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MODULO 1

La ciencia y sus características


Epistemología

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Concepto de ciencia
La palabra ciencia procede del latín scientia –de scire, ‘conocer’– y se emplea,
en su sentido más amplio, para referirse al conocimiento sistematizado en
cualquier campo del saber. De esta forma se utilizan términos como Ciencias
físicas, Ciencias sociales, Ciencias económicas, Ciencias exactas, etc. Sin embargo,
la acepción más común suele aplicarse al conocimiento organizado con relación con
el mundo natural.
El conocimiento científico es producto de un modo de actuar, sujeto a
procedimientos formalizados, sistemáticos y ordenados que conforman los
denominados métodos de la ciencia.
La Ciencia puede definirse entonces como un conjunto de conceptos o
conocimientos ciertos de las cosas, caracterizado por sus principios, causas y
consecuencias derivadas de la experimentación humana comprobada .
Las situaciones o problemas que enfrenta el hombre en su vida diaria no
pueden ser resueltas con el conocimiento adquirido por la experiencia o el sentido
común, es entonces cuando interviene otro modo de acercarse a la realidad que es
conocida como conocimiento científico, el cual trata de responder a las mismas
cuestiones o de explicarlas.
La ciencia ha buscado conocer y comprender la realidad y para ello ha
fragmentado el conocimiento múltiples disciplinas desde las cuales conocer e
interpretar el mundo.
El conocimiento científico pretende relacionar de manera sistemática todos los
conocimientos adquiridos acerca de un determinado ámbito de la sociedad.
El conocimiento científico se afana por comprender la realidad y para ello es
preciso explicarla en todos sus niveles comenzando por los más generales. Pero no
existen sectores fijos de la realidad a los que deba corresponder una ciencia
determinada. Es la ciencia la que recorta el sector de la realidad que se siente
capacitada para investigar y explicar
El análisis de la ciencia se realiza tomando en cuenta sólo aquello que es
público, y por lo tanto puede ser sometido a estudios y discusiones objetivas. Esto
significa trasladar el punto de vista desde las ideas y el espíritu de la ciencia -como
se prefería hacerlo hace casi más de un siglo- a aquello que se expresa en un

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lenguaje definido, que es el lenguaje de la ciencia, y que se encuentra recogido en
libros y artículos especializados.
Finalmente, la Ciencia busca las explicaciones más simples posibles. En
este punto conviene recordar “la navaja de Occam”, también conocida como
economía en el razonamiento o Principio de parsimonia. No deben aumentarse las
evidencias innecesariamente ni introducir más realidades que las requeridas. Y lo que
es más importante, dadas dos explicaciones posibles de una realidad, “hay que elegir
la que sea más útil para expresar el asunto con el menor número de conceptos o
términos, es decir, la explicación más simple”. Este principio fue expresado por el
monje franciscano Guillermo de Ockham a comienzos del siglo XIV, pero parece
igualmente válido en nuestra época y aplicable a la crítica histórica.
Culminamos con las palabras del historiador Marc Bloch: “El razonamiento de
las semejanzas no pierde sus derechos. Sólo importa que un análisis más exacto
discierna los saltos posibles y los puntos de similitud necesarios. Toda originalidad
individual tiene sus límites”.
El científico debe ser original, pero está obligado a encontrar las explicaciones
más adecuadas de la realidad.

El campo de las ciencias

Las distintas formaciones socio-culturales y disciplinas que llamamos ciencias


en plural (como la Geometría, Matemática, Física, Lingüística, etc.) son
esencialmente una actividad humana constructiva que produce un tipo particular de
conocimiento de las siguientes características: crítico-racional, organizado,
sistematizado, transmitido y desarrollado históricamente. Por lo tanto, se
diferencian de otro tipo de conocimientos que les precedieron en el tiempo y que se
mantienen vigentes en la actualidad, como en el conocimiento mítico, el mágico, el
religioso o el tecnológico.
En otras palabras, ni el mito, ni la magia, ni la religión y ni la tecnología son
ciencias o parte del conocimiento científico. Tampoco los son las disciplinas
humanísticas que involucran el pensamiento, como la Filosofía, y las que expresan la
producción cultural, como el Arte. No obstante, tanto las mencionadas en primer lugar,

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como la Filosofía y el Arte suministran conocimientos esenciales a las ciencias. No
obstante, los científicos deben conocer la evolución de las tendencias religiosas,
filosóficas y artísticas de las sociedades para ubicar en su debido contexto las
motivaciones ideológicas que influyen en el comportamiento humano, y por supuesto,
en los cambios operados en el mismo. Además, la Filosofía aporta explicaciones
centrales y se relaciona estrechamente con el conocimiento científico.
Una de las ramas de la Filosofía, la Epistemología, es el conocimiento sobre
un objeto determinado, es decir, aborda el estudio de cada disciplina científica como
una forma de conocimiento de la misma manera en que lo hace con el resto de las
disciplinas académicas.
En el orden histórico-genético, las ciencias se constituyen a partir de previos
conocimientos técnicos y actividades artesanales sobre campos de la realidad
material (física, tangible, corpórea) que son delimitados operativa y pragmáticamente.
Así, por ejemplo, la Geometría surgió de las prácticas de agrimensura realizadas en
Egipto, Mesopotamia y la Grecia clásica, o la Aritmética en los métodos de
administración e intercambio comercial ejercidos por estas mismas culturas, y muchas
otras, como las mesoamericanas, mientras que la Mecánica (Física) se fundamentó
en los descubrimientos de engranajes y poleas de la ingeniería naval y militar
(catapultas y balística) y la Astronomía no se basó en la astrología sino en las
experiencias y métodos de navegación marítima que se servían de las estrellas y el
sol, etcétera.
Las ciencias constituidas sobre esas prácticas tecnológicas representan
formas de actividad y conocimiento de una complejidad superior, más elaborada; son
el prototipo, junto con la Filosofía, de la construcción racional crítica, tal como explican
John D. Bernal y Stephen F. Mason en sus obras. Estas nuevas disciplinas
aparecieron como una institución de trabajo social sobre un campo de la realidad
material delimitado operativa y prácticamente. Es decir; representan un método de
exploración y explotación de una categoría de la realidad o campo categorial de
la que se segregan los contenidos que les resultan pertinentes para sus operaciones
y exploraciones. Por ejemplo, la Geometría opera en el campo categorial de los
cuerpos en tanto tienen forma geométrica (campo categorial del espacio abstracto),
pero no en cuanto tienen peso, sabor, color o tiempo de realización, propiedades

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consideradas por la Física. Y de igual manera, un organismo biológico o una
colectividad social no son reducibles ni explicables (por inconmensurables) sobre
la base del movimiento de las moléculas según las leyes mecánicas de la Física, y
por lo tanto se adscriben a otras disciplinas, como la Biología o la Sociología.
Pero afirmar que las ciencias son instituciones culturales para la exploración y
la explotación de un campo categorial de la realidad supone desmentir que las
ciencias tengan objeto propio y unitario de análisis. Así, la Biología no tiene como
objeto de estudio la “vida” ni la Química la “materia”. Por el contrario, el campo de la
actividad de la Biología está formado por elementos múltiples como son las células,
los mamíferos y los ácidos nucleicos, y el campo de la Química está repleto de
hidrógeno, carbono y metano. Es decir, la delimitación del campo de las ciencias
requiere significatividades y especificidades.

Las verdades científicas y la identidad de la ciencia

A diferencia de otros tipos de conocimientos, las ciencias se caracterizan por


la pretensión de construir verdades. Tales verdades científicas se distinguen y oponen
a los dogmas, creencias, opiniones y conjeturas en virtud de su pretensión de
objetividad, necesidad y carácter marcadamente crítico.
Por esta razón la universalidad y la necesidad son dos características del
saber científico. La primera presupone que el conocimiento científico puede ser
aplicado indistintamente en cualquier tiempo y lugar. La segunda implica que la
negación de sus contenidos resulta una contradicción imposible.

No obstante, esta concepción de la verdad científica no es rígida ni unívoca, y


supone internamente la admisión de grados y franjas de verdad en las ciencias, según
la fiabilidad y completitud de las operaciones correspondientes y a tenor del valor
probabilístico o verosímil de las relaciones establecidas. Dicho de otro modo, la
verdad científica admite márgenes de profundidad, ámbitos mayores o menores de
certeza y probabilidad, e incorpora como horizonte interno negativo la posibilidad del
error, la incertidumbre o la oscuridad. Por eso mismo, la verdad científica es siempre

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parcial (se predica sobre algo determinado) y relativa (a los procesos de construcción
categorial), nunca absoluta y totalizadora.
Pero eso no quiere decir que su nivel gnoseológico sea igual a la falsead como
alternativa potencial. Muy al contrario, la verdad científica siempre exige que su
alternativa de falsedad sea muy improbable (o claramente absurda).
Es evidente que las ciencias constituidas no proporcionan, ni tienen por qué
hacerlo, una sabiduría total o absoluta sobre “la realidad” (como idea filosófica límite
que sumaría todos los contenidos posibles del mundo y que es inagotable por su
propia condición). Pero sí permiten conocer críticamente aspectos de esa realidad
inagotable en campos categoriales dados y sin remontarse más allá de sus objetos
respectivos ni cubrir el ámbito de la Ontología (disciplina que pregunta por el ser). Por
el contrario, la condición de posibilidad de las ciencias particulares y positivas es su
renuncia a llegar a los límites de esa pregunta, su renuncia a tratar de regresar a las
supuestas esencias atomistas mínimas o a progresar hasta el infinito donde todo se
confundiría con todo.

Los tipos de ciencias

La tesis general gnoseológica de que la Biología o la Historia, por ejemplo,


forman parte integral de «la República de las Ciencias» es correlativa con la tesis
especial según la cual, en el seno de “tal república”, la Historia pertenece al grupo de
«Ciencias Humanas o Sociales» mientras que la Biología, a su turno, pertenece al
grupo de las «Ciencias Naturales o Experimentales», a veces también denominadas
«Ciencias Formales».
En el seno de la “República de las Ciencias” en palabras de Moradiellos (2008),
cabe apreciar una división efectiva y crucial entre las Ciencias naturales y formales y
las Ciencias humanas o sociales.
La distinción entre ambos grupos constituye uno de los temas más polémicos
y difíciles de las investigaciones gnoseológicas desde finales del siglo XVIII, cuando
algunas disciplinas humanísticas pasaron a convertirse (o pretendieron hacerlo) en

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ciencias propiamente dichas y no muy diferentes al modelo de cientificidad ofrecido
por las Ciencias naturales y por las Matemáticas.
Sin embargo, parece evidente que, a pesar de la tesis de la unidad genérica
de todas las ciencias, hay algún tipo de diferencia entre las ciencias «duras» de la
Naturaleza (física, química,) y Formales (matemáticas, lógica) y el grupo de ciencias
Humanas (o Sociales, o Culturales).
El intento de establecer en términos gnoseológicos u ontológicos un criterio de
discriminación ha producido diversos resultados, que todavía hoy están vigentes en
el lenguaje cotidiano y profesional. No en vano, John Maynard Keynes ya advirtió que
los hombres «toman del aire» las ideas disponibles sin saber que proceden de algún
pensador particular.
La necesidad de un criterio de discriminación entre ambos grupos de ciencias
ha producido diversos resultados que todavía están vigentes y operantes en el
lenguaje cotidiano y en el profesional. Así, por ejemplo, el filósofo alemán Wilhelm
Dilthey se basó en criterios ontológicos (Introducción a la ciencia del Espíritu, de 1883)
para distinguir entre “ciencias naturales” y “ciencias del espíritu”, cada una con su
respectivo método de conocimiento: la explicación (Erklären) y la comprensión
(Verstehen). Su compatriota Wilhelm Windelband ofreció la distinción (en 1894) entre
ciencias “nomotéticas” (que buscan leyes generales para “explicar” los fenómenos
naturales constantes y recurrentes) y ciencias “ideográficas” (que se ocupan de
“comprender” los fenómenos humanos individuales e irrepetibles).
Esa distinción fue recogida y desarrollada por Heinrich Rickert en su obra
Ciencia cultural y ciencia natural (1899). Más cercano a nuestros días, el físico
británico C. P. Snow ha recordado la diferencia efectiva e incomunicación práctica
que existe entre ambos universos científicos en su influyente libro Las dos culturas
(1959).
Algunos autores han propugnado una ida de ciencia neutra, como “cuerpo
organizado de conocimientos” que considera que sólo hay un único “método
científico”, que se aplica a objetos distintos de la realidad: es el caso de los

