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Estévez, B. (2016).

Práctica económica y práctica ideológica: posible articulación en


algunos principios teóricos del sistema educativo nacional. En PEDRO
KARCZMARCZYK, (coord.). (2016). Incursiones althusserianas: Sobredeterminación,
ideología e interpelación. (78-101). La Plata: Universidad Nacional de La Plata. Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación. (Estudios/Investigaciones; 59).

79 la práctica social. Con tal categoría demuestra que las diversas prácticas que existen en
una formación social pertenecen orgánicamente a una misma totalidad compleja. De este
modo, por práctica social Althusser entiende a la unidad compleja de las diversas prácticas
que existen en una sociedad determinada, cada una de ellas “es un (sub)sistema específico
de producción cuyo mecanismo autónomo remata en un `efecto pertinente´ (Balibar) que le
es exclusivo” (Karsz, 1970: 36)1.

 Cada práctica está articulada con el resto por un doble criterio: por el modo en que
las restantes prácticas ejercen sus efectos sobre ella y por el modo en que ella ejerce sus
efectos sobre las restantes; pero, como señalamos, las relaciones entre estas diversas
prácticas no ocurren de manera homogénea y lineal, sino sobre la base de una articulación
jerarquizada. Así, tanto la práctica política, como la ideológica y la teórica están
determinadas en última instancia por la práctica económica
80 sobredeterminación. En “Pour Marx” dice Althusser que el concepto de estructura
dominante “define la totalidad marxista como un todo complejo que posee la unidad de
una estructura articulada […] siendo el nivel económico el que determina en última
instancia el elemento que desempeñará el papel de dominante […]” (1965: 6)2.
81 Que la práctica económica sea determinante en última instancia no supone decir que sea
el fundamento de las restantes prácticas, ni que la determinación sea dentro de un esquema
unilateral donde lo económico explicaría por sí solo toda la complejidad de una formación
social. La determinación en última instancia supone que la posición ocupada por otra
práctica depende de la posición relativa respecto de la práctica económica. Dice Balibar
que si bien “en estructuras diferentes, la economía es determinante en cuanto determina la
instancia de la estructura social que ocupa el lugar determinante […] En el modo de
producción capitalista ocurre que este lugar está ocupado por la economía misma […]”
(Althusser y Balibar, 1967: 245)3.
83 Las relaciones de producción, por su parte, son las condiciones sociales del proceso de
producción concernientes “al tipo específico de relaciones que existen entre los agentes de
la producción, en función de las relaciones que existen entre estos agentes, por una parte, y
los medios materiales de producción por otra” (Althusser y Balibar, 1967: 188)4.

1
Karsz, S. (1970). Lectura de Althusser. Buenos Aires: Galerna.
2
Althusser, L. (1965). La revolución teórica de Marx. México: Siglo XXI.
3
Althusser, L. y Balibar, E. (1967). Para leer El Capital. México: Siglo XXI.
4
Althusser, L. y Balibar, E. (1967). Para leer El Capital. México: Siglo XXI.
 por relaciones precisas existentes entre los hombres y los elementos materiales del proceso
de producción” (Althusser y Balibar, 1967: 189)5.
85 Althusser que “para existir toda formación social, al mismo tiempo que produce y para
poder producir, debe reproducir las condiciones de su producción” (1970: 10)6. Debe
reproducir tanto las fuerzas productivas (medios de producción: objeto de trabajo y medios
propiamente dichos; y fuerza de trabajo) como las relaciones sociales de producción.”
86 Althusser destaca un nuevo factor que debe considerarse a la hora de la reproducción de
la fuerza de trabajo: la reproducción de la sumisión al orden establecido por la clase
dominante.
87 La ideología como sistema de representaciones imaginarias:
toda ideología, en su deformación necesariamente imaginaria, no representa las condiciones
de producción existentes […] sino ante todo la relación (imaginaria) de los individuos con
las relaciones de producción y las relaciones que de ella resultan. En la ideología no está
representado el sistema de relaciones reales que gobiernan la existencia de los individuos,
sino la relación imaginaria de esos individuos con las relaciones reales en que viven (1970:
46)7.
Es en la ideología donde los hombres se representan (no donde conocen, ámbito que
corresponde a la ciencia) “la manera en que viven su relación con sus condiciones de
existencia […] relación que expresa más una voluntad (conservadora, conformista,
reformista o revolucionaria) […] que la descripción de una realidad” (Althusser, 1965:
193)8.

87-88 la representación ideológica nos brinda “un sistema de ideas, nociones, instituciones
en el cual y por el cual los individuos, los grupos y las clases se representan la formación
social y sus respectivas situaciones en ella” (Sosa, 2011b: 179)9.
88 la existencia de las ideas de su creencia es material, en tanto esas ideas son actos
materiales insertos en prácticas materiales, reguladas por rituales materiales definidos, a su
vez por el aparato ideológico material del que proceden las ideas de ese sujeto (1970: 50)10.
Agregar a la vacancia teórica de Althusser

5
Althusser, L. y Balibar, E. (1967). Para leer El Capital. México: Siglo XXI.
6
Althusser, L. (1970). Ideología y Aparatos ideológicos de Estado: Freud y Lacan. Buenos Aires: Nueva
Visión.
7
Althusser, L. (1970). Ideología y Aparatos ideológicos de Estado: Freud y Lacan. Buenos Aires: Nueva
Visión.
8
Althusser, L. (1965). La revolución teórica de Marx. México: Siglo XXI.
9
Sosa, M. (2011). La teoría de la Ideología de Louis Althusser. En S. Caletti (Coord.), Sujeto, política y
Psicoanálisis. Discusiones althusserianas con Lacan, Foucault, Laclau, Butler y Zizek (pp.173/191). Buenos
Aires: Prometeo.
89 Althusser sentencia con la tesis de que “no hay práctica sino por y bajo una ideología”
(1970: 51)11.

BUTIERREZ, L. (2016). Elogio al fracaso. Perspectivas políticas para el procesode


subjetivación en Althusser y Lacan. En KARCZMARCZYK, P. (coord.). (2016).
Incursiones althusserianas: Sobredeterminación, ideología e interpelación. La Plata:
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
(Estudios/Investigaciones; 59).

