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El sistema político y social de la civilización etrusca se debe analizar desde el punto de vista de
cada ciudad-estado, ya que su organización era individual. Estas ciudades contaban con colonias y
territorios conquistados, donde conseguían establecer su forma de gobierno, sus leyes,
organización y política.
Este sistema sufre una transformación a partir del siglo VI a.C. Los gobiernos de la Liga comienzan
a modificar el sistema monárquíco que les había regido desde el siglo IX a.C., convirtiendo una
monarquía absoluta en dictadura militar, que daría lugar a una República Oligárquica,
estructurada de la siguiente manera:
Lucumón o Rey-Sacerdote.
Senado.
Asambleas populares.
Se trataba de una sociedad de tipo gentilicio, formado por el nombre propio de cada individuo y el
nombre de la familia. En algunas ocasiones también añadir además del nombre propio y el de la
familia, otros elementos como el nombre del padre o el de la madre.
Este tipo de mujer escandalizó como ya hemos dicho, a una sociedad griega pero también a la
sociedad romana, llegando a llamar etruscas a las prostitutas. La explicación de la igualdad de
sexos, podría entenderse en aquella sociedad, a la necesidad de que las mujeres se hicieran cargo
del patrimonio familiar conservándolo e incluso incrementándolo, cuando el marido moría en
alguna contienda milita
La mujer etrusca, al contrario de la griega o de la romana, no era marginada de la vida social, sino
que participaba activamente
La familia etrusca a menudo estaba compuesta por el padre, la madre, los hijos e incluso en
algunas ocasiones, los sobrinos. En los restos funerarios que se han podido estudiar, esta relación
familiar se traslada también a los túmulos funerarios. Donde las inscripciones funerarias, cintan de
igual forma a todos los miembros de la familia.
No podemos olvidar que los “apellidos”, podían provenir tanto del padre como de la madre, algo
impensable en la incipiente cultura Romana o en la clásica Griega.
En el siglo VI a.C., la red mercantil etrusca incluía intercambios con la Galia, así como
con la región de Tartessos y con Ampurias, en la península Ibérica. Muchas de las guerras
y alianzas llevadas a cabo por las ciudades etruscas después del siglo V a.C. se realizaron
por razones económicas