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NICOLÁS SALAS

SEVILLA
CRONICAS XX

TOMO I
1895 - 1920

EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA


TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

NICOLÁS SALAS
NICOLÁS SALAS

SEVILLA
CRONICAS XX
TOMO I: 1895 - 1920

5
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

SEVILLA 2017

A437101439
TOMO
I
Colección: Bolsillo
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

EDICIÓN DIGITAL DE LA SEGUNDA EDICIÓN IMPRESA 1991

COMITÉ EDITORIAL:
José Beltrán Fortes
NICOLÁS SALAS

(Director de la Editorial Universidad de Sevilla)


Araceli López Serena
(Subdirectora)

Concepción Barrero Rodríguez


Rafael Fernández Chacón
María Gracia García Martín
Ana Ilundáin Larrañeta
Emilio José Luque Azcona
María del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado
Manuel Padilla Cruz
Marta Palenque Sánchez
José-Leonardo Ruiz Sánchez
Antonio Tejedor Cabrera

6
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro
puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electró-
nico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cual-
quier almacenamiento de información y sistemas de recuperación, sin
permiso escrito de la Editorial Universidad de Sevilla.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

© EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA, 2017.


Porvenir, 27 - 41013 Sevilla
Tlfs.: 954 487 447; 954 487 452; Fax: 954 487 443
Correo electrónico: eus4@us.es
Web: <http://www.editorial.us.es>

© NICOLÁS SALAS, 2017.


ISBN: 84-
ISBNe: 978-84-472-2078-6
Digitalización y realización interactiva:
Santi García. santi@elmaquetador.es

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I

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EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX TOMO
NICOLÁS SALAS

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con esperanza.
sus hombres y mujeres,
A Sevilla,
TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX
NICOLÁS SALAS

INDICE

PROLOGO PARA LA SEGUNDA EDICION ......... . 13~


Hombres, hechos, circunstancias ......................... . 13'-J

PRIMERAPARTE
La herencia del siglo XIX (1895-1910)
0.-Imagen de España.......................................... 21
10
Notas............................................................. 27
1.- Ciudad sin tiempo.......................................... 33
Notas............................................................. 49
2.- Los sevillanos viven su vida.......................... 63
Notas............................................................. 91
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

3.-Hambre, ignorancia, muerte.......................... 103


Notas............................................................. 125
4.-Orígenes de la decadencia socioeconómica. 131
Notas............................................................. 158
5.- Panorama de la vida administrativa.............. 167
Notas............................................................. 172
6.- Sevilla, espíritu de contradicción .. ........ ...... .. 177
Notas............................................................. 191
7.-Los hombres y las ideas................................. 197
Notas............................................................. 214

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TOMO
I SEGUNDA PARTE
Renacimiento (1911-1920)
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

0.-La España desintegrada ................................ . 225~


Notas ............................................................ . 227'-J
1.- Ciudad en evolución .................................... . 231
Notas ............................................................ , 237
NICOLÁS SALAS

2.- La Sevilla de José y Juan ............................... . 243


Notas ............................................................ . 252
3.- Corrupción, caciquismo, denuncia .............. . 257
Notas ............................................................ . 263
4.-Se vislumbra el relanzamiento ..................... . 267
Notas ............................................................ . 273
5 .- Lento despertar del letargo ........................... . 279
Notas ............................................................ . 289
6.-Procesiones todo el año ............................... . 293
Notas ............................................................ . 304
7 .- «Edad de oro» del Ateneo .............................. . 311
11 Notas ............................................................ . 326
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

PRÓLOGO PARA LA SEGUNDA EDICIÓN


NICOLÁS SALAS

HOMBRES, HECHOS, CIRCUNSTANCIAS

La idea de escribir un libro de síntesis sobre la Sevilla del


siglo XX fue de la Dirección del Secretariado de Publicacio-
nes de la Universidad de Sevilla en 1975. De acuerdo con di-
cho propósito realicé una descripción documental de la vida
de la ciudad y su entorno durante la presente centuria, to-
mando como base los factores humanos, los hechos más
significativos de la vida local y las circunstancias sociales,
económicas y políticas de tiempo y lugar, evitando caer en
abstracciones que pudieran desnaturalizar la recuperación
de la memoria histórica.
En este recorrido por el siglo XX sevillano, escrito con
perspectiva y estilo periodístico, como unos modernos ana-
13 les, sin pretensiones interpretativas, tarea que corresponde a
los historiadores, se ofrece una crónica del pasado más re-
ciente, tan cercano en el tiempo y tan lejano en la memoria
colectiva sometida a la vorágine informativa de nuestra épo-
ca. De manera que esta crónica sevillana pretende ser herra-
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mienta de trabajo provechosa para quienes valoran los


antecedentes, sienten curiosidad por el pasado, a la vez que
desean obtener provecho de la experiencia.
La estructura del ensayo obedece precisamente al deseo
de facilitar la consulta sobre temas concretos en el conjunto
de la obra o bien por décadas, sin pérdida de la fluidez ex-
positiva. La metodología utilizada permite seguir los asuntos
monográficamente durante cerca de un siglo, desde 1895
hasta 1990, sin pérdida del hilo cronológico.
La metodología consiste en dividir la obra en ocho par-
tes, que corresponden a etapas bien definidas de la vida se-
villana. A su vez estas ocho partes se subdividen en cuatro

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TOMO
I
tomos con dos partes en cada uno de ellos, más un quinto
tomo con los apéndices, que tan buenos servicios prestaran
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

en la primera edición y que ahora se ofrecen actualizados y


con nuevos temas.
Cada uno de los tomos contiene lo siguiente:
Tomo 1.- 1895-1910: La herencia del siglo XIX.
1911-1920: Renacimiento.
NICOLÁS SALAS

Tomo 11.-1921-1930: Sevilla tuvo su oportunidad.


1931-1940: Antes y después de 1936.
Tomo III.- 1941-1950: Sevilla no supo ganar la guerra.
1951-1960: Sevilla es sueño.
Tomo IV.- 1961-1975: Los años decisivos.
1976-1990: Sevilla, siglo XXI.
Tomo V.-Apéndices.
Estos ocho apartados cronológicos se subdividen en
otros ocho amplios apartados temáticos, precedidos de un
número del O al 7 que sirve de identificación en el conjunto
de la obra.

El esquema temático es el siguiente:


14 O.- Entorno: perspectivas nacionales políticas, económi-
cas y sociales, religiosas y culturales.
1.- La ciudad: urbanismo, arquitectura y vivienda, ba-
rriadas, infraestructuras básicas, monumentos y estatuas, río
Guadalquivir, parque de vehículos.
2.- La sociedad: población, movimientos biológicos y
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

migraciones, clases sociales, diversiones y deportes, Feria de


Abril, costumbrismo ciudadano.
3. - Indicadores sociológicos: población activa por secto-
res, desempleo, nivel de vida, sanidad y beneficencia, pros-
titución, enseñanza y asuntos varios.
4.- Vida económica: sectores agrario, industrial y de ser-
vicios, minería, turismo, zonas industriales, actividades por-
tuarias, banca y ahorro, empresas y corporaciones
mercantiles, artesanías, ferias y mercados.
5.- Vida administrativa: Ayuntamiento, Diputación, Dis-
trito Universitario, Diócesis, Ejército, Gobierno Civil, Políti-

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TOMO
I ca, Autonomía, consultas electorales, Exposición Iberoame-
ricana de 1929, Exposición Universal de 1992.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

6. - Vida espiritual: actividades religiosas, Hermandades


y Cofradías, Semana Santa, romerías, patrimonio artístico,
santoral sevillano.
7.- Vida intelectual: escritores, pintores y escultores, mú-
sicos, Universidad, Reales Academias, Ateneo, museos y
NICOLÁS SALAS

bibliotecas, teatro, cinematografía, artesanías, fotografía, me-


dios de comunicación.
Como complemento el tomo V incluye varios apéndices
con relaciones nominales de personas que han ocupado car-
gos públicos y privados locales y provinciales y de carácter
nacional relevante, además de cuadros estadísticos indicati-
vos de la evolución socioeconómica y política (consultas
electorales).
Asimismo se añade al final de cada capítulo la relación
de notas incluidas en el texto, ofreciendo las fuentes consul-
tadas, ampliando en ocasiones los temas y actualizando la
bibliografía.
Este ensayo, estas crónicas sobre la Sevilla del siglo XX,
15 debe entenderse como un intento de aproximación a las vi-
vencias sociales, económicas y políticas, complementarias
de obras históricas monográficas o generales. Si la primera
edición de Sevilla: crónicas del siglo XX, publicada en 1976,
tenía el carácter de apéndice de la Historia de Sevilla, dirigi-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

da por el profesor Francisco Morales Padrón, obra magnífica


del Secretariado de Publicaciones de la Universidad, esta va-
loración queda en parte superada con la reciente obra titula-
da Sevilla en el siglo XX, fruto de la investigación de Alfonso
Braojos Garrido, María Parias Sainz de Rozas y Leandro Al-
varez Rey, que abarca desde 1868 hasta 1950 y ofrece una
inicial interpretación de la primera mitad de nuestra centuria
y sus antecedentes inmediatos.
Naturalmente la proximidad de los acontecimientos y la
presencia física de sus principales protagonistas, no permi-
ten aún, en determinadas ocasiones, una exposición más
completa de la segunda mitad de nuestra centuria, para lo

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TOMO
I que falta perspectiva histórica y libertad de acceso a las
fuentes documentales.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Espero y deseo que esta segunda edición alcance la mis-


ma consideración que la primera, como libro modesto pero
de utilidad para los estudiosos de la vida sevillana.
NICOLÁS SALAS

Nicolás Salas
Santa María de Sevilla.
Colina Blanca, 1989-1991.

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SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

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EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA TOMO
NICOLÁS SALAS

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(1895-1910)
PRIMERA PARTE
La herencia del siglo XIX
TOMO
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SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

"Hay en España un refrán que dice: «Quien no ha visto a


Sevilla, no ha visto maravilla». Confieso que me parecería
más exacto aplicado a Toledo o Granada que a Sevilla, don-
de no encontré nada maravilloso más que la catedral ( ...)
NICOLÁS SALAS

Sevilla tiene todo el rumor y movimiento de la vida. Le im-


porta poco el «ayer»,y menos aún el «mañana»;se entrega al
día presente. El recuerdo y la esperanza son la ventura de
los pueblos desdichados; Sevilla es feliz..·"
Teóf"tlo Gautier, «Un viaje por España». Valencia,
Sempere y Cía. Editores, s/a, p. 184.

18

Vista de la plaza de San Francisco en el último tercio


EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

del siglo XIX. Plaza porticada, con dos épocas bien defi-
nidas en la fotografía, de autor anónimo: la primera, en la
acera Este, bastante anterior a la reforma de Arjona
(1833), cuando se construyeron las casas porticadas de
las aceras Norte (calle Sierpes) y Sur (a la derecha de la
fotografía). Santiago Montoto, en 1930, escribió en «Blan-
co y Negro»: «Dos días tiene esta plaza sevillana, en los
cuales su espíritu palpita y alienta, al par que el de la ciu-
dad toda. Mañana del Corpus, plena de sol, de ambiente
embalsamado por el aroma de la juncia y el romero( ...) Y
Noche del Jueves Santo, de blanca luna y rutilantes luce-
ros, en que se sueña y añora la muerte de Jesús ( ...) ..

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SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

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EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA TOMO
NICOLÁS SALAS

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SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

O. IMAGEN DE ESPAÑA
NICOLÁS SALAS

Del desastre del 98 a las leves esperanzas


en el reinado de Alfonso XIII. Indicadores
sociológicos: un panorama sombrío. Repa-
triación de capitales e inmovilismo agrario.
Caen los Gobiernos. Pesimistas reaccio-
nes de los intelectuales. La España de
«pan y toros». ANTONIOMACHADO:«Creo
en la libertad y en la esperanza».

En el fiel entre dos siglos los historiadores no dudan


en presentar una nación dominada por la confusión y el
abandono, un país hambriento, semianalfabeto, frustrado
por el Desastre del 98 y las continuas luchas políticas de
21 la segunda mitad del siglo XIX, que tenía leves esperan-
zas en el reinado de Alfonso XIII, iniciado en 1902.
En diciembre de 1900 pueblan España 18.594.405 ha-
bitantes, de los que unos nueve millones son varones y
más de nueve millones y medio mujeres. Oficialmente se
admite más del cuarenta y cinco por ciénto de analfabe-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

tos (45,27 %), pero otras fuentes elevan la tasa hasta el


58,8 por ciento, aunque algunas estimaciones privadas
denuncien que cerca del ochenta por ciento de la pobla-
ción no posea la formación básica indispensable.
La esperanza de vida al nacer era a principios del si-
glo XX de 34,76 años, es decir, menos de la mitad que en
los años setenta. Los coeficientes de natalidad (33,8), de
mortalidad (28,3) y de nupcialidad (8,8), por miles de ha-
bitantes, son los más altos de la centuria.
El mundo laboral suponía el 40,0 por ciento de lapo-
blación total, que en números absolutos superaba leve-

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TOMO
I
mente los siete millones y medio de personas, en su in-
mensa mayoría varones, pues las mujeres activas suma-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

ban menos de un millón cuatrocientas mil. Es decir, en


términos relativos trabajaban el 66,9 por ciento de los
hombres y el 14,5por ciento de las mujeres, hecho curio-
so por cuanto supone la cota más baja del siglo. La efer-
vescencia social de finales del XIX se reflejó en la reforma
NICOLÁS SALAS

tributaria de 1899, en los congresos fundacionales del


Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General
de Trabajadores, en 1888; en la celebración por primera
vez del 1º de Mayo, en 1890; en el alzamiento campesino
de Jerez, en 1892; en el eco de los tres congresos del
PSOE, celebrados en Bilbao (1890), en Valencia (1892) y
en Madrid (1894); en la Ley de Represión del Anarquismo
de 1896 y un nuevo congreso del partido socialista en
Madrid que coincide con el traslado desde Barcelona a la
capital de la sede central de la UGT, en 1899.
Durante la primera década del presente siglo se gene-
ralizaron las huelgas. En 1900 se aprobaron las leyes de
Protección del Trabajo de mujeres y niños, y en 1904 la
22 de Descanso Dominical. En 1908 se reguló el derecho de
huelga. La población activa por sectores era del 66,34 por
ciento en la agricultura, del 15,99 por ciento en la indus-
tria y del 17,77 por ciento en los servicios.
Las actividades socioeconómicas habrían de reactivar-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

se en cierta medida y con carácter desigual, con escasa


repercusión positiva en el sector agrario, como conse-
cuencia de la repatriación de capitales de las colonias de-
finitivamente perdidas por España. Las estructuras
socioeconómicas eran reflejo del origen del fracaso de la
revolución industrial, enraizado en el inmovilismo y ab-
sentismo agrario, donde sólo el dos por ciento de los
propietarios poseía el cuarenta y siete por ciento de las
tierras productivas y algunos incluso municipios enteros.

El sector financiero se potenció con la creación de va-


rias entidades que pronto alcanzaron prestigio, como,

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I
por ejemplo, los Bancos Hispanoamericano y Vizcaya
(1901). Nacieron o se refundaron grandes empresas in-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dustriales, como la Basconia, Talleres de Deusto, Santa


Bárbara, Unión Española de Explosivos y Naviera Vas-
congada, entre los años 1892 y 1899, iniciándose durante
la primera década del siglo XX la influyente vida de Hi-
droeléctrica Ibérica, Altos Hornos de Vizcaya, Cross y
NICOLÁS SALAS

Central Siderúrgica de Ventas. En total, entre 1901 y 1909


nacieron más de once mil sociedades anónimas, con un
capital superior a los 3.500 millones de pesetas.
Durante los quince años que se incluyen en este capí-
tulo, la política y las guerras --en Cuba, en Filipinas y en
Africa- compartieron con la fiesta de los toros la aten-
ción popular. Antes del Desastre del 98 se habían aproba-
do las leyes de Asociaciones (1888) y del Sufragio
Universal (1890). Otros hechos significativos fueron los
siguientes: segunda campaña del Rif (1893-94), asesinato
de Cánovas del Castillo (1897), nacimiento de Francisco
Franco Bahamonde en El Ferrol, el día 4 de diciembre de
1892. Después del Desastre del 98 --con la explosión del
23 Maine, las batallas perdidas de Cavite y Santiago, el ar-
misticio y el Tratado de Paz de París- hay una larga y
expresiva lista de Gobiernos, demostrativa de la penosa
situación española.
Estos Gobiernos fueron presididos por Silvela (1899 y
1902), Sagasta (1901), Maura (1903 y 1907), Villaverde
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

0903 y 1905), Azcárraga (1904), Moret 0905, 1906 y


1909), Montero de los Ríos (1905), López Domínguez
(1906), Vega de Armijo (1906) y Canalejas (1910). Con
anterioridad al Desastre del 98 los Gobiernos fueron pre-
sididos por Cánovas del Castillo 0890 y 1895), Azcárraga
(1897) y Sagas ta O 897).
Otros hechos significativos fueron la boda del Rey Al-
fonso XIII con Victoria Eugenia de Battemberg y la bom-
ba de Mateo Morral 0906), la Semana Trágica de
Barcelona 0909) y la tercera campaña de Africa, con la
conquista del Monte Gurugú por Miguel Primo de Rivera,

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el desastre del Barranco del Lobo (1909), la pequeña guerra
de Melilla y la firma del tratado de paz con Marruecos (1910).
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

La dramática situación nacional tendtia reflejo en la reac-


ción de un destacado grupo de intelectuales, que más tarde
sería conocido como la «generación del 98».Sevilla había si-
do espejo de España durante los lustros finiseculares del
XIX y la primera década del XX, viviendo con emoción pa-
NICOLÁS SALAS

triótica y dolor las dramáticas consecuencias de la guerra


africana, tan próxima geográficamente que había convertido
a la ciudad en base de aprovisionamiento, hospital de heri-
dos y cementerio de héroes. Las consecuencias del Desastre
del 98 -tan duramente criticadas- se reflejaron en la vida
económica, social y cultural, con fuerte impacto en la con-
ciencia de una minoria de hombres y mujeres que habría de
convertirse en promotora del renacimiento sevillano que al-
canzarla su máxima expresión en los años diez y veinte. Pe-
ro antes y después del impacto logrado por la «generación
del 98», Sevilla vivió el fervor patriotero y la falta de sensibi-
lidad derrotista en pugna con demostraciones de amor pa-
trio y responsabilidad cívica. Así, los manifestantes callejeros
acogieron la guerra con Estados Unidos de América cantan-
24 do, unos, aquella copla que decía:
Al pelear con los yanquis,
señorestendrá que ver
cómo de dos ladrillazos
los haremoscorrer;
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

y otros:
Colores de sangre y oro
tiene la hispanabandera.
No hay oro para comprarla
ni sangre para verterla.

Copla que poco después se trocaría por otra, que ex-


presaba el dolor y la rabia popular:
Hoy, desmayaday triste,
con humildadse pliega,
amarilla de rabia
y roja de vergüenza.

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TOMO
I Los aldabonazos de la Regeneración llegaron a Sevi-
lla. Francisco Silvela escribe: «...el más ajeno a la ciencia
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

que preste alguna atención a asuntos públicos, observa


este singular estado de España: donde quiera que se pon-
ga el tacto, no se encuentra el pulso». Miguel de Unamu-
no, acusa: «Todos estamos mintiendo al hablar de
regeneración, puesto que nadie piensa en serio en rege-
NICOLÁS SALAS

nerarse a sí mismo. ¡Regenerarnos! ¿Y de qué, si aún de


nada nos hemos arrepentido?». Estas frases se escriben en
1898, el mismo año en que Joaquín Costa expone su Pro-
grama Regenerador, cuyo impacto nacional sugirió al
Ateneo madrileño, en 1901, una encuesta sobre «Oligar-
quía y caciquismo como forma actual de gobernar en Es-
paña», que durante varios meses mantuvo agrias
polémicas en los periódicos madrileños, especialmente.
Mas la España sin pulso, aparentemente insensible
ante los asuntos capitales de la vida nacional, tiene aga-
llas para rasgarse las vestiduras por algo que está claro le
interesa profundamente, y lanza un «¡Basta ya!» que tiene
su origen precisamente en las tierras del Sur. No es contra
el sacrificio de sus hijos en tierras extranjeras, no es un
25 clamor contra las hambrunas que azotan a los pueblos y
ciudades andaluzas, ni contra el paro obrero endémico,
pues esas y otras calamidades las sufre casi en silencio la
mayor parte de la sociedad española. El «¡Basta ya!» que
resuena en las tertulias, en las páginas de los periódicos y
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

hasta en el Parlamento, va contra quienes proponen nada


menos que prohibir las corridas de toros. Los enemigos
de la conocida como «fiesta nacional», en su mayor parte
identificados con la generación de intelectuales del 98,
entre ellos el premio Nobel (1906) Santiago Ramón y Ca-
jal, no lograron ni la aplicación de la Ley de Descanso
Dominical promulgada en 1904. La afición en masa, la Es-
paña de «pan y toros», en inenarrables mítines celebrados
en las plazas de toros de Bilbao, Valencia, Sevilla y Ma-
drid, se opuso a tal medida por aclamación popular.
Cuando Sevilla inicia su propia andadura por el siglo
XX, con sus peculiaridades domésticas, provincianas y

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TOMO
I meridionales, no está libre de la influencia del entorno
nacional político, económico y social de la época. Ante
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

un panorama desolador como pocos en la historia mo-


derna de España, hay un sevillano que exclama: «Creo en
la libertad y en la esperanza». Es Antonio Machado que
aprovecha el elogio al maestro Azorín, por su reciente li-
bro Castilla, para hacerle públicamente un envío:
NICOLÁS SALAS

« ¡Oh, tú, Azorín, escucha: España quiere


surgir, brotar, toda una España empieza!
¿Y ha de helarse en la España que se muere?
¿Ha de ahogarse en la España que bosteza?
Para salvar la nueva epifanía
hay que acudir, ya es hora,
con el hacha y el fuego al nuevo día.
Oye cantar los gallos de la aurora. 1'()

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TOMO
I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

1 Ricardo de la Cierva, Historia básica de la España actual


(1800-1974). Barcelona, Ed. Planeta, 1974, pp. 143-177. Idem, La
Historia perdida del socialismo español. Madrid, Ed. Nacional, 1972,
NICOLÁS SALAS

pp. 61-71. Idem, Francisco Franco, un siglo de España. Madrid, Ed.


Nacional, 1973, tomo I, pp. 25-72. Melchor Fernández Almagro, His-
toria política de la España contemporánea (1897-1902). Madrid,
Alianza Ed.,1970, segunda edición, tomo III, pp. 79-215 y 267-303.
Jesús Pabón, Cambó. Barcelona, Ed. Alpha, 1952, tomo I, pp. 167-
382. José Luis Comellas, Historia de España Moderna y Contemporá-
nea. Madrid, Ed. Rialp, 1971, pp. 335-351. Miguel Martínez
Cuadrado, Historia de España.- la burguesía consen;adora (1874-
1931). Madrid, Alianza Ed., 1974, tomo VI. Manuel Tuñón de Lara,
Historia de España.- Revolución burguesa, oligarquía y constitucio-
nalismo (1834-1923). Barcelona, Ed. Labor, 1981. Idem, La España
del siglo XIX. Barcelona, Ed. Laia, 1973, cuarta edición, pp. 331-392.
Idem, La España del siglo XX. Barcelona, Ed. Laia, 1974, tercera edi-
27 ción, tomo I, pp. 15-23. Idem, El movimiento obrero en la Historia de
España. Madrid, Taurus Ed., 1972, pp. 299-455. Raymond Carr, füpa-
ña.- 7808-1939. Barcelona, Ed. Ariel, 1979, séptima reimpresión. José
María García Escudero, Historia política de España. Madrid, Ed. Na-
cional, 1976, tomo I, segunda edición. Carlos Seco Serrano, Historia
de España.- la Segunda República. Barcelona, Instituto Gallach, 1975,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

tomo VI, sexta edición. Vicente Rodríguez Casado, Conversaciones


de Historia de España. Barcelona, Ed. Planeta, 1965, tomo III, pp.
123-140. Salustiano del Campo, La política demográfica española.
Madrid, Edicusa, 1974, pp. 9-17. Ramón Tamames, Estructura econó-
mica de España. Madrid, SEP, 1965, tercera edición, pp. 16 y 22. Jor-
di Nada!, El fracaso de la revolución industrial en España.
Barcelona, Ed. Ariel, 1975, pp. 25-53, 122-187 y 226-245. Gabriel Tor-
tella Casares, La Banca española en la Restauración. Madrid, Servi-
cio de Estudios del Banco de España, 1974, tomo II, pp. 79-95,
101-157, 221-223 y 541-549. Eloy Luis Andrés, Etica española. Ma-
drid, Suc. de Rivadeneira, 1925, segunda edición, pp. 49-73. Juan Re-

A437101439
TOMO
I glá y Leonor Sanz, La era de las revoluciones en España. (En «Histo-
ria General del Trabajo«). Barcelona, Ed. Grijalbo, 1965, tomo III, pp.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

476-477. Julián Cortés Cavanillas, Alfonso Xlll Madrid, Ed. Prensa Es-
pañola, 1959, pp. 114-116. José Montero Alonso, Sucedió en Palacio.
Madrid, Ed. Prensa Española, 1974, tercera edición, pp. 303-404. An-
tonio Machado, Poesías. Buenos Aires, Ed. Losada, 1969, octava edi-
ción, pp. 180-182. José María de Cossío, Los Toros. Madrid, Espasa
NICOLÁS SALAS

Calpe, 1961, tercera edición, tomo II, pp. 150-192. Instituto Nacional
de Estadística, Anuario 1971. Madrid, Ed. Presidencia del Gobierno,
pp. 47-55. Anuario 1974. Madrid, Ministerio de Planificación del De-
sarrollo, p. 39. I Plan de Desarrollo Económico y Social, Factores hu-
manos y sociales. Madrid, Presidencia del Gobierno-Comisaría del
Plan, 1963, pp. 38-39. Ministerio de Educación y Ciencia, Datos y ci-
fras de la enseñanza en España. Madrid, 1974, tomo I, p. 169. Otras
obras consultadas con carácter general: Joaquín Costa: Oligarquía y
caciquismo - Colectivismo agrario y otros ensayos (Antología). Ma-
drid, Alianza Ed., 1967. Pedro Laín Entralgo, La generación del no-
venta y ocho. Madrid, Ed. Espasa Calpe, 1970, séptima edición.
Miguel de Unamuno, El poroenir de España y de los españoles. Ma-
drid, Ed. Espasa Calpe, 1973. John Chaberlain, El atraso de España.
28 Valencia, Sempere y Cía. Ed., 1910 (?). Ramón Latre, Por qué el espa-
ñol no ha llegado a más. Bilbao, Espasa Calpe, 1929. Edward Malefa-
kis, Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo
XX. Barcelona, Ed. Ariel, 1972, segunda edición. Ramón Menéndez
Pida!, Los españoles en la Historia. Buenos Aires, Ed. Espasa Calpe,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

1959. Eloy Luis André, Etica española (Problemas de moral contem-


poránea), Madrid, Labor, 1925. «ABC,diario», Antología: biblioteca de
un siglo (1905-1988), doce tomos, Madrid, Prensa Española, 1988.
Prensa Española, Setenta años de España a través de ABC (1905-
1975), Madrid, 1976, dos tomos. Víctor Alba, Los conseroadores en
España, Barcelona, Ed. Planeta, 1981. Víctor Manuel Arbeloa, Oríge-
nes del Partido Socialista Obrero Español, Madrid, 1979. Eric Bakla-
noff, La transformación económica de España y Portugal, Madrid,
Espasa Calpe, 1980. Banco de Bilbao, Noticia de España (1840-
1940), 1971. Banco de Bilbao, Lo que vivimos ... (1857-1982), Bilbao,
1982. Prensa Española, Antología de «Blanco y Negro»,Madrid, 1987,
diez tomos. George Borrow, La Biblia en España, Madrid, Alianza

A437101439
TOMO
I Ed., 1970. Juan Antonio Galvarriato, El Banco de España (1829-
1929), Madrid, 1932. Pedro Gómez Aparicio, Historia del Periodis-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

mo español, Madrid, Editora Nacional, 1967-1979, cuatro tomos.


María Zambrano, La España de Galdós, Madrid, La Gaya Ciencia,
1982. INE, anuarios. Fernando Díaz Plaja, La Historia de España en
sus documentos (Siglo XIX), Madrid, Cátedra, 1983. Idem, La vida es-
pañola en el siglo XIX, Madrid, 1952 y 1969.
NICOLÁS SALAS

29
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Julio (Fragmento)
"Calle del Betis. Triana.
El corazón del estío
penetra el escalofrío
NICOLÁS SALAS

de la fuente charlatana.
La velada de Santa Ana
llena de música el río.
Con los ojos de Rocío
se ilumina la ventana.»
Manuel Machado, «Sol», Madrid, Ed. Plenitud
(00.CC.), 1957, pp. 228-229.

30

"El tiempo de Betis -escribe Angel Vela- es la no-


che, y el verano la estación que mejor le sienta. De punta
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

a punta se vistió de gala para atraer a ociosos y forasteros


a sus gratos relentes ...»Antes de llamarse Betis, desde el 8
de julio de 1859, se llamó calle del Rey (1431), del Río
(1433), Vera del Río 0533), Orilla del Río (1691), Acera
del Río (1821) ... La fotografía, es de finales del siglo XIX o
principios del siglo XX y la reproduce Albert F. Calvert,
sin citar autor (¿Augusto Pérez Romero?), en su famosa
guía editada en Londres por John Lane Company en
1907. (Angel Vela, Triana en tres tiempos, p. 111. Ma-
nuel Macías, Triana, el caserío, calles, plazas, sitios y
lugares, pp. 75-80. Albert F. Calvert, La Perla de Anda-
lucía, lámina 19).

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I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

31
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA TOMO
NICOLÁS SALAS

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

l. CIUDAD SIN TIEMPO


NICOLÁS SALAS

Los planos de una ciudad estática. Arraba-


les y entorno agrario. Tímidas reformas ur-
banas. Estado de las infraestructuras
básicas. La vida cotidiana. Estatuas públi-
cas. Tranvías, carros y carrillos. El automó-
vil «SE-1». Alcantarillado y riadas. Los
corrales de vecinos. Arquitectura moder-
nista.

Del examen de los planos de Sevilla, desde el manda-


do levantar por Pablo de Olavide en 1771 hasta el de An-
tonio de Poley en 1910, incluyendo los publicados por
Angel Pulido en su informe sobre saneamiento y alcanta-
33 rillado hacia 1900, por Antonio de Padura y Manuel de la
Vega en 1891, el demográfico-sanitario de Hauser en
1881 y los de Alvarez y Santigosa de mediados del XIX,
junto a otros de la primera mitad de la pasada centuria, se
desprende que el perímetro ciudadano no había experi-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

mentado transformaciones sustanciales durante decenas


de años. Las afueras de la ciudad eran prácticamente
idénticas en 1910 y 1860, manteniendo el perímetro una
longitud de unos dieciocho kilómetros y el conjunto ur-
bano una superficie de poco más de cinco kilómetros
cuadrados.
Situándonos en 1900 observamos fuera del área del
antiguo recinto amurallado siete núcleos de población
que constituían los arrabales de los Humeros, la Macare-
na, San Roque y la Calzada, San Bernardo, la Resolana,
la Carretería y el Baratillo, la Cestería y Triana. Este últi-
mo era el más importante en extensión, población, edifi-

A437101439
TOMO
I
cios y economía, formando una unidad de convivencia
completa en la margen derecha del Guadalquivir que se
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

comunicaba con el núcleo central sevillano por medio


'f
del puente llamado de Triana 2 una pasarela que tenía la
doble función de paso de peatones y soporte de la con-
ducción de agua, además de otro puente para el ferroca-
rril Sevilla-Huelva. Triana contaba con cincuenta calles y
NICOLÁS SALAS

varias plazuelas, cementerio y mercado de abastos, unos


mil quinientos edificios y cerca de dieciocho mil habitan-
tes, censo superior al de algunas capitales de prov~cia
en su época, según matiza Vicente Gómez Zarzuela 3:-t:n-
tre el río y el casco central se encontraban los Humeros
-siete calles y una plaza-, zona donde estuvo la casa
de Hernando Colón y cuyo único recuerdo, al comienzo
de la centuria, era un corpulento zapote procedente del
huerto del hijo del descubridor de América 4:1.a Cestería
-veintitrés calles-, lugar de la cárcel del Pópulo y del
cuartel de Milicias, y el conjunto formado por la Carrete-
ría, el Baratillo y la Resolana -veintidós calles en total-,
sector con mucho movimiento socioeconómico por en-
contrarse allí localizados el hospital de la Santa Caridad,
34 la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería, la
Maestranza y Parque de Artillería y diversas industrias y
comercios afines al tráfico portuario. Por la zona Norte
extendía la Macarena sus quince calles, y por el Este era
el arrabal de San Roque-Calzada el más populoso, con
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

veintinueve calles y cuatro plazas. Alrededor de San Ber-


nardo --dieciocho calles- estaban la estación ferroviaria
Sevilla-Jerez-Cádiz, la Fundición de Artillería, la Pirotec-
nia Militar, el Matadero y el cuartel de Caballería que
años después fue utilizado por la Intendencia militar.
En los planos de Antonio de Padura y Manuel de la
Vega (1891) y Antonio de Poley (1910), pueden observar-
se leves modificaciones en el entorno rural y cambios de
nombres de las huertas, sin duda originados por la com-
pra y venta y particiones testamentarias de las fincas. Al
término de la primera década del siglo XX, Sevilla estaba
rodeada por un elevado número de huertas y los nom-

A437101439
TOMO
I bres de algunas de ellas prevalecen en la actualidad en
determinadas barriadas.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

En la zona trianera, de Norte a Sur, se localizaban las


huertas de Mariscal, de Nuestra Señora de los Dolores,
del Canónigo, del Jardinillo, de la Torrecilla, de San Joa-
quín, de Marianito, de Colón, del Carmen, de Pastor, de
Cortina, de Morente, de la Victoria y de Los Remedios,
NICOLÁS SALAS

además del cortijo del Aceitero y la dehesa de Tablada.


En otros planos de la ciudad también figuran las huertas
de Laffite, de Polvorita, de las Cañas y del Marqués. Hay
en todo este sector numerosos tejares, con nombres que
han llegado hasta nuestros días, como el del Moro.
Entre la Macarena y la avenida de Miraflores estaban
las huertas del Cañaveral, del Amparo, del Zapote, del
Basurero, del Soldado, del Rosario, de Santa Ana, de Vis-
tahermosa, del Convento de Capuchinos, de la Yesca, de
las Cofradías, del Canjilón, del Hierro, de la Pintada y de
la Barzola.
Desde la avenida de Miraflores hasta la calle Oriente
(Luis Montoto), estaban las huertas del Castillo, del Arbol
Gordo, de Santa María de la Oya, de Santa Felisa, de San
35 Francisco, de la Saetilla, de los Pajaritos, de la Trinidad,
del Fontanal, de San Gregorio, de las Alcantarillas, de la
Violeta, de la Muletilla, de los Granados, del Santo Angel
de la Guarda, del Cigarrero, de San José, de los Angeles y
del Bosque, además del Prado de Santa Justa y el Campo
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

de los Mártires.
Desde la calle Oriente hacia el Sur, se encontraban las
huertas de las Quintanas, del Salvador, del Pilar, de San
Ignacio, del Cardenal, de las Beatas, de las Palmas, del
Rey, de San José -antigua de la Moraleja-, del Gallego
y de San Sebastián, junto con el Prado de San Sebastián y
varios cortijos, entre ellos el de Maestrescuela;¿odas las
zonas rurales citadas están hoy urbanizadas), pero las
transformaciones de las afueras no comenzarían a produ-
cirse hasta la década de los años veinte, aunque muy tí-
midamente. La gran transformación de los alrededores
rurales no comenzaría en gran escala hasta los años cin-

A437101439
TOMO
I cuenta y sesenta para continuar hasta nuestros días
en que la expansión urhana afecta a los municipios
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

del alfoz.
Señalemos un aspecto importante del urbanismo sevi-
llano reflejado tanto en sus planos como en el callejero.
El examen de los planos publicados desde 1771 (Pablo
de Olavide) hasta 1973 (Ediciones Norte), nos permite el
NICOLÁS SALAS

seguimiento de la evolución de la ciudad, prácticamente


nulo hasta 1910, como ya hemos indicado más arriba, pe-
ro sin mayores transformaciones en las décadas siguien-
tes, salvo los cambios promovidos por las nuevas
harriadas construidas con motivo de la Exposición Ibe-
roamericana de 1929. Basta seguir los planos de Sartorius
(1848), de Alvarez Benavides (1853), de Hauser (1881),
de Padura (1891), de Pulido 0902), de Poley (1910), del
11Congreso de Riesgos 0918) y de las Guías Cob (1929),
más los incluidos en algunas ediciones de la Guía Zar-
zuela, para comprobarlo. Y también para conocer que
esa expansión del perímetro urbano se hahía producido
sin un plan razonable de ordenación, circunstancia anár-
quica que la ciudad pagaría muy caro durante la segunda
36
década de nuestra centuria. Por otra parte la ciudad del
primer tercio de siglo era consecuencia de las obras reali-
zadas durante la ocupación francesa (1809-1812), con
etapas posteriores bien definidas, como las protagoniza-
das por el Asistente José Manuel de Arjona (1825-1835) y
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

la reina Isabel 11(1843-1868), sin duda dos períodos muy


importantes para el urbanismo sevillano, que entraría po-
co después en un largo letargo hasta la renovación moti-
vada por la Exposición Iberoamericana y apoyada por la
Dictadura de Miguel Primo de Rivera. Respecto al calleje-
ro, hasta la publicación de la obra de Santiago Montoto
(1940), puede afirmarse que se mantienen vigentes los
estudios del pasado siglo, salvo los informes emitidos por
Luis Montoto, como cronista oficial de la ciudad, sobre la
nueva nomenclatura de algunas vías públicas, durante los
años diez y veinte, pero que no se publicaron hasta 1952.
En consecuencia, la historia de las calles de Sevilla se

A437101439
TOMO
I mantenía en los límites de investigación fijados por Félix
González de León (1839) y Manuel Alvarez-Benavides y
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

López (1868 y 1874?). Los cambios de nombres en el ca-


llejero y la apertura de nuevas vías públicas, pueden se-
guirse por las Guías de Zarzuela y por los informes
municipales de 1931 (II República) y 1936 (Alzamiento).
El estatismo apreciado en las zonas extramuros duran-
NICOLÁS SALAS

te la segunda mitad del siglo XIX y primeros lustros del


XX, fue tónica general también en la mayor parte del cas-
co antiguo. Bien es cierto que habían sido derribadas
puertas y lienzos de muralla en nombre del progreso, en
algunos casos con graves pérdidas arqueológicas y del
patrimonio artístico contemporáneo, sin que las mejoras
urbanas fueran apreciables ni justificativas del destrozo
causado. Pero los tímidos intentos de reformas urbanas
de la segunda mitad del siglo XIX no estuvieron a los ni-
veles de los grandes planes de ensanches de Madrid,
Barcelona, San Sebastián y Bilbao, los cuales, pese a las
enconadas p:::>lémicasque suscitaron, tuvieron consecuen-
cias muy positivas para dichas ciudades. Sevilla no logró
asimilar ni siquiera otros planes de reformas urbanas más
37 modestos, como los de Zaragoza, Valencia y Pamplona.
Sería una constante sevillana en las primeras décadas del
siglo XX, incluso hasta tiempos muy cercanos, como se
compro bara, mas '°
, a de 1ante 6 .
La ciudad de 1900 estaba dividida en diez distritos con
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

seiscientas dos calles, cincuenta y siete plazas y sesenta y


una barreduelas. Cuatro mercados de abastos -los de la
Encamación, Feria, Triana y San Agustín- más el mercadi-
llo provisional del Postigo del Aceite, atendían el consumo
de la población, que contaba también con más de doscien-
tas tiendas mixtas de comestibles y bebidas, sin contar las
tabernas, cafés y cervecerías que superaban los doscien-
tos cincuenta establecimientos.
El abastecimiento de aguas lo realizaban el Ayunta-
miento y la empresa británica «The Seville Water Works
Company Limited» -un servicio conocido popularmente
como el agua de los ingleses-. El servicio municipal surtía

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TOMO
I a la ciudad a través de los renombrados Caños de Carmo-
na, con aguas de Alcalá de Guadaira. Además había se-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

senta y ocho fuentes públicas en diversos lugares de la


ciudad, dependientes del servicio municipal, y diez por
cuenta de la compañía inglesa. Al llegar a este punto hay
que hacer obligada referencia a los puestos o quioscos de
agua, que en gran parte sustituyeron a los antiguos agua-
NICOLÁS SALAS

dores, personajes típicos del siglo XIX y que llegaron has-


ta el primer tercio de la actual centuria. Los puestos o
quioscos de agua tuvieron especial relevancia a partir de
la segunda década de nuestro siglo. También eran de res-
ponsabilidad municipal las novecientas cincuenta bocas
de incendio, siniestros que cuando se producían eran
anunciados desde los campanarios de las parroquias con
un determinado número de toques que servían de orien-
tación a los bomberos, los alcaldes de barrios y el público
en general 7~
La fábrica de gas -instalada junto al río, en la calle
Arjona - abastecía al vecindario y al alumbrado público,
que contaba con 5.458 puntos de luz. En la misma zona
se encontraba instalada la Compañía Sevillana de Electri-
38 cidad8~
Tres cementerios -el de San Fernando, el de San Jo-
sé (Triana) y el de los no católicos- acogían los despo-
jos de los sevillanos, al precio de doscientas cincuenta
pesetas la sepultura individual de primera clase por un
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

plazo de diez años. Una sepultura en propiedad costaba


setecientas cincuenta pesetas, y para los más pobres ha-
bía una sepultura común por tiempo de cinco años don-
de el enterramiento con caja costaba diez pesetas, y a
cuerpo limpio un duro. Ya por estas fechas de comienzo
del siglo estaba semiclausurado el cementerio trianero, y
en el de San Fernando podían admirarse «suntuosos mau-
soleos y magníficos panteones», según informaban las
guías locales.
Diecisiete relojes daban la hora al transeúnte, que en
horas libres o festivas podía frecuentar los paseos y jardi-
nes públicos: el parque de María Luisa --donado a la ciu-

A437101439
TOMO
I
dad por la infanta del mismo nombre en 1893-, los pa-
seos de la Puerta de Jerez, orilla del río Guadalquivir, Las
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Delicias, Cristina, Alameda de Hércules, Huerto de Maria-


na y jardines de Capuchino. Tres estatuas -la de Murillo,
en la plaza del Museo (1864); la de Daoiz, en la plaza de
la Gavidia (1889) y la de Velázquez, en la plaza del Du-
que de la Victoria (1892)- junto con el monumento de-
NICOLÁS SALAS

dicado a los soldados españoles que murieron en Sevilla


como consecuencia de las heridas sufridas en la guerra
de Africa (1859-1860), erigido en el cementerio de San
Fernando en 1861, eran el patrimonio escultural público
a finales del siglo XIX, enriquecido el 1O de diciembre de
1900 con la inauguración de la estatua de Maese Rodrigo
en el patio central de la Universidad de la calle Laraña, y
con la instalación en el jardín de la Caridad, en 1902, de
la última obra de Antonio Susillo: la escultura de Miguel
Mañara. El Ayuntamiento continuaba sin dar solución al
problema planteado por las llamadas columnas de Hércu-
les, encontradas en la calle Mármoles, verdadero tesoro
arqueológico, para el que se solicitaba utilización adecua-
da. Una de las propuestas indicaba su uso como pedestal
39 para un monumento a San Fernando, al que la ciudad de-
bía un homenaje público. Este homenaje no llegaría hasta
1924~
Los transportes de mercancías eran realizados por ca-
rruajes de tracción animal, el clásico carro con bolsa, con
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

o sin toldo, de los que hasta hace pocos años todavía po-
dían verse algunos ejemplares, sobre todo en los pue-
blos; incluso aún existen, pero con la modificación de las
bandas de rodaje que antes eran de hierro y ahora son
neumáticas. Para el traslado de materiales de obras y es-
combros de derribos se utilizaban volquetes con un inge-
nioso sistema basculante que vaciaba el contenido de la
caja, y además existían carrillos de manos, que se alinea-
ban por decenas en las paradas establecidas en determina-
dos lugares de la ciudad y eran alquilados por períodos de
tiempo que oscilaban entre media hora y tres horas o
bien por medio día o jornada completa. Estos carrillos,

A437101439
TOMO
I
que han prevalecido hasta los años cincuenta, eran lleva-
dos por personas. Precisamente junto a las paradas y has-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

ta finales de los años cuarenta, se situaban junto a los


carruajes, hombres que ofrecían sus servicios de arrastre,
siendo muchos de ellos gallegos de origen. El transporte
de viajeros por el interior de la ciudad contaba con los
tranvías de tracción eléctrica o animal, que funcionaban
NICOLÁS SALAS

desde 1887 y cuya parada principal estaba establecida en la


plaza de la Constitución (hoy de San Francisco), de donde
partían siete líneas con recorridos que finalizaban en la
Macarena, Puerta Osario, Puerta Osario-Macarena, Tria-
na, Puerta Real, Calzada y Parque-Delicias. El precio del
billete en la mayoría de los trayectos era de diez cénti-
mos, siendo el más caro -veinte céntimos- el del tra-
yecto hasta la Calzada, y de quince céntimos el del
Parque-Delicias. Como complemento del tranvía estaban
los carruajes de alquiler, con un caballo y dos o cuatro
asientos, cuya tarifa diurna oscilaba entre una peseta por
carrera --con una o dos personas- hasta un duro cuan-
do se trataba de días de Feria de Abril y se transportaban
tres o cuatro pasajeros. Había carruajes con dos caballos
40 y una tarifa que especificaba los precios por carrera y por
horas completas, por número de pasajeros y por el tipo
de servicio, ya normales en el casco antiguo de la ciudad,
o bien especiales al cementerio, al hipódromo o al Prado
de San Sebastián los días feriados.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

El automóvil era una máquina desconocida en las


calles sevillanas, máxime si tenemos en cuenta que en
1900 sólo había en España tres vehículos matriculados
y que al término de la primera década del siglo suma-
ban 3.996. No obstante, circulaban algunos vehículos
llegados a Sevilla en viajes de turismo o exhibición co-
mercial, que acapararon la atención y fueron objeto de
curiosos comentarios. Hasta 1905 no se matriculó en
Sevilla ningún automóvil y la placa SE - 1 correspon-
dió a un Renault adquirido por Vicente Turmo Romera.
Aquel mismo año se matricularon otros seis vehículos
y al término de la década el parque automovilístico se-

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TOMO
I villano sumaba la respetable cantidad de setenta y seis
unidades 10:°
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Varios aspectos relacionados con la infraestructura bá-


sica de la ciudad -alcantarillado y saneamiento, zona
portuaria y cauce del río, arroyos y viviendas colectivas-
los contemplamos en este apartado sin profundizar en
sus consecuencias sociológicas, que corresponden al
NICOLÁS SALAS

apartado tercero de esta primera parte y cuyo conoci-


miento resulta fundamental para valorar el nivel de vida
sevillano durante los últimos años del siglo XIX y las pri-
meras décadas del siglo XX, cuando la ciudad tenía el
triste récord de ser la primera de España -y la tercera del
mundo-- por su índice de mortalidad. Lógicamente esas
consecuencias sociológicas tuvieron especial trascenden-
cia en los acontecimientos políticos de la época por su
vinculación con el sector laboral.
Por el plano de Hauser (1881) puede conocerse la red
de cloacas, con nueve vaciaderos directos al río desde la
Macarena al paseo de Cristina, más el colector del arroyo
Tagarete, en la margen izquierda del Guadalquivir, junto
a la Torre del Oro, mientras que en la zona trianera había
41 ocho vaciaderos que atendían una pequeña parte del ba-
rrio. La consecuencia fundamental de la insuficiente red
de alcantarillado era la proliferación de pozos negros. En
el plano de Pulido (1900) se plantea un nuevo alcantari-
llado que abarcaría todo el perímetro ciudadano, inclu-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

yendo sólo dos aliviaderos directamente al río, uno cerca


de la Macarena y otro junto al puente de Triana.
En estas circunstancias precarias de la higiene públi-
ca, las inundaciones periódicas, incluso los buja-rretes, te-
nían gravísimas consecuencias sanitarias para la población.
Durante el período de tiempo que contemplamos, hubo
riadas de importancia en los años 1891, 1892 -alcanzan-
do las aguas una altura de 9,31 metros con relación al ce-
ro geográfico calculado en el muelle de San Telmo--,
1895, 1897 y 1902, aparte de los bujarretes de 1901, 1904
y 1910. Las inundaciones convertían en lagunas durante
varios días amplias extensiones de las zonas bajas de la

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TOMO
I ciudad, reventaban los pozos negros y promovían la con-
taminación de las aguas y el aire, además de producir da-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

ños materiales muy considerables en los hogares, el


comercio y la industria, la agricultura y las instalaciones
portuarias. Por ejemplo, las avenidas de marzo de 1892
hundieron más de ciento cuarenta metros de muelle en la
margen derecha, entre el puente de Triana y la Torre del
NICOLÁS SALAS

Oro.
Pero las riadas tenían otras consecuencias invisibles
en los modestos hogares de unos dos tercios de la pobla-
ción sevillana. En efecto, en los corrales y vecindades y
en los suburbios, la humedad afectaba a las zonas bajas
de los edificios, siendo causa de varios tipos de enferme-
dades, especialmente de reuma y tuberculosis 11:°
Si bien el balance de realizaciones urbanísticas fue
pobre durante la época incluida en esta primera parte,
no faltaron iniciativas y proyectos más o menos afortu-
nados. Merecen destacarse, entre otros, los de Bermú-
dez Reina para la calle San Fernando (1893), de Sáez
López para comunicar la plaza Virgen de los Reyes con
el Prado de San Sebastián, abriendo una avenida a tra-
42 vés de la huerta del Retiro (1895), de Talavera de la
Vega para urbanizar el Prado de San Sebastián y trasla-
dar la Feria de Abril al Cortijo de Maestrescuela (1898),
de Velázquez Bosco para el ensanche de La Palmera
en disposición paralela a la futura Corta de Tablada
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

(1902), de Narbona Jiménez y Lerdo de Tejada para


convertir a Sevilla en ciudad turística de invierno
(1900), de Fernández de la Peña para reformar el Ba-
rrio de Santa Cruz (1903).
Y entre los más significativos, el anteproyecto de Aní-
bal González de reforma y ensanche interior, ampliando
la calle San Fernando -suprimiendo la verja de la enton-
ces Fábrica de Tabacos- y apoyando la idea de Sáez Ló-
pez de unir la plaza de la Virgen de los Reyes con el
Prado de San Sebastián mediante la apertura de una vía a
través de la huerta del Retiro y el Barrio de Santa Cruz
(1910). Paralelamente a estas inquietudes urbanísticas se

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TOMO
I producen el comienzo (1900-1903) y el auge 0904-1910)
de la arquitectura del Modernismo en Sevilla 12:°
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

La Sevilla finisecular y de principios del siglo XX pue-


de observarse en reproducciones fotográficas y dibujos
impresos en Sevilla, pero, sobre todo, en obras editadas
en otras ciudades españolas y en el extranjero. Es más,
puede afirmarse que la mayoría de la obra gráfica antigua
NICOLÁS SALAS

sobre Sevilla ha sido realizada fuera de la ciudad.


De 1902 es la guía de Sevilla escrita por el alemán
Karl Eugen Schmidt y editada en Leipzig, que recoge
perspectivas excepcionales de la zona portuaria anexa a
la Torre del Oro, de los patios sevillanos, de la plaza de
San Francisco en día de Corpus, de la Feria de Abril, de
tipos y costumbres populares, como las cigarreras, el
aguador, el zapatero; es asimismo curiosa la perspectiva
del puente de Triana vista desde el Altozano, con carrua-
jes y gentío que informan de la época. De 1907 es la obra
del inglés Albert F. Calvet, que incluye trescientas ilustra-
ciones que hoy tienen un valor extraordinario. Y los álbu-
mes de la Sevilla Industrial y Artística son hoy preciosos
documentos que reflejan tanto los aspectos ciudadanos
43 sociales y económicos, costumbristas y populares, como
las fórmulas publicitarias del comercio y la industria.
Durante finales del siglo XIX y primeras décadas del
siglo XX, Sevilla es el modelo preferido para los fotógra-
fos nacionales y extranjeros. Además de las referencias ya
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

citadas, están los trabajos de Almela y Emigdio Mariani,


junto a una copiosa producción que ha llegado hasta
nuestros días sin identificarse a los autores y que se con-
serva gracias al tesón de algunos coleccionistas y enamo-
rados del arte fotográfico. Entre los varios fotógrafos
extranjeros que dejaron constancia de la Sevilla de la
época reseñada, se encuentra el francés Lucien Levy, con
una magnífica colección. Los álbumes editados por Hau-
ser y Menet, de extraordinario valor documental, no indi-
can el nombre de los fotógrafos, circunstancia que
desgraciadamente se repite en la mayoría de las tarjetas
postales editadas sobre Sevilla.

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I Mención aparte requieren tanto los textos como los
grabados que reflejan la visión que tuvieron de Sevilla
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

y su entorno, los viajeros románticos, como, por ejem-


plo, Alejandro Laborde, J. Taylor, Blanchard, Prangey,
Chapuy, Thienon, Cuendias, Ford, Borroux, Gautier y
otros 13'.°
Todas las publicaciones suelen presentar, como es ló-
NICOLÁS SALAS

gico, aspectos amables de la ciudad: monumentos, pala-


cios, paseos y jardines, vías céntricas, acontecimientos
festivos y algunos acicalados patios de corrales. Pero,
además, existían otras facetas menos vistosas en el modo
de vivir de la inmensa mayoría de ciudadanos, sobre todo
si eran vecinos de casas colectivas donde la falta de higie-
ne alcanzaba niveles que ya en aquella época se conside-
raban infrahumanos.
Sobre la vida comunitaria en los corrales de vecinos
hay testimonios literarios de dudoso valor documental,
salvo en algunos casos, como en las obras de Luis Monto-
to y Manuel Chaves Nogales. Con valores científicos pro-
bados, después de la obra clásica del profesor Hauser,
sólo contamos con el informe realizado por un equipo de
44 estudio dirigido por el profesor Morales Padrón y publi-
cado en 1974.
En el censo oficial de viviendas de 1900, Sevilla capi-
tal tenía 11.77 4 casas, de ellas 1.118 eran corrales, y la
mayor parte de ellos se encontraban en los distritos sexto
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

y noveno, es decir, en el sector Norte de la ciudad, si-


guiéndole Triana. El profesor Hauser (1881) consideraba
que un tercio de la población sevillana vivía en este tipo
de viviendas, sin que existieran motivos para pensar que
la situación hubiera cambiado a principios del siglo XX,
sino todo lo contrario, tanto por el envejecimiento de los
edificios como por su derrumbamiento y el aumento de
la población por causa migratoria. Hay que tener en
cuenta también que el restO' del censo de viviendas se
componía de 8.550 de tipo particular o individual y 2.106
de pisos o de partido, para los otros dos tercios de habi-
tantes, lo que nos da una idea del grado de hacinamiento

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I en que vivían los vecinos de los corrales. La población to-
tal de la capital en 1900, era de 148.315 personas 14:°
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Con independencia de los edificios de carácter monu-


mental, cuya descripción se ofrecía en las guías y estudios
especializados, la Sevilla de 1900 contaba con notables edi-
ficaciones como la Casa de los Taveras, ocupada por el
Colegio de San Joaquín, de las Hermanas Terciarias; la
NICOLÁS SALAS

del marqués de San Gil, en la calle Alcázares, residencia


de las Hermanas de la Cruz; la del barón de Sabasona, en
Santa Clara, de las monjas Reparadoras; la de los herede-
ros de Francisco de Borja Palomo, en Santa María la Blan-
ca; la de Manuel de la Puente y Olea, en Guzmán el
Bueno; la antigua de Manuel de las Heras Valle, en Mora-
tín; y la llamada Casa de Santa Teresa, en la calle Zarago-
za. Además, había tres palacios: el de los duques de Alba,
en la calle Dueñas; el del marqués de Palomares, en la
plaza del Duque de la Victoria, que fue derribado en los
años sesenta, y el de los duques de Arcos y Osuna, que
fue colegio de los Escolapios hasta fecha reciente. La Ca-
sa de la Moneda, muy deteriorada y, naturalmente, el
edificio civil símbolo, junto con la Casa de Contrata-
45 ción, era el de la Fábrica de Tabacos, considerado por
los estudiosos como el primer exponente de las refor-
mas borbónicas en Sevilla y uno de los primeros de Es-
paña. Al mismo tiempo, este edificio, construido para
albergar la primera Fábrica de Tabacos del mundo, se-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ría también el primero de la arquitectura industrial en


España.
Sin duda, la fotja sevillana, es un tema capital en la
historia de la arquitectura local. Las famosas cancelas de
las casas sevillanas, prácticamente desaparecidas hoy, te-
nían valores artesanales que no fueron adecuadamente
valorados por quienes propiciaron los cambios sustancia-
les de las edificaciones. Aquellas casas sevillanas, canta-
das por Joaquín Hazañas y la Rúa, y aquellas cancelas
estudiadas por José Guerrero Lovillo, que constituían pie-
zas únicas para la historia de los hierros artísticos españo-
les, fueron desapareciendo de aquellas casas de las calles

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TOMO
I
San Vicente, Santa Clara, Cervantes, Aguilas, Viejos, Santa
Ana, Sol, San Isidoro ...
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Hasta fecha reciente (1988), no se conocía el censo e


importancia de los torreones de Sevilla, los famosos mi-
radores, cantados por los poetas y estudiados por el pro-
fesor Enrique Morales Méndez. Todavía quedan unos
seiscientos y en su origen, según el citado profesor, se
NICOLÁS SALAS

funde lo fenicio, lo romano y lo musulmán, con fuerte


influencia oriental. Ni que decir tiene que gran parte de
los torreones de finales del siglo XIX y principios del si-
glo XX, se perdieron junto a los palacios y casas solarie-
gas, las casas de vecindad y corrales, que fueron
cayendo víctimas de la piqueta. Por el contrario, durante
el primer tercio de nuestra centuria, se alzaron otros,
1-c0
muchos de los cuales aún permanecen ) .
También es reciente el censo y estudio de las espada-
ñas de Sevilla, de extraordinario valor simbólico en nues-
tra ciudad. La investigación ha sido realizada por el profesor
Juan Antonio Calderón Quijano y publicada en 1982. A fi-
nales del pasado siglo, el censo de espadañas era bastante
numeroso y prácticamente todas existen todavía, mejor o
46 peor conservadas. Dentro del casco urbano, las más anti-
guas son las de los conventos de Santa Inés (1376) y San
Leandro 0377). Nueve espadañas están fechadas en el si-
glo XVI y hasta la primera del siglo XX, la de la capilla del
colegio de las Esclavas Concepcionistas (1905), todas las
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

centurias anteriores están ampliamente representadas en


edificios religiosos y civiles, como el Hospital de las Cinco
Llagas (1591), Hospital de la Santa Caridad (1674), Hospital
del Pozo Santo (1686), Fábrica de Tabacos (1771) y otros.
Queda pendiente el estudio de las veletas, otro aspecto im-
portante de la fisononúa de la ciudad.
A caballo entre los dos siglos, la arquitectura rural tie-
ne en la comarca del Aljarafe una espléndida representa-
ción, con un amplio muestrario de cortijos y haciendas,
molinos, norias, casas de labradores, etc.
Para conocer los antecedentes de la arquitectura y ur-
banismo sevillano durante el siglo XIX, contamos con va-

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I rias obras clásicas, la mayoría de ellas incluidas en las no-
tas de este capítulo. Pero desde 1987, los estudiosos del
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

tema tienen una magnífica obra de síntesis fruto de la in-


vestigación de José María Suárez Garmendia, en la que se
parte del primer tercio del siglo XIX para seguir el recorri-
do hasta los ensanches de la última década.
En la primera década de nuestra centuria un grupo de
NICOLÁS SALAS

arquitectos, veteranos algunos, jóvenes los más, inician la


llamada Arquitectura del Modernismo en Sevilla, estudia-
da por Alberto Villar Movellán 0973), que sitúa el proce-
so en tres etapas claramente definidas: los comienzos
(1900-1903), el auge (1904-1910) y el final (1910-1914).
La nómina de profesionales la integran José Gómez
Otero, José Gómez Millán, Aníbal González y Alvarez-
Ossorio, José Sánchiz, Simón Barris y Bes, José Espiau
Muñoz, Juan Talavera y Heredia, Antonio Gómez Millán,
Francisco Hernández-Rubio y Gómez, Ramón Balbuena y
Huertas, Antonio Arévalo Martínez, Francisco Aurelio Al-
varez, Mariano González de Rojas, Pablo Gutiérrez More-
no, Juan José López Sáez, Antonio Merlo y García de
Pruneda, José Sáez y López, Antonio Illanes del Río y Je-
47
sús Yangua Santafé, además de los maestros de obras Jo-
sé Espiau y de la Coba, Jacobo Gali Lassaletta, Rafael
López Carmona, Manuel Martínez Más, Antonio Rey y Po-
zo, Juan de los Reyes, Antonio Rodríguez del Real y An-
gel Romero del Castillo. De sus estudios habrían de salir
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

proyectos -muchos de ellos irrealizados- que darían


nueva fisonomía a diversas zonas de la ciudad.
Gómez Millán realizó los edificios de los Almacenes
El Aguila y Casa Maquedano, en la calle Sierpes, entre
1909 y 1911; Aníbal González los edificios del Café París
(1906), casa y almacenes de M. Távora 0909), Grupo Es-
colar de la calle Pagés del Corro (1909), Pabellón de Arte
Antiguo (1914), Palacio de Bellas Artes (1914) y Pabellón
Real (1916), los tres en la plaza de América; Espiau, el
edificio de «Ciudad de Londres» (1914), en calle Cuna; Ta-
lavera y Heredia la fábrica, ya desaparecida, de la Unión
Comercial e Industrial, en la ronda de Capuchinos (1912);

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TOMO
I Antonio Gómez Millán, garage para Antonio Laverán, en
calle Goles (1913), edificio de la Joyería Dalmás, en la
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Campana 0912) y Casa de Niños Expósitos, en la aveni-


da de Miraflores (1916); Hernández-Rubio, casa de Carlos
Sundheim, en la Palmera (1916) y la fábrica de Hispano
Aviación, en calle San Jacinto (1918); Arévalo Martínez,
edificio del Laboratorio Municipal, en calle María Auxilia-
NICOLÁS SALAS

dora (1912); Aurelio Alvarez, edificio del Policlínico de la


Facultad de Medicina, en calle Madre de Dios (1903);
Sáez y López, el antiguo Palacio de Justicia, en la calle Al-
mirante Apodaca (1913) y el Matadero Municipal (1916);
Gali Lassaletta, el edificio del Bazar Victoria, en calle Al-
varez Quintero (1902), y Antonio Rey y Pozo proyectó y
comenzó (1901) la casa de Pedro Zubiría, después Fun-
dación Yanduri hasta 1988 y hoy sede del Banco de Santan-
der, que ternminaria Gali Lassaletta (1904) por fallecimiento
de aquél. Otras muchas obras de importancia fueron re-
alizadas por el grupo, de las que aún quedan bastantes
testimonios en la ciudad. «El modernismo sevillano -
afirma Villar Movellán- termina ahogado por la presión
de la arquitectura regionalista petfectamente conectada,
48 por otra parte, a un fenómeno de escala nacional bien
conocido».
El mismo autor publicaría en 1978 y 1979 otras obras
fundamentales sobre arquitectura regional en Sevilla, en
las que analiza el período que va desde 1900 hasta
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

1935 16'.°

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I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

2 Juan Infante-Galán publicó en ABC, durante los meses de sep-


tiembre 1974 a febrero de 1975 veintiún artículos sobre el puente de
Triana que supone, pese al tiempo transcurrido, una de las más com-
pletas aportaciones para el conocimiento del puente <le Isabel II. Ma-
nuel Macías Míguez, en la revista Triana, ha publicado varios
NICOLÁS SALAS

trabajos fruto de sus investigaciones sobre el puente y el castillo de


la Inquisición. Colegio de Arquitectos de Andalucía Occidental, Fi-
cha técnica del puente de Isabel II(Fundamental), 1976. José Luis Al-
ba Granja, El castillo de Triana, «ABC»,10 noviembre 1966 ó 1967?
Santiago Montoto, El puente de Triana, «ABC»,31 octubre 1951. Enri-
que de la Vega Vigueras, Puente de Triana, «ABC»20 y 22 junio 1982.
(Fotografía <le portada: Puente de Isabel II, vulgo de Triana, proyec-
tado por Gustavo Steinacher y Fernando Bernadet, en 1845, y termi-
nado en 1852, siendo inaugurado el 23 de febrero del citado año. Los
trabajos de fundición fueron realizados en Fundición San Antonio,
de Narciso Bonaplata. La idea de sustituir el puente <le barcas es de
1830. La fotografía procede de una postal editada entre 1901 y 1906,
por Knecksted & Nather, editor de Hamburgo (Alemania), en <los se-
ries, una en blanco y negro y otra en color, sin citar autor de la foto-
grafía. De la etapa 1900-1906, hay registrados treinta y un editores de
postales sevillanas, más de la mitad extranjeros y del resto, cuatro o
49
cinco sevillanos o afincados en la ciudad. El autor de la fotografía
podría ser Juan Barrera Gómez o Augusto Pérez Romero, más proba-
ble este último. Ambos fotógrafos fueron pioneros del reportaje y sus
originales fueron utilizados tanto en postales como en álbumes gráfi-
cos. Pérez Romero, como luego sus hijos, fueron corresponsales en
Sevilla de importantes agencias gráficas <le París, Berlín y Londres.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Confróntese: Miguel Angel Yáñez Polo, Cien fotógrafos sevillanos in-


signes, «ABC»,29 mayo y 5 junio 1984. Varios, Historia de la Fotogra-
fía Española (1839-1986), Sevilla, Sociedad de Historia de la
Fotografía Española, 1986, pp. 46, 54-56, 58, 526 y 586. Vicente Gó-
mez Zarzuela, Guía de Sevilla, Sevilla, Imp. Enrique Bergali, 1905, p.
XXXVII. Obra Cultural del Monte de Piedad <le Sevilla, Catálogo de
«Sevilla en la tarjeta postal antigua (1895-1928), 1986, apéndice
«Primer censo <le editores de postales sevillanas». Equipo 28/Junta
del Puerto de Sevilla, Historia gráfica del puerlo de Sevilla, Artes
Gráficas, 1989, pp. 132 y 256. La fotografía representa una perspecti-
va <lel puente de Triana vista desde la calle Betis, bastante repetida
en postales y reportajes (Revistas «Blanco y Negro» y «La Ilustración
Española y Americana», diario «ABC»...), aunque con posiciones dis-

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I tintas del tranvía y los carros. Al fondo destacan la chimenea de la fá-
brica central de la Compañía Sevillana de Electricidad; a la izquierda,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

la fábrica de la Catalana de alumbrado de gas, y a la derecha, las cu-


biertas de las naves del Barranco).
3 La historia de los barrios sevillanos está prácticamente por ha-
cer, aunque durante los últimos quince años se han registrado algu-
nas aportaciones estimables de José María de Mena, Vicente Acosta
NICOLÁS SALAS

Domínguez, Enrique Barrero, Pedro L. Pons, Pilar Almoguera, Rafael


Lucas Ruiz, Luis Marín de Terán, Manuel Trillo de Leyva, Amelía Al-
varez, Pablo del Río, Francisco Guerrero, Femando Chueca, etc.
Concretamente sobre Triana se mantiene como obra clásica la de
Justino Matute, Aparato para escribir la historia de Triana y su igle-
sia parroquial, Sevilla, 1818. Otras obras consultadas: Vicente Gó-
mez Zarzuela, Guía Oficial de Sevilla y su provincia. Sevilla, 1900, p.
108; Pablo Tornero Tinajero, La población de Triana en 1794. Sevi-
lla, Real Academia Sevillana de Buenas Letras, 1975; Francisco Mora-
les Padrón, Visión de Sevilla. Sevilla, RASBL, 1975, pp.79-100. (El
profesor Morales Padrón cuenta con una amplia y acreditada biblio-
grafía sevillana, sin duda básica). Manuel Macias Míguez despunta
como uno de los investigagores especializados en temas trianeros,
reflejados en la revista Triana desde su inicio en 1974 (segunda épo-
ca). Una obra de obligada consulta de Manuel Macias Míguez es
Triana.- el caserío, calles, plazas, sitios y lugares, Sevilla, 1982. Del
50 mismo autor, en revista «Aparejadores», número 32 y siguientes: te-
mas del siglo XIX y principios del siglo XX sobre urbanismo y cos-
tumbrismo. Angel Vela Nieto, otro asiduo colaborador de la revista
Triana, además de su copiosa aportación periodística ha publicado
Triana en tres tiempos. Sevilla, 1990. Es una guía sentimental del
arrabal muy valiosa e incluye una seleccionada bibliografía sobre el
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

barrio trianero. Francisco de Cossío, Divagación sobre Triana,


«ABC»,11 marzo 1958. Manuel Ferrand y otros, Sevilla monumental,
barrio a barrio, «ABC»,serial del 7 enero al 4 marzo 1983 (Muy ilus-
trado y con planos).

4 Antonio de Padura y Manuel de la Vega-Campuzano, Plano


de Sevilla, Orozco Frada y Cía, 1891. Antonio Poley y Poley, Plano
de Sevilla y nomenclátor de las calles, plazas, paseos y barreduelas.
Escuela Profesional de Artes y Oficios de Sevilla, 1910. (Hay otros
planos anteriores y posteriores, pero éstos son los más completos
respecto al entorno rural de la ciudad.)
5 L. Torres Balbás, L. Cervera, F. Chueca y P. Bidagor, Resumen
histórico del urbanismo en España. Madrid, Instituto de Estudios de

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TOMO
I Administración Local, 1954, pp. 205-214. José Manuel Suárez Gar-
mendia, Arquitectura y urbanismo en la Sevilla del siglo XIX, Dipu-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

tación Provincial de Sevilla, 1986, pp. 227-298 (Obra fundamental).


R. Vioque Cubero, I. M. Vera Rodríguez y N. López López, Las plazas
del casco antiguo de Sevilla: origen y evolución, Ayuntamiento de
Sevilla, 1987 (Obra fundamental). Juan de Mata Carriazo, Las Mura-
llas de Sevilla, •Archivo Hispalense» 0951), números 48 y 49. José
Manuel Suárez Garmendia, La formación de plazas en Sevilla a me-
NICOLÁS SALAS

diados del siglo XIX, «Archivo Hispalense• (1980), número 192. Felipe
Cortines Murube, Las puertas de Sevilla, -Bética» (1914), número 7.
Diego A. Cardoso Bueno, El Distrito Municipal número 1 de Sevilla.
Historia y Arte, Ayuntamiento de Sevilla, Copomca, 1983 (Trabajo de
gran valor documental). Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía
Occidental y Badajoz, El Prado, Sevilla, Gráficas del Sur, 1975, encar-
tes. Alfonso Braojos Garrido, Don José Manuel de Arjona, asistente
de Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1976, pp. 293-340. Antonio Gon-
zález Dorado, Sevilla, centralidad regional y organización interna
de su espacio urbano, Sevilla, Servicio de Estudios del Banco Urqui-
jo, 1975, pp. 325-354. Félix González de León, Noticia histórica del
origen de los nombres de las calles ... de esta ciudad de Sevilla, Sevi-
lla, Imp. José Morales, 1839. Manuel Alvarez-Benavides y López, Ex-
plicación del plano de Sevilla. Reseña histórico-descriptiva de todas
las puertas, calles, plazas ..., Sevilla, Imp. Izquierdo, 1868 y 1870-
1874? Santiago Montoto, Las calles de Sevilla, Sevilla, Imp. Hispania,
51
1940. Luis Montoto, Nuevos nombres de calles sevillanas, Ayunta-
miento de Sevilla, 1952. Sección de Estadística, Nomenclátor de la
ciudad, Ayuntamiento de Sevilla, 1937. Luis Montoto, La calle de las
Sierpes (En el libro «¡Quién no vio Sevilla ... !•), Edición del Ayunta-
miento de Sevilla, Tip. Gironés, 1920, pp. 13-50. Idem, La calle San
Femando ..., Sevilla, Tip. Gironés, 1919. Enrique Barrero, Pequeña
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Historia de Sevilla. 1.- La calle San Femando, Gráfica Rublán, Ate-


neo de Sevilla, 1979, pp. 19-32 (Obra fundamental para conocer el
proceso de dicha calle hasta el año citado). Publicaciones Guadal-
quivir, Triana, su historia y sus calles, Imp. Gandía, Revista •Triana•,
año I, número 1, julio 1947. Manuel Chaves Rey, La calle Génova, Se-
villa, Imp. José de los Heros, 1911. Vicente Tortajada, La ópera de los
corrales, Rev. «El Monte•, diciembre 1989. Alfonso Braojos, La polé-
mica «Plaza Grande•, «ABG,,29 septiembre 1981. Enrique de la Vega
Viguera, Cinco calles sevillanas con nombres de héroes, Rev. -El
Monte», número 5, pp. 21-26. Manuel Barrios, Calle Sierpes, Rev. •El
Monte», número 6, pp. 46-50. («ABC»publicó entre el 15 noviembre
1977 y 27 junio 1978, un serial con el libro de Santiago Montoto, «Las
calles de Sevilla•, ilustrado con fotografías y grabados antiguos y mo-

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TOMO
I demos). Manuel Gómez Zarzuela, Guía de Sevilla, Tip. de «LaAnda-
lucía», 1870 (Contiene la amplia reforma del callejero de 1868-69),
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

pp.217-223.

6 Vicente Gómez Zarzuela, O.e., pp. 93-96. M. Stoffel, Las aguas


de Sevilla. Sevilla, Imp. Ariza, 1877. Ayuntamiento de Sevilla, Abaste-
cimiento de aguas potables y de riego a la ciudad. (Escritura de con-
cesión y relación de acuerdos capitulares), Sevilla, Tip. La Región,
NICOLÁS SALAS

1897. Joaquín Rodríguez Garay, Abastecimiento de aguas en Sevilla.


Sevilla, Concurso del Ateneo, 1909. Manuel Carretero y Villacieros,
Unico abastecimiento posible de aguas potables para Sevilla. Sevilla,
Tip. Saavedra, 1910. La Empresa Municipal de Abastecimiento y Sa-
neamiento de Aguas de Sevilla (EMASESA), publicó en 1990, editada
por Guadalquivir Ed., la obra El agua en Sevilla, sin duda el trabajo
más completo hasta la fecha. J. M. Salado González, Puestos de agua
en Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1985, pp. 27-69 (Obra funda-
mental). Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Occidental y
Badajoz, Fichas históricas de los mercados de la Puerla de la Carne,
de Triana, de la Feria, de la Encarnación, del Postigo y del Barran-
co, Sevilla, 1976.
7 Vicente Gómez Zarzuela, O.e., pp. 93-96. Manuel Macías Mí-
guez, Alumbrado público de Sevilla (253 años de su historia). Sevi-
lla, Ayuntamiento, 1985. Antonio González García, El gas en Sevilla
52 (Cien años de historia: 1846-1945. Sevilla, Artes Gráficas Salesianas,
1981. L. M. Stoffel, Las aguas de Sevilla, Imp. Ariza, 1887. Ayunta-
miento de Sevilla, Abastecimiento de aguas potables y de riego a la
ciudad (Escritura de concesión y relación de acuerdos capitulares).
Sevilla, Tip. La Región, 1897. Joaquín Rodríguez Garay, Abasteci-
miento de aguas en Sevilla, Sevilla, Concurso del Ateneo, 1909. Ma-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

nuel Carretero y Villacieros, Unico abastecimiento posible de aguas


potables para Sevilla, Sevilla, Tip. Saavedra, 1910. Nicolás Salas, Las
Ferias de Sevilla, Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla (Apéndice de mer-
cados y ferias locales), 1974. Emasesa, El agua en Sevilla, Sevilla,
Ediciones Guadalquivir, 1990. Emilio Jiménez Díaz, Mercados y mer-
cadillos, Cosas de Sevilla, número 4. José Morón, E/Jueves, Rev. «El
Monte», número 1, pp. 27-30
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de la Exposición Ibero-Americana (1900-1930), Avila, Tip. Diario de
Avila, 1989. Francisco Callantes de Terán y Delorme, Patrimonio
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Municipal, 1970, pp. 119-121y 125. Francisco de Jesús Pareja, Relojes
públicos de Sevilla, serial en «ABC»del II abril al 12 junio de 1982. Jo-

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TOMO
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nas del templo de Hércules, Sevilla, Imp. Gironés y Orduña, 1883. Lo-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

la Domínguez, Donde los muertos no tienen frío, Rev. «El Monte»,


número 3, pp. 35-38. Ayuntamiento de Sevilla, Ordenanzas del ce-
menterio de San Fernando (Apertura el 1 de enero de 1853), Imp. -El
Conciliador•, 1852. Antonio Cascales, Cadáveres exquisitos, Rev. ·El
Monte», número 4, pp. 21-26. José María de Mena, Arte y curiosida-
des en el cementerio de San Fernando, Sevilla, Ed. Rodríguez Casti-
NICOLÁS SALAS

llejo, 1987. Varios, Manual e itinerario para los visitantes del


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Vega Vigueras, Daoiz, ·ABC»,21 al 25 julio 1982.
9 Vicente Gómez Zarzuela, O.e., pp. 67-70. Nicolás Salas, Docu-
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el parque de vehículos, 1900-1965), ,ABC»,24 diciembre 1966, pp. 81-
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de una historia perdida), Sevilla, Gráficas Tebas, 1979. Rafael Laffón,
O.e., pp. 43-48. Manuel Macías Míguez, Rev. Aparejadores; número
32 y ss. José Rus, Los viejos tranvías sevillanos, Rev. «El Monte•, di-
ciembre 1989. José Andrés Vázquez, Los primeros tranvías eléctricos,
«ABC,,3 septiembre 1950.
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Tip. del Círculo Liberal, 1882, pp. 64-76 y plano sanitario-demográfi-
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y F. Arellano, 1881.Angel Pulido Fernández, Sevilla (Saneamiento de
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bano, Madrid, Ed. Moneda y Crédito (Servicio de Estudios del Banco
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Urquijo en Sevilla), 1975, pp. 375-383. Junta del Puerto, Memoria so-
bre el estado y progreso de las obras de la ría del Guadalquivir y
puerto de Sevilla (1899-1902), Sevilla, Imp. Gironés, 1902, p. 16. Vi-
cente Gómez Zarzuela, O.e., p. 152. Jorge Higgin, Proyecto para el
alcantarillado de la ciudad de Sevilla, Sevilla, La Andalucía, 1883. La
Andalucía Moderna, El alcantarillado de Sevilla; sus consecuencias
higiénicas y sanitarias (Colección de artículos publicados), Sevilla,
Imp. La Andalucía, 1897. Pedro Martínez de Torres, Estudio del sub-
suelo de Sevilla con aplicaciones a la higiene, Sevilla, Mateo y Oroz-
co, hacia 1900. Laborde, El alcantarillado de Sevilla al alcance de
cuantos lean y discurran (Colección de artículos publicados en •El
Porvenir•), Sevilla, Tip. Gironés, 1900. Antonio Hermosilla Malina,
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TOMO
I 1970, pp. 634-639. Francisco de Borja Palomo, Historia crítica de las
riadas o grandes avenidas del Guadalquivir en Sevilla, desde su re-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

conquista hasta nuestros días. Sevilla, Imp. Francisco Alvarez, 1878,


dos tomos (El segundo en cuadernillos sin completar, salvo error).
Joaquín Guichot, Memoria de las inundaciones de Sevilla ...
(1876-1877), Sevilla, Imp. Gironés, 1877. Joaquín Guichot y Pa-
rody, Historia del Excmo. Ayuntamiento ( .. .) de Sevilla. Sevilla,
Imp. El Mercantil, 1903, tomo IV (1809-1869). Juan Talavera de la
NICOLÁS SALAS

Vega, Proyecto de defensas contra avenidas, Sevilla, Tip. El Porve-


nir, 1881.Juan de Mata Carriazo, Sevilla en el siglo XV una relación
inédita de la riada de 1434-1435,Sevilla, Imp. La Gavidia, 1941. Luis
de Alarcón y de la Lastra, El río de Sevilla y sus problemas a través de
la historia (En curso de conferencias sobre Urbanismo y Estética de
Sevilla), Sevilla, Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de
Hungría, 1955, pp. 141-167. Baltasar Cuartero y Huerta, Historia de
la Cartuja ... , Madrid, Real Academia de la Historia, dos tomos 0950
y 1954), tomo II, pp. 783 (epidemias), 800 (Guadalquivir) y 809
(inundaciones). Junta del Puerto, La corta de Tablada (Proyecto, im-
pugnación e informes). Sevilla, Tip. Gironés, 1907. (Los trabajos de
esta obra, fundamental para Sevilla y su puerto, comenzaron al fin el
25 de abril de 1909). Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla,
1963, volumen I, pp. 56-60. José María Fernández-Palacios y Velasco
y José María Javierre, Monografía de Vivienda-Urbanismo (En «Estu-
dio General sobre la Economía de la Provincia de Sevilla» de Iniciati-
54 vas Sevillanas, S.A. (Banco Urquijo, Caja de Ahorros San Fernando y
Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla), Madrid, Ed. Moneda
y Crédito, 1973, tomo IX, pp. 38-46. Rafael Laffón, O.e., pp. 55-61.
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Luis Lerdo de Tejada, Sevilla, estación de invierno, Sevilla, Imp. La
Monarquía, 1900. Alberto Villar Movellán, Arquitectura del Moder-
nismo en Sevilla, Jerez de la Frontera, Diputación de Sevilla, 1973,
pp. 35-100. Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla, 1963, vo-
lumen I, pp. 22-29. José María Fernández-Palacios y José María Javie-
rre, O.e., pp. 95-153. Manuel Macías Míguez, Triana, el caserío,

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Ed. Abril, 1920.
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fías, publicidad, etc., Barcelona, Ed. Emilio Canet. Fotos de Juan Ba-
rrera (Ediciones de 1907 y 1908). Juan García Gil, Arquitectura
Industrial en Sevilla, Sevilla, Colegio de Aparejadores y Arquitectos
Técnicos, 1986. Universidad Internacional Menéndez Pelayo, La ima-
gen de Andalucía en los viajeros románticos, Ronda/Guadalajara,
1984. Consejería de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, Imágenes
de Sevilla, Catálogo de la Exposición celebrada en noviembre-di-
ciembre, 1984 (Colecciones de Emigdio Mariani Piazza, Emilio
Sáenz, José Gil Rodríguez, Aguledo, José María Jiménez Moreno, Ra-
fael Gómez de Entrena, Antonio Callantes y otros). Lucien Levy, Sevi-
lla, imágenes de hace cien años, Sevilla, Equipo 28, 1988. Hauser y
Menet, Sevilla, álbum de 24 vistas en fototipia, Madrid, 1910? Obra
Cultural del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, Sevilla en
la tarjeta postal antigua (1895-1928), Camas (Sevilla), Imp. Pinelo,
55 1986 (Obra fundamental. Catálogo de la Exposición organizada con
la colaboración de los coleccionistas, Javier González de Vega, Angel
Vela, Epifanio Medina y Fermín Rodríguez-Sañudo). Julio Martínez
Velasco, Fermín Rodríguez-Sanudo y Angel Vela, Postal de Sevilla,
Cuadernos de la Obra Cultural del Monte de Piedad y Caja de Aho-
rros de Sevilla, 1984.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

13 Luis Montoto, Costumbres populares andaluzas, Sevilla, Re-


vista Folklore, número 1, 1884, pp. 21-99. Manuel Chaves Nogales, La
Ciudad, Sevilla, 1921, pp. 143-160.Hauser, O.e., p. 173. Francisco Mo-
rales Padrón, Los corrales de vecinos de Sevilla, Sevilla, Universidad
de Sevilla, Anales (Serie: Filosofía y Letras), número 22, 1974 (La
obra más completa publicada hasta ahora, con fotografías, planos,
estudios sociológicos y amplia bibliografía). Vicente Gómez Zarzue-
la, O.e., pp. 219-224. INE, Censo de la población de España, tomo I,
número de habitantes por municipios, Madrid, 1970, p. XX. Joaquín
González Moreno (textos) y Antonio Milla (dibujos), Corrales sevilla-
nos, «ABC,,4 al 23 febrero 1984.
14 Vicente Gómez Zarzuela, O.e., pp. 189-190. Juan de la Vega y
Sandoval, Edificaciones antiguas de Sevilla, Sevilla, Tip. Gómez Her-

A437101439
TOMO
I manos, 1928. Antonio Sancho Corbacho, Arquitectura barroca sevi-
llana del siglo XVIII, Madrid, Diana, 1952. Alejandro Guichot y Sie-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

rra, El cicerone de Sevilla, monumentos y bellas artes, Sevilla, Imp.