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neopositivistas del Círculo de Viena, como Otto Neurath y Rudolf Carnap, muerto en
1970)1 (y en otra dimensión Karl Popper).
En primer lugar, hay que descartar la diferencia de base mencionada, la idea
de cada grupo de ciencias se ocupa de objetos diferentes (naturaleza o materia inerte
y sociedad o el hombre en colectividad dotado de “espíritu”. Esto es erróneo, porque
a cada ciencia le corresponde un campo categorial y no un objeto de análisis. Las
“ciencias humanas” no son las que “ocupan del hombre” y las ciencias
“naturales” no son las que se ocupan de la naturaleza. Entre otras cosas, porque
la Física, la Biología y la Química, por ejemplo, se ocupan del hombre, de los
hombres, en igual o mayor medida que la Lingüística, por ejemplo, que además son
se ocupa del hombre sino del lenguaje o de los lenguajes humanos. También cabe
descartar la tentativa de diferenciar ambos grupos de ciencias por su supuesta
capacidad (o incapacidad) metodológica para repetir fenómenos bajo control (en otras
palabras, experimentar). Según este criterio unas ciencias serían experimentales y
otras no experimentales.
Por otra parte, la experiencia repetible (una “experiencia irrepetible” no es una
experiencia, y a lo sumo es una “vivencia” psicológica) no es solo una posibilidad
ajena al campo de las ciencias humanas sino que también es ajena al de la Lógica o
la Matemática (por su condición de Ciencias formales y abstractas). En otras palabras,
esto coloca a la Matemática al lado de la Historia, y olvida el hecho de que en parte
las hipótesis de las Ciencias naturales no pueden ser sometidas a experimentación,
sino a simulaciones y modelos (como lo establece claramente Karl Popper en el caso
de la Geología, la Ecología y otras ciencias de la Tierra).
Más aún, dentro de las Ciencias naturales existen niveles en los que deja de
ser posible la experimentación. Por ejemplo, en los procesos microfísicos que tienen
lugar por debajo de los límites de incertidumbre establecidos por el llamado «principio
de Heisemberg» y, en general, en el terreno de la Física cuántica.

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Una sumaria y ya clásica introducción a este tema la ofrece Julien Freund, Las teorías de las ciencias humanas,
Barcelona, Península, 1975. Véase igualmente Quentin Gibson, La lógica de la investigación social, Madrid,
Tecnos, 1968.

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En términos gnoseológicos, parece más acertado ensayar la diferencia entre
ambos grupos de ciencias atendiendo a los diferentes recursos operativos que se
utilizan y movilizan en la exploración de sus campos de trabajo respectivos. Bajo esta
perspectiva, fórmulas del tipo “ciencias que se ocupan del hombre, que estudian al
hombre” apuntan, aunque de manera oscura y oblicua al núcleo de las diferencias
entre las ciencias humanas (ciencias del “hacer”) y las ciencias naturales (“ciencias
del ser”).

La ciencia, objetiva pero no neutra

La ciencia debe ser objetiva, pero no puede ni debe ser neutral.


El uso de los términos "moral" y "ética” suele diferenciarse, y al mismo tiempo,
confundirse. Por un lado, "moral" alude a hábitos y costumbres, a normas, valores e
ideales que de hecho rigen a un grupo concreto de hombres y mujeres, que están
vigentes en un grupo o en una sociedad. La vigencia remite a lo que de hecho se
considera válido, correcto. En cambio, la "ética", refiere a la reflexión sobre la moral,
para revisar su validez, esto es, no si de hecho en un grupo se debe hacer tal o cual
cosa, sino si se la debe hacer aun cuando no sea lo que está vigente. Por eso, se
suele identificar ética con filosofía moral, en la reflexión o conceptualización de la
moral. Por otra parte, "moral" connota la conciencia moral individual, en tanto que a
"ética" se le atribuye carácter social.
Por consiguiente, la reflexión ética es una obligación del ethos2 moderno, en
tanto no se trata sólo de acatar el mandato vigente sino de reflexionar críticamente
para determinar por nosotros mismos, autónomamente, si esos mandatos de nuestro
ethos deben ser así, si son válidos.

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Ethos es una palabra griega que significa comportamiento. De ethos deriva el término ética, que es
el estudio de la actividad o conducta humana en relación con los valores. El ethos refiere al modo de
comportamiento o rasgos de la conducta humana que forman su personalidad y su carácter

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La versión predominante de la ciencia moderna puede imaginarse en términos
de una cenicienta reivindicada y triunfante. Como ella, sufrió humillación, maltrato y
hostigamiento. Como ella, logró convertirse en una reina, la reina de los saberes. Pero
en su victoria no hay nada de mágico. Fue obra de una lucha contra el saber
hegemónico: la ciencia medieval. Reina después de haber destronando a la reina
vieja. Como en el cuento su éxito estaría justificado en sus méritos, y también se
espera que reine haciendo sólo el bien.
La historia oficial se enorgullece de contar el triunfo de la ciencia como un
combate contra sus enemigos: los dogmas, los prejuicios, la arbitrariedad, el
autoritarismo, el oscurantismo; en suma: la irracionalidad. En esta narración la razón
queda del lado de la actividad científica.
La ciencia entonces respondería esencialmente al afán humano por saber.
De acuerdo con la historia oficial la ciencia aparece como un conocimiento
desinteresado y éticamente neutro. La ciencia se caracteriza principalmente por su
preocupación por el contexto de justificación no fundamentación de las teorías, su
defensa de la neutralidad ética de la ciencia y su búsqueda de la dominación y
reproducción de los fenómenos
Para señalar su originalidad, su peculiaridad, se llamó a la ciencia moderna
"ciencia experimental". Pero, además, la capacidad de predicción hace posible actuar
sobre la realidad a voluntad. Capacita al hombre para intervenir en los hechos,
produciendo la relación que la ley específica, o bien evitando que suceda. En un
ejemplo trivial: la construcción científica de un dique se realiza prediciendo la relación
de fuerzas necesaria para detener la corriente de agua del río.

El papel de la filosofía con respecto a la ciencia

La filosofía - en relación con la ciencia - juega un papel de fundamentación, en


primer término. la filosofía analiza, escruta los fundamentos mismos y los supuestos
con los que trabaja la ciencia, y da pensamiento a las distintas formas de
epistemología: el intento de fundamentar la ciencia, nos dice cuando el discurso

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científico es coherente o no, cuando se está mejor orientado, cuáles son las bases
sólidas para la ejecución de la ciencia.
El segundo papel que le cabe a la filosofía es una función totalizadora, una
función de totalización. Es decir, dado que la ciencia avanza en el sentido de una
especialización creciente, lo que supone una fragmentación creciente del saber, esa
línea analítica se compensa tratando de recomponer los fragmentos; tratando de
hacer síntesis del estado en que se encuentran los conocimientos, o bien, del conjunto
del saber.
La totalización que puede y debe hacer la filosofía en relación a la base de los
conocimientos es siempre provisional; de algún modo provisional en cuanto que la
ciencia tampoco agota nunca su propia investigación. Entonces, esta labor es estar
permanentemente totalizando, incorporando nuevas hipótesis, nuevas teorías, y
desde ahí revisando una visión del mundo, revisando los mismos presupuestos del
conocimiento humano en la medida que abarca el conocimiento intuitivo, el
conocimiento de algunas ciencias humanas, también de las ciencias del
conocimiento.

Necesidad mutua entre ciencia y filosofía

La filosofía actúa como distancia crítica, de algún modo innovadora.


Reconduce las perspectivas bilaterales de la investigación. Reorganiza las piezas
fundamentales, pudiendo arrojar alguna luz. En ese sentido la filosofía es siempre
necesaria, imprescindible para la ciencia.
En la medida en que el científico se eleva por un lado a analizar los supuestos
teóricos en los que se está moviendo, y por otro lado a querer integrar su propia
investigación en la unidad del saber, acaba haciendo filosofía aunque no se dé
cuenta, aunque haya partido del ámbito de una ciencia determinada.
Visto desde la otra parte, el filósofo necesita de la ciencia y la contrastación,
de algún modo de saber si sus hipótesis, sus totalizaciones, tienen algún grado de
validez. Si no, sólo tienen una coherencia interna; si no, se trata de una
racionalización.

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La racionalización tiene la apariencia de la racionalidad; pero excluye, rechaza
hechos, no resiste la contrastación con todos los hechos que se tienen a la mano.
Tiene sólo una coherencia interna pero no una correspondencia con los hechos.
Tiene sólo la fachada de la racionalidad.
Las teorías científicas que han sido superadas, abandonadas, fueron teorías
que expresaban una racionalidad en un momento determinado y en un momento
ulterior no representaron ya la racionalidad del conocimiento del mundo. Por ejemplo
la teoría newtoniana de la ley de gravitación universal confrontada con los
conocimientos actuales del universo no es ya una expresión de la racionalidad de la
ciencia . Hoy día, si mantuviese alguien esa teoría estaría manteniendo una
racionalización que excluye cantidad de fenómenos que se han detectado después.
Ninguna teoría tiene un estatuto definitivo y un desarrollo acabado. El
conocimiento del mundo físico sólo se extrae del trabajo de las ciencias físicas y
naturales; y del desarrollo de las ciencias matemáticas aplicado a la comparación de
teoremas, y mediante la utilización de técnicas e instrumentos sofisticados, mediante
el diseño de experimentos que traten de alguna manera de fijar las hipótesis.
Los contenidos del conocimiento, los contenidos empíricos, sólo nos llegan a
través de las ciencias positivas, que necesitan de la filosofía para entramar esos
conocimientos en tanto totalización, y para discutir hasta qué punto alcanzan esos
conocimientos un grado de objetividad. Así que se necesitan mutuamente.
En el orden de la fundamentación, la filosofía tendría la preeminencia; en el
orden de la verificación empírica, las ciencias tienen la preeminencia.
Colocadas ya filosofía y ciencia en el mismo plano, una insiste en el aspecto
empírico, otra en el aspecto teórico y de totalización del saber.
Desde el comienzo de los tiempos modernos, siglos XVI y XVII, los filósofos
europeos se han movido dentro del paradigma de la racionalidad. Algunos
pretendidos postmodernos lo que quieren precisamente es transcender el paradigma
de la razón que es el paradigma dominante en toda la modernidad, la razón y el sujeto
de la razón.

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Epistemología o filosofía de la ciencia: características

Puede ser un lugar común apuntar que la filosofía toda es, fundamentalmente,
una reflexión acerca de la ciencia y de la sociedad. Habría quizás que matizar el
punto, y añadir al menos el arte, y ese meditar acerca de los comportamientos
humanos que es la ética.
Si debemos remontarnos al pasado griego para analizar la evolución de la
Epistemología, las posiciones del positivismo, del neopositivismo y del
estructuralismo (que estudiaremos mas adelante) implican una redefinición de la tarea
filosófica. Entonces, la filosofía científica no tendría así otro campo de objetos a
analizar que el del análisis de la formación de los conceptos científicos. La
filosofía o la teoría filosófica de la ciencia sólo subsiste así como "lógica (pura) de la
ciencia".
“Filosofía de la ciencia” es el nombre habitual en la escuela anglosajona y en
España.
En Alemania, se la conoce asimismo como Teoría de la ciencia, o ciencia de la
ciencia.
En la escuela francesa, se reserva el nombre de Epistemología tanto para la filosofía
del conocimiento científico, como para la del conocimiento común.

