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MISTERIO DE DIOS

NOMBRE: Néstor Avalos FECHA: 29/05/2020

3. La continuación del Dios de la Antigua Alianza en el Nuevo


Testamento

Ejercicio: A partir de la introducción dada y de las citas provistas, escribir


dichas citas a página de página y, en el cuerpo del trabajo, escribir la idea
central que corresponde a cada grupo de citas en relación con los rasgos del Dios
del Nuevo Testamento.
La enseñanza del Nuevo Testamento sobre Dios funda sus raíces en las enseñanzas del
Antiguo Testamento. Cuando en el N.T. se habla acerca de Dios, se está pensando en el Dios
Yahvé, es decir, el Dios Único, que se manifestó a Moisés y que habló por medio de los profetas
y los atributos con los que se le describo—sobre todo su unicidad—son los mismos del A.T.
Sin embargo, a pesar de que el N.T. asume los rasgos esenciales de la enseñanza del Antiguo, el
concepto de Dios implica una «novedad radical», que va más allá de un simple desarrollo o
evolución del concepto veterotestamentario.
Esta novedad radical brota de una revelación que supera infinitamente todas las
revelaciones anteriores. Dios se revela personalmente en Jesucristo, en su Hijo1.

El Dios que se revela como santo, como trascendente en el Antiguo Testamento, en el


Nuevo Testamento se revela de una manera novedosa y definitiva en su Hijo. Jesucristo es
quien viene a llegar a cabo la plenitud de la revelación porque Dios no se revela a través de
patriarcas o profetas, sino en la persona de su mismo Hijo, de tal modo que, quien ve al
Hijo, ve al Padre

Las enseñanzas neotestamentarias sobre Dios implican al mismo tiempo continuidad y


discontinuidad con las del Antiguo Testamento2

Dios en el Nuevo Testamento se sigue mostrando como perfecto y nos manda a que
nosotros seamos perfectos como es Él.

1
«Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de
diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de
todas las cosas y por quien hizo el mundo» (Hb 1, 1-2)
«Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha
visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: «Muéstranos al Padre»?”» (Jn 14, 9).
2
« Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.» (Mt 5, 48); « Y decía: «Abba –Padre–
todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya » (Mc 14, 36)
«Porque el mismo Dios que dijo: «Brille la luz en medio de las tinieblas», es el que hizo brillar su luz en nuestros
corazones para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo» (2 Co 4, 6).

1
En Israel, Dios es llamado Padre en cuanto Creador del mundo Pues aún más, es
Padre en razón de la Alianza y del don de la Ley a Israel, su "primogénito" . Es llamado
también Padre del rey de Israel . Es muy especialmente "el Padre de los pobres", del
huérfano y de la viuda, que están bajo su protección amorosa .
Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto
Creador; Él es eternamente Padre en relación a su Hijo único, que recíprocamente sólo es
Hijo en relación a su Padre:
Esa misma Palabra que hizo la creación, se nos revela hecha carne en la Persona de
Cristo. Y a través de ella, siendo hijos en el Hijo, podemos contemplar a la gloria del Padre.

La doctrina sobre Dios en el N.T. comporta una novedad que implica definitividad e
inmediatez3

El que revela ahora no es un enviado más sino el mismo Hijo de Dios, quien viene a
mostrarnos su cercanía al llamarnos ahora amigos, porque nos hace partícipes de su vida,
nos revela todo lo que ha oído de su Padre. De tal modo que ahora el Dios trascendente y
espiritual del Antiguo Testamento se nos hace visible a través de Jesucristo.

La enseñanza de Jesús sobre Dios encuentra su punto culminante precisamente en la


revelación del Misterio de la Trinidad4.
Ese Dios único que se ha manifestado parcialmente en el Antiguo Testamento, luego
se manifiesta con toda plenitud en Jesucristo. Este Dios único es Padre, Hijo y Espíritu
Santo. La Santísima Trinidad es un misterio de fe en sentido estricto, uno de los misterios
escondidos en Dios, que no pueden ser conocidos si no son revelados por el mismo Dios

El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida


cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es la fuente de todos los otros misterios de la
fe. Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios
por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los
hombres, los aparta del pecado y los reconcilia y une consigo

La unicidad de Dios tan firmemente profesada por el Pueblo de Israel no implica


unicidad de las Personas divinas ni una «atenuación» del monoteísmo veterotestamentario5.