102 algunas hipótesis en torno a la necesariedad en el proceso de subjetivación, a partir del


concepto de interpelación ideológica que Louis Althusser para vacancia teórica

105 la ideología tiene una existencia material.


108 la reproducción de las condiciones de producción tiene como meta la mantención de
una formación social configurada.
118 no hay otra opción para las formaciones sociales que fijar o sujetar a los individuos en
diferentes esferas de actividad para lograr así reproducir sus condiciones de producción.
121 la configuración discursiva que acompaña los procesos de subjetivación que
122 la teoría de Althusser subraya que la cuestión de fondo en el mecanismo de
interpelación ideológica es lograr mantener una formación social por medio de la
reproducción de sus condiciones de producción.
Allí el concepto de ideología, a través de la interpelación ideológica, cumple la función
fundamental de fijar a los sujetos al sistema de producción por medio de funciones
específicas y de su constitución subjetiva.
123 De este modo, la ideología representa en el sujeto (imaginariamente) una relación
imaginaria con sus condiciones de existencia.

HERNÁNDEZ, S. y ROMÉ, N. (2012). Sobredeterminación, discurso y sujeto político.


Aportes teóricos en comunicación. Debates y Combates, 7, 75-108.

76 Este artículo presenta las coordenadas de un campo de problemas que se teje en los
cruces de distintas búsquedas teóricas en la tradición marxista, el psicoanálisis y las teorías
del discurso. Agregar a la justificación del abordaje teórico-metodológico

10
Althusser, L. (1970). Ideología y Aparatos ideológicos de Estado: Freud y Lacan. Buenos Aires: Nueva
Visión.
11
Althusser, L. (1970). Ideología y Aparatos ideológicos de Estado: Freud y Lacan. Buenos Aires: Nueva
Visión.
78 Nos encontramos así ante un núcleo fecundo para los estudios en comunicación, cuyo
centro ubicamos en los procesos de la producción social de las significaciones.
 atravesada por las problemáticas de la discursividad, la constitución subjetiva y la
ideología.
 diversos esfuerzos teóricos provenientes de distintas disciplinas. En ellos se articulan, con
sus matices, reflexiones en torno a la ideología, lo inconsciente, lo estructural y se producen
nociones del discurso y/o de la discursividad de diferentes alcances
79 la problemática althusseriana deviene una suerte de…terreno fecundo para avanzar…
que atraviesan nuestra tarea de producción teórica.
80 haciendo lugar a una pregunta por la eficacia estructurante de lo imaginario,
 Nuestro trabajo de investigación se inscribe entonces –en un sentido laxo- en ese espacio de
problemas teóricos que puede identificarse como problemática althusseriana. Conviene
aclarar que entendemos por problemática aquello que el propio Althusser sugiere: una
matriz conceptual inmanente a las prácticas teóricas y por lo tanto, efecto de ellas y no
cláusula jurídica, ni rígida doctrina de pensamiento. Es decir que, en sentido estricto,
leemos a Althusser y esto supone que hacemos pie en sus textos, para forzar su teoría hasta
sus extremos porque, tal como el concepto mismo de problemática lo indica, ésta excede
largamente la palabra de autor, es interior-exterior a ella y produce sus reverberaciones (no
cualesquiera, desde luego) en otras voces.
81 En esta matriz,
 Preguntarse por la filosofía materialista –en Marx y más allá de Marx— es siempre, en la
perspectiva althusseriana, preguntarse por su vínculo con la historia, o mejor todavía, su
compromiso en lo histórico.
85 la noción de ideología la que cobra relevancia y nos interesa destacar.
86 la práctica ideológica, cuya principal función es la de producir la evidencia de lo dado?
 no es la demostración o la explicación de una coyuntura, sino una forma de interrogarla

87 Allí, en el lugar de la duración de una forma subjetiva, reencontramos la función de la


ideología: esa dimensión de prácticas capaces de sostener como evidente y natural una
forma advenida, capaces de borrar la historicidad de su funcionamiento, poniéndola a
disposición de un orden que se vive como siempre-ya advenido. La ideología sostiene la
legalidad de ese orden, inviste sus fisuras, unifica sus formas de pensamiento, en síntesis:
cumple la función de re-poner la garantía ausente y lo hace disponiendo el lazo entre
subjetividad y orden.
88 Althusser no sólo plantea la Ideología como un proceso cuyo efecto se inscribe en las
prácticas que organizan nuestra experiencia de la realidad (Ackerman, Morel y Sosa, 2012:
191)12

88-89 En el planteo de Althusser, la ideología es un dispositivo constitutivo, irreductible, de


la vida social, encargado de producir la evidencia que tiene por función “garantizar” la
inmutabilidad de las relaciones complejas que sostienen una formación social, por
definición infundada. Dicho dispositivo nunca existe antes de los efectos que produce, ni al
12
Ackerman, S., Morel, P. y Sosa, M. (2012): “Ideología, política y goce. Articulaciones posibles” en:
AA.VV., Memorias de las II Jornadas “Espectros de Althusser: diálogos y debates en torno a un campo
problemático”. (188-203). Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales,
Carrera de Ciencias de la Comunicación.
margen o por debajo de esos efectos, sino que su realidad se agota en los productos de su
funcionamiento. Desde esta perspectiva, “la instancia ideológica tiene una existencia
absolutamente material, está siempre-ya encarnada en las prácticas sociales, en las
relaciones de producción, en ese conjunto de dispositivos discursivos e institucionales que
Althusser denomina Aparatos Ideológicos de Estado” (Viterbo, 2009: 5). Lo ideológico
tiene como efecto y función no sólo la configuración de formas subjetivas convenientes,
ajustadas, al orden social en el que se inscriben, sino también, simultáneamente, la
producción de la evidencia de esas mismas relaciones, que las hace aparecer como un
fenómeno natural, borrando su carácter histórico.

 la performatividad específica de lo ideológico no debe buscarse únicamente en sistemas


superestructurales cristalizados, sino que se sitúa en el nivel mismo de constitución
subjetiva. Dicha subjetivación se realiza a través de una operación específica: la
interpelación, en tanto AGREGAR AL MARCO TEÓRICO