Los presocráticos

La filosofía presocrática se desarrolló a lo largo de dos siglos VI-V a.C. y


nació, básicamente, en las costas de Asia Menor y en las colonias. En este vasto
grupo se pueden considerar a Empédocles, Anaxógras, Parménides, Heráclicto y
Zenón.
Los presocráticos quitaron los dioses de la naturaleza, la desmitificaron, y
abrieron así la posibilidad de explorar las causas naturales de los fenómenos.
En relación con la cuestión de por qué nace la filosofía en Grecia, es importante
señalar lo siguiente: durante los siglos VI-V antes de cristo se producen, a nivel

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general, en el planeta una serie de acontecimientos que parecen afectar
simultáneamente a diferentes culturas: Lao-Tse y Confucio en China; Buda en la
India; Zoroastro en Persia; Jeremías, Daniel y Ezequiel en Israel. La aparición
simultánea de esta serie de acontecimientos llevó al filósofo alemán, Karl Jaspers
(1833-1969), a hablar de tiempo-eje.
Según Jaspers, se habría producido en estas fechas una especie de crisis de
la humanidad mediante la cual ésta despegaría de una vida eminentemente natural y
cuasimágica, para poner el pie en una vida universal y más humana. Además, se
habría producido en la humanidad una especie de sacudida mística y espiritual.
Aunque estas conclusiones de Jaspers sean criticables, lo curioso es el hecho de la
simultaneidad de acontecimientos que, sin duda, tuvieron una gran significación
histórica.
Los presocráticos son los profetas del círculo cultural helénico.
Entre los muchos efectos producidos por las colonizaciones (la apoikia) entre
los griegos, uno de ellos se refiere precisamente a la aparición de la filosofía. Y es
que aunque los colonizadores iban lejos (apoikía es el nombre griego de colonia con
el significado de vivir lejos), y conservaban, de algún modo, los patrones culturales de
la metrópoli, lo cierto es que el mal ya estaba hecho. De una forma necesaria esos
patrones iban a modificarse y disolverse, creándose otros distintos.
Los que organizan las nuevas colonias tienen la oportunidad de asistir a la
formación de nuevos estados, y, sobre todo, de ejercitar un nuevo tipo de racionalismo
político para acabar por convertirse en abanderados en el enfrentamiento con
aquellas culturas relacionadas con los pueblos místicos del tiempo-eje de Jaspers.
Por lo tanto, se podría afirmar que la filosofía presocrática es el resultado de
un nuevo racionalismo que surge con el fenómeno de las colonizaciones. Los temas
que la nueva realidad plantea, necesitan de nuevas respuestas que los grandes mitos
ya no son capaces de dar. Es curioso notar que al mismo tiempo que se va
produciendo este hecho en las colonias, en el continente (Atenas, Esparta) subsisten
las tradiciones más arcaicas.
Esto explica el por qué la filosofía presocrática (es decir, la filosofía occidental)
se desarrolla principalmente en la periferia de Grecia, es decir, en las franjas que

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sucesivamente flanquearon a la Grecia continental, es decir, Asia Menor (Mileto,
Samos, Efeso, Clazómene) y la Magna Grecia (Crotona, Elea, Siracusa, Agrigento).
Lo que realmente cambia con la filosofía presocrática no son las preguntas que
realizan. Muchas veces tampoco cambian las respuestas ya que tienen un gran
parecido con las realizadas por generaciones anteriores. Resultad novedosa
la actitud intelectual que se manifiesta ante los mismos problemas. En el mundo del
mito las fuerzas naturales (agua, viento...) son personificadas y divinizadas.
A la idea de necesidad lógica, y no arbitraria, se le unen una serie de elementos
nuevos que es necesario tener en cuenta, en particular, la diferenciación entre lo
esencial y lo accidental está también íntimamente unida al papel, que dentro de la
filosofía, jugaran las facultades de la razón y de los sentidos. Con los filósofos
presocráticos (aun siendo partidarios de un conocimiento basado en la observación)
es la razón la que nos puede mostrar lo esencial de las cosas y son los sentidos los
que se quedan con lo aparencial.
En los presocráticos, el concepto de naturaleza se encuentra, íntimamente
relacionado con el concepto de necesidad, en el sentido de que el universo, en su
esencia, se comporta como un todo ordenado que funciona según leyes,
constituyendo, por todo ello, un cosmos y no un caos. Pues bien, este funcionamiento
ordenado del cosmos se debe, no al capricho de los dioses, sino a que, los seres que
lo pueblan, se comportan segun principios o leyes necesarias y es precisamente la
naturaleza de esos seres lo que determina su lugar en el mundo y su modo de
comportarse.
Para los presocráticos, la naturaleza no es algo estático sino dinámico. El
cosmos, en su conjunto, se nos muestra como una totalidad que funciona
armónicamente, pero, también, dinámicamente. Y es que, para la mayoría de los
griegos, negar el cambio y el movimiento es negar la naturaleza. Por eso, Aristóteles
tilda a Parménides (que en este caso es una excepción) de aphisikós.
La naturaleza implica movimiento y actividad. Ahora bien, el movimiento de la
naturaleza es algo intrínseco y propio del ser natural. Es este un rasgo que, según los
griegos, marcaría una clara diferencia entre los seres naturales y los seres artificiales.
Esa concepción intrínseca de la actividad natural es lo que explicaría el por qué los
griegos nunca podrían concebir la naturaleza como un máquina (esto será una

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propiedad de la modernidad) sino como una especie de organismo viviente
(hilozoismo).
La Fhysis o naturaleza, a pesar de ser algo cambiante, es sinónimo de esencia,
y, en este sentido, es algo permanente. La respuesta a esta contradicción se
encuentra íntimamente relacionada con la diferenciación que los filósofos griegos
establecían entre la razón y los sentidos.
Estos nos ponen en contacto con el carácter aparencial de las cosas, mientras
que la razón nos permite descubrir lo esencial, es decir, la auténtica naturaleza de las
cosas. En este sentido, por tanto, hablar de naturaleza es hacer referencia a la
esencia de algo que, por otro lado, contienen aspectos que pueden ser cambiantes o
accidentales. Lo que sucede es que, al analizar estas cuestiones, no todos los
filósofos griegos estarán de acuerdo. Así, por ejemplo habrá filósofos -por ejemplo,
como Heráclito- para quienes lo esencial coincidirá con lo cambiante ya que, según
este filósofo, la naturaleza de las cosas (esencia) consiste precisamente en que éstas
mantienen una lucha constante entre sus elementos contrarios, con lo que esencia
(naturaleza) y los cambios naturales son coincidentes.

La tradición platónica

Para que la filosofía entre en Atenas tenemos que esperar a la victoria de


Salamina (480 a.C.) de los griegos sobre los persas. A partir de entonces, Atenas, se
convertirá en el centro del helenismo y los sabios-filósofos, que viven en las colonias,
acudirán a Atenas a mostrar sus nuevos conocimientos. Eso sucederá, por ejemplo,
con Anaxágoras o Protágoras. Esos nuevos conocimientos serán claramente
asumidos por una nueva generación (Sócrates, Platón, Aristóteles) que convertirá la
filosofía en una disciplina definitivamente racional.
Para Platón, la ciencia es el conocimiento estricto (universal y necesario), de
lo absoluto, de lo eterno (que identificaba con las Ideas), y una tarea eminentemente
racional
Siempre pensó que la ciencia verdadera solo puede tener por objeto, el mundo de las
ideas, por lo que distingue dos tipos fundamentales de conocimiento que denomina
ciencia: Ciencia en sentido estricto (inteligencia (nous) o dialéctica o filosofía,

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Es importante: acotar que la noción actual de ciencia no coincide totalmente
con la platónica, solo la ciencia que llamamos matemática coincide casi totalmente
con esta forma de entender la ciencia, pero muchos conocimientos que hoy llamamos
científicos caerían en lo que Platón denomina mera opinión, por ejemplo: Los que
apenas son algo más que meras especulaciones en un caso, o generalizaciones
empíricas en otro como: La psicología, la sociología, la economía... Por el contrario,
la física teórica estaría a medio camino entre la opinión y la ciencia, dado su carácter
eminentemente matemático y racional.

La Teoría aristotélica de la verdad

Aristóteles, investigador original y fundacional de la Biología, profundo


pensador de la Física, la Astronomía y las Matemáticas de su época, hace el primer
esbozo de método científico, estaba dedicado no tanto a las ciencias formales, como
su maestro Platón, como a las ciencias empíricas, de los hechos. Por eso, el concepto
de verdad o mimesis se generaliza y amplía para incluir el método de la ciencia.
Aristóteles distingue dos órdenes de conocimiento: el sensitivo y el intelectivo.
El primero es particular y fuente de todos los conocimientos, es verdadero pero
no científico, porque está sujeto a la mutación de las cosas y no distingue lo sustancial
de lo accidental. Se queda en la doxa, en la mera opinión, porque su existencia carece
de necesidad. De esta manera solo puede llegar a constituir ciencia el conocimiento
intelectivo.
En cambio el segundo es el fundamental para el desarrollo de la ciencia y se
relaciona con la mimesis. Su definición es la siguiente: “La ciencia es, pues, un
conocimiento “universal”, es decir, fijo, estable, necesario y cierto de las cosas, que
llega hasta sus esencias, las expresa en definiciones y las explica por sus causas”-
El tránsito de lo particular a lo universal se verifica por medio de dos
procedimientos distintos: la inducción (epagogé) y la “iluminación” psicológica,
elementos complementarios, no excluyentes y simultáneos, que lleva a la
aprehensión de lo universal por el entendimiento, lo que llama abstracción.
Los grados aristotélicos son:
sensación

17
➔percepción sensible de los objetos materiales;
memoria
➔ estos objetos percibidos persisten y se conservan;
experiencia
➔ la repetición y confrontación de varias sensaciones repetidas de objetos
semejantes, aunque no trasciende lo particular;
el Universal
➔ (intelección) reducción de muchas experiencias a la unidad de un concepto,
que deja la multiplicidad y multitud para ser uno, es decir, reducción de la pluralidad
a la unidad;
arte (techne)
➔ el universal proyectado sobre lo cambiable, la generación, el movimiento,
cuyo objeto es la acción y la producción, para lo que la experiencia y el arte deben ir
unidos. El arte conoce la esencia y la causa;
ciencia
➔ el universal es su fundamento, cuanto más universal sea, será más elevada
la ciencia.
Aristóteles define a la filosofía como la ciencia que estudia lo que es (ente) en
tanto que algo es y los atributos que, por si mismo, le pertenecen. Esa ciencia no se
identifica con ninguna de las llamadas ciencias particulares, pues ninguna de estas
se ocupa universalmente de lo que es, en tanto que es (al ente en cuanto ente), sino
que, después de haber deslindado alguna porción de el, estudia lo que pertenece
accidentalmente por si a esa cosa, por ejemplo las ciencias matemáticas. Más, puesto
que buscamos los principios y las causas primeras, es evidente que han de ser causas
de alguna naturaleza por si misma.
Sus postulaciones acerca del conocimiento y la naturaleza fueron retornadas
en el despertar de la ciencia que significó la Edad Media tardía, así como la revolución
renacentista en ciencia -de la que la actual es una continuación-, se afirma en un
neoplatonismo.
Las preguntas de la filosofía según Aristóteles apuntarían a lo primero, son
preguntas que nos lleven a alcanzar las causas primeras de lo que es, en tanto que

18
algo es. El filósofo deberá hallarse en posesión de los principios y de las causas de
las entidades.
La expresión ente en cuanto ente hace referencia a lo que es, en tanto que es.
La expresión “algo que es” se dice en muchos sentidos, pero en relación con una sola
cosa y una sola naturaleza y no por mera homonimia, sino que al igual que “sano” se
dice en todos los casos con relación a la salud –de lo uno por que lo conserva, de lo
otro por que la produce, de lo otro por que esta se da en ello- y “medico se dice en
relación con la ciencia médica.

El racionalismo

El racionalismo es la doctrina filosófica que puede analizarse como la postura


gnoseológica que enfatiza el valor del conocimiento para acceder a la verdad. Otorga
primacía a lo necesario, al orden del ser, del espíritu, sobre lo empírico. De ahí que
defienda como criterio de verdad lo intelectual, los procesos de razón, con detrimento
de la experiencia sensorial.

Si bien las ideas racionalistas se pueden remontar a Artistóteles y Santo Tomás


de Aquino, se inician formalmente a finales del siglo XIX, coincidentemente con una
serie de circunstancias que acaban imponiendo los criterios de la naturaleza científica
en las generalidades de los antecedentes más próximos al diagnóstico. En 1834,
Ernst Heinrich Weber (1795-1898), hermano de dos famosos físicos alemanes,
estableció la relación constante entre las diferencias justamente perceptibles y la
intensidad del estímulo en su obra titulada en alemán “Der Tatsinn und das
Gemeingefühl” (que podría traducirse como sentido del tacto y la cinestesia) y sirvió
para dar continuidad a otros trabajos posteriores, fundamentalmente los de Gustav
Theodor Fechner (1801-1887), quien en 1860 publicó su obra “Elementos de
Psicofísica”.
Actualmente la diferencia entre racionalistas y empiristas tiende a atenuarse,
ya que los máximos racionalistas como René Descartes y Gottfried Wilhelm Leibniz
fueron también partidarios del método científico de los empiristas.