Alvarez, 1925, tomo I. Félix González de León, Noticia Artística de
todos los edificios públicos de esta Muy Noble Ciudad de Sevilla, to-
mos I y JI (1844-1845); reimpresión en 1973, por cuenta de Aben-
goa, S.A., en edición dirigida por Antonio Sancho Corbacho y
enriquecida con ilustraciones y el plano de Sevilla de 1848 realizado
NICOLÁS SALAS

por J.H.D. y dedicado a Luis Sartorius; un solo tomo. Antonio Sancho


Corbacho, selección y notas, Jconografia de Sevilla, Sevilla, Gráficas
del Sur, por cuenta de Abengoa, S.A., 1975. Carlos Santigosa, A/bum
con vistas de los principales monumentos de Sevilla. Sevilla, finales
del XIX. José Gestoso y Pérez, Guía del Alcázar de Sevilla (Historia
y descripción), Sevilla, Ese. Tip. Salesiana, 1899. V.A., La Casa de Pi-
lato (Historia y descripción), Sevilla, Tip. La Andalucía Moderna,
1901. Enrique de Leguina, La Giralda, Sevilla, Imp. Rasco, 1896. Va-
rios (Jiménez, Manzano, Pérez Escolano, González Cordón, Sierra),
Breve historia de la arquitectura en Sevilla, Sevilla, Monte de Piedad
y Caja de Ahorros de Sevilla, 1985. A. Villar, Espiau, Sevilla, •Arte His-
palense» número 40. Teodoro Falcón Márquez, El aparejador en la
historia de la arquitectura, Sevilla, Colegio de Peritos Aparejadores y
Arquitectos Técnicos, 1980. Idem, La Torre del Oro, dibujos de Rafael
Manzano, Sevilla, •Arte Hispalense- número 35. Idem, La Giralda, ro-
sa de los vientos, •Arte Hispalense», número 50. Varios autores, Patri-
56
monio de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1986. María Luisa Cano
Navas, El convento de San José del Carmen, Universidad de Sevilla,
1984. Ana Marín Fidalgo, El Alcázar de Sevilla bajo los Austrias, Sevi-
lla, Ed. Guadalquivir, 1990 (Edición patrocinada por la Fundación
Focus (Abengoa). Antonio González Cordón, Vivienda y ciudad en
Sevilla (1849-1929), Ayuntamiento de Sevilla, 1985. Pilar Gentil Go-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

vantes, El riesgo sísmico en Sevilla, Universidad de Sevilla, 1989. Ma-


ría del Valle Gómez de Terrero, Aurelio Gómez Millán, arquitecto,
Sevilla, Colegio de Arquitectos, 1989. Amalio García del Moral, La Gi-
ralda, 800 años de historia, arte y leyenda, Sevilla, Ed. Andaluzas
Unidas, 1987, tomo I. Idem, Biografía de la Giralda (catálogo), Sevi-
lla, 1984. Alfonso Jiménez, La arquitectura de nuestra ciudad, Cole-
gio de Aparejadores de Sevilla, 1981. Idem, Turris Fortísima (Más
planos), Colegio de Peritos Aparejadores y AA. Técnicos, 1988. José
M. Suárez Garmendia, Arquitectura y urbanismo en la Sevilla del si-
glo XIX, Diputación Provincial de Sevilla, 1986. Guillermo Vázquez
Consuegra, Cien edificios de Sevilla, Sevilla, Junta de Andalucía,
1986. Rafael Vioque Cubero, Las plazas del casco histórico de Sevilla,
Ayuntamiento de Sevilla, 1986. Revista del Colegio de Peritos Apare-

A437101439
TOMO
I jadores y Arquitectos Técnicos (Ver «Aparejadores» suplemento di-
ciembre 1990, índice por materias y autores, números O al 35, 1978-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

1990) (Temas varios), Sevilla. Revista «Arte Hispalense», Diputación


de Sevilla, (Temas varios). Clarines Rodríguez Waflar y Alicia Treviño
Martín, Indice de la revista «Archivo Hispalense», Diputación de Sevi-
lla, 1984, (Temas varios). Varios autores, La catedral de Sevilla, Sevi-
lla, Ed. Guadalquivir, 1984 (Obra fundamental). José Manuel Suárez
Garmendia, O.e. (Fundamental). Varios autores, Universidad de Sevi-
NICOLÁS SALAS

lla, O.e., pp. 28-48. José Morales Sánchez, La Real Fábrica de Taba-
cos, obra inédita, premio Focus 1989. Luis Montoto, La calle San
Fernando y la Fábrica de Tabacos, Sevilla, Tip. Gironés, 1919. Cris-
tóbal Bermúdez Plata, La Casa de Contratación, la Casa Lonja y el
Archivo de Indias, Sevilla, 1942. Joaquín Hazañas y la Rúa, La casa
sevillana, Sevilla, Imp. Gómez Hermanos, 1928. José Guerrero Lovi-
llo, Cancelas sevillanas, Separata de «Archivo Español de Arte», tomo
XXII, número 86, 1949. Enrique Morales Méndez, Los cielos recobra-
dos, tesis doctoral inédita sobre los torreones de Sevilla, 1988. José
de la Peña Cámara, De Sevilla y del Nuevo Mundo, Ayuntamiento de
Sevilla, 1990. Enrique de la Vega Viguera, El Archivo de Indias,
«ABC»,9 febrero 1991. Alejandro Callantes de Terán, Fin de los pa-
tios, •ABC», 9 octubre 1930; Idem, Nuevas estampas de la ciudad,
«ABC,, 17 junio 1930; Idem, Las Murallas de la Macarena, •ABC»,25
febrero 1930. Santiago Montoto, El patio, «ABC»,12 julio 1942; Idem,
La Casa de la Moneda, «ABC»,14 agosto 1951; Idem, El corral del
57 Conde, ·ABC»,29 agosto 1964. Teodoro Falcón Márquez, Palacios se-
villanos del siglo XVII, Rev. «ElMonte», número 4, pp. 25-40. Magda-
lena Valor, La Torre de la Plata, Rev. ·El Monte», número 9, pp.
22-26. Alfonso Jiménez Martín, La Giralda, octavo centenario, ·ABC»,
25 mayo al 19 octubre 1984.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

15 Vicente Gómez Zarzuela, O.e., pp. 189-190. Juan de la Vega y


Sandoval, Edificaciones antiguas de Sevilla, Sevilla, Tip. Gómez Her-
manos, 1928. Antonio Sancho Corbacho, Arquitectura barroca sevi-
llana del siglo XVIII, Madrid, Diana, 1952. Alejandro Guichot y
Sierra, El cicerone de Sevilla, monumentos y bellas artes, Sevilla, Imp.
Alvarez, 1925, tomo I. Félix González de León, Noticia Artística de
todos los edificios públicos de esta Muy Noble Ciudad de Sevilla, to-
mos I y JI (1844-1845); reimpresión en 1973, por cuenta de Aben-
goa, S.A., en edición dirigida por Antonio Sancho Corbacho y
enriquecida con ilustraciones y el plano de Sevilla de 1848 realizado
por J.H.D. y dedicado a Luis Sartorius; un solo tomo. Antonio Sancho
Corbacho, selección y notas, Iconografía de Sevilla, Sevilla, Gráficas
del Sur, por cuenta de Abengoa, S.A., 1975. Carlos Santigosa, A/bum
con vistas de los principales monumentos de Sevilla. Sevilla, finales

A437101439
TOMO
I del XIX. José Gestoso y Pérez, Guía del Alcázar de Sevilla (Historia
y descripción), Sevilla, Ese. Tip. Salesiana, 1899. V.A., La Casa de Pi-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

lato (Historia y descripción), Sevilla, Tip. La Andalucía Moderna,


1901. Enrique de Leguina, La Giralda, Sevilla, Imp. Rasco, 1896. Va-
rios (Jiménez, Manzano, Pérez Escolano, González Cordón, Sierra),
Breve historia de la arquitectura en Sevilla, Sevilla, Monte de Piedad
y Caja de Ahorros de Sevilla, 1985. A. Villar, Espiau, Sevilla, •Arte His-
palense- número 40. Teodoro Falcón Márquez, El aparejador en la
NICOLÁS SALAS

historia de la arquitectura, Sevilla, Colegio de Peritos Aparejadores y


Arquitectos Técnicos, 1980. Idem, La Ton-e del Oro, dibujos de Rafael
Manzano, Sevilla, «Arte Hispalense• número 35. Idem, La Giralda, ro-
sa de los vientos, «Arte Hispalense•, número 50. Varios autores, Patri-
monio de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1986. María Luisa Cano
Navas, El convento de San José del Carmen, Universidad de Sevilla,
1984. Ana Marín Fidalgo, El Alcázar de Sevilla bajo losAustrias, Sevi-
lla, Ed. Guadalquivir, 1990 (Edición patrocinada por la Fundación
Focus (Abengoa). Antonio González Cordón, Vivienda y ciudad en
Sevilla (1849-1929), Ayuntamiento de Sevilla, 1985. Pilar Gentil Go-
vantes, El riesgo sísmico en Sevilla, Universidad de Sevilla, 1989. Ma-
ría del Valle Gómez de Terrero, Aurelio Gómez Millán, arquitecto,
Sevilla, Colegio de Arquitectos, 1989. Amalio García del Moral, La Gi-
ralda, 800 años de historia, arte y leyenda, Sevilla, Ed. Andaluzas
Unidas, 1987, tomo I. Idem, Biografía de la Giralda (catálogo), Sevi-
lla, 1984. Alfonso Jiménez, La arquitectura de nuestra ciudad, Cole-
gio de Aparejadores de Sevilla, 1981. Idem, Turris Fortísima (Más
58 planos), Colegio de Peritos Aparejadores y AA. Técnicos, 1988. José
M. Suárez Garmendia, Arquitectura y urbanismo en la Sevilla del si-
glo XIX, Diputación Provincial de Sevilla, 1986. Guillermo Vázquez
Consuegra, Cien edificios de Sevilla, Sevilla, Junta de Andalucía,
1986. Rafael Vioque Cubero, Las plazas del casco histórico de Sevilla,
Ayuntamiento de Sevilla, 1986. Revista del Colegio de Peritos Apare-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

jadores y Arquitectos Técnicos (Ver «Aparejadores• suplemento di-


ciembre 1990, índice por materias y autores, números O al 35,
1978-1990) (Temas varios), Sevilla. Revista «Arte Hispalense•, Diputa-
ción de Sevilla, (Temas varios). Clarines Rodríguez Waflar y Alicia
Treviño Martín, Indice de la revista •Archivo Hispalense•, Diputación
de Sevilla, 1984, (Temas varios). Varios autores, La catedral de Sevi-
lla, Sevilla, Ed. Guadalquivir, 1984 (Obra fundamental). José Manuel
Suárez Garmendia, O.e. (Fundamental). Varios autores, Universidad
de Sevilla, O.e., pp. 28-48. José Morales Sánchez, La Real Fábrica de
Tabacos, obra inédita, premio Focus 1989. Luis Montoto, La calle
San Femando y la Fábrica de Tabacos, Sevilla, Tip. Gironés, 1919.
Cristóbal Bermúdez Plata, La Casa de Contratación, la Casa Lonja y
el Archivo de Indias, Sevilla, 1942. Joaquín Hazañas y la Rúa, La casa
sevillana, Sevilla, Imp. Gómez Hermanos, 1928. José Guerrero Lovi-

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TOMO
I llo, Cancelas sevillanas, Separata de «Archivo Español de Arte•, tomo
XXII, número 86, 1949. Enrique Morales Méndez, Los cielos recobra-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dos, tesis doctoral inédita sobre los torreones de Sevilla, 1988. José
de la Peña Cámara, De Sevilla y del Nuevo Mundo, Ayuntamiento de
Sevilla, 1990. Enrique de la Vega Viguera, El Archivo de Indias,
«ABC,, 9 febrero 1991. Alejandro Callantes de Terán, Fin de los pa-
tios, ,ABC•, 9 octubre 1930; Idem, Nuevas estampas de la ciudad,
«ABC•,17 junio 1930; Idem, Las Murallas de la Macarena, ·ABC·, 25
NICOLÁS SALAS

febrero 1930. Santiago Montoto, El patio, «ABC•,12 julio 1942; Idem,


La Casa de la Moneda, ·ABC·, 14 agosto 1951; Idem, El corral del
Conde, «ABC·,29 agosto 1964. Teodoro Falcón Márquez, Palacios se-
villanos del siglo XVII, Rev. «ElMonte•, número 4, pp. 25-40. Magda-
lena Valor, La Torre de la Plata, Rev. «El Monte•, número 9, pp.
22-26. Alfonso Jiménez Martín, La Giralda, octavo centenario, «ABC·,
25 mayo al 19 octubre 1984.
16 Alberto Villar Movellán, Arquitectura del Modernismo en Se-
villa, Diputación Provincial de Sevilla, 1973, pp. 1-4, 35-126 y 151-
174 (Obra fundamental de excepcional interés documental,
profusamente ilustrada y con amplia bibliografía y hemerografía).
Idem, Arquitectura del Regionalismo en Sevilla (1900-1935), Dipu-
tación Provincial de Sevilla, 1979 (Obra fundamental como la ante-
rior). Idem, Introducción a la arquitectura regionalista. El modelo
sevillano, Universidad de Córdoba, 1978. Luis Marín de Terán y Au-
relio del Pozo Serrano, Los pavimentos: un fragmento de la historia
59
urbana de Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1986. Víctor Pérez Esco-
lano, Aníbal González, Barcelona, Diputación de Sevilla, 1973 (Obra
fundamental para conocer la figura del arquitecto y el ambiente sevi-
llano del primer tercio del siglo XX). (Como complemento ver notas
anteriores). Salvador Rodríguez Becerra, Etnografía de la vivienda.
El Aljarafe sevillano, Universidad de Sevilla, 1973. Antonio Sancho
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Corbacho, Arquitectura barroca sevillana, Madrid, Consejo Superior


de Investigaciones Científicas, 1952. José Manuel Suárez Garmendia,
Arquitectura y Urbanismo en la Sevilla del siglo XIX, Sevilla, Diputa-
ción Provincial, 1987. José Antonio Calderón Quijano, Las espadañas
de Sevilla, Diputación Provincial de Sevilla, 1982 (Obra fundamen-
tal). Ricardo Ronquillo Pérez, Las Haciendas de olivar del aljarafe
alto, Sevilla, Gráficas del Sur, Edición del Colegio Oficial de Arquitec-
tos de Sevilla, 1981. Idem, La arquitectura autóctona de la comarca
del Aljarafe, Caria Gráfica, Edición del Colegio de Arquitectos de Se-
villa, 1985. Abe! Infanzón, Para un catálogo de las veletas de Sevilla,
·ABC,, 11 octubre 1981 y 9 febrero 1982.

A437101439
TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

»...existen varias Sevillas no menos famosas que la real


NICOLÁS SALAS

y verdadera, casi desconocida, a pesar de su fama, aun


por los mismos que debieran conocerla palmo a palmo y
en todas sus fases. La Sevilla de los poetas, la Sevilla de
los turistas, la Sevilla de la gente alegre, la Sevilla de los
españoles no sevillanos, la Sevilla de los españoles bauti-
zados en algunas de las veinticinco parroquias de que ha-
bla el cantar (. ..) Lo peor de todo es que las Sevillas
convencionales, de trampa y cartón, han oscurecido y
anulado de tal modo a la Sevilla legítima y auténtica (. ..)
que asusta pensar lo que, andando los siglos, dirá de Se-
villa la Historia ...»
Pedro Alvarez Quintero, «Sevillas convencionales»,
«ElOrden», 23 septiembre 1896.

60
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

«Los primeros pasos del fútbol en Sevilla fueron ... a


gatas. No podía ser de otra forma. Ni más ni menos que
como en Madrid, en Barcelona ... y en Londres ( ...) Fue-
ron ingleses los que consiguieron que algunos sevillanos
se decidiesen a practicar aquella cosa rara y exótica de-
nominada «sport» (.. .) En la fotografía aparece el primitivo
Sevilla F.C.: De pie, Querbu, Valenzuela, Romero y Smith
(este de paisano); de rodillas, Castañeda, Montoto y G.
Martínez; sentados, Lafita, Alba, Wood, Bezard y Macken-
sie». (Arturo Otero, Historial del Sevilla C.F., Madrid,
Ediciones Alonso, 1941, pp. 8-17).

A437101439
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

61
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA TOMO
NICOLÁS SALAS

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

2. LOS SEVILLANOS VIVEN SU VIDA


NICOLÁS SALAS

Poblacióny crecimientocero. Ciudad «rom-


peolas». Vidas paralelas del Teatro San
Femandoy la Feria de Abril.La promesato-
rera de José y Juan. Tragediasen la Real
Maestranza.Romerías,veladas y carnaval.
Teoríade loscafés-cantantes.Lo que costa-
ba comery beber.Casinosy Sociedadesde
Sport. Fútbolen 1890; SevillaF.C. y Sevilla
Balompié:nace una rivalidad.

El censo de 1900 fija la población de la capital sevilla-


na en 148.315 habitantes, y la del total provincial en
555.256, sumas que en 1910 se elevan, respectivamente,
63 a 158.287 y 597.031. El índice de crecimiento de la déca-
da es el más bajo del siglo actual (1900 = 100; 1910 =
107,52), circunstancia que el geógrafo Michel Drain con-
sidera hecho normal a la vista del lento progreso experi-
mentado por el censo de habitantes en el medio siglo
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

anterior, subrayando incluso que «entre 1887 y 1897 el


crecimiento anual de toda la provincia es sólo de 297 per-
sonas a causa de la crisis agrícola y pecuaria,P~l Michel
Drain debemos el conocimiento de la evolución experi-
mentada por la población sevillana durante un largo pe-
ríodo fundamental, distinguiendo entre la capital y el
resto de la provincia, desde 1861 hasta 1970, además de
los datos correspondientes a la capital y algunas comar-
cas durante los cuatro siglos anteriores.
Siguiendo esta excepcional monografía, se observa
que el lento crecimiento demográfico de la primera déca-
da del siglo XX-9.972 habitantes para la capital y 31.803

A437101439
TOMO
I para el resto de la provincia-, que ya hemos señalado
como el más bajo de nuestra centuria, refleja una evolu-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

ción bastante superior a la registrada desde 1877. Con es-


te fenómeno se iniciaría el rápido aumento que luego se
registró desde 1910 hasta 1960. En efecto, durante el de-
cenio 1901-1910 la población de la capital creció anual-
mente un promedio de 997,2 personas, y la del resto de
NICOLÁS SALAS

la provincia 3.180,3, frente a sólo 302,3 y menos 5,1 habi-


tantes, respectivamente, durante el período 1888-1897.
En cifras absolutas para el total de la provincia, Sevilla
aumentó su censo en 41. 771 habitantes en los diez prime-
ros años del siglo XX, y en sólo 11.298 durante los trece
años últimos (1888-1900) del siglo XIX18 '.'°
Ahora contemplamos la evolución habida en los cen-
sos de habitantes de la comarca sevillana, por municipios
y por partidos judiciales, durante la década 1901-1910.
La comarca formada por los municipios de La Algaba,
Camas, Castilleja de la Cuesta, Gelves, San Juan de Aznal-
farache, Santiponce, Sevilla y Tomares, sumaba en 1910
un censo de 172.129 habitantes, 11.969 más que al co-
mienzo de siglo, con un crecimiento de 7,47 por 100,
64 sensiblemente inferior al que registrarían en las décadas
siguientes, como comprobará el lector en los restantes ca-
pítulos. Por localidades, los aumentos más considerables
correspondieron a San Juan de Aznalfarache (71,71 por
100) y Tomares 28,68 por 100), y los más reducidos a La
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Algaba (4,04 por 100) y Sevilla (6,72 por 100). La densi-


dad de población de la comarca era de 808,40 habitantes
por kilómetro cuadrado, con índice más alto en Sevilla
(1.054,12) y más bajo en Tomares 032,63), localidad que
evolucionaría más favorablemente a lo largo de la centu-
ria y muy especialmente en la década de los años ochen-
ta, superando en este aspecto, en 1950, a La Algaba,
Gelves y Santiponce 19'.'°
De los ciento dos municipios de la provincia, los diez
más importantes según el censo de habitantes, excluida
la capital, eran en 1900, los siguientes: Ecija (24.372),
Osuna (18.072), Carmona (17.215), Utrera (15.138), Mo-

A437101439
TOMO
I rón de la Frontera (14.190), Marchena (12.468), Lebrija
(10.997), Constantina (9.975), Estepa (8.591) y Alcalá de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Guadaira (8.198). En el censo de 1910 abandona el grupo


anterior Estepa y se incorpora Dos Hermanas, que inicia-
ría un ininterrumpido aumento de población hasta con-
vertirse en la primera localidad provincial en 1970, con
39.387 habitantes (1900 = 7.857 h.). Dos localidades -
NICOLÁS SALAS

Osuna y Utrera- pierden posiciones durante la década,


otras dos la aumentan -Carmona y Morón de la Fronte-
ra- y las cinco restantes las mantienen. Las diez prime-
ras y sus censos de habitantes, aparecen por este orden
en 1910: Ecija (24.542), Carmona (18.855), Morón de la
Frontera (17.099), Osuna 05.655), Utrera (15.460), Mar-
chena 03.590), Lebrija (11.506), Constantina (11.295),
Dos Hermanas (9.884) y Alcalá de Guadaira (8.940).
También esta localidad ganaría puestos en la clasifica-
ción provincial por habitantes hasta llegar, en 1970, al
cuarto lu&.ar (33.999 h.), detrás de Dos Hermanas, Ecija
y Utrera 2 '? ·
Los partidos judiciales presentan un panorama migra-
torio negativo. De los once en que está dividida la pro-
65 vincia, siete perdieron población en el decenio
1901-1910. Por importancia numérica fueron los siguien-
tes: Osuna (4.160 habitantes), Estepa (3.860), Ecija
(2.730), Sanlúcar la Mayor (1.691), Marchena (914), Utre-
ra (807) y Carmona (210). El partido judicial de Sevilla
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

elevó su censo en 14.944 habitantes, seguido por Lora del


Río (867), Morón de la Frontera (771) y Cazalla de la Sie-
rra (106). A nivel provincial, el saldo negativo de los par-
tidos judiciales_de Sevilla fue durante la década de 14.372
emigrantes, y el saldo positivo de 16.688, lo que ofrece
un saldo migratorio final de 2.316, cifra que contrasta de
manera extraordinaria con la correspondiente al período
1911-1920, cuando el saldo migratorio suma 72.996 per-
sonas, récord del siglo XX y prueba evidente de las espe-
ranzas que había despertado Sevilla durante la época que
podríamos llamar como del Renacimiento de su capitali-
dad andaluza. Lógicamente, la atracción que ejerce Sevi-

A437101439
TOMO
I lla tiene sus fundamentos en varios aspectos sociales y
económicos, como las grandes obras de infraestructuras
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

que se inician --corta de Tablada, etc.- y la proyectada


Exposición Iberoamericana cuya idea nace en 1908 y va
aplazándose sucesivamente durante los años posteriores.
El impacto urbano ya quedó reflejado en el capítulo ante-
rior. En cuanto al impacto sociológico, tardaría varios
NICOLÁS SALAS

años en plantearse con toda su crudeza y sería la causa


principal de la conflictividad de los años treinta 21~
La población de la provincia sevillana (555.256 perso-
nas) residía mayoritariamente en las zonas rurales -mu-
nicipios de hasta dos mil habitantes- e intermedia
-municipios entre 2001 y 10.000 habitantes-, en pro-
porción del 7 por 100 (38.904 h.) y del 46 por 100
(255.585 h.), respectivamente. La población urbana, veci-
na de los municipios de más de diez mil habitantes, era
de 260.767 personas y representaba el 47 por 100. A lo
largo de nuestro siglo, como puede apreciarse en el es-
pléndido estudio realizado por Ubaldo Rodríguez Martí-
nez22'°las poblaciones rural e intermedia han ido
disminuyendo -del 7 al 1,1 por 100 en el primer caso y
66 del 46 al 21,5 por 100 en el segundo-- mientras que la
población urbana se sitúa en el 77,4 por 100 en 1970,
frente al 47 por 100 de 1900. Las cifras reflejan con ex-
traordinaria claridad la evolución positiva de las áreas ur-
banas durante la primera mitad del siglo y años
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

posteriores, con tendencia a aumentar en el último cuarto


del siglo XX. Esta circunstancia ha tenido gran impacto
en varios factores socioeconómicos 23~
Hay otros aspectos estadísticos de la Sevilla de princi-
pios de siglo, relativos a la población, que son básicos
para poder valorar las realidades sociales posteriores. Por
ejemplo, cuando el lector conozca la evolución demográ-
fica durante el período 1940-1970, etapa en que la pro-
vincia sevillana tiene un saldo migratorio negativo de
115.878 habitantes, que representa un 8,7 por 100 del
censo de 1970. Asimismo los grupos de edades, que se
expondrán más adelante en el capítulo séptimo (Los años

A437101439
TOMO
I decisivos: 1961-1975) que se incluye en el tomo IV, don-
de se refleja la excepcional capacidad demográfica de Se-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

villa y el elevado índice de juventud, que se mantendrá


con respecto al resto de España pese al descenso del ín-
dice de natalidad que se experimenta durante la década
de los años ochenta 24 :°
Volviendo a la primera década de nuestro siglo, con-
NICOLÁS SALAS

templamos una población joven -menor de quince


años- que representa el 30,73 por 100, y otra vieja -
mayor de sesenta y cinco años- que supone el 5,38 por
100, quedando un censo de personas potencialmente ac-
tivas del 63,88 por 100. Estos porcentajes se mantendrían
prácticamente iguales en 1910.
Respecto al saldo migratorio del período 1901-1910,
está señalado en 6.979 personas, como resultado de una
diferencia censal de 41.775 habitantes frente a un creci-
miento vegetativo de 34.796. Estos datos del citado docu-
mento publicado por Ubaldo Rodríguez Martínez (1975,
o.e.) rectifican ligeramente los incluidos en mi libro
(1972, o.e.) y en el de Michel Drain (1973, o.e.), en lo que
respecta al crecimiento vegetativo. que ambos situamos
67 en 39 .459 personas y en consecuencia disminuye el saldo
migratorio a 2.316. Las cifras de Ubaldo Rodríguez Martí-
nez deben considerarse más fiables y definitivas 25:°
La evolución de la población de hecho en Sevilla (ca-
pital) es inferior al índice nacional (1900 = 100; 1910 =
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

110,90) con un coeficiente de 106,72. Durante la década


el censo pasó de 148.315 a 158.287 habitantes. A nivel
provincial el índice fue de 107,52, muy similar al nacional
(107,2), con unos censos de 555.256 personas en 1900 y
de 597.031 en 1910.
Otro aspecto a considerar es la densidad de población
por kilómetro cuadrado a nivel provincial, que resulta su-
perior a la nacional. La relación habitantes-kilómetro cua-
drado es para Sevilla de 39,66 en 1900 (España, 36,80) y
de 42,64 en 1910 (España, 39,50). Esta diferencia a favor
de Sevilla respecto a la media nacional se iría incremen-
tando en las décadas siguientes hasta alcanzar en 1970 un

A437101439
TOMO
I índice de 94,15 frente al 66,90 nacional, lo cual ratifica la
riqueza demográfica sevillana, factor que erróneamente
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

se ha considerado negativo y propio de zona subdesarro-


llada, sin valorar adecuadamente sus aspectos humanos
positivos 26:°
La estadística, tantas veces despreciada por los genios
improvisadores, nos revela, ya desde principio de siglo
NICOLÁS SALAS

uno de los problemas capitales de Sevilla; es decir, su po-


der de atracción migratoria. De ahí su carácter de «rom-
peolas», de tierra prometida para millares de personas
desesperadas que buscan en la capitalidad regional lo
que no encuentran en su propia tierra. Trabajo, vivienda,
enseñanza y sanidad, son los objetivos que impulsan la
despoblación de lás zonas rurales. Este atractivo se apre-
cia en la concentración de habitantes de la propia provin-
cia en la capital, fenómeno que años más tarde, en la
década de los treinta, supondría para Sevilla contar con
un cinturón de suburbios donde las condiciones de vida
eran infrahumanas.
En 1900 un 26,7 por 100 del censo provincial residía
en la capital, mientra el índice nacional era del 16,8 por
68 100. En 1910 las cifras eran prácticamente idénticas, pero,
con la natural excepción de los años treinta, durante toda
la centuria han ido progresando hasta alcanzar en 1970 el
41,3 por 100, frente al 35,6 de media nacional. Esta acu-
mulación de personas en la capital se ha mantenido du-
rante el último tercio del siglo, pero con una notable
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

desviación hacia el alfoz, es decir, hacia las localidades


de la comarca, la mayoría de ellas convertidas en «ciuda-
des dormitorio».
Por último, dentro de este apartado demográfico, vital
para entender las realidades socioeconómicas y políticas
sevillanas, tenemos el fenómeno de la masculinidad, es-
casamente popularizado y, sin embargo, de vitales conse-
cuencias en el sector productivo. La provincia de Sevilla
acusa reducción de la tasa de masculinidad, que era de
98,6 en 1900, que llegó a subir a 99,2 en 1910, para co-
menzar después un descenso que tiene su cota más baja

A437101439
TOMO
I en 1950 (92,6) y se sitúa luego en 93,9 (1965). Entre otros
factores, la emigración es la causa principal que disminu-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

ye el número de hombres respecto al de mujeres. En


1965 y a nivel nacional, por cada cien mujeres había 95,2
hombres. Esta tendencia se ha mantenido en Sevilla capi-
tal y en 1986, la población masculina era de 311.251 per-
sonas, frente a 339.833 mujeres 27:°
NICOLÁS SALAS

José Laguillo resumió el año 1900 en un artículo pu-


blicado en «ElLiberal», dejando constancia de las costum-
bres de la época y de la fisonomía de la ciudad. Suyas
son estas palabras: «Laciudad no había perdido sabor lo-
cal; no había comenzado la desnaturalización de lo típi-
co. Ciudad reconcentrada y apacible; cofre de bellezas y
de seducciones, vivir en ella era una dichosa y prolonga-
da alegría ...» Pero no faltaban las mil y una incidencias,
como el disgusto de los ciudadanos por los comporta-
mientos abusivos de los empleados de los fielatos, los im-
populares «consumistas», que cacheaban a las personas
en busca de algún producto con tasa obligatoria para ser
introducido en la capital desde los pueblos. La gente te-
69 nía, en 1901, temas para la tertulia, desde la boda del Per-
nales hasta la grave cogida de «Don Tancredo», pasando
por el escándalo del estreno de «Electra»,de Benito Pérez
Galdós, que fue rechazado por los conservadores sevilla-
nos. La actriz María Guerrero, avecindada en nuestra ciu-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

dad durante largas temporadas, en su casa de la calle


Pimienta, era ya la figura indiscutible del teatro español y
la preferida de los hermanos Alvarez Quintero. Un año
después, sería el de la consagración de Pastora Imperio.
El vecindario sevillano se divertía de varias maneras,
siendo el teatro una de las favoritas. Al principio de la dé-
cada la ciudad contaba con cinco locales -los teatros
San Fernando, Cervantes, Del Duque, Eslava y Portela-,
que fueron seis a partir de 1906 con la apertura del Salón
Imperial. En el teatro Cervantes habían estrenado los her-
manos Serafín y Joaquín Alvarez Quintero su primera
obra el día 30 de enero de 1888, un juguete cómico titula-

A437101439
TOMO
I
do «Esgrima y amor», cuyo éxito hizo salir a escena a los
autores, ante el asombro del público: Serafín apenas con-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

taba diecisiete años y Joaquín estaba a punto de cumplir


los quince. El mismo año estrenarían también en el Cer-
vantes «Belén 12, principal» 28:°0tros estrenos de la pareja
de niños sevillanos durante la época que comentamos,
en teatros de la ciudad, fueron «El peregrino», zarzuela
NICOLÁS SALAS

cómica con música del maestro Gómez Zarzuela, en el


Duque (1898) y la comedia «Las de Caín», en el San Fer-
nando (1908).
Manuel Chaves Rey, escritor polifacético que en 1900
contaba ya con diecisiete obras publicadas, entre ellas un
estudio sobre los teatros de Sevilla durante la segunda
época constitucional (1820-1823), se inicia en esta prime-
ra década del siglo como autor teatral y estrena en los lo-
cales sevillanos cuatro obras: en el Duque, «Un entremés
de Cervantes» (1905) y «Daoiz» 0908), y en Cervantes las
zarzuelas «Los Palomos» 0906) y «¡Vivan las caenas!»
0906), la primera con música del maestro Font y la se-
gunda musicada por los maestros lsaura y Brioude. Las
actividades escénicas estaban reguladas por la Junta Con-
70 sultiva de Teatros, creada en 1885 y presidida por el go-
bernador civi129:°
El teatro San Fernando estaba en la «calle Tetuán, en
el mismo lugar que lo conocimos los sevillanos de 1973,
año en que fue derribado, aunque sus puertas estaban
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

cerradas desde el 30 de noviembre de 1969. Existe un cu-


rioso paralelismo histórico entre el teatro San Fernando y
la Feria de Abril. En 1847, en la Sevilla romántica, se
abrieron las puertas del más importante teatro local du-
rante siglo y cuarto y también se inició en el Prado de San
Sebastián el más famoso de nuestros festejos. En 1973, la
Feria abrileña abandonó su primitivo emplazamiento pa-
ra trasladarse a Los Remedios, y ese mismo año el edificio
del teatro San Fernando fue víctima de la piqueta»3°:°
Cuatro años antes, cuando el teatro San Fernando ha-
bía cerrado sus puertas para siempre, teniendo en cartel
una sesión cinematográfica, Julio Martínez Velasco le de-

A437101439
TOMO
I dicó su «Suspiro elegíaco de despedida», que hasta ahora
constituye una de las mejores síntesis históricas publica-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

das junto con los artículos de Santiago Montoto y Francis-


co Aguilar Piñal 31~elázquez y Sánchez en sus Anales de
Sevilla, deja constancia de la construcción del teatro San
Fernando y del café de Lombardos, en relación con la no-
menclatura de la calle Tetuán. Por su parte, Manuel Cha-
NICOLÁS SALAS

ves Rey incluyó en su libro «Cosas nuevas y viejas•,


publicado en 1903, una documentada y amenísima des-
cripción histórica del solar en que fue localizado el teatro,
de su construcción y de la noche de la inauguración, el
día 21 de diciembre de 1847, con «una compañía de
ópera, en la que figuraban artistas de los que más fama
gozaban entonces en el mundo del arte•. Al comienzo
del siglo XX ya tenía el teatro San Fernando alumbrado
eléctrico.
De los restantes locales le seguían en antigüedad el
C~rvantes, situado en el mismo lugar que ahora, en la ca-
lle Amor de Dios, aunque desde hace muchos años está
dedicado a proyecciones cinematográficas. Es el único lo-
cal superviviente de aquella época y ha sido reformado
71 en varias ocasiones. Fue construido por el arquitecto Juan
Talavera de la Vega y abrió sus puertas el día 13 de octu-
bre de 1873, contando con alumbrado eléctrico desde
1902. El teatro-circo del Duque (1876) estaba establecido
en la plaza del mismo nombre; el Eslava (1887) era de ve-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

rano y ocupaba parte de los jardines así llamados, en la


zona donde hoy se alza el Hotel Alfonso XIII; el Portela
(1900), también veraniego, fue instalado en el Prado de
San Sebastián, en sector próximo al actual Equipo Quirúr-
gico, y por último, el Salón Imperial, dedicado en princi-
pio a las variedades, se estableció en 1906 en la calle
Sierpes.
La trayectoria del cine en Sevilla la ha estudiado Car-
los Colón desde los últimos años del siglo XIX hasta me-
diada la actual centuria. Sin perjuicio de volver sobre el
tema cuando reseñemos la llegada del cine sonoro a
nuestra ciudad, en enero de 1930 y en el teatro-cine Llo-

A437101439
TOMO
I réns, debemos señalar los principales hitos del cine mu-
do, comenzando por la primera presentación del «gran-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dioso invento» en 1896, en el Café Suizo; continuando


con las peripecias ocurridas en el teatro del Duque, tam-
bién en 1896, y la llegada de los hermanos Lumiere a Se-
villa, en 1897, en un local alquilado al efecto en la calle
Sierpes, número 68, hasta la campaña contra el cinemató-
NICOLÁS SALAS

grafo de finales de la primera década del siglo XX. Una


etapa en la que tendría gran protagonismo el primer gran
empresario sevillano Vicente Lloréns 32'.°

La fiesta de los toros estaba en crisis. Guemta se ha-


bía cortado la coleta en 1899 y la pareja Bombita-Macha-
quito, en opinión de los críticos taurinos de la época,
sostenía una competencia artificial. Otra par~ la forma-
ron Vicente Pastor y Rafael Gómez El Gallo33 -:']osé y Juan
estaban aún fuera de tiempo en aquella Sevilla de princi-
pios de siglo. Joselito había nacido en Gelves, en la huer-
ta «El Algarrobo», en la calle de la Fuente, número 2, el
día 8 de mayo de 1895, y Belmonte, tres años antes --el
día 14 de abril de 1892- en la casa número 72 de la calle
72
Ancha de la Feria. Rafael El Gallo, ya matador de toros
desde la tarde del 28 de septiembre de 1902, en que to-
mó los trastos de matar de manos de Emilio Torres Bom-
bita, vivió en la primera década del siglo sus luego
clásicas genialidades. De ahí su trayectoria decadente
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

desde 1905 hasta 1907, en que de veintidós corridas en la


temporada pasó a sólo seis. Después vendría una recupe-
ración (1908), qt¿e una enfermedad (1909) limitó a vein-
tiuna corridas 34~el conjunto de las actividades taurinas
en la plaza de la Real Maestranza hay un curioso testimo-
nio en las crónicas de «Don Criterio», escritas al estilo de
la época en las páginas de «El Liberal». Siguiendo estos
anales taurinos, quedan registrados los siguientes hechos:
muerte de "Reverte» (1903), retiradas de Emilio Torres
Bombita y Mazzantini (1905), reaparición de «Minuto»
(1905), y en abril de ese mismo año, un acuerdo histórico
del consejo de Ministros, autorizando las corridas de to-

A437101439
TOMO
I
ros en domingo. El 16 de julio de 1905 registra la Maes-
tranza la primera cogida mortal, la del banderillero Ma-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

nuel Montaña, de la cuadrilla de «Pepete». En 1907


fallecen Antonio Montes, en Méjico; Faustino Posadas, en
Sanlúcar de Barrameda; «Cantaritos», de enfermedad, al
igual que Manuel Jiménez «Chicuelo»I. En 1908 se despi-
de Antonio Fuentes. En 1909 vuelve la tragedia a la Maes-
NICOLÁS SALAS

tranza, con la cogida mortal del novillero «ElTrueno», el 6


de junio, falleciendo trece días después. En julio del mis-
mo año, se celebra la primera corrida de la Asociación de
la Prensa. En 1910 nuevamente la tragedia azota a la afi-
ción sevillana, con la muerte de José Claros «Pepete»,cogi-
do en Murcia por un toro de Parladé. No terminaría el
año sin la muerte de otro torero sevillano, Manuel Corzo
«Corcito",esta vez en la plaza mejicana de San Luis de Po-
tosí. Entre 1901 y 1910, los diestros que más corridas to-
rearon fueron Antonio Fuentes, 60 (1901) y 60 (1903);
Ricardo Torres «Bombita»,57 (1902); 61 (1905); 51 (1907);
63 (1908); 54 (1909) y Rafael González «Machaquito», 65
(1904); 65 (1906) y 62 (1910) 35~
Para José María de Cossío, la novela «El embrujo de
73
Sevilla», del uruguayo Carlos Reyles, es el más consegui-
do testimonio de la Sevilla de finales del XIX, en sus am-
bientes taurino y flamenco, sando «una versión de sus
rasgos populares y típicos»36 . En sus aspectos cuantitati-
vos había, al término de la primera década del siglo XX,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

veintitrés ganaderías de reses bravas, entre ellas las famo-


sas de Miura 37:°Pablo-Romero, Parladé, Gamero Cívico,
Taviel de Andrade, Viuda de Concha y Sierra, Anastasio
Martín, Hermanos Moreno Santa María, marqués de Villa-
marta, Conradi, Santa Coloma, y otras. Y una nómina de
veinticuatro matadores de toros y dieciocho novilleros,
destacando entre los primeros José García ,,Algabeño»,
Antonio Fuentes, los hermanos Emilio, Ricardo y Manuel
Torres «Bombita»;Rafael el Gallo, Faico, Rerre, Francisco
Martín Vázquez y Manuel Bienvenida. Había una empre-
sa dedicada al encierro, encajonado y transporte de reses,
con corrales en El Empalme, Dos Hermanas y Salteras, y

A437101439
TOMO
I un Centro Taurino, en la calle Sierpes, de corta vida, pese
a sus plausibles propósitos: •agrupar a cuantos elementos
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

constituyen la afición del toreo, que se encontraba dise-


minada»384-a fiesta nacional era tratada con mayor o me-
nor fortuna en la escena, interpretando Loreto Prado un
simpático papel en ,Jilguero Chico», y a través de la zar-
zuela ,Juicio oral» se hacen popularísimos los cuplés de
NICOLÁS SALAS

«Don Tancre d o»39~.


Símbolo de la decadencia de la fiesta en los primeros
años del siglo XX podría ser la disminución de revistas
taurinas sevillanas, donde antaño habían tenido mucho
éxito. En los cinco años anteriores a 1900, se publicaban
«ElArte Taurino y Teatral», •El Imparcial Taurino», «Sevilla
Alegre», «Sevilla Taurina», «El Toril», «El Enano» y «El Sina-
pismo». Después de 1900 sólo cuajaron durante unos po-
cos años cinco cabeceras: •El Paseo» 0902), «El Toreo
Sevillano» 0902), «Revista Taurina» 0903), «La Verdad
Taurina» 0904) y «Sevilla Taurina» 0905), en su segunda
época. Durante toda la década primera se publicó un se-
manario festivo, satírico e ilustrado que luego sería pieza
de museo hemerográfico: «Don Cecilio»40 :°
74 Los toreros punteros cobraban a finales del XIX mil
duros por tarde, como era el caso de Mazzantini, pero ya
entonces había una excepción: Guerrita no se vestía de
luces por menos de seis mil pesetas. Durante diez o quin-
ce años variarían muy poco los honorarios de los toreros,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

hasta que José y Juan, en en su época de competencia,


los elevaron a 7.500 pesetas por tarde. La última tragedia
vivida por la afición sevillana fue la muerte de Manuel
García "Espartero»,ocurrida en Madrid en 1894, que inspi-
raría años después a Fernando Villalón aquellos célebres
versos de su «Romance del 800»:
Giralda, madre de artistas,
molde de fundirtoreros,
díle al Giraldillotuyo
que se vista de traje negro.
Malhaya sea Perdigón,
el torillotraicionero.

A437101439
TOMO
I Ocho caballos llevaba
el coche del «Espartero» 41 :°
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Las corridas de toros estuvieron siempre ligadas a la


Feria de Abril, desde su iniciación en 1847, y durante los
primeros años de nuestra centuria no faltaron los días
grandes de los festejos feriales en la Real Maestranza.
NICOLÁS SALAS

Mientras, Juan Belmonte iniciaba su lucha cara al público


en 1910, primero en la célebre novillada de El Arahal, en
pleno mes de julio, donde resultó herido en la cara, para
presentarse en agosto en el coso del Baratillo, alternando
con «Bombita IV» y «Pilín», y donde ----como el propio
Juan Belmonte confesaría años después a Manuel Chaves
Nogales- «ni los revisteros se ocuparon de mis faenas, ni
el empresario se creyó en el caso de pagarme un cénti-
mo». Para Joselito, en cambio, los comienzos fueron me-
nos difíciles. El 19 de abril de 1908, cuando apenas
contaba trece años de edad, se vistió de luces por prime-
ra vez para torear en Jerez de la Frontera, donde el públi-
co no le dejó matar a su segundo becerro, «por parecer
excesivamente grande para su edad». Joselito, que iba
vestido de verde y oro, con un traje alquilado en casa de
75
Manuel Prada, lloró de rabia. En ~09 formó con "Limeño»
la cuadrilla de niños sevillanos 42 .
Respecto a la Feria de Abril, vive en la primera década
del siglo la última etapa de su segundo período histórico
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

más significativo, durante los cuales se registrarían he-


chos claves que demuestran cómo la fuerza festiva de la
Feria era consustancial con el espíritu ciudadano. Deci-
mos ciudadano y no sevillano, porque interesa puntuali-
zar que el sevillanismo de la Feria de Abril, ya desde
comienzo del siglo XX, puede identificarse con el pueblo,
con el núcleo popular de la población, pero no con la éli-
te cultural sevillana, asunto polémico en el que me ex-
tiendo en mi ensayo histórico Las Ferias de Sevilla 43:°
La guerra con Estados Unidos, en 1898, y la pérdida
de Cuba y Filipinas, no afectó al lucimiento del ferial. Del
mismo año data el primer proyecto de trasladar el campo

A437101439
TOMO
I
de Feria al amplio solar del Cortijo Maestrescuela para ur-
banizar el Prado de San Sebastián. La iniciativa del arqui-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

tecto Juan Talavera de la Vega, premiada por el Ateneo


hispalense y apoyada luego por Luis Lerdo de Tejada y
Vicente Narbona Jiménez, en 1900, no tuvo éxito. En
1899 la penuria económica municipal hizo fracasar el
programa de festejos, como también fracasaría luego, en
NICOLÁS SALAS

1902, el intento de organizar la «Cabalgata de la Feria»,


que era un remedo de las carretas utilizadas en la romería
de El Rocío. El tipismo sevillano, asunto polémico duran-
te tres cuartos de siglo, sin acuerdo posible, tuvo suma-
yor contrasentido en las casetas premiadas en las Ferias
de 1904 y 1905. El primer año se otorgó el primer premio
a un palacio japonés y el segundo a un palacio árabe ...
En 1906 y después de varios años de ausencia, vuelven a
instalarse en la calle San Fernando los arcos de luces de
gas dentro de globos de cristal opaco. Dos años después,
y con motivo de celebrarse en Sevilla la fiesta llamada en
principio de «Glorificación de la Bandera» -más tarde ti-
tulada «España en Sevilla«-, el Círculo de Bellas Artes
dispuso la instalación en el ferial de casetas alusivas a las
76 diversas regiones. Fueron los momentos iniciales de la fu-
tura Exposición Iberoamericana, promovida, en princi-
pio, por Luis Rodríguez Caso, sobre una idea nacida con
motivo de conmemorarse el primer centenario de la Gue-
rra de la Independencia 44:,.:1 conjunto de circunstancias
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

favorables hizo de la Feria de 1908 una de las más jubilo-


sas de su historia y, desde luego, fue la que tuvo mayor
trascendencia en la vida socioeconómica de la capital y
su entorno. En 1910 «se acordó, sin ~ue sirviera de prece-
dente, ampliar la Feria a cuatro días» 5:0
Junto a la Feria de Abril, la Feria de Septiembre, fun-
dada en 1875 y que junto a su contenido marcadamente
mercatil no abandonaba tampoco del todo el entorno fes-
tero. Luego, las romerías, como la de la Virgen de los Re-
yes, que se celebraba en el cortijo de Quintillo; la de El
Rocío, en Almonte, en la que Triana tenía su Hermandad
desde 1813 -y Sevilla, porque se titulan así, desde

A437101439
TOMO
I
1934-, tema que inspiró a Pérez Lugín una famosa nove-
la que terminaría de escribir José Andrés Vázquez; la ro-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

mería de los Angeles, en la Peña de Arias Montano, en los


linderos de Alájar; la de Consolación de Utrera; la de To-
rrijo, en la capilla árabe de Torija Tabaraid, entre Valenci-
na y Salteras; la de Valme, en la ermita junto al Cortijo del
Cuarto; la de Cuatrovitán -también llamada de Cuatro-
NICOLÁS SALAS

habitán-, y la Feria de Santiponce, a la que se desplaza-


ban numerosos sevillanos, como en el iasado siglo
sucediera con la Feria de Mairena del Alcor 4 '?
Mas sin salir de la ciudad los sevillanos contaban con
un buen número de veladas populares, fiestas de dos
días, que tenían su máximo esplendor durante las horas
nocturnas del estío en la mayoría de los barrios.
En 1900 se celebraban diez de estos festejos vincula-
dos a los barrios clásicos y a determinadas festividades
locales: las veladas de San Juan y San Pedro, en la Alame-
da de Hércules, los días 23 y 24, 28 y 29 de junio, respec-
tivamente; la de Santa Ana, en el barrio trianero y que es
la única que continúa celebrándose desde entonces, du-
rante los días 25 y 26 de julio; la de San Antonio, en la ca-
77
lle San Vicente, los días 12 y 13 de junio; la de la Virgen
del Carmen, que tenía dos escenarios, uno en la plaza del
Salvador y otro en la del Altozano, los días 15 y 16 de ju-
lio; la del Corpus, en la plaza del Salvador en la misma fe-
cha que coincidía la festividad religiosa; la de la Virgen
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

de los Angeles, en el barrio de San Roque, los dos prime-


ros días de agosto; la de la Virgen de los Reyes, en la ca-
lle Alemanes, en el sector de las gradas de la Catedral, la
víspera y el día de la patrona de la ciudad; la de San
Agustín, en la plaza de San Leandro, los días 27 y 28 de
agosto, y la velada de la Virgen de las Aguas, en la plaza
del Salvador, los días 7 y 8 de septiembre.
Durante lustros anteriores, se había celebrado otra ve-
lada en San Lorenzo, en la plaza del mismo nombre y en
la calle del Conde de Barajas, los días 9 y 10 de agosto. Al
término de la década, no figuraba en el programa la vela-
da de la Virgen de los Angeles, y se había incorporado

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TOMO
I
desde años antes la velada de San Bernardo, en su mismo
barrio, que se celebraba los días 19 y 20 de agosto. Las
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

veladas de San Juan y San Pedro, unidas, cambiaron el


escenario de la Alametja de Hércules por el de la calle
Feria y plaza de San Juan de la Palma después de los
años treinta, aunque antes se celebraron al mismo tiempo
en ambos lugares. Los días de veladas, en los barrios se
NICOLÁS SALAS

montaban iluminaciones especiales y puestos de turrones


y juguetes, así como barracas de atracciones para niños y
mayores. No faltaban los fuegos artificiales, los vendedo-
res de higos chumbos, la cucaña, los columpios, los con-
cursos de feos, las carreras de cinta y de sacos, las
sandías frescas, los buñuelos y, sobre todo, el vino del Al-
jarafe y el aguardiente de Cazalla.
La plaza Nueva era un lugar de reunión para desocu-
pados, ancianos y niños custodiados por sus niñeras, co-
mo lo era también la plaza del Museo, para la gente del
barrio de San Vicente. Sobre todo en las tardes y noches
de verano, la plaza Nueva era el principal centro de reu-
nión al aire libre de la ciudad.
78 Al final de la década se incorporaron las murgas, al-
gunas de las cuales serían muy populares en los años si-
guientes, como las de Bernal, Regaera, los Niños
Sevillanos, Los Rondán y los Santanas Sevillanos. Las
murgas vinieron de Cádiz a través de Manuel Rodríguez,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

más conocido por «ElTío de la Tiza», empleado de Adua-


nas que fue trasladado a nuestra ciudad en 190447 :°
También el Carnaval, con altibajos de popularidad,
claramente dominado por la chabacanería según algunos
autores -pero con la defensa excepcional de Pedro Al-
varez Quintero--, nos llega del finisecular XIX y alcanza
cierto relieve en la segunda década de nuestra centuria,
con las incorporaciones de cabalgatas y comparsas. Del
hermano mayor de los Alvarez Quintero son estas líneas,
escritas en febrero de 1900: «De repente, y como por en-
salmo, todo se desvanece y evapora, y dejamos de ver
tan gentiles y peregrinas figuras. Roncos acentos y crue-

A437101439
TOMO
I les palabras hieren nuestros oídos. El encanto se ha roto
y volvemos a la realidad. La comedia humana con sus
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

perfidias, venganzas y traiciones, mal celadas y encubier-


tas por un lenguaje ridículo y afectado, nos reclama de
nuevo; y el espantoso carnaval de la vida continúa su fatí-
dica ronda, interrumpida un punto, mientras que el otro,
el verdadero Carnaval, la careta en la mano, la capa caí-
NICOLÁS SALAS

da, los labios sonrientes y alegre la mirada, se dispone a


recibir tierra de los que todos los años le dan cristiana
sepultura, sin advertir que entierran a un muerto decidi-
do a resucitar al año que viene para gloria y consuelo de
todos los mortales. Y es que el Carnaval acaba cuando el
carnaval empieza. ¡Bien haya el Carnaval!»48:°
El café-cantante es un tema difícil dentro de la com-
pleja Sevilla nocturna que se divierte en el fiel de dos si-
glos, con sus calmaos y sus ventas, con una dualidad
artística y frívola. La realidad de estos establecimientos
aparece generalmente desdibujada por la leyenda o las
afirmaciones gratuitas. Además, los especialistas en cante
flamenco no han mantenido un criterio común sobre su
influencia en la promoción de este arte. El fenómeno de
79 su existencia, que aquí nos interesa recoger, según algu-
nas de las versiones más documentadas, podríamos resu-
mir. lo as1A9-0:
En 1900 sólo quedaba un café cantante en Sevilla, el
famoso «Novedades», establecido en la calle Santa María
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

de Gracia, número 7, en la Campana, que era propiedad


de González Serna y Pino. Pocos años atrás se mantenía
abierto el café cantante de Manuel Ojeda Rodríguez, en
las calles Sierpes y Pasión. Al término de la primera déca-
da del siglo se mantendría el «Novedades», pero no por
muchos años más. Cuando fue derribado, José Muñoz
San Román le dedicó un artículo de despedida: «Ya no
queda piedra sobre piedra de aquel anchuroso patio con
blancas arcadas sobre columnas de mármol, donde se
reunía cuanto en Sevilla era dado a la jarana, y cuanta
gente venía de los pueblos y estaba dispuesta a trasno-
char ... ¡Oh, glorioso cafetín, último de los que en Sevilla

A437101439
TOMO
I mantenían encendida la llama sagrada de lo típico, sin
extranjerismos ni remedos!... Cuando te derribaban te
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

quemastes en llamas viva~ tu fuego fue como una puri-


ficación de tus pecados» 50.
Del ambiente en que se desenvolvía la vida del café-
cantante contamos en nuetros días con pocos pero valio-
sos testimonios como el de Pepe el de la Matrona,
NICOLÁS SALAS

recogidos oralmente por José Luis Ortiz Nuevo. De su


época de creación y de su coincidencia con la evolución
del cante, durante el período clave de 1860-1910, están
los estudios excepcionales de Ricardo Molina y Antonio
Mairena, Tomás Borrás, Fernando el de Triana y Félix
Grande, principalmente. De los posibles aspectos negati-
vos de este tipo de establecimientos, tenemos las críticas
razonadas de Antonio Machado y Alvarez «Demófilo», en
una época de indudable riqueza bibliográfica, pues cuan-
do aparece su libro sobre «Colección de cantes flamen-
cos» (1881), lo hacen también el «Primer cancionero de
coplas flamencas populares según Andalucía», compues-
tas por Manuel Balmaseda (1881) y la obra cumbre de
Francisco Rodríguez Marín, «Cantos populares españoles»
80 (1882). Por último, de su influencia positiva tenemos las
«aproximaciones históricas» de Manuel Ríos Ruiz, que
considera la época de los cafés-cantantes como la edad
de oro del flamenco y apoya su pensamiento en la indis-
cutible autoridad del profesor Manuel García Matos.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

En cuanto a las descripciones de los establecimientos,


de las varias que aparecen en las obras citadas y otras,
me inclino por la síntesis escrita por Julián Pemartín, de
la que reproduzco estos párrafos: «Establecimiento públi-
co donde se servían café, vinos y licores, y en donde se
daban recitales de cante y baile flamenco. Los cafés can-
tantes representan el lugar en que el cante, tras de una
primera época de exhibición restringida, aparece ante un
público numeroso ... Estaban instalados alrededor de un
patrón general: un salón, lo más amplio posible y decora-
do con espejos y carteles de toros, en el que además de
las sillas y mesas destinadas al público se levantaba el ta-

A437101439
TOMO
I
blao en donde actuaba el cuadro flamenco ... En los lados
del salón solían instalarse palcos para los concurrentes
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

adinerados, y en sitios colindantes, cuartos reservados


para las juergas o comidas familiares».
Las referencias al nombre y número de los cafés-can-
tantes sevillanos difieren según las fuentes consultadas,
pero hay coincidencia plena en afirmar que «el más im-
NICOLÁS SALAS

portante de todos los cafés-cantantes tanto de Sevilla co-


mo de España fue, sin duda, el Café de Silverio». Este
establecimiento estuvo instalado en la sevillana calle Ro-
sario por lo menos hasta 1889. A través del libro de Fer-
nando el de Triana, se tiene noticia de un café-cantante
localizado en la calle Lombardos en 1842 -del que hice
referencia al mencionar la inauguración del teatro San
Fernando, en 1847-, el más antiguo de la ciudad, y entre
1860 y 1900 fueron numerosos los establecimientos de
este tipo, quedando memoria de los llamados de Cagajo-
nes, de la Paja, del Burrero, de Silverio, de la Marina, de
San Agustín, de Tejar de Capuchinos, de Monte Pirolo,
del Tejar Chamusquino, de Paco el Barbero, así como los
salones de Variedades, Filarmónico y Novedades -últi-
81
mo que cerró sus puertas-, el Pasaje del Duque y otros,
según se desprende de las relaciones, no siempre coinci-
dentes, publicadas por Julián Pemartín, Manuel Ríos Ruiz,
Ricardo Molina y Antonio Mairena, Félix Grande y otros.
Estos locales estaban en la zona central de la ciudad -
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

calles Rosario, Sierpes, Azofaifo, La Campana, Pasión,


Amor de Dios, García de Vinuesa, etc.-, en la Puerta de
Carmona, en la Macarena y en Triana. Del precio del es-
pectáculo recuerda Pepe el de la Matrona, en sus conver-
saciones con Ortiz Nuevo, que el café o las copas
costaban treinta y cinco céntimos, pudiéndose ver el es-
pectáculo una vez por lo menos ... «Luego estaban los pal-
cos ... , pero el que subía a un palquito ya sabía a lo que
iba; tenían que tomarse de una botella p'alante ..., hasta
que uno se calentaba y después de ver el espectáculo
elegía artistas y se metía en un reservao a seguir bebien-
d o, a seguir. 1a fº1esta..."51-0
.

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TOMO
I Andalucía y Sevilla como símbolo eran objeto de
guías internacionales ~orno ya indicamos- y de ensa-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

yos sobre su folklore. En 1909 se publica el libro de Vi-


lliers Wardell, Spain of the spanish, editado en Londres;
Madame, Monsieur (1910), en París, y Sorne Spanish
Dances (1912), de Arthur Stanley, en Nueva York. Pero la
más importante obra sobre el tema de la danza andaluza
NICOLÁS SALAS

lo escribe un sevillano, José Otero, en el que recoge sus


treinta y cinco años de experiencia como maestro de bai-
les, establecido en la calle San Vicente, número 67. En es-
te tratado se explican los bailes regionales es2añoles y,
con especial atención, los propios de Andalucía 52 ~
Después estaban las ventas, como la Antigua de Ante-
quera, la de Guadaira y la de Eritaña; los colmaos, uno de
los cuales --«El Rinconcillo», junto a Santa Catalina-
existe aún, aunque notablemente modificado; las taber-
nas, que en 1900 eran unas ciento cuarenta, y diez años
más tarde habían llegado a sumar más de doscientas se-
senta. Una de ellas, la Taberna de Saroaó el Tuerto, era
fiel espejo de la época, donde se clavaba al señorito ca-
lavera. Estaban además las tiendas mixtas de comestibles
82 y bebidas, que eran las de más arraigo en los barrios,
donde se formaban curiosas tertulias al mediodía y al
caer la tarde, que sumaban más de cuatrocientos estable-
cimientos.
Y los llamados restaurants ... Una docena de ellos con
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

renombre, algunos en las estaciones del ferrocarril y sus


alrededores, y otros en pleno centro o en las afueras. En
1900 tenían abiertos sus comedores «Las Delicias», en ca-
lles Tetuán y Sierpes; «La Itálica», en calle Velázquez; el
popular del italiano Victor Ghisletti y Cotti, en la Campa-
na; el famoso «Pasaje de Oriente», en calle Sierpes. Poco
después se incorporaría al censo de restaurantes el no
menos famoso «Pasaje del Duque». En el «Pasaje de Orien-
te», del francés Paul Bousquet -antes Colorado y Cía
(1900)-, en Sierpes, 76; Jovellanos, 5 y Manteros, 3 y 5,
se informaba a la clientela de sus ofertas y servicios en
grandes rótulos impresos sobre cristal negro, o sobre es-

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TOMO
I pejos: pastelería, café, nevería ... Restaurant-Charcuterie
Parisienne, pan de Gluten... Un anuncio de aquellos
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

años informaba de los menús de la casa y sus precios co-


rrespondientes: «Almuerzo (cubierto). Pan, media botella
de vino de Valdepeñas, entremeses, queso, frutas y tres
platos, tres pesetas. Comida (cubierto). Pan, media bote-
lla de vino de Valdepeñas, entremeses, queso, frutas y
NICOLÁS SALAS

cinco platos, cuatro pesetas». ·


Por último estaban los cafés y los casinos. La nómina
de los primeros, a principio del siglo XX, supondría años
más tarde una guía sentimental ciudadana para los sevi-
llanos y sus visitantes asiduos, que entonces vivieron su
juventud en una Sevilla alegre y desenfadada en convi-
vencia con los dramáticos problemas sociales, económi-
cos y políticos de la época. Alcanzarían popularidad el
café y cervecería Española, los cafés América, Central,
Emperadores, Colón y Madrid, en la calle Sierpes; Hoyue-
la, en la plaza Nueva; Marina, en el Paseo de Cristóbal
Colón; la Campana, en la plaza de su mismo nombre; Co-
mercio, en calle Cuna; La Perla, en calle Granada, y Esla-
va, en la Puerta de Jerez. Doce en total, que fueron
83 centro de reuniones y tertulias famosas. De todos ellos, el
que más tiempo ha tenido sus puertas abiertas ha sido el
Café Madrid, que hace unos veinte años fue convertido en
salón de atracciones infantiles y juegos de billar y futbolines.
Este café era considerado en 1900 como uno de los más an-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

tiguos, pues en el mismo local, aunque con distintos nom-


bres -Cabeza del Turco, Europeo, Universal...- había este
tipo de establecimiento desde principios del siglo XIX. Al
término de la década que reseñamos, habían cerrado cinco
cafés y abierto otros tantos: Royal, Pasaje del Centro y Na-
cional, en calle Sierpes; la Perla Chica, en calle Placentines,
y en la esquina de la plaza de la Campana con la calle
O'Donnell, uno que habría de alcanzar justificada fama den-
tro y fuera de Sevilla, el Café París, construido entre 1904 y
1906 por Arubal González.
Respecto a los segundos, es decir, los casinos y cen-
tros de recreo, el más antiguo era el Casino Sevillano,

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TOMO
I fundado en 1844 en la plaza del Duque y trasladado en
1899 a la plaza Nueva. Luego estaban el Círculo de Labra-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dores y Propietarios, instalado ya en el sector de la calle


Sierpes que había ocupado la cárcel donde sufrió prisión
Miguel de Cerva%es, hecho que recuerda una lápida co-
locada en 190553;El Centro Mercantil, que en 1901 había
estrenado un magnífico local en la calle Sierpes, número
NICOLÁS SALAS

71; La Peña Liberal, también en la calle Sierpes, como el


Casino Militar, fundado en 1881; el Centro Liberal-Con-
servador (1897), en calle Tetuán; el Nuevo Casino (1899),
en calle O'Donnell, donde igualmente se encontraba el
Centro Republicano (1896); el Casino Español, en la pla-
za Nueva y El Hispalense, que se había fundado en 1908,
en la calle Arrebolera y que agrupaba a patronos y obre-
ros. Este era el censo de casinos en 1910, que registraba
algunas modificaciones sobre el censo de comienzo de
siglo, donde figuraban además el Centro Taurino, el Cen-
tro Republicano Social y el Círculo Sevillano de la Unión
Nacional. Los casinos tuvieron en Sevilla, como en otras
capitales españolas, extraordinaria influencia sociopolíti-
ca, pues en ellos se celebraban reuniones en las que se
84 formaba opinión, sirviendo de plataforma política para
partidos, grupos e individuos 54:°

Por el «Manual del Viajero», de Vicente Uoréns Asensio


-hombre de grandes inquietudes sevillanas- pueden co-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

nocerse detalles del coste de la vida en 1900, para el turista


y el indígena que deseara comer fuera de su hogar, costum-
bre poco frecuente por entonces. «Loshoteles --decía el au-
tor de la guía mencionada- sirven cubiertos a razón de
cinco pesetas comida y 3,50 pesetas almuerzo ...» Luego da-
ba la lista de precios de las raciones de determinados pro-
ductos, en los restaurantes Las Delicias, Suizo, Pasaje de
Oriente y La Campana, en la que podía leerse: «Lomo de
cerdo a la Bretona, 1,50 pesetas; entrecot a la francesa
con patatas roté, 1,25; huevos fritos con jamón, 1,25;
idem, con salchichas, 1,25; pescadilla frita y en blanco,
una peseta; tortilla de dos huevos con riñones, 1,25; den-

A437101439
TOMO
I tones a la plancha, una peseta; cabrito asado con patatas,
1,25; riñones a la grilktte, 1,25; ideo a la brochette, 1,25;
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

idem a la parisien, 1,25; chuletas de cerdo empanadas, 1,25;


chuletas de ternera a la tortuga, 1,50; ternera a la plancha
con coliflores, 1,50; lengua con tomates, 1,50; manos de cer-
do con salsa picante, 1,50; filetes a la regente, 1,50; frito de
pescado variado, una peseta; beefteak con champignons,
NICOLÁS SALAS

dos pesetas; pollos asados, cuatro pesetas; fruta del tiempo,


0,25 céntimos; platos andaluces, menudo y caracoles, una
peseta ración». Los cafés y las bebidas costaban en los bares
y restaurantes céntricos, treinta céntimos el café solo, con le-
che o gotas de aguardiente; cincuenta céntimos el coñac es-
pañol y 0,75 el francés; 0,25 la copa de manzanilla, y 0,50 la
de jerez. Los vinos de mesa oscilaban entre 0,75 la botella
de Valdepeñas y dos pesetas la de Rioja. El turista era infor-
mado de las costumbres sevillanas de cenar pescado frito al
estilo andaluz y de los lugares donde podía comprarse, al
precio de 0,50 la ración por persona, con derecho a mez-
clar varias clases de pescado de las expuestas en las ban-
dejas de las freidurías. En estas se vendían también pan de
Alcalá, aceitunas sevillanas y gordales, alcaparrones y rába-
85 nos, a 0,25; roscas alcalareñas a O,10 la pieza, y medias bote-
llas de Valdepeñas a 0,50. Lo natural -puntualiza Lloréns
Asensio-- es dar quince céntimos de propina cuando se ce-
na en la misma freiduría. Había establecimientos de este ti-
po en toda Sevilla, pero terúan especial prestigio las
establecidas en las calles Mantero, Cerrajería y O'Donnell,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

en el centro; en los barrios había igualmente freidurías


muy populares. Y una observación final: «Enlas calles Tin-
tores (junto a la plaza Nueva), y en la Europa (junto a la
Alameda de Hércules), fríen unas tajadas de bacalao en-
vueltas en una masa especial y que se denominan Solda-
dos de Pavía. Es un frito muy sevillano y que tiene gran
número de consumidores. Las mejores tajadas valen 0,12
céntimos. Conviene comerlas calientes». En aquellos pri-
meros años del siglo XX, un franco suizo, francés o belga,
equivalía a una peseta española, y el dólar oro de Estados
Unidos de América a un duro y pocos céntimos 55:°

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TOMO
I Cerramos este apartado con una perspectiva sobre las
sociedades de recreo, pues la voz deporte no se utilizaba
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

por aquellas fechas nada más que en su traducción ingle-


sa. Por ejemplo, podía leerse en los periódicos lo siguien-
te: « ••• el distinguido sportman señor marqués de Paradas
es el presidente de la Sociedad de Carreras de Caballos ...»
Y esta era la actividad más arraigada entre las clases aco-
NICOLÁS SALAS

modadas de la Sevilla de 1900.


La citada Sociedad de Carreras había construido el hi-
pódromo en la dehesa de Tablada en 1874, junto a la ori-
lla izquierda del río Guadalquivir -antes de ser desviado
por la corta de Alfonso XIII- y tenía como objetivo el fo-
mento de la cría caballar. Las carreras se celebraban en
Primavera y los precios oscilaban entre una peseta para el
espectador de pie hasta las cincuenta pesetas para los pal-
cos con seis asientos. Tablada era también escenario de las
competiciones de tiro de pichón, cuya sociedad era presidi-
da por Basilio del Camino. Una vez al año había carreras de
cintas y de ramos, en flamantes velocípedos y organizadas
por el Club de Velocipedistas. Pablo Portela, empresario po-
lifacético de la época, era propietario del Velódromo, que
86 estaba localizado en el paseo de las Delicias y cuyos socios
abonaban una cuota mensual de 2,50 pesetas. Desde 1890
se celebraban regatas en el Guadalquivir, y casi al término
de la década entró de lleno en Sevilla la afición al juego de
la pelota, con grandes llenos en el Frontón de la calle Almi-
rantazgo, preludio de una actividad que, con muy variadas
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

facetas, tendría años después su época dorada en la Sevilla


nocturna. Los aficionados a la raqueta tuvieron en Pedro
Zubiría un entusiasta promotor, desde la presidencia de la
Sociedad Tennis Club. Y para que nada faltara en aquel am-
biente heterogéneo, funcionaba en la calle Doña María Coro-
nel, número 40, un Circo Gallístico, con nutridos programas
de riñas de gallos y apuestas 56:°
Al margen de estas actividades normales para la épo-
ca germinaba otra de carácter exótico, minoritaria, que
medio siglo después sería considerada como el deporte-
rey: el fútbol.

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TOMO
I
El fútbol llegó a Sevilla como al resto del país, es de-
cir, por iniciativa de ciudadanos británicqs, que en nuestro
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

caso pertenecían a «Toe Seville Water Wolks Company Li-


mited», empresa que comenzó en 1883 las obras para el
abastecimiento dé agua, muy pronto conocida popular-
mente como el «agua de los ingleses». Gran parte de los
súbditos británicos desplazados a Sevilla pensaron que
NICOLÁS SALAS

valía la pena echar raíces aquí y «compartieron con nues-


tros abuelos el pan de Alcalá y el agua de los Caños de
Carmona, sin olvidar los vinos del Aljarafe». Algunos se
casaron y fundaron familias vinculadas luego a las más
arraigadas tradiciones hispalenses, pero lo que más inte-
resa recordar aquí, es que de entre ellos surgieron los
pioneros del entonces respetado vocablo «foot-ball», que
muy pronto cautivó a varios jóvenes sevillanos.
Mas no adelantemos acontecimientos. Antes de los
«tiempos heroicos» reseñados por Arturo Otero, en los pri-
meros años de nuestro siglo, como antecedentes de la
fundación del Sevilla F.C., se celebró en la .dehesa de Ta-
blada un partido que habría de marcar historia, pues se-
guramente es el primero que se celebró en España entre
87
equipos de distintas localidades. La referencia impresa
está en el periódico «LaProvincia•, de Huelva, en su edi-
ción del día 12 de marzo de 1890. En sus amarillentas pá-
ginas puede leerse la siguiente reseña: «Eldía 8 del actual
salieron con dirección a Sevilla veintidos socios del Huel-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

va Recreation Club, para jugar un partido de «foot-ball»


con los ingleses residentes en aquella capital». El cronista
se sintió obligado a explicar a los lectores qué era aquello
del «foot-ball», y escribió: «...es un juego de pelota muy
distraído y a la vez higiénico por el mucho ejercicio que
requiere. La particularidad de este juego consiste en que,
en vez de botar la pelota con las manos o con las paletas,
se bota con los pies y, en casos apurados, con los hom-
bros o con la cabeza». El resultado del encuentro fue fa-
vorable a los ingleses sevillanos por dos tantos a cero y
las alineaciones ofrecen la curiosidad de tener sólo diez
jugadores cada conjunto. Helas aquí:

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TOMO
I Equipo inglés de Sevilla: Maccoll (capitán), Logan,
Stroulger, Rikson, Annodall, Mandy, White, Welton, Creig
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

y un sustituto al parecer sevillano.


Huelva Recreation Club: Alcock (capitán), Yates, Wa-
kelin, Duclós (español), Coto (español), Kirk, Daniels,
Curtís, Gibbson y Badley.
Arbitró el inglés Jhonson, y fueron jueces de bandas
NICOLÁS SALAS

el onubense Palín y el británico Laugdon.


De los «primeros pasos» del fútbol sevillano hay va-
rias versiones, y me inclino por la síntesis periodística
de Arturo Otero, a la que corresponden estos párrafos:
"... míster Landón, míster Hamick, míster Wood y míster
Mackensie se reunían para jugar al fútbol en un campo
situado detrás de la fábrica de vidrios existente en la
Trinidad. Con ellos comenzaron a concurrir a aquel
campo para jugar al fútbol varios distinguidos sevilla-
nos, cuyos nombres quedaron en los fastos del Club ti-
tular de la capital andaluza: los hermanos Zapata
(Manuel y Fermín), José Luis Gallego -más tarde fun-
dador del Sevilla F.C. y el primer «referee» garantizado
de la capital-, Angel Leániz y Manuel Jiménez León,
88 entre otros ... Cuando llegaba la hora de jugar se saca-
ban los palos, que amablemente guardaba en la fábrica
de vidrios referida su director, Rafael Jiménez, y se co-
locaban en los agujeros, que previamente había que
«trabajar» en el suelo ... "
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Del campo de la Trinidad se pasó al Prado de San Se-


bastián, mientras el grupo de pioneros se incrementó con
los hermanos Lafita Qosé y Enrique), Paco Alba, los her-
manos Natta, José Medina de Togores, Emilio Bézar, Do-
mingo de Casso, Valenzuela y otros. En 1905 se funda el
Sevilla F.C., con el nombre de Sociedad de Foot-Ball, pa-
ra los extraños al deporte recién iniciado y las guías ofi-
ciales, con secretaría en la calle Teodosio, número 14.
Formaban la Junta Directiva, José Luis Gallego como pre-
sidente y Manuel Jiménez León, Manuel Zapata, Charles
Langdon, Juan Mejías y Samuel Hanmech, en los restan-
tes cargos.

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TOMO
I Mientras prosiguen los partidos informales en el Prado
de San Sebastián, por parte merengue, pues el Sevilla siem-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

pre vistió de blanco, un grupo de jóvenes de la Escuela Poli-


técnica forman la base del equipo rival: la Sociedad
Sevilla-Balompié, fundada en 1907. Eran en su mayoria, fu-
turos militares: los hermanos Wesolowski, Hermosa y Casti-
llo, Cascales, López, Moreno, Montoto, Añino, Bada y otros.
NICOLÁS SALAS

Un detalle singular es el título de la entidad, la primera y la


única de España que utiliza la voz «balompié», en vez del ex-
tranjerismo «foot-ball»,atendiendo la campaña realizada en
este sentido por el periodista Mariano de Cavia.
Entre 1907 y 1910 ocurren cosas interesantes en el fútbol
sevillano. Ya hay dos entidades que rivalizan, y surgen
otras, como el Español y el Recreativo, y el Betis al final de
la década. Los balompedistas habían instalado sus «cuarte-
les» en el Huerto de Mariana, lejos de las miradas de los se-
villistas. Pero en realidad no había confrontaciones serias
por falta de torneos. El primer partido importante lo jugó el
Sevilla F.C. en 1908 frente al Huelva Recreation Club, en te-
rrenos del hipódromo de Tablada, a beneficio de las vícti-
mas del terremoto de Messina (Italia). La alineación histórica
89 la formaron Valenzuela, en la puerta; Querbu y Benito Ro-
mero, en la defensa; Castañeda, García Martínez y Montoto,
en la media; Mackensie, Paco Alba, Wood, Bezard y Pepe
Lafita, en la delantera. Pepe Lafita fue además diseñador del
primer escudo del Sevilla F.C.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Los balompedistas, que del Huerto de Mariana pasa-


ron al Prado de _SantaJusta, y más tarde al Prado de San
Sebastián, tuvieron una alineación primitiva compuesta
por Zúñiga; Wesolowski, Jones; Boloix, León , Hermosa;
Puig, Moya, Ramos, Añino y Millán.
Dentro del período de tiempo que contemplamos hay
dos hechos que no deben pasar desapercibidos. Uno fue
la apertura del campo del Mercantil, feudo sevillista, con
todos los honores, y el otro, la creación más modesta del
campo llamado de las «tablas verdes», frente a la fábrica
de Luca de Tena, escenarios ambos de memorables con-
frontaciones entre los dos equipos rivales.

