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Fundamentos del Derecho Procesal II / Prof. Rolando González T.

ÁREA TEMÁTICA 2: TEORÍA DE LA ACCIÓN

Planteamiento del Problema


La mayor expresión en cuanto al estudio del derecho procesal es la acción. El
termino acción proviene del latín actio-nis. En latín del verbo ago-ere “obrar, actuar”.
En sentido jurídico agere tiene como operación practica “llevar un asunto adelante,
proceder”. En el Derecho Romano el verbo agere tiene como significado “un obrar”,
hacer o ejecutar algo, toda vez que dicha regulación se debería a la repetición de gestos
y rituales o mímica de los hechos, la legis actio.
En ese orden de consideraciones, no bastaba con tener un derecho, sino los
mecanismos adecuados para defenderlo o protegerlo, lo que se llevaba a cabo con las
condiciones que era la protección coactiva para el cumplimiento de las obligaciones. Es
precisamente que de esas condiciones que más adelante derivan las acciones, reales o
personales.
Savigny presentó la acción con un doble sentido, uno material (objeto del juicio,
derecho de acción) y otro formal (demanda), que era como él lo entendió de las fuentes
romanas aunque en la etapa formularia la acción no tenía precisamente esa dimensión
que fue mayoritariamente seguida sin mayores reparos. La actio romana no era derecho
en sentido subjetivo, porque esta categoría no existía en el derecho romano, o por lo
menos no podía distinguirse claramente del ius objetivo, la actio era simplemente un
obrar, o mejor un accionar.

La noción de derecho subjetivo aparece en el siglo XVII con Grocio luego del
debate entre De Ockham y el Papa Juan XXII. Es evidente que el sentido privatista de la
acción marcaba su composición de fondo (derecho de acción, objeto de juicio hoy
entendido como pretensión) y de forma (acto escrito que inicia un juicio, hoy entendido
como demanda) muy armonizada con la tesis contractualista del proceso.

La acción en el derecho procesal.


Una polémica de gran relevancia surge en Alemania en el año 1856 con
Winscheid, quien publica su libro titulado “la actio del derecho civil romano, desde el
punto de vista del derecho actual”. Los postulados de dicho texto, señalaban que la actio
no comprende la existencia de un derecho ni de la lesión del mismo. No se debía
entender la actio romana en lugar del derecho o básicamente como actio. Para
Windscheid, la actio romana radicaba en un significado doble, primero se constituía
como pretensión, y en segundo lugar como el hecho de hacer valer esa pretensión.

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En ese orden de consideraciones la acción no nacía con la lesión de un derecho


porque resultaba originaria y autónoma.
En el año 1857, Theodor Muther presenta su libro titulado “Sobre la doctrina de
la actio romana del derecho de accionar actual de la litiscontestatio y de la sucesión
singular de las obligaciones”. En dicho texto objeta el trabajo de Windscheid. Muther
proponía a la acción como un derecho subjetivo público, cuyo titular esta asistido por
la razón que el juzgador deberá estimar al resolver el conflicto. Señala que, para estar
en presencia de la acción, se debía antes constatar un derecho privado y su respectiva
violación.
Así las cosas, Windscheid concebía la actio romana como un derecho subjetivo,
y Muther señalaba que la actio romana constituía un derecho independiente del
derecho subjetivo pero condicionado a la existencia de él. En efecto, señala que por
actio, se tenía un derecho por hacer valer.