19
El racionalismo en la Ilustración

La Ilustración es la ideología y la cultura elaborada por la burguesía europea


en su lucha con el absolutismo y la nobleza.
También puede ser definida como la culminación del racionalismo
renacentista. Se trata de un fenómeno iniciado en Francia, que se va extendiendo por
toda Europa a lo largo del siglo XVII y XVIII. La Ilustración tomó el nombre de
Enciclopedia en Francia y en los países latinos, y el de Aufklärung en las naciones
germánicas. De ahí viene el nombre Iluminismo, debido a que la razón se identifica
con la luz (alegoría de la caverna de Platón).
La Ilustración es la postura crítica que adopta la burguesía frente al orden
establecido y que representa el Antiguo Régimen (la base de la monarquía absoluta).
Las críticas del movimiento al Antiguo Régimen, representado por el poder absoluto
de los monarcas europeos, cubrían varios aspectos tales como el mercantilismo, el
absolutismo, el poder de la iglesia y las verdades reveladas por la fe.
Las características de la Ilustración son las siguientes:
• Racionalismo
• Búsqueda de la felicidad
• El optimismo
El ideal de la Ilustración fue la búsqueda de la naturaleza a través de la razón. En
realidad no es más que el espíritu del Renacimiento llevado hasta sus últimas
consecuencias, en manifiesta oposición con lo sobrenatural y lo tradicional.
La Ilustración es precisamente la primera sistematización del proyecto
moderno. Es el movimiento que defiende la idea del progreso de la humanidad, de
un progreso que se orienta hacia la recuperación, en este mundo, del Paraíso
Perdido. Para ello recomienda el uso de la razón, con el objetivo de dominar la
Naturaleza, responder a Necesidad (a través del desarrollo de las ciencias de la
naturaleza) y lograr la organización racional de la sociedad (mediante los saberes
de las ciencias sociales).

20
Para la modernidad y con la ilustración, primero hay que saber para poder luego
actuar exitosamente. En la modernidad, la razón "ilumina" las cosas y nos permite
descubrir en su luz las posibilidades de la transformación de la realidad y las formas
de concretarlas.

El empirismo

El empirismo es la doctrina filosófica según la cual el origen único del


conocimiento humano científicamente válido es la experiencia sensorial. Supone, por
consiguiente, la necesidad de la existencia de axiomas independientes de la
experiencia como el principio del conocimiento. En pedagogía ha tenido resonancia
en la práctica pedagógica, propiciando la aparición de las modernas tendencias
didácticas basadas en la adquisición de los conocimientos a través de trabajos
experimentales y activos.
Se conoce como empirismo la doctrina filosófica que se desarrolla en Gran
Bretaña en parte del siglo XVII y el siglo XVIII, contraponiéndose a la corriente
continental europea del racionalismo, y que considera la experiencia como la única
fuente válida de conocimiento.
Sólo el conocimiento sensible nos pone en contacto con la realidad. Teniendo
en cuenta esta característica, los empiristas toman las ciencias naturales como el tipo
ideal de ciencia, ya que se basa en hechos observables.
El empirismo supone una crítica a los racionalistas bajo el supuesto que la
razón tiene carácter ilimitado, e incluso el propio proceso irracional puede producir
cualquier tipo de conclusión. La razón por sí misma no tiene fundamento y funciona a
partir de supuestos. Por tanto, sólo se consideran válidos los conocimientos
adquiridos mediante la experiencia.
Los principales representantes de esta corriente filosófica son: Francis Bacon,
Isaac Newton, John Locke, y David Hume, y más tarde Imanuel Kant. De ellos, Bacon
y Newton trabajaron preferentemente en el campo de las Ciencias naturales.
Los empiristas entienden por ideas todo aquello que es objeto de conocimiento;
Locke incluirá las percepciones, mientras que Hume no. Tanto Locke como Hume

21
admiten un subjetivismo del conocimiento y sostienen que no conocemos realmente
la realidad, sólo las ideas sobre ésta.
Locke sostiene, contra la teoría de las ideas innatas de Descartes, que todos
nuestros conocimientos tienen su origen en nuestra experiencia, tanto externa (a
través de los sentidos), como interna (a través de la razón); para él, al nacer, nuestra
mente es como una hoja en blanco que se irá llenando con nuestra experiencia.
El entendimiento puede generar, según Kant, dos tipos de ideas o conceptos:
✓ Conceptos puros o categorías: ideas o conceptos independientes de la
experiencia..
✓ Conceptos empíricos: ideas obtenidas a partir de la experiencia.
Kant analiza el conocimiento humano a través de juicios, que consisten en la
unificación de múltiples impresiones sensibles que pasivamente hemos percibido
mediante los conceptos; en esta unificación empleamos las categorías, carentes de
contenido. Es en el juicio donde está la falsedad o verdad de nuestro conocimiento,
ya que las impresiones aisladas son siempre verdaderas.
Admite que existen categorías o conceptos que no provienen de la experiencia,
pero a la vez sostiene que la aplicación de estos conceptos a la realidad nunca podrá
ir más allá de la experiencia sensible. Constituye, como habíamos dicho, una síntesis
entre racionalismo y empirismo.
En el empirismo moderno, para que pueda calificarse válidamente de empírica
una proposición, se requiere que sea accesible, por lo menos en principio, a la
comprobación experimental.

El positivismo clásico

Una tendencia que tuvo presencia tanto en Ciencias naturales como en


Ciencias Sociales es el positivismo, aunque en muchos casos existe de una forma
oculta o simplemente porque no se realizó el correcto análisis ni la profunda reflexión.
“Nuestro siglo (XX) nace bajo la profunda influencia del positivismo. Es ésta una

22
doctrina filosófica de carácter cientificista, es decir, que absolutiza la ciencia positiva
como forma superior del saber humano.”3
De estas palabras se desprende que, la ciencia positiva o específicamente la
Física es la ciencia insuperable, porque pone sus raíces en el empirismo y, por lo
tanto, la Filosofía y la Teología son entendidas con saberes subordinados al saber
científico. “Estamos en un tiempo en que el empirismo es la única posibilidad
epistémica: sólo hay ciencia cuando existe correspondencia entre realidad y razón” 4
En el siglo XIX Augusto Comte realizó investigaciones respetando los
principios del empirismo, en las cuales volcó su gran preocupación: el estudio de la
sociedad, buscando establecer una ley universal basada en un estudio
científico de la misma. Su objetivo era marcar un nuevo orden social, “legalizado
científicamente”, atendiendo la nueva situación social europea, instaurada después
de la Revolución Francesa.
El positivismo fue originalmente acuñado por Augusto Comte, uno de los
padres de la sociología. La idea genérica del positivismo es creer o asumir que los
métodos de las ciencias naturales son superiores al resto de las otras ciencias.
Aunque el positivismo puede aceptar el dualismo metodológico, admite que hay un
método particular para el estudio de los fenómenos sociales, afirma que los métodos
de las ciencias de la naturaleza llegan a resultados que son científicamente más
rigurosos que aquellos a los que se pueden acceder a través de las ciencias del
espíritu. Ser positivista no implica el monismo metodológico5.
Generalmente se cree que el positivismo es aquella corriente del pensamiento
que afirma que sólo se puede conocer o estudiar lo que se llama “el dato positivo” que
sería algo parecido a decir que los hechos son datos que hablan por sí solos, que no

3
H. Delbosco. “Fe y Ciencia, hoy: una perspectiva filosófica” En Fe y Ciencia. Jornada del 8 de octubre
de 1997. Ediciones UCA. Buenos Aires. 1998. Pág. 94
4
A. López, “La fatiga e irrelevancia del método en las Ciencias Sociales” En Rev. Anthropos, Caracas,
1988, Pág. 27
5
El monismo metodológico es una aproximación al estudio de las distintas ciencias, tanto naturales
como sociales, basado en el método científico. También se le conoce como investigación
cuantitativa. ... Filosóficamente se opone al dualismometodológico y al pluralismo metodológico.

23
son construidos por la investigación. Ahora bien, el positivismo nunca estipuló esto
sino que estableció que las ciencias de la naturaleza eran superiores a las ciencias
del espíritu y los métodos de las ciencias naturales también construían la evidencia
empírica. Comte sistematizó una idea que estaba muy presente hacia mediados del
siglo XIX: la superioridad de las ciencias de la naturaleza.
Esto parecía evidente ya a finales del siglo XVIII porque se habían producido
adelantos en la química, la física, la biología, la medicina, etc. adelantos
espectaculares que autorizaban a creer que estas ciencias poseían algún tipo de
virtud especial, superior a las otras ciencias.
Comte sistematizó a las ciencias de la naturaleza y además les otorgó un toque
particular, él dijo que las ciencias del espíritu debían tratar de imitar los métodos de
las ciencias de la naturaleza con el objetivo de mejorar a las sociedades a las cuales
estudiaban. Decir eso en su época era muy avanzado, él decía que si se aplicaban
los métodos de las ciencias de la naturaleza a las ciencias que estudiaban a las
sociedades se podían mejorar las sociedades y hacerlas progresar de la misma forma
en que las ciencias de la naturaleza hicieron progresar el conocimiento acerca de, por
ejemplo, la biología. En resumen: el progreso que ya existió en el campo de la
medicina por ejemplo, aparecerá en el campo de la política, la sociología, etc.
Comte consideraba imprescindible una base empírica, es decir, entidades
observables (hechos o fenómenos) que pudieran ser susceptibles de medición y que
permitieran llegar a leyes. El método era esencial, siempre y cuando guardara relación
entre realidad y razón. “(...)la metodología de Comte se basa en la utilización de
técnicas como la observación, la medición, la experimentación y la comparación. Todo
aquello que no permita la utilización de estas técnicas queda relegado al campo de
lo extracientífico”6
Es evidente que cualquier conocimiento para ser tenido en cuenta como
científico debía cumplir las reglas rigurosas del método científico, o sea, un monismo
metodológico: aceptar sólo una única forma de entender aquello que se considere
como una auténtica explicación científica.

6
Esther, Díaz, “Metodología de las Ciencias Sociales.” Ed. Biblos, Bs. As., 1998, Pág. 161

24
Gracias a Comte se unificó el método científico pues la metodología que se
había utilizado con éxito en las Ciencias Naturales, ahora se impuso en las Ciencias
Sociales. El científico social guiado por esta postura ha de investigar con el mismo
espíritu y método, como si estuviera analizando fenómenos astronómicos, físicos,
químicos o biológicos. “Comte (...) define el estado positivo de la humanidad, como el
estado definitivo y permanente de conocimiento humano, seguro, demostrable y
objetivo.”7
Comte tenía una postura evolucionista y simplista, que junto a su deseo de
buscar un método para estudiar científicamente la sociedad no les permitieron
comprender las diferencias esenciales que existen entre los objetos de estudio de las
Ciencias Naturales y los de las Ciencias Sociales.
Tuvo tal impacto su pensamiento que “dentro de la realidad científica cultural
de la época, hubo un esfuerzo serio de convertir en ciencia aquel tipo de conocimiento
que el positivismo rechazaba como tal, por no ser físico ni metodológicamente viable”8
Comte consideró a la Física Social como la ciencia fundamental, que estudia
a los fenómenos más complejos y cuyo objetivo es organizar la sociedad de una
manera racional. El concepto de hombre aparece marcado claramente como,
individualista, materialista y racionalista. No tiene en cuenta la propia interioridad ni la
dimensión espiritual; tampoco considera los valores absolutos y por ende, a Dios.
El autor francés tenía una postura definida con respecto a los valores al
observar que el conocimiento científico debe poseer objetividad. Es decir, los
contenidos deben estar exentos de valor, ya que la ciencia, para mantener su
objetividad, debe tomar distancia de las “engañosas explicaciones de la Metafísica” 9
Priorizaba lo útil y lo preciso, buscando siempre un mejoramiento continuo de
nuestra verdadera condición, individual y colectiva, en lugar de una estéril curiosidad.
Sostenía que el verdadero espíritu filosófico debía tender a obtener todo el grado de

7
Abilio, López, “La fatiga e irrelevancia del método en las Ciencias Sociales.” En Rev. Anthropos,
Caracas, 1988. Pág. 28
8
Id. Pág. 29
9
Esther, Díaz, Ob. Cit. Pág. 162

25
precisión compatible con la naturaleza de los fenómenos y ser conforme con la
exigencia de nuestras verdaderas necesidades.
Comte no tuvo en cuenta las características particulares (objeto, método y fin)
de cada ciencia del área de las Ciencias Sociales y las desnaturaliza de acuerdo a un
ordenamiento basado en principios sociológicos y cuantificables.
Puede sostenerse en realidad que el autor francés, no tuvo en cuenta el objeto
de cada una de las Ciencias Sociales, que están estrechamente relacionadas con el
hombre, ya que al estudiar su real dimensión, no se puede reducir únicamente a lo
observable, principio fundamentado en su “Física social”. Negó lo metafísico
procurando reemplazarlo por la Sociología, por lo que, de esta manera, no logra
superar el reduccionismo que caracterizó su obra, como por ejemplo el monismo
metodológico que utilizó sin respetar los objetos de estudio de cada ciencia.