[…] mecanismo a partir del cual los individuos son producidos como sujetos,
constituidos y reconocidos en tanto que sujetos. Esto supone que la interpelación
ideológica instituye la categoría de sujeto como un efecto de su propia
perfomatividad, pero que además la instituye de manera tal que, lejos de presentarse
como resultado de ese mecanismo, se re-presenta como una evidencia primera y
fundante. (Viterbo, 2009: 7). Agregar en el paréntesis del marco político sobre el
sujeto como efecto de la interpelación

Resulta así que lo que toma forma y se precipita por el dispositivo de la interpelación es la
propia subjetividad de los hombres, si por ella entendemos ese lugar “interior” en el que se
reconocen como idénticos a sí mismos, el punto de inscripción subjetiva en la trama de
relaciones que componen su realidad. La interpelación ideológica coloca a los hombres en
condiciones de representarse como sujetos en el lugar que se le ha reservado en las
relaciones sociales de producción, y de vivir el discurso ideológico –y el mundo que en él
se teje- como el producto de sus propias razones, de su propio albedrío, de su propia
identidad (Viterbo, 2009).
Ahora bien, Althusser agrega que el efecto específico de la ideología no es únicamente el
reconocimiento -del sujeto en el discurso ideológico- sino más bien éste en su relación con
el desconocimiento del proceso mismo de interpelación que organiza ese reconocimiento de
los individuos como sujetos.
90 El concepto de interpelación ideológica resulta productivo, entonces, para pensar modos
específicos de constitución subjetiva

 la teoría de la ideología althusseriana plantea la imbricación entre el Orden Simbólico y los


procesos de subjetivación, lo cual ofrece una apertura fecunda hacia la investigación en
torno de la relación entre subjetividad y discurso.
91 la instancia de lo ideológico juega un papel particularmente fecundo y protagónico ya
que es la atmósfera que dota de cierta “coherencia” a la realidad social
92 La problematización de la producción social de significaciones se relaciona, por un lado,
con la irradiación del planteo althusseriano acerca de la ideología como una instancia
inescindible de la vida social, inherente a la existencia misma de vínculos sociales; y, por el
otro, con la imbricación borromea entre los tres registros lacanianos, donde el entramado
simbólico-imaginario (perpetuamente atravesado/sostenido por lo Real) constituye una
trama de sentido que soporta la vivencia subjetiva sobre la imposibilidad misma de su plena
constitución o, lo que es lo mismo, sobre su condición escindida.

 también entienden que la significación es una de las dimensiones fundamentales de la vida


social y que cualquier pretendido acceso “al ser de las cosas” no puede ser sino un efecto de
evidencia socialmente constituido (Hernández et al., 2012).
Pêcheux → un planteo que dé cuenta de lo discursivo en articulación con una concepción
de lo ideológico en términos de una mirada centrada en los procesos históricos a-subjetivos
de producción discursiva.

Terriles, R. (2009). La Ideología en cuestión: las posiciones encontradas de Althusser y


Foucault. 5º Jornadas de Jóvenes Investigadores. Instituto de Investigaciones Gino
Germani. Buenos Aires. Recuperado de
http://webiigg.sociales.uba.ar/iigg/jovenes_investigadores/5jornadasjovenes/EJE9/Mesa
%20politica,%20ideologia%20y%20poder/TERRILES_%20Ricardo.pdf

2-3 la hipótesis de Balibar, según la cual “en formas constantemente renovadas, un


verdadero combate con Marx se extiende por toda la obra de Foucault y es uno de los
resortes esenciales de su productividad” (Balibar, 1990: 49) 13. Esta hipótesis resulta una
guía necesaria a la hora de encarar un análisis comparativo de la producción teórica de
Althusser y Foucault, ya que la cuestión de la posición ante el legado de Marx –entendido
aquí como proyecto teórico-político– es, de manera eminente, lo que define y resume sus
diferencias. Se trata, podría decirse, de dos modos diferentes de concebir el materialismo
histórico: el de Foucault radicaliza la historicidad, mientras que el de Althusser mantiene
(con matices), la necesidad de una clave de inteligibilidad para abordar lo social, esto es, un
pensamiento de las condiciones de su estructuración en tanto que relación social.
3 Foucault manifiesta su rechazo a la noción de ideología → se hace consistente durante el
período en que adopta el enfoque genealógico, pero tiene antecedentes que conviene
considerar.
4-5 Desde el enfoque arqueológico, Foucault puede demostrar que los discursos (como es el
caso de las “ciencias del hombre”) no reflejan o representan la realidad, sino que la ciernen
en los marcos que ellos mismos construyen. Por ello, lo que se está criticando es una
concepción de la ideología que la piensa como manifestación (reflejo o expresión en la
conciencia) de la dinámica estructural, y que por ende supedita a esa dinámica el desarrollo
del nivel ideológico.

13
Balibar, Etienne (1990) “Foucault y Marx. La postura del nominalismo”, en Balibar et al. Michel Foucault,
filósofo. Barcelona. Gedisa.
La perspectiva genealógica recoge las adquisiciones de la arqueología y enfatiza la
caracterización pragmática de los discursos, para pensarlos como elementos tácticos y
estratégicos inscriptos o articulados en las relaciones de poder.
8 Las sociedades humanas secretan la ideología como el elemento y la atmósfera misma
indispensable a su respiración, a su vida histórica. (1967: 192).
8-9 La ideología aparece así como una cierta representación del mundo, que liga a los
hombres con sus condiciones de existencia y a los hombres entre sí en la división de sus
tareas, y la igualdad o desigualdad de su suerte (1968: 49)14.
9 "la ideología tiene por función asegurar la ligazón de los hombres entre sí en el conjunto
de las formas de su existencia, la relación de los individuos con las tareas que les fija la
estructura social" (1968: 54).
10 la instancia ideológica es una de las dimensiones constitutivas de toda formación social,

