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OTROS SUJETOS DE DERECHO INTERNACIONAL: EL INDIVIDUO

A. INTRODUCCIÓN.

Finalizado el análisis del principal sujeto del Derecho Internacional, el Estado, veremos otros sujetos
que, gracias al desarrollo del Derecho Internacional contemporáneo, principalmente después de la
Primera Guerra Mundial, son abordados en esta rama de la ciencia jurídica.

B. EL INDIVIDUO EN EL DERECHO INTERNACIONAL.

Ya vimos que el Derecho Internacional clásico se apoyaba básicamente en una sociedad


internacional de estructura interestatal y que tenía además una función eminentemente relacional y
competencial: regular cuestiones tales como el reconocimiento de Estados y de gobiernos, los
tratados y acuerdos internacionales, las relaciones diplomáticas y consulares, el territorio estatal, etc.

Así, la cuestión de si el individuo es o no sujeto de Derecho Internacional ha sido tratada por la


doctrina, sin tener aún resuelto el problema de manera definitiva.

Las transformaciones experimentadas en las últimas décadas por el Derecho Internacional han
creado las condiciones más favorables para el reconocimiento de una cierta subjetividad del
individuo. Así, el Derecho Internacional contemporáneo, anclado aun fundamentalmente en una
estructura interestatal de yuxtaposición, se está humanizando y socializando, en definitiva
moralizando, y ha añadido a las funciones relacionales y competenciales la del desarrollo integral de
los individuos y pueblos mediante una cooperación que en muchos casos es institucional.

En relación con lo anterior, debemos notar que los destinatarios directos (sujetos) de las normas
contenidas en las convenciones mencionadas anteriormente y de los derechos y obligaciones que
ellas establecen son normalmente los Estados contratantes. Los individuos o grupos humanos
mismos, beneficiarios últimos de la convención, no son destinatarios directos de las normas
convencionales que los protegen ni titulares de los derechos reconocidos en su favor. En caso de
que alguno de los Estados contratantes desconozca estos derechos, son los demás Estados
contratantes los que pueden presentar una reclamación internacional en contra del Estado infractor
por violación de la convención. En otras palabras, los individuos o grupos humanos no disponen
normalmente de medios jurídicos para tutelar sus intereses en el plano internacional; esta tutela
queda entregada primordialmente a la acción estatal. Por excepción, algunas convenciones
internacionales confieren a individuos el derecho de recurrir ante los tribunales u otras instancias
internacionales para obtener el respeto de los derechos que dichas convenciones les reconocen. Es
el caso de los tratados sobre derechos humanos.

Por lo tanto, en la actualidad el Estado sigue siendo el sujeto por excelencia del Derecho
Internacional, en cuanto que está ampliamente capacitado para reclamar por la violación de dicho
ordenamiento y también porque es susceptible de responsabilidad internacional.

En resumen, dentro del proceso de humanización del Derecho Internacional, corresponde en


nuestros días al individuo un pequeño grado de subjetividad internacional, al tener en determinados
supuestos, legitimación activa ante instituciones internacionales para reclamar por la violación de
sus derechos, y al poseer también en casos muy limitados, legitimación pasiva para sufrir
directamente las consecuencias de la violación del Derecho Internacional.

C. LA PROTECCIÓN INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.

En la Historia de la humanidad nos encontramos con diversos documentos que establecen


determinados derechos y libertades fundamentales de los individuos. Las más importantes son las
declaraciones surgidas a fines del siglo XVIII en EE.UU., con la Declaración de Derechos (Bill of
Rights) de Virginia de 1776 y de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano adoptada
por la Asamblea constituyente francesa de 1789.
En esta etapa, la protección de los derechos del hombre quedaba encomendada a los Estados, y el
Derecho Internacional sólo preveía al respecto mecanismos muy excepcionales como el derecho de
asilo o la intervención por causa de humanidad.

