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EL REINO DEL MESIAS

(P. Miguel Oñate)

En el evangelio de hoy Jesús mismo toma la iniciativa, y les pregunta a su auditorio sobre la procedencia del
Mesías, pues para casi todos los judíos debería ser un descendiente, y lo hace recurriendo a un salmo. El salmo
109 que se convirtió en un texto extraordinariamente importante para las comunidades cristianas de todos los
tiempos, también para nosotros, pues todos los domingos lo rezamos, porque hace parte de la salmodia de las
vísperas. Pero, ¿a qué se debe tanta importancia a este salmo? ¿qué puede decirnos de la identidad del Mesías?.
Escuchemos, lo que dice el evangelio de hoy: “David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a
mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies” (Mc 12, 36-37). En curiosos
que solamente en este texto se diga, que David dijo esto “movido por el Espíritu Santo”, es decir que si
queremos comprender bien la identidad del Mesías, no lo podremos hacer sin la ayuda del Espíritu del Señor, es
gracias al Espíritu que nos es posible celebrar los sacramentos, por su acción es que podemos hoy seguir leyendo
la Biblia, y declarar que “toda sagrada Escritura ha sido inspirada por Dios, y es útil para enseñar, para persuadir,
para reprender, para educar en la rectitud, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para
hacer el bien” (2Tm 3,16-17). Entonces, ¿qué será lo que hoy el Espíritu Santo quiere enseñarnos? ¿qué
podemos aprender del salmo 109? Dos enseñanzas, una, el reino de Cristo, dos, la perseverancia en la adversidad

1. El reino de Cristo: La comunidad cristiana parte de la convicción de que el Espíritu Santo es el artífice de la
nueva obra de salvación, porque la Iglesia se manifiesta como comunidad de los discípulos de Cristo, el día de
Pentecostés, precisamente lo que dice san Pablo, que nadie puede declarar a Jesús Señor de su vida si no es bajo
la acción del Espíritu Santo, fue lo mismo que ya estaba anticipando David en el salmo, porque los llama Señor,
(en griego Kyrios), por eso Jesús pregunta: “Si el mismo David le llama «Señor», ¿cómo es posible que el
Mesías sea hijo suyo?” (37), de esta manera nos pone en claro que el misterio que acompaña la vida de
Jesucristo, no puede ser comprendido solamente haciendo mención a la descendencia de David, porque el
Mesías esperado posee una dignidad muy superior al valor de los más célebres reyes del pueblo hebreo, porque
el don del Padre en el Hijo va mucho más allá de lo que nuestra mente puede comprender, por eso la necesidad
del Espíritu Santo. Sería una blasfemia contra el Espíritu considerar a Jesús un mero descendiente de un rey
terreno, reducirlo a muy poca cosa, por eso decimos en el credo, “su reino que no tiene fin”, porque se trata “de
un reino eterno y universal: el reino de la verdad y de la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la
justicia, el amor y la paz” (Prefacio de Cristo rey), y todos los días en la oración colecta decimos: “Tu que vives
y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los siglos”, es decir, es un
Reino donde el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están comprometidos en su realización, se trata del gran
proyecto que Dios desde siempre ha querido para nosotros, “por esto la Iglesia, recibió la misión de anunciar el
reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos” […] y espera que se manifieste plenamente con
todas sus fuerzas, para poder unirse con su Rey en la gloria. (LG 5)

2. En historia este reino ha encontrado oposición, de hecho hoy san Pablo recuerda los dolorosos
acontecimientos del primer viaje misionero, de los que posiblemente el mismo Timoteo (oriundo de Listra) fue
testigo, es bueno que hoy recordemos que “todos los que quieran llevar una vida digna de Jesucristo sufrirán
persecuciones” (12), es decir, que la oposición es una constante en la vida cristiana, pero así se han innumerables
las pruebas, el texto nos recuerda que ¡ de todas lo ha librado el Señor!, por eso debemos perseverar, es decir,
que mientras muchas de las que iniciaron con ustedes su proceso se han ido para la casa, otras se les ha pedido
que se retiren, u alguna estará pensado en retirarse: “tú, por tu parte, permanece fiel a lo que aprendiste y
aceptaste”. La fidelidad al Señor, la palabra de Dios sigue siendo firme, capaz de sostenernos en las pruebas de
la vida. Hermana que me escuchas permanece fiel en la prueba: fiel a la Palabra que has escuchado y que Dios te
continúa anunciando en cada ocasión; sigue firme en tu vocación y su misión, para la que Dios Padre te ha
creado, el Hijo te ha liberado y el Espíritu Santo te ha iluminado, porque vale la pena gastar toda la vida y
arriesgar todo por el Reino de Cristo; avanza firme en la esperanza de que la semilla de la Palabra dará fruto a su
tiempo, tal vez semillas que no veras en este mundo; firme en unir tu vida con la Palabra del Señor como María,
que aceptó el proyecto de Dios, por encima de su compromiso matrimonial.
A cada petición contestaremos: "Venga a nosotros tu Reino, Señor"

1. Por el Papa, los obispos, sacerdotes y diáconos, religiosos y religiosas, para que cuiden el rebaño a ellos
encomendado y busquen a los descarriados. Roguemos al Señor.

2. Por las personas que sufren, los pobres y necesitados, para que sepamos descubrir a Cristo Jesús en el rostro
de la persona maltratada y necesitada. Roguemos al Señor...

3. Por los que no tienen lo necesario para vivir dignamente, para que luchen por conseguirlo y  entre todos
construyamos un mundo con los valores del Reino de Dios. Roguemos al Señor.

4. Por todas las personas que gobiernan en el mundo, para que lo hagan con justicia defendiendo los derechos de
todos. Roguemos al Señor.

5. Por cada uno de nosotros, para que reconozcamos a Jesucristo como Rey de nuestras vidas y nuestros
corazones. Roguemos al Señor...

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