PÉREZ NAVARRO, P. F. (2007). Dos extraños compañeros de cama. La ideología y el


poder en Althusser y Foucault. En Tabula Rasa, N° 7, Julio-Diciembre 2007, pp.149-
178. Bogotá, Colombia. Disponible en https://www.revistatabularasa.org/numero07/dos-
extranos-companeros-de-cama-la-ideologia-y-el-poder-en-althusser-y-foucault/

151 el aporte de Althusser es crucial para comprender por qué los procesos de subjetivación
posmodernos no se sostienen sin presuponer una noción de verdad aunque esa verdad sea
inalcanzable o entendida como un ideal regulador

 En primer lugar voy a exponer las razones por las que la ideología sólo puede entenderse
por contraposición a una presupuesta teoría de la verdad, a la que Althusser denomina
ciencia. En segundo lugar, voy a mostrar cómo la ideología, a pesar de su falsedad
constitutiva, puesto que no representa ningún tipo de conocimiento verdadero sobre el
mundo, tiene una facultad productiva, es decir, produce realidades sociales y psíquicas. Su
carácter eminentemente pragmático se traduce en procesos y rituales de tipo material o
físico que tienen consecuencias prácticas inmensas en la forma en que los individuos se
entienden a sí mismos y al mundo que los rodea.
152 la teoría de la interpelación de Althusser y la visión disciplinaria de la sociedad de
Foucault tienen profundas afinidades: ambos destacan con igual intensidad el carácter
material y performativo de la producción de sujetos.
157 La ideología funciona desde dentro tanto como desde fuera produciendo una red de
verdades «subjetivas»; donde por subjetivo debemos entender no que afectan al sujeto, sino
que lo constituyen, lo subjetivizan. La ideología, en tanto que ilusión, produce el efecto
fundamental por medio del cual creemos ser sujetos libres y autónomos con una identidad
propia, distintos de los demás, con una «personalidad» distintiva y característica.
159 Althusser sostiene que la ideología representa de forma imaginaria las condiciones
reales de existencia.

Althusser, Louis (1968) “Práctica Teórica y Lucha Ideológica” en La filosofía como arma de la revolución.
14

Córdoba: Pasado y Presente.


 Proporciona una suerte de mapa imaginario de la totalidad social, de este modo su falsedad
se vuelve absolutamente indispensable.
160-161 Althusser da una versión materialista de la constitución de la subjetividad por
medio del llamado ideológico que denomina interpelación. → la interpelación es el
procedimiento por medio del cual los individuos se constituyen en sujetos; ese, y no otro, es
el f in último de la ideología:
166 Su hipótesis de partida consiste en que «en todo sociedad la producción del discurso
está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por un cierto número de
procedimientos que tienen por función conjurar los poderes y peligros, dominar el
acontecimiento aleatorio, y esquivar su pesada y terrible materialidad» (Foucault, 1987:11).

 Esta problemática se inicia dentro del ámbito del discurso tratando de explicar por qué la
materialidad del mismo en tanto que «acontecimiento enunciativo» queda fijada en unos
parámetros preestablecidos. Se pregunta cuáles son los sistemas de sujeción que atrapan a
los discursos para controlarlos y neutralizar su potencial «salvaje».
En su anterior labor arqueológica, Foucault distinguía entre el acontecimiento discursivo,
-con su carácter aleatorio, material, discontinuo e imprevisible- y aquellos discursos ya
domesticados dominados por la representación, discursos en los que nos reconocemos. Por
tanto, en Foucault existe una oposición entre acontecimiento (discursivo) y representación.
Lo que permite el paso del primero al segundo es la influencia de un poder de control. En
El orden del discurso, el autor trabaja con una imagen negativa del poder, una imagen
según la cual el poder coacciona, impide, prohíbe, censura.

 la hipótesis de un poder represivo basto y masivo, que Althusser atribuye a los aparatos de
estado, esconde la existencia de otra modalidad de poder más insidiosa y sutil que urge
analizar: su capacidad de fabricar seres «normales» (Foucault) o construir la «realidad
vivida» (Althusser). En términos generales, ya no nos encontramos frente a un poder que
nos impide «llegar a ser lo que somos» (Morey, 1983: 243) 15 sino de frente a un poder que
nos hace ser lo que somos.

 Como explica el propio Foucault en una entrevista: «lo que hace que el poder se sostenga,
que sea aceptado es simplemente que no pesa sólo como potencia que dice no, sino que cala
de hecho, que produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos; hay que
considerarlo como una red productiva que pasa a través de todo el cuerpo social, mucho
más que como una instancia negativa que tiene por función reprimir»
167 Las relaciones de poder no se limitan a obstaculizar, limitar, falsear o facilitar el
discurso, no le son exteriores sino internas, son constitutivas, lo producen.
170-171 Pero debemos dejar claro que el individuo no es sólo el producto ficticio de una
representación ideológica; es también una realidad fabricada por esta tecnología de poder
que se llama disciplina. «Es necesario cesar de describir los efectos (de la ideología) en
términos negativos: “excluye”, “reprime”, “rechaza”, “censura”, “abstrae”, “enmascara”,
“esconde”. De hecho, el poder produce; produce lo real; produce dominios de objeto y

15
Morey, Miguel. 1983. Lectura de Foucault. Madrid: Taurus.
rituales de verdad. El individuo y el conocimiento que podemos tener de él revelan esta
producción» (Foucault, 1984:196-197)16.
Si el Estado es el ámbito de la Ley, el taller y la fábrica son el ámbito de la norma. Por
medio de la disciplina se fabrica al hombre normal y se normaliza a poblaciones enteras.
Sin embargo, Foucault tiende a olvidar o infravalorar la dimensión psíquica que refuerza la
aplicación de la disciplina por medio del auto sometimiento plenamente consentido y
aceptado por el individuo y que, como señalé, apunta a un sentimiento de culpa abstracto y
primordial.