La Hermenéutica y la interpretación en ciencias

Una de las características más notables de la cultura moderna y


contemporánea es el progresivo aumento de la importancia del problema
hermenéutico. Esta inexcusable labor se relaciona con la interpretación, a partir de
las pruebas disponibles, de las evidencias, de los datos o de la información, y es lo
que designa el concepto de Hermenéutica (derivado del vocablo griego
: intérprete, explicador, traductor).
Esta tesis no implica, obviamente, que sólo en época reciente la humanidad se
haya encontrado frente a cuestiones de naturaleza interpretativa. En efecto, si se
aceptan las indicaciones de la hermenéutica actual, según la cual “existir es
interpretar”, no se puede dejar de reconocer la presencia, en cualquier época, del
esfuerzo hermenéutico.
En la época contemporánea se conquista la convicción de que la realidad es
de naturaleza propiamente interpretativa y se logra paulatinamente una filosofía
hermenéutica que profundiza y a la vez sobrepasa cualquier técnica de interpretación,
reemplazándola por una teoría general de la interpretación y de la comprensión.
La hermenéutica lleva el modelo interpretativo de los textos al ámbito
ontológico, es decir, considera que no sólo los textos son interpretables; sino que la

26
realidad en su conjunto lo es. Lo que consideramos realidad es un conjunto heredado
de textos, relatos, mitos, narraciones, saberes, creencias, monumentos e
instituciones que fundamentan y constituyen nuestro conocimiento de lo que es el
mundo y el hombre.
El ser es lenguaje y únicamente éste posibilita lo real, porque es el medio a
través del cual el "ser" se deja oír. Como diría Heidegger "el lenguaje es la casa del
ser”. Por ello, el mundo, y lo que en él ocurre, incluido el hombre, no puede ser
pensado como una cosa que se encuentra frente a nosotros, sino como nuestra propia
ubicación, el lugar donde habitamos y desde el que comprendemos.
El hombre está arrojado a un mundo que le provee de una cultura y un lenguaje
determinados que delimita y manipula su conocimiento de la realidad. Ésta no surge
de la subjetividad, no es original de cada hombre particular, sino que está
condicionada históricamente, y se compone en la articulación entre pasado y futuro,
esto es, en el diálogo entre tradiciones.
Esto significa que cualquier pregunta prevé su respuesta y anticipamos aquello
que queremos conocer, por lo que se crea cierta circularidad en la comprensión
denominada "círculo hermenéutico", criticada por el cientificismo y la lógica clásica
como un error o petición de principio.

La fenomenología

La Fenomenología se refiere en general al estudio de los diferentes modos en


que las cosas aparecen o se manifiestan en la conciencia.
El término fenomenología se utiliza ya en filosofía desde el siglo XVIII, pero
con distintas connotaciones como J.F. Lamber (Nuevo Organon, 1764) quien la
emplea para designar a la “doctrina de la apariencia”, en Kant, para quien fenómeno
y fenomenología hacen referencia a la realidad, considerándola como sensible,
conocida o conogcible o Hegel. Pero es en el movimiento filosófico del siglo XX que
el término fenomenología adquiere su significado más completo, como respuesta o
como oposición al positivismo, el que sería una especie de “reduccionismo”:
reducción de la realidad a “hechos” o datos explicados por leyes causales.

27
Tales ideas influirían en la ciencia, ya que según la fenomenología, el
positivismo no puede acceder al mundo de las vivencias más propias del hombre,
haciéndose imposible captar el sentido de la vida humana.
La fenomenología se debe, entre otros, a los estudios de E. Husserl, para
quien esta debe ‘atenerse a lo dado’, es decir, atenerse a los fenómenos que surgen
ante nuestra conciencia y describirlos de la mejor manera posible.
Se suele atribuir el nacimiento de la fenomenología contemporánea al trabajo
de Husserl, en este caso la fenomenología implicaría alejarse de la actitud natural con
la cual vivimos y conocemos el mundo. Para Husserl la actitud natural resulta ingenua,
es decir, expresa la actitud de quien no pone en tela de juicio ni critica la atmósfera
cultural en la cual habita y las implicancias teóricas que ello significa. Desde esta
perspectiva, para abordar los fenómenos sería necesario poner entre paréntesis la
actitud natural y avanzar paulatinamente hacia una concepción fenomenológica de
los objetos que conocemos y del mundo en general. Esta puesta entre paréntesis es
lo que lo fenomenólogos llaman epojé.
Para abandonar la actitud natural es necesario lanzarse hacia la reducción
fenomenológica, que en este caso implica dejar de lado las concepciones que
tenemos del mundo, los objetos y de nuestra propia conciencia. Esto no quiere decir
que el mundo, o los objetos, o la conciencia no existan; sino que, es necesario para
el investigador tomar una distancia crítica frente a las tres concepciones que las
atmósferas culturales desarrollen para explicarse el mundo, sin un debido trabajo
crítico.
Se realiza una reducción fenomenológica, vemos que hay una relación
directa con la duda metódica cartesiana; no obstante, la diferencia principal radica en
que la fenomenología no considera una conciencia abstracta, sino una conciencia
situada. A diferencia de Descartes que concedía la conciencia como una sustancia
pensante, la fenomenología considera una conciencia situada en un cuerpo, en
ciertas coordenadas culturales y sociales, con ciertas influencias teóricas, y con cierta
intencionalidad respecto de los sentidos y fines de la vida y el mundo.
Lo que lo fenomenólogos persiguen es despejar estos contenidos de
conciencia, reduciéndolos a para poder establecer un conocimiento crítico del ser
humano y de sus acciones.

28
Husserl propone abandonar la actitud natural a través de la reducción
fenomenológica, ésta consiste inicialmente en “…poner entre paréntesis la existencia
del mundo y de la propia conciencia, y no quedarse sino con su esencia, la que luego
deberá someterse a una descripción pulcra y desinteresada
El método permite describir el “sentido” dado por los sujetos a sus propias
vivencias entendiéndolas como fenómenos de la conciencia. Según Husserl, los
elementos a tener en cuenta son:
1) Reducción fenomenológica: consiste en dejar en paréntesis la existencia
del objeto suspendiendo el juicio (Epojé) y cuestionándose si lo percibido es real o no;
resultando de esta reflexión un saber sobre las vivencias en relación a dos aspectos:
el contenido de la conciencia (nóema) y el acto o manera en que se expresa este
contenido (nóesis).
2) Intuición o Reducción eidética: una vez expresado el antes mencionado
contenido, y por un libre consideración racional, se revela una esencia constante e
invariable en todas ellas. Luego la razón separa todo aquello que no es parte del
fenómeno y de lo que queda, o sea la esencia, lo transforma en objeto de estudio de
la fenomenología.
3) Reducción trascendental: es la unión del contenido y el acto resultantes
de la reducción fenomenológicas ambas forman la unidad de la conciencia.

El neopositivismo y el círculo de Viena

El positivismo lógico, o neopositivismo, es un desarrollo ligado a la gran


corriente de los filósofos empiristas ingleses como Francis Bacon, y de los positivistas
clásicos.
En la década posterior al final de la Primera Guerra Mundial, un grupo de
científicos de la naturaleza y filósofos realizaron una revisión del positivismo
tradicional y del empirismo. Se pensó que las doctrinas clásicas de Auguste Comte y
Stuart Mill eran insuficientes como base para la comprensión de los avances en
matemáticas y lógica.

29
Así surgió el movimiento denominado del Círculo de Viena, con pensadores
como Otto Neurath, August Weismann, y el quizá más influyente, Rudolf Carnap que
fueron liderados inicialmente por Moritz Schlick, profesor de filosofía de ciencias
inductivas.
El grupo abarcaba también a otros colegas y alumnos así como a matemáticos
como H. Hahn y a otros en Berlín como H. Reichenbach. Este grupo de pensadores
dieron lugar al llamado positivismo lógico -que para distinguirlo del positivismo del
XIX, también fue denominado neopositivismo.
a) Se trataba de un empirismo total, el cual se apoyaba en los recursos de
la lógica moderna y en los logros de la física moderna.
b) La lógica simbólica era utilizada como un instrumento para deslindar entre
distintos lenguajes y sus relaciones tanto en sus aspectos formales
(sintaxis-lógica) como en su contenido o referencias a lo real (semántica).
c) Se afianzaba una restricción del dominio de la filosofía. El espacio de acción
de la filosofía fue casi literalmente reducida a la tarea de eliminar sus
propios problemas.
d) Se contextualizaba en un fisicalismo: Todos los enunciados empíricos
pueden ser expresados en el lenguaje de la física. Este fue el fundamento
teórico a favor de la unidad de la ciencia. Esta propuesta inicial de un
lenguaje fisicalista estuvo ligada a los cambios dramáticos de la física en
las tres primeras décadas del siglo XX originados principalmente en las
teorías de la relatividad de Einstein y en la Mecánica Cuántica.
El empirismo lógico hunde sus raíces en dos elementos fundamentales: la
concepción de la verdad de Aristóteles y en el positivismo o empirismo clásico.
La concepción clásica de la verdad formulada por Aristóteles planteaba una
correspondencia entre el decir y el ser: decir las cosas como son era sinónimo de
discurso verdadero. El Círculo de Viena reformularía esta concepción, y establecería
que la concepción de la verdad era una correspondencia entre proposiciones y
hechos. Es decir, los enunciados científicos pueden ser verificados en la medida que
concuerden con los hechos o que las observaciones empíricas han de concordar con
las predicciones de la ciencia.

30
En cuanto a la tesis fundamental del empirísmo, antes y después de Hume y
Comte, es que la única fuente de conocimiento es la experiencia.
Entre los años 1920 a 1950, en el seno de esta corriente se elaboró sobre todo
una Teoría de la Ciencia planteada como teoría del lenguaje científico y se intentó la
construcción de una Ciencia Unificada cuyo modelo sería el de la Física clásica. Se
considera que esta corriente forma parte de la más amplia Filosofía Analítica
caracterizada por su rechazo al estilo de especulación filosófica tradicional, y a toda
tendencia "racionalista" y su acento sobre la necesidad de tomar como criterio central
de validez del trabajo científico la verificación. El término 'lógico' debía servir además
para diferenciar el nuevo enfoque con su acento sobre e análisis lógico y uso de
lenguajes formalizados.
El nazismo, que persiguió a los neopositivistas por su ideología liberal o
socializante, da punto final a su actividad en Europa continental con el asesinato de
Schlick por un estudiante fanatizado por la prédica fascista. La emigración, el exilio
de sus miembros a países anglosajones, hace que sus ideas se expandan. A partir
de este punto, se transforma en la corriente hegemónica en filosofía de la ciencia,
adquiriendo su actividad cada vez más similitud con la empresa científica que
estudia.
Libros básicos, artículos que continúan polémicas aclarando puntos
problemáticos, congresos internacionales, completan la transformación de una
filosofía, que era en sus orígenes individual, en el producto de una comunidad
filosófica que avanza rápidamente en sus logros, ya que cada miembro no parte
desde el comienzo, no tiene necesidad de construir desde cero su campo, sino desde
bases comunes y aceptadas.
Cuestiones tales como, cuál es la estructura lógica de las teorías científicas, cómo
se relacionan con la realidad, en qué consiste la explicación en ciencia, cuáles son
las particularidades de la teoría de la relatividad, la psicología, la sociología, las
matemáticas, la estadística, la física en general, son largamente debatidas, y
encuentran respuestas siempre perfectibles.

