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NACIONALIZACIONES

Europa y Estados Unidos en el espejo de los empresarios argentinos


Por Jorge Elbaum JUN 14, 2020

La Canciller Angela Merkel adquiere el 25 % de Lufthansa al inyectarle liquidez a la compañía.

Los grupos concentrados de la Argentina se especializaron en impedir,


tergiversar u omitir la difusión de las políticas públicas de estatización,
implementadas por los países a lo que históricamente catalogan como la
cuna de su civilización. Las corporaciones locales se han caracterizado
por estatizar sus deudas, exigir subsidios o sumarse a los listados de
quienes reciben ayuda para pagar salarios, sin aceptar que el conjunto
de la sociedad obtenga beneficios vinculados a la participación de las
ganancias futuras, del paquete accionario o a la gestión participada de
las decisiones empresariales por parte de los trabajadores o del Estado.
Techint y Clarín, entre otras grandes empresas, se acogieron al
programa de ayuda gubernamental para el pago de sueldos pero no
aceptan que esos recursos se transformen en una deuda hacia el Estado.
Los empresarios pretenden socializar los costos de las etapas
pandémicas pero se resisten a compartir los réditos posteriores. Le
piden a la sociedad que financie –con su esfuerzo tributario– los salarios
de sus empresas lucrativas, para luego negarle una recuperación futura
de dicho aporte.

Los gobiernos de los Estados elogiados por las elites dirigentes locales
parecen tener otra concepción. En marzo pasado, el gobierno de Italia
anunció la nacionalización de la compañía aérea Alitalia, constituyéndola
en una nueva sociedad íntegramente controlada por el ministerio de
Economía y de Finanzas. En Alemania la canciller Angela Merkel –
primera mandataria desde hace 15 años– informó durante ese mismo
mes de marzo el rescate a la aerolínea Lufthansa por unos 10.000
millones de euros. A cambio la empresa le cederá el 25,1% de su paquete
accionario al gobierno. La nacionalización parcial de  Lufthansa se suma
a la participación accionaria estatal en dos de las empresas más
tradicionales de ese país, como Volkswagen y Daimler Mercedes Benz.
Desde la irrupción del virus Alemania ha otorgado el  50 % de todas las
ayudas de Estado proporcionadas por la UE, que suman alrededor de
1000 billones de euros. Por su parte Francia, que ya es accionista de
referencia en empresas clave de diferentes sectores estratégicos (como
las energéticas Engie y EDF, la teleco Orange, la automovilística Renault
o la aerolínea Air France-KLM), adelantó que inyectará liquidez en
dichas empresas, de las que controla gran parte del capital accionario
desde antes de la pandemia.

A mediados de marzo el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, dispuso


la nacionalización temporaria del sistema de salud privado incorporando
2000 camas al sistema público integrado, para afrontar la emergencia
sanitaria. Además de los centros de atención, se decidió gestionar –en
forma centralizada, bajo la tutela del gobierno– los 9 laboratorios
farmacológicos relacionados con la provisión de medicinas para el
tratamiento del Covid-19. El 23 de abril los integrantes del Parlamento
Europeo comenzaron a debatir un proyecto consensuado referido a los
salvatajes de empresas y las intervenciones en el mercado de los
respectivos países miembros. En su artículo 24, dicho proyecto señala:
“Toda la ayuda financiera (del Estado) a las empresas privadas debe
garantizar la inexistencia de despidos (…); se insta a los Estados
miembros a que prohíban temporalmente la distribución de dividendos
entre los accionistas por parte de las empresas y congelen cualquier
aumento de los ingresos y bonificaciones de los directores; se manifiesta
que cuando el Estado rescata a empresas privadas en sectores
estratégicos, debería convertirse en copropietario como una forma de
garantizar la sostenibilidad y la eficiencia, así como garantizar que el
dinero de los contribuyentes pueda recuperarse después de la crisis”.