BENENTE, M. (2015). Ideología y crítica en Michel Foucault. La cuestión del sujeto. En


Revista Praxis Filosófica Nueva serie, N°. 40, Enero-Junio 2015. pp 183-206. CONICET,
Universidad de Buenos Aires, Argentina. Disponible en
http://www.scielo.org.co/pdf/pafi/n40/n40a08.pdf

196 el sujeto, el cuerpo y el individuo son efectos, y no presupuestos, de las relaciones de


poder.

 en lugar de estudiar el centro del poder había que indagar “los cuerpos periféricos y
múltiples, esos cuerpos constituidos, por los efectos de poder, como sujetos” (Foucault
1997: 26), y casi a renglón seguido de presentar al sujeto como efecto de las relaciones de
poder, alude al individuo: “el individuo no es quien está enfrente del poder; él es del poder,
creo, uno de sus efectos primeros” (Foucault 1997: 27).
197 Las disciplinas no consagran el poder a alguien en particular, no lo concentran en un
individuo visible, sino que se aplica “sobre el cuerpo y debe ser por ese nuevo poder
tornado «dócil y sumiso».” (Foucault 2003: 23). El poder funciona en red y su “visibilidad
no radica más que en la docilidad y la sumisión de aquellos sobre quienes se ejerce”
(Foucault 2003: 24).

 En paralelo a que Foucault se distanciaba de la noción de ideología porque ella suponía la


de Sujeto, mostraba que el sujeto era uno de los efectos del poder disciplinario: a un Sujeto
fundamento le oponía un sujeto efecto.
200 Frente al diagnóstico de un cuerpo dócil como resultado de prácticas disciplinarias
203 La ideología interpela, siempre ya, a los individuos como sujetos. El poder
disciplinario constituye –no siempre ya puesto que Foucault no pretende estipular una
teoría válida para todo tiempo y lugar– a la subjetividad. En un caso el sujeto es efecto de
una práctica ideológica, en el otro es efecto de una práctica disciplinaria.

CANALES RODAS, J. (2012). El procedimiento arqueológico en Foucault. En “La


arqueología del saber” de Michel Foucault o la caja de herramientas: un análisis
enunciativo de resistencia a los dispositivos. Repositorio Académico de la Universidad de
Chile. Disponible en http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/111480

16
Foucault, Michel. 1984. Vigilar y castigar. Buenos Aires: Siglo XXI.
14 un análisis de la formalización de las series discursivas y su operación práctica en
conjunto

 Para Foucault, será en la formación y la composición de estas formaciones discursivas del


saber, el lugar donde la delimitación histórica de la experiencia tendrá lugar.
15 en la Arqueología del saber → la presentación de un nuevo procedimiento de análisis
histórico, la descripción arqueológica,
16 El análisis del discurso ya no será por medio de todos estos elementos, si no estará
dirigido directamente al acontecimiento discursivo y a aquel juego de relaciones que se da
en el campo discursivo (sus características de formación, sus condiciones de su existencia,
sus límites, sus correlaciones con otros enunciados, las formas de enunciación que excluye)
que hacen que exista de ese modo y no otro, ocupando un lugar que ningún otro enunciado
podría ocupar (Foucault, 2003: 45)17. Ya no se trata de dilucidar, como si hubiese algo
oculto que se debe develar, “qué es lo que en el fondo se decía en lo dicho”. La pregunta es
más bien por la existencia singular y rara del enunciado, como acontecimiento discursivo
que irrumpe en un determinado momento y lugar. MARCO TEÓRICO
17 El campo enunciativo que rodea en cada caso al enunciado, aparece como el lugar donde
se ejercen las reglas que delimitan y forman aquello que es dicho así como también
determinan aquello que no se dijo, lo que fue excluido por ellas. MARCO TEÓRICO

 A estos conjuntos de determinaciones, Foucault los llamará los sistemas de dispersión: los
campos de posibilidades estratégicas, las formas de repartición y las reglas de formación,
que al describirlos, darán lugar a las formaciones discursivas, las series enunciativas que
serán el objeto de análisis de la arqueología. MARCO TEÓRICO
17-18 las dimensiones no serán ni las relaciones lógicas ni las vinculaciones semánticas: los
enunciados se analizarán desde los juegos de reglas, de relaciones y limitaciones, de
formación y transformación que se encontrarán en este espacio que no responde a los
criterios jerárquicos ni de continuidad con los que se analizaba el discurso
tradicionalmente. Este espacio que se encuentra en torno al enunciado, donde
encontraremos los elementos que nos permitirán describir la especificidad de las
formaciones discursivas que allí se constituyen, puede dividirse en tres niveles:
21 Los objetos, que son aquello de lo que los enunciados hablan, no serán el criterio que
determinará la unidad de cierta serie de enunciados, como lo eran bajo el análisis clásico
del discurso. Serán los propios conjuntos de enunciados que producirán a los objetos, los
que establecerán su aparición como derivación de los límites de su campo, que serán las
condiciones existenciales del objeto, sin definir su constitución interna, pero si definiendo
su aparición:

 lo más relevante para el filósofo sobre los objetos en el análisis enunciativo, es que para
definirlos se haga referencia a las reglas, al “nexo de las regularidades que rigen su

17
FOUCAULT, M. (2003). La arqueología del saber. Traducción de Aurelio Garzón del Camino. Buenos
Aires: Siglo XXI.
dispersión”, lo que en su aparición histórica permite su formación y constitución como
objetos de un discurso.
22 La fuente del discurso es el “campo anónimo” de prácticas, y no el sujeto: “No se deben
situar ya los enunciados en relación con una subjetividad soberana, sino reconocer en las
diferentes formas de la subjetividad parlante efectos propios del campo enunciativo”
(Foucault, 2003: 207).
Así la pregunta de por qué se dice lo que se dice y por qué se ha enunciado de cierto modo
determinado, no dependerá de una subjetividad, sino de los cambios sistemáticos en las
prácticas discursivas: quién tiene derecho a hablar (a establecer un enunciado), desde qué
lugar emana un enunciado y qué posición ocupa el sujeto del discurso. Por ello, en una
formación discursiva, se pueden encontrar varios planos hablando, dispersos y no-
unificados por ninguna síntesis (de una subjetividad psicológica o de un sujeto
trascendental). El discurso no se puede seguir concibiendo como un fenómeno de expresión
sino cómo, respecto al sujeto, un campo de regularidad para diversas posiciones de
subjetividad.

