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Somos Esclavos de Nuestros Hábitos

Gran parte de nosotros cargamos con el lastre de malos hábitos, los cuales solamente
han servido hasta el momento como tropiezo para el logro de nuestras metas, 
Aspiraciones tan nobles como bajar de peso; conseguir un mejor trabajo; estudiar; tener
nuestros propios negocios; etc.; todas se ven frustradas por culpa de nuestros malos
hábitos.

El diccionario define la palabra “hábito” como "Modo especial de proceder o conducirse


adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias
instintivas.".

Ello nos enseña lo primero que tenemos que saber: los hábitos se adquieren por la
repetición de una acción o conducta. 
Todos los hábitos que tenemos – algunos le llaman de forma mas folclórica “mañas” – los
hemos adquirido a punta de repetir y repetir una acción hasta que la hacemos de forma
instintiva, sin que medie nuestra voluntad siquiera.

Por ejemplo, si usted siempre va por el mismo camino cuando regresa a casa, ello es un
hábito adquirido a punta de repeticiones, las cuales se originaron por el convencimiento
de que por ese camino ahorraba tiempo y evitaba congestionamientos de tráfico.
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He aquí otro punto importante: todos nuestros hábitos los hemos adquirido porque
somos del convencimiento que nos producen placer o porque nos rinden algún tipo
de beneficio.

La persona alcohólica tiene el hábito de tomar bebidas espirituosas todos los días, a
pesar de que probablemente está consciente que ello es perjudicial para la salud. 
Sin embargo encuentra mas placer en el hecho de embriagarse, ya que a esas alturas es
un dependiente de dicha droga.

“Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito.
Siembra un hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino.” –
Proverbio

Los hábitos nos definen. Los hábitos dirigen las cosas que hacemos diariamente y a la
vez somos esclavos de ellos. 
En realidad no es malo ser esclavos de nuestros hábitos – ello es inevitable -, el problema
es cuando somos esclavos de MALOS hábitos.

Una de las mayores virtudes de una persona exitosa es saber analizar sus hábitos y
clasificarlos de acuerdo a sus aportes para el logro de sus metas. 
Si un hábito lo está conduciendo en el sentido contrario a ellas, es capaz de darse cuenta
de ello y en consecuencia neutralizarlo con un hábito totalmente opuesto.

Por ejemplo, si su problema es la obesidad, ello quiere decir que usted tiene malos
hábitos alimenticios. 
Lo más probable es que usted coma de más y muy probablemente no haga nada de
actividad física. ¿Resultado? Sobrepeso.

¿Cómo puede usted triunfar sobre el sobrepeso? Adquiriendo nuevos hábitos alimenticios
y desechando los que lo llevaron a pesar de más.

En este caso aplicamos la técnica del “hábito contrario”. 


Para el primer hábito – mala alimentación – usted deberá entonces adquirir el hábito de
comer sano; saludable; y en las proporciones adecuadas para su edad; estado de salud; y
estatura. O sea todo lo contrario a su actual hábito.

Para el segundo hábito – falta de actividad física – deberá entonces comenzar a realizar
ejercicios de diversa índole y con la frecuencia requerida para que su cuerpo empiece a
quemar la grasa de más y de esa forma ir poco a poco del exceso de peso.

Para ambos hábitos – los nuevos – existen infinidad de fuentes de información al


respecto, pero lo mejor es buscar a personas que si hayan podido vencer al sobrepeso
para que nos enseñen como lo hicieron, siempre asesorados por profesionales de la
salud, por supuesto.
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Es importante recalcar que los hábitos no son fáciles de cambiar y exige mucho esfuerzo
de nuestra parte.

Un conferencista comentaba – no me consta pero el ejemplo es excelente - que la mayor


parte del combustible consumido por un cohete en su viaje al espacio se gasta en el
despegue. En vencer a la gravedad. 
Ya después que el cohete estaba en el espacio el consumo de energía se reducía al
mínimo.

Así mismo es la energía necesaria para poder “despegar” los nuevos hábitos, ya que los
viejos tienen una fuerza y una raigambre increíblemente fuerte, fruto de los años que
tenemos de repetirlos, cultivarlos y aplicarlos en nuestra vida diaria. 
Requerirá mucha fuerza de voluntad de nuestra parte, pero lo más importante es el deseo
de cambiar de hábitos basado principalmente en el vislumbre claro de todo lo que vamos
a ganar.

Para los efectos de nuestro ejemplo, para vencer la gran atracción “gravitacional” que
ejerce la comida sobre nosotros deberemos enumerar todo lo que vamos a ganar si nos
sometemos a nuevos hábitos de ejercicio y dieta. 
Podríamos hacer una lista: mejor salud; mas disponibilidad de ropa a la hora de
comprarla; mejor vida sexual; mejor salud mental; mas longevidad; mejor auto estima; etc.

Algunos toman dicha lista y la colocan en un lugar visible donde puedan verlo todos los
días y de esa forma llenarse de la energía necesaria para vencer la “gravedad”.

Sea cual sea su técnica, aplíquela y de esa forma usted podrá elevarse a nuevos cielos
que le ayuden a alcanzar sus metas.
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¿Tienes fuerza de voluntad? El test de los hábitos


te lo dice

“Somos animales de hábito… Buenos hábitos… o Malos hábitos…


De eso depende nuestro FUTURO. ¿Conoces los tuyos?”.

