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Cómo

instalar
Linux
junto a
Windows
10 en un
mismo
ordenador

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22 Abril 2019

YÚBAL FM @Yubal_FM
Vamos a explicarte cómo instalar GNU/Linux junto a
Windows 10 en un ordenador, de manera que puedas elegir
utilizar cualquiera de los dos sistemas operativos. El proceso
de instalar cualquier distro borrando el otro sistema que haya
en el ordenador es el mismo que ya te dijimos cuando te
explicamos cómo instalar Linux en tu viejo ordenador, y ahora
toca hacer lo mismo pero sin sacrificar a Windows para que
también puedas utilizarlo ocasionalmente cuando lo necesites.

En este artículo hablaremos de las distribuciones entre las que


puedes elegir, y te explicaremos el proceso de creación de un
USB de arranque para instalarla y el de instalación junto a
Windows 10. Lo vamos a explicar para hacerlo de manera
que ambos sistemas compartan el mismo disco duro,
o sea que también tendrás que hacer algunas modificaciones
para liberar espacio en el disco duro donde tienes Windows.

Seguramente, si nunca has instalado GNU/Linux pueda


intimidarte lo extenso que ha quedado este tutorial de hoy. No
te asustes por la longitud del texto, ya que mi intención
ha sido explicarlo todo lo más minuciosamente posible para
que quede bien claro. En realidad, como verás luego, es un
proceso más sencillo de lo que parece que dominarás
enseguida.

Si eres un experto en GNU/Linux, posiblemente todos estos


procesos te los conozcas de memoria. Pero como estamos en
Xataka Basics, mi intención es que esas personas que nunca se
han aventurado a hacer algo similar ni hayan tocado Linux
puedan hacerlo sin problemas. Mencionaremos los dos
métodos disponibles, tanto la opción directa de Instalar junto
a Windows como el particionado del disco duro para
optimizar la nueva distribución.

EN XATAKA

11 sitios sorprendentes que demuestran que Linux está por todas partes
aunque no nos demos cuenta

Primero tienes que elegir una


distribución

El primer paso que tienes que dar antes de empezar, es elegir


qué distro vas a utilizar. Las distros son las distribuciones
que se crean a partir de GNU/Linux, que viene a ser el corazón
de todas ellas. Salvando las enormes diferencias, y para que
quede claro, es como si fueran diferentes sistemas operativos,
pero todas ellas compartiendo prácticamente una misma base
sobre la que añaden otros elementos como el entorno de
escritorio o los sistemas de ficheros.

A diferencia del artículo en el que te explicamos cómo instalar


Linux en un ordenador viejo, en este caso no le vamos a poner
ninguna restricción a la edad o la potencia del PC. Esto quiere
decir que, partiendo de un ordenador moderno, vas a poder
utilizar la distribución que quieras. En Xataka Basics ya te
hemos listado las principales distribuciones de Linux para que
tengas por dónde empezar.

Cuando la potencia no es un factor para decidir, hay otros


aspectos que puedes tener en cuenta. Uno es el tipo de
escritorio, que le dará a la distro una apariencia u otra. Sin
embargo, teniendo en cuenta que algunas distribuciones
tienen diferentes versiones con varios entornos de escritorio,
no es un factor tan decisivo como para que te haga decantarte
por una u otra.

Teniendo en cuenta que estamos en Xataka Basics, el factor


más evidente es el soporte y la facilidad de uso. Tienes
distribuciones como Arch Linux que son muy modulares y
versátiles, pero que requieren de unos conocimientos bastante
avanzados. Distros como Manjaro cogen esa misma base e
intentan acercarla a un usuario con menos conocimiento, pero
todavía puede resultar un poco complicada, y a la hora de
buscar ayuda puedes encontrarte con muchos tecnicismos que
te costará entender.

En el otro extremo de la balanza tenemos distribuciones


como Linux Mint o Ubuntu, que están basadas en otra
llamada Debian. Estas dos distribuciones están enfocadas
hacia un público primerizo, por lo que son idóneas para dar
los primeros pasos. Además, al compartir una misma base
tienen un catálogo común de aplicaciones, y las soluciones de
los problemas para una pueden servir muchas veces para la
otra.