Karl Popper y el hipotético-deductivismo

31
Karl Popper, escribió en 1934 su obra La lógica de la investigación científica,
cuestionando y superando al neo-positivismo, con su visión hipotético-
deductivista10 de la ciencia. El exilio en Nueva Zelanda lo alejó de los centros
universitarios más importantes hasta la pos-guerra; su libro recién es traducido al
inglés en 1957. Para ese entonces, su visión de la ciencia había ganado adeptos y lo
expresado en 1934 devino en casi lugar común.
Popper planteaba que la ciencia no es inductiva, sino hipotética y deductiva.
Mediante su propuesta la ciencia deja de ser injustificada, para pasar a ser una
actividad racionalmente justificada.
Contrariamente al método inductivo, Popper nos hace ver que ninguna ciencia,
ningún conocimiento puede comenzar por la observación de lo que sucede. Su
criterio es muy simple.
Sencillamente, nos dice que si alguien nos pregunta acerca de lo que nos
transmiten nuestros sentidos en un momento determinado, difícilmente sepamos
como responderle correctamente.
Popper nos indica que una experiencia dada, para que sea significativa, tiene
que serlo con respecto a un punto de vista específico, y no otro.
Una respuesta es adecuada, si nos preguntamos por el tiempo. Otra, si lo es
por el lugar en el que estamos. Otra, por nuestra posición. Otra, por lo que
escuchamos, etcétera.

Teoría Social Crítica

Esta postura fue elaborada por Jurgen Habermas, filósofo alemán


contemporáneo que como otros pensadores reconocidos, Hoerkheimer, Adorno,
Fromm, trabajaron en el “Instituto de Sociología de Frankfurt”.

10
El método hipotético-deductivo tiene varios pasos esenciales: observación del fenómeno a estudiar,
creación de una hipótesis para explicar dicho fenómeno, deducción de consecuencias o proposiciones más
elementales que la propia hipótesis, y verificación o comprobación de la verdad de los enunciados deducidos

32
Este grupo tenía en común una marcada adhesión a las ideas de Freud y al
marxismo, como también el estudio de la sociedad industrial.
Habermas vivió en la última etapa de la “Escuela de Frankfurt” analiza
especialmente la sociedad post-industrial sobre todo el valor de la tecnología al
servicio de los grupos dominantes. Se basó en realizar una fuerte crítica a la sociedad
capitalista y de qué manera se ordenan los elementos técnicos con los principios
democráticos. Elabora sus postulados en la crítica a las ideologías que define como
conocimientos distorsionado, es decir, por medio de un proceso de crítica trata de
saber cómo debería ser.
Un postulado importante dentro de su teoría es el de los “intereses
constitutivos” que se origina en los intereses humanos. Los intereses constitutivos
son considerados como los medios a través de los cuales los hombres organizan la
percepción y conocimiento de la realidad, y están organizados de una manera
estructurada por nuestros intereses.
Este planteo de Habermas establece que diferentes intereses humanos
requieren distintas formas de conocimientos que a su vez necesitan diferentes
metodologías científicas, basadas en formas de racionalidad distintas pero
internamente coherentes.
Los intereses técnicos de la gente se reflejan en la necesidad de controlar y
manipular su medio ambiente externo, para satisfacer sus necesidades básicas
(comida, refugio, etc.) Esta idea expresada a través del trabajo se centra en la
producción material necesaria para la existencia.
Las ciencias empírico-analíticas o naturales, son las metodologías científicas
que producen un conocimiento útil desde el punto de vista técnico
El énfasis en la predicción y control de los procesos externos se relacionan
directamente con los intereses técnicos, marcando un conocimiento con una base
positiva. Su preocupación está en la realidad externa y en la verificación, es decir, en
establecer un acuerdo sobre los resultados de las observaciones y los experimentos
a la luz de las predicciones.
Los intereses prácticos hacen referencia a la vida en sociedad y se refleja en
el uso del lenguaje para promover la comprensión mutua de intereses y necesidades.

33
El conocimiento práctico consiste en normas que forman la tradición común de la
sociedad pero también provee la base para la mutua comprensión de intenciones.
El núcleo central de este tipo de conocimiento es la comprensión del significado
subjetivo del lenguaje y la acción en los individuos que actúan.”...el conocimiento
práctico busca ante todo comprender el significado de las acciones y palabras de los
individuos en la relación social”.11 Este conocimiento social está basado en
significados individuales que se pueden distorsionar si no se tiene claro un “marco de
referencia que son los valores comunes del grupo social”. 12
Los intereses emancipatorios están reflejados por el impulso a trascender,
(en términos netamente humanos) a crecer y desarrollarse, en otras palabras, el
interés del auto-conocimiento a través de la reflexión.

La estructura de las revoluciones científicas y Tomas Kühn

Otros autores, desde dentro y fuera del neo-positivismo, como Feyerabend,


Hanson, Toulmin, Koyré y Bachelard, cuestionaron parcial o totalmente la percepción
de la ciencia derivada del Círculo de Viena, que ya comenzaba a denotar signos de
agotamiento en su actividad, con repetición de temas y discusiones con sabor
escolástico.
Estaba en el aire la idea de que la concepción tradicional de la ciencia -luego
de un período prolongado de intensas realizaciones- se encontraba en un punto de
su desarrollo que podría describirse como de crisis, cuestionada por diversos autores
que pensaban que sus supuestos básicos -empirismo estricto, inductivismo,
instrumentalismo, progreso acumulativo no reflejaban adecuadamente al
conocimiento científico.
Era el momento de una inflexión total en el camino de la filosofía de la ciencia.
Apareció oportunamente, en 1962, la obra que iba a dar por concluida más de

11
S. Vázquez. (b) Ob. Cit. Pág. 22
12
S. Vázquez. (b) Ob. Cit. Pág. 23

34
cuarenta años de labor hegemónica: La estructura de las revoluciones científicas de
Thomas Kuhn.
La labor de la filosofía de la ciencia se reiniciaba con estas armas en otro plano
distinto al ya superado. Con ellas efectuaremos el examen de las teorías médicas, y
sus peculiaridades investigativas, dando por culminada esta serie.
Obra de un historiador de la ciencia, demuestra que el desarrollo real de las
teorías se aleja notoriamente tanto del neo-positivismo como del hipotético-
deductivismo; que éstas eran artefactos mucho más complejos que los pensados en
los análisis lógicos realizados hasta ese momento, que evolucionaban en el tiempo,
al ser producidas, modificadas y totalmente cambiadas por una comunidad
científica, agente histórico de la ciencia.
Además, al limitar los análisis lógicos a enunciados científicos simples -en el
supuesto de que todo lo que se dice de ellos pudiera trasladarse sin pérdida a las
teorías- se generaban dudas acerca de las afirmaciones epistemológicas realizadas.
Para Kuhn, la metodología hipotético deductivista tenía poco que ver con lo
que de hecho sucede en la práctica científica. La ciencia parecía ser mucho más
compleja de lo que mostraban sus sencillos ejemplos.
Para las concepciones anteriores a Kuhn, la teoría es considerada un conjunto
de enunciados que se relacionan con la realidad por medio de reglas de
correspondencia -enunciados que conectan a los enunciados generales de la teoría
con los enunciados observacionales que describen los hechos-. O si se prefiere otra
versión, se conectan deductivamente.
Karl Popper había apuntado que ningún número de enunciados
observacionales puede definir a un enunciado general -ninguna ley puede reducirse
a enunciados de experiencia-, y además que ninguna experiencia individual puede
dar cuenta de un término universal. En Popper esta objeción formaba parte de su
crítica al empirismo estricto.
No obstante, surgieron algunos reproches de Kuhn a la metodología popperiana
como los siguientes:
1- Los problemas que plantea la ciencia son los rompecabezas o enigmas.

35
2- Las teorías conviven desde su nacimiento con casos refutatorios (que Kuhn
llama anomalías) y no por eso son abandonadas por los científicos. Esto difiere
de lo que el falsacionismo estricto de Popper aconsejaría.
3- El abandono de una nueva teoría y la aceptación de otra no se lleva a delante
porque se haya hecho un experimento que corroboraba una y refutaba la otra,
sino que es realmente un proceso mucho más complejo.
4- La historia de la ciencia no puede ser vista como una sucesión de
conjeturas y refutaciones. Justamente, según Popper toda la historia de la
ciencia puede ser pensada como la propuesta de teorías y su remplazo por
otras nuevas.

Con sus explicaciones Kuhn elaboraba así una metateoría de la ciencia que
redefine la estructura del conocimiento científico, su relación con la realidad y su
evolución temporal.
Thomas Kuhn abrió el camino a una nueva comprensión del quehacer científico
asentada sólidamente en la historia de la ciencia (y no de la lógica).
Evidentemente, nunca fue totalmente resuelto el problema de cómo podrían
deducirse enunciados observacionales desde los enunciados con términos abstractos
-teóricos- de la teoría.
Entonces, Kuhn considera que el aparato conceptual brindado por los
hipotético-deductivistas, no es suficiente, la ciencia es un fenómeno más complejo.
Todo lo dicho nos lleva a analizar dos enfoques en los pensamientos de Kuhn:
sincrónico y diacrónico.

El enfoque sincrónico de Kühn


El concepto central de Kuhn es el de paradigma. Nos dice que el estudiante
aprende a reconocer en los ejercicios propios de cada paradigma, no sólo los
parecidos entre las distintas aplicaciones, sino también el tipo de modificaciones que
debe experimentar la generalización simbólicas para adecuarse a cada caso
particular.
Pero vayamos por partes analizando los supuestos de este enfoque sincrónico.

36
a) Los paradigmas y las teorías
Kuhn introduce el término paradigma para designar la estructura que adopta
el conocimiento científico, a fin de diferenciarlo de teoría. La Teoría, por otra parte,
es una entidad constituida únicamente por enunciados.
Es decir, el concepto central de Kuhn, incluye más cosas que una teoría: leyes,
de las cuales las más generales son irrefutables, sus aplicaciones o ejemplares, los
instrumentos que hay que utilizar, etc. Es decir, el paradigma es un concepto más
extenso que el de teoría.
Proporciona modelos de solución de problemas que son los que deben ser
estudiados por los estudiantes. Es lo que guía a toda una comunidad de investigación
Pero Kuhn, entonces, los paradigmas, junto con los enunciados (la Teoría, incluye
otros elementos:
• Generalizaciones simbólicas (corresponden con los enunciados teóricos,
es decir, que corresponden a una teoría dada);
• Experimentos;
• Aplicaciones a un campo de la realidad, observaciones ejemplares, o
ejemplos compartidos (que establecen modelos) y pueden interpretarse
como los hechos de la teoría, y que son inseparables de ella según este autor;
en otras palabras, son las zonas de la realidad en las que se aplican las
generalizaciones de la teoría. Kuhn propone que a ellas se las denomine
paradigma en sentido estricto;
• Materiales
• Métodos
• instrumentos
• Leyes fundamentales (derivadas de las generalizaciones simbólicas)
• Leyes especiales (derivadas de las aplicaciones);
El hecho de que toda una comunidad científica investigue aceptando al
paradigma, hace que este se desarrolle -y con él el conocimiento científico- de una
manera característica.

37
b) La matriz disciplinar
En 1969, Kuhn introdujo el término matriz disciplinar que reemplaza lo que
anteriormente llamó paradigma, a pesar de que el uso del lenguaje continuó con el
uso del concepto de paradigma como entidad compleja que abarca la teoría.
En la matriz disciplinar Kuhn incluye otras cosas, como los valores, tales como
el gusto por la precisión, la claridad, la simplicidad, etcétera, y los compromisos
ontológicos, como el preferir teorías de campo antes que teorías corpusculares.
También se incluyen aquí los acuerdos de grupo (de índole sociológica).

c) Las generalizaciones simbólicas


Dentro del paradigma y de la matriz disciplinar, se distinguen componentes, y
el primero de ello está representado por las generalizaciones simbólicas.
Este principio, tal como señala Kuhn, es sumamente abstracto y general y no
puede ser abandonado sin con ello abandonar a la vez el paradigma (del cual es
generalización simbólica). Según Kuhn las generalizaciones simbólicas no son
refutables puesto que casi no afirman nada acerca del mundo, por sí mismas. Pero
sirven de guía para encontrar soluciones a diversos enigmas de los que se
ocupan los científicos que trabajan bajo un paradigma.
Resumiendo, las generalizaciones simbólicas no implican lógicamente a las
leyes especiales, por lo tanto
Ejemplo: si algún péndulo no se comportara como dicta la ley de los péndulos de la
mecánica clásica, esto no refuta al segundo principio, puesto que esta ley especial no
se deduce del segundo principio. El segundo principio sirvió de guía para confeccionar
esta ley, pero no la implica lógicamente.

d) Los problemas como enigmas o rompecabezas


Kuhn llama rompecabezas o enigmas a los problemas, los interrogantes que
plantea un paradigma, en cada punto de su desarrollo. Estos problemas son de
diferente índole. Es decir, el paradigma indica cuales son los problemas a resolver y
38
cual es la forma de resolverlos. Este tipo de problemas que tienen solución asegurada
son llamados rompecabezas o “enigmas”.
Existen básicamente dos tipos de enigmas:
• Teóricos -como los refinamientos conceptuales-.
• Empíricos -como las exploraciones en busca de precisión empírica

Historia de la ciencia para Kuhn (enfoque diacrónico)

Es necesario en primer lugar recordar que, anteriormente, para la concepción


clásica o heredada (del empirismo al neopositivismo e hipotético-deductivismo) la
ciencia se consideraba:
• acumulativa -si se era neopositivista-, o
• interrumpida a cada instante por refutaciones -si se era hipotético-
deductivista-.

