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Analisis formal y conceptual de la obra Traditional Repair, Immaterial Injury 2014/2018 del artista Kader

Attia, por Michael Angarita.

En el siguiente texto, se pretende hace un acercamiento a la obra de Kader Attia, desde el punto de vista
visual y conceptual, en el cual se tomarán los elementos materiales y simbólicos empleados por el artista,
así como la disposición de los mismos en el espacio y dotarles así de una mayor carga simbólica.

Trayendo al presente la historia de dolor de un pasado remoto y también cercano a nosotros, Attia
pretende hacer una catarsis o sanación de las heridas, exorcizando el dolor causado a tantos seres
humanos y a sus pueblos causados por fines individuales o políticos, vistos bajo la luz de la colonización.
Attía tiene una pregunta recurrente en sus obras acerca del por qué y el cómo fue el camino para llegar a
las tierras donde nos encontramos, pues en su acercamiento a la reparación nos muestra que las heridas
causadas por la imposición de una cultura están todavía latentes, pero estas no se hacen evidentes.

Atrapar los rasgos del sufrimiento y plasmarlos en los mismos elementos que han servido para imponer la
voluntad de los poderosos sobre los débiles del mundo, hacen de la manifestación artística de Attía todo
un grito de dolor por la violencia que seres de carne y hueso han tenido que soportar en todas las latitudes
del planeta, desafiando y excediendo las nociones simplistas de identidad cultural. Las imágenes
producidas en su obra artística, son la dura y cruel realidad de pueblos enteros sometidos al querer
totalitario de unos pocos.
Tomando los recuerdos de su infancia como punto de partida, Attia ha creado instalaciones que se
refieren tanto al espacio privado como al espacio publico, llevándonos a una experiencia compleja que
entrelaza los aspectos sensuales, emocionales y politicos. Los elementos utilizados en la ejecución de sus
obras, pretenden conseguir en el espectador una comunión de vida con las heridas que que vemos sin
mirar. Las culturas tradicionales trataban a los objetos rotos para darles un nuevo sentido estético y por
esto dejaban las heridas visibles; la sociedad moderna busca controlar la herida y la borra. Es este mismo
punto crucial el que define gran parte del trabajo de Attia: una crítica a los sistemas coloniales

(occidentales) de control y organización sin cesar. Por ejemplo, el artista establece paralelismos entre el
tratamiento colonial de los objetos en los museos y el diseño de bloques de viviendas modernistas, como
los barrios parisinos donde creció.

La exposición que tiene lugar en el antiguo pabellón de carnes de la plaza de mercado San Mateo,
pretende acercarnos a la realidad de quienes lo han perdido todo en una época donde sigilosamente se
comenzaban a ver los cambios de la modernidad, desechando todo a aquello que ya no sirve de
utilidad, relegándolo al olvido y al paso del tiempo. Así pues, la reparación que nos propone Attia busca
traer estas memorias a un eterno presente, haciendo visibles los fantasmas del pasado que nos constituyen,
permitiendo así que nuestra mente complete por si misma las piezas faltantes mediante la inclusión de una
fuerte carga psicológica en el eterno debate político.
Enfrentar a el espectador a un espacio vacío, lo hace consciente de la importancia del espacio que habita,
haciendo retomar la importancia que tenia este lugar como centro de intercambio cultural, llevándole a
rebuscar entre los pasillos para encontrar las heridas que aun están abiertas en la superficie de un lugar
que a pesar del paso de los años y de la conquista del consumismo no se logran borrar de la mente de
quienes alguna vez vieron en estos espacios la esperanza de un futuro mejor.

Traer al presente los horrores del pasado, hace que quienes admiren su trabajo se sientan comprometidos
y hermanados con aquellos que aunque anónimos, sin embargo son sus hermanos en cualquier parte del
mundo, por esto la importancia de incluir un mensaje ético y activista en su obra. Al igual que una
máscara expuesta al público, también su obra es una manifestación del significado profundo que contiene
todo elemento cultural, ligado a una realidad donde lo que se aprecia es la prolongación de lo sucedido y
el llamado a desterrar todo lo que pueda llevar a su repetición, sanando las heridas, para que la violencia
de los conquistadores no se vuelva a repetir.

Toda su obra es la expresión viva de las heridas que la humanidad ha recibido a lo largo de los siglos. Es
la crudeza de una realidad plasmada en sus obras, que recoge el dolor que el mismo hombre ha llegado a
causar a sus congéneres. Resalta la historia donde la violencia y la promotora de la misma que son las
guerras y los imperialismos de todo tipo, los capaces de causar las profundas heridas que el ser humano
ha tenido que soportar en los distintos lugares del mundo, arrasados por el despotismo de los poderosos
que se creen dueños del mundo y de la voluntad humana. Kader Attia ofrece una crítica apasionada de los
efectos duraderos del colonialismo. La idea de la reparación poscolonial, como acto físico y simbólico, es
fundamental para las esculturas, la instalación, los collages, los videos y las fotografías del artista franco-
argelino.

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