran cómo estas nociones podrían aplicarse a
acciones y juicios concretos. En la siguiente sección, describo cómo el trabajo contemporáne
El papel de las teorías normativas en la moral
Psicología
Como se dijo, la ética normativa es la disciplina que se ocupa de
la cuestión de qué hace que el comportamiento sea moralmente
correcto o moralmente incorrecto. Por ejemplo, uno podría preguntar por
qué Sería moralmente incorrecto si las empresas otorgan generosas
bonificaciones a sus CEO. Diferentes teorías normativas pro
 MEJORA DE LOS JUICIOS MORALES
bueno
= justificado por
criterios morales
moral universal criterios morales no
criterio universales
Figura 2. Resumen de los pasos reflexivos básicos para responder la pregunta: ¿Qué hace que un juicio moral sea un
buen juicio?
vide diferentes respuestas a esta pregunta. Las diferentes teorías
normativas son todos modelos concretos para la justificación
moral; Por lo tanto, pertenecen a la mitad izquierda de la Figura 2.
Los modelos de justificación no moral no son parte del dominio de
la filosofía moral, sino que se encuentran en campos como la
filosofía política, la sociología y la economía. Las principales
teorías normativas que se encuentran en la filosofía moral
contemporánea son el utilitarismo, la deontología y la ética de la
virtud. Presento brevemente cada enfoque y muestro cómo debe
colocarse cada teoría dentro de la estructura descrita en la Figura
2.
Las teorías utilitarias afirman que esos actos son moralmente
correctos (incluso moralmente prescritos) que maximizan la
utilidad (Brandt, 1979; Singer, 1993). En tal caso, ciertas
decisiones tomadas por las compañías con respecto a las
bonificaciones pueden ser moralmente objetables porque estas
decisiones resultarían en una utilidad general menor que otras
decisiones posibles. Lo más importante, esto requiere una
cuenta de lo que utilidad consiste en: ¿Es placer, felicidad,
bienestar u otra cosa? Diferentes versiones de utilitarismo constituyen
diferentes respuestas a esta pregunta. Con respecto a las
distinciones hechas en la Figura 2, es importante señalar que el
utilitarismo como teoría es universal en su alcance: establece
que cada decisión moral tomada por cada entidad posible
podría ser evaluada
101
= justificado por no
criterio moral
criterios sociales
criterio politico
criterios
economicos
(...)
calculando su utilidad esperada en comparación con
otras posibles decisiones. Además, lo característico del
utilitarismo es que deriva su principio moral de un valor
que en sí mismo no es moral, es decir, el valor "neutral"
de la utilidad.
Este último punto es lo que distingue las teorías utilitarias
de las deontológicas. Existen diferentes tipos de teorías
deontológicas, pero lo que comparten es que afirman que sus
principios justificativos se basan en valores que son ellos
mismos. moral valores. Por ejemplo, la versión de Rawls
(1971) de la deontología kantiana se basó en el valor de la
justicia, que según él era un valor moral universal. La mayoría
de las teorías deontológicas ofrecen principios justificativos
que son de alcance universal, pero esto no es necesariamente
así. Después de todo, es posible defender que los juicios
morales pueden justificarse haciendo referencia a valores
morales que no son valores universales; tal punto de vista
seguiría contando como una teoría deontológica.
Una forma completamente diferente de desarrollar normas
justificativas para los juicios morales es preguntarse: ¿Qué juicios
morales abrazaría una persona buena o virtuosa? Tal enfoque
cambia el enfoque de la evaluación de reclamos morales
específicos a una evaluación moral de las personas en su
conjunto. Este es el punto de partida de la ética de la virtud,
102
que tiene sus antecedentes en la filosofía aristotélica (Anscombe,
1958; Slote, 2001). Los especialistas en ética de la virtud han
desarrollado elaborados relatos de
florecimiento humano, término que usan para referirse al
desarrollo óptimo de los seres humanos. Esto también abarca
el desarrollo moral óptimo: la idea de que el bienestar, el
florecimiento y la calidad moral se unen es característica de la
ética de la virtud. Existen diferentes puntos de vista sobre la
cuestión de qué tipo de capacidades físicas, psicológicas y
sociales se requieren para que un ser humano prospere y, por
lo tanto, se convierta en una buena persona. Algunas teorías
de la virtud tienen un alcance universal: tales teorías afirman
que hay ciertas características y capacidades que contribuyen
universalmente al crecimiento humano. Otros enfoques de
virtud tienen un alcance más limitado y afirman que lo que
contribuye al florecimiento puede depender del contexto
cultural y social de la persona.