Escuela Alemana
Con el surgimiento de la Escuela Alemana, a partir de la polémica Windscheid–Muther,
se establece que no se puede entender a la acción como un derecho subjetivo anterior
al juicio, porque antes de la demanda no existe un derecho a obtener una sentencia
estimada como justa. Estas consideraciones son analizadas por un joven Chiovenda,
quien postula que en realidad no existe una teoría de la acción sino una negación de la
acción y consecuencialmente del derecho subjetivo.
Escuela Italiana
La fecha del 03 de febrero de 1903 se establece como una fecha mítica en la cual
nace el Derecho Procesal como una rama perteneciente al derecho público, y su
separación definitiva del derecho privado. Giuseppe Chiovenda asume la catedra de
Derecho Procesal en Bolonia, postulando “la acción en el sistema de los derechos”.
Concebía la acción como derecho potestativo de carácter concreto y por tanto un poder
puramente ideal, de actuación de la ley, de generación de efectos jurídicos que se
ejercita a través de una declaración de voluntad relativa a lo que se pretende y que
requiere una demanda judicial para mantener a lo largo del proceso la voluntad de
actuar. Continuadores de dichos postulados sobre la acción lo encontramos en
Calamandrei y Carnelutti ambos pertenecientes a la Escuela Italiana con precisiones un
poco más o menos en atención a lo expuesto.
Las consideraciones y postulados de la acción, lejos de dar soluciones acertadas
o definiciones que nos acercara hacia una noción unitaria de acción, evidenciaron
diversos problemas al consignar a la acción como un derecho público, autónomo y
abstracto. De ahí, que concebimos a la acción como una teoría, existiendo un abanico

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importante de posiciones y elaboraciones de ideas contradictorias. Cada autor con su


propia opinión sobre la acción hace difícil un planteamiento y estudio de lo que significa
la acción a ciencia cierta.
En esta disputa de acción, todo está sujeto a cuestionamientos desde la
oportunidad en que nace la acción, es decir si antes e independiente a la vulneración de
un derecho o precisamente con ocasión de ella. El sujeto ¿contra quién se dirige, al
Estado, al adversario o va dirigida hacia ambos? ¿Cuál es la naturaleza jurídica de la
acción, es una facultad, un derecho público subjetivo, un poder o no es más que un
derecho de petición? ¿Que contiene realmente la acción? ¿Una pretensión de tutela
jurídica, derecho al proceso, derecho a la jurisdicción, obtener una sentencia o además
esa sentencia debe ser favorable?

Naturaleza Jurídica de la Acción


Según lo comentado anteriormente, podemos señalar que el estudio de la
naturaleza de la acción básicamente se puede concretar en las siguientes teorías o
doctrinas;
1) Teoría clásica: Postula que la acción es un elemento del derecho cuya
protección se reclama ante los tribunales al ser violado. Así, podemos concebirlo
como el derecho sustantivo puesto en ejercicio. En este sentido, la acción supone
un derecho y la violación del mismo teniendo como elementos esenciales: a) un
derecho; b) interés; c) calidad.
Para esta teoría no existe derecho sin acción, ni acción sin derecho. Esta teoría
de raíz civilista fue propuesta por Savigny, desarrollada por autores franceses y
españoles.

2) Teoría Alemana: postula que la acción es un derecho autónomo, independiente


del derecho sustantivo mismo y que se hace valer en contra del estado y del
adversario. Tiene características por lo tanto de derecho público, ya que le
correspondería al Estado conceder tutela del derecho.

3) Teoría de Chiovenda: postula que la acción es un derecho autónomo


potestativo, aquel que depende de la sola voluntad del titular, sin que el sujeto
pasivo este obligado a la realización de ningún acto para satisfacerlo. Por tanto,
define la acción como el poder jurídico de dar vida a la condición para la actuación
de la ley mediante la intervención de los órganos jurisdiccionales. Este derecho se
hace valer frente al Estado, pero contra el adversario. La acción trata de obtener
la satisfacción del derecho que se ha violado.

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4) Teoría de Goldschmidt: señala que la acción es un derecho subjetivo tendiente