En ninguno de los dos casos, hay posibilidad de pensar en una secuencia


ordenada y presupuesta de los ciclos históricos. Para este modelo de ciencia no hay
mucho que hacer con una hipótesis o una teoría, salvo intentar refutarla, o acumular
nuevo conocimiento sobre ella. Es decir, en las metodologías anteriores, si la
evidencia empírica contradice las predicciones de los enunciados generales, éstas
están refutadas.
En cambio, para Kuhn, un paradigma es una estructura abierta, inacabada (lo
que también se aplica a las revoluciones científicas). El desarrollo de la historia de la
ciencia, para Kuhn, no es azaroso sino que está estructurado, en una secuencia
evolutiva que es la misma para cada paradigma.
En otras palabras, la ciencia posee una fase acumulativa en que la investigación
es guiada por un paradigma, que termina cuando se inaugura un nuevo paradigma.
Entonces, para Kuhn, el desarrollo de la ciencia no es acumulativo sino
discontinuo.
Hay momentos en que los científicos no se cuestionan para nada la verdad de las
teorías en las que creen, seguidos por irrupciones de revoluciones que rompen con

39
el curso de investigación científica anterior y sí cuestionan los paradigmas. Para
entender la concepción de Kuhn es necesario ir presentando otros conceptos.
En la historia de la ciencia se advierten dos tipos de cambios esencialmente
distintos.
• Cambios conservadores, en los que no se abandona el marco con el que se
viene pensando la realidad ni las leyes con las que se la investiga.
• Cambios revolucionarios, en donde hay una suerte de borrón y cuenta
nueva.
Es decir, una cosa son los cambios que se vienen realizando dentro del
darwinismo hace décadas, y otra la revolución que supuso reemplazar marcos fijistas
(en donde no hay evolución) o creacionistas por el darwinismo. Estos dos cambios no
pueden ser vistos los dos como rechazo de teorías y adopción de nuevas teorías. Son
cualitativamente diferentes.
Los cambios revolucionarios, son cambios de paradigma, los cambios no
revolucionarios (conservadores), son los cambios dentro del paradigma.
Para contener estos cambios conservadores y revolucionarios, Kuhn propone
el siguiente esquema:

Revolución Revolución
Paradigma 1 científica Paradigma 2 científica

Período Ciencia normal Período de crisis Ciencia normal Período de crisis


precientífico y sigue…

a) Período preparadigmático o precientífico


Es el largo período histórico previo a la consolidación de un campo
científico, y que concluye cuando se instala un paradigma. Es un período de
exploraciones dispersas y azarosas: se caracteriza porque una cierta zona de la
realidad se explora desde múltiples perspectivas, que surgen de algún conocimiento
anterior, o de una teoría metafísica, o cuerpos teóricos en forma incompleta -como no

40
puede ser de otra manera, si se acepta que no es posible investigar sin algún punto
de vista, así sea poco desarrollado-.
La ausencia de bases firmes para la investigación hace que si bien puede ser
considerarse científica, sus resultados no siempre lo son.
Las primeras etapas de desarrollo de una disciplina muestran una gran
cantidad de escuelas en competencia (véase dicotomía lamarckismo y darwinismo,
versus espontaneísmo y antiespontaneísmo) y la ausencia de una comunidad
científica homogénea.
Hay científicos pero no comunidad científica dice Kuhn. No se comparte
ninguna de las reglas presentadas anteriormente. Esto hace que no pueda haber un
progreso acumulativo, pues los científicos se la pasan discutiendo cuales son los
modos en los que se debe hacer ciencia, cuales son las leyes generales que hay que
aceptar, cuales son los instrumentos adecuados, etc.
La lenta exploración del campo de conocimiento culmina cuando alguna de
estas estrategias de investigación obtiene un éxito notorio en una zona
problemática cuya importancia es compartida por la mayoría de los científicos, que
comienzan a considerar la posibilidad de utilizar su armazón conceptual y empírico
para sus propias investigaciones.
Por ejemplo, el advenimiento de la genética clásica y su reconocimiento por
toda la comunidad científica, determinó la victoria del epigenetismo frente al
preformacionismo al poder ya disponer de un mecanismo explicativo. Antes, ambas
nociones estaban en perpetuo enfrentamiento y con anomalías acumuladas en ambos
extremos.
Una noción sociológica explica el paso del período preparadigmático al
paradigmático.

b) Período paradigmático de ciencia normal o madura.


La investigación bajo un paradigma, y la sucesión de paradigmas es la
característica de la ciencia madura, nos dice Kuhn.
Cuando se encuentra en posesión de un paradigma, están resueltas las
cuestiones básicas antes de investigar:

41
• cuál es el ámbito de objetos a los que debe dirigir la investigación,
• cuáles son las preguntas pertinentes que pueden hacérseles,
• cuál es la índole de las respuestas admitidas, y
• cuáles son los métodos para ponerlas a prueba.
Este período, entonces, lo denomina de ciencia normal, y lo considera el más
característico de la ciencia. Al concitar el consenso de la comunidad científica,
deviene un paradigma que inicia su período (indica el triunfo del paradigma): con la
aparición de publicaciones específicas del tema.
Es decir, ciencia normal es la etapa en la que los científicos dedicados a un
tipo de problema realizan sus tareas bajo la guía de un paradigma.
En cuanto a la investigación bajo el paradigma (en la ciencia normal):
a) se buscan nuevos modelos (es decir, leyes especiales para nuevas aplicaciones
del paradigma). Por ejemplo, el paradigma es que las enfermedades infecciosas
cursan con síntomas determinados, y que responden a agentes microbiológicos.
Cada aplicación es encontrar el germen específico de cada enfermedad investigada.
b) se refina el aparato conceptual, dándole mayor precisión, en una tarea de tipo
teórico (por ejemplo, cambiando o refinando conceptos).
c) se mejora la tarea empírica, acotando las características de las observaciones.
Precisamente, el intentar resolver los enigmas es el centro de la actividad
científica durante el período de ciencia normal.
En el período de ciencia normal, entonces, la tarea de los científicos consiste
en articular los fenómenos con las teorías proporcionadas por el paradigma, es decir,
la resolución de enigmas. Pero el paradigma no es un conjunto de reglas, y estas
reglas no tienen por qué estar explícitas (como ya se explicó).
Muy provocativamente, Kuhn afirma que la investigación bajo el paradigma
no busca ninguna novedad, y que cuando tiene éxito, no la produce. Esto es así,
puesto que lo que se obtiene es lo que prevé el paradigma -, por ejemplo, identificar
el microbio que causa la neumonía-.
Durante la época normal no se espera encontrar ninguna novedad teórica
importante. Está caracterizada por la resolución de enigmas. Si un científico propone
una solución exitosa a un enigma, se amplia la aplicabilidad del paradigma a la

42
realidad, si la hipótesis propuesta resulta refutada, entonces el paradigma no suele
ser el desacreditado, sino el científico.
Sin embargo, no es sencillo ni obvio el camino que se debe seguir, y resolverlo
compromete un gran ingenio y una enorme creatividad.
¿Cómo es posible, entonces, que una actividad en la que no se discuten los
fundamentos, y que no busca producir novedades, pueda ser reemplazada, dando
lugar a una revolución científica? La respuesta está en el período de crisis.

c) Período de ciencia extraordinaria o de crisis.


Al explorar exhaustivamente zonas de la realidad muy restringidas, se
producen situaciones que, eventualmente, configuran anomalías (como se analizó
más arriba).
Entonces, cuando persisten problemas que debieran ser resueltos, estos
problemas pasan de ser enigmas a anomalías. El científico se enfrenta a una
anomalía cuando se reconoce que la naturaleza viola las expectativas creadas por
el paradigma.
Kuhn rechaza de lleno el falsacionismo: los paradigmas son irrefutables. El
problema es cuando aumenta el número de anomalías, o bien, cuando se les
empieza a dar más importancia. Si estas anomalías no pueden ser resueltas,
entonces el fracaso de la aplicación de las reglas del paradigma lleva a que este entre
en crisis. Los científicos comienzan a perder fe en el paradigma.
Algunos científicos (generalmente jóvenes) empiezan a trabajar en
perspectivas nuevas e incompatibles con las anteriores, que parecen tener éxito en
los campos en el que el otro paradigma era problemático, y que promete resolver
otras cuestiones que ni siquiera aparecían como problemáticas en la agenda anterior.
Se comienza a instaurar un nuevo paradigma y esto aumenta la crisis del paradigma
antiguo.
Entonces, comienza un período de ciencia extraordinaria, en la cual se busca
un nuevo marco conceptual, un nuevo paradigma que remplace al anterior.
Durante la crisis ningún paradigma gobierna totalmente. La sociedad
queda dividida en dos partes, los defensores y los detractores del antiguo paradigma.

43
Ambos paradigmas coexisten durante un corto período de tiempo, hasta que
el nuevo paradigma remplaza al antiguo. No obstante, excepto en el caso de los
últimos fracasos en aplicarlo, el viejo paradigma tiene un mayor apoyo empírico,
producto de los largos años en los que guiaron las investigaciones.

La transición de la época normal a la extraordinaria


En síntesis, la ciencia normal es representada por:
a) Un período ascendente. Aquí el paradigma se expande ampliando sus
aplicaciones, hasta un punto máximo que comienza a dar señales de agotamiento. La
resolución exitosa de enigmas caracteriza a este período, cuando cada vez que se
aplica a un problema, éste se soluciona.
La ciencia extraordinaria representa el período de crisis:
b) Un período descendente o de crisis. Los fracasos en lograr nuevas aplicaciones,
aislados al comienzo, luego cada vez más frecuentes, configuran anomalías que
desembocan en una crisis.
En la época de crisis se produce una situación similar a la del período
precientífico.

D. Período de revolución científica.


Por su parte, las interrupciones y remplazos de un paradigma por otro que es
incompatible e inconmensurable con él, son las revoluciones científicas.
Es decir, inacabado como es, y precisamente por esa circunstancia, la mayoría
de la comunidad científica, elige investigar bajo los parámetros de paradigma nuevo,
abandonando el paradigma viejo. Los motivos son pragmáticos. Tiene por delante
años de investigaciones que se anticipan exitosas, nuevos problemas interesantes a
los que abocarse. Cuando esto sucede, se ha consumado una revolución científica.
Kuhn propone para las revoluciones científicas una racionalidad pragmática.
Una racionalidad de otra índole, pero tan alejada de lo arbitrario como la lógica. Menos
precisa, discutible, con riesgos en la elección que la comunidad científica disminuye
distribuyéndolo entre sus miembros -pues algunos toman partido por un paradigma y

44
otros por otro-, hasta que el tiempo muestra con sus resultados lo correcto de la
apuesta hecha por los innovadores.
En la concepción de Kuhn, la aparición de un nuevo paradigma significa
que se abren nuevos campos problemáticos. No se conoce con él -en un principio-
más acerca del mundo, aunque existe la promesa implícita es que se conocerá más
en el futuro.
A partir de este momento, la historia reitera los ciclos de ciencia normal, ciencia
extraordinaria y revolución científica

El sistema de Lakatos

Como contrapartida del modelo kuhniano y como sucesión del popperiano,


surgió la propuesta de Imre Lakatos (modelo lakatosiano).
Este autor, del mismo modo que Kuhn, está más preocupado por lo que de
hecho ocurre en la historia de la ciencia, y considera que los enfoques más clásicos
no han prestado la suficiente atención a esto. Sin embargo, a diferencia de Kuhn,
considera que es posible modificar el enfoque de Popper de modo que se vuelva
compatible y explicativo de lo que de hecho ocurre en la historia de la ciencia.