A437101439
TOMO
I En las Juntas Directivas de aquellos primeros años fi-
guraron, por los blancos, Carlos García Martínez, Manuel
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Zapata Castañeda, Tiburcio Alba, Francisco Montoto, José


Luis Gallego, Carlos Leconte, Enrique Lacave, Alfredo Ri-
belles, José María Miró, Francisco Caballero-Infante, Ra-
fael Rodríguez, Joaquín Valenzuela, Fermín Zapata, Luis
Ybarra y Osborne, Carlos Folache, Juan Mackensie, Fer-
NICOLÁS SALAS

nando Escandón ... Y por los verdes, Alfredo del Castillo


Ochoa, Francisco Castillo, Jacinto Wesolowski Zaldo, An-
tonio Benítez, Francisco Mateos, mister Jones ...
De mis conversaciones con Manuel Simó, para escri- ·
bir unas notas históricas del Real Betis Balompié, con
motivo de su ascenso a la Segunda División, en 1954,
guardo estas impresiones sobre mister Jones, hombre cla-
ve de la fusión del Sevilla Balompié y el Betis: «Unos de-
cían que James y otros que Harry, pero nadie sabía cómo
se llamaba realmente mister Jones. Un buen día se pre-
sentó en Sevilla como intérprete de una casa naviera in-
glesa. Pero pronto, en vez de estar en los muelles junto a
los barcos, se encontraba dando patadas al balón en el
Prado de San Sebastián. Era un tipo simpático y bohemio;
90 del que se contaban innumerables anécdotas. Formó en
el Balompié, del que fue jugador y directivo, e inició la
fusión entre este Club y el Betis, siendo el primer presi-
dente del actual Real Betis Balompié, en 1914. Un día de-
sapareció de Sevilla; nadie supo cómo y de qué manera,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

pero jamás se le volvió a ver. Alguien dijo haberlo visto


en Turquía ..." En los periódicos sevillanos aparecían por
aquellos años breves reseñas aptas sólo para los inicia-
dos, donde se decía que el arbitraje del encuentro había
sido gentilmente ofrecido a tal señor. .., «que lo aceptó ga-
lantemente ..." Se discutía de «foot-ball», de la belleza del
«goal», de los desaciertos del «referee», del potente
«choot»... Y en la década siguiente llegaría el primer Sevi-
lla-Betis57'.°

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TOMO
I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

17 Ubaldo Rodríguez Martínez, Y. .. Sevilla (en «Andalucía, re-


gión de la esperanza•), Madrid, Revista Sindical de Estadística, núme-
ro 117, pp. 132 y 134. Confederación Española de Cajas de Ahorro,
Situación actual y perspectivas de desarrollo de Andalucía Occiden-
tal, Madrid, Fondo para la Investigación Económica y Social de la
C.E.C.A., 1974, tomo I, pp. 135-141. Fernando Delgado López, Mono-
NICOLÁS SALAS

grafía de Estadística (en «Estudio General sobre la Economía de la


Provincia de Sevilla•), o. c., tomo X, pp.33-35. Instituto Nacional de
Estadística, Censo de la Población de España 1970, tomo I, pp. XVI-
XXII. Michel Drain, Monografía de Población (En •Estudio General
sobre la Economía de la Provincia de Sevilla•), o. c., tomo 11,pp. 37-
42. Antonio González Dorado, Sevilla, centralidad regional, Sevilla,
Banco Urquijo, 1975, pp. 323-342 (Fundamental).
18 Michel Drain, o. c., pp. 7-10 y 37-42.
19 Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla, 1%3, volu-
men 11,pp. 13-14. Antonio González Dorado, o. c., pp. 366-374.
2° Fernando Delgado López, o. c., pp. 33-35. Nicolás Salas, An-
dalucía: los siete círculos viciosos del subdesarrollo, Barcelona, Ed.
Planeta, 1972, pp. 22-52.
21 Alfonso García Barbancho, La.s migraciones interiores espa-
91
ñolas (1900-1965), Madrid, Estudios del Instituto de Desarrollo Eco-
nómico, 1976, tablas A.1, A.8 y A.9. Nicolás Salas, Morir en Sevilla,
Barcelona, Ed. Planeta, 1986. Idem, El Moscú sevillano, Universidad
de Sevilla, 1990.
22 Ubaldo Rodríguez Martínez, o. c., pp. 132 y 134.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

23 Banesto (Banco Español de Crédito), Anuario del Mercado


Español (Desde 1965 en adelante ofrece una magnífica radiografía
del mercado de los municipios españoles).
24 Ramón Conde Vázquez, La población de España: treinta años
de evolución, Madrid, Revista Sindical de Estadística, número 116, pp.
34-44. Rafael Mir de la Cruz, Treinta y nueve millones de españoles. Ma-
drid, Revista Sindical de Estadística, número 116, pp. 45-62.
25 Ubaldo Rodríguez Martínez, o. c., pp. 132-134. Nicolás Salas,
O.e. (Andalucía .. .), p. 24. Michel Drain, o. c., p. 43.
26 Confederación Española de Cajas de Ahorro, o. c., tomo I,
pp. 138, 146 y 157.

A437101439
TOMO
I 27 Nicolás Salas, O.e. (Andalucía .. .), pp. 66-67 y 178. Idem, Se-
villa, complot del silencio, Universidad de Sevilla, 1974, pp. 253-276.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Confederación Española de Cajas de Ahorro, o. c., tomo III, pp. 32 y


50. Instituto Nacional de Estadística, o. c., p. XXII. Ayuntamiento de
Sevilla, AnuarioF.stadístico(Desde 1983 en adelante), 1989, p. 27.
28 José Losada de la Torre, Peifil de los hennanos Alvarez
Quintero, Madrid, Ed. Nacional, 1945, p. 8 (Serafín y Joaquín Alvarez
NICOLÁS SALAS

Quintero nacieron en Utrera (Sevilla) el 26 marzo 1871 y el 21 enero


1873, respectivamente). Miguel Pérez Ferrero, Vida de Antonio Ma-
chado y Manuel, Madrid, Espasa Calpe (Austral), 1947. José Muñoz
San Román, Aquellas noches del F.slava, ·ABC»,4 agosto 1943. Idem,
Algunos teatros sevillanos desaparecidos, ·ABC·, 2 diciembrre 1942.
Julio Martínez Velasco, Paseo por la Sevilla del 98, (magistral síntesis
de la vida sevillana de finales del XIX y principios del XX, profusa-
mente ilustrada), ·ABC»,serial desde 4 febrero al 25 junio 1983. Enri-
que de la Vega Vigueras, Recuerdos sevillanos, •ABC•,serial desde 16
mayo a 12 agosto 1982 (Síntesis histórica, muy bien ilustrada, del si-
glo XIX y principios del XX).
29 Serafín y Joaquín Alvarez Quintero, Obras completas, Madrid,
Espasa Calpe, 1953, tomo VII, pp. IX y 10.067. José Losada de la To-
rre, o. c., pp. 8 y 28-31. Manuel Chaves, Los teatros de Sevilla, Sevilla,
Imp. Marta García, 1900, pp. 79-80. Idem, Ambientes de antaño, Se-
92 villa, Tip. de la Guía Oficial, 1914, p. 269. Vicente Gómez Zarzuela,
o. c., pp. 119-120 y 349. Idem, o. c., 1910, pp. 209-211y 582. Manuel
Barrios, Historia de Sevilla, «El Correo de Andalucía•, 3 noviembre
1984 al 19 enero 1985. José de Velilla y Rodríguez, El teatro en F.spa-
ña, Sevilla, Imp. de Gironés y Orduña, 1876.
30 Nicolás Salas, España-Sur, «Nuevo Diario•, Madrid, 2 marzo
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

1973, p. 10.
31 Julio Martínez Velasco, serie de artículos publicados en
·ABC»,Sevilla, durante los meses de julio y agosto de 1969. Santiago
Montoto, El centenario del teatro San Fernando, ABC, Sevilla, 16 no-
viembre 1947. Francisco Aguilar Piñal, El teatro San Fernando,"ABC•,
Sevilla, 19 mayo 1973. Santiago Montoto, El teatro en Sevilla, •ABC•, 4
y 18 diciembre 1968; 12 enero y 11 marzo 1969.
32 José Velázquez y Sánchez, Anales de Sevilla de 1800 a 1850,
Sevilla, Imp. de Hijos de Fe, 1872, pp. 662-663. Manuel Chaves, Co-
sas nuevas y viejas (Apuntes sevillanos), Sevilla, Tip. Sauceda, 1904,
pp. 302-307. Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1908, p. 173. Idem, o. c.,
1910, pp. 209-211.(Sobre el teatro San Femando en particular y sobre

A437101439
TOMO
I el teatro en Sevilla en general deben consultarse en la Hemeroteca
Municipal, en ·El Correo de Andalucía•, en -El Liberal•, en -La Unión•
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

y en ·ABC·, artículos firmados por Francisco Aguilar Piñal, Julio Mar-


tínez Velasco, Santiago Montoto, José Montoto, Manuel Murga de la
Vega, Joaquín Romero Murube, José Laguillo y otros). Cipriano Gó-
mez Lázaro, Aquella cuarta del Duque (Serie), «ABC•,ll, 18 y 25, fe-
brero; 4, 11, 18 y 25, marzo; 1, abril, 1977. Joaquín Romero Murube,
La última del Duque, «ABC•,21 diciembre 1960. Carlos Colón, Los co-
NICOLÁS SALAS

mienzos del cinematógrafo en Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla,


B.T.S., número 13, 1981 (Obra fundamental para el período 1896-
1928, continuada luego en 1983 con El cine en Sevilla, para la etapa
1929-1950, también en B.T.S., número 30). José Muñoz San Román,
Algunos teatros sevillanos desaparecidos, «ABC•,2 diciembre 1942.
Idem, Memorables temporadas de ópera en Sevilla, •ABC•, 9 abril
1944. Daniel Pineda Novo, Lasfolklóricas y el cine, •ABC•,serial des-
de 29 junio al 11 octubre 1984.
33 «Don Indalencio•, La tauromaquia en el siglo XX, Madrid, Ed.
Mon, 1952, pp. 9-60.
34 José María de Cossío, o. c., (4ª edición), tomo III, pp. 108-109
y 384. Enrique Vila, Rafael el Gallo, Tip. Raimundo Blanco, 1943. Ni-
colás Salas, Secretos del mundo de los toros, Madrid, Editora Nacio-
nal, 1973. Juan Belmonte, Toreo en Triana, «ABC•, 13 abril 1958
93 (Seguramente la única vez que Juan Belmonte escribió un artículo
periodístico, en la que relata sus primeros tiempos).
35 Antonio Reyes «Don Criterio•, Treinta años de crítica taurina
en •El Liberal»,prólogo de Juan Belmonte, Sevilla, Tip. Moderna, 1932,
pp. 1-107. Antonio Olmedo «Don Fabricio•, Cien años de toros (Feria de
Abril en Sevilla), Sevilla, Gráficas López Lozano, 1948, pp. 67-86. ·ABC•,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

8 enero 1990 (Los diestros que más torearon desde 1901 hasta 1989).
Rafael Ríos Mozo, Chicuelo, un torero para el recuerdo. Sevilla le debe
un monumento en la Alameda de Hércules, «ABC•,1 noviembre 1987.
36 José María de Cossío, o. c., (3ª edición), tomo III, pp. 448-
461. Carlos Reyles, El embrujo de Sevilla, Buenos Aires, Espasa Calpe
Argentina, 1941.
37 Enrique Vila Muñoz, Miuras, cien años de gloria y tragedia,
Sevilla, 1941.
38 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 119-121 y XLVIII.
Enrique Vila Muñoz, Historia de la rivalidad taurina (1777-1947),
Madrid, 1948.

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TOMO
I 39 José María de Cossío, o. c., (3ª Edición), tomo II, pp. 512-526.
40
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

José María de Cossío, O.e. (3ª Edición), tomo II, pp. 582-584.
Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, p. 302; 1910, p. 564. Anónimo,
Ha fallecido «Don Cecilia de Triana•, ,ABC»,23 febrero 1943. Manuel
Barrios, Don Cecilia de Triana, •ABC•, 26 julio 1987. Manuel Díez-
Crespo, Don Cecilia de Triana, •ABC•, 20 agosto 1988. («Don Cecilia•
se llamaba José García Rufino y era abuelo de la actriz y cantante
NICOLÁS SALAS

Carmen Sevilla).
41 Nicolás Salas, Secretos del mundo de los toros, Madrid, Ed.
Nacional, 1973, pp. 155, 218-219 y 360-361. José María de Cossío,
O.e. (3ª Edición), tomo 11,pp. 245-406. Manuel Halcón, Recuerdos de
Fernando Vil/alón, Obras completas, Madrid, Prensa Española, tomo
I, pp. 95-227. Jacques Issorel, Obras de Fernando Vil/alón (Prosa y
poesía), Madrid, Trieste, 1987. Femando Villalón, Peifil, magia y ver-
so, Sevilla, Biblioteca de Cultura Andaluza, número 19, 1985.
42 Antonio Olmedo Delgado «Don Fabricio•, Cien años de toros
(Feria de Abril en Sevilla), Sevilla, Tip. López Lozano, 1948. Manuel
Chaves Nogales, Juan Be/monte, matador de toros (Su vida y sus ha-
zañas), Madrid, Alianza Ed., 1969. José María de Cossío, o. c., (4 2
Edición), tomo III, pp. 108-109, 384 y 387; o. c., Oª Edición), tomo
IV, pp. 950-951, 959-968. Nicolás Salas, Las Ferias de Sevilla, Ayunta-
miento de Sevilla, 1974, p. 268 (Incluye un índice analítico sobre la
94 fiesta de los toros en relación con el ferial abrileño). Francisco Ca-
llantes de Terán y Delorme, Crónicas de la Feria de Sevilla (En revis-
ta ,La Feria de Sevilla• editada por Enrique Vila durante los años
cuarenta, cincuenta y sesenta). Manuel Chaves Rey, El primer año de
Feria en Sevilla, Sevilla, 1914. Varios autores, Noticias para la histo-
ria de la Real Maestranza de Caballería, Sevilla, 1959. Antonio Gar-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

cía Baquero, Pedro Romero de Salís e Ignacio Vázquez Parladé,


Sevilla y la Fiesta de los Toros, Ayuntamiento de Sevilla, B.T.S., 1980.
Luis Toro Buiza, Sevilla en la Historia del Toreo, Ayuntamiento de
Sevilla, 1947.
43 Nicolás Salas, Las Ferias de Sevilla (Premio Ciudad de Sevilla
1973), o. c., pp. 53-55.
44 Francisco Callantes de Terán y Delorme, La Feria de Sevilla
en sus décadas, Revista •La Feria de Sevilla•, abril, 1953. Manuel Gó-
mez Imaz, Narciso Ciaurriz y Manuel Chaves Rey, Sevilla en el cente-
nario de la Independencia, Sevilla, Comisión Especial de la Junta de
Semana Santa, Corpus y Ferias, nombrada para la realización del fes-
tejo denominado •España en Sevilla•, Tip. Gironés, 1908. Javier Lasso

A437101439
TOMO
I de la Vega y Cortezo, España en Sevilla (Discurso leido en la fiesta
patriótica celebrada en el teatro San Fernando), Sevilla, Tip. La Anda-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

lucía Moderna, 1908. Fernando Real Balbuena, Origen y gestación ...


de la Exposición Iberoamericana, ·ABC»,30 agosto 1961.
45 Francisco Collantes de Terán y Delorme, o. c., abril, 1952; o.
c., abril, 1953. Nicolás Salas, o. c., pp. 68-70 y 96-97.
NICOLÁS SALAS

46 José Muñoz San Román, El encanto de Sevilla (Romerías),


Madrid, Ed. Galatea, 1921, pp. 163-202; Idem, Es una novia Sevilla
(Romerías), Sevilla, Tip. Madolell, 1923, pp. 157-176; Idem, Sevilla la
bienamada (Las coplas de El Rocío), Sevilla, Tip. Gómez Hermanos,
1929, pp. 119-122. Idem, Las romerías (Folleto ilustrado por Andrés
Martínez de León), Madrid, Patronato Nacional de Turismo, 1929.
Alejandro Pérez Lugín, La Vi~en del Rocío ya entró en Triana (No-
vela), Madrid, Ed. Pueyo, 1929. Luis Ortiz Muñoz y Luis Arenas, Sevi-
lla en fiestas, Madrid, Huecograbado Fournier, 1948, pp. 197-207 y
láminas 115-162 (El Rocío) y pp. 301-306 (Valme). José Sebastián y
Bandarán, Historia de la devoción a N. S. del Rocío, Boletín Eclesiás-
tico del Arzobispado de Sevilla, número 915, 14 julio 1919; Idem, Va-
lor religioso de la romería del Rocío, R. A. S. de Buenas Letras, 1934.
Manuel Siurot, La romería del Rocío, «ABC•,3 junio 1933. Juan Infan-
te-Galán, Rocío, la devoción mariana de Andalucía, Sevilla, Ed. del
autor, 1971, pp. 188-189 y 198.José Alonso Morgado, Nuestra Señora
95 de Va/me (Reseña histórico-descriptiva), Sevilla, Imp. Rasco, 1897.
Nicolás Montalvo, Setefilla, Sevilla, Artes Gráficas Salesianas, 1960.
José Montoto, Tradiciones de Lora y Setefilla, Sevilla, Ese. Gráfica Sa-
lesiana, 1975. Alejandro Guichot y Sierra, Recordatorio de fiestas y
costumbres públicas de Sevilla (Folleto), Ateneo de Sevilla, 1888. Va-
rios autores, El Rocío (Fe y alegría de un pueblo), Granada, Ed. An-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

dalucía de Ediciones Anel, 1981, tres tomos. José Muñoz San Román,
Romería de Valme, •ABC•, 17 octubre 1943. Santiago Montoto, Va/-
me, ·ABC•, 21 octubre 1956.
47 Cipriano Gómez Lázaro, Las mu~as, «ABC•,24 y 26 septiem-
bre; 3 y 16 octubre, 1976. Antonio Burgos, Guía secreta de Sevilla,
Madrid, Al-Borak, 1974, p. 275. Manuel Rincón Alvarez, Recuerdos de
la Sevilla pintoresca de 1890 a 1910, Gráficas Sevillanas, 1960, pp.
44-46 (Obra curiosa en casi todos los aspectos costumbristas sevilla-
nos). Joaquín Caro Romero, Tirar la cucaña, «ABC•, 26 julio 1962.
Idem, Las niñeras, «ABC•,22 agosto 1964. José Muñoz San Román,
Veladas trianeras, «ABC•,25 julio 1930. Idem, Prohibición de la vela-
da de Santa Ana, «ABC·, 23 julio 1943; Idem, El verano en la plaza
Nueva, «ABC·, 7 agosto 1942. Santiago Montoto, Veladas veraniegas,

A437101439
TOMO
I -ABC·, 25 junio 1959. Idem, Velada de Santa Ana, «ABC·, 25 julio
1959. José Andrés Vázquez, Horas de la plaza nueva, «ABC·, 27
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

agosto 1954.
48 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1896, p. 138; o. c., 1900, pp.
110-111; o. c., 1910, pp. 204-211. José María de Mena, Antigüedades
y casos raros de la historia de Sevilla, Ed. del autor, Gráfica San Ra-
fael, Antequera, 1974, pp. 139-146. José Muñoz San Román, El en-
NICOLÁS SALAS

canto de Sevilla, o. c., (La velá de Sant'Ana), pp. 202-205. Pedro


Alvarez Quintero, Huerto ignorado, Madrid, Ed. Aguilar, 1934, pp.
145-150. Manuel Barrios, Manuel Díez-Crespo y otros, Carnavales,
«ABC·,13 febrero 1988. Manuel Rincón Alvarez, Recuerdos de la Sevi-
lla pintoresca de 1890 a 1910, Sevilla, 1960 (Curioso).
49 José Blas Vega, Los cafés cantantes de Sevilla, Madrid, Ed.
Cinterco, 1984 (Monografía excelente muy bien ilustrada). Julián Pe-
martín, El cante flamenco (guía alfabética), Madrid, Afrodisio Agua-
do, 1966, pp. 23-26 y 60. Ricardo Malina, Cante Flamenco
(Antología), Madrid, Taurus, 1965, pp. 79-80. Femando el de Triana,
Arte y artistas flamencos, Madrid, Imp. Helénica, 1935, pp. 13, 82-90.
Antonio Machado Alvarez («Demófilo•), Colección de cantes.flamen-
cos (1881). Reedición, Madrid, Ed. Demófilo, 1974, pp. 20, 177-181.
Ricardo Molina y Antonio Mairena, Mundo y formas del cante fla-
menco, Madrid, Rev. de Occidente, 1963, pp. 45-59. José Luis Ortiz
Nuevo, Pepe el de la Matrona (recuerdos de un cantaor sevillano),
96 Madrid, Ed. Demófilo, 1975, pp. 219-222. Manuel Ríos Ruiz, Intro-
ducción al cante.flamenco, Madrid, Ed. Itsmo, 1972, pp. 55-59. José
Muñoz San Román, Es una novia Sevilla, o. c., pp. 119-124 y 129-
131. Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, p. VIII; o. c., 1910, p. 679.
Vicente Lloréns Asensio, Almanaque Mercantil para 1893 y Guía
Comercial, Tip. Díaz y Carballo, 1892, p. 326. Almanaque de La An-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

dalucía Moderna, 1897, Sevilla, Imp. La Andalucía, 1896, p. 163.


50 José Blas Vega, o. c., pp. 69-79 (El café-cantante «Novedades,
fue abierto en 1897 y constituyó, sin duda alguna, el más importante
de estos establecimientos y el más representativo del pasado siglo.
Fue derribado en marzo de 1923. Existen fotografías de su escenario
y de la fachada).
51 Julián Pemartín, El cante flamenco (guía alfabética), Madrid,
Afrodisio Aguado, 1966 (obra fundamental en general y sobre los ca-
fés-cantantes en particular). Fernando el de Triana, Arte y artistas
flamencos, Madrid, Imp. Helénica, 1935 (Obra fundamental sobre in-
térpretes). Manuel Barrio, Las oscuras raíces del flamenco, Monte de
Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, 1986; Idem, Ese difícil mundo

A437101439
TOMO
I de/flamenco, Universidad de Sevilla, 1972. Manuel Ríos Ruiz, Rum-
bos del cante flamenco, Barcelona, Ediciones Picazo, 1973; Idem, In-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

troducción al cante flamenco, Madrid, Ed. Istmo, 1972. Varios, Cante


flamenco (Antología), Madrid, Taurus, 1965. Domingo Manfredi Ca-
no, Cante y baile flamencos, León, Ed. Everest, 1973. Angel Alvarez
Caballero, Historia del cante flamenco, Madrid, Alianza Editorial,
1981. Ricardo Molina y Antonio Mairena, Mundo y fonnas del cante
flamenco, Madrid, Revista de Occidente, 1963. Manuel Balmaseda,
NICOLÁS SALAS

Primer cancionero flamenco, Bilbao, Ed.Zero, 1973. José Luis Ortiz


Nuevo, Pepe el de la Matrona, Madrid, Ed. Demófilo, 1975. Arcadio
Larrea, El flamenco en su raíz, Madrid, Ed, Nacional, 1974. Antonio
Machado Alvarez ,Demófilo•, Colección de cantes flamencos, Ma-
drid, Ed. Demófilo, 1975; Idem, Primeros escritosflamencos, Madrid,
Ed. Demófilo, 1981. Félix Grande, Memoria del flamenco, Madrid,
Espasa Calpe, 1979, dos tomos. Anselmo González Climent, Flamen-
cología, Madrid, Ed. Escelicer, 1964. (Sobre Silverio Franconetti, que
dio nombre al más famoso café-cantante del XIX, hay referencias en
casi todas las obras indicadas. En mayo de 1989, con motivo del pri-
mer centenario de su muerte, se organizaron diversos actos académi-
cos. Ver «ElCorreo de Andalucía•, 31 mayo y 1 junio; ,ABC· 24 mayo;
«Diario 16», 1 junio 1989). José Muñoz San Román, El café-cantante
de Silverio, «ABC•,14 enero 1945. Idem, Los cafés sevillanos, ·ABC•,
23 junio 1942.

97 52 José Otero Aran da, Tratado de bailes de sociedad, regionales


españoles, especialmente andaluces, con su historia y modo de eje-
cutarlos, Sevilla, Tip. de la Guía Oficial, 1912 (Obra fundamental).
José Otero Aranda se estableció en su madurez como lotero, murien-
do asesinado durante un atraco a su establecimiento el día 17 de
abril de 1934. Ver «El Correo de Andalucía•, 18 abril 1934 y 20 julio
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

1985. «ABC·,18 abril 1934. Al año siguiente, el día 6 de noviembre de


1935, la fachada de su casa fue escenario del asesinato de dos falan-
gistas que pegaban pasquines anunciando el periódico Arriba; fue-
ron muertos a tiros por la espalda, Eduardo Rivas y Jerónimo Pérez
de la Rosa. Ver Nicolás Salas, Morir en Sevilla, pp. 68-69. José Muñoz
San Román, El maestro Otero y los cuadros flamencos, •ABC•, 22 fe-
brero 1930.
53 Nicolás Salas, El Moscú sevillano, Universidad de Sevilla,
1990 pp. 30-31 (La Cárcel Real en la calle Sierpes fue sustituida por la
del Pópulo, en la calle Almansa, el día 3 de julio de 1837). María Do-
lores Cabra Laredo, Iconografía de Sevilla (1400-1650), Madrid, Ed.
El Viso para Focus (Abengoa), 1988, tomo I, pp. 80-90. José Muñoz
San Román, Responso por la Venta de Eritaña, ·ABC•, 19 septiembre

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TOMO
I 1940. Enrique de la Vega Vigueras, El café de Emperadores, «ABC»,23
y 24 mayo 1982.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

54 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 118-119, VIII y XLI;


1910, pp. 208-209, 679 y 750-751. Almanaque de «ElCorreo de Anda-
lucía», 1907, p. 16. José Luis Ortiz Nuevo, Pepe el de la Matrona, o. c.,
pp. 59-65. Julián Pemartín, o. c., p. 60. Alberto Villar Movellán, o. c.,
pp. 49-50, 54-55 y 156. (Entre 1900 y 1910 existieron varias entidades
NICOLÁS SALAS

con escaso arraigo o que se fusionaron con otras: Círculo Sevillano


de la Unión Nacional, Círculos Obreros Católicos, Casino Reservista,
La Unión Hispalense, Tertulia Escolar Republicana, Casino de la Ma-
carena y Casino Español Democrático, entre ellas). Sobre la funda-
ción del Centro Mercantil de Sevilla, véase: «Estatuto y Reglamento
de la Sociedad Centro Mercantil de Sevilla», aprobado en la junta ge-
neral celebrada el día 14 de noviembre de 1870, más lista de socios
fundadores y sesión inaugural, Sevilla, Imp. Gironés y Orduña, 1870.
55 Vicente Lloréns Asensio, Sevilla en la mano: guía para el
viajero, Sevilla, Hernando Colón, 2, s/a (1900 ?), pp. 17-19. Almana-
que del Arzobispado de Sevilla para 1907, Sevilla, Ese. Prof. de Artes
y Oficios, 1907, p. 88. Almanaque de «ElCorreo de Andalucía•, 1908,
Sevilla, Rivera, 6, 1908, pp. 35 y 127. Esperanza Gallego, Cocina an-
daluza, «ABC»,serial desde 21 junio al 29 septiembre 1984 (Selección
de platos populares). Manuel Ferrand, Gastronomía sevillana: elogio
y linaje de una cocina tradicional, «ABC·,serial desde 23 septiembre
98 a 25 octubre 1980.
56 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 120 y 367; 1910, pp.
211 y 1.239. (Durante los años citados se crearon otras sociedades
deportivas de efímera existencia, como el Seville Rowing Club, la
Unión Ciclista Sevillana, el Sport Nauticoy el Sport Sociedad Ciclista).
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

57 Angel Rodríguez Fernández y Francisco Narbona, Fútbol (In-


formación general, organismos directivos, legislación, historia), Ma-
drid, Maribel Artes Gráficas, 1950-51, tomo I, pp. 117-119, 419-420,
444-446, 455-459. Arturo Otero, Historial del Sevilla F.C. (35 años de
vida deportiva), Madrid, Ed. Alonso, 1941, pp. 8-18. Vicente Gómez
Zarzuela, o. c., 1900, p. 94; 1906, p. 442; 1909, p. 1193; 1910, p. 1239.
César del Arco, Medio siglo de fútbol sevillano, Sevilla, Selecciones
Gráficas, 1958, pp. 40-41. «LaProvincia•, Huelva, 12 marzo 1890. Ni-
colás Salas, La historia del Real Betis Balompié, Sevilla, semanario
,¡Oiga!•, mayo, 1954. Manolo Rodríguez López, Tomás Furest Rivera,
José Manuel García González, Manuel Ruesga Bono, Historia del
Real Betis Balompié, Sevilla, Biblioteca de Ediciones Andaluzas,
1981, tres tomos. Mismos autores, Historia del Sevilla F.C., misma

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TOMO
I editorial y año, tres tornos. Mercedes de Pablo, La Sevilla del balón,
Sevilla, Biblioteca de Ternas Sevillanos, Ayuntamiento de Sevilla,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

1982. Manuel Alonso Vicedo, ¡La furia española!, Sevilla, Edica,


1965. Manuel Rodríguez y Antonio Somoza, Sevilla F.C., 75 años de
historia (1905-1980), Sevilla, Gráficas del Sur, 1980. Sobre el ocio en
general en la Sevilla de finales del XIX y principios del XX, véase: Al-
fonso Braojos Garrido, María Parias Sáinz de Rozas y Leandro Alva-
rez Rey, Sevilla en el siglo XX (1868-1950), Historia de Sevilla
NICOLÁS SALAS

dirigida por Francisco Morales Padrón, Universidad de Sevilla, 1990,


torno I, pp. 228-236 y 51-54 y 249-66 (Bibliografía).

99
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

"Si queréis apreciar el grado de cultura de un pueblo,


NICOLÁS SALAS

visitad sus jardines. Y cuando los hayáis contemplado se-


cos, polvorientos, sin aromas, en un triste abandono y en
un completo olvido; sembrados de fragmentos de esta-
tuas los paseos, y los árboles desflorados, deshojados,
desenramados ... Cuando hayáis visto a los jóvenes (aun
los instruídos) romper las farolas y los alambrados y los
herrajes de un típico balcón sobre el río, y a las jóvenes
(aun distinguidas) penetrar en los sembrados para saquear-
los ... Cuando hayáis presenciado todo esto, bien podéis ex-
clamar con el corazón angustiado: ¡este pueblo no tiene
sentimiento, no tiene arte ni amor, carece de cultura!»
José Maria Izquierdo, «Divagando por la Ciudad de
la Gracia», Sevilla, Imp. Arévalo, 1914, pp. 17-18.

100
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

La estampa nos refleja una ciudad más cercana al si-


glo XIX que al siglo XX. Carretas de bueyes, en este caso
cargadas de adoquines; las vestimentas de los obreros ...
Al fondo, la desaparecida capilla de Nuestra Señora del
Carmen, en la orilla trianera del Guadalquivir, sustituida
por la actual, construida por Anibal González, en 1928.
(Postal del puente de Triana, editada por Knecksted &
Nather (1900-1906), muy utilizada por las guías extranje-
ras de la época, sin citar el autor de la fotografía).

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I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

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TOMO
NICOLÁS SALAS

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I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

3. HAMBRE, IGNORANCIA, MUERTE


NICOLÁS SALAS

La hambruna de 1905. Don Marcelo, pi-


diendo de puerta en puerta. Siempre el
fantasma del paro obrero. Las escuelas
para niños pobres. Desdén por la ense-
ñanza. Prostitución y mendicidad. Diteros y
casas de empeño. Sevilla, después de
Bombay y Madrás en mortalidad. La higie-
ne y sanidad, condicionadas por el alcan-
tarillado, los pozos negros y las riadas.

Sevilla no ha contado, como Córdoba, con un estudio


como el de Juan Díaz del Moral sobre las agitaciones
obreras campesinas, ni sobre el conjunto de su problemá-
103 tica laboral en el primer tercio del presente siglo. Las se-
cuencias vividas deben ser espigadas en diversas obras
de carácter general y, muy especialmente, en los estudios
sobre Andalucía y la agricultura. Por otra parte, la falta de
estadísticas fiables, incluso la ausencia total de datos so-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

bre población activa, formación profesional, migraciones


y desempleo a niveles provinciales, plantea serias dificul-
tades en este campo. Sevilla, como otras provincias meri-
dionales, vivió momentos de intensa conflictividad que
alcanzaron cotas críticas por culpa de las sequías, azote
endémico de nuestra tierra y con fuerte impacto en una
agricultura de secano, de estructura inmovilista en la or-
ganización de los cultivos y marginada de las corrientes
empresariales de los primeros años de nuestro siglo.
Conociendo siquiera aproximadamente las realidades
sociales y económicas del agro sevillano al filo de los
años sesenta, cuando el cardenal Bueno Monreal escan-

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TOMO
I dalizó a tantas almas piadosas con su instrucción pastoral
sobre «Ala,unos problemas sociales de la Archidiócesis de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Sevilla»58~ los nuevos llamamientos del prelado en los


años siguientes, es fácil imaginarse el panorama de prin-
cipios de siglo, cuando hacía ya una década que León
XIII había asombrado al mundo católico con la Rérum
Novárum, primera encíclica social. En 1962, el cardenal
NICOLÁS SALAS

hispalense denunció sin paliativos «una realidad doloro-


sa», unos «salarios insuficientes» y «un orden económico
radicalmente turbado», matizado todo por una evidente
«falta de conciencia social» y agravado por los paros encu-
bierto y estacional, situación que ha descendido en parte
más por el fenómeno de la emigración incontrolada, au-
téntica despoblación rural dañina para el sector, que por
la débil respuesta a la «llamada a los labradores» que hizo
el prelado. En otros dos nuevos avisos, en 1967 y 1968,
reiterativos, afirmaría: «Hay que atribuir el alejamiento del
mundo obrero en parte no pequeña al grave escándalo
masivo de muchos cristianos en su conducta social» y «es-
casez de clero, desigualdad en el reparto de la riqueza y
frialdad religiosa, principales problemas de la diócesis
104 hispalense» 5lf~i este panorama desolador se ofrecía en
los años sesenta, podemos hacemos una idea de cómo
era la situación en la primera década del siglo XX, cuan-
do nuestra provincia y gran parte de Andalucía sufrían
hambrunas de mayor o menor intensidad.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

La cuenta atrás en la búsqueda de testimonios que


nos acerquen a los tiempos de los cardenales Spínola y
Almaraz nos lleva a la XIII Semana Social de España, ce-
lebrada en Córdoba en 1953, época no excesivamente
propicia a la denuncia abierta y en la que algunos de sus
ponentes -Pemán, Martín-Sánchez Juliá, Navarro Rubio,
Pérez de Ayala, no fueron nunca proclives a la demago-
gia- pusieron el dedo en la llaga sangrante del campo
andaluz, luego concretada en su clausura por un discuti-
do discurso de Fray Albino González y Menéndez-Raiga-
da, obispo de Córdoba, quien haciendo referencia a la
plena coincidencia de pensamiento entre la Santa Sede y

A437101439
TOMO
I los congresistas, pese a no haber podido conocerse a
tiempo la carta de monseñor Montini, afirmó: « ... Y sin em-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

bargo, hay quien nos critica de avanzados e izquierdistas,


por no decir algo peor. Ha¿: quien dice que hacemos
obra perniciosa y disolvente,,6 '?
Más atrás quedan en el tiempo los famosos estudios
de Pascual Carrión, cuya copiosa producción a través de
NICOLÁS SALAS

páginas de periódicos y revistas y conferencias desde


1913 hasta 1973, fue felizmente recopilada y publicada, al
mismo tiempo que su monumental trabajo sobre el lati-
fundismo, publicado en 1932 y reeditado en 1972, donde
se ofrecen abundantes pruebas de una situación calami-
tosa del obrero agrícola andaluz 614:gual sucede con las
obras de Constando Bernaldo de Quirós, también ofreci-
das nuevamente al lector ansioso de conocer la 1:2roble-
mática y los antecedentes sociales de Andalucía 62~ con
el libro clásico de Díaz del Moral 63'?
De la realidad social de aquella primera década del si-
glo XX hay en la biografía de Manuel Siurot, hombre de
ideología conservadora, una dolorosa observación a su
biógrafo, José Monge y Bernal, como consecuencia de
105
asistir en Granada, en 1907, a una Asamblea de las Cor-
poraciones Católicas-Obreras. Monge y Bernal la recoge
con estas palabras: «Era la primera vez que Siurot asistía a
un Consejo semejante y, en verdad, que le fue provecho-
sa tal asistencia. Allí oyó de labios autorizados la vigorosa
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

descripción de tremendas y espantosas injusticias socia-


les, sintió de cerca fuertes latidos de corazones genero-
sos. Vio en conjunto el mal, y se conmovió con inmesa
ternura ante las horribles consecuencias de la inminente
catástrofe. El discurso pronunciado en la Iglesia de Santo
Domingo, por aquel santo varón de Dios, el obispo de
Badajoz, don Félix Soto y Mancera, no se borrará jamás
del alma de los que le escuchamos» 64~na nueva aporta-
ción moderna al estudio de la conflictividad social anda-
luza nos orienta en la interpretación y aprovechamiento
actual -pese a los años transcurridos- de la obra mag-
nífica del notario de Bujalance6 '?
5

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TOMO
I José María Javierre afirma en su biografía de Sor An-
gela de la Cruz que «Sevilla ha entrado plácidamente en
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

el siglo XX... Cierto que hay pendiente un grave proble-


ma. Las costumbres patriarcales de la aristocracia y la dis-
creta medianía de la clase burguesa ignoran un pueblo
que en soledad se muerde los puños. Lo que sea sonará».
En la misma línea volvería a expresarse Javierre al escribir
NICOLÁS SALAS

la biografía del Padre Tarín: «Leimpresionó comprobar que


en la media docena de años suyos de residencia sevillana
(1898-1904), el ambiente rural andaluz había empeorado
fuertemente. Los desniveles sociales continuaban y los
fermentos revolucionarios crecían. El Padre Tarín predijo
en sus sermones que, de seguir así, España iba hacia una
tragedia sangrienta» 66:°
Azorín viene a Sevilla como enviado especial de la
Prensa madrileña a los campos andaluces en situación
crítica y llega a Lebrija; donde la crisis laboral es gravísi-
ma como consecuencia directa de la pertinaz sequía de
1905, continuación de otros dos años secos. En el agro
sevillano -según Manuel Tuñón de Lara, que reproduce
datos del Instituto de Reformas Sociales, encargados por
106 Moret- el sueldo en cosechas era de 2,50 pesetas, con
jornadas de sol a sol, prácticamente, y durante el resto
del año, cuando había faena y el tiempo lo permitía, el
sueldo era de 1,40 como máximo y de 0,50 como míni-
mo. El salario medio, incluyendo comida, era de 0,75 pe-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

setas. A nivel regional -Andalucía y Extremadura- el


salario más frecuente era de 1,50 pesetas. Estos mismos
datos del Instituto de Reformas Sociales, publicados en
1905, los comenta Pascual Carrión con matiz crítico, afir-
mando: «...de ello se deduce claramente la angustiosa si-
tuación de los campesinos. Jornales de 1,25 a 1,50
pesetas por término medio, cuando eran pagados en me-
tálico, pero que muchas veces no llegaban a la peseta;
jornales de 0,75 a una peseta por término medio cuando
se daba la manutención misérrima del gazpacho durante
el día y un mal guiso de garbanzos por la noche (comi-
da); paro forzoso con sus consecuencias lógicas: el repar-

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TOMO
I to de los hombres para que no mueran de hambre, incul-
. . 67c0
tura, m1sena.. ... .
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Volvamos a la crónica de Azorín, desde Lebrija:


"·..desde el 18 de febrero los propietarios están facilitando
medios de vida a los labriegos. El Ayuntamiento reparte
entre ellos lo que recauda en consumos. Pero estos recur-
sos van agotándose; lo que a cada labriego toca apenas si
NICOLÁS SALAS

puede hacerle tolerable la vida; la crisis se va acentuando


de día en día; la paciencia se va acabando; hace pocas
noches la muchedumbre exasperada, entró a saco en una
tienda de comestibles ...» En realidad, Azorín le había de-
dicado al tema atención desde el año antes, con carácter
nacional, pero fue en 1905 cuando dedicó su interés al te-
ma andaluz y sevillano en particular, publicando una se-
rie de cinco crónicas en el diario «ElImparcial» de Madrid
-parece que fueron más las crónicas enviadas y que no
salieron publicadas por razones políticas-, entre los días
3 y 24 de abril del citado año; crónicas que, en 1914, se
incorporan al libro «Los Pueblos» con el título genérico de
«LaAndalucía trágica»68:°
Los campos estaban secos. Había hambre y una insu-
107
frible ola de calor. Ya en la primavera de 1905, el termó-
metro alcanzó los cuarenta grados centígrados, y en
pleno agosto llegó a los temibles cincuenta. El drama ins-
pira a José Muñoz San Román y José Andrés Vázquez dos
breves obras literarias 69-;°que hoy constituyen dos precio-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

sos documentos costumbristas sobre la época y las cir-


cuntancias sociales. La Prensa comenta la situación: «Más
de cien mil obreros, repartidos por toda Andalucía, care-
ciendo de trabajo y hambrientos, ven la necesidad retra-
tada en el rostro de los individuos de su familia, la
miseria imperando en sus hogares, y para no perecer sa-
len al campo, arrancan patatas, arrebatan el pan que se
lleva a los cortijos, comen higos chumbos sin madurar,
desentierran raíces y atiborran el estómago con algarro-
bas silvestres que sólo las bestias comen ... Pero se acaban
las patatas, se agotan las raíces y los frutos silvestres ... Los
hombres caen desfallecidos en las calles, las madres pi-

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TOMO
I den con voz desesperada pan para sus hijos, las personas
pudientes huyen de los pueblos, los municipios conclu-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

yen con sus recursos, y los pobres, después de vender


hasta el humilde lecho, y de reclamar en balde trabajo o
socorro danse cuenta de que tienen derecho a la vi-
da ...»7°:9)e los pueblos de la provincia sevillana llegan
noticias alarmantes: saqueos, atracos ... La capital se agitó
NICOLÁS SALAS

temerosa ante los recuerdos de pasados motines y algara-


das como consecuencia del hambre y se temía la llegada
incontrolada de campesinos desesperados que recorrie-
ran las calles clamando pan y justicia. Juan Díaz del Moral
recordaría años después la hambruna de 1905 como la úl-
tima grande que sufrió el Sur de España, similar a las pa-
decidas en 1882, 1863, 1835, 1834, 1817 y 1812 y en
siglos anteriores, sobre todo, en el XVII, de las que hace
una dramática descripción 71 :V
Aquel mes de agosto de 1905 el arzobispo Spínola ha-
ce frente a la triste realidad rural sevillana. El día 18 con-
voca en el Palacio Arzobispal a un grupo de personas
para organizar la ayuda más urgente: suscripciones públi-
cas, cocinas económicas ... Y el primero que sale a la calle
108 a pedir limosnas es Don Marcelo. No faltan las almas pia-
dosas que se escandalizan, pero el Arzobispo de Sevilla
-Roma no le concedió el capelo hasta octubre de aquel
mismo año, porque el prelado estaba mal visto por cier-
tas clases dirigentes españolas- era firme en sus propó-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

sitos: «Iré a todas partes, recurriré a todo, me desprenderé


de lo poco que tengo para remediar el hambre de mis
diocesanos». Y allá fue Don Marcelo de Sevilla de puerta
en puerta, por tabernas y barberías, por casinos y plazas
de abasto, por comercios y palacios, por los corrales ...
Santiago Montoto recordó en los años cincuenta aquel
gesto del arzobispo mendigo: «Iba destocado; sobre sus
hombros llevaba la capa morada de lanilla; el sol lo abra-
saba; el sudor bañaba su rostro, lívido, sofocado por el
calor; en los labios su inefable sonrisa; su caminar era
lento; andaba por las calles céntricas y por los barrios ba-
jos; entraba en los palacios y bajaba a los tugurios; visita-

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TOMO
I ba casinos y entraba en las tabernas. En todas partes ten-
día su mano esquelética pidiendo para los pobres ham-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

brientos, y en todas partes ni uno solo le negó el


consuelo que pedía»72'.'°1)on Marcelo Spínola y Maestre
estaba ya muy enfermo y la fiebre se unía al sofocante ca-
lor de aquel mes de agosto sevillano. Pronto, muy pron-
to, se iría para siempre de entre nosotros y nadie sentiría
NICOLÁS SALAS

mayor desgarro que una pobre monja sevillana, otra san-


ta en el sentir del pueblo: Sor Angela de la Cruz. La Junta
de Sevilla contra el hambre reunió 327 .895 pesetas. Des-
de París, Viena, Londres, Bruselas, Nueva York, Filadel-
fia, La Habana, llegaron donativos para los pobres
sevillanos. El ejemplo de Don Marcelo había conmovido
a medio mundo 73:0
La situación social, con una población laboral de ele-
vadísimo porcentaje agrario -la media española era del
66 por 100 en 1910- reflejaba las consecuencias de una
economía desorganizada. A raiz de la hambruna de 1905,
el conde de Romanones, ministro de Fomento, visitó An-
dalucía y recomendó al Gobierno la «necesidad de dividir
los feudos y estimular el cultivo de las grandes fincas in-
109 cultas o deficientemente cultivadas». Años antes había si-
do Canalejas quien llamó la atención del país sobre las
consecuencias que tendría el abandono de parte de la
agricultura. Por otra parte, la creciente inflación encarecía
los productos de primera necesidad en elevados porcen-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

tajes. Entre 1900 y 1908 se producen alzas del 45 por 100


en el bacalao, del 40 por 100 en la leche, del 35 por 100
en el aceite, del 33 por 100 en las patatas, del 30 por 100
en la carne de vaca y en las verduras, del 50 por 100 en
las botas y del 42 por 100 en los zapatos, del 28 por 100
en los vestidos femeninos y del 12 por 100 en los trajes
de hombres. Los precios medios en el último año citado,
por kilo, eran de 2,60 pesetas para la carne de vacuno, de
1,05 para las sardinas, de 0,75 para el arroz, de 1,20 para
los garbanzos, de 0,20 para las patatas, de 0,30 para las
verduras, de 0,08 para el carbón de cock. El litro de aceite
costaba 1,65 pesetas y el de leche 0,70. Sólo habían redu-

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TOMO
I cido sus precios cuatro productos: el pan valía 0,40 pese-
tas el kilo, el carbón vegetal 0,19; la merluza 1,75 y la
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

arroba de vino común cinco pesetas. Merece la pena con-


frontar estos precios con los salarios agrícolas que antes
citamos 74 :'°
Es cierto también que el problema campesino andaluz
se ha prestado a la fácil demagogia de los falsos profetas,
NICOLÁS SALAS

y que alrededor del latifundismo se han levantado, como


expuse en mi primer libro sobre el subdesarrollo andaluz,
equívocos conceptos que ocultan los verdaderos proble-
mas sociales y económicos y sus raíces 75~osé Monge y
Bernal lo reconoció también muchos años antes, excla-
mando: «¡Cuántos errores, cuántas ligerezas, cuántas ine-
xactitudes se han proferido en las alturas del poder, en la
tribuna pública, en la Prensa, a costa del problema
agrario en Andalucía! Es indudable que en el fondo del
problema palpitaba una tremenda injusticia ... El pue-
blo carecía de ilustración, aun la más rudimentaria; en
cambio, se le permitió ejercer todos los supuestos de-
rechos que integran la ciudadanía. Se le ha dejado, du-
rante más de un siglo, solo, frente al capitalismo y el
110 industrialismo!» 76'?

Sevilla tenía oficialmente casi un sesenta por ciento


de población analfabeta durante la primera década del si-
glo XX. En 1910, con una ligerísima disminución, eran
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

iletrados el 53,11 por 100 de los hombres y el 65,76 de las


mujeres. Al comienzo de la centuria y con datos de 1887,
de los 534.610 habitantes de la provincia sólo sabían leer
y escribir 211.789, de los cuales, 123.863 eran varones y
87.926 mujeres.
Ante estos informes, Gómez Zarzuela comenta: «Re-
sulta, pues, que ha variado notablemente el estado de la
instrucción de la provincia, porque cerca de la mitad de
sus pobladores tienen la instrucción que la ley estable-
ce ..." La verdad es que Sevilla no era una excepción en el
resto del Sur, que agrupaba la mayor masa de analfabetos
del país, y aun admitiendo la diferencia de talante entre

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TOMO
I
la capital y el resto de la provincia, donde el índice de ig-
norancia era pavoroso, no se diferenciaba demasiado de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

la realidad nacional respecto a la enseñanza. Aquélla re-


flejaba un casi absoluto desprecio por la educación pri-
maria. John Chamberlain escribe sobre la enseñanza en
España y dice: «Allíno es lo peor que haya pocas escue-
las, sino que las que hay no sirven para nada. La Ley de
NICOLÁS SALAS

1857 mandó crear una por cada dos mil habitantes. Es


muy poco, pero ni siquiera esto se ha cumplido ... Este es
uno de los casos que demuestran cuán inútiles son las le-
yes en España. En la ley del año 57 se establece ya la en-
señanza primaria como obligatoria. Nadie conoce, sin
embargo, tal prescripción ... Con ese desdén con que mi-
ran la instrucción las personas que carecen de cultura, así
se ha mirado siempre en España la enseñanza, y ni los
Gobiernos, ni los Ayuntamientos, ni vecinos, ni nadie, se
ha ocupado de construir escuelas. Estas son las mismas
que hace dos siglos». Estábamos en 1910. Medio siglo
después, como verá el lector más adelante, Andalucía se-
guía manteniendo el triste récord del analfabetismo y Se-
villa era la tercera provincia de España con mayor índice
111 de personas sin instrucción elemental, asunto repetida-
mente denunciado por quienes vibraban ante tal injusti-
cia e ignorado por los que, insensibles a todo tipo de
cultura, alimentaban su conciencia con el cotidiano triun-
falismo de «aquí no pasa nada ...»77-:°
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

En la Sevilla de 1910 existía un numeroso censo de


instituciones religiosas y privadas que prestaban atención
a la enseñanza gratuita de los niños y niñas pobres, aun-
que, eso sí, como muy claramente estipulaba el Colegio
de San Joaquín, de las Hermanas Carmelitas de la Cari-
dad, en «clase separada» de las de pago, y con el refrendo
del párroco sobre la catolicidad de la familia. Las clases
gratuitas para niños y niñas, incluso para adultos en horas
nocturnas, se daban en la Real Sociedad Económica de
Amigos del País, colegios del Espíritu Santo, del Valle, de
San José, de las Hermanas de la Cruz, del Salvador, de
San Joaquín, de las Hijas de María; escuelas del Hospital

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I de San Lázaro, de Santa Isabel, de la calle Pagés del Co-
rro; en el Instituto de María Reparadora, en la Asociación
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

del Buen Pastor, en el Protectorado de la Infancia, en el


convento de las Esclavas Concepcionistas del Divino Co-
razón, en la Congregación de Hermanas de la Doctrina
Cristiana, en la Asociación Sevillana de Amigos de los Po-
bres, en el colegio de Sirvientas de la calle Jesús ... Es de-
NICOLÁS SALAS

cir, una amplísima nómina que, al margen de otras


circunstancias sociales de la época, ocupa --0 debería
ocupar- un lugar de honor en el capítulo de gratitud
que la sociedad sevillana en su conjunto guarda para sus
promotores.
Había también una Asociación de Señoras Fundado-
ras de Escuelas Católicas, dirigidas espiritualmente por el
Padre Tarín, con una decena de centros donde además
de aprender a leer, escribir y las cuatro reglas se daban
lecciones de bordados y otras labores. Los colegios de
enseñanza primaria de fundación privada sumaban un
centenar y las escuelas públicas municipales cuarenta y
cuatro.
En unas y otras, de cara a las clases humildes, se hizo
112
una labor que no siempre fue ni acertada ni bien recibi-
da. Resulta difícil apreciar esos resultados sin hacer un
gran esfuerzo para situarse en las circunstancias de tiem-
po y lugar. Bastaría conocer las dramáticas realidades de
la vida en los corrales, para comprender el fracaso total o
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

parcial de la enseñanza primaria, así como la falta a clase


de una gran parte de la población infantil, que o vivía del
pillaje en la calle o se incorporaba muy joven al trabajo.
Calientes aún los rescoldos del estallido bélico de 1936,
el biógrafo de Manuel Siurot se lamentaba: « ... cuando pa-
recía todo aquello una obra ingente, con profundas raí-
ces, con prestigio de admiración y respeto, estalla la
revolución de 1936, y las hordas, para cuya educación
principalmente se habían creado aquellas escuelas, las
atacan con furia, dispersando a los alumnos cuyos padres
no opusieron ninguna resistencia, ni sus muchos discípu-
los, hombres muchos de ellos, supieron defenderlas ...

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TOMO
I ¿Qué obra es esta que se derrumba al primer soplo? ...
¿Qué clase de enseñanza se daba en estas escuelas, que
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

sus alumnos no fueron capaces de resistir a la primera


tentación? ... ¿Qué educación recibían que no hizo florecer
en aquellas almas ni el convencimiento de la gratitud?..78'.°

Antes de ocuparnos del estado higiénico y sanitario


NICOLÁS SALAS

de la Sevilla de 1900, verdaderamente increíble, asunto


además sin archivar definitivamente pese a los años
transcurridos, dedicaremos unas líneas a la beneficencia
y los problemas sociales que se trataban de paliar, como
la prostitución, mendicidad, usura ...
Los establecimientos eran numerosos, de plurales ob-
jetivos sociales y religiosos, algunos de ellos de muy anti-
gua tradición y vinculados a instituciones y personas que
fueron ejemplo de ciudadanía. Así, el Colegio Provincial
de Sordo-Mudos y Ciegos, creado en 1873 por la Diputa-
ción a instancia de Antonio Pichardo y Casado, su primer
director; la Casa Asilo de la Purísima Concepción, en ca-
lle Fabiola; la Santa y Venerable Escuela de Cristo, funda-
da por San Felipe Neri; el Hospital de las Cinco Llagas,
113
del siglo XVI; el de. San Lázaro, vinculado a la memoria
de San Fernando y su hijo Alfonso X el Sabio; el popular-
mente conocido por Hospital del Pozo Santo, fundado en
1666; la Casa de Expósitos, en la calle Cuna, obra del ar-
zobispo Valdés, en 1558; el Hospicio Provincial, fundado
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

en lo que fue convento de San Luis; el Manicomio de Mi-


raflores, construido por iniciativa de Sor Ursula de Villa-
baso, que abrió su primer pabellón en 1890; el Asilo de la
Mendicidad de San Fernando y el Albergue de Mendigos
Forasteros, las Juntas Parroquiales de Beneficencia y la
propia Municipal, con una amplia red de ambulatorios y
farmacias en los distritos de la ciudad; los hospitales de
San Juan de Dios (1574), de los Venerables Sacerdotes
(1675), de San Bernardo o de los Viejos 0355) y el de la
Santa Caridad (1664); la Casa de Arrepentidas, las Herma-
nas de los Pobres y de la Cruz, los Asilos de la Infancia y
de Niñas Huérfanas de San Vicente, las Tiendas Asilos,

A437101439
TOMO
I
fundadas en 1889; las Sociedades Francesa e Italiana de
Beneficencia y las de San Vicente de Paul. En la provincia
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

había hospitales en Alcalá de Guadaira, El Arahal, Canti-


llana, Carmona, Cazalla, Constantina, Coria del Río, El
Coronil, Ecija, Estepa, Fuentes de Andalucía, Guadalca-
nal, Lebrija, Lora del Río, Marchena, Morón de la Fronte-
ra, Paradas, Puebla de los Infantes, Puebla del Río,
NICOLÁS SALAS

Sanlúcar la Mayor y Utrera, o sea, en veintiuna de las no-


venta y nueve localidades municipales 79 :V
La casa de préstamos era una institución en la Sevillla
finisecular, que fue cediendo el mercado a dos grandes
competidores: el Monte de Piedad y la libreta del ditero.
Al comienzo de 1900 había oficialmente establecidas en
la capital veintisiete casas de préstamos, de las que que-
daban sólo cinco al final de la década. El Monte de Pie-
dad y Caja de Ahorros, establecido en la calle San José,
combatió la usura con una organización seria y la apertu-
ra de sucursales en diversos lugares de la ciudad. Los
préstamos --el léxico se cuidaba para evitar posibles
comparaciones con el clásico empeño- se hacían sobre
una serie de objetos, que la entidad especificaba en sus
114
anuncios con el siguiente contenido: «Toda clase de alha-
jas, de ropa hecha y en corte, cobres, mobiliarios y otros
efectos; toda clase de efectos públicos, o sea, papel del
Estado; efectos comerciales acreditados en plaza ..." Las
imposiciones en cartilla de ahorro devengaban un 2,5 por
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

100 anual. Pero la otra cara de la moneda estaba en la di-


ta, cuyo campo de operaciones principal eran los corrales
de vecinos y los suburbios. La actividad del ditero ha sido
profusamente contemplada en sus aspectos anecdóticos,
mas su figura es casi inédita como elemento perturbador
de los grupos sociales que estaban bajo su control y a su
merced. Hauser y Luis Montoto, en la época que reseña-
mos, principalmente el primero citado, han legado una
estampa dramática de la sociología del corral de vecinos,
campo propicio para el ejercicio de la usura y otras activi-
dades hijas de la miseria, como la prostitución y la men-
dicidad80:V

A437101439
TOMO
I
De la existencia de pauperismo en Sevilla hay en el
excepcional documento que legó el profesor Hauser elo-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

cuentes informes, y si bien la situación había mejorado


varios lustros después, seguía siendo un grave problema,
como se desprende del posterior estudio de Vicente Nar-
bona Jiménez para convertir a nuestra ciudad en estación
de invierno de cara al turismo. Dicho plan, fechado en
NICOLÁS SALAS

1900, sugiere mejoras y reformas de tipo social y jurídico


para combatir los problemas que planteaban a Sevilla la
prostitución, el libertinaje, la adulteración de los alimen-
tos y el pauperismo. Sobre este último, Hauser, que con-
templa el tema en sus perspectivas internacionales e
históricas, se refiere a Sevilla y Andalucía con duro acen-
to crítico hacia la sociedad en su conjunto y hacia las cla-
ses obreras en particular, a las que considera amantes del
lujo y reacias a la limpieza y la formación cívica. Hauser
afirma: «Apesar de que en todas partes se oyen las quejas
de falta de trabajo y paralización del comercio, esto no
impide que siempre se encuentren los cafés, las tabernas,
los teatros, plazas de toros, y todos los lugares de diver-
sión, llenos de concurrentes, y particularmente de la gen-
115 te del pueblo. El hombre que está en la taberna, sea
mendigo, jornalero o artesano, cree faltar a su deber si no
convida al amigo, el vecino, el compadre y a todo el que
pasa, y muchas veces se ve en la necesidad de dejar en la
taberna la chaqueta en prenda de lo que ha bebido. En
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

las fiestas de campo y romerías se invita a participar del


banquete a cuantos tienen relación con la familia, y cuan-
do se trata de lucir en cualquier sentido, se entablan com-
petencias, todos hacen mucho más de lo que pueden;
pero los días siguientes a la fiesta popular o la víspera de
ésta, empiezan los peregrinajes a las casas de empeño».
Suyas son también estas observaciones sobre los es-
tragos de las actividades de los diteros: « ••• para facilitar las
galas para lo cual (el) diminuto jornal no es suficiente, se
encuentran personas tanto de un sexo como de otro, que
comercian con la sangre del pobre. Estos llamados dite-
ros, cobran por semanas o quincenas. Llevan casi un cien

A437101439
TOMO
I
por cien de ganancias en las prendas que facilitan. Los
hay de ropas, de calzado, de cuadros, de lozas y hasta de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dinero, con el módico interés de una peseta o más por un


duro, aunque el préstamo sea por veinticuatro horas ...»
La mendicidad era una plaga en Sevilla, y para com-
batirla se desarrollan en 1900 diversas actividades, como
consecuencia de los debates habidos en el seno del Ca-
NICOLÁS SALAS

bildo Municipal durante el año anterior. En agosto de


1899 los concejales Carlos Cañal, Juan Marañón y José M.
Tubino, piden al Cabildo que, «con la mayor urgencia,
proceda a estudiar las medidas de previsión y de socorro
que deban adoptarse para resolver el problema de la
mendicidad en Sevilla». Se nombra una comisión que in-
tegran, junto con los tres concejales antes citados y auto-
res de la moción, Villagrán, Chiralt, Sánchez Castañer y
Vázquez Armero. En sólo tres meses, la comisión realizó
un trabajo exhaustivo, modelo de rigor documental y de
previsión, pues en noviembre se ofreció al Cabildo una
Memoria sobre la entidad del problema de la mendici-
dad, firmado por Carlos Cañal el día 22 de noviembre de
1899. Y además, unas Bases de actuación, firmadas por
116
Carlos Cañal y Vázquez Armero, un día después. Más un
proyecto para crear la Asociación Sevillana de Caridad,
también de Cañal, con fecha 29 del mismo mes. Al mes
siguiente, el día 17 de diciembre, Cañal aportó el Regla-
mento de la futura asociación caritativa. El Cabildo Muni-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

cipal aprobó todos los documentos propuestos en su


sesión del día 9 de febrero de 1900, y el gobernador civil
publicó un bando prohibiendo la mendicidad veintiún
días después, y otro regulando el tránsito de vagabundos
o pobres el día 16 de marzo siguiente. De Carlos Cañal
sería igualmente el proyecto de Represión de la Vagancia
Infantil, de febrero de 1901, y la memoria de las tareas
realizadas por la recién creada Asociación Sevillana de
Caridad en 1900. El Cabildo sevillano tenía a comienzos
de siglo un equipo de hombres del que surgiría, en los
años siguientes, un grupo de destacadas figuras de la vi-
da cultural, económica, social y política 81~

A437101439
TOMO
I Durante los diez primeros años del siglo XX se mantu-
vo abierta la Casa de Arrepentidas, asilo benéfico instala-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

do en la calle Hiniesta, número 2, en el ex convento de


Santa Isabel, a cargo de la Congregación de las Hijas de
María Santísima de los Dolores. Su funcionamiento se
mantuvo hasta después de la guerra civil y sus orígenes,
no precisados con exactitud, los fija Collantes de Terán
NICOLÁS SALAS

en el Oratorio de San Felipe Neri, como consecuencia de


la desaparición de un antiguo beaterio dedicado a idénti-
cos fines 82 :°
Que la prostitución constituía en 1900 una realidad
dolorosa que había desbordado la reglamentación oficial,
nos lo confirma la atención que el tema merecía en los di-
versos estudios presentados a los concursos anuales con-
vocados por el Ateneo sobre problemas claves de Sevilla.
En uno de ellos, se decía: «Laprostitución clandestina de-
be perseguirse sin descanso, y sobre todo por lo que ha-
ce al buen nombre de toda población culta, debe evitarse
el espectáculo que ofrecen algunas de esas mujeres de vi-
da airada solicitando al transeúnte en medio de la vía pú-
blica, con la mayor desenvoltura y el más completo
117 desenfado» 83:°Pero la reglamentación oficial de la prosti-
tución, publicada en 1875, no sólo estaba superada en
sus planteamientos, sino que era incumplida y, peor aún,
constituía un instrumento de abuso para algunos perso-
najes de la época.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

De ello se ocuparía públicamente, en un curioso do-


·cumento, Evaristo Herrera y Herrero, del que reproduzco
el siguiente párrafo: "·.no ha de limitarse nuestro objeto a
combatir el Reglamento de Higiene Social especial, pues
que también pensamos ocuparnos algo de lo no previsto,
de lo extra-reglamentario, o, como si dijéramos, de lo
que se fragua en una de nuestras oficinas administrativas,
conocida con el nombre de Sección de Higiene, por lo
que se titulan empleados del ramo especial de la misma,
cuyo deber no es otro que el velar por la moral y la con-
servación de la salud pública. Habremos de llegar a co-
nocer a esos celadores, sí, porque son la encarnación

A437101439
TOMO
I viva de las prescripciones reglamentarias, que clara y ma-
nifiestamente revelan cuán ajenos de humanitarios senti-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

mientos se hallan, y cuanto puede en el corazón de los


empleados higiénicos la refinada hipocresía ...» Por el mis-
mo autor se conocen los ingresos que la prostitución pro-
porcionaba a la Sección de Higiene, que sumaba la
respetabilísima cantidad de 17.325 pesetas, o sea, como
NICOLÁS SALAS

matizaba Herrera, «¡sesenta y nueve mil trescientos


reales!», sin que tal esfuerzo tuviera repercusión positiva
en la vida sanitaria de la profesión.
Reglamentariamente, las mujeres públicas se dividían
en amas de casa de huéspedes, amas de casa de recibir y
prostitutas libres con domicilio propio. La evolución del
censo de prostitutas no fue actualizado después del estu-
dio médico-social del profesor Hauser, publicado en
1884 y que contemplaba el período 1875-1880, pero los
estudiosos del tema, como el antes citado Herrera, coinci-
dían en el aumento del número de profesionales y en la
expansión de la prostitución libre e incontrolada, como
consecuencia de la excesiva pobreza, verdadera miseria
en muchos casos e ignorancia en que se desenvolvía la
118 vida en las casas de vecindad, además de la promiscui-
dad obligada por el sistema de vivienda. A esta situación
en la capital había que unir la situación en los pueblos de
la comarca y del resto de la provincia y aún de la región,
pues a Sevilla venían mujeres de otras localidades a ejer-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

cer la prostitución, alejadas de sus focos familiares. El


analfabetismo femenino, enorme en aquellos años de fi-
nales del XIX y principios del XX, tenía también gran in-
fluencia en el aumento de la prostitución.
Hauser, al comentar las relaciones entre los diteros y
las clases obreras, decía que «cuando la muchacha sale de
paseo lleva sobre sí el importe de muchos jornales, y se-
guramente tardará más en pagar sus deudas que en rom-
per sus flamantes atavíos. ¿Cuál es, dada esta situación, la
consecuencia natural para la joven trabajadora? El caer de
vicio en vicio hasta el abismo de la prostitución». En el in-
forme de Herrera sobre las causas de la prostitución, se

A437101439
TOMO
I describe con sencillo realismo el triste espectáculo de la
vida familiar en los corrales y profesional de la juventud,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

fácil presa de alcahuetas. Desde los púlpitos, se avisaba a


las muchachas de los riesgos de aceptar regalos: «...hoy
toman esto, mañana lo otro, y no saben las desgraciadas
que en tomándose la Holanda se toman los Países Ba-
jos ...» En los cinco años que estudia Hauser, de ciento
NICOLÁS SALAS

ochenta y nueve prostitutas oficialmente censadas en


enero de 1875, se pasó a doscientas cuarenta y cuatro en
diciembre de 1880, incrementándose el grupo de las «pupi-
las libres» mientras el de las afectas a casas «de huéspedes,
de recibir y de recogimiento» permaneció prácticamente
inalterable. En el último año citado había en Sevilla cator-
ce casas de huéspedes de primera clase, que pagaban un
impuesto mensual de veinte pesetas a la Sección de Hi-
giene, más diez por la licencia anual; dieciocho casas de
segunda, veintiuna de tercera y veintiséis de cuarta, cu-
yos impuestos mensuales eran de quince, diez y cinco
pesetas, respectivamente, y de 10, 7,50 y 2,50 pesetas los
importes de la «licencia o patente» anual. Las casas de re-
cibir se dividían en tres categorías, y de ellas había regis-
119 tradas dos de primera clase, ocho de segunda y seis de
tercera, completándose el censo con diez casas de las lla-
madas de recogimiento, todas ellas con sus cuotas men-
suales y anuales. En total, ciento cinco casas de niñas
legalizadas, doscientas cuarenta y cuatro pupilas a dispo-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

sición de la clientela, un número indeterminado de clan-


destinas que hacían la guerra por su cuenta y una
población de 134.000 habitantes, mercado que potencial-
mente se incrementaba con los visitantes de la provincia
y los viajeros de paso. Digamos, por último, que las pros-
titutas libres abonaban 2,50 ~esetas mensuales por el «de-
recho a ejercer la profesión» 4:0
Angel Pulido Femández, director general de Sanidad,
informa oficialmente en 1901, en los siguientes términos:
«Lamortalidad en Sevilla ha venido creciendo durante los
últimos cuatro lustros, habiendo adquirido una propor-
ción anual media del 42 por 1.000 habitantes durante el

A437101439
TOMO
I decenio de 1890 al 1999, la cual ha llegado en algunos
años al 50 por 1.000, cifra que aproxima esta ciudad a las
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

poblaciones mortíferas de la India azotadas por la peste y


el cólera ...» Entre los cuadros estadísticos y gráficos que
ilustran el documento, hay uno titulado «Gráfico de mor-
talidad comparada de Madrid y Sevilla con las principales
poblaciones del mundo, en 1900». Increíblemente, Sevilla
NICOLÁS SALAS

figura en tercer lugar, detrás de Bombay y Madrás, y se-


guida por El Cairo, Madrid y Alejandría ... Angel Pulido re-
dacta su informe después de una detenida visita de
estudio a Sevilla, ante la «necesidad imperiosa, sentida
generalmente y sin excepciones, de sanear la capital de
Andalucía ..... El problema había sido expuesto con crude-
za veinte años antes por el profesor Hauser, que ilustró
su estudio con el tristemente famoso plano demográfico-
sanitario de 1881, donde se refleja el índice de mortalidad
por cada parroquia y del que se desprende un panorama
desolador. La zona menos peligrosa, la saneada con la
red incompleta y rudimentaria de alcantarillado, tenía un
índice de mortalidad mínimo del 18 por 1.000 y máximo
del 25 por 1.000, y estaba formada por las parroquias de
120 San Miguel, Magdalena, Salvador, Sagrario, San Isidoro y
San Vicente, por orden de menor a mayor índice de falle-
cimientos. La zona intermedia, entre el 25 y el 30 por
1.000, la componían las parroquias de Santa Catalina, San
Andrés, Santa Cruz, Santa María la Blanca, San Martín,
San Bernardo, Santa Lucía y San Julián, Santiago, San 11-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

defonso, San Esteban y San Nicolás. Por último, la zona


más mortífera, entre el 30 y el 36 por 1.000, afectaba a las
parroquias de San Lorenzo, San Juan Bautista, San Roque,
San Pedro, San Gil, San Bartolomé, Santa Ana y la O, San
Román, Omnium Sanctorum, Santa Marina y San Marcos.
Los más graves focos de insalubridad estaban indicados en
el cementerio de San Fernando, el Matadero, Hospital Cen-
tral, laguna de los Patos, Fábrica de guano, Perneo, Hospital
de San Luis, Hospital del Pozo Santo y Mercado de la Encar-
nación, asilo de calle Cardenal, sector de San Agustín, Mula-
dares de Triana, Casa de Expósitos y Muladar de Sevilla.

A437101439
TOMO
I El profesor Hauser fue exhaustivo y sincero en sus
planteamientos sobre el estado higiénico-sanitario de la
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

ciudad, pero sus razones cayeron en el vacío. El resul-


tado de tan injustificada falta de sensibilidad fue el la-
mentable balance que levantó Angel Pulido veinte años
más tarde. Las causas del mal denunciado eran muy di-
versas y todas ellas expuestas por Hauser: efectos de las
NICOLÁS SALAS

riadas, composición del suelo, vientos reinantes, localiza-


ción de los principales focos de insalubridad, aguas pota-
bles contaminadas, influencia de los pozos negros y de
las corrientes subterráneas, meteorología, estado de las
viviendas colectivas, falta de higiene, alcantarillado defi-
ciente, sanidad en precario ... Y los efectos en la pobla-
ción, igualmente señalados sin paliativos: enfermedades
crónicas, contagios, epidemias, evolución creciente de la
mortandad ...
Las epidemias sufridas por Sevilla durante el siglo XIX
fueron numerosas y de penoso recuerdo. Se contabilizan
un mínimo de diez: las de fiebre amarilla de 1800 a 1819;
las de cólera, de 1833, 1854, 1855, 1856 y 1865, y las de
viruela de 1872, 1878 y 1879. Antes del informe de Pulido
121 Fernández no se había ocultado la situación a través de
monografías sobre temas urbanísticos. Lerdo d6 Tejada,
aludiendo a los pozos negros, afirma que «todo cuanto se
diga es poco para condenar sus pésimas condiciones». Y
más adelante, añade: «Todas las calles de la ciudad se ven
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

en el día literalmente sembradas de grandísimo número


de estos depósitos malsanos, con sus bocas puestas a flor
de tierra y construidos tan a la ligera y con tan poquísimo
esmero, que al menor descuido sobre su limitada capaci-
dad, al más pequeño desperfecto, o las más insignifican-
tes e inevitables roturas de sus frágiles tapas exteriores,
llenan el ambiente de la vía pública de pestilentes y as-
querosas emanaciones, tan desagradables como insanas.
Este repugnante espectáculo, que con tan demasiada fre-
cuencia vemos repetido hasta en las calles más céntricas,
ni puede ser higiénico, ni puede ser admisible y digno
para una capital como Sevilla».

A437101439
TOMO
I También de 1900 es el juicio de Narbona Jiménez
que, después de señalar idéntico mal, asegura: «Ese la-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

mentable abandono en asunto tan importante para lasa-


lud, ha sido una de las causas que han venido a
modificar, en parte, las excelentes condiciones del clima
de Sevilla, y el estado higiénico de la población, hacien-
do que la mortandad haya ido subiendo ..."
NICOLÁS SALAS

Por otra parte, las enfermedades venéreas hacían es-


tragos que, oficialmente, según los ingresos de enfermos
en el Hospital Central, eran cada vez más elevados. Sólo
entre 1877 y 1880 fueron ingresadas 512 mujeres sifilíticas
profesionales de la prostitución. El promedio de hombres
infectados por estas enfermedades era de 350 anuales, y
en el Hospital Militar se registraron 1.183 ingresos desde
julio de 1875 a julio de 1880.
A pesar de todo lo expuesto, el proyecto de nuevo al-
cantarillado había tropezado con la oposición tenaz de la
Liga de Propietarios, que se negaba al pago de las exac-
ciones municipales correspondientes para realizar las
obras necesarias. Pulido Femández, director general de
Sanidad, terminaba su mencionado informe con estas ob-
122
servaciones que, al cabo de más de tres cuartos de siglo,
podrían tener relativamente insospechada vigencia:
«¿Hastaqué punto --decía el doctor Pulido- resulta justi-
ficada la queja de la Liga de Propietarios ... y conveniente
al pueblo de Sevilla que prosperen las dificultades y re-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

sistencias creadas con tal motivo contra las obras de sa-


neamiento? ... No podemos ni debemos ocultar que
Sevilla ha de convencerse de que tiene que pagar su nue-
vo servicio, y que debe aceptar este impuesto como uno
de los más reproductivos y necesarios para su prosperi-
dad y sus intereses, porque es el que más directamente
sirve al mejoramiento de su salud pública ... Cuando se
advierte ... que por su densidad de población, solamente
350 habitantes por hectárea cuadrada, que es un factor
importantísimo de salud pública, y por su clima, debiera
ser una de las poblaciones más sanas y superar a las prin-
cipales del extranjero, y se ve todo el espantable daño

A437101439
TOMO
I que sufre y el atraso afrentoso que revela, se pregunta
cualquiera: ¿Qué instinto de vida, de conservación y de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

prosperidad es el que tiene esta ciudad y tienen sus auto-


ridades, que no se deciden con energía a remediar tal es-
tado de cosas? Y puesto ya en trance de hacerlo, ¿qué
suponen unas cuantas pesetas más o menos, frente al
gravísimo, al vital problema de su saneamiento general y
NICOLÁS SALAS

la reducción de su mortalidad?».
Durante la primera década del siglo se mantienen las
mismas Casas de Socorros de finales de la centuria ante-
rior, es decir, cinco, que eran las siguientes: Plaza de la
Constitución (actual San Francisco), números 9 y 11; Car-
denal Cervantes, 12; Pureza, 41; Martínez Montañés, 35 y
la última en calle Industria, 2 (Prado de San Sebastián),
que había sustituido a la que había en calle San Clemen-
te. El horario de «consulta para los pobres» era de diez a
once por la mañana y de tres a cuatro por la tarde.
En la medicina sevillana se unen médicos famosos de
finales del XIX con los recién incorporados que destacan.
En la nómina de médicos de 1910 están Antonio Ariza
Camacho, José Astolfi, Enrique Barrau Grande, Pedro
123 Bernáldez, Agustín Blasco Garzón, José Bolaños, Julio y
Eduardo Cobos, Vicente Chiralt, Rodolfo D'Angelo, Mau-
ricio Domínguez Adame, Eduardo Fedriani, Ramón Fiol,
José González-Fernández Meneses, José Manuel Laffón,
Javier Lasso de la Vega y Corteza, Rodolfo y Leopoldo
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Murga Machado, José Murillo Herrera, José Manuel Pue-


lles Ruiz, José Romero Martínez, José Salvador Gallardo,
Francisco Sánchez Pizjuán, Ramón de la Sota y Lastra, En-
rique Tello, Carlos Voisin, José Yáñez, Enrique Zbikowski
y otros 85:°
Un ramillete de circunstancias sociológicas de la Sevi-
lla del primer decenio del siglo XX, puede hacerse con
las siguientes pinceladas recogidas de las páginas de «El
Correo de Andalucía»: Los vecinos de los barrios clama-
ban contra las «turbas de apedreadores», que no sólo azo-
taban sus calles sino que además acosaban los domingos
a las reuniones familiares en las ventas de las afueras, co-

A437101439
TOMO
I mo las de Antequera, Eritaña y la Cruz del Campo. El co-
mienzo de las obras del monumento a Colón, en la Cate-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dral (1902); la falta de agua potable en ese mismo año;


los mítines obreros en favor de «LaMano Negra» y el pre-
cio escandaloso alcanzado por la carne -¡sesenta y cinco
céntimos un cuarto de kilo!-, fueron, junto al triunfo po-
pular del cuplé «La Pulga», hitos del año 1903. Al año si-
NICOLÁS SALAS

guiente serían las andanzas de los bandoleros «Vivillo»y


«Vizcaya», junto con los crímenes del «Huerto del Fran-
cés», los que acapararían la atención popular. La Sevilla
de 1905 vibró con las noticias sobre el atentado al Rey Al-
fonso XIII en París, en el que estaba vinculado un sevilla-
no de Guadalcanal llamado Pedro Vallina, cuyo nombre
sería años después muy conocido con motivo de la pri-
mera Semana Roja de España, que tuvo como escenario
la capital sevillana y varios pueblos de la provincia, en el
verano de 1931. En 1906 la diócesis hispalense registró la
muerte del arzobispo Salvador Castellote y Pinaza, que
sólo ejerció durante dieciocho días. Al año siguiente
mueren el torero Antonio Montes y el bandolero «El Per-
nales». Y ya en 1908 se producen dos escándalos impor-
124 tantes. Uno lo protagoniza María Salomé «LaReverte», que
pasó de mujer torera a hombre torero de la noche a la
mañana ... Y otro lo produce el Gobierno al ordenar la re-
tirada de los «duros sevillanos» que tenían más riqueza
que los verdaderos. En 1909 se produce un temblor de
tierra que provoca la natural alarma en la población, y
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

termina la década con la inseguridad ciudadana como te-


ma del día, sin que sirviera de nada la inauguración del
Palacio de Justicia en la calle Almirante Apodaca 86:°

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TOMO
I
NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

58 José María Bueno Monreal, Instrucción Pastoral sobre •Algu-


nos problemas sociales de la Archidiócesis de Sevilla•, Sevilla, Institu-
to Diocesano de Pastoral, 1962.
59 José María Bueno Monreal, Instrncción pastoral, •ABC•,10 marzo
1%7. José María Cirarda Lachiondo, Declaraciones..., «ABC.,25 julio 1968.
NICOLÁS SALAS

60 Semanas Sociales de España, Losproblemas sociales del campo


andaluz, (Córdoba, 1953), Madrid, Secretariado de la Junta Nacional
de SS. SS. de E., pp. 185-271, 301-316, 359-484.Javier Chaín Márquez, El
problenul agrario andaluz ante el compromiso y la acción de la Iglesia
sevUlana: los sindicatos agrarios católicos, Tesis de licenciatura inédita,
Universidad de Barcelona. José Manuel Macarro, Los conflictos obreros
en la ciudad de Sevilla durante el trienio bolchevista (1918-1920), Te-
sis de licenciatura inédita, Universidad de Barcelona.
61 Pascual Carrión, Estudios sobre la agricultura española, (Edición
a cargo de José Luis Garáa Delgado), Madrid, Ed. de la Revista del Traba.-
jo, 1974 (Recoge trabajos publicados entre 1919 y 1971, un estudio preli-
minar y la relación de obras de Pascual Carrión, entre 1913 y 1973). Idem,
Los latifundios en Fs¡xlña (Su importancia, origen, consecuencias y solu-
ción), Barcelona, Atiel, 1972 (Reedición de la obra de 1932).
62 Constando Bernaldo de Quirós, El esparla.quismo agrario y
otros ensayos sobre la estmctura económica y social de Andalucía
125 (Edición a cargo de José Luis García Delgado), Madrid, Ed. de la Revista
de Trabajo, 1973 Qncluye la relación de obras de C.B.Q, hasta 1973).
63 Juan Díaz del Moral, Historia de las agitaciones campesinas
andaluzas (Reedición íntegra), Madrid, Alianza Universidad, 1973.
Edward Malefakis, Refonna agraria y revolución campesina en la
España del siglo XX, Barcelona, Ariel, 1972 (2ª Edición), pp. 86-160.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

María Parias Sáinz de Rozas, El mercado de la tierra sevillana en el


siglo XIX, Diputación Provincial de Sevilla, 1989. Idem, Sevilla, siglo
XX (1868-1950), Universidad de Sevilla, 1990 (En colaboración con
Alfonso Braojos y Léandro Alvarez Rey).
64 José Monge y Bernal, Siurot, Cádiz, Est. Cerón y Librería Cer-
vantes, 1942, pp. 102-103.
65 Victor Pérez Díaz, Pueblos y clases sociales en el campo espa-
ñol, Madrid, Ed. Siglo XXI, 1974, pp. 7-57.
66 José María Javierre, Madre de los Pobres (Sor Angela de la
Cruz), Madrid, Ed. Alameda, 1969, pp. 287-288. Idem, El León de
Cristo (P. Tarín), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1980. Ja-
vier Lasso de la Vega, Isaac, (Contribución al estudio psico-patológi-
co de una sociedad fin de siglo), Sevilla, Tip. Monsalves, 1900.