a colocar al titular de ella en situación de obtener una sentencia favorable.
5) Teoría de Couture: señala que la acción es una de las formas típicas del derecho
de petición, consagrado en las constituciones políticas, siempre que sea ejercido
ante el Poder Judicial y de acuerdo con las formalidades de la ley procesal
respectiva.
Ahora bien, podemos enfocar la problemática de las teorías enunciadas
anteriormente con el objetivo de determinar qué relación existe entre el derecho
subjetivo y la acción. Derecho subjetivo que por lo demás constituye la facultad de exigir
o hacer alguna cosa. Como cada autor tiene su propia opinión sobre la acción, la doctrina
las agrupa en diferentes formas. Se establecen 3 grupos: 1) teorías tradicionales o
sustancialistas; 2) teorías que reconocen la autonomía de la acción. Integra además este
grupo; a) teorías que conciben a la acción como un derecho concreto (Wach, Chiovenda)
b) teorías que conciben a la acción como derecho abstracto (Carnelutti, Rocco,
Liebman) c) Teorías que conciben a la acción como un derecho potestativo (Chiovenda,
Calamandrei) y d) teorías que conciben la acción como un simple hecho (Satta).
3)teorías que entienden por acción el derecho a la jurisdicción como manifestación del
derecho constitucional de petición.
Como se desprende de lo expuesto, la pluralidad de concepciones de la acción,
ponen una dificultad aun mayor para poder determinar que es realmente la acción y
cuál es su naturaleza. De algo podríamos estar seguros por lo menos en esta parte, y es
que la acción tiene una importancia innegable en el estudio del Derecho Procesal, y de
ahí que exista la dificultad de unir opiniones y consideraciones en cuanto a su
naturaleza jurídica y la vinculación con otros enunciados como por ejemplo la
pretensión que veremos más adelante.
Analizando diversos autores, también puede llegarse a la conclusión que existen
dos corrientes; las teorías de la acción como derecho concreto que establece que la
acción, y sin desconocer la separación existente entre derecho material y acción
procesal, señala que esta se presenta como un derecho subjetivo que tiene el propósito
de obtener una resolución favorable o el pronunciamiento de una sentencia justa o una
sentencia sobre el fondo. Existe una segunda corriente de teorías que son de concepción
abstracta de la acción, que ven como objeto de la acción, la actividad jurisdiccional en
con consideración al resultado que se obtenga. Así, el derecho de acción seria solo un
derecho a la actividad jurisdiccional obteniendo el derecho a un proceso.
Esta última noción se desprende del procesalista alemán Adolf Wach, quien
postulaba que la acción era un derecho a obtener una concreta tutela jurisdiccional
independiente del derecho material sustancial, la cual denominó pretensión de tutela
jurídica.

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Existe consenso en otra clasificación de teorías que intentan dar forma a lo que
constituye su esencia. El criterio que podríamos señalar como afín es aquel que ordena
las teorías de la acción en monistas y dualistas. En este punto y siguiendo al profesor
Fernando Orellana estableceremos la siguiente clasificación:
1) Teorista Monista: o teoría clásica. Radica en fundamentos del derecho romano
y consecuencialmente del derecho civil.
2) Teoría dualista: se presenta una subclasificación:
a) Teoría concreta
b) Teoría abstracta
c) Teoría abstracta atenuada
Teoría Monista
Identifica la acción y el derecho subjetivo, siendo por tanto la acción un derecho
subjetivo deducido en juicio. Transgredida una norma jurídica el derecho tutelado por
ella, adquiere vigencia y tiende a protegerse a sí mismo. Orellana plantea el siguiente
ejemplo: el comprador está obligado a pagar el precio, si no lo hace vulnera una norma
y el derecho del vendedor adquiere vigor para protegerse a sí mismo, surgiendo la
acción para exigir su cumplimiento.
De la noción expuesta se hacen símiles los conceptos de acción y derecho
subjetivo, planteándose el siguiente análisis:
a) Si el derecho subjetivo y acción son una misma cosa, no podría existir acción sin
derecho que deba tutelar. No hay derecho que no tenga acción, ni acción que no
tenga derecho que tutelar. Esta situación no permite explicar, por ejemplo, el
caso de las obligaciones naturales reguladas en el artículo 1470 del Código Civil,
en las cuales existe un derecho, pero no acción. El acreedor de esas obligaciones
puede retener lo que se ha dado o pagado en razón de ellas. Sin embargo, no
puede exigir su cumplimiento toda vez que carece de acción. Dicho de otra
forma, en ese planteamiento encontraríamos un derecho y que sin embargo
carecería de acción, no dándose lugar a la premisa inicial que “no hay derecho sin
acción”.
Un segundo punto de discusión estaría dado por las acciones protectoras de la
posesión, cuya naturaleza jurídica es un hecho. Dichas acciones protegen la
tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño según el artículo
700 del Código Civil. En esta situación, es una acción que está protegiendo un
hecho, no existiendo por tanto un derecho tutelado. No se daría cumplimiento a
la segunda premisa enunciada “no hay acción sin derecho”