En julio de 1965 desarrolló su actividad en ocasión de la reunión en Londres


un Coloquio Internacional de Filosofía de la Ciencia para discutir, fundamentalmente,
las posiciones que Thomas Kuhn expusiera en su libro La estructura de las
revoluciones científicas, editado tres años antes.
Su programa, llamado de los PIC (proyectos de investigación científica) fue
presentado en un artículo cuidadosamente elaborado y polémico en el que da un giro
inesperado a sus elaboraciones anteriores, ya que los propone como continuación del
refutacionismo popperiano13, y se opone al concepto de paradigmas e incluso de

13
El falsacionismo, refutacionismo o principio de falsabilidad es una corriente epistemológica
fundada por el filósofo austriaco Karl Popper (1902-1994). ... Dicho de otro modo, falsabilidad

45
comunidad científica, por considerarlo irracional y relativista. Pero Kuhn y muchos
otros autores como Stegmüller apenas consiguen entender en qué se diferencian.

El enfoque sincrónico: elementos de los PIC

Un programa de investigación (PIC) conforman una sucesión de teorías


emparentadas T1, T2, T3 ...Tn, que se van generando una a partir de la otra, y que
tienen un núcleo en común. Este núcleo en común es llamado núcleo firme y está
formado por un conjunto de hipótesis (y leyes) fundamentales que se declaran
irrefutables por decisión de la comunidad científica, más un cinturón protector de
hipótesis auxiliares y ad-hoc que se relacionan con las aplicaciones y leyes
especiales. Por esto propone la noción de “programa de investigación científica”.
Pero lo describe en términos más cercanos a las concepciones popperianas de
la ciencia. Las teorías no deben examinarse de forma aislada, sino integradas en
una secuencia de teorías que comparten un núcleo firme en común.
Cada programa puede ser considerado como conjuntos de reglas
metodológicas, o sea conjuntos de instrucciones acerca de cómo actuar, qué rutas de
investigación seguir y cuáles evitar.
Lakatos afirma entonces que lo que debe analizarse no son sólo teorías
aisladas -objeto de estudio de la filosofía de la ciencia tradicional-, sino la sucesión
de teorías encadenadas unas con otras, y que consiste en la teoría primitiva y sus
sucesivas modificaciones luego de añadirle hipótesis ad-hoc.
Estas unidades mucho más complejas, y variables en el tiempo, recibirán el
nombre de programas de investigación (PIC), y sus características, asimismo más
complejas que las de una simple teoría, serán analizadas más adelante.
Es normal que los PIC estén repletos de anomalías y que los científicos
decidan dejarlas de lado y continuar trabajando en el fortalecimiento de ellos.

a) El núcleo firme

(refutabilidad) es la propiedad que tendrá una proposición universal si existe al menos un enunciado
empírico.

46
El núcleo firme de hipótesis fundamentales resulta irrefutable por decisión
metodológica de sus protagonistas. Por ejemplo, en el programa de investigación
iniciado por Louis Pasteur, y llevado a su perfección por Koch, que estipula el origen
microbiano de las enfermedades cuyos síntomas sean fiebre, astenia, decaimiento,
inapetencia, etc., éste sería precisamente el núcleo: el suponer que las enfermedades
así definidas se deben a la presencia de un agente microbiano.
Es decir, el núcleo no choca directamente con la realidad; ante los hechos que
pudieran refutarlo, por esta razón, el científico arbitra hipótesis ad-hoc para
defenderlo. Digamos que en un comienzo sólo se había demostrado la existencia de
microbios en escasas enfermedades febriles; el vasto campo de las enfermedades
infecciosas eran más una refutación que una confirmación de lo estipulado en el
núcleo; sin embargo, éste permaneció irrefutado hasta nuestros días, mediante la
estrategia de afirmar, ante cada afección en la que no se ha descubierto el microbio
causal, que éste no tardará en aparecer usando las técnicas adecuadas.(carácter
predictivo de la ciencia)

b) El cinturón protector
Un cinturón protector de hipótesis auxiliares. El núcleo firme se halla
resguardado por un cuerpo de hipótesis auxiliares que forman el cinturón
protector.
Dichas hipótesis auxiliares pueden ser modificadas o eliminadas para
lograr el ajuste entre la teoría y los datos. Tenemos T1, si modificamos algunas
hipótesis auxiliares del cinturón protector obtendremos T2. Cada modificación en el
cinturón protector genera la siguiente teoría.

c) El conjunto de reglas (heurística)


Para determinar las características del núcleo firme y del cinturón protector, se
dispone de una heurística o reglas metodológicas, de tipo positiva o negativa.
La heurística positiva son las reglas que indican el camino que deben
seguir las investigaciones. Una vez más, recurriendo al ejemplo del programa de
investigación microbiano, la heurística positiva sería un conjunto de instrucciones que

47
dirían, más o menos: en presencia de una enfermedad febril, aíslese el microbio que
la causa, cultívese, e inocúlese para reproducir los síntomas.
Cumple entonces dos funciones: 1) indica que transformaciones se deben
realizar en el cinturón protector para resolver las anomalías, anticiparlas y
transformarlas en ejemplos corroboradores; 2) Indica como encausar la
investigación para que conduzca al descubrimiento de nuevos hechos. Esta es
la función más importante.
- Heurística positiva: Indica el camino a seguir para continuar con el programa.

La heurística negativa es el conjunto de reglas que indican cuáles son los


caminos que la investigación debe evitar. Al principio del programa de
investigación microbiológico, la heurística negativa desalentó que las investigaciones
acerca de las enfermedades infecciosas discurrieran alrededor de los factores
sociales que condicionan su aparición, curación y evolución, y las centró sólo en el
factor microbiano. En síntesis:
-Heurística negativa: nos dice los que se debe evitar. Esta prohíbe refutar el
núcleo firme.

La heurística positiva, con la manera peculiar por la que los paradigmas


indican qué entes existen, y qué preguntas pueden hacérseles, que, recordaremos
luego, no son reglas metodológicas.
La heurística negativa, íntimamente relacionada con la anterior,
complementa las pistas que acerca de lo investigable, sus características y sus
respuestas, brinda el paradigma.

d) Contrastaciones y cambios
Las contrastaciones sucesivas de las hipótesis auxiliares añadidas al núcleo
del programa de investigación, tanto por la heurística positiva -lo que debe buscar-
como por la negativa -lo que debe evitar-, conducen a ampliaciones de la teoría
primitiva, en realidad, según la terminología lakatosiana, a teorías sucesivas
soldadas por el programa de investigación, y que según las confirmen o no, es

48
decir, según sean portadoras de nuevo contenido empírico, cada vez más amplio, o
sean sólo reacomodos meramente verbales, condicionan el que al programa en
cuestión pueda calificárselo de progresivo o degenerado.
• Progresivo, si el programa lleva a descubrir nuevos hechos por sus
heurísticas;
• Degenerativo, si las hipótesis auxiliares ad-hoc puestas para proteger al
núcleo de la refutación no son corroboradas en el curso de las investigaciones,
durante un período histórico dado.
Por supuesto, un estancamiento degenerativo del programa puede salvarse
mediante ciertas modificaciones a lo estipulado por las reglas heurísticas, y darle así
un nuevo impulso.
La regla que hacía buscar un agente microbiano en cada enfermedad infecciosa
tropezó en su desarrollo cada vez con más contra ejemplos en los que no era posible
aislar el microbio en cuestión. Una modificación de la misma, por la que se ampliaba
el espectro de los agentes causales a los virus ya los parásitos, permitió asimilar como
resonantes confirmaciones del programa lo que eran contra ejemplos: el absceso
amebiano y el SIDA fueron comprendidos en la legalidad de parásitos y virus prevista
por la heurística del programa de investigación, que superó de esta manera su
estancamiento.
Similarmente, la regla heurística negativa de aceptar sólo lo microbiano, se alteró
históricamente para captar los procesos sociales en la génesis de la infección.

El estructuralismo
El estructuralismo pretende mostrar como toda teoría posee una determinada
estructura que nos indica qué leyes posee, cuál es su ámbito, cuál es modelo de
aplicación tiene.
Por otra parte, el estructuralismo pretende reunir las consideraciones de la
historia de la ciencia y las de los análisis formales.
En 1971, Joseph Sneed, mediante la teoría intuitiva de conjuntos, realizó
precisos análisis formales de teorías complejas, haciendo notar que esta forma lógica

49
explicaba la constitución y evolución histórica de lo que Kuhn había llamado
primeramente "paradigmas".
El estructuralismo superaba así al modelo clásico.
Primeramente, aunque la concepción clásica o heredada consiguió iluminar
cuestiones importantes de la estructura de la ciencia, el clasicismo escasamente pudo
reconstruir teorías como era su propósito manifiesto. La lógica empleada, como lo
hiciera notar Popper con justeza y mordacidad, no admitía funciones numéricas, y
sabemos que la ciencia consiste en gran parte en cálculos matemáticos.
Luego fueron develándose otras limitaciones, provenientes de aspectos de
la ciencia fueron notorios a medida que su historia adquiría mayor precisión. Las
teorías no eran entes suspendidos intemporalmente, sino que evolucionaban en el
tiempo, lo que no encontraba correspondencia en los muy simplificados modelos
lógicos desarrollados hasta ese momento. El crecimiento, evolución y muerte de
las teorías debía reflejarse en el análisis de su estructura.
Entonces, el enfoque metateórico estructuralista mantiene la idea original de
los filósofos clásicos de la ciencia de que una tarea importante y fructífera de la
filosofía de la ciencia consiste en la reconstrucción con herramientas formales de las
teorías científicas, pero toma en cuenta las críticas que los filósofos de la ciencia
historicistas habían hecho a los clásicos. (Es decir, representa una síntesis)
Se puede contemplar en la concepción estructuralista una síntesis de todos los
modos de contemplar la ciencia y de hacer filosofía de la ciencia en el siglo XX. De
este modo integra desde la tradición del empirismo lógico de la concepción heredada
del Círculo de Viena, hasta el modelo historicista de Kuhn, pasando por las
matizaciones irracionalistas de la ciencia, buscando coherencia y consistencia entre
todas ellas (pues hasta el momento se contemplaban como incompatibles).

Diferencias entre la concepción clásica y el estructuralismo

Las diferencias entre el enfoque estructuralista y el clásico son amplias.


Hay dos aspectos que son característicos de la concepción estructural:
• Se ocupa de teorías científicas concretas.

50
• Su propósito no es normativo sino representacional. No se indican normas
para enjuiciar la cientificidad de teorías científicas generales, sino que se
proponen instrumentos metodológicos y formales para representar la
estructura de teorías científicas concretas y su desarrollo en el tiempo.
En oposición a las posiciones clásicas de la filosofía de la ciencia, la
concepción estructural ofrece dos logros fundamentales a la hora de dar una
explicación de lo que son las teorías científicas:
1) Un procedimiento para reconstruir la estructura, estática y dinámica, de las
teorías.
2) Un procedimiento para expresar su contenido empírico.

En particular, dos diferencias se destacan. Una tiene que ver con las
herramientas utilizadas para reconstruir. En la filosofía clásica de la ciencia se
utilizaba la lógica. Los estructuralistas utilizan la teoría de conjuntos, herramienta
más versátil. Pero como no vimos nada de teoría de conjuntos, aunque sí algo de
lógica, no hay forma de que veamos esta cuestión a fondo.
La nueva teoría formal de la ciencia, al estipular las relaciones que sostiene lo
estructural con la historia y la realidad, contribuye no sólo a objetivos intracientíficos,
sino a la comprensión del rol jugado por la ciencia en la sociedad, como instrumento
de transformación teórico y práctico, puesto que una herramienta sólo permite los
usos que surgen de su forma, más allá de consideraciones sociales, políticas o
económicas. En este sentido, su conocimiento resultaría imprescindible para toda
planeación racional de cambio.
Otra gran diferencia, mucho más fundamental que la anterior, consiste en
que, a diferencia de los filósofos clásicos, que casi no reconstruyeron teorías, los
estructuralistas han reconstruido muchísimas teorías de las más diversas áreas de la
ciencia. Al hacer esto han aprendido que las teorías son más complejas y son
diferentes al modo en que eran consideradas por los clásicos (como Kuhn también
había hecho notar). Para dar cuenta de las teorías y sus complejidades, han ido
desarrollando y siguen desarrollando un sistema conceptual elaborado y fructífero.

51
Hemos finalizado el Módulo de Epistemología. Es difícil en pocas páginas
recorrer el largo camino de la ciencia, no obstante el objetivo es poder tener
una visión general de cómo fue evolucionando la ciencia, pensando que ese
camino aún continúa.

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