A437101439
TOMO
I 67 Manuel Tuñón de Lara, El movimiento obrero en la Historia de
España, o. c., p. 387. Pascual Camón, Los latifundios en España, o. c., pp.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

29-30.Azorín, Lospueblos. La Andalucía trágica: Lebrija,Madrid, Ed. Cas-


talia, 1974(Artículospublicados en la Prensa de Madrid en 1904-1905).
68 Azorín, Los pueblos. La Andalucía trágica y otros artículos,
Madrid, Clásicos Castalia, 1974, edición dirigida por José María Val-
verde, pp. 7-42 y 237-262. Hay otra edición de 1952, publicada en
Buenos Aires, que es la que cita José María Javierre, pp. 120-147
NICOLÁS SALAS

(Crónicas de los años del hambre). «ElImparcial•, Madrid, 3, (En Se-


villa); 5, (En Lebrija); 7, (Las obras de Lebrija); 17, (Los sostenes de la
Patria), y 24 abril 1905 (Arcos y su filósofo).
69 José Muñoz San Román, Sequía, novela, Sevilla, Imp. Santi-
gosa, 1908. José Andrés Vázquez, Ese sol, padre y tirano (novela de
la sequía de 1905), Sevilla, 1909. (Facsímil, Ed. Andaluzas Reunidas,
1984). José Zurita y Calafat, La verdad sobre el campo andaluz, Ma-
drid, Fortanet, 1916 (Obra interesante por sus apuntes sociológicos,
religiosos y aportaciones documentales).
70 José María Javierre, Don Marce/o de Sevilla, Barcelona, Juan
Flor Ed., 1963, pp. 429-436.
71 Juan Díaz del Moral, o. c., pp. 68-72, 134 y 206-213.
72 Santiago Montoto, Don Marce/o, el obispo que sonríe, ,ABC•,
7 octubre 1958.
126 73 José MaríaJavierre, o. c., pp. 434-436.
74 Ramón Tamames, Introducción a la econonmía española,
Madrid, Alianza Ed., (7ª Edición), 1971, p. 36. Pascual Carrión, o. c.,
pp. 32-33. Manuel Tuñón de Lara, o. c., pp. 392-395.
75 Nicolás Salas, Andalucía: los siete círculos viciosos del subde-
sarrollo, o. c., pp. 211-218.Edward Malefakis, o. c., pp. 53-85.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

76 José Monge y Bemal, o. c., p. 21. G. Cámara y J. Terrón, Bi-


bliografta socio-económica de Andalucía, Universidad de Granada,
1980 (Casi un millar de referencias bibliográficas recientes). Varios, His-
toria de Andalucía, Barcelona, Ed. Planeta, 1981, ocho tomos (Ban-
co bibliográfico).
77 Ubaldo Rodríguez Martínez, o. c., p. 134. Vicente Gó-
mez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 229-230. Manuel Tuñón de Lara,
o. c., p. 449. John Chamberlain, o. c., pp. 169-179. Nicolás Sa-
las, o. c., pp. 169-174. Hauser, Estudios Médico-sociales de Sevi-
lla, Madrid, Tip. M.G. Hernández, 1884, pp. 407-476. Manuel
Machado, Prosa (Edición y notas de J. L. Ortiz de Lanzagorta),
Universidad de Sevilla, 1974, p. LIV (Costo de los estudios uni-
versitarios a finales del siglo XIX).

A437101439
TOMO
I 78 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1910, pp. 242-247 y 552-558.
José Monge y Bemal, o. c., pp. 30-31. Carlos Cañal, Trabajos munici-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

pales, Sevilla, Imp. F. Díaz, 1901, pp. 79-93. Hauser, Estudios médi-
cos-sociales de Sevilla, o. c., pp. 447-476.
79 Francisco Callantes de Terán, Memorias históricas de los
Establecimientos de Caridad Sevilla, Sevilla, Imp. Ariza, 1884, pp.
7-41, 130-230. Idem, Los Establecimientos de Caridad de Sevilla
que se consideran como particulares, Sevilla, Imp. de El Orden,
NICOLÁS SALAS

1886, pp. 19-104, 237-290, 293-315 y 321-362. Vicente Gómez Zar-


zuela, o. c., 1900, pp. 136-138, 155-165, 226, 317-321 y 364. Hau-
ser, Estudios Médico-sociales de Sevilla, o. c., pp. 309-405.
80 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, 124, 165, 311y XL; 1910, pp.
217, 604 y 749. Hauser, o. c., pp. 286-289. Luis Montoto, Costumbres popu-
lares andaluzas, o. c., pp. 21-99. Francisco Morales Padrón, Los corrales
de vecinos de Sevüla, o. c., pp. 37-48. (En 1900 los nombres de algunas ca-
sas de préstamos, eran los siguientes: •ElSecreto-, •La Probidad•, «LaCons-
tancia•, -LaInvencible», •La Norte-Americana•, -El Socorro- ...)
81 Vicente Narbona Jiménez, o. c., pp. 57-58 y 66-68.Hauser, o. c.,
pp. 251-297. Ayuntamiento de Sevilla, La mendicidad en Sevilla (Moción,
Memoria, Bases, Reglamento, Asociación Sevi,/lana de Caridad), Sevilla,
Imp. Francisco P. Díaz, 1900. Carlos Cañal, Trabajos Municipales, Sevilla,
Imp. Francisco P. Díaz, 1901, pp. 5-43, 73-77, 95-99, 107-118y 145-176.
82 Francisco Callantes de Terán, o. c., pp. 319-325. Vicente Gó-
127 mez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 164 y 320.
83 Vicente NarbonaJiménez, o. c., pp. 56-57.
84 Evaristo Herrera y Herrero, La prostitución, reglamentada,
Sevilla, Imp. Gironés y Orduña, 1885, pp. 6-14, 50-53 y 62-71. Hau-
ser, o. c., pp. 191-250 y 278-281.
85 Angel PulidoFernández, Sevilla(Saneamiento de poblaciones de Es-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

paña), Madrid, Imp. V~o, 1902, pp. XII-XVI,3-9, 59-78, 149-152, 157-227
y 238-243. Hauser, Estudio médico-topográficode Sevilla,Tip. del Cm:.uloli-
beral, 1882, plano sanitario-demográfico (1881) y pp. 9-186, 238-202, 370-391
y 402-430.Idem, Estudios médico-sociales de Sevilla,Madrid, Imp. Manuel
Ginés Hernández, 1884, pp. 191-250. Luis Lerdo de Tejada, o. c., pp. 16-17.
Vicente NarbonaJiménez, o. c., pp. 18-22. Francisco Sánchez Pizjuán, La ciu-
dad de Sevilla.Infonne presentado al Excmo. Sr. Ministro de la Gobenul-
ción, en cumpl,imiento de la R.O. de 20 de marzo de 1894, Sevilla, 1899.
Vicente Gómez Zarzuela, Guía de Sevilla,o. c., 1900, pp. 156, 165, 279, 319 y
322-327; 1910, pp. 310, 316, 540-545, 549, 560,617-627 y 632.
86 Manuel Barrios, La Historia de Sevilla, año por año (1900-
1985), ,El Correo de Andalucía•, 3 noviembre 1984 al 19 enero 1985.
Manuel Rincón Alvarez, Recuerdos de la Sevilla pintoresca ... , O.e.

A437101439
TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

"Fue un acierto el elegir a Sevilla como asiento de la


Exposición Hispanoamericana, porque esta ciudad fue
realmente el punto de arranque del Descubrimiento y po-
blación de las Indias (. ..) Pero es cuando a Sevilla se le
plantea una cuestión grave(...) Bastantes devotos de Se-
NICOLÁS SALAS

villa temen, en efecto, que la actividad de los negocios, el


aumento de riqueza y el natural acrecentamiento de la es-
peculación se traduzcan en empresas y construcciones
faltas de todo sentido de la medida (. ..) y Sevilla se con-
vierta en una positiva barbarie que vaya arruinando la
hermosa armonía que dejaron los siglos ...•
José Maria Salaverria, «Sevilla y el andalucismo•,
Barcelona, Gustavo Gili Ed., 1919, pp. 141-146.

128
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

La Maestranza de Artillería es el más antiguo centro


fabril de Sevilla, ya que su primitiva fundación data de
1252 por Alfonso X el Sabio, para la construcción de gale-
ras y bajeles de guerra. Felipe 11,en 1587, convirtió el ar-
senal y astilleros en Maestranza de Artillería. (Fotografía
de Francisco de Jesús Pareja (1990): Reloj y portada prin-
cipal en calle Temprado).

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I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

129
TOMO
NICOLÁS SALAS

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

4. ORIGENES DE LA DECADENCIA
SOCIO-ECONOMICA
NICOLÁS SALAS

Espejismo agrario. Fracaso de la incipiente


industrialización básica. Sectores fabriles
clásicos y grandes factorías. De compras
por el comercio de 1900. Ausencia de Ban-
ca local y descapitalización. Los falsos
«duros sevillanos» tenían más plata que
los legales. Ferias, mercados y exposicio-
nes. El puerto... Expolio de la riqueza mi-
nera. Crónicas viajeras de la Sevilla de
pandereta. Fomento del turismo: «No tirar
piedras a los extranjeros ...»

131 La vida económica sevillana de esta primera etapa de


nuestras crónicas no debe fijarse en los tres lustros (1895-
1910) previstos, salvo en el detalle anecdótico, pues a la
falta de estadísticas básicas suficientes hay que unir el es-
caso interés documental que hasta hace pocos años ha
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

despertado el tema económico en su conjunto. La reali-


dad es que Sevilla ha padecido dos espejismos: uno de ti-
po triunfalista y otro de signo negativo. El primero ha
sido -y quizás lo siga siendo- el de la riqueza agraria
como base sustancial, tal como estaba estructurada hasta
bien entrado el siglo actual, confundiendo la indudable
importancia de uno de sus soportes productivos con el
verdadero generador de rentas, que son los sectores --en
nuestro caso podrían ser afines a la propia agricultura y
ganadería- que proporcionan valor añadido a las mate-
rias primas producidas en la propia provincia e incluso
importadas. El segundo espejismo ha consistido en igno-

A437101439
TOMO
I rar que existe un proceso de decadencia económica, de
pérdida de un cierto tipo de industrialización y actividad
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

mercantil exportadora, aun en régimen de tránsito, que


es un hecho objetivo ya fácil de constatar, cuyas realida-
des no deberían confundirse nunca con la situación de
subdesarrollo que padecemos -todavía en la década de
los años ochenta ...- que es una circunstancia relativa,
NICOLÁS SALAS

temporal, siempre relacionada con el entorno nacional y


con los focos industrializados exportadores de valor aña-
dido. Se trata de un tema bastante polémico, politizado,
cuyo planteamiento abordé más ampliamente en un en-
1
sayo publicado en 197287 que nuevas aportaciones de
estudiosos de la socioeconomía sevillana me hacen rea-
firmar, pues en el fondo los espejismos que denunciamos
son más consecuencia de falta de información asequible
y asumida que de afirmaciones convincentes. Hay un
triunfalismo cíclico que ya ofrece una perspectiva más
que suficiente como para considerarlo un mal endémico
andaluz. Si esta afirmación podíamos hacerla sin ninguna
duda razonable durante el anterior régimen, es decir, has-
ta mediados los años setenta, con sus Planes de Desarro-
132 llo incluidos, con el llamado Estado de las Autonomías no
se ha modificado el esquema, sino todo lo contrario, de
manera que la España rica sigue aumentando su riqueza
y su distancia de la España pobre 88:°
Hay, pues, en líneas generales naturalmente, un nexo
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

entre la problemática que hoy tenemos planteada -y


con más contraste en los años sesenta, cuando comienza
nuestro despertar crític~ y la que existía a principios de
siglo, pues en el fondo de la cuestión estaban los mismos
ingredientes; es decir, se producía en esquema un proce-
so económico invisible, con resultados a largo plazo y
que eran a su vez consecuencia de equívocas situaciones
anteriores. O sea que respondía a un círculo vicioso repe-
tido año tras año.
En un marco hostil, en crisis, desasistido del Gobierno
de Madrid y con niveles de pobreza y hasta de miseria
que preocupaban a las escasas personas responsables

A437101439
TOMO
I
que veían venir la gran hecatombe social, era natural que
la conflictividad laboral tuviera trascendencia y así se re-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

fleja en los pocos estudios de los que hoy disponemos.


Durante más de medio siglo, la conflictividad social des-
de finales del siglo XIX hasta la Dictadura de Primo de Ri-
vera, ha sido ignorada en su verdadera dimensión
humana, política y científica. Ese vacío fue llenado por
NICOLÁS SALAS

Ángeles González, en 1988, con su magnífico estudio so-


bre la etapa 1900-1917, y por José Manuel Macarro, en
1984, con su también valioso trabajo de investigación so-
bre la etapa 1918-1920.
A las actividades agrarias, industriales y mercantiles
del período 1895-1910 no eran ajenos unos hechos que
aún permanecen insuficientemente conocidos e incluso
estudiados, aunque ya contemos con excelentes mono-
grafías89:°como las referentes a planes de obras hidráuli-
cas, de repoblación forestal y de colonización de los
primeros años de la centuria, de la desamortización y sus
consecuencias en la propiedad de la tierra, de la política
agraria de la Restauración y de los movimientos obreros
--quizás el aspecto más estudiado y no siempre con la
133
objetividad histórica necesaria-, junto a la evolución in-
versora producida por la repatriación de capitales de las
colonias recién perdidas, durante finales del siglo XIX. En
conjunto, se vivía una etapa confusa que había frustrado
no pocas empresas sevillanas en marcha y proyectos am-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

biciosos. La industria de cabecera, cuyo máximo símbolo


era la acería de El Pedroso, había sufrido ya su golpe
mortal mediado el siglo XIX con el cambio de energía -
de leña al carbón- y la política proteccionista de Madrid
en favor de las zonas del Norte; en el sector financiero, el
Banco de Sevilla estaba en liquidación desde finales de
siglo 90:°Basta observar los intentos feriales a lo largo del
último tercio del pasado siglo para comprender los áni-
mos promotores de los hombres de empresa y de las au-
toridades, ansiosos de ofrecer alicientes al inversor,
aunque en esta actividad hubiera un predominio de ini-
ciativa forastera. El más significativo antecedente fue la

A437101439
TOMO
I creación de la Feria de Abril, que degeneró muy pronto
en actividad festiva, lúdica, aunque también fuese positi-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

va en otros aspectos, pero cuyos planteamientos eran dis-


tintos, como se desprende del documento fundacional,
que podría considerarse como un «programa de desarro-
llo agropecuario» de Sevilla y su comarca 91:°
Las diversas actividades económicas sevillanas pre-
NICOLÁS SALAS

sentaban una perspectiva que podríamos resumir del si-


guiente modo:
La agricultura de regadío nantenía unas superficies
mínimas, pues en 1918, según Pascual Carrión, Andalucía
Occidental era la última zona peninsular con sólo 14.754
hectáreas regadas, frente a las 254.812 de la zona Aragón-
Rioja. De acuerdo con los datos de «Riqueza imponible»
del repartimiento de 1899-1900, en la provincia sevillana
había poco más de diez mil doscientas hectáreas produc-
tivas, de las cuales la mitad (5.480) estaban dedicadas a
cereales y semillas; 2.319 a dehesas de «puro pasto que
dura todo el año», y 1.456 al olivar. El resto se distribuía
entre hortalizas y legumbres ( 490); naranjas, limones y
frutales (315), y los «cereales en el ruedo que sólo dan
134
una cosecha» (13 7). La ganadería declarada sumaba
57.286 cabezas en todas las especies, cantidad sensible-
mente inferior a la que se reconocía en el censo de años
anteriores, cuando Bisso reseñaba en su «Crónica General
de España» que Sevilla ocupaba el primer lugar en gana-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

do caballar, el cuarto en mular, el quinto en cabrío, el oc-


tavo en porcino, el décimo tercero en asnal, el décimo
primero en vacuno y el décimo noveno en lanar. En total
el censo pecuario rebasaba las novecientas mil cabezas ...
El valor medio de la producción agraria era de unos trein-
ta y cinco millones de pesetas anuales. Por sus cuotas de
riqueza rústica, colonial y pecuaria, las localidades más
importantes eran Écija, con 2.723.220 pesetas; Carmona,
con 2.516.807; Utrera, con 1.567.898; Osuna, con
1.428.822 y Morón de la Frontera, con 1.172.373. Ninguna
otra zona se acercaba al millón de pesetas. El término de
Sevilla registraba una riqueza por estos conceptos de

A437101439
TOMO
I 880.332 pesetas. En riqueza urbana, por el contrario y co-
mo hecho natural, ocupaba el primer lugar provincial,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

con 9.470.236 pesetas, siendo el total provincial de


13.953.011 pesetas.
En conjunto, la estructura agraria de Sevilla, en su ex-
tensión de las fincas, régimen de tenencia de la tierra, ti-
pos de cultivos, empleo y posibilidades de mercado,
NICOLÁS SALAS

presentaba una panorámica de lamentable atraso, que en


los años siguientes daría lugar a duras críticas con motivo
de la Ley de Regadíos de Canalejas 0911), proyectos de
reformas de Eduardo Dato 0914) y de Alba 0916); trie-
nio bolchevique de Andalucía 0918-1920), el Real Decre-
to sobre Arrendamientos Rústicos 0929) y la crisis
olivarera 0930), aparte del impacto causado por el libro
de Pascual Carrión sobre los latifundios españoles, donde
se indicaba que las fincas mayores de 250 hectáreas ocu-
paban el 46 por 100 del total en la provincia de Sevilla.
Respecto a la concentración de la propiedad de la tierra,
Pascual Carrión afirmaba «que sólo 900 propietarios po-
seen más de la mitad de la provincia, unas 770.000 hectá-
reas»92:9Almargen de los datos de superficies cultivadas y
135 censo de ganado en relación con la «riqueza imponible»,
que citamos más arriba, recogemos de la estadística in-
cluida en la Guía Zarzuela de 1900, los siguientes deta-
lles: del total de hectáreas de la provincia, no estaban
aprovechadas por el agro 37.598. De pan sembrar eran
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

502.677; de olivar, 244.567; de pastos, 138.164; de viñas,


7.608; de pinar, 12.213; de monte alto, 147.332; de monte
bajo, 291.755; de frutales, 765, y de lagunas y marismas,
18.590. En riego estaban 4.639 hectáreas. El censo gana-
dero era de 552.185 cabezas, distribuidas así: caballar,
21.900; mular, 17.824; asnal, 18.190; vacuno, 56.099; la-
nar, 285.565; cabrío, 106.525 y de cerda, 46.083.
Así como la desamortización del suelo y el régimen
de tenencia de la tierra habían influido poderosamente
en las estructuras socioeconómicas agrarias, el conjunto
de hechos que configuraron la política minera e industrial
del siglo XIX influyó también en el fracaso de la incipien-

A437101439
TOMO
I
te industrialización sevillana basada en el aprovecha-
miento de las riquezas del subsuelo y en la siderurgia,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

más que en lo que hoy conocemos como agroindus-


tria. La desamortización del subsuelo, las dificultades
de extensión de las líneas férreas, el proteccionismo
arancelario que favoreció principalmente a la industria
y comercio del Norte, los problemas carboníferos y la
NICOLÁS SALAS

transformación fundamental llevada a efecto en la side-


rurgia, con el cambio del carbón vegetal por el mineral,
habían tenido su reflejo en el hundimiento de la siderur-
gia de El Pedroso --como más tarde sucedió también con
la siderurgia malagueña creada por Agustín Heredia-,
que era la primera gran industria de cabecera de Sevilla,
creada en 1817 y que alcanzó notables éxitos en las Ex-
posiciones Industriales de Madrid, París, Viena, Londres y
Filadelfia 93:burante la primera década del siglo XX la ac-
tividad minera se concentraba en los términos municipa-
les de Alanís, Almadén de la Plata, Aznalcóllar, Castillo de
las Guardas, Guadalcanal, Lebrija, Peñaflor, Cazalla de la
Sierra, San Nicolás del Puerto y El Pedroso. Las produc-
ciones eran de galena, plomo, cobre, cobriza, hierro y
136 alúminas, y las entidades explotadoras de mayor relieve
eran Minas del Castillo de las Guardas, Sociedad Anóni-
ma Minas de Cala, Sociedad de Minas Monte Hierro, San-
ta Bárbara, Sociedad Minera Araceli, La Hispalense,
Sociedad Argentífera Sevillana, La Hullera Sevillana y
Compañía de Minas y Fábrica de Hierro, Acero y Limas
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

de El Pedroso, empresas en su mayor parte de origen ex-


trasevillano e incluso extranjeras, como las sociedades
Minera italo-Española, The Seville Selphur y Williams,
Baird y Cía. y otras. Un buen número de yacimientos en
explotación casi artesanal pertenecían a particulares y pe-
queñas empresas. La entidad del sector minero era, ade-
más, poco conocida incluso a nivel nacional, pues la
primera estimación de reservas de hierro no se realizó
hasta 1910, y las realidades de nuestra riqueza en este
sector se fueron reconociendo en años posteriores, hasta
llegar al excepcional balance de los años sesenta y seten-
ta. Este es, en nuestros días, uno de los más evidentes ca-

A437101439
TOMO
I sos de infrautilización de la riqueza minera del Suroeste
español, como lo fue de expolio en aquella época 94:°
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

El comercio y la industria establecidos en la ciudad


podríamos contemplarlos desde tres aspectos: el de las
pequeñas y medianas empresas manufactureras, el servi-
cio de energía y transportes, y el del comercio en general.
Todos configuran un carácter ciudadano que ayuda a
NICOLÁS SALAS

comprender cómo era la vida socioeconómica sevillana


en aquellos últimos años del siglo XIX y primeros del XX.
Había tres sectores fabriles bien definidos: las fundi-
ciones, las industrias derivadas de la agricultura y las de
materiales para la construcción. Entre las primeras esta-
ban la de San Antonio, fundada en 1840 y vinculada a la
figura del catalán Narciso Bonaplata -creador, junto con
el vasco José María Ybarra, en 1847, de la Feria de
Abril-, personaje injustamente olvidado y en cuya bio-
grafía trabaja desde los años setenta Juan Infante-Galán.
De los talleres de la Fundición de San Antonio salieron
los herrajes para las obras del puente de Triana, que co-
menzaron en 1845 y finalizaron en 185295~tras fundicio-
nes muy conocidas eran las de Marvizón, Covían, Santa
137
Matilde, Pando, Rodríguez y Cía, Orta y Cía, Grosso y
Balbontín, algunas de ellas en funcionamiento hasta los
años sesenta. Existen documentos gráficos que muestran
la organización del trabajo en este tipo de industrias a
principios de siglo, de indudable valor etnográfico.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Entre las empresas derivadas de la agricultura destaca-


ban, por su número de plantas y población laboral, en
gran parte femenina, las fábricas de harinas, de tejidos y
de productos del corcho, así como los almacenes de acei-
tunas. Tenían fama las fábricas de harinas de Francisco
Clavero, Hijos de Francisco Ayala Mira, Delgado, Borrero
y Cía ... Entre la treintena de almacenes de aceitunas figu-
raban nombres tan conocidos hasta hace poco en el sec-
tor como Barea, Hijos de Ybarra, Lacave y Cía, Lissén,
Pando Navarro y Olmedo, de cuyas instalaciones en San
Juan de Aznalfarache se desprende la escasa evolución
experimentada por las faenas de deshuese y relleno de la

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TOMO
I
aceituna en más de medio siglo, hasta la aparición de las
máquinas automáticas ideadas por Leopoldo Salvador,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

cuya implantación fue, en principio, muy discutida. Otras


muestras gráficas de la época son muy útiles para cono-
cer cómo se hacía la recogida de la aceituna en el campo,
cómo estaban instaladas las naves de deshuese y relleno
y embotellado, y cómo vestían y peinaban los hombres y
NICOLÁS SALAS

mujeres que realizaban aquellos trabajos. Las ilustracio-


nes pertenecen, generalmente, a los anuncios de los co-
secheros y exportadores, como, por ejemplo, Armando
de Soto, que mantenía su presencia en las publicaciones
de la época.
Las fábricas de tejidos más importantes eran La María,
de tejidos de hilo y algodón; la de Faustino Martín y Cía;
la de Pérez Salvador, que también era fábrica de alparga-
tas, y otras hasta casi una veintena, entre las que figura-
ban algunas dedicadas al hilado de yute, como las
fábricas de la Viuda de Alpériz y Nicolás de Pineda y Cía.
Las corcheras y fábricas de tapones estaban vincula-
das con frecuencia a las empresas exportadoras y a los
propietarios de los alcornocales en las zonas de sierra.
138
De las empresas exportadoras había dos docenas, entre
ellas, las muy conocidas de Armstrong, Cork y Cía;
Ysems Hermanos, Alfredo Hopper, Lacave y Cía., Viuda
de Eduardo Llosent... Las taponeras integrales eran bas-
tantes, como las de Moisés Genover, cuyos anuncios en
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

1908 informan de las penosísimas tareas del cocimiento


del corcho; así como las de José Galán y Otto Wagner, las
cuales ilustran de las características de los patios de traba-
jo de los llamados cuadradores, de las fábricas de serrín y
de las naves donde manos femeninas hacían los tapones.
Gracias a los expresivos y curiosos anuncios de los indus-
triales del corcho, puede conocerse con minuciosos deta-
lles el proceso de faenas antes citado, y otros, como el de
descorche del alcornoque, pesado y transporte de la co-
secha, raspado y primer escogido del corcho en la dehe-
sa, rebaneado de las piezas ... Y, muy especialmente, el
costumbrismo laboral del sector, con unos tipos humanos

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TOMO
I cuya indumentaria, pose y facciones resultan hoy de ex-
cepcional valor sociológico.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Por último, dentro de este grupo de industrias, tene-


mos las relacionadas con el sector de la construcción, co-
mo los almacenes de madera, de los que es una muestra
la Carpintería y Ebanistería Mecánica de Manuel Oñoro y
Cruz, con sus naves de serrar; las fábricas de azulejos y
NICOLÁS SALAS

los tejares, estando entre las primeras la de Andrés Fer-


nández e Hijos, con instalaciones mecanizadas, y entre
los segundos, muy numerosos en la Vega de Triana, el fa-
moso Tejar del Moro, fundado en 1837.
En el centro de la urbe existía ya un comercio que ha
sido la base durante muchos años de tradiciones mercan-
tiles locales. En ferretería, estaban La Llave y El Llavín; en
tejidos, Almacenes de Camino, de Vadillo, Zabala y Pey-
ré, con sus espectaculares salones de exposición; la Casa
Honda, Ciudad de Sevilla, Maisón de Blanc, El Aguila; en
espejos y molduras, Leandro del Pueyo; en papelería, la
casa Domingo Queraltó; la fábrica de pianos de Luis Piaz-
za; la casa de música de Damas, sucesor de Bergali; los
Bazares Español, Sevillano, Inglés y Japonés, con sus «no-
139
vedades de París, Berlín, Londres y Viena ..·" La fábrica de
jabones de Luca de Tena; el establecimiento de ultramari-
nos El Itsmo, fundado en 1830; la casa Singer de máqui-
nas de coser, ofertadas por 2,50 pesetas semanales; la ya
antigua Casa de la Viuda, en calle Albareda, que fue hasta
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

mediados los años sesenta el lugar preferido de Luis


Claudio Mariani y Piazza, bohemio, de pluma ágil, senci-
llez exquisita y gran bebedor de tinto con tapas de cala-
mares en: su tinta, que era una de las más celebradas
especialidades de la casa. Las fábricas y tiendas de som-
breros y gorras eran célebres en aquella Sevilla, como las
de Sobrinos de Fernando Roche, Berraquero y Gregorio
Sartorius; había ofertas de camas de hierro y de latón y
hasta rebajas de precios en tejidos que provocaron con-
flictos mercantiles, entre los grandes y pequeños merca-
deres, como se titulaban en las guías comerciales. Entre
ellos estaban las firmas de Algarín Hermanos, Benítez,

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TOMO
I
Bonilla, Fernández y Cía., Macarro Hermanos, Díaz y
Contreras; eran clásicos en el sector de la construcción
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

los hijos de Miguel F. Palacios, almacén general de hie-


rros y maderas «con máquinas para aserrar movidas por
vapor»; podían adquirirse en ciertos establecimientos los
«corset sur mesure de Mme. Angele», de «LaJouvence»,
que pregonaba a los cuatro vientos que era «proveedor
NICOLÁS SALAS

de la Real Casa» y que ofrecía un jupé o /aja especial que


disminuye mucho las caderas, y disimula el vientre, sin
molestias... Para los ciudadanos que aspiraban a algo más
que a una modesta mariposa, a falta de luz de gas o eléc-
trica, había fábricas de velas y cirios de estearina; estaban
las grandes firmas de carruajes de José Pazo -la famosa
Cochera Sevillana-, proveedor de la Condesa de París,
que alquilaba coches de caballo a tres pesetas la hora, y
la de Antonio Laverán y Mandement, con sus Landaux y
Milord, que anunciaba su fundación en 1859; el primer
gran comercio de automóviles de motor, Auto-Garage Se-
villano, con sus modelos «Ford»y «Renault•; las academias
de baile de José Otero y Rafael Pericet, la Peluquería Car-
mona -una especie de casa de los espejos-, el Centro
140 Vinícola y una amplia nómina de negocios de todo tipo,
algunos de ellos todavía con sus ·puertas abiertas y otros,
la inmensa mayoría, perdidos ya para siempre entre las
brumas de una época que, estando tan cercana es tan
desconocida para la mayor parte de los sevillanos 96:V
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Cuatro grandes empresas privadas compartían, con la


Fábrica de Tabacos y las factorías militares, los mayores
censos de obreros y empleados.
La Cartuja, fábrica de productos cerámicos, quizá la
más antigua empresa privada actual, ya que data de 1839
-aunque oficialmente se fija el año 1841 para su funda-
ción- era el orgullo de Sevilla. Su concurrencia a las Ex-
posiciones Universales de Londres (1862), París (1878),
Viena (1873), Filadelfia (1876) y Barcelona (1888), fueron
premiadas con medallas de oro y de primera clase. La
Cartuja, ya durante el primer decenio de nuestro siglo,
era una institución en la vida industrial sevillana. La Fá-

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TOMO
I
brica de Cerillas Fosfóricas era otro de los establecimien-
tos industriales con marcado carácter finisecular, donde
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

trabajan varios centenares de mujeres y cuyos anuncios


informan hoy, como los antes citados de los almacenes
de corcho y aceitunas, de la sociología de la mujer obre-
ra. El 23 de julio de 1894 se fundó la Compañía Sevillana
de Electricidad, empresa que rápidamente logró amplia
NICOLÁS SALAS

expansión, y en 1904 fue creada La Cruz del Campo, por


iniciativa del conde de Osborne y su hermano Roberto,
entidad que ofreció a los sevillanos cervezas tipos Pilsen,
Munich y Pale Ale. La Fábrica de Tabacos y el ambiente
en que se desenvolvía el trabajo de las populares cigarre-
ras es uno de los temas más tratados por escritores cos-
tumbristas y pintores de la época. Documentos gráficos
pueden observarse también en casi todas las guías de
aquellos años, como las de Calvert y Schmidt, entre las
extranjeras. La Pirotecnia Militar --con una producción
potencial de ciento cincuenta mil cartuchos además de
otros efectos- y la Fábrica de Artillería, con fundición
modernizada, completaban esta perspectiva de la Sevilla
económica de raíz industrial 97".9
141
Al comienzo de este apartado sobre la panorámica de
la vida económica sevillana de principios de siglo, insistía
en la necesidad de contemplarla dentro de un conjunto
de circunstancias de tiempo y lugar, de las que no se de-
be hacer abstracción para no caer en el error de desnatu-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ralizar las realidades sociológicas y económicas de la


época. Al referirme ahora al sector financiero, es necesa-
rio ratificar aquellas observaciones para evitar posibles
espejismos. Sevilla no generaba rentas en volúmenes ca-
paces de mantener la capitalización agraria y, al mismo
tiempo, promover la industrialización de sus produccio-
nes, siendo impensable que tuviera capacidad para su co-
mercialización más allá de las fronteras regionales. Esta
situación suponía un círculo vicioso ya captado por los
hombres de empresas de la mitad del siglo XIX, como lo
demuestran los esfuerzos, fallidos, de José María Ybarra y
Narciso Bonaplata en favor de un mercado agropecuario

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TOMO
I
con fines específicos de apoyo a la base económica de la
zona; iniciativa que, como ya escribimos, degeneraría en
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

una feria festiva que no tardó muchos años -apenas tres


o cuatro- en olvidar su origen mercanti1 98:°
En la misma línea de promoción sevillana y andaluza
estaba el ambicioso proyecto de José Joaquín de Lesaca
que fue aprobado por la Junta de Agricultura de la Pro-
NICOLÁS SALAS

vincia de Sevilla el día 14 de agosto de 1849, para crear el


Banco Agrícola de Andalucía, en cuya parte expositiva se
expresaba un noble espíritu emprendedor: •... este pue-
blo agrícola reclama el fomento del Gobierno, introdu-
ciendo máquinas y artefactos que mejoren el cultivo,
construyendo caminos vecinales, aliviando sus cargas y
concediendo medidas extraordinarias que aumenten la
exportación de sus productos». Lesaca ponía el dedo en
la llaga del problema, la necesidad de exportar, pero au-
mentando el volumen de manufacturación de las produc-
ciones típicas de la zona, para lograr un aumento del
valor añadido. Y continuaba: «El Banco Agrícola sobre
bases sólidas y benéficas, es institución que reclama la
agricultura; necesaria si ha de protegerse; recomendable
142 si hemos de entrar en la nueva civilización .....99:°
Los mismos buenos propósitos suponemos que ten-
drían los fundadores del Banco de Sevilla, en 1856. Pero
ni la Feria de Abril fue instrumento eficaz, •palanca de
progreso» -decían sus promotores-para el agro sevilla-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

no; ni el proyecto del Banco Agrícola de Andalucía pudo


realizarse, por falta de ayuda exterior y menos aún la
comprensión y el apoyo moral sevillano, ni el citado Ban-
co de Sevilla alcanzó su meta. En este caso concreto por
muy diversas, curiosas y polémicas genialidades que pro-
vocaron su liquidación antes de 1877 y una agria campa-
ña periodística durante varios años 1ºº".9
El mercado financiero sevillano de 1900-1910 era una
consecuencia de su pasado. Inexplicablemente, en toda
la región andaluza no había una sola sociedad de crédito
a comienzos de 1868; igual sucede en 1874 con las socie-
dades bancarias, que se concentran en la mitad Norte del

A437101439
TOMO
I país. Los viejos proyectos meridionales van cayendo po-
co a poco, inexorablemente ... En 1882 ha aumentado ex-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

traordinariamente el censo de Bancos privados, pero


siguen siendo de origen septentrional. Diez años después
se mantiene idéntico panorama. De la rica Andalucía
agraria no surgen ni hombres ni capitales ni estímulos de
ninguna clase capaces de movilizar los recursos propios
NICOLÁS SALAS

de la región. Por el contrario, en otra zona, existen el Cré-


dito Agrícola Catalán, la Sociedad Agrícola de Manacor y
el Banco Agrícola de la Provincia de Segovia ... En Anda-
lucía ni un sólo un Banco, y el de Sevilla, en liquidación.
En 1913 nada ha cambiado respecto a la iniciativa an-
daluza en general y sevillana en particular. Pero hay unos
detalles curiosos que, como anécdota, interesa conocer.
Durante la Restauración, más concretamente durante el
período 1868-1915, de los veinticinco presidentes del
Consejo de Ministros, siete fueron andaluces, siendo la
región que mayor número de personas aportó, seguida
de Castilla la Nueva con cuatro presidentes. De los
ochenta y cinco ministros de Hacienda y Fomento, doce
fueron andaluces, estando detrás de Madrid (15), Castilla
143 la Vieja y León (14) e igualada con Galicia. Item más: de
los veintisiete gobernadores del Banco de España, el ma-
yor número de ellos -ocho- fueron andaluces. Es de-
cir, durante la etapa en que Andalucía no fue capaz de
promover su propia Banca, tuvo en los puestos claves del
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Gobierno y la economía a veintisiete de sus hijos. En re-


sumen, entre los diesiete Bancos privados y oficiales exis-
tentes en 1874, ninguno era andaluz. Y entre los ciento
ocho Bancos creados en el período 1874-1914, sólo uno
perteneció a la región Sur, el Banco de Andalucía, funda-
do en 1900 y liquidado en 1908, que fue otro fracaso se-
villano101':9
En 1900 continúa funcionando la Junta de Liquidación
del Banco de Sevilla, y el mercado financiero lo forman la
sucursal del Banco de España, abierta en 1875; un grupo
de banqueros como Hijos de José María Ybarra, que re-
presentan al Banco Hipotecario de España; Cayetano Ji-

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TOMO
I ménez, delegado del Banco Vitalicio, y Basilio del Cami-
no y Hermanos, Calvi y Cía., Hijos de P.L. Huidobro y La-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

marque y Díaz, que directa o indirectamente realizan


actividades financieras. El Banco de España opera con
cheques y mandatos de plaza a plaza, depósitos, des-
cuentos de letras y pagarés con plazo máximo de noven-
ta días, préstamos por período asimismo no superior a
NICOLÁS SALAS

tres meses, créditos sobre efectos públicos y giro de letras


al cambio fijo de 3 por 1.000.
En 1910 el tipo de descuento había descendido al 2
por 1.000. Y en el mercado se había intensificado la com~
petencia con la apertura de sucursales del Banco de Car-
tagena, del Banco Hispano Americano y del Crédit
Lyonnais, entidad de la que se ofrece una curiosa estam-
pa interior en la «Sevilla Artística e Industrial» de 1908.
Dentro del sector se incluía parcialmente el Monte de Pie-
dad y Caja de Ahorros, nacida en el XIX y ya entidad ve-
terana, que además de las operaciones de préstamos
sobre prendas y objetos, abría cartillas de ahorro a un in-
terés del 2,5 por ciento anual, en 1910, medio punto me-
nos que al comienzo de la década. Es conveniente
144 indicar que la capacidad de ahorro de Sevilla experimen-
taba un cambio notable a partir de 1896. Desde 1874 has-
ta dicho año, los depósitos en cajas de ahorros no
bancarias de Sevilla ocupaban el tercer lugar nacional,
después de Madrid y Barcelona. En 1896 fue superada
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

por Valencia, pasando al cuarto lugar, y en 1899 también


se adelantó Guipúzcoa, quedando Sevilla en quinto pues-
to, en el que continuaba en 1914, último año contempla-
do por Gabriel Tortella en su estudio sobre la Banca
española. Incluso en cifras absolutas de ahorro reflejaba
Sevilla, en 1914, un notable descenso sobre años anterio-
res, pues frente a 10.925.000 pesetas en ese año, contabi-
lizó 12.362.000 en el ejercicio anterior 102:0
Y para terminar nuestro recorrido por el mundillo fi-
nanciero, una anécdota histórica: la de los famosos «du-
ros sevillanos», que revolucionaron el mercado español
de moneda, hasta el punto de que el ministro de Haden-

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TOMO
I da de la época, Angel Arzaiz y Cuesta, promovió la ley de
28 de noviembre de 1901 prohibiendo las acuñaciones de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

monedas de cinco pesetas, lo que en realidad sucedía


desde 1899. Los ilegales «duros sevillanos» no eran real-
mente falsos, pues --caso único en la historia de las falsi-
ficaciones de moneda- tenían más cantidad de plata que
los «duros legales». Estos contenían 900 milésimas y aqué-
NICOLÁS SALAS

llos 925 ... Cuando se retiró de la circulación toda la mo-


neda de cinco pesetas, resultaron 13.183.635 pesetas en
«duros legales» y 13.874.810 en «duros sevillanos» ... Estos
eran también conocidos por «duros de Covián» por haber
sido fabricados en la fundición de este nombre, enlazo-
na de San Vicente, cercana a La Barqueta. La falsificación
--o, mejor dicho, la acuñación ilícita- fue descubierta
en la sucursal del Banco de España en Barcelona, en una
etapa enrarecida del mercado financiero como conse-
cuencia de la depreciación de la peseta. Los «duros sevi-
llanos» o de Covián fueron durante años piezas muy
cotizadas por los coleccionistas 103~
Otra faceta que ilustra sobre la situación social y eco-
nómica de aquellos años era el florecimiento del merca-
145
do del seguro. En 1910 había en Sevilla treinta y siete
empresas de este tipo, de las cuales trece eran extranje-
ras. Su especialización, por orden de importancia y te-
niendo en cuenta que algunas operaban en varios
sectores, era la siguiente: seguros contra incendios (16),
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

de vida (10), de quintas (4), generales (3), de pensiones


de vejez (2), de defensa de la propiedad (1), de valores
(1) y de rotura de cristales (1). A esta nómina hay que
agregar trece compañías de seguros marítimos, casi todas
ellas internacionales. Como dato curioso observamos la
existencia del Lloyd Andaluz en competencia con el
Lloyd Inglés y el Lloyd's London. En este mercado se apre-
cia en 1910 un fenómeno que afectaría al contenido de
las operaciones portuarias a través de los años, que de
ser de carácter exportador se irían transformando en im-
portadoras, hasta los años treinta, cuando se origina un
paréntesis durante la guerra civil, para continuar luego

A437101439
TOMO
I
hasta nuestros días con idéntica tendencia. Como conse-
cuencia del cambio de signo portuario, las compañías de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

seguros marítimos fueron descendiendo de número, pa-


sando de dieciocho en 1900 a trece en 1910, mientras
que las empresas de seguros generales aumentaron de
.
qumce .
a tremta .
y siete '°
durante la d,eca d a 104
Antes de observar las actividades portuarias -vitales
NICOLÁS SALAS

siempre para la economía sevillana- y el incipiente tu-


rismo, registramos la existencia de mercadillos, ferias y
exposiciones, como latidos de un pulso mercantil que en
diversas épocas ha tratado de imponerse, no como susti-
tutivo de la comercialización e industrialización, sino co-
mo complemento indispensable para su viabilidad.
En 1900 la ciudad había perdido más de una decena
de manifestaciones mercantiles de diverso signo. Por
ejemplo, el mercado de la Alhóndiga, de origen árabe, re-
formado en 1492 y que cerró sus puertas hacia 1886.
También las ferias y exposiciones agrarias, ganaderas y
de maquinaria agrícola iniciadas en 1857, 1878, 1880 y
1899; la de reses vacunas de la Puerta Osario, que dejó
de celebrarse en 1887; la llamada del «calzado viejo», que
146
tenía por escenario la plaza del Pan los domingos y días
festivos y que duró hasta finales del siglo XIX; la Exposi-
ción Bético-Extremeña, primera gran feria muestrario de
la zona, cuyo éxito en 1874 no encontró después ambien-
te propicio para posteriores manifestaciones; los certáme-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

nes de plantas y flores de 1896 y 1897, en los Jardines de


Eslava y el Huerto de Mariana, que mostraron la impor-
tancia económica.de la floricultura local; la exposición de
cerámica de 1898, escaparate de producciones de La Cartu-
ja, de Sandeman-Macdougall y Cía., de García Montalbán y
Vera, de Manuel Ramos, de Mensaque y otros industriales
trianeros de reconocido prestigio y con mercados tanto lo-
cales y nacionales como extranjeros; e incluso la Exposición
de Artes Industriales proyectada por Manuel Gómez Imaz
en 1892 y que no llegó a celebrarse, como demostración de
incapacidad promotora del Ayuntamiento y falta de ambien-
te propicio en el propio sector industrial sevillano.

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TOMO
I
Durante la primera década de nuestro siglo dejaron
de celebrarse otras tres manifestaciones: el mercadillo de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

las caballerías, iniciado en 1865 cerca de la Puerta Osario;


el del Aceite, en sus comienzos situado en la calzada de
la Cruz del Campo y en sus años finales --duró hasta
1911- en el Paseo de Cristóbal Colón, y la feria del Bo-
quete, dedicada a la venta de ropa usada y objetos dese-
NICOLÁS SALAS

chados, que se celebró hasta 1912 cerca del Perneo.


Quedaban ocho ferias y mercados menores que se si-
guieron celebrando varios años después y, algunos de
ellos, hasta nuestros días. Han superado la prueba del
tiempo los mercados del Jueves y de Pájaros, aparte de la
Feria de Abril, conservada como festejo y no como rodeo
agropecuario. El mercadillo del Jueves es de origen árabe
y la más antigua demostración del comercio chamarilero;
la feria de Pájaros se sigue celebrando en la Alfalfa, don-
de se inció a mediados del pasado siglo. Hasta los años
sesenta se mantuvieron la Feria de San Miguel, fundada
en 1875, y el Barranco de Entradores de Pescado, de ori-
gen remoto, aunque la estructrura metálica que todavía
sigue levantada se construyó en 1884. Otras manifestacio-
147
nes de la primera década de la presente centuria fueron
el Rastro, que se organizaba durante tres días en Pascua de
Resurrección, en zona cercana a la Puerta de la Carne y que
estaba dedicada a ganado lanar, especialmente corderos pa-
ra los niños. Duró hasta finales de los años veinte. El Perneo
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

y Matadero de Cerdos estaba situado entre las Puertas del


Sol y de Osario, había comenzado sus actividades entre
1868 y 1873 y se mantuvo funcionando hasta 1919, cuan-
do se inauguró el nuevo Matadero Municipal en Ner-
vión. Por último, la Feria de Navidad, que se instalaba
en la orilla izquierda del Guadalquivir, desde la entrada
del puente de Isabel II hasta el coso de la Real Maestranza.
Iniciada en el último tercio del siglo XIX duró hasta los
años treinta, aunque su apogeo máximo fue en la década
anterior, cuando la Feria de Navidad era el punto obligado
para los compradores de nueces, castañas, batatas, turro-
nes, pavos, juguetes y demás productos navideños.

A437101439
TOMO
I En 1905 se celebró una Exposición de Industrias Loca-
les, y en 1908 la denominada de «España en Sevilla», que
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

fue festiva, mercantil y cultural y base de donde surgiría


el propósito de celebrar la Gran Exposición Iberoameri-
cana de 1929, después de veinte años de encontrados cri-
terios, cu6:a
capítulos :0
1 5
descripción corresponde a los próximos
NICOLÁS SALAS

Y ahora contemplamos el tema clave de la economía


sevillana y de su amplia zona de influencia: el puerto. En
los comienzos del siglo XX, como durante casi la mayor
parte de los años transcurridos hasta ahora, la ciudad ha
vivido más de espaldas que de frente al río Guadalquivir
como vía navegable e instrumento mercantil del que de-
pendía -y sigue dependiendo- su evolución económi-
ca. Curiosamente, las más enconadas polémicas han
surgido siempre por sus caracteres estéticos, mientras se
ha dejado morir poco a poco la excepcional riqueza que
supone contar con el único puerto interior del país y es-
tar en un enclave con extenso hinterland necesitado de
comunicación con el exterior.
Al comienzo del siglo XX, Luis Moliní sintetiza en un
148 proyecto de mejoras del puerto y de la ría del Guadalqui-
vir, toda la problemática que luego iría repitiéndose pe-
riódicamente a medida que se transformaban los tipos de
buques y el contenido de las mercancías y sistemas de
transportes. Moliní se enfrenta a dos problemas finisecu-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

lares que requieren el replanteamiento portuario: el au-


mento de calado de los barcos y las exigencias
exportadoras a gran escala de los minerales del Cerro de
Hierro, nueva mercancía que había cambiado casi por
completo los hábitos del tráfico marítimo-fluvial del puer-
to de Sevilla 106:9
Quedan atrás épocas florecientes, como la protagoni-
zada por Manuel Pastor y Landero; de reformas sustancia-
les en el trazado del cauce, como la construcción de las
cortas llamadas de Medina (1795), de Borrego o Feman-
dina (1816), de Los Jerónimos (1888); la fundación y li-
quidación posterior de la Compañía de Navegación del

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TOMO
I
Guadalquivir y Canal de San Fernando (1815-1852, etapa
fundamental hasta que el Estado se hizo cargo d~ las
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

obras), entidad polémica, privilegiada y prácticamente


estéril; los intentos de canalizar el Guadalquivir hasta
Córdoba (1842-1919) y su aprovechamiento hidroeléctri-
co y de riegos; la creación de la Junta de Obras del Puer-
to (1872); los preliminares también polémicos de la
NICOLÁS SALAS

proyectada corta de Tablada, que al fin se comenzaría a


construir el 25 de abril de 1909 para terminarla en 1916
(primera fase, pues el conjunto de la obra fue inaugurado
por Alfonso XIII en 1926); los enconados enfrentamientos
entre la citada Junta de Obras del Puerto y la Cámara de
Comercio, Industria y Navegación; y los remotos propósi-
tos de acercar Sevilla al mar y evitar, mediante canales ar-
tificiales, las dificultades del cauce natural, antecedentes
del proyectado y no realizado Canal de Navegación Sevi-
lla-Bonanza. Quedaban atrás en el tiempo, pero seguían
presionando sobre la actividad portuaria, como se des-
prende del estado de las instalaciones, del movimiento
de mercancías y de la evolución del comercio e industrias
afines al sector portuario 107~
149
El censo de armadores y consignatarios, que de catorce
en 1870 pasa a dieciocho en 1900 y a veintisiete en 1910, re-
fleja la expansión portuaria como consecuencia de la excep-
cional labor realizada por Manuel Pastor y Landero, desde
1863 a 1868, qÚe supone un relanzamiento que habría de
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

mantenerse hasta 1913, cuando comienza otra etapa de de-


clive que duraría hasta 1919, es decir, coincidiendo con la I
Guerra Mundial. En el negocio naviero de la primera década
de nuestro siglo figuran ya nombres que luego alcanzarían
prestigio en el sector y quedarían vinculados a la vida
mercantil sevillana hasta nuestros días. Entre las empre-
sas -algunas de ellas con un cuarto de siglo de existen-
cia entonces- figuraban !barra y Cía., Rodríguez de la
Borbolla, Berenguer, Hijos de Joaquín de Haro, Juan Re-
villa ... Asimismo había aumentado el número de agencias
de seguros navales, de cinco en 1870 a trece en 1910, ci-
fra levemente inferior a la del comienzo del siglo 108:0

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TOMO
I En 1902, a más de treinta años de distancia del esfuer-
zo regenerador de Pastor y Landero, la Junta de Obras le
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

recordaba con gratitud: «La administración del Estado,


arrastrada, digámoslo así, por las energías del inolvidable
ingeniero Manuel Pastor y Landero, y el patriotismo del
comercio local, hicieron surgir el actual puerto de Sevilla
y la navegación de la ría del Guadalquivir». Pero sin triun-
NICOLÁS SALAS

falismo, después del reconocimiento a la obra bien he-


cha, se exponían unas realidades portuarias que había
que atender con urgencia, para mantener el calado sufi-
ciente y las instalaciones de muelles.
El movimiento de mercancías entre 1900 y 1910 era
creciente, pasando de 690,5 miles de toneladas a 1.250,1,
volumen que tenía más importancia si se consideraban
las cifras de los últimos treinta años del siglo XIX. Pastor
y Landero dejó un balance de 108, 1 miles de toneladas
en 1868, que fue aumentándose progresivamente, con li-
geros altibajos, hasta 1895, cuando se supera el medio
millón de toneladas gracias al incremento de las salidas
de minerales. Siguiendo también la tendencia de los años
inmediatos, durante la primera década se mantiene una
150 actividad portuaria claramente exportadora, que no debe
hacernos caer en el error de considerarla económicamen-
te positiva para la zona, pues la preponderancia de las
mercancías cargadas sobre las descargadas obedecía a las
salidas de minerales, que eran vendidos en régimen de
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

materias primas sin elaborar, o sea, sin valor añadido pa-


ra la región productora y con notable beneficio para el
país extranjero o la región española que las adquiría, las
industrializaba y comercializaba, a veces para vendérnos-
las a nosotros mismos. Sobre este fenómeno, que hemos
de considerar como la base del empobrecimiento relativo
de Sevilla y Andalucía, me extendí en dos ensayos ante-
riores publicados en 1972 y 1974 109-9
Insisto en la advertencia del error de considerar sólo
las cifras absolutas de carga y descarga, durante las pri-
meras décadas del siglo XX, porque sobre esa base -al
margen del contenido real de las mercancías- algunos

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TOMO
I
autores han caído, involuntariamente, en el espejismo de
considerar el puerto de Sevilla y su hinterland como «ver-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

daderamente exportador», cuando en realidad ese movi-


miento portuario encubría un proceso expoliador de
nuestras riquezas naturales. Del mismo modo que no se
debe excluir la influencia de la venta de minerales en la
evolución expansiva del capítulo exportador durante más
NICOLÁS SALAS

de medio siglo, tampoco debe excluirse el peso de las


descargas de combustibles líquidos en la transformación
operada en la actividad portuaria durante los años sesen-
ta y setenta. Por ejemplo, en 1974, la descarga de com-
bustibles líquidos supuso c~-?).)amitad del tonelaje total
llegado al puerto sevillano 11~olviendo a 1900, subraya-
mos que más de dos tercios de las mercancías cargadas
eran minerales sin elaborar. Por último, es conveniente
conocer el calado de la ría, que de trece pies ingleses en
1870 aumentó a 18,6 en 1900, habiendo entrado incluso
un buque con 19 pies, el «Cabo Peña», de Ibarra y Cía. Es-
tas cotas de calado serían considerablemente superadas
en los años veinte, y tema fundamental de las controver-
sias que se suscitarían durante la segunda mitad de nues-
151 '°
tra centuria 111
El turismo era un capítulo invisible de la economía se-
villana, muy difícil de valorar, pero que en primavera
atraía a muchísimas personas para asistir a la Semana
Santa y, sobre todo, a la Feria de Abril, acontecimiento
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

exótico cuya fama había trascendido al resto de España y


al extranjero gracias a los escritores que nos visitaron du-
rante el siglo XIX. Había también lo que hoy se conoce
por «turismo de paso», que eran viajeros que recorrían la
región atraídos por el costumbrismo andaluz, por sus
fiestas diversas y el valor histórico de sus monumentos.
Hay que situar el fenómeno turístico en un marco absolu-
tamente distinto del que hoy conocemos, sin soslayar las
condiciones socioeconómicas e informativas, donde los
libros de viaje tenían valores documentales que eran esti-
mados y de cuyo acierto o desacierto descriptivo y licitud
interpretativa dependía durante décadas el mercado turís-

A437101439
TOMO
I
tico e incluso el buen nombre de algunas regiones y ciu-
dades.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Las imágenes de Sevilla ante el mundo de finales del


siglo XIX y principios del XX, estaban formadas, en bue-
na parte, por las observaciones publicadas por los escri-
tores viajeros, y todas ellas -salvo raras excepciones,
como la de George Borrow-, eran amables y coincidían
NICOLÁS SALAS

en resaltar los aspectos relativamente positivos y, sobre


todo, los exóticos, que eran los más atractivos para el lec-
tor extranjero.
A fines del siglo XVIII publica Antonio Ponz su famo-
sa obra «Viage de España», en cuyos tomos VIII y IX se
ocupa de Sevilla y sus alrededores y resultan curiosos sus
comentarios sobre Itálica, el arrabal de Triana y la corrup-
ción de la arquitectura sevillana 1 12<:ÍoséBlanco White, en
sus «Cartas de España» (1822) informa de la fiesta de los
toros, de la Semana Santa y de las costumbres de la socie-
dad andaluza, con ánimos de reflexión moral que intere-
. san al lector inglés, más aún ante la personalidad del
autor 113:°Richard Ford -el «primer hispanófilo», según
Brenan- no deja de citar a Sevilla en «Lascosas de Espa-
152 ña» (1846), e igual hacen su compatriota Borrow --«Don
Jorgito el Inglés» para el mundillo matritense-, auque
con áspero sentido crítico, y los franceses Teófilo Gautier
(1848) y Luis Teste (1872), sin que esta breve referencia,
indicativa del interés que tenía Sevilla para los escritores
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

y viajeros extranjeros 1 agote la bibliografía fundamental


ni muchísimo menos 1 4:9
Entre los costumbristas españoles, Serafín Estébanez
Calderón «El Solitario», contribuyó en sus «Escenas Anda-
luzas» a perpetuar el ambiente colorista de la Feria de
Mairena, de la vida popular en el barrio trianero y del sin-
gularísimo personaje Manolito Gázquez el sevillano o el
asombro de los andaluces 115"?-Y una amplia nómina de
narradores, poetas y ensayistas prestaron atención al pue-
blo andaluz en el último tercio del XIX, de la que dejaron
constancia José María Gutiérrez de Alba y José Martín
Santiago, con sus recopilaciones de textos.

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TOMO
I
Otro tema que contribuyó al conocimiento de la vida
andaluza en el extranjero fue el de los bandidos célebres,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

muchos de ellos protagonistas de hechos delictivos inclu-


so a finales del XIX y principios del XX, principalmente
los secuestros de personas para el cobro de rescates. Eran
los tiempos, no tan lejanos, ya en nuestro siglo, de «El
Pernales», «ElNiño de la Gloria», «ElReverte», «Toribio», «El
NICOLÁS SALAS

Vivillo»-que en 1911 se presentó como picador de toros


en la plaza de Linares- y el no menos tristemente céle-
bre «Pasos Largos». Sobre el bandolerismo andaluz, aparte
de los estudios básicos de Zugasti y Hernández Gribal, el
documento que lo observa como fenómeno socioeconó-
mico es el realizado por Bemando de Quirós y Ardila 116:°
La Sevilla del turista de la época que contemplamos
era la reflejada en el apartado segundo de esta primera
parte, es decir, la que Carlos Reyles interpretó con acier-
to, en opinión de José María de Cossío, en su novela «El
embrujo de Sevilla», pese al montaje superficial de algu-
nas facetas de la vida frívola nocturna y del mundillo de
flamencos y toreros 117~na Sevilla que también refleja
Juan Francisco Muñoz y Pabón en algunas de sus nove-
153
las, donde al visitante se le llama touriste en lenguaje fino
y «el inglés» entre la gente del pueblo; es decir, gara los
sevillanos todo visitante extranjero era inglés ... 18 :°Una
Sevilla que cuenta desde casi principios del XIX con
guías bilingües «para naturales y forasteros», como la edi-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

tada por la Librería Española y Extranjera de José María


Geofrín, en 1855, ilustrada con curiosos grabados en ma-
dera de los principales monumentos, y con «El Practicón
de Sevilla», de Alvarez Benavides (1876) y con la «¡Sevilla,
en cuarenta minutos!», de Dionisio de las Heras «Plácido»,
guía en solfa «para naturales y forasteros de buen humor»,
editada en 1898 al precio de 1,50 pesetas el ejemplar, sin
derecho a devolución ... José Gestoso y Pérez publica por
aquellos años varias ediciones de su «Guía Artística de Se-
villa»; Almela, sus populares colecciones fotográficas que
hoy constituyen curiosas estampas costumbristas; Padura
y Poley sus planos de la ciudad, y en Londres y Leipzig se

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TOMO
I editan, en inglés y alemán, las ya citadas guías ilustradas
de la ciudad que media Europa anhela visitar alguna
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

vez ..., escritas por Albert F. Calvert y Karl Eugen Schmidt,


respectivamente.
La ciudad que recibe al visitante, llámese touristeo in-
glés, puede tener varias perspectivas y casi todas ellas en-
cajan en el tópico surgido de juicios hechos con ligereza,
NICOLÁS SALAS

superficialidad y, a veces, con ignorancia de las más ele-


mentales realidades sevillanas, no sólo las que permane-
cían más o menos soterradas, como las que antes
señalábamos en los aspectos higiénicos, sanitarios y de
índole socioeconómica, que eran graves, sino incluso en
las que estaban a simple vista, pues era lamentable el es-
tado de abandono en que se encontraban a principios de
siglo las vías públicas, los jardines, los paseos y hasta los
monumentos más representativos.
Los testimonios escritos y gráficos de la época infor-
man de los problemas de contaminación que suponían
los arroyos Tagarete y Tamarguillo, unidos a los del insu-
ficiente y defectuoso alcantarillado y los pozos negros y
vaciaderos de basuras; la penosa situación de los Jardines
154
de Cristina, «completamente olvidados»; el estado ruinoso
de los restos de las murallas árabes; los pestilentes urina-
rios públicos -donde los había, como en la hoy plaza de
la Virgen de los Reyes, en el lugar que ocupa la fuente de
José Lafita, frente al Palacio Arzobispal, que tenía una es-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

tructura de kiosco-, y decimos donde los había porque


la costumbre era orinarse en las paredes de las casas, en
las zonas que hacían esquinas, lo que dio lugar a unos
curiosos tipos de protecciones enrejadas que todavía
pueden observarse en los barrios antiguos, y a la defensa
de las paredes encaladas con zócalos de pintura oscura,
que además disimulaban los garrapateos hechos con cis-
co por los niños ... , antecedentes de las pintadas actuales,
aunque con muy distinto contenido.
Cuando Vicente Narbona expone su «plan de mejoras»
para convertir Sevilla en «ciudad de invierno», entre las re-
comendaciones que hace, dice textualmente: «...respecto

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TOMO
I al libertinaje, vicio que tiene su origen en la falta de cul-
tura y civilización del pueblo, únicamente se corrige con
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

la obligatoria asistencia de los niños a las escuelas (.. .) Es


necesario evitar que en la vía pública se presencien es-
cándalos que ofendan a la ilustración de las gentes, tales
como la embriaguez callejera, y el desagradable aspecto
del sinnúmero de pilluelos y desarrapados que pueblan
NICOLÁS SALAS

las calles más céntricas y, sobre todo, hay que evitar a to-
do trance la burla a los extranjeros y a los ancianos, y el
espectáculo poco edificante de las pedreas» 119 :°
Pedro Alvarez Quintero, que esconde su parentesco
con los hermanos menores ya lanzados hacia la fama,
con el seudónimo de «Mateo Pico», escribe en un periódi-
co de finales del XIX sobre la Sevilla de los turistas, que
«los deja -dice- patitiesos de asombro y turulatos de
admiración ...» «Figuraos -añade- una gran ciudad con-
vertida en una inmensa tienda, exposición o bazar: por
todos lados no se acierta a ver más que escaparates reple-
tos de tablitas y panderetas pintadas, donde los Orbane-
jas regionales sacrifican sus pujos de caricaturistas o al vil
interés los tipos y costumbres de su tierra; de palillos
155 enormes; de guitarras disfrazadas en fuerza de moños y
colgajos; de navajas descomunales con leyendas y motes
que ponen pavor en el ánimo más esforzado y valeroso;
de trastos de lidiar y matar toros corregidos y aumentados
a veces, de suerte que hay banderillas que miden dos va-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ras; de sombreros muy anchos, chaquetas muy cortas,


peinetas que dejan tamañitas a la Giralda; de retratos de
bailaoras, cantaores, toreros célebres, gitanos, bandi-
dos ... En los teatros se representan o brillas tituladas ¡ Viva
tu mare/, ¡Olé mi niña/, ¡A-rsapilili/En las librerías se ex-
hiben y anuncian libros cuyas portadas rezan: El torero de
moda, La liga y la navaja ( novela psicológica), La políti-
ca internacional y los toros, etc., etc. Franceses impresio-
nables, graves ingleses, cachazudos tudescos, entran en
la ciudad con las manos vacías y salen de ella cargados a
más no poder, con todo ese bagaje etnográfico-pintores-
co-literario-indumentario, capaz de volver loco a cual-

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I quiera, y seguros de que se llevan los mejores y más sig-
nificativos datos para escribir sobre nuestras cosas con to-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

. . . 12()-0
d a ver d a d y ¡ust1c1a» .
En aquella Sevilla que también vivió Carlos Reyles,
asegura Pedro Alvarez Quintero: «Busca un café cantante,
una taberna de campanillas, una venta sonada y de es-
truendo. Allí las mujeres son barbianas, los hombres, bo-
NICOLÁS SALAS

rrachos; el agua, manzanilla; la gracia, desvergüenza;


insulto, la broma; la alegría, locura; allí el dinero corre y
se disipa que es una bendición, y encuentra la vida digno
y sabroso empleo; allí el pasado se borra y desvanece, el
presente es luminoso y deleitable, el porvenir de rosa»121 :°
Para atender a los visitantes, la ciudad contaba en
1900 con doce fondas, que eran las más lujosas y entre
las que se encontraba la Fonda de Madrid, el más antiguo
establecimiento de su clase, con doscientas habitaciones
y sala de baños, frecuentado por los personajes de mayor
rango, y la Fonda de Inglaterra, de Pedro Tudury. Cito es-
tos dos negocios, que dentro de la primera década ya se
denominaron Hotel Madrid y Hotel Inglaterra, porque el
primero ha sido hasta los años sesenta, el decano de la
156 hostelería sevillana, en el lugar donde ahora se levanta el
edificio de Galerías Preciados, en calle Méndez Núñez es-
quina a San Pablo y plaza de la Magdalena, y el segundo
ocupa hoy su puesto en el escalafón de antigüedad, con-
tinuando localizado en la plaza Nueva.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Además de las fondas había dieciséis casas de hués-


pedes y veintitrés mesones, paradores o posadas. Eran
célebres las casas de huéspedes La Central, de Rita Sivia-
ni, en la calle O'Donnell, y La Suiza, en calle Albareda. Y
aún más conocidos en el mundillo costumbrista los me-
sones de las Animas, del Lucero, del Soldado, de la Alfal-
fa ... y las posadas y paradores de la Encarnación, de San
Pablo, del Sol, del Patrocinio ... , algunos de ellos converti-
dos luego en corrales de vecinos y otros continuando
abiertos hasta pasado el medio siglo. En 1910 había au-
mentado el censo a trece fondas, ocho hoteles -ya titu-
lados así-, veintisiete casas de huéspedes y veinticuatro

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TOMO
I mesones, posadas o paradores. Alrededor de estos últimos
establecimientos se desarrollaba una vida curiosa, de remi-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

niscencia picaresca, con atractivo impacto popular 122:'°


La Sevilla meca del turismo de finales del siglo XIX y
principios del XX, apenas trazada en esta síntesis descrip-
tiva, es uno de los temas apasionantes que están aún por
estudiar.
NICOLÁS SALAS

157
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

87 Nicolás Salas, Andalucía: los siete círculos viciosos del subde-


sarrollo, o. c., pp. 111-142 y 181-194. Idem, Sevilla: complot del silen-
cio, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1974, pp. 229-237 y 283-292.
88 Antonio Miguel Bemal Rodríguez y Antonio García-Barquero
NICOLÁS SALAS

González, Introducción histórica: aproximación al modelo de la de-


cadencia sevillana (En «Tresestudios sobre Sevilla•), Sevilla, Cámara
Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Sevilla, 1974, pp. 11-
35. Antonio González Dorado, Sevilla: centralidad regional y orga-
nización interna de su espacio urbano, O.e. Banco de Bilbao, Renta
nacional de España (Series desde 1957).
89 Especial mención merecen las publicadas por la Diputación
Provincial de Sevilla, entre ellas las siguientes: Alfonso Lazo Díaz, La
desamortización eclesiástica en Sevilla, 1970; María José Alvarez
Pantoja, Aspectos económicos de la Sevillafernandina, 1970, dos to-
mos; León Carlos Alvarez Santaló, La población de Sevilla en el pri-
mer tercio del siglo XIX, 1974; Celestino Méndez Alvarez, La cultura
popular de Cannona, 1974; María Parias Sainz de Rozas, El mercado
de la tierra sevillana en el siglo XIX, 1989; Eduardo Camacho Rueda,
Propiedad y explotación agraria en el Aljarafe sevillano, 1984. Luis
158 Carlos Millán Jiménez, Causas del retraso industrial de la provincia
de Sevilla, inédito, 1982. Antonio Miguel Bemal, Antonio Callantes
de Terán y Antonio García-Barquero, Sevilla: de los gremios a la in-
dustrialización, 1978. José González Arteaga, Evolución de la pro-
piedad agraria en Puebla del Río, R.A.S.B.L., 1976. Angeles
González, Lucha obrera en Sevilla: conflictividad social 1900-1917,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Barcelona, L. Carbonell, 1988. José Manuel Macarro Vera, Los conflic-


tos sociales en la ciudad de Sevilla en los años 1918-1920, Ayunta-
miento de Córdoba, 1984.
90 Jacques Maurice, La refonna agraria en España en el siglo
XX (1900-1936), Madrid, Siglo XXI Ed., 1975, pp. 1-26. Manuel Tu-
ñón de Lara, o. c., pp. 299-454. Ramón Tamames, o. c., pp. 51-58.
Jordi Nada!, o. c., pp. 122-187. Nicolás Salas, Sevilla: complot del si-
lencio, o. c., pp. 145-225.
91 Archivo Municipal de Sevilla, Libro de Actas Capitulares de
1846 (Acta de la sesión del 25 de agosto de 1846, folio 222 vto. al
226 vto.) Nicolás Salas, Las Ferias de Sevilla, o. c., pp. 19-47, 153-183
y 241-247.

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TOMO
I 92 Jacques Maurice, o. c., pp. 87 y 156. Vicente Gómez Zarzue-
la, o. c., pp. 118 y 226-230. José Bisso, Provincia de Sevilla (En Cró-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

nica General de España), Madrid, Rubio, Grilo y Vitturi, 1869, pp.


18-19. Pascual Carrión, Los latifundios ..., o. c., pp. 215-229. Idem, Es-
tudios ..., o. c., pp. 95-218. Ramón Tamames, Estrnctura ..., o. c., pp.
29-40. Enrique Martínez y Ruiz de Azúa, Plan de obras de riego de
una zona de 95.000 hectáreas, con cuarenta por ciento de cultivo
intenso, en la región Inferior del Guadalquivir, Madrid, Servicio
NICOLÁS SALAS

Central de Trabajos Hidráulicos, 1907, pp. 79-83 y anejo número 19.


Edward Malefakis, o. c., pp. 53-85. Nicolás Salas, Joaquín Benjumea
Burín (1878-1963), Sevilla, Ed. Guadalquivir, 1990, pp. 68-76, 101-
102, 158-167.
93 Nicolás Salas, Sevilla: complot ..., o. c., pp. 215-225 (Incluye,
además, bibliografía básica sobre la siderurgia de El Pedroso). Jordi
Nada!, El fracaso ... , o. c., pp. 25-53 y 87-187. Ramón Tamames, Es-
trnctura ..., o. c., pp. 308-351. Idem, La lucha contra los monopo-
lios ..., o. c., pp. 221-228.
94 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1910, pp. 434 y 607. Sobre las
actividades económicas en general durante el período estudiado,
véase: Alfonso Braojos Garrido, María Parias Sainz de Rozas y Lean-
dro Alvarez Rey, o. c., tomo 1, pp. 55-134.
95 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 1-111y 106; 1905,
159 pp. !-LXXVII; 1910, pp. 665-769. Juan Infante-Galán, La Feria de
Abril, Boletín del Ayuntamiento de Sevilla, número 3, noviembre de
1973. Nicolás Salas, Las Ferias ...,o. c., pp. 25-26. Torcuato Pérez de
Guzmán, Los gitanos herreros de Sevilla, B.T.S. del Ayuntamiento de
Sevilla, 1982.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

96 Antonio González Dorado, o. c., pp. 268-274. Vicente Gómez


Zarzuela, o. c., 1900, pp. 1-111;1910, pp. 213 (Fábrica de loza de San
Juan de Aznalfarache), 223 (Breve historia de La Cartuja), 277 (Breve
historia de la Maestranza de Artillería y Pirotecnia Militar). Emilio Ca-
net y Juan Barrera, Sevilla artística e industrial, o. c., 1907 y 1908.
97 Antonio González Dorado, o. c., p. 276. Albert F. Calvert, o.
c., láminas 44-45. Karl Eugen Schmidt, o. c., p. 128. Vicente Gómez
Zarzuela, o. c., 1910, pp. 277-279. Emilio Canet y Juan Barrera, o. c.,
1907. José Luis Ortiz de Lanzagorta, Las cigarreras, Cosas de Sevilla,
número 17, 1981. Idem, Las cigarreras, Sevilla, J.Rodríguez Castillejo
Ed., 1988 (Selección bibliográfica, desde Miguel de Cervantes hasta
nuestros días). La muestra pictórica es muy amplia, desde los dibujos
de Gustavo Doret hasta las fotografías de John Laurent, pasando por

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TOMO
I la pintura de Gonzalo Bilbao (1915), entre los artistas españoles, y de
John Phillip (1860) entre los extranjeros. Enrique de la Vega Viguera,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

La Pirotecnia de Sevilla, Sevilla, Artes Gráficas Salesianas, 1981.


Idem, Sevilla y la Artillería, Ayuntamiento de Sevilla, 1974. Varios,
Sevilla y el tabaco, Catálogo de la Exposición del mismo título, abril
y mayo, 1984, Edición de Tabacalera, S.A., (Obra fundamental). En
enero de 1991, la empresa La Cruz del Campo, fue adquirida por la
multinacional británica Guinnes.
NICOLÁS SALAS

98 Nicolás Salas, Las Ferias ... o. c., pp. 25-35 (Selección biblio-
gráfica y hemerográfica sobre la Feria de Abril y las demás ferias y
mercados sevillanos). Serafín Adame y Muñoz, Glorias de Sevilla,
Carlos Santigosa Ed., 1849, pp. 89-101.
99 José Joaquín de Lesaca, Proyecto del Banco Agrícola de An-
dalucía, Sevilla, Imp. Calle de la Muela, 1849, pp. 6-7.
100 Nicolás Salas, Las Ferias ..., o. e, p. 36 (Documentación so-
bre el primer Banco de Sevilla, tema sobre el que en los años setenta
preparaba una monografía Luis Barrera). Varios, Memoria sobre la
crisis del Banco de Sevilla (Publicada por un grupo de socios), Tip.
«LaAndalucía•, 1868.
101 Servicio de Estudios del Banco de España, La Banca Española
en la Restauración, Madrid, 1974, tomo I (Política y finanzas), tomo II
160 (Datos para una Historia Económica), por Rafael Anés Alvarez, Diego Ma-
teo del Peral, Pedro Tedde de Lorca y Gabriel Tortella Casares, director del
grupo de estudios; edición y revisión a cargo de Pedro Schwartz. Tomo I,
pp. 28, 55, 95, 236, 263, 272, 330, 418 y 431. Tomo 11,pp.221-223.
102 Servicio de Estudios del Banco de España, o. c., tomo 1, pp.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

134 y 431; tomo 11, cuadro Dt. X-1. Vicente Gómez Zarzuela, o. c.,
1900, pp. 123-125 y 309-313; 1910, pp. 217-223, 596, 602-604. Alma-
naque «ElCorreo de Andalucía•, 1907, p. 49 (Ultimo anuncio del Ban-
co de Andalucía, establecido en la calle Rioja, número 18).
103 José María Huarte, Sobre /as falsificaciones de moneda espa-
ñola en el siglo XIX, Revista •Numisma•, números 84-89, 1967. Servi-
cio de Estudios del Banco de España, o. c., tomo 11,pp. 102 y 104.
104 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 308 y 312-313;
1910, pp. 608, 610-614. Antonio González Dorado, o. c., pp. 159-160.
Memorias de la Junta de Obras del Puerto y Ría del Guadalquivir.
105 Nicolás Salas, Las Ferias ..., o. c., pp. 22, 156-158, 160-163 y
241-247. José Muñoz San Román, La Feria Pascual del Barranco,

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TOMO
I ·ABC», 23 diciembre 1941; Idem, La, Feria de Pájaros de la Alfalfa,
·ABC», 24 febrero 1943. Santiago Montoto, La Feria del Jueves y la
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Alameda, ·ABC·, 24 mayo y 12 junio, 1964.


106 Luis Moliní Ulibarri, Proyecto de las obras de mejora del Puerto
de Sevüla, de la Rú:ldel Guadalquivir y de su deseml:xxadura. Sevilla,
pp. 8-19. Antonio González Dorado, o. c., pp. 91-110.
Imp. Gironés, 15X)3,
107 Junta de Obras de la Ría del Guadalquivir y Puerto de Sevi-
NICOLÁS SALAS

lla, Memoria(. . .) durante el año económico de 1898 a 1899, Sevilla,


Imp. Gironés, 1900, pp. 6-18. Idem, Memoria ... durante el primer se-
mestre del año económico de 1899-1900 y los años solares y econó-
micos de 1900 y 1901, Sevilla, Imp. Gironés, 1902, pp. 5-31.
Dirección General de Caminos, Canales y Puertos, Reconocimiento
del río Guadalquivir entre Córdoba y Sevilla, Madrid, 1847, pp. 5-19
y 95-107. Junta General de Estadística, Reconocimiento Hidrológico
del Valle del Guadalquivir, Madrid, 1864, pp. 55-60. Carlos Mendoza,
Canalización y aprovechamiento de energía del río Guadalquivir,
Madrid, 1920, pp. 5-17 y 38-70. Reglamento de la Compañía de Nave-
gación del Guadalquivir (20 octubre 1841), Sevilla, Imp. de la Calle
Sierpes, 1841. Reflexiones( ...) sobre la Compañía de Navegación del
Guadalquivir, Madrid, Imp. Ibarra, 1820. Nicolás M. Sancho, Memo-
ria histórica de la Extinguida (. ..) Cía de Navegación del Guadal-
quivir y Canal Fernandino, Imp. Lib. Española y Extranjera de
Sevilla, 1858, pp. 3-6 y 149-160. Luis María Moliní, José de Montes
161 Sierra y Juan Antonio Femández de la Ríva, Informes sobre la Junta
de Obras del Puerto, Sevilla, Tip. Gironés, 1897. Junta de Obras del
Puerto, La corta de Tablada, Sevilla, Tip. Gironés, 1907. Memoria del
I Centenario de la ].O.P., Sevilla, Imp. Padura, 1974, pp. 8 y 30. Ca-
nuto Carroza, Proyecto para mejorar la navegación del río Guadal-
quivir en su región marítima, Madrid, 1859. Junta del Puerto,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Historia gráfica del Puerto de Sevilla, Sevilla, Equipo 28, 1989.