El 11 de mayo la Unión Europea aprobó la propuesta consensuada por los


bloques mayoritarios e informó a los gobiernos que la disposición
incluye la potestad de los Estados para nacionalizar todo tipo de
empresas –grandes, medianas y pequeñas, coticen en bolsa o no– pero
deben notificar a Bruselas las intervenciones estatales superiores a los
220 millones de euros. La norma estipula además que existe una
limitación estricta respecto al aumento de los honorarios de los
directivos de dichas empresas (adquiridas, salvadas o rescatadas por la
compra de paquetes accionarios), hasta que la inversión dispuesta por el
erario público sea amortizada por lo menos en un 75 % de la suma
otorgada. Para evitar las ventajas monopólicas que pudieran
profundizarse durante la pandemia, las autoridades europeas
dispusieron la prohibición de adquirir más allá del 10 % de empresas
competidoras. La regulación, además, invita a los gobiernos a
profundizar regulaciones que eviten la evasión fiscal y a garantizar que
el esfuerzo público se vea suficientemente remunerado  por el esfuerzo y
los riesgos asumidos en la recapitalización de las empresas intervenidas,
rescatadas o expropiadas. Para el caso de la recompra futura de las
acciones por parte de las empresas, se estipula la devolución total de los
aportes públicos, más el equivalente a los intereses anuales establecidos.

Al norte del Río Bravo


 

Nacionalizaciones de minas y acerías por parte de Harry Truman.

El nacionalismo de las elites estadounidenses merece una periodización


más retrospectiva, dada la admiración acrítica de las elites locales. Una
apretada síntesis muestra que fue un Presidente demócrata, Woodrow
Wilson, quien nacionalizó los ferrocarriles, la telefonía y el telégrafo,
entre 1913 y 1921. Y fue otro demócrata (el único Presidente que fue
elegido 4 veces) Franklin D. Roosevelt, quien estatizó las empresas
mineras más prominentes, entre 1932 y 1945. Además –para espanto de
las almas liberales biempensantes– durante su gobierno se impuso la
confiscación del oro en posesión de las empresas y de personas físicas
(Orden Ejecutiva 6102 del 5 de abril de 1933). Esta disposición obligó  a
todos los ciudadanos a entregar a la Reserva Federal el oro acopiado,
tanto en forma de monedas lingotes o joyas, a cambio de 20.67 dólares la
onza.

El demócrata Harry Truman nacionalizó entre 1946 y 1950 la mitad de la


red ferroviaria, expropiando 537 compañías. Para legitimar dichas
intervenciones, en septiembre de 1950 promovió la Ley de Producción
para la Defensa (DPA) que desde entonces ha sido renovada medio
centenar de veces. La DPA afirma que «la seguridad de los Estados
Unidos depende de la capacidad de la base industrial nacional para
suministrar materiales y servicios para la defensa nacional y para
prepararse y responder a conflictos militares, desastres naturales o
causados por el hombre”. La próxima renovación de la DPA tiene fecha
de renovación en septiembre de 2025. En diciembre de 1950, Truman
creó la Oficina de Movilización para la Defensa (ODM) afirmando que “el
acero es un material clave en todo nuestro esfuerzo soberano”. Dada las
reticencias de los empresarios para conceder los aumentos salariales
solicitados por el sindicato (United Steelworkers of America), el
Presidente decidió nacionalizar la totalidad de las acerías. Como
justificativo señaló: “El sindicato ha aceptado las reglas –afirmó Truman
en una conferencia de prensa– pero las empresas se niegan a
aceptarlas”. Un año después la Corte Suprema anuló la nacionalización.
En apoyo a Truman los 600.000 se lanzaron a una huelga. Dos meses
después los empresarios aceptaron las condiciones exigidas por el
Presidente y los trabajadores sindicalizados.