¿Los autores que he estado discutiendo en la primera
mitad de este artículo adoptan una teoría normativa
específica? Haidt y Bjorklund (2008) elaboran algo sobre el
trasfondo normativo de la psicología moral de Haidt.
Sostienen que existen "verdades morales antropocéntricas":
afirmaciones morales que son verdaderas con respecto a
todos los seres humanos. Estas verdades morales son
valores morales que se comparten ampliamente en todo el
mundo. Son en parte innatos y en parte moldeados por la
cultura y el entorno social durante el desarrollo. Esto muestra
que parten del supuesto de que la justificación moral es de
alcance universal. Los cinco valores morales centrales tal
como los formulan son
1. Sensibilidad al daño: sensibilidad a los signos de dolor y
sufrimiento en los demás;
2. Reciprocidad: respuestas emocionales relacionadas con
jugar tit-for-tat;
3. Jerarquía: preocupaciones sobre la navegación de jerarquías de
estado;
4. Pureza: preocupaciones sobre la limpieza, relacionadas con
la emoción del asco; y
5. Límites entre dentro y fuera del grupo: emociones
relacionadas con la lealtad y preocupaciones
especiales para el propio grupo. Para dar un ejemplo,
"la maternidad requiere amar y cuidar a los hijos".
Haidt y
KALIS
La afirmación de Bjorklund (2008) sobre este juicio
moral es que "todo ser humano lo reconoce
instantáneamente como verdadero" (p. 214). ¿Cómo
sería esta visión normativa una base para una teoría
del buen juicio moral? Lo que parece deducirse de la
posición normativa de Haidt y Bjorklund es esta: un
buen juicio moral es un juicio moral que se basa en
una o más de estas verdades morales (es decir, por
razones de sensibilidad al daño, reciprocidad). ,
jerarquía, pureza o límites dentro del grupo fuera del
grupo). Pero, de hecho, esto no es lo que afirman
Haidt y Bjorklund. Reconocen que existe un gran
desacuerdo sobre los valores morales de la jerarquía,
la pureza y los límites dentro y fuera del grupo: “Los
liberales estadounidenses en particular parecen
bastante incómodos con los resultados de esos
módulos, porque a menudo conducir al patriotismo
jingoísta (ingroup),
209). Mientras que la pureza, la jerarquía y los límites dentro del grupo y
fuera del grupo constituyen verdades morales, no es el caso que cada
juicio moral que refleje estas verdades sea en sí mismo una verdad
moral. Si no es simplemente su fundamento en uno de los valores
morales centrales, ¿qué justifica un juicio moral? En algún momento,
Haidt y Bjorklund parecen afirmar que para que un juicio moral sea un
juicio justificado, debe ser ampliamente compartido. Afirman que "Un
sistema moral bien formado es uno que cuenta con el respaldo de la
gran mayoría de sus miembros, incluso aquellos que, desde el exterior,
parecen ser sus víctimas" (p. 216). Al ser un poco caritativos, podemos
interpretar la noción de un sistema moral como un conjunto de juicios
morales. Al combinar esta afirmación con su afirmación sobre los cinco
valores morales centrales, podríamos formular la opinión de que los
juicios morales justificados son aquellos que tienen su fundamento en
uno o más de los valores morales centrales y están respaldados por la
gran mayoría de sus miembros, incluso aquellos que parecen ser sus
víctimas. Sin embargo, todavía no podemos considerar que esto sea
una noción satisfactoria de "buen juicio moral". Haidt y Bjorklund no han
abordado la objeción obvia en contra de tal punto de vista: si la mayoría
de los judíos hubieran aceptado el juicio moral de que era moralmente
correcto aniquilarlos por razones de pureza y límites dentro del grupo,
¿eso sería ¿Ha justificado el juicio? Haidt y Bjorklund tienen un
optimismo (posiblemente justificado) todavía no podemos considerar
que esto sea una noción satisfactoria de "buen juicio moral". Haidt y
Bjorklund no han abordado la objeción obvia en contra de tal punto de
vista: si la mayoría de los judíos hubieran aceptado el juicio moral de
que era moralmente correcto aniquilarlos por razones de pureza y
límites dentro del grupo, ¿eso sería ¿Ha justificado el juicio? Haidt y
Bjorklund tienen un optimismo (posiblemente justificado) todavía no
podemos considerar que esto sea una noción satisfactoria de "buen