108 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1870, pp. 68, 305-308; 1900,
pp. 65, 307-313; 1910, pp. 148, 608-613.
109 Junta de Obras del Puerto, Memoria 1900-1901, o. c., pp.
22-33. Nicolás Salas, Andalucía ..., O.e .. Idem, Sevilla ..., O.e. Antonio
González Dorado, o. c.,pp. 159 y 172.
110 Junta de Obras del Puerto, Memorias ... (1965-1975), p. 4.
111 Junta de Obras del Puerto, Memoria 1900-1901, anejos.
112 Antonio Ponz, Viage de España, Madrid, 1784 (Reimpresión
en facsímil de Ed. Atlas, Madrid, 1972), tomo VIII, pp. 220-242; tomo
IX (1786 y 1972), dedicado íntegramente a Sevilla.

A437101439
TOMO
I 113 José Blanco White, Cartas de España, Madrid, Alianza Ed.,
1972 (publicadas por primera vez en castellano desde su edición in-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

glesa de 1822), pp. 125-252 y 203-329.


114 Richard Ford, Las cosas de España, Madrid, Ed., Tumer,
1974, pp. 1-3 (las alusiones a Sevilla son muy diversas; por ejemplo,
en pp. 233, 241-244, 253 y 277). George Borrow, La Biblia en Espa-
ña, Madrid, Alianza Ed., 1970, pp. 191-197 y 520-554. Teófilo Gau-
NICOLÁS SALAS

tier, Un viaje por España, Valencia Sempere y Cía., E., s/a, pp.
184-193. Antonio de Latour, Viaje por Andalucía, Valencia, Ed. Cas-
talia, 1954, pp. 39-126. Luis de Teste, Viaje por España, Valencia, Ed.
Castalia, 1959, pp. 132-152. José Muñoz San Román, Sevilla en la lite-
ratura extranjera, Sevilla, Imp. Provincial, 1941 (Referencia, aunque
sin concretar datos documentales, de algunos escritores, entre ellos:
Gertrudis Gómez de Avellaneda, Edmundo de Amicis, Alejandro Du-
mas (padre), lord Byron y Washington Irving). Charles Davillier, Un
viaje por España, 1862 (Reedición de los capítulos dedicados a Sevi-
lla y Córdoba, con ilustraciones de Gustavo Doré, por el Colegio Ofi-
cial de Aparejadores y Arquitéctos Técnicos de Sevilla, en 1975), pp.
51-120. Jaime Ferreiro Alemparte, España en Rilke, Madrid, Taurus,
1966, pp. 127-133. Charles Davillier, Viaje por España, ilustraciones
de Gustavo Doré, Madrid, Ed. Castilla, 1957, pp. 357-437. José Albe-
rich, Del Támesis al Guadalquivir, (Antología de viajeros ingleses en
la Sevilla del siglo XIX), Universidad de Sevilla, 1976. José García
162 Mercada!, Antología-Selección de viajes por España, Madrid, Alianza
Ed. 1972. Richard Ford, Manual para viajeros por Andalucía y lecto-
res en casa (Sevilla), Madrid, Ed. Tumer, 1981. Varios, La imagen de
Andalucía en los viajeros románticos (Textos e imágenes), Ronda,
Universidad Internacional Menéndez Pelayo, 1984. Francisco Mora-
les Padrón, La imagen de España y Sevilla en los viajeros del siglo
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

XIX (Separata del Bulletin de L'Institut Historique Belge de Rome,


1974. Manuel Berna! Rodríguez, La Andalucía de los libros de viajes
del siglo XIX (Antología), Sevilla, Biblioteca Cultural Andaluza, nú-
mero 43, 1985.
ns Serafín Estébanez Calderón «ElSolitario,, Escenas Andaluzas
(Costumbristas españoles), Madrid, Ed. Aguilar, 1964 (2ª Edición), to-
mo 1, pp. 790-898.
116 José María Gutiérrez de Alba y José Martín y Santiago, El
pueblo andaluz, Madrid, Imp. Gaspar, s/a. (Incluye trabajos de Fer-
nán Caballero, Zorrilla, Eduardo Asquerino, Enrique de Cisneros y
otros). F. Hernández Gribal, Bandidos célebres españoles, en la histo-
ria y en la leyenda, Madrid, Ed. Lira, 1968, tomo I y 1973, tomo 11.

A437101439
TOMO
I Constando Bemaldo de Quirós y Luis Ardila, El bandolerismo anda-
luz, Madrid, Ed.Tumer, 1973, pp. 145-262.Julián Zugasti, El bandole-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

rismo andaluz, Madrid, Espasa Calpe, 1934. José María de Mena,


Historia verdadera y real de la vida y hechos notables de Juan Caba-
llero, Madrid, Ed. Tumer, 1977. Constando Bernaldo de Quirós, La
Picota. Figuras delincuentes, Madrid, Ed. Turner, 1975. Comandante
García Casero, Caciques y ladrones, Madrid, Ed. Turner, 1979. Geor-
ge Borrow, Los zincalis, Madrid, Ed. Turner, 1979.
NICOLÁS SALAS

117 Carlos Reyles, El embrujo de Sevilla, Buenos Aires, Ed. Espa-


sa Calpe, 1953 (5ª Edición).
118Juan Francisco Muñoz y Pabón, La Millona (1902), Madrid,
Ed. Apostolado de la Prensa, 1956, pp. 94-95 (Obras completas en la
misma editorial y año).
119 Vicente NarbonaJiménez, o. c., pp. 22-23 y 57-58.
120 «Mateo Pico-, Sevillas convencionales, Periódico ·El Orden•,
23 septiembre 1896.
121 Pedro Alvarez Quintero, Huerto ignorado, Madrid, Ed. Agui-
lar, 1934, pp. 91 y 99-102. Emilio Canet y Juan Barrera, Sevilla Artísti-
ca e Industrial, o. c., 1907, p. 37 (Urinario público).
122 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 122, XXIII, XXVIIy
163 XXXII; 1910, pp. 213, 713, 722 y 736.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I
El sevillano es frío. «Fino y frío» los califica Unamuno.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Y quizá también Sevilla o, mejor dicho, las representacio-


nes oficiales de Sevilla hagan a la ciudad un poco ma-
drastra de sus hijos (. ..) (Algunos) triunfaron en Madrid y
allí quedaron. A Sevilla vienen sólo en plan de turistas.
Les interesa sólo la fiesta y lo excepcional; no el dolor, la
NICOLÁS SALAS

paz, lo íntimo y consuetudinario. ¿Sienten, acaso, como


Pereda o como don Marcelino, el tirón ineludible de su
tierra?».
Joaquín Romero Murube, «Discurso de la Mentira»,
1943 (En «Verso y Prosa»), Ayuntamiento de Sevilla, 1971,
pp. 187-189.

164

La estación ferroviaria de Plaza de Armas, antiguo


Campo de Martes, fue inaugurada el 18 de marzo de
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

1901, poco antes de la Semana Santa del citado año. Co-


nocida popularmente como Estación de Córdoba, fue
clausurada el 29 de septiembre de 1990, con la salida del
expreso de Madrid «Estrella Giralda». Durante casi noven-
ta años, fue escenario de acontecimientos trascendentes
de la historia local. La fotografía, de autor anónimo, es
posterior a 1905, pues la cubierta central tiene ya la mar-
quesina frontal de cristal colocada en 1906. (Antonio
González Dorado, Sevilla, centralidad regional. .. , Ban-
co Urquijo de Sevilla, 1975, pp. 120-136. Alberto Villar
Movellán, Arquitectura del regionalismo ... , Diputa-
ción Provincial de Sevilla, 1979, pp. 31-33) ..

A437101439
I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

165
TOMO
NICOLÁS SALAS

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

s. PANO RAMA DE LA VIDA


ADMINISTRATIVA
NICOLÁS SALAS

Récorddel siglo: doce alcaldesen una década


y tres en un solo año. Cuarentay seis conceja-
les elegidos por el pueblo.Treinta y cuatro al-
caldes de Barrios. Reflejo de la Capitanía
Generalde Andalucíaen la vida local. Nómina
de profesores ilustres.Arzobispadoy división
parroquial. Polémicas en el Ayuntamiento y
denuncia del caciquismo.Muerte del cardenal
Spínolay nombramientode Almaraz.

La vida política sevillana era fiel reflejo de la etapa con-


fusa que vivía el país, falto de criterio de continuidad, que
167 influía en el mal gobierno municipal. Entre 1900 y 1910 la
ciudad conoce doce alcaldes, batiendo el récord del siglo,
pues la década que más se le acerca (1931-1940) sólo llegó
a diez. También durante 1900 se iguala la marca de 1931,
con tres alcaldes en un solo año: Joaquín de Haro, el 1 de
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

julio; Vicente Chiralt, el 4 de noviembre, y Antonio Halcón,


el 27 de diciembre, que duraria hasta 1913, estableciendo
.
un tiempo de permanencia. me
. ~d'1to hasta entonces 123'9
.
La administración local la presidía a comienzo de siglo
Femando de Checa Sánchez, que tenía a su cargo una Cor-
poración de cuarenta y seis concejales, todos electos, dividi-
dos en diez tenientes de alcaldes y treinta y cinco
corregidores. El mismo alcalde procedía del sufragio ciuda-
dano y los cuarenta y seis representantes del pueblo eran
elegidos en cada uno de los diez distritos, según un número
determinado en relación con el censo de habitantes. Así, los
distritos tercero al octavo designaban cuatro concejales cada

A437101439
TOMO
I
uno; los distritos primero, segundo y noveno, cinco; y el distrito
décimo, siete. Los diez distritos se dividían en treinta y cuatro
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

circunscripciones que estaban a cargo de los Alcaldesde Barrios.


Entre los concejales de aquel primer Ayuntamiento del siglo XX
haoia nombres que habrían de ser muy tenidos en cuenta en los
años venidera;, como Vicente Chiralt,CarlosCañal, RafaelIsems,
Alfredo Heraso, Pedro Fernández Palados, Agustín Vázquez Ar-
NICOLÁS SALAS

mero, CalixtoPaz,José MariaTubino, EmilioUach...


En la Diputación Provincial ocupaba la poltrona princi-
pal el marqués de Esquibel y la Corporación la formaban,
además del vicepresidente y dos secretarios, ocho diputa-
dos por la capital, cinco por la zona Cazalla-Sanlúcar, cuatro
por cada una de las zonas Utrera-Marchena, Osuna-Morón y
Carmona-Lora, y tres por la zona Ecija-Estepa.
El Gobierno Civil de la provincia lo ocupaba Enrique de
Leguina, barón de la Vega de Hoz. El régimen administrati-
vo era lógicamente el heredado del siglo XIX, con sus leyes
Municipal de 1831 y Departamental de 1833, que reconocie-
ron el carácter electivo de los miembros de las Corporacio-
nes locales colegiadas; el decreto de 1848 y la ley de 1882,
168 que ampliaron tal carácter representativo a los alcaldes, aun-
que sin modificar su dependencia como «delegado del Go-
bierno» y un conjunto de normas complementarias que
mantuvieron su influencia decimonónica hasta el Estatuto
Municipal de 1924. Después de la estructura burocrática ju-
dicial, con la Audiencia Territorial y su enorme influencia,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

estaban los Departamentos de Fomento y de Hacienda, que


tenían a su cargo las funciones más dinámicas e influyentes
en la vida económica de la provincia. En la política local se
reflejaban las consecuencias del nuevo orden impuesto por
la Restauración (1875-1898), que a su vez mantenía influen-
cias del llamado «Sexenio»(1868-1874). El despertar de las
conciencias que se produce por efectos de la crisis del no-
venta y ocho, tendría reflejo en la política con carácter se-
cundario, es decir, como dependencia del poder político y
económico dimanante de Madrid. Los prohombres políticos
de esta etapa fueron los hermanos Ybarra González, Eduar-
do y Tomás; el primero fue el jefe del Partido Conseivador,

A437101439
TOMO
I desde 1891 -sustituyendo a Federico Sánchez Bedoya-
hasta su muerte, en 1911, siendo entonces sustituido por To-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

más. Otra de las figuras de la época, fue Pedro Rcxlriguez de


la Borbolla, jefe del Partido liberal de Sevilla desde 1905, efí-
mero ministro -<lurante dos días-- de Instrucción Pública
en el Gobierno Moret (1906). En 1906, en la madrugada del
10 de julio, ardió el ex convento de San Pablo, quedando
NICOLÁS SALAS

destruido en su mayor parte y desapareciendo su valioso ar-


tesonado. En este edificio terúan sus sedes el Gobierno Civil,
la Diputación Provincial y la Delegación de Hacienda, que
tuvieron que ser trasladados 124:°
El sector militar, con la Capitarúa General de Sevilla y
Granada del Segundo Cuerpo del Ejército radicaba en nues-
tra ciudad, en la plaza de la Gavidia, y tenía triple repercu-
sión en la zona: industrial, como ya comentamos en el
apartado dedicado a la vida económica, por la existencia de
grandes factorías; humana y social, por el movimiento de
tropas y la residencia de acuartelamientos, y mercantil por
las necesidades de abastecimiento del personal militar. La
Capitanía General terúa jurisdicción sobre las provincias de
Córdoba, Sevilla, Huelva, Cádiz, Jaén, Granada, Málaga y
169 Almería, al mando de un teniente general con el título de
Capitán General de Andalucía. En Sevilla estaban los cuarte-
les de San Hermenegildo, de la Gavidia, del Carmen, de los
Terceros, de Carabineros, de la Puerta de la Carne, de las
Milicias, de Artillería, de la Cava, que entonces lo ocupaba la
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Guardia Civil, así como otros para idéntico destino. Otros


edificios militares estaban en la calle Jesús, para la Coman-
dancia General; en la calle Mañara, para el Estado Mayor; el
Hospital Militar, el Polvorín de Torreblanca, el edificio de
Santo Tomás, para el Gobierno Militar, la Maestranza de Ar-
tillería y otros. La guarnición estaba formada por el II Depó-
sito de Reserva, Primer Regimiento Montado de Artilleria,
Regimiento de Caballeria de Alfonso XII, Reserva de Caba-
lleria, Tercer Regimiento de Zapadores-Minadores, Regi-
miento de Infanteria Granada número 34 y Regimiento de
Infantería Soria número 9. Además estaban las unidades
de Ingenieros, Intendencia, Sanidad, Cuarto Tercio de la

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TOMO
I
Guardia Civil y Carabineros. La Comandancia de Marina
tenía jurisdicción sobre toda la provincia marítima de Se-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

villa, con categoría de primera clase. Sobre la vinculación


artillera a nuestra ciudad, existe un documento básico es-
crito por el coronel Enrique de la Vega Viguera, que reco-
ge asimismo aspectos diversos de la vida local durante el
pasado siglo y parte del presente. Del mismo autor es el
NICOLÁS SALAS

historial de la Capitanía General de Sevilla 125-V


El Distrito Universitario comprendía las provincias de Ba-
dajoz, Cádiz, Córdoba, Huelva, Sevilla y las Islas Canarias. En
la vieja Universidad que hasta los años sesenta hemos cono-
cido en el centro de la ciudad, ocupaba el decanato de la Fa-
cultad de Derecho, Manuel Laraña y Ramírez, que había sido
rector desde 1900 hasta 1904, cuyo nombre sustituiría al anti-
guo de Universidad en la calle donde estaba establecida 126~
En el claustro de profesores estaban, entre otras figuras inte-
lectuales, José Mateos Gago, Federico de Castro, Antonio Co-
·uantes y Martínez, Joaquín Hazaña y la Rúa, Federico
Relimpio, Francisco y Mauricio Domínguez Adame, Francis-
co Laborde, Javier Lasso de la Vega, Enrique Tello, Ramón de
la Sota, Gabriel Lupiañez, es decir, hombres de talla excep-
170
cional que dieron extraordinario prestigio a la institución uni-
versitaria. Y en la &cuela de Bellas Artes, enseñaban Claudia
Boutelou, José Gestoso, José Jiménez Aranda, Fernando Tira-
do, VirgilioMattoni... En la &cuela de Comercio, Joaquín Gui-
chot y Parody explicaba dibujo geométrico, José Roca y Ponsa
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

tenía a su cargo la asignatura de teología dogmática; Juan Fran-


cisco Muñoz y Pabón, la de sagradas escrituras; Bartolomé Ro-
mero y Gago, la de derecho romano ...
Punto y aparte merece el Instituto de San Isidoro, fun-
dado por Alberto Lista, verdadera institución docente por
la que pasaron hombres que luego destacarían en la vida
local y nacional como, por ejemplo, Rafael y Joaquín
Benjumea Burín, primeros condes de Guadalhorce y
Benjumea, respectivamente. El primero de ellos fue mi-
nistro de Fomento con Primo de Rivera y hombre clave
de la gran transformación de las insfraestructuras básicas
del país, y el segundo fue ministro del general Franco,

A437101439
TOMO
I ocupando las carteras de Agricultura y Trabajo (1939-
1941) y de Hacienda (1941-1951), para ser luego gober-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

nador del Banco de EsP:aña desde 1951 hasta 1963, año


en que murió en Sevilla 27 ~
El Arzobispado de Sevilla tenía en 1900 jurisdicción
en las provincias de Cádiz, Córdoba, Málaga, Sevilla y
Huelva, con un total de veintitrés archiprestazgos y
NICOLÁS SALAS

doscientas ochenta y seis parroquias. La ciudad y sus


arrabales estaba dividida en veintinueve parroquias de
término y dos auxiliares, además del coadjutorio de
San Benito. Había siete iglesias de conventos, y siete
casas de religiosas.
En el conjunto de circunstancias de la vida ciudadana de la
primera década del siglo XX y años finales del XIX, destacan
los siguientes aspectos: La vida municipal se caracterizó, como
apuntamos al principio, por la movilidad en la alcaldía y las
polémicas sobre la aplicación de las Ordenanzas Municipales
aprobadas en 1898 y publicadas en febrero de 1900; por la dis-
cusión sobre los presupuestos, que de 4.018.192 pesetas en
1898 había pasado a 4.278.264 en 1902, y cuya partida princi-
pal -la número 9, titulada de «cargas,- era la causante de las
171 controversias entre los capitulares, y también por las denuncias
públicas de al~-95-, concejales sobre los estragos que causaba
el caciquismo...128l5ara el Ejército, la situación en Marruecos,
sobre todo después de la agresión de 1909, era motivo de
preocupación, que recordaba los ya lejanos tiempos de cam-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

paña bélica del siglo XIX, cuando Sevillavivió intensamente la


guerra africana129:'Yen la vida eclesiásticase prcx:iuceel falleci-
miento del cardenal Marcelo Spmola y Maestre, en 1906; el
nombramiento de Salvador Castellote y Pinazo para sustituirle,
que muere antes de tomar posesión de la sil/,ahispalense, y la
posterior designación de Enrique Almaraz Santos, que seria el
arzobispo número 115y el cardenal treinta y uno, cuyo pontifi-
cado sevillano duró catorce años.
La muerte de Don Marcelo, como era popularmente
conocido el arzobispo, por las circunstancias excepciona-
les de su vida, entra de lleno en la panorámica espiritual
sevillana, que contemplamos en el siguiente capítulo 13°'.°

A437101439
TOMO
I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

123 Ver apéndice IV.


124 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 91, 112-118, 220-
224, 345-358 y 361-362. Eduardo García Enterria, La Administración
española, Madrid, Alianza Ed., 1972, pp. 69-73. Alfonso Braojos Ga-
NICOLÁS SALAS

rrido, María Parias Sainz de Rozas y Leandro Alvarez Rey, Sevilla en


el siglo XX, Historia de Sevilla de la Universidad de Sevilla, Colección
de Bolsillo, número 102, tomo I, pp. 134-154 (Obra de síntesis funda-
mental). Javier Tusell, Oligarquía y caciquismo en Andalucía (1890-
1923), Barcelona, Ed. Planeta, 1976. Eduardo Ybarra Hidalgo,
Noticias sevillanas de cuatro hermanos, Sevilla, editado por Ybarra y
Cía., 1985, pp. 97-112. Marcial Marín, /barra, Sevilla, Tip. Comercial,
1916. Idem, Borbolla, Sevilla, Imp. Rev. de los Tribunales, 1916. Vi-
cente Vega, Diccionario ilustrado de efemérides, Barcelona, Ed. Gus-
tavo Gili, 1968, tomo I, p. 780.
125 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 150-151 y 327-334.
Enrique de la Vega Vigueras, Sevilla y la Artillería (Historia del Regi-
miento de Artillería 14), Sevilla. Imp. Municipal, 1974, pp. 177-179.
Idem, La Capitanía General de Sevilla, Sevilla, Artes Gráficas Salesia-
nas, 1984, pp. 13-15 y 142. (Ver apéndices).
172 126 Santiago Montoto, Las calles de Sevilla, Sevilla, Imp. Hispa-
nia, 1940, p. 282 (La actual calle Laraña se llamó de la Compañía en
la antigüedad. Estando ya instalada la Universidad en el antiguo con-
vento de los Jesuitas, se le dio a la calle, en 1845, el nombre de la
Universidad. Por último, el 13 de febrero de 1903, se acordó en lla-
marla de Laraña). José Laguillo Bonilla, El ensanche de la calle Lara-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ña, «ABC»,12 enero 1950.


127 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 104, 127-130 y 277-
288. Nicolás Salas, Joaquín Benjumea Burín, o. c., pp. 35-50. Car-
men Martín Gaite, El conde de Guadalhorce, Madrid, Ed. Turner,
1983. Hans Juretschke, Vida, Obra y Pensamiento de Alberto Lista,
Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951.
128 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 102, 146-148, 176-
183 y 313-317. Ayuntamiento de Sevilla, Ordenanzas Municipales,
Tip., La Andaluza, 1900. Idem, Presupuesto ordinario para el año
económico de 1897-1898, Sevilla, Imp. G. Alvarez y Cía., 1897.
Idem, Presupuesto ordinario para el año económico de 1902, Sevi-
lla, Tip. Rev. de los Tribunales, 1902. Luis Pérez y Nieto, Conculca-

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TOMO
I ción e infracción de la Ley Municipal vigente (Casiquismo: sus alar-
des ... El Municipio por dentro), Sevilla, Artes Gráficas, 1911.José J.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Ayala, Apuntes (Estudio de los servicios públicos que convendría mu-


nicipalizar en Sevilla), Sevilla, Imp. del Hospicio Provincial, 1910.
Carlos Cañal, Trabajos municipales (proyectos, mociones, discur-
sos.. .), Sevilla, Imp. F. Díaz, 1901.
\
129 Manuel Cha~es Rey, Sevilla en la guerra de AJiVa (1859-
NICOLÁS SALAS

1860), Sevilla, Im. EHmparcial, 1910 (Reedición en Ed. Guadalmena,


1990). Varios, Manual e itinerario para los visitantes del cementerio
de San Femando, Sevilla, 1990, p. 15. José María de Mena, Arte y cu-
riosidades en el cementerio de Sevilla, Sevilla, J. R. Castillejo, 1987, p.
20. Enrique de la Vega Vigueras, Llegada de los restos de Colón a Se-
villa y otros recuerdos, Sevilla, 1985.
13° Carlos Ros, Los arzobispos de Sevilla, Granada, Ed. Anel,
1986, pp. 268-273 y 276-278.

173
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I
»...en el arranque de 1909, Tarín se derrumba, y sin
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

duda, contribuye mucho a su caída el dolor que le causa


contemplar que por toda Andalucía crece una espiral de
odio político. «Hubo sangre y también incendios en cam-
pos y cortijos ( ...)», lo que producía al santo misionero
amargura de alma y decaimiento de cuerpo( ...) También
NICOLÁS SALAS

Sevilla capital sufre el deterioro cívico que aqueja al cam-


po andaluz, y Tarín lo acusa: «Aquí estoy, enclavado en
este maremágnum de Sevilla, con el desenfreno reinante,
el abatimiento de los buenos, el cansancio de los que pe-
lean ...»
José Maria Javierre, «El León de Cristo», Madrid,
BAC, 1980, pp. 350-352.

174
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Francisco Tarín Arnau (Godelleta, Valencia, 17 octu-


bre 1847-Sevilla, 12 diciembre 1910), misionero de la
Compañía de Jesús, venerable, fue «el ángel bueno de Se-
villa» y el pueblo sevillano le canonizó en vida, como pre-
dijo el cardenal Marcelo Spínola, hoy beato. Tarín,
Spínola, Sor Angela de la Cruz, contemporáneos, figuras
claves de la Iglesia sevillana y unidos en el santoral.

A437101439
I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

175
TOMO
NICOLÁS SALAS

A437101439
TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

6. SEVILLA, ESPIRITU DE
CONTRADICCION
NICOLÁS SALAS

La ciudad que no supo comprender a Sor


Angela de la Cruz, a Madre Teresa, al Pa-
dre Tarín, al arzobispo Spínola ... Corona-
ción canónica de la Virgen de los Reyes y
aprobación del Instituto de las Hermanas
de la Cruz. Cofradías del 900. Procesiones
todo el año. 1898: estreno de la marcha
«Virgen del Valle». Un juicio de Elías de
Tejada sobre la religiosidad de la Semana
Santa de Andalucía. De González de León
y Bermejo a Sánchez del Arco. Los Reyes,
hermanos de la Macarena y de las Ciga-
rreras. Ultima voluntad de la Infanta: San
Telmo, seminario. Verdad o muerte, con-
177 signa de Spínola al fundador de « El Correo
de Andalucía».

Por las sucias calles sevillanas de finales del siglo XIX,


EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

malolientes, adoquinadas algunas, mal empedradas la


mayoría, para martirio de los viajeros de carruajes y de
los vecinos; terrizas las más, polvorientas en verano y en-
fangadas en invierno, se entrecruzan en el ajetreo diario
hombres y mujeres de todas las condiciones: pilluelos
que «tiran piedras a los extranjeros y los ancianos», obre-
ros de las corcheras y fundiciones, peones del campo cer-
cano con una peseta de jornal, touristes, simpáticas
cigarreras, mujeres que van o vienen de los almacenes
de aceitunas, de las fábricas de sombreros y de fósforos,
los vendedores que pregonan sus mercancías... Es una
apretada síntesis de la Sevilla de Sor Angela de la Cruz,

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TOMO
I del Padre Tarín, del arzobispo Spínola, de madre Teresa
de Jesús ... ¿Podrían imaginarse los sevillanos de entonces
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

que aquellos nombres para ellos tan familiares, motivos


de controversias para algunos y de admiráción para
otros, estarían años después entre los once procesos de
beatificación que tenía pendient~ la Diócesis de Sevilla
en Roma en los años sesenta? 131. Es presumible que no.
NICOLÁS SALAS

Ninguno de los cuatro gozó de la plena alegría de saber-


se comprendido por sus contemporáneos; todos tuvieron
su camino de espinas en la tierra ... De Spínola, sin duda
el más discutido públicamente, ha escrito Gil Delgado
que «tuvo que gastar su vida en arrancar, destruir, edifi-
car y plantar, y que por eso hubo de cosechar simultá-
neamente el aplauso, la desaprobación, el cariño, la
queja .....132'.°Don Marce/o de Sevilla, Madre de los pobres y
el Padre Tarín (León de Cristo), han tenido en José María
Javierre el biógrafo apasionado que estudiaría con excep-
cional cariño sus vidas ejemplares y las ofrecería a los se-
villanos de hoy como testimonios para seguir a Cristo en
su camino hacia la Cruz. También la vida de sacrificios
de Madre Teresa, cofundadora de la Orden de las Escla-
178 vas Concepcionistas del Divino Corazón, se refleja con
abundantes referencias en las obras citadas de José María
Javierre 133'.°Del Padre Tarín, valenciano de nacimiento y
sevillano de adopción, escribieron también el Padre Aya-
la una espléndida biografía, José Sebastián y Bandarán,
Antonio Puerto Reina y Alberto Risco, S.J134'.°
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Spínola, que había regresado a Sevilla el 13 de febrero de


1896, como arzobispo, murió el 19 de enero de 1906, un mes
después de habérsele concedido el cardenalato, tan tardía-
mente que el capelo se quedó para siempre en Roma. Madre
Teresa le siguió dos años después, el 2 de junio de 1908, y el
Padre Tarín el 12 de diciembre de 1910. Sor Angela de la
Cruz sobreviviría hasta el 2 de marzo de 1932, muriendo en
su convento de la calle Alcázares. Sevilla, en un lustro, había
perdido a dos santos, según la voz del pueblo 135'.°
En 1904, el año del jubileo de la definición del Dogma
de la Inmaculada, Sevilla vivió una jornada fervorosa con

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TOMO
I
la coronación canónica de la Virgen de los Reyes, imagen
por la que, como siempre reafirmara José Sebastián y
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Bandarán, el pueblo sintió especial devoción desde los


tiempos de la Reconquista, en 1248. Sin embargo, el Pa-
tronato Principal de la Virgen de los Reyes sobre Sevilla y
su Archidiócesis Hispalense fue concedido en tiempos
muy recientes, el 15 de agosto de 1946 por el Papa Pío
NICOLÁS SALAS

XII. Con anterioridad, la devoción popular había adopta-


do como patronas de Sevilla a las Santas Justa y Rufina,
vírgenes y mártires 136~} el lugar que la tradición señala
como de su encarcelamiento, en los sótanos de la Iglesia
de la Santísima Trinidad, fue abierto al público en lo~ri-
meros años setenta y transformado en oratorio 137._ En
1649 el Cabildo Municipal aclamó Patrona a la Virgen de
la Hiniesta, y en 1868 fue designado Patrono San Isidoro,
arzobispo de Sevilla, muerto el año 636, después de casi
cuarenta años de episcopado. San Martín de León dijo de
él que «floreció en sabiduría y santidad y fue para el mun-
do espejo de todos los bienes»138".°
Entre los hechos coincidentes con el pontificado del
arzobispo Spínola, hay dos que han tenido trascendencia
179
en la vida sevillana y que aún hoy podrían tener especial
significado. El primero en el tiempo, la muerte de la In-
fanta María Luisa Fernanda de Borbón, en 1897, y la dis-
posición testamentaria relativa al palacio de San Telmo,
que Romero Gago recoge textualmente así: «...por la que,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

con regia munificencia, cedía la Señora su Palacio de San


Telmo, para que en él, para que en él -subraya el au-
tor-, se instalase digna y decorosamente el Seminario de
la Archidiócesis, la nueva Universidad Pontificia. Por eso,
señores -y necesito decirlo para justificar públicamente
en este punto la conducta de mi amado Señor-, por eso
y por agradecimiento, y por fidelidad(. ..) el señor Spíno-
la, arrostrando quizá en esta parte algún tanto de impo-
pularidad, pero meritoria y gloriosísima, se negó siempre
a pactar cosa alguna que se separase en un ápice de la
expresa y terminante voluntad de la augusta finad~ y de-
claró a su Seminario de San Telmo ... intangibteP 9 .

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TOMO
I El otro hecho histórico fue la fundación de «El Correo
de Andalucía», que salió por primera vez el día 1 de fe-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

brero de 1899, fruto del esfuerzo colectivo de un grupo


de entusiastas de la idea de Don Marcelo: Roca y Ponsa,
Tarín, Sánchez Arráiz, Abín ... El arzobispo fundador, el
hombre que va camino de la canonización, «traza una
consigna clara al nuevo director: «Ni un solo trabajo, ni
NICOLÁS SALAS

una línea, ni una letra de la nueva publicación deje de


encaminarse a la defensa de la verdad y la justicia. Antes
de faltar a esas normas, que El Correo muera» 140~.
(Como reseñaremos en la crónica correspondiente a
la década de los años ochenta, la intangibilidad impues-
ta por el cardenal Spínola al uso del Palacio de San Tel-
mo, fue quebrada por la Iglesia sevillana, con el visto
bueno de Roma. San Telmo fue vendido por el Arzobis-
pado a la Junta de Andalucía, no sin polémica, aunque
con sordina y silencios significativos. En lo que respecta
al «periódico católico», ya en la década de los años sesen-
ta cambió su título confesional, de la primera página al
interior, como un primer paso para eliminarlo definitiva-
mente. Poco después «El Correo de Andalucía» dejó de
180 pertenecer a la Mitra.)
La ciudad tiene, además de las procesiones de Sema-
na Santa, otras que gozan de tradición fervorosa, que
prolongan los desfiles callejeros, limitados generalmente
al área parroquial, durante casi todo el año. En mayo sa-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

len Nuestra Señora de la Salud, de San Isidoro; la Pastora,


de Capuchinos, y Nuestra Señora de Valvanera, de San
Benito de la Calzada. En junio, la procesión del Corpus,
de la Catedral, que en la «tierra de la Eucaristía y de la In-
maculada» es la «fiesta de las fiestas»141~n julio, sale de la
Iglesia de Santa Catalina la procesión de Nuestra Señora
del Carmen. En agosto, la Virgen de los Reyes, fecha en
que se desplazan desde toda la comarca centenares de
peregrinos. También en agosto recorre el barrio de Santa
Marina la Divina Pastora. En septiembre, Nuestra Señora
de las Aguas, del Salvador. En octubre, Nuestra Señora
del Rosario, de Santa Catalina, y Nuestra Señora del Pilar,

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TOMO
I de San Pedro. Y en noviembre tres procesiones: la de
Nuestra Señora de Todos los Santos, de Omnium Sancto-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

rum; la de Nuestra Señora del Rosario, de San Vicente, y


la de Nuestra Señora del Amparo, de la Magdalena. Es
decir, un testimonio mariano que imprimía en Sevilla un
profundo carácter, sobre todo en los barrios históricos 142~
La Semana Santa es la fiesta grande de Sevilla. Dece-
NICOLÁS SALAS

nas de guías rivalizan en ofrecer perspectivas de las pro-


cesiones, que suman veintitrés en 1900, según Vicente
Gómez Zarzuela, aunque existe mayor número de Her-
mandades de Penitencia, además de las de Gloria. El pro-
grama de ese año señala una procesión el Domingo de
Ramos, tres el Miércoles Santo, seis el Jueves Santo, cinco
el Viernes Santo de madrugada, y ocho durante la tarde.
Francisco Almela, en su «Historia y descripción de las Co-
fradías», reseña treinta para el año 1899, más la del Santo
Entierro, que tendría una «procesión magna» en 1898 y
otra en 1910. La Semana Santa de Sevilla tiene en San An-
tonio María Claret el primer hermano santo, pertenecien-
te a la cofradía del Silencio.
Durante la primera década del siglo, en 1907, llegan a
181 Sevilla los hermanos claretianos y establecen su primera
Comunidad en la calle Cantabria, número 4. Dos nuevas
cofradías surgen en esos años y otra renace después de
un largo período de olvido. Las nuevas fundaciones son
la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de las Penas y Ma-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ría Santísima de Gracia y Esperanza, en la iglesia filial de


Santiago, en 1902, y la Cofradía de Nazarenos del Santísi-
mo Cristo de las Misericordias y Nuestra Señora de los
Dolores, de la iglesia parroquial de Santa Cruz, en 1904.
En ese mismo año salió por primera vez con un solo pa-
so, la Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos del
Santísimo Cristo de la Misericordia, Nuestra Señora de la
Piedad, Patriarca Bendito San José y María Santísima de la
Caridad, establecida en la capilla del Baratillo, y cuyos
orígenes se remontaban a 161O.
En 1901 se suprime el tradicional recorrido de la ca-
rrera oficial que comenzaba a la salida de la Catedral y

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TOMO
I
continuaba por las calles Placentines y Franco.5.En 1905, salen
por primera vez y de manera continua las cofradías en Martes
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Santo. Un año después, el alcalde ordena que las cofradías


vuelvan a pasar por las calles Placentines y Franco.5.En 1909
comenzaron lo.5conflicto.5entre Hermandades y Corporación
municipal por causa de las subvenciones oficiales...
Otros fastos cofradieros de la década fueron la con-
NICOLÁS SALAS

cordia aceptada por las Hermandades del Gran Poder y


de la Macarena, a petición del arzobispo Spínola, por la
que se estableció que la Hermandad de San Lorenzo sa-
liera con anterioridad a la de San Gil, en la madrugada
del Viernes Santo, según documento fechado el día 24 de
marzo de 1903. Al año siguiente fue recibido como her-
mano de la Esperanza Macarena el Rey Alfonso XIII, visi-
tando el templo el día 14 de mayo, acompañado por
Antonio Maura, jefe del Gobierno. En 1908 es la Reina
Victoria Eugenia quien visita el templo de San Gil, el 28
de enero, y le ofrece a la Virgen de la Esperanza su hijo,
el Príncipe de Asturias, y ella se inscribe como hermana
de la Cofradía. La vinculación de la Casa Real con las
Hermandades sevillanas había marcado un hito impor-
182
tante en 1902, cuando una comisión de obreras tabaque-
ras, hermanas de la cofradía de las Cigarreras, viajó a
Madrid para ofrecer al Rey Alfonso XIII el título de Her-
mano Mayor. El monarca las recibió el 28 de mayo del ci-
tado año, acompañado de la Reina Madre, la Princesa de
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Asturias y la Infanta María Teresa. Las populares cigarre-


ras fueron acompañadas por el alcalde de Sevilla, Manuel
Héctor González Abreu. Madrid vivió una jornada singu-
lar con la presencia sevillana, que cautivó a la familia
Real, hasta el extremo de que el primer ministro, Sagasta,
tuvo que esperar para celebrar su audiencia con el mo-
narca. El título de Real lo utilizan treinta y ocho Herman-
dades sevillanas, siendo la más antigua, la del Santo
Entierro, que se considera fundada por el Rey San Fer-
nando. Le sigue en antigüedad la de Vera Cruz, que tuvo
a Felipe II como Hermano Mayor, en 1585. La más re-
ciente es la Hermandad de las Siete Palabras, desde 1973.

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TOMO
I
En relación también con la Hermandad de la Macare-
na se produce en 1909 un acontecimiento poco común
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

en esta cofradía: una fiesta popular, una gran velada que


duraría cinco días del mes de septiembre, para allegar
fondos para sufragar los gastos de las reformas en los pa-
sos de la Santísima Virgen y del Cristo de la Sentencia.
Tómbola, cucaña, iluminaciones callejeras, carreras de sa-
NICOLÁS SALAS

cos y de bicicletas, concursos de bailes y de mantones


bordados de Manila, fuegos artificiales, elevación de fan-
toches --costumbre de tanto arraigo por entonces-, fies-
ta andaluza y hasta proyecciones cinematográficas
mudas, lo que por aquellos años constituía una novedad
muy discutida ... No faltó, como era natural, una función
religiosa solemne en la parroquia de San Gil en honor de
la Virgen del Rosario, que salió en procesión por las ca-
lles del popular barrio macareno.
Nos queda una referencia obligada a la música proce-
sional, que si bien alcanzaría su apogeo en las décadas si-
guientes, inicia el siglo XX con varias aportaciones
importantes. El apellido Font, tan vinculado a la Semana
Santa de Sevilla, aparece ya en 1887 y 1891 unido a dos
183
marchas procesionales tituladas «Carretería»y «Quinta An-
gustia», originales ambas del maestro José Font Marimont.
De la primera se han perdido las partituras y la segunda
se considera, junto a las marchas «Virgen del Valle» y
«Amargura», símbolos de la música procesional sevillana.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Siete años después, el maestro Vicente Gómez Zarzuela


compondría su obra cumbre, la marcha titulada «Virgen
del Valle», que sería interpretada por primera vez en el
desfile procesional del día 7 de abril de 1898, fecha en
que la Hermandad del Valle llevó también por primera
vez música detrás de la Virgen e iniciando así una tradi-
ción en los «pasos»de palio. Todavía, antes de terminar el
siglo XIX, Manuel Font y Femández de la Herranz, figura
clave de la música sevillana, aportaría en 1899 otra mar-
cha procesional, la titulada «A la memoria de mi padre».
Su hijo, Manuel Font de Anta, estrenaría la marcha «Cami-
no del Calvario» en 1905. Sin fecha fija de comienzo, debe

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TOMO
I
anotarse la interpretación de la marcha «Ione», del maes-
tro italiano Enrique Petrella (1813-1877), procedente de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

la ópera del mismo título, estrenada en 1858. Una marcha


fúnebre muy bella y clásica en nuestra Semana Santa en
los «pasos»de Cristo crucificado 143:°
Respecto a los niveles de religiosidad del pueblo, las
NICOLÁS SALAS

observaciones que desde nuestro propósito descriptivo


podríamos plantear, pecarían siempre de subjetivas. Para
mí está comprobado que la religiosidad popular estaba
vinculada estrechamente a las Hermandades y Cofradías
y, más aún, a determinadas imágenes. La Iglesia como
Institución no tenía más arraigo que el proporcionado
por apóstoles como Sor Angela de la Cruz y sus hijas, el
arzobispo Spínola, el Padre Tarín y otras figuras excep-
cionales de aquellos años. Esta es la triste realidad, como
intenté reflejar en mi novela «El Moscú sevillano». Ahora
bien, hay que reconocer también un hecho claro: la reli-
gión tiene que entrar por los ojos de los sevillanos, como
de los andaluces en general. La amplísima nómina de ad-
vocaciones marianas y el nutrido programa de procesio-
nes y de actos de cultos, no sólo durante la Cuaresma
184 sino durante casi todo el año litúrgico, la dependencia
que las élites sociales tienen del clero, la forma peculiar
de vivir la Semana Santa, no son circunstancias que de-
ban sintetizarse en una frase ni apologética ni negativa.
Tendrían que pasar muchos años para que se iniciara el
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

estudio científico del tema y en cada época me remitiré a


los trabajos publicados 144:D
No obstante hay algunas excepciones en la amplia
nómina de escritores y ensayistas que exaltan la religiosi-
dad popular sevillana y andaluza, matizando algunos de
sus aspectos externos e internos. Tal es el caso, nada sos-
pechoso y muy significativo, de Francisco Elías de Teja-
da, quien escribe en los años cuarenta lo siguiente:
«Suele decirse que el genio andaluz ha plasmado en la
religiosidad católica. Pero yo no lo creo. Por el contrario,
me parece que el aparato de religiosidad externa caracte-
rístico de los actos del culto católico andaluz son una fla-

A437101439
TOMO
I grante negación de la fe que ha de ser peculiar a la reli-
giosidad cristiana.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Para ello se alega como calificadísimo argumento el


espléndido espectáculo de las procesiones de Semana
Santa, apogeo triunfal de luces parpadeantes en la noche,
andas con vírgenes polícromas meciéndose y temblando
según el aire azota millares de velas encendidas, palios y
NICOLÁS SALAS

mantos engastados de pedrería donde parece titilar el


suave luminar de mil estrellas terrenales, de dolor y pa-
sión de un Dios muerto por los hombres en un acto su-
premo de pena y de grandeza. Y es verdad que,
considerado estéticamente, no tiene par el espectáculo de
aquellas maderas expresivas que rememoran todos los
rincones de Málaga y Sevilla con nombres radiantes de
universal popularidad, avanzando cadenciosamente al
son de músicas de magia apenas si cortadas por la puña-
lada emotiva de una saeta, que al pasar la procesión que-
da flotando en el aire como un símbolo de la fe viva de
Andalucía. ¡Lasaeta! Ese es el timbre gozoso en el escudo
de la región del Sur de la Península.
Nada menos que un gran canónigo y popular novelis-
185 ta sevillano lo dijo de una vez al definirlas cual «passio
Domini nostri Jesu Christi secundum populum•, como la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según el pueblo ...
Mas esa es una visión falsa. La policromía de las imá-
genes no dice nada al corazón, sino a los ojos. Hablan al
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

sevillano porque a él, hijo de la tierra de la luz y el color,


la religión tiene que entrarle por los ojos físicos; pero na-
da cuentan a quien no crea en la prédica de los signos
exteriores. Siempre recordaré el funesto espectáculo que
en mi conciencia cristiana a secas, hecha a tomar la reli-
gión en serio y a verla caldear de emoción las profundi-
dades de mi alma, causó la contemplación de la Semana
Santa sevillana. Gentes que festejan el desfile de los pasos
con gritos en donde no falta el denuesto y en que se in-
sulta a la Virgen para ponderar la lozanía de su hermosu-
ra; raptos de pasión hacia una imagen concreta, la
Macarena o Jesús del Gran Poder, que para el sevillano

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TOMO
I son dioses concretos, con personalidad aparte bien dife-
renciada de las demás Vírgenes o de los demás Cristos;
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

borracheras, danzas de beodos delante de las andas; can-


ciones y gritos, voces y charangas ... Nada que incite al re-
zo ni lleve a mover los labios elevando el corazón a Dios.
Las procesiones de Semana Santa, lejos de evocar los su-
frimientos de Cristo en el Calvario, son el mejor remedo
NICOLÁS SALAS

de las fiestas paganas con que hace veinte siglos los mis-
mos hombres de Andalucía festejaban el culto de otros
dioses..145~
La ausencia de historia escrita con base científica so-
bre el contenido conjunto de la Semana Santa y sus cofra-
días, mantenida hasta hace pocos años por algunos
estudiosos, era real en las primeras décadas de la centu-
ria, pero no es justo aplicar el mismo juicio a la etapa ac-
tual. Sí es cierto que era -y podría serlo aún en parte-
una contradicción casi escandalosa aquella situación an-
terior frente a la exuberante bibliografía de exaltación,
que sigue siendo abundante en la época actual también.
Pero entonces hubo algunas aportaciones excepcionales,
tenidas hoy como clásicos casi insustituibles. La verdad
186 es que para la Sevilla de principios de siglo sólo había
dos libros básicos, los escritos por González de León y
Bermejo Carballo, y con carácter crítico, sólo el primero.
Tuvieron que pasar muchos años hasta la aparición de la
obra cumbre de Manuel Sánchez del Arco «Cruz de
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Guía», que actualizó las dos obras anteriores 1464;obre los


libros de González de León y Bermejo Carballo, Manuel
Sánchez del Arco, decía en 1943, en el capítulo de «La
historia y los historiadores», lo siguiente: «Dos libros mo-
destos. Dos historias. Estas son las fuentes primarias y
únicas. Aún vivimos de la diligencia de González de León
y de Bermejo Carballo. Este es el caudal del uno; éste el
del otro. Leed»147:°
Ni siquiera el contestatario de la época, Eugenio Noel
(1916), se salva del tópico, ni tampoco supone una apor-
tación decisiva el discutido y valioso libro de Antonio Nú-
ñez Herrera 0934), aunque ambas obras tengan en la

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TOMO
I
actualidad gran predicamento y no precisamente entre
los capillitas. Serían Rafael Laffón (1941), Manuel Sán-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

chez del Arco (1943) y Joaquín Romero Murube 0945),


los que intentarían una aproximación al tema cofradiero
al margen de la superficialidad vigente, pero ninguno de
ellos -quizás precisamente por su rigor conceptual, al
margen de toda concesión populista- encontraría eco
NICOLÁS SALAS

en el mundo cofradiero. Tuvieron que pasar muchos


años para que las obras citadas se convirtieran en clási-
cos, aunque para lectores cultos. Laffón se quedó corto,
Romero Murube no hizo el pregón que esperaba el grue-
so del capillismo y Sánchez del Arco, que legó la más
completa obra descriptiva hasta entonces disponible -y
casi lo sigue siendo ahora-, permaneció prácticamente
inédito. Todavía en las Ferias del Libro de ocasión apare-
cen ejemplares intonsos de su obra.
Años después saldrían a la luz dos obras muy distintas
entre sí, pero con aportaciones valiosas. La primera, en
1951, trata de responder «a la interrogante de que si los
signos de la muerte ejecutados en (las) imágenes, corres-
187
pondían a los síntomas reales de la defunción estudiados
en medicina forense». Su autor, Juan Delgado Roig, tras
estudiar la biología del cadáver, la representación artística
del Crucificado, los signos de la muertl' .,· la actitud del
cadáver, la agonía, las manchas, las hipostasis en los Cris-
tos, la relajación y rigidez, el espasmo cadavérico, la trau-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

matología de la Crucifixión y la Coronación de espinas,


llega a esta conclusión que responde positivamente a la
pregunta inicial: «Por eso, cuando desfilan por las calles
de Sevilla estos Cristos sangrantes, reproducción exacta
de la muerte, temblando como divinos cadáveres a la luz
de los cirios, adornados los canastos de sus pasos con ra-
mos de claveles, rojos como la sangre, o con lirios amora-
tados como la lividez de la muerte, provoca en la
conciencia del que lo contempla, como un relámpago
fascinador, toda la grandeza de la Pasión con su realidad
desnuda e impresionante. Así se explica la muda emo-
ción del sevillano cuando ve desfilar a sus Cristos». (Con-

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TOMO
I fróntese este juicio con el de Elías de Tejada, reproducido
anteriormente. Es asimismo esclarecedora la magnífica
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

aportación hecha por el doctor Antonio Hermosilla Molí-


na con su obra «LaPasión de Cristo vista por un médico»).
El otro libro, aparecido en 1970, esconde bajo su barro-
co título -Una tarde en el Gólgota al Morirte,-, dos as-
pectos escasamente difundidos. Uno es la descripción
NICOLÁS SALAS

histórica de las Hermandades de toda la provincia sevillana,


tarea meritoria y seguramente inédita hasta entonces de ma-
nera colectiva, en su conjunto; la otra, una serie de datos so-
ciológicos que informan de los índices de vinculación de las
cofradías con sus respectivas localidades, así como datos es-
tadísticos de valor para los estudiosos del fenómeno de las
Hermandades. Otra obra, más reciente, que debe tenerse en
cuenta es la publicada por Juan Carrero Rodríguez, «Anales
de las Cofradías sevillanas» (1984) 148~
Volviendo al tiempo que contemplamos en esta pri-
mera parte, puede subrayarse que el matiz crítico apunta-
do por Francisco Elías de Tejada tiene innumerables
testimonios en aquellos años, algunos muy difíciles de
comprender por personas ajenas a esta tierra, como las ri-
188 validades entre cofradías, llevadas a veces a extremos
irracionales y de los cuales entonces se daban -y se si-
guen dando, desgraciadamente- casos lastimosos en al-
gunas localidades de la provincia y, hay que reconocerlo,
incluso en la propia capital. Eran, asimismo, frecuentes
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

los llamamientos de las autoridades eclesiásticas y civiles


al pueblo para que no olvidara que la Semana Santa es
tiempo de penitencia y no de frivolidades, circunstancia
que se repite también en nuestra época.
Sin embargo, aquellas Semanas Santas de finales del
siglo XIX y principios del XX, incluso hasta bien entrado
el primer tercio de la centuria, estaban muy lejos de plan-
tearse la problemática económico-turística que comenzó
a manifestarse en los años cuarenta y que, poco a poco,
pero al parecer de forma irremediable, deriva hacia plan-
teamientos en evidente contradicción con su verdadero
significado religioso.

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I
De la Sevilla finisecular atraía al visitante el exotismo
de las costumbres populares, como la forma peculiar de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

vivir la Semana Santa, pero no su espiritualidad, salvo en


contadas ocasiones. Las expresiones de fe oficialmente
manifestadas, sí eran frecuentes, sobre todo en las clases
sociales privilegiadas, que gustaban de rodearse del cle-
ro, siempre que sus componentes fueran dóciles, lo que
NICOLÁS SALAS

acarrearía el distanciamiento y aún la abierta enemistad


de las clases obreras. La fe de las clases humildes tenía
sus máximas expresiones en las formas sencillas de com-
portarse durante los desfiles procesionales, que ya hemos
visto eran muy numerosos en casi todos los meses del
año y en la mayor parte de los barrios. Las viejas herede-
ras y los solterones eran cultivados con especial celo por
algunos sacerdotes y fruto de ello fueron generosas do-
naciones testamentarias, que pueden identificarse aún en
el plano de la ciudad de los años cuarenta y cincuenta
con importantes propiedades eclesiásticas. En aquella Se-
villa luchó el Padre Tarín, fue combatido Mateos Gago,
incomprendida Madre Teresa de Jesús y contestado el ar-
zobispo Spínola; hasta Sor Angela de la Cruz ve su obra a
189 veces en entredicho, acusada de exceso de entrega de las
hermanas ... Parece mentira, pero la «Madre de los Pobres»
tuvo que escuchar palabras como éstas: «¿Tú... pidiendo
para los pobres? ¿Tú... durmiendo en una tabla? ¿Tú... ve-
lando y asistiendo a enfermos contagiosos y repugnantes,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

comiendo siempre en vigilia? Tú ... no eres para eso». Fue


también aquella Sevilla la que hizo decir a Romero Gago en
su oración fúnebre dedicada al cardenal Spínola: "·..este fue
el Obispo que se vio maltratado en su fama, injuriado y ca-
lumniado con diabólica constancia por algunos periódicos;
cercado de muchas y muy amargas tribulaciones, que él,
aun sin reprocharle nada su conciencia, atribuía sin embar-
go a su propia ruindad. Y es, señores, que, como sello de la
autenticidad de sus grandes virtudes, no podía faltarle a su
santa vida la nota de la persecución ...»
Sor Angela de la Cruz -ni una palabra de queja sal-
ga de vuestros labios ...-había visto morir a sus grandes

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I valedores: el Padre Torres Padilla, en 1878; el Padre Alva-
rez, en 1882; el cardenal Spínola, en 1906; el Padre Rodrí-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

guez Soto, en 1907 ... ¡Qué inmensa riqueza espiritual! Y


también vio llegar en 1904, el «Año de la Virgen», el de-
creto de Pío X aprobando el Instituto de las Hermanas de
la Cruz 149:°
Otros aspectos vinculados a las Hermandades y Cofra-
NICOLÁS SALAS

días, sin duda alguna importantes, como la imaginería, el


bordado y la orfebrería, los abordaremos en la crónica de
la segunda década de nuestro siglo. Igualmente reseñare-
mos la extendida costumbre de los retablos públicos y de
los villancicos.

190
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I
NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

131 Informe de José Sebastián y Bandarán a los medios infor-


mativos en mayo de 1968. Los once procesos de beatificación eran
los siguientes: Cardenal Marcelo Spínola y Maestre, Sor Angela de la
Cruz, Miguel Mañara, Madre Teresa de Jesús, Padre Francisco de
Paula Tarín, Sor Francisca Dorotea, Padre Fernando de Contreras,
NICOLÁS SALAS

Padre Esteban de Andoaín, Fray Sebastián de Jesús Sillero, Sor Bár-


bara de Santo Domingo y el Padre José Torres Padilla.
132 Francisco Gil Delgado, La santídmifácil y di_fici4·ABC•,19 enero
1969. Santiago Montoto, El Padre Tarín, •ABC.,5 febrero 1965. José An-
drés Vázquez, La beatitud del cardenal Spíno/a,, «ABC•,8 julio 1954.
133 José Maria Javierre, Don Marce/o de Sevilla,Barcelona,Juan Aors
Ed., 1963. Idem, Madre de los Pobres, sor Ange/a, de /a, Cruz, Ed. Alameda,
1969. Idem, E León de Cristo (Padre Tarin), Madrid, BAC,Edica, 1980. Anó-
nimo, Hay hace un siglo que Don Marr:e/oSpíno/a,fue ordenado presbítero,
•AB0, 21 mayo 1964 (Cronologíadesde 14 enero 1835 hasta 22 mayo 1960).
134 Las tres obras citadas de Javierre incluyen una seleccionada
bibliografía. Julián Moreno Escribano, El proceso del Padre Tarín, •El
Correo de Andalucía•, 17 julio 1970.
135 Numerosas referencias a las vidas de Spínola, Tarín y Sor Angela
de la Cruz, en Nicolás Salas, El Moscú sevil/a,no, Universidad de Sevilla,
191 1990. Idem, Morir en Sevilla, Barcelona, Planeta, 1986. Idem, Joaquín
Benjumea Burín (1878-1963), Sevilla, Ed. Guadalquivir, 1990. Juan M.
Valdés Sancho, Dos santos en la Sevilla del XIX, «ABC.,12 diciembre 1987.
136 Pedro Ricaldone, Vicia de las Santas Justa y Rufina, Patronas
de Sevilla, Tip. Salesiana, 1896, pp. 133-159. Santiago Montoto, La coro-
na que robaron a la Vir;gen de los Reyes, •ABC•,15 agosto 1948. Idem,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Historia de los vestidos de /a, Vir;gende los Reyes, ,ABC•,15 agosto 1954.
137 José María Gómez, Las cárceles donde estuvieron cautivas
Santa Justa y Rufina ... , -El Correo de Andalucía•, 28 octubre 1972.
138 José Sebastián y Bandarán, Patronato Principal de la Virgen
de los Reyes, ·ABC·, 15 agosto 1968. Ver también ,Hoja del Lunes• de
Sevilla, 14 agosto 1972. Manuel Ballesteros, San Isidoro de Sevilla,
Madrid, Biblioteca Pax, número 15, 1 mayo 1936. Carlos Ros, Los Ar-
zobispos de Sevilla, o. c., pp. 29-35.
139 B. Romero Gago, Oración fúnebre del (. ..) cardenal D. Mar-
ce/o Spínola y Maestre, Sevilla, Imp. Izquierdo y Cia., 1913, pp. 27-28.
140 José María Javierre, Don Marce/o ... , o. c., pp. 383-387. Nico-
lás Salas, Don Joaquín Benjumea ..., o. c., pp. 77-80. José Manuel

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TOMO
I Cuenca Toribio, Aproximación a la Historia de la Iglesia Contempo-
ránea en España, Madrid, Ediciones Rialp, 1978, pp. 170, 278 y 284.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Alfonso Braojos Garrido, María Parias Sáinz de Rozas y Leandro Al-


varez Rey, o. c., pp. 244-248. Antonio García Benítez, Pastoreños y
asuncionistas. Religiosidad Popular, Barcelona, Buxó, Alvarez y Ro-
dríguez Editores, 1989, tomo III, pp. 557-568.
141José Sebastián y Bandarán, La ciudad de la Eucaristía y de la In-
maculada (En quien no vio Sevü'-a...), Tip. Gironés, 1920, pp. 201-209.
NICOLÁS SALAS

142 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 37-38. José Maria Váz-
quez Soto, Maria! sevillano, Arzobispado de Sevilla, 1988. José Gestoso,
Maria! históricosevi,/l,ano,1884, facsímil, Arzobispado de Sevilla. Fernando
Gelán, Vitgen de los Reyes,«ABC,,serial desde 10 a 15 agosto 1982. Idem,
Vitgen de los Reyes,«ABC,,serial desde 6 a 14 agosto 1983. Juan Martínez
Alcalde, Vitgen de losReyes,«ABC,,serial desde 27 julio a 15 agosto 1980.
143 Francisco Almela Vinet, Semana Santa en Sevilla, Sevilla, Imp.
Hijos de Campo, 1899 (Descripción de las cofradías). Manuel Sánchez
del Arco, Cruz de Guía, Madrid, Editora Nacional, 1943, pp. 335-339.
Federico Gutiérrez, San Antonio Maria Claret y Sevilla, Imp. San Anto-
nio, 1962, pp. 71 y 81. Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, p. 37. Anó-
nimo, 369 años de la Hermandad ( de la Macarena), sil y si a. Antonio
Colón, Aquélla que está en San Gil, «ABC»,30 mayo 1964. Varios, Espe-
ranza Macarena (Veinticinco aniversario de su coronación canóni-
ca), Sevilla, Ed. Guadalquivir, 1989 (Obra cumbre). Juan Martínez
192 Alcalde, Hermandades de Gloria de Sevilla, Boletín de las Cofradías de
Sevilla, 1988 (Obra fundamental sobre este apartado de la devoción
mariana). Juan Carrero Rodríguez, Anales de las Cofradías Sevillanas,
Sevilla, Imp. Escandón, 1984 (Obra fundamental), pp. 42, 330, 336 y
500. Idem, Diccionario cofrade, Sevilla, Imp. Escandón, 1980, pp. 134,
228 y 288. ·La Andalucía», 10 abril 1887. Rev. «LaPasión•, 1951. ,El Por-
venir•, 7 abril 1898 y 30 marzo 1899. Francisco G. del Piñal y Jurado, Un
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

siglo de marchas cofradieras sevillanas, «ABC•,serial desde 23 al 27, fe-


brero 1991. Boletín de las Cofradías de Sevilla, marzo 1966, p. 22. Ma-
nuel Carrero Rodriguez, Notas pa,ra ampliar los anales cofradieros,
,ABC·, 20 marzo 1986. Antonio Silva, Hermandades vinculadas a la
Casa Real, «ABC»,5 abril 1987. «LaAndalucía», 26 marzo 1891.
144 Kade y Linz, Factores humanos, élites locales y cambio so-
cial en la Andalucía rural (Estudio socioeconómico de Andalucía),
Madrid, Instituto de Desarrollo Económico, 1971, tomo 11, pp. 792-
893 y cuadros 185-187. Sínodo Diocesano de Sevilla, Estudio de las
Hermandades, Departamento de Investigación Socio-religiosa, Ma-
drid, 1972. Isidoro Moreno Navarro, Las Hermandades andaluzas
(Una aproximación desde la Antropología), Universidad de Sevilla,
1974. Otros trabajos de índole general en relación con el tema: bifor-

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TOMO
I me Sociológico sobre la situación social en España 0970), Funda-
ción Foessa, Madrid, Ed. Euroamérica, 1970, pp. 433-470. Cáritas Es-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

pañola, Plan C.C.B., Madrid, Ed. Euroamérica, 1965, dos tomos. Varios,
Las cofradías (Antropología), Ayuntamiento de Sevilla, 1985. Salvador Ro-
dríguez Becerra y José Maria Vázquez Soto, Exvotos de Andalucía (Mila-
gros y promesas en la religiosidad popular), Sevilla, Argantonio Ediciones,
1980. Varios, I.a.religiosidad popular (Vida y muerte. I.a.imaginación reli-
giosa), Gonsejeria de Cultura de la Junta de Andalucía, 1989. Salvador Ro-
NICOLÁS SALAS

dríguez Becerra (coordinador), Antropología cultural andaluza, Instituto


de Cultura Andaluz.a,Junta de Andalucía, 1984.
145 Francisco Elías de Tejada, I.a.sEspañas (Formación histórica,
tradiciones regionales), Madrid, Ed. Ambos Mundo, 1948, pp. 91-93.
146 Félix González de León, Historia critica y descriptiva, de lasco-
fradías de penitencia, sangre y luz ..., Sevilla, Imp. Antonio Alvarez, 1852.
José Bermejo Catballo, Glorias religiosas de Sevilla o Noticia históric~-
crlptiva de todas las cofradías de penitencia, sa.ngrey luz ..., Sevilla, 1882.
147 Manuel Sánchez del Arco, o. c., pp. 218-341.
148 Eugenio Noel, Semana Santa en Sevilla, Madrid, Ed. Renaci-
miento, 1916. Antonio Núñez Herrera, Sevilla: teoría y realidad de la
Semana Santa, Sevilla, Publicaciones Medicx:lía, 1934 (Reedición en
-Cosas de Sevilla•, 1981). Rafael Laffón, Discurso de las cofradías, Cá-
diz-Madrid, Escelifer, 1941. Manuel Sánchez del Arco, o. c., 1943. Joa-
quín Romero Murube, Pregón de la Semana Santa (1944), Sevilla, Ed.
193 Católica, 1945. Juan Delgado Roig, Los signos de la muerte en los crnci-
ficados de Sevilla, Sevilla, Ed. Edelce, 1951. J. M. Perales, Una tarde en
el Gólgota (Itinerario cofradiero por los pueblos de Sevilla), Ed. Católi-
ca, 1970. Antonio Hermosilla Malina, I.a. Pasión de Cristo vista por un
médico (Estudio médico histórico-artístico de la Pasión de Cristo según
la imaginería procesional de la Semana Santa de Sevilla), Sevilla, Imp.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Margoak, 1985. Joseph Peyré, I.a. Passión selon Seville, Paris, Arthaud,
1953 (Edición anotada en castellano por José Luis Ortiz de Lanzagorta,
Editorial J. Rodríguez Castillejo, Sevilla, 1989). Juan Delgado Alba y
otros autores, Semana Santa en Sevilla, Sevilla, Ed. Gemisa, 1982. Juan
Carrero Rodríguez, Anales ..., O.e. Idem, Diccionario Cofradiero, Sevi-
lla, 1980. Isidoro Moreno, I.a. Semana Santa en Sevilla (Confomiacú5n,
mixtificación y significaciones), B.T.S. del Ayuntamiento de Sevilla, 1982.
(Después de escrito el capítulo ha publicado la Universidad de Sevilla la
reedición del libro de Eugenio Noel, Semana Santa en Sevilla, con intro-
ducción y notas de Jorge Jiménez Banientos y Manuel J. Gómez Lara,
magnífica y oportuna aportación al mejor conocimiento de la citada obra
injustamente censurada en su tiempo por la jerarquía eclesiástica).
149
José María Javierre, Madre de los Pobres, o. c., pp. 276-279.
B. Romero Gago, o. c., p. 35.

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I
"Todos juntos levantemos nuestra emancipación, que
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

no podemos esperarla más que de nosotros mismos( ...) y


si no lo hacemos(. ..), tomemos los andaluces la boleta de
la inutilidad (. ..) Si en algún lado se echa de menos una
Casa del Pueblo que sea núcleo de esfuerzos colectivos y
centro director de esas energías dispersas y despilfarradas
NICOLÁS SALAS

por falta de solidaridad y codos, es seguramente en Sevi-


lla, población difícil para la vida y perezosa en buscarse
nuevos rumbos más conformes con las exigencias duras
de los tiempos».
Alejandro Guichot Sierra, «Datos para Juan Pueblo»,
«ElNoticiero Sevillano», 16 junio 1908.

194
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Marcelo Spínola y Maestre (San Fernando, Cádiz, 14


enero 1835-Sevilla, 19 enero 1906), obispo auxiliar (1881-
1884) y arzobispo (1895-1906) de Sevilla, cardenal
(1905), beatificado por Juan Pablo II en 1987, fue santifi-
cado por el pueblo sevillano. En la fotografía aparece le-
yendo el primer número de «El Correo de Andalucía» (1
febrero 1899), diario católico fundado por el prelado en
tiempos difíciles para la Iglesia, hoy decano de la Prensa
sevillana.

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EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

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TOMO
NICOLÁS SALAS

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SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

7. LOS HOMBRES Y LAS IDEAS


NICOLÁS SALAS

La del duque de T'Serclaes Tilly, última


tertulia del XIX. Muy pocas librerías y cada
vez más tabernas. Múltiples facetas de la
vida intelectual. Bibliotecas privadas. Jeró-
nimo Jiménez y la música del 900. Los pri-
meros tiempos de Manuel y Antonio
Machado. Amplia nómina de pintores y es-
casa de escultores. Del teatro color de ro-
sa de los Quintero a la denuncia social de
López Pinillo «Parmeno». La narrativa a fi-
nales del XIX y comienzos del XX. El mun-
do de la Prensa: abuso de politización. En
el Ateneo se fragua el Renacimiento sevi-
llano. Krausismo y antropología. Nacen
«Blanco y Negro» y «ABC», obras de Tor-
197 cuato Luca de Tena. Fundación de «El Co-
rreo de Andalucía» por el arzobispo
Spínola. La juventud de José María Iz-
quierdo.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

La Sevilla intelectual que vive los primeros años de


nuestro siglo, añora las viejas tertulias literarias y políticas
del XIX, muy especialmente la del duque ... En la ciudad
había transcurrido la primera década sin que se modifica-
ra el censo de libreros, ocho sólo; sin que apenas aumen-
tara el de impresores, treinta y uno en 1900 y treinta y
cuatro en 1910; pero, por el contrario, creció muchísimo
el número de tabernas y de tiendas mixtas de comestibles
y bebidas, tipo de establecimientos del que aún queda-
ban en los años setenta bastantes y muy pocos en nues-
tros días. Antonio Burgos, en su «Guía Secreta», informaba
de los más afamados y antiguos. Los aficionados a la lata

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TOMO
I
o la botella con caña podían escoger entre más de ciento
sesenta tabernas de muy diversa categoría y fama, des-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

perdigadas por los barrios, las cuales sumaron pronto ca-


si trescientas, y la clientela más distinguida de las tertulias
del mediodía y del anochecer, que mezclaba la conversa-
ción con los buenos vinos del Aljarafe, del Condado o del
marco de Jerez, las aceitunas aliñadas, el queso viejo de
NICOLÁS SALAS

Castilla y los embutidos de la sierra onubense, disponía al


final de la década de unas trescientas ochenta tiendas
mixtas, lo que suponía también casi el doble que al final
de la década anterior 15~
Luis Montoto, cuando escribe la memoria necrológica
de Manuel Chaves Rey, se refiere a la tertulia del duque
de T'Serclaes Tilly recordándola con indisimulada nostal-
gia: «Reducido era el espacio, pero bastaba para contener
millares de libros, una mesa larga, atiborrada de volúmenes
y papeles y, a su alrededor, unos cuantos sillones: todo anti-
guo y un si es no es desbarajustado ... Los contertulios entra-
ban en la biblioteca como Pedro por su casa, estuviese o
no el dueño; sentábanse a la mesa, y, señores de campo,
se entregaban a sus particulares gustos. Unos leían perió-
198
dicos y otros hojeaban libros, o hablaban, sin catarse de
las tareas de sus compañeros. A las nueve de la noche,
minutos más o menos, el duque tomaba posesión de sus
dominios ... Era lo primero comunicar la pesca del día, la
pesca literaria y artística, se entiende: el libro que halló
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

en el malbaratillo del Jueves, o en la tienda de Bianchi; el


papel con que tropezó en una librería de viejo; la minia-
tura que compró a un chamarilero; el lienzo, el retrato, la
estampa, el cobre, la espada, la moneda, el sello ... No
éramos pocos los concurrentes a la tertulia ... Vázquez y
Ruiz preparaba la biografía de don Justino Matute ... Gó-
mez Imaz acopiaba materiales para edificar su «Sevilla en
1808»; Valdenebro completaba sus apuntes para la «Im-
prenta en Córdoba»; Hazañas y la Rúa espigaba en cam-
pos de bibliografía para redactar las historias de las
Academias Sevillanas y de la Imprenta en Sevilla ... Gesto-
so preparaba su obra «Sevilla monumental y artística»; Co-

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TOMO
I llantes reunía datos para la historia de los «Establecimien-
tos de Caridad»... La tertulia no sólo fue provechosa para
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

la labor individual, también lo fue para la colectiva: de


ella surgieron importantes publicaciones, entre otras, •El
Archivo Hispalense», a la que se debe la edición de libros
tan importantes como la «Historia de Sevilla», de Morga-
do; los «Hijos Ilustres de Sevilla», de don Justino Matute ...
NICOLÁS SALAS

La tertulia del duque logró noches de gratísima memoria;


entre todas, aquellas en que la favorecía con su presencia
el maestro de los maestros, don Marcelino Menéndez y
Pe 1ayo ...»151.Q
.
En la calle Sierpes tenían sus librerías Juan Antonio
Fe, Caridad Heredia, Eugenio Torres y Tomás Sanz--ésta
trasladada en los años ochenta a la calle Granada, donde
fue cerrada en julio de 199~; en la avenida de Cánovas
del Castillo -actual de la Constitución-, estaban los es-
tablecimientos de José Luis de los Heros y Viuda de José
Femández, y en la calle Francos, Izquierdo y Cía. Entre
las imprentas del novecientos estaban las de Acuña, Ber-
gali y Alonso, Escuelas Salesianas, Santigosa Rautens-
trauch, Pérez Gironés y, ya en sus postrimerías, la de
199 Enrique Rasco, que cubre una excepcional etapa de la
historia sevillana desde 1883 hasta 1904, rescatada del ol-
vido por José María Gutiérrez Balles!ffos en su magnífico
estudio sobre la imprenta en Sevilla15~a durante el segun-
do lustro del siglo existían las librerias de Eulogio de las He-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ras, en calle Sierpes --desaparecida a finales de los años


sesenta o principio de los setenta- y de Casimiro Sanz, en
calle Francos, y las imprentas de Francisco Albizu, Angel
Saavedra y Guillermo Alvarez y Cía., entre otras 153:°
Las Academias de Medicina y Cirugía, de Buenas Le-
tras y de Bellas Artes, tienen durante esos años en sus
presidencias respectivas, a figuras como José Teodoro
Muñoz de las Cajigas y Javier Lasso de la Vega y Cortezo;
Ramón de la Sota, Servando Arbolí y Manuel Cano y Cue-
to, y Carlos de la Lastra, que cubre un cuarto de siglo al
frente de la de Bellas Artes. Por la Real Maestranza de Ca-
ballería pasan como tenientes de Hermano Mayor, Rafael

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I
Halcón y Villasís y Juan Antonio de Estrada; la Real Socie-
dad Económica de Amigos del País y el Ateneo y Socie-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dad de Excursiones, entonces establecido en la calle


Sierpes, son dos focos de cultura y promoción socioeco-
nómica y política, aun9!:!e con campos de actuación pro-
pios, bien definidos 154~a primera entidad citada había
sido fundada en 1775 y tenía como objetivo inicial el fo-
NICOLÁS SALAS

mento de las industrias populares. Desde 1840 ocupaba


el edificio de la calle Rioja, que nostros hemos conocido,
contando con una valiosa biblioteca y dirigiendo sus acti-
vidades a la enseñanza gratuita para obreros, hombres y
mujeres, además de una academia de música, incorpora-
da al Conservatorio de Madrid. En los años setenta fue
vendido el edificio fundacional y la sociedad se trasladó a
un local de la calle Jesús de la Veracruz, número 19. En
cuanto al Ateneo, había nacido por iniciativa de un grupo
de intelectuales reunidos en tomo al profesor Manuel Sa-
les y Ferré, catalán, en tiempos de dificultades ideológi-
cas que ya habían frustrado dos intentos de «organizar
centros permanentes de cultura, como fueron la Sociedad
Antropológica y el Ateneo Hispalense, ambos de corta vi-
200 da, pero de gran influencia en la vida cultural sevillana»,
como reseñaría años después Juan Infante-Galán. La se-
sión de apertura del Ateneo se celebró el día 6 de marzo
de 1887, en el primitivo domicilio social de la calle Alba-
reda, donde hoy figura una placa conmemorativa coloca-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

da con motivo de celebrar la Docta Casa su centenario en


1987. Desde entonces, el Ateneo comenzó una fecunda
tarea que habría de alcanzar su máximo nivel en los años
diez y veinte de nuestro siglo 155:°
Sevilla heredó del XIX otras instituciones y entidades
públicas y privadas de índole cultural, como las Escuelas
de Bellas Artes y de Artes y Oficios, los museos de Pintu-
ra y Arqueológico, establecidos ambos en la plaza del
Museo, más otro también de arqueología en el Ayunta-
miento; las bibliotecas de la Universidad, la Colombina,
la antes citada de la Sociedad Económica de Amigos del
País, la del Seminario, la de las Academias, el Instituto

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I
Provincial de Segunda Enseñanza y una amplia relación
de aportaciones privadas, fenómeno que es preciso sub-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

rayar, por constituir una estimable riqueza que en pocos


años fue desapareciendo de Sevilla. Estas bibliotecas pri-
vadas abiertas a los investigadores, eran las del marqués
de Jerez de los Caballeros, la de los herederos de Francis-
co de Borja Palomo, la de la viuda de José María de Alava
NICOLÁS SALAS

y Urbina, la del duque de T'Serclae, la del barón de Saba-


sona, la de José Lamarque, la del conde de Valdeinfanta,
la de Enrique Bergali, la de Mariano Fernández Castañón,
la de José Joaquín Camuñas, la de Antonio Collantes de
Terán, la de Manuel Gómez lmaz, la del marqués de la
Motilla, la de Enrique Barón y la de José de Toro. Además
de estas aportaciones privadas, los investigadores y
amantes de la historia sevillana, tenían otras fuentes ex-
cepcionales en el Archivo Municipal, enriquecido con do-
naciones valiosas, y en el Archivo General de Indias.
También los propietarios de colecciones pictóricas y de
objetos artísticos en general, abrían sus puertas al visitan-
te. Tales eran los ejemplos de los herederos de Jacobo
López Cepero, de la viuda de Nicolás Maestre y Cobos,
201 de Antonio Palacios Fernández, de Miguel Corona y Pe-
ces, de la viuda de Francisco Bravo, de Leandro García
de Tejada, de José Morales, de Joaquín García Espinosa,
de Olegario Peralbo y de la may.or parte de los propieta-
rios de bibliotecas antes citados 5~Qué sucedió en Sevi-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

lla en relativamente pocos años para que todas esas


bibliotecas y colecciones artísticas desaparecieran? Aque-
lla aportación valiosa de la alta clase media, de la burgue-
sía y la aristocracia, no volvió nunca a darse durante el
resto de la centuria. Peor aún, salvo algunas excepciones,
como los casos de Eduardo Ybarra, padre e hijo; Javier
Benjumea Puigcerver -fundador de Abengoa y Focus-
y Gabriel Sánchez de la Cuesta, y pocos más, las clases
pudientes fueron poco a poco volviendo la espalda a la
colaboración cultural.
La música, la poesía, la pintura y la escultura, la arqui-
tectura, el canto y el baile, la narrativa y el teatro y, sobre

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I
todo, el ensayo -siguiendo la valoración dada en aque-
llos años por Demetrio de los Ríos 157~ ofrecen en la Se-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

villa finisecular una panorámica que podríamos dividir en


tres partes. La primera la protagonizan las figuras consa-
gradas durante el siglo XIX; la segunda, la inician perso-
najes ya conocidos y que habrían de triunfar en los años
inmediatos, y la tercera y última, la constituye el ambien-
NICOLÁS SALAS

te propicio al renacimiento cultural, socioeconómico y


político de Sevilla.
En los años veinte se publicarían dos obras básicas
para conocer la riqueza intelectual sevillana. Una firmada
por Francisco Cuenca y otra por Mario Méndez Bejarano.
Ambas recogen en gran parte la nómina de escritores y
artistas de finales del XIX y principios del XX. Pero antes,
en 1896, publicó José Cascales un libro con setenta y cin-
co biografías de escritores y artistas de la época, que re-
presentan hoy una valiosa documentación. Otra obra de
excepcional valor, fundamental, es la publicada en 1886
y 1888 por Justino Matute y Gaviría, sobre los sevillanos
ilustres del pasado siglo. Sobre impresores, han publica-
do obras de síntesis Joaquín Hazañas y la Rúa y Francisco
202 Aguilar Piñal; sobre arquitectos, pintores y escultores, Ce-
lestino López Martínez; sobre diversas actividades artísti-
cas locales, Alejandro Guichot y Sierra. Sobre la base
documental aportada por Matute, Cascales y Cuenca, más
otros estudios publicados e inéditos, intentaremos hacer
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

un breve recorrido por la Sevilla cultural de la época que


reseñamos 158:°
Siguiendo el mismo orden antes citado, observamos
en primer lugar el panorama musical, que es bastante res-
tringido, aunque con algunas excepciones notables, co-
mo la del maestro Jerónimo Jiménez, ya un veterano en
esa época, pues había nacido el 10 de octubre de 1854 y a
finales de 1910 tenía estrenadas sus obras más representati-
vas: «Los voluntarios» (1893), «El baile de Luis Alonso»
(1896), «La boda de Luis Alonso» (1897), «La Tempranica»
(1900), «LaTorre del Oro» 0902) y «El Húsar de la Guar-
dia» 0903). El maestro Jiménez, muy vinculado a Cádiz,

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I falleció el 20 de febrero de 1923. Otros músicos veteranos
eran Rafael Cebreros, Buenaventura Iñiguez y Luis L. Ma-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

riani, éste, aunque compositor, destaca sobre todo por su


notable labor de magisterio. La gran figura musical sevi-
llana que llenará toda una época, Joaquín Turina, es to-
davía una promesa. Nacido el 9 de diciembre de 1882,
después de estudiar en nuestra ciudad algún tiempo,
NICOLÁS SALAS

marchó a París en 1905 y no regresó hasta 1914, estable-


ciendo poco después su fraternal amistad con Manuel de
Falla 159~
La poesía se encarna en Manuel y Antonio Machado.
Nacidos en 1874 y 1875, respectivamente, Manuel publica
en la etapa que incluímos en este capítulo, «Alma»(1900),
«Caprichos» (1905), «Museo»y «Cantares» (1907) y «El mal-
poema» (1909). Antonio escribe entre 1889 y 1907 su •So-
ledades», publicada por primera vez en 1902 aunque con
fecha de 1903 y que luego, en 1907, refundiría con el títu-
lo de •Soledades, galerías y otros poemas». Mientras, ger-
mina en la Sevilla finisecular una nueva generación de
poetas. Nacen en los últimos años del XIX y primeros del
XX, figuras como Fernando Villalón (1881), Rafael Lasso
203 de la Vega (1890), Adriano del Valle (1895), Vicente Alei-
xandre (1898), Rafael Laffón (1900), Juan Sierra (1901),
Alejandro Collantes de Terán (1901), Luis Cernuda
(1902), Joaquín Romero Murube (1904), José María Osu-
na (1908), Manuel Díez Crespo (1910) ... una nueva y ex-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

cepcional etapa de la poesía sevillana está a punto de


florecer 160:°
La pintura requiere una panorámica más amplia, que
abarca hasta los años veinte para evitar rupturas genera-
cionales. Hay un grupo de pintores veteranos, consagra-
dos, como Gonzalo Bilbao, los hermanos Alfonso y José
Cañaveral, José García Ramos, José Jiménez Aranda, José
Lafita Blanco, Virgilio Mattoni, Francisco Narbona, José
de Pando, José Pinelo, Emilio Sánchez Perrier, Rafael Se-
net, José Villegas Cordero, cuya sola relación da idea de
la gran importancia del colectivo, hoy en gran parte refle-
jada en el nomenclátor de la ciudad. Pero hay además

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TOMO
I
otro grupo que se adentra ya en el primer cuarto de siglo,
en el que existen pintores que alcanzarían fama y presti-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

gio. Unos son maduros, otros jóvenes, pero todos insepa-


rables en el conjunto de la época. Sus nombres eran:
Nicolás Alpériz, Gustavo Bacarisa -no nacido en Sevilla
pero, como otros que citamos, hechos en nuestra ciudad
y, sobre todo, vinculados a ella de por vida-, Juan Bal-
NICOLÁS SALAS

ceras, Gustavo Gallardo, Antonio García Lozano --que se


marcharía a París y triunfaría como el «arquitecto de las
flores» en los mismos años en que el Parque de María Lui-
sa era realizado por el francés Forestier-, Manuel García
Rodríguez, Manuel González Santo, Alfonso Grosso Sán-
chez, Diego López, Ricardo López Cabrera, Santiago Mar-
tínez, Andrés Martínez de León, Juan José Orta, Miguel
Angel del Pino y Sardá, José Rico Cejudo, Juan Rodríguez
Jaldón, José Romero Escacena, Narciso Sentenach --que
marchó a Madrid de director del Museo de Reproduccio-
nes Artísticas y publicó el libro •La Pintura en Sevilla•, en
1886, sobre la escuela pictórica hispalense desde los orí-
genes hasta el citado año-, Fernando Tirado, José Tova
y Villalba, Javier Winthuysen y otros. Es decir, un nutrido
204 grupo de artistas que protagonizó una etapa clave de la
pintura sevillana contemporánea 161 ~
En el campo de la escultura vuelve a reducirse la nómi-
na de artistas, aunque hay que subrayar la calidad de la ma-
yoría de ellos. En efecto, los escultores de la época fueron
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Joaquín Bilbao, Lorenzo Coullaut Varela, Manuel Delgado


Brackembury, Cluny, José Lafita y Díaz, Enrique Pérez Co-
mendador, Cándido Pino, Agustín Sánchez Cid, Miguel Sán-
chez-Dalp y Antonio Susillo, quien se quitó la vida el día 21
de diciembre de 1896, cuando apenas contaba ~renta
años, y su valía artística era justamente reconocida 162 .
La nómina de arquitectos une ya al filo entre dos si-
glos, como símbolos de dos épocas, a Juan Talavera de la
Vega y Juan Talavera Heredia, padre e hijo. Sobre la «ar-
quitectura del modernismo•, fenómeno clave en este pe-
ríodo, hicimos amplias referencias en el capítulo primero
de esta primera parte 163~

A437101439
TOMO
I En la actividad artística del canto, Cascales señala co-
mo barítono notable a Antonio Astillero Roerio, y como
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

tenor muy acreditado en España y en el extranjero a Fer-


nando Valero 164':°
Sevilla, como objetivo de los pioneros de la fotografía,
y como sede de fotógrafos, ha sido recientemente anali-
zada por un grupo de estudiosos y miembros de la Socie-
NICOLÁS SALAS

dad de Historia de la Fotografía en España. Desde el


primer daguerrotipo en Sevilla, en 1842, hasta nuestros
días, con especial atención al primer tercio de nuestro si-
glo, se dispone de una cuidada documentación. Miguel
Angel Yáñez Polo indica como pioneros al sevillano
Francisco de Leygonier y Haubert -aunque sus apellidos
indican un origen foráneo--, los franceses Lorichon y
Comminger y el británico Dowille. Poco después se unirian
el catalán Ramón Andrey y Alejandro Massari, extranjero,
más los sevillanos Antonio Villena y Gumersindo Ortiz, to-
dos ellos durante mediado el pasado siglo. Entre 1900 y
1910, Sevilla ocupa un destacado lugar en el mundo de la
fotografía española, con profesionales de la talla de Juan
Barrera, Luzuriaga, Manuel Medina, Luis Olmedo, Cecilio
205 Sánchez del Pando, Ramírez de Arellano, Julio Beauchy ...
En 1900, tenían abierto estudio en Sevilla, Ramón Almela,
Emilio Beauchy, Gerardo Camba, Miguel Castillo, Cem-
brano y Rodríguez, José Díaz, J. E. Escacena, Nicolás
Olarte, Ricardo Sanz ... En 1910, a los anteriores, se habían
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

unido Juan Barrera Gómez, Julio Gilardi Wercheli, Rafael


Pavón, José González ... Y ya en 1920, junto a parte de los
anteriormente citados, se unen Juan Artillo, Francisco y
Manuel Cerezo, Emilio Espinosa de los Monteros, Rafael
Garzón, los sucesores de Beauchy (Hijos de P&rez Rome-
ro), Femando Luna, Francisco Jiménez Arbizu, Joaquín
Oña y otros 165':°
En el escenario, los hermanos Alvarez Quintero apor-
tan •un costumbrismo andaluz todo alegría, bondad y op-
timismo ...• José López Pinillo, con «Esclavitud», se inclina
por el realismo social crítico, junto con Joaquín Dicenta y
su ,Juan José».