 Los conceptos en el análisis del enunciado no remiten su aparición en el discurso ni a un


horizonte de idealidad ni a una génesis empírica de las abstracciones. La emergencia de los
conceptos en los discursos se explica por medio de sus reglas de formación. Es decir, por la
manera en como los diferentes grupos de conceptos sobre los enunciados, muchas veces
dispares, se encuentran en relación unos con otros en el campo discursivo donde aparecen y
circulan: entre ellos pueden existir distintas formas de sucesión, de coexistencia, de
intervención sobre los enunciados; de relaciones que constituyen esquemas conceptuales
que determinan de qué modo los enunciados se ligan unos con otros en cierto tipo de
discurso. Estas regularidades conceptuales operan al interior del discurso, o mejor dicho, en
la superficie misma del discurso donde los enunciados se relacionan entre sí.
23 Estas tres unidades prestablecidas de análisis (objeto, sujeto y concepto) que han sido
redefinidas por Foucault en relación a sus reglas de formación en la práctica discursiva,
componen los sistemas de formación que definen las reglas específicas de un discurso, las
que lo hacen existir como tal, por la regularidad de una práctica. El sistema de formación:
“un haz complejo de relaciones que funcionan como regla: prescribe lo que ha debido
ponerse en relación, en una práctica discursiva, para que ésta se refiera a tal o cual objeto,
para que ponga en juego tal o cual enunciación, para que utilice tal o cual concepto, para
que organice tal o cual estrategia.” (Foucault, 2003: 123)
Estas regularidades son las que articulan, por medio de principios, a una serie de
acontecimientos discursivos en relación a otras series de acontecimientos,
transformaciones, mutaciones o procesos.

 Esta trama de relaciones múltiples entre acontecimientos discursivos, que el análisis de las
formaciones discursivas descubre, no es efectivamente la misma trama del texto en sí. Esta
madeja de relaciones articuladas en cierto orden son las que “caracterizan ciertos niveles
del discurso y definen unas reglas que aquél actualiza en tanto que práctica singular”
(Foucault, 2003: 126)
26 El enunciado no se encuentra nunca “libre”, ya que siempre está situado en un
determinado campo enunciativo, del que forma parte teniendo un rol entre los demás
elementos, apoyándose y distinguiéndose de ellos, entrando en el juego enunciativo donde
siempre está jugando un papel específico. Finalmente la última de las condiciones descritas
por Foucault para la función enunciativa será la de tener una existencia material: el
enunciado no puede darse si no es en unas coordenadas específicas y, al interior de un
espesor material, que no sólo será condición de su existencia como enunciado, sino que
también lo constituirá cómo tal.

 Foucault describirá el régimen de materialidad repetible que caracteriza al enunciado como


el “del orden de la institución más que de la localización espacio-temporal: define
posibilidades de reinscripción y de transcripción (pero también de umbrales y de límites)
más que individualidades limitadas y perecederas.” (Foucault, 2003: 173)
27 No se trata de describir el “enunciado” en sí, sino de describir aquello que hizo que
fuese un enunciado y no otra cosa, que apareciera en tal momento o que no lo hiciese,
refiriéndose al nivel enunciativo de la serie.
27-28 Todo esta descripción de los enunciados (de la función enunciativa que porta, de las
condiciones, de los dominios que supone, de la manera en que se articulan) sacan a la luz lo
que podrá individualizarse como formación discursiva, o en otras palabras, que la
regularidad de los enunciados estará definida por la misma formación discursiva: cuando se
analiza a las formaciones discursivas, “las cuatro direcciones en las cuales se le analiza
(formación de los objetos, formación de las posiciones subjetivas, formación de los
conceptos, formación de las elecciones estratégicas) corresponden a los cuatro dominios en
que se ejerce la función enunciativa. ” (Foucault, 2003: 196).
Ésta será uno de los rasgos característicos que tendrá el análisis de las formaciones
discursivas: la búsqueda de la regularidad del enunciado, del principio por el cual han
podido aparecer esos enunciados y no otros,

 Otro rasgo que caracteriza al análisis de los enunciados es que los tratará siempre en su
forma de exterioridad,

 El análisis enunciativo quiere restituir la dispersión de los enunciados, ubicarlos en ese


espacio desplegado sin profundidades que está lleno de vacíos, lagunas y discontinuos; y
que su ubicación no implique ni rastro ni resultado de ninguna otra cosa más.
29-30 se puede analizar al discurso “puro”, es decir, en su nivel enunciativo, cuyo
contenido será agrupado por Foucault bajo el nombre de positividad del discurso.
La forma de la positividad será la que delimite al discurso en el tiempo, la que determine
su ubicación en un espacio donde múltiples discursos se encuentran hablando de a misma
cosa, al mismo nivel o a la misma distancia, desplegando el mismo campo conceptual,
luchando en el mismo campo de batalla; es decir, la positividad –más las condiciones
necesarias para que la función enunciativa se lleve a cabo– van a determinar el campo en
que eventualmente pueden desplegarse identidades formales, continuidades temáticas,
traslaciones de conceptos, juegos polémicos. (Foucault, 2003: 214-215) Este espacio que
está determinado por la positividad, será el a priori histórico del discurso: la condición de
realidad de unos enunciados a través de un grupo de reglas impuestas sobre el discurso –no
desde afuera, sino desde el mismo, desde su superficie – que determinara los umbrales de la
dispersión temporal del discurso (que también pueden ser transformados por los mismos
elementos que determina). Este a priori no será formal si no empírico, ligado a una
contingencia, a un devenir efectivo que dará cuenta de la regularidad específica del discurso
y no a ninguna “necesidad” que estuviese desplegada en el discurso.
32 En la arqueología no se busca encontrar ni originalidades, ni continuidades, ni
totalizaciones como ocurre en la historia de las ideas; sino lo que se busca a través de las
descripciones es distinguir ciertas regularidades en el discurso. Esta homogeneidad de las
regularidades enunciativas u homogeneidad enunciativa, donde encontraremos las
regularidades del discurso, serán las que determinarán los periodos enunciativos en un
tiempo particular INTRO + MARCO TEÓRICO
34 no es posible seguir pensando en una formación discursiva como forma continua y
única, si no como lugar de múltiples disensos que la arqueología se encargará de encontrar