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Teoría dualista
Estas teorías plantean que el derecho subjetivo y acción son conceptos distintos.
La ciencia normal del Derecho Procesal se caracteriza por el pensamiento
científico procesal a cargo de dos escuelas, Alemana e Italiana, las que fueron
construyendo el paradigma de acción que dio lugar a una corriente evolutiva del
Derecho Procesal denominada cientificismo procesal. Cabe señalar que la denominación
anterior, denota una convulsión revolucionaria en sí misma caracterizada por una
teoría general y trilogía estructural del proceso desde que la acción, sean cuales fueren
los paradigmas alternativos, se entendió abstracta y autónoma.

Concretas

Señalan que si bien, derecho y acción son cosas distintas, la acción solo le
compete a quien tiene derecho. Para Windscheid el destinatario de la acción es solo el
demandado y para Muther el destinatario es el juez y a través de este, el demandado.

Abstractas

Para estas teorías, la acción le compete tanto al que tiene el derecho como al que
no lo tiene. Así las cosas, no existiría ninguna relación entre derecho subjetivo y acción.
Postulantes de estas teorías encontramos a Carnelutti y Couture.

Acción como derecho público subjetivo.


Recordemos que con anterioridad a los conflictos que tratan de determinar el
real contenido y naturaleza de la acción, esta fue concebida como un derecho subjetivo
material. Esta concepción provenía del derecho romano como fue enunciado
anteriormente y en relación con la manera en que se concebía la actio, elaborada por
Celso y recogida por las instituciones de Justiniano. Esta actio, era concebida como el
derecho de perseguir en juicio lo que a uno se le debe.
En nuestro derecho, queda claramente establecido bajo la influencia del Código
Civil Frances y del Derecho Civil de Catilla, tributario del concepto de Celso de acción,
en nuestro Código Civil. En efecto, don Andrés Bello identifica claramente los conceptos
de acción y derecho subjetivo al establecer en los artículos 577 y 578 de dicho cuerpo
legal, que de los derechos reales nacen acciones reales y que de los derechos personales
nace a su vez acciones personales.
Esta conceptualización de acción civilista, se ha ido reemplazando por
propuestas de carácter procesal que establecen que la protección jurídica por medio de
la acción corresponde al ámbito del derecho procesal y no privado. Esto, como
comentamos anteriormente surge desde la polémica entre Windcheid y Muther quienes

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plantean desde sus respectivas propuestas, abandonar la noción de actio del derecho
romano, y avanzar en configurar una autonomía del derecho procesal correspondiente
al derecho público.
Elementos de la Acción
En el proceso civil para conceder la tutela jurisdiccional impetrada a través del
ejercicio del derecho de acción, se deben reunir tres exigencias:

1) Que exista un sujeto activo: todo sujeto de derecho, persona natural o jurídica.
2) Que exista un sujeto pasivo: el Estado.
3) Que exista un objeto: finalidad de la acción, provocar la actividad jurisdiccional
del órgano Estatal.
4) Que exista una causa: existencia de un conflicto de relevancia jurídica en el cual
se plantee un interés no resuelto.

Pretensión

Suele confundirse los conceptos de acción y pretensión toda vez que dentro de
un proceso civil suelen ir en un mismo acto a través del hecho material de la demanda.
La pretensión sería el contenido de la acción.
Alcalá señala que la acción no varía nunca, lo que cambia es la pretensión.
De la violación del derecho nace una pretensión en contra de quien precisamente es su
autor. Cuando ese derecho se lleva a cabo ante el órgano jurisdiccional se ejercita por
medio de la acción.

