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Comité: ONU Mujeres

Delegación: Estados Unidos de América


Tópico: La igualdad de género y el empoderamiento de
mujeres y niñas.
Delegada: Mariana Soledad Sánchez Loconi
Buenas noches, honorables miembros de la Mesa y delegados aquí presentes. La
delegación de los Estados Unidos de América, en nombre del Sr. Presidente Donald
John Trump, agradece la invitación a este debate con el propósito de unir esfuerzos para
llegar a una pronta y eficaz solución.
La Delegación de los Estados Unidos de América toma posición en este debate
proponiendo llegar a un acuerdo internacional vinculante en el que se aprueben medidas
concretas dirigidas a luchar contra la discriminación salarial de las mujeres tanto en
empresas privadas como en el sector público, la igualdad de derechos y oportunidades,
políticas públicas con perspectiva de género, educación en igualdad, la erradicación de
la violencia de género y la protección debida en los casos de violencia. De este modo se
daría un paso fundamental en la lucha por la igualdad de género y el empoderamiento
de mujeres y niñas. Considerando que la igualdad entre hombres y mujeres está
amparada por la Carta de las Naciones Unidas, aprobada por los dirigentes del mundo
en 1945, y que está reconocida como derecho humano en distintos artículos de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (especialmente art. 2, 7, 21 y 23),
adoptada en 1948, Observando que la igualdad de género es el 5º. De los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda que se han marcado las Naciones Unidas
hasta 2030. Observando que ONU-Mujeres se marca entre sus objetivos fundamentales
aumentar el liderazgo y la participación de las mujeres en diferentes ámbitos, promover
el empoderamiento económico de las mujeres y hacer de la igualdad de género un
aspecto central en la planificación y la elaboración de presupuestos nacionales para el
desarrollo y crecimiento del país, Recordando que según estudios recientes realizados
por ONU-Mujeres en países de la OCDE y en algunos países no miembros el aumento
de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, o una reducción de la
disparidad entre la participación de mujeres y hombres en la fuerza laboral, produce un
crecimiento económico más rápido. Cabe recalcar que los Estados Unidos de América
se ha comprometido a ir erradicando de poco en poco la brecha de desigualdad que hay
entre los generosa así como el poder brindar todo el apoyo necesario para la protección
de las mujeres y niñas del país.
Muchas gracias por su atencion.
Artículo 2
Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición.
.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o
internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto
si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración
fiduciaria, no autónoma o sometida a cualquier otra limitación de soberanía.
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de
la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que
infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
El artículo 21 de la Declaración Universal de Derechos Humanos reconoce el
derecho a la participación política y al gobierno democrático. En el artículo 21 de
la Declaración se reconocen 3 derechos diferenciados:
El derecho a participar en la dirección de los asuntos públicos (directamente o a
través de representantes); sufragio activo.
El derecho a acceder a la función pública; sufragio pasivo.
El derecho a elecciones democráticas auténticas periódicas.
El derecho a la participación está íntimamente unido a otros derechos humanos,
como el derecho de reunión y asociación pacífica, la libertad de expresión y
opinión y los derechos a la educación y la información.
La Declaración y Programa de Acción de Viena (1993), adoptada por
la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena declaró que los derechos
humanos y la democracia «son conceptos interdependientes que se refuerzan
mutuamente» e instó a la comunidad internacional «a apoyar el fortalecimiento y
la promoción de la democracia», reconociendo que la aplicación de los principios
democráticos es la mejor manera de proteger y promover los derechos humanos y
las libertades fundamentales y el principio de legalidad en todos los países.
Artículo 23
Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a
condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el
desempleo.
.
Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo
igual.
.
Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y
satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la
dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros
medios de protección social.
.
Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de
sus intereses.