juicio moral". Haidt y Bjorklund no han abordado la objeción obvia en contra de tal punto de v
 MEJORA DE LOS JUICIOS MORALES
La visión de las intuiciones morales compartidas a las que el proceso
evolutivo nos ha predispuesto: La mayoría de esas intuiciones morales
tienen como objetivo la cooperación social y la supervivencia de la
especie. Sin embargo, el mero hecho de que la mayoría de nuestras
intuiciones morales ampliamente compartidas contribuyan a la
cooperación social y la supervivencia no las convierte en juicios morales
justificados. Los juicios estereotipados, por ejemplo, también pueden
contribuir a la cooperación social y la supervivencia, pero no
consideramos que tales juicios estén justificados. Haidt y Bjorklund
(2008) tienen, por lo tanto, algún tipo de teoría normativa: han
identificado cinco valores morales centrales y, por lo tanto, han dado
cuenta de las cosas que consideramos moralmente correctas y
moralmente incorrectas. Sin embargo, no pueden mostrar cómo se
pueden derivar juicios morales justificados de esta teoría. Como
resultado, no tienen una respuesta satisfactoria a la pregunta de qué
constituye un buen juicio moral. Prinz (2006) adopta un enfoque
diferente sobre este tema: su objetivo es analizar nuestro uso común de
términos morales como Correcto y incorrecto. Al final de su artículo,
discute brevemente las teorías normativas: afirma que las teorías
normativas “no pueden defenderse como análisis plausibles de
conceptos morales ordinarios. . . . Se entienden mejor como propuestas
para reemplazar los conceptos morales ordinarios, no como análisis de
ellos ”(p. 40). Esto me parece una observación correcta pero bastante
mundana; todo teórico normativo estará de acuerdo en que la teoría
normativa es normativa, y no descriptiva, por naturaleza. En cualquier
caso, la declaración de Prinz deja claro que no está interesado en esta
empresa normativa, sino en el análisis de nuestros conceptos morales
ordinarios. El propio Prinz no parece partir de una teoría normativa
específica. Sin embargo, hace ciertas afirmaciones generales sobre la
justificación de las afirmaciones morales. Por ejemplo, él argumenta que
mis juicios morales están justificados en la medida en que los sostengo
"bajo condiciones de pleno conocimiento y reflexión real, y libres de
prejuicios emocionales que yo mismo consideraría que no están
relacionados con el asunto en cuestión" (Prinz, p. 35) Analicemos estos
criterios con más detalle. Para comenzar con el primero, deben ocurrir
bajo condiciones de conocimiento fáctico completo. Prinz profundiza en
esto al explicar cómo los juicios morales pueden estar equivocados
porque resultan de la falta de conocimiento. Digamos que resulta que
Laura está completamente equivocada acerca de las políticas de
bonificación actuales. Eso haría que su juicio moral fuera injustificado.
El segundo de Prinz Para comenzar con el primero, deben ocurrir bajo
condiciones de conocimiento fáctico completo. Prinz profundiza en esto
al explicar cómo los juicios morales pueden estar equivocados porque
resultan de la falta de conocimiento. Digamos que resulta que Laura
está completamente equivocada acerca de las políticas de bonificación
actuales. Eso haría que su juicio moral fuera injustificado. El segundo de
Prinz Para comenzar con el primero, deben ocurrir bajo condiciones de
conocimiento fáctico completo. Prinz profundiza en esto al explicar
cómo los juicios morales pueden estar equivocados porque resultan de
la falta de conocimiento. Digamos que resulta que Laura está
completamente equivocada acerca de las políticas de bonificación
actuales. Eso haría que su juicio moral fuera injustificado. El segundo de
Prinz
103
El criterio es que un juicio moral justificado ocurre bajo condiciones de
reflexión. Desafortunadamente, él realmente no elabora sobre el papel
de la reflexión. Y tercero, afirma que un juicio moral justificado está libre
de influencias emocionales que la persona considera ajenas al asunto
en cuestión. Esta es una afirmación normativa interesante; sin embargo,
plantea de inmediato la pregunta: ¿Cómo distinguimos las disposiciones
emocionales relevantes de las influencias emocionales no relacionadas?