Elementos de la pretensión

1) Existencia de sujeto activo


2) Existencia de sujeto pasivo
3) Existencia de un objeto
4) Existencia de una causa

Existencia de sujetos

Los sujetos podemos clasificarlos en;

• Sujeto activo de la acción; es el titular de la misma. La persona que la ejerce y


que dentro del proceso reviste el papel de demandante.
• Sujeto pasivo de la acción; es la persona en contra de la cual ella es dirigida y
que dentro del proceso reviste el rol de demandado.

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Existencia de un objeto

¿Que se persigue con su ejercicio?, o sea, el derecho cuyo reconocimiento o


declaración se pretende.

La generalidad de los autores, específicamente los denominados autores


clásicos, señalan que para conocer el objeto de la acción es necesario preguntarse qué
se pide por medio de ella. No hay que confundir tampoco el objeto de la acción con la
cosa pedida.

Ejemplo: en un juicio reivindicatorio de un fundo, el objeto de la acción será el


reconocimiento o declaración del derecho de dominio sobre dicho fundo, y en cambio,
la cosa pedida será el fundo mismo.

Existencia de causa

A diferencia de la acción, la causa consiste en el fundamento inmediato del


derecho deducido. Art. 177, inc. final del CPC.
Podemos señalar que toda acción tiene un objeto y una causa. Así, el objeto es la
cosa pedida y a su vez la causa es la razón o fundamento de esta petición.
Para reconocer el objeto nos preguntamos: ¿qué se pide? y para reconocer la
causa: ¿por qué se pide?
No podemos entonces confundir el objeto del pleito con su causa. En ese orden
de consideraciones, en dos juicios puede pedirse el mismo objeto, pero por causas
diferentes. Pongamos el siguiente caso propuesto por la doctrina: en el primer juicio
reclamo un fundo, porque soy su dueño en razón de haberlo comprado. Se niega lugar
a mi demanda. En el segundo juicio reclamo este mismo fundo, pero sosteniendo que
soy su dueño en razón de haberlo adquirido por herencia. El objeto en ambos juicios es
idéntico, o sea, el reconocimiento de la calidad de dueño, la causa de pedir es totalmente
diversa, ya que en el primero es el contrato de compraventa, y en el segundo, la
herencia.
Cabe señalar que desde el Derecho Romano se ha señalado que la causa es el
título en virtud del cual nos corresponde un derecho. Cuando este derecho se reclama
en juicio, se hacen valer uno o más títulos en virtud de los cuales se pretende tener el
derecho cuya protección se persigue. Este título o títulos que sirven de fundamento a la
demanda en que se reclama un derecho, toma la denominación técnica de “causa de
pedir”, materia que veremos en nuestra área temática N°8 correspondiente a las
resoluciones judiciales y propiamente a uno de los efectos denominado La Cosa
Juzgada.

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Clasificación de las acciones.

Las acciones admiten diversas clasificaciones según los puntos de vista desde los
cuales se formulen.

a) Según su objeto o finalidad, las acciones se clasifican en:

• Acciones de condena: Aquellas en virtud de la cual, el actor persigue que el


demandado sea condenado a efectuar una determinada prestación en su favor.
Podemos dar el siguiente ejemplo al respecto: Acción reivindicatoria, cuyo
objeto es obtener que el demandado sea condenado a restituir la cosa mueble o
inmueble reivindicada.
• Acciones declarativas: Aquellas destinadas a obtener la declaración de una
situación jurídica que aparece como incierta. Ejemplos: la acción que persigue la
nulidad de un determinado contrato; la acción que pretende la declaración de
un determinado estado civil, o bien la impugnación de un determinado estado
civil, etc.
• Acciones constitutivas: Aquellas que persiguen la obtención de estados
jurídicos nuevos mediante la dictación de la sentencia respectiva. Ejemplos: las
acciones de interdicción, divorcio, nulidad de matrimonio, filiación, etc.
• Acciones ejecutivas: Aquellas que tienen por objeto obtener el cumplimiento
forzado de la obligación, la cual consta fehacientemente en un documento que la
ley le otorga merito ejecutivo. Ejemplo: la acción que tiende a obtener el
cumplimiento, por la vía ejecutiva, de una obligación que consta de una
sentencia ejecutoriada o copia autorizada de escritura pública.
• Acciones precautorias: Aquellas que tienen por objeto garantizar el
cumplimiento de una obligación que se aún no ha sido reconocida judicialmente.
Ejemplos: medidas precautorias

b) Según el derecho que protegen, las acciones pueden clasificarse en: civiles y
penales

