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La historia de Italia está íntimamente ligada a la de la cultura occidental y la historia de

Europa, y buena parte de los principales acontecimientos históricos del mundo occidental y
universal han tenido lugar en el país o los han protagonizado sus pueblos.
Heredera de múltiples culturas antiguas como la de los etruscos y latinos y receptora de
la colonización griega y cartaginesa, vio nacer el Imperio romano, legador de gran parte de la
cultura occidental y uno de los mayores de la historia. Tras la caída del Imperio, Italia sufrió
una serie de invasiones germanas alternadas con intentos bizantinos y francos de reconstruir
la unidad del Imperio romano.1 Roma, sede del papado y fuente de legitimidad imperial fue en
esos tiempos un foco que atrajo a figuras como Justiniano I y Carlomagno.
Durante la Edad Media Italia se convertiría en un mosaico de ciudades-estado que luchaban
entre sí para conseguir la hegemonía sobre el resto, con frecuentes intervenciones de las
potencias circundantes y de la Iglesia católica. Su privilegiada situación geográfica hizo que
fuera clave en el comercio europeo y favoreció repúblicas marítimas conectadas con la historia
europea. La lucha entre el poder temporal imperial, que incluía a Italia, y el espiritual papal,
que tenía su sede en Roma, tuvo en Italia especiales repercusiones.
Esta herencia de relevancia política lo convirtió en foco de las luchas por el poder en Europa.
Además, el legado cultural clásico y eclesiástico fue el caldo de cultivo de nuevas tendencias.
En los siglos XV y XVI se convirtió en el centro cultural de Europa dando origen
al Renacimiento y fue uno de los campos en los que se decidió la supremacía europea
del Imperio español con la victoria sobre Francisco I de Francia.
Tras el declive de la monarquía hispánica, el Imperio austrohúngaro pasaría a controlar la
región, como buena parte de Europa Central. Transformada en un campo de batalla durante
las guerras revolucionarias francesas y el Primer Imperio de Napoleón Bonaparte, pasaría a
luchar por su independencia. Entre 1856 y 1870 se llevó a cabo la Unificación de
Italia después de una serie de guerras que implicó enfrentarse al Imperio austríaco y
los Estados Pontificios, a partir del cual Italia se instituye como un país.
Posteriormente, el Reino de Italia junto con las demás potencias europeas llevaría a cabo
políticas imperialistas que conformarían el Imperio italiano y que la llevaron a participar en
la Primera Guerra Mundial del lado de la Entente, a desarrollar el fascismo de Benito
Mussolini, a la invasión de Albania y Abisinia y a participar en la Segunda Guerra Mundial con
las Potencias del Eje junto a la Alemania Nazi y el Imperio del Japón. Después de la derrota
en la Segunda Guerra Mundial, la monarquía sería derrocada y se instauró la actual república
que tuvo una excelente recuperación.

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