3
« Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he
dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.» (Jn 15, 15)
«Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta » (Jn 14, 8);
«Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha
visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: «Muéstranos al Padre»?» (Jn 14, 9)
« Y el que me ve, ve al que me envió » (Jn 12, 45).
4
« Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo » (Mt 28, 19).
5
«26 Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza,
lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Él no es un Dios de muertos,
sino de vivientes. Ustedes están en un grave error » (Mc 12, 26-27)
« Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda
tu alma y con todas tus fuerzas » (Dt 6, 4-5)

2
A Israel, su elegido, Dios se reveló como el Único. Jesús mismo confirma que Dios es
"el único Señor" y que es preciso amarle con todo el corazón, con toda el alma, con todo el
espíritu y todas las fuerzas

Los rasgos con que el N.T. describía a Dios como bueno, sabio, justo, poderoso, lleno
de piedad y de misericordia. Estos atributos divinos encuentran una expresión nueva al
revelarse en el rostro de Jesucristo6.

Jesús revela el rostro lleno de amor y misericordia de Dios que cuida a cada uno de
sus hijos, hasta al punto de que ellos no tendrían que inquietarse por lo que van a comer o
se van vestir. Dios nos ama y cuida siempre, así Jesús puede afirmar que “Mi Padre trabaja
siempre y yo también trabajo” (Juan 5,17)
De hecho; Jesús es la Palabra de Dios, es el mismo Dios que hizo todas las cosas. Èl
es la vida y la luz de todos los hombres. Èl es la Sabiduría que ilumina nuestras mentes y
corazones. Èl es quien revela la gloria que recibió del Padre. Él hace presente el Reino de
Dios en su persona.

En el N.T. no se encuentra una sistematización de los atributos divinos, así como


tampoco en el A.T. sino que la enumeración de estos atributos aparece al hilo de las oraciones,
de las fórmulas de fe, de la narración de las intervenciones divinas7.
«Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. » (Mt
22, 37)
«En cuanto a comer la carne sacrificada a los ídolos, sabemos bien que los ídolos no son nada y que no hay más que
un solo Dios.» (1 Co 8, 4).
6
«Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se
van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo:
ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta.
¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante
al tiempo de su vida? ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin
fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios
viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes,
hombres de poca fe! No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos
vestiremos?»» (Mt 6, 25-31);
« el les respondió: «Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo»» (Jn 5, 17);
« Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a
Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella
estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para
que todos creyeran por medio de él. El no era luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al
venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el
mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron,   a los que
creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la
carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre
nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de
verdad.» (Jn 1, 1-14)
« y no se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». Porque el Reino de Dios está entre ustedes » (Lc 17, 21).
7
« Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no
cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre». »
(Mc 10, 18-19)
« Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti. Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos
que me diste, para que sean uno, como nosotros.» (Jn 17, 11)

3
En el N.T. Dios se revela como bueno, uno, santo, verdadero, eterno, sabio,
todopoderoso, Él es la vida ya que resucita a los muertos. Él es fiel, Señor de todas las cosas
y Padre,

La novedad principal del mensaje de Jesús acerca de Dios estriba en la forma en que le
llama «Padre» y, en consecuencia, la revelación del misterio trinitario  Jesús ha revelado que
Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; Él es eternamente Padre
en relación a su Hijo único, que recíprocamente sólo es Hijo en relación a su Padre: "Nadie
conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se
lo quiera revelar" (Mt 11,278.

Israel creía que Dios es Padre por ser Creador, o el rey o el pueblo llamaba a Dios como
Padre. Jesús nos revela que es Hijo por naturaleza pero quiere que participemos en su
filiación y lleguemos a ser hijos en el Hijo. Y para ello debemos hacernos como niños,
humildes, cumpliendo la voluntad del Padre.

La expresión «abbá» en labios de Jesús tiene una gran importancia teológica y marca
definitivamente la comprensión cristiana de Dios de allí en adelante9