Una respuesta requiere una teoría que identifique ciertos elementos
como relevantes para el asunto en cuestión: una teoría que identifique
buenas razones para tener una disposición emocional. Esto es lo que
hacen las teorías normativas. Por ejemplo, uno podría respaldar la
visión de Prinz del juicio moral con una teoría normativa utilitaria. El
punto de partida normativo sería que esas acciones son moralmente
correctas y maximizan la utilidad. Una visión correspondiente de la
justificación sería que un juicio moral está justificado si utiliza el
conocimiento relevante para maximizar la utilidad y si está libre de
emociones que no tienen nada que ver con maximizar la utilidad. Prinz
formula algunos criterios para la justificación normativa, pero debido a
que no hace explícitos sus puntos de partida normativos, estos criterios
siguen siendo cuadros vacíos. Entonces, ¿cómo podrían las teorías
normativas contribuir al desarrollo e interpretación de la investigación en
psicología moral? Una primera posibilidad es comenzar con una
pregunta descriptiva sobre, por ejemplo, el razonamiento moral, el
desarrollo o la formación de juicios, y examinar los conceptos
normativos utilizados al desarrollar esta pregunta en un paradigma
empírico. Por ejemplo, se podría hacer la pregunta descriptiva de si el
razonamiento moral cotidiano implica hacer cálculos de utilidad: los
cálculos de las recompensas y los costos esperados de las opciones
propias. Mientras que esta es una pregunta puramente descriptiva, las
teorías psicológicas de la toma de decisiones emplean ciertos
estándares de adecuación (derivados de la economía) que podrían no
ser idénticos a los estándares morales de adecuación (Tobler, Kalis y
Kalenscher, 2008). Por lo tanto, valdría la pena combinar dicho proyecto
empírico con un análisis normativo, examinando cuándo es moralmente
deseable decidir sobre la base de los cálculos de utilidad y cuándo no lo
es. De tal manera, un estudio descriptivo podría no solo conducir a un
conocimiento real de las estrategias de toma de decisiones morales,
sino que también podría cálculos de las recompensas y costos
esperados de las opciones de uno. Mientras que esta es una pregunta
puramente descriptiva, las teorías psicológicas de la toma de decisiones
emplean ciertos estándares de adecuación (derivados de la economía)
que podrían no ser idénticos a los estándares morales de adecuación
(Tobler, Kalis y Kalenscher, 2008). Por lo tanto, valdría la pena combinar
dicho proyecto empírico con un análisis normativo, examinando cuándo
es moralmente deseable decidir sobre la base de los cálculos de utilidad
y cuándo no lo es. De tal manera, un estudio descriptivo podría no solo
conducir a un conocimiento real de las estrategias de toma de
decisiones morales, sino que también podría cálculos de las
recompensas y costos esperados de las opciones de uno. Mientras que
esta es una pregunta puramente descriptiva, las teorías psicológicas de
la toma de decisiones emplean ciertos estándares de adecuación
(derivados de la economía) que podrían no ser idénticos a los
estándares morales de adecuación (Tobler, Kalis y Kalenscher, 2008). Por lo tanto, valdría la
104
homenaje a una evaluación normativa de tales estrategias.
Otra forma de desarrollar estudios en psicología moral es
comenzar con una cierta posición normativa y examinar las
hipótesis empíricas que pueden generarse sobre la base de
esta posición. Un área posible donde dicha investigación sería
fructífera es el campo de la ética de la virtud. Como ya se
mencionó, una de las afirmaciones hechas por las teorías de la
virtud es que la evaluación moral debe llevarse a cabo en el
nivel de la persona, y que para convertirse en una persona
virtuosa, uno debe desarrollar ciertas capacidades. Una de las
capacidades mencionadas con frecuencia es
sabiduría práctica ( o el término griego phronesis). La
idea es que para tomar buenas decisiones morales,
uno debe ser sensible al contexto: uno necesita ver
cuáles son las características "evaluativamente
relevantes" de situaciones particulares. Además, ser
una buena persona requiere flexibilidad: uno debe ser
capaz de adaptarse a los cambios en la situación.
