Universidad del Balamand

Instituto de Teología
San Juan Damasceno

Lección 1 Sección 3
Los libros históricos: la historia en el Antiguo
Testamento

“El Antiguo Testamento es primordialmente un libro de historia, en el que se han

incorporado otros géneros literarios” (H. W. Robinson, Inspiration and Revelation in
the Old Testament, Oxford 1946, 123)

“La historia constituye el tema principal de la literatura del Antiguo Testamento” (R.
Bultmann, Das Urchristentum im Ramen der antiken Religionen, Zurich 1949, 18)

Así escriben dos especialistas de nuestro siglo. Efectivamente, contar historias

es una vieja actividad, como el hombre mismo. De ella se nutre buena parte de la
literatura universal. Todas las culturas tienen en su pasado histórico mitos, leyendas
y relatos sobre héroes, dioses y hazañas, transmitidos oralmente y por escrito. La
narrativa ocupa un amplio espacio en los actuales medios de comunicación (prensa,
radio y televisión). Y en su conversación diaria, lo que hacen fundamentalmente
hombres y mujeres es contar “historias”.

La revelación bíblica es esencialmente histórica. Dios se da a conocer por medio

se la palabra que comunica a sus siervos los profetas, pero se revela sobre todo a
través de sus intervenciones a favor de su pueblo. El credo del Antiguo Testamento
no es un catalogo de dogmas doctrinales abstractos, sino una secuencia de
intervenciones salvíficas del Dios de la historia.

La Biblia gusta de enraizar el dogma, la ley y la ética, no en razonamientos y

principios filosóficos de carácter especulativo sino en el marco de la historia. El

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designio salvador de Dios se realiza progresivamente en la historia del acontecer

humano. Yahvé no es un dios cósmico y metafísico al que se llega por vía de la
especulación (no es la causa primera de la filosofía ni el Zeus lejano del Olimpo), sino
que se hace presente y salva al hombre desde adentro, desde el seno de la historia.
En resumen, la historia está en la raíz de la Biblia.

Lección 1 Sección 4
Los libros históricos: las particularidades de la
historia bíblica
La historia bíblica no es crónica o narración aséptica y neutral de los hechos. En
realidad, ninguna historia es neutral. Están ya superadas las tesis del historicismo
liberal alemán del siglo XIX que tenían la ilusión de poder reproducir la historia
químicamente pura, libre de toda interpretación (Geschichte wie es wirklich gewesen
ist). Una utopía contraria a las leyes del conocimiento humano que siempre conoce
las cosas en relación a sí mismo y a una perspectiva determinada. Toda verbalización
de los hechos es una interpretación. No existe más historia que la narrada o sea la
historia interpretada.

La historia Bíblica desborda los acontecimientos intraterrenos para abrirse a la

trascendencia, dimensión que solo puede conocer y expresar por la fe y desde la fe.
Por lo tanto, la historia bíblica tiene algunos aspectos diferenciales, que se pueden
resumir en seis adjetivos: Confesional, Kerigmática, Interpelante, Profética,
Escatológica y Salvífica.

1.4.1 Confesional
Historia escrita desde la fe en Dios, es decir en YHWH. Todo viene de Dios y
todo camina hacia Él. El Éxodo es la mayor experiencia de la presencia y la acción
liberadora de YHWH. Es el acontecimiento fundamental y fundante de la historia de
salvación del Antiguo Testamento. Las caídas de las ciudades son expresión del justo
juicio de Dios y no fruto de la política humana. Por eso es HISTORIA SAGRADA.

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1.4.2 Kerigmática
Escrita desde la fe, también es proclamación y anuncio de esa fe. Cuando los
israelitas profesaban su fe decían: “Creemos que Dios eligió a nuestros padres, que nos
libró de la esclavitud de Egipto, que no s condujo por el desierto con mano fuerte y brazo
extendido que nos dio esta tierra, que eligió a Jerusalén como ciudad santa y a la casa de
David como dinastía perpetua” (cf. Dt 26:5-9; Sal 78:67-71).

“Entonces tú dirás estas palabras ante Yahvé: “Mi padre era un arameo errante, que
bajó a Egipto y fue a refugiarse allí, siendo pocos aún; pero en ese país se hizo una nación
grande y poderosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura
servidumbre. Llamamos pues a Yahvé, Dios de nuestros padres, y Yahvé nos escuchó, vio
nuestra humillación, nuestros duros trabajos y nuestra opresión. Yahvé nos sacó de Egipto
con mano firme, demostrando su poder con señales y milagros que sembraron el terror. Y nos
trajo aquí para darnos esta tierra que mana leche y miel” Deuteronomio 26:5-9

1.4.3 Interpelante
La historia bíblica no está destinada simplemente a informar sino que es
anuncio de buena nueva de salvación, que pide y espera respuesta y asentimiento
del oyente o el lector.

Es palabra interpelante. Esta dimensión se descubre sobre todo en las llamadas

historias ejemplares (Tobías, Judit, Ester, Rut) pero también las demás historias han
sido escritas con la misma finalidad. Así por ejemplo la historia deuteronomista apunta
siempre en la misma dirección: llamamiento a seguir los postulados de la ley y a
optar por el Dios de la alianza.

1.4.4 Profética
Los libros que los cristianos llamamos también “históricos”, en el canon judío
reciben el nombre de “profetas anteriores”. Es más apropiado llamarlos así porque los
libros históricos son lectura profética de la historia. La presencia y la actuación de
Dios en la historia, junto con la voz de los profetas que las interpretan, forman la
palabra completa de Dios y constituyen su revelación. Las intervenciones de Dios sin
la voz de los profetas permanecen mudas. La voz sin las intervenciones suena vacía.

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Así lo dice la Biblia: “Porque el Señor no hace nada sin revelar su secreto a sus servidores
los profetas” (Amos 3:7).

1.4.5 Escatológica
Los pueblos vecinos, que profesaban creencias míticas y naturistas, tenían una
concepción cíclica y cerrada de la historia creían que ésta giraba y se repetía siempre en
torno al mismo centro de gravead, como los ciclos de la naturaleza sin jamás
avanzar. Es la creencia reencarnacionista del eterno retorno. La concepción israelita de
la historia es más bien lineal. La historia tiene un punto de arranque que es el encuentro
inicial con Dios y camina hacia el encuentro pleno y definitivo a traces de los tiempos
mesiánicos y escatológicos.

Los paradigmas están impulsados por un dinamismo escatológico, es decir, por

una meta final. El Éxodo habla siempre de un pueblo en camino hacia la tierra
prometida. De hecho la historia bíblica se articula en torno a tres grandes éxodos: el
de Egipto, el de Babilonia y el de Cristo (Ex 12ss; Dt 7:6-9; Esd 1 y 8; Is 40:1-11; Lc 9:31).

1.4.6 Salvífica
Al igual que los demás libros bíblicos, los llamados históricos no son solo
historia de la revelación, sino también historia de la salvación, no son solo mensaje
de anuncio de la buena noticia; son sobre todo la buena noticia viva y
experimentada. Son la historia de las grandes y pequeñas intervenciones salvíficas de
Dios a favor de su pueblo.

Estas intervenciones nunca son definitivas. Siempre apuntan y anuncian otras

nuevas. Esa es precisamente la dialéctica del esquema “promesa-cumplimiento” que
citábamos en el punto anterior. La historia narrada en el AT anuncia la salvación
mesiánica que se cumple con la primera venida del Señor en la plenitud de los
tiempos.

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