«Así como aquel que los llamó es santo, también ustedes sean santos en toda su conducta» (1 P 1, 15)
« Escribe al Angel de la Iglesia de Filadelfia: «El Santo, el que dice la Verdad, el que posee la llave de David, el que
abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir, afirma» (Ap 3, 7)
« y que ahora se ha manifestado! Este es el misterio que, por medio de los escritos proféticos y según el designio del
Dios eterno, fue dado a conocer a todas las naciones para llevarlas a la obediencia de la fe.» (Rm16, 26)
«¡A Dios, el único sabio, por Jesucristo, sea la gloria eternamente! Amén.» (Rm 16, 27)
« Soportamos en nuestra propia carne una sentencia de muerte, y así aprendimos a no poner nuestra confianza en
nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.» (1 Co 1, 9)
«Por eso, el que se cree muy seguro, ¡cuídese de no caer! Hasta ahora, ustedes no tuvieron tentaciones que superen
sus fuerzas humanas. Dios es fiel, y él no permitirá que sean tentados más allá de sus fuerzas. Al contrario, en el
momento de la tentación, les dará el medio de librarse de ella, y los ayudará a soportarla.» (1 Co 10, 12-13)
«En esa oportunidad, Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los
sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.» (Mt 11, 25)
«Y decía: «Abba –Padre– todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».»
(Mc 14, 36)
« Cada uno de los cuatro Seres Vivientes tenía seis alas y estaba lleno de ojos por dentro y por fuera. Y repetían sin
cesar, día y noche: «Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que vendrá». »
(Ap 4, 8).
8
« Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo,» (2
Co 1, 3)
« Y decía: «Abba –Padre– todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».
(Mc 14, 36)
«¿O piensas que no puedo recurrir a mi Padre? El pondría inmediatamente a mi disposición más de doce legiones de
ángeles.» (Mt 26, 53)
«Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya » (Lc 22, 42)
« y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. »
(Mt 18, 3)
« Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él».» (Mc 10, 15).
9
«Y decía: «Abba –Padre– todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya »
(Mc 14, 36)
«Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos,
que nos hace llamar a Dios» (Rm 8, 15)

4
Al Padre llegamos a través del Hijo. Y viendo al Hijo, vemos al Padre, porque el Hijo todo
lo ha recibido del Padre, es su Esplendor.
Es el Espíritu Santo nos hace hijos adoptivos , somos hijos en el Hijo, y es el que nos hace
decir “Abbá”, Padre.
Jesús es Hijo por naturaleza del Padre, nosotros somos hijos adoptivos. Por eso Jesús
diferencia diciendo “Mi Padre y el Padre de ustedes”.
El Padre domina todo, todo se hace según su voluntad y los hijos estamos llamados a
cumplirla voluntariamente.

En el Evangelio según san Juan, Cristo no se limita a llamar «Padre» a Dios, sino que
afirma ser una cosa con el Padre, es decir, que su ser Hijo de Dios es el mismo de Dios10

Jesús es Hijo de Dios, lo ha recibido todo del Padre. Él fue quien lo envió, y Jesús cumple
las obras de su Padre. Así podemos decir que quien ve a Jesús, ve al Padre.

Jesús llama «Padre» suyo a Dios, pero también dice que también es nuestro Padre11

Jesús es Hijo de Dios Padre por naturaleza. Pero Dios Padre nos adopta y somos
hijos en el Hijo. Por eso podemos decir “Padre Nuestro...”

Jesús revela en su propia Persona la bondad del Padre12

«Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama
a Dios llamándolo» ¡Abba!, es decir, ¡Padre!» (Ga 4, 6)
«Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el
Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar»» (Lc 10, 22)
« Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre
como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él, al declarar: «Este es aquel del que yo dije: El
que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo». De su plenitud, todos nosotros hemos
participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la
verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está
en el seno del Padre.» (Jn 1, 14-18)
« así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia
sobre justos e injustos.» (Mt 5, 45)
« Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi
Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes».» (Jn 20, 17).
10
« El Padre y yo somos una sola cosa». Los judíos tomaron piedras para apedrearlo. Entonces Jesús dijo: «Les hice
ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?». Los judíos le
respondieron: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te
haces Dios». Jesús les respondió: «¿No está escrito en la Ley: "Yo dije: Ustedes son dioses"? Si la Ley llama dioses
a los que Dios dirigió su Palabra –y la Escritura no puede ser anulada– ¿Cómo dicen: "Tú blasfemas", a quien el
Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"? Si no hago las obras de mi Padre, no me
crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en
mí y yo en el Padre».» (Jn 10, 30-38)
« Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha
visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: «Muéstranos al Padre»?» (Jn 14, 9).
11
«Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi
Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes»» (Jn 20, 17)
«Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre » (Mt 6, 9).

5
Dios revela la bondad del Padre, porque el Padre nos ama tanto hasta el punto de
enviar a su Hijo para salvar a los hombres del pecado “para librarnos de este mundo
perverso”. Jesús viene a salvar a los hombres y devolvernos la gracia para entrar en
comunión con Dios.