Fue otro republicano, Richard Nixon, quien estatizó los servicios


ferroviarios de pasajeros, la Penn Central Railroad (PCR), una de las
empresas más grandes del país que a fines de los años ’60 contaba con
100.000 empleados. Para legitimar su nacionalización el Congreso aprobó
Ley de Servicio al Pasajero y dio origen a Amtrak, de propiedad pública,
que empezó a operar el 1 de mayo de 1971. También durante la
administración de Nixon se realizó el rescate de la empresa Lockheed
con un aporte de 250 millones de dólares. En aquella oportunidad el
entonces Secretario del Tesoro,  William Simon declaró –luego del
salvataje– que “siempre, esos caballeros empresarios proclamaron su
devoción a la libre empresa y su oposición a la intervención arbitraria en
nuestra vida económica por el Estado. Excepto, por supuesto, para su
propio caso, que siempre fue único y que estaba justificado por su
inmensa preocupación para el interés público”.

Fue un demócrata, Jimmy Carter, quien se encargó de impulsar el


salvataje de Chrysler por un monto de 1.200 millones de dólares a cambio
de 14,4 millones de acciones. Su administración impuso, además, la
renuncia del directorio de la empresa, la participación de los
trabajadores en la gestión y la opción estatal de decidir arbitrariamente
sobre la venta de activos. Su opositor político, Reagan, exportó
neoliberalismo, pero a nivel doméstico no se privó de intervenir el
Continental Illinois Bank, en julio de 1984, mediante un rescate de 2.000
millones de dólares a cambio del control del 80 % de su capital
accionario. Además, en 1986 estatizó la Corporación Federal de Ahorros y
Préstamos (FSLIC), que integraba la red de créditos hipotecarios más
extendida de Estados Unidos, compuesta por 4.000 pequeñas cajas de
ahorro y préstamo.

Fue otro republicano, George W. Bush (hijo), quien llevó a cabo el


salvataje de las principales aerolíneas luego del ataque a las Torres
Gemelas, en 2001, aportando 5000 millones de dólares. Como
contrapartida el gobierno se apropió de paquetes accionarios parciales
de todas ellas. El senador republicano promotor de la Ley de rescate,
Peter Fitzgerald, subrayó en el Congreso que “si los contribuyentes están
asumiendo el riesgo, entonces deben participar en los futuros
beneficios”. En noviembre de ese mismo Bush firmó la Ley de Seguridad
de la Aviación y el Transporte con la que se nacionalizó la gestión de
todos los aeropuertos. Al final de su segundo mandato, en 2008, se
estatizaron las compañías hipotecarias Freddie Mac y la Fannie Mae, que
hasta ese momento controlaban el 40 por ciento de todas las hipotecas de
su país. Esta intervención se amplió aún más en 2008 cuando se adquirió
el 77 % de una de las aseguradoras más grandes del mundo, la AIG y el
36% del Citigroup.

El 1 de junio de 2009, General Motors se declaró en quiebra y fue


expulsada de la Bolsa de Nueva York. El gobierno del demócrata Barack
Obama decidió aportar 30.100 millones de dólares para socorrer a los
acreedores, a cambio de la propiedad del 60,8 % de la empresa. Además,
el 11 % quedó en propiedad del gobierno de Canadá y el 17 % en manos
de los Trabajadores Unidos de la Producción Automotriz (UAW). Meses
después Chrysler fue a la quiebra y el Estado repartió las acciones: los
Trabajadores Unidos de la Producción Automotriz (UAW) se quedaron
con el 67 % del paquete accionario y los gobiernos de Estados Unidos y
Canadá con el 13 por ciento cada uno. Para ese salvataje el Departamento
del Tesoro aportó 1.900 millones de dólares. Y fue el demócrata Barack
Obama que le dio continuidad a esta política que llevó a exigir la
renuncia del CEO de General Motors, Rick Wagoner. En 2018 el
republicano Trump plateó la necesidad de subsidiar a los proveedores
de materiales ligados a la energía nuclear a cambio de la adquisición de
paquetes accionarios. Aunque su propuesta fue momentáneamente
desechada, varios analistas consideran que de ganar las próximas
elecciones podrá recurrir a una orden Ejecutiva para controlar ambos
resortes estratégicos de la economía.