Después de la Segunda Guerra Mundial y de las barbaries cometidas por el régimen nazi y otros
regímenes totalitarios, se comprobó que el propio Estado podía violar los derechos del hombre.
Además, dadas estas experiencias en Europa, se estimó que existía una relación innegable entre
el respeto de los derechos humanos dentro de los Estados y el mantenimiento de la paz en la
comunidad internacional. Así, una vez finalizada la guerra en 1945, los derechos humanos pasaron
a formar parte de las exigencias más elementales de la convivencia de la sociedad internacional,
siendo una aspiración fundamental del Derecho Internacional Contemporáneo.

La protección internacional de los derechos humanos es fundamentalmente de carácter


convencional: en diversas convenciones internacionales los Estados han reconocido ciertos
derechos humanos, han contraído la obligación de respetarlos y garantizarlos, y han establecido
mecanismos de protección. Estas convenciones crean obligaciones jurídicas entre los Estados que
son partes en ellas y cualquier Estado parte puede reclamar contra otro Estado parte por la violación
de los derechos humanos reconocidos en la convención.

Algunas de estas convenciones confieren a los individuos cuyos derechos humanos han sido
infringidos, o a personas y entidades que actúen a su nombre, ciertos recursos ante instancias
internacionales para tratar de poner fin a la infracción de que son víctimas.

Debemos decir además que, según algunos autores, las normas internacionales sobre protección
de los derechos del hombre forman parte en sus aspectos básicos y esenciales –no, por tanto, en
todos- del ius cogens internacional.1

Así, lo que busca el Derecho Internacional Contemporáneo es, mediante la protección internacional
de los derechos del hombre, la imposición de obligaciones a los Estados respecto a todos los
individuos, nacionales o extranjeros, y a que los individuos puedan reclamar directamente contra el
Estado infractor ante instancias internacionales en caso de vulneración de sus derechos.

C.1. LA CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS. (1945).

La Carta de las Naciones Unidas de 1945 reafirma en su Preámbulo “la fe en los derechos
fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de
derechos de hombres y mujeres”; además, contiene diversas disposiciones sobre la protección
de estos derechos. Así, uno de los propósitos de la Organización es desarrollar y estimular el respeto
a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos
de raza, sexo, idioma o religión.

Pero ciertos problemas se presentaban. Por una parte, la Carta no contenía una enumeración y una
definición de los derechos humanos y libertades fundamentales y, por otra, debido a las divergencias
que se presentaron en cuanto a la mejor manera de proteger dichos derechos, mecanismos de
protección no fueron incorporados en la Carta. Por lo tanto, se le encargó a una Comisión de
Derechos Humanos la misión de encontrar una solución eficaz para protegerlos.

C.2. LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE. (1948).

El 10 de diciembre de 1948, se adopta por la Asamblea General de las Naciones Unidas La


Declaración Universal de los Derechos del Hombre. La Declaración no es un tratado internacional
que imponga obligaciones convencionales a los Estados miembros de las Naciones Unidas, es una

1
José Pastor Ridruejo, “La determinación del contenido del ‘ius cogens’”, Anteproyecto de ponencia del IX Congreso del
Instituto Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional, Madrid, 1972, pág. 7 y siguientes.
proclamación de principios que no cuenta con órganos encargados de vigilar su aplicación. Sin
embargo, tiene valor programático y moral, ha inspirado diversas convenciones y resoluciones
adoptadas por las Naciones Unidas y contribuye a la elaboración del Derecho consuetudinario de
los derechos humanos. Algunas Constituciones políticas se inspiran también en la Declaración.

La Declaración enumera y define los más importantes derechos civiles, políticos, económicos,
sociales y culturales, pero no instaura ningún derecho de reclamación de los particulares ante
instancias internacionales ni establece ningún otro mecanismo jurídico de control. Ello no hubiera
sido aceptable en aquel entonces desde el punto de vista político.

C.3. PACTOS INTERNACIONALES RELATIVOS A LOS DERECHOS DEL HOMBRE. (1966).