 el análisis arqueológico, al caracterizar y describir a formaciones discursivas

 Al evidenciar la especificidad de las formaciones discursivas y la distancia que existe con


otras formaciones, también se libera el juego de las analogías y diferencias que aparecen al
nivel de las reglas de formación (Foucault, 2003: 269, 270)
36 La arqueología no dejará de lado la temporalidad de las formaciones, pero lo hará
mostrando aquellas relaciones que caracterizan esta temporalidad y la articulan en series
que se entrecruzan, dejando de lado la idea del cambio en las formaciones meramente como
sucesión y continuidad: se trata de mostrar el entrecruzamiento que se produce entre
relaciones sucesivas con otras que no lo son –los vectores temporales de derivación–, ya
que las reglas de formación no se relacionan de manera uniformemente simultánea:
“Existen relaciones, entronques, derivaciones que son temporalmente neutros, y existen
otros que implican una dirección temporal determinada.” (Foucault, 2003: 282).
36-37 que lo “continuo” de las formaciones discursivas es algo que también debe ser
analizado, en tanto, de la misma manera, está formado según las condiciones y reglas de
dispersión;
SEGUIR ACÁ

Castro, E. (2004). El vocabulario de Michel Foucault. Un recorrido alfabético por sus


temas, conceptos y autores. Buenos Aires, Prometeo/Universidad Nacional de Quilmes.

46 Foucault se ha ocupado de la función-autor en L’Archéologie du savoir, L’Ordre du


discours y en una conferencia en la Société Française de Philosophie, “Qu’est-ce qu’un
auteur?”
46-47 El “autor” no funciona como un nombre propio; la relación entre el autor y lo que
nombra no es isomorfa con la relación entre el nombre propio y el individuo que designa.
 relación entre el autor y lo que nombra no es isomorfa con la relación entre el nombre
propio y el individuo que designa.

 ejerce cierto papel respecto de los discursos: asegura una función de clasificación; un
nombre de este tipo permite agrupar cierto número de textos, delimitarlos, excluir algunos,
oponerlos a otros.

 La función autor es pues característica del modo de existencia, de circulación y de


funcionamiento de algunos discursos dentro de la sociedad”

Kaplan, L. (2019). Cambiemos y la construcción de una nueva institucionalidad en torno


al trabajo. Perspectivas, Revista de Ciencias Sociales, 7, 151-167.

152 la promoción un nuevo sujeto económico, “el emprendedor”, prototipo de trabajador


encubierto que, desprovisto de garantías y protecciones sociales, sólo dispone de sus
capacidades individuales para conseguir un ingreso.
162 Una nueva forma de concebir al trabajo y al sujeto trabajador
163 La voluntad de tornar cada vez más difuso y de encubrir el vínculo laboral se expresa
con toda claridad en la construcción y el fomento del emprendedor, como nuevo sujeto
económico. El “emprendedurismo” puede ser comprendido bajo una nueva lógica que
implica “deslaboralizar” (Goldin, 2014)18 amplios sectores de la fuerza de trabajo y
reconstruir al sujeto trabajador bajo los parámetros del sujeto liberal: un individuo que se
hace a sí mismo por medio de sus capacidades.

 El trabajador es considerado, entonces, un “empresario de sí mismo”, alguien que


debe invertir en sus capacidades para incrementarlas y mejorarlas, procurando
maximizar sus retribuciones (Foucault, 2009; Laval y Dardot, 2013). La figura del
emprendedor expresa, entonces, de forma más acabada la convicción neoliberal de
individualizar las relaciones sociales y de reducirlas a un conjunto de contratos
individuales entre iguales.

 Los responsables de estas plataformas se niegan a reconocer la relación laboral


existente, pero al momento de garantizar la satisfacción del consumidor y la
continuidad del negocio, las plataformas diseñaron un mecanismo de evaluación del
servicio y de sanciones que tiran por la borda la fantasía de creer que de lo que se
trata es de un vínculo entre iguales.
164 estrategias de individualización de las relaciones laborales.

 se puede afirmar que durante este período se instituyó un nuevo sentido sobre el
trabajo,

18
Goldín, A. (2014), Políticas laborales: rupturas, continuidades y retos en contextos cambiantes. En
CARLOS ACUÑA (comp). El Estado en acción – Fortalezas y debilidades de las Políticas Sociales en la
Argentina. (109-154). Siglo XXI Editores.
Chartier, R. (1999). Trabajar con Foucault: esbozo de una genealogía de la función-autor.
Signos históricos, 1, 11-27.

11 1969, Foucault distinguía dos problemas, a menudo confundidos por los historiadores:
por un lado, el análisis sociohistórico del autor como individuo social y los diversos
interrogantes que se vinculan a esta perspectiva

 y, por otro, la construcción misma de lo que llama la “función-autor”, es decir “la


manera en la que un texto designa explícitamente esta figura (la del autor) que se
sitúa fuera de él y que lo antecede” (Foucault, 1969).

 Considerando el autor como “una función del discurso”, Foucault recuerda que lejos
de ser universal, pertinente para todos los textos en todas las épocas, la asignación
de las obras a un nombre propio es discriminadora: “la función-autor es
característica del modo de existencia, circulación y funcionamiento de ciertos
discursos en el seno de una sociedad”
11-12 la función-autor está situada a distancia de la evidencia empírica según la cual
todo texto ha sido escrito por alguien.

 un anuncio publicitario no tienen “autores”. La función-autor es el resultado de


operaciones específicas y complejas que refieren la unidad y la coherencia de una
obra, o de una serie de obras, a la identidad de un sujeto construido. Semejante
dispositivo requiere dos series de selecciones y exclusiones. La primera distingue al
interior de los múltiples textos escritos por un individuo en el curso de su vida,
aquellos que son asignables a la “función-autor” y aquellos que no lo son; la
segunda retiene entre los innumerables hechos que constituyen una existencia
individual, aquellos que tienen pertinencia para caracterizar la posición de autor.
La función-autor implica por ende una distancia radical entre el individuo real y el
nombre propio al que el discurso está atribuido.