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TOMO
I
Serafín y Joaquín Alvarez Quintero estrenan desde 1888
a 1910 setenta y cuatro piezas teatrales y ya son los autores
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

indiscutibles que «baten récords de representaciones dentro


y fuera de España», siendo traducidos a más de diez idiomas
y a media docena de lenguas regionales. Concretamente, de
una producción total de doscientas veintiocho obras, ciento
seis fueron traducidas. Serafín y Joaquín habían nacido en
NICOLÁS SALAS

Utrera, en 1871 y 1873, respectivamente. En su discurso de


recepción en la Real Academia, Juan Ignacio Luca de Tena,
diría: «El teatro andaluz, propiamente dicho, no existía en
España antes de la aparición de los Quintero», y como colo-
fón del estudio sobre su teatro, afirma: «...Serafín y Joaquín
Alvarez Quintero, seáis benditos; bendita vuestra existen-
cia ..., bendita vuestra obra, consagrada a buscar entre las ti-
nieblas de la vida lo que enaltece, lo que redime, lo que
alienta, lo que honra a los humanos ...»
José López Pinillo «Parmeno» nació en la plaza Nueva
sevillana el día 2 de junio de 1875. En el Madrid de 1900
estrenó «Elvencedor de sí mismo» y comenzó una vida de
creación y periodismo que encontró serias dificultades en
su camino. En el teatro, tema que ahora nos ocupa, al-
206
canzó con «Esclavitud» (1918) eco en aquellas conciencias
que, como escribía Arturo Mori, no estaban de acuerdo
con el «teatro para los que piensen ni sientan, para nues-
tros ilustres topos, gala de ciudadanos divertidos ... «Par-
meno» es de los que dicen al público la verdad ...» Julio
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Martínez Velasco concretó la panorámica de aquella épo-


ca, con esta opinión: « ... así como los Quintero vieron el
costumbrismo desde el ala derecha, pretendiendo con-
servar el estilo andaluz de la vida, «Parmeno» lo vio desde
el ala izquierda, denunciando las injusticias sociales y
propugnando la revolución social. .. Los Quintero son tes-
timonio de una mitad de la verdad de Sevilla de su épo-
ca, la mitad de color de rosa... «Parmeno» testifica la
situación penosa de las clases proletarias, la que se ve
desde el ángulo opuesto. Los dos testimonios son igual-
mente válidos dentro de las lógicas limitaciones, por in-
completos»166:°

A437101439
TOMO
I El campo de la narrativa se mezcla a veces con el del
ensayo en la época reseñada. Procedentes del siglo XIX
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

hay en los primeros años del siglo XX un grupo de escri-


tores y publicistas bastante nutrido. Un buen ejemplo es
la siguiente nómina: José María Asensio, Claudio Boute-
lou, Francisco Caballero Infante, Narciso Campillo, Ma-
nuel Cano y Cueto, Juan Antonio Cavestany, Vicente
NICOLÁS SALAS

Chiralt, Antonio María Fabié, José Gestoso y Pérez, José


María Gutiérrez de Alba, Joaquín Guichot y Parody, Joa-
quín Hazañas y la Rúa, Carlos Jiménez-Placer, Francisco
Mateos Gago, Benito Más y Prat, Luis Montoto, Blanca de
los Ríos, José Sánchez Arjona, su hermano Francisco, Ra-
món de la Sota, Francisco Rodríguez Marín, Mercedes y
José de Velilla ... Todos ellos destacan en el periodismo,
la oratoria, el ensayo. Pero como narradores destacan
menos, aunque la cantidad no esté relacionada con la ca-
lidad. Las plumas más afamadas son las de Juan Francisco
Muñoz y Pabón, Javier Lasso de la Vega, Héctor Abreu
«Abrego», Alejandro Sawa --que aunque se le considera
malagueño, Alonso Zamora afirma que es sevillan~,
Martínez Barrionuevo ... Y un grupo reducido de jóvenes
207 valores como José López Pinillo «Parmeno», Rafael Cansi-
no Asséns, José Muñoz San Román, Santiago Montoto, Jo-
sé Más, José Andrés Vázquez ... Sería a partir de la
segunda década de nuestro siglo cuando comenzaría a
formarse --entre los que ya habían alcanzado la madurez
y las nuevas incorporaciones- una generación de narra-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

dores identificados con la etapa 1915-1936, año que se


quiebran no pocas trayectorias intelectuales. De este gru-
.
po nos ocuparemos en sus 1ugares correspon d 1entes .
167<0

En otras actividades artísticas, hay figuras destacadas


que Alejandro Guichot y Sierra rescata del olvido en su
obra «El Cicerone de Sevilla», donde se informa sobre re-
jería y cerrajería, carpintería y entallado, mobiliario, es-
cultura eboraria, cerámica, broncería y platería, vidrieras,
bordados y encajes ... 168 ~
Y llegamos al mundo del periodismo, como antesala
del crisol de voluntades ciudadanas que se estaba forjan-

A437101439
TOMO
I do en el Ateneo. Sevilla tenía, a finales del siglo XIX, un
elevado número de periódicos diarios y semanales, que
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

pronto fue reduciéndose. Las páginas periodísticas hacían


las veces de Parlamento de papel y no siempre con ecua-
nimidad y juego limpio.
Nada menos que quince periódicos se publicaban en
Sevilla en el último lustro del XIX, los años de la crisis
NICOLÁS SALAS

simbolizada en el Noventa y ocho, de todas las tenden-


cias ideológicas y algunos abiertamente anticatólicos que
recogían el anticlericalismo de la Prensa madrileña. Entre
éstos destacaban «ElTribuno• (1891-1896) y «El Porvenir•
(1848-1909), liberal y entonces decano de la Prensa local.
Los otros diarios eran los siguientes: «Diario de Sevilla•
(1882-1900), carlista; «El Español• (1868-1898) y •El Uni-
versal• (1878-1895), canovistas; «ElCronista• (1886-1894?),
de Romero Robledo; «El Orden• (1896-1898), de Silvela;
«La Andalucía• (1857-1899) y «El Progreso• (1883-1907),
de Sagasta; «El Posibilista• (1881-1895), de Castelar; «El
Baluarte• (1886-1903) y «El Pueblo• (1897-1899) republi-
canos; «El Noticiero Sevillano• (1893-1933), independien-
te, y los indefinidos «El Eco de Andalucía• (1880-1890) y
208 «La Andalucía Moderna• (1888-1911). Abundaban las re-
vistas y semanarios de todos los estilos, sobre todo satíri-
co, como el famoso «Don Cecilio de Triana» (1899-1922?).
En este ambiente, en muchos aspectos adverso para la
Iglesia, nació «ElCorreo de Andalucía» el día 1de febrero
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

de 1899, como «diario católico•, con una consigna tajante


de su fundador, el arzobispo Spínola: «Niun solo trabajo,
ni una línea, ni una letra de la nueva publicación deje de
encaminarse a la defensa de la verdad y de la justicia. An-
tes de faltar a esas normas, que El Correo muera•.
Don Marce/o de Sevilla, capellán, párroco de San Lo-
renzo, canónigo hispalense, obispo de Las Hurdes y de
Málaga, obispo auxiliar de Sevilla (1881-1884) y arzobis-
po y cardenal de Sevilla (1895-1906), era una figura señe-
ra de la Iglesia en España al que salpicaron el lodo de la
política y la maledicencia. Junto con el jesuita Padre Tarín
y sor Angela de la Cruz, eran personajes claves de la vida

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TOMO
I
sevillana, espiritual y social. Don Marcelo Spínola y Maes-
tre, meses antes de su muerte, protagonizó el ejemplar
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

testimonio de amor' a los pobres que ya quedó reseñado


al narrar la hambruna de 1905. Este prelado fue el pri-
mero de España en seguir el camino marcado por el
Santo Padre León XIII en 1882 sobre el periodismo ca-
tólico, ante la ola de anticlericalismo que azotaba a Es-
NICOLÁS SALAS

paña. La encíclica «Cum Multa», fechada el 8 de


diciembre de 1882, advertía al episcopado español:
«Sucede con frecuencia que la autoridad episcopal no
es respetada como es debido por los que tratan de en-
contrar la manera más conveniente de defender la cau-
sa católica (. ..) y hay que huir de la equivocada
opinión de los que mezclan y aun identifican la Reli-
gión con un determinado partido político, hasta el
punto de tener poco menos que por disidentes del Ca-
tolicismo a los que pertenecen a otro partido• (. ..) «La
Iglesia no condena en modo alguno las preferencias
políticas con tal de que éstas no sean contrarias a la Reli-
gión y a la Justicia•. Más adelante, en 1890, León XIII vol-
vió a insistir sobre la necesidad de c.ontar con periodistas
209
católicos y periódicos identificados con la doctrina cristia-
na, en la encíclica «Ab Apostolici Solii» de fecha 15 de oc-
tubre. Don Marcelo Spínola fundó «El Correo de
Andalucía» y la Asociación de la Buena Prensa, con el
propósito de reunir a cuantos periodistas y escritores es-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

tuvieran dispuestos a que el recién fundado rotativo fue-


se el gran medio escrito que los tiempos exigían en
Sevilla. •La víspera de la salida del diario -escribe José
María Javierre- llegaron a la Redacción siete mil pesetas
enviadas por el Padre Tarín•. Pedro Gómez Aparicio, en
su «Historia del Periodismo Español», cita nombres del
grupo fundador: el mencionado Padre Tarín; el canónigo
y novelista Muñoz y Pabón; el dirigente derechista y em-
prendedor empresario Manuel Rojas Marcos; Luis Abau-
rrea Cuadrado, catedrático universitario; Luis Montoto
Rautenstrauch, escritor; Carlos Cañal y Migolla, futuro mi-
nistro conservador; Rafael Sánchez Arraiz, periodista del

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TOMO
I «Diario de Sevilla», que sería el primer director del nuevo
rotativo.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Al final de la primera década, sólo quedaban cuatro


diarios procedentes del pasado siglo: «El Noticiero Sevi-
llano», «El Porvenir», «LaAndalucía Moderna» y «El Correo
de Andalucía», además del semanario satírico «Don Ceci-
lio de Triana». Y había cuatro nuevos periódicos: «Sevilla•
NICOLÁS SALAS

0898?-1916), «Heraldo de Sevilla» 0877?-1916), «La Uni-


dad Católica» 0909-1911) y «ElLiberal» 0901-1936).
La nómina de periodistas era muy extensa. Durante las
últimas décadas del siglo XIX habían alcanzado fama Fran-
cisco Peris-Mencheta, Carlos del Río, Francisco Hemández
Mir, Cayetano Segovia, Juan Pérez Gironés, José María Tu bi-
no, Jacinto Pardo, Juan González Román, Carlos Maria San-
tigosa, Rafael Sánchez Arraiz, Manuel Chaves Rey, Joaquín
García y Elorz ... Y ya en los primeros años de nuestra centu-
ria, en aquellas Redacciones se formaron hombres de la talla
de Femando Llorca, Eugenio Sedano, José María del Rey,
Alfredo Murga, Enrique Sandino, Luis Luquiño, Manuel
Manso, José Luis Montoto, Mariano Santigosa, Manuel Cha-
ves Nogales, José Laguillo ...169-9
210
Del periodismo, de la política, del pensamiento, del
plural campo de las artes y, especialmente, de la Univer-
sidad, fluyen al Ateneo los intelectuales, los hombres con
inquietudes ciudadanas, de conciencia responsabilizada
ante las exigencias del progreso y de la justicia social, en
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

una ciudad en la que se daban dramáticos contrastes so-


cioeconómicos. Los discursos de apertura de curso cons-
tituyen algo más que un compromiso protocolario y
representan siempre una exposición de temas candentes,
polémicos, de asuntos que afectan al presente y al futuro
inmediato de la ciudad. Los Juegos Florales, lejos de cir-
cunscribirse a la creación poética, que es fomentada con
la máxima generosidad, amplían su influencia a los de-
más campos del saber y anualmente aparecen ante la Se-
villa de la época como una convocatoria pública de
nuevas ideas. En aquel Ateneo se estudia la figura trági-
camente desaparecida de Lorenzo Leal, un periodista y

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TOMO
I
escritor sevillano que Manuel Pacheco Catalán ha rescata-
do del olvido, y que era un profundo conocedor del léxi-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

co andaluz. Se conocen y comentan las cartas que se


cruzan entre Francisco Rodríguez Marín, Manuel L. Rome-
ro y Marcelino Menéndez y Pelayo. Se estudian proyectos
de mejoras urbanas, de nuevos edificios, de problemas
municipales, de enseñanzas profesionales especializadas.
NICOLÁS SALAS

Se reconocen los méritos de figuras como Justino Matute,


maese Rodrigo Fernández de Santaella, José Gestoso,
Mercedes y José de Velilla, se exalta a la mujer sevillana.
Vinculados al Ateneo están Manuel Chaves Rey y Manuel
Chaves Nogales, Felipe Cortines Murube, Javier Lasso de
la Vega, Carlos Cañal y Migolla, Pedro Rodríguez de la
Borbolla, Pedro Alvarez Quintero, Manuel Siurot, Joaquín
Hazañas y la Rúa, Adolfo Rodríguez Jurado, Prudencio
Mudarra y Párraga, Feliciano Candau, Aurelio Gali,
Amante Laffón, Diego Angulo Laguna, José de Benjumea,
Juan Carretero Luca de Tena, Jesús Pabón y Suárez de Ur-
bina, el conde de Colombí, el marqués de Sánchez-Dalp,
Manuel Blasco Garzón, Diego Martínez Barrio, José Mon-
ge y Bernal, Rafael Cansino Asséns, y una larga nómina
211 de sevillanos y metecos ansiosos del resurgir de la capital
andaluza, como Fflix Sánchez Blanco, fundador de la re-
vista «Bética»en la década siguiente, una de las aportacio-
nes culturales sevillanas más importantes del siglo.
Hombres maduros y jóvenes, muchos de los cuales ten-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

drían un papel trascendental durante el primer tercio de


1a centuna. 17D.V
.
En el Ateneo coinciden también las últimas activida-
des del movimiento folklorista, los intentos por recuperar
la cultura popular y el folklore de Andalucía, que se con-
sideran como los orígenes de la antropología. En este
movimiento tiene un lugar destacado Antonio Macha-
do y Núñez, abuelo de los poetas sevillanos Manuel y
Antonio Machado. Y el fruto de aquellas inquietudes
quedó recogido en las revistas, como «ElFolklore anda-
luz» y el «Folklore Bético-Extremeño», que representan
hoy un excepcional caudal de documentación sobre una

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TOMO
I
etapa de apertura a Europa hasta entonces sin preceden-
tes. Tres figuras de aquel movimiento, Antonio Machado
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

y Alvarez, Francisc:o Rodríguez Marín y Alejandro Guichot


y Sierra, serían hombres vinculados a la etapa fundacio-
nal del Ateneo. Fruto del movimiento folklorista, fueron,
entre otras iniciativas culturales, la «Revista de Filosofía,
Literatura y Ciencias» de Sevilla, de la que Mario Méndez
NICOLÁS SALAS

Bejarano, dijo: «Lamejor que en su género se había publica-


do en España, siendo palenque abierto a todas las opinio-
nes, preferentemente a las racionalistas». Una actividad
cultural promovida por el krausismo, «investigando en nues-
tra literatura nacional y popular para descubrir el espíritu
del pueblo que tras ella, sin duda, se escondía ..... Hombres
vinculados al krausismo fueron Cano y Cueto, Barras de
Aragón, Boutelou, Joaquín y Alejandro Guichot, Carlos Ji-
ménez Placer, Luis Montoto, Javier Lasso de la Vega, Pa-
gés del Corro y el padre y el abuelo de los hermanos
Manuel y Antonio Machado.
Son también los tiempos en que Torcuato Luca de Te-
na y Alvarez Ossorio, una de las grandes figuras sevilla-
nas de la época, nacido en la casa número 20 de la calle
212
Doña María Coronel, funda en Madrid la revista «Blanco y
Negro» (1891) y el diario «ABC»(1905), que en 1903 fue pri-
mero semanario y después, a partir de junio, de aparición
bisemanal hasta convertirse en diario dos años después. Don
Torcuato --como era popularmente conocido-- jamás se
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

desvinculó de Sevilla. Llevó a Madrid a su primo Arubal


González y Alvarez Ossorio para que proyectara la Casa
de ABC, en la que permaneció su característico estilo ar-
quitectónico, y dejó en marcha la obra tan ansiada por él
y realizada por su hijo Juan Ignacio: la edición andaluza,
sevillana, de su periódico, que fue fundada el 12 de octu-
bre de 1929, pocos meses después de su fallecimiento.
Eran también los años juveniles de José María Izquierdo,
que en 1902 entraba en la Universidad, donde cursó De-
recho hasta 1907. De su figura singular se ocupó Joaquín
Romero Murube en un libro del que me dijo en 1955, con
motivo de una entrevista que le hice en su despacho de

A437101439
TOMO
I conservador de los Reales Alcázares, estas palabras llenas
de emoción y cariño: «Esel libro que más me gusta de to-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dos los míos y el que menos se ha vendido•. Entramos ya


en la Sevilla del Renacimiento, que se extendería durante
dos décadas, con la Exposición Iberoamericana como ob-
jetivo 171~
NICOLÁS SALAS

213
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I
NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

150 Antonio Burgos, Guf,a Secreta de Sevilla, Madrid, Ed. Al Bo-


rak, 1974, pp. 338-339. Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. XIII-
XVI, XVII, XXX y XLII-XLV; 1910, pp. 693-698, 723-724, 728-729 y
755-759.
NICOLÁS SALAS

151 Luis Montoto, Necrológica de Manuel Chaves Rey, Sevilla, R.


A. Sevillana de Buenas Letras, Tip. La Exposición, 1917, pp. 4-7. Anó-
nimo, El Duque de TSerclaes, bibliógrafo ejemplar(Datos biográficos y
catálogo de sus principales publicaciones), «Archivo Hispalense• (1953),
número 57. María de Pablo Romero, Historia del Ateneo de Sevilla, o.
c., p. 24 (Bibliografía y hemerografia sobre las tertulias del duque de
T'Serclaes y del marqués de Jerez de los Caballeros). María de la
Concepción Zancada, Indice de los cien primeros números de la re-
vista •Archivo Hispalense», (Introducción: el mundo intelectual en la
Sevilla de fines del siglo XIX), Diputación Provincial de Sevilla, 1962.
152 José María Gutiérrez Ballestero, La imprenta en Sevilla: el
impresor Enrique Rasco, Madrid, Tall. Gráficos de Góngora, 1956.
153 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1910, pp. 723-724 y 728-729.
154 María de Pablo-Romero, Historia del Ateneo de Sevilla
214 (1887-1931, Sevilla, Colegio Oficial de Aparejadores y AA. TT. de
Sevilla, 1982, pp. 7-156. Enrique de la Vega Vigueras, Militares aca-
démicos (1752-1988), Real Academia Sevillana de Buenas Letras,
1989 (Síntesis histórica de la fundación de la Academia).
155 Juan Infante-Galán, La Sevilla en que nació el Ateneo, «ABC•,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

25 junio 1969. Nicolás Salas, El Ateneo de Sevilla ... , «ABC·, 25 junio


1969 (Número extraordinario con motivo de la entrega de la Medalla
de Oro de la Ciudad al Ateneo).
156 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp. 131-132, 139-146 y
192-195.
157 Demetrio de los Ríos, El Arle en todas sus manifestaciones,
Sevilla, Imp. Gironés, 1885, pp. 151-328.
158 José Cascales y Muñoz «Mathéfilo», Sevilla, intelectual (Sus
escritores y artistas contemporáneos), Madrid, Lib. de Victoriano Suá-
rez, 1896. Justino Matute y Gaviría, Hijos de Sevilla señalados en san-
tidad, letras, armas, arles o dignidad (Anotados y corregidos por la
Redacción de «Archivo Hispalense•), Imp. de E. Rasco, 1886, tomo I;

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TOMO
I 1888, tomo 11. Mario Méndez Bejarano, Diccionario de escritores,
maestros y oradores naturales de Sevilla ..., Sevilla, Imp. de Gironés,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

1922, tomo I; 1923, tomo 11; 1925, tomo III. Francisco Cuenca, Biblio-
teca de Autores Andaluces, La Habana, Tip. Moderna, 1921, tomo I;
1925, tomo 11.(El mismo autor tiene también publicado en la misma
Editorial, biografías de pintores y escultores, músicos y actores y ac-
trices). Joaquín Hazañas y la Rúa, La imprenta en Sevilla, Diputación
Provincial de Sevilla, J945, tomo I; 1949, tomo 11. Francisco Aguilar
NICOLÁS SALAS

Piñal, Impresos sevilla'nos del siglo XVIII (Adiciones a la Tipografía


hispalense), Madrid, C.S.I.C., 1974. Celestino López Martínez, Arqui-
tectos, escultores y pintores vecinos de Sevilla, Sevilla, Rodríguez G. y
Cía., 1928. Nicolás Salas, Joaquín Benjumea Burín ..., O.e. Alfonso
Braojos Garrido, María Parias Sáinz de Rozas y Leandro Alvarez Rey,
o. c., pp. 236-243.
159 Vicente Vega, Diccionario ilustrado de efemérides, Barcelo-
na, Ed. Gustavo Gili, 1968, tomo I, p. 111; tomo 11, pp. 940, 1122 y
1158. José Cascales y Muñoz, o. c., pp. 483-507. Enrique Sánchez Pe-
drote, informes de su archivo. Varios, Libro-homenaje a Joaquín Tu-
rina (I Centenario de su nacimiento), Madrid, Ministerio de Cultura,
1983. Joaquín Turina (Estudio de Manuel Castillo), La música anda-
luza, Sevilla, Ed. Alphar, 1982. Enrique Sánchez Pedrote, Turina y
Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, B.T.S. número 22, 1982. Mariano
Pérez Gutiérrez, Falla y Turina a través de su epistolario, Madrid, Ed.
215 Alpuerto, 1982. Manuel Femández-Piedra de Silva, Joaquín Turina
en la Hermandad de Pasión, «ABC•,15 enero 1987. Mercedes Mena,
informes de su archivo sobre la familia Mariani (Obra clásica de Luis
Leandro Mariani es Agustina de Aragón, lírico-dramática, sobre el
conocido episodio de la guerra de la Independencia, editada en
Madrid, 1892). José María de Mena, Historia del Conservatorio Su-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

perior de Música y Escuela de Arte Dramático de Sevilla, Madrid,


1984, pp. 9-20.
160 Miguel Pérez Ferrero, Vida de Antonio Machado y Manuel,
Madrid, Ed. Rialp, 1947, pp. 31-117. Manuel Machado, Prosa (Ed. y
Est. de José Luis Ortiz de Lanzagorta), Universidad de Sevilla, 1974,
pp. XLVII-LVIII.Antonio Machado, Poesías, o. c., pp. 17-85.José Ma-
chado, Ultimas soledades del poeta ..., Soria, Imp. Provincial, 1971,
pp. 7-9. Juan de Dios Ruiz Copete, Poetas de Sevilla. De la Genera-
ción del 27 a los Taifas del cincuenta y tanto, Sevilla, Imp. González
Cabañas, 1971, pp. 40, 373-384. María del Pilar Márquez González,
Alejandro Col/antes de Terán, poeta de Sevilla, Diputación Provincial
de Sevilla, 1973, pp. 17-20. Luis Cemuda, Poesía Completa, Barcelo-
na, Barral Ed., 1973, p. 19. Guillermo Alvarez de Toledo y Pineda,

A437101439
TOMO
I Recuerdo de la poesía sevillana del siglo XX (Inédito). José Luis Ca-
no, Antología de poetas andaluces contemporáneos, Madrid, Ed. Cul-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

tura Hispánica, 1968, pp. 49-85, 126-136, 220-251, 273-285, 291-299 y


350-356.
161 José Cascales y Muñoz, o. c., pp. 305-457. Francisco Cuenca,
Museo de pintores y escultores andaluces (Prólogo de Francisco Vi-
llaespesa), La Habana, Imp. Rambla, Bauza y Cía., 1923, pp. 13-49.
NICOLÁS SALAS

Enrique Valdivieso, Historia de la pintura sevillana, Sevilla, Ed. Gua-


dalquivir, Abengoa, 1986. Idem, Aproximaxión a la pintura sevilla-
na, siglo XVIII y siglo XIX, 1982. Idem, Pintura sevillana del siglo
XIX, 1981. Banco Bilbao Vizcaya, Pintores andaluces de la escuela
de Roma (1870-1900), Catálogo, 1989. Banco de Bilbao, La vida co-
tidiana en la pintura andaluza del XIX, Catálogo, 1987. Varios,
Aproximación a la pintura sevillana, 1982. Antonio Reina Palazón,
La pintura costumbrista en Sevilla (1830-1870), Universidad de Se-
villa, 1979. Varios, La pintura en la época de los Duques de Montpe-
sier, Obra Cultural de la Caja de Ahorros San Femando de Sevilla,
s/a. Alejandro Guichot y Sierra, Dos series iconográficas de Reyes en
Sevilla, Sevilla, Imp. Alvarez, 1926. Pablo Ferrand, Gustavo Bacari-
sas, Rev. «ElMonte•, número 1, pp. 31-32.
162 Miguel Pérez Ferrero, Vida de Antonio Machado y Manuel,
Madrid, Ed. Rialp, 1947, pp. 31-117. Manuel Machado, Prosa (Ed. y
Est. de José Luis Ortiz de Lanzagorta), Universidad de Sevilla, 1974,
216 pp. XLVII-LVIII.Antonio Machado, Poesías, o. c., pp. 17-85. José Ma-
chado, Ultimas soledades del poeta ..., Soria, Imp. Provincial, 1971,
pp. 7-9. Juan de Dios Ruiz Copete, Poetas de Sevilla. De la Genera-
ción del 27 a los Taifas del cincuenta y tanto, Sevilla, Imp. González
Cabañas, 1971, pp. 40, 373-384. María del Pilar Márquez González,
Alejandro Col/antes de Terán, poeta de Sevilla, Diputación Provincial
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

de Sevilla, 1973, pp. 17-20. Luis Cemuda, Poesía Completa, Barcelo-


na, Barral Ed., 1973, p. 19. Guillermo Alvarez de Toledo y Pineda,
Recuerdo de la poesía sevillana del siglo XX (Inédito). José Luis Ca-
no, Antología de poetas andaluces contemporáneos, Madrid, Ed. Cul-
tura Hispánica, 1968, pp. 49-85, 126-136, 220-251, 273-285, 291-299 y
350-356.
163 José Cascales y Muñoz, o. c., pp. 305-457. Francisco Cuenca,
Museo de pintores y escultores andaluces (Prólogo de Francisco Vi-
llaespesa), La Habana, Imp. Rambla, Bouza y Cía., 1923, pp. 13-49.
Enrique Valdivieso, Historia de la pintura sevillana, Sevilla, Ed. Gua-
dalquivir, Abengoa, 1986. Idem, Aproximaxión a la pintura sevilla-
na, siglo XVIII y siglo XIX, 1982. Idem, Pintura sevillana del siglo
XIX, 1981. Banco Bilbao Vizcaya, Pintores andaluces de la escuela

A437101439
TOMO
I de Roma (1870-1900), Catálogo, 1989. Banco de Bilbao, La vida co-
tidiana en la pintura andaluza del XIX, Catálogo, 1987. Varios,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Aproximación a la pintura sevillana, 1982. Antonio Reina Palazón,


La pintura costumbrista en Sevilla (1830-1870), Universidad de Se-
villa, 1979. Varios, La pintura en la época de los Duques de Montpe-
sier, Obra Cultural de la Caja de Ahorros San Fernando de Sevilla,
s/a. Alejandro Guichot y Sierra, Dos series iconográficas de Reyes en
Sevilla, Sevilla, Imp. Alvarez, 1926. Pablo Ferrand, Gustavo Bacari-
NICOLÁS SALAS

sas, Rev. «ElMonte•, número 1, pp. 31-32.


164 José Cascales y Muñoz, o. c., pp. 461-479. Francisco Cuenca,
O.e. F. Blázquez, La escultura sevillana (1900-1930), O.e. Diego
Angulo lñiguez, Historia del arte, Madrid, Eisa, 1962. Daniel Pineda
Novo, &cultura e imaginería, Cosas de Sevilla, 1981. Ramón Torres
Martín, La pintura costumbrista sevillana, Urbis, 1980. Archivo His-
palense, número 36, Pintores románticos sevillanos. Bética, número
77, La escultura sevillana. Antonio Hermosilla Molina, El suicidio del
escultor Antonio Susillo, «ABC•,23 febrero 1982.
165 Miguel Angel Yáñez Polo, Luis Ortiz Lara y José Manuel Hol-
gado Brenes, Historia de la fotografía Española, Sevilla, 1986, (Obra
fundamental). M. A. Yáñez Polo, Retratistas y fotógrafos (Primera
historia de la fotografía sevillana), Sevilla, 1981. Idem, Historia de
los fotógrafos de la calle Sie'1pes,Sevilla, 1984. Idem, Cien fotógrafos
sevillanos insignes, ·ABC•, serial desde 13 marzo a 31 julio 1984. Vi-
217 . cente Gómez Zarzuela, Guía de Sevilla, o. c., 1899, p. XXI; 1905, p.
XXXVI; 1910,p. 714; 1915,p.660; 1921,p. 715.
166 Serafín y Joaquín Alvarez Quintero, Obras completas, Ma-
drid, Espasa Calpe, 1953, tomo VII, pp. VII-XXIX y 10065-10078. José
Losada de la Torre, Peifil de los hermanos Alvarez Quintero, o. c.,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

pp. 73-126 y 219-234. Juan Ignacio Luca de Tena, Sevilla y el teatro


de los Quintero, Madrid, Imp. Prensa Española, 1946, pp. 27 y 32.
Mario Méndez Bejarano, o. c., tomo I, pp. 410-414. Julio Martínez Ve-
lasco, informe de su archivo.
167 José Cascales y Muñoz, o. c., pp. 1-302. Mario Méndez Beja-
rano, o. c., (Diccionario). Francisco Muñoz y Pabón, Obras selectas,
Madrid, Apostolado de la Prensa, 1956, tomos IX, X y XI (Lecturas re-
creativas). Cástor Montoto, Don Luis Montoto, Madrid, Ed. Hemando,
1935. Juan Fernández Martín, Biografía y epistolario de don Francis-
co Rodríguez Marín, Madrid, Escelicer, 1952. Antonio Muñoz y To-
rrado, Discurso necrológico de don Juan Francisco Muñoz y Pabón,
Sevilla, Imp. Sobrinos de Izquierdo, 1921. José Luis Ortiz de Lanza-
gorta, informe de su archivo. Rafael Cansinos Asséns, La novela de

A437101439
TOMO
I un literato, Madrid, Alianza Tres, 1982, tomo I (1882-1914); 1985, to-
mo II (1914-1923). Alfredo Valenzuela, ¿Dónde está Rafael Cansinos-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Asséns?, •ABC·, 10 abril 1989. Demetrio de los Ríos, El arte en todas


sus manifestaciones, Sevilla, Imp. Gironés, 1885. Manuel Chaves
Rey, Perder el tiempo, Sevilla, Imp. •El Porvenir•, 1896. José García
Rufino, Acuarelas de Abril, Imp. Leal Ed., 1892. Felipe Cortines Mu-
rube, De Andalucía, Sevilla, Imp. Izquierdo, 1908. Luis Montoto y
Rautenstrauch, De re literaria, Sevilla, Lib. San José, 1909. José Mu-
NICOLÁS SALAS

ñoz San Román, Sequía (1905), Sevilla, Imp. Santigosa, 1908. M.


Martínez Barrionuevo, Sevilla famosa, Madrid, Imp. Torrija, 1905.
Francisco Rodríguez Marín, Quisicosillas, Madrid, Biblioteca Patria,
1910. Benjamín Ibarrola, Sevilla, Lib. Juan Antonio, 1906.
168 Alejandro Guichot y Sierra, El Cicerone de Sevilla (Monu-
mentos y Artes Bellas), Sevilla, Imp. Alvarez, 1925, tomo I; Imp. Mu-
nicipal, 1935, tomo II.
169 El mundo de los periódicos (Anuario de la Prensa Española),
1898-1899, Madrid, Hernando y Cía., 1899. José María Javierre, Don
Marce/o, o. c., pp. 383-387. Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1900, pp.
300-302; 1910, pp. 562-564. Alfonso Braojos Garrido y Manuel Tori-
bio Matias, Guía de la Hemeroteca de Sevilla, 2ª Edición, Ayunta-
miento de Sevilla, 1990. Nicolás Salas,joaquín Benjumea ..., o. c., pp.
77-80. Idem, archivo Periodismo en Sevilla. Francisco Cuenca, Biblio-
teca de Autores Andaluces, O.e. Manuel Chaves Rey, Historia y bi-
218 bliografía de la Prensa sevillana (Prólogo de Joaquín Guichot y
Parody), Sevilla, Imp. Rasco, 1896. Manuel Aznar, El periodismo en
Sevilla, 1889 (Edición facsímil de la Biblioteca del Arzobispado de
Sevilla, 1986). Varios, Enciclopedia de Andalucía, Sevilla, Promocio-
nes Culturales Andaluzas, 1979, tomo VI, pp. 2757-2761. Pedro Gó-
mez Aparicio, Historia del Periodismo Español, Madrid, Ed. Nacional,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

1967-1981, cuatro tomos, tomo III (1974), pp. 153-161, 318 y 675.
170 Manuel Pacheco Catalán, Lorenzo Leal y Ramírez-Arias
(1860-1891), Sevilla, Imp. Municipal, 1966. José Cascales y Muñoz,
O.e. José Monge y Berna!, O.e. Luis Lerdo de Tejada, O.e. Vicente
NarbonaJiménez, O.e. Francisco Rodríguez Marín, Discurso de aper-
tura de curso del Ateneo de Sevilla, Imp. F. Díaz, 1905. Joaquín Haza-
ñas y la Rúa, Discurso de apertura de curso del Ateneo, Imp. El
Mercantil, 1894. Idem, Maese Rodrigo Fernández de Santaella, Sevi-
lla, Imp. Izquierdo, 1900. José Vázquez Ruiz, Don Justino Matute y
Gaviría, Sevilla, Imp. Tarascó y Lasa, 1885. José Antonio Femández,
Administración municipal, Sevilla, Imp. González Cuadrado, 1898.
Javier Lasso de la Vega, España en Sevilla, Sevilla, Imp. de La Anda-
lucía Moderna, 1908. J. Avilés Pérez, La mujer sevillana, Sevilla, Imp.

A437101439
TOMO
I •El Correo de Andalucía•, 1906. Enrique de Leguina, La Giralda, Sevi-
lla, Imp. de R. Rasco, 1896. Serafín y Joaquín Alvarez Quintero, Dis-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

curso en los Juegos Florales de 1910, Sevilla, Imp. de F. Díaz, 1910.


Luis Montoto, Discurso necrológico en honra del poeta José de Veli-
lla, Sevillai Imp. oe-Santigosa, 1904. Idem, Mercedes de Velilla, Sevi-
lla, Tip. Gironés, 1918. Nicolás Salas, Joaquín Benjumea Burín ...,
O.e. Idem, El Moscú sevillano, O.e. María de Pablo-Romero, Historia
del Ateneo de Sevilla, O.e. José María Enrique Calero, Siurot, evoca-
NICOLÁS SALAS

do, -ABC•, 22 mayo 1973. Idem, Siurot, orador, •ABC•,2 septiembre


1973. José Monge y Berna!, Siurot, Cádiz, Est. Cerón, 1942 (Obra fun-
damental). Antonio Egea López, Manuel Siurot, un pedagogo de
Huelva, •El Correo de Andalucía•, 13 junio 1986. Luis Llerena Baizán,
Recordando a Antonia Siurot Mora, •El Correo de Andalucía•, 1 octu-
bre 1988.
171 Encarnación Aguilar Criado, Cultura popular y Folklore en
Andalucía, Diputación Provincial de Sevilla, 1990, pp. 239-280 y
327-333 (Obra fundamental que aporta, además, selección bibliográ-
fica). Juan Ramón García Cué, Aproximación al estudio del krausis-
mo andaluz, Madrid, Tecnos, 1985, pp. 93-115. María de Pablo
Romero, Historia del Ateneo de Sevilla, o. c., pp. 7-19 y 22. Francisco
Aguilar Piñal, Temas sevillanos, Madrid, 1972, pp. 161-164. Maximia-
no García Venero, Don Torcuato Luca de Tena, Madrid, Ed. Prensa
Española, 1961, pp. 1, 77-78 y 123-132. Pedro Gómez Aparicio, O.e.
219 Joaquín Romero Murube, José María Izquierdo y Sevilla, Sevilla, Imp.
Municipal, 1934. Nicolás Salas, Entrevista con Joaquín Romero Mu-
rnbe, Semanario •¡Oiga!•,31 enero 1955.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

A437101439
I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

221
TOMO
NICOLÁS SALAS

A437101439
SEGUNDA PARTE
Renacimiento (1911-1920)
TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

"Pero mi júbilo mayor en esta triste vida de que ya iba


sabiendo era el viaje en tranvía de mulas desde Triana a
la plaza de San Francisco (. ..) Me llevaban, pues, al «ri-
per», y yo tomaba posiciones, a ser posible, en su primer
banco. Después de media hora o así, el coche rebosaba ...
NICOLÁS SALAS

Había de reforzarse el tronco de mulas para afrontar la


subida del puente (.. .) Ahora, adelante, hasta el quiosco
terminal, una curiosa pieza, al parecer, de marquetería
«árabe», acaso de fábrica de «almendrado de canela», erigi-
do en la plaza de San Francisco, frente por frente a la ca-
lle Chicarreros .....
Rafael Laffón, «Sevilla del buen recuerdo», Universi-
dad de Sevilla, 1973, pp. 46-48.

222
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Vista de la plaza de San Francisco, anterior a 1881,


año en que se levantó la fuente conocida como «pila del
pato» para trasladarla al final de la Alameda de Hércules.
La citada fuente, rematada en principio por una figura de
Mercurio, fue colocada en el siglo XVI al final de la plaza,
junto a la fachada Sur porticada, donde ahora se alza el
Banco de España. La «pila del pato» estuvo en la Alameda
de Hércules hasta mediado nuestro siglo, siendo traslada-
da al Prado de San Sebastián 0953) y, finalmente, a la
plaza de San Leandro 0971?) (Santiago Montoto, La pila
del pato, «ABC»,20 agosto 1964. Fotografía sin autor ni
año).

A437101439
I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

223
TOMO
NICOLÁS SALAS

A437101439
TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

O. LA ESPAÑA DESINTEGRADA
NICOLÁS SALAS

Marruecos, sangría y vergüenza. Doce cam-


bios en la presidencia del Gobierno. Asesi-
nato de Canalejas. España emplea por
primera vez en la historia la aviación como
arma de guerra. Ortega y Gasset, «antena
europea». Agitaciones agrarias en Andalu-
cía. Franco, el capitán más joven de Espa-
ña, a punto de morir en el asalto a El Biu1z.

Los españolitos que vienen al mundo durante la primera


década del siglo elevan el censo de 1910 a 19.927.150 habi-
tantes, de los cuales ya sólo el 40,03 por 100 son analfabetos,
frente al 45,27 de 1900, en su cifra más modesta. La pobla-
225
ción activa no llega aún a los siete millones seiscientas mil
personas, de las que más de cuatro millones doscientas mil
están en el agro. En términos relativos, la población activa
permanece estática, con un 35,31 por 100 en 1900 y un 35,37
en 1910, según Tamames, algo más reducida que la versión
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

dada por el Instituto Nacional de Estadística, que señala el


40,2 en el primer año citado y el 37,8 en el segundo. Por sec-
tores de producción, con datos de 1910, la agricultura acoge
el 66,00 por 100 de la población activa; la industria, el 15,82 y
los servicios, el 18,18. La esperanza de vida al nacer, que era
de 34,76 años a finales del siglo XIX, se eleva ahora a 41,73
años. España está ya en guerra abierta con Marruecos. Muere
asesinado José Canalejas (1912) y le sustituye Romanones. El
5 de noviembre de 1913 España emplea por primera vez en
la historia la aviación como arma bélica ... Ese mismo año su-
be Dato al poder y dura hasta 1915 ~n que le sustituye Ro-
manones--. García Prieto dos veces y Dato una, vuelven a la

A437101439
TOMO
I
presidencia del Gobierno en 1917 y 1918. Entre marzo y
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

noviembre del último año citado le toca el tumo a Maura,


quien es sustituido por Romanones. En 1919, tres Gobiernos:
de Maura, Sánchez de Toca y Allendesalazar ... «Una nueva
generación intelectual reconocía en don José Ortega y Gas-
set, insigne profesor de Metafísica, depurado estilista y ante-
NICOLÁS SALAS

na europea de España, su espejo y su maestro». Ricardo de la


Cierva define así aquella década: •Intento y tragedia de Cana-
lejas ... Convulsiones ante la Guerra Europea y desintegración
política ... Crisis múltiple de la Restauración en 1917 ...» La Es-
paña laboral se agita en huelgas y violencias. La C.N.T. cele-
bra su primer Congreso (1911) poco antes de ser declarada
ilegal. También hay Congresos socialistas (1912 y 1915) y de
agricultores en Córdoba 0913). Graves agitaciones agrarias
en Andalucía (1918) y transformación de la ].S. en el primer
P.C. de España (1920). Francisco Franco, de primer teniente
(1912), asciende -siempre por méritos de guerra- a capi-
tán en 1915 --el más joven de España-y a comandante en
1917. En 1916, en el asalto a El Biutz, el capitán Franco reci-
bió una gravísima herida de guerra. En 1912 había ganado su
226
primera Medalla Militar. El Rey Alfonso XIII sufrió en 1913 un
nuevo atentado anarquista, del que sale ileso. España se de-
clara neutral en la I Guerra Mundial y, al término de la mis-
ma, Cataluña exige su Estatuto de Autonomía (1918). En
1919 se establece la jornada laboral de ocho horas. Yun año
después se producen graves conflictos sindicales en Asturias.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Ese mismo año de 1920 mueren Benito Pérez Galdós, la em-


peratriz Eugenia de Montijo y Mariano de Cavia. ¿Debe resu-
mirse en tan breve espacio uno de los episodios más
importantes de la historia española? Sin duda la síntesis elimina
hechos de gran trascendencia, como, por ejemplo, los sucesos
de 1917, no sólo por comenzar el «Trienio bolchevique» sino
por plantearse por primera vez por parte del Cuerpo de Arti-
llería la contestación al Rey Alfonso XIII, lo que unido a otros
acontecimientos implica un paso decisivo para la crisis monár-
quica que se paralizaria años más tarde con la Dictadura de Pri-
mo de Rivera, un paréntesis (1923-1930)~ no pudo evitar la
caída definitiva de la Corona en abril de 1931 72.¿;;;i

A437101439
TOMO
I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

172 Ricardo de la Cieiva, Franco, un siglo de España, o. c., tomo


I, pp. 73-151 y tomo II, pp. de cronología general. Idem, Historia bá-
sica de la España actual, o. c., pp. 177-210. Manuel Tuñón de Lara,
El movimiento obrero en la Historia de España, o. c., pp. 455-663.
Idem, La España del siglo XX, o. c., tomo I, pp. 20-128. José Luis Co-
NICOLÁS SALAS

mellas, o. c., pp. 352-360. Jesús Pabón, o. c., tomo I, pp. 382-678; to-
mo II, pp. 3-231. Ramón Tamames, Estructura económica de
España, o. c., p. 22. Instituto Nacional de Estadística, Anuario 1971,
o. c., pp. 47-55. Nicolás Salas,Joaquín Benjumea Burin, o. c., pp. de
cronología (Apéndice). José Andrés Gallego, Los movimientos revo-
lucionarios europeos de 1917-1921, Universidad de Sevilla, 1979,
pp. 70-73. Jacques Maurice, Anarquismo andaluz, Barcelona, Ed.
Crítica, 1990. David Ruiz, Historia de España Labor, Barcelona, Ed.
Labor, 1981, tomo VIII, pp. 461-524. Miguel Martínez Cuadrado, His-
toria de España Alfaguara, Madrid, Alianza Ed., 1974, tomo VI. Fer-
nando Díaz Plaja, España, los años decisivos: 1917, Barcelona, Plaza
y Janés, 1969.

227
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

A437101439
TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

"Sevilla se transforma y embellece para una exposi-


ción; todo será exposición en ella, y todo tendrá, fatal-
mente, el mismo carácter transitorio de las exposiciones.
Será Sevilla una ciudad expuesta, y de seguir absorbidos
NICOLÁS SALAS

por ese ideal común de la Exposición, que ha tenido la


virtud de coordinar y disciplinar todas las actividades an-
tes dispersas, corremos el peligro de que después de ce-
lebrado el certamen hispanoamericano, al clausurarlo,
Sevilla quedase igualmente clausurada».
Manuel Chaves Nogales, «La Ciudad», Sevilla, Imp.
de «LaVoz» de Córdoba, 1921, p. 95.

228
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Vista de las Murallas de la Macarena y Puerta, al fon-


do, antes de la tercera década del siglo XX, cuando aún
no se habían derribado la mayor parte de los edificios
que las circundaban. (Juan de Mata Carriazo, Las Mura-
llas de Sevilla, «Archivo Hispalense», números 48-49
(1951), pp. 9-39. Joaquín Hazañas y la Rúa, Historia de
Sevilla, Academia de Estudios Sevillanos, 1932, pp. 28-
29. Alejandro Callantes de Terán, Murallas de la Maca-
rena, «ABC», 25 febrero 1930. José Guerrero Lovillo,
Sevilla, Barcelona, Ed. Aries, 1962, pp. 7-10. Fotografía
sin autor ni año, reproducida por Hauser y Menet (1895-
1900).

A437101439
I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

229
TOMO
NICOLÁS SALAS

A437101439
TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

l. CIUDAD EN EVOLUCION
NICOLÁS SALAS

Los planos de Sevilla, desde 191o a 1918.


Aníbal González gana el concurso de la
Exposición Iberoamericana. Los proyectos
de Sánchez-Dalp, conde de Colombí y Ro-
dríguez de la Borbolla. Derribos y ensan-
ches: la gran vía. Apertura del Parque de
María Luisa, con las reformas de Forestier.
Aprovechamiento de la Huerta del Retiro.
Precio del metro cuadrado en La Palmera:
8,75 pesetas. Monumentos a Bécquer y la
Inmaculada. Siguen las riadas. Costo de
las viviendas del Real Patronato.

Las iniciativas urbanísticas de la primera década van


231
desembocando en ideas concretas que comienzan a mo-
dificar el plano de la ciudad, en su perímetro interior,
aunque muy lentamente. Desde el plano de Antonio Po-
ley, citado en el capítulo primero de la primera parte, fe-
chado en 1910, hasta el plano que se publica en 1918, sin
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

nombre de autor ni fecha de realización, con motivo del


11Congreso Nacional de Riegos celebrado en Sevilla, hay
modificaciones que afectan parcialmente al exterior, a las
futuras zonas de ensanche y al centro de la ciudad. Otros
planos, como los de Ricca y Feria, publicados con escasas
modificaciones en años anteriores, sólo reflejan práctica-
mente el casco central y las zonas de los viejos arrabales.
Entre 1911 y 1920, se registran los siguientes hechos que
afectan al urbanismo: aprobación definitiva del proyecto
de la avenida de la Palmera (1911); comienzo de las
obras de ensanche del Barrio de Santa Cruz, con la demo-
lición del cerramiento de la Huerta del Retiro (1911);

A437101439
TOMO
I aprobación de la zona de emplazamiento de la Exposi-
ción (Parque de María Luisa, Jardines de Cristina, Huerto
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

de Mariana, Jardines de las Delicias), que todavía se de-


nomina Hispano-Americana y estaba fijada para 1914
(1911); concesión del Gobierno a favor de Sevilla de los
terrenos del ex convento de San Pablo para apertura de
dos calles (1911); comienzo de las obras de derribo de
NICOLÁS SALAS

los Caños de Carmona (1912); comienzo del ensanche de


la calle Cánovas del Castillo (futura avenida central 1912);
comienzo del ensanche de la Campana (1912); cesión
por el Ayuntamiento de Sevilla de la dehesa de Tablada
al •Ramo de Guerra•, por tiempo indefinido (1914); acuer-
do de construir un gran hotel en los Jardines de Eslava (el
futuro Hotel Alfonso XIII) (1915); aprobacion del plan de
ensanche de Juan Talavera (1917); creación del Barrio de
León en la antigua huerta de la Torrejilla de Triana
(1920); inauguración de la Base de Tablada como cabe-
cera de la Zona Aérea del Sur (1920); comienzo del en-
sanche de la calle San Femando (1920) ..., tema que sería
polémico hasta nuestros días. Y continuaba la preocupa-
ción por los problemas que causaban la falta de viviendas
232 para obreros y clase media, la gran pesadilla sevillana.
Tanto es así que en los primeros números de la revista
«Bética•,la gran obra ateneísta de esta década, el tema fue
ámpliamente tratado por Angel María Camacho 173 :9
Hacia 1910, la plaza de San Francisco presenta toda-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

vía una imagen casi idéntica a la del siglo XIX. La gran


transformación urbana se produciría en la calle Génova y
su prolongación hasta la Puerta de Jerez, un viejo proyec-
to de Sáenz y López, fechado en 1895, que el alcalde
conde de Halcón iniciaría en 1911 y que no se terminaría
hasta 1928. Sería la «gran avenida» equivalente a la •gran
vía• proyectada y realizada en otras capitales españolas.
A partir de 1911, cuando Aníbal González gana el
concurso convocado para crear la Exposición Hispano-
Americana, comienza en Sevilla una auténtica fiebre de
ideas y proyectos que desembocan, algunos de ellos, en
enconadas polémicas. De esa época son el •Anteproyecto

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TOMO
I de Reformas de Sevilla•, de Miguel Sánchez-Dalp; la dis-
cutida Memoria que sobre idéntico tema presenta al Co-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

mité de la Exposición, Fernando Barón, conde de


Colombí; las refutaciones que a la misma hace Tomás F.
Guerrero; el Plan de Tabladilla, que Pedro Rodríguez de
la Borbolla está dispuesto a llevar adelante; los diversos
estudios que concursan ante la convocatoria pública que
NICOLÁS SALAS

por su cuenta hace el Ateneo y no pocos folletos que sa-


len a la luz pública para defender los intereses de aque-
llos que se consideran perjudicados con las nuevas
cargas fiscales muncipales que los planes de reformas ur-
banas traerían consigo. Todo con la cobertura de innu-
merables artículos y cartas abiertas insertas en los
periódicos, especialmente en «ElLiberal-174:°
Volviendo al plano de 1918, observamos el trazado de
la futura Exposición Iberoamericana, después de varios
cambios sobre el proyecto inicial, en la que figuran edifi-
cios en construcción, como la Plaza de España (1914-
1928), Pabellones Mudéjar, Real y de Bellas Artes
(1911-1919) en la plaza de América -antiguo Huerto de
Mariana-; las reformas iniciadas en el Parque de María
233 Luisa por el francés Forestier a partir de 1913 y que fue-
ron abiertas al público un año después, el 18 de abril; la
nueva ordenación de la Huerta del Retiro, cedida por el
Rey (reforma del Barrio de Santa Cruz), que realizaron los
arquitectos José Gómez Millán y Juan Talavera; la planifi-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

cación del barrio de Nervión, donde todavía en esos años


eran muy escasas las edificaciones, y poco más 175:°
El plan de Rodríguez de la Borbolla supondría la pro-
longación de la actual avenida de Manuel Siurot, sobre lo
que entonces se denominaba «Camino viejo de Cádiz•,
como añadido a la avenida de San Sebastián, actual de la
Borbolla. El plano de Tabladilla y zonas anexas ofrecía
una curiosa panorámica, semidesierta, donde se indica-
ban las parcelas vendidas, el coste y los nombres de los
compradores. Por este documento público se sabe lo que
pagaron los primeros propietarios de la avenida de Reina
Victoria, vulgo de la Palmera, entre 1911 y 1917: un pre-

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TOMO
I
cio mínimo de 7,50 pesetas el metro cuadrado y un máxi-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

mo de veinte -ambos casos únicos-, siendo el coste


generalizado de 8,75 pesetas, con algunos casos de seis.
Los apellidos de entonces son prácticamente los mismos
hasta bien entrado los años sesenta. Por otra parte, el po-
lémico plan del conde de Colombí tenía un presupuesto
NICOLÁS SALAS

de cerca de treinta y un millones de pesetas y afectaba a


la sanidad e higiene, acción social y cultural, reformas ur-
banas interiores, ensanches y Exposición Iberoamericana.
Era --en opinión de sus detractores, muchos y poderosos
propietarios- muy ambicioso ... La verdad es que se tra-
taba de un plan integral, progresista para la época, que
contemplaba tanto los problemas urbanos como sociales.
Era normal que, en 1915, fuera rechazado por unas men-
talidades que, pocos años antes, habían puesto obstina-
dos reparos a uno solo de los asuntos planteados por el
conde de Colombí y vital para la salud del pueblo sevilla-
no: el nuevo alcantarillado 17~
La ciudad contaba a finales de 1920 con dos nuevos
monumentos públicos y otros dos en construcción. El pri-
234
mero fue erigido por iniciativa de los hermanos Alvarez
Quintero --que contribuyeron con parte de los gastos-
a la memoria de Gustavo Adolfo Bécquer. Fue realizado
por el escultor Lorenzo Coullaut Valera y se inauguró el
día 9 de diciembre de 1912 en el parque de María Luisa.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

El segundo monumento fue sufragado por suscripción


popular en honor de la Inmaculada Concepción; es el
que se alza en la plaza del Triunfo, inaugurado el día 8
de diciembre de 1918 y también obra de Lorenzo Cou-
llaut Valera, mientras que la parte arquitectónica la reali-
zó José Espiau. Este monumento, como tantas otras
iniciativas de la época, fue motivo de polémicas. Sevilla
también contaba con una serie de c,Blces públicas de no-
table antigüedad y valor artístico 177 . Los monumentos en
construcción estaban dedicados a Cristóbal Colón y a Ca-
talina de Ribera. También dentro de la segunda década se
construyen las viviendas del Real Patronato de Casas Ba-

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TOMO
I ratas, obra de Vicente Trav$, con un costo medio de
3.500 pesetas por vivienda 178.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

No faltaron las riadas y «bujarretes» en esta época, co-


mo castigo periódico para Sevilla del Guadalquivir. Las
inundaciones más importantes fueron las de 1917 (8,81
metros sobre el cero geográfico calculado en el muelle de
San Telmo), la de 1912 (7,90 metros) y las de 1916 (7,29
NICOLÁS SALAS

metros) y 1915 (6,88 metros).


El parque de vehículos automóviles pasó de 76 unida-
des en 1910 a 1.961 al final de la segunda década. Enton-
ces comenzaron a colocarse las primeras señales de
tráfico. La que estaba situada al comienzo de fa avenida,
frente al Ayuntamiento y el Banco de España, tenía una
placa con el siguiente texto: «Losautomóviles por la dere-
cha»... De ese mismo lugar existen fotografías de Serrano
captando cómo el guardia municipal allí situado «guiaba»
al conductor con el giro de su brazo y la porra.
Por último, y en esta apretada síntesis de los temas ur-
banísticos, deseo recoger un hecho infrecuente en Sevi-
lla, quizás único en la pequeña historia local: el recurso
de alzada que treinta vecinos de la calle San Jacinto pre-
235
sentaron al Ayuntamiento, por haber sustituido el nom-
bre antes citado por el de Manuel Carriedo, en 1911. No
obstante, se siguió llamando así hasta 1933. Otro hecho
singular fue la manifestación de los vecinos del barrio de
la Calzada pidiendo el derribo de los Caños de Carmona
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

(1911), cuya demolición comenzó en 1912. Ese mismo


año el Ayuntamiento pidió al Gobierno, sin conseguirlo,
que revocara la declaración de monumento nacional de
la capilla de San José. En 1915 terminaron las obras de
derribo del teatro Eslava, para dejar el solar en que se
construiría el Hotel Alfonso XIII. La Unión Comercial pi-
dió la suspensión de las obras de la Exposición (1917) y
la paralización del proyecto urbano de Tabladilla (1918).
El día 6 de junio de 1918 se inauguró la plaza de toros
Monumental, en la avenida de Eduardo Dato, junto al ba-
rrio de San Bernardo. Y durante esta década tienen espe-
cial importancia los puestos o quioscos de agua. En

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TOMO
I efecto, en 1911, se convoca un concurso de proyectos
para instalar varios quioscos en la Alameda de Hércules,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

en el que se incluye tanto el número de establecimientos,


como la situación y modelo. Años después, en 1915, se
modifican las normas anteriores y comienza una nueva
etapa que afectaría a los nuevos guioscos que se instala-
rían en diversas plazas y paseos 179:°
NICOLÁS SALAS

Las obras de la corta de Tablada (Canal de Alfonso


XIII), iniciadas en 1909, fueron paralizadas en 1916 como
consecuencia de la crisis económica originada por la I
Guerra Mundial, lcreanudadas en 1919, terminándose sie-
te años después 1 0 :°

236
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

173 Guía de Sevilla para el II Congreso Nacional de Riegos, con


plano, Madrid, Ar. Gráfica Mateu, 1918 (Obsequio de Miguel Sán-
chez-Dalp y Calonge). Planos de Ricca y Feria en Guía de Bolsillo
(1916), Sevilla, Tip. Gironés. Guía para el VII Congreso Nacional de
NICOLÁS SALAS

Arquitectura (1917), Sevilla, González Hermanos. Guía de Hoteles de


España (1918), Sevilla, Tip. Manuel Carmona, 1916 (1 ª Edición 1917)
(Figuran las tres fechas). Nicolás Salas, Joaquín Benjumea Burín ...,
o. c., pp. de cronología (Apéndice). Manuel Trillo de Leyva, La,Expo-
sición Iberoamericana, Ayuntamiento de Sevilla, 1980, pp. 184-192.
Angel María Camacho, Casas baratas, -Bética• (1913), números 1 y 2;
0914), números 4 y 6.
174 Miguel Sánchez-Daip, Ante-proyecto de reformas de Sevilla,
con planos y dibujos, Sevilla, Cooperativa Sevillana de Publicidad,
1912. Femando Barón, La, refonna de Sevilla, con estadillos plegados
con el programa económico, impresa por orden del Comité de la Ex-
posición, Tip. Gironés, 1915. Tomás F. Guerrero, La,s reformas ... Me-
joras, equidad, justicia, Sevilla, Pap. Sevillana, 1915. Pedro
Rodríguez de la Borbolla, El Plan de Reformas ... y los terrenos de Ta-
bladilla, con planos y estadillos, Sevilla, Tip. Gironés, 1918. La Unión
Comercial, La, tributación municipal ... Sevilla, Imp. Bergali, 1917.
237 Manuel Trillo de Leyva, o. c., pp. 51-158 y 184-192. R. Vioque, J. M.
Vera Rodríguez, N. López López, Las plazas del casco histórico de Se-
villa, Ayuntamiento de Sevilla, 1987, pp. 126-131. L. Marín de Terán y
A. del Pozo Serrano, Los pavimentos: un fragmento de la historia ur-
bana de Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1986, p. 92. Abel Infanzón,
Fin de siglo en San Francisco: un proceso de cambio, •ABC•,3 marzo
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

1982 y 10 noviembre 1983. Idem, La, evolución de las avenidas,


•ABC•,20 marzo, 12 mayo, 25 y 26 junio 1983. Julio Martínez Velasco,
Paseo por la Sevilla del 98, serie en •ABC•, abril 1983. Encamación
Lemus López, La, Exposición Iberoamericana a través de la Prensa
(1923-1929), Sevilla, Mercasevilla, Imp. Cartonajes Oriente, 1987.
Eduardo Rodríguez Bemal, La, Exposición Iberoamericana en la
Prensa local (Su génesis y primeras manifestaciones), 1905-1914,
Diputación Provincial de Sevilla, 1981. Alfonso Braojos, La, Exposi-
ción de 1929 en José La,guillo, folleto, 1987. Revista ·Bética• número
13, Sevilla y su futuro inmediato. Angel Vela, La, Triana de la F,xposi-
ción, Sevilla, Rev. •El Monte•, año 11,número 9, diciembre 1983.
175 Planos citados en la nota número 173. Colegio Oficial de Ar-
quitectos de Andalucía y Badajoz, o. c., pp. 63-65. José María Femán-

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TOMO
I dez-Palacios y Velasco y José María Javierre, o. c., pp. 99-116. José
Andrés Vázquez, El Barrio de Santa Cruz(Documentos y gráficos de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

la Huerta del Retiro y zonas anexas, antes y después de la reforma,


1912-1920), Madrid, Com. Regia de Turismo, 1920. Manuel Trillo de
Leyva, o. c., p. 184. Sobre el Parque de María Luisa véanse: Pedro Ro-
mero Zarzo, Itinerario botánico, Universidad de Sevilla, 1984. José
Elias Bonells, Síntesis de la historia de un parque: el de María Luisa,
Revista «Parques y Jardines•, enero 1975. Anónimo, El parque de Sevi-
NICOLÁS SALAS

lla, «Bética»0914), número 11. Felipe Cortines Murube, La apertura


del parque, •Bética• 0914), número 11. Anónimo, Fotografías y co-
mentarios, «Bética• 0914), número 20. J. C. E. Forestier, Losjardines
hispano-andaluces y andaluces, «Bética•0915), números 43-44. Fer-
nando Sancho Royo y otros, Arboles del Parque de María Luisa,
Ayuntamiento de Sevilla, 1981. Femando Ortiz, Paseo por el Parque
de María Luisa, Rev. «ElMonte•, número 5, pp. 36-40.
176 Pedro Rodríguez de la Borbolla, o. c., p. 17. Fernando Ba-
rón, o. c., cuadros números 97 y 98 y pp. 19-39. Manuel Andrés y
Traver, Estudio de los diversos medios que ofrece la higiene en rela-
ción con la limpieza pública, -Bética• 0915), números 37, 38 y 39.
Santiago Montoto, La boca de la calle de la Sierpe, «ABC•,8 marzo
1945; Idem, Calle de los Genoveses, «ABC•,9 diciembre 1952; Idem,
Paseo de las Delicias, ·ABC·, 4 abril 1962; Idem, Las Gradas de la Ca-
tedral, «ABC·,24 noviembre 1950 y 16 septiembre 1959; Idem, Plaza
238 de la Magdalena, «ABC•,17 noviembre 1959. José Muñoz San Ro-
mán, Plaza del Museo, «ABC•,19 septiembre 1930; Idem, La antigua
calle Génova, •ABC•,6 agosto 1930; Idem, La Plaza de San Francis-
co, hace medio siglo, •ABC·, 6 abril 1945; Idem, Plaza del Salvador,
·ABC•, 17 junio 1941; Idem, Plaza Nueva, •ABC•,7 enero 1942; Idem,
Plaza de Alfara, ·ABC·, 5 julio 1931. José Andrés Vázquez, Vicisitu-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

des de la Plaza de San Francisco, «ABC•,14 enero 1959.


177 Francisco Callantes de Terán y Delorme, Patrimonio Monu-
mental y Artístico ..., o. c., pp. 117 y 122. Manuel Trillo de Leyva, o.
c., p. 191. Eduardo Ybarra Hidalgo, Noticias sevillanas de cinco her-
manos, Sevilla, Ybarra y Cía., edición no venal, 1985, pp. 122-125.
Manuel Serrano Ortega, Guía de los monumentos históricos y artísti-
cos de los pueblos de la provincia de Sevilla, Sevilla, Tip. Francisco
Díaz, 1911 (Obra complementaria, premio Ateneo 1911). Alfredo J.
Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso,
Guía Artística de Sevilla y su provincia, Diputación de Sevilla, 1981
(Obra fundamental). Alfredo J. Morales, Alberto Oliver, Alfonso Ple-
guezuelo, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivie-
so, Inventario artístico de Sevilla y su provincia, Madrid, Ministerio

A437101439
TOMO
I de Cultura, 1982, tomo I (Partidos judiciales de Carmona, Cazalla de
la Sierra, Ecija, Estepa, Lora del Río, Osuna y Sanlúcar la Mayor); to-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

mo 11, 1985 (Partidos judiciales de Marchena, Morón de la Frontera,


Sevilla -A y B-- y Utrera); nuevos autores: Fernando Amores, María
Luisa Cano, María Domínguez, María Antonia Durán, Juan Fernán-
dez, Fuensanta García, Juan Luis Rave, Pedro Respaldiza y Fernando
Rubio. José Muñoz San Román, Las Cruces de Semlla, •ABC•,3 mayo
1936. Idem, Sobre estatuas y monumentos públicos, «El Liberal•, 28
NICOLÁS SALAS

octubre 1933. José Andrés Vázquez, Las Cruces de Semlla, •ABC•, 18


enero 1953. Santiago Montoto, Historia de la pila del Pato, •ABC·, 20
agosto 1964.
178 Francisco Collantes de Terá, o. c., pp.119 y 120. Comisaría
Regia del Turismo, Real Patronato de Casas Baratas (Memoria, esta-
dillos, planos y fotografías), Madrid, Art. Gráf. Mateu, 1915.
179 Antonio González Dorado, o. c., p. 377. Nicolás Salas, Docu-
mento ... ·ABC•, 24 diciembre 1966. Manuel Trillo Leyva, o. c., pp.,
184-191. (Véase nota 188 en el capítulo segundo). J. M. Salado Gon-
zález, Puestos de agua en Semlla, Ayuntamiento de Sevilla, 1985, pp.
27-69. José Muñoz San Román, Los antiguos puestos de agua de Sevi-
lla, ,ABC•, 7 julio 1942. José Andrés Vázquez, Novedades sobre el
Guadalquivir: dársena y puentes, ,ABC•, 25 febrero 1936. Joaquín
Romero Murube, El río por la ciudad, •ABC•,9 mayo 1930.
239 180 Junta del Puerto de Sevilla, Historia gráfica del puerto de Se-
villa, o. c., p. 247.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

"Bético hasta el aire ... La presencia de los Betis-Sevilla


acucia, cerca, rodea ya a la misma existencia del fútbol
sevillano, que no se comprende sin que esta vieja, noble
y alegre pasión recíproca sea íntegramente asociada en
los mejores y más encendidos encuentros del Sur ( ...) El
NICOLÁS SALAS

Betis suena a pasodoble, a verbena trianera, a feria gran-


de, a cartel de toros; y su verde y blanco, contra la dorada
luz de los domingos, es un festín de los ojos por el que
cualquiera de los campos de España daría, íntegra, sus ta-
quillas ...»
Francisco Montero Galvache, «Bético hasta el aire»,
«Sevilla»,19 febrero 1955.

240
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

El 10 de marzo de 1918 el equipo titular del Sevilla


F.C. ganó al equipo infantil del Real Betis Balompié por
22 a O... en el campo del Mercantil. Se trataba de un parti-
do de desempate, trascendental, en el que los béticos se
encontraron con que no podían alinear a sus dos princi-
pales jugadores, Canda y Artola, por decisión del capitán
general de mantenerles en el cuartel, sin permiso de sali-
da. Ante lo que los béticos consideraron una «maniobra»
de sus «eternos rivales», decidieron dar el escándalo ... (En
la fotografía -posiblemente de Carlos Luis Olmedo Car-
mona-, el equipo infantil bético que registró la mayor
goleada de la historia entre «eternos rivales»).

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I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

241
TOMO
NICOLÁS SALAS

A437101439
.
\!
....
TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

2. LA SEVILLA DE JOSE Y JUAN


NICOLÁS SALAS

Saldo migratorio récord: más de setenta y


un mil emigrantes. Exodo hacia la capital y
su comarca. Ultimos años del café-cantan-
te «Novedades». Los Reyes visitan por pri-
mera vez la Feria de Abril y Gustavo
Bacarisas diseña las actuales casetas. Fu-
sión del Sevilla Balompié y el Real Betis.
Batallas campales en los encuentros entre
«eternos rivales» ... Muerte de Joselito: la
Macarena de luto, polémica de Muñoz y
Pabón y fin de la «edad de oro» del toreo.

El panorama demográfico de la segunda década es uno


243 de los más singulares del siglo XX. Entre 1911 y 1920 regis-
tra la provincia sevillana el más elevado saldo migratorio
positivo de su historia: 71.232 personas, hecho que contras-
ta con la década anterior, cuando precisamente ocurre todo
lo contrario, es decir, que el saldo sólo sumó 6.979 habitan-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

tes, el más bajo de los balances positivos, resultados que se


producen hasta 1950, cuando ya comienza el declive migra-
torio que habría de alcanzar cifras enormes en el censo de
1970. Los datos de 1920 reflejan varias circunstancias socioe-
conómicas y políticas de la época que, en síntesis, se con-
cretan en la gran crisis rural, el éxodo que tiene a Sevilla,
capital y entorno, como meta soñada y las esperanzas que
la capital andaluza estaba despertando con motivo de su re-
lanzamiento urbarústico ~roducido por el proyecto de la Ex-
posición Iberoamericana 81~
El censo de habitantes pasa de 597.031 en 1910 a
709.707 en 1920 en el total de la provincia, y de 158.287 a

A437101439
TOMO
I 205.529 habitantes en fa capital. En la zona comarcal de-
pendiente de la metrópoli -ya descrita en el capítulo se-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

gundo de la primera parte- la población se eleva de


172.129 en el primer año citado a 221.449 en el segundo.
Tomando como base 100 = 1900, el crecimiento del cen-
so de la capital registra un índice de 106,7 en 1910 y de
138,58 en 1920, fiel reflejo de que la mayor parte del au-
NICOLÁS SALAS

mento registrado por el censo provincial se había funda-


mentado en la propia capital. Esta crece en términos
relativos el 29 ,85 por 100 y el resto de la comarca el
28,63, mientras que el conjunto provincial alcanzó la cota
del 19,22 por 100, lo que confirma la capacidad de atrac-
ción de la capital y su zona de influencia directa en el fu-
turo desarrollo de las localidades que formarían los
llamados «cinturones de ciudades-dormitorio», hecho cla-
ve, aunque infravalorado, de la política de expansión ur-
bana de Sevilla. Sobre el área metropolitana y el Plan de
Ordenación Urbana de la Comarca, nos ocuparemos en
el capítulo primero correspondiente a los años sesenta y
setenta, en el cuarto tomorsz:9

244
El mundillo de las atracciones experimentó durante
la segunda década del siglo dos novedades: la apertura
del «Kursaal Internacional» 0914), que daba a tres calles
-Sierpes, San Acasio y O'Donnell-, y del Salón Lloréns
(1915), en calle Sierpes. En la nómina de espectáculos
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

fue baja el teatro Eslava, creado en 1887, en los jardines


del mismo nombre, para dejar sitio a las obras prelimina-
res del Hotel Alfonso XIII. El café-cantante «Novedades»
vive sus años postreros --caería víctima de la piqueta el
18 de marzo de 1923-y en los cafés normales habría al-
gunas bajas sobre el censo de 1910, pero también algu-
nas altas, como las del Café de San Marcos, el Suizo
Chico y el ya citado «Kursaal».El censo de cervecerías, ta-
bernas y tiendas mixtas de comestibles y bebidas, mante-
nía casi idénticas cifras que en la pasada década. Este es
un tipo de establecimiento que no sólo se ha mantenido
siempre en Sevilla, aunque en menor número a partir de

A437101439
TOMO
I los años sesenta, sino que se encuentra muy solicitado
por los amantes del costumbrismo. Los restaurantes -
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

que mantenían por entonces y por muchos años, la rotu-


lación en francés: restauran~ son más numerosos y a la
nómina de los años diez hay que añadir el Pasaje de la
Vinícola, Casa Bolinches, y la lista de las denominadas Ven-
tas de Eritaña, de Villa Rosa, de Guadaira y de la Victoria.
NICOLÁS SALAS

La Feria de Abril comienza a vivir su tercera etapa his-


'Y
tórica 183 registra dos hechos notables: en 1916 la visitan
por primera vez los Reyes Alfonso XIII y Victoria Euge-
nia, y en 1919 el pintor Gustavo Bacarisas diseña las nue-
vas casetas feriales tal y como hoy las conocemos. Los
Reyes vieron bailar sevillanas y escucharon cantar a Ro-
cío Vega «Niña de la Alfalfa». Desde 1913 deja de exhibir-
se el ganado bravo de las corridas de toros en la dehesa
de Tablada y se traslada el encierro a Tabladilla, junto al
paseo de la Palmera 184:°Se mantienen las romerías y las
veladas, con algunas excepciones; de estas últimas si-
guen en auge las de San Juan y San Pedro, la de Santa
Ana, la de la Virgen del Carmen y la de San Bernardo, y
también algunas Hermandades celebran eventualmente
245 festejos populares para recaudar fondos para sus obras
benéficas o mejoras en sus templos. La nómina de casi-
nos también se ha reducido a siete. Son los siguientes:
Casino Sevillano, Círculo de Labradores, Círculo Mercan-
til, Casino Militar, Peña Liberal, Círculo Liberal-Conserva-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

dor y Nuevo Casino 185 :°No obstante hay que hacer


constar la existencia de otras entidades a mitad de cami-
no entre la acción cultural y política, como el Centro Ca-
tólico de Acción Social, la Tertulia Republicana, el Casino
del Partido Reformista, el Centro Regional Andaluz, la Li-
ga Católica, etc.