En Jesucristo se da una auténtica «encarnación» del Hijo de Dios o Logos. EL N.T.


utiliza la expresión Dios (Theós). EL término theós con el artículo determinado –ho Theós—se
aplica casi exclusivamente a Dios Padre, reservando para Jesús el mismo término, pero sin el
artículo –Theós. Por consiguiente, ho Theós en singular y con artículo se refiere a Dios en cuanto
Creador, o bien a Dios Padre, pero no se usa para designar a Dios Hijo ni a Dios Espíritu Santo,
quienes se pueden denominar Theós solamente.
Como Dios es invisible a los ojos humanos, Cristo es el único que puede revelarnos al
13
Padre .

Jesús, que es el Hijo Único de Dios, es el Único que ha visto a Dios, y es quien nos lo
revela. Jesús todo lo recibe del Padre. Y nosotros vamos al Padre a través sólo de
Jesucristo. Viendolo a Cristo, vemos al Padre.

Jesús es el que conoce al Padre y también aquellos a quien el Hijo quiera revelárselo14.

Jesús es el Único que ha visto al Padre. Él fue enviado por el Padre y lo revela a quien
quiere. Al reconocer a Jesús, reconocemos al Padre que lo ha enviado.

12
« Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo, que se entregó
por nuestros pecados para librarnos de este mundo perverso, conforme a la voluntad de Dios, nuestro Padre, a quien
sea la gloria para siempre. Amén. Me sorprende que ustedes abandonen tan pronto al que los llamó por la gracia de
Cristo, para seguir otro evangelio. No es que haya otro, sino que hay gente que los está perturbando y quiere alterar
el Evangelio de Cristo. Pero si nosotros mismos o un ángel del cielo les anuncia un evangelio distinto del que les
hemos anunciado, ¡que sea expulsado! Ya se lo dijimos antes, y ahora les vuelvo a repetir: el que les predique un
evangelio distinto del que ustedes han recibido, ¡que sea expulsado! ¿Acaso yo busco la aprobación de los hombres
o la de Dios? ¿Piensan que quiero congraciarme con los hombres? Si quisiera quedar bien con los hombres, no sería
servidor de Cristo.» (Ef 1, 3-10)
« Jesús, que había oído, les dijo: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no
he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores» » (Mc 2, 17).
13
« porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha
visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.» (Jn 1, 17-18)
« Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro»
(Jn 5, 37)
« Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre.» (Jn 6, 46)
« Te aseguro que nosotros hablamos de lo que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos
visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.» (Jn 3, 11).
14
«Otros opinaban: «Estas palabras no son de un endemoniado. ¿Acaso un demonio puede abrir los ojos a los
ciegos?». Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno» (Jn 10, 21-22)
« Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste.» (Jn 17, 25).

6
Dios se revela «en» toda la acción y «en» todas las palabras del Hijo, pues en Él habita
la divinidad corporalmente15.

El Padre envió a su Hijo a que se haga hombre para que nos revele su vida íntima y
salvarnos del pecado. Este mismo Jesús es el Hijo de Dios que recibió todo del Padre, es
por quien se hizo el mundo y después de cumplir la misión dada por el Padre, está sentado
a su derecha.

En Jesús, Dios se hace accesible a los hombres con rostro humano16

Jesús es el Hijo de Dios, “es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser”. Él


fue quien nos libró del pecado y quien nos reveló el misterio de Dios. Él es luz que ilumina a
todo hombre.

La «filiación divina» de Jesús de Nazaret es la clave para comprender la razón de


fondo en que se apoya la enseñanza del N.T. sobre el misterio de la Santísima Trinidad. En
efecto, es en la revelación de la filiación «natural» de Jesús al Padre, ya que comporta igualdad
en cuento a la naturaleza divina y distinción en cuanto a la relación existente entre el Padre y
el Hijo, donde comienza la revelación del misterio de la Santísima Trinidad. La igualdad y
distinción entre el Padre y el Hijo dimanan precisamente de esta filiación única que Jesús tienen
con respecto al Padre.