 el autor como función del discurso está fundamentalmente separado de la realidad y


experiencia fenomenológica del escritor como individuo singular. Por un lado, la
función-autor que garantiza la unidad y la coherencia del discurso puede ser
ocupada por diversos individuos, colaboradores o competidores. Al revés, la
pluralidad de las posiciones del autor en el mismo texto puede ser referida a un solo
nombre propio.
13 Paradójica e irónicamente, la disociación entre el sujeto y el autor, entre el yo y el
nombre propio, se vuelve una forma de identificación como si el individuo no pudiese, o no
quisiese escapar a la forma de existencia y sobrevivencia procurada, prometida por la
función-autor.
15 La reflexión de Foucault subraya, en primer lugar, la tarea fundamental atribuida a la
función-autor, es decir garantizar la unidad pese a las posibles contradicciones de un
conjunto de textos, de una obra, remitiéndola a una fuente única de expresión.
16 ¿Bajo qué condiciones y a través de qué formas una entidad como el sujeto aparece en el
orden del discurso? ¿Qué posición ocupa? ¿Qué función exhibe? ¿Qué reglas sigue en cada
tipo de discurso? En resumen, el sujeto —y sus sustitutos— deben ser despojados de su
papel creador, y analizados como una función compleja y variable del discurso”19.

González Domínguez, C. y Martell Gámez, L. (2013). El análisis del discurso desde la


perspectiva foucauldiana método y generación del conocimiento. Ra Ximhai, 1, 153-172.
Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=46126366013

154 el análisis del discurso suele ser simplemente un recurso metodológico para dar cuenta
de la discursividad de los corpus analizados que, incluso, no serían resultado estrictamente
del análisis del discurso, sino del análisis de contenido.

 el investigador que recurre al análisis del discurso tiene en sus manos una
herramienta capaz de trabajar como un arqueólogo, encontrando las reglas de
formación y de las exclusiones de los discursos
157 La importancia capital de los discursos está entonces en la posibilidad de poder y de
saber que trascienda las condiciones que hacen posible su emergencia como práctica.
163 Abordemos lo que Foucault entiende por formación discursiva, concepto que más se
acerca a la noción de discurso en Foucault:
“[La formación discursiva] es el principio de dispersión y de repartición, no
de las formulaciones, no de las frases, no de las proposiciones, sino de los
enunciados (en el sentido que he dado a esta palabra), el termino de discurso
puede ser establecido: conjunto de enunciados que dependen de un mismo
económico, sistema de formación” (Foucault, (1979) [2003]: 181).
167 Es la descripción pura de los acontecimientos discursivos (Foucault, (1979) [2003]: 43)
que interesa al análisis del discurso como:
“[conjunto] de reglas que permiten construir eventualmente otros
enunciados aparte de ésos [...] La descripción de los acontecimientos del
discurso plantea otra cuestión muy distinta: ¿cómo es que ha aparecido tal
enunciado y ningún otro en su lugar?” (Foucault, (1979) [2003]: 43- 44)20.

19
Foucault, M. (). El orden del discurso
20
Foucault, M. (1979) [2003]. La arqueología del saber. Siglo XXI Editores.
168 Corresponde entonces al análisis del discurso establecer quién habla, no qué sujeto con
nombre y apellido, sino qué discurso y qué reglas de exclusión se encuentran en su
funcionamiento.

Lijterman, E. (2017). Problemas de Frontera: Reflexiones acerca de la Relación entre lo


Discursivo y lo Extradiscursivo en el Análisis Francés del Discurso. Bakhtiniana, 2, 58-79.
Recuperado de http://dx.doi.org/10.1590/2176-457330265

62 La noción de formación discursiva (FD), también tomada de Foucault. Para éste el


discurso constituye un orden reglado: objetos, tipos de enunciación, conceptos y elecciones
temáticas siguen reglas de formación anónimas, al interior del discurso, a partir de las
cuales pueden identificarse regularidades. Una FD constituye un conjunto de enunciados
que siguen un principio de repartición determinado (aparición, sucesión, repetición,
transformación).
64 El régimen de formación de los objetos discursivos ya no iba a referirse, como en
Foucault, a reglas anónimas, de la propia dinámica del discurso, sino al proceso de
interpelación ideológica en una sociedad atravesada por el conflicto de clases. AGREGAR
PARA JUSTIFICAR ELECCIÓN DE PECHEUX POR SOBRE FOUCAULT

 los procesos de formación discursiva no siguen una lógica autónoma, ni inmanente,


sino que están inscriptos en la totalidad social, imbricados en los procesos y luchas
ideológicos.
67 De acuerdo con estas formulaciones, el interdiscurso se configura como un dominio
inaprensible, salvo por sus efectos. Como señala Montero “el interdiscurso aparece
cristalizado lingüísticamente en la figura del preconstruido, estructuras sintácticas que
constituyen las «huellas de construcciones anteriores »” (MONTERO, 2014, p.251). El
interdiscurso conforma el “lugar” en el que se constituyen objetos que el enunciador se
apropia para hacer de ellos objetos de su propio discurso, así como también teje el “hilo
transversal” que encadena estos objetos y le da coherencia y linealidad a la secuencia
enunciada. Lo interdiscursivo remite a las evidencias por las que el sujeto ordena su
discurso y encadena objetos, como si estuvieran allí de antemano (COURTINE, 1981).

Karczmarczyk, P., Romé, N., y Starcenbaum, M. (Coord.). (2017). Actas del Coloquio


Internacional 50 años de Lire le Capital  (2015: Buenos Aires). La Plata:  Universidad
Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. (Trabajos,
comunicaciones y conferencias; 29). Recuperado
de http://libros.fahce.unlp.edu.ar/index.php/libros/catalog/book/84

38 una coyuntura determinada


52 una coyuntura específica (Althusser y Balibar, 2010: 131)21.

21
Althusser, L. y Balibar, E. (2010) [1969]. Para leer El Capital. México: Siglo XXI.

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