Una nueva Comisión surgida del seno de la ONU continuó su trabajo y sus esfuerzos llevan a la
adopción de dos Pactos internacionales relativos a los Derechos del Hombre, el 16 de diciembre de
1966: el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto
internacional sobre Derechos Civiles y Políticos. Ambos están en vigor desde el año 1976.

Ambos Pactos establecen mecanismos de control diferentes atendiendo a la naturaleza de los


derechos que protegen. En el caso del Pacto internacional sobre Derechos Civiles y Políticos: un
Estado parte puede recurrir en contra de cualquier otro Estado parte ante un Comité de Derechos
Humanos, siempre que ambos hayan aceptado la competencia del Comité para recibir y examinar
las comunicaciones en que se alegue incumplimiento del Pacto. Como se ve, el mecanismo es
bastante débil.

Para permitir reclamaciones individuales, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó un
Protocolo Facultativo del Pacto de Derechos Civiles y Políticos.

Ambos mecanismos de protección - el del Pacto y el del Protocolo Facultativo - tienen carácter
facultativo y no conducen a una solución obligatoria. Su eficacia relativa, más que todo de carácter
político y moral, reside en la publicidad que recibe el informa del Comité de Derechos Humanos.

D. SISTEMAS REGIONALES DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS.2

Junto a este sistema de protección universal de los derechos humanos, encontramos los sistemas
regionales de protección. La posibilidad y la utilidad de la coexistencia del universalismo y
regionalismo en materia de protección y promoción internacional de los derechos humanos
constituye hoy una situación aceptada u admitida generalmente.

Universalismo y regionalismo en la materia se consideran actualmente como sistemas que deben


coexistir para aumentar y hacer más eficaz la promoción y la protección internacional de los derechos
humanos, eficacia que se acrecienta por la interacción y la influencia recíproca que el universalismo
produce sobre el regionalismo y viceversa.

Actualmente el sistema universal, o mejor dicho los diversos regímenes que integran el sistema
universal, coexisten con tres sistemas regionales de promoción y protección de base convencional:

• El sistema europeo: que funciona en el marco del Consejo de Europa con fundamento en
la "Convención de Salvaguardia de los Derechos del Hombre y de las Libertades
Fundamentales", adoptada en Roma en 1950 y en vigor desde el 3 de septiembre de 1953,
modificada por el Protocolo N° 11 que entró a regir el 11 de noviembre de 1998. A través
de este protocolo se crea una Corte Permanente con sede en Estrasburgo, Francia y se

2
Tomado de Héctor Gros Espiell, "La Convención americana y la Convención europea de derechos humanos. Análisis
comparativo", Editorial Jurídica de Chile, 1991, pág. 13 y siguientes.
establece la posibilidad que los individuos pueden comparecer ante ella cuando se
pretendan víctimas de una violación por parte de algún Estado parte.3

• El sistema americano: que actúa en el marco de la Organización de Estados Americanos


(OEA) sobre la base de la Carta Reformada de la Organización de Estados Americanos, la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y la Convención
Americana sobre Derechos Humanos de 1969 (Pacto San José de Costa Rica), en
vigencia desde el 18 de julio de 1978.

Esta última Convención contempla derechos civiles y políticos y algunos derechos económicos y
sociales. Crea la Comisión Interamericana de los derechos humanos y la Corte interamericana de
los derechos humanos, cada una compuesta de 7 miembros.

• El sistema africano: que funciona dentro de la Organización de Unidad Africana (OUA),


fundado en la Carta Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos de 1981, en
vigor desde 1986.

Debemos decir, finalmente, que aún existen extensas regiones del mundo en las que la promoción
y protección internacional de los derechos humanos resulta únicamente de la aplicación del régimen
universal de las Naciones Unidas y, lo pertinente, de sus organismos especializados.

3
S. Marcus-Helmons, "Protection Internationale des droits de l´homme", Université catholique de Louvain, syllabus
correspondiente al año académico 1999 - 2000, pág. 37 y siguientes. La traducción es nuestra.

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