Objetivo 5: Igualdad de Género


Poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas no es solo un
derecho humano básico, sino que además es crucial para el desarrollo sostenible. Se ha
demostrado una y otra vez que empoderar a las mujeres y niñas tiene un efecto
multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel
mundial.
El PNUD le ha otorgado a la igualdad de género un lugar central en su trabajo y hemos
visto un progreso notable en los últimos 20 años. Más niñas van a la escuela que hace
15 años, y la mayoría de las regiones ha alcanzado la paridad de género en la educación
primaria.
Pero aunque hay más mujeres que nunca en el mercado laboral, todavía hay grandes
desigualdades en algunas regiones, y sistemáticamente a las mujeres se les niegan los
mismos derechos laborales que tienen los hombres. La violencia y la explotación sexual,
la división desigual del trabajo no remunerado -tanto doméstico como en el cuidado de
otras personas- y la discriminación en la toma de decisiones en el ámbito público son
grandes obstáculos que aún persisten. El cambio climático y los desastres continúan
teniendo un efecto desproporcionado en las mujeres y los niños, al igual que el conflicto
y la migración.
Garantizar el acceso universal a salud reproductiva y sexual y otorgar a la mujer
derechos igualitarios en el acceso a recursos económicos, como tierras y propiedades,
son metas fundamentales para conseguir este objetivo. Hoy más mujeres que nunca
ocupan cargos públicos, pero alentar a más mujeres para que se conviertan en líderes
ayudará a alcanzar una mayor igualdad de género.

CHINA
Se incrementan las diferencias por género en China
China tiene una brecha de género del 67.3%. Con ese porcentaje China se sitúa en el
puesto número 103, de los 149 del ranking de Brecha de Género. Existen grandes
diferencias entre hombres y mujeres, luego es preciso que esa brecha se estreche.
En China ha aumentado la brecha de género respecto al pasado año, como puede verse
en la tabla de la parte inferior de la página.
El índice de la brecha de género analiza la división de los recursos y las oportunidades
entre hombres y mujeres en 149 países. Mide el tamaño de la brecha de dicha
desigualdad de género en la participación en la economía y el mundo laboral
cualificado, en política, acceso a la educación y esperanza de vida.
En la siguiente tabla puedes ver las puntuaciones obtenidas por China en los últimos
años. Accede al ranking de países clicando en Índice de Brecha Global de Género y a la
información económica de China en Economía de China.