Estas teorías filosóficas sobre la sabiduría práctica
podrían formar una base teórica para una línea
interesante de investigación interdisciplinaria. La
psicología moral podría tratar de desarrollar nociones
más concretas y específicas de la sabiduría práctica,
contribuyendo a la identificación de los tipos de
capacidades y mecanismos psicológicos involucrados
en la toma de decisiones morales virulentas. El trabajo
psicológico existente sobre la noción de sabiduría
podría ser útil a este respecto (Schwartz y Sharpe,
2006; Sternberg y Jordan, 2005). De nuevo,
Las posibilidades presentadas anteriormente plantean una
cuestión importante, que también desempeñó un papel en la
discusión del trabajo de Kohlberg sobre psicología moral.
Está claro que existen diferentes enfoques competitivos de la
filosofía moral: algunos filósofos defienden una teoría
deontológica de la moral, hay quienes se llaman a sí mismos
utilitarios, algunos adoptan una virtud: enfoque teórico (y, por
supuesto, también hay filósofos morales que defienden un
enfoque que no pertenece a ninguna de estas tres escuelas
principales). Pero, ¿cómo debería el campo de la psicología
moral tratar con esta pluralidad existente en las teorías
morales? Los filósofos desean enfatizar que las teorías
normativas son mutuamente excluyentes: quienes defienden
el utilitarismo no pueden sostener que las teorías
deontológicas también sean correctas. Esto podría conducir a
KALIS
la conclusión de que todos los que investigan en psicología moral
deberían comprometerse con una de las teorías normativas existentes,
lo que conduciría a diferentes "escuelas filosóficas" en psicología moral.
Se podría argumentar que el propio Kohlberg desarrolló una de esas
escuelas, fundamentando explícitamente su investigación en una
tradición kantiana. Sin embargo, esto constituye precisamente una de
las principales objeciones que se plantearon contra su trabajo. Sus
fundamentos morales explícitos llevaron a otros a concluir que su
trabajo empírico parecía válido solo para aquellos que creen que Kant
tenía razón sobre la moralidad, y reducir la validez de la investigación de
uno seguramente no es atractivo para los psicólogos. Otro problema es
que la pluralidad de enfoques morales disponibles y la falta de consenso
pueden dar la impresión de que una teoría es en última instancia tan
buena como otra, que uno podría elegir la teoría moral que mejor se
adapte a los datos. Entonces, ¿cómo lidiar con esta pluralidad de
enfoques normativos? En mi opinión, el punto principal es que tomar
decisiones en el dominio normativo es algo que no se puede evitar al
hacer psicología moral. Al abordar las principales preguntas sobre el
desarrollo moral y la mejora moral, uno debe usar algunos puntos de
ancla filosóficos, alguna forma de pensar sobre la bondad y la
justificación. La elección podría no ser entre ser neutral desde el punto
de vista normativo o estar comprometido con los puntos de partida
normativos, sino entre ser implícito o explícito en los compromisos
normativos de uno. El entrelazamiento entre cuestiones descriptivas y
normativas es algo que se encuentra no solo en el campo de la
psicología moral; en realidad está muy extendido en psicología en
general. Áreas como la psicología positiva y la psicología de la salud
también se basan en supuestos normativos. Esto parece inevitable
porque para investigar temas como la felicidad o la salud, uno debe
adoptar una postura sobre lo que es la salud o la felicidad, y esto lo lleva
de inmediato al ámbito normativo. Aunque esto no es necesariamente
indeseable, requiere una explicación y justificación de los supuestos
hechos. Aún así, tal mensaje podría evocar una resistencia sustancial
en los psicólogos: los psicólogos empíricos generalmente no están
interesados ​en difundir opiniones morales; están interesados ​en generar
conocimiento factual sobre pro- psicología y esto inmediatamente lo
lleva a uno al reino normativo. Aunque esto no es necesariamente
indeseable, requiere una explicación y justificación de los supuestos
hechos. Aún así, tal mensaje podría evocar una resistencia sustancial
en los psicólogos: los psicólogos empíricos generalmente no están
interesados ​en difundir opiniones morales; están interesados ​en generar
conocimiento factual sobre pro- psicología y esto inmediatamente lo
lleva a uno al reino normativo. Aunque esto no es necesariamente
indeseable, requiere una explicación y justificación de los supuestos
hechos. Aún así, tal mensaje podría evocar una resistencia sustancial
en los psicólogos: los psicólogos empíricos generalmente no están
interesados ​en difundir opiniones morales; están interesados ​en generar
conocimiento factual sobre pro- psicología
 MEJORA DE LOS JUICIOS MORALES
cesses. En la siguiente sección, desarrollo posibles estrategias
para lidiar con estas tensiones.
