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Daño.
Concepto.
El art 1737 del Código Civil y Comercial establece el concepto de daño en sentido amplio,
y dispone lo siguiente:
El nuevo Código Civil y Comercial, al igual que el anterior, atribuye otro significado a la
expresión “daño”, al tiempo de considerarlo como elemento o presupuesto de la
responsabilidad civil (daño resarcible).
El daño resarcible, en el nuevo Código, requiere de tal modo de una lesión a un interés
protegido por el derecho (no ilegítimo), individual o colectivo y una consecuencia
perjudicial que se proyecte sobre su patrimonio o sobre la subjetividad del damnificado.
Clasificación.
En el nuevo Código Civil y Comercial solo hay dos categorías de daños: Patrimonial y
Extrapatrimonial (moral).
Lejos de otorgar al daño a la salud o al daño al proyecto de vida, por ejemplo, pretendida
autonomía conceptual y erigirlos en categorías distintas del daño patrimonial o moral, la
normativa pone en evidencia algo distinto: aquello que se resarce es siempre una
consecuencia perjudicial que deriva de la lesión a dichos bienes jurídicos. Y ese detrimento
solo puede ser económico (en cuyo caso el daño es patrimonial) o espiritual (en cuyo caso
el daño es extrapatrimonial o moral).
Tampoco es exacto que el daño moral sea necesariamente transitorio, mitigable por el
transcurso del tiempo.
El daño Extrapatrimonial o moral, puede ser actual o futuro. Lo que algunos autores
denominan “daño al proyecto de vida” o “frustración del proyecto existencial” puede
constituir daño extrapatrimonial o moral dentro de la terminología amplia y flexible de los
arts. 1738 y 1741 del Código Civil y Comercial.
El concepto es tan amplio, que en tanto y en cuanto exista una lesión a un interés
extrapatrimonial, y ella tenga una proyección concreta, se estará en presencia de un daño
moral, inclusive el caso de pérdida de chances afectivas, que deben entenderse resarcibles
como tales.
El daño moral se manifiesta de las más diversas maneras: con dolor físico, tristeza,
angustia, secuelas psicológicas, diversas dificultades en la vida cotidiana y de relación, etc..
Así las cosas, son dos operaciones que deben realizarse: en primer lugar, determinar la
entidad cualitativa del daño moral (su “valoración”). Luego de ello, sigue lo más difícil:
determinar su entidad cuantitativa (esto es, la “cuantificación”).
a) Moral: es el detrimento social que tiene una persona a través de una determinada
circunstancia. Es el daño en el cual importa una modificación disvaliosa del espíritu,
consecuencia de una lesión a un interés no patrimonial, que implica un modo de
estar diferente de la persona y perjudicial para ella.
b) Psicológico: es aquel daño que se considera que es previsible o superable, es una
afección temporal, porque se considera que con algún tipo de tratamiento se puede
superar.
c) Psíquico: se presume que la persona no estaba preparada para sufrir ese daño. Hay
una interrupción de la ley natural, una persona no está preparado para sufrir ese
daño. Hay una perturbación a consecuencia de un hecho traumático que es incurable
para la persona, es decir, una afección definitiva.
BIBLIOGRAFIA.
Ramón D. Pizarro; “Tratado de la Responsabilidad Objetiva”, Tomo I.
Federico A. Ossola; “Responsabilidad Civil”.