TIANJIN, China — Bella Wang apenas notó la sección de la solicitud que le pedía
confirmar si estaba casada o tenía hijos. Los empleadores en China les hacen ese tipo de
preguntas a las mujeres en forma rutinaria, y ya las había visto antes en las entrevistas
de trabajo.
Sin embargo, después de aceptar
un puesto como gerente en una
gran empresa de capacitación de
idiomas en la ciudad norteña de
Tianjin, fue una sorpresa cuando le
dijeron que el empleo tenía una
condición.
Como mujer casada sin hijos,
tendría que firmar un “acuerdo
especial” en el que prometía no
embarazarse durante dos años. Si rompía esa promesa, señaló la compañía, podrían
despedirla sin compensación.
Wang, de 32 años, habla inglés fluido y tiene un título como especialista en comercio
internacional; se sintió indignada, pero firmó el documento.
Ese tipo de acuerdos son ilegales pero cada vez más comunes en China, donde la
discriminación en contra de las mujeres va en aumento. Desde el vientre hasta los
lugares de trabajo, desde el entorno político hasta el hogar, las mujeres en China están
perdiendo terreno.
Una crisis inminente de envejecimiento está impulsando esta regresión en el estatus de
las mujeres, así como el relajamiento de las restricciones de natalidad de “un solo hijo”
que contribuyeron al tener una población envejecida. El Partido Comunista de China
ahora quiere tratar de estimular una explosión demográfica.
Sin embargo, en vez de facilitarles las cosas a las mujeres para que trabajen y tengan
hijos, Xi Jinping, el líder de China, ha encabezado un retorno a los roles tradicionales de
género que presiona cada vez más a las mujeres para que regresen al hogar.
“Cuando los creadores de políticas del Estado necesitaban las manos de las mujeres, las
enviaron a trabajar”, dijo Wang Zheng, profesora de Estudios de la Mujer e Historia en
la Universidad de Míchigan. “Ahora quieren presionarlas para que se casen y tengan
muchos hijos”.
En un revés drástico respecto de las primeras décadas del gobierno comunista, los
funcionarios ahora miran hacia otro lado cuando los empleadores, reacios a cubrir los
costos relacionados con la licencia por maternidad, eligen abiertamente a los hombres
por encima de las mujeres en las contrataciones y los ascensos. En casa, las mujeres
cada vez tienen menos ventajas en el divorcio y están perdiéndose de los beneficios del
auge inmobiliario del país.
Como resultado, las mujeres chinas están siendo excluidas de los trabajos por
empleadores que las penalizan si tienen hijos y por funcionarios del partido que las
animan a enfocarse en la vida doméstica. Al mismo tiempo, las que han logrado seguir
trabajando cada vez están ganando menos que los hombres.
Hace treinta años, cuando el país comenzó a implementar reformas en el mercado
laboral, las mujeres chinas ganaban poco menos del 80 por ciento de lo que ganaban los
hombres. Para 2010, según los datos oficiales más recientes, los ingresos promedio de
las mujeres en las ciudades chinas habían caído a un 67 por ciento respecto de los
hombres, y un 56 por ciento en el campo.
Distanciándose de la ambición marxista de liberar a las mujeres de la opresión
patriarcal, Xi ha hecho un llamado a favor de que las mujeres adopten su “papel único”
en la familia y “se encarguen de las responsabilidades de cuidar a los ancianos y a los
jóvenes, así como de educar a los niños”.
“Ningún líder comunista antes de Xi se ha atrevido a decir abiertamente que las mujeres
deben encargarse de la carga doméstica”, dijo Wang.
Dispuesto a preservar la estabilidad de la unidad familiar, el partido tampoco ha hecho
gran cosa para ayudar a las mujeres tras una resolución judicial que debilitó su derecho
sobre los bienes en los procesos de divorcio. Y con el número de divorcios al alza,
millones de mujeres chinas han sido excluidas del auge de bienes raíces del país, según
expertos.
A lo largo de la última década, la clasificación de China en el índice global de brecha de
género del Foro Económico Mundial ha caído de manera importante, del lugar 57 de
139 países en 2008, al puesto 103 en 2018.
China alguna vez disfrutó de los índices mundiales más altos de participación de las
mujeres en la fuerza laboral, con casi tres de cada cuatro mujeres que trabajaban todavía
en 1990. Ahora la cifra bajó al 61 por ciento, de acuerdo con la Organización
Internacional del Trabajo.
“Cuando se trataba de promover los derechos de las mujeres, China solía estar a la
cabeza”, dijo Feng Yuan, académica feminista en Pekín. “Pero ahora nos estamos
quedando atrás”.
Pekín emitió una directriz en febrero en la que recomienda una aplicación más sólida de
las leyes en contra de la discriminación de género. Sin embargo, no ha sido una
prioridad, y los tribunales controlados por el partido no se han puesto del lado de las
mujeres en otros asuntos.