A esto hay que añadirle que son dos de las distros más
populares que existen, lo que quiere decir que hay cientos de
blogs, foros y comunidades creadas en torno a ellas donde
puedes encontrar ayuda cuando te encuentres algunos
problemas. Por esta razón, va a ser una de ellas por la que
optemos en este artículo.
Otro aspecto que tienes que tener en cuenta son los bits del
sistema operativo, que tienen que ser los mismos que los de la
CPU de tu ordenador. En la configuración de Windows 10
puedes ver los bits de tu CPU. Si tienes 64 no hay problema, es
una CPU moderna y todas las distros tienen versiones para
ella, pero si tienes 32 bits tendrás que buscar una distro que
todavía tenga una versión para ordenadores tan viejos.

Al final he optado por utilizar Ubuntu por ser quizá la más


conocida y una de las que más empuje están dando fuera del
sector más puramente linuxero. Sin embargo, su interfaz no es
tan parecida a la de Windows, por lo que si quieres una
experiencia más familiar quizá te convenza más Linux Mint o
variantes como Kubuntu. En cambio, si quieres una distro más
parecida a la interfaz de macOS, elementaryOS sería una de
las opciones más claras.
EN XATAKA

'Versionitis' en Linux: los números de versión nunca importaron, y siguen sin


hacerlo

¿Necesitas desactivar Secure Boot?

Un factor que debes tener en cuenta al elegir distribución es si


puede funcionar con la protección de arranque Secure
Boot de Windows. Es una protección que se asegura de que
no se ejecuten aplicaciones extrañas antes de arrancar
Windows, y que puede bloquear el inicio de algunas distros
linux. Distros como Ubuntu ya están adaptadas para funcionar
con esta protección, pero si vas a utilizar otra conviene que
busques en su documentación si está preparada para ello.
En el caso de que quieras utilizar una distribución que no
viene preparada para Secure Boot, en este artículo te
explicamos cómo desactivarlo desde el UEFI. Eso sí, ten en
cuenta que la decisión de permitir desactivar el modo depende
de los fabricantes, por lo que es posible que haya casos y
ordenadores en los que directamente no puedas hacerlo.

Antes de empezar, hazle hueco a Linux

Para este tutorial estoy utilizando un ordenador con el modo


de arranque LEGACY en el que he hecho una instalación
limpia de Windows 10. Por lo tanto, el primer paso será
hacerle un hueco al nuevo inquilino dentro del disco duro
modificando la partición en la que está instalado el sistema
operativo de Microsoft. Para realizar este proceso, entra en
la aplicación Crear y formatear particiones del disco
duro que verás al escribir "particiones" en el menú de inicio.
Una vez abras el administrador de discos, haz click derecho
en la unidad C: o el disco duro secundario donde
vayas a instalar la distro Linux (1). Se abrirá un menú
con varias opciones sobre cosas que puedes hacer con la
unidad, y en él debes pulsar sobre la opción Reducir
volumen (2). Con esta opción, podrás reducir la partición de
ese disco duro y dejar espacio libre para crear otras en las que
alojar tu distro Linux.

El proceso es así de sencillo porque por lo general en el disco


tendrás una única partición. En el caso de que quieras instalar
la distro GNU/Linux en un disco duro ya particionado,
tendrás que elegir en la parte de abajo la partición que quieras
reducir para liberar espacio y elegir en ella la opción de
reducir volumen.
Se abrirá una pantalla en la que tienes que elegir cuándo
espacio quieres liberar de la partición del disco duro. Lo
único que tienes (y puedes) que escribir es el tamaño del
espacio en MB en el que quieres reducir la partición, que será
el mismo espacio que dejes liberado. Encima de la cifra verás
el espacio disponible, y debajo el espacio que quedará para
Windows una vez hayas hecho la reducción. Una vez decidida
la cantidad, pulsa el botón Reducir.

Tras hacer los cambios, la aplicación de Administración de


discos te mostrará en el disco duro donde lo hayas hecho un
espacio negro al que llama No asignado. Este espacio
tiene el tamaño que hayas establecido antes, y es memoria del
disco duro que no está particionada. Esta es la memoria que
utilizaremos más adelante para instalar la distro Linux.

EN XATAKA

Debian cumple 25 años, y estas son las razones por las que ha sido crucial
para la historia de Linux

Prepara tu USB de arranque

Pasamos ahora a preparar el USB de arranque con el que


instalar la distro que hayas elegido. El primer paso será el
de bajarte el archivo ISO que montarás después en el USB.
En el caso de Ubuntu, que es el que vamos a utilizar, ve a su
página de descargas y bájate la versión que necesites. Verás
dos versiones, ambas de 64 bits, la LTS y el último
lanzamiento. Las versiones LTS son de largo mantenimiento,
con menos novedades pero más estables, por lo que considero
que es la mejor para instalar si eres primerizo.