Tanto el prólogo del Evangelio según san Juan como el Himno cristológico de la Carta a
los Filipenses hablan del Padre; del Hijo (Verbo, Señor); y de la verdad, la vida, y la luz 17. Este
15
«Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de
diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de
todas las cosas y por quien hizo el mundo. Él es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el
universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del
trono de Dios en lo más alto del cielo.» (Hb 1, 1-3)
«Porque él ha establecido un día para juzgar al universo con justicia, por medio de un Hombre que él ha destinado y
acreditado delante de todos, haciéndolo resucitar de entre los muertos.» (Hch 17, 31)
«ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y
por quien hizo el mundo.» (Hb 1, 2).
16
« El es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su Palabra poderosa, y
después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo. »
(Hb 1, 3)
« La noticia que hemos oído de él y que nosotros les anunciamos, es esta: Dios es luz, y en él no hay tinieblas.» (1
Jn 1, 5).
17
«Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a
Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella
estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para
que todos creyeran por medio de él. Él no era luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al
venir a este mundo, ilumina a todo hombre.» (Jn 1, 1-9)
«Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús. El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con
Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de
servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por

7
rasgo divino de verdad ahora se condensa en una de las Personas divinas y habla de un Espíritu
de verdad.

El Hijo es denominado como “Palabra” en el comienzo del Evangelio de Juan. Esa


Palabra estaba con Dios desde siempre y era Dios. Todo se hizo por medio de ella .La
Palabra es luz, que vino a este mundo para iluminar a los hombres.

Cristo, la Palabra de Dios, se hizo hombre y aceptó la muerte de cruz para obedecer
al Padre y salvar a los hombres. Por eso el Padre lo exaltó. La Palabra todo lo recibe del
Padre, y el Hijo le obedece en todo al Padre y da testimonio de Él. El Hijo nos revela el
misterio de la vida íntima de Dios: que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El Hijo nos envía el Espíritu desde el Padre, el Espíritu de Verdad, que da


testimonio de Cristo, y es nuestro Paráclito

En el A.T, al describir la vida divina, se insiste en la bondad y la misericordia de Dios. En


el N.T., al enviar a su Hijo único también habla del «amor» y del Espíritu de amor18

Dios nos revela que es Amor. Y ese misterio de Amor se dio a conocer en nuestra
salvación, por eso se puede creer en Èl. el que permanece en el amor permanece en Dios, y
Dios permanece en él

La confesión de un Dios único, que tanto insiste el A.T. como una afirmación
«monoteísta» pertenece a la entraña misma del misterio trinitario, y la confesión de fe
trinitaria no es un añadido a la idea de un Dios único, sino la forma en que, al llegar la
plenitud de los tiempos, se manifiesta la unicidad de ese Dios. El «monoteísmo trinitario» es
aquella fe que nos indica de qué manera el Dios personal es conocimiento y Amor en
plenitud, fecundidad, comunión y vida.

Todos, judíos y gentiles, han pecado por lo que están privados de la gloria de Dios y
necesitan de salvación, necesitan ser justificados19

obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para
que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para
gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor».» (Fl 2, 5-11)
«el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo
conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.» (Jn 14, 17)
«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él
dará testimonio de mí.» (Jn 15, 26).
18
«El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor…Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos
tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en
él.» (1 Jn 4, 8.16).
19
« Porque acabamos de probar que todos están sometidos al pecado, tanto los judíos como los que no lo son. Así lo
afirma la Escritura: "No hay ningún justo, ni siquiera uno; no hay nadie que comprenda, nadie que busque a Dios.
Todos están extraviados, igualmente corrompidos; nadie practica el bien, ni siquiera uno solo.» (Rm 3, 10-12)
« Ahora bien, nosotros sabemos que todo lo que dice la Ley es válido solamente para los que están bajo la Ley, a fin
de que nadie pueda alegar inocencia y todo el mundo sea reconocido culpable delante de Dios. Porque a los ojos de
Dios, nadie será justificado por las obras de la Ley, ya que la Ley se limita a hacernos conocer el pecado. » (Rm 3,
19-20).

8
Todos los hombres estamos sometidos al pecado. Nadie puede justificarse ni salvarse
por sus propias obras. Necesitamos que el mismo Dios, que es el Santo, nos salve y nos
santifique.

Respecto a la posibilidad de conocer a Dios Creador a partir de sus obras, san Pablo
sintetiza su pensamiento al respecto20 en torno a tres afirmaciones:
a) La inteligencia humana tiene capacidad para trascender el mundo creado y llegar al
conocimiento de Dios.

El hombre puede llegar a l conocimiento de los atributos de Dios ( su poder y su


divinidad) a partir de sus obras

b) El mundo es revelación de Dios.

A través de la realidad visible del mundo se puede razonar y se llega a que éste
fue creador por Dios y manifiesta sus perfecciones. Así el mundo se vuelve
revelación de Dios

c) El hombre tiene capacidad de conocer y reconocer a Dios.