Abordar cuestiones normativas en la moral
Psicología: algunas sugerencias
El punto principal del análisis hasta ahora ha sido que
muchas preguntas en psicología moral tienen aspectos
normativos, y esto significa que los investigadores no pueden
evitar tomar decisiones normativas en la forma en que
establecen e interpretan sus estudios empíricos. He
argumentado que la mejor manera para que los investigadores
en psicología moral enfrenten este entrelazamiento es ser
mucho más explícitos sobre los puntos de partida normativos y
las interpretaciones que utilizan. Mi propuesta es que lo principal
que deben hacer los investigadores es dejar en claro qué parte
de su trabajo se trata de hechos y qué parte implica la
formulación de ciertas declaraciones sobre valores. Esto no
necesariamente conduce a los problemas asociados con un
enfoque de Kohlbergian a la psicología moral. La mayoría de las
objeciones contra el trabajo de Kohlberg fueron objeciones
empíricas u objeciones a la tipo de supuestos normativos que
defendió: utilizó una teoría que era mucho más estrecha y
restrictiva que la mayoría de las teorías normativas
contemporáneas. Sin embargo, espero que la mayoría de los
investigadores que trabajan en psicología moral sigan de
acuerdo con su punto de partida general de que las dimensiones
normativas y descriptivas del trabajo psicológico moral deberían
estar claramente separadas. En otras palabras, es posible
adoptar este aspecto del enfoque de Kohlberg sobre la
psicología moral sin tener que aceptar ninguna de sus
conclusiones normativas o empíricas.
Un punto importante aquí es que tal separación
fortalece también el aspecto fáctico del trabajo
psicológico moral. Al mostrar claramente qué parte del
estudio se refiere a la descripción empírica y qué parte se
refiere a la interpretación normativa, uno precisamente evita
la objeción de que los datos de uno son válidos solo
dentro de un cierto marco normativo. En contraste, al no
separar los datos empíricos de las interpretaciones
normativas, uno hace que las conclusiones descriptivas
sean mucho más vulnerables a las objeciones (Fine,
2006; Roeser, 2010).
Pero, ¿cómo debe hacerse esto en la práctica? Los que
trabajan en psicología experimental están entrenados para
desarrollar y analizar experimentos científicos que conducen a
resultados confiables y válidos.
105
No están capacitados para abordar cuestiones normativas de manera
sistemática. Esto es lo que los filósofos morales están entrenados para
hacer: ellos, por otro lado, saben muy poco acerca de hacer
experimentos. La cuestión de si este es un estado de cosas deseable
está más allá del alcance de este artículo; Lo que está en juego aquí es
la cuestión de cómo debe avanzar la psicología moral dado este estado
de cosas. Una respuesta relativamente directa es que para abordar los
aspectos tanto fácticos como normativos de la psicología moral, la
investigación en este campo debe ser desarrollada por equipos de
investigación multidisciplinarios. Esto significa que los psicólogos y los
filósofos morales deberían desarrollar, ejecutar e informar juntos sobre
proyectos de investigación. Dentro de estos equipos, sería el papel de
los psicólogos centrarse en los aspectos de hecho, contribuir con
preguntas descriptivas relevantes y métodos empíricos sólidos para
responderlas. Sería responsabilidad de los filósofos generar preguntas
normativas relevantes y evaluar las afirmaciones normativas explícitas e
implícitas hechas en el proceso de investigación, tanto en la generación
de preguntas como en la discusión de los resultados empíricos.
Mientras que dicha estructura implica una división clara del trabajo en
base a la capacitación y la experiencia, el trabajo de cada disciplina solo
puede realizarse en estrecha colaboración con la otra disciplina.