El fútbol «era ya algo serio» en Sevilla. Al término de la


década presidía Manuel de la Prada al Sevilla Foot-Ball
Club y Carlos Alarcón de la Lastra al Real Betis Balompié.
Pero en aquellos años diez habían ocurrido ciertos lan-
ces ... Por lo pronto, la rivalidad entre el Sevilla F.C. y el

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TOMO
I
Balompié adquiere caracteres insospechados a partir del
Campeonato de Sevilla de 1911. Hasta tal punto que, el
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

cuartel de Artillería, instalado en la Fábrica de Tabacos -


hoy Universidad- era cárcel ocasional para los más exal-
tados seguidores de uno y otro equipo ... En 1914,
después de que el Balompié hubiera ganado casi todos
los torneos anuales, se fusiona con el Real Betis, quedan-
NICOLÁS SALAS

do constituida la sociedad Real Betis Balompié actual, de


la que era presidente nato el Rey Alfonso XIII -desde
septiembre de ese mismo año- y en la que también fi-
guraban como presidentes de honor Pedro Rodríguez de
la Borbolla, el marqués de Mocholes, el conde de Hal-
cón ... y una larga serie de socios de honor que incluye
desde Eduardo Dato y Antonio Maura al conde de Roma-
nones y al marqués de Estella, además de numerosos
hombres famosos de la política sevillana. En 1915 se fun-
da la Federación Regional Sur de Fútbol y comienzan las
«maniobras» burocráticas que tanto habrían de perjudicar
a los béticos, por aquello del «amateurismo marrón» que
supone que sus figuras más destacadas sean «fichadas»
por el equipo rival... Es decir, los mismos problemas de
246 siempre.
A finales de 1918 hay que «levantar el campo» -mejor
dicho, los dos campos- del Prado de San Sebastián, por
necesidades urbanísticas, y el Sevilla F.C. se traslada a la
zona en que estuvo instalado el campo del C.D. Puerto
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

hasta fecha reciente, zona hoy ocupada por los accesos al


puente de las Delicias. El nuevo «stadium» sevillista sella-
ma Reina Victoria, y tenía muy cerca a la legendaria Ven-
ta de la Victoria y al entonces semidesértico paseo de la
Victoria. El Real Betis Balompié se trasladó a los terrenos
anexos al Real Patronato de Casas Baratas, en el Porvenir,
cerca de la Fábrica de Gas, con la valiosa ayuda del en-
tonces concejal Santiago Montoto. En este campo del Pa-
tronato --como se le llamaba-, lograrían los béticos sus
más preciados triunfos en los años venideros. Pero antes
de que termine la segunda década, recientes aún las ha-
zañas de Henke -«El Rey del chut,- y el triunfo sevillis-

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TOMO
I ta por seis a cero sobre la R.S. Alfonso XIII de Palma de
Mallorca, con el debut del excepcional «Kinké», creador
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

-siendo él catalán- de la llamada «escuela sevillana»


que tanta popularidad alcanzó en el fútbol español, ocu-
rrieron muy lamentables lances tanto en el Reina Victoria
como en el Patronato. La Prensa, escandalizada, clamaba:
«¿Dónde están los guardias?»... El crítico «Zancadilla», en
NICOLÁS SALAS

las páginas de «El Correo de Andalucía», escribía textual-


mente: «¡¡¡SeñorGobernador!!!. .. ¡¡¡Señor Alcalde!!!... ¡¡¡Se-
ñores Concejales!!!. .. ¿No es posible que envíen de una
vez la fuerza pública a los campos de «foot-ball»?...
El Real Betis Balompié adoptó los colores del Sevi-
lla Balompié, que eran a rayas verdes y blancas vertica-
les en la camiseta y blanco en la calzona. Este equipo
lo había traído de Londres una de las grandes figuras
del historial bético, Ramón Asensio, quien al verlos en
un club inglés los asoció con los colores de la bandera
andaluza, según recordaba Manuel Simó en 1954,
cuando escribí un historial del Club heliopolitano. Des-
pués de una etapa de preponderancia «merengue», el
Campeonato del Ayuntamiento de Sevilla de 1920 lo
247 ganaron los «pepinos» tras vencer a sus «eternos rivales»
por tres goles a uno. El Sevilla F.C., por otra parte, ha-
bía medido sus fuerzas nada menos que con el Real
Madrid, que era, según escribe Arturo Otero, «su contir-
cante predilecto» 186::D
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

José y Juan protagonizan en los años diez la «edad de


oro» del toreo. Una época que termina trágicamente la
tarde del 16 de mayo de 1920, en la plaza de Talavera de
la Reina. Joselito tomó la alternativa en Sevilla, de manos
de su hermano Rafael, el 28 de septiembre de 1912, y el
30 del mismo mes de 1915 cortó la primera oreja que se
concedía en la plaza de la Real Maestranza de Caballería,
al quinto de los seis toros de Santa Coloma que estoqueó
él solo en una tarde memorable para el coso del Baratillo.
El entierro de José Gómez Ortega «Gallito» fue un
acontecimiento en Sevilla y dio origen a casos singulares,

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TOMO
I
como el de vestir de luto a la Virgen de la Esperanza Ma-
carena ... Todavía quedan fotografías, pese a que el carde-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

nal Almaraz, entonces arzobispo hispalense, se enfadó y


mandó destruir las matrices. Poco después se desataría la
conocida polémica en contra de la celebración en la cate-
dral de Sevilla de los funerales por el alma del torero
muerto. El canónigo Muñoz y Pabón, que escribió a fa-
NICOLÁS SALAS

vor, recibió de los «gallistas»una pluma de oro: la que lle-


va prendida la Macarena del fajín de general que le
ofreciera Gonzalo Queipo de Llano. ¡Qué maravilla de ar-
tículo el que escribiera Muñoz y Pabón en «El Correo de
Andalucía!»: «.. .los Hércules están de luto y la Giralda
llora, ¿Cabe expresión de dolor más sevillana? ... Cual-
quiera os entiende, piadosísimos varones. Llegáis en
vuestra democracia a rendir gracias a la memoria del
torero muerto, asistiendo a su funeral, y ponéis como
chupa de dómine al Cabildo, porque es tan «demócra-
ta» que hace sufragios por un fiel que ha pasado a me-
jor vida en comunión con la Iglesia ... El pobrecito no
ha hecho mal a nadie. ¡Ojalá que de todos los que
mueren pueda decirse otro tanto! ¿Será por esto por lo
248 que en los funerales de los políticos no suele haber
más que la música y acá y en las honras de Joselito ha
estado toda Sevilla, empezando por vosotros, los títu-
los, los grandes, y acabando con los pobres y los hu-
mildes? ¿Es que os duele el contraste ...? El remedio no
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

está en Roma; mereced ser queridos en vida y llorados


en la muerte. El pueblo hará lo demás ... » Fue un repaso
impresionante, al hilo de la más rabiosa actualidad,
oportuno, que el pueblo llano entendió perfectamente.
Los otros, los críticos con el Cabildo, que en este caso
conectó con los sentimientos nobles de los sevillanos,
hicieron lo de siempre, es decir, guardar silencio, no
darse por enterados ... Juan Francisco Muñoz y Pabón
publicó su artículo en dos partes, en «El Correo de An-
dalucía», los días 22 y 23 de mayo de 1920. Ese mismo
año, el 30 de diciembre, falleció el popular canónigo y
escritor costumbrista.

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TOMO
I
A la muerte de Joselito, Gerardo Diego escribió una
elegía, que terminaba con estos versos:
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Y todo cesó al fin porque quisiste.


Te entregaste tú mismo; estoy seguro.
Lo decía en tu sonrisa triste
tu desdén hecho flor, tu desdén puro.
NICOLÁS SALAS

Una tristeza que Concha Piquer convirtió en romance


al cantar las penas de amor del diestro sevillano y la du-
quesa de Santoña, la popular Doña Sol. Durante años, las
mocitas cantaron el estribillo:
«Doña Sol, lucero mío,
eres tú lo que más quiero
Es muy humilde mi cuna
para tu señorío, pero más
que a mi Virgen de San Gil,
yo te venero.
Doña Sol, lucero mío,
tu querer me embrujó,
tu querer me ha perdía.
Y sin vida he quedao,
249 Doña Sol, lucero mío».
"

Juan Belmonte, Terremoto, el Pasmo de Triana, Bel-


monte el Misterioso..., aquél a quien Ramón del Valle In-
clán solía repetirle: «No te falta más que morir en la
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

plaza ...", se queda solo en la fiesta ... La «edad de oro» del


toreo ha terminado. Muchos años después, Juan Bel-
monte le diría a Luis Bollaín, viniendo de Coria del Río
hacia Sevilla, al pasar por Gelves: «En Talavera, Joselito
me ganó la partía ...".
La década taurina de 1911-1920 se inicia con la muer-
te, en Méjico, del banderillero sevillano Antonio Soriano
«Maera», y no de asta de toro, sino de un tiro. Al año si-
guiente, otra pérdida por accidente, esta vez al ahogarse el
picador Niño de la Huerta, cuando se bañaba en la vega de
San Juan. El 23 de junio se presentaron en la Maestranza
Limeño y Joselito, con reses de Moreno Santamaría. Los

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TOMO
I
dos «niños sevillapos» triunfaron plenamente. Joselito te-
nía diecisiete años. Y también en 1912 debuta Juan Bel-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

monte en el coso del Baratillo, el día 21 de julio, logrando


un gran éxito. El 28 de septiembre Joselito tomó la alter-
nativa en la Maestranza, de manos de su hermano Rafael
el Gallo, con toros de Moreno Santa María y con Antonio
Pazos de testigo. En 1913 se retiran Ricardo Torres «Bom-
NICOLÁS SALAS

bita» y Rafael González «Machaquito». En 1914 se celebra


el primer mano a mano entre José y Juan, en la plaza de
Málaga, que fue ruidosamente protestado por el tamaño
de las reses ... Y un hecho curioso, a la viuda de Concha y
Sierra le amenazan con envenenarle la ganadería, que
pastaba en la Isla Mayor del Guadalquivir, si no entrega-
ba mil pesetas ... El 30 de septiembre de 1915 marca una
fecha histórica en la Tauromaquia: Joselito corta la prime-
ra oreja que se concede en la plaza de la Maestranza ...
Fue a un toro de Santa Coloma, de nombre «Cantinero»,
quinto de la tarde. La última vez que Joselito toreó en Se-
villa, fue el 29 de abril de 1920, en la Maestranza, en la
corrida de la Cruz Roja, en mano a mano con Juan Bel-
monte, lidiándose reses de Luis Gamero Cívico. Presidió
250 el festejo la Reina Victoria Eugenia. Los toreros que más
corridas torearon durante la década 1911-1920, fueron los
siguientes: Rafael González «Machaquito», 66 (1911); Ra-
fael Gómez el Gallo, 74 (1912); Joselito, 80 (1913); 74
(1914); 102 (1915); 104 (1916); 103 (1917); y 103 (1918);
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Juan Belmonte, 109 (1919), y Ignacio Sánchez Mejías, 90


(1920)187'.°
El 6 de junio de 1918 se había inaugurado la plaza de
toros Monumental de Sevilla, con la actuación de Joselito,
Posadas y Fortuna. Magnífico coso, construido con el
apoyo de Joselito en circunstancias polémicas con la Real
Maestranza, fue clausurado poco después de la muerte
del torero de Gelves, el mismo año 1920, basándose en
su posible riesgo para los espectadores, y derribado en
abril de 1930. La plaza de toros Monumental tenía cabida
para 23.055 espectadores, unos diez mil más que la Real
Maestranza de aquella época, y su construcción costó po-

A437101439
TOMO
I
co más de tres millones de pesetas. Estaba edificada en la
acera izquierda de la entonces calle Monterrey, hoy ave-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

nida de Eduardo Dato, frente a la antigua Huerta del Rey.


La última corrida celebrada en la Monumental, fue el 30 de
septiembre de 1920, actuando los novilleros Maera, Faculta-
des y Joselito de Málaga, con reses de Manuel Rincón 188:°
NICOLÁS SALAS

251
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I
NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

181 Ubaldo Rodríguez Martínez, o. c., p. 134.


182 Fernando Delgado López, o. c., pp. 33-35. Confederación
Española de Cajas de Ahorro, o. c., tomo I, pp. 135-157. Plan General
de Ordenación Urbana de Sevilla, o. c., tomo I, pp. 83-84; tomo II,
NICOLÁS SALAS

pp. 13-14.
183 Nicolás Salas, La.sFerias, o. c., pp. 54-55. José Blas Vega, Los
cafés-cantantes, o. c., pp. 69 y 85. Manuel Barrios, Sevilla, los años
decisivos. Preludio de la F:x:posicióndel 29, Rev. «ElMonte», número
1, pp. 7-13; número 2, pp. 7-13; número 3, pp. 11-17, y número 4,
pp. 10-16.
184 Nicolás Salas, Las Ferias ..., o. c., pp. 70-71.
185 Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1920, pp. 225-229, 695-758 y
1.264-1265.
186 Francisco Narbona, Fútbol. .., o. c., pp. 420-424 y 445-448.
Arturo Otero, o. c., pp. 21-38. Nicolás Salas, La historia del Real Betis,
Rev. c., pp. 7-11.
187 José María de Cossío, o. c., tomo III, pp. 108-114 y 366-379.
252
Manuel Chaves Nogales, o. c., pp. 251-274. Gregario Corrochano,
Cuando suena el clarin, Madrid, Alianza Ed., 1966 (2ª Edición), pp.
45-51. «Don Indalencio», La tauromaquia del siglo XX, Madrid, Ed.
Mon, 1952, pp. 61-73. Luis Bollaín, Los genios de cerca, Madrid, Esta-
des, 1957, pp. 111-121. Nicolás Salas, Secretos del mundo de los toros,
o. c., pp. 362-363. «ABC·, 16 mayo 1970, edición especial dedicada a
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Joselito con motivo del cincuentenario de su muerte (Trabajos firma-


dos por Joaquín Carlos López Lozano, Don Fabricio II, Selipe, Sebas-
tián Miranda, Luis Bollaín, antología poética seleccionada por
Joaquín Caro Romero, José H. Medina, Luis Femández Salcedo, To-
más León y otros). Antonio Hermosilla Malina, La pluma de Muñoz y
Pabón ... (En •Esperanza Macarena», varios autores), o. c., p. 401.
Francisco de Guadaira, Muñoz y Pabón (La pluma ...), Boletín de las
Cofradías de Sevilla, número 338 (1987), pp. 25-26. Antonio Olmedo
«Don Fabricio», Cien años de toros (Feria de Abril en Sevilla), Gráfi-
cas López Lozano, 1948, pp. 73-86. Joaquín Romero Murube, Elegía
de la gentil amazona, «ABC»,6 marzo 1962. Antonio Reyes ,Don Cri-
terio», Treinta años de critica taurina ..., o. c., pp. 97-255 (Anales);
179, 195, 199 y 213 (Plaza Monumental). ,ABC»,8 enero 1990 (Palma-

A437101439
TOMO
I rés, 1911-1920). Manuel Ramírez, Cincuentenario de la muerte dejo-
sé Ignacio Sánchez Mejía, «ABC•,serial desde el 22 julio al 12 agosto
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

1984. Tomás León, Joselito •Maravilla»,(Biografía de José Gómez Or-


tega «Gallito•, muy bien ilustrada), «ABC•,serial desde 26 octubre a 30
diciembre 1980. Luis Bollaín, La tauromaquia de Be/monte, ·ABC·,
serial desde 6 agosto a 30 octubre 1979.
188 Alfonso Braojos Garrido, La imagen aérea de la Sevilla de
NICOLÁS SALAS

Alfonso XIII (Formas y perspectivas del recinto urbano, 1920-1930),


Ayuntamiento de Sevilla, 1990, parte III, espléndida fotografía aérea
de la plaza de toros Monumental y su entorno urbano. G.H.V., Hace
50 años: la plaza Monumental de Sevilla, «ABC•,9 junio 1968 (Aper-
tura). «El Liberal», 9 abril 1930 (Derribo). Antonio Reyes «Don Crite-
rio•, Treinta años de [crítica taurina en •El Liberal• de Sevilla,
Tipografía Moderna, 1932, pp. 213 y 216 (Apertura), 254 (Ultimo fes-
tejo) y 362 (Derribo). Abel Infanzón y Fernando López Vilches, fose-
lito el Gallo, la Monumental y su extraña rnina, «ABC•,l m,ayo 1984.

253
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

No es lícito celebrar Exposiciones ni invertir fondos


« ...

en otros problemas mientras permanezca en pie la tribu-


tación que paga Sevilla a la muerte ( ...) Nosotros perma-
necemos indiferentes y progresamos en el daño. El
NICOLÁS SALAS

abandono, la incuria, el desacierto en la administración


popular, entregan anualmente más de dos mil vidas a la
muerte; y mientras las estadísticas europeas demuestran
el incensante trabajo para dilatar la vida humana y defen-
derla de aquellas infecciones y enfermedades que origina
la incultura, Sevilla, ¡triste excepción en este concierto
universal!, mantiene su mortalidad por encima del 34 por
1000 fallecidos ...•
Fernando Barón, conde de Colombí, «La reforma
de Sevilla», Sevilla, Tip. Gironés, 1915, pp. 19-25.

254
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

"El más importante café cantante de Sevilla, ya en el


siglo XX (1897-1923), fue el «Novedades» ( ...) Heredero
directo de los famosos cafés del Burrero, de Silvero y Fi-
larmónico, trató de mantener una línea clásica en lo fla-
menco, junto a las innovaciones temporales» Oosé Blas
Vega, Los cafés cantantes de Sevilla, Madrid, Ed. Cin-
terco, 1987?). (La fotografía -posiblemente de Juan Ba-
rrera Gómez- es anterior a 1923 y posterior a 1910, ya
que se observa el primer ensanche de Martín Villa. A la
derecha, las cristaleras del Café París y la fachada de la
confitería La Campana).

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I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

255
TOMO
NICOLÁS SALAS

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

3. CORRUPCION, CACIQUISMO,
DENUNCIA ...
NICOLÁS SALAS

Sevilla mantiene las más altas cotas nacio-


nales de mortalidad.- Abastecimiento de
agua, alcantarillado y pavimentación, tres
problemas permanentes.- Los valientes
planteamientos de Fernando Barón y las
críticas de «El Noticiero Sevillano» y «El
Liberal».- Riesgo de cólera.- Los propie-
tarios, contra las reformas sanitarias.-
Casi 49 por 100 de analfabetos.- Prime-
ras exhibiciones aéreas y víctimas en el
aeródromo de Tablada.

257 En 1915, tres lustros después del impresionante infor-


me de Pulido Fernández, director general de Sanidad, so-
bre la dramática situación sanitaria e higiénica de Sevilla,
y a treinta años del excepcional documento del profesor
Hauser, la mortalidad del quinquenio 1910-1914 refleja
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

un índice medio de 33,05 por 1.000 habitantes, con suco-


ta más alta en 1913 (34,84 por 1.000). Sevilla mantiene un
«privilegio» nacional que no parece importar demasiado a
los que tienen los poderes económicos y de gestión ad-
ministrativa. Una situación lamentable, reiterativa, que
subleva a las personas responsables, muchas de ellas asi-
duas asistentes a las tertulias ateneístas del «Cenicero» y
«Eltranvía».
Ese mismo año de 1915, Femando Barón, conde de
Colombí, escribe: «Que tengamos o no Exposición, im-
porta menos que la conservación de las vidas que se pier-
den indebidamente por falta de policía sanitaria y de

A437101439
TOMO
I higiene; importa la limpieza y el ornato públicos; las es-
cuelas, el agua, el alcantarillado; importa vivir, y vivir sa-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

nos y limpios, que luego vendrán las fiestas y las galas


por añadidura». Los tres grandes problemas de la ciudad
siguen siendo los mismos de 1900, es decir, el abasteci-
miento de agua, el alcantarillado y la pavimentación.
Hasta tal extremo acusa Sevilla esta falta vital de infraes-
NICOLÁS SALAS

tructuras básicas, que se deja en segundo término otro


problema gravísimo, el de la falta de viviendas para las
clases modestas. Todos convergen sobre la higiene, el te-
ma que obsesiona a las personas críticas. Cuando en 1911
Sevilla tiene un índice de mortalidad del 34,59 por 1.000
habitantes, la media del quinquenio 1907-1911 en Madrid
-la segunda ciudad española en este capítulo vergonzo-
so- es del 25,5 por 1.000. ¿Cómo es posible que Sevilla
pudiera consentir tan increíble situación sanitaria? ¿Dón-
de estaban sus clases dirigentes? ¿Qué pensaban en la
Corte de Madrid? Un Madrid que, como hemos escrito
antes, seguía a Sevilla aunque a gran distancia, pero
muy por encima de los índices de las principales ciuda-
des europeas.
258 En efecto, en las grandes capitales de Europa, y durante
el mismo quinquenio señalado, los índices de mortalidad
eran los siguientes: Berlín, 14,3 por 1.000 habitantes; Lon-
dres, 14,2; Amsterdam, 12,8; Zurich, 11,3 ... ¿Puede resistir
Sevilla la más mínima comparación?
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Nada parece haber cambiado en el talante de la ciu-


dad --de una ciudad oficialmente poderosa por su eco-
nomía y clase dirigente- respecto al primer lustro del
siglo XX, cuando Luis Palomo escribe en las páginas de
«El Noticiero Sevillano» esta durísima acusación: «...su
mortalidad es mayor, mucho mayor que en todas las po-
blaciones análogas de Europa y América; el caciquismo
más odioso se enseñorea de la política y la administra-
ción pública; los grandes hombres y las inteligencias su-
periores no se manifiestan por ninguna parte... Sevilla
yace dormida, sí ... , pero en el lecho de muerte». No era
una excepción este juicio. Desde las páginas de «El Libe-

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TOMO
I ral», Laureano Rosso también denuncia «la esterilizado-
ra política de medro personal» y la actitud del Ayunta-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

miento que se encoge de hombros ante la general


·/ 189.0
corrupc1on... .
A finales de la tercera década, la ciudad sigue contan-
do con el mismo número de Casas de Socorro que a fina-
les del pasado siglo, sólo cinco, establecidas en Plaza de
NICOLÁS SALAS

la Constitución, número 9 y 11; Almirante Apodaca, nú-


mero 2; Pureza, número 41; Martínez Montanés, número
35 y Menéndez y Pelayo, número, 2.
A la nómina de médicos citados en la primera parte
(1895-1910), se unen Francisco Alfau Abreu, Manuel
Alonso Pantión, Francisco Arboleya Meana, José Beca,
Francisco Blázquez Bores, Jesús Bravo Ferrer, Antonio
Cortés Lladó, Ricardo Cubiles Blanco, Eloy Domínguez
Rodiño, Francisco Galnares Díez, Paúl González Nandín,
Benito de las Heras, Francisco Laborde Winthuyssen, Ra-
fael Lancha Fal, Juan Lemus y Lamo de Malina, Jesús Mar-
tínez y Martínez, Leopoldo Murga de la Vega, Camilo
Murilla Herrera, Joaquín Mozo Rodríguez, Miguel Ríos
Sarmiento, Agustín Sánchez Cid, Manuel Sánchez-Pizjuán
259 y Muñoz, Antonio Sera González, Eduardo Talegón Arias,
Blas Tello Rentero, Pedro Vallina Martínez y otros.
La primera gran campaña sanitaria se inicia en 1910
-una década después del informe del doctor Pulido-
por el alcalde conde de Halcón. Villar Movellán, matiza:
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

«No obstante, sus altibajos debía ofrecer el procedimiento


cuando don Leopoldo Murga, fundador en 1911 del pri-
mer Laboratorio histoquímico de Sevilla, se atrevió a afir-
mar que «por lo que respecta a la actual desinfección de
Sevilla es una verdadera burla cuanto se está haciendo ...»
En septiembre, los propietarios se niegan por sistema a
las reformas sanitarias, mientras los barrenderos amena-
zan con la huelga por exceso de trabajo». Ese mismo mes
la alcaldía había prevenido públicamente de la posibili-
dad de una epidemia de cólera ... y, poco antes, en el Ca-
bildo municipal, el delegado de Higiene, Fernández de la
Bandera, subrayaba ante sus compañeros «la excesiva

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TOMO
I preocu pac1on que mostraban por las fachadas de las
casas mientras persistían interiores inmundos e inha-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

bitables190<:°
Volviendo a Fernando Barón, leemos en su estudio
una frase que todavía en los años setenta tenía evidente
actualidad. Decía así: «El agua, el alcantarillado y la pavi-
mentación, se suceden, se complementan y se necesitan
NICOLÁS SALAS

entre sí como partes de un todo; prescindir de uno de es-


tos problemas es malograr la empresa, es inutilizar el es-
fuerzo; más aún, agravar el problema que se resolvió
aisladamente». Fernando Barón subraya que «Sevilla vive
y ha vivido, muerta de sed ... Y lo absurdo, lo enorme del
caso, es que muere de sed una ciudad cuyos pies baña el
Guadalquivir. ..» El abastecimiento de aguas estaba teóri-
camente resuelto con el acuerdo de 26 de octubre de
1912, pero ... No sólo no estaba resuelto sino que conti-
nuaría sin estarlo durante muchos años, durante más de
medio siglo ... Respecto al alcantarillado, el problema en-
tonces cardinal, como en el caso del agua, era el econó-
mico y la dependencia de empresas privadas, que de
ninguna manera estaban dispuestas a invertir sin la ga-
260 rantía de unas ganancias razonables. Como contrarrépli-
ca, el conde de Colombí afirmaba: «Si actualmente el
Ayuntamiento de Sevilla fuese dueño del gas, de la elec-
tricidad, de los tranvías, del alcantarillado, ¿no obtendría,
con los beneficios que estas empresas reparten, ingresos
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

suficientes para no gravar la carne ni ninguna otra mate-


ria de primera necesidad?». Por último, la pavimentación
de la ciudad era insuficiente, pero antes de proceder a su
arreglo definitivo, era «absolutamente necesario coordinar
todas las obras del subsuelo, para evitar ese continuo
construir y destruir lo hecho ..... Es decir, que tres cuartos
de siglo después, seguimos teniendo los mismos proble-
mas ... Finalmente, Fernando Barón contemplaba la situa-
ción de los mercados de abastos, del matadero, de la
limpieza pública, de las barriadas obreras, de las escuelas
municipales ... Y su análisis era desolador. Sin esas cir-
cunstancias que gravitaban inexorablemente sobre las ca-

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TOMO
I bezas de las clases más modestas, que además represen-
taban dos tercios de la población total, ¿hubiera sido po-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

sible que surgiera, años desriués, la temible «Sevilla la


Roja» que asombró a España? 1 1:°

En -1920 la población analfabeta mayor de diez años


suponía el 48,47 por 100 de los habitantes sevillanos en
NICOLÁS SALAS

su conjunto provincial. Por sexos, el 42,89 por 100 eran


hombres y el 53,86 por 100 mujeres. Estas eran las cifras
oficiales, pero la realidad ofrecía aspectos más negativos,
sobre todo en la población femenina y en el conjunto ru-
ral. Si algo estaba fuera de duda en la Sevilla de las pri-
meras décadas de nuestro siglo, es que la herencia
recibida en materia de enseñanza primaria no podía ser
más lamentable, más irresponsable, más dañina para el
futuro inmediato y las circunstancias sociales y políticas
que se producirían 192 :°
Durante la segunda década del siglo comienza la de-
hesa de Tablada una nueva vida que habría de vincularla
a la historia de la aviación española. El día 11 de diciem-
bre de 1914, por iniciativa del coronel Vives ---creador in-
261
dudable de la aeronáutica española, lo llama Luis Serrano
de Pablo- y a propuesta del alcalde, marqués de Torre-
nueva, el Cabildo aprobó la cesión al Ramo de Guerra de
una superficie de doscientos cuarenta mil metros cuadra-
dos en aquella zona -no con carácter definitivo, pero sí
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

indefinido-, donde en 1915 comenzó a construirse el


primer aeródromo militar. Durante aquella década se ce-
lebraron en Tablada diversas demostraciones aéreas, la
primera en 1910, con motivo de las fiestas primaverales.
En 1913 y 1914 hubo otras exhibiciones, y el ultimo año
citado aterrizó en Tablada -pero no pudo despegar des-
pués por resultar posteriormente destrozado por el viento
huracanado- el «Nieuport VJ .. pilotado por los capitanes
Herrera y Ortiz Echagüe, que realizaron la primera trave-
sía del estrecho en aeroplano. En 1919 hubo un «rally»
Cuatro Vientos - Tablada sin escalas. En el mes de julio
de 1920 ocurrió el primer accidente mortal, del que fue

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TOMO
I víctima el soldado piloto Valera. Pero este es un hecho
sin confirmación o reconocimiento oficial, ya que el pri-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

mer accidente aéreo así clasificado se fecha el día 27 de


septiembre de 1922 y en el mismo perdieron la vida el
capitán de Infantería Francisco Cialdini y el capitán de Ar-
tillería Roberto Sangrán 193:°
NICOLÁS SALAS

262
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

189 Alberto Villar Movellán, o. c., pp. 5-10.


190 Alberto Villar Movellán, o. c., p. 7. Vicente Gómez Zarzuela,
Guía de Sevilla, o. c., 1920, pp. 383, 389, 398, 554-558, 563, 573, 603-
606, 621, 1259 y 1261.
NICOLÁS SALAS

191 Fernando Barón, o. c., pp. 19-66. Nicolás Salas, El Moscú se-
villano, o. c.
192 Ubaldo Rodríguez Martínez, o. c., p. 134. Nicolás Salas, El
Moscú sevillano, o. c.
193 Luis Serrano de Pablo y Jiménez, Historia de Tablada, Sevi-
lla, Imp. Maestranza Aérea, 1972, pp. 7-18. Fernando de Querol Mü-
ller, Más historia de Tablada, 1910-1982, Sevilla, Ed. Prensa
Española, 1982, pp. 7-27.

263
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

»...Pero no es lo más triste que un tercio de la pobla-


ción dependa de asociaciones piadosas, so pena de ver
las calles invadidas de mendigos y pordioseros; lo más
grave es que más de otro tercio del vecindario, sobre
echar los bofes para ganar un exiguo jornal(. ..), sufre las
NICOLÁS SALAS

mismas amarguras (...) Preside este estado social una in-


justicia palpable, debido al abandono de los administra-
dores públicos (. ..), en la que el mismo salario no
significa nada para salir adelante».
"El Liberal», 1 febrero 1905 (Editorial).

264
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

"Y llega la calle Sierpes, la universalmente renombra-


da, la más sevillana de todas y por lo mismo la menos fá-
cil de encajar y definir. Calle con olor a café con leche,
que llegando el Lunes Santo se disfraza de penitencial,
con lunares de cera sobre el pavimento; apacible, aunque
conoció toda suerte de revueltas; donde aún es negocio
vender abanicos, mantener salón de limpiabotas o arren-
dar balcones para ver pasar las cofradías ...» (Manuel Fe-
rrand, Calles de Sevilla, Barcelona, Ed. Planeta, 1976,
pp. 101-108. Luis Montoto, La calle de las Sierpes, (En
«Quien no vió a Sevilla», pp. 13-50), Ayuntamiento de Se-
villa, 1920. Postal de María Chapartegui (1907).

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I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

265
TOMO
NICOLÁS SALAS

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I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

4. SE VISLUMBRA EL RELANZAMIENTO
NICOLÁS SALAS

La Sevilla (1918-1920) más conflictiva del si-


glo XX. Máximas cotas de incidencias labora-
les en el agro. Revelador documento de los
ingenieros agrónomos del Catastro de Sevi-
lla. Los informes de Pascual Carrión, Bernal-
do de Quirós y Díaz del Moral. Favorable
evolución de los sectores hostelero y de la
construcción. Grave crisis en el puerto, con el
balance (1919) más bajo del siglo. Objetivos
de la Unión Comercial. Fundación de la So-
ciedad Andaluza de Cementos Portland.

La estructura agraria sevillana y andaluza de la segun-


da década del siglo XX es una prolongación de la heren-
267
cia de la centuria anterior -muy resumida en el capítulo
cuarto de la primera parte de estas crónicas-, que alcan-
za sus máximas cotas de conflictividad latente y práctica
entre los años 1917 y 1920, el llamado «trienio bolchevi-
que», para reflejarse cada vez con mayor intensidad en los
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

años siguientes en una escalada que, salvo el paréntesis


de la Dictadura de Primo de Rivera, alcanzaría su mayor
intensidad durante los años republicanos. Con palabras
del profesor José Manuel Macarro, la Sevilla de 1918 a
1920 es la más conflictiva del siglo XX -junto a la etapa
republicana-, un verdadero volcán, dominada por el
hambre y la miseria, el enfrentamiento entre obreros y
patronos y la indiferencia de las autoridades tanto locales
como nacionales. Fue una de las principales consecuen-
cias de la I Guerra Europea, tiempo de especulaciones y
fortunas rápidas. La estructura social sevillana de 1920,
según el citado profesor Macarro, era la siguiente: el 84

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TOMO
I por 100 de la población era trabajadora por cuenta aje-
na; el 7 por 100, eran funcionarios; el 3 por 100, profe-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

sionales liberales y el 4 por 100, patronos. Las huelgas,


la conflictividad social, el pistolerismo, la quema de
cosechas y maquinaria, eran noticias casi diarias en los
periódicos locales.
El año 1919 es clave en esta etapa, como colofón de
NICOLÁS SALAS

la crisis manifestada en 1917. Durante el mes de mayo se


publica en «ElSol», de Madrid, un documento básico para
conocer la realidad de aquella época: el informe de los
ingenieros agrónomos del Servicio Catastral de Sevilla,
que causa un gran impacto en la opinión pública. En
efecto, en dicho documento se exponen las «causas del
malestar obrero en Andalucía», con ejemplos expresivos
sobre la concentración de la propiedad, como los que de-
nuncian en El Pedroso, Utrera, La Puebla de Cazalla, Mo-
rón de la Frontera, La Rinconada y otros municipios,
donde además los «terrenos permanecen incultos o insufi-
cientemente cultivados» de manera escandalosa. Las crisis
obreras y de producción salen a relucir con cifras y datos
refutables. Además, los salarios son de hambre -1,25 a
268 2,25 pesetas más el pan, el aceite y las legumbres para el
yantar diario-, las condiciones de trabajo penosas, a ve-
ces inhumanas; el absentismo y el subarriendo minan la
economía de los pequeños agricultores; «el obrero agríco-
la, teniendo que optar entre la falta de trabajo o contratos
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

draconianos, acepta estos últimos, que, al menos, le per-


mite ganarse miserablemente la vida ..."
Durante 1919 y 1920 publica Pascual Carrión varios
informes sobre el problema agrario andaluz, y también lo
hace Constando Bernaldo de Quirós, mientras Juan Díaz
del Moral, sobre la base de la crisis de 1917-1918, prepara
su obra fundamental relativa a las agitaciones campesinas
andaluzas. Constituyen en conjunto los estudios que hoy
se consideran clásicos en la materia respecto a esa etapa
del agro andaluz, que constituía una verdadera pesadilla
nacional dentro del conjunto crítico denunciado por Joa-
quín Costa y los regeneracionistas del Noventa y ocho 194:°

A437101439
TOMO
I En el sector minero sevillano no se altera durante la
segunda década el panorama colonizador, mientras la
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

acería básica de El Pedroso, en manos francesas, se man-


tiene, en su doble función minera y de fundición, a un ni-
vel de discreta decadencia que se haría más patente a
partir de 1923. Las fundiciones de hierro, bronce y plo-
mo; las agroindustrias especialmente relacionadas con la
NICOLÁS SALAS

aceituna, el corcho y el algodón, están estacionadas. Sí,


hay por el contrario, una evolución favorable del sector
de la construcción, fomentada por las obras que se reali-
zan con motivo de la Exposición; las finanzas también re-
gistran un incremento notable de actividades, pero de
raíz foránea, como en la minería. En 1920 operan en la
plaza sevillana el Banco de Cartagena, el Banco Hispano
Americano, el Banco Español de Crédito, el Credit Lyon-
nais, el Anglo South American Bank ... Y naturalmente si-
guen sus actividades el Monte de Piedad y Caja de
Ahorros y un buen número de Casas de Préstamos, aun-
que ya no aparecen con los títulos tan curiosos de prime-
ros de siglo.
En el comercio minorista característico del casco anti-
269 guo hay escasas modificaciones, pero sí pueden observarse
ciertos movimientos promotores de las producciones artesa-
nas, también ligados al mercado que comienza a ser cada
vez más importante de la construcción. Con el apoyo del
Ateneo y de la Sociedad Económica de Amigos del País,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

se organizan exposiciones que alientan al obrero y pe-


queño empresario local, y las convocatorias anuales de
los Juegos Florales ateneístas son buena prueba de las in-
quietudes que comienzan a despertarse en los sectores
culturales, empresariales y obreros, al margen de la inevi-
table carga histórica de insensibilidad que todavía pesa
sobre la ciudad y le crea una imagen negativa ante el res-
to del país. Uno de los testimonios del resurgimiento de
aquellos años es la Unión Comercial, fundada en 1909,
que tenía como objetivo la defensa y el fomento del co-
mercio y la industria provincial 195:°

A437101439
TOMO
I De los antiguos mercadillos se celebra todavía el Ras-
tro y se clausuran el de ventas de aceites en el paseo de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Colón 0911) y el Perneo y Matadero de cerdos 0919).


También deja de celebrarse la Feria del Boquete 0912),
dedicada a la venta de ropa usada y objetos desechados.
Poco a poco irán desapareciendo todos los viejos merca-
dillos hasta quedar reducido al]ueves y al de Pájaros 196:°
NICOLÁS SALAS

La actividad hostelera refleja durante esta segunda dé-


cada su gran etapa de despegue, que cuajaría en los años
siguientes, con motivo de la Exposición Iberoamericana. De
ocho hoteles en 1910 se pasa a quince en 1920; las casas de
huéspedes también elevan su número de veintisiete a cua-
renta; las fondas se mantienen en trece establecimientos y
sólo se observa una leve disminución en el número de pa-
radores y mesones históricos, que de veinticuatro se re-
duce a veintiuno. Además de la guía Zarzuela, de matiz
general, y de las artísticas, como la de José Gestoso, se
publican en esta época otras dedicadas exclusivamente al
turismo, como la Guía de Bolsillo de Bernardo Ricca y
Feria, que incluso ofrece las plantillas de localidades, nu-
meradas, de los teatros San Fernando y Cervantes. Es
270 más, en Sevilla se publica en 1917 una Guía de Hoteles
de España, donde el apartado de nuestra provincia cons-
tituye hoy un valioso documento histórico, por los datos
del sector hostelero y por las curiosas fotografías y anun-
cios de un buen número de establecimientos del comer-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

cio en general. En la misma línea documental están las


ediciones de «SevillaArtística e Industrial»197':°
El puerto de Sevilla registra, entre 1911 y 1920, un
cambio en su evolución ascendente, con altibajos que co-
locan la cifra total de movimiento de mercancías en 824,8
miles de toneladas al final de la década, frente a
1.250.100 al comienzo. Se mantiene el signo exportador,
equívoco, como ya subrayamos sobre la realidad econó-
mica sevillana, basado más en la expoliación de nuestras
riquezas naturales que en el desarrollo y aprovechamien-
to de los valores añadidos. Pese a este signo exportador,
la descarga de mercancías en 1918 desciende a 138,1 mi-

A437101439
TOMO
I les de toneladas, que es la cifra más baja del siglo, aun-
que en el conjunto de la década el peor año fue 1919. El
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

puerto sufre las consecuencias de la guerra europea, que


obliga incluso a interrumpir las obras de la corta de Ta-
blada, cuya primera fase se realizó entre 1909 y 1916, pa-
ra reiniciarse en 1919, al término del conflicto bélico, y
ser terminadas en 1926. Las riadas del trienio 1915-1917
NICOLÁS SALAS

causaron grandes pérdidas en las instalaciones portuarias


y perjudicaron las condiciones de navegación en la ría
del Guadalquivir. La Junta de Obras del Puerto sólo con-
taba con dos dragas de succión y necesitaba como míni-
mo cuatro, circunstancia que se subraya en varios
documentos de aquellos años. En la Memoria de 1916-
1917, se informa que «los servicios de explotación del
puerto, lejos de compensar con sus ingresos a los gastos
que proporcionan a la Junta, representan para ésta una
carga de consideración... En resumen: puede decirse
que los años 1916 y 1917 han sido muy desfavorables
para el desarrollo del puerto de Sevilla». En el primer
año citado entraron buques con 22 pies ingleses de ca-
lado y en el segundo con 21,7. En relación con la vida
271 portuaria, están también la riada de 1917 causada por
el río Guadaira, que inunda la mayor parte del sector
destinado a la Exposición, paralizando las obras y cau-
sando daños. Al año siguiente se construye junto a la
Torre del Oro una oficina de recaudación de impues-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

tos, cuya arquitectura sería familiar durante décadas en la


zona. También en 1918 se reconstruye el muelle conoci-
do como de Nueva York, situado en la zona que hoy
ocupa el puente del Generalísimo, donde atracaban los
buques de la Compañía Ybarra que hacían las travesías a
América 198.o
Por último, una mención para la Sociedad Andaluza
de Cementos Portland, creada el 17 de julio de 1920 en
Morón de la Frontera y cuyo primer horno comenzó a
funcionar en 1923. Después de medio siglo de vida desa-
parecería en 1972, en circunstancias que, junto a la pro-
pia ejecutoria, fueron polémicas y confusas en su

A437101439
TOMO
I
gestación y aplicación. Fue la primera gran empresa vícti-
ma del acoso foráneo --e incluso local- y una de las
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

primeras grandes frustraciones empresariales sevillanas.


Con la Andaluza de Cementos, nombre abreviado con
que se le conocía popularmente, se materializó en la se-
gunda década de nuestro siglo el afán industrializador y
el nuevo estilo de un empresariado em~rendedor, cuyos
NICOLÁS SALAS

nombres no deben quedar en el olvido 1 ~

272
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I
NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

194 Pascual Carrión, Estudios sobre la agricultura española,


O.e., pp. 93-218. Idem, Los latifundios en España, O.e., pp. 33-36.
Constando Bernaldo de Quirós, El espartaquismo agrario anda-
NICOLÁS SALAS

luz, O.e., pp. 53-96 y 147-192. Juan Díaz del Moral, Las agitacio-
nes ... , O.e., pp. 225-376. Edward Malefakis, O.e., pp. 25-160.
Jacques Maurice, La reforma agraria ... , O.e., 93-94, 99-101 y 103-
105. Idem, El anarquismo andaluz, O.e. García Rodríguez de Au-
mente, La Universidad del corcho (Proyecto industrial de nuevas
manufacturas, Sevilla, Tip. Bergali, 1917. José Zurita y Calafat, La
verdad sobre el campo andaluz, Madrid, Tip. Fortanet, 1916. San-
tos Arán, Ganadería sevillana, Sevilla, Tip. Santigosa, 1912. Fer-
nando C. Duarte, Agricultura: beneméritos de la Patria, don
Miguel Sánchez-Dalp, Madrid, Ed. Moncho y Bonilla, Sevilla, Tip.
Rev. de los Tribunales, 1917. Nicolás Salas, Joaquín Benjumea Bu-
rín, O.e., pp. 51-55 y 57-76. Angeles González, Lucha obrera en
Sevilla: conflictividad social 1900-1917, Barcelona, Carbone! Ed,
273 1988. Alfonso Lazo Díaz, La desamortización eclesiástica en Sevi-
lla, Diputación Provincial de Sevilla, 1970. Varios, Seis estudios so-
bre el proletariado andaluz (1868-1939), Ayuntamiento de
Córdoba, 1984. Enrique Soria Medina, Andalucía, datos para su
historia (1900-1979), Sevilla, Ed. Augusto Llorca, 1980. Isidoro
Moreno Navarro, Propiedad, clases sociales y Hermandades en la
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Baja Andalucía, Madrid, Ed. Siglo XXI, 1972. Manuel Tuñón de


Lara, Luchas obreras y campesinas en la Andalucía del siglo XX
(Jaén 1917-1920 y Sevilla (1930-1932), Madrid, Ed. Siglo XXI,
1978. Javir Tusell, Oligarquía y caciquismo en Andalucía (1890-
1923), Barcelona, Ed. Planeta, 1976. Luis Palacios Bañuelo, Socie-
dad y economía a,;daluza en el siglo XIX, Madrid, Montes de
Piedad y Cajas de Ahorros, dos tomos, 1977. María Parias Sainz de
Rozas, El mercado de la tierra sevillana en el siglo XIX, Diputación
Provincial y Universidad de Sevilla, 1989 (Obra fundamental). An-
tonio María Calero, Movimientos sociales en Andalucía (1820-
1936), Madrid, Ed. Siglo XXI, 1979. Idem, Movimiento obrero y

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TOMO
I
sindicalismo, En Historia de Andalucía, Barcelona, Ed. Planeta,
1983, tomo VII, pp. 121-177. Rafael Medina Vilallonga, Luis Medi-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

na y Garvey. Historia de una vida, Gráficas Sevillanas, 1975. José


Sánchez Jiménez, Sindicalismo católico agrario en Andalucía, Re-
vista de Estudios Sociales, números 17-18, mayo-diciembre, 1976,
pp. 75-100. Angel Pérez Guerra, Entrevista con fosé Manuel Maca-
NICOLÁS SALAS

rro, «ABC•, 18 mayo 1983. José Manuel Macarro Vera, Los conflictos
sociales en la ciudad de Sevilla (1918-1920), en •Seis estudios sobre
el proletariado andaluz (1868-1939)•, Ayuntamiento de Córdoba,
1984, pp. 175-209.

195 María de Pablo-Romero y Cámara, Histo_ria del Ateneo de


Sevilla, O.e, pp. 117-216. Revista •Bética• (1913-1917). Jacobo Corti-
nes Torres, Indice Bibliográfico de la revista «Bética•, Sevilla, 1971.
Vicente Gómez Zarzuela, O.e., 1910, pp. 213, 713, 722 y 736-737;
1920, pp. 233, 722, 729 y 741. Alberto Villar Movellán, O.e., pp. 9-
10. Guillermo Ibáñez, Anuario financiero, Bilbao, Ed. Grijelmo,
1936, p. 677.
1%
Nicolás Salas, Las Ferias ..., O.e., pp. 242-244.
274 197 Vicente Gómez Zarzuela, O.e., 1910 y 1920. Bernardo Ricca
y Feria, Sevilla en el bolsillo, Tip. Gironés, 1916. Varios, Guía de Ho-
teles de F.spaña, Sevilla, Tip. Manuel Carmona, 1917, pp. 693-846 (En
cuatro idiomas).
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

198 Antonio González Dorado, O.e., p. 159. Junta de Obras del


Puerto, Memoria 1916 y 1917, Sevilla, Tip. Gironés, 1918, pp. 5-8 y
69-70. Idem, Memoria del I Centenario de laj.O.P., O.e., pp. 7 y 61.
Idem, Historiagráfica ..., O.e., pp. 246-247.

199 El 31 de mayo de 1971, el consejero-delegado de la Socie-


dad, Alejandro Rojas-Marcos y Díez de la Cortina, en la Junta Ge-
neral de Accionistas, que sería histórica, afirmó: «Primeramente
hay que resaltar a los fundadores que dieron un impulso industrial
a esta zona, cuya labor es de todos conocida, y nos referimos a los
señores Felipe de Pablo-Romero Llorente, Juan Vázquez de Pablo,
Francisco Marte! y Vida!, Eusebio Rojas-Marcos, Ignacio José Váz-

A437101439
TOMO
I quez de Pablo, José Buendía Reina, Francisco Villalón Gordillo, José
Rojas-Marcos, Ignacio Rojas-Marcos, Antonio Alvarez Villalón y Pe-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dro Bustamante•.
NICOLÁS SALAS

275
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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I
"Ciertamente que no sabríamos determinar dónde ra-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dica el error que esteriliza los esfuerzos nobilísimos del


«regionalismo andaluz»; sólo sabemos que prestigiosas fi-
guras del regionalismo claro y definido, tales como el so-
ciólogo insigne don Alejandro Guichot, el espíritu
cumbre José María Izquierdo, el recio Cortines Murube, el
NICOLÁS SALAS

ecuánime Zurita Calafat, el docto Miguel Romero Martí-


nez, el noble poeta Muñoz San Román y tantos otros
hombres de Sevilla (. ..), viven alejados, y no por pereza
ni animosidad, del núcleo que se apropió la bandera del
regionalismo sin contar de antemano con un baluarte
inexpugnable para colocarla inhiesta».
José Andrés Vázquez, «Epistolario Bético» (Selección
de artículos, 1918-1919, por Manuel Ruiz Lago), Funda-
ción Bias Infante y Ayuntamiento de Aracena, 1984, pp.
249-251.

276
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Aunque el ferrocarril llegó a Sevilla mediado el siglo


XIX, y en 1859 se fijara el emplazamiento de la estación
de Cádiz en el lugar en que está situada, el actual edificio
de la estación de San Bernardo no se alzó hasta 1902. En
la fotografía, sin autor ni año (1915-1925?), se aprecia sin
construir la avenida de Cádiz, zona en la que se alzarían
notables edificios regionalistas en los años veinte. (Alber-
to Villar Movellán, Arquitectura del regionalismo ... ,
Diputación Provincial de Sevilla, 1979, pp. 31-33, 356-357
y 404. Antonio González Dorado, Sevilla, centrali~
regional. .. , Banco Urquijo de Sevilla, 1975, pp. 120-136).

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I
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

277
TOMO
NICOLÁS SALAS

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I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

5. LENTO DESPERTAR DEL LETARGO


NICOLÁS SALAS

Sigue la movilidad en los cargos oficiales.


Con el conde de Halcón, campaña de sa-
neamiento y pacto con la Compañia de
Aguas. 1919: nuevas ordenanzas munici-
pales renuevan las de 1900. Solares yer-
mos, basureros públicos, obstrucción
burocrática... La Base de Tablada, cabece-
ra de la III Zona Aérea del Sur. Política-
mente, Sevilla es un espejo de Madrid. El
largo camino de la Exposición Iberoameri-
cana de 1929.

La vida administrativa y política de la Sevilla de esta


época 0911-1920) es fiel reflejo de la situación del país y
279 nuestra ciudad es un espejo en donde se repiten las reali-
dades sociopolíticas y económicas de Madrid, del que de-
penden todos los jefes de los partidos políticos.
Durante la segunda década, Sevilla tiene diez gober-
nadores, diez alcaldes y once presidentes de la Diputa-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ción, todo un récord que sólo la etapa republicana


mejoraría... Está claro que esta extraordinaria movilidad
de los cargos públicos no era reflejo, precisamente, de es-
tabilidad política. Pero en lo que respecta a la Alcaldía,
hay dos excepciones notables por su continuidad y efica-
cia. Estos hechos ofrecen la oportunidad de acogerse a
una frase del doctor Marañón, que dice: «Mejor que ha-
blar mal del pasado, lo cual es casi siempre injusto, es
respetar el pasado, lo cual es casi siempre respetable». En
efecto, el conde de Halcón, Antonio de Halcón y Vinet,
logra mantenerse en la Alcaldía desde 1909 (diciembre)
hasta 1913 (noviembre) y bajo su mandato se inicia

A437101439
TOMO
I (1910) una extensa campaña sanitaria -ya citada en el
capítulo tercero de esta segunda parte- y, además, se
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

llega con la Compañía de Aguas al pacto firmado el 26 de


octubre de 1912, que supone un paso decisivo en la futu-
ra mejora del abastecimiento a la ciudad. Fernando Barón
rinde homenaje de gratitud a Eduardo Ybarra, «cuya per-
sonalidad fue siempre unida a las obras de mayor abne-
NICOLÁS SALAS

gación y amor por Sevilla»; a Pedro Rodríguez de la


Borbolla y José Montes Sierra, que «con una labor incan-
sable (. ..) fueron venciendo dificultades (. ..) hasta llegar a
un convenio con la Empresa abastecedora de aguas ..."
Igualmente subraya que Juan J. Bithell y Joaquín Rodrí-
guez Garay, representantes de la empresa inglesa, «pare-
cían en muchos momentos del laborioso convenio
exclusivamente sevillanos» 200 :°La otra excepción de per-
manencia la protagoniza el conde de Urbina, Federico
Amores Ayala, que primero fue alcalde a finales de 1913
y luego desde 1919 a 1922. Y hay una circunstancia nota-
ble. El conde de Halcón sustituye al conde de Urbina en
1922, mientras que éste había sustituido al otro en 1913,
continuando ambos una línea administrativa casi parale-
280 la, de continuidad, que rindió frutos beneficiosos para la
ciudad. Refiréndose a esta etapa, Luis Montoto afirmaba
en 1924, con motivo de la inauguración del monumento
a San Fernando, en la plaza Nueva, que «Sevilla despierta
de su letargo..2°1:°
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Eduardo Ybarra Hidalgo, historiador de la familia de


su apellido paterno, reseña en uno de sus valiosos libros,
los pormenores de las actividades políticas de Eduardo y
Tomás Ybarra González, durante los últimos años del si-
glo XIX y las primeras décadas del siglo actual. En sus pá-
ginas se recogen los nombres de la mayoría de los
políticos conservadores y liberales de la época. En 1912,
el comité provincial del citado partido, estaba compues-
to, entre otros, por Agustín Ternero, Juan Pérez de Guz-
mán, duque de T'Serclaes; Manuel Medina, marqués de
Esquivel; Carlos Cañal Migolla, Tomás Ybarra González
-su hermano Eduardo había fallecido en 1911, siendo

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TOMO
I jefe del partido en Sevilla-, Carlos de la Lastra, marqués
de Torrenueva; Joaquín Haro, Miguel Sánchez-Dalp, con-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

de de las Torres de Sánchez-Dalp; José Mendaro, mar-


qués de Angulo; Anselmo Rodríguez Rivas, Javier
Sánchez-Dalp, marqués de Aracena; Fernando Barón,
conde de Colombí; Cristóbal Puertas, Andrés Tassara, Jo-
sé Benjumea, Pedro León, marqués del Valle de la Reina;
NICOLÁS SALAS

Juan Vázquez, Ildefonso Marañón, Eduardo Benjumea,


marqués de Monteflorido; Adolfo Rodríguez Jurado, Fe-
derico Amores Ayala, conde de Urbina ... A la muerte de
Eduardo Ybarra sucedió una breve crisis para ocupar la
jefatura, que no aceptaba su hermano Tomás, pero que
terminó aceptando para evitar la división del partido con-
servador. Tomás Ybarra González había sido diputado a
Cortes en las legislaturas de 1880, 1882 y 1890, pasando
después a ser diputado por la circunscripción de Sevilla
en las legislaturas de 1896, 1899 y 1901 y por Estepa en
1898. Luego sería senador del Reino por la provincia de
Sevilla en los años 1903 y 1905, siendo nombrado sena-
dor vitalicio en mayo de 1907. Murió en noviembre de
1916202~
281 El trabajo de un equipo de investigadores dirigido por
el profesor Alfonso Braojos Garrido, conjuntamente con
los también profesores María Parias Sáinz de Rozas y
Leandro Alvarez Rey, ha proporcionado muy reciente-
mente una obra de síntesis que recoge la historia de Sevi-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

lla durante el período 1868-1950. En ella se reflejan las


actividades de los partidos, tutelados por sus «notables•,
durante el período e~ue conservadores y liberales usu-
fructuaron el poder 20 . Aunque con carácter más genérico
es igualmente valiosa la aportación hecha por Javier Tu-
sell en su estudio sobre el período 1890-1923.
El cardenal Almaraz continúa como arzobispo de la
diócesis; en la Junta de Obras del Puerto cesa Francisco
Isern, después de casi veinte años de ejercicio, para ser
sustituido por tres presidentes en sólo dos anualidades:
Joaquín de Haro, José Díaz Molero y Pedro Fernández-
Palacios y Labraña. En enero de 1919 se crea la Cámara

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I Oficial de la Propiedad Urbana. En el rectorado de la
Universidad también se registran dos largas perma-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

nencias, en contraste con etapas anteriores: Francisco


Pagés y Belloc (1909-1914) y Gabriel Lupiáñez y Esté-
vez (1917-1921).
En 1919 registra la administración local la aprobación
de unas Ordenanzas Municipales que vienen a sustituir
NICOLÁS SALAS

las de 1900, superadas y, además, incumplidas ... De la


ineficacia de la vieja normativa hay abundantes testimo-
nios en folletos y páginas de periódicos. En uno de aqué-
llos, el concejal Pérez Rojo denuncia con vehemencia
cargada de razones, el problema de los solares yermos,
los basureros dentro de la ciudad, sin control; la falta de
limpieza, el mal estado de las vías urbanas y los accesos a
la capital; la pésima organización del servicio de tranvías
y la nulidad de las subastas de obras, foco de corrupcio-
nes; la muralla de obstrucción de cierta burocracia muni-
cipal. .. Las nuevas Ordenanzas, redactadas por Santiago
Montoto y Femando R. de Riva, en septiembre de 1918, ac-
tualizaban los estudios hechos años antes por Lasso de la
Vega, Camacho y Montes Sierra. En ellas se contemplaban
282 todas las necesidades administrativas reconocidas hasta la
época y constituye un documento valioso gra contrastar las
inquietudes de aquel grupo de concejales ~
En la Universidad de aquélla década enseñaban pro-
fesores ilustres que alcanzarían con los años justa fama.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Tales son los casos de Antonio Ballestero Beretta, que ya


en 1913 se había trasladado a Madrid, donde publicó su
«Sevilla en el siglo XIII», dedicada al duque de T'Serclaes
Tilly; los profesores Ramón Carande y Thovar, Federico
Castejón y Martínez, Antonio Cortés Lladó, que se había
incorporado a la Cátedra de Patología Quirúrgica de
nuestra ciudad en 1919; Carlos García Oviedo, Alberto
Jaldón, Francisco Murillo Herrera --éste incorporado des-
de los últimos años de la década anterior-, Patricio Pe-
ñalver y Bachiller, José María Romero Martínez ...
En el capítulo castrense había que reseñar la presen-
cia en Sevilla de nuevas unidades, como el Tercer Regi-

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TOMO
I miento de Artillería Ligera --que alcanzaría fama como
«El Tercero Ligero» durante la Guerra de España 0936-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

1939)-, el Segundo Regimiento de Reservas de Artillería,


el Tercer Regimiento de Zapadores Minadores, el Regi-
miento de Cazadores de Alfonso XII y el Veintiuno de Ca-
ballería. Durante los primeros veinte años del siglo XX,
ocuparon la Capitanía General los tenientes generales
NICOLÁS SALAS

Agustín Luque Coca (1900), Manuel Delgado Zuleta


(1906), Enrique Orozco de la Puente (1915), José Jiménez
de Sandoval y Ballange (1916), Juan Zubia Bassecourt
(1918) y Salvador Arizón y Sánchez Fano (1919).
Entre 1915 y 1920 Tablada vive sus primeros años co-
mo Base militar. En el primer año citado, junto con las
obras de las partes esenciales del aeródromo se realizó el
plan de enseñanzas de pilotos. El día 17 de marzo de
1920 se designa a la Base de Tablada como cabecera de
la III Zona Aérea del Sur, de las cuatro en que se divide el
territorio nacional. Es «la fecha estelar, la verdadera pie-
dra miliaria de la historia de Tablada», afirma Luis Serrano
de Pablo 20 5:°
Y nos encontramos con el proyecto de organizar una
283 gran Exposición en Sevilla, una idea que tiene sus raíces
en la segunda mitad de la primera década del siglo. Sin
perjuicio de ocuparnos del tema en la tercera parte de es-
tas crónicas -tomo 11-, con la extensión que merece,
consideramos oportuno incluir en este capítulo una refe-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

rencia cronológica de los principales hechos que se pro-


ducen entre 1910 y 1920.
Los antecedentes remotos de la que en 1929 sería la
Exposición Iberoamericana, tienen sus raíces en 1908 y
aún en 1905. Pero se fija en el 25 de junio de 1909 el co-
mienzo oficial del proyecto. En esa fecha y con motivo
del homenaje que las autoridades militares de Sevilla rin-
den al comandante artillero Luis Rodríguez Caso, como
tributo de gratitud por el éxito alcanzado en 1908 por los
festejos titulados «España en Sevilla», aquél presentó el
proyecto para organizar una Exposición Hispano-Ameri-
cana en Sevilla. Esto fue el pistoletazo de salida, pues

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I cuatro días después la mayoría de los cónsules de los paí-
ses hispanoamericanos acreditados en Sevilla prometen
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

su total adhesión y colaboración a la comisión gestora re-


cién creada. A partir de entonces comienza una carrera
de obstáculos que parece no tener fin, hasta que la llega-
da de la Dictadura del general Primo de Rivera (1923)
marca un nuevo y definitivo giro a la situación. Entre
NICOLÁS SALAS

1910 y 1920, los hechos más significativos, son los si-


guientes:
1910. La visita a Sevilla de Canalejas, presidente del
Gobierno, es aprovechada por la Comisión Organizadora
del certamen para pedirle que Madrid y Bilbao dejen de
interferir en contra de Sevilla para llevarse la proyectada
Exposición Hispano-Americana. Es decir, que como suce-
diera en 1892 con la celebración del IV Centenario del
Descubrimiento de América, desde Madrid y los focos de
poder del Norte de España, pretendían marginar a Sevilla
una vez más. Sin embargo, en esta ocasión, los dirigentes
sevillanos no parecían dispuestos a que se repitiera el bo-
chornoso comportamiento de finales del siglo XIX, cuan-
do Sevilla fue marginada 206:°
284
En marzo de 1910, un mes después de la visita de Ca-
nalejas, se ofrecen las primeras subvenciones para la Ex-
posición por parte del Ayuntamiento, la Diputación y la
Unión Gremial. Asimismo el Ayuntamiento pone a dispo-
sición de los organizadores el parque de María Luisa, el
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Huerto de Mariana, las Delicias Viejas y el Naranjal. Tam-


bién en marzo, y como consecuencia de las gestiones
realizadas ante el presidente del Gobierno, éste promue-
ve un acuerdo entre los alcaldes de Bilbao y Sevilla, cu-
yas bases son que Bilbao celebraría en 1912 un Certamen
de Arte, Industria y Comercio, y Sevilla una Exposición
Hispano-Americana en 1914. Un acuerdo de compromiso
que no se cumpliría. Además, Madrid anuncia celebrar en
1913 una Exposición Universal. .. En abril se plantea deci-
dir el lugar de la Exposición, pues había dos zonas defen-
didas por grupos con intereses encontrados; unos pedían
que se le comprara a los Hermanos Camino los terrenos

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TOMO
I
del sector Sur y Heliópolis, y otros mantenían que el lu-
gar idóneo era el señalado anteriormente, con el añadido
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

de los jardines de San Telmo. En junio, el Ayuntamiento


solicita al Gobierno tres millones de pesetas como sub-
vención para los trabajos preparatorios de la Exposición.
En agosto se producen los primeros . incidentes serios,
que terminan con las dimisiones de Luis Rodríguez Caso
NICOLÁS SALAS

y de los iniciadores del proyecto, Francisco Pacheco, Ma-


nuel Rojas-Marcos, Manuel Corbato, Fernando Silva, Nar-
ciso Ciaurriz y Miguel Quesada. En octubre se disuelve la
comisión gestora y se nombra el primer Comité Ejecutivo
que preside el alcalde. El citado Comité está integrado
por Federico de Amores, José Galán, Fernando Barón, Jo-
sé Gestoso, Nicolás Luca de Tena, Pedro Fernández Pala-
cios, Gonzalo Bilbao, Manuel Hoyuela y José Benjumea,
más el alcalde, conde de Halcón. Es evidente que la alcal-
día quiso contar con el apoyo de los pesos pesados de
casi todas las corrientes sociopolíticas conservadoras. Las
tareas del Comité fueron rápidas y en su primera sesión
aprobó la memoria presentada por el conde de Colombí,
titulada «Hacia la Exposición», marcando los primeros ob-
285 jetivos del certamen. Poco antes de que terminara el año,
el día 26 de diciembre, Sevilla recibe los tres millones de
pesetas solicitados al Gobierno de Madrid.
1911. En enero se fija el emplazamiento de la Expo-
sición, que comprende el parque de María Luisa, el Huer-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

to de Mariana, los jardines de Cristina, los de las Delicias


y parte de los jardines de San Telmo. En febrero se cele-
bra la primera reunión del Comité Ejecutivo con los ar-
quitectos sevillanos para concretar los criterios sobre
edificios y preparar la convocatoria del oportuno concur-
so. El conde de Urbina pide que los edificios sean de ca-
rácter regional. En marzo es nombrado vicepresidente del
Comité Pedro Fernández Palacios y se designan nueve
comisiones delegadas. En abril se convoca el concurso de
anteproyectos para la Exposición. En junio, el Comité es
reconocido por el Ministerio de Fomento. En septiembre
se exponen en el Ayuntamiento los tres proyectos pre-

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TOMO
I sentados al concurso. En noviembre, el Comité solicita
comprar a la Mitra el Palacio de San Telmo y los jardines,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

pero el proyecto no se cumplimenta, además de que San


Telmo no podía venderse por disposición del cardenal
Spínola. En diciembre, se amplia el recinto del certamen
con los terrenos de Villalonga y otros, al Sur del Parque
de María Luisa. Asimismo se aprueba el Reglamento Ge-
NICOLÁS SALAS

neral de la Exposición, así como un nuevo programa pro-


puesto por el conde de Urbina y Torcuato Luca de Tena.
1912. En enero se amplía el Comité en cuatro miem-
bros como representantes del Gobierno y se incorporan
los primeros funcionarios. También en enero se nombra
al conde de Urbina vicepresidente. En abril se abre la su-
basta para construir el pabellón de Bellas Artes. En mayo
vuelve la polémica sobre el emplazamiento del certamen
y dimiten Gonzalo Bilbao, Pedro Fernández Palacios y
Aníbal González. A finales de mayo se exponen los boce-
tos para el cartel anunciador de la Exposición en 1914, y
el Comité a prueba el emplazamiento definitivo con las
propuestas hechas por Aníbal González, que se reincor-
pora a las tareas organizadoras. En junio se celebra en el
286 teatro Eslava un mitin de protesta contra el Comité ...
También en junio comienzan las obras de replanteamien-
to en el Huerto de Mariana, para construir los pabellones
de la actual plaza de América. En julio, el día 6, se aplaza
oficialmente la Exposición para 1915 ... El 20 de diciembre
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

una Real Orden aplaza la Exposición para el año 1916 ...


1913. En marzo se otorga a Sevilla la sede del IV
Centenario del Descubrimiento del Océano Pacífico, que
se celebra en la Casa Lonja en diciembre. En abril sepa-
gan las primeras trescientas mil pesetas procedentes de la
subvención aprobada por el Gobierno en 1910. En mayo,
nuevamente se reforma el emplazamiento. En agosto, la
empresa Hijos de Miguel Fernández Palacios anuncia que
parará las obras del Pabellón de Bellas Artes si no les pa-
gan lo adeudado. No le pagan. En diciembre, cesa como
alcalde el conde de Halcón y asume la presidencia del
Comité el conde de Urbina. También en diciembre y con

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TOMO
I
nuevo constructor se reanudan las obras del Pabellón de
Bellas Artes.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

1914. En enero se designa a Luis Rodriguez Caso pa-


ra desempeñar el cargo de Comisario del Comité, que
ahora es presidido por Carlos de la Lastra, marqués de
Torrenueva, recién nombrado alcalde de la ciudad. El 16
de julio un Real Decreto declara oficiales las Exposicio-
NICOLÁS SALAS

nes de Barcelona y Sevilla. En julio también se aprueba la


imposición de arbitrios especiales por parte del Ayunta-
miento de Sevilla. Otro acontecimiento de julio es la
aprobación del proyecto de Gran Plaza de España, pre-
sentado por Aníbal González, que se alzaría en el Prado
de San Sebastián. En septiembre se produce la primera
huelga de los obreros que trabajan en las obras de la Ex-
posición. En enero de este año, «ElLiberal» publica un co-
mentario crítico sobre la falta de sensibilidad del Comité
organizador respecto al pueblo sevillano, y dice: «La re-
serva sistemática del Comité Ejecutivo y el procedimiento
absurdo observado por éste desde un principio, junta-
mente con una táctica de lentitud desesperante y deses-
287 peranzadora, han hecho, como era natural, que la
indiferencia y el escepticismo nazcan en la opinión públi-
ca». En esa misma línea de opinión se había pronunciado
años antes el mismo diario, así como otros colegas.
1915. La Mitra cede a la ciudad los jardines de San
Telmo por seis años. El 11 de marzo terminan las obras
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

del Pabellón de Industrias y Artes Decorativas (Mudéjar).


En abril se acuerda construir un Gran Hotel en los jardi-
nes de Eslava, el futuro Hotel Alfonso XIII.
1916. Manuel Hoyuela, nuevo alcalde de Sevilla,
ocupa la presidencia del Comité Ejecutivo. El 25 de abril,
los Reyes presiden la inauguración de la plaza de Améri-
ca. El proyecto de Gran Hotel presentado por José Espiau
y Francisco Urcola, gana el concurso.
1917. En plena crisis económica por causa de la
Guerra Europea, la Unión Comercial de Sevilla solicita
del Ayuntamiento la paralización de las obras de la Expo-

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TOMO
I sición. En julio, Ricardo Franco Pineda, nuevo alcalde de
la ciudad y presidente del Comité.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

1918. En enero, Pedro Rodríguez de la Borbolla to-


ma posesión de la alcaldía y de la presidencia del Comité
Ejecutivo. El nuevo alcalde y presidente presenta la dimi-
sión en mayo ... En diciembre y por cuarta vez, se estudia
modificar el emplazamiento del certamen.
NICOLÁS SALAS

1919. En enero ocupa la alcaldía el conde de Urbi-


na, que se hace cargo también de la presidencia del Co-
mité, vacante desde la dimisión de Pedro Rodríguez de la
Borbolla.
1920. El 9 de enero, Aníbal González sufre un aten-
tado a la puerta de su domicilio, sin consecuencias. Pro-
puesta para crear un Centro Universitario Americanista en
los jardines de San Telmo. En mayo surge otra vez lapo-
lémica como consecuencia de la quinta propuesta para
modificar el emplazamiento del certamen. En junio ocupa
el cargo de Comisario de la Exposición el conde de Urbi-
na. Se constituye el Instituto Colonial Internacional.
Bien, esta es a grandes trazos la trayectoria de la Ex-
288 posición Iberoamericana de 1929, que habría de sufrir en
la década siguiente varias crisis, hasta la llegada al poder
de Miguel Primo de Rivera 207:°
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

200 Fernando Barón, o. c., pp. 26-27. Alberto Villar Movellán, o.

c., p. 7. Eduardo Ybarra, Noticias sevillanas ..., o. c., pp. 100-112.


201 Luis Montoto, Monumento a San Fernando, Sevilla, Imp.
Enrique Piñal, 1924, p. 44.
NICOLÁS SALAS

202
Eduardo Ybarra Hidalgo, Noticias sevillanas, o. c., pp. 99-
112.
203 Alfonso Braojos Garrido, Maria Parias Sáinz de Rozas y
Leandro Alvarez Rey, Historia de Sevilla (Sevilla en el siglo XX),
1868-1950, Universidad de Sevilla, 1990, dos tomos, tomo I, pp. 134-
19f Javier Tusell, Oligarquía y caciquismo ..., o. c., pp. 533-564.
204 l. Pérez Rojo, Sencilla labor municipal, Sevilla, Tip. Rev. de
los Tribunales, 1916. -Ordenanzas Municipales de la Ciudad de Sevi-
lla•, Tip. Gironés, 1920 (Edición oficial del Ayuntamiento).
205Vicente Gómez Zarzuela, o. c., 1920, pp. 554-555 y 612-615.
Antonio Ballesteros, Sevilla en el siglo XIII, Madrid, Tip. Juan Pérez
Torres, 1913. Cristóbal Pera Jiménez, La vida y la obra de Don Anto-
nio Cortés, Anales de la Universidad Hispalense, serie Medicina, nú-
mero 23, 1975, pp. 47-50. Luis Serrano de Pablo, Tablada, o. c., pp.
289 11-16. Enrique de la Vega Vigueras, La Capitanía General de Sevilla,
Sevilla, Artes Gráficas Salesianas, 1984, pp. 142-143.
206 Olga Abad Castillo, El IV Centenario del Descubrimiento de
América a través de la Prensa sevillana, Universidad de Sevilla,
1989, p. 58.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

207 Manuel Trillo de Leyva, o. c., pp. 183-192. Alfonso Braojos

Garrido, Maria Parias Sáinz de Rozas y Leandro Alvarez Rey, o. c.,


pp. 194-211 y 249-266 (Bibliografía). •El Liberal•, 7 julio 1909, 8 agos-
to 1913 y 8 enero 1914. ·El Combate•, 20 abril 1911. •Heraldo de Sevi-
lla•, 2 junio 1912. Manuel Barrios, •ABC•, 5 febrero 1991.

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

"Existe de fecha inmemorial en Sevilla, la ciudad de


las sublimes inspiraciones, una solemnidad religiosa de
NICOLÁS SALAS

nombradía universal, más espiritual que visible, mucho


más divina que humana, conjunto místico de majestad y
de inocencia, de amor filial y de profunda veneración (. ..)
Cuándo, cómo y por quién se inventó la danza de los sei-
ses (. ..) es cosa de poca monta. La piedad sevillana, crea-
dora de los artistas del Crucifijo y de la Inmaculada,
compuso ese cuadro de ángeles y lo colocó en el presbi-
terio de su suntuosa basílica para dar en todo tiempo tes-
timonio de la comunicación íntima en que viven el cielo,
la tierra, el arte y la inspiración».
Simón de la Rosa López, «Los seises de la catedral
de Sevilla», Sevilla, Imp. F. Díaz, 1904, pp. 1-2.

290
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Entre 1900 y 1920, Sor Angela de la Cruz (Sevilla, 30


enero 1846-2 marzo 1932), vive su consagración como
Madre de los Pobres. El 2 de agosto de 1900 se cele-
bran las «bodas de plata» de la Compañía; el 25 de junio
de 1904, Pío X aprueba el Instituto; el 14 de julio de 1908,
aprobación pontificia de las Constituciones ... Hasta seis
fundaciones de casas se registran entre 1905 y 1920. (José
María Javierre, Madre de los Pobres, Madrid, Ed. Alame-
da, 1969. Carlos Ros, Pequeñeces de Sor Angela de la
Cruz, Granada, Ed. Anel, 1982).

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EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

291
TOMO
NICOLÁS SALAS

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I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

6. PROCESIONES TODO EL AÑO


NICOLÁS SALAS

Los sermones, atractivo del amplio progra-


ma religioso anual. El Mes de María...
Traslado de los restos del cardenal Spínola
a la Catedral. Las cofradías de «La Bofeta-
da» y de «Los Caballos». 1919: «Amargu-
ra». Los saeteros. Origen de la devoción
rociera en la parroquia del Salvador. Un
juicio crítico sobre Sevilla de Eugenio Noel.
La ciudad ya «cree» en Sor Angela de la
Cruz ... Ciudad de retablos callejeros. Orfe-
brería y bordado. Los costaleros. Coros de
campanilleros. El Corpus. Disidentes ...

El programa oficial de la espiritualidad sevillana era


293
intenso -y lo sigue siendo-, muy apretado, tanto que
puede afirmarse que casi todo el año había funciones so-
lemnes en la Santa Iglesia Catedral; en la Capilla Real, los
meses de febrero, mayo, agosto y noviembre; en las pa-
rroquias, conventos y hermandades, también había fun-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ciones notables durante la mayoría de los meses del año.