¿Tienes fuerza de voluntad o sucumbes a la tentación de comerte una dona o


quedarte dormido y no hacer ejercicio. Charles Duhigg, autor de La fuerza de los
hábitos, te pone a prueba.
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1. Cuando sientes ganas de comerte una galleta, tú:


A La ignoras y luchas con la idea de degustarla.
B Te dices a ti mismo, si contesto los emails pendientes, puedo darme el capricho de
comerme una.
C Comienzas a buscar alguna excusa para ir a comprarla.
D Corres hacia la bandeja de galletas que está en la sala de descanso.

2. Cuando ves una caja de donas en un mostrador:


A Entras en una auto-negación. (“Yo soy más fuerte que ellas”.)
B Piensas en lo bien que te verás en la playa, si no te la devoras.
C La cambias por una galleta rellena de jalea, incluso si acabas de 
saborearte un gran desayuno.
D Pides perdón y después limpias el azúcar que te quedó en la barbilla.

3. Cada mañana...
A Sales a correr. No importa si hace buen o mal tiempo; así nieve, tiemble o haya un
huracán.
B Comes algo saludable y, si tienes tiempo, haces un poco de ejercicio.
C Miras con cara de pena la ropa de entrenamiento y luego disfrutas de un rico waffle
frente a la TV.
D ¿En la mañana? ¡Hace años que no me levanto a esas horas!

4. Cuando deseas concebir un nuevo hábito, tú:


A Te programas mentalmente para realizar un nuevo algoritmo.
B Buscas un detonante que permita crear un comportamiento y el tipo de re-compensa
que debes darte a ti mismo una vez que lo cumplas.
C Escribes una nota que diga: “No olvidar hacer...” y la pegas en el espejo.
D Piensas que establecer otra rutina es demasiado trabajo.

5. Vas a comenzar a entrenar para un triatlón, tú:


A Reduces tus horas de entrenamiento. Sientes que ya estás preparado para la gran
competencia. Es un deporte cualquiera; un juego de niños.
B Elaboras un plan de entrenamiento, piensas en los posibles motivos por los cuales
podrías incumplirlos y qué hacer cuando te encuentres con ellos.
C Le cuentas a tu hermana que te inscribiste para el maratón y luego olvidas entrenar.
D Vendes la entrada por Internet.
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6. Si estás sentado en un restaurante mirando una cesta de panecillos...


A La ignoras sin hacer mayor esfuerzo. No has comido ni un carbohidrato en 12 años.
B Colocas los postres fuera de tu alcance para no caer en la tentación.
C Les echas sal y pimienta.
D Te comes todos los que puedas y guardas aquéllos que no te entraron.

7. Si te preocupas por beber demasiado...


A No vuelves a probar una gota de alcohol en tu vida.
B Intentas buscar las causas por las cuales estás tomando una copa todas las noches. 
C Cambia los cocteles por medio vaso de vino o una cerveza después de la cena.
D Sustituyes el licor por drogas fuertes.

8. Después de tener un hijo, tu prioridad es:


A ¿Cuántas medallas de oro va a ganar mi vástago? Si obtiene menos de 10, lo
consideraría como un fracaso.
B Le enseñas a tener hábitos de autodisciplina, como tender la cama a diario, lo que, a su
vez, le facilitará hacer las tareas a tiempo.
C Haces todo lo posible para que tenga costumbres saludables y armónicas en el hogar.
D No te importa que tenga una figura paterna.

Puntuación
Date un punto por cada “A”, 2 por cada “B”, 3 por cada “C” y 4 por cada “D”.

- 8 puntos: eres el hombre o la mujer biónica. No te preocupas por los hábitos, todo
depende de la manera en que los programas. 

- 9 a 16 puntos: ¡felicitaciones! Entiendes que los hábitos se pueden planificar y cambiar.


Sabes que requieren de un detonante y de una recompensa. Si logras distinguir qué es lo
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que despierta el cambio y qué tipo de recompensas debes atribuirles, puedes renovar
cualquier norma de conducta.

- 17 a 24 puntos: has aprendido a controlar algunos patrones, pero puedes cambiar otros.

- 25 a 32 puntos: no te preocupes. Mejor continúa divirtiéndote con los videojuegos.

Charles Duhigg te responde sobre los hábitos


¿Cómo manejarlos?
Los hábitos son mecanismos automáticos de conducta necesarios para la supervivencia,
pero ¿qué pasa cuando se convierten en patrones autodestructivos? Duhigg nos explica.

¿Qué es un hábito
— Hay partes del día en que somos irreflexivos y nuestra conducta se convierte en
mecanismos automáticos: los hábitos. Este instinto para ahorrar esfuerzos nos permite
dedicar nuestra energía mental a cosas más importantes.

¿Y cuáles son los malos hábitos?


— Cuando no puedes evitar hacer algo, pero en el fondo sabes que no deberías hacerlo.

¿Cómo se crea un hábito?


— Para intentar ahorrar esfuerzo mental, el cerebro gasta una gran cantidad de energía al
inicio de un nuevo hábito en su afán por encontrar algo, un de-tonante, que le muestre
pistas del patrón de conducta que debe seguir. El proceso que se desarrolla es una
secuencia de tres pasos: 
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- DETONANTE (Instrucción inicial): el disparador que determina que nuestro cerebro


entre en el modo automático y le señala cual hábito debe usar.

- RUTINA: puede ser física, mental o emocional.

- RECOMPENSA (Premio): le ayuda a distinguir si merece la pena repetir esta secuencia


en particular en ocasiones futuras. “Con el tiempo, dicha secuencia la ejecutamos
automáticamente hasta que se entrelace con el detonante y la recompensa y surge un
gran sentido de la ilusión y anhelo. Es ahí cuando nace un nuevo hábito”.

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