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El matrimonio es mucho más que una licencia, una ceremonia y una promesa
hecha mediante una joya simbólica. El matrimonio es una unión espiritual de
dos almas que han sido guiadas una hacia la otra para servir a un bien superior
y crear una familia espiritual. El intercambio de promesas es un ritual sagrado
en una travesía cuyo significado real se le ha escapado a muchos.
Cuando los ideales y las fantasías que tienes sobre cómo es o cómo se siente
el matrimonio empiezan a desvanecerse, y la realidad de las responsabilidades
se establecen, tu salud espiritual y emocional obtienen un papel secundario y
el divorcio podría parecer una opción atractiva para detener la lucha y dejar de
sufrir.
Si tu matrimonio está en riesgo, y comienzas a dudar acerca de las decisiones
por las que te inclinaste a decir “SI”, da un paso hacia atrás (literalmente) y
toma un respiro. Cierra los ojos y recuerda que siempre hay hacia donde
voltear cuando sientes que has perdido tu rumbo (La palabra de Dios).
Recuerda tu fe. La fe te dará fuerza y claridad y ésta te ayudará a cambiar tu
mente y tu espíritu hacia algo que atraiga la vivencia que deseas (Ef.4:23).
Así que, ¿cómo encontrar la fe que necesitas para mantener tu matrimonio
fuerte y duradero? Aquí hay tres maneras:
3. Cree en tu Camino
Tu matrimonio es un logro en un viaje que dura toda la vida para
conseguir la felicidad y la paz. En el matrimonio, tu camino se ha unido al
camino de otro, y estás compartiendo este espacio sagrado como parte
de ambos viajes. El matrimonio es una intersección que puedes cruzar
ignorando las señales y posiblemente causando una colisión. O puedes
disminuir la velocidad y guiar a los otros pasajeros a su destino (tu
esposo(a) y tus hijos).
Tu camino llegó a los problemas que tenía que enfrentar. Incluso cuando
te sientes perdido y sin rumbo, pudiera ser que no tengas un mapa, pero
la carretera correcta es esta en la que te encuentras ahora, y tu cónyuge
y tú están viajando en la misma dirección. Viajen juntos.
La clave para mantener la fe y evitar el divorcio es estar tan involucrado
en verdad en tu matrimonio como lo estás en tu fe. Creer en Él (Dios).
Confiar en Él. Saber que Él te guiará y te protegerá. Recordarte a ti
mismo(a) lo lejos que han llegado, y cuánto han superado. Esperar con
ansias hasta dónde van a llegar, y cuánto más hay para experimentar. Y
considera, principalmente, cómo llegaste hasta aquí y la razón de ello
(1Sam7:12 Eben-ezer). Y entonces déjate llevar por el poder del Espíritu
Santo, y permite que la fe te guie el resto de tu viaje a través del matrimonio,
la familia y la vida. REFLEXIÓN: Recuerda que Dios no hace las cosas de loco o
sin motivo alguno. Si Él te unió a esa persona, es porque Él tiene un propósito
divino para ustedes y su descendencia. Basa tu matrimonio en la palabra del
Señor.