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TRES MANERAS DE EVITAR EL DIVORCIO

El matrimonio es mucho más que una licencia, una ceremonia y una promesa
hecha mediante una joya simbólica. El matrimonio es una unión espiritual de
dos almas que han sido guiadas una hacia la otra para servir a un bien superior
y crear una familia espiritual. El intercambio de promesas es un ritual sagrado
en una travesía cuyo significado real se le ha escapado a muchos.
Cuando los ideales y las fantasías que tienes sobre cómo es o cómo se siente
el matrimonio empiezan a desvanecerse, y la realidad de las responsabilidades
se establecen, tu salud espiritual y emocional obtienen un papel secundario y
el divorcio podría parecer una opción atractiva para detener la lucha y dejar de
sufrir.
Si tu matrimonio está en riesgo, y comienzas a dudar acerca de las decisiones
por las que te inclinaste a decir “SI”, da un paso hacia atrás (literalmente) y
toma un respiro. Cierra los ojos y recuerda que siempre hay hacia donde
voltear cuando sientes que has perdido tu rumbo (La palabra de Dios).
Recuerda tu fe. La fe te dará fuerza y claridad y ésta te ayudará a cambiar tu
mente y tu espíritu hacia algo que atraiga la vivencia que deseas (Ef.4:23).
Así que, ¿cómo encontrar la fe que necesitas para mantener tu matrimonio
fuerte y duradero? Aquí hay tres maneras:

1. Creer uno en el otro


Encontrar fe en un compañero que te ha defraudado puede resultar
doloroso y difícil. Podrían gastar tanta energía intentando reformarse uno
al otro, que olvidan creer y confiar en ustedes. Pero ¿cómo puedes
confiar en alguien que no parece estar mejorando, o esforzándose para
lograr que la relación funcione?
Confía en que tu cónyuge puede ser diferente, ya sea que veas los
cambios o no (Isa.43:19). En lugar de enfocarte en los errores del
pasado, o en la frustración del presente, confía en que tu cónyuge tiene la
habilidad de ser todo lo que lucha por ser (2Cor.5:17). Y esa es la clave.
Confía en que tu pareja puede luchar por sus propios estándares, o los
estándares de un poder superior (Dios y su palabra), no solo los tuyos.
No hay dos personas iguales, incluso si es una unión que comparte la
misma fe no significa que tu cónyuge y tú compartan valores o principios
idénticos en cada aspecto. Ni que esos mismos ideales se manifiesten en
formas idénticas. Descubre con exactitud lo que tu compañero piensa y
siente acerca de todos los aspectos del matrimonio, su significado y
manifestaciones. Entonces confía en que sucederá. Por lo pronto, haz lo
mismo por ti misma(o).
2. Confía en tu matrimonio
Tu matrimonio es una expresión ordenada de las lecciones de un sistema
espiritual. Tu cónyuge y tú fueron unidos para lograr algo transcendental,
y esto no se hizo a la ligera o en vano. La entidad que Dios, tu cónyuge,
y tú crearon es más grande que ustedes dos (pareja); más que la suma
de las partes. Defender tus principios espirituales al enfrentar la
adversidad diaria se vuelve primordial al criar una familia en la gracia y la
omnipresencia del Señor. Mantener la fe significa mirar más allá de lo
temporal, lo mundano y los obstáculos de tu éxito físico y espiritual
(Fil3:14). Confía en tu matrimonio de la misma forma que crees en tu Dios
y en sus planes para ambos. Encuentra o redescubre el propósito que les
fue destinado a cumplir juntos (Gen1:26-28), y sean un modelo para sus
hijos. Enséñenles a buscar el significado de las dificultades de la vida, y
lo divino dentro de su matrimonio.

3. Cree en tu Camino
Tu matrimonio es un logro en un viaje que dura toda la vida para
conseguir la felicidad y la paz. En el matrimonio, tu camino se ha unido al
camino de otro, y estás compartiendo este espacio sagrado como parte
de ambos viajes. El matrimonio es una intersección que puedes cruzar
ignorando las señales y posiblemente causando una colisión. O puedes
disminuir la velocidad y guiar a los otros pasajeros a su destino (tu
esposo(a) y tus hijos).
Tu camino llegó a los problemas que tenía que enfrentar. Incluso cuando
te sientes perdido y sin rumbo, pudiera ser que no tengas un mapa, pero
la carretera correcta es esta en la que te encuentras ahora, y tu cónyuge
y tú están viajando en la misma dirección. Viajen juntos.
La clave para mantener la fe y evitar el divorcio es estar tan involucrado
en verdad en tu matrimonio como lo estás en tu fe. Creer en Él (Dios).
Confiar en Él. Saber que Él te guiará y te protegerá. Recordarte a ti
mismo(a) lo lejos que han llegado, y cuánto han superado. Esperar con
ansias hasta dónde van a llegar, y cuánto más hay para experimentar. Y
considera, principalmente, cómo llegaste hasta aquí y la razón de ello
(1Sam7:12 Eben-ezer). Y entonces déjate llevar por el poder del Espíritu
Santo, y permite que la fe te guie el resto de tu viaje a través del matrimonio,
la familia y la vida. REFLEXIÓN: Recuerda que Dios no hace las cosas de loco o
sin motivo alguno. Si Él te unió a esa persona, es porque Él tiene un propósito
divino para ustedes y su descendencia. Basa tu matrimonio en la palabra del
Señor.

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