Actualmente, esto no es una práctica estándar: aunque hay un creciente
cuerpo de trabajo que relaciona los resultados en psicología moral con
el trabajo filosófico en ética normativa y metaética (Sinnott-Armstrong,
2008), los psicólogos y filósofos la mayoría del tiempo todavía trabajan.
independientemente uno del otro. La desventaja principal de tratar de
desenredar los aspectos descriptivos y normativos de la psicología
moral solo después es doble. Primero, a menudo se toman decisiones
filosóficas interesantes en el proceso de formulación de hipótesis
empíricas. Por ejemplo, la hipótesis de Haidt era que el razonamiento
moral es en la mayoría de los casos meramente racionalización post
hoc. Presenta esta hipótesis como una "desacreditación" de nuestra
forma de pensar con sentido común sobre las razones. Sin embargo,
existen diferentes puntos de vista sobre cuál es nuestra forma común de
pensar acerca de las razones. De hecho, una explicación generalizada
es que las razones funcionan no como causales sino como
explicaciones racionalizadas (Wedgwood, 2007). Desde un punto de
partida tan filosófico, la hipótesis de Haidt no sería desacreditar sino que
en realidad Primero, a menudo se toman decisiones filosóficas
interesantes en el proceso de formulación de hipótesis empíricas. Por
ejemplo, la hipótesis de Haidt era que el razonamiento moral es en la
mayoría de los casos una mera racionalización post hoc. Presenta esta
hipótesis como una "desacreditación" de nuestra forma de pensar con
sentido común sobre las razones. Sin embargo, existen diferentes
puntos de vista sobre cuál es nuestra forma común de pensar acerca de
las razones. De hecho, una explicación generalizada es que las razones
funcionan no como causales sino como explicaciones racionalizadas
(Wedgwood, 2007). Desde un punto de partida tan filosófico, la hipótesis
de Haidt no sería desacreditar sino que en realidad Primero, a menudo
se toman decisiones filosóficas interesantes en el proceso de
formulación de hipótesis empíricas. Por ejemplo, la hipótesis de Haidt
era que el razonamiento moral es en la mayoría de los casos una mera racionalización post
nuestro sentido común de qué razonamiento moral
106
hace. Debido a que la formulación de hipótesis empíricas está
frecuentemente coloreada por ciertas suposiciones teóricas
sobre los conceptos utilizados, parece más fructífero
participar en una discusión interdisciplinaria desde el
comienzo del proceso de investigación. La segunda
desventaja de la integración interdisciplinaria post hoc se
deriva del hecho de que lo contrario también es cierto: la
formulación de teorías normativas y metaéticas con
frecuencia depende de la formulación de ciertos supuestos
psicológicos sobre procesos y capacidades mentales. Ya se
proporcionó un ejemplo para las teorías de la virtud y su uso
de la noción de sabiduría práctica. Al desarrollar sus relatos
de la moral y el bien, los filósofos podrían beneficiarse
enormemente de interactuar con los psicólogos en una etapa
temprana del proceso de investigación.
La observación de que la relevancia de la cooperación
interdisciplinaria va en ambos sentidos plantea la pregunta: ¿Cuál
es el derecho? orden ¿en qué investigación debe continuar la
psicología moral? ¿Se necesita comenzar formulando una posición
normativa clara y desarrollando paradigmas empíricos sobre la base
de esta posición, o primero se deben aclarar los hechos y luego
desarrollar una posición normativa que esté de acuerdo con estos
hechos? Ninguna de las opciones parece atractiva. En cambio, uno
podría ver el proceso de hacer investigación en psicología moral
como un proceso reitativo, durante el cual las afirmaciones
normativas y descriptivas presentadas permanecen abiertas a la
reevaluación. Esto significa que, en la medida en que las
afirmaciones normativas de uno dependan de hechos psicológicos o
sociales, el nuevo conocimiento sobre estos hechos podría cambiar
tales afirmaciones. Además, en la medida en que las afirmaciones
descriptivas de uno dependan de una determinada visión normativa
o metaética, Los nuevos argumentos con respecto a ese punto de
vista afectarían también las propias afirmaciones descriptivas. Al
participar en evaluaciones tan críticas dentro equipos de
investigación en lugar de Entre equipos de investigación, uno
aumenta en gran medida la posibilidad de que el proceso dé como
resultado una investigación que esté justificada tanto normativa
como empíricamente. Tal práctica de "interdisciplinariedad
intensiva" parece preferible a lo que de vez en cuando se parece
más a una práctica de "desacreditación mutua".
Referencias
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Recibido el 20 de marzo de 2009
Revisión recibida el 4 de mayo de 2010
Aceptado el 4 de mayo de 2010