En cuanto a los archivos ISO, como ya te explicamos en


profundidad, son el formato se utiliza para almacenar una
copia exacta de un sistema de ficheros de una unidad
óptica. Es como tener lo que hay dentro de un CD o un
DVD, de manera que puedes hacer copias del sistema
operativo o lo que haya dentro tanto en otros DVDs como en
un USB.

Una vez ya tienes la imagen ISO, te queda descargar la


aplicación con la que crear el USB de arranque. Tienes muchas
entre las que puedes elegir, aunque nosotros hemos optado
por Rufus por llevar tiempo siendo la gran referencia en este
campo. Por ello, ve a la web oficial de Rufus, y en la
sección Descargas pulsa sobre la última versión que
haya para descargarla.

Una vez se haya descargado, haz doble click sobre la


aplicación de Rufus. No necesitarás instalar nada, ya que se
iniciará automáticamente. Ahora, conecta al ordenador el USB
que quieras utilizar, y comprueba que el USB aparece en
el campo Dispositivo (1) que tienes arriba del todo.
Ahora pulsa sobre la opción Seleccionar (2) para elegir
la imagen ISO con la que quieres crear el USB de arranque.
Cuando pulses en Seleccionar, se abrirá un explorador de
archivos. En él tienes que buscar y seleccionar el archivo
.ISO de la distro que hayas descargado, y pulsar el
botón Abrir para que quede seleccionado en Rufus.

Una vez hayas seleccionado el archivo ISO, el resto de


opciones por defecto son las correctas para
prácticamente cualquier caso u ordenador. Por lo tanto, a no
ser que tengas unos conocimientos avanzados y quieras
cambiar algo por las especificaciones concretas de tu
ordenador, con dejarlo todo como está y pulsar el
botón Empezar ya es suficiente para crear tu USB.
Cuando pulses en Empezar, Rufus te lanzará un aviso
diciéndote que la versión del gestor de arranque syslinux que
utiliza es más antigua que la que solicita la ISO. Por lo que
debes pulsar el botón Sí para que Rufus se conecte a
Internet y descargue automáticamente la versión que
necesita.

Tras ese trámite, te aparecerá otra ventana en la que se


informa de que la ISO que has descargado puede ser escrita de
dos maneras en tu USB. Aquí, lo recomendable es que dejes
seleccionada la opción Escribir en modo Imagen
ISO y pulsas el botón OK.

Y por último, Rufus te advertirá de que al realizar este


proceso perderás todos los datos que tengas en el USB
que vayas a utilizar. Si estás conforme, pulsa en el
botón Aceptar y se empezará a preparar el USB de arranque.
Espera a que termine, y una vez se complete el proceso ya
podrás sacar el USB y arrancar con él el nuevo ordenador.

EN XATAKA

USB booteable: qué es y los 14 mejores programas para Windows, Linux y


macOS

Instala Linux junto a Windows 10


Una vez lo tienes preparado, tienes que arrancar el ordenador
desde el USB. Para ello, mete el USB en una ranura y luego
enciende el ordenador pulsando inmediatamente la tecla que
ejecute el selector de unidad para el arranque. Por lo general
esta debería ser F12, pero dependiendo de la BIOS y el PC
pueden ser otras como F1, F8, F9, F10, TAB o ESC. Cuando
veas el menú, selecciona la unidad del USB de arranque
y pulsa Enter para arrancar el ordenador a través de él.

Cuando arranques el USB, la primera pantalla que te va a


aparecer es la de elegir idioma. En ella,
simplemente selecciona el idioma que quieras
utilizar haciendo click sobre él con el ratón o, si no tienes,
seleccionándolo y pulsando Enter.

Una vez elegido el idioma, entrarás en la pantalla principal del


USB de Ubuntu. En ella vas a poder empezar con la
instalación iniciar la distro desde el propio USB. Yo te
recomiendo que elijas la opción Probar Ubuntu sin
instalarlo. Una vez estés dentro podrás iniciar la instalación,
con la ventaja de que ya habrás podido probar la distro para
decidir si es la que definitivamente quieres instalar o prefieres
probar con otra primero.
Se iniciará el sistema operativo a través del USB, por lo que
sin necesitar instalarlo podrás explorarlo un poco para ver si
te gusta o prefieres probar con otro. Si te convence y quieres
seguir adelante, ejecuta la aplicación de instalación que
debes tener en el escritorio. Independientemente de la distro
que hayas elegido, en la mayoría de ellas encontrarás una de
estas aplicaciones.