• Acciones civiles: Aquellas en que el derecho cuya protección se pretende es de


naturaleza civil.
- Acciones muebles son aquellas que protegen un derecho mueble, o sea,
el que se ejerce sobre cosa mueble o versa sobre un hecho debido.
- Acciones inmuebles, en cambio, son aquellas que protegen un derecho
inmueble, es decir, el que se ejerce sobre una cosa inmueble.
- Acciones reales son aquellas que protegen un derecho real, esto es, las
que se ejercen sobre una cosa sin respecto a determinada persona.
- Acciones personales son aquellas que protegen un derecho personal,
esto es, que se ejercen respecto de determinadas personas que por un
hecho suyo o la sola disposición de la ley han contraído las obligaciones
correlativas

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• Acciones penales: Aquellas en que el derecho cuya protección se pretende es


de naturaleza penal.

Ejercicio de la Acción

Para que podamos llevar acabo el ejercicio de la acción, deben concurrir ciertos
requisitos;

Requisitos de fondo

a) Obtener un provecho actual: en el sentido de obtener aspectos concretos y no


meras expectativas.
b) Que el actor tenga un interés: una aspiración legitima. Sin interés no hay
acción.
c) Legitimación.

La Legitimación

El planteamiento de esta figura dice relación con precisar quien es el titular de


un determinado derecho y por tanto quien está justificado para demandar o para ser
demandado. Ahora bien, dicho planteamiento se origina toda vez que una persona
puede ser capaz para comparecer en juicio, pero no encontrarse en una situación de ser
legitimado para intentar una acción o en su defecto para oponer una excepción que la
destruya. Así la legitimación sirve para determinar los sujetos que pueden ser “justa
parte” en un determinado litigio. Dicho de otro modo, determinar quiénes tienen la
calidad de legítimos contradictores para discutir sobre el objeto del proceso en una
determinada relación procesal.
La doctrina clásica, sitúa a la legitimación como un requisito de la acción. Si ella
no concurre estaremos en presencia de la falta de un requisito de fondo que en caso de
faltar, se hará imposible acceder a la tutela judicial esperada.

A su vez debemos enunciar los requisitos de forma en los siguientes términos;

a) Capacidad en el actor: nos referimos a capacidad de ejercicio del sujeto activo


de la acción o en su defecto, que actúe mediante una representación valida de
quien comparezca a su nombre o en virtud de un mandato.
b) Capacidad en el demandado: debe existir a su vez, capacidad en el sujeto
pasivo de la acción, o representación valida en los términos enunciados
anteriormente.
c) Cumplimiento de formalidades legales: nos referimos básicamente a las
formalidades o requisitos señalados en el artículo 254 del CPC, en la forma de
proponer la demanda.
d) Tribunal competente: aplicamos en este apartado lo discutido en el área
temática N°1 correspondiente a la Competencia.

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Pluralidad de acciones.