Todos los hombres pueden conocer y reconocer a Dios usando su inteligencia y


contemplando el mundo creado. Por eso se hacen culpables cuando adoran a
imágenes de hombres o de otras creaturas. Porque pueden, usando su
inteligencia, partir de este mundo para llegar al conocimiento del Creador.

En el Areópago de Atenas, el Apóstol de los gentiles explica la unión indisoluble entre el


«conocimiento natural» de Dios y el «re-conocimiento» de Dios a partir de las creaturas 21:
20
«En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo contra la impiedad y la injusticia de los hombres, que por su
injusticia retienen prisionera la verdad. Porque todo cuanto de se puede conocer acerca de Dios está patente ante
ellos: Dios mismo se lo dio a conocer, ya que sus atributos invisibles –su poder eterno y su divinidad– se hacen
visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo tanto, aquellos no
tienen ninguna excusa. en efecto, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como
corresponde. Por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su mente insensata quedó en la oscuridad.
Haciendo alarde de sabios se convirtieron en necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes que
representan a hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles. Por eso, dejándolos abandonados a los deseos de
su corazón, Dios los entregó a una impureza que deshonraba sus propios cuerpos, ya que han sustituido la verdad de
Dios por la mentira, adorando y sirviendo a las criaturas en lugar del Creador, que es bendito eternamente. Amén.»
(Rm 1, 18-25).
21
« Pablo, de pie, en medio del Aréopago, dijo: Atenienses, veo que ustedes son, desde todo punto de vista, los más
religiosos de todos los hombres. En efecto, mientras me paseaba mirando los monumentos sagrados que ustedes
tienen, encontré entre otras cosas un altar con esta inscripción: «Al dios desconocido». Ahora, yo vengo a
anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer. El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en él no habita en
templos hechos por manos de hombre, porque es el Señor del cielo y de la tierra. Tampoco puede ser servido por
manos humanas como si tuviera necesidad de algo, ya que él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. El hizo
salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada

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El Dios que ha hecho el mundo es el Señor del cielo y de la tierra por lo tanto Dios es
trascendente al mundo.
El da a todos la vida, el aliento y todas las cosas e hizo salir de un solo principio a
todo el género humano.
Y para que los hombres puedan buscar a Dios, a cada pueblo les señaló sus épocas y
sus fronteras.
En verdad, Dios no está lejos de cada uno de nosotros ya que en Él vivimos, nos
movemos y existimos,

Con dicha enseñanza, san Pablo no pretende directamente probar la existencia de


Dios a los atenienses, ya que se da por supuesto que los oyentes la aceptan; sólo se pretende
explicar el verdadero ser de Dios, para que los oyentes puedan «reconocer» como Dios a Aquel
que se ha revelado en su creación pero que, al mismo tiempo, la trasciende.
Para la Sagrada Escritura es clara no sólo la existencia de Dios y su cercanía al hombre,
«en Él vivimos, nos movemos y existimos», sino también la capacidad que el hombre tienen de
reconocerle en sus criaturas, y la responsabilidad por la verdad22.
Los hombres podemos quedarnos en razonamientos falsos o ser seducidos por
nuestras obras o pensamientos para no llegar al conocimiento de Dios. Nos podemos
quedar en las criaturas y no alzar los ojos de la inteligencia hacia el creador. Pero esa es
nuestra responsabilidad, el de buscar la verdad y llegar a trascender las cosas hasta llegar
al conocimiento de Aquel que hizo todas las cosas y las gobierna.

pueblo sus épocas y sus fronteras, para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque
en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros. En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos, como muy
bien lo dijeron algunos poetas de ustedes: «Nosotros somos también de su raza». Y si nosotros somos de la raza de
Dios, no debemos creer que la divinidad es semejante al oro, la plata o la piedra, trabajados por el arte y el genio del
hombre.» (Hch 17, 22-29).
22
« Otro se embarca dispuesto a surcar las olas bravías e invoca a una madera más carcomida que la nave que lo
lleva. Porque esa nave fue concebida por el afán de lucro y construida por la sabiduría artesanal, pero es tu
Providencia, Padre, la que dirige el timón. Sí, tú has abierto un camino en el mar y un sendero seguro entre las olas »
(Sb 14, 1-3)
«Porque a los ojos de Dios, nadie será justificado por las obras de la Ley, ya que la Ley se limita a hacernos conocer
el pecado.» (Rm 3, 20).

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