RUSIA
Rusia, con 145 millones de habitantes, tiene una gran brecha de género según
el ranking del Foro Económico Mundial. El análisis de esta organización sitúa al país en
el puesto 75 de 144 y destaca que aunque en la educación la paridad casi es total, las
mujeres tienen grandes dificultades para romper el techo de cristal en las empresas.
Además, la representación femenina en la política y en los puestos de toma de decisión
es escasa. Los últimos datos muestran que más del 70% de las personas que trabajan
como funcionarias en Rusia son mujeres, aunque la inmensísima mayoría en los
escalones más bajos o como mucho medios. Son solo un 15,8% en el Parlamento ruso y
solo un 18% en el Consejo de la Federación (el Senado). Además, solo hay dos
ministras. Según los datos de la Unión Interparlamentaria, Rusia ocupa el puesto 131 de
191 en igualdad de representación en los sistemas parlamentarios. El ranquin lo
encabeza Ruanda, México está en el cuarto puesto y España en el 13.
En 1980, el escritor estadounidense Raymond Carver escribió Principiantes, uno de sus
cuentos más conocidos. Allí, dos parejas de amigos reflexionaban acaloradamente sobre
el amor. Terri, una de las mujeres, decía que su exnovio la amaba tanto que había
intentado matarla, y, para probarlo, relataba lo que le había sucedido antes de separarse:
“Una noche me dio una paliza, la última que vivimos juntos. Me arrastró por los tobillos
por todo el salón, y no paraba de decirme: “Te quiero. ¿No lo ves? Te quiero, zorra”.
Cuesta creer que después de décadas de lucha contra la violencia machista, esta versión
enfermiza del amor aún sobreviva en ciertos países. Sin embargo, más increíble resulta
que algunos la toleren o, incluso, la estimulen. Uno de esos países es Rusia, donde las
estadísticas policiales indican que 36.000 mujeres son golpeadas cada día, y ONG
locales como Anna Center sitúan en la escalofriante cifra de 14.000 los asesinatos
anuales de mujeres a manos de hombres. 
En este contexto, la Duma Estatal (el parlamento ruso) aprobó en 2017 una ley que
despenaliza las palizas de los hombres a las mujeres, siempre y cuando se trate de una
sola al año y no le rompa los huesos. La impulsora de la norma, la ultraconservadora
Elena Mizúlina, lo explicó con estas palabras: “Se trata de ataques físicos que no
requieren un reporte médico puesto que no resultan en lesiones, sino que son disputas
familiares con consecuencias menores”
Mizúlina no está sola en su cruzada para descriminalizar la violencia machista. El
Kremlin aprobó el año pasado la norma impulsada y votada favorablemente por la
Duma, y la iglesia ortodoxa rusa enmarca esta legislación en una disputa mayor para
defender los valores tradicionales de la familia. En una comunicación oficial del 2016,
la principal institución religiosa del país afirmó que “si es razonable y realizado con
amor, el castigo corporal es un derecho esencial que entregó Dios a los padres”.
Paradójicamente, la cita parece ser la fuente de donde Terri, el personaje femenino en el
cuento de Carver, se nutrió para justificar que su novio intentara matarla a golpes.
A pesar de esta situación, la realidad rusa en relación a la violencia doméstica y la lucha
por la igualdad de género es diversa y compleja. No toda la sociedad consume y adopta
sin reparos el discurso oficial. Existen focos de resistencia, y en ciertas asignaturas
Rusia está por delante de otros países que se jactan de haber avanzado en esta materia. 

SIRIA
El velo, una línea roja
Los carteles se dirigen directamente a las mujeres, llamándolas nietas de las compañeras
del profeta Mahoma.
Les dicen a las mujeres de Afrin que el velo es una «línea roja» y que deben usar ropa
holgada, evitar las que son translúcidas o que marcan la figura.
«Elige tu apariencia libremente pero sin desobediencia», dicen algunas pancartas.

La iniciativa pertenece a Ahrar al-Sharqiya, un grupo rebelde del FSA que ha ganado
prominencia en la zona rural del norte de Alepo y ha ayudado a Turquía a expulsar a las
YPG de Afrin.
Ahrar al-Sharqiya, formado a principios de 2016, es un conglomerado de varias
brigadas, la mayoría de la provincia oriental de Deir Ezzor, que se oponen al gobierno
sirio.
En agosto de ese mismo año, el grupo rebelde se unió a Turquía en su primera
operación en el norte de Siria, conocida como «Escudo del Éufrates», que tenía como
objetivos tanto a los combatientes del Estado Islámico (IS) como a las YPG a lo largo
de la frontera turca.
Ankara considera que las YPG son la rama siria del Partido de los Trabajadores del
Kurdistán (PKK), cuyos militantes han mantenido una insurgencia durante décadas en el
sur de Turquía.

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