Generalmente al ejercer una acción, será esta promovida por su titular. Una
acción-un titular. Sin embargo, existen situaciones en las cuales no ocurre lo señalado,
toda vez que el demandante podría tener más de una acción para hacer valer.
Este fenómeno se plantea en el artículo 17 del CPC, al decir;
“En un mismo juicio podrán entablarse dos o más acciones con tal que no sean
incompatibles”
El objeto de esta figura de pluralidad de acciones, lo encontramos en razones de
economía procesal. En efecto, el legislador ha querido que se deduzcan varias acciones
en un solo pleito para evitar que entre las mismas partes tengan que seguirse dos o más
juicios, en circunstancias que bien pueden ser tramitados y fallados en un solo proceso.
Ahora bien, la acción es una sola, por tanto y en estricto rigor se estaría refiriendo este
precepto a una pluralidad de pretensiones. Es del caso señalar que no es necesario que
las acciones se encuentren ligadas unas a otras, sino que deban ser ejercitadas entre un
mismo demandado y un demandante correlativo.
Tampoco debemos entender que la interposición de varias acciones es una
obligación, sino que es facultativo deducir o no en un mismo juicio dos o más acciones.
Si se quiere, pueden ser deducidas por separado en juicios independientes. Además, es
indiferente que las acciones sean o no una consecuencia de las otras.
Las acciones eso sí, deben ser compatibles, en el sentido que puedan ser
cumplidas simultáneamente sin dificultad alguna. No obstante, la ley permite que en
una misma demanda puedan proponerse dos o más acciones incompatibles para ser
resueltas una como subsidiaria de la otra. Así lo establece el artículo 17, inc. 2°, CPC;

“Sin embargo, podrán proponerse en una misma demanda dos o más acciones
incompatibles para que sean resueltas una como subsidiaria de otra.”

Cuando las acciones sean compatibles, o siendo incompatibles se hayan


propuesto en forma de ser resueltas una en subsidio de la otra, todas deben estar
sujetas a un mismo procedimiento. Así, en un juicio ejecutivo no podremos deducir una
acción de este último carácter y una acción declarativa ordinaria, por cuanto ambas se
hallan sujetas a distinto procedimiento.

Oportunidad que se ejercita la acción

Según lo que señalamos en la exposición de clases, la acción puede ser ejercida


por el actor cuando el lo estime conveniente, no existiendo entonces un plazo o termino
para su ejercicio.
Ahora bien, el legislador ha planteado casos en que debe ser intentada la acción
dentro de un término, bajo apercibimiento de perder su ejercicio y encontrándose en la
imposibilidad de poder ser ejercida con posterioridad.

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Los casos que plantea el legislador son los siguientes;

• Art 21 del CPC, Adhesión a la demanda “Si la acción ejercida por alguna
persona corresponde también a otra u otras personas determinadas,
podrán los demandados pedir que se ponga la demanda en conocimiento
de las que no hayan ocurrido a entablarla, quienes deberán expresar en
el término de emplazamiento si se adhieren a ella. Si las dichas personas
se adhieren a la demanda, se aplicará lo dispuesto en los artículos 12 y
13; si declaran su resolución de no adherirse, caducará su derecho; y si
nada dicen dentro del término legal, les afectará el resultado del proceso,
sin nueva citación. En este último caso podrán comparecer en cualquier
estado del juicio, pero respetando todo lo obrado con anterioridad”.

• Art 269 del CPC, Jactancia “Cuando alguna persona manifieste


corresponderle un derecho de que no esté gozando, todo aquél a quien su
jactancia pueda afectar, podrá pedir que se la obligue a deducir demanda
dentro del plazo de diez días, bajo apercibimiento, si no lo hace, de no ser
oída después sobre aquel derecho. Este plazo podrá ampliarse por el
tribunal hasta treinta días, habiendo motivo fundado.”

• Art 280 del CPC, Medidas Prejudiciales Precautorias “Aceptada la


solicitud a que se refiere el artículo anterior, deberá el solicitante presentar
su demanda en el término de diez días y pedir que se mantengan las
medidas decretadas. Este plazo podrá ampliarse hasta treinta días por
motivos fundados. Si no se deduce demanda oportunamente, o no se pide en
ella que continúen en vigor las medidas precautorias decretadas, o al
resolver sobre esta petición el tribunal no mantiene dichas medidas, por
este solo hecho quedará responsable el que las haya solicitado de los
perjuicios causados, considerándose doloso su procedimiento.”

• Art 474 del CPC, Reserva de Excepciones “Si, en el caso del artículo
precedente, no entabla el deudor su demanda ordinaria en el término de
quince días, contado desde que se le notifique la sentencia definitiva, se
procederá a ejecutar dicha sentencia sin previa caución, o quedará ésta
ipso facto cancelada, si se ha otorgado.”

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