Los grupos privilegiados de Argentina y de América Latina suelen


admirar, de los países centrales, aquello que no cuestiona sus privilegios
domésticos. Y suelen ser ciegos a la hora de observar el espíritu
soberano que sustentan muchas de sus regulaciones. Por eso intentan
transformar toda vinculación con lo estatal como una mala palabra.
Habrá que volver a leer a Philip Dick: “La herramienta básica para la
manipulación de la realidad es la manipulación de las palabras. Si puedes
controlar el significado de las palabras, puedes controlar a la gente que
debe usar las palabras”.

María Del Carmen Ojea Dice  17 horas hace

Brillante síntesis, para guardar, difundir y desasnar. No es economía colectivista, es capitalismo reglamentario.
Radicales y conservadores llevaron adelante aún antes que el peronismo la intervencion estatal en el mercado, Plan
Pinedo como ejemplo. En la párrafo nal está la clave, colonizar el sentido común para saquear la tierra.

Jorge Elbaum Dice  17 horas hace

Fe de Errata: (1) Es un billón la cantidad de Euros que han sido otorgados a Alemania (no 1000 billones) y (2)  Franklin
D. Roosevelt, estatizó las empresas mineras  entre  1933 y 1945. (no entre 1922 y 1945)

Pedro Mansilla Dice  18 horas hace

Todos dicen que en Argentina el kilo de pan no puede valer 1U$S, no puede ser que haya hambre , en el granero del
mundo y cuando tenés las respuestas, estafa, evasión, bicicleta nanciera, contrabando , características de Argentinos
encumbrados, No se quiere que se aplique la ley , como que si no lo ven en la tele o en el diario esta mal. Hay mucha
ignorancia.

Juan Dice  21 horas hace

BRILLANTE.
CLARO. Informando. Formando. Y PREPARANDO….para hacer lo mismo acà y ahora.
LOMJE

Carlos Dice  1 día hace

Gracias Jorge. Qué pena que no tenga difusión masiva, aunque…. ¿lo leerían? No por subestimación, sinó por el
bloqueo de los medios hegemónicos. FOPEA reta a Cristina por usar ese cali cativo generoso.

Gerardo Senderowicz Dice  1 día hace

Brillante Jorge.
Para guardar este articulo tuyo en el bolsillo para cada conversación que tengamos a partir de la fecha.
Resumen excepcional para repartir en los bosques de Palermo cada noche.

María Del Carmen Ojea Dice  17 horas hace

Brillante síntesis, para guardar, difundir y desasnar. No es economía colectivista, es capitalismo


reglamentario. Radicales y conservadores llevaron adelante aún antes que el peronismo la intervencion
estatal en el mercado, Plan Pinedo como ejemplo. En la párrafo nal está la clave, colonizar el sentido
común para saquear la tierra.

Alejandro Dice  1 día hace

Dos imprescindibles los domingos muy temprano: Verbitsky y Elbaum. Letra con lo.

Fernando Dice  2 días hace

Los sigo por el Perro … Después de Rodolfo es el mejor Periodista de Argentina…

Stella Capriata Dice  1 día hace

Entiendo que lo que hace décadas se nombró Globalizacion, ha demostrado su fracaso. No se cual será el
destino de la UE, (ya UK esta fuera), pero es indudable que los llamados países del primer mundo han
vuelto a mirar hacia adentro de sus fronteras. Así aparecen las estatizaciones de los recursos esenciales
para un pais:. Ferrocarriles, Aerolínea de Bandera, empresas como las automotrices y materias primas.
Muchos de ellos tienen el saber adquirido de grandes y cruentas guerras, saben como renacer de las
cenizas y defender sus naciones. En Argentina ese criterio quedó totalmente arrasado con el gobierno de
Cambiemos. Ojalá nuestros políticos entiendan de una vez por todas que las «máquinas» que mueven un
país no deben estar en manos extranjeras ni en grupos de poder uni cados que rompen el equilibrio del
país.

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