Y, además, estaban las novenas, octavas, septenarios,
quinarios y triduos, que igualmente se programaban des-
de enero a diciembre. Es decir, teóricamente, toda Sevilla
estaba siempre rezando ... Y el plato fuerte estaba en los
sermones. La gente iba en busca de los predicadores, los
escuchaba con atención, coment~a el contenido de los
sermones, la calidad oratoria ...208Había todos los meses
de mayo un Mes de María, un mayo mariano, que era una
de las costumbres más sencillas y piadosas de los sevilla-
nos; más aún, junto a la devoción por las imágenes del
barrio, el vínculo que unía a los habitantes de los corrales

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I
de vecinos con la Iglesia. Durante el Mes de María, la ma-
yoría de los corrales celebraban las llamadas Cruces de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Mayo, una fiesta que unía a su modestia la alegría de vi-


vir, de divertirse. También durante el Mes de María, los
niños de las escuelas ofrendaban flores al modesto altar
instalado por el maestro, donde una pequeña imagen re-
presentaba a la Inmaculada Concepción. En algunos co-
NICOLÁS SALAS

legios, eran tan pobres que sólo ponían una estampa, a


veces enmarcada, con la Virgen de la cofradía del barrio.
La Madre de Dios, la Santísima Virgen María, en sus nu-
merosas advocaciones sevillanas, estaba presente en la
ciudad. En todas partes, en las cuarteladas de los merca-
dos de abastos, en las carbonerías, lecherías y torterías,
en las tabernas, en los comercios ... Una curiosa contra-
dicción, pues a veces, los fervorosos marianos se declara-
ban ateos... A la entrada de las plazas de abastos,
humildes mujeres vendían ramitos de flores, la mayoría
de ellas silvestres. ¡Cuántos pequeños altares de aquellos
meses de mayo de los primeros lustros de nuestro siglo,
estaban repletos de modestas margaritas y orgullosas
amapolas, traídas con fe por manitas infantiles y que una
294 madre antes había besado con cariño! 2º9:°
El 14 de marzo de 1913 el cardenal Almaraz bendice
la corona de oro para la Virgen de la Esperanza Macare-
na; predica en la función el canónigo Muñoz y Pabón. Un
16 demayo ... , pero en 1915, Joselito es elegido fiscal pri-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

mero de la cofradía. El 24 de enero de 1913 se hace la so-


lemne traslación de los restos mortales del cardenal
Spínola al «mausoleo que en la basílica hispalense le ha
erigido la piedad de sus hijos». La oración fúnebre la pro-
nuncia el prelado doméstico Bartolomé Romero Gago. Es
una oración sencilla, que escuchan millares de sevillanos,
entre los que se encuentra Rosario Spínola y Maestre, que
ya tiene el nombre de Madre de San Marcelo y es supe-
riora general de las Religiosas de las Esclavas Concepcio-
nistas. Romero Gago recuerda: « ... El había muerto pobre:
pobre hasta no dejar caudal alguno, ni grande ni peque-
ño; pobre ... Justo es que lo sepa Sevilla!, hasta el extre-

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I
mo de tener que ser vendida su hermosa y selecta biblio-
teca para cubrir los gastos de la última enfermedad ...»21~
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

La Semana Santa hispalense tiene ya treinta y nueve


cofradías cuando termina la década de los años diez. La
más reciente había sido fundada en 1919 -aunque sus
orígenes eran anteriores- con el título de Fervorosa,
Ilustre y Antigua Hermandad y Cofradía de Nazarenos de
NICOLÁS SALAS

Nuestro Padre Jesús Ante Anás, Santísimo Cristo del Ma-


yor Dolor y María Santísima del Dulce Nombre. La gente
simplificó tan largo título y la llamó, sencillamente, «la co-
fradía de la Bofetada ...» Otra cofradía, conocida popular-
mente como «la de los caballos», tuvo nueva imagen de la
Virgen de las Lágrimas a partir de 1913, al donarle José de
Castro y Mendoza a la Hermandad una Dolorosa de su
propiedad que estaba en una vieja casa de vecinos, en la
calle Encarnación, número 4. La Semana Santa de 1910
celebraba los desfiles procesionales el Domingo de Ra-
mos, el Martes Santo, el Miércoles Santo, Jueves Santo y
Viernes Santo (madrugada y tarde), un día más que en
1900, cuando no había Martes Santo (la primera vez que
desfilaron procesiones en ese día fue en 1905). La músi-
295
ca, siempre presente en la Semana Santa, aunque vincu-
lada a las prácticas litúrgicas, con obras magistrales de
grandes figuras de la música, comienza a tener mayor
presencia en las procesiones. Bien como música de capi-
lla, bien como despeje de la procesión, con piezas pro-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

pias para bandas de cornetas y tambores. Pero en esta


década se produce el hecho más trascendente en cuanto
se refiere a marchas procesionales. En efecto, nada me-
nos que se incorpora «Amargura», obra genial de Manuel
Font de Anta, en 1919, una marcha que pronto se conver-
tiría, de hecho, en el himno oficial de la Semana Santa de
Sevilla. (Un hecho curioso y poco conocido, es que esta
marcha fúnebre fue interpretada en el entierro del diri-
gente anarquista Buenaventura Durruti, en Barcelona, en
noviembre de 1936, sin duda sin que la banda de música
de la Generalitat y la CNT vincularan la composición ele-
gida con las cofradías sevillanas). Como autores de músi-

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I
ca sacra tenían ya justificada fama los maestros José Font
Marimont, Manuel Font y Fernández de la Herranz, Ma-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

nuel López Farfán ... y Manuel Font de Anta, que en 1905,


1912 y 1915 estrenaría sus primeras marchas procesiona-
les, las tituladas «Camino del Calvario», «Soleá dame la
mano» y «La Caridad», precedentes de su obra cumbre,
«Amargura» (1919). También Joaquín Turina, con varias
NICOLÁS SALAS

obras para cultos, especialmente las coplas dedicadas a la


Hermandad de Pasión (1901), con letra de Juan Francisco
Muñoz y Pabón, se vincula a nuestra Semana Santa.
Todavía nos quedan dos aspectos musicales vincula-
dos a las cofradías de excepcional trascendencia en aque-
lla época: las bandas de cornetas y tambores y las saetas.
En el primer apartado citado, ya desde 1914, hay una fi-
gura popular que alcanzaría la fama en la década siguien-
te: el maestro Rafael. Rafael Macía Borrás era artillero, del
mítico Tercero Ligero de la guarnición sevillana. En 1914
fue ascendido a sargento y estaba al frente de la banda
del Regimiento, siendo considerado un virtuoso del cla-
rín, con el que acompañaba a varias Hermandades du-
rante sus desfiles procesionales. Montado en su alazán,
296
era «el arcangel trompetero» de Sevilla. Y por donde pasa-
ba su banda montada, con él al frente, vestidos todos con
sus uniformes de gala, el público se entusiasmaba escu-
chando sus dianas, retretas, pasodobles, saetas, mar-
chas... En 1927 el maestro Rafael protagonizó un lance
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

famoso en los anales cofradieros, en competencia con la


banda de Húsares de la Princesa, que recogeremos con la
amplitud que merece en la tercera parte de nuestras cró-
nicas. El otro aspecto que recuperamos de la memoria
histórica sevillana, se refiere a los primeros grandes sae-
teros. En 1947, el maestro Antonio Pantión Pérez encon-
tró en los archivos de la Hermandad del Calvario, ocho
tocatas de autor anónimo, conocidas popularmente como
saetas, datadas provisionalmente en el siglo XVIII, aun-
que el citado estilo musical se considera ya vigente en el
siglo XVI. En la década que reseñamos, la de 1911-1920,
puede decirse que coinciden los intérpretes más famosos

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TOMO
I de las saetas. Nada menos que Tomás Pavón, Niña de los
Peines, Manuel Centeno, Manuel Vallejo y, sobre todo,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Rocío Vega Farfán «LaNiña de la Alfalfa», nombrada «Rei-


na de la Saeta» por el Rey Alfonso XIII en 1916, después
de escucharla cantar en la caseta del Real Círculo de La-
bradores. Pero antes que ellos, hubo una figura básica,
un saetero que marcó toda una época, Silverio Franconet-
NICOLÁS SALAS

ti (Sevilla, 1831-1889)¿demás de los jerezanos «La Serra-


na» y Manuel Toi-re211 .
Durante la tercera década del siglo XX, la Semana
Santa registra otros hechos que merecen recordarse. Por
ejemplo, la iluminación por primera vez del interior de la
Catedral durante el paso de las procesiones, colocándose
también las primera sillas (1906); la protestación de fe de
las Hermandades y Cofradías de Sevilla en favor de la Vir-
gen María (1916); la última vez que la carrera oficial se si-
túa en la entrada de la calle Sierpes, en la Campana
(1917), y la iniciativa de José Sebastián y Bandarán de co-
locar un pequeño palco o tribuna en la plaza de la Cam-
pana, esquina a la del Duque, para controlar el horario
de entrada de las cofradías en la carrera oficial, costum-
297 bre que llega hasta nuestros días. Este palquillo es cono-
cido entre los capillitas como «el patíbulo» (1919).
También en 1919 se registró el llamado «atentado al Gran
Poder». Sucedió que mientras salía la procesión de la Ca-
tedral, se produjo la explosión de un petardo, que origi-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

nó algunos desperfectos en la Puerta de los Palos y


heridas graves al religioso Ramón Quiza Herránz, que fue
quién pisó el petardo, perdiendo una pierna.
Para la Hermandad rociera de Sevilla, los años 1917 y
1918 tienen especial significado: fue entonces cuando se
inició en la parroquia del Divino Salvador la devoción a
la Santísima Virgen del Rocío, de la mano del cura párro-
co Juan Luis Cózar y Lázarob~on el decidido apoyo del
canónigo Muñoz y Pabón 212 . -No obstante, la Hermandad
no se fundaría hasta el 14 de septiembre de 1933, y reci-
bió el oportuno permiso episcopal para hacer la Romería
en 1951. Pero la devoción rociera sevillana tenía repre-

A437101439
TOMO
I
sentación en la ermita de Almonte «desde el mismo mo-
mento en que la Santísima Virgen del Rocío fue hallada
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

en la chueca de un milenario acebuche». Y en 1813, el 6


de junio, fue fundada la Hermandad del Rocío de Triana,
que hizo su primera peregrinación oficial el año siguien-
.
te, con tremta . . h o ca b a 11os 21341
y cuatro carretas y vemt1oc .
Eugenio Noel, escritor recuperado hoy del olvido y
NICOLÁS SALAS

valorado adecuadamente, era en aquellos años un «es-


critor maldito», un inconformista, que arremetía contra
todo lo que, según su opinión, tenía el tufo de «flamen-
quismo» ... De manera que en 1916 publicó un libro so-
bre la Semana Santa en el que, para sorpresa general,
acabó rindiéndose sin condiciones ante la forma tan
peculiar de los sevillanos de entender la Pasión de Je-
sucristo. No obstante, Eugenio Noel hace un juicio crí-
tico de la urbe, de la que escribe: «Sevilla es una
ciudad encantadora y trágica; su encanto lo explota to-
do el mundo y más que nadie ella misma; su tragedia
pasa desapercibida porque esa ciudad tiene el genio
de la simulación perfecta y porque nadie va a Sevilla si
no es a distraerse. Es femenina, luminosa y cobarde; su
298 carne no vale la pena porque es todo espíritu; la luz
del sol cegó esa espiritualidad y la adulación ha corta-
do en germen todo esfuerzo» 2 14<~:.;i
En 1908 tuvieron las Hermanas de la Cruz la aproba-
ción definitiva de sus Constituciones. En 1912 está a pun-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

to de morir Sor Angela, pero su hora sería otra. Por el


contrario, si llega la hora final para algunas monjas vincu-
ladas a Madre Angelita desde los primeros tiempos, como
las hermanas Josefa, Pura, Ana, Rafaela ... «Media Sevilla
viene ya a consultar con Madre los negocios más dispara-
tados. Buscan su buen sentido, que no es sólo talento na-
tural. ..» En Sevilla ya se habla de su santidad y quedan
atrás, como espinas gloriosas, las maledicencias de algu-
nos de sus contemporáneos. Sor Angela de la Cruz co-
mienza a ganar la batalla 215 :°
Por las calles de los barrios clásicos siguen saliendo
procesiones, no sólo en Semana Santa, sino prácticamen-

A437101439
TOMO
I te todo el año. En 1910 eran poco más de veinte las pro-
cesiones y en 1920 sumaban cerca de treinta, sin contar
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

las procesiones extraordinarias que organizaban algunas


Hermandades y Cofradías.
Todavía tenía en Sevilla extraordinaria importancia la
presencia de los retablos callejeros, símbolos de un tipo
de religiosidad, de un culto público, que ya en el siglo
NICOLÁS SALAS

XVI tuvo gran arraigo y lo siguió teniendo hasta bien en-


trado el siglo XIX. Es precisamente en esta centuria, entre
1839 y 1869, cuando se producen las dos campañas con-
trarias a su existencia, por razones complejas. Sevilla lle-
gó a tener más de dos centenares de retablos repartidos
por sus calles, plazas y barreduelas, y todavía existen bas-
tante de ellos, mejor o peor conservados. Sin duda, el
mejor trabajo científico sobre los retablos públicos, es re-
ciente, realizado por Eva Fernández Paz . Entre los reta-
blos que aún se conservan, están el de San Millán (siglo
XVIII), en el arco de acceso al Patio de los Naranjos; los
del Patio de Banderas, dedicado a la Concepción Inmacu-
lada (siglo XVII) y en el apeadero de los Reales Alcáza-
res, dedicado a la Presentación de Nuestra Señora (siglo
299 XVIII); el de San José (siglo XVIII), en calle Jovellanos;
otro dedicado al cardenal Spínola en la iglesia de San Lo-
renzo, etc., etc 216~.
Las Hermandades y Cofradías han hecho posible la
existencia de talleres de orfebrería, bordado e imaginería,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

muchos de ellos nacidos en el último tercio del siglo XIX,


y algunos con raíces aún más lejanas. En lo que respecta
a la orfebrería, María Jesús Sanz publicó en 1976 su obra
fundamental sobre la orfebrería sevillana del barroco, fru-
to de una larga tarea investigadora, básica para entender
su posterior desarrollo. Y en el libro «Esperanza Macare-
na», obra monumental realizada por un nutrido grupo de
investigadores, se ofrecen abundantes detalles de los or-
febres de finales del XIX y primeras décadas del XX. No
cabe duda de que Sevilla ha mantenido una tradición de
artistas gracias, sobre todo, al mercado mantenido por las
Hermandades y Cofradías a lo largo de los años 217 ~

A437101439
TOMO
I La misma valoración puede hacerse para la artesa-
nía del bordado, mantenida sin protección oficial, pese
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

a su carácter autóctono. Durante el siglo XIX, los talle-


res de bordados ya tuvieron su clientela básica en las
Hermandades y Cofradías, siendo los más importantes
los regentados por Eloisa Rivera, con una producción
catalogada entre 1848 y 1884; Teresa del Castillo (1843-
NICOLÁS SALAS

1905); Patrocinio López (1855-1900); Hermanas Antú-


nez (1872-1896), taller éste en el que trabajaron dos
míticos bordadores del siglo XX, Victoria Caro Márquez
(1918-1947 en su primera etapa) y Juan Manuel Rodrí-
guez Ojeda (1881-1930, también en su primera etapa),
más Manuel Olmo (1910-1926) y Antonio Amians y
Austria (1913-1923), ya en las primeras décadas de
nuestra centuria 218~
Sobre la imaginería procesional sevillana de la época
hay magníficos estudios monográficos en relación con
determinadas imágenes, aunque en conjunto es escasa.
Dos libros de síntesis, escritos por Jesús Miguel Palomero
Páramo, aportan una panorámica valiosa sobre la imagi-
nería procesional, la iconografía, más las diversas cir-
300 cunstancias que concurren en las llamadas imágenes
procesionales de vestir, aportando descripciones so-
bre las diversas advocaciones representadas en nuestra
Semana Santa. Aporta, además, una síntesis bibliográfica
actualizada hasta 1983. Quizás hasta 1989, con la publica-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ción del libro «Esperanza Macarena», con motivo del


XXV aniversario de la coronación canónica de la vene-
rada imagen, no se haya acometido el estudio integral
de una cofradía sevillana, en este caso con la aporta-
ción casi irreRetible de un grupo de investigadores y
especialistas2 9~
En el citado libro básico sobre la Hermandad Macare-
na y, en conjunto, de nuestras Hermandades en general,
se incluye un trabajo de Antonio Hermosilla Molina sobre
la Macarena -y la Semana Santa- en la literatura, que
constituye una síntesis valiosa sobre tan apasionante y
complejo tema.

A437101439
TOMO
I Hasta 1982 no pudo establecerse la antigüedad docu-
mentada de los costaleros de la Semana Santa sevillana,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

aunque, naturalmente, no se dudaba de que su tarea es-


taba ligada tradicionalmente a las procesiones. En esa fe-
cha, el profesor Teodoro Falcón encontró en el archivo
catedralicio unos grabados del siglo XVII que reflejaban
el trabajo de los costaleros. Carmelo Franco del Valle ha
NICOLÁS SALAS

hecho recientemente una excepcional aportación publi-


cando parte de los testimonios orales por él conocidos en
su entorno familiar, más el fruto de sus propias investiga-
ciones. De manera que han quedado asegurados los es-
casos conocimientos que se tenían de los capataces y
costaleros de finales del siglo XIX y principios del siglo
XX. Volveremos sobre este libro en las próximas décadas,
para seguir el hilo evolutivo de las tareas de los capataces
y costaleros. Y dejemos constancia de los nombres y apo-
dos de los más conocidos de la época reseñada: «Tarila»,
Ayala, Francisco Palacios, Juanillo Fatiga, todos ellos ca-
pataces muy populares, junto a otros menos conocidos
pero también estimables profesionales, como Romero,
Canela, «ElGorrión», Soto, Calderón, «ElCarté», «ElFarole-
301 ro», «El Cuco» y otros. Ya en los albores del siglo XX, Ra-
fael Franco Luque forma cuadrilla en 1908 y le siguen
Agustín Miró, Antonio Francés, Joaquín Canela, Rafael
Ariza Aguirre ... , nombres que pronto alcanzarían justifica-
da fama. Otra aportación excepcional para el conoci-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

miento del mundo de la trabajadera, fue hecha a


principio de los años setenta por Antonio Burgos, con su
obra «Folklore de las Cofradías de Sevilla», donde recoge
el léxico cofradiero obtenido directamente de los capata-
. / 220~
ces y costa 1eros, l1steros y contragu1as .
Una de las tradiciones sevillanas y andaluzas más
arraigadas en la religiosidad popular de la época, eran los
villancicos, que interpretaban los coros de campanilleros
y que se mantenían no sólo en gran número de parro-
quias de la capital sino en los pueblos de la provincia,
donde alcanzaron prestigio. Cada Navidad y aun antes,
los coros de campanilleros recorrían durante la noche y

A437101439
TOMO
I
madrugada las calles de la ciudad, después de actuar en
algunas iglesias. Eran famosas las llamadas ,Jornaditas» en
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

conventos y templos, en las que se representaba la Nati-


vidad de Cristo. Sobre este tema es fundamental la apor-
. , h ec h a por 1a investiga
tac1on . . d ora Carmen Ram1rez, 221.o
.
Dentro del campo del villancico tiene capital importancia
el cancionero navideño, donde ocupa un lugar de honor
NICOLÁS SALAS

el que cantan todos los coros andaluces y que dice:


«En los pueblos de mi Andalucía
los campanilleros por la madrugá.
Me despiertan
con sus campanillas y con sus
guitarras me hacen llorar.
Me pongo a cantar.
Y al oírme tos los pajarrillos
que están en las ramas
se echan a volar» 222 ~

Con independencia de la Semana Santa, la fiesta gran-


de de Sevilla era -y sigue siendo- el Corpus Christi, cu-
yos orígenes se remontan a la Edad Media y que en
302 Sevilla alcanzó su mayor esplendor en los siglos XVI y
XVII, para iniciar su decadencia en la centuria inmediata.
Vicente Lleó Cañal ha aportado recientemente una sínte-
sis histórica que refleja la evolución seguida por la fiesta.
En 1904, Simón de la Rosa y López publicó su libro titula-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

do «Los Seises de la Catedral de Sevilla», sin duda la más


documentada aportación histórica hasta la fecha 223 '.'°
De la presencia de las Iglesias Evangélicas en Sevilla
apenas hay noticias que reflejen la realidad del protestan-
tismo en nuestra sociedad durante finales del siglo XIX y
principios del siglo XX. Un trabajo documental pero muy
resumido fue publicado en 1984 por Gabino Fernández
Campo. Hay que conocer las prácticas de enterramientos
para saber de la existencia en Sevilla de «personas que
mueren fuera del seno de la religión católica ...» y que
existía, al margen del cementerio católico, otro «para indi-
viduos de sectas disidentes del Catolicismo ...» Ya en 1920

A437101439
TOMO
I se reconoce la existencia de un cementerio exclusivamente
. 1eses, en e 1ex convento d e san Jerorumo»
«para mg , . 224-0
.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Por último nos referimos a un tema que podría enca-


jar en la sociología popular, de profundo arraigo, el ro-
mance de ciego, que en las primeras décadas de nuestra
centuria tenía en Sevilla, como en el resto de Andalucía y
de España, una notable presencia. Durante los años diez
NICOLÁS SALAS

y veinte, era normal ver y oír a los ciegos en las plazas y


calles de la ciudad y de los pueblos, con sus romances,
cantados o recitados con su peculiar estilo, salmodiando,
sobre los temas más candentes de la actualidad o re-
cordando sucesos históricos que se presentaban con
acento ejemplarizador. Y pronto el ciego era rodeado,
no sólo por la chiquillería que corría a su encuentro
desde todo el barrio, sino por las mujeres de los corra-
les y aún algunos hombres que hacían un alto en su ca-
mmo. para escuc h ar le 225-0
.

303
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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TOMO
I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

208 José María Javierre, El León de Cristo, O.e. (El Padre Tarín se

ganó la voluntad del pueblo con su ejemplo de vida y sus sermones.


No en vano fue el apóstol de los pobres sevillanos desde los años
ochenta del siglo XIX hasta su muerte en 1910. Y caso único, fue sa-
NICOLÁS SALAS

cado a hombros de la iglesia de San Roque por los asistentes, en su


mayoría obreros anarquistas, enfervorizados por sus sermones).
209 José María Vázquez Soto, Maria/ sevillano, Biblioteca del Ar-
zobispado de Sevilla, 1988 (Obra fundamental. Las devociones ma-
rianas más antiguas son las de Nuestra Señora de la Antigua, del
Coral, de Rocamador, de los Reyes, de las Aguas, de la Sede, de las
Batallas, de la Merced y de los Reyes de San Clemente. Otras devo-
ciones de la catedral son Nuestra Señora de Guadalupe, del Madro-
ño, del Pilar, de la Estrella, de las Angustias, del Olmo, de los
Remedios, de la Cinta, del Reposo y de los Dolores, además de la
Concepción de Malina. Las más populares eran las Vírgenes de la Hi-
niesta, del Amparo, del Valle, de Consolación, del Rosario de Santa
Catalina, la Pastora de Santa Marina ... En total, había casi sesenta ad-
vocaciones y en el conjunto de la diócesis, más de un millar de ermi-
tas y capillas donde se veneraba a la Virgen María.) Santiago
304 Montoto, Parroquias de Sevilla, Sevilla, Mediodía, 1981. Idem, Esqui-
nas y conventos, Universidad de Sevilla, 1973. Fernando Gelán, Vir-
gen de los Reyes, «ABC»,serial desde el 7 al 15 agosto 1984. Juan
Martínez Alcalde, Mayo Mariano, «ABC»,serial desde 5 a 31 mayo
1981.
210 Bartolomé Romero Gago, o. c., pp. 10-11. Vicente Gómez
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Zarzuela, o. c., 1920, pp. 79-91 y 587-589. Varios, Esperanza Macare-


na ..., o. c., p. 301 y lámina 323. Manuel Ferrand (Selección), Antolo-
gía de la Semana Santa (Prosa y verso), «ABC»,serial desde 22 marzo
a 8 abril 1977 (Muy bien ilustrado). Idem, Figuras de la Pasión,
«ABC»,serial desde 12 a 17 abril 1981 (Textos y fotografías). Fernan-
do Gelán, A/bum cofrade (Selección gráfica e historial de Hermanda-
des), «ABC»,serial desde 6 febrero a 11 abril 1981. Idem, Cofrades de
Sevilla (Selección gráfica), «ABC»,serial desde 27 enero a 4 abril 1982.
José Sánchez Dubé, Origen y evolución de las cofradías, «ABC»,serial
desde 15 febrero a 26 marzo 1983. Ramón Martín Cartaya, Las revis-
tas de Semana Santa, «ABC»,serial desde 3 marzo a 11 abril 1981. Jo-
sé María Vázquez Soto, Arzobispos de Sevilla, «ABC»,serial desde 1
septiembre 1983 a 3 febrero 1984.

A437101439
TOMO
I 211 José María Perales, o. c., pp. 345 y 362. Juan Carrero Rodrí-
guez, Anales ... o. c., pp. 42-43, 103 y 370. Vicente Gómez Zarzuela,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

o. c., 1900, pp. 37-38; 1910, pp. 111-112; 1920, pp. 587 y 1260. Fran-
cisco Almela Vinet, Semana Santa en Sevilla (Historia y descripción
de las cofradías que hacen estación durante la misma, Sevilla, 1899.
Francisco Melguizo, Música procesional, Boletín de las Cofradías de
Sevilla, número 203 (1976). Antonio Cerrejón Hemández, La música
en las cofradías, Boletín de las Cofradías de Sevilla, número 234
NICOLÁS SALAS

(1979). Filiberto Mira, informe de su archivo. Boletín «Amargura•


(1957). Boletín •Calvario• (1947). Manuel Sánchez del Arco, Cruz de
Guía, Madrid, Editora Nacional, 1943, pp. 390-400 (Obra fundamen-
tal). Femando el de Triana, Arte y Artistas Flamencos, Madrid, Imp.
Helénica, 1935, pp. 36 (Vallejo), 188 (Cepero), 227 (Niña de los Pei-
nes) y 232 (Tomás Pavón). Julián Pemartín, Guía alfabética del cante
flamenco, Madrid, Afrodisio Aguado, 1966, pp. 137-138 (Saeta). Dis-
co Pasarela, Homenaje al Brigada Rafael, 1987 (Obra sonora funda-
mental). Disco Pasarela, Antología de la saeta antigua de Sevilla,
1991 (Obra sonora fundamental). Abe! Infanzón y Juan Carrero Ro-
dríguez, El famoso encuentro del maestro Rafael con la banda de
Húsares, ·ABC·, 24 septiembre 1983. Tomás Cervando Gutiérrez, Las
saetas, «ElLiberal•, 6 abril 1934. Anónimo, Poesía de las saetas, •ABC•,
10 marzo 1963. Anónimo, Escolta y música militares, •ABC•, 19 mar-
zo 1963. Juan Carrero Rodríguez, Diccionario Cofrade, Sevilla, Imp.
Escandón, 1980, pp. 136 y 254-258. Joaquín Caro Romero, Pequeña
305 teoría de la saeta, ,ABC•, 19 abril 1962. Antonio Reina Gómez, La
saeta en Sevilla (En -Esperanza Macarena•, varios autores), o. c., pp.
441-451. José Sánchez Dubé y Feq1ando Gelán, Origen y evolución
de las cofradías de Sevilla, •ABC•, serial desde 7 marzo al 15 abril
1984.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

212 Juan Infante-Galán, o. c., p. 198. Juan Carrero Rodríguez,

Anales .., o. c., pp. 43 y 411. -El Correo de Andalucía•, 19 abril 1919.
Femando López Vilches, El atentado contra el Gran Poder, Confe-
rencia en el Ateneo de Sevilla, 18 marzo 1991.
213 Varios, El Rocío, o. c., tomo III, pp. 67-72 y 197-202.
214
Eugenio Noel, La Semana Santa en Sevilla, o. c., pp. 7-8.
215 José María Javierre, Madre de los pobres ..., o. c., pp. 291-
295.
216
Eva Femández de Paz, Religiosidad popular sevillana a tra-
vés de los retablos de culto callejero, Diputación Provincial de Sevilla,
1987 (Obra fundamental, ilustrada). Jesús Palomero Páramo, Angel

A437101439
TOMO
I Bajuelo y Femando Salazar, Ciudad de retablos, Sevilla, Obra Cultu-
ral del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, 1987. Juan Mi-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

guel Palomero Páramo, Los retablos cerámicos, (En «Esperanza


Macarena•, varios autores), o. c., pp. 379-386.
217 María Jesús Sanz, La orfebrería sevillana del barroco, Di-
putación Provincial de Sevilla, 1976, dos tomos (Obra fundamen-
tal). Varios, Esperanza Macarena, o. c., pp. 340-378 (Orfebrería) y
NICOLÁS SALAS

pp. 287-308 (Bordados). Anónimo, Hilo, aguja y dedal, 15 marzo


1963.
218 Esther Femández de Paz, Los talkres de bordados de las co-
fradías, Madrid, Editora Nacional, 1982, pp. 121-133. Varios, Espe-
ranza Macarena, o. c., pp. 287-339.José Andrés Vázquez, El arte del
bordado, ,ABC·, 2 febrero 1936. José Muñoz San Román, La muerte
de juan Manuel Rodríguez Ojeda, ,ABC»,4 diciembre 1930.
219 Jesús Miguel Palomero Páramo, La imaginería procesional
sevillana: Misterios, Nazarenos y Cristos, Biblioteca de Temas Sevi-
llanos, 1981. Idem, Las Vírgenes en la Semana Santa de Sevilla, Bi-
blioteca de Temas Sevillanos, 1983. Varios, Esperanza Macarena,
Sevilla, Ed. Guadalquivir, 1989 (Escriben Hilario Arenas González,
Francisco Arquillo Torres, Jorge Bernales Ballesteros, Antonio Bur-
gos Belinchón, Aurelio Gómez Millán, María del Valle Gómez de Te-
rreros Guardiola, Antonio Hermosilla Molina, José Hemández Díaz,
306 Juan José Marín Vizcaíno, Juan Martínez Alcalde, Miguel Muruve Pé-
rez, Ignacio Otero Nieto, Jesús Miguel Palomero Páramo y Antonio
Reina Gómez).
°
22 Carmelo Franco del Valle, Martillo y trabajadera: Cien
años de historia, Consejo General de Hermandades y Cofradías de
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Sevilla, 1987, pp. 9-26. Antonio Burgos, Folklore de las Cofradías


de Sevilla, Universidad de Sevilla, 1972. Anónimo, Ariza, decano y
capataz real, «ABC·, 3 marzo 1963. Anónimo, Debajo del paso,
«ABC•,12 marzo 1963. Juan Carrero Rodríguez, Diccionario Cofra-
de, o. c., pp. 65, 91 y 95. Antonio Hermosilla Molina, La Macarena
en la literatura ... (En «Esperanza Macarena•, varios autores), o. c.,
pp. 393-424. Miguel Cruz Giralde, José María Requena y Javier
Criado Fernández, Las cofradías de Sevilla vistas por un novelista,
los escritores y un psiquiatra, Universidad de Sevilla, 1987 (Incluye
un amplio informe sobre los escritores románticos que se han ocu-
pado de nuestra Semana Santa, entre ellos, Antonio Latour, Euge-
nio Poitou, Teófilo Gautier, Alejandro Dumas, José Peyré, Carlos
Davillier, Enrique de Monterland, Paul Morand y el sevillano Blan-
co White).

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TOMO
I 221 Carmen Ramírez Gómez, Campanilleros y villancicos de
Andalucía, Edición de la autora, tomo I, 1987 (2ª Edición); tomo II,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

1987 (2ª Edición); tomo III, 1988; tomo IV, en preparación (Obra
fundamental).
222 Anónimo(?), recogido por Carmen Ramírez. Del cancionero
de Navidad existen varias antologías y quizás la más completa sea la
seleccionada y anotada por Adolfo Maillo, Cancionero de Navidad
NICOLÁS SALAS

(1412-1942), Madrid, Ed. Vicesecretaría de Educación Popular,


1942. Carmen Ramírez, La Navidad en Andalucía, «ABC•,serial des-
de 11 a 24 diciembre 1983. Manuel Ferrand (Sin firmar), La Navidad
en la catedral de Sevilla, (Fotografías y textos), •ABC•,serial desde 22
diciembre 1982 a 7 enero 1983.
223 Vicente Lleó Cañal, Fiesta grande: El Corpus Christi en la
historia de Sevilla, Biblioteca de Temas Sevillanos, 1980 (Obra de
síntesis aporta además la bibliografía existente hasta 1975). Simón de
la Rosa y López, Los Seises de la catedral de Sevilla, Sevilla, Imp. F.
Díaz, 1904 (Vicente Lleó Cañal califica esta obra de «una mina de in-
formación de todo orden• e igual valoración hace de Curiosidades
antiguas sevillanas, de José Gestoso, Sevilla, 1910, y de Fiestas del
Corpus en Sevilla, de José Velázquez y Sánchez, Madrid, 1860).
224 Gabino Fernández Campos, Pasado, presente y futuro de los
protestantes andaluces, Sevilla, edición del autor, 1984. Vicente Gó-
307
mez Zarzuela, o. c., 1900, p. 95; 1920, p. 109. Antonio Burgos, Guía
secreta de Sevilla, o. c., pp. 291-295 (Datos sobre la tumba del doctor
Bamés en el llamado cementerio civil). José María de Mena, Arle y
curiosidades en el cementerio de Sevilla, o. c., pp. 82-83 (descripción
del cementerio civil).
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

225 Julio Caro Baraja, Romances de ciego, Madrid, Taurus, 1966

(Antología).

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TOMO
I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

"Este es el problema: Andalucía necesita una direc-


ción espiritual, una orientación política, un remedio eco-
nómico, un plan de cultura y una fuerza que apostole y
salve (. ..) Inútil pretensión sería la de encender el fuego
del ideal colectivo en los espíritus depauperados (. ..),
NICOLÁS SALAS

cuando el instinto de conservación individual, acicatado


por la miseria, absorbe todas las energías. Inútil también
el intentar la educación política de un pueblo económica-
mente esclavo. El civismo es una virtud, y las virtudes son
hijas de la libertad».
Bias Infante, «Ideal Andaluz», Sevilla, Imp. Arévalo,
1915, pp. 7 y 311.

308
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

La segunda cabalgata de Reyes Magos del Ateneo de


Sevilla salió de la plaza de la Real Maestranza, el 5 de
enero de 1919. Este es el primer documento gráfico que
se conserva.
José María Izquierdo, ,Jacinto Ilusión», supo materiali-
zar la idea de un grupo de ateneístas enamorados de los
niños y muy especialmente de los niños pobres y desvali-
dos. En 1919 fueron encarnados los reyes por José Luis
Llorente (Melchor), José Andrés Vázquez (Gaspar) y An-
tonio Sequeiros Olmedo (Baltasar). (Alejandro Guichot
Sierra, Una pinacoteca sevillana, Sevilla, Imp. Alvarez,
1922, pp. 57-62 y 83-91. «ElLiberal», 6 y 24 enero 1919).

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EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

309
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NICOLÁS SALAS

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I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

7. «EDAD DE ORO» DEL ATENEO


NICOLÁS SALAS

Ruptura con el pasado. Ideal andaluz.


«Bética», revista ilustrada (1913-1917). Jo-
sé María Izquierdo, Alejandro Guichot y
Bias Infante, hombres del «regeneracionis-
mo». Bandera, himno y escudo de Andalucía.
Un Ateneo inconformista. El monumento a
CeNantes... Primera Cabalgata de Reyes
Magos. El «vendaval» Turina. Nuevas
obras de los Machado. Cincuenta y un
nuevos títulos quinterianos. Atentado con-
tra Aníbal González. El «ultraísmo» de
Sevilla. Fundación de la Asociación de la
Prensa.

311 En la segunda década del presente siglo la Baja Anda-


lucía vivía una etapa sociológica bastante similar a la que
se produciría medio siglo después, aunque en un medio
sociopolítico y económico muy distinto, como es natural.
Eran aquellos años primeros del siglo XX tiempos en los
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que Andalucía pugnaba por encontrarse a sí misma, por


volver a ser tierra generosa con sus pobladores, por inte-
grarse en el resto del país a niveles de reciprocidad so-
cial, económica y política. Sevilla, símbolo y síntesis de
aquella Andalucía, tuvo en el Ateneo el crisol de volunta-
des que años atrás había germinado en las informales ter-
tulias del Café Suizo, en torno a Manuel Sales y Ferré,
catalán, catedrático y fundador de lo que después se lla-
maría Docta Casa.
De los tres factores claves que se incluyen en mi libro
sobre el subdesarrollo andaluz, el primero de ellos -re-
parar en lo posible el daño producido por la «ruptura con

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I nuestro pasado»-- se justifica con sólo observar el silen-
cio que ha rodeado las actividades socioeconómicas, cul-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

turales y políticas de la Sevilla de los años diez y veinte,


con muy escasas -pero valiosísimas- excepciones has-
ta bien entrados los años setenta, como es el caso de Ja-
cobo Cortines Torres con su tesis sobre la revista «Bética».
Este silencio, en parte reparado durante los últimos lus-
NICOLÁS SALAS

tros, nos ha separado durante más de medio siglo del


momento histórico en que surge, precisamente en torno
al Ateneo sevillano, lo que Rodemos llamar perfectamen-
te el Renacimiento andaluz 6:°
Este movimiento tuvo en Sevilla sus hombres más sig-
nificados en José María Izquierdo, Alejandro Guichot,
Blas Infante, Isidro de las Cajigas, José Gastalver, Carlos
García Oviedo, Alberto Jaldón, Juan Carretero Luca de
Tena, Fernando Barón, Felipe Cortines Murube, Manuel
Rojas Marcos, Zurita Calafat, Miguel Romero Martínez, Jo-
sé Muñoz San Román, José Andrés Vázquez, Félix Sán-
chez Blanco... Hombres que tuvieron como tribuna el
paraninfo ateneísta y como soporte informativo funda-
mental las revistas «Bética»y «Andalucía». La primera reco-
312 gió en sus páginas las opiniones más diversas, de forma
que hoy ofrece una visión más plural y contrastada del
pensamiento de los hombres que promovieron el «rege-
neracionismo andaluz», que no andalucista. En las pági-
nas de «Bética» queda constancia de las más diversas
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ideas sobre el regionalismo andaluz y de la unidad de ob-


jetivos de aquellos hombres, que convergían en una idea
clave: combatir desde todos los ángulos el separatismo
disgregador que trascendía en otras regiones del Norte, y
aprovechar al máximo el potencial de riquezas naturales
-humanas, culturales y materiales- del Sur.
Cuando escribí la primera edición de estas «Crónicas
del siglo XX»sevillano, cerradas a primero de 1976, no se
contaba aún con la espléndida aportación publicada a fi-
nales de los años setenta y década de los ochenta, tanto
por iniciativas privadas y públicas como por la Fundación
Blas Infante. Es verdad que se ha dado un paso de gigan:-

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I
te, que el andaluz cuenta con una bibliografía que ni si-
quiera podía soñar hace tan solo veinte años, como lo es
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

también que no puede afirmarse que en Andalucía exista


ahora un razonable sentimiento regional y, menos aún,
autonómico, asunto sobre el que volveremos cuando re-
señemos las décadas de los años setenta y ochenta. Y es-
ta realidad, con la que tenemos que contar nos guste o
NICOLÁS SALAS

no, contrasta con el espíritu de aquel reducido grupo de


hombres que pugnaba por recuperar la historia local y re-
gional propia, para popularizarla y hacerla asimilable por
el pueblo, para que se sintiera orgulloso de ser andaluz,
de su pasado. Las inquietudes culturales de aquellos
años, dentro de sus circunstancias de tiempo y lugar, no
han vuelto a repetirse en Sevilla.
Francisco Cambó viajó a nuestra ciudad en varias oca-
siones para entrevistarse con los promotores del «Ideal
andaluz» y expresó su pensamiento en la revista «Bética».
Cambó fue siempre una figura admirada por los andalu-
ces «regeneracionistas», sobre todo a partir de su famosa
conferencia de Zaragoza (20 de noviembre de 1911), don-
de hiciera tan acertada defensa de las regiones y su nece-
313
sario desarrollo socioeconómico. Las ideas expuestas por
Francisco Cambó tendrían vigencia más de sesenta años
después y, aún hoy, son aleccionadoras, cuando está cer-
cano el primer centenario del ideal regeneracionista, del
que Sevilla se nutrió con verdadera esperanza e ilusión,
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como antes lo hiciera con la filosofía de Joaiuín Costa,


sobre todo de sus planteamientos hidráulicos 22 ~
Las teorías regionalistas más dominantes en el seno
del Ateneo estaban lideradas por José María Izquierdo,
Alejandro Guichot y Bias Infante. El primero de ellos
apuntó, en la primavera de 1913, la necesidad de dotar
de un ideal a Andalucía, poco antes de la trascendente
llegada de Francisco Cambó a Sevilla invitado por Miguel
Sánchez-Dalp, presidente del Ateneo, para que fuera
mantenedor de los Juegos Florales ateneístas. Puede ad-
mitirse que Cambó dió el espaldarazo, contribuyó a sem-
brar la semilla del renacimiento andaluz hasta entonces

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dispersa, y lo hizo con un riguroso planteamiento de ca-
talanista conservador, inteligente y realista. Las sugeren-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

cias del líder catalán, escuchadas con atención por los


ateneístas asistentes al acto celebrado en el teatro San
Fernando, el día 10 de mayo de 1913, y leídas luego por
los sevillanos en las primeras páginas de los diarios «El
Correo de Andalucía» y «El Liberal», al día siguiente, fue-
NICOLÁS SALAS

ron determinantes de una serie de actividades encamina-


das al resurgir de Sevilla. Ese mismo año, el día 20 de
noviembre, saldría el primer número de la revista «Béti-
ca», destinada a ser vehículo del impulso regionalista, co-
mo complemento de la tarea del Ateneo, que alcanza su
mayor impulso con el ciclo de conferencias organizado
en marzo de 1914 sobre el «Ideal andaluz», que serviría de
base de lanzamiento para Blas Infante. Volviendo a José
María Izquierdo, decimos con Joaquín Romero Murube,
que su pensamiento era espiritual, casi utópico y yace
desconocido, porque ni su obra ni su persona han sido
comprendidas y, mucho menos, estudiadas. En José Ma-
ría Izquierdo se da un comportamiento muy sevillano; es
decir, hacer un mito de un determinado personaje al mis-
314 mo tiempo que se ignora su obra intelectual. En efecto,
José María Izquierdo ha legado a la cultura sevillana y an-
daluza una obra magistral como tan desconocida. Algu-
nos citan «Divagando por la Ciudad de la Gracia», la
mayoría de las veces sin conocerla o, al menos, compren-
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derla en sus circunstancias de tiempo y lugar, como ver-


dadera avanzadilla del «andalucismo sin andaluzadas» ...
Pero el conjunto de su obra de pensamiento, como «...Por
la parábola de la vida», «ElDerecho en el teatro español» y
«De las formas y de las normas», por citar sólo tres ejem-
plos, son ignoradas y algunas de ellas son incluso ante-
riores a su obra más conocida 228:°
Guichot, junto a Cajigas, mantuvieron la bandera inte-
lectual, erudita, básica para conocer la trayectoria históri-
ca; también ellos fueron ignorados, como lo ha sido
Francisco de las Barras de Aragón, quien cuarenta años
antes que Jean Sermet, sintetizó el tema «Andalucía como

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I región natural», básico para entender el proyecto autonó-
mico. Hasta muy recientemente no se ha estudiado la
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

obra de Alejandro Guichot Sierra (Sevilla, 1859-1941),


con la atención merecida. Gracias a la obra de José Ra-
mónJiménez Benítez, se ha rescatado del olvido una vida
ejemplar. Idéntica opinión puede hacerse de la obra de
Felipe Cortines Murube, otro magnífico desconocido para
NICOLÁS SALAS

las generaciones actuales, pese al gran valor de sus apor-


taciones al me!or conocimiento de la Sevilla del primer
tercio de siglo 2 9:°
Bias Infante sustentaba su ideal andaluz en conceptos
administrativos y políticos, siempre dentro de la ortodo-
xia integradora, segúnJacobo Cortines Torres. No obstan-
te, el pensamiento de Blas Infante ha sido posteriormente
estudiado con mayor amplitud sobre la base del conjunto
de su obra por algunos autores, como José Antonio La-
comba y Manuel Ruiz Lago, entre otros, que aportan per-
files más ajustados e incluso críticos, en algunos aspectos.
Bias Infante dividió su obra «Ideal andaluz», publicada en
1915 sobre la base de los documentos de 1914, en cinco
partes y un apéndice, en las que expone el ideal de la vi-
315 da, la existencia de Andalucía, la capacidad andaluza pa-
ra realizar su ideal, ideales de las regiones españolas
--que es la exposición más pormenorizada de su inter-
pretación del ideal andaluz-, y lo que el propio autor
llama «Apuntes sobre la doctrina, fuerza y organización»,
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que plantea en trece puntos programáticos 230-:0


Aquellos hombres, aunque no siempre de acuerdo en
el sistema más idóneo para lograr sus objetivos, sí tenían
el mismo noble afán, que no era otro que luchar contra la
pobreza espiritual y material de la Baja Andalucía. Eran
los tiempos en que nuestra región tuvo bandera, himno y
escudo, por primera vez. Los tres símbolos fueron elegi-
dos en la Asamblea Andalucista de Ronda, celebrada en
1918. La bandera era blanquiverde ';°elescudo, inspira-
231
do en el de Cádiz, con un Hércules joven, «expresión de
la fuerza eternamente joven del Espíritu, domando o
coordinando la fuerza instintiva de los estímulos anima-

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I les, representado por los dos leones», con este lema al
pie: «Andalucía, por sí, para España y la Humanidad». La
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

letra del himno decía así:


La bandera blanca y verde
Vuelve tras siglos de guerra
A decir Paz y Esperanza
Bajo el sol de nuestra tierra.
NICOLÁS SALAS

Los andaluces queremos


volver a ser lo que fuímos
Hombres de luz, que, a los
hombres
Almas de hombres les dimos.
(Estribillo)
¡Andaluces, levantaos!»
¡Pedid tierra y libertad!
Sean por Andalucía libre
España y la Humanidad 232 _J;;J

Jacobo Cortines Torres recoge en su «Indice bibliográ-


fico de Bética, revista ilustrada» una panorámica del mo-
mento sociopolítico en que nació la citada publicación y
también una documentación básica sobre el regionalismo
316 andaluz, junto al estudio de sus principales tendencias.
Del grupo más asiduo de colaboradores de «Bética»logra
también reunir unos bosquejos biográficos de inaprecia-
ble valor, que nos ayudan hoy a comprender, con plena
admiración, las figuras de Isidro de las Cajigas, Felipe
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Cortines Murube, Juan Bautista Elustiza, Manuel Fernán-


dez Gordillo, José Gestoso y Pérez, Alfonso Grosso Sán-
chez, Alejandro Guichot y Sierra, Blas Infante Pérez, José
María Izquierdo Martínez, Gil Jiménez López de Tejada,
Rafael Laffón Zambrano, Juan Lafita Díaz, Santiago Martí-
nez Martín, Pedro Alonso Morgado y Félix Sánchez-Blan-
co Sánchez, fundador, director y financiero de la
revista 233,Q
Basta elegir al azar una memoria del Ateneo o una
convocatoria de Juegos Florales de aquellos años diez,
para valorar el alcance de las actividades que desarrolla-
ba. Citamos dos ejemplos:

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TOMO
I
Los Juegos Florales de 1914 premian trabajos sobre
poesía, hierros forjados sevillanos, estudios acerca del re-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

gionalismo andaluz y medios para fomentarlo, las Manco-


munidades y su posible interés para Andalucía, piezas
musicales para orquesta de carácter andaluz, medios
prácticos para hacer descender la mortalidad en Sevilla,
proyecto de monumento a sevillanos ilustres o hechos
NICOLÁS SALAS

históricos utlizando los monolitos de la calle Mármoles,


proyecto de Gran Hotel de estilo sevillano en los Jardines
de Eslava (el actual Alfonso XIII), proyecto de una Escue-
la de Periodistas ... El Ateneo premia a las personas mo-
destas que destacaron por su virtud y por su dedicación
al trabajo ... Entre 1912 y 1917 la actividad ateneísta es im-
presionante, pero aquellos hombres no se daban nunca
por satisfechos con su obra y mantenían un espíritu de
autocrítica que se manifiesta en numerosos testimonios.
Por ejemplo, Domingo Pérez González, secretario del
Ateneo, dice en 1917: «...el Ateneo arrastra una vida lán-
guida y difícil» Y José María Izquierdo, un año antes, se
pregunta públicamente: «¿Qué hace el Ateneo? Hay gente
que pertenece a él, pero se sonroja de ser socio .. ·" Mas
317 son posturas muy distintas a las que prevalecen en algu-
nos corrillos. Las de Izquierdo y Pérez González corres-
ponden a una autocrítica, a una noble insatisfacción, que
considera la obra ateneísta como menor de lo que podría
y debería ser al servicio de Sevilla. Pero hay otra crítica al
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Ateneo que encubre actitudes reaccionarias que no aca-


ban de comprender los ánimos de aquellos «chiflados».
Estos, desde su modestia, cuando tienen las manos llenas
de obras bien hechas, cuando han dado cobijo a todas las
ideas, vengan de donde vengan, todavía humildemente
claman: «Los verdaderos culpables son aquellos que
podían y debían venir a enseñarnos, y cuyo alejamien-
to no tiene disculpa, porque se les ha llamado repeti-
das veces, y siempre se mostraron sordos a nuestros
· · 234-Q
requenm1entos»
A los proyectos e ideas urbanísticas surgidos en el
Ateneo de la primera década del siglo XX, siguieron otros

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I en la segunda década, como el de Mundet Farreras; a los
discursos programáticos de José Antonio Fernández y
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

Carlos Cañal, sucedieron los de Manuel Siurot, Diego An-


gulo Laguna, Joaquín Hazañas y la Rúa, José Monge y
Bernal, Javier Sánchez-Dalp, Francisco de las Barras de
Aragón ... En 1916 organiza el Ateneo un homenaje a Mi-
guel de Cervantes, en el tercer centenario de su muerte,
NICOLÁS SALAS

del que surge el acuerdo de erigir un monumento al au-


tor del Quijote, y en el curso de 1915-1916 -el que se
considera tan escaso de contenido por Izquierdo, enton-
ces secretario de la Docta Casa- se organiza un curso
sobre la reforma urbana de Sevilla, en el que las figuras
de cada especialidad analizan la normativa vigente, los
valores culturales de la reforma, los problemas de abaste-
cimiento de agua, las viviendas sociales, el alcantarillado,
los recursos económicos ... Al mismo tiempo, en la Sec-
ción de Historia, se estudian temas como el de «Los Tori-
bios de Sevilla», el concepto actual del Derecho, el
concepto moderno de la jurisprudencia, la doctrina socia-
lista, el problema obrero en España, la guerra europea,
las instituciones agrarias ... Hay veladas conmemorativas
318 en memoria de Joaquín Costa, donde se examina y exalta
su patriotismo, sus enseñanzas, su sociología ... En la Sec-
ción de Historias Naturales, Físico-Química y Matemáticas
y Medicina, se estudian diversos aspectos afines, entre
ellos, el alcoholismo como posible causa de la excesiva
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mortandad de Sevilla y las enfermedades venéreas. Hay


excursiones culturales a La Rábida, a la Peña de Arias
Montano, a la Gruta de las Maravillas, al Monasterio de
San Jerónimo, a Itálica, a San Isidoro del Campo. Se orga-
nizan la Fiesta del Arbol, lecturas poéticas, presentacio-
nes de lihros, conferencias de temas generales, actos
necrológicos en memoria de Rubén Daría, de Tallaví y
del padre Jiménez Campaña ... La Sección de Música in-
cluye conferencias, conciertos y recitales en un apretado
programa que contempla la música española, rusa y no-
ruega. Las exposiciones de arte -pintura, escultura, cerá-
mica, arquitectura, mueblística-, los encuentros

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I culturales con intelectuales franceses, la celebración del
antes mencionado homenaje a Miguel de Cervantes, la
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

edición de folletos ... Todo un balance positivo, eficaz, re-


velador de un trabajo organizado, que, sin embargo, se
considera insuficiente por el propio Ateneo, por aquel
Ateneo de los años diez. Todo un ejemplo difícil de se-
guir, pues encima la Docta Casa apenas tenía medios
NICOLÁS SALAS

/ ·
econom1cos para so b rev1v1r
.. 235.V
.

La primera Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla, se-


guramente también de España, nació en el Ateneo. Ha-
berla mantenido hasta nuestros días, incluso en etapas
conflictivas, como los años de República y guerra civil,
siempre según su patrón fundacional, con un estilo artís-
tico y un objetivo único encaminado a llevar un mensaje
de paz y alegría a todos los niños, muy especialmente a
los niños pobres. Alejandro Guichot y Sierra, describe el
acontecimiento con estas sencillas palabras: «Fiesta sevi-
llanísima ... Aquí, a la Sevilla de 1918, cual otra tierra pa-
lestina de la tribu de Judá, vinieron los Reyes Magos de
Oriente en cuerpos reales, como su acompañamiento y
319
los pastores alegres y confiados, para repartir dulces y ju-
guetes a los pobres niños acogidos ... Y las gentes vieron
encantadas de qué manera se hizo carne y vida la poética
leyenda de las madres y de los niños de todas las Pascuas
de Reyes ... , por obra y gracia del espíritu de José María
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Izquierdo y Martínez en el seno del Ateneo de Sevilla ...


En la noche del sábado, 5 de enero de 1918, de la calle
Lombardos, hoy Muñoz Olivé ... , partió la Cabalgata de
los Reyes Magos. Abría la marcha la guardia municipal;
seguían los trompeteros populares, que anunciaban la
llegada; heraldos con anchas banderas y con hachones
encendidos; la banda municipal de música; los Reyes Ma-
guti, Baltasar y Melchor (los dos jóvenes vicepresidentes
del Ateneo) y Gaspar (negrito auténtico, sirviente del tea-
tro Lloréns), sobre un caballo blanco el primero, y los
otros dos sobre sendos camellos, grandes y verdaderos;
reyes de armas a los lados de los Magos; coros de pasto-

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I res con cayados y con hachones; carretas adornadas, tira-
das por bueyes, conduciendo los presentes de los Magos
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

para los niños del Asilo y del Hospicio ... La carrera estaba
repleta de animación ... ¡Hermoso cuadro y hermoso sue-
ño de niños ...!»Al día siguiente, anónimos censores trata-
ron de ridiculizar a Izquierdo, al Ateneo y cuantos se
habían vestido de mamarrachos ... ¡Hasta la Cabalgata tu-
NICOLÁS SALAS

vo sus detractores en la Sevilla reaccionaria! Pero a las


críticas contestaron la generosidad y la.a.ondad del pue-
blo y de quienes sabían interpretarlo 236. Y con los años la
Cabalgata se convirtió en la protagonista de la noche más
alegre de Sevilla.
También Alejandro Guichot ofrece sus testimonios
sobre la vida y la sociología hispalense entre 1900 y
1921 en su libro «Una pinacoteca sevillana», algunos
tan expresivos hoy como la acogida que tuvo el «Decá-
logo» de Villegas, acusado de pornográfico ... La gente
-dice Guichot- no iba a ver la obra maravillosa: iba
a ver los desnudos ... Igualmente comenta las dos si-
guientes cabalgatas de Reyes Magos, en 1919 y 1920 -
que ya salieron de la plaza de toros de la Real
320 Maestranza- y las polémicas que suscitaron: conjunta-
mente con los actos complementarios de circo, festival
taurino y función teatral 237~

La música sevillana tiene en Joaquín Turina su máxi-


EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ma representatividad. Al regreso a España desde París, en


1914, su obra era ya amplia y reconocida: en orquesta,
«La procesión del Rocío» (1913); en música de cámara,
«Quinteto» (1907), «Cuarteto de Cuerda» 0911) y «Escena
andaluza» 0912); en música vocal, ,Jesús de Pasión»
0902) -reencontrada en 1966--, y «Rimas de Bécquer»
0911); y en música para piano, «Sevilla»0909), «Sonata
Romántica» (1909), «Rincones sevillanos» 0911) y «Tres
danzas andaluzas» (1912). Durante el resto de la década,
Turina proseguiría su obra fecunda: en teatro estrena
«Margot»0914), «Navidad»0915) y «Laadúltera penitente»
(1917); en orquesta, «Evangelio de Navidad» (1915), «Sin-

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I fonía sevillana» (1920) y «Danzas fantásticas» (1920); en
música de cámara «Poema en forma de canciones»
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

(1918), y en música para piano, «Recuerdos de un rin-


cón (1915), «Album de viaje» (1916), «Mujeres españo-
las» (1917) y «Cuentos de España» (1918). Sin duda
alguna, la breve pero preciosa obra de Enrique Sán-
chez Pedrote, Turina y Sevilla, es una fuente funda-
NICOLÁS SALAS

mental para conocer los pormenores de la juventud de


Joaquín Turina, su infancia y ambiente familiar, los pri-
meros pasos como músico y, en conjunto, su vida y su
obra.
Por las calles de la ciudad hay, por aquellos años, una
especie de banda o agrupación musical que muy pronto,
bajo la batuta de Manuel Font de Anta Fernández de la
Herrán, sería la primera banda de música oficial de Sevi-
lla, base de la actual Banda Municipal 238:°
Durante los años diez, había en Sevilla cuatro acade-
mias de música. Estas eran las de la Real Sociedad Econó-
mica de Amigos del País, en la calle Rioja, número 25,
que procedía del siglo XIX; el Conservatorio de Música
de la Academia Filarmónica, fundada por Luis Mariani y
321 su esposa, la pianista Pepita Piazza, en la calle Imperial,
número 29, desde 1882; la Academia de Santa Cecilia, en
calle Gerona, número 33, dirigida por José Bermudo, y
una academia particular de piano, dirigida por doña Enri-
queta González, únicamente para señoritas, en calle Ca-
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puchinas, número 16 -actual calle Cardenal Spínola-.


Curiosamente, durante las dos primeras décadas de nues-
tra centuria, la nómina de profesores de música acredita-
dos casi sumaba el centenar. Y entre las asociaciones
musicales más populares, estaba el Orfeón Sevillano. La
imprenta de Enrique Bergali era una de las pocas que ha-
bía en España dedicadas a imprimir partituras musicales.
Asimismo, la fábrica de pianos de Piazza, procedente del
siglo XIX (había sido fundada en 1850), mantenía sus ta-
lleres en la calle Feria, número 176. A finales de la década
comenzaron las ventas de los primeros tipos de gramófo-
nos, que eran de cuerda y utilizaban las famosas placas

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I de pizarra. Curiosamente, el ambiente musical era en Se-
villa durante las dos primeras décadas muy superior al de
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

los años cuarenta y cincuenta 239:°

En la poesía siguen Manuel y Antonio Machado casi


en solitario. A las «Soledades» ya citadas en el capítulo
séptimo de la primera parte -Del camino, canciones,
NICOLÁS SALAS

humorismos, fantasías, apuntes, galerías ...- se unió en


1912 «Campos de Castilla» 0907-1917). Manuel publica
también en 1912 «Cante hondo» -cantares, canciones y
coplas compuestas al estilo de Andalucía-, «Canciones
y dedicatorias» 0915) y «Sevilla y otros poemas» 0918).
Sin fecha, pero dentro de la segunda década del siglo,
aparecen «Trofeos», en dos ediciones y «Poesías escogi-
das», con prólogo de Miguel de Unamuno. Mientras,
entre los poetas que irrumpirán en la vida cultural sevi-
llana de la década siguiente, hay uno, Alejandro Co-
llantes de Terán, que escribe versos que permanecen
inéditos: entre 1916 y 1917, once poemas; en 1917,
«Desde las Bancas»; en 1919, «Versos a ella»; entre 1917 y
1919, «Ideario de estudiantes» 240:0
322
Durante los años 1918-1921 se registra el movimiento
ultraista de Sevilla, que tiene su expresión cultural en las
revistas «Grecia»0918-1920) y «Gran Gvignol» 0920) y en
los periódicos entre 1919 y 1921. José María Barrera Ló-
pez ha estudiado el ultraismo sevillano y ha rescatado su
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historia y textos fundamentales. Además aporta otro estu-


dio sobre las dos revistas que se enfrentaron al «Ultra»se-
villano, «Lys»0919) y «Página» 0921). Estamos, sin duda,
ante uno de los más trascendentes movimientos cultura-
les sevillanos de nuestro siglo, prácticamente desconoci-
do durante muchos años, en su verdadera dimensión
sociocultural y política, hasta la publicación del magnífi-
co trabajo de José María Barrera López. El siguiente paso
sería la revista «Mediodía», ya en la década de los años
veinte, documento fundamental para conocer los prole-
gómenos de la llamada Generación del 27. En las páginas
de «Mediodía» 0926-1929, primera época), están los testi-

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I monios poéticos de los más destacados poetas sevillanos
y andaluces de la época.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

La pintura y la escultura la contemplamos en con-


junto en la primera parte, durante los primeros veinte
años de la centuria. En la arquitectura, sin embargo,
hay una figura excepcional que, al margen de las valo-
raciones técnicas que puedan hacerse de su obra, ocu-
NICOLÁS SALAS

pa un lugar relevante en la Sevilla del primer tercio de


siglo. Me refiero a Aníbal González y Alvarez Osso-
rio, quien en los años diez tiene un decisivo prota-
gonismo en el futuro arquitectónico y urbano de
Sevilla. En las páginas de «El Liberal» y algunas revis-
tas de la época queda patente la inquietud y perso-
nalidad del arquitecto, quien en 1911 había ganado
el concurso convocado por los organizadores de la
Exposición Iberoamericana, fijada por entonces para
1914. En 1920, el día 9 de enero, Aníbal González su-
frió un atentado del que salió ileso. Alberto Villar Mo-
vellán y Victor Pérez Escolano, principalmente, han
estudiado la obra del arquitecto sevillano con ampli-
tu d 241-9.P .
. ese a su vmcu 1ac10n
. , con e 1 proyecto d e 1a
323 Exposición, sus diferencias con el comisario regio,
Cruz Conde, le apartaron de la obra en 1926, tres
años antes de su muerte.

Desde 1911 hasta 1920, los hermanos Alvarez Quinte-


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ro estrenan cincuenta y una obras. «Parmeno», afincado


en Madrid, también tiene una copiosa producción: seis
comedias y seis dramas. Proliferan en esos años los auto-
res de menor trascendencia, muchos de ellos seguidores
de la escuela quinteriana. Entre los noveles hay una ex-
cepción en Luis Montoto de Seda, que estrenó varios
años antes de su fecha de título una obra llamada «Sevilla
1914»,cuyo tema era un fiel reflejo de las preocupaciones
de las «fuerzas vivas» locales de principio de siglo. Por
otra parte, «hasta 1936 el teatro de aficionados --dice Ju-
lio Martínez de Velasco-- es muy activo en Sevilla por
motivos de pugna política. Agrupaciones culturales y re-

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I creativas forman sus llamados «cuadros artísticos» o «grupos
escénicos» para montar obras de autores significados en la
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

línea política de cada agrupación. Así, la izquierda echa ma-


no de todo teatro social -Dicenta, «Parmeno», etc.- y la
derecha monta a los Quintero, Muñoz Seca, Marquina y un
novel llamado José Maria Pemán, cuyo «Divino Impaciente»
es muy representado por los aficionados» 242 :°
NICOLÁS SALAS

Una notable curiosidad cultural sevillana la consti-


tuye el «Museum of Andalucian Pottery and Lace at Se-
ville», en la calle ·Angeles, número 5, abierto todo el
año de 10 de la mañana a 4 de la tarde, con un curioso
catálogo editado en inglés, que se vendía al precio de
un shilling. Era un iniciativa turística 'sin precedentes
en nuestra ciudad.

Durante la década anterior, la Prensa sevillana perdió


dos cabeceras: «El Porvenir», decano del periodismo sevi-
llano, fundado en 1848, que dejó de publicarse el 3 de
noviembre de 1909, y «El Progreso», fundado en 1883 y
cerrado el 31 de diciembre de 1907. Entre 1910 y 1920,
hay seis diarios en Sevilla: «El Noticiero Sevillano» (desde
324 1893), «El Liberal» (desde 1901), «Heraldo Sevillano»
(1877-1916), «Sevilla» (1898-1916), «La Unión» (desde
1918) y «ElCorreo de Andalucía» (desde 1899).
En 1909, el día 18 de diciembre, se había fundado la
Asociación de la Prensa de Sevilla. Fueron socios funda-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

dores los siguientes periodistas: José Laguillo Bonilla, An-


tonio Soto Repiso, Emilio Gierts López, Joaquín Labios,
Félix Arias Rodríguez, José Luis Montoto, Antonio Ramos
Leoniz, Manuel Cañaveral, José Andrés Vázquez y Juan
Alonso. En 1910 y años posteriores, ingresaron, entre
otros, periodistas que alcanzarían fama, como Juan Barre-
ra, Tomás de la Vega y Haro,José Muñoz San Román, Ce-
cilio Sánchez del Pando, José Fernández de Villalta,
Manuel Sánchez del Arco ... El primer presidente de la
Asociación de la Prensa fue José García Orejuela, que en
la práctica no ejercía, actuando en funciones de presiden-
te el vicepresidente, Juan de Dios Serrano 243 ':°

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TOMO
I En la próxima década resefiaremos los temas relacio-
nados con la narrativa, en su conjunto, durante el perío-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

do 1915-1936, así como el renacimiento de la orfebrería y


diversas actividades artesanas, fomentadas por las cons-
trucciones que se realizan con motivo de la Exposición
Iberoamericana.
NICOLÁS SALAS

325
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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I NOTAS
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

m Nicolás Salas, Andalucía ...., o. c., pp. 233-236. Idem, Sevilla,


complot ..., o. c., p. 12. Jacobo Cortines Torres, Indice bibliográfico de
Bética, revista ilustrada (Sevilla, 1913-1917), Sevilla, Diputación
Provincial, 1971. José Andrés Vázquez, Artículos, Edición de Manuel
NICOLÁS SALAS

Ruiz Lagos, Fundación Blas Infante y Ayuntamiento de Aracena,


1984, pp. 241-278. Felipe Cortines Murube, Un sevillano en París,
Madrid, Fortanet, 1918. José Calsada Carbó, Rincones de Sevilla, Se-
villa, Imp. Santigosa, 1914. Fr.ancisco Rodríguez Marín, Burla burlan-
do, Madrid, Tip. Revista de Archivos, 1914. Manuel Siurot, Cosas de
niños, Sevilla, Tip. de ,El Correo de Andalucía•, 1913. Luis Montoto y
Rautenstrauch, De Cervantes y Sevilla (1616-1916), Sevilla, Tip. Gi-
ronés, 1916. Idem, Florescencia, Sevilla, Tip. Gironés, 1919. José Mu-
ñoz San Román, La tierra bendita, Diputación Provincial de Sevilla,
1916. Manuel Gómez Imaz, Artículos ..., Sevilla, Imp. F. Díaz, 1912.
Manuel Chaves Nogales, Narraciones maravillosas, Madrid, Caro
Raggio Ed., 1920.
227 Nicolás Salas, Bética y el regeneracionismo andaluz, •ABC·
(Madrid), 23 noviembre 1973. Idem, Andalucía ..., o. c., pp. 14-15.
Idem, Joaquín Benjumea Burín, o. c., pp. 51-56 y 68-76. Ramón Ta-
326 mames, Regeneracionismo y 98, el próximo centenario, «Diario 16-
Gente•, 20 enero 1991, p. 6.
228 José María Izquierdo, Divagando por la ciudad de la gracia,
Sevilla, Imp. Joaquín L. Arévalo, 1914, pp. 380-390. Jacobo Cortines
Torres, o. c., pp. 24-25. Joaquín Romero Murube,josé María Izquier-
do y Sevilla, Sevilla, Imp. Municipal, 1934, pp. 63-64. Nicolás Salas, El
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Moscú sevillano, o. c., p. 42. (En 1986, la Fundación Blas Infante edi-
tó un libro homenaje a José María Izquierdo, con motivo del cente-
nario de su muerte). Alfonso Braojos Garrido, María Parias Sáinz de
Rozas y Leandro Alvarez Rey, o. c., pp. 212-226. (En 1923, el Ateneo
de Sevilla publicó las obras completas de José María Izquierdo, im-
presas en la Tipografía de Zarzuela, en cinco tomos). Julio Manuel
de la Rosa, Antología de textos andaluces, •ABC•, 16 octubre 1983 al
7 octubre 1984 (Serial fundamental sobre los principales personajes
de la época estudiada: Rafael Cansino Asséns, José López Pinillo
«Parmeno•, José Más, José María Izquierdo, José Andrés Vázquez,
Alejandro Callantes de Terán, Blas Infante, José Nogales, Luis
Montoto, José Laguillo, Miguel Romero Martínez, Manuel Chaves
Nogales, etc.)

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TOMO
I 229 Jacobo Cortines Torres, o. c., pp. 25-27, 56-57 y 59-60. Do-
mingo Pérez González, Memoria del Ateneo 1916-1917, Sevilla, Imp.
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

La Exposición, 1917, pp. 8-9. Francisco de las Barras de Aragón,


Apuntes para una descripción geológica-minera de la provincia de
Sevilla, 1899. Idem, Andalucía como región natural, 1916. Idem,
Historia natural de Andalucía, 1918. Idem, Ciencia natural y botá-
nica andaluza, 1919. Jean Sermet, La España del Sur, Barcelona, Ed.
Juventud, 1956. José Ramón Jiménez Benítez, La sociología andalu-
NICOLÁS SALAS

cista de Alejandro Guichot, Sevilla, Fundación Bias Infante, 1990, pp.


323-408 (Obra fundamental, única en su género, que recupera a uno
de los personajes más importantes del siglo XX sevillano, junto a su
entorno sociológico; obra justamente galardonada con los premios
Monte de Piedad de Córdoba, Ciudad de Sevilla, Focus y Memorial
Bias Infante). Felipe Cortines Murube (Entre sus obras más represen-
tativas publicadas durante las dos primeras décadas del siglo XX,
destacan •Elogio de Sevilla•, •De Andalucía,, ·El poema de los toros• y
«Nuevas rimas»)
230 Bias Infante Pérez, Ideal andaluz (Varios estudios acerca
del Renacimiento de Andalucía, Sevilla, Imp. Joaquín L. Arévalo,
1915 (Bias Infante moriría asesinado en la madrugada del día 11 de
agosto de 1936, víctima de la guerra civil). Del «Ideal Andaluz• se pu-
blicaron dos nuevas ediciones, una en 1976 y otra en 1982. La prime-
ra incluía un breve prólogo de Enrique Tierno Galván y un estudio
de Juan Antonio Lacomba, de gran interés ambos textos, pero espe-
327
cialmente el del profesor Lacomba, al exponer en síntesis muy cuida-
da la trayectoria histórica del regionalismo andaluz, desde el siglo
XIX hasta la ruptura del Treinta y seis. El primer libro fue editado por
Tucar, Guadalajara, 1976, y el segundo por la Consejería de Cultura
de la Junta de Andalucía, 1982. Jacobo Cortines Torres, O.e, 27-30 y
60. Entre las obras de Manuel Ruiz Lago, todas ellas fundamentales,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

cabe destacar en relación directa con Bias Infante, las siguientes: Co-
mentarios al manifiesto andalucista de Córdoba de 1919, Tesis y
claves del andalucismo histórico, Antología de textos de Bias Infante,
Fundamentos de Andalucía ... (Sobre el tema volveremos en la déca-
da de los años setenta, recogiendo las aportaciones de otros auto-
res). Además del •Ideal Andaluz», Bias Infante escribió varias obras
de creación y sociología, entre ellas, las siguientes: Cuentos de ani-
males, Sevilla, Centro Andaluz, 1921, obra reeditada por la Funda-
ción Bias Infante en 1984, con prólogo de Manuel Ruiz Lagos y
epílogo de Fernando González Lucini; La Dictadura Pedagógica, Se-
villa, Biblioteca Avante, 1921, obra también reeditada por la Funda-
ción Bias Infante en 1989, con prólogo de José María de los Santos
López; Motamid, último Rey de Sevilla (Teatro), Sevilla, 1920, obra

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TOMO
I reeditada por la Fundación Bias Infante en 1983, con prólogo de Ma-
nuel Ruiz Lago; Orígenes de lo flamenco y secreto del cante jondo,
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

1929-1933, obra inédita hasta su publicación por la Consejería de


Cultura de la Junta de Andalucía, en 1980; La verdad sobre el complot
de Tablada y el Estado Libre de Andalucía, Granada, Aljibe, 1979, (3ª
Edición)(l ª Edición, 1931, Junta Liberalista de Andalucía). Manuel
Ruiz Lagos (Introducción y notas), Bias Infante: antología de textos,
Sevilla, Fundación Bias Infante, 1983 (Obra fundamental). Idem, Mo-
NICOLÁS SALAS

tamid, del tópico a la utopía, Rev. «Espacio y Tiempo» de la Sección


de Ciencias Humanas de la Escuela Universitaria de Magisterio de Se-
villa, número 1, 1987. Alfonso Braojos, La opinión política ante el
mensaje electoral: El Ideal Andaluz, hoy, Cuaderno de Comunica-
ción número 3 de la Facultad de Ciencias de la Información de la
Universidad de Sevilla, 1990. Juan Antonio Lacomba, Bias Infante, la
forja de un ideal andaluz, Sevilla, Fundación Bias Infante, 1983. Jo-
sé Luis Ortiz de Lanzagorta, Bias Infante, vida y muerte de un hom-
bre andaluz, Sevilla, Grafitálica, 1979. Enrique Iniesta y otros
autores, El siglo de Bias Infante, 1883-1981. Alegato frente a una
ocultación, Sevilla, Biblioteca de Ediciones Andaluzas, 1981. Bias In-
fante, Fundamentos de Andalucía, edición y estudio de Manuel Ruiz
Lago, obra inédita fechada entre 1930-1936, Sevilla, Fundación Bias
Infante, 1984. Fernando Repiso, Símbolos y derechos andaluces,
contiene el texto del Estatuto ganado por los andaluces el 28 de fe-
brero de 1980, Sevilla, Grafitálica, 1980. Manuel Barrios, La bandera
328 andaluza, «ABC·,5 mayo 1987.
231 La bandera andaluza, adoptada oficialmente en tiempos de
la República, ondeó en el balcón principal de la Diputación hasta ju-
lio de 1936, pocos días después del comienzo de la guerra civil. Fue
repuesta en la primavera de 1975, en la XV Feria de Muestras Iberoa-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

mericana, a propuesta de Nicolás Salas, que la recuperó del olvido


gracias, entre otros veteranos políticos sevillanos, a Alfonso Lasso de
la Vega y Jiménez Placer. Apoyaron la propuesta y autorizaron que
fuera izada la bandera, los entonces presidente y secretario general
del certamen, José Jesús García Díaz y Miguel Sánchez Montes de
Oca, respectivamente. (Mi documentación sobre el regionalismo an-
daluz, recogida durante los años sesenta y setenta, y más concreta-
mente sobre la excepcional figura humana de Bias Infante y los
acuerdos sobre la bandera, himno y escudo, fue fruto de la generosi-
dad de veteranos andalucistas, como Juan Alvarez Ossorio y Barrau
--que me facilitó incluso una copia de su libro inédito «ElIdeal An-
daluz y Bias Infante,~, Emilio Lemas Ortega -incansable y noble
seguidor georgista-, Alfonso Lasso de la Vega y Jiménez Placer -el
torrente de humanidades que Sevilla no quiso aprovechar-y el ma-

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I lagueño Salvador Martín Martín, heredero del amor de su padre por
la tierra andaluza. El escudo de Andalucía estuvo siempre y sigue es-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

tando, en la portada de la casa de Blas Infante, cerca de Caria del


Río, conocida por el ,Santuario Andaluz•, de nombre Villa Alegría,
donde residen una de sus hijas y sus nietos).
232 Jacobo Cortines Torres, o. c., encarte frente a p. 33.
233 Jacobo Cortines Torres, o. c., pp. 14-64; índice bibliográfico
NICOLÁS SALAS

de los números de ,Bética• 1al 75, pp. 67-240. La bibliografía andalu-


cista ha pasado, en pocos años, del cero casi al infinito, al hilo de la
autonomía y los acontecimientos relacionados con el primer Día de
Andalucía ( 4 diciembre 1977) y el referéndum autonómico (28 de fe-
brero de 1980). En la década de los años setenta y siguientes, se in-
cluirán las principales aportaciones bibliográficas. Entre las obras
relacionadas con los 1ntecedentes andalucistas, son de cita obligada
las siguientes: Juan Antonio Lacomba Abellán, Regionalismo y auto-
nomía en la Andalucía contemporánea (1835-1936), Granada, Caja
de Ahorros, 1988. José Acosta Sánchez, La Constitución de Anteque-
ra (Estudio teórico-crítico). Democracia, Federalismo y Andalucis-
mo, Sevilla, Fundación Bias Infante, 1983. Manuel Ruiz Lagos, El
Andalucismo militante, Jerez de la Frontera, Centro de Estudios His-
tóricos Jerezanos, 1979. José Luis García Delgado, Pascual Carrión:
el Andalucismo y la cuestión latifundista, ponencia en el I Congreso
sobre el Andalucismo Histórico, Antequera, 1983. Leandro Alvarez
329
Rey, El Andalucismo en Sevilla durante la Dictadura de Primo de
Rivera, ponencia en el II Congreso sobre el Andalucismo Histórico,
1986.
234 José María Izquierdo, Memoria del Ateneo (1915-1916), Se-
villa, Imp. La Exposición, 1917, pp. V-XII y 39-59. Domingo Pérez
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

González, Memoria del Ateneo (1916-1917), o. c., pp. 4-5.


235 Ateneo de Sevilla, A/bum ceroantino, Sevilla, Imp. de Juan
Pérez Gironés, 1917 (Dedicado a Catalina Domínguez y Pérez de
Vargas, reina de los Juegos Florales, incluye trabajos de José Monge
y Berna!, Blanca de los Ríos, José Gómez Ocaña, Manuel Siurot,
Adolfo RodríguezJurado,Joaquín Hazañas y la Rúa, Francisco Rodrí-
guez Marín, Luis Montoto y otros). José María Izquierdo, Memoria
de/Ateneo (1915-1916), o. c., pp. 3-38.
236 Alejandro Guichot y Sierra, Una pinacoteca sevillana (Co-
lección de cuadros infantiles escolares y callejeros; datos de la vida y
de la sociología hispalense, Sevilla, Imp. de Hijos de Guillermo Alva-
rez, 1922, pp. 56-57. (Hay un error en la descripción de Guichot res-

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I pecto al orden y personas que encarnaron a los Reyes Magos, pues
con fecha posterior se confirmó que uno de los reyes previstos no
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

quiso salir al final, por miedo a montarse en uno de los camellos.


Oficialmente, Melchor fue encarnado por Jesús Bravo Ferrer, Gaspar
por José María Izquierdo y Martínez, y Baltasar, el rey negro, por un
empleado de color del teatro Lloréns, buscado en los últimos mo-
mentos y cuyo nombre no pudo conocerse). José Muñoz San Ro-
mán, Una vez fuimos Rey Mago en Sevilla, «Blanco y Negro•, 14
NICOLÁS SALAS

enero 1934. Idem, El primer Rey negro, «ABC»,2 enero 1943. José An-
drés Vázquez, Sevilla y los niños: de cómo se hizo realidad una bella
ilusión (Historia de la creación de la cabalgata del Ateneo de Sevi-
lla), «Blanco y Negro•, 8 enero 1933.
237 Alejandro Guichot y Sierra, o. c., pp. 18-39, 83-91 y 101-111.
238 Enrique Sánchez Pedrote, informe de su archivo. Idem, Tu-
rina y Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, B.T.S. número 22, 1982.
Idem, Apuntes para una historia musical de Sevilla, Monte de Pie-
dad de Sevillla, 1983. (Por esos años, según Rafael Carretero Flores,
profesor secretario de la Banda Municipal en 1975, se constituyó el
primer conjunto musical del Hogar de San Fernando, llamado popu-
larmente «Banda de la sopa» y cuyas actuaciones en bodas y bauti-
zos, cruces de mayo y los días de corridas de toros a la llegada de los
diestros triunfantes, serían notas costumbristas durante muchos
años).
330
239 José María de Mena, Historia del Conservatorio Superior de
Música y Escuela de Arte Dramático de Sevilla, Madrid, Ed. Alpuerto,
1984, pp. 20-21. Vicente Gómez Zarzuela, Guía de Sevilla, o. c.,
1899, pp. 226, 230, 259, 273 y 274; 1905, p. LIX; 1910, pp. 568 (Or-
feón Sevillano), y 746; 1915, pp. 235, 240, 516, 537 y 688; 1921, pp.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

314,319,557 y 1250.
240 Manuel Machado, Prosa, o. c., pp. LIX-LXI.Idem, Antología,
Esplugas de Llobregat (Barcelona), Plaza y Janés Ed., 1974, pp. 294-
295. Antonio Machado, Poesías, o. c., pp. 86-191. María del Pilar Már-
quez González, Alejandro Callantes de Terán ..., o. c., pp. 261-262.
Leopoldo de Luis, Ensayos sobre poetas andaluces del siglo XX, Sevi-
lla, Biblioteca Cultural Andaluza, 1986.
241 José Maria Barrera López, El ultraísmo de Sevilla, Sevilla,
Ediciones Alfhar, 1987, dos tomos. Juan Ramón García Cué, Aproxi-
mación al estudio del krausismo andaluz, Madrid, Tecnos, 1985, pp.
93-115. José María Pemán, La comedia de Sevilla (Comentario sobre
el historial cultural sevillano), «ABC·,26 mayo 1943. Daniele Musac-

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TOMO
I chio, La revista Mediodía de Sevilla, Universidad de Sevilla, 1980
(Obra fundamental). Juan Callantes de Terán, Sevilla y la Vanguar-
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX

dia Literaria de Europa, «ABC•,4 marzo 1977. José Andrés Vázquez,


Zamacois y Sevilla, «ABC•,14 abril 1951; Idem, Filosofía en losjardi-
nes del Alcázar(Eugenio D'Ors), •ABC»,21 agosto 1951; Idem, Resu-
rrección de la Ciudad de la Gracia (José María Izquierdo), «El
Liberal», 6 abril 1934. Luis Claudia Mariani, Sevilla en la literatura ex-
tranjera, «ABC•, 2 noviembre 1941. Víctor Pérez Escolano, Aníbal
NICOLÁS SALAS

González, o. c., pp. 39-45 y 149-155. Alberto Villar Movellán, Arqui-


tectura del modernismo en Sevilla, o. c., pp. 156-159. Idem, Arqui-
tectura del regionalismo en Sevilla, o. c., p. 570 (amplia referencia
bibliográfica). Francisco Narbona, Aníbal González, «ABC•,29 abril
1985 (Relaciones con la Exposición de 1929). María José Carmona, El
monumento a Bécquer y Aníbal González, «ABC»,31 mayo 1988.
242 Serafín y Joaquín Alvarez Quintero, Obras completas, o. c.,
pp. 10069-10071. Julio Martínez de Velasco, informe de su archivo.
Mario Méndez Bejarano, o. c., pp. 410-411. «Bética• número 33, Ho-
menaje a los Quintero.
243 Asociación de la Prensa, archivo. Testimonios orales de Ar-
turo Otero, Antonio de los Santos y Pedro Caracuel. Vicente Gómez
Zarzuela, Guía de Sevilla, 1910, pp. 563 y 1235 (En 1909 se fundaron
dos Asociaciones, una en enero y otra en diciembre). Alfonso Brao-
jos Garrido y Manuel Toribio Matías, Guía de la Hemeroteca de Sevi-
331
lla, Ayuntamiento de Sevilla, 1990, pp. 44, 66, 75, 85, 93, 97, 107 y
117. Enciclopedia de Andalucía, o. c., pp. 1245-1246 (tomo III), 2757
(tomo VI). Julio Manuel de la Rosa, José Laguillo Bonilla (1870-
1959), Biografía y selección de textos, ·ABC», 12 febrero 1984. José
Laguillo Bonilla, Memorias: veintisiete años en la Dirección de «ElLi-
beral» de Sevilla 0909~1936), estudio y notas de Alfonso Braojos,
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Universidad de Sevilla, 1979. José Andrés Vázquez, Artículos, selec-


ción y prólogo de Mafuel Ruiz Lagos, Jerez de la Frontera, Gráficas
del Exportador, 1984 (Obra fundamental). Alfonso Braojos (Anexos
a la ,Historia de la Prensa sevillana, de Manuel Chaves Rey), «ABC·,7
y 8 julio 1981.

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I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX
NICOLÁS SALAS

BIOGRAFÍA
NICOLÁS SALAS
(Valencia, 1933), periodista y escritor, ha
publicado en la Colección de Bolsillo tres
obras: “Sevilla, complot del silencio” (n.º 28)
y “Sevilla, crónicas del siglo XX” (n.º 52) y
“El Moscú sevillano” (n.º 109). Autor de va-
332
rios ensayos, novelas y biografías, tiene los
premios “Ciudad de Sevilla” (1974) y “Ateneo de Sevilla”
(1986), en ensayo y novela; “Luca de Tena” (1980) y “Conti-
nente” (1991), en periodismo, y otros premios y distinciones
literarios y periodísticos.
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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I
SEVILLA: CRÓNICAS DEL SIGLO XX
NICOLÁS SALAS

RESEÑA
La segunda edición de “Sevilla: crónicas del siglo XX”, en
cinco tomos, supone la actualización hasta 1990 de la edi-
ción publicada por la Colección de Bolsillo, en 1976, ade-
más de reescribir el texto inicial para enriquecerlo con nue-
vos datos y actualizar la bibliografía.
En este recorrido por el siglo XX sevillano, escrito con pers-
pectiva y estilo periodísticos, como unos modernos anales,
333
de fácil lectura y consulta, se ofrecen unas crónicas del pa-
sado más colectiva sometida a la vorágine informativa de
nuestra época.
El contenido de los cinco tomos, es el siguiente: Tomo I.
1895-1010: La Herencia del siglo XX. 1911-1920: Renaci-
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

miento. Tomo II. 1921-1930: Sevilla tuvo su oportunidad.


1931-1940: Antes y después de 1936. Tomo III. 1940-1950:
Sevilla no supo ganar la guerra. 1951-1960: Sevilla es sueño.
Tomo IV. 1961-1976: Los años decisivos. 1976-1990: Sevi-
lla, siglo XXI. Tomo V. Apéndices.

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Editorial Universidad de Sevilla

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