El proceso de instalación puede variar dependiendo de la


distribución, aunque muchas de ellas comparten las mismas
líneas generales. En cualquier caso, nosotros nos vamos a
ceñir al proceso de Ubuntu, que es el mismo que verás en
muchas distribuciones basadas en Debian y en ella misma. En
él, la primera pantalla es de introducción, y sólo tendrás
que elegir el idioma y pulsar en Siguiente para
continuar.

Ahora le llega el turno a la distribución del teclado. En este


apartado, debes elegir cuál es la distribución de las
teclas que tiene el teclado físico de tu ordenador o portátil
para que se configuren de manera que la v esté donde la v y la
ñ donde la ñ. Por ejemplo, si tienes un teclado sin la letra ñ
tendrás que buscar la distribución concreta que utilice en vez
de la española... o poner la española para utilizar la ñ aunque
no la tenga el teclado. Al terminar pulsa Siguiente.
Ahora, llegarás a una pantalla en la que vas a poder
conectarte a Internet configurando tu WiFi, algo que
abrirá la posibilidad a que Ubuntu actualice su sistema
además de instalarlo. Pero por defecto estará seleccionada la
opción de que prefieres no conectarte a una WiFi en este
momento, por lo que tampoco pasa nada si estás en un sitio
sin conexión. Todas las actualizaciones las podrás hacer
después.

En el siguiente paso vas a tener que cómo quieres que sea la


instalación. Lo recomendable es elegir la instalación
normal, pero también puedes escoger una mínima sin
bloatware en la que sólo se instalan las utilidades básicas, y
todas las aplicaciones las tendrás que elegir tú seleccionando
las que quieras. También puedes optar por instalar varios
programas de terceros seleccionando la última opción, que
suelen ser los drivers privativos de componentes como tu
gráfica o la WiFi.

Y ahora llegamos a la parte importante, ya que tienes que


decidir cómo quieres hacer la instalación. Ubuntu detectará
que tienes Windows, o sea que es suficiente con elegir la
opción de Instalar Ubuntu junto a Windows 10, y el
sistema de instalación se encargará de hacerlo sin problemas.
De hecho, al confirmar esta selección la instalación comenzará
automáticamente.
EN GENBETA

Estas fueron las aplicaciones Snap para Linux más populares de 2018

Ubuntu junto a Windows configurando


particiones

Aunque este otro método es prescindible si directamente


escoges la opción de instalar junto a Windows, también vas a
poder hacer una personalización más personalizada. Para
ello, selecciona la casilla de Más opciones. Con este
modo, podrás crear manualmente las particiones en las que se
instala Ubuntu u otra distribución, algo un poco más completo
pero que te va a ayudar a optimizar el rendimiento de la
distro.
Existen varias configuraciones de particiones que puedes
realizar dependiendo del uso que le vayas a dar al PC, pero
nosotros vamos a enseñarte a hacer una de las clásicas con
tres particiones. Una será la partición de raíz para alojar los
archivos esenciales de la distro. La otra será la de área de
intercambio, que guardará los archivos temporales en el disco
duro cuando esté ocupada toda la RAM. Y luego estará la
partición Home para guardar tus archivos personales.

Tener separado el directorio /home en una partición


diferente ayuda a una mejor organización física de tus
datos en el disco, y facilita el poder formatear una de ellas sin
tocar la otra. De esta manera, por ejemplo, podrás reinstalar
distribuciones GNU/Linux en tu ordenador sin necesitar
mover tus datos y configuraciones, e incluso puedes tener
varias distros en el mismo ordenador compartiendo los
mismos datos de usuario.

Las tres particiones las irás creando una detrás de otra en la


pantalla a la que llegas tras pulsar Más opciones, y siempre
con el mismo proceder. Primero selecciona el espacio
libre del disco duro (1), que es el que hemos creado al
principio desde Windows, y luego pulsa en el botón + de
suma (2) para crear una nueva partición. Cada vez que
termines de crear una partición selecciona siempre el espacio
libre antes de crear la siguiente.

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