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Algunos de los carbohidratos, como los almidones de los cereales y los tubérculos, se
descomponen en azúcares sencillos, como es la glucosa, mediante la acción de las enzimas
que favorecen y regulan estos procesos dentro de nuestro cuerpo.
Otros, como los que se encuentran en las Fibras Alimentarias o Dietéticas, no pueden ser
digeridos por lo que no son una fuente de energía. Sin embargo el consumirlos nos
beneficia, ya que aumentan la cantidad de agua y el volumen en el intestino con lo que se
incrementa la facilidad de movimiento en nuestro tubo digestivo y logramos así una
mucho mejor digestión, además de sentirnos más fitness, ligeros o cómodos fisica y
mentalmente.
La glucosa, que creo que cada vez escuchamos más este término, la podemos encontrar
en las frutas, es el carbohidrato que nuestro sistema digestivo absorbe con mayor rapidez.
En breve. hay carbohidratos de absorción rápida y carbohidratos de absorción lenta. El
consumo de carbohidratos de absorción rápida nos ayuda a controlar el apetito y los
niveles de azúcar en la sangre. Los de absorción lenta como los que se encuentran en el
pan (cereal) pueden ser adecuados para una persona diabética o para un deportista
durante y después del entrenamiento.
Resultaría interesante investiguemos un poco más del efecto que hacen los carbohidratos
en nuestro cuerpo, ya que luego escuchamos la palabra carbohidratos (carbs en inglés) y
nos asustamos, recuerda amigo lector, todos los excesos no nos ayudan, procura la
moderación.
Los niveles de azúcar o glucosa están controlados por dos hormonas llamadas insulina y
glucagón. Cuando los niveles de azúcar aumentan, el páncreas libera insulina y cuando
disminuyen libera glucagón a fin de regresarlos a la normalidad.
“El cuerpo tiene una jerarquía muy clara para obtener energía”, explica Kristin Kirkpatrick,
nutricionista de la Clínica Cleveland. Añade que, si le dan a elegir, el cuerpo prefiere la
glucosa y el glucógeno almacenado, después la grasa y, si de verdad tiene carencia,
empieza a comerse el músculo. Kirkpatrick también me dice que cuando sus fuentes de
comida preferidas no están disponibles, el cuerpo fabrica la suya. Es un proceso que se
llama gluconeogénesis y se da cuando hay falta de hidratos pero sigue habiendo mucha
proteína. En este supuesto, el hígado coge los aminoácidos de la proteína y genera glucosa
a partir de ellos. Hasta ese punto el cuerpo prefiere la glucosa.
El estudio analizaba la relación entre las dietas bajas en hidratos, las causas generales de
muerte y las muertes por enfermedades coronarias, por enfermedades cerebrovasculares
(incluidos los infartos) y el cáncer en una muestra representativa nacional de 24 825
participantes entre 1999 y 2010. En comparación con los participantes que ingerían más
carbohidratos, los que presentaban una ingesta menor tenían un 32 por ciento más de
riesgo de muerte por cualquier causa en un seguimiento promedio de 6,4 años. Además,
el riesgo de muerte por una enfermedad coronaria, cerebrovascular o cáncer aumentó un
51 por ciento, un 50 por ciento y un 35 por ciento, respectivamente. Adicionalmente, la
falta de carbohidratos puede causa anorexia y bulimia.