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Trabajo práctico.

Alumna: Barceló Ferloni, María Natalia.

Daño.
Concepto.

El art 1737 del Código Civil y Comercial establece el concepto de daño en sentido amplio,
y dispone lo siguiente:

“Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento


jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio o un derecho de incidencia
colectiva”.

El nuevo Código Civil y Comercial, al igual que el anterior, atribuye otro significado a la
expresión “daño”, al tiempo de considerarlo como elemento o presupuesto de la
responsabilidad civil (daño resarcible).

El daño resarcible, en el nuevo Código, requiere de tal modo de una lesión a un interés
protegido por el derecho (no ilegítimo), individual o colectivo y una consecuencia
perjudicial que se proyecte sobre su patrimonio o sobre la subjetividad del damnificado.

Clasificación.

En el nuevo Código Civil y Comercial solo hay dos categorías de daños: Patrimonial y
Extrapatrimonial (moral).

Para Ramón D. Pizarro, de dicha normativa se desprende claramente que el daño se


indemniza por sus secuelas, y por sus consecuencias. O lo que es igual por el detrimento
que resulta de la lesión a un interés individual o de incidencia colectiva protegido por el
derecho. “No existe la posibilidad de resarcir objetivamente un perjuicio por la sola
actividad dañosa”.

Lejos de otorgar al daño a la salud o al daño al proyecto de vida, por ejemplo, pretendida
autonomía conceptual y erigirlos en categorías distintas del daño patrimonial o moral, la
normativa pone en evidencia algo distinto: aquello que se resarce es siempre una
consecuencia perjudicial que deriva de la lesión a dichos bienes jurídicos. Y ese detrimento
solo puede ser económico (en cuyo caso el daño es patrimonial) o espiritual (en cuyo caso
el daño es extrapatrimonial o moral).

La ausencia de sensibilidad o de comprensión del dolor no excluyen su existencia, pues


también en tales supuestos el desvalor subjetivo puede configurarse y ser resarcido. El
sufrimiento no es un requisito indispensable para que haya daño moral, aunque sí una de
sus posibles manifestaciones más frecuentes. Pero la sola pérdida de los sentimientos o de
la posibilidad de encontrarse en una situación anímica deseable, fruto de la lesión a un
interés no patrimonial, es daño moral.

Tampoco es exacto que el daño moral sea necesariamente transitorio, mitigable por el
transcurso del tiempo.

El daño Extrapatrimonial o moral, puede ser actual o futuro. Lo que algunos autores
denominan “daño al proyecto de vida” o “frustración del proyecto existencial” puede
constituir daño extrapatrimonial o moral dentro de la terminología amplia y flexible de los
arts. 1738 y 1741 del Código Civil y Comercial.

En síntesis, en el derecho Argentino solo se establecen dos grandes categorías de daño:


Daño Patrimonial y Extrapatrimonial o moral. El primero está regulado por los arts. 1738,
1745, 1746 y concs. Código Civil y Comercial. El daño extrapatrimonial o moral en el art.
1741 y concs. Código Civil y Comercial. Las lesiones a la integridad psicofísica, a la
estética, a la vida en relación constituyen formas de lesividad (daño en sentido amplio, art
1737 Código Civil y Comercial), que pueden generar (según la índole de los intereses
afectados y de las proyecciones, patrimoniales o espirituales, de sus consecuencias, arts.
1738 y 1741 Código Civil y Comercial) daño patrimonial o daño extrapatrimonial o moral
(o ambos)

Según la clasificación que efectúa Federico A. Ossola:

 El daño Patrimonial es una modificación disvaliosa del patrimonio de una


persona, producto (“consecuencia”) de la lesión a un interés patrimonial que
reposa sobre un derecho de naturaleza patrimonial o extrapatrimonial; y que
se traduce en un modo de estar distinto del patrimonio producto de ese
hecho lesivo, y económicamente perjudicial.

El daño patrimonial produce, siempre, en lo que la persona tiene o debería tener de no


haberse producido el suceso dañoso. De allí que su reparación consiste en “la restitución de
la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso” (art. 1740 CCyC), lo que
importa es borrar (jurídicamente) los efectos nocivos del ilícito, recomponiendo la merma
patrimonial. La indemnización, pues, no genera lucro para la víctima.

Sus especies son:

a) Daño Emergente: es la pérdida o disminución del patrimonio de la victima (art.


1738 CCyC), en razón del hecho dañoso. Importa un empobrecimiento económico
por egreso de valores, y que puede ser actual o futuro.
b) Lucro cesante: se trata de la pérdida del “beneficio económico esperado de acuerdo
a la probabilidad objetiva de su obtención” (art. 1738 CCyC); es decir, las ganancias
frustradas por causa del hecho dañoso.
c) La pérdida de chances patrimoniales: se trata de la pérdida de la oportunidad o
posibilidad de conseguir un beneficio patrimonial, que deriva causalmente del
hecho dañoso. Se trata de la concreta y real frustración de una probabilidad, y esto
es lo que jurídicamente constituye un daño resarcible cierto y no meramente
hipotético.

 El daño Extrapatrimonial es la modificación disvaliosa del espíritu de una


persona, también producto (“consecuencia”) de la lesión a un interés
extrapatrimonial, que reposa sobre un derecho de naturaleza patrimonial o
extrapatrimonial; y que se traduce en un modo de estar de la persona distinto
producto de ese hecho lesivo, y anímicamente perjudicial.

El concepto es tan amplio, que en tanto y en cuanto exista una lesión a un interés
extrapatrimonial, y ella tenga una proyección concreta, se estará en presencia de un daño
moral, inclusive el caso de pérdida de chances afectivas, que deben entenderse resarcibles
como tales.

El daño moral se manifiesta de las más diversas maneras: con dolor físico, tristeza,
angustia, secuelas psicológicas, diversas dificultades en la vida cotidiana y de relación, etc..

Así las cosas, son dos operaciones que deben realizarse: en primer lugar, determinar la
entidad cualitativa del daño moral (su “valoración”). Luego de ello, sigue lo más difícil:
determinar su entidad cuantitativa (esto es, la “cuantificación”).

Entre sus especies podemos mencionar:

a) Moral: es el detrimento social que tiene una persona a través de una determinada
circunstancia. Es el daño en el cual importa una modificación disvaliosa del espíritu,
consecuencia de una lesión a un interés no patrimonial, que implica un modo de
estar diferente de la persona y perjudicial para ella.
b) Psicológico: es aquel daño que se considera que es previsible o superable, es una
afección temporal, porque se considera que con algún tipo de tratamiento se puede
superar.
c) Psíquico: se presume que la persona no estaba preparada para sufrir ese daño. Hay
una interrupción de la ley natural, una persona no está preparado para sufrir ese
daño. Hay una perturbación a consecuencia de un hecho traumático que es incurable
para la persona, es decir, una afección definitiva.
BIBLIOGRAFIA.
 Ramón D. Pizarro; “Tratado de la Responsabilidad Objetiva”, Tomo I.
 Federico A. Ossola; “Responsabilidad Civil”.

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